Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
¿Cómo se llama a la parte de la planta que está enterrada? Estaréis pensando que es la
raíz ¿no? Pues somos muchos los que denominamos a esta parte concreta "micorriza".
En La Ciencia de Amara, hemos hablado varias veces de micorrizas, pero nunca os las
he presentado.
La inmensa mayoría de las plantas (un 95%) que crecen sobre la corteza terrestre viven
asociadas en forma de simbiosis, normalmente mutualista, con ciertos hongos del suelo
constituyendo las llamadas “micorrizas”, término que deriva del griego mykos (hongo) y
rhizos (raíz). Esta simbiosis está tan extendida que comúnmente se dice que las plantas
no tienen raíces sino micorrizas. ¿Qué es una simbiosis? En el sentido estricto del
término, sería una forma de interacción biológica que hace referencia a la relación
estrecha y persistente entre organismos de distintas especies. Sin embargo, aunque
asociamos normalmente a que una relación simbiótica es beneficiosa para ambos
organismos, también puede no serlo.
Tipos de simbiosis: (1) Comensalismo, relación donde no hay beneficio ni perjuicio. (2)
Parasitismo,uno de ellos se beneficia perjudicando al otro. (3) Mutualismo, donde el
beneficio es mutuo.
El pez payaso obtiene protección frente a depredadores (no toquéis una anémona) y usa
como despensa alimenticia a la anémona, que a su vez obtiene alimento y protección
frente a otros peces comedores de anémonas debido al carácter de territorialidad de los
peces payaso.
Fuente de la imagen] http://bit.ly/ZeNgpF
Volviendo a la simbiosis que hoy os presento, sólo en unas pocas familias botánicas
(fundamentalmente crucíferas y quenopodiáceas) hay especies que no forman
micorrizas… o dicho de otro modo, algunas plantas pueden vivir sin micorrizas, pero el
hongo es un simbionte OBLIGADO que no puede vivir sin estar asociado a una
planta. Como veis, es una interacción íntima entre un hongo y la raíz de una planta.
El caso es que aunque a muchas personas no les suene este tipo de simbiosis, lo cierto
es que no es nada nueva. El término de “micorriza” fue empleado por primera vez por
Albert Berhhard Frank en 1885. Las plantas y sus micorrizas tienen una historia
evolutiva común ya que los registros fósiles de plantas más antiguos que se conocen
presentan en sus primitivas raíces unas estructuras similares a las de las actuales
micorrizas.
En la fila de arriba se muestran distintas estructuras del fósil Rhynie del hongo de hace
370 millones de años
(Ordovicico). En la fila inferior, imágenes de las mismas estructuras de un hongo
actual.
Se presupone que en aquel momento, establecieron relaciones con los ancestros de los
primitivos briófitos. La razón sobre la que se fundamenta tal aseveración es obvia: las
micorrizas conferirían a las primitivas plantas una capacidad inusitada para establecerse
y captar nutrientes y agua en un medio tan hostil. La biología molecular, una vez más,
ha sido la encargada de confirmar la datación, filogenia y evolución de estos hongos y
su asociación con las plantas.
(a) Las ectomicorrizas, más conocidas por la mayoría de vosotros ya que son las que
conocemos como setas y trufas. Hablé de las trufas aquí. Se caracterizan porque no
colonizan la raíz intracelularmente sino que forman un manto externo y por eso
también se le llaman micorrizas formadoras de manto.
(b) El otro grupo, menos conocido y no por ello menos importante, son las
endomicorrizas. Más del 80% de las especies de plantas, entre ellas las de interés
agronómico y las características del matorral mediterráneo, forman las endomicorrizas
llamadas “micorrizas arbusculares” (MA). Como su nombre indica, colonizan
intracelularmente la raíz y son microscópicas.
Parece que la función básica de esta simbiosis es adquirir del suelo y transferir a la
planta nutrientes minerales (fundamentalmente fosfato, amonio) y agua. Todo ello a
cambio de carbono que el hongo es incapaz de sintetizar por sí mismo y que lo recibe
gracias a la fotosíntesis de las plantas. Se ha demostrado que algunos árboles como los
pinos, son incapaces de sobrevivir más de dos años si no están micorrizados y otras
especies como las orquídeas ni siquiera podrían subsistir si no estuvieran colonizadas
por ellos. Sin embargo, esta simbiosis representa muchísimo más que un
“simple” intercambio de nutrientes, y es aquí es donde empieza el interés para la
biotecnología, ecología, medio ambiente y todas las áreas de la ciencia preocupadas por
mantener la diversidad y la salud en el ecosistema.
