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Pontificia Universidad Catolica del Peru

From the SelectedWorks of Jhoel Chipana Catalán

July, 2020

CUADERNOS DE JURISPRUDENCIA
PERUANA. VOL. 2. NULIDAD DE ACTO
JURÍDICO
Jhoel Chipana Catalán, Pontificia Universidad Catolica del Peru

Available at: https://works.bepress.com/jhoel-chipanacatalan/92/


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NOTA PRELIMINAR

CHIPANA & MORENO ABOGADOS es una firma legal especializada en


el patrocinio de litigios judiciales y arbitrales. Bridamos asesoría de
calidad, oportuna y con sólidos estándares éticos y profesionales.

Sin embargo, también estamos comprometidos con la educación


legal en el Perú y nuestro proyecto denominado “Cuadernos de
Jurisprudencia peruana” es una de las herramientas en las que
venimos trabajando para brindar información jurídica de calidad,
con libre acceso y que se centre en temas especilizados.

Tenemos un sueño: que todos estudiantes, abogados y público en


general, de todas las partes de nuestro Perú, puedan acceder a
información jurídica de calidad.

Nuestro compromiso con la sociedad y la educación se irá


materializando en proyectos como éste y en los próximos meses
iremos publicando nuevos volúmenes de nuestros
“Cudernos de Jurisprudencia peruana”.

Agracederemos mucho que puedas compartir con todos


tus contactos esta importante información.

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ÍNDICE

1. CAS. 4627-2017, ANCASH


2. CAS. 3467-2016, APURÍMAC
3. CAS. 2135-2017, LAMBAYEQUE
4. CAS. 3307-2016, TACNA
5. CAS. 3942-2016, LIMA NORTE
6. CAS. 4251-2017, AYACUCHO
7. CAS. 1628-2017, ICA
8. CAS. 3403-2017, LIMA ESTE
9. CAS. 3337-2017, TACNA
10. CAS. 2693-2017, LIMA
11. CAS. 1927-2017, LIMA NORTE
12. CAS. 4260-2017, LIMA ESTE
13. CAS. 830-2016, LIMA
14. CAS. 3249-2016, LIMA
15. CAS. 2130-2017, JUNÍN
16. CAS. 5495-2017, HUAURA
17. CAS. 4002-2016, CUSCO
18. CAS. 4088-2017, LIMA
19. CAS. 1505-2017 DEL SANTA
20. CAS. 2353-2016, LIMA ESTE
21. CAS. 2489-2015, TACNA
22. CAS. 1047-2017 LIMA
23. CAS. 2309-2017, DEL SANTA
24. CAS. 4494-2016, LIMA NORTE
25. CAS. 307-2017, JUNIN
26. CAS. 4627-2017, ANCASH
27. CAS. 3467-2016, APURÍMAC
28. CAS. 2135-2017, LAMBAYEQUE
29. CAS. 3307-2016, TACNA
30. CAS. 3942-2016, LIMA NORTE
31. CAS. 4251-2017, AYACUCHO
32. CAS. 3019-2016, CUSCO

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33. CAS. 886-2015, LIMA
34. CAS. 4578-2016, JUNIN
35. CAS. 2383-2017, LIMA
36. CAS. 454-2017, CUSCO
37. CAS. 1806-2017, LIMA NORTE
38. CAS. 4323-2016, MOQUEGUA
39. CAS. 4461-2016, LIMA
40. CAS. 1378-2017, AREQUIPA
41. CAS. 1438-2017, LIMA NORTE
42. CAS. 2825-2017, LIMA SUR
43. CAS. 1645-2016, AREQUIPA
44. CAS. 413-2016, LIMA
45. CAS. 4256-2016, ICA
46. CAS. 2713-2016, JUNÍN
47. CAS. 1833-2017, AREQUIPA
48. CAS. 2859-2016, LIMA
49. CAS. 2436-2016, LIMA
50. CAS. 105-2016, DEL SANTA
51. CAS. 1421-2016, LIMA SUR
52. CAS. 842-2015, LIMA
53. CAS. 556-2016, AREQUIPA
54. CAS. 3212-2016, LIMA
55. CAS. 4673-2015, AREQUIPA

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4627-2017, ANCASH

Lima, siete de marzo de dos mil diecinueve.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número 4627-17, en audiencia
pública realizada en la fecha y producida la votación correspondiente conforme a
la Ley Orgánica del Poder Judicial, emite la siguiente sentencia.

I. HECHOS:

1. Los demandantes Enma Dora Alegre Rivera de Espinoza, Zoila Rosa Espinoza
viuda de Alegre y Rubén Albino Alegre Rivera, interponen demanda de nulidad
de acto jurídico de dominio, fundamentándola en:

a) Los actores sostienen que el demandado Próspero Aquiles García Pineda,


mediante un procedimiento de saneamiento físico-legal realizado ante COFOPRI,
logró obtener los títulos de propiedad de los Lotes 4 y 5, ubicados en la Manzana
L1, Centro Poblado de Yungar, distrito de Yungar, provincia de Carhuaz,
departamento de Ancash, inscritos en las Partidas P37022114 y P3700115,
respectivamente; siendo que dichos bienes siempre han conformado y conforman
una sola unidad;

b) Señalan que el demandado antes citado con fecha veinticinco de octubre de dos
mil seis, se hace titular del Lote 8, ubicado en jirón Jorge Chávez del Centro
Poblado de Yungar, el cual era propiedad de su difunta esposa Elsa Delina Alegre
Rivera, para lo cual invadió parte del terreno original que pertenece al Lote 5.
Sobre los predios descritos el demandado logró obtener título de manera ilegal, por
cuanto dichos terrenos le pertenecieron a los hermanos Francisco y Anacleto
Alegre Serrano, siendo que este último le transfirió el total de sus derechos de
acciones a favor de Francisco Alegre Serrano (padre de las demandantes) mediante
Escritura Pública de compraventa de fecha veinticinco de mayo de mil novecientos
cincuenta y siete, y a su muerte fueron declarados como sus herederos: su cónyuge
Dorila Margarita Rivera Loli y sus seis hijos, inscrito en Registros Públicos de los

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cuales (1) Hernán Alberto y (2) Alida Consuelo murieron si dejar descendencia;
(3) Miguel Rolando también murió, subsistiendo su esposa Zoila Rosa Espinoza
Espinoza Vda. de Alegre (demandante); (4) Rubén Albino (demandante), (5) Enma
Dora Alegre Rivera de Espinoza (demandante) y en el caso de (6) Elsa Delina
Alegre Rivera, también falleció. Ante su reclamo por haberse hecho titular de los
lotes de la familia, le transfirió el Lote 5 a su hija Rossana Leslie García Alegre,
mediante contrato de compra venta de fecha treinta de julio del dos mil once, la
cual se inscribió en el asiento 00006 de la partida 37022115;

c) Que, con la creencia que COFROPRI consideraba a su propiedad en la Mz. L1,


Lote 5 como un solo predio, presentaron todos los documentos que acreditaban su
derecho, pero no pudieron lograr la titulación definitiva dado que por el predio
atravesaba una acequia pública, lo que originó que el proceso de formalización
quedará suspendido; sin embargo, luego mediante Informe N°019-2008-DRA-
ANCASH/ATDR-HZ/CASP de fecha tres de abril de dos mil ocho, el distrito de
Riego de Huaraz de la Dirección Regional Agraria de Ancash indicó que el lote 5
se encontraba libre por cuanto el canal de riego quedaba clausurado, lo cual fue
puesto en conocimiento de COFOPRI, quien mediante oficio N° 1933-2008-
COFOPRI/OZANCH de fecha nueve de junio de dos mil ocho, le notificó a su
poderdante Rubén Albino, que se esté a una nueva programación de
empadronamiento; de lo cual se infiere que COFOPRI tenía conocimiento de
quienes eran los legítimos propietarios de los lotes 4 y 5. Refiere que con fecha
siete de junio de dos mil once, al apersonarse a COFOPRI, a fin de averiguar sobre
los avances de su procedimiento de titulación se dio con la sorpresa que su predio
había sido adjudicado a favor del demandado Próspero Aquiles García Pineda. Que
el demandado se ha valido de documentos fraudulentos y declaraciones falsas para
obtener ilícitamente la titularidad del lote de los terrenos reclamados.

2. El Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) contesta


la demanda alegando que:

a) con la interposición de la presente acción, se pretende obtener la nulidad de un


acto administrativo emitido en un procedimiento administrativo regular, debiendo
de verificarse el respeto al debido proceso durante la formalización y como queda
dicho se ha llevado un proceso administrativo regular y los actores no han hecho
valer su derecho de acuerdo a ley ante la autoridad administrativa competente,
habiendo vencido con exceso los plazos para ejercitar la oposición, recurren al

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órgano jurisdiccional en busca de un derecho ya caduco. Señala que el
procedimiento administrativo de formación y expedición de títulos de propiedad,
se encuentra revestido de etapas dentro de la normativa nacional que dispone a
COFOPRI como máximo organismo rector encargado de diseñar y ejecutar de
manera integral, comprensiva y rápida un programa de formalización de la
propiedad y su mantenimiento dentro de la formalidad económica y financiera.

2. El Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) contesta


la demanda alegando que:

a) Próspero Aquiles García Pineda y Rossana Leslie García Alegre, contestan la


demanda sosteniendo que no existe irregularidades en el trámite de la
formalización propiedad; señalan que la propiedad ha sido formalizada,
independizada y emitidos los títulos de propiedad, por mandato legal en virtud de
las Leyes n.° 28587 y 28923; y mediante un debido procedimiento, donde los
accionantes no formularon oposición, ni reclamos, dejando consentir la resolución
administrativa que constituye cosa decidida. Además, no se impugnó vía proceso
contencioso administrativo, cuya naturaleza de materia de la acción, no puede ser
enervada como cuestionamiento de un acto jurídico proveniente de transferencia
de la propiedad que pretenden atribuirse las demandantes. Por otro lado,
reconvienen solicitando el pago de una indemnización por daños y perjuicios de
orden moral y personal hasta por la suma de doscientos mil soles (S/ 200,000.00);
por daños ocasionados al hacer uso irregular del derecho al haber interpuesto
demanda en la vía civil y no en la pre establecida por ley que es la contenciosa
administrativa

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha treinta de setiembre de dos mil dieciséis, se declaró


fundada la demanda, fundamentando su decisión en los siguientes considerandos:

a) En cuanto a si procede declarar la nulidad del acto jurídico proveniente de un


acto administrativo realizado por COFOPRI a favor de Próspero Aquiles García
Pineda, sobre los bienes inmuebles denominados lotes 4, 5 y 8, se debe tener en
cuenta que mediante Escritura Pública de compraventa de fecha veinticinco de
mayo de mil novecientos cincuenta y siete, Anacleto Enrique Alegre Serrano
transfiere una casa a favor de Francisco Alegre Serrano, con las colindancias que

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en ese documento se señalan; por resolución judicial del 2° Juzgado Civil de
Huaraz se declara como herederos de Francisco Alegre Serrano a su cónyuge
supérstite Dorila Margarita Rivera Vda. de Alegre y sus hijos Miguel Rolando,
Hernán Alberto, Rubén Albino, Alida Consuelo, Elsa Delina y Enma Dora Alegre
Rivera, siendo que Elsa Delina Alegre Rivera quien falleció en el año mil
novecientos ochenta y cuatro había contraído matrimonio con el hoy demandado
Próspero Aquiles Pineda, quedando establecido que a los hijos de Francisco Alegre
Serrano y Dorila Margarita Rivera, les asiste el derecho de herencia de los predios
materia de litigio. Además, con las declaraciones juradas de Rosabel Aida Alarcón
Sánchez, Emiliano Javier Sánchez Zegarra quienes han señalado que firmaron el
documento de COFOPRI con engaños, quedaría demostrado que el demandado
Próspero Aquiles García Pineda, habría actuado de forma fraudulenta contra la
administración pública, actuando contra las normas y las buenas costumbres.

b) En cuanto sí procede declarar la nulidad de la Escritura Pública de compraventa


de fecha treinta de julio de dos mil once, otorgada por el demandado Próspero
Aquiles García Pineda, respecto al Lote 5 Manzana L1 a favor de Rossana Leslie
García Alegre, en ese extremo, señala que dicho predio seria parte del bien de los
demandantes, y que el demandado mediante argucias habría logrado la titularidad;
siendo la compradora hija del demandado, es decir, existe un vínculo familiar el
cual constituye el hilo conductor para llegar a determinar que dicho acto es
simulado, ya que la transferencia se realizó el treinta de julio de dos mil once, a
pocos días de que los recurrentes fueron comunicados por COFOPRI que los
predios habían sido adjudicados al demandado.

c) Respecto a la causal de objeto jurídicamente imposible, los Lotes 4, 5 y 8 se


encontraban dentro del patrimonio de los demandantes; sin embargo, los
demandados pese a tener conocimientos que los bienes no podían entrar al tráfico
comercial, se titulan a través de un acto administrativo, utilizando datos falsos y
luego realizan la transferencia del bien; por lo que en conclusión, la imposibilidad
jurídica se refiere a la relación jurídica realizada contraviniendo el orden jurídico
pues está prohibido hacerlo sobre bien ajeno.

d) En relación al fin ilícito, existe esta causal cuando respetándose aparentemente


la forma del acto jurídico, se evidencia la intención de conseguir un efecto
prohibido por ley; como es el fraude a los órganos del estado y el de titularse en
predio ajeno, así como el de transferirlo. Respecto a la pretensión accesoria, debe

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correr la suerte de las principales, por lo que corresponde ampararse. Al haberse
determinado que la parte demandante tiene razón en su petitorio, no corresponde
amparar indemnización a favor de quien ha ocasionado actos contrarios a la moral
y la ley, causando perjuicio patrimonial y moral a los demandantes; aunado al
hecho que los demandados no han sustentado los supuestos daños sufridos.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Los codemandados interponen recurso de apelación contra la sentencia antes


referida, que al ser absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha
treinta de mayo de dos mil diecisiete, obrante a fojas mil doscientos ochenta y
cinco, revoca la sentencia apelada de fecha treinta de setiembre de dos mil
dieciséis, que declara fundada la demanda de nulidad de acto jurídico; y,
reformándola la declararon improcedente en el extremo de la nulidad del acto
administrativo contenido en el Título de Propiedad gratuito emitido por COFOPRI
otorgado a favor de Próspero Aquiles García Pineda, e infundado el extremo de
nulidad del acto jurídico contenido en la Escritura Pública de compraventa de fecha
treinta de julio de dos mil once; confirma el extremo que declara infundada la
reconvención por indemnización de daños y perjuicios, al considerar que:

a) Que lo resuelto por el A quo vulnera el debido proceso, dado que la vía idónea
para impugnar los títulos de propiedad otorgados por el PETT o COFOPRI es la
acción contenciosa administrativa y no la nulidad de acto jurídico en la vía
ordinaria; así se puede observar las Casaciones 1690-2010- Junín, 4096-2010 Ica,
y Casación 5698-2011 Piura.

b) Señalan que las pretensiones postuladas deberían haberse interpuesto por vías
separadas a efectos de no alterar la norma y la jurisprudencia, así como el no
vulnerar el Principio de Seguridad Jurídica, por lo que el extremo de declarar la
nulidad del acto administrativo contenido en el Título de Propiedad gratuito
otorgado a favor de Próspero Aquiles García Pineda, por el Organismo de
Formalización de la Propiedad Informal- COFOPRI y la Municipalidad de
Provincial de Carhuaz, así como la cancelación de la Inscripción Registral de las
Partidas Electrónicas N° P37022114 (asiento 000002), Partida N° P37022115
(asiento 00005 y 00006) y Partida N° P37022118 (asiento 000002) del Registro de
la Propiedad Inmueble de Huaraz, deben ser vistos en la vía contencioso
administrativo, toda vez que el procedimiento administrativo que generó la

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inscripción del derecho de posesión y propiedad del predio descrito fue realizado
en virtud al Decreto Legislativo 667-Ley de Registro de Predios Rurales a cargo
del Proyecto Especial de Titulación de Tierras y Catastro Rural-PETT-Ministerio
de Agricultura, conforme se desprende del Título archivado. Siendo que, con el
propósito de preservar el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, debe dejarse a
salvo el derecho del demandante para que lo haga valer con arreglo a ley si lo
considera conveniente.

c) En cuanto al acto jurídico contenido en la Escritura Pública de compraventa de


fecha treinta de julio de dos mil once, celebrado entre Próspero Aquiles García
Pineda a favor de su hija Rossana Leslie García Alegre, respecto del Lote 05 Mz
L1, ubicado en el distrito de Yungar, de la provincia de Carhuaz, del departamento
de Ancash, para que se den las causales de nulidad previstas en el artículo 219
incisos 3, 4 y 5 del Código Civil, previamente debe declararse la nulidad del acto
administrativo; por lo que no habiéndose dado dicha situación no se dan los
supuestos de nulidad invocados por los demandantes.

d) Respecto a la reconvención, resulta infundado demandar indemnización por


daño moral por el perjuicio provocado al interponer la demanda, ya que constituye
un acto no antijurídico, justificado en el carácter regular de dicho ejercicio; más
aún si se deja a salvo el derecho para que lo haga valer conforme a ley.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintidós de junio de dos mil dieciocho, obrante a fojas ciento trece del cuaderno
de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 139 inciso 5, y 13 de la Constitución


Política del Estado, artículo 123 inciso 1 del Código Procesal Civil y del Texto
Único Ordenado de la Ley N° 27584-Ley del Proceso Contencioso
Administrativo. Señalan que la Sala Superior ha realizado una indebida
aplicación del Texto Único Ordenado de la Ley N° 27584, ello por cuanto “Al
desconocer los actos administrativos generados en el proceso de Titulación de los
bienes materia de pedido de nulidad a favor del demandado; al no haber sido nunca
notificados por COFOPRI, el plazo previsto para acudir a la vía contenciosa
administrativa no puede ser tomado en cuenta, en razón que estábamos a la espera

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del levantamiento de la Contingencia de nuestra propiedad (…), en consecuencia,
no existe incompetencia del Juzgado, ni mucho menos trámite del proceso en vía
distinta a la civil, por cuanto nunca tomamos conocimiento de dicha Resolución
de Titulación hasta el 25 de agosto del año 2011” (sic). Alegan que plantearon la
demanda con pretensiones que no sólo están destinadas a cuestionar la actividad
administrativa de COFOPRI al otorgar los tres títulos de propiedad a favor del
demandado Próspero García Pineda, sino también, la actitud de dicho demandado
y de Leslie Rossana García Alegre ante el Notario de la Provincia de Yungar; por
lo que si hubieran acudido a la vía contenciosa administrativa, la demanda hubiera
sido rechazada, ya que se habría producido una indebida acumulación de
pretensiones, lo cual no ocurre en la vía civil, ya que el artículo 87 del Código
Procesal Civil permite la acumulación de pretensiones de forma acumulativa,
objetiva originaria y accesoria. Alegan que la demanda contiene pretensiones de
naturaleza civil ordinaria tales como la nulidad de título de propiedad y nulidad de
escritura pública de compraventa, más no la impugnación de un acto
administrativo propio, por lo cual dichas pretensiones solo pueden ser tramitadas
en la vía procesal civil, siendo que negar tal posibilidad afecta el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva. Añaden que el artículo I del Reglamento de los Registros
Públicos, aprobado por Resolución N° 195-2001-SUNARP-SM, autorizaba a
acudir a la vía constitucional para cuestionar lo resuelto en la vía administrativa,
sólo en aquellos casos en los que se afectan intereses de terceros, por lo que no
había impedimento para que acudan a la vía civil procurando la protección de sus
derechos que hubieran sido afectados; asimismo, refiere que en dicho Reglamento
no es posible admitir el apersonamiento del tercero con interés en el procedimiento
administrativo, ni formular oposición, por lo que solo se podría impugnar a través
de la demanda de nulidad de acto jurídico o nulidad de inscripción, en cuyo caso
no sería exigible el agotamiento de la vía administrativa, refieren que ello está
contenido en la Casación N° 1226-2008-Ica. Señalan que la sentencia recurrida no
estaría debidamente motivada, por cuanto no expresa motivo o razón alguna del
porque se debe acudir a la vía contenciosa administrativa, tomando en cuenta los
hechos expuestos en la demanda y sentencia de primera instancia. Indican que la
resolución impugnada se ha expedido con inobservancia de la garantía
constitucional de la cosa juzgada, ya que la decisión respecto a la vía
procedimental del trámite del proceso quedó decidida mediante Resolución N° 03
de fecha trece de noviembre de dos mil doce, que declaró infundada la excepción
de incompetencia por razón de la materia deducida por COFOPRI, la misma que
no fue cuestionada, pasando a calidad de cosa juzgada mediante Resolución N° 04

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de fecha cuatro de marzo de dos mil trece. Agrega que al no haberse tomado en
cuenta que ya existía una decisión judicial con la calidad de cosa juzgada en cuanto
a la vía procedimental del proceso, no se habría motivado suficientemente la
sentencia impugnada.

b) Infracción normativa del artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política


del Estado. Señalan que en la sentencia de vista se ha preterido el derecho al
debido proceso, ello por cuanto, a pesar que señalaron que las pretensiones
demandadas debieron efectuarse de manera separada, procedieron a resolver sobre
el fondo de la segunda pretensión, desmembrando las pretensiones a pesar que
habían sido demandadas en forma acumulativa objetiva originaria accesoria, por
lo que el pronunciamiento de la segunda y tercera pretensión estaba sujeto a que
se resuelva la primera. Añaden que en cuanto a la segunda pretensión, uno de los
presupuestos demandados, consistía en determinar sí en el acto de titulación del
predio 05 de la manzana L1 a favor del demandado Próspero García Pineda habría
existido ilicitud, la cual ha sido determinada en el Expediente N° 313-2011 sobre
falsedad ideológica, en la que se condenó a Leslie Rossana García Pineda y si bien
ésta fue absuelta por la Sala Penal Liquidadora, el proceso aún no ha culminado
por cuanto existe un recurso de queja que ha sido declarado fundado el nueve de
enero de dos mil diecisiete por la Primera Sala Penal de la Corte Suprema, por lo
que la Sala Superior habría resuelto la segunda pretensión con pruebas diminutas,
que afectarían al debido proceso, ya que el sustento basado en hecho y derecho no
está completo, lo cual originaría una motivación insuficiente.

2. Se ha declarado procedente el recurso de casación por las causales de infracción


normativa procesal y material. Teniendo en cuenta ello, es de advertirse que
conforme lo dispone el artículo 396° del Código Procesal Civil, cuando se declara
fundado el recurso de casación por vulneraciones a las normas que garantizan el
debido proceso o las infracciones de las formas esenciales para la eficacia y validez
de los actos procesales en todos los supuestos se debe devolver el proceso a la
instancia inferior para que emita un nuevo fallo, mientras que si se declara fundado
el recurso por las otras causales contempladas en el artículo 386° del Código
Procesal Civil, la Sala Suprema actuando en sede de instancia deberá resolver el
conflicto según su naturaleza. Es por ello, que la revisión de las causales por las
que ha sido declarado procedente el recurso de casación debe comenzar por el
análisis de la alegación de vulneración a las normas que garantiza.

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3. El artículo 139 inciso 3 de nuestra Constitución Política, consagra como
principio rector de la función jurisdiccional, dentro de nuestro ordenamiento
jurídico, la observancia del debido proceso; el cual, conforme a la interpretación
que reiteradamente ha sostenido la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
exige fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de tal
forma que su tramitación garantice a las personas involucradas en él las
condiciones necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo
razonable los derechos u obligaciones sujetos a consideración.

4. Uno de los principales componentes del derecho al debido proceso se encuentra


constituido por el denominado derecho a la motivación, consagrado por el artículo
139 inciso 5 de la Carta Política, por el cual se garantiza a las partes involucradas
en la controversia el acceso a una respuesta del juzgador que se encuentre
adecuadamente sustentada en argumentos que justifiquen lógica y razonablemente,
en base a los hechos acreditados en el proceso y al derecho aplicable al caso en la
decisión adoptada; y que además, resulten congruentes con las pretensiones y
alegaciones esgrimidas por aquellas dentro de la controversia. Este derecho no solo
tiene relevancia en el ámbito del interés particular correspondiente a las partes
involucradas en la litis, sino que también juega un papel esencial en la idoneidad
del sistema de justicia en su conjunto, pues no debe olvidarse que una razonable
motivación de las resoluciones constituye una de las garantías del proceso judicial,
directamente vinculada con la vigilancia pública de la función jurisdiccional, por
la cual se hace posible conocer y controlar las razones por las cuales el juez ha
decidido una controversia en un sentido determinado; implicando en ese sentido,
un elemento limitativo de los supuestos de arbitrariedad.

5. Ahora bien, a fin de determinar si un pronunciamiento específico ha cumplido


con el deber de motivación, en los términos antes reseñados, conviene recordar
que, según lo ha sostenido esta Suprema Corte “el cumplimiento de este deber no
se satisface con la sola expresión escrita de las razones internas o sicológicas que
han inclinado al juzgador a decidir la controversia de un modo determinado, sin
importar cuáles sean éstas; sino que, por el contrario, exige necesariamente la
existencia de una exposición clara y coherente en la sentencia que no solo explique,
sino que justifique lógicamente la decisión adoptada, en base a las pruebas y demás
hechos acontecidos en el proceso, y en atención a las normas jurídicas aplicables
al caso.

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6. En cuanto al principio de congruencia procesal, el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Civil, ha recogido dentro de la regulación del
proceso civil, la vigencia del denominado principio de congruencia procesal, en
virtud al cual se impone al juzgador una regla de adecuación lógica entre el
ejercicio del poder jurisdiccional y las alegaciones expresadas por las partes. Sobre
la base de este principio, la Casación N° 7043-2013-Lima ha declarado que: “la
actividad realizada por éste al interior de la litis deberá necesariamente ceñirse a
lo peticionado por las partes (tanto positiva [deber de pronunciarse sobre todo lo
pedido] como negativamente [prohibición de ir más allá de lo pedido]) y
mantenerse sobre la base de los hechos expuestos por ellas, bajo el gobierno del
principio dispositivo, sin poder incorporar a la controversia hechos no alegados
por ellas.

7. En este sentido, la referida disposición legal prevé que “el Juez debe aplicar el
derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes
o lo haya sido erróneamente. Sin embargo, no puede ir más allá del petitorio ni
fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes”;
exigiendo, por un lado, que el juez de la causa se pronuncie sobre cada una de las
pretensiones que han sido objeto del petitorio, en concordancia con lo previsto en
el artículo 122, inciso 4, del mismo cuerpo legal, y prohibiendo, por otro, que se
pronuncie sobre asuntos no comprendidos en él o hechos distintos a los invocados
por las partes intervinientes en la controversia.

8. En el presente caso, se advierte que los demandantes Enma Dora Alegre Rivera
de Espinoza, Zoila Rosa Espinoza Espinoza viuda de Alegre y Rubén Albino
Alegre Rivera Interponen demanda de nulidad de acto jurídico contra Próspero
Aquiles García Pineda, Rossana García Alegre, la Municipalidad de Carhuaz y el
Organismo de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, a fin que se
declare la nulidad de los Títulos de Propiedad otorgados a favor de Próspero
Aquiles García Pineda, sobre los lotes 4, 5 y 8 de la Mz. L-1 ubicados en el distrito
de Yungar, provincia de Carhuaz, departamento de Ancash; la nulidad de la
escritura pública de compra venta de fecha treinta de julio del dos mil once,
celebrado entre Próspero Aquiles García Pineda y su hija Rossana Leslie García
Alegra, del lote 5 de la Mz L-1; por las causales de nulidad establecidas en los
incisos 3, 4 y 5 del artículo 219 del Código Civil, y como pretensión accesoria, la
cancelación de la inscripción registral.

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9. No obstante, de la resolución materia del recurso se aprecia que la Sala Superior
revocando la sentencia de primera instancia, declara la improcedencia de la
demanda, a razón del siguiente argumento: “(…) las pretensiones postuladas
deberían haberse interpuesto por vías separadas a efectos de no alterar la norma y
la jurisprudencia, así como el no vulnerar el Principio de Seguridad Jurídica,
siendo esto así, el extremo de declarar la nulidad del acto administrativo contenido
en el Título de Propiedad gratuito otorgado a favor de Próspero Aquiles García
Pineda, por el Organismo de Formalización de la Propiedad Informal- COFOPRI
y la Municipalidad de Provincial de Carhuaz, así como, la cancelación de la
Inscripción Registral de las partidas Electrónicas N° P37022114 (asiento 000002),
Partida N° P37022115 (asiento 00005 y 00006) y Partida N° P37022118 (asiento
000002) del Registro de la Propiedad Inmueble de la Zona Registral N° VII - Sede
Huaraz, deben ser vistos en la vía contencioso administrativa, toda vez que el
procedimiento administrativo que generó la inscripción del derecho de posesión y
propiedad del predio descrito a favor del demandado Próspero Aquiles García
Pineda, fue realizado en virtud al Decreto Legislativo 667-Ley de Registro de
Predios Rurales a cargo del Proyecto Especial de Titulación de Tierras y Catastro
Rural-PETT-Ministerio de Agricultura, conforme se desprende del Título
archivado, por lo que inequívocamente constituye una actuación de la
administración pública y por tanto se encuentra dentro de los alcances de lo
estipulado en las normas invocadas precedentemente (…)” . Como puede verse,
básicamente se desestimó la demanda porque el acto jurídico cuya nulidad se
pretende (Título de Saneamiento de Propiedad) es un acto administrativo, por lo
que su impugnación corresponde efectuarse en vía de acción contencioso
administrativa y no a través de la presente demanda de nulidad de acto jurídico. En
efecto, así se advierte que la Sala Superior en el punto 7 de la resolución recurrida
indicó “ (…) dichos actos administrativos emanan de la potestad pública funcional
de saneamiento de inmuebles rústicos emitidos después de un procedimiento
administrativo, no es posible admitir la pretensión de nulidad de título
administrativo y la cancelación de la Inscripción Registral de las partidas
Electrónicas en la vía civil, al amparo del Código Civil que no regula las causales
de nulidad de actos administrativos, que están previstas en el artículo 10 de la Ley
27444; en consecuencia tales títulos administrativos y partidas registrales son
impugnables tanto en sede administrativa, y a nivel judicial mediante la
interposición de un proceso Contencioso administrativo, bajo los alcances de las
normas glosadas supra; en tal razón la demanda en dicho extremo de autos resulta
improcedente(…)”.

15
10. Sobre este tema, se advierte que el título de propiedad urbana emitido por el
Organismo de Formalización de la Propiedad – COFOPRI otorga el derecho de
propiedad respecto de los lotes y promueve su inscripción registral a favor de sus
poseedores debidamente calificados, cuando se trate de predio que se hubieran
inscrito a nombre de COFOPRI. Asimismo, es necesario señalar que de acuerdo al
último párrafo del artículo 8° del Decreto Supremo N° 039-2000-MTC
“Reglamento de Normas que regulan la organización y funciones de los órganos
de COFOPRI responsables del conocimiento y solución de medios impugnatorios”
señala que: “(…), no procede medio impugnatorio alguno contra títulos de
propiedad emitidos por COFOPRI, con lo cual queda agotada la vía
administrativa”, entonces, debe entenderse que es suficiente la sola emisión del
referido título para cuestionarlo mediante proceso judicial, ya que se habría
agotado la vía administrativa.

11. - En ese sentido, esta Sala Suprema considera que no existe impedimento para
que pueda dilucidarse la presente controversia vía el proceso civil, pues de lo
contrario se estaría afectando el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva,
conforme lo señalado por la Corte Suprema en la Casación n.° 1226-2008-ICA del
dos de febrero de dos mil nueve, “(…) Nada impide que en determinados casos,
como el presente, el tercero que alega estar afectado con una decisión
administrativa pueda recurrir a la vía civil, para demandar la nulidad del Título
otorgado a consecuencia de un procedimiento administrativo, así como de su
correspondiente inscripción registral, procurando la protección de sus derechos
que hubieran sido afectados, (…). Se arriba a la conclusión que tal pretensión solo
puede ser invocada en la presente vía, debiendo precisarse que negarle la
posibilidad al recurrente de impugnar una resolución que es adversa a sus intereses,
solo por el hecho de ser instancia de fallo administrativo, significaría negarle el
derecho a la tutela judicial efectiva a la que tiene derecho toda persona natural o
jurídica a recurrir al Poder Judicial como poder del Estado, facultado para resolver
los conflictos suscitados entre los justiciables (…)”. Asimismo mediante sentencia
dictada en Acción Popular, Expediente N° 1285-2006, la Sala Constitucional y
Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República dispuso lo
siguiente: “El A quo declaró fundada en parte la demanda, decretando la
inconstitucionalidad sólo del párrafo de la indicada Cuarta Disposición referido a
que los Jueces procederán de oficio o a pedido de parte a declarar la improcedencia
de la demanda destinada a cuestionar la validez del Título de Propiedad otorgado

16
por el Cofopri, bajo responsabilidad civil, administrativa y penal (…) en tanto no
se instale el Sistema Arbitral Especial, la referida solicitud deberá ejercitarse en
vía de acción ante el Poder Judicial (…). Por ello consideró que dicha disposición
transgrede el principio de la función jurisdiccional y la independencia en el
ejercicio de éste, contenido en los artículos 139, inciso 2, de la Constitución
Política del Estado y 2 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, y desestimó los demás extremos solicitados. Es evidente que la citada
disposición no sólo transgrede los mencionados derechos, sino también el de tutela
jurisdiccional efectiva de las personas que es inherente a ellas y que pueden
ejercitar para la defensa de sus derechos e intereses, constituyendo un deber del
Estado el brindarlo sin restricción, por lo que éste no puede excusarse de conceder
tutela jurídica a todo aquel que la solicita”.

12. De lo señalado se colige que los títulos de propiedad expedidos por el


COFOPRI, pueden ser impugnados por las causales de nulidad previstas en el
artículo 219 del Código Civil, en concordancia con el Decreto Supremo n.º 039-
2000-MTC, para configurar la causal de nulidad; argumentándose el
incumplimiento de presupuestos formales previstos en estas normas, tramitándose
por las normas procesales previstas en el Código Procesal Civil.

13. Es importante referir que la Cuarta Disposición Transitoria, Complementaria


y Final del Decreto Supremo N° 039- 2000-MTC – Reglamento de normas que
regulan la organización y funciones de los órganos de la Comisión de
Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, responsables del
conocimiento y solución de medios impugnatorios; disponía que: “En aplicación
de lo dispuesto en el artículo 17 del Texto Único Ordenado de la Ley de Promoción
de Acceso a la Propiedad Formal, aprobado mediante Decreto Supremo n.° 009-
99-MTC, precisase que una vez expedido el título de propiedad individual
otorgado por COFOPRI e inscrito en el Registro Predial Urbano será improcedente
la interposición de cualquier acción, pretensión o procedimiento alguno destinado
a cuestionar la validez del referido título e inscripción y, por lo tanto, del derecho
de propiedad contenido en el mismo. Los jueces procederán de oficio o a pedido
de parte a declarar la improcedencia de la demanda destinada a cuestionar la
validez del título de propiedad otorgado por COFOPRI, bajo responsabilidad civil,
administrativa y penal. En tal sentido, el interesado que considere vulnerado su
derecho con la expedición del referido título de propiedad por parte de COFOPRI
sólo podrá solicitar el pago de una indemnización de daños y perjuicios, la cual

17
será asumida por el titular del derecho inscrito. Precisase que en tanto no se instale
el Sistema Arbitral Especial, la referida solicitud deberá ejercitarse en vía de acción
ante el poder judicial como demanda de indemnización de daños y perjuicios, la
cual deberá dirigirse únicamente contra el titular del derecho inscrito y se tramitará
conforme a las reglas establecidas en el Código Procesal Civil. El plazo para el
ejercicio de la referida acción se computará a partir de la inscripción del título de
propiedad en el Registro Predial Urbano”. Al respecto, mediante sentencia dictada
en el proceso de Acción Popular, Expediente N° 1285-2006, la Sala Constitucional
y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República dispuso lo
siguiente: “El A quo declaró fundada en parte la demanda, decretando la
inconstitucionalidad sólo del párrafo de la indicada Cuarta Disposición referido a
que los Jueces procederán de oficio o a pedido de parte a declarar la improcedencia
de la demanda destinada a cuestionar la validez del Título de Propiedad otorgado
por el Cofopri, bajo responsabilidad civil, administrativa y penal (…) en tanto no
se instale el Sistema Arbitral Especial, la referida solicitud deberá ejercitarse en
vía de acción ante el Poder Judicial (…) Por ello consideró que dicha disposición
transgrede el principio de la función jurisdiccional y la independencia en el
ejercicio de éste, contenido en los artículos 139, inciso 2, de la Constitución
Política del Estado y 2 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, y desestimó los demás extremos solicitados. Es evidente que la citada
disposición no sólo transgrede los mencionados derechos, sino también el de tutela
jurisdiccional efectiva de las personas que es inherente a ellas y que pueden
ejercitar para la defensa de sus derechos e intereses, constituyendo un deber del
Estado el brindarlo sin restricción, por lo que éste no puede excusarse de conceder
tutela jurídica a todo aquel que la solicita”. Es decir, el Supremo Tribunal se ha
pronunciado en el sentido que, es inconstitucional decretar la improcedencia de la
demanda, que cuestiona la validez de los títulos de propiedad otorgados por
COFOPRI.

14. Por tanto, la Cuarta Disposición Transitoria, Complementaria y Final del


Reglamento de Normas que Regulan la Organización y Funciones de los Órganos
de COFOPRI Responsables del Conocimiento y Solución de Medios
Impugnatorios, Decreto Supremo N° 039-2000-MTC5 ha sido expulsada del
ordenamiento jurídico en virtud de lo dispuesto en los artículos 75 y 81 del Código
Procesal Constitucional, es por ello que la presente demanda de nulidad de acto
jurídico en el que se cuestiona el título de saneamiento de propiedad, puede ser
dilucidado en esta vía jurisdiccional.

18
15. En este orden de ideas, del examen de la sentencia de vista recurrida, fluye que
la instancia de mérito al declarar improcedente la demanda, ha omitido analizar los
criterios señalados en los fundamentos precedentes, estrictamente por no haberse
tenido en cuenta las premisas fácticas y normativas para resolver la presente causa,
y por ende vulnera el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva; en consecuencia,
este Supremo Tribunal considera que el presente recurso de casación interpuesto
debe ser estimado a fin que la Sala Superior emita un nuevo pronunciamiento
conforme a ley.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Enma Dora Alegre Rivera de


Espinoza y Zoila Rosa Espinoza Espinoza viuda de Alegre obrante a fojas mil
trescientos sesenta y dos; en consecuencia, nula la sentencia de vista de fecha
treinta de mayo de dos mil diecisiete, obrante a fojas mil doscientos ochenta y dos,
Ordenaron que la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Ancash
emita nuevo fallo, teniendo en cuenta las consideraciones expuestas por este
Supremo Tribunal, Dispusieron la publicación de la presente resolución en el
diario oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad y los devolvieron; en los seguidos
por Enma Dora Alegre Rivera de Espinoza y otros contra Próspero Aquiles García
Pineda y otros, sobre nulidad de acto jurídico y otro. Intervino como ponente, el
señor Juez Supremo Salazar Lizárraga.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, SALAZAR LIZÁRRAGA,


ORDOÑEZ ALCÁNTARA, ARRIOLA ESPINO.

19
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 3467-2016, APURÍMAC

Sumilla: Conforme a las atribuciones establecidas en la Ley General de


Sociedades, el gerente general representa a la sociedad y cuenta con las facultades
generales y específicas previstas en el Código Procesal Civil, la misma que le
autoriza a desistirse del proceso, siendo exigible para tal efecto, que la parte
contraria manifieste su conformidad en forma expresa o tácita

Lima, once de marzo de dos mil diecinueve.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; Vista la causa número tres mil cuatrocientos
sesenta y siete – dos mil dieciséis, efectuado el debate y la votación
correspondiente, emite la presente sentencia:

I. HECHOS:

1. La demandante Mauro Moscoso Mendoza interponen demanda de nulidad de


acto jurídico de dominio, solicitando:

a) La nulidad del Acta de Junta General Extraordinaria de fecha veintiséis de


febrero de dos mil ocho, del Libro de Actas de Terminal Terrestre Andahuaylas
Sociedad Anónima Cerrada.

b) Se disponga la cancelación de la inscripción registral del reconocimiento de


deuda de ciento sesenta mil dólares americanos (US$160,000.00), por Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada a favor de Expreso Los
Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, y la designación como
representante para gestiones en la formalización de acuerdos, inscrita en la Partida
número 11013818 del Registro de Personas Jurídicas del Terminal Terrestre
Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada de los Registros Públicos de la Zona
Registral XI - Sede Ica, Oficina Andahuaylas, por encontrarse inmersa en las
causales de nulidad previstas en los incisos 1, 3, 4, 5 y 6 del artículo 219 del Código

20
Civil, y por no cumplir con los requisitos que prevé el artículo 140 del Código
Civil.

c) Se declaren nulas y sin efecto legal las dos letras de cambio de fechas veintiocho
de febrero de dos mil ocho y veintiséis de marzo del mismo año, con fechas de
vencimiento treinta y uno de marzo de dos mil ocho y veintiocho de abril del
mismo año respectivamente, por el monto de ciento sesenta mil dólares americanos
(US$160,000.00) y cuarenta y cinco mil dólares americanos (US$45,000.00)
suscritos supuestamente como aceptante por la empresa Terminal Terrestre
Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, representada por Mauro Moscoso
Mendoza y como acreedor Expreso Los Chankas Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada.

d) Se declaren nulos y sin efecto legal los documentos privados, consistentes en


compromisos de pago de deuda, de fechas veintiocho de febrero de dos mil ocho,
veintiséis de marzo de dos mil ocho y trece de febrero de dos mil nueve,
supuestamente suscritos por Mauro Moscoso Mendoza en representación de
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada a favor de Expreso
Los Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, forjados por el
demandado Walter Cusi Gamboa con la complicidad de los notarios públicos
emplazados Enith Gutiérrez Alarcón y Fabio Hernández Espinoza, por encontrarse
inmersos en las causales de nulidad previstas en los incisos 1, 3, 4, 5 y 6 del artículo
219 del Código Civil, y por no cumplir con los requisitos que prevé el artículo 140
del Código Civil.

e) Se declare nulo y sin efecto legal alguno, el contrato de arrendamiento del


Counter número 105 de propiedad de su representada Terminal Terrestre
Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, suscrito por Walter Cusi Gamboa a
favor de Expreso Los Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada,
representada por Susana Chanque Torres, con fecha uno de marzo de dos mil once,
y el documento de cancelación de pago de arrendamiento de fecha cuatro de marzo
de dos mil once, suscrito por Walter Cusi Gamboa en representación de Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, por encontrarse inmersos en
las causales de nulidad previstas en los incisos 4 y 5 del artículo 219 del Código
Civil.

21
f) Se declare nulo y sin efecto legal, el contrato de arrendamiento de fecha
dieciocho de marzo de dos mil once, del Counter número 105, suscrito por Walter
Cusi Gamboa en representación de Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, a favor de Expreso Los Chankas Sociedad Anónima Cerrada,
por encontrarse inmerso en las causales de nulidad previstas en los incisos 4 y 5
del artículo 219 del Código Civil.

g) Nombramiento Del Gerente General: De la copia literal obrante a fojas


doscientos cuatro del cuaderno de apelaciones, se advierte que Walter Cusi
Gamboa ha incoado contra Mauro Moscoso Mendoza, el proceso de Convocatoria
a Junta o Asamblea General, por el cual se ha nombrado a Alex Raúl Valenzuela
Castro como nuevo Gerente General de Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, mediante la Resolución número 14, de fecha veintisiete de
noviembre de dos mil trece, confirmada por la Resolución número 37, de fecha
veintiocho de octubre de dos mil catorce.

2. En su calidad de nuevo Gerente General de Terminal Terrestre Andahuaylas


Sociedad Anónima Cerrada contesta la demanda alegando que:

a) Alex Raúl Valenzuela Castro, solicita ante el órgano jurisdiccional el


desistimiento del presente proceso, fundamentando que el mismo fue interpuesto
por el entonces Gerente General de Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, Mauro Moscoso Mendoza, atribuyéndose como tal la
representación legal de la empresa Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, solicitando el desistimiento del proceso, de conformidad con el
artículo 75 del Código Procesal Civil, concordante con las facultades del Gerente
General registrado en el Estatuto de la Sociedad, contenidas en la Escritura Pública
de Constitución e inscrita en la Partida Registral número 11013818 del Registro
de Personas Jurídicas de la oficina registral de Andahuayla.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha veintidós de abril de dos mil catorce se declaró


improcedente la petición de desistimiento del proceso, formulada por Alex Raúl
Valenzuela Castro, sosteniendo que, habiéndose corrido traslado a las partes
procesales, el demandante Mauro Moscoso Mendoza formuló oposición a dicho
desistimiento.

22
III. SEGUNDA INSTANCIA:

Se interpone recurso de apelación contra la sentencia antes referida, que al ser


absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha a trece de junio de dos
mil dieciséis, obrante a fojas doscientos noventa y uno, revocó la apelada, en el
extremo que declaró improcedente la petición de desistimiento del proceso,
formulado por Alex Raúl Valenzuela Castro en calidad de Gerente General de
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, debiendo continuar
el proceso conforme a su estado; y, reformándola, aprobaron el desistimiento
formulado por la empresa demandante Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima representada por Alex Raúl Valenzuela Castro, solo con relación a dicha
parte demandante, con los demandados Walter Cusi Gamboa, Expreso Los
Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, representada por su
Gerente General Edith Cusi Gamboa, y de Expreso Los Chankas Sociedad
Anónima Cerrada, representada por su Gerente General Carmen Cusi Gamboa;
sustentando que de acuerdo a lo previsto por el artículo 343 del Código Procesal
Civil, dicha norma procesal tan solo requiere la conformidad y/o oposición de los
emplazados, quienes no han formulado oposición al desistimiento.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintinueve de noviembre de dos mil diecisiete obrante a fojas cincuenta y siete
del cuaderno de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 343 y 345 del Código Procesal Civil;
alegándose que se vulnera el derecho del recurrente, porque no se tomó en cuenta
que dichos preceptos legales regulan el desistimiento para personas naturales, y en
el caso de autos, es la empresa Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima
Cerrada quien lo solicita, aspecto que fue advertido por el A quo, inaplicándose
reiteradas jurisprudencias. Estando a que se encuentran involucrados intereses
económicos y patrimoniales de dicha empresa, y al amparo de lo dispuesto en el
artículo 188 inciso 2 de la Ley General de Sociedades, debe continuar como parte
del proceso y evitar de esa manera nulidades posteriores.

23
b) Infracción normativa de los artículos 139 inciso 5 de la Constitución
Política del Perú y 122 del Código Procesal Civil; refiriendo el recurrente que se
afecta el debido proceso, por cuanto, al haber absuelto en forma negativa la
petición de desistimiento, y pese a que el A quo en forma acertada declaró
improcedente el mismo, la Sala Superior erróneamente revoca la decisión de
primera instancia, sin expresar las razones del por qué toma dicha decisión,
limitándose a reproducir los argumentos vertidos en la solicitud de desistimiento.

2. Corresponde precisar que la infracción normativa procesal ha sido concedida a


efecto de analizar si se ha afectado el debido proceso y la motivación de las
resoluciones, atendiendo a que nuestro ordenamiento jurídico exige
fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de tal forma
que su tramitación garantice a las personas involucradas en él, las condiciones
necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo razonable los
derechos u obligaciones sujetos a consideración,2 y la disposición procesal civil
exige que las resoluciones contengan los fundamentos de hecho y de derecho
aplicables al punto en cuestión, según el mérito de lo actuado, porque uno de los
principales componentes del derecho al debido proceso se encuentra constituido
por el denominado derecho a la motivación, consagrado por el artículo 139 inciso
5 de la Constitución Política del Perú, por el cual se garantiza a las partes
involucradas en la controversia el acceso a una respuesta del juzgador que se
encuentre adecuadamente sustentada en argumentos que la justifiquen lógica y
razonablemente, en base a los hechos acreditados en el proceso y al derecho
aplicable al caso.

3. Este derecho no solo tiene relevancia en el ámbito del interés particular


correspondiente a las partes involucradas en la litis, sino que también juega un
papel esencial en la idoneidad del sistema de justicia en su conjunto, pues una
razonable motivación de las resoluciones constituye una de las garantías del
proceso judicial, directamente vinculada con la vigilancia pública de la función
jurisdiccional, por la cual se hace posible conocer y controlar las razones por las
cuales el juez ha decidido una controversia en un sentido determinado.

4. El Tribunal Constitucional en el Expediente número 01480-2006-AA/TC-Lima,


seguido por la Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador, sobre Acción
de Amparo, contra los jueces de la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, ha precisado que: “El derecho a la debida motivación de las resoluciones

24
importa que los jueces, al resolver las causas, expresen las razones o justificaciones
objetivas que los llevan a tomar una determinada decisión. Esas razones, por lo
demás, pueden y deben provenir no solo del ordenamiento jurídico vigente y
aplicable al caso, sino de los propios hechos debidamente acreditados en el trámite
del proceso. Sin embargo, la tutela del derecho a la motivación de las resoluciones
judiciales no debe ni puede servir de pretexto para someter a un nuevo examen las
cuestiones de fondo ya decididas por los jueces ordinarios”; así también, en el
Expediente número 3433-2013-PA/TC-Lima, seguido por Servicios Postales del
Perú Sociedad Anónima - SERPOST S.A., sobre Proceso de Amparo, contra los
jueces integrantes de la Segunda Sala Especializada Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima Norte y otro, señala que: “A mayor abundamiento, este Tribunal,
en distintos pronunciamientos, ha establecido que el derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial, y garantiza que las resoluciones judiciales no se encuentren
justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que
proporciona el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso.

5. Con estos parámetros y de la revisión del auto de vista, tenemos que la decisión
adoptada se encuentra adecuadamente fundamentada, por cuanto, interpreta y
aplica las normas que considera pertinentes; por tanto, no se advierte transgresión
alguna al principio de la debida motivación de las resoluciones, no se afecta la
logicidad, ni se vulnera el derecho a probar en cualquiera de sus vertientes, ni el
de congruencia procesal. Es decir, su pronunciamiento se ha ceñido estrictamente
a lo aportado, mostrado y debatido en el proceso, por lo que dicho fallo no puede
ser cuestionado por ausencia o defecto en la motivación, pues se ha cumplido con
precisar el por qué y debido a qué se ha llegado a la conclusión final; en
consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha arribado no puede ser causal
para cuestionar la motivación; lo que no significa que no pueda existir un criterio
distinto para arribar a una conclusión diferente a la que ha planteado la Sala
Superior, sin que ello implique ausencia o defecto en la motivación del auto de
vista. En consecuencia, la infracción normativa procesal por ausencia de
motivación expresada en el segundo 2) agravio debe desestimarse en todos sus
extremos.

6. Ahora, analizando el tema medular, tenemos que la controversia se centra en


determinar si el Gerente General de una empresa requiere de facultades generales
y especiales para representar en juicio a la sociedad y en el caso específico,

25
desistirse del proceso. Para determinar ello, es necesario revisar los antecedentes
del proceso, en el cual se advierte que los socios que conforman la empresa
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada son la sociedad
conyugal conformada por Gerardina Peceros de la Cruz, fallecida el seis de febrero
de dos mil quince y Mauro Moscoso Mendoza (codemandante), además de Walter
Cusi Gamboa (codemandado). El ahora codemandado Walter Cusi Gamboa, frente
a la inactividad del entonces Gerente General Mauro Moscoso Mendoza, para
convocar a Junta General de Accionistas, instauró judicialmente el proceso de
Convocatoria a Junta o Asamblea General, con la finalidad –entre otras– de
nombrar al nuevo Gerente General, recayendo dicha función en Alex Raúl
Valenzuela Castro –véase a fojas doscientos cuatro del cuaderno de apelaciones–,
así consta inscrito registralmente. Es de esta forma, que las funciones de Mauro
Moscoso Mendoza, en su calidad de Gerente General de la empresa Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada concluyeron con el
nombramiento judicial de Alex Raúl Valenzuela Castro como Gerente General de
la citada empresa.

7. El artículo 343 del Código Procesal Civil prescribe: “El desistimiento del
proceso lo da por concluido sin afectar la pretensión. Cuando se formula después
de notificada la demanda, requiere la conformidad del demandado expresada
dentro del tercer día de notificado, o en su rebeldía. Si hubiera oposición, el
desistimiento carecerá de eficacia, debiendo continuar el proceso. (…)”. Conforme
a la normatividad citada, es exigible para que el desistimiento proceda o se rechace,
solo la conformidad u oposición del demandado (en este caso de los demandados),
no se requiere acto o manifestación del codemandante. En el caso de autos, Alex
Raúl Valenzuela Castro, en su condición de nuevo Gerente General de la empresa
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, se apersona al
proceso y formula desistimiento del mismo, amparado en las facultades conferidas
en el artículo 75 del Código Procesal Civil. Conforme se tiene de los escritos
obrantes a fojas seiscientos cuarenta y siete, seiscientos cincuenta y dos y
seiscientos cincuenta y siete, los demandados han expresado su conformidad con
dicho acto jurídico procesal, encuadrando su conducta dentro de los alcances del
artículo 343 del Código Procesal Civil; en tanto, el codemandante Mauro Moscoso
Mendoza, se ha opuesto; por tanto, corresponde que el desistimiento sea aprobado
a fin de que surta sus efectos.

26
8. Se cuestionan a través del recurso de su propósito, dos aspectos: a) Que los
artículos 343 y 345 del Código Procesal Civil regulan el desistimiento solo de
personas naturales, siendo la empresa Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada quien solicitó el desistimiento; y, b) La empresa Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada debe continuar como parte del
proceso de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 188 inciso 2 de la Ley General de
Sociedades. El cuestionamiento de que los artículos 343 y 345 del Código procesal
Civil no regulan el desistimiento de personas jurídicas, no tiene asidero legal; pues,
no hay disposición expresa que ello fuere así. Ahora, respecto del artículo 188 de
la Ley General de Sociedades, que regula las atribuciones del gerente, señala: “Las
atribuciones del gerente se establecerán en el estatuto, al ser nombrado o por acto
posterior. Salvo disposición distinta del estatuto o acuerdo expreso de la junta
general o del directorio, se presume que el gerente general goza de las siguientes
atribuciones: 1. Celebrar y ejecutar los actos y contratos ordinarios
correspondientes al objeto social; 2. Representar a la sociedad con las facultades
generales y especiales previstas en el Código Procesal Civil y las facultades
previstas en la Ley de Arbitraje; 3. Asistir, con voz pero sin voto, a las sesiones
del directorio, salvo que este acuerde sesionar de manera reservada; 4. Asistir, con
voz pero sin voto, a las sesiones de la junta general, salvo que esta decida en
contrario; 5. Expedir constancias y certificaciones respecto del contenido de los
libros y registros de la sociedad; y, 6. Actuar como secretario de las juntas de
accionistas y del directorio”. Del estatuto de la empresa, obrante en autos a fojas
setecientos noventa y siete, se tiene que las atribuciones de su gerente general están
consignadas en su décima octava cláusula, entre las que se encuentra: Representar
en juicio y fuera de él, a la sociedad con los poderes generales y especiales del
mandato, pudiendo transigir el pleito o someterlo a arbitraje, desistirse de la acción
o convenir en ella. Significa que sus atribuciones se encuentran reguladas por la
norma adjetiva con las facultades generales y especiales que ella consigna en los
artículos 74 y 75 del Código Procesal Civil, donde autoriza realizar todos los actos
de disposición de derechos sustantivos, y para demandar, reconvenir, contestar
demandas y reconvenciones, desistirse del proceso y de la pretensión, allanarse a
la pretensión, conciliar, transigir, someter a arbitraje las pretensiones
controvertidas en el proceso, sustituir o delegar la representación procesal y para
los demás actos que exprese la ley, lo que es reiterado en el Estatuto de la empresa;
por lo que, habiendo Mauro Moscoso Mendoza actuado inicialmente, para
demandar, por derecho propio y en calidad de Gerente General de la empresa
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, y estando a que su

27
designación como tal ya no se encuentra vigente, al haberse designado en su lugar
por mandato judicial a Alex Raúl Valenzuela Castro, el desistimiento del proceso
formulado por este en representación de la empresa, debe surtir sus efectos,
continuando la tramitación del proceso seguido por Mauro Moscoso Mendoza, en
su condición de persona natural, al haber accionado también por “derecho propio”.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

Infundado el recurso de casación interpuesto por Mauro Moscoso Mendoza en


consecuencia, no casaron la sentencia de vista, dispusieron la publicación de la
presente resolución en el diario oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad y los
devolvieron.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, CALDERÓN PUERTAS,


AMPUDIA HERRERA, LÉVANO VERGARA.

28
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 2135-2017, LAMBAYEQUE

SUMILLA: El recurso es fundado por cuanto de conformidad con el artículo 978


del Código Civil, si bien se autoriza a que uno de los copropietarios pueda practicar
sobre todo o parte del bien, actos que importen el ejercicio de propiedad exclusiva;
no obstante, según el mismo dispositivo, dicho acto solo será válido desde el
momento en que se adjudica el bien o la parte a quien se practicó el acto, y, desde
el momento en el que el otro copropietario demuestra su consentimiento, el cual
define la validez de todo acto en materia de propiedad.

Lima, dieciséis de marzo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; Vista la causa número dos mil ciento treinta
y cinco – dos mil diecisiete, efectuados el debate y la votación correspondiente,
emite la presente sentencia.

Se trata del recurso de casación interpuesto por Mario Richard Zamora Gamarra a
fojas ciento ochenta y nueve, contra la sentencia de vista de fojas ciento ochenta y
uno, de fecha veintiuno de marzo de dos mil diecisiete, emitida por la Primera Sala
Especializada Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, que declaró
nula la sentencia contenida en la Resolución número 08, de fecha diecinueve de
mayo de dos mil dieciséis, que declaró fundada la demanda; en consecuencia,
insubsistente todo lo actuado hasta fojas cincuenta; e, improcedente la demanda
sobre Nulidad de Acto Jurídico.

RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 140, 219 inciso 1, 220, 969 y 978 del
Código Civil: Señala que estando el bien sujeto al régimen de copropiedad, está
acreditado que Nelly Gamarra Chávez solamente tenía el cincuenta por ciento
(50%) de las acciones y derechos del mismo; no obstante, transfirió la propiedad

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del bien a favor de Martha Margarita Vélez Chamaya, mediante acto jurídico que
conllevaba el ejercicio de la propiedad exclusiva; agrega además, que la primera
de las nombradas carecía de representación legal; pues, no le otorgó poder alguno,
y menos contaba con autorización judicial para disponer de inmueble de incapaz,
como es el caso de su hermano Pedro Luis Zamora Gamarra.

b) Infracción normativa de los artículos 50 inciso 6 del Código Procesal Civil


y 139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú: Sosteniendo que la decisión
de declarar improcedente la demanda por parte de la Sala Superior no se ciñe a las
garantías que propugnan los dispositivos legales denunciados, pues no se puede
señalar que el acto jurídico sub judice es válido, pero sujeto a una condición
suspensiva y que será eficaz cuando al condómino que ha dispuesto del bien, le sea
adjudicado, y en caso de no cumplirse dicha condición, recién se podrá plantear la
nulidad del acto jurídico.

2. Previamente a la absolución del recurso de casación sub examine es necesario


hacer un breve recuento de lo acontecido en el proceso. En tal sentido, se advierte
que por escrito de fojas treinta y cuatro a cuarenta y nueve, Mario Richard Zamora
Gamarra interpone demanda de Nulidad de Acto Jurídico contra Nelly Gamarra
Chávez y Martha Margarita Vélez Chamaya respecto de la compraventa del bien
inmueble constituido por el lote de terreno número 4, de la manzana 13, del Pueblo
Joven Garcés, del distrito de José Leonardo Ortiz, provincia de Chiclayo,
departamento de Lambayeque (actualmente Atahualpa número 771). Como
fundamento de su demanda, sostiene que: a) Mediante resolución judicial de fecha
veintidós de marzo de dos mil siete, el demandante, junto a su hermano Pedro Luis
Zamora Gamarra y su madre – demandada- Nelly Gamarra Chávez, fueron
declarados herederos de Mario Ruperto Zamora Chamaya, quien hasta esa fecha
aparecía como único propietario del inmueble materia de litigio; b) Pese a que,
como consecuencia del fallecimiento de Mario Ruperto Zamora Chamaya, dicho
inmueble se encontraba sujeto a un régimen de copropiedad entre sus herederos,
la demandada Nelly Gamarra Chávez, sin contar con la autorización del recurrente
ni la de su hermano, celebró un contrato de compraventa respecto del mismo; c)
Además de ello, sostiene que su hermano Pedro Luis Zamora Gamarra tiene la
condición de incapacidad total y permanente; por lo tanto, es evidente la
inexistencia de facultades vigentes para celebrar el acto jurídico de compraventa;
d) Consecuentemente, a la fecha de la celebración del mismo, la demandada no
tenía la condición de propietaria de la totalidad del bien, resultando imposible

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física y jurídicamente su transferencia; además de fin ilícito; pues, se ha dispuesto
de un inmueble de manera dolosa y mediante engaño.

3. Tramitada la demanda según su naturaleza, el A quo, mediante la sentencia de


fojas ciento treinta, de fecha diecinueve de mayo de dos mil dieciséis, declaró
fundada la demanda; en consecuencia, nulo el acto jurídico contenido en el
contrato privado de compraventa, de fecha quince de diciembre de dos mil cinco,
celebrado entre Nelly Gamarra Chávez y Martha Margarita Vélez Chamaya, por
haber incurrido en las causales previstas en el artículo 219 incisos 1, 3 y 4; e,
infundado el extremo de la entrega del bien inmueble. Como fundamentos de su
decisión sostiene, que: i) La condición de potencial heredero y copropietario del
demandante, obtenida de hecho, era de pleno conocimiento de las partes
codemandadas, su madre (Nelly Gamarra Chávez) y la de su tía materna (Martha
Margarita Vélez Chamaya); en ese sentido, se llega claramente a determinar que
aquella tenía limitación para disponer del bien (o sus acciones proporcionales en
alícuotas), ya que se requería necesariamente de la conformidad de los
copropietarios, o su asentimiento para disponer de sus acciones y derechos; por lo
tanto, dicho acto jurídico es inválido y deviene en nulo de pleno derecho, quedando
acreditada la causal de objeto jurídicamente imposible; ii) Se concluye que las
demandadas cometieron un perjuicio al atentar contra la copropiedad, pues ha
quedado demostrado que ambas tenían conocimiento del acto jurídico y de las
condiciones en las que se estaba celebrando; y, iii) Dado que el inmueble se
encontraría en posesión de un tercero, respecto del cual no se ha referido el
demandante, deja a salvo su derecho para ejercitarlo contra cualquiera que
estuviese en posesión o se crea con derecho.

4. Apelada la mencionada resolución, la Sala Superior, mediante sentencia de fojas


ciento ochenta y uno, de fecha veintiuno de marzo de dos mil diecisiete, la declara
nula; insubsistente todo lo actuado, e improcedente la demanda. Como sustento de
su decisión señala que la demandada Nelly Gamarra Chávez solamente tenía el
cincuenta por ciento (50%) de las acciones y derechos del inmueble materia de
litigio, y no obstante ello, transfirió la propiedad de todo el bien mediante un acto
jurídico que conllevaba el ejercicio de la propiedad exclusiva, como lo prevé el
artículo 978 del Código Civil1 ; no obstante, la ley considera dicho acto como
válido, pero sujeto a una condición suspensiva y que será eficaz cuando el
condómino que ha dispuesto el bien, le sea adjudicado; siendo que en caso de no
cumplirse la mencionada condición suspensiva, recién se podrá plantear la nulidad

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de dicho acto, tal como se ha establecido en las Casaciones números 953-96-
Lambayeque y 1540-2004-Cono Norte.

