Pues, yo voy a seguir con la próxima doctrina que es la
redención. Y eso quiere decir que siendo esclavos al pecado, por la muerte de Cristo en la cruz, Él compró nuestra libertad. La mala noticia: éramos esclavos; la buena noticia: Él nos ha hecho libres. Y tomamos como versículo base Colosenses 1:13 y 14 que está en la hoja que tenéis, "el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado hijo, en quien tenemos redención por su sangre para el perdón de pecados." Eso explica muy bien lo que Cristo ha hecho en la redención. Pues yo busqué en el diccionario ¿qué quiere decir "redimir"? porque no es una palabra que usamos a menudo. Entonces, he encontrado muchos sinónimos: librar, liberar, libertar, recuperan rescatar, emancipan salvan comprar de nuevo, y pagar un rescate. Y con este último me hizo pensar en los secuestradores, que ves mucho por la televisión, programas de detectives, hay secuestros. Normalmente es una víctima inocente, y luego exigen un rescata para dejarlo en libertad. Pero en nuestro caso, no somos víctimas inocentes. Nosotros nos hemos entregado voluntariamente al pecado. Quizás al principio pensando que el pecado era nuestro amigo, y hemos caído en la trampa, y luego el pecado saca sus cadenas, y nos empieza a encadenar. Jesús lo dijo así: "El que hace pecado, esclavo es del pecado." Entonces, todos nos hemos entregado al pecado. Todos nos hemos esclavizado por el pecado. Y el precio de nuestro rescate es altísimo. Es altísimo porque Dios es tan santo y nuestras ofensas son tan grandes, que la única persona que podría pagar el rescate es el mismo Dios. Mira en Salmo 49 dice: "Ninguno de ellos" (hablando de nosotros como humanos) "podrá en manera alguna redimir al hermano." No podemos ofrecer a Dios, mira mis buenas obras, eso para redimir mi vida o redimir a otra persona. Eso no cuenta para nada. No vale para nada. "Porque la redención de su vida es de gran precio." Y sólo Cristo puede hacerlo. Por eso Dios, siendo tan santo, es el único que puede pagar el precio de rescate que demanda nuestra esclavitud. Y Cristo se encarnó, tomó forma de hombre para identificarse con nosotros, para representar la raza humana y poder pagar nuestro rescate en la cruz. Fue el único que podía haberlo hecho, y lo hizo. Gracias a Dios! Y por habernos comprado Cristo, le debemos la vida. En 1e Corintios 6:20 dice: "Porque habéis sido comprados por precio, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu." Él se entregó por nosotros; nosotros debemos entregarnos a Él y seguirle. Y vemos un ejemplo en al Antiguo Testamento del pueblo de Israel que eran esclavos en Egipto. Servían a un amo duro, sin misericordia. No podían librarse ellos mismos. Y Dios les dio instrucciones que era una sombra de lo que iba a hacer Cristo. Él dijo: Hay que buscar un cordero sin mancha, sacrificarla, pintar su sangre por encima de la puerta de tu casa. Y aquella noche cuando pasaba el ángel de la muerte, si vio la sangre, pasó por encima, y la gente que estaba en la casa cubierta con la sangre del cordero fue salva. Y al día siguiente Dios les guió fuera de la tierra de su esclavitud a una tierra prometida. Y eso es la sombra de lo que hizo Cristo. Él nos libra de la potestad de las tinieblas y nos traslada al reino de su amado hijo, la tierra prometida. También hay un ejemplo en el Nuevo Testamento que vemos el endemoniado gadareno, que vivía con los sepulcros, vivía en el cementerio. Se cortaba, se dañaba, nadie pudo controlarlo. Y Cristo vino a Él. Él tenía una legión de demonios. Eso es cien. Cien demonios. Era esclavo. Era esclavizado por los demonios, por la maldad. Pero Cristo le libró. Le echó fuera todos los demonios. Y la respuesta de ese hombre fue increíble. Él rogó que si podía seguir a Cristo. Él quería seguirlo y estar a su lado para siempre. Y esa es la respuesta de alguien que es