Beneficios ecológicos que aportan las micorrizas a las plantas.
Además del micelio, una proteína insoluble en agua producida por el hongo, la
glomalina, tiene un color típico café-rojizo y está implicada en la formación de
agregados del suelo. Tanto el micelio como la glomalina conducen a incrementar la
estabilidad y calidad del suelo.
El fosfato, que es un nutriente esencial para la planta, es uno de los tres principales
nutrientes que se aplican en agricultura. Las fuentes de fosfato de roca son limitadas y
se calcula que desaparecerán en 100 años. El exceso de aplicación de P es una
importante causa de eutrofización del agua, es decir, de un enriquecimiento de este
nutriente, lo que podría originar un crecimiento masivo de organismos como algas,
alterando por tanto la estabilidad del ecosistema.
Tenemos que tener en cuenta que sólo un porcentaje muy bajo (entre 0,1-0,3 partes por
millón) se encuentra realmente en solución, plenamente disponible para plantas y
microorganismos. Como ya hemos mencionado, otra de las ventajas del gran desarrollo
del micelio fúngico es aumentar en varios órdenes de magnitud el volumen de suelo que
puede ser explorado por la planta. Se estima que una reducción del 80% de fertilizante
rico en P se puede sustituir por la inoculación con hongos MA. Evidentemente, esta
reducción del uso de fertilizante tendría un importante impacto económico y ambiental.
Principalmente sequía, salinidad y metales pesados son los estreses abióticos que más
afectan a nuestros cultivos españoles. Pero no son los únicos. También entran en juego
el frío, el calor, el pH, el viento y un sin fin de situaciones ambientales a las que las
plantas, por su condición de organismos sésiles no pueden escapar.
Los hongos MA son unos aliados importantísimos en este campo. Les proporcionan
estrategias bioquímicas, fisiológicas y moleculares para evitar y paliar los efectos
originados por estos estreses que cada año causan pérdidas astronómicas.
Ojo al dato. En el año 2025, habrán desaparecido dos tercios de la tierra cultivable en
África, un tercio en Asia y una quinta parte en América del Sur y la superficie cultivable
por habitante también se disminuirá a 0.15 ha en 2050. En USA y España, un tercio está
en vías de desertificación. ¿No os parece inquietante? La población mundial sigue
creciendo, superamos los 7000 millones y comer es una "mala" costumbre que nos
acompaña cada día…. Según la FAO, 925 millones de personas están sufriendo hambre
crónica. Inquietante.
Desde el punto de vista ecológico, una de las líneas de investigación que se lleva a cabo
es manipular aislados autóctonos de hongos MA de zonas áridas para la revegetación de
zonas degradadas en ecosistemas mediterráneos. Por poner un ejemplo, una cepa de
hongo tolerante a la sequía (aislada de una zona afectada por sequía severa) asociada
con una bacteria nativa presente también en el suelo, es capaz de reducir en un 42% los
requerimientos de agua para la producción de Retama sphaerocarpa. A simple vista, es
evidente la mejora que proporciona el hongo sobre la parte aérea y por tanto la biomasa
de la planta en condiciones de sequía y salinidad.
Izquierda: plantas de maíz sometidas a estrés por salinidad. Derecha: plantas de tomate
sometidas a estrés hídrico. En ambos casos, Control no lleva hongo y MA sí.
Igual ocurre con el estrés salino, y los cultivos de olivos en España o los de palma del
norte de África. Son innumerables los estudios que demuestran el papel protector de
estos pequeños organismos frente a una gran variedad de condiciones salinas. El
mecanismo que utilizan es complejo pero podemos decir que lo consiguen aumentando
la captación de agua y nutrientes, el intercambio gaseoso, la transpiración y
conductancia estomática, el balance iónico y hormonal, y ajustando el balance osmótico
y composición de carbohidratos como la prolina que tiene un papel fundamental.
Además ponen en marcha una serie de mecanismos bioquímicos que implican la
activación de un pool de enzimas antioxidantes y moleculares que abarca la inducción
de genes como aquaporinas, proteínas LEA (Late embriogénesis abundant), canales de
transporte, etc.