5. - Estando a los fundamentos del recurso que nos ocupa, es necesario destacar
que, el Debido Proceso es un derecho complejo que está conformado por un
conjunto de derechos esenciales que impiden que la libertad y los derechos de los
individuos sucumban ante la ausencia o insuficiencia de un proceso o
procedimiento, o se vean afectados por cualquier sujeto de derecho -incluyendo el
Estado que pretenda hacer uso abusivo de estos. En ese sentido, es menester
recalcar que el artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del Perú, consagra
como principio rector de la función jurisdiccional, dentro de nuestro ordenamiento
jurídico, la observancia del debido proceso. Este, conforme a la interpretación que
reiteradamente ha efectuado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, exige
fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de forma
tal, que su tramitación garantice a las personas involucradas en él, las condiciones
necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo razonable los
derechos u obligaciones sujetos a consideración.

6. En ese sentido, la motivación de las resoluciones judiciales constituye un


elemento del debido proceso; y además, se ha considerado como principio y
derecho de la función jurisdiccional, consagrado en el inciso 5 del artículo 139 de
la Constitución Política del Perú, norma constitucional que ha sido recogida en el
artículo 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en el
inciso 6 del artículo 50, e incisos 3 y 4 del artículo 122 del Código Procesal Civil,
cuya infracción origina la nulidad de la resolución, conforme lo disponen las dos
últimas normas procesales señaladas. Una motivación adecuada conlleva la
justificación lógica, razonada y conforme a las normas constitucionales y legales,
así como con arreglo a los hechos y petitorios formulados por las partes; por lo
tanto, una motivación adecuada y suficiente comprende tanto la motivación de
hecho o in factum (en la que se establecen los hechos probados y no probados
mediante la valoración conjunta y razonada de las pruebas incorporadas al proceso,
sea a petición de parte como de oficio, subsumiéndolos en los supuestos fácticos
de la norma) y la motivación de derecho o in jure (en la que se selecciona la norma
jurídica pertinente, y se efectúa una adecuada interpretación de la misma.

7. Ahora bien, por razones de conveniencia procesal, analizaremos en primer orden


la infracción normativa procesal precisada en el literal B) puesto que de

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determinarse esta infracción no será necesaria la dilucidación de la infracción de
orden sustancial. Estando a lo expuesto, tenemos que la Sala Superior ha cumplido
con la exigencia constitucional de la motivación de las resoluciones judiciales, al
expresar en los fundamentos que sustentan la decisión adoptada una suficiente
argumentación objetiva; en consecuencia, no se advierte acto arbitrario alguno que
vulnere el debido proceso, la debida motivación de las resoluciones judiciales, ni
la tutela procesal efectiva. En consecuencia, la infracción normativa procesal
denunciada debe ser desestimada.

8. Sin embargo, no podemos señalar lo mismo respecto a las causales de infracción


normativa material precisadas en el literal A) puesto que esta Sala Suprema no
comparte el criterio sostenido por la Sala Superior que, al analizar la pretensión
incoada por el demandante, señala que, en el caso concreto, la nulidad del acto
jurídico recién podrá demandarse solo en caso de que no se cumpla con la
condición suspensiva a que hace referencia el artículo 978 del Código Civil; y ello
por cuanto a criterio de esta Sala Suprema, quien actúa en sede de instancia, y en
atención a las causales de nulidad del acto jurídico denunciadas (artículo 219
incisos 1, 3 y 4 del Código Civil), asume, respecto a la aplicación del artículo 978
del Código Civil, que este, en efecto, autoriza implícitamente a que uno de los
copropietarios pueda practicar sobre todo o parte del bien, actos que importen el
ejercicio de propiedad exclusiva; no obstante, según el mismo dispositivo, dicho
acto solo será válido desde el momento en que se adjudica el bien o la parte a quien
se practicó el acto, y, por razones obvias, desde el momento en el que el otro
copropietario demuestra su consentimiento, el cual define la validez de todo acto
en materia de propiedad. Sin embargo, de los fundamentos de la demanda y del
recurso de apelación interpuesto, se desprende que no existe consentimiento
respecto de los demás copropietarios del inmueble materia de litigio, tanto más, si
el demandante, ha señalado que no ha participado ni tendría intención de participar
en el acto jurídico que se denuncia; y que, su copropietario, Pedro Luis Zamora
Gamarra, sería un incapaz y que, por tanto, para efectos de la disposición de sus
bienes, se requeriría de autorización judicial, por lo cual el acto jurídico
denunciado vendría en nulo por las causales de falta de manifestación de voluntad
del agente, cuando su objeto es física o jurídicamente imposible y por fin ilícito..

9. Cabe agregar, que si bien, de conformidad con el artículo 977 del Código Civil,
cada copropietario puede vender la parte que le corresponde; en el caso concreto
tenemos a un heredero de una cuota ideal (no determinada), que ha dispuesto o

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vendido no solo su cuota, sino además la totalidad de las cuotas ideales de los otros
coherederos, de las cuales no era propietario, siendo este un objeto del cual
jurídicamente no podía disponer, por no ser titular del mismo, y por impedimento
establecido en la ley, específicamente en el artículo 971 inciso 1 del Código Civil;
razón por la cual, asiste el derecho al demandante y coheredero perjudicado de
solicitar la nulidad del acto jurídico de compraventa por imposibilidad jurídica del
objeto; más aún, si se tiene en cuenta que se trata de un bien perteneciente a una
sucesión cuya división y partición no ha sido acreditada.

10. Por tanto, de conformidad con lo establecido en el artículo 396 del Código
Procesal Civil, corresponde casar la sentencia de vista; y actuando en sede de
instancia, confirmar la sentencia apelada que declaró fundada la demanda. Por
estos fundamentos y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal Civil.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Mario Richard Zamora


Gamarra, en consecuencia, CASARON la sentencia de vista, Dispusieron la
publicación de la presente resolución en el diario oficial “El Peruano”, bajo
responsabilidad y los devolvieron;

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA, BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 3307-2016, TACNA

SUMILLA: No basta que un bien sea adquirido durante la vigencia del


matrimonio para que sea considerado social, sino que debe remitirse además a las
excepciones contempladas en el artículo 302 del Código Civil.

Lima, cuatro de mayo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número tres mil trescientos
siete-dos mil dieciséis; y producida la votación correspondiente, emite la presente
sentencia.

Se trata del recurso de casación interpuesto por el demandante Carmelo Chura


Huisa, a fojas trescientos ochenta y cinco, contra la Sentencia de Vista, contenida
en la Resolución número veinte y seis, de fecha veintiocho de junio de dos mil
dieciséis, obrante a folios trescientos setenta y uno, mediante la cual la Sala Civil
Transitoria de la Corte Superior de Justicia de Tacna, que confirmó la sentencia
apelada de fecha diecisiete de marzo de dos mil dieciséis, de fojas trescientos uno,
que declaró infundada la demanda; en los seguidos por Carmelo Chura Huisa
contra Sonia Mamani Luve, sobre nulidad de acto jurídico y otros.

RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 139 incisos 3 y 5 de la Constitución


Política del Perú, I y III del Título Preliminar, 50 inciso 6 y 122 inciso 3 del
Código Procesal Civil, así como el artículo 12 del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial: La Sala Superior omite evaluar debidamente
el Acta de Matrimonio celebrado el tres de enero de mil novecientos noventa y
dos, así como la Ficha Registral número 1869 del Registro de Personas Jurídicas
del Libro Asociaciones de Tacna, que se constituyó el veintidós de diciembre de
mil novecientos noventa y ocho (fecha posterior al matrimonio), pues no ha

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sustentado por qué le da menor valor probatorio a dichos documentos que tienen
la calidad de instrumentos públicos, cuando éstos desvirtúan lo expuesto en la
declaración jurada (documento privado), sobre la carencia de bienes sujetos al
régimen de sociedad de gananciales, sin indicar en su resolución el razonamiento
que llevó al Ad Quem a adoptar tal decisión, lo que incluye expresar la valoración
conjunta y razonada de la prueba.

b) Infracción normativa del artículo 245 incisos 2 y 3 del Código Procesal


Civil: La Sala Superior para resolver la controversia ha tomado como referencia
la fecha del contrato denominado Acuerdo Privado Interno de fojas quince, de
fecha diecinueve de octubre de dos mil siete; sin embargo, tal certeza no ha sido
acreditada en el proceso, al no existir medio probatorio idóneo que establezca que
en dicha fecha fue presentado dicho documento ante Notario Público; por el
contrario, la certeza de la venta se refleja con la fecha de presentación del
documento ante Notario Público, o cuando se eleva a Escritura Pública, lo cual no
ha ocurrido. Estando ante dos derechos de distinta naturaleza (derecho contenido
en el vínculo conyugal, según Acta de Matrimonio de fojas siete, y otro derecho
contenido en el Contrato Privado de fojas quince, resulta de aplicación lo dispuesto
en el artículo 245 inciso 2 del Código Procesal Civil, lo que implica que la
preferencia se determina sólo por la certeza y fecha en que se constituyeron los
derechos; por ende, las demandadas no pueden oponer su derecho de compraventa
a los derechos expectaticio de adjudicación sobre los puestos de venta, por ser el
acto del matrimonio primero que el derecho que fue celebrado por la demandada
Candelaria Maruja Anahua Anahua, quien sin gozar del respectivo Poder, realizó
actos de disposición sobre derechos expectaticios de adjudicación, cuando estos
bienes estaban pendientes de ser liquidados.

2. Que, previamente a la absolución del recurso de casación sub examine, es


necesario hacer un breve recuento de lo acontecido en el proceso. En tal sentido,
se advierte que Carmelo Chura Huisa mediante escrito de fojas cincuenta y seis
interpone demanda a fin que se declare la nulidad del contrato denominado acuerdo
privado interno, extendido en documento privado con fecha diecinueve de octubre
de dos mil siete; y del acto jurídico de compraventa de puestos de venta que
contiene tal instrumento, en la que interviene como vendedora Doña Candelaria
Maruja Anahua Anahua y como compradora Sonia Mamani Luve, respecto a los
puestos de venta signados con los números 87 y 88 de la Asociación de
Comerciantes 7 de Agosto; asimismo plantea como pretensión accesoria, se

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declare su mejor derecho de posesión sobre referidos puestos, así como la entrega
del bien inmueble, desalojo accesorio y consecuentemente la administración de la
posesión, con costas y costos del proceso. Sustenta su pretensión alegando que:

- Contrajo matrimonio civil con la codemandada Candelaria Maruja Anahua


Anahua, con fecha tres de enero de mil novecientos noventa y dos, por ante
la Municipalidad Distrital de Alto de Alianza de la provincia y
departamento de Tacna.

- Mediante escritura pública de fecha siete de junio del año dos mil diez, por
ante Notario Público Víctor Edilberto Lozano Valderrama, se declaró la
disolución del vínculo matrimonial entre Carmelo Chura Huisa y la
demandada Candelaria Maruja Anahua Anahua, en los términos y demás
condiciones que expresamente se hacen constar. Durante la vigencia del
matrimonio de su poderdante y la demandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua, la sociedad conyugal por ellos conformada adquirió los puestos de
venta signados con los números ochenta y siete y ochenta y ocho de la
Asociación de Comerciantes 7 de Agosto, por el mérito de ser la
codemandada Calendaría Maruja Anahua Anahua, la socia titular y como
tal le corresponde derechos de adjudicataria sobre los indicados puestos, y
dichos puestos pasaron a formar parte de la sociedad de gananciales que
conforma con la demandada, pues su mandante viene a ser titular del
cincuenta por ciento (50%) de cada de los mencionados puestos por su
derecho de gananciales;

- Con fecha diecinueve de octubre del año dos mil siete, estando vigente el
vínculo conyugal y la sociedad de gananciales en forma insólita y
demostrada absolutamente intencionalidad de perjudicar sus derechos
económicos y gananciales la demandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua. aprovechando su titularidad de socia y como aparece de su
inscripción ante la RENIEC (Registro Nacional de Identificación y Estado
Civil), con el estado civil de “soltera”, ha vendido los puestos de venta
mencionados a la otra codemandada Sonia Mamani Luve, según consta de!
denominado “Contrato de Acuerdo Privado Interno” extendido en
documento privado de fecha diecinueve de octubre del año dos mil siete.

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- Estando a los derechos de adjudicación respecto a los puestos mencionados,
que se han adquirido durante la vigencia del matrimonio, de conformidad
con el artículo 315 del Código Civil, requiere la intervención de su cónyuge
para disponer o gravar los bienes comunes a título gratuito u oneroso;
tratándose de bienes gananciales producto de la unión de hecho, en tanto
que la adjudicación no se practique, como consecuencia de la
correspondiente liquidación, no puede atribuirse uno de los cónyuges el
dominio del todo o una parte de los bienes gananciales determinados; que
Candelaria Maruja Anahua Anahua ha transferido los mencionados puestos
de venta sin que tenga título de dominio idóneo, cuyos derechos de
adjudicación corresponde a la sociedad legal de gananciales;

- Que, Candelaria Maruja Anahua Anahua, en ningún momento contaba con


poder especial alguno ni mucho menos solicito la autorización del
poderdante para disponer de los puestos de venta; asimismo la compradora
conocía que dichos puestos de venta formaban parte de la sociedad de
gananciales por el matrimonio, señalando que referido acto jurídico no
puede ser convalidado;

- Que se ha incurrido en causal de nulidad prevista en el artículo 219 inciso


1 del Código Civil, por la falta de manifestación de voluntad de los titulares
del dominio del bien y por ser contrario a las leyes que interesan al orden
público conforme al artículo V del Título Preliminar del Código Civil;

- Solicita que se considere que la codemandada Sonia Mamani Luve ha


actuado de mala fe durante la mencionada transferencia de compraventa,
pues la demandada ha manifestado verbalmente a su poderdante que jamás
vendió los referidos puestos a Sonia Mamani Luve y que el supuesto
contrato materia de nulidad ha sido llenado en blanco. Refiere que conforme
al artículo 219 inciso 6 del Código Civil, la compra es de pleno derecho,
porque en la celebración del supuesto contrato no ha tenido su poderdante
participación alguna, siendo cónyuge de la demandada Candelaria Maruja
Anahua Anahua;

- Refiere que en el contrato materia de nulidad, las partes intervinientes han


manifestado que el precio de venta se encuentra cancelado no existiendo
ninguna prueba idónea que acredite en forma indubitable que el precio de

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venta en realidad se haya cancelado, no existe intervención notarial que
haya legalizado las firmas, ni que haya dado fe de la entrega del dinero por
concepto de venta, tampoco existe constancia de la compradora que haya
utilizado algún medio de pago por el momento de la obligación
supuestamente pactada, contraviniendo los artículos 4 y 7 de la Ley 28194
y lo dispuesto por el Decreto Supremo número 047-2004-EF, sobre
bancarización y sus modificatorias, pues los montos a partir los cuales
utilizaran medios de pago son de tres mil quinientos nuevos soles o mil
dólares americanos, por lo que en el contrato de compra venta corresponde
utilizar medios de pago a través de las empresas del sistema financiero;

- La otra parte manifiesta que lamentablemente en la Escritura Pública de


Separación Convencional y Divorcio Ulterior de fecha siete de junio del
año dos mil diez, por ante Notario Víctor Edilberto Lozano Valderrama no
se consideró dichos puestos de venta, porque hasta la fecha no se ha
formalizado la adjudicación individual de los mencionados puestos que
forman parte de uno de mayor extensión y de mayor cabida cuya titularidad
registral pertenece a la Asociación de Comerciantes 07 de Agosto, y está a
su no vez no los ha independizado.

3. La demandada Sonia Mamani Luve contesta la demanda mediante escrito de


fojas ochenta y tres, alegando principalmente que: 1) Cuando la codemandada
Candelaria Maruja Anahua Anahua le transfiere los puestos comerciales, el
diecinueve de octubre del año dos mil siete, tenía la condición de socia y figuraba
como soltera en el padrón de socios, tal como lo expresa su Documento Nacional
de Identidad, negando haber tenido la finalidad de perjudicar al demandante,
habiendo realizado las indagaciones sobre su estado civil antes de la compra; 2)
Los primeros días de junio del año dos mil once, recién tomó conocimiento que la
codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua, era casada con el accionante y
que se había divorciado del mismo mediante escritura pública del siete de junio
del año dos mil diez; 3) El acto jurídico cuestionado cumple con todos los
requisitos de validez, por tanto no es susceptible de mencionarse el artículo 219
del Código Civil; 4) En la escritura pública de separación convencional con ulterior
divorcio del siete de junio del año dos mil diez, las partes no consignaron que los
puestos pertenecen a la sociedad conyugal, lo cual prueba que no ha procedido de
mala fe, en contubernio con la codemandada con la finalidad de perjudicar al
demandante; 5) Ejerce posesión sobre los puestos de su propiedad, cumpliendo

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con todos los pagos de servicios y derechos la Asociación de Comerciantes 7 de
Agosto; 6) Realizó las indagaciones sobre el estado civil de la codemandada
vendedora, verificando que figuraba en el padrón y documento nacional de
identidad como soltera, habiendo declarado en el padrón solo a sus hijos más no
algún conviviente; sin presagiar que dicha demandada alegue su condición de
casada ante el requerimiento de la regularización de la titularidad; pues le ha
cursado carta notarial para ello y ante la negativa ha instaurado un proceso sobre
Otorgamiento de Escritura Pública – Expediente número 812-2011 Primer Juzgado
Civil de Tacna; 7) El precio fue cancelado, habiendo gravado la transferencia y la
entrega del dinero, por lo que no se puede cuestionar dicho extremo; 8) Las
pretensiones de desalojo, mejor derecho de posesión y entrega del bien deben ser
declaradas improcedentes, por cuanto no se ha fundamentado dichos pedidos. La
codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua, fue declaró rebelde mediante
resolución obrante a fojas noventa y nueve de fecha veintiséis de julio del año dos
mil doce.

4. Que, mediante Resolución de fojas trescientos uno, de fecha diecisiete de marzo


del año dos mil dieciséis, el A quo ha declarado infundada la demanda. Sustenta
su fallo en que: i) Conforme se puede apreciar, el demandante contrajo matrimonio
civil el tres de enero de mil novecientos noventa y dos, asimismo la escritura
pública de divorcio ulterior es de fecha siete de junio del año dos mil diez,
asimismo documento y acto jurídico que cuestiona en este proceso es de fecha
veintinueve de diciembre del año dos mil siete; es decir, resulta anterior al
procedimiento no contencioso de divorcio realizado ante notario público, respecto
del cual, tanto el propio demandante y la codemandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua, han declarado no contar con bienes sociales; de otro lado, conforme puede
observarse de documento “ Acuerdo Privado Interno”, la demandada Candelaria
Maruja Anahua Anahua, se presenta como soltera; lo que incluso, guarda
conformidad con el Certificado de Inscripción emitido por la RENIEC de folio
setenta y siete; asimismo, si bien el Presidente de la Asociación de Comerciantes
7 de Agosto, remite copia legalizada del folio cuarenta y tres del libro de
comerciantes (véase folio ciento noventa y seis) consigna como socia a Candelaria
Maruja Anahua Anahua, y se consigna de instrucción superior, de estado civil
soltera y se consigna como conviviente a Carmelo Chura Huisa, documento que es
presentado en copia certificado por Notario Público (certificación veintitrés de
mayo del año dos mil catorce); sin embargo, a folios doscientos dieciocho a
doscientos diecinueve la demandada presenta copia certificada por notario público

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(certificación realizada el diecinueve de mayo del año dos mil nueve) de la mismo
folio del padrón de socios de Candelaria Maruja Anahua Anahua, en el cual se
consigna como grado de instrucción quinto de secundaria, de estado civil soltera y
en la parte de nombre de esposo o conviviente se encuentra en blanco; ii) De tal
manera, que no se encuentra acreditado que la demandada Sonia Mamani Luve
Tenía conocimiento que Candelaria Maruja Anahua Anahua, se encontraba casada
con el demandante; por otra parte, con lo advertido en trámite de divorcio ulterior
realizado ante notario público, es razonable extraer como conclusión que al no
declararse la existencia de bienes sociales, debe inferirse por tanto, que el
demandante tenía conocimiento del acto jurídico por su ex cónyuge la
codemandada Candelaria Anahua Anahua, así como su asentimiento tácito, pues
al no haberse consignado el bien materia de litis como bien social, esta situación
no puede ser reputada como una omisión, como lo señala el demandante en la
demanda, pues debieron ser consignados, al ser puestos que eran conducidos por
Candelaria Anahua Anahua; más aún, cuando el documento que se cuestiona, es
de fecha anterior al procedimiento de divorcio. No dejando pasar por alto, que
conforme el informe del presidente de la Asociación de Comerciantes 7 de agosto,
Sonia Mamani Luve, es quien en la actualidad conduce dichos puestos, lo que en
efecto se corrobora con el acta de constatación de conducción de puesto de folios
ochenta y dos, por lo que corresponde desestimar la pretensión de nulidad de acto
jurídico por la causal de falta de manifestación de voluntad.

5. Que, por Resolución número veintiséis, de fojas trescientos setenta y uno, de


fecha veintiocho de junio del año dos mil dieciséis, el Ad Quem confirma la
apelada que declara fundada la demanda de nulidad de acto jurídico y otros; al
considerar que i) conforme se acredita con el Acta de Matrimonio expedida por la
Municipalidad Distrital de Alto de Alianza con fecha tres de enero del año mil
novecientos noventa y dos (ver fojas siete), Carmelo Chura Huisa, contrajo
matrimonio civil con Candelaria Maruja Anahua Anahua; el cual fue disuelto
conforme corre de fojas ocho a catorce, apreciándose la Escritura de divorcio
ulterior número nueve de fecha siete de junio del dos mil diez, expedida por el
notario Víctor E. Lozano Valderrama, mediante el cual declara la disolución del
vínculo matrimonial, entre Candelaria Maruja Anahua Anahua y Carmelo Chura
Huisa, anotación que también fuera consignada en el Acta de Matrimonio,
observándose que en la introducción de la escritura (ver fojas ocho) se consigna
que (...), la otorgante manifiesta con carácter de declaración jurada que todos los
datos consignados en el presente instrumento así como los documentos

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proporcionados para su elaboración son verdaderos y que asume expresa y
exclusiva responsabilidad civil y penal por la veracidad de esta declaración(...),
entendiéndose que los datos proporcionados por las partes suscribientes son
“verdaderos”, advirtiéndose que en dicho documento como fundamento de su
petitorio (ver fojas nueve) al punto quinto, los peticionantes Carmelo Chura Huisa
y Candelaria Maruja Anahua Anahua indican “(…) que durante la vigencia nuestro
matrimonio no hemos adquirido bienes sociales, tal como lo hemos manifestado
en nuestra declaración jurada (…)”; hecho que difiere con lo indicado por el
demandante ya que en caso los puestos materia de litis hubieran sido parte de la
sociedad conyugal debieron ser consignados por las partes más aún si ambos
siguieron el trámite de divorcio cuyo efecto es el fenecimiento de la sociedad de
gananciales en caso existiese, lo cual no ocurrió en el presente caso al indicar
ambas partes que “no adquirieron bienes sociales”. ii) Que, en cuanto a la
constitución de la Asociación de Comerciantes 07 de agosto, realizada el día
veintidós de diciembre del año mil novecientos noventa y dos, debe tenerse en
cuenta, que si bien es cierto ello es posterior a la celebración de matrimonio de las
partes, ello no acredita que los puestos sub litis formen parte de la sociedad de
gananciales, ya que conforme obra en autos se evidencia que las partes afirmaron
que durante la existencia del vínculo matrimonial no adquirieron bienes; más aún
si del caudal probatorio se desprende en el documento “Acuerdo Privado Interno”
(ver fojas quince) la codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua consigna
como estado civil soltera hecho que también consta en el Certificado de Inscripción
emitido por la RENIEC (ver fojas setenta y siete), además de ello, se tiene que el
Presidente de la Asociación de Comerciantes 7 de Agosto, remite copia legalizada
del padrón de socios (ver fojas ciento noventa y seis) consignando como socia a
Candelaria Maruja Anahua Anahua, notándose que en dicho documento se
consignan datos de la demandada como el grado de instrucción: superior, su estado
civil: “soltera”, y consignando como conviviente a Carmelo Chura Huisa,
resaltando que la legalización de dicho documento se realizó ante la Notaría Rosa
Málaga Cutipé, con fecha veintitrés de mayo del año dos mil catorce; documento
que sin embargo, difiere del presentado por la demandada Sonia Mamani Luve
(ver fojas doscientos dieciocho y doscientos diecinueve), cuya legalización es
realizada el diecinueve de mayo del año dos mil nueve, ante la Notaría Rosario C.
Bohorquez Vega, cuyos datos respecto al padrón de socios de Candelaria Maruja
Anahua Anahua varían consignándose como grado de instrucción quinto de
Secundaria, de estado civil “Soltera”, y en la parte de nombre de esposo o
conviviente se encuentra en blanco; por lo que se determina que la codemandada

42
Candelaria Maruja Anahua Anahua ha adquirido dichos puestos comerciales en su
condición de soltera, situación que es corroborada con la declaración del
demandante en el trámite de divorcio ulterior tramitado posteriormente. iii) Que,
en cuanto a que la demandada Sonia Mamani Luve tenía conocimiento que
Candelaria Maruja Anahua Anahua se encontraba casada con el demandante, dicha
situación no ha sido probada por el accionante, ya que de los medios probatorios
actuados en el presente proceso no se aprecia alguno que acredite tal situación; por
lo que se concluye que los puestos materia de litis no forman parte de la sociedad
de gananciales; siendo así, en la sentencia impugnada se aprecia una valoración
conjunta de “los medios probatorios aportados por ambas partes” los mismos que
fueran incorporados al proceso, efectuando el a quo una debida motivación de su
fallo expresando las razones que sustentan su decisión en la valoración de cada
medio probatorio, de conformidad con lo establecido en el artículo 197 del Código
Procesal Civil.

6. Que, estando al sustento del recurso de casación, es necesario destacar que, el


debido proceso es un derecho complejo; pues está conformado por un conjunto de
derechos esenciales que impiden que la libertad y los derechos de los individuos
sucumban ante la ausencia o insuficiencia de un proceso o procedimiento, o se
vean afectados por cualquier sujeto de derecho -incluyendo el Estado, que pretenda
hacer uso abusivo de éstos. Como señala la doctrina procesal y constitucional, “por
su naturaleza misma, se trata de un derecho muy complejamente estructurado, que
a la vez está conformado por un numeroso grupo de pequeños derechos que
constituyen sus componentes o elementos integradores, y que se refieren a las
estructuras, características del tribunal o instancias de decisión, al procedimiento
que debe seguirse y a sus principios orientadores, y a las garantías con que debe
contar la defensa (Faúndez Ledesma, Héctor. “El Derecho a un Juicio Justo”. En:
Las garantías del debido proceso (Materiales de Enseñanza). Lima: Instituto de
Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y
Embajada Real de los Países Bajos, p, 17). Dicho de otro modo, el derecho al
debido proceso constituye un conjunto de garantías de las cuales goza el
justiciable, que incluyen, la tutela procesal efectiva, la observancia de los
principios o reglas básicas y de la competencia predeterminada por Ley, así como
la pluralidad de instancias, la motivación y la logicidad y razonabilidad de las
resoluciones, el respecto a los derechos procesales de las partes (derecho de acción,
de contradicción) entre otros.

43
7. Que, bajo ese contexto dogmático, la causal denunciada se configura, entre otros
supuestos, en los casos en los que, en el desarrollo del proceso, no se han respetado
los derechos procesales de las partes, se han obviado o alterado actos de
procedimiento o si la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva y/o el órgano
jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o lo hace en forma incoherente, en
clara trasgresión de la normatividad vigente y de los estadios superlativos del
procedimiento

8. Que, el principio de la motivación de los fallos judiciales constituye una


exigencia que está regulada como garantía constitucional, consagrada en el artículo
139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú concordante con el artículo 12 del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial e incisos 3 y 4 del
artículo 122 y 50 inciso 6 del Código Procesal Civil; el cual asegura la publicidad
de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus sentencias,
ella resguarda a los particulares y a la colectividad de las decisiones arbitrarias de
los jueces, quienes de este modo no pueden ampararse en imprecisiones subjetivas
ni decir las causas a capricho, sino que están obligados a enunciar las pruebas en
que sostienen sus juicios y a valorarlas racionalmente; en tal sentido, la falta de
motivación no puede consistir, simplemente, en que el juzgador no exponga la
línea de razonamiento que lo determina a decidir la controversia, sino también en
no ponderar los elementos introducidos en el proceso de acuerdo con el sistema
legal, es decir, no justificar suficientemente la parte resolutiva de la sentencia a fin
de legitimarla. Sobre el particular, el Tribunal Constitucional señala que “el
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del
justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones
judiciales no se encuentren justificados en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se
deriven del caso”.

9. Que, en materia probatoria el derecho a la utilización de los medios de prueba,


se encuentra íntimamente conectado con el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva, que entre sus vertientes engloba el derecho a obtener una resolución
razonable, motivada y fundada en derecho, además de congruente con las
pretensiones deducidas por las partes en el interior del proceso; como también con
el derecho de defensa del que es realmente inseparable. Así, el contenido esencial
de este derecho se respeta siempre que, una vez admitidas las pruebas declaradas

44
pertinentes, sean valoradas por los órganos judiciales conforme a las reglas de la
lógica y de la sana crítica, según lo alegado y probado.

10. Que, precisamente regulando éste derecho fundamental, el legislador ha optado


por imponer al Juez, en los términos que señala el artículo 188 y 197 del Código
Procesal Civil, la obligación de en atención a la finalidad de la prueba, valorar en
forma conjunta y razonada todos los medios de prueba, dado que, las pruebas en
el proceso, sea cual fuera su naturaleza, están mezcladas formando una secuencia
integral; por lo que, es responsabilidad del Juzgador reconstruir, en base a los
medios probatorios, los hechos que den origen al conflicto por lo tanto, ninguna
prueba deberá ser tomada en forma aislada, tampoco en forma exclusiva, sino en
su conjunto, toda vez, que sólo teniendo una visión integral de los medios
probatorios se puede sacar conclusiones en busca de la verdad que es el fin del
proceso.

11. En el presente caso, según se ha expuesto en los antecedentes de esta


resolución, el proceso ha sido iniciado con motivo de la demanda interpuesta por
don Carmelo Chura Huisa, a través de la cual pretende que el órgano jurisdiccional
declare la nulidad del contrato denominado “Acuerdo Privado Interno” de fecha
diecinueve de octubre del año dos mil siete y del acto jurídico de compra venta de
los puestos comerciales números 87 y 88 de la Asociación de Comerciantes 7 de
Agosto, que contiene; por cuanto en él se dispone de bienes que a dicha fecha eran
de propiedad de la sociedad conyugal que conformaba con doña Candelaria Maruja
Anahua Anahua, y él no ha participado en la venta manifestando su voluntad,
conforme a la exigencia contemplada en el artículo 315 del Código Civil.

12. En este contexto, puede evidenciarse que el meollo del presente proceso radica
esencialmente en determinar si los puestos comerciales números 87 y 88 de la
Asociación de Comerciantes 7 de agosto, al diecinueve de octubre del año dos mil
siete, eran de propiedad de la sociedad conyugal conformada por el accionante y
la codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua.

13. Ahora bien, al analizar la sentencia de vista objeto de impugnación, este


Colegiado observa que el asunto antes descritos ha merecido análisis
fundamentado, pues establece la relación de hecho en base a su apreciación
probatoria, interpreta y aplica las normas que considera pertinentes, por lo que no
se advierte trasgresión alguna al principio de debida motivación de las sentencias,

45
no se afecta la logicidad, ni se vulnera el derecho a probar en cualquiera de su
vertientes. Es decir, su pronunciamiento se ha ceñido estrictamente a lo aportado,
mostrado y debatido en el proceso; donde la instancia de mérito ha concluido que
si bien el accionante Carmelo Chura Huisa y la codemandada Candelaria Maruja
Anahua Anahua estuvieron casados desde el tres de enero del año mil novecientos
noventa y dos, hasta el siete de junio del año dos mil diez, en que suscribieron la
Escritura Pública de divorcio ulterior (anotada en el acta de matrimonial) en dicha
escritura pública ambos manifestaron con carácter de declaración jurada que
durante la vigencia de su matrimonio no han adquirido bienes sociales, asumiendo
responsabilidad civil y penal por la veracidad de sus declaraciones; y que por otro
lado el demandante no ha acreditado que el bien haya sido de propiedad de la
sociedad conyugal en tanto en el padrón de socios y su Documento Nacional de
Identidad la codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua figura como soltera,
así como no ha probado que la codemandada Sonia Mamani Luve haya tenido
conocimiento que su vendedora estaba casada con el demandante. Por lo que dicho
fallo no puede ser cuestionado por ausencia o defecto en la motivación, pues se ha
cumplido con precisar el por qué y debido a qué se ha llegado a la conclusión final,
en consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha arribado no puede ser
causal para cuestionar la motivación. En consecuencia, la infracción normativa
procesal consignada en literal (A), debe ser desestimada.

14. El recurrente sustenta la causal contenida en el literal (B) invocando la ausencia


de fecha cierta en el contrato materia de nulidad; pretendiendo plantear la tesis de
oponibilidad de derechos; sin embargo dichas normas devienen en inaplicables, en
tanto no está en discusión si el acto de compra venta tiene o no fecha cierta sino
que, como se ha referido en el considerando undécimo, el meollo radica en
determinar si los bienes sobre los que recae la compra venta materia de nulidad,
eran o no bienes sociales

15. Así tenemos que, un bien será social por el mero hecho de haber sido adquirido
dentro de la vigencia del matrimonio, acorde al artículo 310 del Código Civil, con
excepción a los supuestos los establecidos en el artículo 302 del Código Civil; es
decir no basta que un bien sea adquirido durante la vigencia del matrimonio para
que sea considerado social, sino que está sujeto a excepciones, como por ejemplo
que haya sido adquirido a título oneroso y la causa de adquisición ha precedido a
aquella. De allí que el razonamiento esbozado por la instancia de mérito es acorde
a derecho; en tanto asume que, pese a que la compra se realizó durante la vigencia

46
del matrimonio, si en la Escritura de divorcio el accionante declaró bajo juramento
no haber adquirido bienes sociales con la codemandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua, ello basta para considerar que los bienes sobre los que recae el acto
jurídico sub litis no son sociales. Por lo que la causal descrita en el literal “B”
también debe ser desestimada y declarar infundado el recurso de casación.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 397, del


Código Procesal Civil, declararon:

Infundado el recurso de casación interpuesto por Carmelo Chura Huisa en


consecuencia, no casaron la sentencia de vista, dispusieron la publicación de la
presente resolución en el diario oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad y los
devolvieron.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

47
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL
TRANSITORIA

CAS. 3942-2016, LIMA NORTE

SUMILLA: “La decisión adoptada por la Sala Superior se encuentra arreglada a


ley. Si bien la parte recurrente sostiene que existe vicios de nulidad respecto al acto
jurídico de transferencia del bien materia de sub litis, debe señalarse que del
referido contrato no se encuentra inmerso en ningún supuesto de nulidad
establecidos en al artículo 219° del Código Civil, por lo que el recurso de casación
así formulado debe ser declarado infundado”.

Lima, nueve de mayo de dos mil dieciocho.

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA; vista la causa número tres mil novecientos cuarenta y dos
- dos mil dieciséis; y producida la votación conforme a ley, se procede a emitir la
siguiente sentencia.

I. HECHOS:

Los demandantes Carmen Jeanet Requejo Mansilla y Maritza Elizabeth Requejo


Mansilla, interponen demanda de nulidad de acto jurídico de dominio,
fundamentándola en:

a) Pretenden que se declare la nulidad por las causales establecidas en el artículo


219 incisos 1, 3, 4, 5 y 8 del Código Civil, es decir falta de manifestación de
voluntad, objeto física o jurídicamente imposible, fin ilícito, por simulación
absoluta y por contravenir al orden público y a las buenas costumbres
respectivamente, de la Minuta del Contrato de compra venta celebrada con fecha
veinte de agosto de dos mil tres, así como el Testimonio de fecha dieciocho de
setiembre de dos mil tres, suscritos entre Gladys Edith Requejo Mansilla y Walter
Humberto López Beltrán en calidad de vendedores y por la otra parte Isidro Díaz
Ortega y Gila Vilma Palacín Pérez de Díaz, respecto al inmueble ubicado en
Avenida Buenos Aires N° 214, Manzana 78, Lote 14, sub lote 2, distrito de Puente
Piedra, provincia de Lima, la misma que cuenta con área de 240 m2.

48
b) Que la transferencia realizada fue efectuada cuando no tenían ningún derecho
de propiedad constituido, habiéndose dejado su madre Carmen Mansilla Gonzáles
Vda. de Requejo sin efecto el contrato mediante la carta notaria cursada, indicando
además que la Sociedad Conyugal conformada por Isidro Díaz Ortega y Gila
Vilma Palacín Pérez de Díaz tenían conocimiento de la transferencia realizada por
la Municipalidad de Puente Piedra respecto al predio en cuestión.

Los demandantes sociedad conyugal demandada conformada por Isidro Díaz


Ortega y Gila Vilma Palacín Pérez de Díaz; y Gladys Edith Requejo Mansilla
contestan la demanda alegando que:

a) Conforme al artículo 882 del Código Civil no se puede establecer


contractualmente la prohibición de enajenar o gravar, salvo que la Ley lo permita.

b) Son poseedores por más de 10 años del bien sub litis en virtud de un justo título;
que conforme al artículo 245° inciso 3 del Código Adjetivo, un documento privado
adquiere fecha cierta y produce eficacia jurídica desde su presentación ante el
Notario Público para que certifique la fecha o legalice las firmas, indicando que el
documento sub litis consigna las firmas con fecha nueve de octubre de mil
novecientos noventa y ocho, siendo certificadas dichas firmas notarialmente con
fecha nueve de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, hecho que le da
eficacia al acuerdo realizado.

c) Asimismo, señala que Gladys Edith Requejo Mansilla realizó el pago de la suma
de diez mil dólares americanos por el bien sub litis, por lo que la transferencia de
la posesión otorgada por su madre no fue gratuita, surtiendo efectos válidos en
aplicación del artículo 949 del Código Civil.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha nueve de setiembre de dos mil quince, se declaró


infundada la demanda, fundamentando su decisión en los siguientes
considerandos:

a) Que en aplicación del artículo 882 de Código Civil, el cual establece que no se
puede establecer contractualmente la prohibición de enajenar, para los efectos de
resolver esta controversia, se considera que no surte efectos jurídicos lo

49
consignado en la Cuarta Cláusula del Contrato del nueve de Octubre de mil
novecientos noventa y ocho, ya que como se reitera, al haberse producido la
transferencia a título oneroso y en el marco legal en referencia, es derecho de todo
propietario disponer libremente del bien de su propiedad. Caso contrario se estaría
contradiciendo tal precepto constitucional. En ese orden, agrega que se debe
preferir el artículo 70 de la Constitución Política del Estado, ya que establece que
el derecho de propiedad es inviolable, el Estado lo garantiza y se ejerce en armonía
con el bien común y dentro de los límites de ley en concordancia con el artículo
923 del Código Civil establece que el derecho de propiedad es el poder jurídico
que a la vez contiene u otorga un haz de otros derechos inherentes a todo
propietario, como son el derecho de usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien,
no presentándose en el caso de autos ninguna de las causales contenidas en los
incisos 3, 4, 5 y 8 del artículo 219 del Código Civil invocados por la parte
accionante, toda vez que el bien sub litis no permaneció en el patrimonio o esfera
de dominio de la enajenante Carmen Mansilla Gonzáles, sino que una vez que se
realizó el Contrato de Transferencia entregándose el bien sublitis a la adquiriente,
esta transfiere posteriormente el inmueble a la Sociedad Conyugal codemandada,
concluyéndose que no existe acto jurídico simulado en la realización de dichas
transferencias.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Los demandantes Carmen Jeanet Requejo Mansilla y Maritza Elizabeth Requejo


Mansilla interponen recurso de apelación contra sentencia antes referida, que al ser
absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha veintiuno de setiembre
de dos mil quince, obrante a fojas cuatrocientos ocho, al considerar que:

a) Confirma la sentencia de primera instancia argumentando que de autos no se


advierte simulación absoluta por cuanto pese a los hechos descritos, el bien
inmueble se mantuvo con la demandada Gladys Edith Requejo Mansilla, quien
posteriormente vendió a los codemandados Isidro Díaz Ortega y Gila Vilma
Palacin Pérez de Díaz a través del contrato de compraventa de fecha veinte de
agosto de dos mil tres, no habiendo medio probatorio que acredite que los
demandados hayan conocido de la futura transferencia de la fallecida Carmen
Mansilla Gonzales a la Municipalidad de Puente Piedra con fecha nueve de
setiembre de dos mil cuatro, es decir con fecha posterior a la compraventa que

50
realizó la demandada y su cónyuge Walter Humberto López Beltrán a la sociedad
conyugal, realizado con fecha veinte de agosto de dos mil tres.

En otro aspecto señala que la carta notarial de fecha diecisiete de noviembre de


mil novecientos noventa y ocho no resuelve el contrato de pleno derecho, por no
estar conforme a lo establecido en el artículo 1429 del Código Civil, por lo que los
documentos materia de nulidad no se encuentran en ninguna de las causales
desarrolladas.

IV.RAZONAMIENTO DE LA CORTE CUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


por las causales de:

a) Infracción normativa material por inaplicación de los artículos 168 y 923


del Código Civil. En referencia a dichas normas señaladas, las recurrentes
argumentan que en el contrato de transferencia de fecha nueve de octubre de mil
novecientos noventa y ocho, Carmen Mansilla Gonzáles no tenía por intención
transferir el bien, siendo un contrato de uso y posesión, estableciéndose
condiciones en dicho contrato por las cuales debieron ser cumplidas por Gladys
Edith Requejo Mansilla. Que en la presente causal, las recurrentes denuncian
infracciones a los artículos 1681 y 9232 del Código Civil. En referencia al artículo
168 del Código acotado, relacionado a la interpretación de los contratos, se señala
que se deduce del documento de fecha nueve de octubre de mil novecientos
noventa y ocho, la voluntad de las partes de realizar la transferencia de posesión y
uso de bien inmueble, determinándose incluso un pago por la celebración de dicho
acto por lo que el mismo fue a título oneroso. Asimismo, las partes ratifican lo
acordado en dicho acuerdo un año después, al constituirse en una notaría pública
con el fin de legalizar dicho documento con fecha nueve de noviembre de mil
novecientos noventa y nueve, adquiriendo dicho documento efectos jurídicos
conforme al inciso 3) de artículo 245 del Código Procesal Civil. En relación al
artículo 923 del Código Civil, el cual se encuentra referido a aspectos relacionados
a la propiedad, debe decirse que no resulta aplicable en el presente caso, toda vez
que la transferente Carmen Mansilla Gonzáles, no había formalizado la propiedad
respecto del bien, el cual fue realizado con fecha nueve de setiembre de dos mil
cuatro, obrante a fojas once, y aclaratoria obrante a fojas veintidós ante la
Municipalidad de Puente Piedra, es decir posteriormente de los hechos que se

51
pretende anular por la parte demandante, por lo que no se advierte una infracción
respecto a las normas señaladas, resultando infundada la causal denunciada.

b) En cuanto, a la causal señalada en el acápite b) respecto al artículo 219 del


Código Civil. Respecto a la causal denunciada por la recurrente, señala que los
catos realizados por las partes respecto a la transferencia del contrato celebrado
entre Gladys Edith Requejo Mansilla y Walter Humberto López Beltrán en calidad
de vendedores e Isidro Díaz Ortega y Gila Vilma Palacín Pérez de Díaz (sociedad
conyugal) en calidad de compradores, contiene vicios de nulidad, por lo que no
surte efectos. En ese sentido, atendiendo a lo establecido en el artículo 2193 del
Código Civil, referido a causales nulidad y conforme lo expresado en párrafos
precedentes, se ha determinado la voluntad de la transferente Carmen Mansilla
Gonzáles, ya que, en su calidad de posesionaria del inmueble en cuestión,
transfiere a su hija Gladys Edith Requejo mansilla a título oneroso, por lo que
existe claramente la voluntad del agente. En ese sentido, la transferencia de este
bien entre personas naturales y con un precio pactado, no representan
imposibilidad de ser realizados bajo los presupuestos de ley, siendo un objeto
jurídicamente posible, donde se respetó las formas del acto jurídico en cuestión,
incluso al ser posteriormente llevado a una notaría para su legalización, resulta
contener un fi n lícito con la forma que establece la ley. Asimismo, conforme se
desprende de los actuados, en las transferencias a las cuales fue sometido el bien
en cuestión, no existió una simulación de las partes con el fi n de engañar a otros
sujetos, ni afectar el orden público. En tal sentido, se advierte que dicha
transferencia en cuestión, no se encuentra en ninguna de las causales de nulidad
desarrolladas en el artículo 219 del Código Civil, resultando infundado la causal
denunciada.

C) En referencia a la causal c), respecto a la infracción normativa por de los


artículos 1361 y 1372 del Código Civil. En relación a dicha causal, la parte
recurrente señala que como consecuencia de la Carta Notarial de fecha diecisiete
de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, emitida por su señora madre, el
contrato de transferencia de derecho y uso de posesión de fecha nueve de octubre
de mil novecientos noventa y ocho, entre la causante Carmen Mansilla Gonzáles
viuda de Requejo y Gladys Edith Requejo Mansilla quedó resuelto, por
consiguiente, sin efecto legal alguno. En el presente caso, se señala que respecto a
los artículos 13614 y 13725 del Código Civil, referidos a la obligatoriedad de los
contratos, así como a efectos retroactivos de la recisión y de la resolución, se tiene

52
que ambos no resultan aplicables, toda vez que en el caso que nos ocupa, el solo
hecho de cursar una comunicación escrita, (Carta Notarial de fecha diecisiete de
noviembre de mil novecientos noventa y ocho), no produce efectos tales como que
una de las partes de forma unilateral resuelva o deje sin efecto un contrato, ya que
no se encuentra acorde a lo establecido en artículo 1429 del Código Civil. Siendo
esto así, debe declararse infundado el recurso de casación.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Carmen Jeanet Requejo


Mansilla y Maritza Elizabeth Requejo Mansilla; en consecuencia, NO CASARON
la sentencia de vista, dispusieron la publicación de la presente resolución en el
Diario Oficial “El Peruano” bajo responsabilidad y los devolvieron;

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

53
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA SALA CIVIL
TRANSITORIA

CAS. 4251-2017, AYACUCHO

SUMILLA: No basta acreditar la existencia de una condena por delito de


estelionato, para acreditar la nulidad del acto jurídico con el que se materializó el
delito.

Lima, nueve de julio de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, vista la causa número cuatro mil doscientos
cincuenta y uno – dos mil diecisiete; en audiencia pública de la fecha y producida
la votación correspondiente, emite la presente sentencia:

I.HECHOS:

1. Los demandantes Catalina Garriazo Velásquez De Huamancha, interpone


demanda de nulidad de acto jurídico, fundamentándola en:

a) Es propietaria del bien sobre el cual recaen los actos jurídicos materia de
nulidad.

b) Le dejó un inmueble a su sobrina Toribia Huamán Garriazo, a efectos que lo


pueda habitar; sin embargo, lo vendió ilegalmente a mediante contrato de compra
venta del once de marzo de mil novecientos noventa y siete a favor de Manuel
Jesús Anccana Huamaní y Luzmila Zapata Moreano de Anccana y mediante
contrato de compra venta del ocho de agosto de novecientos noventa y siete.

c) La demandada Huamán Garriazo ha sido condenada por el delito de


defraudación - estelionato en agravio de la demandante, por los hechos
relacionados a la compra venta materia de nulidad.

2. La codemandada, Toribia Huamán Garriazo contesta la demanda alegando que:

a) Es cierto que vendió el bien de propiedad de la demandante, de manera ilegal.

54
b) Es cierto que ha sido condenada por delito de estelionato, con motivo de la venta
ilegal, en agravio de la demandante.

c) Se comunicó con el codemandado Manuel Jesús Anccana Huamaní, mediante


carta notarial, solicitándole declarar la nulidad del acto jurídico; sin embargo, éste
solo le siguió ofreciendo dinero para que continuara con los trámites de la compra
venta. Allanamiento que fue declarado improcedente mediante resolución de fojas
cincuenta y uno, por la cual además se declaró rebelde a la referida demandada.

3. Los codemandados Manuel Anccana Huamaní y Luzmila Zapata de Anccana,


contestan la demanda alegando que:

a) Los hechos de la demanda son falsos.

b) El predio materia de venta es parte integrante del inmueble denominado


“Yanacocha” de un área de seis mil ochocientos metros cuadrados (6800m²),
adquirido por Valentina Anccana Ccahuay (abuela de la accionante) y por Julia
Garriazo Velásquez (madre de Toribia Huamán Garriazo) tomando cada uno sus
acciones y derechos.

c) La nombrada Toribia Huamán Garriazo ha heredado la parte que le correspondió


a su señora madre.

d) Los recurrentes han adquirido de su vendedora el área de ciento quince metros


cuadrados (115m²), sin que haya mediado dolo o engaño, por lo que no existe
contubernio entre ellos y su vendedora; y, v) Es cierto que la vendedora Toribia
Huamán Garriazo les pidió que viajen a Lima para celebrar los contratos de compra
venta sin que por ello se entienda que haya mediado dolo para invalidar los
contratos.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de fecha veintiuno de abril de dos mil diecisiete, se declaró


infundada la demanda; sustentando que:

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a) Las mismas partes han seguido el proceso 2005-085 ante el mismo Juzgado,
sobre nulidad de acto jurídico de compraventa de fecha ocho de agosto de mil
novecientos noventa y siete que terminó con sentencia que declaró infundada la
demanda por no haberse acreditado derechos de propiedad por parte de la actora y
por existir una diferencia de áreas en el predio objeto de venta (sentencia 173-178
/ confirmada 223-226 / casación 245).

b) La demandante sustenta la nulidad en la sentencia de estelionato que condenada


a la codemandada vendedora; sin embargo, ello no es causal de nulidad
contemplada en el artículo 219 del Código Civil; toda vez que, si bien existe una
sentencia condenatoria consentida, la demandante no ha probado fehacientemente
el derecho de propiedad que invoca que le habilite a demandar la nulidad de los
actos jurídicos cuestionados. Justamente por no acreditar la propiedad que invoca
es que la demandante perdió el proceso de desalojo que instauró contra el
demandado Manuel Anccana Huamaní (Expediente 2010-97).

c) No se advierte que los demandados Manuel Annccana Huamani y Luzmila


Zaparta hayan actuado de mala fe.

III. SEGUNDA INSTANCIA

En segunda instancia el Ad Quem confirma la apelada que declara infundada la


demanda; en mérito a los siguientes fundamentos:

a) Si bien, con el Proceso Penal expediente número 113-2005, se ha acreditado que


la demandada ha sido condenada por delito de estelionato, contemplado en el
artículo 196 numeral 4 del Código Penal; sin embargo, de la revisión del citado
expediente se tiene que si bien se ha demostrado la responsabilidad de la
denunciada , solo se acreditó que la denunciada vendió un inmueble que no le
pertenecía, pero no se puede concluir que si no le pertenecía a la vendedora
necesariamente le pertenecía a la aquí demandante, puesto que el proceso penal no
tiene la finalidad de dilucidar el derecho de propiedad sino únicamente si el
derecho de propiedad le pertenecía o no a la vendedora; por ello en los actuados
del proceso penal no existe documento alguno que cree convicción del derecho de
propiedad a favor de la ahora demandante.

56
b) Las declaraciones de autoevalúo que obra a fojas treinta y dos a cuarenta y ocho
del expediente 113-2005, no son documentos que acrediten el derecho de
propiedad respecto del predio vendido, por ello no acreditan la propiedad que
invoca la demandante.

c) En el expediente 85-2005 sobre reivindicación, obra la escritura pública de


reconocimiento y ratificación de división y partición de bienes extrajudicial a fojas
ciento ochenta y tres; en la que se indica que la demandante es propietaria de
1374.10 m2 que se encuentra dentro de un predio de mayor extensión (6,080 m2);
sin embargo, no ser consignan áreas, colindancias, ni la ubicación dentro del área
mayor que lo comprende, en consecuencia no es posible saber con certeza si
efectivamente es propietaria de predio sobre el que recae los contratos de compra
venta materia de nulidad, conforme también se tiene del acta de inspección judicial
de fojas ciento veintisiete del mismo expediente. Las áreas difieren
sustancialmente, pues dentro del área mayor de 6,080 m2, existen varios
propietarios en mérito de un acta de partición y que el área que se encuentran
ocupando los demandados es una con extensión de 150 m2, teniéndose por no
acreditado el derecho de propiedad que invoca la demandante respecto de esta
última área.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintiséis de octubre de dos mil diecisiete, obrante a fojas cuarenta y uno del
cuadernillo de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa del artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política


del Perú. A lo largo del Proceso Penal número 113-05, se determinó que para que
proceda el delito de Defraudación en la modalidad de Estelionato, primero se tiene
que identificar que el terreno tiene otro dueño; que en el caso de autos la
sentenciada señaló en forma contundente que la propiedad sin duda pertenece a la
demandante. Tanto la autoridad municipal y la condenada determinaron que la
propiedad es de la recurrente, pues en los documentos que acreditan la titularidad
del bien, ha sido debidamente aceptada como contribuyente la demandante, así
como el bien que fue materia de transferencia del acto jurídico cuya nulidad se
solicitó. Al margen de que exista diferencia en las medidas, lo que se busca es

57
declarar la nulidad de un acto jurídico ilegal, el cual terminó por condenar a la
persona que transfirió el bien, por haber incurrido en un ilícito penal.

b) Infracción normativa de derecho material del artículo 140 del Código Civil.
Se ha omitido aplicar lo establecido en el artículo 140 del Código Civil: En la
resolución de la Sala Superior se ha emitido un pronunciamiento subjetivo, pues
omitió pronunciarse objetivamente sobre la validez del acto jurídico contenido en
los contratos privados de fechas once de marzo de mil novecientos noventa y siete
y ocho de agosto del mismo año, cuya nulidad se solicitó. Se encuentra acreditado
como un acto ilícito, ya que el mismo juzgado penal declaró la ilicitud de la
conducta de la persona que vendió la propiedad de la recurrente; así como también,
se acredita que la recurrente es propietaria y titular del bien inmueble.

V.DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante Catalina


Garriazo Velásquez de Huamacha; por consiguiente, NO CASARON la sentencia
de vista, dispusieron la publicación de la presente resolución en el diario oficial
“El Peruano” bajo responsabilidad y los devolvieron;

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

58
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 1628-2017, ICA

SUMILLA: No es posible cuestionar la validez de una escritura pública otorgada


en virtud de una resolución judicial firme mediante la pretensión de nulidad de
acto jurídico, ya que dicha escritura pública no fue otorgada por voluntad de los
contratantes sino por mandato judicial.

Lima, veintiuno de diciembre de dos mil dieciocho

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; Vista la causa número mil seiscientos
veintiocho – dos mil diecisiete, efectuado el debate y la votación correspondiente,
emite la presente sentencia.

I.HECHOS:

1. Los demandantes Benita Macotela Taipe, en representación de Yessenia


Soledad Huayta Macotela, interpone demanda de nulidad de acto jurídico,
fundamentándola en:

a) La nulidad del acto jurídico de otorgamiento de escritura pública de fecha


dieciocho de abril de dos mil, otorgada por el Juzgado Mixto de Vista Alegre en
rebeldía de la Cooperativa Agraria de Usuarios “Majoro” Limitada 229, a favor de
la Asociación de Vivienda “La Unión Majorito”, respecto del predio denominado
Paraje Majoro, ubicado en la Panamericana Sur kilómetro 447.50, frente al
Aeropuerto María Reich, distrito de Vista Alegre, provincia de Nazca,
departamento de Ica, con un área de sesenta mil quinientos diecinueve punto
seiscientos veinticinco metros cuadrados (60,519.625 m2 ).

b) La cancelación de los Asientos C-4 y C-5 de la Partida número 40025834 y 10-


B y B-00011 de la Partida número 11001877 de los Registros Públicos de Nazca.

c) El pago de la suma de trescientos mil soles (S/.300,000.00) por concepto de


indemnización por daños y perjuicios; más intereses legales. Alega, en síntesis,

59
que la Cooperativa Agraria de Usuarios “Majoro” Limitada 229, era propietaria
del terreno rústico denominado Paraje Majoro, ubicado en la Panamericana Sur
kilómetro 447.50, distrito de Vista Alegre, provincia de Nazca, departamento de
Ica, con un área de sesenta mil doscientos cuatro punto noventa y tres metros
cuadrados (60,204.93 m2 ); posteriormente, la mencionada cooperativa transfi rió
dos lotes de terreno ubicados dentro del mencionado inmueble de mayor extensión,
constituidos por el lote número 03 de la manzana A, con un área de setecientos
cincuenta y dos metros cuadrados (752 m2 ), y por el lote número 03 de la manzana
B, con un área de setecientos noventa y tres punto sesenta metros cuadrados
(793.60 m2 ), a favor de Plutarco Lobatón Tubilla; agrega que a través del contrato
de compraventa de fecha veintisiete de noviembre de mil novecientos noventa y
seis, adquirió el terreno ubicado en la manzana A, lote número 03, urbanización
La Unión, Sector Majoro, distrito de Vista Alegre, provincia de Nazca y
departamento de Ica, de sus anteriores propietarios Plutarco Lobatón Tubillas y su
cónyuge Tomasa Injante Andrade de Lobatón; y por contrato de promesa de venta
de fecha veinticinco de noviembre de mil novecientos noventa y seis, formalizado
por escritura pública de fecha dieciséis de noviembre de dos mil, adquirió el
terreno ubicado en manzana B, lote número 03, urbanización La Unión, Sector
Majoro, distrito de Vista Alegre, provincia de Nazca y departamento de Ica, de sus
anteriores propietarios Plutarco Lobatón Tubillas y su cónyuge Tomasa Injante
Andrade de Lobatón; asimismo refi ere que mediante contrato de compraventa de
fecha veintitrés de febrero de mil novecientos noventa y ocho, formalizado por
escritura pública de fecha dieciocho de abril de dos mil, la Cooperativa Agraria de
Usuarios “Majoro” Limitada 229, transfi rió a la Asociación de Vivienda “La
Unión Majorito” el inmueble de mayor extensión ubicado en la urbanización La
Unión dentro del cual se encuentran los dos lotes de terreno adquiridos; por lo que
la mencionada cooperativa ha transferido parte de un bien inmueble que no le
pertenece, ya que los dos lotes de terrenos fueron adquiridos con anterioridad a la
celebración del cuestionado acto jurídico; en consecuencia, el acto de transferencia
celebrado entre la Cooperativa Agraria de Usuarios “Majoro” Limitada 229 y
Asociación de Vivienda “La Unión Majorito” sobre los predios de litis adolece de
nulidad, por las causales de falta de manifestación de voluntad del agente, fi n
ilícito, simulación absoluta y por contravenir las normas que interesan al orden
público y a las buenas costumbres.

II. PRIMERA INSTANCIA:

60
Mediante sentencia de fecha catorce de junio de dos mil dieciséis, declaró
infundada la demanda. Como fundamento de su decisión señala:

a) Que en el cuestionado contrato de compraventa de fecha veintitrés de febrero de


mil novecientos noventa y ocho, se advierte la voluntad expresa de las partes para
celebrar dicho contrato; si bien el mencionado contrato fue celebrado antes de que
se inscriba la compradora -Asociación de Vivienda “La Unión Majorito”- en los
Registros Públicos; sin embargo, esta ha realizado actos concretos que expresan su
decisión de ratificar tácitamente el contrato celebrado; asimismo precisa que el
inmueble de mayor extensión fue adquirido por la Asociación de Vivienda “La
Unión Majorito”, en virtud al acuerdo adoptado por sus asociados en la Asamblea
General Extraordinaria realizada el diez de febrero de mil novecientos noventa y
ocho; por tanto, la finalidad del cuestionado acto de transferencia no fue despojar
a los socios de la posesión de los lotes asignados por la Cooperativa Agraria de
Usuarios “Majoro” Limitada 229, sino agilizar los trámites de regularización de
cambio de uso y habilitación urbana del terreno de mayor extensión, independizar
los lotes de terreno a nombre de cada socio, regularizar y demarcar las áreas que
correspondan a las calles, áreas verdes, local comunal, losa deportiva, colegio
inicial, capilla y otros, todo lo cual fue aprobado en la mencionada asamblea.

b) Que la demandante no ha acreditado el acuerdo simulatorio ni el propósito de


engañar a terceros; finalmente indica que la actora ha tenido conocimiento de los
acuerdos asociativos para la regularización y habilitación de los lotes, pues
suscribió el acta de la Asamblea General Extraordinaria realizada el dieciocho de
enero de mil novecientos noventa y ocho; en consecuencia, la actora no ha
demostrado que el cuestionado acto de transferencia adolezca de alguna de las
causales de nulidad del acto jurídico invocadas.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Los demandantes interponen apelación de la sentencia antes referida, que al ser


declarada improcedente, es revocada y reformada por la Sala Superior mediante
resolución de fecha veintitrés de noviembre de dos mil dieciséis, obrante a fojas
setecientos ochenta, al considerar que:

a) Como sustento de su decisión señala que, a través de la demanda postulada, la


accionante pretende la nulidad de la escritura pública otorgada el dieciocho de abril

61
de dos mil por el Juzgado Mixto de Vista Alegre a favor de la Asociación de
Vivienda “La Unión Majorito”. La escritura pública fue otorgada en virtud al
mandato contenido en la sentencia firme de fecha veinte de marzo de dos mil, que
declaró fundada la demanda de otorgamiento de escritura pública; por lo que no es
posible solicitar la nulidad de la cuestionada escritura pública bajo las causales de
nulidad del acto jurídico previstas en el artículo 219 del Código Civil, dado que
fue emitida merced a un mandato judicial firme; asimismo señala que existen vías
legales adecuadas para cuestionar una resolución judicial que tiene la calidad de
cosa juzgada; en consecuencia, la demanda postulada deviene en improcedente
conforme al artículo 427 inciso 5 del Código Procesal Civil, pues el petitorio es
jurídicamente imposible.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. Por la causal de infracción normativa procesal de los incisos 3 y 5 del artículo


139 de la Constitución Política del Perú.

El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


La infracción normativa de los artículos 140 y 219 del Código Civil, sosteniendo
que es posible pretender la nulidad de una escritura pública otorgada por un órgano
jurisdiccional, ya que no existe norma expresa que lo prohíba; agrega que tal
criterio ha sido establecido en la Casación número 2952-2003-Lima, en la que se
ha señalado que el hecho que en un proceso judicial se pretenda el otorgamiento
de escritura pública, no impide que en otro proceso se pretenda la declaración de
invalidez del acto jurídico contenido en dicha escritura pública, pues entre ambas
pretensiones no existe identidad de petitorios; en consecuencia, se ha interpretado
erróneamente las citadas normas, puesto que ninguna de ellas impide solicitar la
nulidad de una escritura pública otorgada por un órgano jurisdiccional; y,
excepcionalmente.