libre, de querer seguir al que lo libertó, a Cristo. Entonces, estaba pensando en todo esto y cómo explicarlo a la gente. Cuando predicamos en la calle o cuando compartimos de tú a tú a alguien, ¿cómo podemos explicar esto? Y el problema es que nosotros sabemos que éramos esclavos, éramos esclavizados al pecado, pero la gente en la calle no lo reconoce. Ellos piensan que son libres. Ellos piensan que pueden hacer lo que quieran. Ellos piensan que no están esclavizados, que no son esclavos. Así que es nuestro deben como predicadores, de levantar ese gran espejo que es la ley de Dios, los diez mandamientos de Dios, para que la gente pueda verse reflejada en ese espejo y puedan ver su pecado, puedan ver sus cadenas. Entonces, por eso usamos ejemplos de la ley, como hemos infringido la ley de Dios, sus mandamientos, y el Espíritu Santo convence de pecado, de justicia, y del juicio. Y una de las cosas que siempre podemos usar son las cadenas. Y podemos empezar con una historia acerca de la esclavitud, y decir, pues la esclavitud es una parte muy vergonzosa de nuestra historia. Y hoy día es impensable ser dueño de otra persona a causa del color de su piel. Sin embargo, aún hay muchos esclavos entre nosotros, esclavos del pecado. Porque cada vez que escondemos lo que hemos hecho, o no somos completamente honestos de quiénes somos, llevamos una doble vida, nos estamos encadenando más y más al engaño y a la mentira. O cuando alguien te hace mucho daño y no quieres perdonar y usas tus palabras para criticar a esa persona, o incluso te gozas cuando ves que esa persona falla en algo, te estás esclavizando más y más al odio y la falta de perdón. O cuando estás en internet y pinchas la página de pornografía y te entregas a esos deseos y fantasías o tienes relaciones sexuales con alguien que no es tu esposo o esposa, te estás encadenando más y más a la lujuria y la inmoralidad. Y el problema no es solamente vivir encadenado en esta vida, sino el otro lado de estas cadenas está atado al infierno, y un día te va a tirar a una eternidad lejos de Dios. Y tú no puedes romper tus cadenas. Entonces, solamente hay una esperanza. Cristo vino, subió a esa cruz, y Él tomó todas tus cadenas. Él rompió todo el poder del pecado, comprando tu libertad con su sangre. Pero tú tienes que tomar una decisión. Porque tú puedes seguir viviendo así. Pero si tú dices, yo no quiero seguir más con mi pecado, con mi mentira, engaño, lujuria, odio... Cristo, toma todas mis cadenas, todo mi pecado, toda mi vida. Solo quiero seguirte a ti. Y cuando lo haces, él va a romper el poder del pecado en tu vida y te va a dar una vida de libertad, libre para servirle. Otro ejemplo que puedes usar es un yugo. Antiguamente usaban estos para los bueyes. Ponían un buey fuerte y experimentado con un buey novato para enseñarle por dónde ir y cómo trabajar en los campos. Y es una buena ilustración del pecado. Porque cuando nos entregamos a la codicia, a la blasfemia, al egoísmo, nos ponemos bajo el yugo de ese pecado, y el pecado siempre es más fuerte que tú. Y te va a llevar donde tú no quieres ir. Te va a llevar por malos caminos a un final lejos de Dios. Entonces cuando nos damos cuenta que no queremos seguir enyugado al pecado, tenemos que clamar a Cristo: "Rompe ese pecado en mi vida!" Él, por su muerte y resurrección, tiene autoridad para romper ese yugo de pecado. Y lo interesante es que él te invita a venir bajo su yugo. Él también es más fuerte que tú. Pero él te va a llevar por un buen camino a una eternidad con él. Es una vida llena de paz y descanso porque él lleva la carga, cuando nosotros clamamos a él y entregamos toda nuestra vida a él. Así que es otro ejemplo que puedes usar para demostrar lo que es la redención, que Cristo rompe las cadenas de nuestra esclavitud y nos declara libres, nos hace libres, libres para servirle a él.