Hay plantas que de forma natural hiper-acumulan ciertos metales. Pues bien, estas
especies vegetales junto con las MA que contengan o aquellas más eficientes a tal fin, se
están utilizando como estrategias de fitorremediación…. o de micorrizoremediación.
Este efecto es atribuido a la quitina, compuesto esencial que forma parte de la pared
celular del hongo y que posee la capacidad de unir metales. También recientemente, se
ha visto que la glomalina anteriormente mencionada puede quelar metales,
disminuyendo así la disponibilidad de estos para las plantas. Se propone otro
mecanismo consistente en la dilución de la concentración de metales en los tejidos de la
planta mediante un mayor crecimiento de la parte aérea.
Me entran picores de imaginar una cola de pulgones subiéndome por la pierna o una
procesionaria recorriéndome la espalda… ¿os imagináis? Pues no creo que a las plantas
tampoco le haga ninguna gracia. Yo me sacudiría, podría echar a correr si las viera
venir y hasta gritar pidiendo ayuda. Ellas no.
Nota: Debo hacer un inciso. Dentro de poco os traeré alguna novedad sobre este tema.
Sin embargo, diversos modelos de estudio han sugerido la posibilidad de una protección
a nivel sistémico. Además, se ha apuntado a la posible existencia de fenómenos de
priming (potenciación de las defensas), por el que las plantas podrían estar en un
“estado de alerta” que les permitiera reaccionar de manera más eficaz a la presencia del
patógeno e incluso avisarse entre ellas. Algo así como ¡Ehhh compañera, se acera una
procesonaria por el sur! Estos procesos de priming inducidos por la MA podrían ser
eficaces frente a patógenos foliares necrótrofos o hemibiotrofos e insectos masticadores,
aunque no frente a biotrofos y otros tipos de insectos más especializados.
A pesar de lo que pueda parecer, esta resistencia inducida de carácter sistémico conlleva
costes mínimos en la productividad de la planta comparados con una activación directa
de las defensas.
El estudio de las micorrizas comenzó por ser de tipo fisiológico (efectos sobre la
nutrición vegetal), luego molecular (tratando de dilucidad los aspectos de la protección
que confieren) y cómo no, ecológico (presencia de micorrizas en plantas de interés
agronómico, pratense y forestal). Posteriormente, se han iniciado aislamientos y
caracterización de hongos MA asociados tanto a cultivos de interés como a plantas de la
sucesión natural, en las que últimamente se han incluido especies de la flora amenazada
y/o endémica, propias de los ecosistemas ibéricos (Sierra Nevada, por poner un
ejemplo… y barrer para casa).
En lo que atañe a ensayos de campo con hongos MA, se han desarrollado experimentos
con leguminosas, tomate, calabaza, espárrago y otros hortícolas, pero los aportes más
significativos son los referentes a la micorrización de frutales y de plantas de interés en
el matorral arbustivo mediterráneo. Como frutales de interés, se ha centrado en olivo,
cítrico, vid, frutales de hueso y en cultivos tropicales (aguacate, chirimoyo, piña,
platanera, papaya, etc). En cuanto a plantas de interés en ecosistemas naturales
(incluyendo aromáticas, medicinales, melíferas etc) cabe destacar los estudios con
Retama sphaerocarpa, Genista cinerea, Rosmarinus officinalis, Lavandula latifolia,
Genista umbellata, Thymus zigys, Pistacia lentiscos etc
Teniendo en cuenta lo que hemos visto hasta ahora, parece que las investigaciones
encaminadas en la biotecnología se podrían centrar en la aplicación de estos hongos en
la agricultura y en la recuperación de ecosistemas degradados y flora amenazada, en
interacción con la industria viverista, en gestión ambiental y en programas de control de
enfermedades y plagas en cultivos.
Por lo pronto, las macetas de mi casa ven el agua cuando me acuerdo y sí,… pensándolo
bien, es una ventaja poderme ir de vacaciones y ¡¡no regarlas!!
Más info:
De Bary, H.A. (2008) Die Erscheinung der Symbiose "Till death do us part": coming to
terms with symbiotic relationships. Nature Reviews Microbiology 6, 721-724
Kirk, P.M., P.F. Cannon, J.C. David & J. Stalpers (2001) Ainsworth and Bisby’s
Dictionary of the Fungi. 9th ed. CAB International, Wallingford, UK
Wang, B.; Qiu, Y.L. (2006) Phylogenetic distribution and evolution of mycorrhizas in
land plants. Mycorrhiza 16 (5): pp. 299–363.