V.DECISIÓN

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Yessenia Soledad Huayta


Macotela NO CASARON la sentencia de vista, DISPUSIERON la publicación de

62
la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad y los
devolvieron:

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

63
SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA

CAS. 3403-2017, LIMA ESTE

SUMILLA: El adquirente es protegido en la medida en que ha incorporado a su


patrimonio derechos sustentados en la fe del registro. Sin embargo, hay que tener
en cuenta que la exposición de motivos del artículo 2014 del Código Civil señala
que la buena fe debe existir solo en el adquirente que se constituye en tercero
registral (tercero adquirente), siendo indiferente en el caso del transferente. En
efecto, “la circunstancia de que el transferente del derecho tenga buena o mala fe
es absolutamente irrelevante para los efectos de impedir o permitir al adquirente
constituirse en tercero registral”.

Lima, veintiuno de diciembre de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista en audiencia en la presente fecha la causa
número tres mil cuatrocientos tres - dos mil diecisiete; y, producida la votación
conforme a ley, se procede a emitir la siguiente sentencia.

I. HECHOS:

El demandante Hugo Lino Carrera Gallo, interponen demanda de nulidad de acto


jurídico, fundamentándola en:

a) Al transferir sus acciones y derechos (50 % de la totalidad del bien) sobre el


inmueble ubicado en el Pueblo Joven El Arenal de Canto Grande, manzana Y1,
lote 26, Segunda Etapa, Sector Juan Pablo II del distrito de San Juan de
Lurigancho, anotado en el Asiento 00002 de la Partida número P02023183 del
Registro de Predios de Lima, mediante escritura pública de fecha dos de abril del
año dos mil ocho (de fojas siete a once), tuvo como propósito de burlar y eludir la
obligación alimentaria que tenía con la actora, para lo cual se ha realizado el acto
de disposición fraudulenta que pretende ampararse en la buena fe registral, para
despojarla de su derecho.

II. PRIMERA INSTANCIA:

64
Mediante sentencia de fecha cinco de agosto de dos mil dieciséis que declaró
infundada la demanda, fundamentando su decisión en los siguientes
considerandos:

a) Del contenido de la sentencia de mérito, se aprecia que la decisión adoptada por


el Colegiado Superior se ha ceñido a lo aportado, mostrado y debatido en el
proceso, de manera que dicho fallo no puede ser cuestionado por ausencia o
defecto en la motivación pues ha quedado sentado que la voluntad de los
codemandados tiene el evidente ánimo de perjudicar al demandante, pues esta se
dirigió exclusivamente a perjudicar a tercero, mediante sucesivas transferencias
para burlar el derecho de la demandante, sin razón legal justificativa, en tanto se
ha cumplido con analizar las pruebas ofrecidas por las partes y con precisar la
norma que le permite asumir un criterio interpretativo en el que sustenta su ratio
decidendi, en consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha quedado
establecido, no puede ser causal para cuestionar la motivación; asimismo, no se
advierte la existencia de vicio alguno durante el trámite del proceso que atente
contra las garantías procesales constitucionales

b) Además señala, que un primer hecho que llama la atención es que la demandada
Maritza Esther Miguel Ruiz al momento de la transferencia mantenía una relación
convivencial con su vendedor, con quien incluso ha procreado hijos, según la
propia declaración de la citada demandada contenida en el punto 2 de su escrito de
contestación de demanda (obrante a fojas ochenta y uno y siguientes), quien
sostiene que no tenía idea de cuál fue la motivación de su ex conviviente de
proceder a la venta cuestionada, al señalar que “desconozco los motivos de mi
codemandado para que me vendiera el 50 % de acciones y derechos”, lo que
evidencia una anomalía en la transferencia, pues la venta se produjo de un
momento a otro, sin que los contratantes, que convivían en el mismo bien, tengan
un propósito razonable para realizar la transferencia, por lo que se concluye que su
única intención fue crear un aparente tercero con fe pública registral, que solo
apareciese como propietaria.

II. SEGUNDA INSTANCIA:

La Sala Civil Descentralizada y Permanente de San Juan de Lurigancho de la Corte


Superior de Justicia de Lima Este la cual revocó la sentencia apelada de primera
instancia contenida en la Resolución número sesenta y uno, d, que declaró

65
infundada la demanda de nulidad de acto jurídico y reformándola con los
siguientes fundamentos:

a) Estando a lo señalado precedentemente, se aprecia que la sentencia de vista


desvanece la buena fe del adquirente que se constituye en tercero registral (tercero
adquirente), al señalar en el considerando décimo quinto que el citado vendedor
transfirió sus derechos y acciones en plena ejecución judicial del proceso de
alimentos seguidos con la demandante, proceso en el cual se aprobó una
liquidación de pensiones alimenticias devengadas hasta por la suma de
S/68,482.83 (sesenta y ocho mil cuatrocientos ochenta y dos soles con 83/100
céntimos), según se aprecia de la copia de la resolución número veintiséis de dicho
proceso, que corre a fojas veinte.

b) Aunado a ello, debe tenerse en consideración que los codemandados actuaron


vinculados y coordinados por actos jurídicos no reales, sin contenido económico,
de pura apariencia, entre personas insolventes (pues el vendedor demandado
mantenía una deuda considerable por obligación alimentaria, mientras que la
compradora demandada no tenía capacidad de ahorro); es decir, contratantes
vinculados entre sí, que lo único que pretendían era trasladar la titularidad dominal
del bien en los registros públicos a favor de su conviviente, lo cual demuestra que
se buscó crear un falso tracto sucesivo y con ello tener amparo en la “fe registral”
con el evidente ánimo de perjudicar el derecho de la demandante; siendo ello así,
de todo lo analizado no se puede concluir que los codemandados no han actuado
de buena fe (creencia y diligencia) conforme lo requiere el artículo 2014 del
Código Civil, puesto que es evidente que conocían la inexactitud del registro.

c) Se advierte que la sentencia de vista no solo ha dado respuesta a todas las


denuncias esgrimidas en el recurso de apelación, sino también sobre la res in
iudicium deducta - objeto del proceso - conocida y decidida por el Ad quem, donde
se concluye que el propósito de celebrar actos “fraudulentos” se explica en función
de una operación anómala, plenamente concertada, de transferencia sucesiva de
derechos en los registros públicos, mediante la celebración de actos de disposición
de las acciones y derechos respecto del inmueble materia de litis, que tienen como
finalidad perjudicar los derechos de la demandante; por lo que se infiere que los
codemandados no ha actuado con una conducta correcta, leal y honesta, puesto
que, es evidente que conocían la inexactitud del registro. Admitir lo contrario
importaría desconocer el requisito de la buena fe (desconocimiento de la

66
inexactitud registral) y legitimaría situaciones contrarias al derecho a través
transacciones realizadas con evidente mala fe; más aún, si se tiene en cuenta que
la inscripción registral no puede convalidar actuaciones que vulneren los principios
fundamentales del derecho.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintiséis de setiembre de dos mil diecisiete, por las causales de:

a) Que, respecto a la infracción normativa de carácter material del artículo 2014


del Código Civil. Al respecto, se hace necesario precisar que la doctrina ha
señalado que la infracción de una norma de derecho material se expresa bajo tres
maneras: 1) Por falta de aplicación; 2) Por indebida aplicación; y 3) Por
interpretación errónea. La primera, se da cuando la norma legal, siendo clara y
aplicable al caso, no es aplicada por el órgano jurisdiccional en su totalidad o
parcialmente. La segunda, tiene lugar cuando la norma legal es clara, pero su
aplicación indebida ocurre por uno de estos motivos: i) Se aplica a un hecho
debidamente probado pero no regulado por esa norma; ii) Se aplica a un hecho
probado y regulado por ella, haciéndole producir los efectos contemplados en tal
norma, en su totalidad, cuando apenas es pertinente su aplicación parcial; iii) Se
aplica a un hecho probado y regulado por ella, pero haciéndole producir efectos
que en esa norma no se contemplan o deduciéndose derechos u obligaciones que
no se consagran en ella. Finalmente, la tercera, tiene lugar cuando el tribunal
reconoce la existencia y la validez de la norma pertinente al caso, pero realiza una
interpretación distinta al aplicarla, otorgándole un sentido y alcance que no tiene.

b) Que, se debe poner énfasis que en el caso de autos la Sala Superior ha decidido
la causa aplicando el artículo 20148 del Código Civil; sin embargo, a fi n de
desplegar los efectos benéficos de este principio registral en favor de los terceros
adquirentes, el artículo 2014 del Código antes citado establece una serie de
requisitos, los mismos que han sido desarrollados por la doctrina y que
procederemos a mencionar, realizando énfasis brevemente al requisito d) que
señala la “adquisición por el tercero debe ser de buena fe”, y que a su vez
permitirán definir sus alcances en nuestro ordenamiento jurídico. Ante esta óptica,
los requisitos para la aplicación del principio de fe pública registral son: a) Debe
tratarse de una adquisición derivada de titular registral, que en el Registro aparece

67
con facultades dispositivas; b) Ha de existir inexactitud registral no conocible por
el tercero adquirente que afecta el derecho del titular registral transferente por
causales de invalidez, inefi cacia o falsedad; c) El adquirente debe tener título
válido y ser tercero respecto de las relaciones jurídicas anteriores afectadas por
alguna patología; d) La adquisición por el tercero debe ser de buena fe; e) La
adquisición por el tercero debe ser a título oneroso, y, f) Debe inscribirse el acto
adquisitivo del tercero .

c) Respecto a la infracción normativa de los incisos 3 y 5 del artículo 139 de la


Constitución Política del Perú. El principio del debido proceso contiene el derecho
a la motivación escrita de las resoluciones judiciales. Este derecho, consagrado
como principio jurisdiccional en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución
Política del Perú, tiene como finalidad principal el de permitir el acceso de los
justiciables al razonamiento lógico jurídico empleado por las instancias de mérito
para justificar sus decisiones jurisdiccionales y así puedan ejercer adecuadamente
su derecho de defensa, cuestionando de ser el caso, el contenido de la decisión
asumida.

2. Ello se traduce en la explicación detallada que debe realizar el Juez, sobre los
motivos que han conllevado a la decisión fi nal. En esta fundamentación debe
existir conexión lógica entre los hechos narrados por las partes (demandante y
demandada), y las pruebas aportadas por ellos; coherencia y consistencia en sus
razonamientos. Para que una motivación sea el fi el reflejo de una aplicación
racional del ordenamiento jurídico debe necesariamente fundarse en derecho, lo
que significa que la norma seleccionada debe estar en estricta correspondencia con
el petitorio y los fundamentos, dispositivo legal que debe ser válido, vigente, y en
caso de no ser vigente, si corresponde su aplicación o no al caso concreto.

3. En efecto, lo expuesto significa que la adquisición por el tercero debe ser de


buena fe, es decir, el adquirente es protegido en la medida en que ha incorporado
a su patrimonio derechos sustentados en la fe del registro; empero, el artículo 2014
del código anotado no define qué es la “buena fe”, por lo que será necesario recurrir
a la doctrina. En doctrina10 se reconoce un aspecto “negativo” y “positivo” de la
buena fe; así, el aspecto negativo implica “desconocimiento” de la existencia del
vicio o inexactitud registral, y el aspecto positivo “creencia” de que el transferente
tiene suficientes facultades para proceder de ese modo. Por nuestra parte la buena
fe implica, en ese sentido, la seguridad del “poder de disposición y la ignorancia

68
de posibles inexactitudes en el contenido del Registro”, basado en un conocimiento
promedio.

4. En conclusión, esta Sala Suprema comparte el argumento expuesto por la Sala


de revisión al estimar la demanda, al haberse configurado causal de nulidad de acto
jurídico por la causal del fi n ilícito, habiéndose verificado en los hechos la no
concurrencia de todos los requisitos para que el recurrente pueda ampararse en la
“buena fe registral”; aunado al hecho que la voluntad se dirigió exclusivamente a
perjudicar al tercero, mediante sucesivas transferencias, para burlar el derecho de
la demandante, sin razón legal justificativa. El animus nocendi (intención de
perjudicar) es una hipótesis típica de causa inmoral, reprobada por el ordenamiento
jurídico, por lo que no merece tutela alguna. En buena cuenta, la acción de los
codemandados tiene el evidente ánimo de perjudicar al demandante, lo que
constituye un típico caso de fin ilícito; ergo, el recurso de casación en examen debe
desestimarse.

V. DECISIÓN:

Por las consideraciones expuestas y de conformidad con el artículo 397 del Código
Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la litisconsorte necesaria


pasiva Gladys Vilma Moreno Solano a fojas setecientos setena y nueve; en
consecuencia NO CASARON la sentencia de vista contenida en la Resolución
número sesenta y nueve, de fecha cinco de mayo de dos mil diecisiete, expedida
por la Sala Civil Descentralizada y Permanente de San Juan de Lurigancho de la
Corte Superior de Justicia de Lima Este; Dispusieron la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos
por Paulina Aurelia Ventura Flores contra Hugo Lino Carrera Gallo y otros, sobre
Nulidad de Acto Jurídico; y los devolvieron. Ponente Señora Cabello Matamala,
Jueza Suprema.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

69
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 3337-2017, TACNA

SUMILLA. - La demanda interpuesta pretende anular el acto jurídico de donación


y no el acuerdo respectivo, por tanto, el plazo de caducidad no ha vencido pues no
es de aplicación el artículo 150 de la Ley General de Sociedades, no observándose
en el presente caso que la nulidad de una donación se encuentre sujeta a plazos de
caducidad.

Lima, nueve de enero de dos mil diecinueve.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número tres mil trescientos
treinta y siete - dos mil diecisiete, llevada a cabo en la fecha y producida la votación
con arreglo a Ley; emite la siguiente sentencia:

I HECHOS:

1. El demandante Jacinto Cutipa Vilca interpuso demanda de nulidad de acto


jurídico solicitando se declare la nulidad de la donación de fecha treinta de
diciembre de dos mil catorce contenida en el Acta de la Junta General de
Accionistas de la misma fecha, mediante el cual Jacinto Cutipa Vilca transfiere sus
acciones a título gratuito a favor de Ceferino Cutipa Vilca, fundamentándola en:

a) Indica que fue engañado por los socios de la empresa Grupo Takna Sociedad
Anónima Cerrada, siendo que en su condición de socio participó de la Junta
General de Accionistas a efectos de que se apruebe ilegalmente la donación de las
acciones a favor de su hermano, sin considerar que la misma no cumplía con la
forma prescrita por ley bajo sanción de nulidad, pues debió ser por escrito de fecha
cierta, dado que el valor de las acciones superan el veinticinco por ciento (25%) de
una Unidad Impositiva Tributaria – UIT, de conformidad con el artículo 219 inciso
6 del Código Civil, en concordancia con el artículo 1624 del mismo cuerpo
normativo.

70
b) Señala que el acto jurídico se ha elaborado y aprobado en el mismo documento,
lo que no es correcto, pues debió celebrarse mediante un contrato privado de fecha
cierta antes de ser comunicado a la sociedad a efectos de que la misma sea inscrita
en el libro de matrícula de acciones del Grupo Takna Sociedad Anónima Cerrada.

2. El Demandado, Grupo Takna Sociedad Anónima Cerrada, deduce excepción de


caducidad, alegando que:

a) que en aplicación del artículo 446 inciso 11 del Código Procesal Civil deduce la
mencionada excepción, la que extingue el derecho y la acción, de conformidad con
el artículo 2003 del Código Civil.

b) El artículo 139 de la Ley General de Sociedades establece que pueden ser


impugnados judicialmente los acuerdos de la junta general, cuando incurran en
causal de anulabilidad prevista en la Ley o en el Código Civil, siendo que tal
reclamación está sujeta al plazo de caducidad de un año (al ser un acto constitutivo
previsto de la formalidad descrita en el artículo 5 de la Ley número 26887) en
atención al artículo 150 de la Ley General de Sociedades.

c) En ese sentido, la acción de nulidad del demandante respecto al acto jurídico


incoado ha caducado, pues la adopción del acuerdo fue el treinta de diciembre de
dos mil catorce y la interposición de la demanda fue el veintidós de abril de dos
mil dieciséis, habiendo transcurrido más de un año, siendo que la donación de
acciones no es un acto inscribible en la partida registral de la sociedad del registro
de sociedades, sino solo en el libro de matrícula de acciones.

II. SEGUNDA INSTANCIA:

La Sala Civil Permanente de la Corte Superior de Justicia del Tacna expide el auto
de vista obrante en la página ciento cuarenta y ocho, que revoca la resolución
número seis que declaró improcedente la excepción de caducidad y, reformándola
la declaró fundada. La Sala Superior señala:

a) Un acuerdo societario, al margen de los mecanismos que se emplean para formar


la voluntad de la sociedad, no deja de ser un negocio jurídico y, como tal, se
encuentra sujeto a las normas generales sobre nulidad y anulabilidad del mismo.
En relación a la nulidad, este se inicia para impugnar un acuerdo por cualquier

71
causal de nulidad. La legitimidad para interponer esta acción es mucho más amplia
que la prevista para los supuestos contemplados en los artículos 139 y 142 de la
Ley General de Sociedades [que únicamente tratan supuestos en los que un acuerdo
contraviene normas directamente relacionadas con la sociedad] y puede ser
promovida por cualquiera con legítimo interés. Asimismo, se sustancia a través del
proceso de conocimiento y la acción caduca un año después de adoptado el
acuerdo. En ese sentido, el artículo 150 de la Ley General de Sociedades dispone
de manera expresa que la acción de nulidad para la impugnación de acuerdos de
junta será procedente cuando incidan las causales de nulidad previstas en el Código
Civil, debiendo sustanciarse en la vía de conocimiento, dejando establecido,
además, que dicha acción de nulidad caducará transcurrido el año del acuerdo
adoptado materia de impugnación.

b) De autos se verifica que en la página tres y siguientes, se tiene la copia


certificada del Acta de Junta General de Accionistas de fecha treinta de diciembre
de dos mil catorce, cuya única agenda era la Aprobación de Transferencia de
Acciones, entre otras, de Jacinto Cutipa Vilca a favor de Ceferino Cutipa Vilca, en
la modalidad de donación, sobre la totalidad de las acciones que le correspondían
(65,093 acciones), aceptando el socio donatario los términos de la donación, hecho
que se advierte de la mencionada Acta, la misma que señala: “Puesto en debate,
los socios aprobaron por unanimidad la transferencia gratuita de las acciones en
los términos indicados”.

c) En relación a ello, de la verificación del Estatuto del Grupo Takna Sociedad


Anónima Cerrada, obrante de página cuarenta y uno y siguientes, se advierte que
su artículo 7 señala: “(…) Toda transferencia de acciones queda sometida al
consentimiento previo de la Sociedad”. Por lo tanto, conforme a lo acotado de
manera precedente, se tiene que, dándole trámite a la solicitud de Jacinto Cutipa
Vilca, en su calidad de socio, respecto a la transferencia a título gratuito (donación)
de la totalidad de sus acciones a favor de su hermano, se instauró la Junta General
de Accionistas, a fi n de dar tratamiento a lo peticionado por uno de sus socios,
hecho que, habiendo sido debatido en la junta fue aprobado por unanimidad de los
socios; consecuentemente, no se puede pretender la nulidad exclusiva del acto
jurídico de donación sin que, por añadidura, se declare la invalidez del acuerdo
arribado por la Junta General de Accionistas del Grupo Takna Sociedad Anónima
Cerrada, por lo que es menester aplicar al presente proceso la normatividad
contenida en la Ley General de Sociedades

72
d) En ese entender, se tiene que el demandante ha podido ejercer su derecho de
accionar hasta el treinta de diciembre de dos mil quince, es decir, un año después
de adoptado el acuerdo, conforme a lo estipulado por el artículo 150 de la Ley
General de Sociedades, empero de la verificación de lo actuado, la interposición
de la demanda ha sido efectuada el día veintidós de abril de dos mil dieciséis,
excediéndose de ese modo en el plazo para solicitar la nulidad de la transferencia
a título gratuito (donación) contenida en el Acta de fecha treinta de diciembre de
dos mil catorce, por lo tanto el plazo para anular el acuerdo cuestionado por el
recurrente ha caducado.

III. RAZONMAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


cinco de junio de dos mil diecisiete, por las causales de:

a) Los demandados, ante la presentación de una demanda, pueden alegar como


medio de defensa la falta de presupuestos procesales o la inexistencia de una
condición necesaria para emitir pronunciamiento de fondo al advertir la
inexistencia de una relación jurídica procesal válida. Los presupuestos procesales
están constituidos por la competencia (“el ejercicio válido de la jurisdicción”), la
capacidad procesal y los requisitos de la demanda; mientras que las condiciones
de la acción por el interés para obrar y la legitimidad para obrar.

b) Con la excepción de caducidad lo que se alega es que la pretensión contenida


en la demanda carece de fundamento de derecho porque este ha sido destruido por
el efecto del tiempo. En esa perspectiva, lo que aquí se señala es que, como la
donación de las acciones se ha efectuado en una Junta General de Accionistas, es
de aplicación para invocar su nulidad el artículo 150 de la Ley General de
Sociedades, que establece el plazo de caducidad de un año para presentar la
demanda.

c) La transferencia de acciones y el artículo 150 de la Ley General de Sociedades


Estando a los términos de la excepción planteada, lo que debe determinarse aquí
es si lo que se impugna es un acuerdo de Junta o acto jurídico distinto. Para resolver
tal punto se hace imprescindible tener en cuenta lo siguiente: 1. La acción es, a la
vez, parte alícuota del capital social (artículo 82 de la Ley General de Sociedades),
fundamento de la condición de socio (artículos 95 y 96 de la referida Ley) y título

73
representativo de los derechos del accionista, así como bien mueble (artículo 886
inciso 8 del Código Civil).

d) A su vez, para las partes, los efectos de la transferencia operan desde el momento
de la celebración del contrato, siendo que el trámite de aprobación e inscripción en
el libro de matrículas no forma parte de la transferencia de acciones, sino del
procedimiento para poder oponer a la sociedad la referida transferencia. Ello es así
porque quien transfiere es el titular de las acciones y no los órganos administrativos
de la sociedad.

e) En ese sentido, el artículo 7 del Estatuto de la sociedad demandada, señala que


para que opere la transferencia de acciones, sea cual fuere su modalidad, se
requiere un procedimiento que puede ser dividido en tres fases: (i) el acuerdo de
transferencia entre las personas que lo van a realizar; (ii) la aprobación del acuerdo
por parte de la sociedad; y, (iii) la inscripción en el libro de matrículas de acciones
. Tal división estatutaria corrobora que el acuerdo contractual es distinto a la
aprobación de la asamblea.

f) Por consiguiente, salvo que se trate de transferencias de acciones que la propia


sociedad efectúe y siempre dentro de los límites señalados en el artículo 104 de la
Ley General de Sociedades, de ninguna forma la aprobación del acuerdo puede
asimilarse al acuerdo mismo; este lo celebran las personas que transfieren y
adquieren las acciones, en virtud del derecho de propiedad que tienen los socios
sobre las mismas y del que carece un órgano administrativo de la sociedad, como
lo es la Junta General ; esta, por tanto, no transfiere acciones; solo aprueba la
misma para efectos que sea oponible a la sociedad.

g) Por lo tanto, la nulidad del acuerdo de aprobación se rige por las normas de la
Ley General de Sociedades, pero la transferencia misma no lo celebra la Junta y
su validez se rige por las normas del Código Civil con las regulaciones específicas
que la Ley Societaria y el Estatuto establezcan.

h) Como quiera que la demanda pretende anular el acto jurídico de donación y no


el acuerdo respectivo, el plazo de caducidad no ha vencido pues no es de aplicación
el artículo 150 de la Ley General de Sociedades, no observándose en el presente
caso que la nulidad de una donación se encuentre sujeta a plazos de caducidad. Así
las cosas, la casación debe ser amparada y teniendo en cuenta lo dispuesto en el

74
artículo 396 del Código Procesal Civil, cabe emitir pronunciamiento de fondo, por
lo que corresponde desestimar la excepción planteada y disponer que continúe el
proceso según su estado.

i) Advirtiéndose que el cuaderno principal se encuentra en trámite ante esta Sala


Suprema (Expediente número 5353- 2017) y que en la fecha se ha fijado vista de
causa, el trámite que se ha de proseguir es el que se determine con la decisión que
se expida en el referido expediente.

IV. DECISIÓN

Por estos fundamentos, y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal Civil,
declararon:

fundado el recurso de casación interpuesto el demandante jacinto cutipa vilca


mediante escrito obrante en la página ciento sesenta y uno; casaron el auto de vista
contenido en la resolución número tres, de fecha cuatro de mayo de dos mil
diecisiete (página ciento cuarenta y ocho) dictada por la Sala Civil Permanente de
la corte superior de justicia de tacna; y, actuando como sede de instancia:
confirmaron el auto número seis de fecha siete de febrero de dos mil diecisiete
(página ciento veinte) que declaró improcedente la excepción de caducidad y
ordenaron que el proceso continúe conforme a su estado según lo dispuesto en el
cuarto considerando de la presente sentencia; dispusieron la publicación de la
presente resolución en el diario oficial “el peruano”, bajo responsabilidad; en los
seguidos por Jacinto Cutipa Vilca contra Ceferino Cutipa Vilca y otro, sobre
Nulidad de Acto Jurídico; y los devolvieron. Ponente Señor Calderón Puertas, Juez
Supremo.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, CALDERÓN PUERTAS,


AMPUDIA HERRERA, PROAÑO CUEVA.

75
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
LA SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 2693-2017, LIMA

SUMILLA: “El fenecimiento de la sociedad de gananciales tiene un doble objeto.


Por un lado, pone fi n a la sociedad de gananciales; por el otro, hace posible la
repartición de las ganancias, si las hubiere, después de deducidas las cargas y
deudas sociales. Para esto último, se crea un estado de indivisión en el patrimonio
que facilita y concluye con la liquidación del mismo. La sociedad de gananciales
se disuelve solo por causas taxativas, las mismas que se encuentran enunciadas
expresamente en el artículo 318 del Código Civil, siendo éstas las únicas razones
que pueden ser alegadas para solicitar la conclusión del mencionado régimen. Por
otro lado, de acuerdo con el artículo 1802 del Código Civil, los actos que el
mandatario realiza antes de conocer la extinción del mandato son válidos. Debe
entenderse que esta regla alude precisamente a las hipótesis de muerte, interdicción
o inhabilitación del mandante si y solo si el mandatario desconoce o ignora la
muerte de su mandante”.

Lima, quince de octubre de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA; con el acompañado; vista en audiencia pública de la
presente fecha la causa número dos mil seiscientos noventa y tres - dos mil
diecisiete; y, producida la votación conforme a ley, se procede a emitir la siguiente
sentencia:

I. HECHOS:

1. El casacionista Teodoro Tantaleán Marrufo, interpone recurso extraordinario de


casación en contra la sentencia de vista de fecha ocho de mayo de dos mil
diecisiete, emitida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima, que confirmó la sentencia apelada, de fecha veinticuatro de mayo de dos mil
dieciséis, en el extremo que declaró fundada la demanda de nulidad de acto
jurídico. fundamentándola en:

76
Infracción normativa del artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú;
alegando que en la sentencia se vulneró el derecho a la debida motivación en el
desarrollo de los fundamentos que sustentan el fallo que declaró infundada la
demanda, pues no se ha expresado o explicado los puntos por los cuales se opta
con confirmar una sentencia que adolece de vicios; asimismo, no se ha cumplido
con expresar los motivos por los cuales el Ad quem omitió aplicar lo preceptuado
en los artículos 1802 y 949 del Código Civil, que resultaban trascedentes para la
resolución del caso. Finalmente, señaló que no se ha realizado una debida
valoración de los medios probatorios pues no se ha tomado en consideración el
contrato de compraventa celebrado en el año mil novecientos noventa y seis, el
cual da cuenta del acuerdo de voluntades que existió entre José Hildebrando Tafur
Castro y su esposa Susana Mercedes Lizarzaburu Vereau con Toedoro Tantalean
Marrufo.

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


mediante resolución de fecha treinta y uno de octubre de dos mil diecisiete declaró
la procedencia del recurso de casación por las causales de:

a) Infracción normativa del artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del


Perú; alegando que en la sentencia se vulneró el derecho a la debida motivación en
el desarrollo de los fundamentos que sustentan el fallo que declaró infundada la
demanda.

b) Infracción normativa de los artículos 1802 y 949 del Código Civil, alegó que
Carlos Florentino Tejada Castro conocía del fallecimiento de Susana Mercedes
Lizarzaburu Vereau, empero desconocía que con la muerte fenecida.

2. Que, según lo establecido en el artículo 384 del Código Procesal Civil,


modificado por el artículo 1 de la Ley número 29364, el recurso de casación tiene
por fines esenciales la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto
y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia
(finalidad nomofiláctica y uniformizadora, respectivamente); precisado en la
Casación número 4197-2007/La Libertad1 y Casación número 615-2008/
Arequipa ; por tanto, este Tribunal Supremo, sin constituirse en una tercera

77
instancia procesal, debe cumplir su deber de pronunciarse acerca de los
fundamentos del recurso, por las causales declaradas procedentes.

3. Debemos indicar que la “Casación” es un recurso impugnativo extraordinario


cuya finalidad es la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la
uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia3 ,
conforme lo previsto por el artículo 384° del Código Procesal Civil, modificado
por la Ley número 293644 .

4. El principio del debido proceso contiene el derecho a la motivación escrita de


las resoluciones judiciales. Este derecho, consagrado como principio jurisdiccional
en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, tiene como
finalidad principal el de permitir el acceso de los justiciables al razonamiento
lógico jurídico empleado por las instancias de mérito para justificar sus decisiones
jurisdiccionales y así puedan ejercer adecuadamente su derecho de defensa,
cuestionando de ser el caso, el contenido de la decisión asumida.

5. Que, en efecto, nos encontramos ante una sociedad de gananciales y lo refrenda


cuando usa los términos de patrimonio social que se encuentra en nuestra norma
sustantiva como son: (artículo 313), bienes sociales (artículo 315) y deudas
sociales (artículo 317). El régimen de comunidad de bienes no debe confundirse
con el de copropiedad de bienes. La comunidad de bienes nace por una situación
natural que la ley reconoce (matrimonio) y recae sobre un patrimonio donde hay
activo y pasivo, patrimonio en el que no puede identificarse titularidades concretas,
las mismas que solo se reconocerán cuando se extinga la comunidad. En tal
sentido, los cónyuges no tienen establecida una cuota ideal y por ello no es posible
la disposición de una alícuota inexistente, diferente en cuanto se refi ere a la
copropiedad -titularidad de dos o más personas respecto de un bien - que recae
sobre bienes singulares, esta puede devenir en forma obligatoria o voluntaria. El
derecho de propiedad de los copropietarios está representado en cuotas ideales
llamadas alícuotas, y en cuanto a la facultad de disponer del bien común, es
necesario la concurrencia de todos los copropietarios, más sí es factible las
disposiciones de la parte alícuota en cualquier momento por el copropietario. Es
de observar las diferencias existentes entre la sociedad de gananciales, o con más
propiedad, la comunidad de bienes, y la copropiedad.

78
6. Entonces, el fenecimiento de la sociedad de gananciales tiene un doble objeto.
Por un lado pone fi n a la sociedad de gananciales; por el otro, hace posible la
repartición de las ganancias, si las hubiere, después de deducidas las cargas y
deudas sociales. Para esto último, se crea un estado de indivisión en el patrimonio
que facilita y concluye con la liquidación del mismo. La sociedad de gananciales
se disuelve solo por causas taxativas, las mismas que se encuentran enunciadas
expresamente en el artículo 318 del Código Civil, siendo éstas las únicas razones
que pueden ser alegadas para solicitar la conclusión del mencionado régimen. La
principal causa de fenecimiento es, sin duda alguna, la disolución del vínculo
matrimonial por muerte de uno de los cónyuges. Ergo, la muerte física provoca la
disolución del vínculo matrimonial y, por tanto, concluye el régimen de sociedad
de gananciales.

7. Por tanto, es evidente en el caso concreto existió una ausencia absoluta de falta
de manifestación de voluntad del agente, por cuanto tanto de la minuta como de la
Escritura Pública de fecha ocho de febrero de dos mil doce denominado “Ratifi
cación de Compraventa” habría sido celebrada por Carlos Florentino Tejada Castro
supuestamente en representación de José Hildebrando Tafur Castro y esposa
Susana Mercedes Lizarzaburu Vereau, tal como se consigna en ambos
documentos, cuando en realidad esta última había fallecido el nueve de mayo de
mil novecientos noventa y ocho como se acredita del acta de defunción y por
consiguiente el poder otorgado por la sociedad conyugal a favor de Carlos
Florentino Tejada Castro se habría extinguido desde aquel acontecimiento, esto en
aplicación del inciso 5 del artículo 318 que señala fenece el régimen de la sociedad
de gananciales: 5) Por muerte de uno de los cónyuges, en concordancia con el
inciso 3 del artículo 1801 del Código Civil que expresamente señala que el
mandato se extingue por muerte del mandante o del mandatario; en consecuencia,
la tesis de las instancias de mérito descansa en que el acto jurídico celebrado
utilizando un poder o mandato extinguido por muerte de uno de sus otorgantes,
conlleva a que el acto jurídico adolezca de un elemento estructural de validez, cual
es la manifestación de voluntad del agente y consecuentemente nulo el acto
jurídico de compra del inmueble.

8. Por otro lado, respecto al argumento del casacionista que el artículo 1802 del
Código Civil, es aplicable por extensión al caso de autos. Al respecto este artículo
establece que aquellos actos realizados por el mandatario en desconocimiento de
la extinción del mandato son válidos, es decir, generan efectos jurídicos y vinculan

79
a los herederos del mandante. Sin embargo, esta norma no es aplicable a todas las
causas de extinción del mandato previstas en el artículo 1801 del Código Civil.
Nos explicamos, en el supuesto de que el mandato fenezca por muerte, interdicción
o inhabilitación del mandante, sí resultará aplicable la norma denunciada, si y solo
si, el mandatario haya “ignorado” o “desconocido” la muerte de su mandante,
situación que no ha sucedido en el caso de autos por cuanto el citado codemandado
admite en su contestación de la demanda que conocía del fallecimiento de la esposa
de su primo hermano, por ende, debe tomarse lo expuesto como una declaración
asimilada al amparo del artículo 221 del Código Procesal Civil;

III. DECISIÓN:

por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 397, del


código procesal civil, declararon infundado el recurso de casación interpuesto por
Teodoro Tantaleán Marrufo; en consecuencia, no casaron la sentencia de vista de
fojas cuatrocientos cuarenta y cuatro, de fecha ocho de mayo de dos mil diecisiete,
emitida por la tercera sala civil de la corte superior de justicia de lima, que
confirmó la sentencia apelada de fojas trescientos cincuenta y uno, de fecha
veinticuatro de mayo de dos mil dieciséis, en el extremo que declaró fundada la
demanda de nulidad de acto jurídico, por lo tanto, dispusieron la publicación de la
presente resolución en el diario oficial “el peruano” bajo responsabilidad; en los
seguidos por José Hildebrando Tafur Castro contra Teodoro Tantaleán Marrufo y
otros sobre nulidad de acto jurídico; y los devolvieron. integra esta sala el juez
supremo señor calderón puertas por licencia del juez supremo señor Ordóñez
Alcántara. ponente señora cabello matamala, Jueza Suprema.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, CALDERÓN PUERTAS,


DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

80
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 1927-2017, LIMA NORTE

SUMILLA.- El artículo 1562 del Código Civil disponía en su texto original que
el vendedor pierde el derecho a optar por la resolución del contrato si se ha pagado
más del cincuenta por ciento del precio, siendo nulo todo pacto en contrario;
situación que en efecto se verifica por la Sala Superior al haberse acreditado que
el accionante ha cancelado más del 50% del precio pactado en el contrato de
compraventa de fecha veinte de marzo del año dos mil.

Lima, dieciséis de enero de dos mil diecinueve.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número mil novecientos
veintisiete - dos mil diecisiete, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha;
luego de verificada la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. El demandante Abel Martínez Aldazabal (fojas 82), solicita la nulidad del acto
jurídico contenido en la Escritura Pública fundamentándola en:

a) Los codemandados Pablo Florentino Villavicencio Quispe y Francisca Barboza


Pizarro resuelven unilateralmente el contrato de compraventa celebrado mediante
escritura pública de compraventa de acciones y derechos de fecha veinte de marzo
del año dos mil, por el 68.254% de las acciones y derechos de la Parcela número
61, inscrita en la Partida número P01008513, del Registro de Predios de Lima, por
la causal de contravención de las leyes que interesan el orden público, por cuanto
según refiere se ha resuelto unilateralmente el referido contrato de compraventa no
obstante haber cancelado más del 50% del precio pactado, en contravención de lo
dispuesto en el artículo 1562 del Código Civil que resulta de aplicación en su
versión original antes de su modificatoria y por la causal de objeto jurídicamente
imposible pues el objeto de la resolución del citado contrato de compraventa
resulta ser jurídicamente imposible al haberse cancelado más del 50% del precio
pactado.

81
b) solicita la nulidad del acto jurídico contenido en la escritura pública de anticipo
de legítima de fecha dieciocho de setiembre de dos mil siete, otorgada por Pablo
Florentino Villavicencio Quispe y Francisca Barboza Pizarro a favor de sus hijas
Luz Victoria Villavicencio Barboza y María Angélica Villavicencio Barboza,
respecto al 68.254% de las acciones y derechos de la Parcela número 61, inscrito
en la Partida número P01008513 del Registro de Predios de Lima, por las causales
de falta de manifestación de voluntad, objeto jurídicamente imposible y
transgresión de normas de orden público y buenas costumbres-

c) Además, como pretensiones accesorias solicita la nulidad y cancelación de los


Asientos Registrales números 00008 y 00013 de la Partida número P01008513
referida a tales actos jurídicos.

2. Los codemandados absuelven la demanda, alegando, que:

a) señalando esencialmente que la escritura pública de anticipo de legítima


otorgada por sus padres a su favor se ha formalizado después de haberse resuelto
el contrato de compraventa de acciones y derechos y cuando sus señores padres
habían recuperado el derecho de propiedad.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha dieciséis de mayo de dos mil dieciséis, se declaró


infundada la demanda de nulidad de acto jurídico, fundamentando su decisión en
los siguientes considerandos:

a) Ha establecido que el objeto de la escritura pública de resolución de contrato de


compraventa y levantamiento de hipoteca es la resolución del contrato de
compraventa de fecha veinte de marzo de dos mil, el mismo que goza de
factibilidad material al resultar posible su existencia, máxime si el objeto del
contrato es un bien material de existencia posible pues físicamente existe habiendo
sido plasmada su transferencia en un documento material. Asimismo, el juez de la
causa para efectos de desestimar la demanda incoada. por el que se establece que
el demandante había aceptado en el proceso sobre ejecución de garantías
(Expediente número 292-2006) que el contrato materia de nulidad se encontraba
resuelto y no obstante ello en la precitada causa sobre nulidad de acto jurídico, el
mismo demandante por el contrario sostenía que el citado contrato no se

82
encontraba resuelto al haber pagado más del 50%, conducta que no solo resulta
contradictoria sino que además constituía en cuanto al proceso sobre ejecución de
garantías una declaración asimilada en aplicación del artículo 221 del Código
Procesal Civil pues en dicha causa el accionante había ya dejado sentado que el
citado contrato estaba resuelto.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

El demandante Abel Martínez Aldazabal, interpone recurso de apelación contra la


sentencia antes referida, que al ser absuelto por la la Sala Civil Transitoria de la
Corte Superior de Justicia de Lima Norte mediante sentencia de vista contenida en
la Resolución número treinta, de fecha veintiséis de diciembre de dos mil dieciséis
al considerar que:

a) El acto jurídico de resolución contractual contenido en la escritura pública de


fecha tres de agosto de dos mil siete, tuvo como motivo que el demandante haya
incumplido con pagar las letras números 36, 37 y 38 del contrato de fecha veinte
de marzo del año dos mil por lo que infiere que las letras anteriores sí habría sido
pagadas en su respectiva oportunidad, con lo cual el Ad Quem establece que la
demandante habría acreditado el pago de más del 50% por ciento del precio total
del inmueble. En consecuencia, concluye que dicho acto de resolución contractual
vulnera el texto primigenio del artículo 1562 del Código Civil, amparando la
nulidad deducida, no por las causales de nulidad invocadas sino en aplicación del
inciso 7 del artículo 219 del Código Civil, según la facultad reconocida por el
principio iura novit curia reconocido en el artículo VII del Título Preliminar del
Código Civil;

b) Al no haber ostentado nunca los demandados poder de disposición sobre el


citado bien inmueble el Ad Quem considera que el acto jurídico de anticipo
legítima resulta nula por contravenir leyes que interesan al orden público y buenas
costumbres;

d) Adicionalmente la Sala Superior considera que si bien en el Expediente número


394-2007 en sede casatorio (Casación número 1381-20113) se declaró infundado
el recurso de casación quedando firme por tanto la sentencia que declaró infundada
la demanda de nulidad de acto jurídico; sin embargo, para el Ad Quem dicha

83
situación en nada influye en esta causa habida cuenta que la excepción de
litispendencia fue declarada infundada.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El presente caso fue declarado procedente el recurso de casación por las causales
de:

a) Infracción de normas de derecho material y procesal, teniendo en cuenta ello, es


de advertirse que conforme lo dispone el artículo 396 del Código Procesal Civil,
cuando se declara fundado el recurso de casación por la causal de infracción
normativa de orden procesal se debe devolver el proceso a la instancia inferior para
que emita una nuevo fallo, mientras que si se declara fundado el recurso por la
causal de infracción normativa material, la Sala Suprema actuando en sede de
instancia deberá resolver el conflicto según su naturaleza. Es por ello, que la
revisión de las causales por las que ha sido declarado procedente el recurso de
casación debe comenzar por el análisis de la infracción normativa de naturaleza
procesal.

b) Analizando la denuncia contenida en el apartado i), de los fundamentos del


recurso de casación, cabe precisar que la Sala Superior respecto al argumento de
los recurrentes en el sentido que no se habría tenido en cuenta su escrito de
absolución de la apelación, es menester precisar que su escrito de absolución del
recurso de apelación fue presentado con posterioridad a la emisión de la sentencia
de vista de manera que los argumentos de dicho traslado no pudieron ser tomados
en cuenta ni analizados oportunamente por incuria de los propios recurrentes
conforme se aprecia de la resolución de fojas 1107, por lo demás en cuanto a la
realización de la vista de la causa, conforme se advierte de la Constancia de fojas
1069, esta se efectuó sin informe oral puesto que el letrado de la parte demandada
no concurrió a la vista de la causa programada en la fecha. Asimismo, en cuanto
al argumento de que no se habrían tenido en cuenta los cuatro procesos judiciales
efectuados entre las mismas partes cabe señalar que en el presente caso este
proceso versa sobre nulidad de acto jurídico bajo el sustento que se ha resuelto
unilateralmente un contrato de compraventa celebrado entre las partes no obstante
haber cancelado más del 50% del precio pactado lo que constituía contravención a
lo establecido en el artículo 1562 del Código Civil antes de la versión sustitutoria
en cuanto establecía que en caso el vendedor opte por la resolución de un contrato,

84
este último perderá el derecho de optar por la resolución del contrato en el supuesto
que el comprador hubiese pagado más del 50% del precio, lo que en efecto se
encuentra acreditado en autos conforme a los argumentos de hecho y de derecho
de la sentencia de vista. Finalmente en cuanto al argumento del recurrente en el
sentido que no se habría tenido en cuenta la afirmación del demandante en el
proceso de ejecución de garantías en cuanto a que el contrato de compraventa
habría quedado resuelto, es necesario señalar que dicho argumento carece de
asidero puesto que en el proceso recaído en el Expediente número 394-2007 sobre
nulidad de acto jurídico se invocó causales de nulidad distintas a las que son
materia de nulidad en esta causa, lo que en efecto quedó establecido al resolverse
la excepción de litispendencia deducida en este proceso, defensa de forma que
finalmente fue declarada infundada mediante resolución de fecha nueve de octubre
de dos mil trece siendo confirmada por resolución de vista de fecha veintidós de
octubre de dos mil catorce según la verificación del sistema de información
jurídica a la que se ha tenido acceso.

2. En el sentido precedentemente descrito, no se advierte afectación al principio


del debido proceso, a la independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional,
al derecho de defensa ni falta de motivación de las resoluciones judiciales desde
que de la revisión de la sentencia de vista impugnada en casación se aprecia la
existencia de una motivación suficiente en argumentos de hecho y derecho,
habiéndose por lo demás efectuado una valoración de material probatorio de
manera conjunta y expresado en la sentencia de vista las valoraciones esenciales
que han servido de sustento a la decisión finalmente adoptada en sede de instancia.
En ese contexto,

3. Se advierte que los impugnantes con dicha denuncia pretenden que se realice un
nuevo análisis de las conclusiones arribadas por las instancias de mérito, no siendo
factible realizarlo en sede casatoria a no ser que se evidencie una afectación
evidente y palmaria al debido proceso, lo que no se advierte en modo alguno en el
presente proceso por las razones antes señaladas, por lo que este extremo del
recurso debe desestimarse por improbado.

4. se debe señalar que los recurrentes denuncian en este extremo que no se debió
declarar fundada la demanda en virtud a lo dispuesto en el inciso 7 del artículo 219
del Código Civil por cuanto, según refieren, dicha norma no sanciona con la

85
nulidad la resolución del contrato de compraventa cuando se haya pagado más del
50% del precio del bien, más aún cuando dicha norma se aplicó de oficio.

5. Sobre este particular cabe precisar que el texto original del articulo 1562 del
Código Civil establecía lo siguiente: “En el caso del artículo 1561, el vendedor
pierde el derecho a optar por la resolución del contrato si se ha pagado más del
cincuenta por ciento del precio. Es nulo todo pacto en contrario”. En el presente
caso, el demandante para efectos de solicitar la nulidad de la escritura pública de
resolución de contrato de compraventa y cancelación de hipoteca de fecha tres de
agosto de dos mil siete manifiesta haber pagado más del 50% del precio pactado,
por lo que habiéndose suscrito el contrato de compraventa de acciones y derechos
de fecha veinte de marzo del año dos mil resultaba de aplicación el texto originario
del artículo 1562 del Código Civil, que prescribía que el vendedor perdía el
derecho a optar por la resolución del contrato si hubiera pagado más del 50% del
precio resultando nulo todo pacto en contrario, encontrándose por tanto sancionada
de manera expresa con nulidad la resolución del contrato de compraventa otorgada
por los demandados Pablo Florentino Villavicencio Quispe y Francisca Barboza
Pizarro a tenor de lo señalado en la norma material acotada. Que, en esa
perspectiva, siendo que el precio pactado fue de doscientos cincuenta y ocho mil
dólares americanos (US$.258,000.00), se advierte que el demandante habría
incumplido con pagar las letras de cambio números 36, 37, 38 y 39 del contrato de
compraventa de lo que se desprende que el actor habría cumplido en su
oportunidad con pagar las anteriores letras de cambio de lo que se razona por tanto
que el demandante pagó más del 50% del precio total acordado conforme se
verifica del contrato de compraventa de fecha veinte de marzo del año dos mil
(fojas 28) y de la carta notarial remitida por los demandados al accionante (fojas
41), lo que desvirtúa plenamente lo señalado por los recurrentes.

6. En cuanto a la afirmación de los recurrentes respecto a que se habría aplicado


de ofi cio la norma contenida en el inciso 7 del artículo 219 del Código Civil cabe
señalar en principio que según Torres Vásquez1 , la nulidad resulta manifiesta,
cuando no hay lugar a ninguna duda sobre su existencia, se infiere del simple
examen del documento que contiene al acto o de las pruebas actuadas en el
proceso, caso en el que el juez puede declararla de oficio sin requerirse que exista
invocación de parte. El juez no acciona en el sentido de interponer una demanda
para que se declare la nulidad, sino que cuando en ejercicio de sus funciones
jurisdiccionales conozca de los hechos que la provocan, puede e incluso debe

86
declararla de ofi cio, pues, le está vedado permanecer impasible, por ejemplo,
frente a un acto ilícito o contrario a las normas imperativas o a las buenas
costumbres. Sin embargo, a decir Vargas Machuca, esta facultad conferida a los
jueces para la restitución del equilibrio no resulta ilimitada pues se encuentra sujeta
a ciertos parámetros, fundamentalmente constitucionales, en ese sentido, estando
a que dicha facultad se ejercita en un proceso judicial, deberá respetarse el derecho
al debido proceso así como el principio de congruencia.

7. Del análisis de la sentencia de vista impugnada en relación a este agravio


material, se advierte que la Sala Superior ha señalado que las causales de nulidad
invocadas en la demanda no resultaban de aplicación, por lo que en atención del
artículo VII del Título Preliminar del Código Civil, considera fi nalmente que no
se confi gura la causales de objeto jurídicamente imposible y contravención de las
leyes que interesan al orden público invocadas en la demanda pero sí la causal de
nulidad cuando la ley lo declara nulo en tanto que los argumentos expuestos en la
demanda hacían referencia expresa a esta última causal por haberse vulnerado el
artículo 1562 del Código Civil antes de la versión modificatoria dado que el
accionante invocaba haber cancelado más del 50% del precio pactado por lo que
la resolución contractual efectuada por los demandados constituía afectación de la
citada norma material.

8. En el contexto descrito, se verifica que la sentencia de vista no ha modificado


en modo alguno los términos fácticos alegados por el demandante, sino que antes
bien dentro de la facultad discrecional que le confiere el principio iura novit curia
prevista en el artículo VII del Título Preliminar del Código Civil, ha creído
pertinente invocar y aplicar en abono de su fallo una norma jurídica distinta a las
señaladas en la demanda para lo cual ha procedido a valorar los medios probatorios
aportados al proceso y tomando además en cuenta los hechos involucrados en el
proceso, por lo que no se verifica por consiguiente la causal material denunciada
en este apartado, la misma que deviene en desestimable por infundada.

9. Finalmente, en cuanto a la causal denunciada en el apartado iii), es necesario


señalar que si bien en el proceso acompañado sobre ejecución de garantías, el
demandante en este proceso (ejecutado en dicha causa) habría reconocido que el
contrato de compraventa se encontraba resuelto, lo que constituiría declaración
asimilada, no obstante, el presente proceso versa sobre nulidad de acto jurídico,
siendo que las instancias de mérito han analizado otros medios probatorios cuya

87
valoración en su conjunto y de manera razonada han determinado que la Sala
Superior declare fundada la demanda conforme se advierte de lo señalado en la
parte considerativa de la presente resolución, por lo que no se verifica en
consecuencia la infracción denunciada en este extremo.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

Infundado el recurso de casación interpuesto por Pablo Florentino Villavicencio


Quispe y Francisca Barboza Pizarro (fojas 1182); en consecuencia, No Casaron la
sentencia de vista contenida en la Resolución número treinta, de fecha veintiséis
de diciembre de dos mil dieciséis (fojas 1070), expedida por la Sala Civil
Transitoria de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte. Dispusieron se publique
la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”; en los seguidos por Abel
Martínez Aldazabal contra Pablo Florentino Villavicencio Quispe y otros, sobre
Nulidad de Acto Jurídico.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, AMPUDIA HERRERA,


ARRIOLA ESPINO, PROAÑO CUEVA.

88
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 4260-2017, LIMA ESTE

SUMILLA: En la sentencia de vista se han expresado las razones suficientes que


sustentan su decisión y que justifican su fallo, las cuales resultan ser razonadas,
objetivas, serias y completas, cuyas conclusiones han sido extraídas de la
evaluación de los hechos debidamente probados, ya que, se ha establecido de
manera clara y precisa que el acto jurídico materia de nulidad se encuentra inmerso
en la causal de falta de manifestación de voluntad, al no advertirse del mismo la
exteriorización de la voluntad de vender de Juana Rodríguez Salas, más aun si del
mismo no se advierte firma alguna de la vendedora, observándose solo una
impresión digital (mancha de tinta azul), lo que se corrobora con la Pericia
Dactiloscópica practicada en autos, la misma que fue aprobada en la Audiencia de
Pruebas y que no ha sido materia de tacha en su debido momento. Asimismo, cabe
puntualizar que la Pericia mencionada ha cumplido su finalidad, la cual era
establecer si justamente Juana Rodríguez Salas había o no suscrito el contrato de
compraventa de fecha seis de marzo de mil novecientos noventa y ocho,
concluyéndose, en este caso, que el elemento de identidad que aparece en el
documento (original) constituía solo una mancha de tinta azul de tampón.

Lima, tres de diciembre de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, vista la causa número cuatro mil doscientos
sesenta - dos mil diecisiete, en Audiencia Pública de la fecha; producida la
votación correspondiente, emite la presente sentencia:

I.HECHOS:

1. La demandante Julia Bernardina Morales Cipriani de Rebaza, interpuso la


presente demanda, solicitando como pretensión principal se declare la nulidad del
contrato de compraventa de fecha seis de marzo de mil novecientos noventa y
ocho, celebrado entre Juana Rodríguez Salas y Armando Lau Aspajo respecto del
inmueble ubicado en Avenida Víctor Raúl Haya de la Torre números 519-521,
Vitarte (según el Contrato Avenida Central número 600) y como pretensiones

89
accesorias, se ordene la entrega del bien y se le abone la suma de cuarenta y cuatro
mil soles (S/.44,000.00) por arrendamientos insolutos y frutos civiles por posesión
de mala fe a favor de la Benefi cencia Pública de Lima (declarada como
adjudicataria en el proceso de sucesión intestada), señalando como fundamentos
los siguientes:

a) El día veinte de abril de mil novecientos noventa y seis se celebró contrato de


arrendamiento entre Juana Rodríguez Salas y Armando Lau Aspajo, acordándose
una renta mensual de doscientos soles (S/.200.00), con una vigencia del veinte de
setiembre de mil novecientos noventa y seis al veinte de marzo de dos mil uno;

b) Juana Rodríguez Salas fallece el nueve de febrero del año dos mil, siendo el
declarante de la defunción, Armando Lau Aspajo, quien traslada a la occisa al
hospital;

c) El veinticuatro de enero de dos mil uno, Armando Lau Aspajo quiso ingresar
con varias personas al inmueble, pero la demandante y sus familiares lo retuvieron,
siendo denunciados por usurpación agravada, tomando conocimiento recién del
contrato de compraventa cuya nulidad se solicita;

d) Juana Rodríguez Salas no firmó el contrato ni colocó su huella digital. La


existencia de una huella digital borrosa es insuficiente para atribuírsela;

e) La participación de los testigos Carlos Ormeño Hernández y Ricardo Alberto


Escobar Benites no tiene justificación ni enervan la falta de manifestación de
voluntad de Juana Rodríguez Salas;

f) No existe constancia de la cancelación del precio, ya que según el contrato la


prueba del pago sería la inserción de la fi rma de la vendedora;

g) El demandado mantiene una deuda de arriendos en razón de los doscientos soles


(S/.200.00) entre el nueve de febrero de dos mil y el veinte de setiembre de dos
mil uno, haciendo un total de tres mil seiscientos soles (S/.3,600.00);

h) A partir del veinte de octubre de dos mil uno, hasta la actualidad, debe pagar los
frutos civiles por la posesión de mala fe.

90
II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia contenida en la Resolución número treinta y seis, de fecha


quince de octubre de dos mil trece, el Juez del Juzgado Especializado en lo Civil
de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, declaró fundada en parte la
demanda y en consecuencia nulo el contrato de compraventa, ordena la entrega del
inmueble a la Beneficencia Pública de Lima Metropolitana, ordenándose al
demandado que pague a la Beneficencia tres mil seiscientos soles (S/.3,600.00),
por concepto de arriendos devengados e infundada respecto a la pretensión por
concepto de frutos civiles, señalando como fundamentos los siguientes:

a) En el contrato de arrendamiento celebrado entre Juana Rodríguez Salas y


Armando Lau Aspajo, ella utilizó su fi rma, siendo el documento presentado ante
la Municipalidad de Ate Vitarte;

b) Al veintiséis de agosto de mil novecientos noventa y siete y seis de marzo de


mil novecientos noventa y nueve, Juana Rodríguez Salas utilizaba la fi gura de
testigo a ruego con intervención notarial para el otorgamiento de poder a favor del
demandado Armando Lau Aspajo, por estar imposibilitada físicamente para firmar
pero contando con facultades mentales necesarias para la celebración de actos
jurídicos. El demandado Armando Lau Aspajo conocía de esta situación, por lo
que había la posibilidad de suscribir el contrato de compraventa mediante
apoderado;

c) En el Dictamen Dactiloscópico se concluye que «constituye un elemento de


identidad deficientemente obtenida por empastamiento y exceso de tinta, carente
de dibujos papilares y de puntos característicos, constituyendo solo una mancha de
tinta azul de tampón y por lo tanto una impresión inaprovechable para determinar
la identidad solicitada»;

d) No se ha podido determinar que Juana Rodríguez Salas haya firmado el contrato


de compraventa;

e) Los testigos a ruego recién legalizan su firma casi tres años después de la fecha
de celebración del contrato y casi un año después de la muerte de la supuesta
vendedora Juana Rodríguez; y,

91
f) No se acredita que el demandado haya pagado tributos municipales, según
afirma, siendo que quien continuó figurando como contribuyente fue Juana
Rodríguez, por lo que, existe falta de manifestación de voluntad.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

1. Mediante sentencia de vista contenida en la Resolución número trece, de fecha


siete de diciembre de dos mil dieciséis , se confirmó la sentencia de primera
instancia, bajo los siguientes fundamentos:

a) Hay falta de manifestación de voluntad porque conforme al Dictamen


Dactiloscópico no se ha podido demostrar que Juana Rodríguez Salas haya suscrito
el contrato de compraventa;

b) El Dictamen Dactiloscópico no ha sido materia de tacha;

c) El demandado no propuso la declaración de testigos, no encontrándose el Juez


obligado a disponer su declaración de oficio, puesto que el artículo 194 Código
Procesal Civil contempla una facultad, siendo viable cuando advierta que los
medios probatorios ofrecidos por las partes son insuficientes para crear convicción,
por lo que si estos le han sido suficientes para sustentar su decisión es innecesario
tal actuación de oficio.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. Por tanto, este Tribunal Supremo sin constituirse en una tercera instancia
procesal, debe cumplir con pronunciarse acerca de los fundamentos del recurso,
por las causales declaradas procedentes.

2. Respecto a las causales denunciadas por infracción normativa, según Monroy


Cabra: “Se entiende por causal (de casación) el motivo que establece la ley para la
procedencia del recurso:”3 . A decir de De Pina: “El recurso de casación ha de
fundarse en motivos previamente señalados en la ley. Puede interponerse por
infracción de ley o por quebrantamiento de forma. Los motivos de casación por
infracción de ley se ref eren a la violación en el fallo de leyes que debieran aplicarse
al caso, a la falta de congruencia de la resolución judicial con las pretensiones
deducidas por las partes, a la falta de competencia etcétera; los motivos de la

92
casación por quebrantamiento de forma afectan (…) a infracciones en el
procedimiento” . En ese sentido Escobar Fornos señala: “Es cierto que todas las
causales suponen una violación de ley, pero esta violación puede darse en la forma
o en el fondo”

3. Además se puede decir que existe infracción normativa cuando la resolución


impugnada padece de anomalía, exceso, error o vicio de derecho en el
razonamiento judicial decisorio, en el que incurrió el juzgador, perjudicial para la
resolución de la controversia y nocivo para el sistema jurídico, que se debe
subsanar mediante las funciones del recurso de casación.

4. Existiendo denuncias por vicios in iudicando, así como por vicios in


procedendo, corresponde verificar primero si se ha configurado o no esta última
causal, pues en caso de ser estimada, se dispondría el reenvío de la causa al estadio
procesal correspondiente, impidiendo que sea factible el análisis de las normas
materiales en las que se sustenta o debió sustentarse la resolución recurrida.

5. En el presente caso los recurrentes alegan infracción al debido proceso y


motivación de resoluciones judiciales; con relación al primero se tiene que, se
encuentra previsto en el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del
Perú, el cual comprende, entre otros derechos, el de obtener una resolución
fundada en derecho de los Jueces y Tribunales, y exige que las sentencias
expliciten en forma suficiente las razones de sus fallos; asimismo, la motivación
de resoluciones judiciales, no solo constituye un principio de orden constitucional,
previsto en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, sino de
orden legal, pues ha sido recogido en el artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, así como en el inciso 3 del artículo 122 del Código Procesal Civil, el cual
constituye también una garantía para el justiciable, mediante la cual, se puede
comprobar que la solución del caso en concreto viene dada por una valoración
racional de los elementos fácticos y jurídicos relacionados al caso y no de una
arbitrariedad por parte del Juez, por lo que una resolución que carezca de
motivación no solo vulnera las normas legales citadas, sino también los principios
constitucionales señalados.

6. En el presente caso, este Tribunal Supremo considera que en la sentencia de


vista se han expresado las razones suficientes que sustentan su decisión y que
justifican su fallo, las cuales resultan ser razonadas, objetivas, serias y completas,

93
cuyas conclusiones han sido extraídas de la evaluación de los hechos debidamente
probados, ya que, se ha establecido de manera clara y precisa que el acto jurídico
materia de nulidad se encuentra inmerso en la causal de falta de manifestación de
voluntad, al no advertirse del mismo la exteriorización de la voluntad de vender de
Juana Rodríguez Salas, más aun si del mismo no se advierte firma alguna de la
vendedora, observándose solo una impresión digital (mancha de tinta azul), lo que
se corrobora con la Pericia Dactiloscópica practicada en autos, la misma que fue
aprobada en la Audiencia de Pruebas y que no ha sido materia de tacha en su
debido momento. Asimismo, cabe puntualizar que la Pericia mencionada ha
cumplido su finalidad, la cual era establecer si justamente Juana Rodríguez Salas
había o no suscrito el contrato de compraventa de fecha seis de marzo de mil
novecientos noventa y ocho, concluyéndose, en este caso, que el elemento de
identidad que aparece en el documento (original) constituía solo una mancha de
tinta azul de tampón.

7. Por otro lado, el recurrente tercero coadyuvante Javier Isidro Reyna Sánchez ha
alegado que se vulnera el derecho a la motivación de resoluciones judiciales al no
haberse pronunciado la Sala Superior respecto a la nulidad de todo lo actuado
deducida por este, al respecto cabe aclarar lo siguiente: a) Javier Isidro Reyna
Sánchez, solicita su incorporación al proceso como litisconsorte necesario y la
nulidad de todo lo actuado, al considerar que se ha vulnerado su derecho de
defensa, debido a que tiene la posesión del inmueble, del cual se pretende su
nulidad; b) Mediante Resolución número seis, de fecha veinte de junio de dos mil
dieciséis (folios 491), se declaró improcedente la intervención como litisconsorte
solicitada y se dispone su incorporación como tercero coadyuvante del
demandado, disponiéndose que la nulidad deducida sea resuelta al momento de
emitirse la sentencia respectiva. Al respecto, este Tribunal considera que, si bien
es cierto, la Sala Superior no se pronunció sobre dicha nulidad, esta omisión no
tiene mayor relevancia o trascendencia en la decisión de fondo o que, en todo caso,
haya afectado de manera grave el normal desarrollo del proceso, en atención, a que
la relación sustancial entablada en el presente proceso, surge del contrato de
compraventa materia de nulidad, más no del contrato de arrendamiento suscrito
por el recurrente, es decir, que no tendría por qué habérsele notifi cado la presente
demanda, más aun cuando su incorporación ha sido aceptada como tercero
coadyuvante del demandado, en el estado en que se encontraban los autos.

