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ALEGATO PEDAGÓGICO
BASES PEDAGÓGICO-POLÍTICO-JURÍDICAS
DE UNA PETICIÓN DE JUSTICIA
MENDOZA
PALABRAS PRELIMINARES
Marzo de 1959
FLORENCIA FOSSATTI
Mendoza, octubre de 1958
Al Señor
Director General de Escuelas,
Profesor D. Osvaldo Silvio Borghi
Presente
Florencia Fossatti gran educadora y luchadora mendocina fue separada de su cargo de profesora
en 1936, por el gobierno conservador. Eran épocas de auge nazi-fascista y Florencia Fossatti fue
víctiima por haber implantado sistema democráticos de enseñanza.
Asumió la defensa de Florencia Fossatti, que por sus dotes y sus características es una de las
figuras más estimadas de la enseánza en Mendoza, el Dr. Benito Marianetti, que era diputado en
aquel entonces; los radicales se sumaron también a dicha defensa.
Ahora cuando han pasado más de 20 años sin que se hiciera justicia, Florencia Fossatti apoyada
por numerosos sectores, presentó un pedido de reincorporación a las tareas del magisterio,
siendo atacada por algunos maestros clericales.
“La Hora”, que ya ha informado sobre este asunto, publica ahora íntegra la contestación de la
digna educadora a los maestros clericales que se oponen a su reincorporación.
Declaración del Sindicato del Magisterio publicada en “Los Andes” del 15 de enero de 1959,
bajo el título de “Apoya el Sindicato del Magisterio la reposición de una docente”.
“El Sindicato del Magisterio de Mendoza hizo pública una resolución, vinculada al pedido de
reincorporación a su cargo formulado por la Señorita Florencia Fossatti. Después de señalar que
la solicitud se tramita desde octubre de 1958 y de conformidad a las disposiciones de la ley 2476
(Estatuto del Docente), expresa que la posición del sindicato es la de apoyar la plena vigencia de
esta ley, y por ello resuelve:”
“1º) Reiterar su firme desición de sostener y exigir el cumplimiento de la ley 2476, sin restricciones
ni reservas repugnantes a la justicia democrática, cual sería la disciminación política
2º) Dirigirse al Director Generral de Escuelas en el sentido de peticionar por la pronta y justa
resolución de derecho al pedido de reposición interrumpido por la Señorita Florencia Fossatti.”
Un hecho que atañe a los fundamentos de la cultura popular oblíganos a esta presentación. Nos
referimos a la campaña de desprestigio público que aparece dirigida personalmente contra una
intelectual, la Señorita Florencia Fossatti, pero que en realidad apunta a la libertad de
pensamiento y a la escuela democrática, principio e institución que los intelectuales tenemos la
obligación de defender porque en ellos se cimenta nuestra labor social.
Una maestra que exibe en su foja veinte años de servicios distinguidos, tanto que figuran ya en la
historia educacional argentina, solicita un mínimo de justicia. Pide que le sea levantada la inicua
exoneración que se prolonga hace veintidós años, lo pide una vez más, segura de que la justicia
existe.
Pero también hoy como ayer trabajan con renovada saña los mismos sectores que le hicieron
víctima, y a quienes si no se les puede exigir el reconocimiento de los altos valores humanos del
arte y la ciencia, por lo menos se les debe reclamar el cumplimiento de cristianos preceptos de
bien.
Un poco de historia para ubicar los hechos y aclarar posiciones. Hace veinticinco años el
magisterio mendocino se colocaba a la cabeza de un movimiento renovador de la escuela activa
que había tenido su origen vernáculo en la labor de Carlos N. Vergara. A Florencia Fossatti le tocó
dirigir ese movimiento. En la misma época aparece la política del fraude y toma cuerpo la reacción
contra la escuela sarmientina: laica y popular.
Para ambas tendencias, que luego se sincronizan, la escuela nueva era un serio obstáculo debido
a la clara y firme orientación democrática que la inspiraba. Y “los tribunales infantiles” aparecieron
como lo más peligroso en esa reforma porque en ellos los niños iniciaban el aprendizaje efectivo
para la defensa de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones de un ciudadano libre. Y se
urdió un sumario, no contra una directora y los maestros que la acompañaban sino en oposición al
espíritu mismo del movimiento renovador, democrático y laico, de la escuela pública de entonces.
¿Quiénes fueron, Señor Director General, los autores de este atentado contra la cultura del
pueblo? Los políticos del fraude. ¿Quiénes sus cómplices? Los mismos que hoy pretenden
reiniciar una campaña de desprestigio personal, cuando su principal víctima (porque no fue la
úncia) pide justicia.
No hay pues, que llamarse a engaño. Esta es una campaña de nítida factura política. Por tanto no
entraremos en la réplica de manida argumentación ya sufientemente desvirtuada en su época.
Preferimos enunciar directamente los verdaderos motivos y ejemplificarlos por medio de
paralelismos históricos que mostrarán su verdadera naturaleza.
Florencia Fossatti fue expulsada, como lo fuera Cristófono Lafinur del Colegio Santísima Trinidad,
por enseñar la última palabra científica y filosófica de su tiempo; pero se diferencia del gran
maestro puntano en que no encontró un presbítero Guiraldes que la defendiera y sólo sabe del
ataque despiadado de oscuras expresiones de la intolerancia. Florencia Fossatti fue exonerada
por la misma causa que provocó la cesantía de Carlos N. Vergara: por pretender dar al alumno un
papel más activo que al maestro en el proceso educador; pero hasta aquí se diferencia del alto
precursor y coprovinciano en que aún no ha sido reivindicada, como lo fuera aquel.
Todos estos antecedentes muestran que el asunto Florencia Fossatti tiene proyecciones
históricas. Y como tal debe resolverse. Por eso los firmantes, en nombre de las instituciones que
dirigen, solicitan se haga justicia y se lave una mancha de nuestra historia educacional; que se
reponga en su cargo, del que nunca debió ser separada, a la Señorita Florencia Fossatti.
En la seguridad de que las actuales autoridades de la Dirección General de Escuelas sabrán, una
vez más, en estas circunstancias, marcar su cuño democrático frente al de anteriores gobiernos
reaccionarios, saludamos al Director General de con nuestra consideración distinguida.
Buenos Aires 17, (U.P.I.) El Consejo Nacional de Educación ante el dictamen de la Comisión
Especial de estudios de causas políticas, resolvió reincorporar 52 docentes declarados cesantes
como consecuencias el movimiento revolucionario de setiembre de 1930. En la resolución
respectiva se expresa que dicha medida se adoptó ante las diversas solicitudes de
reincorporación de docentes dejados cesantes con posterioridad al 6 de setiembre de 1930 y
considerando, que las cesantías respondieron a causas de orden exclusivamente en la enorme
mayoría de los casos.
De “Los Andes” del 27-11-1959