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LOS QUE NO SON TRES, NI REYES NI MAGOS

Samuel Gallegos

Uno de los episodios navideños más icónico, es el que conocemos como “de los
Reyes Magos”. Probablemente, sea el más conocido, y está asociado a la llegada de
misteriosos personajes a Belén, de tierras lejanas, envueltos en sus exóticos atuendos, para
ofrecerle al niño Jesús, sus presentes de oro, incienso y mirra. El único evangelista que
narra esto es Mateo (2:1-12). Cuenta Mateo que estos personajes, llegaron de algún lugar de
Oriente, hasta Belén, donde encontraron al niño Jesús, guiados por una misteriosa estrella
que los guio por el camino. Esta historia ha tenido tal fuerza e impacto en la mentalidad
popular, que los personajes se han vuelto una presencia muy fuerte en época Navideña y
tienen su propia fecha (6 de enero), donde siguen llegando a la casa de millones de niños a
dejarles regalos. Pero ¿qué sabemos exactamente de esos Magos?
Lo primero que descubrimos al leer el relato de Mateo, es que no dice que los personajes
fueran tres, ni tampoco Reyes, ni Magos. En efecto, Mateo no dice que eran “tres”. Lo que
sí dice es que eran “unos” Magos que llegaron de Oriente (Mt 2:1), es decir, no dice el
número exacto de estos personajes. Tampoco dice que son “Reyes”, por lo que no
tendríamos que imaginarlos como monarcas de ningún lado. Lo que sí deice Mateo, es que
son μάγος. Es verdad que la pronunciación de esa palabra griega que utiliza Mateo para
hablar de los personajes es “magos”, pero esa es su pronunciación, no su significado. A
decir verdad, su significado no tiene nada que ver con la magia en el sentido actual, es
decir, no eran personas que realizaban trucos de magia. En la antigüedad se llamaba
“μάγος” (magos) a los estudiosos de las ciencias secretas, a los sabios, especialmente a los
que investigaban el curso de las estrellas en el cielo. Sí es verdad que los “magos” hacían
interpretaciones astrológicas y algunas cosas que para nosotros hoy resultarían ridículas o
mágicas, pero en realidad eran algo así como los científicos de la época. En Babilonia, se
referían a ellos con las palabras arameas (recordemos que el arameo es de origen
babilónico) ‫( ַרב־מָג‬rab mág). Así le llamaban al jefe de los magos. Cuando se trataba de los
demás estudiosos que no eran jefes, simplemente le decían ‫( מָג‬mag). De la palabra ‫מָג‬
(mag), proviene el griego μάγος” (magos), como es fácil ver. Por lo tanto, a los “Magos” de
Mateo hay que considerarlos como astrónomos-astrólogos, científicos, representantes del
saber y de la religiosidad pagana (babilónica) de aquel tiempo.

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