94
8. Respecto a la infracción del inciso 6 del artículo 139 de la Constitución Política
del Perú, el Tribunal Constitucional ha señalado en reiterada y uniforme
jurisprudencia que el derecho a la pluralidad de la instancia, se trata de un derecho
fundamental que: “tiene por objeto garantizar que las personas, naturales o
jurídicas, que participen en un proceso judicial tengan la oportunidad de que lo
resuelto por un órgano jurisdiccional sea revisado por un órgano superior de la
misma naturaleza, siempre que se haya hecho uso de los medios impugnatorios
pertinentes, formulados dentro del plazo legal”. Asimismo, ha señalado que el
derecho mencionado, también denominado derecho a los medios impugnatorios,
es uno de confi guración legal, “mediante el cual se posibilita que lo resuelto por
un órgano jurisdiccional pueda ser revisado por un órgano jurisdiccional superior”.
Además se ha observado que: “(…) El hecho de que el derecho a la pluralidad de
la instancia ostente un contenido esencial y, a su vez, -en tanto derecho
fundamental de confi guración legal-, un contenido delimitable por el legislador
democrático, genera, entre otras, una consecuencia inevitable; a saber, que el
referido derecho “no implica un derecho del justiciable de recurrir todas y cada
una de las resoluciones que se emitan al interior de un proceso”. En ese sentido,
este Tribunal Supremo no advierte la vulneración del derecho alegado, en tanto, la
Sala Superior no le ha denegado el derecho a cuestionar la resolución que declaró
improcedente su intervención litisconsorcial, es más, el recurrente Javier Isidro
Reyna Sánchez ha interpuesto recurso de nulidad en contra la mencionada
resolución.

9. En cuanto a la infracción del inciso 1 del artículo 50 del Código Procesal Civil,
esta merece ser rechazada, atendiendo que los argumentos en que se sustenta, no
están referidos a la inobservancia de alguno de los deberes de los Jueces previstos
en la norma cuestionada, sino más bien, están referidos a la valoración que se le
ha dado al Dictamen Pericial practicado en autos.

10. Respecto a la infracción del artículo 194 del Código Procesal Civil, debe
señalarse, que dicho artículo precisa el carácter excepcional de las pruebas de
oficio, lo que quiere decir, que la regla general es que la carga de la prueba
corresponde a las partes, debiéndose actuar pruebas por parte del Juez solo
excepcionalmente y siempre que los medios probatorios ofrecidos por las partes
sean insuficientes para formar convicción; en este caso, no se advierte que se haya
producido la infracción alegada, debido a que, las instancias de mérito, han
considerado de manera acertada, que los medios probatorios admitidos y actuados

95
en autos, específicamente la Pericia Dactiloscópica, resulta suficiente para
establecer que el acto jurídico cuestionado es nulo por la causal de falta de
manifestación de voluntad.

11. Así también, se ha denunciado la infracción del inciso 1 del artículo 219 del
Código Civil, el cual prevé como causal de nulidad del acto jurídico la falta de
manifestación de voluntad del agente, que está referida a la circunstancia de que
en un determinado supuesto no exista realmente manifestación de voluntad del
declarante; en ese sentido, este Tribunal no advierte que se haya infraccionado tal
artículo, ya que, se ha comprobado a través de la Pericia Dactiloscópica practicada
en autos, la cual fue aprobada sin ser cuestionada en su oportunidad, que en el
documento materia de nulidad no se aprecia la exteriorización de la voluntad de
vender de Juana Rodríguez Salas, más aun si del mismo no se advierte fi rma
alguna de la vendedora, observándose solo una impresión digital (mancha de tinta
azul), por lo que, la infracción denunciada debe ser desestimada.

12. En cuanto a la infracción de los artículos 1351 y 1352 del Código Civil, se ha
señalado que estos no han sido observados en la sentencia de vista; sin embargo,
dicho argumento no ha sido planteado como agravio en el recurso de apelación
respectivo, es más, tampoco ha cuestionado de manera específica en el
mencionado recurso impugnatorio, el extremo de la sentencia que ordena el pago
a la Beneficencia Pública de Lima Metropolitana la suma de tres mil seiscientos
soles (S/.3,600.00) por concepto de pago de arriendos devengados, por lo que, no
merecía un pronunciamiento por parte de la Sala Superior, en base al principio
tantum apellatum quantum devolutum, en consecuencia, dicha infracción merece
ser desestimada.

13. Respecto a la infracción de los artículos 3, 43 y 70 de la Constitución Política


del Perú y artículo 923 del Código Civil, cabe señalar que, estos no tienen mayor
incidencia en el resultado del proceso, en el que la controversia radica en establecer
si el acto jurídico de compraventa materia de litis incurre en la causal de nulidad
por falta de manifestación de voluntad, advirtiéndose más bien, que los
fundamentos en que se sustentan no están referidos a un tema de infracción
normativa, sino a través de ellos se pretende cuestionar el criterio jurisdiccional de
las instancias de mérito que ampararon la presente demanda, sin tener en cuenta
que esta Corte Suprema no se constituye en una tercera instancia para de nuevo

96
enjuiciar los hechos y las pruebas, al no haberse previsto como uno de los fines del
recurso de casación establecidos en el artículo 384 del Código Procesal Civil.

V. DECISIÓN:

Que, estando a las consideraciones que anteceden y a lo dispuesto en el artículo


397 del Código Procesal Civil:

INFUNDADOS los recursos de casación interpuestos por Armando Lau Aspajo


(folios 583) y Javier Isidro Reyna Sánchez (folios 603); en consecuencia, NO
CASARON la sentencia de vista contenida en la Resolución número trece, de
fecha siete de diciembre de dos mil dieciséis (folios 557), expedida por la Sala
Civil Descentralizada Transitoria de Ate de la Corte Superior de Lima Este.
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, bajo responsabilidad; Y los devolvieron.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

97
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL

CAS. 830-2016, LIMA

SUMILLA: “Los artículos 2013 y 2014 del Código Civil desarrollan el principio
e instituto de la buena fe registral según el cual se protege al tercero quien efectuó
un acto jurídico basado en la buena fe, con quien tiene facultades inscritas en el
registro para poder efectuarlos. Para su aplicación deben concurrir
copulativamente los siguientes requisitos: a) Que, el adquirente de un derecho lo
haga a título oneroso; b) Que, el adquirente actúe de buena fe, tanto al momento
de la celebración del acto jurídico del que nace su derecho, como al momento de
la inscripción del mismo, buena fe que se presumirá mientras no se acredite que
tenía conocimiento de la inexactitud del registro, es decir, se trata de una
presunción iuris tantum; c) Que, el otorgante aparezca registralmente con
capacidad para otorgar el derecho del que se tratase; d) Que, el adquiriente inscriba
su derecho; e) Que, ni de los asientos registrales, ni de los títulos inscritos resulten
causas que anulen, rescindan, resuelvan el derecho del otorgante”.
Lima, diecisiete de diciembre de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista en audiencia pública de la presente fecha
la causa número ochocientos treinta - dos mil dieciséis; y, producida la votación
conforme a ley, procede a emitir la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

Se trata del recurso de casación interpuesto por el Banco de Crédito del Perú a
fojas mil setecientos cincuenta y seis, contra la sentencia de vista de fojas mil
setecientos treinta y seis, de fecha diecisiete de noviembre de dos mil quince,
emitida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que
confirmó la sentencia apelada de fojas mil seiscientos seis, de fecha treinta y uno
de octubre de dos mil catorce, que declaró fundada en parte la demanda y; en
consecuencia, nula la Escritura Pública de Constitución de Garantía Hipotecaria;
e infundada en todos los extremos de la demanda respecto de los demandantes
Romualdo Quispe García y Manuela Aguirre Palacios de Villanueva.

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II. FUNDAMENTOS DEL RECURSO:

Esta Sala Suprema Civil Transitoria mediante resolución de fecha tres de octubre
de dos mil dieciséis declaró la procedencia del recurso de casación por las
siguientes causales:

a) Infracción normativa de carácter material de los artículos 2013, 2014 y 2022


del Código Civil; la Sala al momento de emitir el fallo ha inaplicado los referidos
artículos, debido a que pese a que el recurrente ha adquirido un derecho (hipoteca)
de buena fe y a título oneroso figuraba con facultades para otorgarlo, de manera
errónea no han mantenido dicha adquisición privilegiando el derecho de un tercero
sin derecho inscrito. Más aun cuando no existe en el expediente medio probatorio
alguno que pueda afectar la buena fe de la recurrente;

b) Infracción normativa de carácter material del inciso 1 del artículo 1971 del
Código Civil; la Sala de Vista ha determinado como hecho dañoso o antijurídico,
la Constitución de la Garantía Hipotecaria a su favor; sin embargo, no ha tenido
en cuenta que el mencionado inciso del artículo cuya infracción se denuncia
establece que no hay responsabilidad en el ejercicio regular de un derecho. Que el
banco ha adquirido un derecho (hipoteca) de buena fe y a título oneroso de quien
en el Registro de Propiedad inmueble figuraba con facultades para otorgarlo, por
lo tanto el derecho obtenido por el banco es un derecho legítimo, siendo su
ejercicio regular una causal de inexistencia de responsabilidad prevista en nuestro
ordenamiento civil; y,

c) Excepcional por la causal de infracción normativa de carácter procesal del


artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Perú.

III. CONSIDERANDO:

1. Debemos indicar que la “casación” es un recurso impugnativo extraordinario


cuya finalidad es la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la
uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia1 ,
conforme lo previsto por el artículo 384 del Código Procesal Civil, modificado por
la Ley número 293642 ; por tanto, resulta importante además destacar que el
recurso de casación no tiene por finalidad el reexamen del proceso, como tampoco
la revaloración de los medios probatorios. En resumen los fines de la casación,

99
según se desprende del artículo procesal citado, es la nomofilaquia , la
predictibilidad4 , la dikelogia , y la hermenéutica jurídica .

2. Habiéndose concedido el recurso por la infracción de normas procesales,


corresponde evaluar si se ha concretado la infracción in procedendo, dado que de
haberse producido dicha infracción, la sentencia recurrida devendría en nula y
debería expedirse una nueva. En ese sentido, en la Casación N° 3437-2008-Lima
se precisa que dados los efectos nulificantes de la causal de contravención de las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso, en caso de configurarse,
corresponde empezar el análisis de fondo del recurso, a partir de dicha causal; y de
ser el caso, de no ampararse, analizar la causal in iudicando denunciada.

3. En el caso de autos, se tiene que la infracción normativa procesal excepcional


del recurso de casación está referida a la infracción del artículo 139 incisos 3 y 5
de la Constitución Política; al respecto, resulta necesario acotar que, el principio
del debido proceso, constituye una garantía constitucional que comprende los
derechos de los justiciables dentro del proceso como son ejercer su derecho de
defensa, exponer sus argumentos, ofrecer, producir pruebas y obtener una decisión
motivada y fundada en derecho.

4. Nótese, que el principio del debido proceso contiene el derecho a la motivación


escrita de las resoluciones judiciales que garantiza el derecho de obtener de los
órganos judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente con las
pretensiones oportunamente deducidas por las partes en cualquier clase de
procesos; indicando, asimismo, que la exigencia de que las decisiones judiciales
sean motivadas en proporción a los términos del inciso 5 del artículo 139 de la
Constitución Política del Perú garantiza que los jueces cualquiera sea la instancia
a la que pertenezcan expresen el proceso lógico que los ha llevado a decidir la
controversia, asegurando que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se
haga con sujeción a la Constitución y a la ley, pero también con la finalidad de
facilitar un adecuado ejercicio del derecho de defensa.

5. Del contenido de la sentencia de vista, se aprecia que el fallo adoptado por el


Colegiado Superior se ha ceñido en afirmar que el Banco Santander conocía la
inexactitud del registro, pues tenía conocimiento que sobre el predio objeto de la
hipoteca se estaba construyendo un centro comercial y que los locales construidos
estaban siendo vendidos a terceros; en consecuencia, del contenido de la sentencia

100
de vista, se aprecia que la decisión adoptada por el Colegiado Superior se ha ceñido
a lo aportado, mostrado y debatido en el proceso, de manera que dicho fallo no
puede ser cuestionado por ausencia o defecto en la motivación o vulneración al
debido proceso, en tanto se ha cumplido con analizar las pruebas ofrecidas por las
partes y con precisar la norma (artículo 2014º del Código Civil), lo que le permite
asumir un criterio interpretativo en el que sustenta su ratio decidendi; en
consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha quedado establecido, no
puede ser causal para cuestionar la motivación; asimismo, no se advierte la
existencia de vicio alguno durante el trámite del proceso que atente contra las
garantías procesales constitucionales.

6. Que, respecto a la infracción normativa de carácter material de los artículos


2013°, 2014° y 2022° del Código Civil. Al respecto, es preciso señalar que, la
causal de “indebida aplicación” se configura cuando una norma sustantiva es
aplicada a un caso distinto al previsto, es decir, que no exista una conexión lógica
entre la norma y el hecho al cual se aplica. Sin embargo, dentro de esta caben los
siguientes supuestos: “La aplicación de una norma impertinente en vez de la
jurídicamente aplicable; la aplicación de una norma derogada en vez de la
pertinente; la inaplicación de una norma constitucional considerando que no se
opone a una norma de inferior jerarquía y aplica otra no obstante ser contraria a la
Constitución; la inaplicación de una norma nacional por entender que la aplicable
es la extranjera [....]” . En otros términos, la causal de indebida aplicación de una
norma de derecho material, se presenta cuando se aplica al caso una norma que no
lo regula, dejando de aplicar la que corresponde, la cual es violada por
inaplicación. SÉPTIMO: En cuanto a ello, se hace necesario precisar que la
doctrina conforme lo señalado ut supra, respecto a la infracción de una norma de
derecho material se expresa bajo tres maneras: 1) Por falta de aplicación; 2) Por
indebida aplicación; y 3) Por interpretación errónea. La primera, se da cuando la
norma legal, siendo clara y aplicable al caso, no es aplicada por el órgano
jurisdiccional en su totalidad o parcialmente. La segunda, tiene lugar cuando la
norma legal es clara, pero su aplicación indebida ocurre por uno de estos motivos:
i) Se aplica a un hecho debidamente probado pero no regulado por esa norma; ii)
se aplica a un hecho probado y regulado por ella, haciéndole producir los efectos
contemplados en tal norma, en su totalidad, cuando apenas es pertinente su
aplicación parcial; iii) se aplica a un hecho probado y regulado por ella, pero
haciéndole producir efectos que en esa norma no se contemplan o deduciéndose
derechos u obligaciones que no se consagran en ella. Finalmente, la tercera, tiene

101
lugar cuando el tribunal reconoce la existencia y la validez de la norma pertinente
al caso, pero realiza una interpretación distinta al aplicarla, otorgándole un sentido
y alcance que no tiene.

7. Que, se debe poner énfasis que en el caso de autos la Sala Superior ha decidido
la causa aplicando los artículos 2013, 2014 y 2022 del Código Civil, es decir, ha
aplicado el principio de especialidad de la norma que establece “que una norma
especial prima sobre la general”, determina que la ley es aplicable al presente caso,
para lo cual se advierte que se ha aplicado normas legales de especialidad registral
todas ellas concernientes a la publicidad registral, principio de legitimación,
principio de buena fe pública registral y oponibilidad de derechos sobre inmuebles
inscritos. De tal manera que, la ratio decidendi descansa en la subsunción de los
hechos a los supuestos hipotéticos de las normas jurídicas de especialidad registral,
emitiendo pronunciamiento jurisdiccional de manera clara y congruente al resolver
la controversia jurídica; además no debemos perder de vista que la sentencia
recurrida no desconoce lo señalado en las normas antes citadas, por el contrario,
hace un ejercicio de interpretación conjunta (sistemática) donde el intérprete (juez)
recurre a ubicar la norma interpretada en el conjunto de normas de las que emana,
en un ejercicio sistémico, llegando al caso concreto, pues analiza la causal del
inciso 3) del artículo 219 del Código Civil, que señala “cuando su objeto es física
o jurídicamente imposible o cuando sea indeterminable”, en armonía con el
principio del “Iura Novit Curia” aforismo latino que está contemplado en la
legislación procesal civil en el artículo VII del Título Preliminar del Código Civil:
“Los jueces tienen la obligación de aplicar la norma jurídica pertinente, aunque no
haya sido invocada en la demanda”.

8. A lo expuesto cabe acotar que, en la sentencia expedida por el Ad quem se


sostiene explícitamente que del expediente acompañado número 35797- 1998,
sobre tercería, obra certificado de gravamen de fecha diecisiete de agosto de mil
novecientos noventa y ocho, en el cual señala que la propiedad de Casahorro
Sociedad Anónima sobre el predio ubicado en el jirón Miroquesada - calle Rectora
números 790,794 y 796, con frente al jirón Cusco calle San Pedro números
783,785, 787 y 789 con frente al jirón Paruro calle Pulpitos números 900, 908,
916, 924, 932, 938, 944, 948, 952, 956, 974, 982, 990 y 998 distrito y provincia de
Lima, se encuentra inscrita a fojas 376- 377 del Tomo 1522 de la Ficha número
1661024; por otro lado, a fojas cincuenta y ocho y siguientes del expediente
principal, obra la Ficha Registral número 1661024, el cual en su asiento 2-d se

102
inscribe la hipoteca constituida por Casahorro Sociedad Anónima a favor del
Banco Santander, en base a la escritura pública de fecha nueve de febrero de mil
novecientos noventa y seis. En la sentencia del A quo se concluye que en cuanto a
Romualdo Quispe García y Manuela Aguirre Palacios de Villanueva, la conducta
de los demandantes de reconocer en sus contratos de compraventa la existencia de
la hipoteca cuestionada, no se condice con su actual conducta de pretender la
nulidad de dicho acto jurídico, por lo que carecen de interés para alegar la nulidad,
requisito exigible conforme lo establece el artículo 220 del Código Civil; y en
relación a Lidia Idelsa Cieza Vargas, señala que no obstante las imprecisiones de
la demanda en cuanto a la calificación adecuada de la causal, considera que de los
hechos controvertidos, en aplicación del artículo VII del Título Preliminar del
Código Civil, es evidente que la constitución de garantía hipotecaria es nula por
causal de objeto jurídicamente imposible, pues no es jurídicamente posible que se
hipoteque un inmueble sin intervención de su propietario, en tal virtud, sin alterar
los hechos controvertidos ni el petitorio, declara la nulidad del acto jurídico
cuestionado por la causal prevista en el numeral 3 del artículo 219 del Código
Civil. En cuanto a la pretensión indemnizatoria señala que la hipoteca ha limitado
el derecho de disposición de la demandante sobre el inmueble sub litis, debiéndose
amparar dicha pretensión en la suma de cincuenta mil soles (S/ 50,000.00).

9. Entonces, las instancias de mérito han estimado la demanda solo en relación a


Lidia Idelsa Cieza Vargas concluyendo la sentencia de vista que si bien es cierto
al amparo sobre la fe pública registral que alega el Banco de Crédito cumple con
los requisitos: (i) Que el adquirente de un derecho lo haga a título oneroso; (ii)
Que, el otorgante aparezca registralmente con capacidad para otorgar el derecho
del que se tratase; (iii) Que el adquiriente inscriba su derecho; y (iv) Que, ni de los
asientos registrales, ni de los títulos inscritos resulten causas que anulen, rescindan,
resuelvan el derecho del otorgante; cierto es también que, el referido Banco no
cumple con el requisito que dispone el punto (v) Que reza: “el adquirente actúe de
buena fe, tanto al momento de la celebración del acto jurídico del que nace su
derecho, como al momento de la inscripción del mismo”. En efecto, tal y como lo
señala la Sala Superior criterio que comparte esta Sala Suprema obra la Minuta del
contrato de compraventa de fecha veintisiete de junio de mil novecientos ochenta
y ocho (fojas sesenta y cinco), mediante el cual Casahorro Sociedad Anónima
transfiere a favor del Banco Santander las Tiendas T-4, T-02 y T -03 ubicadas en
dentro de su terreno sito entre los jirones Miroquesada - calle rectora, jirón Cusco,
calle San Pedro, jirón Paruro y calle Pulpitos, señalando taxativamente en su

103
cláusula segunda “sobre el terreno descrito “(…) La Vendedora está construyendo
un centro comercial denominado Capón Center, que consta de puestos
comerciales, tiendas y locales distribuidos entre el sótano, planta baja, nivel de
vereda, mezanines y hasta el quinto piso”; asimismo, a fojas setenta, obra la carta
de fecha treinta y uno de julio de mil novecientos noventa y seis emitida por el
Banco Santander dirigida a la Junta de Propietarios de la Galería Capón Center, en
el cual les manifiesta que: “Una vez suscrita la declaratoria de fábrica,
independización y reglamento interno, el gravamen que afecta la partida originaria
será trasladado solo a los locales que permanezcan en propiedad de los otorgantes”.
En consecuencia, de los autos anotados, se puede concluir que el Banco Santander
conocía la inexactitud del registro, pues tenía conocimiento que sobre el predio
objeto de la hipoteca se estaba construyendo un centro comercial y que los locales
construidos estaban siendo vendidos a terceros; siendo ello así, de todo lo
analizado no se puede concluir que el codemandado haya actuado de buena
(creencia y diligencia) conforme lo requiere el artículo 2014 del Código Civil,
puesto que es evidente que conocía la inexactitud del registro.

10. De lo señalado precedentemente, se advierte que la sentencia de vista no solo


ha dado respuesta a todas las denuncias esgrimidas en el recurso de apelación, sino
también sobre la res in iudicium deducta -objeto del proceso- conocida y decidida
por el juez A quo, donde se concluye que el Banco Santander no ha actuado con
una conducta correcta, leal y honesta, puesto que, es evidente que conocía la
inexactitud del registro. Admitir lo contrario, importaría desconocer el requisito de
la buena fe (desconocimiento de la inexactitud registral) y legitimaría situaciones
contrarias a derecho a través transacciones realizadas con evidente mala fe; más
aún, si se tiene en cuenta que la inscripción registral no puede convalidar
actuaciones que vulneren los principios fundamentales del derecho. En conclusión,
las instancias de mérito han estimado en parte la demanda infiriendo que se ha
configurado causal de nulidad de acto jurídico por la causal del objeto
jurídicamente imposible, habiéndose verificado en los hechos la no concurrencia
de todos los requisitos para que el recurrente pueda ampararse en la “buena fe
registral”; aunado al hecho que tampoco se ha infringido el artículo 2022 del
Código Civil, ello por cuanto se ha acreditado el conocimiento de la inexactitud
registral por parte del Banco.

11. Que, en lo referente de la infracción normativa de carácter material del inciso


1 del artículo 1971 del Código Civil; al respecto, esta Sala Suprema comparte los

104
fundamentos expuestos por las instancias de mérito, en la medida que ha señalado
que, con el acto jurídico contenido en la escritura pública de constitución de
garantía hipotecaria de fecha nueve de febrero de mil novecientos noventa y seis,
celebrada a favor del Banco Santander, por Ferremarket Sociedad Anónima con
intervención de Casahorro Sociedad Anónima como garante, mediante el cual se
constituye primera y preferente hipoteca sobre el inmueble de propiedad de
Casahorro Sociedad Anónima sito jirón Miroquesada - calle Rectora números
790,794 y 796, con frente al jirón Cusco calle San Pedro números 783,785, 787 y
789 con frente al jirón Paruro Calle Pulpitos números 900, 908, 916, 924, 932, 938,
944, 948, 952, 956, 974, 982, 990 y 998 distrito y provincia de Lima,
comprendiendo el terreno, lo edifi cado, las construcciones que se levanten en el
futuro, aires, vuelos, usos, costumbres, servidumbres y en general todo cuanto de
hecho y por derecho corresponda al inmueble gravado sin reserva ni limitación
alguna, ha sido realizado por los codemandados contraviniendo el inciso 3 del
artículo 219 del Código Civil que señala: “cuando su objeto es física o
jurídicamente imposible o cuando sea indeterminable”, resulta evidente que la
suscripción de la hipoteca, no solo le ha causado daño sino que también ha limitado
el derecho de disposición de la demandante sobre el inmueble sub litis y ha
limitado su derecho de crédito.

12. Como puede verse, no solo se presenta el elemento del daño sino también los
elemento de la antijuridicidad, relación de causalidad y factor de atribución, por
cuanto la conducta antijurídica del demandado consistió en haber hipotecado un
bien que no era de su propiedad – tienda T- 13 con número 168 ubicado en
semisótano del Centro Comercial Capón Center a favor del Banco Santander;
aunado al hecho, que en el caso de autos resulta evidente que la conducta realizada
por los codemandados, cual es, de hipotecar un bien que no es de su propiedad
ocasionó el daño en la actora; más aún, ha quedado evidenciado el actuar doloso
de los demandados en la realización del daño a la actora, que constituye un factor
de atribución objetivo, pues se encuentra estipulado en el artículo 1969 del Código
Civil, que reza lo siguiente: “Aquel que por dolo o culpa causa un daño a otro está
obligado a indemnizarlo. El descargo por falta de dolo o culpa corresponde a su
autor”.

IV.DECISIÓN

105
Por las consideraciones expuestas y de conformidad con el artículo 397 del Código
Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por el Banco de Crédito del Perú;


en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de fojas mil setecientos
treinta y seis, de fecha diecisiete de noviembre de dos mil quince, emitida por la
Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima; DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano y los
devolvieron.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

106
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 3249-2016, LIMA

SUMILLA: El recurso deviene en infundado por cuanto la Sala Superior ha


fundamentado adecuadamente la existencia de elementos que vislumbran la
existencia de simulación absoluta, y por tanto de nulidad del contrato de
compraventa cuestionado, el mismo que ha tenido como finalidad impedir que la
demandante pueda hacer valer los derechos que invoca sobre el mismo.

Lima, nueve de mayo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número tres mil doscientos
cuarenta y nueve – dos mil dieciséis; en Audiencia Pública de la fecha, efectuado
el debate y la votación correspondiente, emite la presente sentencia.

I. HECHOS:

La demandante Olga Ofelia Koch Müller interpone demanda de Nulidad de Acto


Jurídico, por simulación absoluta, contra Jorge Eladio Roca Rojas y Saúl
Humberto Silva Chávez, a efectos de que se declare la nulidad del contrato de
compraventa que consta de la minuta de fecha siete de agosto de dos mil doce,
celebrado entre los demandados; así como su escritura pública de fecha catorce de
agosto de dos mil doce, y el asiento registral respectivo. Por los siguientes
fundamentos:

a) señala que el veintinueve de octubre de mil novecientos setenta y seis contrajo


matrimonio con José Ángel Linares Moreno; posteriormente, en el año mil
novecientos noventa y cuatro, ambos decidieron separarse de mutuo acuerdo,
siendo que con fecha ocho de enero de mil novecientos noventa y seis se declaró
la disolución del vínculo matrimonial.

b) No obstante el divorcio, refiere que ambos continuaron haciendo vida en común;


es así que en al año dos mil dos, a su ex cónyuge le detectan una penosa
enfermedad, falleciendo el dieciocho de mayo de dos mil diez; sin embargo, pocos

107
días antes de su fallecimiento, este le confesó de la existencia de los contratos de
compraventa de ciertos inmuebles que celebró durante el matrimonio, dentro de
los cuales se encontraba el ubicado en la avenida Petit Thouars números 1739-
1755, en el distrito de Lince, provincia y departamento de Lima, que adquirió
mediante contrato de compraventa de fecha dos de enero de mil novecientos
ochenta y cuatro a la Sucesión de Jesús Linares Córdova. Sin embargo, refiere que
luego de su fallecimiento, los hermanos de su ex cónyuge se han declarado sus
herederos y han transferido dicho inmueble en donación a Saúl Humberto Silva
Chávez, quien a su vez lo ha transferido, por un monto inferior al precio de
mercado y sin medio de pago bancarizado, al codemandado Jorge Eladio Roca
Rojas, luego de que se declarara improcedente la demanda de Desalojo que
interpuso contra la demandante, de lo cual se colige que la venta se efectuó para
aparentar una situación que le permita obtener el desalojo que antes le fue negado.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Tramitada la demanda según su naturaleza, el A quo, mediante la sentencia de fojas


cuatrocientos trece, de fecha cinco de mayo de dos mil quince, declaró infundada
la demanda. Como fundamentos de su decisión sostuvo:

a) Que en cuanto al hecho de que el inmueble se vendió por debajo del precio de
mercado, se debe tener presente la autonomía de voluntad de las partes, previsto
en el artículo 1351 del Código Civil

b) Por otro lado, el hecho de no haber acreditado el pago por la compraventa por
parte del codemandado Jorge Eladio Roca Rojas, tampoco se puede considerar
como acto simulado, puesto que el propio vendedor declaró que se había cancelado
el total del monto del precio a la firma de la escritura pública, conforme se
desprende de la cláusula tercera de la escritura pública materia del presente
proceso, habiendo tenido las partes la finalidad real de transferir el inmueble de un
codemandado al otro;

c) En el presente caso se configuran los requisitos del principio de la buena fe


registral, puesto que del registro se aprecia al codemandado Saúl Humberto Silva
Chávez como anterior propietario del inmueble sub litis, teniendo presente que no
existía inscrita anotación alguna a favor de la demandante, teniendo título válido a
mérito de la Escritura Pública de Compraventa a título oneroso, siendo tercero en

108
cuanto al acto jurídico (donación onerosa) celebrado por la sucesión intestada de
Jesús Linares Moreno y otros con Saúl Humberto Silva Chávez, infiriéndose la
buena fe del codemandado comprador Jorge Eladio Roca Rojas.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

Apelada la mencionada resolución, la Sala Superior, mediante la sentencia de fojas


cuatrocientos noventa y cinco, de fecha ocho de abril de dos mil dieciséis, la
revocó, y reformándola, la declaró fundada. Como sustento de su decisión señaló
que los siguientes indicios:

a) La falta de acreditación del pago al contado del precio de venta sobre el


inmueble sub litis,

b) La ausencia de las tratativas o de actos comunicacionales de connotación


jurídica respecto de la voluntad de contratar,

c) La falta de entrega del bien,

d) La conducta del comprador, que pese a que señala haber pagado por el inmueble,
reconoció nunca haber hecho uso del mismo,

d) La existencia de proceso de Ineficacia de Acto Jurídico respecto del inmueble


submateria, interpuesto por la demandante contra la sucesión de su ex cónyuge y
el codemandado Saúl Silva Chávez; así como el proceso de Desalojo seguido
contra la demandante, los cuales permiten colegir que el codemandado vendedor
sabía que aquella reclamaba el bien inmueble que su ex cónyuge adquirió cuando
se encontraban casados; pues, el bien habría pasado a ser un bien común de la
sociedad conyugal; constituyen eslabones firmes de una cadena demostrativa del
hecho indicado: la simulación absoluta de la compraventa; apreciándose una
acuerdo de simulación tácito entre el vendedor y el comprador para que, a través
de un contrato de compraventa, se ceda el derecho de propiedad del inmueble a
favor del comprador, de modo que se sustraiga al bien inmueble de la posibilidad
de que la demandante pueda ejercer los derechos que alega tener sobre el bien sub
litis.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

109
1. Teniendo en cuenta lo expuesto y procediendo al análisis de las infracciones
denunciadas, este Supremo Colegiado advierte que el principal cuestionamiento
del recurrente se sustenta en la aplicación, por parte de la Sala Superior, de
presuntos sucedáneos e indicios para amparar la pretensión de la demandante; al
respecto, esta Sala Suprema debe precisar que no existe impedimento legal alguno
para que una sentencia se base en la prueba indiciaria; por el contrario, los artículos
275, 276 y 277 del Código Procesal Civil expresamente admiten esta posibilidad.
Así, en el presente caso, es de verse que conforme lo ha desarrollado la Sala
Superior, en autos obran suficientes elementos que evidencian la existencia de un
acto simulado, tal como la falta de acreditación, por parte de ambos codemandados
del pago por la compraventa del inmueble materia de litigio, la falta de entrega del
bien, así como los procesos judiciales que interpuso la demandante en los que
cuestionó el contrato de donación que se celebró en favor del codemandado Saúl
Humberto Silva Chávez irrogándose derechos sobre el inmueble materia de litigio,
lo que hace notar que antes de la celebración del acto jurídico materia de
controversia, este último ya conocía de los derechos que viene invocando la
demandante sobre tal inmueble, y que se sustentan en un contrato de compraventa
de fecha dos de enero de mil novecientos ochenta y cuatro; es decir, dentro de la
sociedad de gananciales que mantuvo con su ex cónyuge y que no se liquidó al
disolverse el vínculo matrimonial.

2. En ese sentido, tales elementos conllevan a colegir la discordancia entre lo


declarado en el acto jurídico y la voluntad de las partes, pues es de verse que en
ningún caso se quiso transmitir la propiedad del inmueble sub litis, sino
simplemente impedir que la demandante pueda hacer valer los derechos que invoca
sobre el mismo, los cuales se encuentran sustentados en un contrato de
compraventa, lo que supone una simulación absoluta.

3. Asimismo, es de verse que el recurrente invoca la infracción de los artículos


1351 y 2014 del Código Civil, alegando que adquirió el inmueble al amparo de los
principios de la autonomía de la voluntad y de la buena fe pública registral. En ese
sentido, se debe señalar que si bien el artículo 2014 del Código Civil precisa que
el adquirente es protegido en la medida en que ha incorporado a su patrimonio
derechos basado en la fe del registro (confianza en la apariencia registral); sin
embargo, debe considerarse que este principio, al igual que el principio de
autonomía de la voluntad en materia contractual, solo favorece al tercero de buena

110
fe y no a quien dolosamente ha suscrito un acto jurídico simulado para perjudicar
a terceros.

V. DECISIÓN:

Por las razones expuestas y en aplicación del artículo 397 del Código Procesal
Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Jorge Eladio Roca Rojas a


fojas quinientos cuarenta y uno; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de
vista de fojas cuatrocientos noventa y cinco, de fecha ocho de abril de dos mil
dieciséis, emitida por la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima;
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, bajo responsabilidad; y los devolvieron. Ponente Señor Ordóñez
Alcántara, Juez Supremo.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA. C-
1840023-117

111
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 2130-2017, JUNÍN

SUMILLA: “El Principio Contractual contenido en el artículo 1362 del Código


Civil exige un cierto grado de lealtad, honestidad y en algunas ocasiones de
cooperación entre las partes, en todas las fases que comprende el contrato
(negociación, celebración y ejecución), lo que supone una plena observancia a
todas las circunstancias particulares que atañen a la naturaleza del contrato
celebrado. En el presente caso, no se encuentra en discusión la buena fe registral,
sino la buena fe de los codemandados, como transferentes y compradores del bien,
esto es, los intervinientes en las transferencias realizadas en el proceso, actuaron
de mala fe con el fin de evitar que el predio sea adjudicado a la parte demandante”.

Lima, veinte de julio de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número dos mil ciento treinta -
dos mil diecisiete; y producida la votación con arreglo a ley, emite la siguiente
sentencia:

I. HECHOS:

Por escrito de fojas dos a siete con fecha veintiocho de octubre de dos mil trece,
María del Rosario Arroyo Tinco, interpone demanda de nulidad de acto jurídico,
contra la Asociación de Propietarios de Vivienda “Sol en los Andes”, representado
por su Presidente Ezequiel Faustino Acosta Crisóstomo, asimismo contra Carlos
Filemón Maita Barreto, Violeta Marlene Paitán Soto, la Zona Registral N° VIII-
SUNARP, representado por su Procurador Público. Su pretensión es

a) La nulidad que contiene la escritura pública de adjudicación, de fecha treinta de


diciembre de dos mil once, que otorga la Asociación de Propietarios de Vivienda
“Sol en los Andes”, a favor de Carlos Filemón Maita Barreto,

b) La nulidad de los Asientos números C0002 y C0003 del rubro títulos de dominio
de la partida número 11035281 del Registro de Propiedad Inmueble,

112
c) La nulidad del acto jurídico que contiene la escritura pública de compraventa
otorgado por el demandado Carlos Filemón Maita Barreto a favor de Violeta
Marlene Paitán Soto, celebrada el veintiséis de junio de dos mil trece.

II. PRIMERA INSTANCIA:

a) Mediante sentencia de primera instancia, contenida en la Resolución número


diecinueve de fecha dieciséis de junio de dos mil dieciséis, declaró fundada la
demanda e improcedente la demanda reconvencional formulada por Violeta
Marlene Paitán Soto, sobre mejor derecho de propiedad y entrega material de bien
inmueble, bajo los siguientes argumentos: Se encuentra acreditado que la
demandante María del Rosario Arroyo Tinco es socia N° 05 de la Cooperativa de
Vivienda “Sol en Los Andes” y titular del Lote 07 de la Manzana “K”,
encontrándose en posesión pública pacífica y directa del bien materia de litis hace
más de treinta y siete años, habiendo cumplido con el pago de las obligaciones con
el fi n de encontrarse apta para la titulación y la adjudicación correspondiente. Sin
embargo, los directivos de la Asociación de Propietarios de Vivienda “Sol en Los
Andes”, transfirieron el bien materia de litis a título gratuito a favor de Carlos
Filemón Maita Barreto, conforme a la escritura pública de fecha treinta de
diciembre de dos mil once, inscrito con fecha primero de marzo de dos mil doce.
Posteriormente, mediante Escritura Pública de Compraventa de fecha veintiséis de
junio de dos mil trece, dicho bien fue transferido a favor de Violeta Marlene Paitán
Soto. Respecto a dichos actos, el juzgado determina que respecto a la transferencia
celebrada entre los directivos de la Asociación de Propietarios de Vivienda “Sol
en Los Andes” y Carlos Filemón Maita Barreto se ha configurado la causal de fi n
ilícito, al no tomar en cuenta la asociación que la demandante había cumplido con
todas las obligaciones sociales, contando incluso con un documento que la
declaraba apta para la titulación (certificado número 00051) que le daba el derecho
a la adjudicación; señalando que el comportamiento procesal de los codemandados
tales como no prestar declaraciones, o asistir a las audiencias y ser declarados
rebeldes denotaron obstrucción y falta de cooperación para lograr la corroboración
de las afirmaciones realizadas por la parte demandante, por lo que conforme al
artículo 2821 y el artículo 4612 del Código Procesal Civil, causa presunción legal
relativa sobre la verdad de los hechos expuestos en la demanda, tanto más que
estos se encuentran corroborados con los correspondientes medios probatorios. A
la transferencia celebrada entre Carlos Filemón Maita Barreto y Violeta Marlene
Paitán Soto, el juzgado señala que adolece de la causal de nulidad por fin ilícito,

113
en el sentido que fue celebrada a sabiendas que ninguna de las partes contratantes
eran poseedores del bien inmueble, el cual venía siendo ocupado por la
demandante María del Rosario Arroyo Tinco, no resultando aplicable respecto a
este acto los principios de buena fe pública registral y derecho de propiedad
contenidos en los artículos 20143 y 9234 del Código Civil.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

Apelada la sentencia de primera instancia, se emitió la sentencia de segunda


instancia de fecha veintiuno de febrero de dos mil diecisiete, la cual confirma la
sentencia que se declaró fundada en primera instancia, bajo los siguientes
argumentos: Si bien la parte apelante basa su recurso de apelación en su presunta
condición de tercero de buena fe, por hallarse inscrito su derecho y haber adquirido
el mismo de un titular registral, empero como ha sido determinado por la primera
instancia, en la cual se señala que los demandados han actuado de mala fe por
haber adquirido el bien sub litis de una persona que no tenía ni había ejercido la
posesión del bien, fundamentos que no han sido rebatidos ni desvirtuados por la
parte apelante, implicando que es una premisa aceptada que ni el vendedor de la
apelante ni esta persona han ejercido en momento alguno la posesión del bien sub
litis, y si la apelante adquirió el bien sin comprobar siquiera si su vendedor ejercía
la posesión del bien, implica una falta de diligencia mínima que pone en duda y
desvirtúa la presunta buena fe que la ley prevé, ya que conforme a las máximas de
la experiencia nos lleva a concluir que, el sólo hecho de averiguar quién
posesionaba el bien materia de la causa hubiera permitido a la apelante comprobar
que la posesión lo ejercía la demandante y no el vendedor, lo que hubiera
evidenciado que el demandado vendedor no estaba actuando de buena fe, trayendo
como correlato, el presumir que si la compradora demandada no se preocupó en
dicha averiguación, evidencia que tampoco estaba actuando de buena fe. Por ello
y si bien el contenido del registro otorga al adquirente de derechos inscritos la
presunción de buena fe, en mérito al contenido de este mismo principio, resulta
válido exigir a este adquirente una actuación diligente que la complemente. Sin
embargo en el caso de autos, la parte apelante pretende oponer una presunta buena
fe sustentada sólo en el contenido formal de la inscripción registral, sin tener en
cuenta que la buena fe tiene dos ámbitos, así por un lado está la buena fe subjetiva
que se sustenta en la creencia que tiene la persona de haber actuado correctamente
y, por otro lado está la buena fe objetiva, entendida como la regla de la conducta
debida, por lo que en el presente caso, no resulta suficiente creer que adquirir un

114
bien siguiendo el texto formal del registro es suficiente, sino que a dicha creencia
se debe agregar una conducta debida, esto es una conducta diligente, para
comprobar si el transferente ejerce o no la posesión del bien y si no lo hace, indagar
por lo menos en mérito a qué personas ajenas ejercen tal derecho real, tal como ha
ocurrido en el caso de autos, en el que el Juez A Quo ha precisado que la posesión
del bien lo ejerce la ahora demandante y, este fundamento no ha sido contradicho,
desvirtuado ni explicado por la parte impugnante, por lo que el mismo mantiene
su valor legal.

IV. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA:

1. Existiendo denuncias por infracción de normas de derecho material y procesal,


corresponde verificar primero si se ha configurado o no esta última causal, pues en
caso de ser estimada, se dispondría el reenvío de la causa al estadio procesal
correspondiente, impidiendo que sea factible el análisis de las normas materiales
en las que se sustenta o debió sustentarse la resolución recurrida.

2. respecto a la Infracción normativa del artículo 139 inciso 3) de la Constitución


Política del Perú, amparado que la Sentencia de Vista ha incurrido en una
motivación aparente y vulneración del debido proceso, tenemos que: 2.1. La
afectación al debido proceso, éste se configura entre otros supuestos, en los casos
en los que en el desarrollo del proceso, no se han respetado los derechos procesales
de las partes, se han obviado o alterado actos de procedimiento o si la tutela
jurisdiccional no ha sido efectiva y/o el órgano jurisdiccional deja de motivar sus
decisiones.

3. Que, en lo que a las alegaciones referidas a la afectación al debido proceso, éste


se configura entre otros supuestos en los casos en los que en el desarrollo del
proceso, no se han respetado los derechos procesales de las partes, se han obviado
o alterado actos de procedimiento o si la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva
y/o el órgano jurisdiccional deja de motivar sus decisiones. En el presente caso, la
recurrente no ha señalado con claridad cuál es la causal de nulidad, así como que
la sentencia de vista ha emitido pronunciamiento respecto a pretensiones que no
han sido materia de la demanda, toda vez que la demandante no ha citado causal
de nulidad alguna contemplada en el artículo 219 del Código Civil; en todo caso,
la demanda debe admitirse por la causal contemplada en el artículo V del Título
Preliminar del Código Civil. Finalmente señala que no se han analizado

115
documentos respecto al proceso de Cumplimiento de Obligación de Hacer, seguido
por la accionante con la Asociación de Propietarios de Vivienda “Sol en Los
Andes”

4. Respecto a la fundamentación desarrollada por la parte recurrente, se señala que


conforme a los artículos VII del Título Preliminar y 50 inciso 6 del Código
Procesal Civil, las cuales aluden principalmente a que toda resolución judicial debe
existir: 1) Coherencia entre lo solicitado por las partes y lo finalmente resuelto, sin
omitirse, alterarse o excederse dichas peticiones (congruencia externa); y, 2)
Armonía entre la motivación y la parte resolutiva (congruencia interna); en suma,
la congruencia en sede procesal, es el “(...) principio normativo que delimita el
contenido de las resoluciones judiciales que deben proferirse de acuerdo con el
sentido y alcance de las peticiones formuladas por las partes (...) para que exista
identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones (...)”5 ; de donde los Jueces
tienen el deber de motivar sus resoluciones, como garantía de un debido proceso;
no están obligados a darle las razones de su decisión a la parte pretendiente, pero
sí a indicarle las razones de su decisión y a respetar todos los puntos de la
controversia fijados por las partes, respetando así el principio de congruencia.

5. Que, en consonancia con lo antes precisado, de la revisión de los autos se


advierte que la instancia de mérito no ha afectado el debido proceso en los términos
que alega la recurrente, toda vez que respecto a la causal de nulidad se señala que
este punto está contemplado en la sentencia recurrida, en el considerando número
uno el cual contempla dicho extremo y en el considerando dos señala que: “los
fundamentos de derecho, precisando de manera específica el artículo 140° del
Código Civil con referencia a los requisitos de validez, dentro de los cuales se hace
mención al fi n lícito, que luego se repite en el inciso 4 del artículo 219° del citado
cuerpo legal; para luego referir el artículo quinto del Título Preliminar del citado
código” (el subrayado es nuestro). Asimismo, en el considerando cuarto de la
sentencia de vista se establece claramente que fue la recurrente quien incorpora en
su contradictorio el tema de la buena fe registral, cuando al momento de absolver
la demanda, señala expresamente que adquirió el bien sub litis de su titular registral
y en base al principio de fe pública registral, señalando que: “(…) “PRIMERO: La
recurrente niego todos y cada uno de los hechos referidos a la recurrente relativos
a la causal que pudiera imaginar la actora”, constituyendo una absolución de
demanda totalmente genérica que incluso puede ser tomado por el Juez como
reconocimiento de verdad de los hechos alegados, en concordancia a lo que señala

116
el artículo 442° inciso 2 del Código Procesal Civil (…)”. Respecto a los medios
probatorios no actuados, aspecto denunciado por la actora, se señala que como
parte del derecho a un debido proceso, nuestro ordenamiento jurídico ha previsto
una serie de reglas que, entre otras, regulan diversos aspectos de la prueba dentro
de un proceso civil, estableciendo cuál es la finalidad de los medios probatorios, a
quién corresponde la carga probatoria y cómo debe efectuarse la valoración de la
prueba, reglas que se encuentran contenidas en los artículos 188, 196 y 197 del
Código Procesal Civil, respectivamente. Al respecto, conforme lo desarrolla la
sentencia de vista en el considerando seis, establece que: “(…) se debe tener
presente que la sentencia por la que se estima una demanda de obligación de hacer
–otorgamiento de escritura pública- no genera ningún derecho real para la
demandante, puesto que lo único que se dispone es el mejoramiento del título para
oponerlo a terceros en la forma que la ley prevé, empero ello no genera per se, un
derecho preferente o similares y, en el presente caso, se puede verificar que la
principal causa, por la que el A Quo estima la demanda es por la mala fe con que
habrían actuado los demandados(…)”; por lo que no correspondía que en el
presente proceso, dichos elementos probatorios sean actuados al no tener
incidencia respecto al tema de fondo, siendo al respecto la mala fe con la que actuó
la parte demandada.

6. En tal sentido y revisados los fundamentos desarrollados en la Sentencia de


Vista, no se advierte que se haya vulnerado el debido proceso, por el contrario, de
lo expuesto en la parte considerativa la Sala Superior absolvió los agravios
expuestos en el recurso de apelación interpuesto por la recurrente; advirtiéndose
en el presente caso que al indicar que en cuanto al aspecto probatorio, lo que
pretende en realidad es abrir un nuevo debate sobre hechos y pruebas, lo que resulta
inidóneo a los fi nes del recurso de casación. En consecuencia, en la Sentencia de
Vista se cumplió con el debido proceso sustentando su decisión conforme al mérito
de lo actuado y al derecho, no apreciándose por tanto afectación del artículo 139
inciso 3 de la Constitución Política del Perú; resultando infundada la presente
causal respecto a la norma denunciada.

7. Infracción normativa de los artículos 923 y 2014 del Código Civil, en la cual la
recurrente fundamenta su recurso indicando que adquirió válidamente el dominio
del inmueble y no tiene por qué responder por los vicios que pudiera presentar la
forma de adquisición por su vendedor, por el principio de buena fe registral, por lo
que al tener mejor derecho de propiedad correspondía que se declare la entrega de

117
bien, pretendida vía reconvención, teniendo en cuenta que la demandante no tenía
título de propiedad. Respecto a dicho argumento, en cuanto a la buena fe conforme
al artículo 1362 del Código Civil se establece que: “Los contratos deben
negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena fe y común
intención de las partes”. Al respecto, Manuel de la Puente Lavalle sostiene que:
“(…) la conducta exigible a los tratantes para llevar a cabo las tratativas según las
reglas de la buena fe debe juzgarse según el estándar jurídico del hombre correcto
y razonable, que actúa con diligencia ordinaria que corresponda a las
circunstancias del tiempo y del lugar (…)”6 (el subrayado es nuestro); es decir,
previamente al momento de la celebración, cuando ambas partes estuvieron en
conversaciones para realizar la compraventa del bien materia de litis, resultaba
necesario como demostración de buena fe en dicho acto, que incluso antes que sea
emitida oferta alguna, que la recurrente Violeta Marlene Paitán Soto, tenga
presente las circunstancias del predio que estaba adquiriendo como un acto de
diligencia mínima, tales como que dicho bien originalmente perteneció a la
Asociación de Propietarios de Vivienda “Sol en Los Andes”, cuya finalidad era la
adquisición de un bien inmueble para proveer en adjudicación a sus socios lotes
de terreno para vivienda, tal como lo establece sus estatutos, debiéndose tomar en
cuenta además la situación de la demandante María del Rosario Arroyo Tinco
respecto a dicho lote, en el cual ejercía la posesión pública, pacífica y directa desde
hace más de treinta y siete años en su calidad de asociada, cumpliendo con los
pagos y los requisitos para que le sea adjudicado. Asimismo, debió conocer los
antecedentes del transferente Carlos Filemón Maita Barreto respecto al predio
materia de litis, tales como que adquirió el bien a título gratuito y sin ejercer la
posesión del mismo, coligiéndose de esta manera que existen elementos que
desvirtúan la buena fe en dichas transacciones, tal como lo establece la sentencia
de vista, por cuanto no se acredita que la recurrente haya desarrollado un
comportamiento diligente frente a la adquisición de dicho bien, principalmente
respecto a la situación de la demandante, más si de todos los actuados se presume
que dicha transferencia tenía como fi n evitar la adjudicación del bien materia de
litis a la demandante María del Rosario Arroyo Tinco, situación fáctica que no fue
desvirtuada por la recurrente a lo largo del proceso, razón por la cual no se puede
alegar la buena fe en su adquisición. En ese sentido, tampoco podía alegar que se
ha infraccionado el derecho de propiedad expresado en el artículo 923 del Código
Civil, el mismo que establece que la propiedad “Debe ejercerse en armonía con el
interés social”, en consecuencia, dicho extremo también deviene en infundado.
Razones por las cuales el recurso de casación así propuesto deviene en infundado.

118
V.DECISIÓN:

Estando a las consideraciones expuestas y de conformidad con los artículos 12 del


Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial y 397 del Código
Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Violeta Marlene Paitán Soto


a fojas trescientos treinta; NO CASARON la sentencia de vista contenida en la
resolución número veintiséis de fojas trescientos quince, de fecha veintiuno de
febrero de dos mil diecisiete, emitida por la Sala Civil de Huancayo de la Corte
Superior de Justicia de Junín; DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; y los
devolvieron

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

119
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 5495-2017, HUAURA

SUMILLA: Existe motivación insuficiente cuando las instancias de mérito


concluyen que a la fecha de los actos jurídicos cuestionados, la demandante no
ostentaba título alguno que la declarara como heredera de su causante, sin tener en
cuenta, el desarrollo fáctico y datas sustentados en el escrito postulatorio de la
mano con el artículo 2014 del Código Civil.

Lima, veintinueve de octubre de dos mil dieciocho

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número cinco mil cuatrocientos
noventa y cinco – dos mil diecisiete; en audiencia pública realizada en la fecha; y
producida la votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. .La demandante Flor de María Campos Espinoza interpone demanda contra la


Sucesión de Marcial Campos Polo integrada por Felicinda Haydee San Martín
Mora Viuda de Campos, William Moisés Campos San Martín, Jackeline de los
Ángeles Campos San Martín y Dayhanna Gianinna Campos San Martín; así como
José Abel Kanashiro Carhuapuma y su esposa Pilar Silvia Yance Pérez de
Kanashiro y Exar Ramírez Hidalgo y su esposa María Ysabel Yance Pérez con la
finalidad de declarar nulo los siguientes actos jurídicos:

a) La Nulidad de la Escritura Pública de fecha seis de julio de dos mil nueve por
la causal del artículo 219 incisos 1, 3, 4 y 8 del Código Civil celebrada por la
Sucesión de Marcial Campos Polo como vendedores y como compradores José
Abel Kanashiro Carhuapuma y su esposa Pilar Silvia Yance Pérez de Kanashiro
respecto del inmueble sito en el Sublote 2 de la avenida Primero de Mayo s/n del
distrito de Chancay, provincia de Huaral, departamento de Lima.

b) La Nulidad de la minuta de fecha once de julio de dos mil doce por la causal del
artículo 219 incisos 5, 3 y 8 del Código Civil celebrada por José Abel Kanashiro

120
Carhuapuma y su esposa Pilar Silvia Yance Pérez de Kanashiro como vendedores
y como compradores Exar Ramírez Hidalgo y María Ysabel Yance Pérez respecto
del inmueble sito en el Sublote 2 de la avenida Primero de Mayo s/n del distrito de
Chancay, provincia de Huaral, departamento de Lima. Del mismo modo, postula
como primera pretensión accesoria, la cancelación del asiento registral número
C0003 de la Partida número 60090161 del Registro de Propiedad Inmueble de
Huaral; y como segunda pretensión accesoria, la indemnización de daños y
perjuicios por el monto de treinta mil soles (S/ 30,000.00), por daño emergente;
treinta mil soles (S/ 30,000.00), por lucro cesante y treinta mil soles (S/ 30,000.00),
por daño moral. La accionante sustenta su demanda señalando que conforme se
advierte de la Escritura Pública de fecha seis de julio de dos mil nueve celebrado
por la Sucesión de Marcial Campos Polo como vendedores y los demandados José
Abel Kanashiro Carhuapuma y su esposa Pilar Silvia Yance Pérez de Kanashiro
como compradores, han dado en venta el inmueble sub litis; acto jurídico en el que
los vendedores declaran ser propietarios del inmueble en referencia al haberlo
adquirido por herencia de su común causante Marcial Campos Polo por el monto
de quince mil dólares (US$ 15,000.00). Asimismo, estos últimos han procedido a
vender a favor de Exar Ramírez Hidalgo y esposa María Ysabel Yance Pérez el
referido predio. Indica la demandante que la venta es nula por cuanto los
vendedores han efectuado la venta de una parte de la masa hereditaria, sin tener en
cuenta su condición de coheredera y propietaria del inmueble, la misma que ha
sido acreditada por sentencia de fecha once de enero de dos mil trece en el
Expediente número 075-2010 sobre Petición de Herencia, seguido por la
demandante contra los demandados representantes de la Sucesión de Marcial
Campos Polo, en la cual se declara como heredera a doña Flor de María Campos
Espinoza, resolución que se encuentra consentida y ejecutoriada.

c) Los demandados nunca han tenido posesión del inmueble sub litis y prueba de
ello es el Proceso de Desalojo seguido en su contra en el Expediente número 164-
2010 interpuesta por los compradores contra la accionante.
Fundamentos:

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de fecha tres de agosto de dos mil quince, obrante a fojas
doscientos setenta y nueve, el Juzgado Mixto de Chancay de la Corte Superior de
Justicia de Huaura declaró infundada la demanda, al considerar que revisado el

121
acto jurídico y del documento que contiene la Escritura Pública de fecha seis de
julio de dos mil nueve se aprecia la existencia de voluntad en transferir el derecho
real de propiedad por parte de los demandados en forma conjunta como integrantes
de la Sucesión de Marcial Campos Polo, aunado a que los demandados contaban
con el título sucesorio de herederos legales del causante Marcial Campos Polo.
Concluye también que la demandante a dicha fecha no ostentaba título alguno que
la declarara como heredera.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huaura, mediante sentencia de


vista de fecha treinta de octubre de dos mil diecisiete, obrante a fojas cuatrocientos
cuarenta y cinco, ha confirmado la decisión del A quo, bajo los mismos
argumentos.

IV. RAZONAMEINTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. Contra la mencionada sentencia de vista, la parte demandante interpone recurso


de casación, el cual ha sido declarado procedente por esta Suprema Sala a través
del auto calificatorio de fecha siete de junio de dos mil dieciocho, por las causales
de:

a) Corresponde mencionar, de manera preliminar, que la función nomofiláctica del


recurso de casación garantiza que los Tribunales Supremos sean los encargados de
salvaguardar el respeto del órgano jurisdiccional al derecho objetivo, evitando así
cualquier tipo de afectación a normas jurídicas materiales y procesales,
procurando, conforme menciona el artículo 384 del Código Procesal Civil,
modificado por la Ley número 29364, la adecuada aplicación del derecho objetivo
al caso concreto.

b) En esta ocasión, la parte recurrente ha denunciado ante esta Sala Suprema tanto
la infracción de normas jurídicas de carácter procesal (artículo 139 numeral 3 y 5
de la Constitución Política del Perú, artículos I, III del Título Preliminar, 50 inciso
6 y 122 incisos 3 y 4 del Código Procesal Civil y 12 del Texto Único Ordenado de
la Ley Orgánica del Poder Judicial) como de normas jurídicas de carácter material
(artículos 971, 977, 219 y 978 del Código Civil).

122
1. En cuanto a lo primero, conviene recordar que el artículo 139 numeral 3 de
nuestra Constitución Política del Perú consagra como principio rector de la función
jurisdiccional, dentro de nuestro ordenamiento jurídico, la observancia del debido
proceso; el cual, conforme a la interpretación que reiteradamente ha sostenido la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, exige fundamentalmente que todo
proceso o procedimiento sea desarrollado de tal forma que su tramitación garantice
a las personas involucradas en él las condiciones necesarias para defender
adecuadamente y dentro de un plazo razonable los derechos u obligaciones sujetos
a consideración1 .

2. En esta ocasión, los argumentos esgrimidos en el recurso para denunciar la


infracción al artículo 139 numeral 3 de la Constitución Política del Perú consisten
esencialmente en que existe una motivación insuficiente al haberse establecido que
los demandados – compradores se encuentran protegidos por la buena fe regulada
en el artículo 2014 del Código Civil.

3. En relación a ello, conviene precisar que, si bien en diversas ocasiones esta


Suprema Sala ha reconocido la posibilidad de que en sede casatoria se someta a
examen la adecuada aplicación de las normas contenidas en el Código Procesal
Civil en materia probatoria, como en el caso de los artículos 188 y 197, ello no ha
tenido el propósito de permitir en esta sede la reapertura de la labor de valoración
que sobre las pruebas compete con exclusividad a los órganos jurisdiccionales de
mérito o facilitar en algún modo el acceso a una nueva discusión en cuanto a la
corrección o veracidad de las conclusiones fácticas adoptadas por estas como
producto de dicha valoración, sino únicamente a efectos de examinar que esta labor
sea desarrollada en respeto de las normas que para tal efecto contiene nuestro
ordenamiento jurídico.

4. En ese sentido, advertimos que las instancias de mérito al examinar


jurídicamente las causales planteadas en la demanda conforme al artículo 219 del
Código Civil, han concluido herméticamente que a la fecha de los actos jurídicos
cuestionados, la demandante no ostentaba título alguno que la declarara como
heredera de su causante Marcial Campos Polo, motivación insuficiente, por
cuanto, dicho colofón tiene premisas sesgadas que impidieron de alguna forma una
mayor visualización en la pretensión planteada de la mano con las cuestiones
fácticas y datas desarrolladas en el escrito postulatorio.

123
5. Es así que, corresponde al órgano jurisdiccional: a) Verificar la data de ingreso
del escrito postulatorio del proceso de Petición de Herencia seguido por la
recurrente. b) Verificar si en la Escritura Pública de fecha seis de julio de dos mil
nueve correspondiente a la primera venta efectuada por la sucesión de Marcial
Campos Polo a favor de José Abel Kanashiro y cónyuge, en alguna de sus cláusulas
se establece que el inmueble materia de litis, se encuentra en posesión de
“terceros”. c) Verificar si en la Escritura Pública de fecha seis de julio de dos mil
nueve correspondiente a la primera venta efectuada por la sucesión de Marcial
Campos Polo a favor de José Abel Kanashiro Carhuapuma y cónyuge se deja
constancia de la entrega efectiva del inmueble sub litis. d) Verificar si en la minuta
de fecha once de julio de dos mil doce correspondiente a la segunda venta
efectuada por José Abel Kanashiro Carhuapuma y cónyuge a favor de Exar
Ramírez Hidalgo y María Ysabel Yance Pérez, en alguna de sus cláusulas se
establece que el inmueble materia de litis, se encuentra en posesión de “terceros”.
e) Determinar si en la minuta de fecha once de julio de dos mil doce
correspondiente a la segunda venta efectuada por José Abel Kanashiro
Carhuapuma y cónyuge a favor de Exar Ramírez Hidalgo y María Ysabel Yance
Pérez, en alguna de sus cláusulas se deja constancia de la entrega efectiva del
inmueble sub litis. f) Determinar la fecha exacta de la demanda por Desalojo
Expediente número 164-2010 instaurada por José Abel Kanashiro Carhuapuma. g)
Verifi car si en la minuta de fecha once de julio de dos mil doce correspondiente a
la segunda venta efectuada por José Abel Kanashiro Carhuapuma y cónyuge a
favor de Exar Ramírez Hidalgo y María Ysabel Yance Pérez, en alguna de sus
cláusulas se deja constancia que el inmueble que se está transfi riendo es litigioso.
Y, a partir de dichas comprobaciones más el relato de los fundamentos fácticos de
la demandante de la mano con el artículo 2014 del Código Civil determinar si
corresponde o no estimar la demanda.

6. Corresponde precisar que el criterio precedentemente expuesto en modo alguno


comporta la apreciación positiva por parte de este Supremo Tribunal de Casación
respecto de la nulidad de acto jurídico, sino que este simplemente se limita a
sancionar con nulidad una resolución que no expuso la debida motivación;
fundamento por el que dicho agravio debe ser amparado.

7. Al haberse atendido y proveído la infracción normativa procesal denunciada,


debe ampararse el recurso de casación y proceder conforme a lo dispuesto en el
inciso 3 del artículo 396 del Código Procesal Civil.

124
V. DECISIÓN:

En base a las consideraciones expuestas, y en aplicación de lo señalado en el


artículo 396 del Código Procesal Civil:

Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante Flor


de María Campos Espinoza, de fecha veintinueve de noviembre de dos mil
diecisiete, obrante a fojas veinticuatro del cuadernillo de casación; CASARON la
sentencia de vista de fecha treinta de octubre de dos mil diecisiete, obrante a fojas
cuatrocientos cuarenta y cinco; e INSUBSISTENTE la apelada de fecha tres de
agosto de dos mil quince obrante a fojas doscientos setenta y nueve.
ORDENANDO que el órgano competente expida nueva sentencia con arreglo a
los fundamentos expuestos en esta Corte Suprema. DISPUSIERON la publicación
de la presente resolución en el diario oficial “El Peruano y los devolvieron

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ÁLCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

125
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4002-2016, CUSCO

SUMILLA:

Nulidad de Acto Jurídico Los presupuestos previstos en el artículo 2014 del


Código Civil exigen, entre otros supuestos, que la adquisición del tercero deba ser
de buena fe, lo que se desvirtúa cuando no existe el mínimo de diligencia para
determinar las posibles inexactitudes de los datos consignados en el Registro.

Lima, dieciocho de setiembre de dos mil dieciocho

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número cuatro mil dos - dos mil
dieciséis, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y producida la votación
con arreglo a Ley; emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. Los demandantes Evert Zuñiga Ubierna, por derecho propio y en representación


de sus hermanos Jorge Renato y Sonia Zuñiga Ubierna, mediante escrito de fecha
catorce de octubre de dos mil trece, interpone demanda de nulidad del acto jurídico
contenido en la Escritura Pública de compraventa de derechos y acciones de fecha
diecinueve de agosto de dos mil trece, cancelación de ficha registral e
indemnización por daños y perjuicios, bajo los siguientes argumentos:

a) Sostiene que él y sus hermanos Oscar, Sonia y Jorge Renato Zúñiga Ubierna
son hijos de los esposos: Oscar Zúñiga Zambrano y Carmen Ubierna Meza de
Zúñiga, el primero falleció en fecha veintiocho de junio de dos mil nueve y la
segunda falleció en fecha veinte de enero de mil novecientos noventa y nueve,
habiendo seguido procesos no contenciosos sobre sucesión intestada de su padre y
madre en la ciudad del Cusco, los mismos que se encuentran inscritos en el
Registro de Sucesiones de la ciudad del Cusco.

126
b) En el Registro de Sucesión Intestada de la SUNARP de Cusco se ha llegado a
inscribir la sucesión de su padre Oscar Zúñiga Zambrano, el mismo que se halla
Inscrito en la Partida N° 11119646 de fecha dieciséis de marzo de dos mil doce,
habiendo sido declarados como los únicos y universales herederos, tanto el
demandante como sus hermanos.

c) Asimismo, existe sentencia emitida por la Juez de Paz Letrado del distrito de
Wanchaq-Cusco, sobre la muerte intestada de Carmen Ubierna Meza de Zúñiga,
donde también fueron declarados como los únicos y universales herederos el
demandante y sus hermanos Oscar, Sonia y Jorge Renato Zúñiga Ubierna,
presentado en la SUNARP- Cusco con fecha veintidós de marzo de dos mil uno
inscrito en el Registró de Sucesión Intestada en la SUNARP-Cusco con fecha
veintiséis de marzo de dos mil uno, en la Ficha 3141.

d) EI demandado Américo Zúñiga Aedo, por su parte, había seguido un proceso


no contencioso ante el Primer Juzgado de Paz Letrado de la Provincia de La
Convención, sucesión intestada donde ha sido declarado como único y universal
heredero de Oscar Zúñiga Zambrano, inscrito en el Registro de Predios, Rubro
Titulo de Dominio Asiento 02 - Sucesión Intestada de Propiedad.

e) En el Certifi cado de Nacimiento de Américo Zúñiga Aedo, expedido por la


Municipalidad Provincial del Cusco, no existe la firma del declarante Oscar Zúñiga
Zambrano el cual se halla glosado en el proceso no contencioso recaído en el
Expediente N° 220-2012, de sucesión intestada seguido por Américo Zúñiga
Aedo.

f) Por otra parte, se ha hecho declarar como único y universal heredero del causante
Oscar Zúñiga Zambrano del inmueble urbano sito en Jr. Espinar N° 450 mediante
sucesión intestada, de manera irregular sin que exista reconocimiento legal de hijo
y existiendo otros herederos. Respecto a la nulidad de la Escritura Pública de
compraventa de derechos y acciones celebrados por los demandados de fecha
diecinueve de agosto de dos mil trece, así como la cancelación de la Ficha Registral
en la SUNARP, el demandante indica:

g) Américo Zúñiga Aedo es ajeno a la propiedad del inmueble urbano sito en Jr.
Espinar N° 450 de la ciudad de Quillabamba porque no es hijo reconocido por
Oscar Zúñiga Zambrano.

127
h) Los verdaderos herederos legales de Oscar Zúñiga Zambrano y Carmen Ubierna
Meza de Zúñiga son el demandante y sus representados.

i) En la hipótesis de reconocer al demandado Américo Zúñiga Aedo como heredero


del causante Oscar Zúñiga Zambrano, sólo le correspondería 46 metros cuadrados
del cincuenta por ciento del predio urbano del total 460.46 metros cuadrados del
inmueble, y solo quedaría 230.23 metros cuadrados dividido entre los cinco
coherederos, porque el otro cincuenta por ciento pertenecía a Carmen Ubierna
Meza de Zúñiga, madre del recurrente y sus representados.

j) El demandado Américo Zúñiga Aedo, ha vendido a sus compradores Federico


Salazar Guevara y Mercedes Ovalle Zamalloa el cincuenta por ciento de todo el
predio urbano, 430.46 metros cuadrados, y ha vendido un bien inmueble ajeno (en
la extensión superfi cial de 184.23 metros cuadrados), que pertenece al recurrente
y a sus hermanos.

k) El hecho que los demandados hayan celebrado contrato de compraventa va en


contra del orden público y las buenas costumbres.

l) En la compraventa de derechos y acciones, no hubo manifestación de voluntad


del recurrente y sus hermanos como herederos legales de padre y madre, por lo que
el contrato deviene en nulo por causal de objeto jurídicamente imposible e ilícito.
m) También debe ampararse el pago de daños y perjuicios irrogados en contra de
la familia como herederos legales en una cantidad no menor de cincuenta mil soles,
con intereses legales.

2. Los demandados Federico Salazar Guevara y Mercedes Ovalle Zamalloa


contestan la demanda indicando:

a) Respecto a la causal de falta de manifestación de voluntad, indican que no puede


ser alegada por quien no participó en el acto jurídico materia de nulidad (Casación
N° 3254-2012- Lima), como ocurre en el caso de autos, ya que con los
demandantes no los vincula jurídicamente negocio de compraventa alguno. - En
cuanto a la causal de objeto jurídicamente imposible, señalan que han obrado
diligentemente y al amparo de la buena fe registral establecido en el artículo 2014
del Código Civil, pues adquieren de buena fe las acciones y derechos a título

128
oneroso de la persona de Américo Zúñiga Aedo, quien en el registro aparecía como
titular del mismo, para lo cual previamente solicitaron información de los
Registros Públicos, como la copia literal de la inscripción.

b) La transferencia de las acciones y derechos de la persona que fi gura en el


Registro Público como propietario, no es ilícito, por el principio de la buena fe
registral y la autonomía privada de las partes para contratar; por lo que pactaron la
suma de diez mil dólares americanos, siendo que en este tipo de transferencia no
es necesaria la entrega de la posesión, por tratarse de una cuota ideal.

c) La Escritura Pública de compraventa no adolece de ninguna de las causales de


nulidad previstas en el artículo 219 del Código Civil, consecuentemente, para la
teoría del caso propuesto por el actor, correspondería otra acción contra el
codemandado Américo Zúñiga Aedo y no la nulidad de la escritura pública como
erróneamente ha planteado contra los recurrentes y codemandado, más aun si se
tiene en cuenta el contenido de la demanda, al referirse que ha vendido un bien
inmueble ajeno en la extensión superficial de 184.23 metros cuadrados de lo que
le correspondería 46 metros cuadrados.

d) Siendo las demás pretensiones accesorias de la nulidad de la escritura pública


de compraventa deben seguir la suerte del principal.

Mediante resolución de fecha dieciocho de marzo de dos mil, se fijan los siguientes
puntos controvertidos:

a) Nulidad de la Escritura Pública de compraventa de derecho y acciones de fecha


diecinueve de agosto de dos mil trece.

b) Existencia de daños y perjuicios por parte de los demandados al demandante y


el quantum indemnizatorio.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha tres de marzo de dos mil dieciséis, se declaró


infundada la demanda de nulidad de acto jurídico, bajo los siguientes fundamentos:

129
a) No se ha acreditado que el contrato de compraventa materia de nulidad tenga
un fi n ilícito, o contravenga las normas que interesan al orden público o a las
buenas costumbres.

b) Siendo que el demandado-vendedor cuenta con título (sucesión intestada)


inscrito registralmente, el cual no ha sido materia de cuestionamiento en sede
administrativa ni judicial, este mantiene su validez.

c) El contrato de compraventa celebrado entre Américo Zúñiga Aedo en su


condición de vendedor y Federico Salazar Guevara y Mercedes Ovalle Zamalloa
como compradores (página once), es un acto jurídico celebrado de acuerdo a las
normas legales para la celebración de un contrato de compraventa, contenidas en
el artículo 1529 y siguientes del Código Civil.

d) Habiendo sido declarada infundada la pretensión de nulidad de acto jurídico


planteada por el actor como pretensión principal, las pretensiones accesorias
corren la misma suerte.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

Mediante escrito de fecha cuatro de abril de dos mil, Evert Zuñiga Ubierna apeló
la citada sentencia, revocando la sentencia de primera instancia que declara
infundada la demanda, y, reformándola, la declararon fundada. La Sala Superior
señala:

a) El artículo 660 del Código Civil, indica: “Que desde la muerte de una persona
sus bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a sus
sucesores”. Bajo este contexto, los ahora demandantes fueron declarados
herederos (como antes se acreditó), así como también el demandado de los bienes
dejados por sus padres dentro de ellos, el inmueble materia de venta el cual por
lógica consecuencia debió ser si fuera el caso enajenado por sus propietarios.

b) Nadie puede disponer sobre mayor derecho del que realmente tiene porque la
venta de bien ajeno está tipificada como delito proseguible de oficio en el artículo
197, inciso 4, del Código Penal, por tanto en este último caso estamos frente a un
acto o negocio jurídico con causa ilícita, por ser contraria a las normas que
interesan al orden público.

130
c) Llegando a este punto de análisis, se puede establecer que la venta realizada por
Américo Zúñiga Aedo, a favor de Federico Salazar Guevara y Mercedes Ovalle
Zamalloa, vulneró la finalidad lícita de un acto jurídico, por cuanto dispuso de un
bien que no le correspondía en su plenitud. Cabe manifestarse también un hecho
extraño en el proceso: el bien materia de venta no ha sido entregado físicamente,
ni tampoco se observa que los compradores hayan instaurado proceso alguno para
recuperar "su propiedad", puesto que ello sería una consecuencia lógica en el caso
de una venta transparente, más aún si han transcurrido más de tres años y esta venta
ha quedado sin entrega física y a un precio de “diez mil dólares americanos”.

d) Dicho de otro modo los compradores al momento de la venta no verificaron a


quien o a quienes pertenecía el bien y quienes se encontraban en posesión de ella,
pues con un mínimo de diligencia estaban en condiciones razonables de constatar
quienes era los propietarios debelándose así mala fe.

e) En relación al principio de la fe pública registral contemplada en el artículo 2014


del Código Civil y el artículo VIII del Texto Único Ordenado del Reglamento
General de los Registros Públicos, es preciso tener en cuenta que el fundamento o
la razón de ser del Registro de Propiedad Inmueble, no puede ser otro que dotar de
seguridad al tráfico patrimonial y en particular al tráfico de bienes inmuebles, en
tal sentido si bien la publicidad registral garantiza la notoriedad de los actos que
se inscriben, no es menos cierto que este principio no tiene carácter absoluto, es
decir, no puede ser aplicado automáticamente pues puede sufrir excepciones como
en el presente caso, cuando existen razones de nulidad, recisión o resolución que
no aparecen en el registro, como en el presente caso.

f) Habiéndose acreditado que el acto jurídico materia de la demanda incurre en


causal de nulidad por finalidad ilícita no puede ser aplicable a los impugnantes, el
principio de buena fe registral contemplado en el artículo 2014 del Código Civil.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1.Los recursos de casación fueron declararos procedentes por este Supremo


Tribunal mediante las resoluciones de fecha nueve octubre de dos mil diecisiete,
por las siguientes causales:

131
a) infracción normativa de los artículos 600 (lo correcto es 660), 1354 y 2014
del Código Civil; y de manera excepcional por la infracción normativa del artículo
139, incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Estado.

2. El presente recurso de casación fue declarado procedente por causales


procesales y materiales, se debe iniciar el análisis por las primeras, dada la
consecuencia anulatoria, en caso se amparen. Siendo ello así las causales
procesales se refieren a la infracción a la motivación de resoluciones judiciales y
debido proceso.

3. Debido proceso El debido proceso formal constituye una garantía constitucional


que asegura que, en la tramitación de un proceso, se respeten unos determinados
requisitos mínimos. Tales requisitos, que han sido objeto de discusión , en general
se considera que abarcan los siguientes criterios: Derecho a ser oportunamente
informado del proceso (emplazamiento, notificación, tiempo razonable para
preparar la defensa); Derecho a ser juzgado por un juez imparcial, que no tenga
interés en un determinado resultado del juicio; Derecho a tramitación oral de la
causa y a la defensa por un profesional (publicidad del debate); Derecho a la
prueba; Derecho a ser juzgado sobre la base del mérito del proceso; Derecho al
juez legal. Derecho fundamental que asiste a todos los sujetos de derecho a plantear
sus pretensiones o a ser juzgados por auténticos órganos jurisdiccionales, creados
mediante Ley Orgánica, pertenecientes al Poder Judicial, respetuosos con los
principios constitucionales de igualdad, independencia y sumisión a la ley, y
constituidos con arreglo a las normas comunes de competencia preestablecidas.
Así las cosas, se advierte que aquí se ha respetado el derecho a ser informado del
proceso, al juez imparcial, a la publicidad del debate, al derecho de defensa, a la
prueba, a ser juzgado sobre el mérito del proceso y al juez legal. Por lo tanto, debe
rechazarse la casación por supuesta infracción normativa del artículo 139, inciso 3
de la Constitución Política del Perú.

4. Motivación de las resoluciones judiciales En lo que concierne a la motivación


de las resoluciones judiciales cabe indicar que en sociedades pluralistas como las
actuales la obligación de justificar las decisiones jurídicas logra que ellas sean
aceptadas socialmente y que el Derecho cumpla su función de guía. Esta
obligación de fundamentar las sentencias propias del derecho moderno se ha
elevado a categoría de deber constitucional. En el Perú el artículo 139, inciso 5 de

132
la Constitución Política del Estado señala que: “Son principios y derechos de la
función jurisdiccional: (…)

5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias,


excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de
los fundamentos de hecho en que se sustentan”. Igualmente el artículo 12 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial prescribe: “Todas las resoluciones, con exclusión de
las de mero trámite, son motivadas bajo responsabilidad, con expresión de los
fundamentos en que se sustenta (…)”, concordante con el artículo 122, inciso 3,
del Código Procesal Civil que señala: “3. La mención sucesiva de los puntos sobre
los que versa la resolución con las consideraciones, en orden numérico correlativo,
los fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho
con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo
actuado”. En atención a ello, la Corte Suprema ha señalado que: “La motivación
de la decisión judicial es una exigencia constitucional; por consiguiente, el
Juzgador para motivar la decisión que toma debe justificarla, interna y
externamente, expresando una argumentación clara, precisa y convincente para
mostrar que aquella decisión es objetiva y materialmente justa, y por tanto,
deseable social y moralmente”. Estando a lo dicho este Tribunal Supremo
verificará si la sentencia de vista se encuentra debidamente justificada externa e
internamente, y si además si se han respetado las reglas de la motivación en
estricto. Cuarto.- Justificación interna En cuanto a la justificación interna (que
consiste en verificar que: “el paso de las premisas a la conclusión es lógicamente
-deductivamente- válido” sin que interese la validez de las propias premisas), se
advierte que el orden lógico propuesto por la Sala Superior ha sido el siguiente: -
Premisa normativa: lo dispuesto en: a) el artículo 219, inciso 4 del Código Civil
referente a la nulidad de acto jurídico por causal de fi n ilícito; b) el artículo 197,
inciso 4 del Código Penal, referente a supuesto de estafa al vender como propios
los bienes ajenos; y, c) el artículo 2014 del Código Civil referido al principio de
buena fe registral. - Premisa fáctica: El vendedor dispuso de los derechos y
acciones del inmueble materia de litigio, sin corresponderle en su plenitud. Los
compradores tenían conocimiento de que la compraventa era írrita, pues no
mostraron interés en que se les haga entrega del bien, no verificaron quienes se
encontraban en posesión, ni quienes eran propietarios.

6. Conclusión: Dado que la venta de bien ajeno está tipificada como delito, no se
puede amparar el principio de buena fe contemplado en el artículo 2014 del Código

133
Civil. Tal como se advierte, la deducción lógica de la Sala Superior es compatible
formalmente con el silogismo que ha establecido, por lo que se puede concluir que
su sentencia presenta una debida justificación interna.

7. Justificación externa En lo que concierne a la justificación externa, ésta consiste


en controlar la adecuación o solidez de las premisas, lo que supone que la(s)
norma(s) contenida(s) en la premisa normativa sea(n) norma(s) aplicable(s) en el
ordenamiento jurídico y que la premisa fáctica sea la expresión de una proposición
verdadera. En esa perspectiva, este Tribunal Supremo estima que la justificación
externa realizada por la Sala Superior es adecuada. En efecto, las premisas
indicadas son las correctas para resolver el presente caso, pues atiende a los
términos de lo que fue objeto del debate, conforme se advierte de los considerandos
noveno, décimo y décimo primero. Dada la corrección de la premisa normativa y
fáctica, la conclusión a la que se arribó fue la adecuada, existiendo debida
justificación externa. Por consiguiente, debe rechazarse la casación por supuesta
infracción normativa del artículo 139, inciso 5 de la Constitución Política del Perú.

8. El recurrente Américo Zúñiga Aedo denuncia que se habría infringido el artículo


660 del Código Civil que indica “Desde el momento de la muerte de una persona,
los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten a sus
sucesores”. Sostiene que de haberse aplicado correctamente el artículo 660 del
Código Civil en la decisión tomada, es decir considerar como heredero al
recurrente (demandado) la decisión hubiera sido diferente, en tanto se hubiera
declarado fundada en parte la demanda, subsistiendo la venta en la parte
proporcional de la cuota hereditaria que le corresponde. Más allá que la afirmación
del recurrente ratifique lo irregular del acto jurídico que celebró (disponer de
porciones hereditarias que no le correspondían), debe señalarse que no es posible
la nulidad parcial del contrato de compraventa, pues este se suscribió como un
todo, no pudiéndose separar las disposiciones contractuales, única forma de que
exista nulidad parcial del acto jurídico, a tenor de lo dispuesto en el artículo 224
del Código Civil. Sétimo.

9. Por su parte, los recurrentes Federico Salazar Guevara y Mercedes Ovalle


Zamalloa denuncian la infracción normativa del artículo 2014 del mismo Código,
que indica: “El tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho de
persona que en el registro aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su
adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después se anule, rescinda, cancele

134
o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no consten en los asientos
registrales y los títulos archivados que lo sustentan. La buena fe del tercero se
presume mientras no se pruebe que conocía de la inexactitud del registro”.
Sostienen que la sentencia de vista ha incurrido en inaplicación de lo dispuesto por
el artículo 2014 del Código Civil, pues adquirieron los derechos y acciones de
buena fe del codemandado Américo Zuñiga Aedo a título oneroso, porque este
aparecía en los Registros Públicos como propietario y, consecuentemente,
facultado para disponer de sus derechos y acciones.

10. Este Tribunal Supremo estima que las razones de la sentencia impugnada son
correctas, pues se ha establecido: 1. Que el codemandado Américo Zúñiga Aedo
celebró la compraventa de derechos y acciones a favor de los codemandados sin
tener el derecho de propiedad correspondiente. 2. Que los recurrentes no mostraron
su intención de que su supuesta traslación de dominio se materialice, en tanto el
bien materia de litigio se encontraba en posesión del demandante a la fecha de la
compraventa materia de nulidad, lo que evidencia su mala fe. 3. Que no es posible
aplicar el artículo 2014 del Código Civil, pues el principio de buena fe pública
registral no es aplicable a quien ha adquirido el bien con mala fe, como se ha
probado en el presente caso. Cabe indicar que los presupuestos previstos en el
artículo 2014 del Código Civil exigen, entre otros supuestos, que la adquisición
del tercero deba ser de buena fe, lo que se desvirtúa cuando no existe el mínimo
de diligencia para determinar las posibles inexactitudes de los datos consignados
en el Registro. En esa perspectiva, siendo la posesión la exterioridad, la visibilidad
de la propiedad, correspondía verificar quien se encontraba en posesión a la fecha
de la compraventa materia de nulidad, o, en su caso, solicitar su desocupación,
entrega o por lo menos dar a conocer su intención de tener el inmueble, lo que no
ocurrió, aunado al hecho de pago de precio írrito, lo que se evidencia del propio
texto del recurso de casación del codemandado, quien señala, ahora, que el precio
debe imputarse al pago de 42 metros cuadrados y no a los 184.23 metros cuadrados
por el que se efectuó la venta.

11. Asimismo denuncian la infracción normativa del artículo 1354 del Código
Civil, que dispone “Las partes pueden determinar libremente el contenido del
contrato, siempre que no sea contrario a norma legal de carácter imperativo”. Los
recurrentes alegan que la Sala Superior no ha tomado en cuenta este aspecto y
subjetivamente sostienen que la venta realizada por Américo Zúñiga Aedo a favor
de los recurrentes Federico Salazar Guevara y Mercedes Ovalle Zamalloa, es

135
ilícita, tomando en cuenta la posesión del demandante y "que el bien materia de
venta" no ha sido entregado físicamente. Sobre este punto debe indicarse que
efectivamente existe libertad contractual para que las partes diseñen el programa
negocial al que se han de sujetar, pero que, sin embargo, ello alude a un contrato
válido, que no presente vicios en su estructura. Como ello no ha acontecido, la
denuncia formulada debe desestimarse.

V. DECISIÓN

Por estas consideraciones y en estricta aplicación del primer párrafo del artículo
397 del Código Procesal Civil, se declara:

INFUNDADOS los recursos de casación interpuestos por los demandados


Américo Zúñiga Aedo y los cónyuges Federico Salazar Guevara y Mercedes
Ovalle Zamalloa (página doscientos noventa y siete); en consecuencia, NO
CASARON la sentencia de vista de fecha dieciocho de agosto de dos mil dieciséis
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, bajo responsabilidad; y los devolvieron.

SS. HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS, SALAZAR LIZÁRRAGA,


CALDERÓN PUERTAS, CESPEDES CABALA

136
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4088-2017, LIMA

SUMILLA: La posesión del bien inmueble por quien compró y no inscribió


quiebra la buena fe registral de quien compró, pero no posee: Se reconoce a la
posesión como situación extra registral y como dato fáctico, que desvirtúa la buena
fe registral, puesto que, todo comprador debe tener la mínima diligencia del caso
a fin de verificar quién o quiénes detentan la posesión del bien materia de
adquisición antes que se produzca la compra venta.

Lima, dieciocho de septiembre de dos mil dieciocho

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número cuatro mil ochenta y
ocho del año dos mil diecisiete, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y
producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. El demandante Luis Ricardo Vega, mediante escrito de fecha veinticuatro de


enero de dos mil once, el accionante interpone demanda de nulidad de acto
jurídico, de la escritura pública de compra venta de fecha veintitrés de julio de dos
mil diez, por las causales de nulidad previstas en los incisos 3, 4 y 5 del artículo
219° del Código Civil; siendo los fundamentos de la demanda los siguientes:

a) Mediante escritura pública del veintitrés de julio de dos mil diez la empresa
Ferpo Lima en Liquidación transfirió a favor de la sociedad conyugal
codemandada, Santos Ananías Cuevas Villa y Wilma Aida Silva Violeta de
Cuevas, los inmuebles denominados departamento 401, estacionamiento Nro. 4 y
Depósito Nro. 3, ubicados en avenida de Los Precursores Nro 567, urbanización
Chacarilla del Estanque, distrito de Santiago de Surco. Dichos inmuebles se
encontraban registrados a nombre de la vendedora Ferpo Lima S.A. en las Partidas
Nros. 11274951, 11274957 y 11274969 del Registro de Propiedad Inmueble de
Lima, empero, los precitados bienes inmuebles ya habían sido vendidos al
demandante en el año dos mil y terminado de cancelar el precio en el año dos mil

137
uno, conforme se observa de la minuta de fecha de fecha veintiocho de diciembre
del año dos mil y cinco de abril de dos mil dos, hecho que fue comunicado a
Obtinere S.A.C., empresa liquidadora de Ferpo Lima S.A. y al INDECOPI, sin
embargo, desconociendo ello, la empresa liquidadora procedió a vender el
inmueble a la sociedad conyugal demandada. El recurrente nunca fue comunicado
de la fecha del remate de sus bienes, habiéndose enterado de la transferencia
mediante los Registros Públicos. Además existía una sentencia de tercería
expedida por el Sexto Juzgado Comercial de Lima, pronunciamiento judicial
seguido contra Blanca Iris Portillo Palermo y Ferpo Lima S.A., en el cual se le
declara al recurrente como pleno propietario de los inmuebles. Los compradores
no podían alegar desconocimiento de la forma de comprar o adquirir una
propiedad, más aún si ha quedado demostrado que viven a 600 metros de las
propiedades adquiridas, sin haberse acercado a verlas una sola vez siquiera.

b) Además, no se han acercado a la Municipalidad a fin de verificar quien se


encontraba registrado como contribuyente, siendo que el recurrente desde el año
dos mil tres se encuentra registrado ante la Municipalidad de Santiago de Surco,
sin embargo, se pretende despojar al verdadero propietario con el único argumento
de que no se encontraba registrado en los Registros Públicos a su nombre, en la
venta no se ha utilizado medio de pago, los inmuebles fueron vendidos a US$
90,000.00 que es una suma irrisoria, lo cual hace presumir una simulación, ya que
el recurrente, diez años antes, adquirió los inmuebles al precio de US$ 150,000.00.

2.El demandado contesta alegando que:

a) Refiere la sociedad conyugal emplazada mediante escrito del diecisiete de junio


de dos mil once , que cuando adquirieron los bienes materia de litis, los recurrentes
no tenían conocimiento de la minuta de compra venta de fecha veintiocho de
diciembre de dos mil uno, puesto que, cuando adquirió los tres inmuebles verificó
que estos se encontraban registrados a nombre de Ferpo Lima S.A. en Liquidación
y que la Comisión de Procedimientos Concursales del INDECOPI había designado
a Obtinere S.A.C. como entidad Liquidadora de Ferpo Lima S.A., es decir,
compraron el inmueble según la información bridada en los Registros Públicos.

b) Asimismo, la Comisión de Procedimientos Concursales del INDECOPI, a través


de la Resolución Nro.4424-2010/CCOINDECOPI, de fecha veintiuno de junio de
dos mil diez, declaró improcedente el pedido formulado por Luis Ricardo Vega

138
Cumberland respecto a la exclusión de la masa concursal de Ferpo Lima S.A. de
los inmuebles materia de litis, siendo esta decisión confi rmada por la Sala de
Defensa de la Competencia del INDECOPI, a través de la Resolución Nro. 881-
2011/SC1- INDECOPI, de fecha diecinueve de abril de dos mil once, la misma
que declaró que dicha instancia carecía de competencia para pronunciarse sobre el
recurso de apelación interpuesto por el demandante. Y además, no han tenido
conocimiento del proceso de tercería a que hace referencia el demandante. Así
como no ha demostrado que los bienes sean de su propiedad, ya que registralmente
aparecían a nombre de Ferpo Lima S.A. en liquidación. Y por último en los
archivos de Ferpo Lima no existía minuta de compra venta a favor del demandante.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El A quo declara fundada la demanda por la causal de nulidad por fin ilícito, puesto
que, el negocio jurídico celebrado por los demandados ha sido realizado con
conocimiento del perjuicio que se podía causar al demandante, pues conociendo la
situación real de los predios en litis -que ya no eran de propiedad del vendedor-
celebraron el contrato de compra venta a un precio vil, con la finalidad de despojar
de la propiedad al demandante. Aspectos que no pueden ser tutelados por nuestro
ordenamiento jurídico, por el contrario deben ser considerados como actos con
fines ilícitos. Argumenta el A quo que el acto jurídico cuestionado, fue celebrado
el veintitrés de julio de dos mil diez; no obstante que los mismos inmuebles fueron
vendidos en el año dos mil uno a favor del demandante. Por consiguiente, para que
se configure la casual de fi n ilícito es necesario establecer si los contratantes del
negocio jurídico cuestionado conocían la situación dominial de los predios, es así
que:

a) la empresa Ferpo S.A. sí tenía conocimiento de la situación dominial del predio,


no solo por haberlo transferido al demandante en el año dos mil uno, sino también
por el hecho de haber sido comprendido en el proceso de tercería de propiedad
iniciado por el demandante ante el Sexto Juzgado en lo Comercial de Lima en el
año dos mil nueve; asimismo, con anterioridad a la venta cuestionada, mediante
carta notarial de fecha once de junio de dos mil diez fue requerido por el
demandante a fi n que no se disponga la venta de sus bienes;

b) En cuanto al conocimiento de los codemandados Santos Ananías Cuevas Villa


y Wilma Aida Silva Violeta de Cuevas, ellos solo verificaron la información que

139
aparecía en los Registros Públicos y en el INDECOPI, empero, la conducta de los
referidos demandados resulta poco diligente, sobre todo cuando se trata de comprar
bienes inmuebles, pues un comprador -con mayor razón un comprador que se
dedica a la actividad inmobiliaria- verifica todas los pormenores que pudieran
existir respecto al inmueble que pretende comprar. Como mínimo se exige que
visite el inmueble, verifique las condiciones de habitabilidad o no del bien. No es
razonable que se pretenda adquirir un inmueble sin siquiera conocerlo. No
debemos perder de vista que en circunstancias actuales resulta necesario que el
comprador se comporte de manera diligente a fin de conocer la situación real del
predio que adquiere, no pudiendo pasar por alto aspectos sospechosos, dudosos o
anómalos, tales como el precio vil, la posesión del predio, no verificar al detalle el
predio. A lo antes descrito se suman otras situaciones que corroboran que los
citados demandados no podían ignorar la situación real predio, como el hecho que
a nivel Municipal, el demandante se encontraba registrado como contribuyente de
los predios, tal y conforme se advierte de las declaraciones juradas del Impuesto
Predial del año dos mil tres y dos mil siete, el cual se confirma con lo descrito en
la sentencia dictada por el Sexto Juzgado Civil de Lima, donde se indica que el
demandante se encontraba afecta al impuesto desde el treinta de enero de dos mil
uno. En ese sentido, teniendo en cuenta que actualmente, las transferencias
inmobiliarias requieren de trámites municipales para el pago del Impuesto
respectivo, los codemandados no podían desconocer que quien aparecía como
contribuyente era el demandante, más no su vendedora Ferpo en Liquidación S.A.
También se tiene en cuenta que cuando los citados demandados contestan la
demanda, refieren que lo adquirieron con la información que aparecía en los
Registros Públicos y en la Comisión de Procedimiento Concursal del INDECOPI.
Entonces es de concluir que sí estaban enterados de las situaciones que se
producían en el referido procedimiento concursal, por lo que no podían desconocer
el pedido formulado por el demandante, mediante escrito de fecha once de junio
de dos mil diez-antes de la fecha de compra venta cuestionada- mediante el cual
solicitó al INDECOPI se excluya de la masa concursal los bienes materia de litis,
el cual fue denegado por citado órgano administrativo, mediante Resolución
Administrativa Nro. 4424- 2010/CCO/INDECOPI. Igualmente, si verificamos el
precio de venta de los inmuebles estos fueron transferidos al valor de US$
90,000.00, sin embargo, cuando lo adquiere del demandante, aproximadamente
nueve años antes, lo hace al precio de US$ 150,000.00, lo que debía haber llamado
la atención de los adquirentes a ser más suspicaces respecto a la transacción
inmobiliaria que se hacía a su favor.

140
III. SEGUNDA INSTANCIA:

El Ad quem decide revocar la sentencia apelada; y reformándola, declara


infundada la misma, puesto que para la Sala Superior no se ha desvirtuado la buena
fe de los adquirientes, de manera que el contrato suscrito entre los apelantes
codemandados y Ferpo Lima S.A. en Liquidación, no existió un fin ilícito; sustenta
su decisión la Sala bajo los argumentos que: “Décimo Séptimo: (…) la información
registral que, expresamente indica que los bienes inmuebles estaban inscritos a
nombre de Ferpo Lima S.A. en Liquidación y que la Comisión de Procedimientos
Concursales había designado válidamente a Obtinere S.A.C. como entidad
liquidadora de Ferpo, con el agregado que no aparece en dichas partidas registrales
la inscripción de la sentencia de tercería o por lo menos la anotación de la demanda,
lo cual no hacía más que corroborar que la información registral resultaba cierta,
respecto a que el propietario registral era Ferpo Lima S.A. en Liquidación; esta
información sin los elementos indicados hacen presumir que igualmente los
demandados compradores, Santos Ananías Cuevas Villa y Wilma Aida Silva
Violeta de Cuevas no conocían de la inexactitud del registro, pues en el contrato
de compra venta contenido en la escritura pública de fecha 23 de julio de dos mil
diez fue celebrado por los codemandados respecto a los inmuebles inscritos en las
Partida Registrales N° 11274951, 11274957 y 1274969 en el que, reiteramos- fi
gura como propietario registral Ferpo Lima S.A. en Liquidación. Estas atingencias
permiten acreditar que los codemandados Santos Ananías Cuevas Villa y Wilma
Aida Silva Violeta de Cuevas, celebraron el referido contrato sin saber que el bien
inmueble que era objeto de disposición ya no le pertenecía al transferente”.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

1. La Suprema Sala mediante la resolución de fecha veintiuno de diciembre de dos


mil diecisiete ha declarado procedente el recurso de casación interpuesto por la
parte demandante, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos VIII del Título Preliminar12, 83.2 inciso
de la Ley N° 2780913 - Ley del Sistema Concursal; artículos V del Título
Preliminar14, 2.115, 7616 y 77.2 inciso j)17 de la Ley N° 29571- Código de
Protección y Defensa del Consumidor;

141
b) Infracción normativa del artículo 2014 del Código Civil18, artículo 3 de la
Ley N° 2636619- Ley de Creación del Sistema Nacional de los Registros Públicos
y de la Superintendencia de los Registros Públicos y artículo 7 del Decreto
Legislativo N° 77620- Ley de Tributación Municipal, e

c) Infracción normativa del artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del


Estado21; al haber sido expuestas las referidas infracciones con claridad y
precisión, señalándose además la incidencia de ellas en la decisión impugnada.

2. Es menester precisar que el recurso de casación es un medio de impugnación


extraordinario de carácter formal que solo puede fundarse en cuestiones
eminentemente jurídicas y no en cuestiones fácticas o de revaloración probatoria,
es por ello que este medio impugnatorio tiene como fines esenciales la adecuada
aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la
jurisprudencia nacional por la Corte Suprema; así como, determinar si en dichas
decisiones se ha infringido o no las normas que garantizan el debido proceso,
traducido en el respeto de los principios que lo regulan. En ese sentido su
fundamentación, por parte del casacionista, debe ser clara, precisa y concreta,
indicando ordenadamente, cuáles son los agravios que configuran la infracción
normativa denunciada o el apartamiento del precedente judicial denunciado.
Además, la casación visto su carácter jurisdiccional de remedio jurídico, importa
siempre un juicio rescindente y, cuando no se requiera debate, un juicio rescisorio.
Este es, en aras de la interdicción de las dilaciones indebidas –preocupación
constante del NCPP-, se permite ampliamente la casación sin reenvío, solo
centrada en aquellos vicios de actividad circunscritos a defectos de tramitación o
vicios de procedimientos –inobservancia del rito establecido para llegar a la
resolución-. Ello significa que no necesariamente aquellos vicios de actividad
relativos a los defectos estructurales de resolución – incongruencia, por ejemplo-
origina el reenvío, y que siempre el defecto de juicio –tanto vicio in iure como el
vicio in factumdeterminará juicio rescindente y rescisorio.

3. El artículo 396 del Código Procesal Civil, dispone: “cuando se declara fundado
el recurso de casación por infracción de una norma de derecho material, la
resolución impugnada deberá evocarse, integra o parcialmente, según
corresponda; también se revocará la decisión si la infracción es de una norma
procesal que, a su vez, es objeto de la decisión impugnada”. De Santo refiriéndose
a la clasificación de recursos negativos y recursos positivos, señala que los

142
primeros son aquellos que solo hacen caer, anular, casar, dejar sin efecto una
resolución judicial, es decir, el iudicium rescindens, dejando a otro tribunal el
pronunciamiento de la nueva resolución. Recursos positivos son aquellos que
además del aspecto negativo modifican, completan o sustituyen la resolución
revocada o anulada, es decir, el iudicium rescisorium. En la mayoría de
ordenamientos procesales actualmente se someten a un sistema de casación en el
que se puede resolver el tema de fondo, siendo el reenvío una fi gura excepcional,
en este último caso, cuando se plantea la nulidad de la sentencia por temas formales
(error in procedendo). Es así que en nuestro sistema, se admite que la Sala de
Casación emita pronunciamiento sobre de fondo cuando declara fundado el
recurso, expide la sentencia de reemplazo, ejercitando el iudicium rescisorium, y
tiene la posibilidad de ordenar el reenvío en casos puntuales.

4. También, debemos acotar que para impugnar se requiere de la existencia de un


acto procesal donde se encuentre presente el error, este error la doctrina lo clasifica
como error: in iudicando, in procedendo o in cogitando. Error in iudicando, se
refiere al error en el juicio para resolver el conflicto, se le conoce igualmente como
el error de juzgamiento, error por infracción de normas de naturaleza sustancial,
error por infracción de la ley. Se trata propiamente de los errores de naturaleza
sustancial que presenta la sentencia, la norma material aplicada para resolver la
litis es pasible de observación, el juez erró al aplicarla o interpretarla. En casación
el error in iudicando, tiene relación con la infracción normativa de naturaleza
sustantiva, el juez de mérito no ajustó su decisión a la norma material
correspondiente, por tanto, nos encontramos frente a un error que contenido en la
resolución judicial es susceptible de casación, por lo tanto, el error in iudicando,
se convierte así en la causal de casación. Error in procedendo, llamado también
error de actividad o de procedimiento, error por defectos de forma, error por
violación de normas de procedimiento o formales. Se trata de errores o vicios que
no tiene que ver con el tema de fondo, no están relacionados con la solución
propiamente de la litis, pero, que su existencia puede afectar de manera definitiva
la decisión. Sostiene Couture26 que este tipo de error consiste en la desviación o
apartamiento de los medios señalados por el derecho procesal para su dirección del
juicio. Agrega que este error compromete la forma de los actos, su estructura
externa su modo natural de realizarse. En estos errores la infracción es igualmente
normativa, pero recae en una norma de naturaleza procesal, de allí el nombre de
error in procedendo. El error de naturaleza formal per se no afecta la decisión. Este
error debe tener tal intensidad que sea capaz de convertir en nula la decisión

143
tomada por el juez de grado, con lo cual tendríamos que no todos los errores in
procedendo tiene la posibilidad de generar la rescisión de la decisión, sino solo
aquellos referidos a normas que resultan esenciales para el procedimiento y que
fueron omitidas (formalidades que resultan imprescindibles en el proceso). Por lo
tanto, el error in procedendo para que se constituya en una causal de casación debe
tener incidencia directa en la validez de la decisión judicial, es decir, debe haberse
violentado o infraccionado la norma procesal de naturaleza imperativa de forma
tal que convierta en ineficaz lo decidido (el error tenga el peso específico como
para dañar lo decidido), de lo contario este motivo debe rechazarse. Error in
cogitando. Se trata del error en el que incurre el juez cuando al motivar o justificar
las razones que lo llevan a tomar su decisión o al valorar la prueba afecta los
principios lógicos (de no contradicción, tercero excluido, de identidad y de la razón
suficiente) o las reglas de la experiencia. Por lo que, la motivación de la sentencia
será siempre coherente, no contradictoria, congruente, se requiere que la
transmisión del pensamiento del juez sea entendida sin ningún problema. Cuando
la sentencia presenta este tipo de problemas estamos frente al llamado error de
logicidad, por lo cual se deduce que la sentencia no cumple con los parámetros
mínimos de logicidad, aquí encontramos por ejemplo los problemas de
motivación: aparente, insuficiente o defectuosa, entre otros supuestos.

5. En relación a la debida motivación de las resoluciones judiciales, esto es, la


exigencia que las sentencias expliciten en forma suficiente las razones de sus
fallos, ello en concordancia con el artículo 139° numeral 5) de la Constitución
Política del Perú, el mismo que prescribe que se encuentren suficientemente
motivadas con la mención expresa de los fundamentos fácticos y jurídicos que
sustentan su decisión, lo que viene preceptuado además en el artículo 122° numeral
3) del Código Procesal Civil y el artículo 12 del Texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial. La jurisprudencia nacional amplia el contenido de la
motivación, señalando que una motivación comporta la justificación lógica,
razonada28 y conforme a las normas constitucionales y legales, así como con
arreglo a los hechos y petitorios de las partes; por tanto, una motivación adecuada
y suficiente comprende tanto la motivación del hecho o in factum (en el que se
establezcan los hechos probados y no probados mediante la valoración conjunta y
razonada de las pruebas incorporadas al proceso, sea a petición de parte como de
oficio, subsumiéndose en los supuestos facticos de la norma) y la motivación de
derecho o in jure (en el que se selecciona una norma jurídica pertinente y se efectúa
una adecuada interpretación de la misma). Consecuentemente, una resolución

144
judicial se considera motivada cuando cumple con un doble contenido,
fundamentos de hecho y de derecho.

6. Ahora bien, respecto a la valoración de la prueba y la motivación, se tratan de


concepto diferentes, pero correlacionados. Valorar la prueba implica realizar un
trabajo cognitivo, racional, inductivo y deductivo por parte del juez respecto de los
hechos del proceso, con ella se determina el resultado de toda actividad probatoria
realizada por las partes, llegando a conclusiones que le sirven para resolver la litis.
Con el trabajo de valoración de la prueba se llega a determinar la verdad o falsedad
de los hechos importantes del proceso a partir de la actividad de las partes. En
cambio, la motivación o justificación es el mecanismo –normalmente escrita- del
que se vale el juez para hacer saber el resultado del trabajo de valoración de la
prueba. Con la motivación se hacen evidentes –se hacen saberlas razones que
llevaron al juez a emitir las conclusiones probatorias objetivas (las racionales y
objetivas, dejando de lado las subjetivas) realizadas en la valoración de la prueba
a partir de la actividad de las partes.30 La valoración de los medios de prueba se
encuentra relacionada con la motivación de las resoluciones judiciales, esta
constituye un principio y derecho de la función jurisdiccional. La motivación es
esencial en los fallos, ya que los justiciables deben saber las razones por las cuales
se ampara o desestima una demanda, pues a través de su aplicación efectiva se
llega a una recta impartición de justicia, evitándose con ello arbitrariedades y
permitiendo a las partes ejercer adecuadamente su derecho de impugnación,
planteando al superior jerárquico las razones jurídicas que sean capaces de poner
de manifiesto los errores que pueda haber cometido el juzgador. La verificación de
una debida motivación sólo es posible si de las consideraciones de la sentencia se
expresan las razones suficientes que sustentan la decisión, razones que justifiquen
suficientemente el fallo, las cuales deben ser objetivas y completas; y, para la
presentación de tales consideraciones se debe, atender a lo previsto en el artículo
197 del Código Procesal Civil, en donde las consideraciones deben ser extraídas
de la evaluación de los hechos debidamente probados, lo cual supone una adecuada
valoración de la prueba. Por consiguiente, una buena decisión judicial no solo
requiere de una valoración adecuada del material probatorio, sino que además para
complementar este trabajo valorativo se exige que ésta sea traducida correctamente
en la parte argumentativa –escrita- de la sentencia. La motivación debe ser
coherente con la valoración de la prueba, no se debe sostener ni menos ni más de
lo que arroja el trabajo probatorio, de lo contrario encontraremos supuestos de
motivación con defectos.

145
7. Asimismo, en lo concerniente a la buena fe registral, en el Sistema internacional,
la posesión como situación extra registral y como dato fáctico, tiene la
particularidad de que pese a no acceder al registro, es una forma de publicidad de
las situaciones jurídicas que involucran a un bien. Así constatando la posesión uno
puede enterarse si el inmueble está arrendado o invadido, o si existe propietario
perfectamente en regla a quien lo único que le falta es regularizar su titularidad
ante el Registro. La posesión es de tal relevancia que, en determinados casos, no
podrá invocar la protección de la fe pública quien luego de haber adquirido un
derecho de quien el registro publicitaba como propietario, se entera que la validez
o eficacia del título de adquisición de este es cuestionado por quien venía
ejerciendo la posesión del bien, premunido de un derecho que si bien no corría
inscrito, existía en la realidad y se publicitaba a través de la posesión33. A mayor
abundamiento, en España, por su parte, la carga del tercero de conocer el estado
posesionario del bien para así quedar protegido por el Registro, ha sido construida
a partir de las “servidumbres aparentes”, que por su particular naturaleza no pueden
ser desconocidas por el adquiriente aun cuando no se encuentren inscritas. En ese
sentido, “no puede alegar su cualidad de tercero hipotecario aquel que tiene
perfecto conocimiento de las condiciones con que hubo de verificarse la
adquisición, aun cuando estás no consten en el registro, y a ese conocimiento se
derive de actos realizados por el supuesto tercero, ya de hechos que tienen que
herir forzosamente los sentido, cual acontece, por ejemplo, respecto a
determinadas servidumbres aparentes”34. Es a partir de esta fi gura que la doctrina
española –a la que luego se le ha sumado un sector de la jurisprudencia- comenzó
a introducir el dato fáctico de la posesión como parte de la diligencia exigida al
tercero para cumplir con una cuota de buena fe y así lograr la protección del
Registro35.

8. Es así, que la posesión como situación extra registral relevante en el sistema


peruano, ha sido revalorada dentro del esquema de las adquisiciones registrales, la
misma que es acogida en la casación N° 3098-2011- Lima: “Décimo cuarto.- Que,
los hechos referidos en el considerando que antecede analizados en su conjunto
evidencian que los adquirentes Héctor Alejandro Regalado Villegas y cónyuge
Carmen Yvonne Mejía de Regalado conocían la inexactitud del registro o cuando
menos estaban en condición razonable de no desconocerla pues con un mínimo de
diligencia tales compradores hubieran podido constatar que el bien que pretendían
adquirir estaba siendo poseído por terceros con título de propietarios, por tanto

146
queda claro que en el presente caso se ha desvirtuado la buena fe de los
adquirentes; máxime, si se tiene en cuenta que debido a la importancia económica
de los bienes inmuebles y los usos generalmente aceptados en este tipo de negocios
la diligencia ordinaria mínima impone al comprador el deber de verificar el estado
actual del bien que adquiere y principalmente quién o quiénes detentan la posesión
del mismo pues en aplicación de lo que dispone el artículo 912 del Código Civil
[5]al poseedor de un bien se le reputa propietario mientras no se demuestre lo
contrario”. (Resaltado y subrayado agregado)

9. Aunado a todo lo antes desarrollado, en la Casación N° 3187-2013, del treinta


de julio del año dos mil doce, la ratio decidenci de la Sentencia fue: “en las
transacciones de compra venta de inmuebles, la diligencia ordinaria mínima
impone al comprador el deber de verificar quién o quiénes detentan la posesión del
mismo, en relación a lo dispuesto en el artículo 912 del Código Civil, que indica
que el poseedor de un bien se le reputa propietario mientras no se demuestre lo
contrario”. Además, con respecto a la buena fe registral y la posesión, la Corte
Suprema ha emitido las ejecutorias, Casación N° 3098-2011-Lima, de fecha treinta
de julio de dos mil doce, y Casación N° 3667-2010- La Libertad, de fecha
veintiuno de junio de dos mil once, que resuelve una demanda de nulidad de acto
jurídico, en la cual se valora especialmente la posesión. Los hechos son los
siguientes: “A vende un bien a B, en el año 1973, pero no inscribe; no obstante,
luego A le vende el mismo bien a C, en el año 2000, que sí inscribe. El heredero
de B (primer comprador) presenta la demanda de nulidad por causal de fi n ilícito,
contra A-C. El sistema legal protege los acuerdos privados, pero, dentro de las
reglas de validez, se exige que los actos tengan un propósito honesto, pues el
Derecho incurriría en incoherencia valorativa si pretendiese la corrección de las
leyes (Alexy), pero no hiciese lo propio con los negocios jurídicos de los
particulares. La Corte, en el caso, valora dos elementos importantes para dar por
comprobada la causa inmoral: primero, el precio pactado fue ínfimo; segundo, los
compradores primigenios tenían la posesión desde hace treinta años, por lo que el
segundo comprador no podía ignorar un hecho, tan consolidado, notorio, público,
inequívoco y que se encontraba sancionado por el paso del tiempo”.

10. De lo expuesto precedentemente, del análisis de las pruebas actuadas en autos


se aprecia que:

147
Ferpo Lima S.A. transfi ere al demandante los bienes inmuebles denominados:
departamento 401, estacionamiento Nro. 4 y depósito Nro. 3, ubicados en avenida
de Los Precursores Nro 567, urbanización Chacarilla del Estanque, distrito de
Santiago de Surco, conforme se observa de la minuta de fecha veintiocho de
octubre del año dos mil36, veintiocho de diciembre del año dos mil uno37 y
cláusula adicional del cinco de abril de dos mil dos38, documentos que tienen
fecha cierta desde el treinta de enero de dos mil dos, al haber sido presentada con
la Declaración Jurada ante la Municipalidad de Santiago de Surco, conforme a lo
previsto en el inciso 2 del artículo 245 del Código Procesal Civil.

A nivel Municipal, el demandante se encontraba registrado como contribuyente de


los predios, tal y conforme se advierte de las declaraciones juradas del Impuesto
Predial del año dos mil tres y dos mil siete, donde se indica que el demandante se
encontraba afecto al impuesto desde el treinta de enero de dos mil dos39.

Por sentencia de fecha diecinueve de mayo de dos mil diez40 en el proceso de


tercería expedida por el Sexto Juzgado Comercial de Lima y confirmada por la
Segunda Sala Civil Sub Especialidad Comercial de fecha dos de noviembre de dos
mil diez, pronunciamiento judicial seguido contra Blanca Iris Portillo Palermo y
Ferpo Lima SAC, se declara al demandante como propietario de los inmuebles
materia de litis.

Por escrito del once de junio de dos mil diez41, el demandante solicita a la
Comisión de Procedimientos Concursales del INDECOPI la exclusión de la masa
concursal de los inmuebles materia de litis, Comisión que dió respuesta mediante
Resolución N° 4424-2010/CCO-INDECOPI del veintiuno de junio de dos mil
diez42 (antes que se efectuara la transferencia materia de litis), declarando
improcedente el pedido formulado por el actor.

Mediante carta notarial del doce de junio de dos mil diez43, el demandante
comunica al liquidador Obtinere S.A.C., que ha presentado solicitud de exclusión
de bienes ante la Comisión de Indecopi, así como le solicita que se abstenga de
realizar cualquier acto de disposición por vía comercial o remate público sobre los
inmuebles materia de litis.

Por escritura pública del veintitrés de julio de dos mil diez, y que es materia de
litis, la empresa Ferpo Lima en Liquidación, representada por su liquidador

148
Obtinere S.A.C., transfirió a favor de la sociedad conyugal codemandada, Santos
Ananías Cuevas Villa y Wilma Aida Silva Violeta de Cuevas, los precitados
inmuebles materia de litis, empero, de la precitada escritura no se ha utilizado
medio de pago alguno, conforme se detalla en la conclusión de la misma.

En el escrito de contestación de demanda los precitados demandados manifiestan


que adquirieron los bienes materia de litis con la información que aparecía en los
Registros Públicos y en la Comisión de Procedimiento Concursal del INDECOPI.

11. En esa línea de ideas, se verifica de la sentencia impugnada que el Ad quem al


momento de emitir su fallo, no ha valorado en conjunto todas las pruebas
aportadas, esto es, con respecto al liquidador de la empresa Ferpo S.A., Obtinere
S.A.C., este sí tenía conocimiento de la situación dominial del predio, puesto que,
en el supuesto que no hubiera tenido conocimiento del proceso de tercería de
propiedad, en donde se reconoce al actor como propietario de los bienes materia
de litis, con anterioridad a la venta cuestionada, mediante carta notarial de fecha
once de junio de dos mil diez el aludido liquidador fue requerido por el accionante
a fi n que se abstenga de realizar cualquier acto de disposición por vía comercial o
de remate público sobre los bienes inmuebles de su propiedad. Y con respecto al
conocimiento de la sociedad conyugal demandada Santos Ananías Cuevas Villa y
Wilma Aida Silva Violeta de Cuevas, de que los bienes inmuebles no le
pertenecían al actor sino a la entidad liquidada, el dicho de ellos que solo
verificaron la información que aparecía en los Registros Públicos se desvirtúa, ya
que si bien, no existía anotación respecto del proceso de tercería de propiedad en
los Registros Públicos, sin embargo, ellos reconocieron que tenían conocimiento
del trámite seguido ante la Comisión del INDECOPI, en donde habían pruebas
suficientes con lo cual podrían verificar que los bienes materia de litis se
encontraban con petición de exclusión de la masa concursal de la liquidada,
(situación que puede ser considerada como una declaración asimilada de
conformidad con lo que dispone el artículo 221 del Código Procesal Civil) el que
fue realizado por el actor, esto es, el pedido formulado por el demandante mediante
escrito de fecha once de junio de dos mil diez -antes de la fecha de compra venta
cuestionada- mediante el cual solicitó al INDECOPI se excluya de la masa
concursal los bienes materia de litis, el cual fue denegado por citado órgano
administrativo, mediante Resolución Administrativa Nro. 4424-
2010/CCO/INDECOPI; con lo cual, se concluye que la sociedad conyugal
demandada sí estaban plenamente enterados de las situaciones que se producían en

149
el referido procedimiento concursal, lo que les pudo llevar a enterarse que los
bienes sub litis tenían un propietario, que buscaban excluirlos de la masa concursal.
Otro dato importante, que corrobora que los aludidos codemandados no podían
ignorar la situación real predio, era el hecho que a nivel Municipal, el demandante
se encontraba registrado como contribuyente de los predios materia de litis, tal y
conforme se advierte de las declaraciones juradas del Impuesto Predial del año dos
mil tres y dos mil siete, donde se indica que el demandante se encontraba afecta al
impuesto desde el treinta de enero de dos mil dos. En ese sentido, teniendo en
cuenta que actualmente, las transferencias inmobiliarias requieren de trámites
municipales para el pago del Impuesto respectivo (alcabala), los codemandados no
podían desconocer o estuvieron en posibilidad material y razonable de saber que
quien aparecía como contribuyente era el demandante, más no su vendedora Ferpo
en Liquidación S.A.

12. Aunado a todo ello, si bien el Ad quem ha detallado y argumentado su decisión,


empero, la misma no ha sido sustentada, ni basada a la luz de las ejecutorias
emitidas por la Sala Suprema, así como por la doctrina del Sistema internacional
con respecto a que la posesión quiebra la buena fe registral, en donde se reconoce
a la posesión como situación extra registral y como dato fáctico, que desvirtúa la
buena fe registral, puesto que, todo comprador debe tener la mínima diligencia del
caso a fi n de verificar quién o quiénes detentan la posesión del bien materia de
adquisición, hecho que se configura en autos, puesto que conforme se acredita, el
actor tiene la posesión de los bienes materia de litis por lo menos desde el treinta
de enero del dos mil dos -fecha afecta al pago de impuesto predial en la
Municipalidad-, situación fáctica que no ha sido desvirtuada por los emplazados
citados, aunado a ello, la conducta de los referidos codemandados también
resultaría poco diligente, sobre todo cuando se trata de comprar bienes inmuebles,
pues un comprador -con mayor razón un comprador que se dedica a la actividad
inmobiliaria como son la sociedad emplazada- debió de verificar todos los
pormenores que pudieran existir respecto al inmueble que pretende comprar, como
mínimo se exige que visite el inmueble, verifi que las condiciones de habitabilidad
o no del bien, comprobar sus instalaciones y acabados, no siendo lógico, ni
razonable que se pretenda adquirir un inmueble sin siquiera conocerlo, más aún, si
no podían alegar desconocimiento de quién vivía en la propiedad materia de litis,
si ha quedado demostrado que la sociedad conyugal vive a 600 metros de las
propiedades adquiridas, y pese a ello no se acercaron a ver ni una sola vez la
habitalidad de dichos inmuebles. Asimismo, las máximas de la experiencia en este

150
caso aconseja que un comprador de un inmueble por el cual paga un precio (se
invierten recursos económicos considerables), actúa con diligencia, comprobando
que quién le vende es propietario, verifica la documentación prolijamente, y realiza
una visita al bien en forma conjunta con el vendedor. En el caso de autos, la
conducta asumida por el comprador-sociedad conyugal emplazada quiebra esta
regla de la experiencia.

13. Por consiguiente, el Ad quem debió verificar quien detenta la posesión de los
bienes materia de litis, y de ser el caso que el bien materia del proceso se encuentra
ocupado por el demandante, comprobar si la sociedad conyugal emplazada tuvo la
diligencia del caso a fin de verificar quién o quiénes detentaban la posesión del
inmueble al momento de efectuarse la compra venta, así como también debió de
evaluar en conjunto todas las pruebas aportadas en autos –las actuaciones en el
procedimiento ante el INDECOPI y quién se encontraba registrado como
contribuyente ante la Municipalidad-, todo ello a fi n de expedir una decisión
congruente desde su elemento objetivo, el petitorio y la causa pretendí, y en este
último se incluye el elemento fáctico, en el cual encontramos involucrada la
valoración de la prueba incorporada, pues sobre la base de ellos se puede
determinar los hechos probados y no probados, y además, sirve para subsumirlos
en los supuestos fácticos de la norma; sin embargo, contrario a ello, el Ad quem
solo se limitó a aplicar en rigor la norma sustantiva con respecto a la buena fe
registral, prevista en el artículo 2014 del Código Civil, habiéndose así infringido
la referida norma sustantiva, así como la debida motivación de las resoluciones
judiciales, prevista en el artículo 139, inciso 5, de la Constitución, incurriendo así
en error de motivación, in cogitando, al no motivar o justificar las razones que lo
llevan a tomar su decisión o al no haber valorado en conjunto todas las pruebas, lo
que conlleva a la afectación de los principios lógicos o las reglas de la experiencia;
así como la vulneración a los normas antes citadas.

14. Consecuentemente, siendo que la sociedad conyugal emplazada no tuvo la


diligencia del caso a fin de verificar quién o quiénes detentaban la posesión del
bien materia de adquisición, siendo que, como se encuentra acreditado en autos, el
bien se encuentra en posesión del demandante Luis Ricardo Vega Cumberland
desde el treinta de enero del dos mil dos, y no así tuvieron la posesión del bien en
cuestión la empresa Ferpo Lima S.A. en liquidación a la fecha de realizada la
compra venta, esto es, para el veintitrés de julio de dos mil diez, con lo cual, se
desvirtúa la buena fe registral que alegan la sociedad conyugal emplazada a mérito

151
que la posesión quiebra la buena fe registral. Por lo tanto, el acto jurídico contenido
en la escritura pública del veintitrés de julio de dos mil diez, celebrado por los
demandados Ferpo Lima S.A. en Liquidación y la sociedad conyugal conformada
por Santos Ananías Cuevas Villa y Wilma Aida Silva Violeta de Cuevas, respecto
de los inmuebles: departamento 401, estacionamiento Nro. 4 y depósito Nro. 3,
ubicados en avenida de Los Precursores Nro 567, urbanización Chacarilla del
Estanque, distrito de Santiago de Surco e inscritos en las Partidas Registrales N°s
11274951, 11274957 y 11274969 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima
son nulos por los argumentos expuestos precedentemente, al haberse comprobado
que tiene defectos de estructura que se vinculan con la finalidad ilícita, prevista en
el inciso 4 del artículo 219 del Código Civil, y por consiguiente, deberá de
cancelarse la inscripción de las referidas compra ventas.

15. En ese sentido, los argumentos vertidos en la sentencia recurrida, resultan ser
errados, pues no se analizaron todos los argumentos plasmados por el actor, así
como no se ha valorado en conjunto todas las pruebas aportadas y hechos que
involucran la venta de los referidos bienes inmuebles, y conforme se ha
desarrollado en la presente sentencia se ha desvirtuado la buena fe registral que
alegan la sociedad conyugal emplazada a mérito que la posesión quiebra la buena
fe registral, así como la vulneración a la debida motivación de las resoluciones
judiciales –error in cogitando- al existir una motivación defectuosa, puesto que el
razonamiento del Ad quem ha violado los principios lógicos y reglas de la
experiencia, motivo por los cuales debe declararse fundado el recurso de casación
y nula la sentencia de vista impugnada y actuando en sede de instancia debe
confirmarse la resolución de primera instancia que declara fundada la demanda.

16. Respecto a la infracción denunciada del artículo 83.2 inciso b) de la Ley N°


27809- Ley del Sistema Concursal, también debe ser amparada, al tener relación a
la buena fe, desarrollada precedentemente, puesto que, el liquidador de la empresa
Ferpo Lima en Liquidación no actúo con buena fe, ya que tenía pleno conocimiento
del pedido de exclusión presentado por el demandante y aun así procedió a la venta
de un bien inmueble que ya no era de propiedad del deudor a favor de la sociedad
conyugal, aunado al hecho que esta última sostuvo que tenía conocimiento del
procedimiento concursal, tal como se indicó en el considerando décimo de la
presente sentencia. Y en relación a las causales denunciadas en el artículo V del
Título Preliminar, artículo 2.1, artículo 76 y artículo 77.2 inciso j) de la Ley N°
29571- Código de Protección y Defensa del Consumidor, dichos artículos son

152
aplicables en los procedimientos de protección al consumidor; y el artículo VIII
del Título Preliminar de la Ley N° 27809- Ley del Sistema Concursal, aplicable a
las conductas realizadas en los procedimientos concursales, por lo cual, dichas
causales no son procedentes. Así como tampoco son procedentes los artículos 3 de
la Ley N° 26366- Ley de Creación del Sistema Nacional de los Registros Públicos
y de la Superintendencia de los Registros Públicos y artículo 7 del Decreto
Legislativo N° 776- Ley de Tributación Municipal, los cuales son de aplicación
ante los Registros Públicos y entidad edil; no resultando relevantes para la solución
del caso el conjunto de disposiciones normativas citadas ya que la controversia se
identifica con la nulidad del acto jurídico y busca determinar si la parte demandada
adquirió a través del Registro el bien de buena fe.

V.DECISIÓN

Por tales consideraciones y de conformidad con lo regulado en el inciso 396° del


Código Procesal Civil, declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el demandante Luis Ricardo


Vega Cumberland; en consecuencia, CASAR y declarar NULA la sentencia de
vista de fecha veintiséis de junio de dos mil diecisiete, que revocó la sentencia de
primera instancia que declaró fundada la demanda de nulidad de acto jurídico, y
reformándola, la declaró infundada. ACTUANDO EN SEDE DE INSTANCIA;
CONFIRMARON la sentencia apelada de fecha diecinueve de mayo de dos mil
dieciséis que declaró fundada la demanda de nulidad de acto jurídico, conforme a
los argumentos plasmados en la presente sentencia. DISPUSIERON la publicación
de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano y los devolvieron.

SS. HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS, SALAZAR LIZÁRRAGA,


CALDERÓN PUERTAS, CÉSPEDES CABALA

153
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 1505-2017 DEL SANTA

SUMILLA: no será amparada la demanda de nulidad de acto jurídico, si la misma


está sustentada en cuestionar la sola anotación de la transferencia de acciones, toda
vez que dicha anotación no tiene fuerza vinculante en relación a los actos jurídicos
que lo pudieron generar, pues, por el principio de causalidad, estas siempre se
encontraran supeditadas al negocio jurídico que lo generó.

Lima, seis de noviembre de dos mil dieciocho

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa, en audiencia pública realizada
en la fecha y producida la votación correspondiente, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. El demandante Todd Cristopher Zapata Gallo, señala en los fundamentos de su


demanda:

a) Que de la revisión de las copias del Libro de Matrícula de Acciones de Tecnin


del Perú S.A., ha logrado advertir que con fecha treinta de agosto de dos mil ocho,
se ha registrado la transferencia de acciones de la socia Alba Rosa Lazo Ramírez
a favor de sus codemandados Sergio Zapata Lazo y Aura Margarita Zapata Lazo,
no figurando en dicho registro la firma del Gerente o Presidente de la empresa. –
Indica que según Escritura Pública de Anticipo de Legítima de fecha diez de
octubre de dos mil once, doña Alba Rosa Lazo Rodríguez transfirió a título gratuito
la totalidad de sus acciones nominales (1’065,599 acciones, equivalente al 59.49%
del total del accionariado) de la empresa Tecnin del Perú S.A., a favor de los
demandados Sergio Zapata Lazo (246,996 acciones) y Aura Margarita Zapata
Lazo (818,604 acciones). Lo que resulta inexplicable, es que antes de la
suscripción de la Escritura Pública acotada, se haya inscrito la transferencia de
acciones, vulnerándose lo dispuesto por los artículos 164 y 1624 del Código Civil,
así como el artículo 8 de Estatuto de la empresa.

154
b) En dicho contexto, señala que no se habría cumplido con lo dispuesto por el
artículo 9 del Estatuto, y es que se anotó en el Libro de Matrícula la transferencia
de acciones por anticipo, sin que se haya comunicado a la Sociedad, sin respetar el
derecho preferente para la adquisición y sin que el Gerente haya suscrito tal
transferencia, incurriéndose en causal de nulidad, en atención a lo dispuesto por el
artículo 219, numeral 6, del Código Civil, así como los artículos 92, 93 y 101 de
la Ley General de Sociedades; siendo aplicables las causales previstas por los
incisos 6 y 7, del artículo 219, del Código Civil.

2. La demandada Aura Margarita Zapata Lazo contesta la demandanda y Señala


que:

a) No es cierto que el acto de anticipo de legítima sea nulo, en todo caso estaríamos
ante un supuesto de anulabilidad, dado que la transferencia realizada por Alba
Rosa Lazo Ramírez, es un acto de libre disposición. Al respecto, ya se ha emitido
pronunciamiento en el proceso iniciado por el padre del demandante, bajo
Expediente Nº 27086-2010, ante el Vigésimo Primer Juzgado Especializado en lo
Civil de Lima. – Argumenta que se ha infringido norma legal de carácter
obligatorio, como falsamente argumenta el actor y que no existe inobservancia de
un requisito exigido por ley, como en forma errónea sostiene el demandante, en
razón a que la ley solo impone como obligatoria la limitación de disposición de
acciones, cuando se trata de una Sociedad Anónima Cerrada, y no es el caso, pues
Tecnin es una Sociedad Anónima. Luego, la limitación a la libre transferencia tiene
carácter facultativo y no legal.

b) Además, la demandada solicita que se haga efectivo el apercibimiento


contenido en la Resolución Número Siete, por tanto, se declare la nulidad de todo
lo actuado, dado que el demandante no ha cumplido con precisar el domicilio a
que debe notificarse a la Sucesión Alba Rosa Lazo Ramírez. Contestación de la
demanda de César Augusto Sandoval Mendez, curador procesal de Maritza Adela
Zapata Lazo.

c) Señala básicamente que lo argumentado por el demandante en los extremos de


su demanda devienen en argumentos sólidos y veraces, solicitando que se declare
fundada la demanda de nulidad de acto jurídico. Del recorrido del expediente:

155
d) Mediante escritos de fecha dieciséis de setiembre de dos mil trece, presentado
por TECNIN DEL PERU S.A. se allana a la demanda.

e) Mediante escrito del dieciséis de setiembre de dos mil trece presentado por
Sergio Augusto Zapata Lazo se allana a la demanda.

f) Mediante resolución número quince de fecha dieciséis de setiembre de dos mil


trece se declara improcedente el allanamiento de la empresa Tecnin del Perú S.A.
y de Sergio Augusto Zapata Lazo, y consecuentemente se les declara rebeldes.

g) Por resolución número dos de fecha trece de marzo de dos mil catorce se
declara infundada la excepción de incompetencia y fundada la excepción de
litispendencia en consecuencia nulo todo lo actuado y por concluido el proceso.

h) A través de la resolución número seis de fecha veinte de setiembre de dos mil


catorce expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del
Santa, por medio de la cual se revoca la resolución anterior y reformándola se
declara infundada la excepción de litispendencia.

i) Por escrito del veintisiete de enero de dos mil quince presentado por Carlos
Alberto Zapata Lazo en nombre propio y en representación de Alba Rosa Zapata
Lazo y Miriam Elizabeth Zapata Lazo se allanan a la demanda. – Se tiene de autos
el escrito del veintisiete de enero de dos mil quince, presentado por Jorge Modesto
Zapata Lazo y María Ysabel Zapata Lazo se allanan a la demanda.

j) Además, por resolución número veinte de fecha trece de marzo de dos mil
quince se declara improcedente el allanamiento solicitado por los recurrentes y por
resolución número veinticuatro de fecha trece de julio de dos mil quince se nombra
curador procesal de Maritza Adelaida Zapata Lazo al letrado César Sandoval
Méndez.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante resolución número treinta y cuatro de fecha diez de mayo de dos mil
dieciséis, el Cuarto Juzgado Civil de la Corte Superior Del Santa emite sentencia,
declarando infundada la demanda bajo los siguientes argumentos:

156
a) Señala en el considerando once de la sentencia que, de la revisión de la
demanda y de los escritos de contestación obrantes en autos, así como de las
respectivas declaraciones de rebeldía, se advierte que ciertos hechos no son materia
de controversia, como es que, no se cuestiona en autos la validez del acto jurídico
de Anticipo de Legítima, celebrado por Alba Rosa Lazo Ramírez (anticipante),
Aura Margarita Zapata Lazo (anticipada) y Sergio Augusto Zapata Lazo
(anticipado), sino la anotación en el asiento de transferencia del Libro de
Matrícula. En mérito a ello, señala que conforme con una interpretación
concordada de los artículos 1623 y 1624 del Código Civil, si el valor de los bienes
muebles excede el 25% de la Unidad impositiva Tributaria, la donación se deberá
hacer por escrito de fecha cierta - no necesariamente Escritura Pública bajo sanción
de nulidad. Y es el caso, pues del valor nominal de las acciones donadas, se tiene
que tanto para Aura Margarita Zapata Lazo como para Sergio Augusto Zapata
Lazo se excede el acotado límite, de manera que el acto jurídico recién se entenderá
celebrado con el cumplimiento de la acotada formalidad ad solemnitatem, y a falta
de prueba en contrario, esto sucedió el tres de octubre de dos mil ocho. Otros
hechos no controvertidos, son que el anticipo se anotó en el Libro de Matrícula de
Acciones con fecha anterior a la acotada Escritura Pública (treinta de agosto de
dos mil ocho), y que doña Alba Rosa Lazo Ramírez no remitió la carta notarial a
que se refiere el artículo 9 del Estatuto de Tecnin del Perú S.A., previamente a la
anotación de la transferencia; en mérito a ello, señala que es necesario determinar
si esta constatación temporal determina que la anotación en el libro de Matrícula
de Acciones es nula. En este punto, advierte que no existe norma legal que confi
era efectos constitutivos a la matrícula de acciones, de modo ésta tiene fi nes
meramente organizativos para la sociedad. En relación a que la anotación del
anticipo de legítima, la mencionada sentencia señala que esta adolece de al menos
dos irregularidades:

i) la primera en cuanto a la fecha, y es que es de fecha anterior al documento de


fecha cierta con el que se cuenta en autos;

ii) la segunda en cuanto a que no figura en dicho registro la firma del Gerente o
Presidente de la empresa; sin embargo, se advierte que en ninguno de estos dos
casos, se ha sancionado la inobservancia de estas formalidades con nulidad y, por
el contrario, se advierte que ambos defectos son subsanables; en el caso de la fecha,
con la presentación de un documento de fecha cierta anterior a la Escritura Pública
ya acotada, en que conste el anticipo de legítima, o con la corrección de la fecha

157
de anotación. En el caso de la falta de firma, debe advertirse que el Estatuto
establece que el Gerente General es quien anota las transferencias lo que se ha
hecho en el presente caso, pues no se ha podido probar que la anotación fue hecha
por persona distinta, pero solo exige que firmen el cedente y el cesionario, siendo
este requisito tan subsanable en el caso concreto, como lo es para el caso del
Contrato Privado de Donación de Acciones Societarias de fecha treinta de
setiembre de dos mil ocho, suscrito por Todd Christopher Zapata Galio, casado
con Rommy Analie Paredes Córdova, a favor de Sergio Augusto Zapata Lazo
(141,906 acciones de un valor nominal de S/.1.00), y de Milagritos Isabel Zapata
Carranza, casada con Rommel Feijoo Ayudante (17,914 acciones de un valor
nominal de S/.1.00). Indica que la norma estatutaria ha previsto que, previamente
a transferir sus acciones, ya sea a título oneroso o gratuito, el accionista debe
comunicar por conducto notarial su voluntad de transferir al Gerente General, a fi
n que este lo ponga a conocimiento de los otros accionistas, quienes pueden hacer
uso o no del derecho de preferencia; al respecto, señala que no se advierte previsión
legal o estatutaria que sancione con nulidad la anotación de la transferencia en el
Libro de Matrícula de Acciones, en inobservancia del derecho de preferencia, por
el contrario, estamos nuevamente ante un defecto subsanable, y es que nada obsta,
para que se convalide la transferencia realizada, o para que los interesados hagan
valer su derecho de preferencia conforme a ley. Siendo ello así, el actor no ha
acreditado la configuración de las causales de nulidad de acto jurídico que invoca,
de manera que la pretensión principal contenida en la demanda debe ser declarada
infundada por improbada, consideraciones por las cuales declara infundada la
demanda.

III. LA SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA:

Mediante resolución número cuarenta y uno de fecha veintiocho de noviembre de


dos mil dieciséis, la Primera Sala Civil de la Corte Del Santa, confirma la sentencia
de primera instancia que declara infundada la demanda, bajo los siguientes
argumentos:

Señala que de la revisión de la copia legalizada del Libro de Matrícula de Acciones


de Tecnin del Perú S.A., se advierte que con fecha treinta de agosto de dos mil
ocho, se realizó la anotación del anticipo de legítima; donde se advierte solo la
firma de la cedente Alba Rosa Lazo Ramírez y que tal como ha quedado
establecido en autos, el anticipo de legítima se anotó en el Libro de Matrícula de

158
Acciones con fecha anterior a la acotada Escritura Pública (treinta de agosto de
dos mil ocho), y además la cedente Alba Rosa Lazo Ramírez no remitió la carta
notarial a que se refiere el artículo 9 del Estatuto de Tecnin del Perú, S.A.,
previamente a la anotación de la transferencia, aunado al hecho de que no fi gura
en dicho registro la firma del Gerente o Presidente de la empresa. En relación a
ello, sostiene que se debe dejar sentado que en este proceso no se cuestiona la
validez del acto jurídico de Anticipo de Legítima, sino la anotación de la
transferencia en el libro de matrícula de acciones, por lo que se advierte que en
ninguna de estas normas legales y estatuarias sancionan la inobservancia de dichas
formalidades con nulidad y, por el contrario, se advierte que estos defectos pueden
ser subsanados; siendo que en el caso de la fecha, se debe precisar que, si bien es
cierto los artículos 1623 y 1624 del Código Civil, establecen si el valor de los
bienes muebles excede el 25% de la unidad impositiva tributaria, la donación se
deberá hacer por escrito de fecha cierta (no necesariamente Escritura Pública), bajo
sanción de nulidad. Y es el caso, pues del valor nominal de las acciones donadas,
se tiene que tanto para Aura Margarita Zapata Lazo como para Sergio Augusto
Zapata Lazo se excede el límite señalado, de manera que el acto jurídico recién se
entenderá celebrado con el cumplimiento de dicha formalidad ad solemnitatem con
la presentación de un documento de fecha cierta esto es la Escritura Pública ya
acotada, en la cual consta el anticipo de legítima, por lo que si bien la fecha de
anotación de la transferencia de las acciones es anterior el acto jurídico celebrado,
es pasible de ser subsanado, al no estar sancionado con nulidad expresa, así como
no afecta la sustancia del acto jurídico, por lo que esta irregularidad temporal no
determina que la anotación en el Libro de Matrícula de Acciones es nula, máxime
si tal como ha quedado establecido en el considerando dieciséis la inscripción en
la matricula no genera efectos constitutivos. Señala que en el caso del derecho de
preferencia, el artículo 9 del Estatuto, establece que, previamente a transferir sus
acciones, ya sea a título oneroso o gratuito, el accionista debe comunicar por
conducto notarial su voluntad de transferir al Gerente General, a fi n que este lo
ponga a conocimiento de los otros accionistas, quienes pueden hacer uso o no del
derecho de preferencia. Sobre el particular se advierte que el Estatuto ha
establecido un derecho potestativo de subrogación, más no establece que ante la
omisión o incumplimiento; de esta comunicación que el acto jurídico sea nulo,
máxime si la transmisión irregular devendría en inefi caz frente a la sociedad, pero
ello no determina su nulidad, por lo que no se advierte prescripción legal o
estatutaria que sancione con nulidad la anotación de la transferencia en el Libro de
Matrícula de Acciones, en inobservancia del derecho de preferencia, sin perjuicio

159
del derecho de los demás accionistas para hacer valer su preferencia conforme a
ley.

IV. FUNDAMENTO DE ESTA SALA SUPREMA:

a) Es menester precisar que el recurso de casación es un medio de impugnación


extraordinario que permite ejercer el control de las decisiones jurisdiccionales, con
la finalidad de garantizar la correcta aplicación e interpretación del derecho
objetivo y la unificación de la jurisprudencia nacional de la Corte Suprema de
Justicia; así como, determinar si en dichas decisiones han infringido o no las
normas que garantizan el debido proceso, traducido en el respeto de los principios
que lo regulan. Segundo: En cuanto a las infracciones A) y B) se aprecia que la
misma está dirigida a cuestionar la infracción normativa en relación al artículo 122
inciso 3 del Código Procesal Civil1 , en relación al argumento contenido en el
considerando veintiséis de la sentencia de vista, en el sentido que el asiento cuya
nulidad solicita data del treinta de agosto de dos mil ocho, y la escritura pública es
del tres de octubre de dos mil ocho, revelaría que la anotación fue hecha sin que
exista documento de fecha cierta o documento que justifi que tal anotación, y que
la Sala concluyó que dicha omisión es susceptible de ser subsanada al no estar
sancionada con nulidad expresa, concluyendo que el acto jurídico sería anulable y
no nulo, no habiendo mencionado la norma que así lo determine. En relación a la
denuncia efectuada, este Supremo Tribunal debe precisar en primer orden, que a fi
n de realizar el análisis pertinente, se debe destacar que la pretensión del accionante
Tood Christopher Zapata Gallo, tal como lo ha expresado en el contenido de su
demanda, es que: “Se declare la NULIDAD del Asiento de Transferencia del Libro
de Matrícula de Acciones obrante a FOLIOS QUINCE, anotado con fecha 30 de
Agosto del 2008, en base a las causales de nulidad previstas por incisos 7 y 6 del
artículo 219 del CC.”; además, en el decurso del proceso se han planteado como
puntos controvertidos i) determinar si corresponde declarar la nulidad del asiento
de transferencia del libro de matrícula de acciones obrante a folio catorce, anotado
con fecha treinta de agosto de dos mil ocho y ii) determinar si corresponde declarar
la nulidad de todos los asientos inscritos con posterioridad al asiento del cual se
solicita la nulidad; y la nulidad de todos los acuerdos adoptados en los cuales hayan
intervenido los beneficiarios de la anotación objeto de la pretensión principal.
Siendo ello así, se pone en evidencia que propiamente se encuentra en discusión la
nulidad de la anotación de la transferencia en el libro de matrícula de acciones
realizada por Alba Rosa Lazo Ramírez a favor de Margarita Zapata Lazo y

160
Augusto Zapata Lazo, mas no la validez del acto jurídico de anticipo de legítima
por el cual se transfieren las acciones que dieron lugar a la citada anotación, siendo
así, todo análisis desarrollado a lo largo del proceso debe circunscribirse a dicho
extremo, en correspondencia al principio de congruencia procesal, que se
encuentra estipulado en artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Civil2 , y que la doctrina se ha encargado de definir como una de las garantías que
conforman el debido proceso, el cual enmarcan al Juez el camino para poder llegar
a emitir un pronunciamiento de fondo, y fijan un límite a su poder discrecional,
siendo así, la congruencia encuentra su manifestación en la adecuación entre lo
pedido y la decisión contenida en la sentencia. En mérito al parámetro antedicho,
y de la revisión de los actuados se tiene que el demandante Tood Christopher
Zapata Gallo, ha señalado a lo largo del proceso que, con fecha treinta de agosto
de dos mil ocho, se registró la transferencia de acciones de la socia Alba Rosa
Lázaro Ramírez a favor de sus codemandados Sergio Augusto Zapata Lazo y Aura
Margarita Zapata Lazo y que la respectiva escritura pública fue recién suscrita con
fecha diez de octubre de dos mil ocho, señalando que dicho anticipo de legítima
tendría que haberse realizado por escrito de fecha cierta bajo sanción de nulidad, a
lo cual suma dos hechos, el primero de ellos es que en la anotación no se aprecia
la fi rma del Gerente o Presidente de la empresa y que dicha anotación se realizó
sin que se haya comunicado a la empresa societaria, sin respetar el derecho
preferente para la adquisición, incumpliendo lo dispuesto en el artículo 9 del
Estatuto de la empresa Tecnin del Perú S.A. En relación a ello, es pertinente anotar
que la Ley Nº 26887 – Ley General de Sociedades- hace referencia a las
formalidades que se deben cumplir para llevar los libros de actas y de matrícula de
acciones, por lo general se trata de reglas orientadas a las sociedades anónimas,
pero estas disposiciones pueden ser aplicadas en forma supletoria a los demás tipos
societarios; así el artículo 92º de la referida ley señala que: “Artículo 92º.-
Matrícula de acciones: En la matrícula de acciones se anota la creación de acciones
cuando corresponda de acuerdo a lo establecido en el artículo 83º. Igualmente se
anota en dicha matrícula la emisión de acciones, según lo establecido en el artículo
84º, sea que estén representadas por certificados provisionales o definitivos. En la
matrícula se anotan también las transferencias, los canjes y desdoblamientos de
acciones, la constitución de derechos y gravámenes sobre las mismas, las
limitaciones a la transferencia de las acciones y los convenios entre accionistas o
de accionistas con terceros que versen sobre las acciones o que tengan por objeto
el ejercicio de los derechos inherentes a ellas. La matrícula de acciones se llevará
en un libro especialmente abierto a dicho efecto o en hojas sueltas, debidamente

161
legalizados, o mediante registro electrónico o en cualquier otra forma que permita
la ley. Se podrá usar simultáneamente dos o más de los sistemas antes descritos;
en caso de discrepancia prevalecerá lo anotado en el libro o en las hojas sueltas,
según corresponda. El régimen de la representación de valores mediante
anotaciones en cuenta se rige por la legislación del mercado de valores”. Dicho
ello, remitámonos para el análisis pertinente a la cláusula novena del Estatuto de
la empresa Tecnin del Perú S.A., que señala: “Los accionistas tienen derecho
preferente para la adquisición de las acciones que se enajenan a título particular,
ya sea en forma gratuita u onerosa. El accionista que desee enajenar sus acciones
deberá comunicar este hecho a la Gerencia de la sociedad, mediante carta notarial,
quien informará inmediatamente a los otros accionistas, a fi n que puedan ejercitar
su derecho de preferencia, aplicándose el prorrateo si fuere necesario. Transcurrido
el término de treinta días desde la recepción de la carta notarial, el accionista podrá
enajenar libremente sus acciones a favor de cualquier tercero” (fojas sesenta y seis
vuelta). Siendo así, en primer orden, se pone en evidencia que la mera anotación
de la transferencia, respecto de la cual solicitan la nulidad, no tiene fuerza
vinculante en relación a los actos jurídicos que lo pudieron generar, más si existen
discrepancias entre las fechas de la anotación de la transferencia de acciones y el
negocio jurídico que lo produjo, por lo que sus efectos por el principio de
causalidad están siempre supeditados al negocio jurídico que lo generó, por lo que
la relación jurídica creada con el anticipo de legítima entre el cedente y el
cesionario quedan supeditadas al contenido y eficacia que genere dicho acto
jurídico, independientemente de la anotación de la misma en el libro de matrícula
de acciones de la empresa . En todo caso, si hubiera una discrepancia entre las
fechas, este dato puede ser corregido, corroborado o convalidado, tomando en
cuenta siempre la fecha desde que se produjo la transferencia de las acciones, este
debe ser el criterio que puede llevar a una solución correcta de la presente
controversia; y en segundo orden y en relación al derecho preferente, esta
prerrogativa a favor de los accionistas, como tal, no ha sido materia de discusión
en el presente proceso, nótese que la discusión ha sido alrededor de la anotación
en el asiento de trasferencia en el libro de matrícula de acciones y de existir, una
afectación de esa naturaleza, se debió iniciar el proceso correspondiente para
proteger su situación de socio preferente. En efecto, el pedido de nulidad de la
anotación de la transferencia propiamente, sustentado en lo dispuesto en el inciso
6 y 7 del artículo 219 del Código Civil, no resulta admisible, toda vez que se
evidencia que la nulidad alegada no se ha logrado probar en ninguna de las causales
invocadas por el demandante, habida cuenta que el principal cuestionamiento

162
alegado por el demandante, es relativo al inciso 7 del artículo 2019 del Código
Civil, referido a que el acto jurídico es nulo cuando la ley lo declare como tal, en
relación a ello, para que se configure la causal de nulidad esta debe estar contenida
de manera expresa en la ley, siendo así, y cotejando el sustento fáctico y normativo
del caso en concreto, no se logró establecer a lo largo del proceso la existencia de
un mandato imperativo respecto de los efectos de la anotación en el asiento de
transferencia del libro de matrícula y acciones que data del treinta de agosto de dos
mil ocho, cuyo incumplimiento se haya subsumido en el inciso 7 del artículo 219
del Código Civil, máxime, si consideramos el contenido del artículo 92 y 93 de la
Ley General de Sociedades, referido a la matrícula de acciones y a la comunicación
social4 , en ellas no se aprecia algún mandato imperativo expreso que haga suponer
que nos encontramos en la causal de nulidad alegada por el demandante. Además
de lo dicho, se aprecia que el casacionista argumenta, que habrían razones
suficientes para declarar la nulidad, por cuanto, la donación de las acciones superó
el 25% de la unidad impositiva tributaria, y que dicha donación deberá realizarse
por escrito de fecha cierta, bajo sanción de nulidad, y señalan que en el presente
caso se excedió el límite señalado del 25%. Al respecto es pertinente mencionar
que, si bien, el artículo 1624 señala que: “Si el valor de los bienes muebles excede
el límite fijado en el artículo 1623º, la donación se deberá hacer por escrito de
fecha cierta, bajo sanción de nulidad. En el instrumento deben especificarse y
valorizarse los bienes que se donan”, en el caso sub examine, se pretende
cuestionar el anticipo de legítima realizada por Alba Lazo Ramírez y la formalidad
que debe cumplir la misma, redundando el recurrente en cuestionar hechos
relacionados a la discrepancia de las fechas, es decir entre la fecha de anotación en
el asiento de trasferencia que data del treinta de agosto de dos mil ocho y la
escritura pública de la trasferencia de acciones (tres de octubre de dos mil ocho),
controversia derivada -como ya se anotó- de la relación jurídica surgida con el
anticipo de legítima efectuada por Alba Rosa Lazo Ramírez, negocio jurídico que
no es materia de debate en el presente proceso y que no tiene implicancia
propiamente en la anotación en el asiento de transferencia del libro de matrícula
materia de nulidad. En todo caso, de precisarse que la transferencia de acciones
vía anticipo de legítima cuenta con la formalidad solmene requerida por la ley pues
como ya se ha señalado esta consta en escritura pública. Tercero: En relación al
agravio C), referido a la inaplicación del artículo 230 del Código Civil5 , el
casacionista una vez más hace referencia a que la fecha de la anotación de
transferencia de las acciones es de fecha anterior al acto jurídico celebrado de
anticipo de legítima y que el Ad quem ha indicado erróneamente que es posible la

163
convalidación de dicha donación a través de la escritura pública. En relación a la
denuncia expresada, este Supremo Tribunal considera imperativo destacar que la
pretensión planteada y discutida a lo largo del presente proceso, es en relación a la
nulidad del acto jurídico, contenido en la anotación en el asiento de transferencia
del libro de matrícula de acciones de fecha treinta de agosto de dos mil ocho, y no
el acto jurídico previo a dicha anotación, como es el anticipo de legítima entre
cedente y el cesionario, realizado por Alba Rosa Lazo Ramírez a favor de Aura
Margarita y Sergio Augusto Zapata Lazo, más aún, que se aprecia de los extremos
de la demanda que se ha emplazado a los dos últimos mencionados,
emplazamiento que no articula con el pedido de nulidad respecto de la anotación
en el asiendo de transferencia, por cuanto, la transferencia de acciones constituye
un acto jurídico de libre disposición, y tratándose de acciones de una empresa de
sociedad anónima, encuentra las restricciones y/o limitaciones en el artículo 101º
de la Ley General de Sociedades6 , norma que refiere que no existe mayores
limitaciones que las contenidas en el pacto social o en el estatuto; en dicho contexto
si nos remitidos al artículo 8 del Estatuto de Tecnic del Perú S.A.7 , en este no se
aprecia que existan restricciones absolutas para el tráfico de las acciones
societarias, siendo estas consideradas como bienes muebles susceptibles de actos
jurídicos o negocios causales, como ocurrió en el presente caso, razón por la cual,
el cuestionamiento efectuado en la parte in fine el recurso de casación, en el sentido
que “... no se puede concluir, como lo ha hecho el Colegiado superior, que el
referido asiento fue convalidado, más aún, si en la escritura pública en mención no
existe la manifestación de la anticipante de realizar tal convalidación...” está
orientado a cuestionar propiamente el acto jurídico de anticipo de legítima de las
acciones, lo cual, como ya se ha expresado, constituye un tema que fue expresado
en líneas precedentes en el sentido que debe entenderse la anotación en la fecha en
que se produjo la transferencia de acciones y no antes, razón por la cual, este
Despacho Supremo se reafirma en el argumento que no existen supuestos de
nulidad de acto jurídico contenidos en la norma sustantiva que determinen la
nulidad de la anotación en el asiento de transferencia del libro de matrícula de
acciones por los hechos alegados en la demanda y que más bien, constituye un
supuesto diferente el cuestionamiento efectuado por el casacionista en relación a
que el documento de anticipo de legítima de las acciones fue con una data posterior
a la anotación en el libro de matrícula respecto de la trasferencia de acciones; así
también constituye un cuestionamiento no vinculante a la nulidad planteada, que
el acto jurídico de anticipo de legítima tendría que sujetarse a lo establecido en el
artículo en el artículo 1624 del Código Civil, relativo a que las donaciones de

164
bienes muebles que superan el 25% de la unidad impositiva tributaria, deben
realizarse por escrito de fecha cierta, por cuanto, se aprecia en autos la existencia
de una escritura pública de dicho negocio jurídico; siendo así, ha quedado
plenamente establecido que estos negocios jurídicos que subyacen al
procedimiento de anotación en el asiento de transferencia de acciones, no fueron
materia de debate, tal como se aprecia con claridad en el contenido de la demanda
y de la fi jación de los puntos controvertidos, razones por las cuales, se determina
que no se han logrado probar que el acto jurídico del cual demanda la nulidad no
cumpla con revestir la forma prescrita por ley o que adolezca de nulidad expresa
dispuesta en la ley, por lo cual, este extremo de la denuncia tampoco puede ser
amparada. Cuarto: Dicho lo anterior, este Supremo Tribunal concluye que los
extremos de la sentencia de vista y la valoración probatoria efectuada en ella
guardan correspondencia con la pruebas incorporadas al interior del proceso, no
apreciándose en su contenido que se haya producido las infracciones normativas
alegadas, por lo que la decisión del Ad quem, de confirmar la decisión inicial y no
amparar la pretensión de nulidad deviene en una decisión que concuerda con las
premisas normativas sustentadas en las sentencias de mérito, consideraciones por
las cuales esta Sala Suprema inclina su decisión en el sentido que la casación
interpuesta debe ser declarada infundada.

V. DECISIÓN:

Por estos fundamentos y en aplicación del artículo 397 del Código Procesal Civil
esta Sala Suprema Civil Permanente, declara:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Todd Christopher Zapata


Gallo; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de segunda instancia de fecha
veintiocho de noviembre de dos mil dieciséis, expedida por la Primera Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia Del Santa. DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; y los
devolvieron.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZÁRRAGA, CALDERÓN PUERTAS

165
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL

CAS. 2353-2016, LIMA ESTE

SUMILLA: Las instancias de mérito han concluido correctamente que no se


encuentran acreditadas la concurrencia de los supuestos regulados por el artículo
219º numerales 3), 4) y 8) del Código Civil, para determinar que el acto jurídico
de transferencia debe ser anulado, pues la venta se realizó de quien aparecía como
propietario del inmueble sub litis.

Lima, diecinueve de julio de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa en audiencia pública de la fecha
y producida la votación correspondiente, emite la siguiente sentencia:

I.HECHOS:

1. La demandante Senovia Capcha Rodríguez, mediante escrito de fecha 04 de


mayo de 2009, interpone demanda en contra de Pascual Huayta Cáceres, Elena
Huayta Cáceres, Flavio Meléndez Quispe y Raúl Arias Romero, alegando lo
siguiente:

a) Solicita se declare nulo el contrato de compraventa contenida en la Escritura


Pública de fecha 02 de octubre de 2008, por el cual Pascual Huayta Cáceres y
Elena Huayta Cáceres transfiere a Flavio Meléndez Quispe, el predio rustico
denominado Gloria Baja ubicado en el margen izquierdo del Rio Rimac a la altura
del Kilómetro 14.300 de la Carretera Central, del Distrito de Ate, del
Departamento y Provincia de Lima, con una extensión de 10,065.64m2, por las
causales previstas en el artículo 219º numerales 3), 4) y 8) del Código Civil.
Pretensión Accesoria de la Primera Pretensión Principal

b) Se declare la nulidad del Asiento Registral C00002 de la Partida Nº 12176695


del Registro de la Propiedad Inmueble.

166
c) Se declare la nulidad del contrato de compraventa contenida en la Escritura
Pública de fecha 01 de diciembre de 2008, celebrada por Elena Huayta Cáceres a
favor de Raúl Arias Romero respecto al 77.26% de sus derechos y acciones del
inmueble en referencia, por las causales previstas en el artículo 219º numerales 3),
4) y 8) del Código Civil.

Se declare la nulidad del Asiento C00003 de la Partida Nº 12176695 del Registro


de la Propiedad Inmueble Fundamentando la demanda, sostiene lo siguiente:

a) La recurrente conjuntamente con los demandados y otras personas han ejercido


la posesión y conducción de diferentes lotes de terrenos integrantes del predio
rústico denominado “Gloria Baja”, con un área total de 10,065.64 m2.

b) Al haber logrado adquirir la propiedad por prescripción, todos los beneficiarios


celebraron un contrato verbal de mandato sin representación, designando a su
mandatario el demandado Pascual Huayta Cáceres, para que actuando en nombre
propio, tramite el título de propiedad de referido predio, en interés de todos los
posesionarios; habiendo la demandante poseído el área de 5,500 m2, el cual fue
reconocido expresamente por el demandado Pascual Huayta mediante declaración
jurada de fecha 24 de febrero de 2006.

c) Se logró inscribir dicho título de propiedad en la Partida 12176695 del Registro


de Propiedad Inmueble de Lima como se aprecia de fojas 36, el 15 de julio de
2008.

d) El demandado transfiere en calidad de compra venta a la recurrente Senovia


Capcha Rodríguez el dominio del 56.6413% de acciones y derechos del predio
“Gloria Baja”, equivalente al área de 5,500.00 m2, por el precio de S/. 5,000
pagado íntegramente mediante minuta de fecha 19 de julio de 2008.

e) Con la finalidad de garantizar la referida transferencia a su favor, con solicitud


de Título de Inscripción 2008-00556826 de fecha 22 de agosto de 2008, el Notario
Público procedió ante la Ofi cina Registral de Lima y Callao con el bloqueo de la
Partida 12176695, del Registro de Propiedad Inmueble de Lima, inscribiéndose
dicho bloqueo en el Asiento D-0002 de la referida Partida Registral.

167
f) De la primera transferencia se aprecia que Pascual Huayta Cáceres, vende el
77.16% de las acciones y derecho del predio a favor de Elena Huayta Cáceres por
el precio de treinta y cuatro mil soles 00/100 (S/. 34,000) y el 22.84% a favor de
Flavio Meléndez Quispe por quince mil soles 00/100 (S/. 15,000) soles siendo nula
la venta por las causales de objeto jurídicamente imposible, fi n ilícito y contrario
a las leyes que interesan el orden público, porque dejó de ser propietario del
54.6413% de las acciones y derechos, al habérselo transferido a la demandante.

g) En lo atinente a la segunda transferencia, se advierte: Elena Huayta Cáceres


también procedió a transferir sus acciones y derechos que adquirió a su hermano a
favor de Raúl Arias Romero del 77.26% por el precio de treinta y ocho mil soles
00/100 (S/. 38,000), siendo esta venta también nula por los mismos motivos.
Absolución de la Demanda.- Por escrito del 22 de julio de 2009 (fojas 171) Pascual
Huayta Cáceres, se apersona al proceso y contesta la demanda alegando lo
siguiente:

h) No es cierto que el recurrente conjuntamente con la demandante y la


codemandada mantuvieron la posesión y conducción en forma pacífica y pública
de diferentes lotes en el predio rústico denominado “Gloria Baja”, con un área de
10,065.64m2, desde el año 1980; sin embargo, el recurrente como poseedor único
y conductor en calidad de propietario, ha mantenido la posesión física, pacífi ca,
pública y continua desde el año 1979.

i) Tampoco es verdad que con las personas indicadas por la demandante, haya
celebrado un contrato verbal sin representación para tramitar el título de propiedad
a su favor, como que tampoco existió la obligación de transferir su propiedad a los
supuestos benefi ciarios, por cuanto nunca realizaron algún acto jurídico.

j) Ha transferido válidamente la propiedad a favor de los codemandados,


mediante contrato privado de compraventa y minuta de compraventa, ambos
documentos con fecha 16 de julio de 2008, elevada a escritura pública el 02 de
octubre de 2008.

II. Primera Instancia:

El Juez del Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de


Lima Este, expide la sentencia de fecha 27 de enero de 2014 y declaró infundadas

168
en todos sus extremos, las pretensiones acumuladas contenidas en la demanda, al
considerar lo siguiente:

a) El Juez de los actuado en el proceso, llega a concluir que el acto de disposición


efectuado por Pascual Huayta Cáceres a favor de Elena Huayta Cáceres y Flavio
Meléndez Quispe, se realizó con fecha 16 de julio de 2008; es decir, con
anterioridad al acto de compra venta efectuada por el mismo Pascual Huayta
Cáceres a favor de doña Senovia Capcha Rodríguez, la que conforme se ha
razonado, se verificó el día 19 de julio de 2008.

b) A la luz de lo concluido, resolviendo el primer punto controvertido fi jado para


este proceso, se debe expresar que la causal de nulidad invocada, en cuanto a que
el acto de transferencia efectuado por Pascual Huayta Cáceres a favor de Elena
Huayta Cáceres, sería jurídicamente imposible, sustentando en que no es posible
transferir aquello de lo que no se es propietario, es infundada; ello, por cuanto a la
fecha de dicho acto jurídico (16 de julio de 2008), el mencionado Pascual Huayta,
detentaba la propiedad del inmueble sub litis, al no haberse celebrado aun el acto
jurídico a favor de la aquí actora (19 de julio de 2008), de manera que como titular
de dominio estaba habilitado para disponer del bien en atención al poder jurídico
conferido por el artículo 923 del Código Civil.

c) Por esta misma razón, resultan infundadas las causales de nulidad sustentadas
en que el acto jurídico tendría un fín ilícito y sería contrario a las leyes que
interesan al orden público, pues las mencionadas causales se sustentaban
básicamente en que cuando Pascual Huayta Cáceres transfi rió la propiedad a la
actora, este, al momento de transferir la propiedad a Elena Huayta Cáceres y Flavio
Meléndez Quispe, ya no era propietario; sin embargo, como ya se ha razonado y
concluido, la compraventa efectuada por Pascual Huayta Cáceres a sus
codemandados fue realizada con anterioridad a favor de la demandante.

d) Sentado lo que antecede, la primera pretensión principal debe ser declarada


infundada, a la luz de lo normado en el artículo 200 del Código Adjetivo, toda vez
que la actora no ha acreditado los hechos que confi guran tal pretensión.

e) La pretensión en análisis que persigue se declare la nulidad del acto jurídico


contenido en el contrato de compraventa del 77.26% de acciones y derechos del
bien sub litis a que se refi ere la escritura pública de fecha 01 de diciembre de 2008,

169
celebrado entre Elena Huayta Cáceres (vendedora) y Raúl Arias Romero
(comprador), cuyo documento probatorio corre en copia literal de título archivado
de fojas 32 a 34, resulta infundada en todas sus causales por cuanto: Si bien es
cierto, que a la fecha de celebración del acto cuestionado (01 de diciembre de
2008), ya don Pascual Huayta Cáceres no era propietario del 100% de acciones y
derechos por haberlo transferido el 16 de julio de 2008, a Elena Huayta Cáceres y
Flavio Meléndez Quispe; también es verdad que tal situación los lleva a
imposibilidad jurídica de la venta contenida en la escritura pública en referencia,
toda vez que lo importante es determinar si quien realizó la venta cuestionada, es
o no, la persona a quien la ley sustantiva habilita para disponer del bien.

f) En esta línea de pensamiento, tenemos que conforme a lo razonado y concluido


el titular de dominio Pascual Huayta Cáceres a Elena Huayta Cáceres y Flavio
Meléndez Quispe con fecha 16 de julio de 2008, el 100% de las acciones y
derechos del inmueble inscrito en la partida Nº 12176695 del Registro de Predios,
éstos últimos adquirieron la condición de copropietarios de conformidad con lo
normado en el artículo 969 del Código Civil, al habérsele transferido en compra
venta la propiedad del 77.16% y 22.84% de acciones y derechos, respectivamente.
De esta manera, doña Elena Huayta Cáceres, era la persona a quien la ley
sustantiva civil en el primer extremo de su artículo 977, habilita especialmente
para disponer de su cuota ideal (77.16%) a favor de Raúl Arias Romero, como
efectivamente hizo mediante la escritura pública de fecha 01 de diciembre de 2008.

g) A la fecha de celebración del acto jurídico cuestionado (01 de diciembre de


2008), el bloqueo registral inscrito con fecha 25 de agosto de 2008, en el asiento
D00002 del Rubro: gravámenes y cargas de la Partida 12176695 cuya copia literal
corre a fojas 37, se encontraba caducado conforme a lo dispuesto en el Decreto ley
Nº 18278 y su modifi catoria contenida en la Ley Nº 26841, según las cuales, el
bloqueo establecido en las partidas registrales de los Registros Públicos, a favor
de las personas naturales o jurídicas que lo soliciten, por los actos o contratos que
celebren en virtud de los cuales se constituya, amplíen o modifi quen derechos
reales a favor de los mismo, caducan automáticamente al término de sesenta días,
sin requerirse solicitud de parte interesada, asiento registral, resolución judicial, ni
trámite alguno, para considerar extinguidos sus efectos. Y en consecuencia, a la
fecha de celebración del acto jurídico en contento, estaban extinguidos los efectos
de la inscripción del mencionado bloqueo, de manera que al adquirir el bien don
Raúl Arias Romero, lo hizo de conformidad con lo que publicitaba al registro, ya

170
no existía jurídicamente el bloqueo, de manera que tal adquisición se encuentra
bajo los alcances de la buena fe pública registral que informa el artículo 2014 del
Código Civil.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Mediante escrito de fecha 12 de marzo de 2014 (fojas 1063), Senovia Capcha


Rodríguez, interpone recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia,
alegando lo siguiente:

a) No se ha tenido en cuenta que el contrato de compraventa otorgado por el


demandado Pascual Huayta Cáceres a favor de los codemandados es nulo de pleno
derecho, en razón de haberse celebrado incurriendo en las causales de nulidad
previstos por la ley; es jurídicamente imposible, por cuanto se ha demostrado que
en circunstancias de la referida transferencia, el predio Gloria baja ya no se
encontraba en la esfera de su dominio.

b) La finalidad ilícita, se demuestra por el propósito deliberado del demandado de


despojar a la actora y a los litisconsortes de su derecho de propiedad, para
finalmente vender a incautos y obtener ventaja económica.

c) El actuar en forma contraria al orden público y a las buenas costumbres se ha


demostrado la conducta ilícita de haber cometido el delito de estelionato, en
complicidad con la demandada; en consecuencia, la transferencia que realizó Elena
Huayta Cáceres a Raúl Arias Romero también es nula de pleno derecho. Sentencia
de vista.- La Sala Civil Descentralizada Transitoria de Ate de la Corte Superior de
Justicia de Lima Este, por resolución del 10 de junio de 2015, confirmó la sentencia
impugnada que declaró infundada la demanda de nulidad de acto jurídico, al
considerar lo siguiente.

d) El acto de disposición efectuado por el demandado Pascual Huayta Cáceres a


favor de sus codemandados, Elena Huayta Cáceres y Flavio Meléndez Quispe, se
realizó con fecha 16 de julio de 2008, es decir, con anterioridad al acto de compra
venta realizado por aquel a favor de la demandante Senovia Capcha Rodríguez, ya
que esta última compra venta se efectuó el 19 de julio de 2008, a través de un
documento que no tiene fecha cierta, a tenor de lo previsto en el artículo 245º inciso
3 del Código Procesal Civil.

171
e) A la fecha de celebración del contrato de compra venta, en el cual la
codemandada Elena Huayta Cáceres le vende el predio materia de lítis, al
codemandado Raúl Arias Romero, esto es, el 01 de diciembre de 2008, el bloqueo
registral inscrito con fecha 25 de agosto de dicho año, se encontraba caduco,
conforme a lo dispuesto en el Decreto Ley Nº 18278 y su modificatoria contenida
en la Ley 26841.

f) En consecuencia, al momento de la celebración del acto jurídico citado, se


encontraban extinguidos los efectos de la inscripción del mencionado bloqueo, de
manera que al adquirir el inmueble el codemandado Raúl Arias Romero, no existía
jurídicamente dicho bloqueo, por lo que, tal adquisición se encuentra bajo los
alcances de la buena fe registral previsto en el artículo 2014º del Código Civil.

g) En el presente caso, no se configuran las causales de nulidad, porque se verificó


de autos que los documentos de la celebración del acto jurídico materia de nulidad,
fueron válidos y elevados a Escritura Pública e inscritos en el Registro de
Propiedad Inmueble de Lima.

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

Mediante resolución de fecha 27 de octubre de 2017, ha declarado procedente el


recurso de Casación interpuesto por Senovia Capcha Rodríguez, por las siguientes
causales:

a) Infracción normativa procesal de los artículos 139º numerales 3) y 5) de la


Constitución Política del Perú, VII del Título Preliminar y 197 del Código Procesal
Civil. Refi ere que las instancias de mérito vulneraron las normas acotadas, por
cuanto no realizaron el análisis integral de la demanda y medios probatorios que
presentó a fi n de determinar que se declaren nulos y sin efecto legal los contratos
de compraventa del dos de octubre de dos mil ocho y primero de diciembre de
dicho año, teniendo en cuenta que fundamentó su pretensión en que el demandado
Pascual Huayta Cáceres le transfirió el dominio de una fracción de terreno de 5
500m2 en cumplimiento del contrato de mandato sin representación, reconocido
en el documento privado denominado declaración jurada de fecha veinticuatro de
febrero de dos mil seis, el cual contiene las firmas legalizada, con lo que se acredita
que la transferencia a su favor fue con anterioridad a la realizada a favor de los

172
codemandados. Agrega que en la ampliación de los fundamentos de su pretensión
se precisó que el demandado Huayta Cáceres reconoció su derecho de posesión y
se obligó a la transferencia del predio, sin embargo los jueces omitieron valorar
este medio probatorio sin explicar las razones de su decisión- añade que también
ofrecieron medios probatorios para acreditar que las firmas obrantes en el contrato
privado del dieciséis de julio de dos mi ocho, posiblemente realizado en el mes de
junio de dos mil nueve, se celebró en forma fraudulenta, conforme acredita con la
boleta de venta numero 002165 el mismo día y año y la declaración del propio
demandado Pascual Huayta quien manifestó que el citado día estuvo en la ciudad
de Lima, realizando gestiones ante la Notaria Biggiano y la declaración de los
trabajadores de dicha notaria que refiere que los días dieciséis al dieciocho de julio
de dos mil ocho el demandado se encontraba en Lima realizando gestiones
relacionadas al predio. Sostiene que los litisconsortes necesarios incorporados al
proceso solicitaron también la nulidad de los actos jurídicos antes referidos por las
causales que indican, alegando que el demandado Pascual Huayta Cáceres les
había transferido el dominio de otras fracciones del predio sub litis mediante
documentos privados del dos de octubre de dos mil seis, dieciocho de julio dos mil
siete y trece de marzo de dos mil ocho es decir con anterioridad a las transferencias
efectuadas a favor de los demandados Elena Huayta Cáceres y Flavio Meléndez
Quispe, no obstante los jueces omitieron valorar estos documentos, sosteniendo
que la petición de los litisconsortes, sigue la suerte de los principales. No valoraron
igualmente los actuados del proceso penal por lo que se les condenó a los
codemandados por estelionato en agravio de la demandante y los litisconsortes
entre otros, vulnerándose el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales, congruencia, derecho de defensa y el derecho a la prueba.

b) Infracción normativa material del artículo 1810º del Código Civil. Indica que
los Jueces Superiores dejaron de aplicar esta norma, referida a la transmisión de
bienes por el mandatario, pues del contexto del contrato privado de mandato sin
representación denominado declaración jurada del veinticuatro de febrero de dos
mil seis, cuyas firmas se encuentran legalizadas, mandatario pascual Huayta
Cáceres se obligó en forma libre y voluntaria tramitar el título de propiedad del
predio Gloria Baja con un área de 10,065.64 m2 y una vez inscrito en los Registros
Públicos independizar y adjudicar a favor de todos los posesionarios. Alega que el
mandatario reconoció la antigüedad y posesión ejercidas por personas que se
indican en el mencionado documento dentro de los que se encuentra la
demandante, el propio demandado y Elena Huayta Cáceres precisándose además

173
que podían incluir en la lita de moradores a nuevas personas que no estuvieron
presentes refiriéndose a los litisconsortes.

2. La materia jurídica en debate en el presente caso se centra verificar si se ha


infringido la debida motivación de las resoluciones jurisdiccionales, por cuanto no
se habrían acreditado la concurrencia de los elementos regulados por el artículo
219º numerales 3), 4) y 8) del Código Civil a efectos de proceder con anular los
actos jurídicos que se peticionan.

3. Al momento de calificar el recurso de casación se ha declarado la procedencia


por la causal de infracción normativa por vicios in procedendo e iundicando, por
lo que al atender sus efectos, es menester realizar previamente el estudio y análisis
de la causal referida a infracciones procesales (de acuerdo al orden precisado en la
presente resolución y conforme al recurso interpuesto), dado a los alcances de la
decisión, pues en caso de ampararse la misma -esto es, si se declara fundado el
recurso de casación- deberá reenviarse el proceso a la instancia de origen para que
proceda conforme a lo resuelto, ello en armonía con lo dispuesto por el artículo
388º numeral 3) del Código Procesal Civil modificado por la Ley número 29364,
que exige: “(...) indicar si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio. Si fuese
anulatorio se precisará si es total o parcial y si es este último, se indicará hasta
donde debe alcanzar la nulidad. Si fuera revocatorio, se precisará en que debe
constituir la actuación de la Sala. Si el recurso contuviere ambos pedidos, deberá
entenderse el anulatorio como principal y el revocatorio como subordinado”. Y, si
bien, la casacionista no indica sí su pedido es anulatorio o revocatorio, esta Sala
Suprema Civil, se pronunciará respecto a la infracción normativa procesal en
virtud a los efectos que la misma conlleva.

4. Existe infracción normativa, cuando la resolución impugnada padece de


anomalía, exceso, error o vicio de derecho en el razonamiento judicial decisorio
lógico- jurídico –ratio decidendi- en el que incurre el juzgado ( interpretación
errónea, aplicación indebida o inaplicación, contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso) perjudicial para la resolución de la
controversia y nocivo para el sistema jurídico, que se debe subsanar mediante las
funciones del recurso de casación. Tercero.- Es menester indicar que el Derecho al
Debido Proceso, consagrado en el artículo 139º numeral 3) de la Constitución
Política del Estado, comprende a su vez, entre otros derechos, el de obtener una
resolución fundada en derecho, mediante las sentencias en las que los jueces y

174
tribunales expliciten en forma suficiente las razones de sus fallos, con mención
expresa de los elementos fácticos y jurídicos que los determinaron; norma, que
resulta concordante con lo preceptuado por los artículos 122º numeral 3) del
Código Procesal Civil y 12º de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Del mismo
modo debe precisarse que la exigencia de la motivación suficiente, prevista en el
numeral 5) del referido artículo, garantiza que el justiciable pueda comprobar que
la solución del caso concreto viene dada por una valoración racional de los
elementos fácticos y jurídicos relacionados al caso y no de una arbitrariedad por
parte del juez; de allí que una resolución que carezca de motivación suficiente no
sólo vulnera las normas legales citadas, sino también principios de rango
constitucional. Cuarto.- E derecho a la motivación de las resoluciones judiciales,
una de cuya expresiones es el principio de congruencia, exige la identidad que debe
mediar entre la materia, las partes y los hechos del proceso y lo resuelto por el juez;
lo que implica que los jueces se encuentran obligados, por un lado, a no dar más
de lo demandado o cosa distinta a lo pretendido, ni a fundar sus decisiones
jurisdiccionales en hechos no alegados por las partes, lo que significa que tienen
la obligación de pronunciarse respecto a las alegaciones efectuadas por las partes
tanto en sus escritos postulatorios como, de ser el caso, en sus medios
impugnatorios; y, por otro, a no omitir dicho pronunciamiento, pues de lo contrario
se produce una incongruencia, que altera la relación procesal, transgrediéndose las
garantías del debido proceso.

5. A fi n de determinar si un pronunciamiento específico ha cumplido con el deber


de motivación, en los términos antes reseñados, conviene recordar que, según lo
ha sostenido esta Suprema Corte, “el cumplimiento de este deber no se satisface
con la sola expresión escrita de las razones internas o sicológicas que han inclinado
al juzgador a decidir la controversia de un modo determinado, sin importar cuáles
sean éstas; sino que, por el contrario, exige necesariamente la existencia de una
exposición clara y coherente en la sentencia que no sólo explique, sino que justifi
que lógicamente la decisión adoptada, en base a las pruebas y demás hechos
acontecidos en el proceso, y en atención a las normas jurídicas aplicables al caso”
1 . Sexto.- Asimismo, debe recordarse que la motivación, como expresión escrita
de la justificación lógica en la cual se sostiene la decisión adoptada por el órgano
jurisdiccional, solo puede ser calificada como válida en tanto que ésta guarde
correspondencia o congruencia con los argumentos esenciales esgrimidos por las
partes dentro del proceso, puesto que solo la fundamentación que responda
adecuadamente al debate producido en el proceso garantizará una solución de la

175
controversia que respete el derecho de defensa de cada una de ellas; y, sobre todo,
garantizará la existencia de una solución imparcial del caso, al haber sometido a
consideración razonada las alegaciones expuestas de someter a valoración los
argumentos que han fundamentado su posición en la litis. Y si bien es cierto que
el órgano jurisdiccional no se encuentra obligado a someter a análisis exhaustivo
cada una de las numerosas alegaciones que podrían ser expresadas por las partes
en el proceso, sí lo está en relación con aquéllas que mantengan relevancia para la
solución de la controversia.

6. Incursionando en las alegaciones descritos en el primer extremo de la denuncia


procesal alegada, la parte recurrente refiere que al no haberse valorado el
documento privado de fecha 24 de febrero de 2006 –con firmas legalizadas- ni la
ampliación de sus fundamentos de demanda donde precisó que Huayta Cáceres
reconoció su derecho de posesión sobre el predio y se obligó a la transferencia del
mismo, desestimando indebidamente la demanda. Octavo.- Acorde a lo regulado
por el artículo 197º del Código Procesal Civil, la doctrina ha señalado que el
derecho a la prueba tiene por finalidad lograr el convencimiento del órgano
jurisdiccional y, sí este no valora o toma en consideración los citados resultados
probatorios está frustrando el aludido derecho. En ese sentido, la apreciación
razonada está emparentada con el hecho que la ley no impone normas generales
para acreditar algunos hechos, ni determina abstractamente el valor de las pruebas,
sino que deja al juzgador en la libertad para admitir toda prueba que estime útil al
esclarecimiento de la verdad y para apreciarla conforme a las reglas de la lógica y
la experiencia común.

7. En tal contexto el Tribunal Constitucional ha señalado: “(...) que en el análisis


de si en una determinada resolución judicial se ha violado o no el derecho a la
motivación de resoluciones judiciales, ésta debe realizarse a partir de los propios
fundamentos expuestos en la resolución cuestionada, de modo que las demás
piezas procesales o medios probatorios del proceso en cuestión sólo pueden ser
evaluados para contrarrestar las razones expuestas en la resolución acotada, de
modo que los medios probatorios del proceso en cuestión, sólo puedan ser
evaluados para contrarrestar las razones expuestas, más no pueden ser objeto de
una nueva evaluación o análisis (...)”.

8. De lo actuado en el decurso del proceso se advierte lo siguiente: - Por documento


de Declaración Jurada, Pascual Huayta Cáceres, con fecha 24 de febrero de 2006

176
(firmas legalizadas), señaló haber promovido por derecho propio y en
representación de otros moradores ante la Municipalidad Distrital de Ate el trámite
de prescripción adquisitiva de dominio respecto a un área de 10,117.56m2, del
predio rustico ubicado en el Kilómetro 14.300 de la Carretera Central, margen
izquierda con dirección a Chosica del predio la Gloria Baja. - De la Escritura
Pública del Acta Final del Procedimiento de Formación de Titulo Supletorio de
fecha 08 de enero de 2007, en atención a la petición efectuada Pascual Huayta
Cáceres, se declaró la formación del título supletorio a su favor respecto del
inmueble acotado, acto que se inscribió en los registros públicos el 15 de julio de
2008. - Por minuta de fecha 16 de julio de 2008, elevada a Escritura Pública del
02 de octubre de 2008, Pascual Huayta Cáceres transfi ere a Elena Huayta Cáceres
el 77.16% de sus derechos y acciones del inmueble sublitis, por el precio de treinta
y cuatro mil soles y a Flavio Meléndez Quispe, el 22.84% respecto del bien
inmueble por el precio de quince mil soles, acto inscrito en los Registros Públicos
el 25 de noviembre de 2008. - Por Minuta –con kardex 14113- de fecha 19 de julio
de dos mil ocho, Pascual Huayta Cáceres transfirió a favor de Senovia Capcha
Rodríguez sus derechos y acciones del 54,6413% de la totalidad del predio
equivalente a 5,500.m2, por la suma de cinco mil soles. - Por Escritura Pública del
01 de diciembre de 2008, Elena Huayta Cáceres, transfiere a Raúl Arias Romero
el 77.16% de sus derechos y acciones del predio sublitis el mismo que equivale a
7.765.64m2, acto inscrito el 15 de enero de 2009.

9. Respecto al artículo 219º del Código Civil, la doctrina señala que el Acto
Jurídico Nulo, es aquel que carece de algún elemento, presupuesto o requisito o
que teniendo todos los aspectos de su estructura bien constituidos tenga además un
fi n ilícito por contravenir las buenas costumbres, el orden público o una o varias
normas imperativas.

10. Asimismo, nuestro ordenamiento legal regula en su numeral 3) en cuanto a la


causal de objeto jurídicamente imposible, que dicho precepto legal contiene una
causal de nulidad por ausencia de ciertos requisitos que son de aplicación al objeto
del acto jurídico, lo cual es correcto conceptualmente hablando, pues el objeto
entendido como prestación debe reunir determinados requisitos para que el acto
jurídico sea válido. No se trata, pues, de una causal de nulidad basada en la
ausencia de un presupuesto del negocio jurídico, como lo sería la ausencia de
objeto, sino se trata de una causal fundamentada en la ausencia de determinados
requisitos de aplicación al objeto del negocio jurídico.

177
11. Conforme a lo previsto en el artículo 923º del Código Civil, la propiedad es el
poder jurídico que permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien, debe
ejercerse en armonía con el interés social y dentro de los límites de la ley. En tal
sentido el artículo 1361º del Código sustantivo, los contratos son obligatorios en
cuanto se haya expresado en ellos y conforme al artículo 1362º los contratos deben
negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena fe y común
intención de las partes. En ese contexto el artículo 1529º se establece que por la
compraventa el vendedor se obliga a transferir la propiedad de un bien al
comprador y este a pagar su precio. Décimo Cuarto.- La Sala Superior, confi
rmando la decisión incoada por el juez de la causa, determinó que de las pruebas
aportadas al proceso no se ha logrado acreditar los supuestos que regula el Artículo
219º numeral 3) del Código Civil, para establecer la causal de imposibilidad
jurídica respecto al acto de compraventa realizado por Pascual Huayta Cáceres a
favor de Elena Huayta Cáceres y Flavio Meléndez el dieciséis de julio de dos mil
ocho, en virtud a que conforme a lo previsto por el artículo 923º del Código
Sustantivo, el vendedor ostentaba facultades para disponer del mismo. Y, si bien
la impugnante sostiene en su denuncia casatoria que no se valoró lo indicado en su
declaración ampliatoria –respecto al reconocimiento del vendedor sobre la
posesión que ella detentaba en el predio omite tener en cuenta que conforme a la
finalidad perseguida por el artículo 197º concordante con el artículo III del Título
Preliminar del Código Procesal Civil, es que la prueba que se aporte sea útil para
resolver la Litis, en tal sentido lo alegado no abona a la solución del caso, porque
como se ha señalado la actora adquirió con posterioridad el inmueble. En cuanto a
las demás aseveraciones descritas en su denuncia, es del caso anotar que las
mismas están orientadas a que se efectúe una revaloración probatoria a efectos de
detentar la nulidad de lo actuado, lo cual no es atendible en sede casatoria por
transgredir los fines del recurso, por lo que este debe ser declarado infundado.

12. En lo atinente a la causal de nulidad por fi n ilícito, debe tenerse en cuenta que
el numeral 4) – concordante con lo dispuesto en el inciso 8) del artículo 219º del
Código Civil, establece que el acto jurídico se sanciona con nulidad, únicamente,
cuando su fi n sea ilícito de forma tal que al Código sólo le interesaría el aspecto
subjetivo de la causa.

13. De la revisión de autos y análisis de la sentencia recurrida, también debe


anotarse que no se advierte la existencia de vicio alguno a efectos de proceder con

178
la nulidad. Puesto que como se anotó precedentemente, tanto Elena Huayta
Cáceres, Flavio Meléndez Quispe y Raúl Ramos Romero, adquirieron el predio
sublitis de quien aparecía con facultades para otorgarlo, pues al 01 de diciembre
de 2008, en la que se realizó la primera transferencia el bloqueo registral inscrito
en el Asiendo D00002 de la Partida Registral Nº 12176695 conforme a los alcances
regulados por el Decreto Ley Nº 18278 y su modificatoria dada por Ley Nº 26841,
se encontraba caduco, no constituyéndose entonces la mala fe del adquiriente
puesto que conforme a lo regulado por el artículo 2014º del Código sustantivo
adquirió el bien de quien aparecía como propietario. En efecto, se verifica y
controla que el razonamiento sobre el cual se sustenta el fallo adoptado por los
Jueces Superiores guarda correspondencia con los alcances regulados por el
artículo 139º numerales 3) y 5) de la Constitución Política del Estado, así como el
principio de congruencia y la Tutela Jurisdiccional efectiva, toda vez que han
subsumido, administrado y colocado con cuidado la ejecución de la norma
pertinente al caso en concreto, al haber comprobado las circunstancias fácticas para
su aplicación determinando con claridad y precisión que la demanda deviene en
desestimable, por lo que el recurso debe declararse infundado

14. Habiéndose desestimado la denuncia procesal, corresponde resolver la


denuncia de material por inaplicación del Artículo 1810º del Código Civil.

15. La inaplicación de la norma se da cuando: El Juez ha ignorado, desconocido o


soslayado la norma pertinente. Este error se comete en la premisa de derecho y
generalmente se correlaciona con la aplicación indebida, pues si la norma aplicada
es impertinente a la relación fáctica, es muy probable que el Juez también haya
dejado de aplicar aquella norma que es precisamente, la adecuada” 3 Décimo
Noveno.- Resolviendo la denuncia acotada, debe anotarse que la misma no puede
prosperar habida cuenta que la aplicación de la norma denunciada para la solución
del caso resulta impertinente, toda vez que el presente proceso se instauró con la
finalidad de nulificar actos de compraventa realizados por los demandados, más
no está dirigida a que en la misma se disponga el otorgamiento de bienes que habría
adquirido el transferente bajo las condiciones pactadas en la declaración jurada de
fecha 24 de febrero de 2006, más aún, si de los fundamentos glosados en el recurso,
se estaría pretendiendo no sólo un reconocimiento de posesión y hasta propiedad
de la accionante sino de terceras personas que no han invocado petición alguna,
por lo que el recurso en este extremo también debe desestimarse.

179
V. DECISION:

Por los fundamentos expuestos, y en aplicación del artículo 397º del Código
Procesal Civil. Declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Senovia Capcha Rodríguez


de fecha 07 de diciembre de 2015, NO CASARON la sentencia de vista de fecha
10 de junio de 2015, expedida por la Sala Civil Descentralizada Transitoria de Ate
de la Corte Superior de Justicia de Lima Este (fojas 1173), que confirmó la
sentencia impugnada del 27 de enero de 2014, que declaró infundada la demanda
de nulidad de acto jurídico. DISPUSIERON: la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial El Peruano, bajo responsabilidad funcional y los
devolvieron.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZARRAGA, CALDERÓN PUERTAS

180
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 2489-2015, TACNA

SUMILLA: La adjudicación de un bien inmueble, realizado por parte de una


Asociación que tiene como fi n de su creación, que sus asociados obtengan una
vivienda, constituye un acto de transferencia de la propiedad; que podría ser
vulnerada por el incumplimiento de sus estatutos o de la ley.
Lima, diecisiete de marzo de dos mil dieciséis

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número dos mil cuatrocientos
ochenta y nueve – dos mil quince; en audiencia pública de la fecha; y producida la
votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia.

I. HECHOS:

1. La parte demandante Eugenio Reynaldo Limache Limache, interpuso nulidad


de acto jurídico, fundamentándola en:

a) Es socio de la Asociación Pro Vivienda de los Trabajadores del Sector Agrario


de Tacna, inscrita en la Ficha Registral N° 370 del Registro de Personas Jurídicas,
cuyo objetivo principal fue conseguir una vivienda para sus asociados, con tal
objeto la Asociación consiguió un terreno de 63,525 m2 ubicado en el sector Sur
Oeste de la Ciudad de Tacna, comprensión del CPM Augusto B. Leguía, Distrito,
Provincia y Departamento de Tacna.

b) Mediante Resolución Municipal N° 1671-84 de fecha siete de agosto de mil


novecientos ochenta y cuatro, se procedió a la entrega de lotes a cada socio y con
Acta de Entrega de fecha trece de noviembre de mil novecientos noventa, se le
entregó el Lote sub litis, el cual desde su adjudicación se encuentra en su posesión
continua pacífi ca y pública hasta la actualidad, lote en el que ha construido su
vivienda.

c) Mediante Escritura Pública de fecha seis de febrero de dos mil siete a fojas
treinta y nueve, la razón social de la asociación fue cambiada a la de "Asociación

181
de Vivienda Agrario Tacna", fueron modifi cados sus estatutos y se nombró nueva
comisión de titulación conformada por los codemandados Juan Alberto Arias
Reinoso y Ana María Vallejos Ore.

d) Los referidos co demandados conocían que el lote en mención le fue adjudicado


al demandante por la anterior Junta Directiva, pese a ello mediante Escritura
Pública de adjudicación de propiedad del nueve de abril de dos mil siete, obrante
a fojas cuarenta y ocho le adjudicaron el lote de su propiedad a Gradulfo Rivera
Sayago y Nohemí Esther Paniagua Aguilar, por lo que formuló denuncia penal
contra el actual presidente Víctor Jesús Cervantes Olvea y los integrantes de la
Comisión de titulación por el delito de Estafa en la modalidad de estelionato.

e) La indicada adjudicación incurre en causal de nulidad prevista en el artículo


219 incisos 1 y 3 del Código Civil, por falta la manifestación de voluntad del
agente y cuando su objeto es física o jurídicamente imposible o cuando sea
indeterminable.

2. El demandado Gradulfo Rivera Sayago contesta la demanda alegando que:

a) Que, el demandante aduce ser socio de la Asociación (sin importar cuál fuera
su denominación, sin acreditar con prueba idónea que así sea, cuando el
demandante ya no es asociado de la Asociación Agrario Tacna, ya que el veintitrés
de marzo de dos mi siete se ratificó su depuración, acuerdo notificado mediante
publicación periodística efectuada en un diario local el cuatro de abril de dos mil
siete sin ser impugnado, tampoco fueron impugnados los acuerdos sociales sobre
depuración, lo que se ha realizado conforme a los Estatutos de la Asociación.

b) En marzo del 2007 el demandante fue depurado de la asociación, por lo tanto


el demandante no tiene legitimidad para reclamar algo, toda vez que jamás hubo
una relación jurídica sustancial entre las partes procesales, es más al haber
consentido su depuración, pierde todo interés para con la Asociación y frente al
recurrente.

c) Que, la alegación de entrega de terreno, no es cierta, ya que las entregas de lotes


de terrenos se realizan teniendo en cuenta la necesidad real de quien lo requería, lo
que no tenía el demandante ya que contaba con casa en otro sitio y jamás estuvo
en posesión del bien, y como es sabido un acta de entrega no hace al beneficiario

182
propietario, sobre todo si se trata de bienes inmuebles donde la forma de adquirir
son diversas, pero definitivamente el hecho de hacer entrega de un lote a un socio
no constituye título de propiedad.

d) El demandante nunca fue propietario del bien, y en el caso que lo sea, la


supuesta propiedad fue vendida por terceras personas, por ende, este acto jurídico
no resulta nulo, sino que podría incurrirse en alguna causal de ineficacia de acto
jurídico, conforme lo establece el artículo 161 del Código Civil, lo que
jurídicamente podría ser posible, pero no en vía de nulidad.

e) No existe causal de nulidad del acto jurídico, pues el acto cuestionado se


encuentra arreglado a ley, cumpliendo con los requisitos que la ley exige para su
validez, y aunque la ley no lo exige existe un testimonio público ad probationem.

f) Opera la buena fe de los contratantes, en tanto adquirió de quien fi gura como


propietario en el registro; por otro lado, en caso que existan varias disposiciones
sobre el mismo bien tendríamos que invocar el mejor derecho de propiedad.

3. La demandada Ana María Vallejos Oré contesta la demanda, señalando como


fundamento principal que:

a) Mediante Asamblea General Extraordinaria del veintiuno de enero de dos mil


siete los miembros de la Asociación decidieron cambiar de razón social,
denominándola Asociación de Vivienda Agravio Tacna, asimismo se contempló
un re empadronamiento de socios, acta que cumple con todos los requisitos
establecidos en la norma y se encuentra debidamente inscrita en los Registros
Públicos, no habiendo sido cuestionada ni administrativa ni judicialmente, por lo
que al no ser objeto de la demanda la nulidad de la escritura pública N° 791 Cambio
de Razón Social, Modificación de Estatutos, Remoción y nombramiento de
Comisión de Titulación que obra en la partida N° 1009451 asiento A0004 del
Registro de Personas Jurídicas, la demanda deviene en infundada al convalidad y
aceptar los cambios efectuado, los cuales no son cuestionados a través de la
presente acción.

b) De las pruebas se advierte que el demandante no compra el bien a su real


propietario, sino que es beneficiado con un acta de entrega de lote y posteriormente
se favorece con un acta de adjudicación, etapas previas a una titulación formal que

183
debió culminar ante el notario y respectiva inscripción; sin embargo no fue así; y
estando a la Asamblea General Extraordinaria del veintiuno de enero de dos mil
siete, ya citada, el demandante no es propietario del bien, y reconoce lo
determinado en dicha asamblea 4.3. El acto jurídico celebrado por los recurrentes
cumple con todas las formalidades establecidas en la ley, para su validez.

II. PRIMERA INSTANCIA

Culminado el trámite correspondiente, el juez mediante resolución de fecha


veintisiete de octubre de dos mil catorce de fojas setecientos veintisiete, declara
fundada la demanda, sustentando su decisión en que:

a) El demandante aduce que en su condición de asociado de la "Asociación Pro


Vivienda de los Trabajadores del Sector Agrario de Tacna" le entregó el lote
materia de litigio, adjuntando como sustento probatorio obrante a fojas cincuenta
y cuatro copia certificada notarial del "Acta de Entrega de Lote de Terreno" de
fecha trece de noviembre de mil novecientos noventa, quien en su condición de
Socio Adjudicatario se comprometió a ocupar el lote, a respetar y cumplir los
Estatutos, el Reglamento Interno y los acuerdos de la Asociación; por tanto
acreditado que el actor cuenta con acta de entrega del lote materia de litigio, que
le fuera otorgada en su oportunidad por el Presidente de la "Asociación Pro
Vivienda de los Trabajadores del Sector Agrario de Tacna" en cumplimiento de
los objetivos trazados por la Asociación, ello es "conseguir una vivienda propia y
adecuada para sus asociados", como estipulaba el artículo Tercero del Estatuto de
la Asociación de fecha once de abril de mil novecientos ochenta y siete - antes de
su modificación-, lo que legitima el derecho de propiedad invocado por el
demandante en su condición de asociado a fojas seis.

b) Que el veintiuno de enero de dos mil siete se trató en Asamblea, el cambio de


la razón social de la Asociación, la modificación de sus estatutos, remoción y
nombramiento de la comisión de titulación y re-empadronamiento, dicho extremo
se verifica a fojas doscientos cuarenta y seis del Acta de Asamblea General
Extraordinaria realizada el veintiuno de enero de dos mil siete, en la que fue
materia de agenda el cambio de la denominación de la Asociación a "Asociación
de Vivienda Agrario Tacna", la modificación de su Estatuto, la remoción y
nombramiento de la Comisión de Titulación siendo designados como miembros
de la citada Comisión los codemandados Juan Alberto Arias Reinoso, Ana María

184
Vallejos Ore y finalmente el re empadronamiento, acuerdos ciertamente no
impugnados por el demandante como aduce la parte demandada; señala también,
que el veintitrés de marzo de dos mil siete se ratificó la depuración de socios que
no cumplieron con re empadronarse, acordando además la reversión de lotes; en
cuanto a dicho extremo obra a fojas doscientos cincuenta y tres copia del acta de
Asamblea General Extraordinaria de fecha veintitrés de marzo de dos mil siete, en
la que efectivamente se acordó por unanimidad la depuración de los asociados que
no cumplieron con re empadronarse, acuerdo publicitado el cuatro de abril de dos
mil siete mediante aviso periodístico efectuado en el diario "Caplina", que en copia
certificada corre a fojas doscientos setenta y cinco; de lo que cabe razonablemente
concluir que el demandante fue depurado por no cumplir con el re empadronarse
conforme acordó la "Asociación Pro Vivienda de los Trabajadores del Sector
Agrario de Tacna", hoy "Asociación de Vivienda Agrario Tacna".

c) Con vista del Acta de fojas 246, de fecha 21 de enero del 2007, se aprecia que
la Asamblea General Extraordinaria como se tiene anotado acordó la modificación
total de su Estatuto, precisando en su artículo sétimo, las causales por las cuales se
pierde la calidad de socio, ello es "por infringir lo dispuesto en los Estatutos, por
realizar acciones que perjudiquen y contravengan los objetivos de la Asociación,
por incumplimiento de las aportaciones ordinarias no más de tres meses, por
renuncia voluntaria del socio y por abandono del terreno", de lo que resulta que no
fue prevista que la falta de re empadronamiento tenga por efecto la pérdida de la
caridad de socio. 5.4. Estando acreditados los derechos de propiedad del
demandante en su calidad de asociado adjudicatario, sobre el lote materia de litigio,
resulta que para la venta del mismo, es exigencia conforme a nuestro ordenamiento
civil, la manifestación de voluntad del titular del derecho en cuestión, pues la falta
de la misma conlleva la nulidad del acto jurídico, alegando el demandante ausencia
de la manifestación de su voluntad, en el acto jurídico de adjudicación en
propiedad celebrado entre los demandados, pues la Asociación si bien lo depuró
contraviniendo su propio Estatuto, y excediéndose de sus facultades acordó la
reversión del lote, carecía de legitimidad para disponer del mismo, por tanto
configurada la ausencia de voluntad.

II. SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Tacna, mediante resolución de


fecha catorce de mayo de dos mil quince, obrante a fojas ochocientos tres, revocó

185
la sentencia apelada y reformándola declaró infundada la demanda; al considerar
principalmente que:

a) De acuerdo al documento denominado "Acta de Entrega de Lote de Terreno"


(fojas cincuenta y cuatro), por intermedio de éste, la Asociación Provivienda de
los Trabajadores del Sector Agrario (hoy Asociación de Vivienda Agrario Tacna)
a través de su presidente, únicamente procedió a la entrega del lote en cuestión al
demandante, tal documento no hace referencia alguna a la transferencia de la
propiedad del mismo, entrega que además estaba sujeta a lo estipulado en el
artículo 01 de la Resolución Municipal 1671-84. 6.2. Según el documento
denominado "Acta de Entrega de Lote de Terreno" (fojas cincuenta y cinco) la
Asociación Provivienda de los Trabajadores del Sector Agrario (hoy Asociación
de Vivienda Agrario Tacna) únicamente le entregó al demandante el lote materia
de Litis, no se consigna en él expresamente la trasferencia del mismo, más aún si
en ella el demandado se comprometió, además de ocupar el lote, a respetar y
cumplir con los Estatutos, Reglamentos Internos y los Acuerdos de la Asociación.
En ese sentido, y tal como lo ha expuesto la apelante, con tales documentales no
se acredita fehacientemente el derecho de propiedad que el actor sostiene tener
respecto al lote 02 de la manzana 67 de la Asociación de Vivienda Sector Agrario
Tacna.

b) c En cuanto a los recibos que el actor adjunta a su demanda (fojas sesenta a


sesenta y nueve) se aprecia que éstos corresponden a pagos por distintos conceptos
(asfaltado de calles, proyecto de titulación, instalación de agua y desagüe, entre
otros) sin aludir a la transferencia o titulación por la propiedad de dicho lote, siendo
así, tales instrumentales no acreditan que haya operado la transferencia de la
propiedad del referido lote en favor del accionante.

c) Abona a esta posición el hecho, que la Asociación Provivienda de los


Trabajadores del Sector Agrario conformó especialmente un comité de titulación
para suscribir las minutas y escrituras públicas de adjudicación en propiedad, ello
según lo describe la escritura pública de fecha trece de julio de dos mil (fojas treinta
y cinco a treinta y ocho), comité reconformado el veintiuno de enero del dos mil
siete, en ese sentido, se desprende que hasta antes de la creación de ese comité de
titulación (once de junio de dos mil) no había operado la transferencia de la
propiedad del referido lote, y teniendo en cuenta que la segunda acta de entrega
(diecisiete de mayo de dos mil uno) no fue suscrita por los miembros de tal comité,

186
sino únicamente por su presidente en representación de la asociación, no se puede
concluir que haya operado la transferencia del lote en cuestión en favor del actor.

d) El impugnante arguye que al no haberse reempadronado el demandante ya no


tenía la calidad de asociado ni tenía derecho a nada y que una vez acordado su
depuración tenía 60 días para impugnar los acuerdos de la asociación, lo que no
hizo, por lo que ello constituye actos de consentimiento de los acuerdos sociales.
Efectivamente, según el acta de la Asamblea General Extraordinaria (fojas
doscientos cuarenta y seis) de fecha veintiuno de enero de dos mil siete, los socios
de la Asociación Provivienda de los Trabajadores del Sector Agrario acordaron
cambiar la razón social de su Asociación por el de "Asociación de Vivienda
Agrario", asimismo aprobaron la modificación total de los estatutos, la remoción
y nombramiento de la comisión de titulación, y por último, acordaron el
reempadronamiento de los socios otorgándoseles el plazo de 10 días, vencido el
cual se cerraba el padrón y se consideraba como no socios a los no empadronados,
para lo cual se elaboraría una lista de aquellos. Posteriormente, según el acta de la
Asamblea General extraordinaria llevada a cabo el veintitrés de marzo de dos mil
siete (fojas doscientos cincuenta y ocho), los socios aprobaron la depuración
definitiva de las personas que no concurrieron al reempadronamiento disponiendo
los lotes abandonados por ellos en favor de hijos y familiares sin lotes. Que, en la
relación de los socios depurados se encontraba el demandante, don Eugenio
Reynaldo Limache Limache (respecto del lote 02, manzana 67) conforme es de
verse del aviso de convocatoria publicado en el diario Caplina el cuatro de abril de
dos mil siete (fojas doscientos sesenta y uno), ahora, en autos no se ha acreditado
que el demandante haya impugnado — de conformidad con el artículo 92 del
Código Civil — los acuerdos sociales adoptados en las asambleas generales de
fecha veintiuno de enero de dos mil siete y veintitrés de marzo de dos mil siete,
por lo tanto, a la fecha de la interposición de la demanda, el veinticinco de julio de
dos mil siete, el demandante no tenía la calidad de socio de la Asociación de
Vivienda Agrario, pues había sido depurado de la misma, por ende, tampoco se ha
acreditado que el actor ostente los derechos y acciones como socio de la
Asociación emplazada.

e) De igual manera, el objeto del presente proceso no es determinar si el


procedimiento de exclusión o depuración del actor como socio de la asociación
demandada se llevó a cabo de acuerdo a ley, pues ello correspondería efectuarlo

187
dentro de un proceso de impugnación de acuerdos, claro de acuerdo a los plazos y
la forma que establece el artículo 92 el Código Civil.

f) De la revisión de la escritura pública N° 978 (fojas ciento nueve a ciento once),


se advierte que con fecha nueve de abril de dos mil siete se celebró el acto jurídico
de adjudicación en propiedad, acto por el cual la Asociación de Vivienda Agrario
Tacna (antes Asociación Provivienda de los Trabajadores del Sector Agrario)
representada por los miembros de la Comisión de Titulación de la Asociación, don
Juan Alberto Arias Reinoso y doña Ana María Vallejos Ore adjudicaron en
propiedad, a favor de sus asociados Gradulfo Rivera Sayago y Doña Nohemí
Esther Paniagua Aguilar, el lote sub litis. En efecto, los integrantes de la Comisión
de Titulación de la Asociación, debidamente elegidos en la Asamblea General
Extraordinaria (fojas cuarenta y seis) de fecha veintiuno de enero de dos mil siete,
procedieron de conformidad con los acuerdos adoptados en la asamblea y de sus
estatutos, adjudicándoles a don Juan Alberto Arias Reinoso y doña Ana María
Vallejos Ore el lote en cuestionado, siendo así, no se advierte que dicho acto
adolezca de falta de manifestación de a voluntad, por el contrario, tal comisión
actuó en representación de la Asociación de Vivienda Sector Agrario Tacna, quien
a la fecha de su celebración ostentaba la propiedad del referido lote, tan cierto
resulta ser ello, que conforme se aprecia de la partida registral N° 11033251,
correspondiente al lote sublitis.

g) Como se ha señalado en el considerando precedente, siendo la Asociación de


Vivienda Sector Agrario Tacna propietaria del referido lote, y actuando de
conformidad con sus estatutos y acuerdos asociativos (fojas doscientos cuarenta y
seis), conformó la Comisión de Titulación para la titulación de sus asociados,
comisión inscrita en el asiento 00004 de la partida N°11009451 del Registro de
Personas Jurídicas (fojas ciento cuarenta y cuatro); por tanto, era factible la
transferencia del referido lote de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico y a las
normas que regulan a la asociación, ello en favor de don Gradulfo Rivera Sayago
y doña Nohemí Esther Paniagua Aguilar, no advirtiéndose de esta manera la
imposibilidad jurídica para transferir el bien que era de Propiedad de la hoy
Asociación de Vivienda Agrario.

III. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

188
1. Mediante resolución de fecha catorce de agosto de dos mil quince, se declaró
procedente el recurso de casación por las causales de:

Infracción normativa de los artículos 2 inciso 16, 70 y 139 incisos 3 y 5 de la


Constitución Política del Estado. Alega que se ha vulnerado el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva y la debida motivación de las resoluciones judiciales, pues
la Sala no ha tomado en cuenta que con el acta de entrega del lote de terreno de
fecha trece de noviembre de mil novecientos noventa otorgada al actor por la
Asociación Pro Vivienda de los Trabadores de Sector Agrario Tacna, se ha
acreditado la transferencia del inmueble sub litis y por tanto ha salido de la esfera
de propiedad de la Asociación careciendo desde ese momento de legitimidad para
disponer del lote de terreno.

2. Es necesario establecer si, al declararse fundada la demanda, se ha infringido el


derecho al debido proceso, específicamente el derecho a la debida motivación de
las resoluciones, y descartado ello determinar si el acto jurídico sub litis se
encuentra incurso en causal de nulidad en los términos que invoca el accionante.

3. Que, el recurso de casación tiene como fines esenciales la correcta aplicación e


interpretación del derecho objetivo y la unificación de la jurisprudencia nacional
de la Corte Suprema de Justicia, conforme se señala en el artículo 384 del Código
Procesal Civil.

4. Que, respecto a la causal de infracción normativa, según Monroy Cabra, “Se


entiende por causal (de casación) el motivo que establece la ley para la procedencia
del recurso...”1. A decir de De Pina. - “El recurso de casación ha de fundarse en
motivos previamente señalados en la ley. Puede interponerse por infracción de ley
o por quebrantamiento de forma. Los motivos de casación por infracción de ley se
refieren a la violación en el fallo de leyes que debieran aplicarse al caso, a la falta
de congruencia de la resolución judicial con las pretensiones deducidas por las
partes, a la falta de competencia etc.; los motivos de la casación por
quebrantamiento de forma afectan (….) a infracciones en el procedimiento2. En
ese sentido Escobar Forno señala. “Es cierto que todas las causales suponen una
violación de ley, pero esta violación puede darse en la forma o en el fondo”.

5. Se ha declarado procedente el recurso de casación por las causales de infracción


normativa procesal y material. Teniendo en cuenta ello, es de advertirse que

189
conforme lo dispone el artículo 396° del Código Procesal Civil, cuando se declara
fundado el recurso de casación por vulneraciones a las normas que garantizan el
debido proceso o las infracciones de las formas esenciales para la eficacia y validez
de los actos procesales en todos los supuestos se debe devolver el proceso a la
instancia inferior para que emita una nuevo fallo, mientras que si se declara
fundado el recurso por las otras causales contempladas en el artículo 386° del
Código Procesal Civil, la Sala Suprema actuando en sede de instancia deberá
resolver el conflicto según su naturaleza. Es por ello, que la revisión de las causales
por las que ha sido declarado procedente el recurso de casación debe comenzar por
el análisis de la alegación de vulneración a las normas que garantizan el derecho a
un debido proceso.

6. Que, en lo que a la afectación al debido proceso concierne, corresponde precisar


que es un derecho complejo, pues, está conformado por un conjunto de derechos
esenciales que impiden que la libertad y los derechos de los individuos sucumban
ante la ausencia o insuficiencia de un proceso o procedimiento, o se vean afectados
por cualquier sujeto de derecho -incluyendo el Estado - que pretenda hacer uso
abusivo de éstos. Como señala la doctrina procesal y constitucional, "por su
naturaleza misma, se trata de un derecho muy complejamente estructurado, que a
la vez está conformado por un numeroso grupo de pequeños derechos que
constituyen sus componentes o elementos integradores, y que se refieren a las
estructuras, características del tribunal o instancias de decisión, al procedimiento
que debe seguirse y a sus principios orientadores, y a las garantías con que debe
contar la defensa (Faúndez Ledesma, Héctor. "El Derecho a un Juicio Justo". En:
Las garantías del debido proceso (Materiales de Enseñanza). Lima: Instituto de
Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y
Embajada Real de los Países Bajos, p, 17). Dicho de otro modo, el derecho al
debido proceso constituye un conjunto de garantías de las cuales goza el
justiciable, que incluyen, la tutela procesal efectiva, la observancia de los
principios o reglas básicas y de la competencia predeterminada por Ley, así como
la pluralidad de instancias, la motivación y la logicidad y razonabilidad de las
resoluciones, el respecto a los derechos procesales de las partes (derecho de acción,
de contradicción) entre otros. QUINTO.-Que, bajo ese contexto dogmático, la
causal de la infracción normativa procesal denunciada se configura entre otros
supuestos en los casos en los que en el desarrollo del proceso, no se han respetado
los derechos procesales de las partes, se han obviado o alterado actos de
procedimiento o si la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva y/o el órgano

190
jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o lo hace en forma incoherente a la
naturaleza del proceso, en clara trasgresión de la normatividad vigente y de los
estadios superlativos del procedimiento.

7. Que, el recurrente alega que se afecta su derecho al debido proceso,


específicamente a la debida motivación de las resoluciones, por cuanto no se ha
tomado en cuenta el acta de entrega del lote de terreno sobre el cual recae el acto
jurídico que es materia de nulidad.

8. En atención a ello corresponde precisar que, el principio denominado


motivación de los fallos judiciales, constituye un valor jurídico que rebasa el
interés de los justiciables por cuanto se fundamenta en principios de orden jurídico,
pues la declaración del derecho en un caso concreto, es una facultad del Juzgador
que por imperio del artículo 138 de la Constitución Política del Estado, impone
una exigencia social de que la comunidad sienta como un valor jurídico,
denominado, fundamentación o motivación de la sentencia; el mismo que se
encuentra consagrado en el artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del
Estado concordante con el artículo 12 del Texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial e incisos 3 y 4 del artículo 122 y 50 inciso 6 del Código
Procesal Civil.

9. Que, bajo dicho contexto, la motivación escrita de las resoluciones judiciales


constituye un principio y un derecho de la función jurisdiccional, y debe ser el
resultado del razonamiento jurídico que efectúa el juzgador sobre la base de los
hechos acreditados en el proceso (los que forman convicción sobre la verdad de
ellos) y la aplicación del derecho objetivo.

10. Que, precisamente, regulando éste derecho fundamental, el legislador ha


optado por imponer al Juez, en los términos que señala el artículo 197 del Código
Procesal Civil, la obligación de valorar en forma conjunta y razonada todos los
medios de prueba, dado que, las pruebas en el proceso, sea cual fuera su naturaleza,
están mezcladas formando una secuencia integral; por lo que, es responsabilidad
del Juzgador reconstruir, en base a los medios probatorios, los hechos que den
origen al conflicto, por lo tanto, ninguna prueba deberá ser tomada en forma
aislada, tampoco en forma exclusiva, sino en su conjunto, toda vez, que sólo
teniendo una visión integral de los medios probatorios se puede sacar conclusiones
en busca de la verdad que es el fi n del proceso.

191
11. Que, la decisión adoptada por el Colegiado Superior se encuentra
adecuadamente fundamentada, pues establece la relación de hecho en base a su
apreciación probatoria, interpreta y aplica las normas que considera pertinentes,
por lo que no se advierte trasgresión alguna al principio de debida motivación de
las sentencias, no se afecta la logicidad, ni se vulnera el derecho a probar en
cualquiera de su vertientes.

12. La decisión adoptada por la Sala de mérito se ha ceñido estrictamente a lo


aportado, mostrado y debatido en el proceso, por lo que dicho fallo no puede ser
cuestionado por ausencia o defecto en la motivación, pues se ha cumplido con
precisar el por qué y debido a qué se ha llegado a la conclusión fi nal, en
consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha arribado no puede ser causal
para cuestionar la motivación; lo que no significa que no pueda existir un criterio
distinto para arribar a una conclusión diferente a la que ha planteado la Sala
Superior, sin que ello implique ausencia o defecto en la motivación de la sentencia
de vista. En consecuencia, la infracción normativa procesal debe ser desestimada
en todos sus extremos.

13. Que, en consonancia con lo precisado en el numeral tres, corresponde emitir


pronunciamiento respecto a la infracción normativa material, al respecto
corresponde precisar que el artículo 70 de la Constitución Política del Perú,
reconoce a nivel constitucional el derecho a la propiedad al señalar que: “El
derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza. Se ejerce en armonía
con el bien común y dentro de los límites de ley. A nadie puede privarse de su
propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad nacional o necesidad
pública, declarada por ley, y previo pago en efectivo de indemnización
justipreciada que incluya compensación por el eventual perjuicio. Hay acción ante
el Poder Judicial para contestar el valor de la propiedad que el Estado haya
señalado en el procedimiento expropiatorio”. Dicha norma se encuentra
íntimamente ligada al sistema legal ordinario; así tenemos que el artículo 923 del
Código Civil define a la propiedad en el sentido de que: “La propiedad es el poder
jurídico que permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Debe ejercerse
en armonía con el interés social y dentro de los límites de la ley”.

14. A fi n de determinar si la instancia de mérito ha infringido la referida norma


constitucional, corresponde analizar si el demandante ostenta el derecho de
propiedad que invoca, respecto del inmueble sub litis. Así tenemos que, el

192
demandante cuenta con un acta de entrega de fecha trece de noviembre de mil
novecientos noventa obrante a fojas cincuenta y cuatro y acta de adjudicación del
diecisiete de mayo de dos mil uno que obra a fojas cincuenta y cinco de las que se
desprende que la Asociación Pro Vivienda de los Trabajadores del Sector Agrario
– Tacna, entrega el Lote número 2 al demandante, identificándolo en sus medidas
y linderos perimétricos (identificación que no es cuestionada por las partes), indica
cuáles son las obligaciones de cargo del adquiriente, esto es “ocupar el inmueble a
la brevedad posible el lote recepcionado, igualmente se compromete a respetar y
cumplir con los Estatutos, Reglamentos Interno y los acuerdos de la Asociación y
toma conocimiento del artículo N° 14 y las modificaciones en la Asamblea, en los
referente a separación de Socios”, y consta el consentimiento de las partes según
lo previsto en el artículo 1373 del Código Civil. Por otro lado, conforme al artículo
Tercero del Estatuto de la Asociación de fecha once de abril de mil novecientos
ochenta y siete, vigente a la fecha de la expedición de las mencionadas actas, la
“Asociación Pro vivienda de los Trabajadores del Sector Agravio Tacna” tiene
como objeto “conseguir una vivienda propia y adecuada para sus asociados”. De
todo lo cual se colige que dicha acta de adjudicación constituye un acto de
transferencia de la propiedad, en tanto la Asociación entrega el bien al demandante
obligándolo únicamente a ocupar el inmueble, a respetar y cumplir con los
Estatutos, Reglamentos Interno y los acuerdos de la Asociación; y con ello cumple
con los fines de su creación, esto es conseguir vivienda para sus socios.

15. Ahora bien, la parte emplazada alega que el demandante perdió su condición
de socio por falta de reempadronamiento; sin embargo, el acta de asamblea general
extraordinaria de fojas doscientos sesenta de fecha veintiuno de enero de dos mil
siete (en la que se modifica el estatuto) no consta que la falta de
reempadronamiento ocasione la pérdida del terreno; peor aun la asamblea por la
cual se dispone depurar definitivamente a los socios no reempadronados y
distribuir sus lotes entre los hijos y familiares que no tiene lotes y vivan en forma
inmediata, data del veintitrés de marzo de dos mil siete mientras que el acto
jurídico en cuestión es del nueve de abril de dos mil siete; es decir se adjudicó el
bien antes que se cumpla el plazo de 60 días para la impugnación del acuerdo que
lo respaldó, contemplado en el artículo 92 del Código Civil; por lo que las
alegaciones de los codemandados, amparadas en las referidas asambleas no
cuestionadas a nivel judicial ni administrativo; no pueden merecer amparo. De lo
que se colige, que en autos no existe prueba idónea que acredite el incumplimiento
de las obligaciones a cargo del accionante indicadas el numeral precedente, que

193
podrían llevar a colegir que no ha operado la transferencia por incumplimiento del
actor.

16. Que, de los antes precisado se colige que la instancia de mérito ha vulnerado
el derecho de propiedad del demandante, al concluir que éste no es propietario y
que por tanto la codemandada asociación estaba facultada a celebrar el acto
jurídico de adjudicación en propiedad de fecha nueve de abril de dos mil siete a
favor de Gradulfo Rivera y Nohemí Paniagua; y con ello ha vulnerado el artículo
219 inciso 3 del Código Civil al haber considerado como válida la adjudicación en
propiedad de un bien ajeno.

17. Respecto de la venta de un bien ajeno, cabe recordar que, si bien nuestro
ordenamiento jurídico consagra como regla general, el principio según el cual, sólo
puede transferir la titularidad del derecho de propiedad sobre un bien, quien es su
propietario; sin embargo, ello no significa que, per se, la venta del bien ajeno sea
inválida o nula, pues como veremos seguidamente, los efectos que se generen
como consecuencia de la venta de un bien ajeno son diversos, dependiendo de
determinadas circunstancias. Así, no será lo mismo la compra venta de bien ajeno
celebrada por un vendedor en nombre ajeno, con la compra venta de bien ajeno
celebrado por el vendedor en nombre propio; toda vez que en el primer caso se
podrían dar hasta tres escenarios: i) Que el vendedor cuente con poder de
representación; ii) Que no cuente con poder de representación; o, iii) Que se exceda
de los límites de su representación (falsus procurador); mientras que en el segundo
caso se pueden presentar dos supuestos: i) Que el comprador conozca que el bien
es ajeno; o, ii) Que el comprador desconoce que el bien es ajeno. Para el caso que
nos ocupa es necesario analizar estos dos últimos casos, a fi n de verificar qué
efectos generan este tipo de actos jurídicos.

18. Cuando el comprador sí sabe que el bien es ajeno, estamos ante un acto jurídico
válido, ya que en este caso el vendedor sólo se compromete a obtener el
consentimiento del verdadero propietario, o adquirir el bien del verdadero
propietario, para luego transferir la propiedad al comprador. En cambio, cuando el
comprador no sabe que el bien es ajeno, ya sea porque en el contrato de compra
venta no obra el compromiso del vendedor de adquirir el bien de su verdadero
propietario para luego transferirlo al comprador, o porque en el contrato el
vendedor declara que es el propietario del bien, y el comprador no tiene posibilidad

194
de conocer que dicho vendedor en realidad no es propietario del bien (buena fe),
estamos ante un acto jurídico inválido.

19. Si bien algún sector de la doctrina considera que la venta de bien ajeno es
ineficaz, porque la capacidad de disposición o legitimidad para vender no es un
requisito de validez, sino uno de eficacia 4; sin embargo, otro sector considera que
es un acto inválido, porque se encuentra incurso en las siguientes causales de
nulidad: i) El objeto es jurídicamente imposible (inciso 3° del artículo 219 del
Código Civil); ii) El fi n es ilícito (inciso 4º del artículo 219 del Código Civil); o,
iii) Es un acto contrario a las leyes que interesan al orden público o a las buenas
costumbres (inciso 8º del artículo 219 del Código Civil). Quienes han sostenido
estas dos últimas posiciones, concluyen que la transferencia de un bien ajeno
contiene un fi n ilícito y es contrario a las buenas costumbres porque tipifi caría el
delito de estelionato recogido en el artículo 197 inciso 4° del Código Penal,
posición que sin embargo es minoritaria, a diferencia de quienes señalan que la
venta de bien ajeno constituye una prestación (objeto) jurídicamente imposible;
precisamente en esta última línea se encuentra la Corte Suprema, ya que a través
de numerosas ejecutorias supremas, tales como las dictadas en las Casaciones
números 3041-2008- Puno de dieciséis de octubre de dos mil ocho y 1332-2009-
Cajamarca de veintidós de octubre de dos mil nueve, entre otras, ha manifestado
que aún cuando el artículo 1409 del Código Civil señala que la prestación materia
de la obligación (objeto) puede versar sobre bienes ajenos, dicho dispositivo debe
ser interpretado en el sentido que únicamente es válida la venta de bien ajeno,
cuando el comprador conoce tal circunstancia y el vendedor se compromete a
obtener el consentimiento del verdadero propietario o adquirir el bien del
verdadero propietario para luego transferir la propiedad al contrario; caso
contrario, si se vende un bien ajeno como suyo y el propietario tiene conocimiento
de ello o tiene la posibilidad de conocer que su vendedor en realidad no es
propietario del bien, dicha venta es nula5. Abona a esta posición, los efectos que
podrían generar aquellos casos en los que el contrato de compra venta de un bien
ajeno se encuentre inscrito en los Registros Públicos, toda vez que en estos casos
el comprador del bien ajeno, premunido de la fe pública registral, puede transferir
el bien a un tercero de buena fe, a quien el verdadero propietario del bien no podrá
hacer valer la fi gura de la ineficacia, por cuanto este tercero se encontrará
protegido por los principios registrales de legitimación, fe pública registral y tracto
sucesivo, consagrados en los artículos 2013, 2014 y 2015 del Código Civil.

195
20. El artículo 2014 del Código Civil -norma que consagra el principio de Fe
Pública Registral- establece que: “El tercero que de buena fe adquiere a título
oneroso algún derecho de persona que en el registro aparece con facultades para
otorgado, mantiene su adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después se
anule, rescinda o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no consten en
los registros públicos. La buena fe del tercero se presume mientras no se pruebe
que conocía la inexactitud del registro” éste, es un principio por el cual se protege
la adquisición efectuada a título oneroso y con buena fe de quien aparece en el
registro como titular registral.

21. Que, la buena fe, conforme aparece en la Exposición de Motivos Ofi cial del
Código Civil, "la buena fe que se exige a una persona a efectos de constituirse en
tercero registral, es la de ignorar la existencia de inexactitud en lo publicado por el
registro. En otros términos, si en verdad existen razones de nulidad, rescisión o
resolución, que no aparecen en el registro, ellas además deben ser desconocidas
por quien pretende ampararse en el principio estudiado”, bajo ese contexto se
puede inferir que la creencia del tercero respecto de que su transmitente ostente
título libre de macula, se enerva cuando conoce la existencia de una situación que
vicia ese título. La buena fe consiste en el desconocimiento de la inexactitud del
registro e implica una conducta correcta, leal, honesta que, de acuerdo al artículo
2014, se mantiene (presume) mientras no se pruebe que el tercero conocía la
inexactitud del registro o la verdad material extra registral; es por ello, que es
necesario exigir que la mala fe se demuestre, esto es, debe ponerse en evidencia
que el tercero tenía conocimiento de una situación jurídica viciante del título de su
transferente, ya sea por encontrarse sujeto a hechos que determinen su invalidez
(nulidad o anulabilidad) o ineficacia (rescisión o resolución). Este tipo de
conocimiento conforme lo señala la exposición de motivos del Código Civil debe
ser uno perfecto, directo, probado de manera concluyente, por mérito de actos
realizados por el mismo adquiriente o de hechos que forzadamente deben ser
conocidos por él, o dicho de otro modo, cuya ignorancia no es posible sustentar.

22. Que, de la revisión de los autos se advierte que los codemandados adquieren
el bien sub litis, de manos de la Asociación de Vivienda Agrario Tacna (quien se
identificó como propietaria) pese a tener conocimiento que dicha asociación no era
la propietaria, en tanto que, invocan la perdida de condición de socio del
demandante y por tanto de propietario en mérito al acta de asamblea general
extraordinaria de fojas doscientos sesenta de fecha veintiuno de enero de dos mil

196
siete; sin embargo, tal como se ha sustentado en el numeral 13 de la presente
sentencia, en dicha acta no consta que la falta de reempadronamiento ocasione la
pérdida del terreno, habiendo procedido a la adquisición del bien sin esperar que
culmine el plazo que contempla la norma para la impugnación del acuerdo, que
dice respaldó el acto jurídico a su favor, denotando mala fe en su actuar.

23. De todo lo cual se colige que, nos encontramos ante la transferencia de un bien
ajeno, en el que el transferente se irrogó la condición de propietario sin serlo,
mientras que los adquirientes pese a tener conocimiento de dicha falsedad
suscribieron la compra venta a su favor. De los fundamentos antes expuestos, se
colige que la instancia de mérito han infringido el artículo 70 de la Constitución
Política del Estado y con ello el artículo 219 inciso 3 del código Civil corresponde
declarar fundado el recurso de casación y actuando en sede de instancia confirmar
la sentencia apelada que declaró fundada la demanda en todos sus extremos.

V. DECISIÓN:

Por los fundamentos precedentes y en aplicación de lo establecido por el artículo


396 del Código Procesal Civil declararon:

FUNDADO el recurso de casación de fojas ochocientos cuarenta y ocho,


interpuesto por el demandante Eugenio Reynaldo Limache Limache; en
consecuencia, CASARON la sentencia de vista recurrida de fojas ochocientos tres,
su fecha catorce de mayo de dos mil quince; y actuando como sede de instancia
CONFIRMARON la sentencia apelada obrante a fojas setecientos veintisiete, que
declara FUNDADA la demanda en todos sus extremos. DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Ofi cial “El Peruano”, conforme
a ley; y los devolvieron.

SS. TELLO GILARDI, DEL CARPIO RODRÍGUEZ, RODRÍGUEZ


CHÁVEZ, CALDERÓN PUERTAS, DE LA BARRA BARRERA

197
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA SALA CIVIL
PERMANENTE

CAS. 1047-2017 LIMA

SUMILLA: Por el acto jurídico simulado se aparenta celebrar un acto jurídico que
en realidad no se quiere.

Lima, veinte de marzo de dos mil dieciocho

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número mil cuarenta y siete -
dos mil diecisiete, con su acompañado, en audiencia pública llevada a cabo en la
fecha y producida la votación con arreglo a Ley; emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. El demandante Jorge Luis Calagua Vera interpuso demanda de nulidad de acto


jurídico del contrato de compraventa del inmueble sito en el sub-lote 116-B
Manzana 3, Avenida Juan Luna Pizarro, Urbanización Tejada Alta, distrito de
Barranco, provincia y departamento de Lima, celebrado con fecha dieciocho de
enero de dos mil once entre Gustavo Roberto Morales Paiva como vendedor y
Jonathan Luís Cóndor Ramos como comprador y accesoriamente para que se
declare la nulidad de la inscripción registral en la Partida Electrónica N° 12580563
del Registro de la Propiedad Inmueble de Lima; bajo los siguientes argumentos:

a) Con fecha nueve de marzo de dos mil once obtuvo una sentencia favorable en
un proceso sobre otorgamiento de escritura pública, interpuesto contra la persona
de Gustavo Roberto Morales Paiva y otros, en consecuencia, se les ordenó otorgar
la escritura pública respecto de la sección B del inmueble signado como lote 116,
Manzana 3, que corre inscrito en el tomo 167 a fojas 203 del Registro de la
Propiedad Inmueble de Lima, sin embargo, cuando solicitó la inscripción de la
escritura pública de compraventa a su favor ante los Registros Públicos se dio con
la sorpresa de que no se podía inscribir, ya que existía inscrita una compraventa
celebrada entre los dos demandados sobre el mencionado inmueble.

198
b) Que el veinte de octubre de mil novecientos setenta y siete celebró un contrato
de promesa de compraventa de un área de 39.78 m2 que se encuentra signado como
sub lote 116-B Manzana 3, ubicado en la Avenida Juan Luna Pizarro N° 708,
Urbanización Tejada Alta, distrito de Barranco, inscrito en la Partida Electrónica
N° 12580563 el que fue pagado al vendedor al contado al momento de la firma del
contrato y que no obstante habérsele dictado sentencia a su favor los emplazados
en forma ilícita y de mala fe han celebrado un contrato de compraventa con fecha
diecisiete de diciembre de dos mil diez mediante documento privado, el mismo
que fue elevado a escritura pública con fecha veinte de enero de dos mil once ante
la Notaria Pública Ramírez Carranza, siendo que el precio pactado en dicho
contrato fue de S/. 8,000.00 el mismo que nunca fue pagado, puesto que el
comprador era una persona de veintidós años de edad que no tenía capacidad
económica alguna para poder adquirirlo por lo que considera que no existió
intención alguna de efectuarse el pago, pensando más bien que la persona del
comprador es un testaferro del propio vendedor quien ante la proximidad de la
ejecución de sentencia en el proceso de otorgamiento de escritura pública que le
inició decidió simular la referida venta.

2. El demandado Jonathan Luís Cóndor Ramos se apersona y absuelve la demanda,


indicando:

a) Que las conversaciones y condiciones de compraventa y cancelación del


inmueble lo ejecutaron sus padres: Luis Cóndor Ramos y Graciela Ana Ramos
Ramos; antes de efectuar la minuta de compraventa, se verificó con la copia literal
otorgada por los Registros Públicos de Lima, que dicho inmueble estaba saneado
completamente y que el titular exclusivo era el vendedor; es en tal momento que
sus padres decidieron que el inmueble se inscriba a su nombre como comprador,
siendo sus progenitores quienes cancelaron el precio pactado y asumieron todos
los gastos ante la notaría pública. Añade que el contrato fue elevado a Escritura
Pública el veinte de enero de dos mil once ante la Notaria de Lima del Dr.
Alejandro Ramírez Carranza, la misma que obra debidamente inscrita en el
Registro de la Propiedad Inmueble de Lima, Asiento C00002, registrada en la
Partida Electrónica N° 12580563.

b) Que la compraventa de la referencia es un acto jurídico pleno, válido en todos


sus extremos, conforme consta de sus cláusulas y demás insertos, no habiendo

199
ninguna de las partes contratantes, desde su celebración a la actualidad, hecho o
formulado cuestionamiento alguno a su contenido.

c) La compraventa a su favor ha sido celebrada a título oneroso y con buena fe.

3. El codemandado Gustavo Roberto Morales Paiva contesta la demanda


indicando:

a). El petitorio no es concreto y claro, por tanto, la demanda debe declararse


improcedente.

b) Que no ha celebrado contrato alguno con el demandante, mucho menos ha


recibido dinero por ningún concepto.

c) Que, de otro lado, la supuesta legalización de firmas se realizó en el año mil


novecientos ochenta, sin estar acompañada por su firma y huella digital, por tanto,
es falsa.

d) Que, por razones profesionales, el año mil novecientos ochenta se encontraba


en Huancayo y no en Lima, por lo que desconoce dicha legalización, nunca fue a
notaría alguna, mucho menos a la Notaría Reátegui a legalizar las firmas que
falsamente se imputan.

e) Que no tiene obligación alguna de formalizar una compraventa mucho menos


sustentada en documento con su firma falsa.

f) Que el contrato de fecha veinte de octubre de mil novecientos setenta y siete,


contiene obligaciones que prescribían el veinte de octubre de mil novecientos
ochenta y siete, por tal no se le puede exigir el cumplimiento del mismo.

g) Debe tenerse presente que el actor alega la existencia de un contrato


preparatorio, es decir, una promesa de venta, por tanto, no es un contrato definitivo.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Sentencia de primera instancia En fecha diez de marzo de dos mil dieciséis, el


Undécimo Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima dictó sentencia),

200
y declaró fundada la demanda de nulidad de acto jurídico y cancelación de asiento
registral, bajo los siguientes fundamentos:

a) El codemandado Jonathan Luís Cóndor Ramos no ha acreditado el haber


contado con solvencia económica para el pago del precio de venta, lo que lleva a
la conclusión de que no se efectivizó el mismo.

b) El codemandado Gustavo Roberto Morales Paiva vendió un inmueble que ya


no era suyo, puesto que lo transfirió el veinte de octubre de mil novecientos setenta
y siete, siendo su intención perjudicar al legítimo propietario; sin embargo, no se
ha probado que Jonathan Luis Cóndor Ramos tuviera conocimiento del proceso
judicial que se venía siguiendo ni que el bien ya había sido transferido.

c) Si bien no existió fi n ilícito, se ha acreditado que el demandado Jonathan Luis


Cóndor Ramos no contaba con solvencia económica para adquirir el bien ni ha
acreditado los pagos, por lo que el acto jurídico sería simulado.

III. SEGUNDA INSTANCIA

En fecha once de octubre de dos mil dieciséis, la Tercera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima expide la sentencia de vista, que confirma la sentencia
de primera instancia en el extremo que:

a) Resolvió declarar fundada la demanda de nulidad de acto jurídico por la causal


de simulación absoluta y, en consecuencia, declara nulo el acto jurídico de
compraventa contenido en la minuta y en la escritura pública de fecha veinte de
enero del dos mil once celebrada entre Gustavo Roberto Morales Paiva, como
vendedor y Jonathan Luís Cóndor Ramos, como comprador, respecto al inmueble
constituido por el Sub lote 116-B Manzana 3 del Jirón Juan Luna Pizarro,
Urbanización Tejada Alta del distrito de Barranco y la de su correspondiente
inscripción registral en el Asiento C00002 de la Partida Electrónica N° 12580563
del Registro de la Propiedad Inmueble de Lima, bajo los siguientes fundamentos:

b) No se puede concluir que la parte demandada haya actuado con una conducta
correcta, leal, honesta conforme lo requiere el artículo 2014 del Código Civil,
puesto que es evidente que el codemandado conocía la inexactitud del registro al
momento de solicitar la elevación a escritura pública de su minuta de contrato de

201
compraventa, puesto que a la fecha de la elevación de la escritura pública (veinte
de enero de dos mil once), el apelante conocía sobre la denuncia policial (treinta y
uno de diciembre de dos mil diez) que corre en la página cuarenta y ocho, expedida
por la Comisaria de Barranco, mediante el cual Jorge Luis Calagua Vera, pone en
su conocimiento que era el propietario del inmueble en controversia (conforme
también lo expresa el recurrente en su escrito de contestación de demanda), fecha
en la cual el inmueble solo estaba construido con material rústico adobe y quincha.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente por este Supremo Tribunal


mediante la resolución de fecha siete de junio de dos mil diecisiete, por las
siguientes causales:

a) infracción normativa de los artículos 196 y 197 del Código Procesal Civil y del
artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del Estado

b) infracción normativa del artículo 2014 del Código Civil, y

c) infracción normativa del artículo 219 inciso 5 del Código Civil.

2. Denuncia procesal Conforme se advierte del recurso de casación, se ha


declarado procedente por infracción de los artículos 196 y 197 del Código Procesal
Civil y del artículo 139.5 de la Constitución Política del Estado, en tanto, se
asegura, que no se ha probado que el recurrente tenía conocimiento de
compraventa anterior ni que tenía conocimiento del proceso judicial de
otorgamiento de escritura pública ni de la denuncia policial.

3. Motivación de las resoluciones judiciales En múltiples sentencias1 este


Tribunal ha señalado que la constitucionalización del deber de motivar implica que
se está ante una obligatoriedad universalizada e indisponible tanto para la esfera
privada como para la pública, permitiendo a las partes controlar el significado de
la decisión (función endoprocesal) y posibilitando el control democrático de los
jueces, que obliga, entre otros hechos, a la publicación de la sentencia, a la
inteligibilidad de la decisión y a la autosuficiencia de la misma2 (función
extraprocesal). En las mismas resoluciones judiciales, ha reparado que la
motivación no significa la exteriorización del camino mental seguido por el juez,

202
sino que exista una justificación racional de lo que se decide. Se trata de una
justificación racional que es, a la vez, interna y externa. La primera consiste en
verificar que: “el paso de las premisas a la conclusión es lógicamente -
deductivamente- válido” sin que interese la validez de las propias premisas. Por su
parte, la justifi cación externa consiste en controlar la adecuación o solidez de las
premisas, lo que supone que la(s) norma(s) contenida(s) en la premisa normativa
sea(n) norma(s) aplicable(s) en el ordenamiento jurídico y que la premisa fáctica
sea la expresión de una proposición verdadera4. En esa perspectiva, la justificación
externa exige: (i) que toda motivación debe ser congruente, de lo que sigue que no
cabe que sea contradictoria; (ii) que toda motivación debe ser completa, por lo que
deben motivarse todas las opciones; y, (iii) que toda motivación debe ser sufi
ciente, por lo que es necesario ofrecer las razones jurídicas que avalen la decisión.

4. En cuanto a la justificación interna (que consiste en verificar que “el paso de las
premisas a la conclusión es lógicamente -deductivamente- válido” sin que interese
la validez de las propias premisas), se advierte que el orden lógico propuesto por
la Sala Superior ha sido el siguiente: a. Como premisa normativa la sentencia ha
considerado: (i) que el acto jurídico es simulado; y (ii) que el artículo 2014 del
Código Civil, referente al principio de buena fe pública registral, prescribe que la
buena fe del tercero debe existir al momento de la adquisición efectuada a título
oneroso hasta el momento de la inscripción registral. b. Como premisa fáctica la
Sala Superior ha señalado: (i) que habiéndose dispuesto que el codemandado
Gustavo Morales Paiva otorgue escritura pública a favor de Jorge Luis Calagua
Vera, aquel transfi rió el bien a favor de Jonathan Luis Cóndor Ramos por la suma
de S/.8,000.00 sin constancia de pago alguno; y (ii) que el demandado recurrente
conoció, a través de la denuncia policial de fecha treinta y uno de diciembre de dos
mil diez, de la compraventa del demandante, de fecha anterior a la inscripción
realizada ocurrida el veinte de enero de dos mil once. c. Como conclusión la
sentencia de vista considera que la venta es simulada y que no le asiste al recurrente
el principio de buena fe pública registral. En ese sentido se advierte que la
conclusión a la que arriba es congruente formalmente con las premisas
establecidas, por lo que existe adecuada justificación interna en la sentencia
impugnada.

5. En lo que concierne a la justificación externa, ésta consiste en controlar la


adecuación o solidez de las premisas6, lo que supone que la(s) norma(s)
contenida(s) en la premisa normativa sea(n) norma(s) aplicable(s) en el

203
ordenamiento jurídico y que la premisa fáctica sea la expresión de una proposición
verdadera. En esa perspectiva, este Tribunal Supremo estima que tal justificación
externa no existe en tanto la premisa fáctica es inexacta, toda vez que se afirma
que el impugnante conocía al momento de la inscripción de su compraventa que el
demandante sabía de adquisición anterior, en virtud de la denuncia policial de
fecha treinta y uno de diciembre de dos mil diez. Resultando la premisa fáctica
errada, la conclusión también lo es.

6. A pesar de las anomalías en la motivación, este Tribunal Supremo considera que


es posible emitir decisión de fondo, en tanto se han discutido los temas en
controversia y se ha ejercido a plenitud el derecho de defensa, siendo relevante
señalar que en todas las resoluciones judiciales se ha abordado el asunto de la
simulación absoluta, por lo que no existe dificultad para emitir pronunciamiento
que ponga fi n al debate, además el recurso de casación ha sido declarado
procedente por las siguientes normas materiales: i) infracción normativa del
artículo 2014 del Código Civil, ii) infracción normativa del artículo 219 inciso 5
del Código Civil. Debe agregarse que este Tribunal solo evaluará la nulidad por
simulación, en tanto sobre el fi n ilícito se han pronunciado las instancias, sin que
se haya impugnado este extremo de la sentencia.

7. Conocimiento de la compraventa del demandado En efecto, la sentencia


considera que el demandado Jonathan Luis Cóndor Ramos tuvo conocimiento de
la adquisición anterior, en virtud de la ocurrencia policial de fecha treinta y uno de
diciembre de dos mil diez. Sin embargo, dicha ocurrencia (página treinta y cuatro)
no informa que se haya comunicado al impugnante de dicha venta, en tanto lo que
aconteció fue una simple constatación policial, a lo que debe añadirse que de la
lectura del referido documento policial no se aprecia que se hubiere presentado
documento de propiedad del demandante y que, por el contrario, lo que se mostró
fueron los títulos de compraventa del demandante. Siendo ello así, nada hay que
afecte el principio de buena fe pública registral, en los términos señalados por la
Sala Superior, por tanto la sentencia impugnada ha infringido lo dispuesto en el
artículo 2014 del Código Civil. La simulación y la buena fe pública registral Por
el acto jurídico simulado se aparenta celebrar un acto jurídico que en realidad no
se quiere; representa “la deliberada disconformidad entre la voluntad querida y su
declaración8”. Tal discordancia genera, entre las partes que suscribieron el acto
jurídico, en términos de prueba, aunque de manera no excluyente, la existencia de
un contradocumento, mientras que en relación a terceros, como se trata de acto

204
soterrado, ha de favorecerse el camino de la presunción. Sin embargo, en ambos
casos lo que debe acreditarse es que el acto jurídico era aparente, esto es, que no
quiso efectuarse. En la sentencia en cuestión no existe mayor desarrollo
argumentativo, salvo la reseña del Expediente N° 17114-2013, consignado en el
considerando octavo de la impugnada, que se limita a consignar datos y no tiene
en cuenta: 1. Que de la página noventa y siguientes aparecen fotografías de cómo
se adquirió el inmueble y cómo se encuentra ahora, lo que evidencia
comportamiento típico de propietario, pues se han realizado obras estructurales de
modificación del inmueble. 2. Que la propia ocurrencia policial presentada en la
demanda, informa que a quiénes se encontró en el inmueble era a la familia del
demandante haciendo trabajo de demolición. 3. Que se ha acreditado el préstamo
para pagar la casa por parte de sus padres (páginas ochenta y cinco a ochenta y
ocho), obtenido en el año 2011, y que ello sirvió para levantar las nuevas
construcciones existentes.

El certificado RENIEC de la página treinta y tres, informa que al momento de la


presentación de la demanda, el señor Jonathan Cóndor Ramos domicilia en el
inmueble materia de litigio, lo que además se reitera con la ficha RENIEC que este
Tribunal Supremo ha tenido a la vista al momento de expedir el presente fallo. De
todo ello se colige que el acto no fue simulado y que efectivamente se transfirió la
propiedad a favor del referido demandado Jonathan Cóndor Ramos, quien se ha
comportado como propietario del bien, sin que nada acredite lo contrario, por tanto
se concluye que la sentencia de vista ha vulnerado el artículo 219, inciso 5 del
Código Civil.

VI. DECISIÓN

Por las consideraciones glosadas, esta Sala Suprema, de conformidad con lo que
establecido por el artículo 396 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley
N° 29364:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el demandado Jonathan Luis


Cóndor Ramos; en consecuencia, CASARON la sentencia de vista de fecha once
de octubre dos mil dieciséis y actuando de sede de instancia: REVOCARON la
sentencia de primera instancia del diez de marzo de dos mil dieciséis (página
trescientos cincuenta y dos) que declara fundada la demanda de nulidad acto
jurídico y asiento registral; reformándola declararon infundada la demanda en

205
todos sus extremos. DISPUSIERON la publicación de esta resolución en el Diario
Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; y los devolvieron.

SS. HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS, SALAZAR LIZÁRRAGA,


CALDERÓN PUERTAS, CESPEDES CABALA

206
CORTE DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL
PERMANENTE

CAS. 2309-2017, DEL SANTA

SUMILLA: se puede establecer la causal de simulación del acto jurídico si el


adquiriente realiza actos que ponen de manifiesto su condición de propietario.
Siendo que el alquiler del inmueble sub litis al propio recurrente es un acto
importante para concluir la existencia de un real contrato, ya que el domine ejerce
con ello actos de propietario.

Lima, diecisiete de abril de dos mil dieciocho

I. HECHOS:

1. El demandante señor Rodolfo Huamancóndor Depaz interpone demanda de


nulidad de acto jurídico del contrato de compraventa de fecha treinta de diciembre
de dos mil once, celebrado entre Empresarios Bahía Plaza Center S.A. (antes
Empresarios Unidos Región Chavín S.A.) y Ada Carolina Quezada Lozano
elevado a escritura pública ante el Notario de Chimbote Eduardo Pastor La Rosa,
el mismo que aparece inscrito en el asiento C00001 de la Partida Registral N°
11043593, por la causal de simulación absoluta y fin ilícito, alegando los siguientes
hechos y fundamentos:

a) El veinticinco de agosto de dos mil dos, celebró un contrato verbal de alquiler


venta a futuro del Stand N° 69 (ahora Stand 71, pero antes Stand 72) cuya área es
de 8.00 m2, ubicado en el Jirón Ladislao Espinar Mz. F Lote. 04, por el precio de
US$ 15,000.00 dólares americanos.

b) En un principio se hizo el pago mensual de S/ 250.00 soles y luego se aumentó


el monto a S/ 350.00 soles por el costo de vida, siendo que hasta el mes de
diciembre de dos mil catorce ha cumplido con pagar la totalidad del precio del bien
en forma puntual y directa, tal como lo acredita con los recibos que adjunta.

c) Sostiene que el treinta de diciembre de dos mil once la empresa denominada


Empresarios Bahía Plaza Center S.A. a través de su representante legal, el señor
Edilberto Rufi no Robles Ramos, a fi n de benefi ciarse económicamente en forma

207
ilícita simuló una compraventa de acciones y derechos del antes citado bien, con
Ada Carolina Quezada Lozano, simulación que se infi ere por el diminuto precio
de venta (US$. 3,816.00 dólares americanos) y que su persona viene ocupando
dicho Stand por más de dieciséis años. Por tanto, alega que el contrato de
compraventa es nulo o ineficaz al ser un acto simulado y con un fin ilícito.

2. El demandado Empresarios Bahía Plaza Center S.A. contesta la demanda


alegando que:

a) Conforme a la Escritura Pública del veintitrés de mayo de dos mil cinco,


Empresarios Bahía Plaza Center Sociedad Anónima, adquirió de Empresarios
Unidos Región Chavín Sociedad Anónima- EURCHASA el inmueble ubicado en
Jirón Ladislao Espina Manzana F, Lote 4 Sector Centro Cívico Comercial Casco
Urbano – Chimbote, que se independizó en 153 stand.

b) Nunca realizó la promesa de venta a futura de ninguno de los stand, a los


comerciantes que alquilaban los mismos, por lo que es imposible que el veinticinco
de agosto de dos mil dos se haya celebrado el supuesto contrato verbal, cuando el
demandado recién adquirió el derecho de propiedad en el año dos mil cinco,
advirtiéndose que los pagos realizados en el año dos mil dos, fueron a favor de
Empresarios Unidos Región Chavín S.A.

c) Estando libre de obligación contractual alguna, se vendió el Stand No. 71 a la


señora Ada Carolina Quezada Lozano, acto jurídico lícito y válido, no habiéndose
simulado el contrato de compra venta a fi n de perjudicar al demandante. Mediante
Resolución número siete de fecha veinte de mayo de dos mil quince se declaró
rebelde a la codemandada Ada Carolina Quezada Lozano.

II. PRIMERA INSTANCIA:

En cuanto al hecho controvertido antes descrito, el A quo declaró infundada la


demanda en base a los siguientes considerandos:

a) La demanda se sustenta en el contrato verbal de alquiler venta a futuro, que el


demandante sostiene celebró con fecha veinticinco de agosto de dos mil dos con
empresarios Unidos Región Chavín Sociedad Anónima, agregando que cumplió

208
con el pago de la suma de US$ 15,000 dólares americanos a diciembre de dos mil
catorce, por lo que se habría convertido en propietario del Stand 71.

b) De una valoración conjunta del proceso se tiene que; a) Edilberto Robles


Ramos, quien fue Gerente General de Empresarios Unidos Región Chavín S.A. y
es Gerente General del demandado Empresarios Bahía Plaza Center S.A. no ha
reconocido haber suscrito el documento de página trece y que el stand que ocupa
el demandante es el numero 71 (antes 72 y antes 69); b) los documentos copiados
de páginas nueve a diez se refi eren al pago de mantenimiento del stand en el año
dos mil cinco a razón de US$ 50.00 dólares americanos por mes, lo que es
consistente con la declaración de parte del demandado, quien afi rmó que el actor
solo ha realizado pagos por concepto de mantenimiento, y es además consistente
con lo sostenido por el propio demandante, quien distingue el pago de
mantenimiento del pago del precio, considerándose que el pago periódico y
mensual así como el monto de US$ 40.00 dólares americanos, fue por
mantenimiento; c) El demandante sostiene que se encuentra en posesión del Stand
por más de dieciséis años, hecho no controvertido en el proceso, no acreditando
per se el derecho de propiedad alegado; d) La carta notarial que el propio actor
aporta al proceso, y cuyo contenido no ha cuestionado lleva a determinar la
existencia de un contrato de arrendamiento entre el demandante y la demandada
Ada Carolina Quezada Lozano al menos durante el año dos mil catorce.

c) En consecuencia el demandante no ha sido capaz de acreditar la celebración del


contrato verbal en que sustenta el derecho de propiedad que alega, y como
consecuencia de ello, tampoco acredita que la celebración del contrato a que se
refiere la copia literal de página siete entre los hoy demandados se ha realizado
con el fin de perjudicar el derecho del demandante y menos que haya habido
simulación o abuso del derecho en la medida que el actual titular del Stand N° 71
es la demandada Ada Carolina Quezada Lozano, si realiza actos de posesión
obteniendo una renta del mismo y muestra de ello es el contrato de arrendamiento
celebrado precisamente con el actor.

III. SEGUNDA INSTANCIA

El demandante interpone recurso de apelación contra la sentencia antes referida,


que al ser absuelto por la Sala Superior, confirmó la apelada, desestimando los

209
agravios postulados por el demandante y sustentando su decisión en la siguiente
justificación:

a) En cuanto a la causa por Fin Ilícito. Sostuvo que las documentales adjuntadas
en su escrito de demanda, entre ellos, la copia legalizada por notario de cuatro
recibos sin número, el Colegiado Superior apreció que éstos contienen el pago que
se realizó por el mantenimiento del Stand 72 en el año dos mil cinco, por el monto
de U.S.$ 50.00 dólares americanos asimismo, advirtió que dichas documentales no
acreditan la celebración del contrato verbal de alquiler –venta por el cual el actor
adquirió la propiedad, ya que conforme el propio demandante diferenció el
supuesto pago por la compra del bien, con el pago por mantenimiento, y que los
abonos por mantenimiento de stand constituyen el cumplimiento de una obligación
por utilizar el bien pero que no genera en absoluto el derecho a la propiedad que
tanto aduce.

b) En cuanto a los documentales consistentes en seis letras sin número de pagos


realizados en el año dos mil dos, los cuales no tienen indicación expresa del
concepto por el cual se abonan1, y lo consignado por el propio recurrente en su
escrito de demanda, respecto a que cumplió con pagar la totalidad del precio del
bien con el pago mensual, inicialmente de S/. 250 soles, para posteriormente
aumentar el monto de acuerdo al costo de vida a S/. 350 soles, la Sala Superior
llegó a la conclusión que estos abonos tampoco acreditan pagos por la propiedad
del bien, puesto que el recurrente en su escrito de demanda señaló que las cuotas
fueron en soles, existiendo una contradicción entre lo alegado y los montos que
expresan las letras ofrecidas por este, puesto que éstas contienen cifras en dólares.
o Por todo lo abonado, el Ad quem al desarrollar la causal de fi n ilícito sobre la
transferencia materia de nulidad, concluyó que el actor no ha cumplido con
acreditar la existencia de la celebración del contrato verbal con ningún medio
probatorio aportado en la secuela del proceso y tampoco se acredita que la
celebración del contrato de compraventa de fecha treinta de diciembre de dos mil
once celebrado entre Empresarios Bahía Plaza Center S.A. y Ada Carolina
Quezada Lozano haya conculcado el supuesto derecho de propiedad invocado del
recurrente, más aún si la buena fe del tercero se presume mientras no se pruebe la
inexactitud del registro.

c) Asimismo, el recurrente alegó que el acto jurídico cuestionado adolece de


simulación absoluta porque ambos demandados tenían pleno conocimiento que el

210
acto jurídico de compraventa del stand comercial se había producido ocultando su
verdadero carácter, con el fi n de perjudicarlo, ante esto, la Sala Superior consideró
en la recurrida que esta causal (simulación absoluta) consiste que en realidad no se
celebra ningún acto jurídico dado que no existe realmente voluntad para celebrarlo,
y que en este caso, dicho escenario no se presenta porque la situación existente si
se modificó al cambiar de titular el bien materia de debate a favor de la
codemandada Ada Carolina Quezada Lozano tal como se aprecia del asiento
C00001 de la Partida Registral N° 11043593 de la Zona Registral N° VII- Sede
Huaraz, lo cual denota que esta última tuvo intención de adquirir el bien y se
refuerza con la carta notarial que el propio actor aportó al proceso en cuyo
contenido se advierte que dicha demandada durante el años dos mil catorce
percibía una renta de parte del actor por el bien objeto de controversia.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. Es menester precisar que el recurso de casación es un medio de impugnación


extraordinario que permite ejercer el control de las decisiones jurisdiccionales, con
la finalidad de garantizar la correcta aplicación e interpretación del derecho
objetivo y la unificación de la jurisprudencia nacional de la Corte Suprema de
Justicia; así como, determinar si en dichas decisiones se ha infringido o no las
normas que garantizan el debido proceso, traducido en el respeto de los principios
que lo regulan.

2. Antes de dilucidar las infracciones denunciadas en el presente recurso de


casación debemos tener en cuenta que conforme lo prevé el artículo 140 del Código
Civil el acto jurídico o negocio jurídico es la manifestación de voluntad destinada
a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas requiriéndose para su
validez la concurrencia de elementos, requisitos y presupuestos tales como el
agente capaz, el objeto sea físicamente y jurídicamente posible, tenga un fi n lícito
y se observe la forma prescrita en la norma o ley bajo sanción de nulidad o dicho
de otra manera el acto o negocio jurídico son supuestos de hecho conformados por
una o más manifestaciones de voluntad emitidas por los sujetos con el propósito
de alcanzar un resultado práctico el cual tutelado por el ordenamiento jurídico se
convierte en un resultado jurídico12, que consistirá en crear, modificar, regular o
extinguir relaciones jurídicas estando conformada en general la estructura del
negocio jurídico de la siguiente manera: a) Los que son los componentes
indispensables para que los sujetos celebren el acto jurídico y que son comunes a

211
todo acto jurídico: La manifestación de voluntad y La causa; b) los presupuestos
que se defi nen como los antecedentes o términos de referencia, es decir todo
aquello que es necesario para la celebración del acto y son: El objeto y El sujeto;
y c) los requisitos que son todas aquellas condiciones que deben cumplir tanto los
elementos como los presupuestos para que el acto jurídico se considere formado
válidamente y por tanto pueda producir efectos jurídicos los cuales vienen a ser: la
Capacidad, la Licitud, la Posibilidad Física y Jurídica del Objeto, la determinación
de especie y cantidad y además que la voluntad haya estado sometida a un proceso
normal de formación sin vicios de tal modo que la ausencia de alguno de los
elementos estructurales del acto o negocio jurídico acorde a lo previsto por los
artículos 219 y 221 del Código Civil acarrea la invalidez del mismo por nulidad o
anulabilidad.

3. Para anular un acto jurídico, el legislador ha regulado causales de nulidad


contenidas en el artículo 219° del Código Civil, y que para el presente caso, el
demandante ha postulado la causal de simulación absoluta (inciso 5) y fi n ilícito
(inciso 4); por lo tanto la absolución de las infracciones denunciadas en el presente
recurso extraordinario será desarrollado considerando las causales de nulidad con
el hecho controvertido materia de debate (Determinar si corresponde declarar la
nulidad del acto jurídico contenido en el contrato de compraventa de fecha treinta
de diciembre de dos mil once, por la causal de simulación absoluta y fin ilícito,
celebrado entre Empresarios Bahía Plaza Center S.A. representado por su Gerente
Edilberto Rufino Robles Ramos y Ada Carolina Quezada Lozano), con el fi n de
no vulnerar el principio de congruencia procesal y el debido proceso.

4. En cuanto a la causal de nulidad por fi n ilícito, se debe tener en cuenta que el


Código Civil no ha señalado un significado expreso, pero la opinión del Doctor
Lizardo Taboada consiste en que esta causal debe ser entendida como aquel
negocio cuya causa, en su aspecto subjetivo sea ilícita por contravenir las normas
que interesan al orden público o a las buenas costumbres y además se trata de una
causal de nulidad por ausencia del requisito de la licitud, aplicable al fi n, que
constituye uno de los elementos del acto jurídico.

5. En cuanto a la causal de nulidad por simulación absoluta, resulta que para el


profesor Luis Diez-Picazo, la simulación puede ser tanto absoluta que
comúnmente es la forma más simple de simulación o puede ser relativa que lo
denomina como un “disfraz”. La primera considerada como la forma más simple

212
de la simulación, pues supone la creación aparente de un negocio jurídico y en
verdad resulta que no se quiso nada o que no se quiso dar vida a tal negocio
(compraventa del stand comercial en este caso), y así por ejemplo resulta que A y
B comparecen ante el notario, y en escritura pública A vende a B un inmueble,
confesando A haber recibido el precio pactado con anterioridad, hecho que no se
produjo; y la segunda como ya se dijo es denominada como un disfraz donde en
ella se realiza aparentemente un negocio jurídico, queriendo y llevando a cabo en
realidad otro distinto, en este tipo de simulación los contratantes concluyen un
negocio verdadero, que ocultan bajo una forma diversa, de tal modo que su
verdadera naturaleza permanece secreta, y siguiendo el ejemplo anterior para su
comprensión, la compraventa simulada (negocio que sirve de disfraz) no se quiere
sino es utilizada para encubrir una donación, donde A quiere donar a B, y en lugar
de realizar el negocio jurídico de donación celebran externamente una
compraventa, pero sin que B pague el precio de venta14.

6. Para el ya citado profesor la forma de atacar un negocio jurídico simulado es


mediante el ejercicio oportuno de la acción donde los tribunales emitirán una
declaración de la simulación. Es decir, tal como ocurre en el presente caso donde
el señor Rodolfo Huamancóndor Depaz pretende atacar el acto jurídico consistente
en la compraventa celebrada el treinta de diciembre de dos mil once, celebrado
entre Empresarios Bahía Plaza Center S.A. (antes Empresarios Unidos Región
Chavín S.A.) representado por Edilberto Rufi no Robles Ramos y Ada Carolina
Quezada Lozano, por la causal de simulación. 5.2. Del mismo modo, este autor15
nos señala que en todos aquellos casos en que exista una auténtica discrepancia
entre el fi n típico del negocio y la intención empírica de los celebrantes, así como
el deseo de éstos de crear una pura apariencia, cabrá simulación. Expuesto el marco
jurídico y doctrinal, este Supremo Tribunal analizará el fondo de la controversia,
absolviendo las infracciones denunciadas en el presente recurso extraordinario de
casación.

7. Por lo resuelto en el presente caso, el recurrente denuncia infracción normativa


del artículo 140° del Código Civil, alegando que el contrato de compraventa del
“Stand” materia de controversia, fue suscrito por los demandados, cuando el
recurrente y el codemandado Edilberto Rufi no Robles Ramos Gerente de
Empresarios Bahía Plaza Center S.A. (antes Empresarios Unidos Región Chavín
S.A.), ya habían celebrado el contrato verbal de alquiler venta a futuro en cuanto
al referido “Stand” con fecha veinticinco de agosto de dos mil dos.

213
8. Al respecto, lo antes alegado por el casante indica que el señor Edilberto Rufi
no Robles Ramos habría actuado de mala fe al vender con fecha treinta de
diciembre de dos mil once el inmueble sub litis a la señora Ada Carolina Quezada
Ramos, y por ello debe prevalecer su derecho sobre el bien por el supuesto contrato
verbal de alquiler venta a futuro celebrado supuestamente el veinticinco de abril
de dos mil dos.

9. El extremo antes expuesto debe ser desestimado, esto porque en la sentencia


fundada del proceso de desalojo número 322-2015, tramitado ante el Tercer
Juzgado de Paz Letrado Civil y Penal de Chimbote, y seguido por Ada Carolina
Quezada Lozano (demandada en este proceso) contra el recurrente Rodolfo
Huamancóndor De Paz, el A quo determinó en su fundamento “Séptimo” que la
fuente del desalojo recae en el contrato de arrendamiento suscrito por ambos con
fecha veinticinco de julio de dos mil nueve, cuyo plazo era de un año y la merced
conductiva era por la suma mensual de S/. 250 nuevos soles, más una penalidad de
$. 2.00 dólares americanos por cada día de atraso. Entonces, si el señor suscribió
un contrato de arredramiento con la demandada Ada Carolina Quezada Lozano,
eso quiere decir que la reconoce como propietaria del bien sub Litis, y por ello, la
tesis alegada sobre su derecho adquirido por el supuesto contrato verbal de alquiler
venta a futuro del Stand Comercial N° 71 (antes N° 72) celebrado el veinticinco
de agosto de dos mil dos con el demandado Edilberto Rufi no Robles Ramos
Gerente de Empresarios Bahía Plaza Center S.A. (antes Empresarios Unidos
Región Chavín S.A.), quedaría desbaratada y con ello la primacía de su derecho
alegado sobre el bien materia del proceso, frente a la compraventa celebrada por
Edilberto Rufi no Robles Ramos con la demandada Ada Carolina Quezada Lozano
que aparece inscrita en el asiento C00001 en la Partida Registral N° 11043593 de
la Zona Registral N° VII- Sede Huaraz (Página siete), sin que medie mala fe
alguna.

De otro lado, el recurrente denuncia infracción normativa de los incisos 4 (fi n


ilícito) y 5 (cuando adolezca de simulación absoluta) del artículo 219º del Código
Civil. En cuanto a la primera infracción normativa referida a la nulidad de acto
jurídico por fi n ilícito, si tomamos la posición adoptada por el Dr. Lizardo
Taboada, la misma que ha sido expuesta en el marco normativo y doctrinal, resulta
que esta causal refiere que la causa del negocio jurídico materia de nulidad sea
ilícita por contravenir las normas que interesan al orden público o a las buenas
costumbres.

214
10. Bajo este panorama, tenemos que el acto jurídico de compraventa materia de
debate, esto es, la compraventa celebrada por Ada Carolina Quezada Lozano el
treinta de diciembre de dos mil once con el señor Edilberto Rufi no Robles Ramos
Gerente de Empresarios Bahía Plaza Center S.A. (antes Empresarios Unidos
Región Chavín S.A.) en cuanto al Stand 71 (ex 72) y que es ocupado por el
recurrente, no se contrapone al ordenamiento jurídico, tampoco al orden público,
ni a las buenas costumbres; igualmente no se puede determinar que busque causar
perjuicio al impugnante, cuanto ya se ha demostrado que el contrato de alquiler
venta a futuro que alega el actor no le es oponible en cuanto a sus efectos a quien
aparece como parte demandada, ya que el mismo recurrente con fecha posterior a
la celebración de este contrato reconoció a la demandada Ada Carolina Quezada
Lozano como propietaria; más si la adquisición de la citada demandada se hizo al
amparo de la buena fe pública registral, es decir, ésta adquirió tomando como
referencia el contenido de los Registros Públicos.

11. En cuanto a la simulación absoluta, si tomamos la idea descrita en el marco


doctrinal por el profesor Luis Diez- Picazo quién refiere que en caso exista una
auténtica discrepancia entre el fi n típico del negocio y la intención empírica de los
celebrantes, así como el deseo de éstos de crear una pura apariencia, cabrá
simulación. En el presente caso tenemos que el fi n de la compraventa materia de
nulidad ha sido que la demandada Ada Carolina Quezada Lozano ha adquirido un
inmueble para arrendarlo y la del señor Edilberto Rufino Robles Ramos, fue actuar
como Gerente de Empresarios Bahía Plaza Center S.A. (antes Empresarios Unidos
Región Chavín S.A.) y enajenar el Stand 71 (ex 72) a favor de la primera, pues por
la experiencia del tráfico comercial los gerentes pueden hacerlo (vender y comprar
inmuebles) siempre y cuando tengan facultad; y por último, mal podría decirse que
el acto de compraventa y que es materia de nulidad es aparente porque la realidad
demuestra que el Stand 71 (ex 72) ha sido materia de arrendamiento entre la
adquiriente Ada Carolina Quezada Lozano y el recurrente Rodolfo Huamancóndor
Depaz tal como se desprende de la sentencia de desalojo contenida en expediente
judicial Nro. 322-2015 que se tiene a la vista (proceso en el que el demandante fue
vencido y se ordenó que restituya la posesión del bien sub judice), lo cual se
condice con la carta notarial de fojas ciento ochenta y tres, ergo los demandados
no han creado ninguna apariencia, sino un verdadero negocio jurídico; por lo tanto,
el acto jurídico materia de nulidad no se encuentra incurso en ninguna de las
causales descritas en esta infracción, deviniendo en infundada la misma.

215
12. En vista que se han absuelto las infracciones denunciadas por el casante, las
cuales no logran cambiar el sentido de la decisión; los Jueces Supremos integrantes
de la Sala Suprema Civil Permanente consideran que el presente recurso
extraordinario de casación deviene en infundado.

IV. DECISIÓN

Por tales consideraciones y de conformidad con lo regulado en el inciso 396° del


Código Procesal Civil: Declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por el demandante Rodolfo


Huamancóndor Depaz; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista,
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, bajo responsabilidad y los devolvieron.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZÁRRAGA, CALDERÓN PUERTAS

216
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA SALA CIVIL
TRANSITORIA

CAS. 4494-2016, LIMA NORTE

SUMILLA: No surten efectos jurídicos, las cartas notariales que no contengan


intimación de acuerdo al artículo 1429 del Código Civil.
Lima, ocho de junio de dos mil dieciocho

I. HECHOS:

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número cuatro mil
cuatrocientos noventa y cuatro - dos mil dieciséis, en Audiencia Pública de la fecha
y producida la votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia.

1. la demandante Celia Guadalupe Gómez interpone demanda de nulidad de acto


jurídico, obligación de hacer, cancelación de inscripción registral e indemnización
por daños y perjuicios contra Giovanna Coronado Vélez y los cónyuges Richard
Caballero Delgado y Ana María Coronado Vélez de Caballero; con la finalidad de
que se declare la nulidad del acto jurídico en la Escritura Pública de fecha catorce
de marzo de dos mil seis, por la causal de simulación absoluta, se cancele su
inscripción registral, se declare la nulidad de la resolución del contrato y se le
indemnice por concepto de daños y perjuicios con la suma de quince mil soles
(S/.15,000.00), fundamentándola en:

a) Indica que, por contrato preparatorio de Compra Venta de fecha tres de


setiembre de dos mil cuatro, la demandante adquirió por el precio de doce mil
dólares americanos (US$12,000.00) de los demandados Richard Caballero
Delgado y Ana María Coronado Vélez de Caballero, la vivienda ubicada en el Lote
número 16, Manzana “L” del Asentamiento Humano Daniel Alcides Carrión,
Sector B, del Distrito de San Martín de Porres, inscrita en la Partida número
P01083677 de los Registros Públicos de Lima.

b) Refiere que los demandados aducen desconocer los pagos a plazos que ha
consignado en un total de nueve mil dólares americanos (US$9,000.00),

217
declarando haber recibido solo mil dólares americanos (US$1,000.00) a cuenta del
contrato de compra venta, así como también, han cambiado el precio convenido
anteriormente a la suma de dieciocho mil dólares americanos (US$18,000.00).
Señala que, los vendedores dieron por resuelto de pleno derecho el contrato en
mención de conformidad con la Cláusula Sétima del mismo contrato. Es a
consecuencia de esa pretendida resolución y a fin de ocultar el bien materia del
contrato, que los vendedores celebraron con la demandada Edith Giovanna
Coronado Vélez de Díaz, hermana de la vendedora el contrato de Compra Venta
por el precio de tres mil setecientos veinticuatro dólares americanos (US$
3,724.00), contrato que ahora demanda su nulidad.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante fecha catorce de octubre de dos mil catorce, se declaró fundada en parte
la demanda de nulidad de acto jurídico, obligación de hacer, cancelación de
inscripción registral, declarando la nulidad de la compra venta celebrada entre los
Cónyuges Richard Caballero Delgado y Ana María Coronado de Vélez de
Caballero con Giovanna Coronado Vélez respecto del bien sub litis; e infundada,
la misma demanda sobre indemnización por daños y perjuicios; sustentando que:

a) Con fecha tres de setiembre de dos mil cuatro, la accionante celebró un contrato
preparatorio de Compra Venta con los cónyuges demandados Richard Caballero
Delgado y Ana María Coronado de Vélez de Caballero, respecto del bien inmueble
ubicado en el Lote 16, Manzana “L”, con frente hacia el Pasaje 39 del
Asentamiento Humano Daniel Alcides Carrión, Sector “B” del Distrito de San
Martín de Porres, Provincia y Departamento de Lima, cuyo precio pactado sería
pagado en cuotas;

b) Resulta que los vendedores mediante Carta Notarial de fecha veintiuno de


febrero de dos mil seis, dirigida a Celia Guadalupe Gómez (la compradora) dieron
por resuelto de pleno derecho el contrato preparatorio de Compra Venta del
inmueble sub litis, aduciendo que la compradora incumplió con su compromiso de
pago del precio pactado; para luego los vendedores transferir el bien en referencia
por el precio de tres mil setecientos veinticuatro dólares americanos (US$3,724.00)
a la persona de Edith Giovanna Coronado Vélez, quien viene a ser la hermana de
la vendedora Ana María Coronado Vélez de Caballero y cuñada del vendedor
Richard Caballero Delgado;

218
c) Dicha carta notarial no surte efectos por cuanto no contiene el requerimiento, ni
se encuentra indicado los quince días de plazo a que se refiere el artículo 1429 del
Código Civil, en consecuencia, debe declararse nula la citada carta notarial, al no
haberse procedido en la forma prevista por el citado artículo 1429 del Código Civil;

d) Siendo así, los vendedores no podían efectuar otra transferencia del citado bien
inmueble, tal como lo efectuaron a favor de la demandada Edith Giovanna
Coronado Vélez de Díaz, por lo que debemos declarar la nulidad de esta
transferencia por tratarse de una compra venta simulada al haberse acreditado que
la vendedora y compradora son hermanas y que el precio pactado por la suma de
tres mil setecientos veinticuatro dólares americanos (US$3,724.00) es un precio
ínfimo.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Mediante fecha quince de julio de dos mil dieciséis, la Sala Civil Permanente de
la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, confirmó la apelada que declaró
fundada la demanda de nulidad de acto jurídico, así como la de otorgamiento de
escritura pública e infundada la misma en el extremo sobre pago de indemnización
por daños y perjuicios, sustentando que:

a) En aplicación del iura novit curia, el acto jurídico en cuestión se encuentra


afectado por la causal de contravención a las normas de orden público, por cuanto,
según entiende la demandante, dicho acto jurídico fue celebrado simuladamente
solo con el fi n de perjudicarla, ya que el bien inmueble objeto de transferencia no
podía ser dispuesto a razón de haberlo adquirido con anterioridad por contrato
preparatorio de fecha tres de setiembre de dos mil cuatro; es evidente que la
nulidad pretendida por simulación absoluta no tiene lugar porque la demandante
no ha probado que el acto jurídico en cuestión sea solo aparente y que los
demandados no hayan tenido voluntad para celebrarlo, por tanto existe otro acto
jurídico real;

b) Se determina que el contrato denominado “preparatorio”, de fecha tres de


setiembre de dos mil cuatro, al contener elementos esenciales del contrato de
compra venta, no es un precontrato sino uno definitivo, porque así lo denota su
propio contenido y posteriores actos realizados por las partes;

219
c) Se advierte, sin cuestionamiento de los demandados, que existen los recibos de
pago de dinero efectuados por la demandante a los demandados con la indicación
expresa de que era a cuenta, o como parte de pago del precio de la compra venta
que contiene el citado contrato;

d) Las cartas notariales cursadas por los demandados a la demandante, según dicen
para “resolver” por falta de celebración del contrato definitivo, devienen en
intrascendentes, por tanto, sin efecto legal alguno, más si la demandante
oportunamente las contestó, señalando en toda ellas que con los recibos de pago
mencionados había pagado más del cincuenta por ciento (50%) del precio real;

e) Las aseveraciones de la demandante no han sido contradichas, ni enervadas por


los demandados, quienes se encuentran en calidad de rebeldes en el proceso, por
lo que en aplicación de las consecuencias jurídicas que prevé el artículo 461 del
Código Procesal Civil, se tienen por ciertas dichas afirmaciones; y,

f) Desde esta perspectiva, resulta evidente que los demandados Richard Caballero
Delgado y Ana María Coronado de Vélez de Caballero carecían de legitimación
para disponer (vender) nuevamente el bien inmueble – mediante el acto jurídico
cuestionado – a favor de la demandada Giovanna Coronado Vélez, dado que la ley
penal sanciona a quien enajena como suyo un bien ajeno, y a quien recibió o
adquiere un bien proveniente del delito, por lo que dicho acto jurídico deviene en
nulo por la causal invocada en el iura novit curia.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

Del escrito de casación propuesto por la recurrente Edith Giovanna Coronado


Vélez de Díaz, se rescata de sus fundamentos los siguientes aspectos:

a) No se ha cumplido con efectivizar el contrato preparatorio;

b) No se han pronunciado sobre las Cartas Notariales de Resolución de Contrato;

c) No se ha tenido en cuenta los plazos para cancelar dicha compra venta.


Antes de centrarnos en absolver los agravios de la casación, debemos dejar sentado
que las instancias de mérito, partiendo de un debido análisis jurídico y de la mano

220
con material probatorio, han determinado que el contrato de compra venta, de
fecha catorce de marzo de dos mil seis es nulo, al haber transferido sus vendedores
[los demandados Richard Caballero Delgado y Ana María Coronado Vélez de
Caballero] el inmueble sub litis a un tercero, cuando anteladamente ya había sido
vendido a la accionante Celia Guadalupe Gómez.

Asimismo, se ha determinado que el contrato “preparatorio” de compra venta de


fecha tres de setiembre de dos mil cuatro, que unió a las partes, es uno definido, y
ello se advierte de su propio contenido, al configurarse estipulaciones propias de
la compra venta, como el precio pagado a través de cuotas en un total de nueve mil
dólares americanos (US$9,000.00) [declaración asimilada de la propia accionante]
y la entrega efectiva de la propiedad.

Bajo ese contexto, tenemos que, en lo que se refiere al agravio a), tal como se ha
señalado precedentemente, el contrato “preparatorio” de compra venta se ha
desnaturalizado a un contrato definitivo, lo que se acredita con la entrega efectiva
del inmueble y del dinero. Asimismo, respecto del agravio b), no es cierto que las
instancias de mérito no se hayan pronunciado sobre las Cartas Notariales
denominadas “resolución de contrato”, pues se ha determinado que éstas no surten
efecto legal al no cumplirse las disposiciones del artículo 1429 del Código Civil,
es decir, de requerir mediante Carta Notarial para que satisfaga su prestación, de
un plazo no menor de quince (15) días, bajo apercibimiento de que, en caso
contrario, el contrato quede resuelto. Las cartas enviadas no contienen la
intimación, la resuelven de “pleno derecho” como si fueran una condición
resolutoria expresa, y del contrato materia de nulidad se advierte que ésta no
contiene la cláusula resolutoria, por tanto, no surte efectos. Del mismo modo, en
lo que atañe al agravio del literal c), tenemos que en el contrato materia de nulidad
de fecha tres de setiembre de dos mil cuatro, si bien se ha establecido como precio
de venta el monto de doce mil dólares americanos (US$ 12,000.00), el mismo que
se cancelaría en cuarenta y cinco (45) días contados a partir de la suscripción de
este documento o de la renovación que no será mayor a los treinta (30) días
convenidos, lo cierto es que esos cuarenta y cinco (45) días más los treinta (30)
adicionales, no se han cumplido a cabalidad, por cuanto los demandados
vendedores, seguían recibiendo aportes (dinero) a cuenta de la compra venta
efectuada hasta aproximadamente finales del año dos mil cinco, por tanto, tampoco
se puede aludir que no se ha tenido en cuenta los plazos del contrato, por las
razones descritas.

221
V. DECISIÓN:

Por las consideraciones expuestas, no corresponde amparar los recursos de


casación conforme a lo señalado por el artículo 397 del Código Procesal Civil; por
lo que declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandada Edith


Giovanna Coronado Vélez de Díaz; NO CASARON la Sentencia de Vista,
contenida en la Resolución número 21, DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; y los
devolvieron.

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, CALDERÓN PUERTAS,


ORDÓÑEZ ALCÁNTARA, CÉSPEDES CABALA

222
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 307-2017, JUNIN

SUMILLA: De acuerdo a los artículos 638 y 1298 del Código de Derecho


Canónico, para que una enajenación o cualquier operación en la cual pueda sufrir
perjuicio la condición patrimonial de una persona jurídica, en este caso de la
Iglesia, debe contar con la licencia del Superior competente dada por escrito, con
el consentimiento de su Consejo. En ese sentido, las exigencias ahí estipuladas
alcanzan también a los actos jurídicos de donación-conforme se suscita en el
presente caso-, al constituir una operación que en efecto acarrea un detrimento al
patrimonio de la Iglesia; más aún, si en el Canon 1298 se establece, además, una
prohibición de transferir bienes de la Iglesia a sus administradores.

Lima, siete de diciembre de dos mil diecisiete

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número trescientos siete del año
dos mil dieciséis, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y producida la
votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia.

I. HECHOS:

1. Los demandantes Jaime Antonio Galarza Medrano y Lourdes Martínez Suarez,


demandan reivindicación fundamentándola en: El Arzobispado de Huancayo les
restituya el inmueble ubicado en el Lote B de la Avenida Progreso S/N del distrito
de El Tambo, de la Provincia de Huancayo, departamento de Junín de la extensión
superficial de 130.20 metros cuadrados. Como pretensión accesoria, solicitan una
indemnización por responsabilidad contractual, en la suma de US$10,000.00 (diez
mil dólares), más los intereses legales y como pretensión alternativa, solicita el
pago del valor del inmueble materia de litigio; bajo los fundamentos siguientes:

a) Señalan que en el año 1993, Lourdes Martínez Suarez ingresó a trabajar al


Arzobispado de Huancayo, retirándose en el año 2004; sucede que en todo este
tiempo que trabajó en el Arzobispado conjuntamente con tres compañeros de
trabajo, se dedicaron en cuerpo y alma a dicha institución, llegando a participar en

223
todas las actividades religiosas con el menor interés, convirtiéndose en sus fi eles
colaboradores, ganándose el cariño del Monseñor Ríos, quien en ese entonces era
la máxima autoridad del Arzobispado.

b) Indica que el Arzobispado de Huancayo, mediante sentencia judicial


ejecutoriada del Juez de Paz de fecha 24 de diciembre de 1847 adquiere la
propiedad de la finca rústica ubicada en el paraje Umuto (hoy progreso s/n) con
una extensión de 75,250 metros cuadrados, inscrito en el asiento 2, fojas ciento
cuarenta y cinco del tomo 13 (Partida Registral N° 02013588).

c) Que en un acto de liberalidad del Monseñor José Paulino Ríos Reynoso, y


estando a la facultad permitida por el Código de Derecho Canónico, decide
transferir no solamente a la recurrente sino también a los otros tres de sus
colaboradores, lotes de terreno urbano ubicados en el Finca Rústica de Umuto,
para lo cual procede a lotizar 04 lotes de 130.20 metros cuadrados a cada uno,
asignando a cada colaborador, es así que celebró la minuta de donación pura y
simple de fecha 10 de noviembre de 2003, por ante Notario Público.

d) Es así que, a la recurrente se le asigna el lote B, situado en el interior del predio


de mayor extensión ubicado en la Avenida Progreso s/n, antes finca rústica
denominada paraje “Umuto”, distrito de El Tambo, Huancayo, de una extensión
de 130.20 metros cuadrados.

e) El referido Monseñor elevó en consulta del Colegio de Consultores su deseo de


donar, obteniendo su aprobación por parte de su superior, procediendo a la
donación, razón por la cual se suscribe la escritura pública de donación pura y
simple, donde manifiesta que se efectúa en forma gratuita y sin condición alguna
ni carga de cualquier naturaleza a favor de los donatarios.

f) Sin embargo, en estos últimos dos años no se le ha permitido el ingreso al


inmueble de su propiedad quedando obstaculizado los trabajos de construcción que
inicialmente se hicieron en el lote, viéndose obligada a cursar reiteradas cartas
notariales con la finalidad que se le permita el ingreso y pueda recuperar la
posesión del inmueble de su propiedad, sin tener aceptación alguna.

g) Respecto a la indemnización, afirma que se le ha causado perjuicio por cuanto


se había proyectado a la construcción de su vivienda en el referido lote, llegando

224
a solicitar préstamo financiero con tal finalidad, el mismo que viene devolviendo
con intereses hasta la fecha, teniendo que vivir en casa alquilada lo que ha
ocasionado gastos.

h) Respecto al pago del valor del inmueble, señala que como consecuencia de la
negativa del Arzobispo respecto a que la recurrente tome posesión de su predio y
proceda a construir, no quedando otra opción que buscar otro terreno para ahí
construir su vivienda, pues el dinero que le habían desembolsado financieramente
se iba desgastando sin cumplir su finalidad, por lo que, a la fecha ya cuenta con
una vivienda, y siendo así no tiene mayor objeción en que la demandada de no
restituirle el inmueble, compense la restitución con el abono dinerario del valor del
inmueble a la fecha de su pago.

2.- El demandado, Arzobispado de Huancayo, representado por el Canciller Rvdo.


Padre Belealdo Vílchez Zárate, contesta la demanda, argumentando lo siguiente:

a) Luego de nueve años de haberse suscrito la donación, los actores demandan


reivindicación, lo cual es inaceptable, por la intangibilidad de la propiedad y por
mandato de la ley.

b) Los demandantes nunca tuvieron la posesión ni realizaron construcción alguna.

c) No existe en sus archivos indicio alguno respecto a la supuesta donación.

Reconvención del Arzobispado de Huancayo

a) Reconviene solicitando la nulidad del acto jurídico contenido en la escritura


pública de donación otorgada por Monseñor José Ríos Reynoso ante notario
público con fecha 10 de noviembre de 2003, a favor de la reconvenida y su
cónyuge por no reunir las prescripciones y requisitos legales contenidos en el
artículo 1625 del Código Civil y en el Código de Derecho Canónico, bajo los
siguientes fundamentos:

b) Sostiene que en el momento de la donación, el donante era el administrador


apostólico de la Arquidiócesis de Huancayo, y no tenía autorización alguna para
disponer de los bienes de la iglesia. Nunca tuvo autorización del Colegio de

225
Consultores y menos de Consejo de Asuntos Económicos, por tanto los actos del
administrador resultan nulos.

c) Que la reconvenida desempeñó el cargo de Ecónoma por lo que no podía


adquirir los bienes del administrado, bajo sanción de nulidad.

d) La donatario debió tomar posesión inmediata del inmueble donado y no esperar


nueve años para hacer conocimiento de la nueva administración del Arzobispado
que tenía un derecho en los bienes del Seminario Mayor “San Pio X”.

e) El artículo 1625 del Código Civil establece que de no existir las carga que ha de
satisfacer el donatario, la donación es nula ipso jure. En el presente caso, en las
nueve cláusulas de la escritura pública no existe condición o las cargas a satisfacer
por la donataria.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha 05 de mayo de 2016, declaró infundada la demanda


de reivindicación e indemnización y fundada la demanda reconvencional de
nulidad de acto jurídico, por las siguientes razones:

a) La pretensión de nulidad de acto jurídico, se funda en las causales de nulidad


absoluta prevista en los incisos 6 y 7 del artículo 219 del Código Civil, esto es,
cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad y cuando la ley lo
declare nulo.

b) El artículo 219, inciso 6, del Código Civil, sobre la forma prescrita bajo sanción
de nulidad.

c) El artículo 1625 del Código Civil regula las formalidades de la donación


específicamente “Las cargas que ha de satisfacer el donatario, bajo sanción de
nulidad”, lo que no se ha establecido en la escritura pública de donación, por lo
que se concluye que la donación es nula por no haber cumplido dicha formalidad,
más aún si se trata de un bien inmueble que pertenece a la Iglesia Católica.

d) El artículo 1298 del Código de Derecho Canónico establece que “no se debe
vender o arrendar bienes eclesiásticos a los propios administradores o a sus

226
parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad o de afinidad, sin licencia
especial de la autoridad eclesiástica competente dada por escrito”, por lo que
siendo la demandante Ecónoma del Arzobispado, conforme al artículo 494 del
citado código es la encargada de administrar los bienes de la diócesis bajo la
autoridad del Obispo, resulta claro que estaba prohibida de adquirir bienes
eclesiásticos, salvo licencia especial de la autoridad eclesiástica dada por escrito.

e) Sobre la reivindicación, estando a que la donación fue declarada nula, los


demandantes no tiene derecho de propiedad respecto del bien que pretenden
reivindicar, además que no se ha identificado plenamente el área, conforme a la
inspección judicial, en la que se establece que el inmueble no tiene coincide con el
plano de folios treinta y seis, toda vez que no se advierte ninguna división ni
edificación que pueda identificar la existencia del pasaje que supuestamente
colinda con el lote D del plano; por tanto esta pretensión debe ser desestimada por
improbada.

f) Sobre la indemnización, al ser una pretensión accesoria, sigue la suerte de la


principal.

III. SEGUNDA INSTANCIA

La demandante interpone recurso de apelación contra la sentencia antes referida,


que al ser absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha 17 de octubre
de 2016, obrante a fojas trescientos cincuenta, confirma la sentencia de primera
instancia en todos sus extremos, bajo los siguientes argumentos:

a) La donación, según sus efectos puede ser pura, condicional y con cargo, será
pura cuando se hace sin condición ni cargo para el donatario, condicional cuando
esté sujeta a una condición suspensiva, y con cargo cuando el donatario está
obligado a determinado “cargo”. Es por ello que no coincide con el juez de primera
instancia, pues la donación materia de nulidad fue pura y simple, esto es, sin cargo,
por ende, no le era exigible que la escritura pública de donación consigne cargo
alguno.

b) Conforme al artículo 55 de la Constitución Política del Estado, que establece


que los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho
nacional. En ese sentido, aplica el Decreto Ley 23211 que aprueba el Acuerdo

227
entre la Santa Sede y la República del Perú. - Es así que el acto jurídico de donación
estaría incursa en la causal de nulidad prevista en el artículo 219, inciso 6, del
Código Civil, pues se habría infringido los cánones 1298 y 494 del Código de
Derecho Canónico. La primera prohíbe la venta o arrendamiento de bienes
eclesiásticos a los propios administradores, la segunda referente al ecónomo
(requisitos y funciones), del que se advierte que a fojas cuarenta y siete se concluye
que la demandante sí era ecónoma, tenía un cargo de administración y el bien no
es de poco valor, pues en atención a las máximas de experiencia es un bien de
130.20 metros cuadrados.

c) En tal sentido, de la revisión de autos, se advierte que se incumple el canon 1298


por cuanto tal norma prohíbe la venta o el arrendamiento de bienes eclesiásticos a
los propios administradores, pero ello no debe ser ajeno a la donación, en
concordancia con las demás disposiciones pertinentes del código canónico al
respecto.

d) El informe del Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana fojas ciento


setenta y dos, indica que el Monseñor José Paulino Ríos Reynoso no tenía facultas
para disponer, vía donación, de un bien de propiedad del Arzobispado de
Huancayo.

e) Conforme a los artículos 638.3, 1277 (regula actos de administración ordinaria


y extraordinaria), 1291, 1292 y 1293, la enajenación de los bienes de la iglesia
importa varios requisitos, salvo costo menor, por lo que se requería autorización
especial expresa de la Conferencia Episcopal en su órgano competente. La
donación como un acto de disposición no puede ser interpretada ajena a esa
autorización, previa. Existe la representación a favor del arzobispado pero ello no
lo exonera que la disposición de bienes tenga que ser efectuada atendiendo a los
requisitos que detallan dichas normas; por lo tanto el acto jurídico deviene el nulo,
al haberse afectado las disposiciones de la normatividad que lo regula, esto es, el
código canónico, en el caso de la normatividad civil, el hecho de su celebración
prescindiendo de la formalidad requerida.

f) La pretensión reivindicatoria de la demandante no puede ser amparada, pues se


requiere la plena identificación del bien inmueble.

228
g) La indemnización no ha sido probada, pues no acredita el agravio que sostiene
padeció.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

1. El recurso de casación que interpone la demandante ha sido declarado


procedente, mediante auto calificatorio, de fecha 04 de mayo de 2017, por las
causales que a continuación se detallan:

a) Infracción normativa del artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política


del Estado: arguye que la sentencia de vista padece de anomalía, error o vicio de
derecho en el razonamiento judicial decisorio, ya que la donación de fecha 10 de
diciembre de 2003, que fue declarada nula, tiene toda la validez legal contenida en
los artículos 1621 y 1625 del Código Civil, concordante con el artículo 140 de la
misma normativa civil, por cuanto, al ser una donación pura y simple, no requería
de ninguna carga o condición para su ejecución, hecho que la propia Sala Superior
reconoce en el ítem 2.5 y 2.6 del considerando segundo.

b) Infracción normativa del Acuerdo Internacional suscrito entre la Santa Sede y


el Estado Peruano, aprobado por Decreto Ley 23211 del año 1980 e ítem 5.7. Actos
de disposición y enajenación de las entidades de carácter público de la Directiva
que regula la inscripción de los actos y derechos de las instituciones de la Iglesia
Católica, Directiva N° 07-2013-SUNARP/SN, aprobado mediante resolución de la
SUNARP N° 172-2013-SUNARP/SN de fecha veintidós de junio de dos mil trece:
alega que la autorización al arzobispo Monseñor José Paulino Ríos Reynoso, para
efectuar la donación, no era necesario, por cuanto el ítem 5.4 y 5.7 de la Directiva
N° 07-2013-SUNARP/SN faculta al Nuncio Apostólico, Arzobispo, Coadjutor,
Prelado, Vicario o Vicario Apostólico, para suscribir a sola firma los contratos,
minutas, escritura públicas que sean necesarias para adquirir o disponer los bienes
muebles o inmuebles, de forma gratuita u onerosa gravarlos y realizar toda clase
de actos o negocios jurídicos en representación de la Entidad Eclesial que
Gobierna. Sostiene que la escritura pública de donación que le otorgó el Arzobispo
de Huancayo Monseñor José Paulino Ríos Reynoso tiene toda la validez legal,
pues el citado Monseñor tenía todas las facultades para celebrarlo. Señala que esta
facultad la han tenido los arzobispos desde el año mil novecientos ochenta,
conforme al Decreto Ley N° 23211 concordante con los artículos 391 y 1298 del
Código de Derecho Canónico, que no han sido invocados por la Sala Superior. c)

229
Infracción normativa del artículo 1298 del Código de Derecho Canónico y del
artículo 219, inciso 6 del Código Civil. Sostiene que conforme al artículo 1298 del
Código de Derecho Canónico, la donación no requería de licencia especial, ya que
a esa fecha el valor del terreno era de US$ 5,000.00 (cinco mil dólares americanos),
monto que debe ser comparado, debiéndose tener en cuenta el área del terreno de
mayor extensión (57,181.30 metros cuadrados) cincuenta y siete mil ciento
ochenta y uno con treinta metros cuadrados y su valor US$ 2’000,000.00 (dos
millones de dólares americanos), encontrándose la donación dentro de lo
permitido, además que la citada norma se refiere a la venta y/o arrendamiento, mas
no a otra clase de actos jurídicos, vulnerándose lo dispuesto en el numeral 6 del
artículo 219 del Código Civil. Señala que no resultan suficientes las copias
autenticadas por Notaría Eclesiástica del Decreto de designación de Ecónoma a la
recurrente, donde no aparece desde que fecha se le otorga tal cargo, ni aparece el
tiempo de duración de la designación ni las funciones o responsabilidades,
situación que nunca se le notificó y es ilegal por no contener los requisitos
establecidos en el Canon mencionado. La recurrente agrega que los medios
probatorios donde aparece como Ecónoma son posteriores al acto de donación,
asimismo indica que se ha identificado plenamente el bien inmueble, conforme a
la inspección judicial de fojas ciento cincuenta y ocho. Concluye sosteniendo que
ninguna de las instancias de mérito se han pronunciado sobre la pretensión
alternativa sobre pago del valor del predio materia de donación.

c) La demandante sostiene que el Arzobispo Monseñor José Paulino Ríos Reynoso,


tenía todas las facultades para celebrar cualquier clase de contratos, al amparo del
Decreto Ley N° 23211, concordante con los artículos 391 y 1298 del Código de
Derecho Canónico; en ese sentido, la donación efectuada a su favor no requería de
licencia especial, ya que a esa fecha el valor del terreno era de US$ 5,000.00 (cinco
mil dólares americanos), encontrándose la donación dentro de lo permitido,
además que el artículo 1298 en mención, se refi ere a la venta y/o arrendamiento,
mas no a otra clase de actos jurídicos. Por tal motivo, se habría vulnerado el
numeral 6 del artículo 219 del Código Civil.

d) Al respecto, el Decreto Ley N° 23211- Acuerdo entre la Santa Sede y la


República del Perú, si bien en su artículo 2 establece que la Iglesia Católica en el
Perú continúa gozando de la personería jurídica de carácter público, con plena
capacidad y libertad para la adquisición y disposición de bienes, dicha norma debe
ser interpretada de acuerdo a los cánones que regula el Derecho Canónico, al ser

230
ésta la norma especial que rige a toda la Iglesia latina. De los antecedentes
expuestos, se tiene que en un acto de liberalidad, Monseñor José Paulino Ríos
Reynoso, decide transferir a la recurrente, quien era trabajadora del Arzobispado
de Huancayo el lote B, situado en el interior del predio de mayor extensión ubicado
en la Av. Progreso s/n, antes fi nca rústica denominada paraje “Umuto”, distrito de
El Tambo, Huancayo, de una extensión de 130.20 m2, al ser este terreno de
propiedad de la Iglesia. Para ello, celebraron la minuta de donación pura y simple
de fecha 10 de noviembre de 2003, por ante Notario Público.

e) A efectos de determinar si el contrato suscrito por el Arzobispado de Huancayo


se encuentra incurso en la causal de nulidad del artículo 219 inciso 6 del Código
Civil, esto es, cuando el acto no reviste la forma prescrita bajo sanción de nulidad,
analizaremos las normas invocadas del Código del Derecho Canónico. El canon
391 establece: Ҥ 1. Corresponde al Obispo diocesano gobernar la Iglesia particular
que le está encomendada con potestad legislativa, ejecutiva y judicial, a tenor del
derecho. § 2. El Obispo ejerce personalmente la potestad legislativa; la ejecutiva
la ejerce por sí o por medio de los Vicarios generales o episcopales, conforme a la
norma del derecho; la judicial tanto personalmente como por medio del Vicario
judicial y de los jueces, conforme a la norma del derecho”. Como se advierte, dicha
norma establece las potestades generales del Obispo, dentro de ellas, la potestad
ejecutiva la cual la ejerce a través de los Vicarios generales o episcopales; no
obstante, la misma no esclarece o no ayuda a dilucidar lo que constituye materia
de litigio, pues en capítulos posteriores, se regulan los requisitos especiales que
deben observase para la validez de los actos de disposición de los bienes de la
Iglesia.

f) Ahora bien, el Canon 638 estipula lo siguiente: “§ 1. Dentro de los límites del
derecho universal, corresponde al derecho propio determinar cuáles son los actos
que sobrepasan la finalidad y el modo de la administración ordinaria, así como
también establecer los requisitos necesarios para realizar válidamente un acto de
administración extraordinaria. § 2. Además de los Superiores, realizan válidamente
gastos y actos jurídicos de administración ordinaria, dentro de los límites de su
cargo, los encargados para esta función por el derecho propio. § 3. Para la validez
de una enajenación o de cualquier operación en la cual pueda sufrir perjuicio la
condición patrimonial de una persona jurídica, se requiere la licencia del Superior
competente dada por escrito, con el consentimiento de su consejo. Pero si se trata
de una operación en la que se supere la suma determinada por la Santa Sede para

231
cada región, o de bienes donados a la Iglesia, a causa de un voto, o de objetos de
gran precio por su valor artístico o histórico, se requiere además la licencia de la
misma Santa Sede.(…)”. Del tenor del Canon descrito, se advierte que para que
una enajenación o cualquier operación en la cual pueda sufrir perjuicio la
condición patrimonial de una persona jurídica, en este caso de la Iglesia, debe
contar con la licencia del Superior competente dada por escrito, con el
consentimiento de su consejo. ¿La donación de un bien inmueble de propiedad de
lglesia constituye una operación que acarrea un detrimento al patrimonio de la
Iglesia?. Evidentemente sí. Por tanto, resulta lógico que, en el presente caso, para
que el Arzobispo de Huancayo de aquél entonces haya decidido dar en donación
un bien de la iglesia, debió contar necesariamente con la autorización de su
Superior y el consentimiento de su consejo. De acuerdo a lo determinado en las
instancias de mérito, en autos no se ha acreditado que Monseñor José Paulino Ríos
Reynoso haya cumplido con dichos requisitos obligatorios, que le exigían tener la
autorización previa de su Superior y el consentimiento del consejo para poder dar
en donación el lote de terreno en cuestión a favor de la ahora demandante. De ahí
que no que pueda ampararse lo aludido por la recurrente, en el sentido que, los
Arzobispos tienen facultad plena para disponer de los bienes de la Iglesia, ya que
la misma se encuentra sujeta al cumplimiento de determinados requisitos que
estipula el Derecho Canónico. Aunado a ello, se tiene que el Canon 1298 prescribe
que “Salvo que la cosa tenga muy poco valor, no deben venderse o arrendarse los
bienes eclesiásticos a los propios administradores o a sus parientes hasta el cuarto
grado de consanguinidad o de afinidad, sin licencia especial de la autoridad
eclesiástica competente dada por escrito.” La recurrente sostiene que debe
efectuarse una interpretación literal del referido Canon, pues a decir de ésta, la
prohibición solo alcanza en el supuesto que se venda o arriende un bien
eclesiástico; sin embargo, este Tribunal Supremo considera que si la intención o
finalidad de los cánones antes detallados fue restringir o controlar la venta o
arrendamiento de bienes eclesiásticos en donde, a pesar de poderse obtener una
contraprestación económica a favor de la iglesia, le interpone ciertas prohibiciones
o requisitos especiales, en aras de velar por el patrimonio eclesiástico, con mayor
razón, éstos deben ser exigibles en los actos de disposición a título gratuito como
lo es una donación, en donde la Iglesia sufre un detrimento patrimonial a favor del
donatario; de ahí que el canon 638.3 establece la necesidad de contar con una
autorización previa del Superior para validar cualquier operación que implique
perjuicio económico para la Iglesia. Justamente, en ese sentido, la Sala analizó el
oficio remitido por la Conferencia Episcopal Peruana, que obra a folios 186, en el

232
cual se precisa lo siguiente: “Para enajenar un bien de copropiedad de la
jurisdicción eclesiástica (por venta o donación) tiene que contar con la autorización
previa del Consejo de Asuntos Económicos y del Consejo de Consultores;
conforme al Código del Derecho Canónico (Canon 1277). Agrega que Monseñor
José Paulino Ríos Reynoso no tenía facultad para disponer, vía donación, de un
bien de propiedad del Arzobispado de Huancayo”. Por tanto, el Canon 1298 es
perfectamente aplicable al caso de autos, y la prohibición ahí estipulada le alcanza
en efecto a la demandante, al haberse desempeñado la misma en el cargo de
“ecónoma” del Arzobispado de Huancayo, conforme así lo han determinado las
instancias de mérito, en base a la instrumental que obra a folios 47; cuya función
principal era el de administrar los bienes del Arzobispado, de acuerdo a lo
estipulado en el Canon 494.3 del Código del Derecho Canónico. Lo argumentando
por la recurrente en el sentido que no resultan suficientes las copias autenticadas
por Notaría Eclesiástica del Decreto de su designación de Ecónoma no puede ser
amparados por esta Sala Supremo, en tanto, además de carecer de lógica, no puede
pretender que en sede casatoria se efectúe una revaloración de los medios
probatorios actuados y debatidos ante las instancias de mérito. De otro lado, la
recurrente trata de minimizar el valor del inmueble, objeto de donación, a fi n que
se le pueda exonerar del cumplimiento de los requisitos legales ya descritos; no
obstante, no se requiere de una tasación o un cálculo matemático para determinar
si el terreno, materia de litigio, puede ser considerado como un “bien de muy poco
valor”, como señala en Canon 1298, pues por reglas de la lógica y máximas de la
experiencia, cuando se habla bienes de muy poco valor, no se están refiriendo a
bienes inmuebles cuyo valor comercial tiende (normalmente) a sobrevalorarse con
el paso del tiempo. Por las consideraciones expuestas, de colige que en efecto, el
contrato de donación, materia de litigio, incurre en la causal de nulidad prevista en
el inciso 6 del artículo 219 del Código Civil, al no revestir la forma prescrita bajo
sanción de nulidad.

f) Finalmente, la recurrente alega que se debió aplicar la Directiva N° 07-2013-


SUNARP/SN, del 24 de julio de 2013, que regula la inscripción de los actos y
derechos de las Instituciones de la Iglesia Católica; no obstante, dicha regulación
interna emitida por la Superintendencia de los Registros Públicos, no tiene mayor
jerarquía que el Código del Derecho Canónico, y por lo mismo, éste último
prevalece. Además, las reglas ahí establecidas no deben contraponerse al mismo;
caso contrario, la legalidad o no de la referida Directiva deberá ser discutida en un

233
proceso distinto al presente. Además, se debe tener presente que la vigencia de la
aludida Directiva fue recién a partir del año 2013.

g)En cuanto que ninguna de las instancias de mérito se han pronunciado sobre la
pretensión alternativa sobre pago del valor del predio materia de donación, ello
resultó inoficioso, al haber amparado la pretensión reconvencional de nulidad de
acto jurídico, al encontrarse inmerso el contrato de donación en la causal prevista
en el artículo 219 inciso 6 del Código Civil; por tanto, al haberse invalidado el
título sobre el cual la demandante sustentaba, las pretensiones formuladas por éstas
( reivindicación, indemnización por daños y perjuicios o pago del valor del
inmueble) devienen en infundadas.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y de conformidad con lo regulado en el inciso 396° del


Código Procesal Civil: 5.1. Declararon: INFUNDADO el recurso de casación
interpuesto por la demandante Lourdes Martínez Suárez, DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo
responsabilidad y los devolvieron,

S.S. HUAMANÍ LLAMAS, DEL CARPIO RODRÍGUEZ, CALDERÓN


PUERTAS, DE LA BARRA BARRERA, SÁNCHEZ MELGAREJO

234
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4627-2017, ANCASH

Lima, siete de marzo de dos mil diecinueve.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número 4627-17, en audiencia
pública realizada en la fecha y producida la votación correspondiente conforme a
la Ley Orgánica del Poder Judicial, emite la siguiente sentencia.

I. HECHOS:

1. Los demandantes Enma Dora Alegre Rivera de Espinoza, Zoila Rosa Espinoza
viuda de Alegre y Rubén Albino Alegre Rivera, interponen demanda de nulidad
de acto jurídico de dominio, fundamentándola en:

a) Los actores sostienen que el demandado Próspero Aquiles García Pineda,


mediante un procedimiento de saneamiento físico-legal realizado ante COFOPRI,
logró obtener los títulos de propiedad de los Lotes 4 y 5, ubicados en la Manzana
L1, Centro Poblado de Yungar, distrito de Yungar, provincia de Carhuaz,
departamento de Ancash, inscritos en las Partidas P37022114 y P3700115,
respectivamente; siendo que dichos bienes siempre han conformado y conforman
una sola unidad;

b) Señalan que el demandado antes citado con fecha veinticinco de octubre de dos
mil seis, se hace titular del Lote 8, ubicado en jirón Jorge Chávez del Centro
Poblado de Yungar, el cual era propiedad de su difunta esposa Elsa Delina Alegre
Rivera, para lo cual invadió parte del terreno original que pertenece al Lote 5.
Sobre los predios descritos el demandado logró obtener título de manera ilegal, por
cuanto dichos terrenos le pertenecieron a los hermanos Francisco y Anacleto
Alegre Serrano, siendo que este último le transfirió el total de sus derechos de
acciones a favor de Francisco Alegre Serrano (padre de las demandantes) mediante
Escritura Pública de compraventa de fecha veinticinco de mayo de mil novecientos
cincuenta y siete, y a su muerte fueron declarados como sus herederos: su cónyuge

235
Dorila Margarita Rivera Loli y sus seis hijos, inscrito en Registros Públicos de los
cuales (1) Hernán Alberto y (2) Alida Consuelo murieron si dejar descendencia;
(3) Miguel Rolando también murió, subsistiendo su esposa Zoila Rosa Espinoza
Espinoza Vda. de Alegre (demandante); (4) Rubén Albino (demandante), (5) Enma
Dora Alegre Rivera de Espinoza (demandante) y en el caso de (6) Elsa Delina
Alegre Rivera, también falleció. Ante su reclamo por haberse hecho titular de los
lotes de la familia, le transfirió el Lote 5 a su hija Rossana Leslie García Alegre,
mediante contrato de compra venta de fecha treinta de julio del dos mil once, la
cual se inscribió en el asiento 00006 de la partida 37022115;

c) Que, con la creencia que COFROPRI consideraba a su propiedad en la Mz. L1,


Lote 5 como un solo predio, presentaron todos los documentos que acreditaban su
derecho, pero no pudieron lograr la titulación definitiva dado que por el predio
atravesaba una acequia pública, lo que originó que el proceso de formalización
quedará suspendido; sin embargo, luego mediante Informe N°019-2008-DRA-
ANCASH/ATDR-HZ/CASP de fecha tres de abril de dos mil ocho, el distrito de
Riego de Huaraz de la Dirección Regional Agraria de Ancash indicó que el lote 5
se encontraba libre por cuanto el canal de riego quedaba clausurado, lo cual fue
puesto en conocimiento de COFOPRI, quien mediante oficio N° 1933-2008-
COFOPRI/OZANCH de fecha nueve de junio de dos mil ocho, le notificó a su
poderdante Rubén Albino, que se esté a una nueva programación de
empadronamiento; de lo cual se infiere que COFOPRI tenía conocimiento de
quienes eran los legítimos propietarios de los lotes 4 y 5. Refiere que con fecha
siete de junio de dos mil once, al apersonarse a COFOPRI, a fin de averiguar sobre
los avances de su procedimiento de titulación se dio con la sorpresa que su predio
había sido adjudicado a favor del demandado Próspero Aquiles García Pineda. Que
el demandado se ha valido de documentos fraudulentos y declaraciones falsas para
obtener ilícitamente la titularidad del lote de los terrenos reclamados.

2. El Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) contesta


la demanda alegando que:

a) con la interposición de la presente acción, se pretende obtener la nulidad de un


acto administrativo emitido en un procedimiento administrativo regular, debiendo
de verificarse el respeto al debido proceso durante la formalización y como queda
dicho se ha llevado un proceso administrativo regular y los actores no han hecho
valer su derecho de acuerdo a ley ante la autoridad administrativa competente,

236
habiendo vencido con exceso los plazos para ejercitar la oposición, recurren al
órgano jurisdiccional en busca de un derecho ya caduco. Señala que el
procedimiento administrativo de formación y expedición de títulos de propiedad,
se encuentra revestido de etapas dentro de la normativa nacional que dispone a
COFOPRI como máximo organismo rector encargado de diseñar y ejecutar de
manera integral, comprensiva y rápida un programa de formalización de la
propiedad y su mantenimiento dentro de la formalidad económica y financiera.

2. El Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) contesta


la demanda alegando que:

a) Próspero Aquiles García Pineda y Rossana Leslie García Alegre, contestan la


demanda sosteniendo que no existe irregularidades en el trámite de la
formalización propiedad; señalan que la propiedad ha sido formalizada,
independizada y emitidos los títulos de propiedad, por mandato legal en virtud de
las Leyes n.° 28587 y 28923; y mediante un debido procedimiento, donde los
accionantes no formularon oposición, ni reclamos, dejando consentir la resolución
administrativa que constituye cosa decidida. Además, no se impugnó vía proceso
contencioso administrativo, cuya naturaleza de materia de la acción, no puede ser
enervada como cuestionamiento de un acto jurídico proveniente de transferencia
de la propiedad que pretenden atribuirse las demandantes. Por otro lado,
reconvienen solicitando el pago de una indemnización por daños y perjuicios de
orden moral y personal hasta por la suma de doscientos mil soles (S/ 200,000.00);
por daños ocasionados al hacer uso irregular del derecho al haber interpuesto
demanda en la vía civil y no en la pre establecida por ley que es la contenciosa
administrativa

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha treinta de setiembre de dos mil dieciséis, se declaró


fundada la demanda, fundamentando su decisión en los siguientes considerandos:

a) En cuanto a si procede declarar la nulidad del acto jurídico proveniente de un


acto administrativo realizado por COFOPRI a favor de Próspero Aquiles García
Pineda, sobre los bienes inmuebles denominados lotes 4, 5 y 8, se debe tener en
cuenta que mediante Escritura Pública de compraventa de fecha veinticinco de
mayo de mil novecientos cincuenta y siete, Anacleto Enrique Alegre Serrano

237
transfiere una casa a favor de Francisco Alegre Serrano, con las colindancias que
en ese documento se señalan; por resolución judicial del 2° Juzgado Civil de
Huaraz se declara como herederos de Francisco Alegre Serrano a su cónyuge
supérstite Dorila Margarita Rivera Vda. de Alegre y sus hijos Miguel Rolando,
Hernán Alberto, Rubén Albino, Alida Consuelo, Elsa Delina y Enma Dora Alegre
Rivera, siendo que Elsa Delina Alegre Rivera quien falleció en el año mil
novecientos ochenta y cuatro había contraído matrimonio con el hoy demandado
Próspero Aquiles Pineda, quedando establecido que a los hijos de Francisco Alegre
Serrano y Dorila Margarita Rivera, les asiste el derecho de herencia de los predios
materia de litigio. Además, con las declaraciones juradas de Rosabel Aida Alarcón
Sánchez, Emiliano Javier Sánchez Zegarra quienes han señalado que firmaron el
documento de COFOPRI con engaños, quedaría demostrado que el demandado
Próspero Aquiles García Pineda, habría actuado de forma fraudulenta contra la
administración pública, actuando contra las normas y las buenas costumbres.

b) En cuanto sí procede declarar la nulidad de la Escritura Pública de compraventa


de fecha treinta de julio de dos mil once, otorgada por el demandado Próspero
Aquiles García Pineda, respecto al Lote 5 Manzana L1 a favor de Rossana Leslie
García Alegre, en ese extremo, señala que dicho predio seria parte del bien de los
demandantes, y que el demandado mediante argucias habría logrado la titularidad;
siendo la compradora hija del demandado, es decir, existe un vínculo familiar el
cual constituye el hilo conductor para llegar a determinar que dicho acto es
simulado, ya que la transferencia se realizó el treinta de julio de dos mil once, a
pocos días de que los recurrentes fueron comunicados por COFOPRI que los
predios habían sido adjudicados al demandado.

c) Respecto a la causal de objeto jurídicamente imposible, los Lotes 4, 5 y 8 se


encontraban dentro del patrimonio de los demandantes; sin embargo, los
demandados pese a tener conocimientos que los bienes no podían entrar al tráfico
comercial, se titulan a través de un acto administrativo, utilizando datos falsos y
luego realizan la transferencia del bien; por lo que en conclusión, la imposibilidad
jurídica se refiere a la relación jurídica realizada contraviniendo el orden jurídico
pues está prohibido hacerlo sobre bien ajeno.

d) En relación al fin ilícito, existe esta causal cuando respetándose aparentemente


la forma del acto jurídico, se evidencia la intención de conseguir un efecto
prohibido por ley; como es el fraude a los órganos del estado y el de titularse en

238
predio ajeno, así como el de transferirlo. Respecto a la pretensión accesoria, debe
correr la suerte de las principales, por lo que corresponde ampararse. Al haberse
determinado que la parte demandante tiene razón en su petitorio, no corresponde
amparar indemnización a favor de quien ha ocasionado actos contrarios a la moral
y la ley, causando perjuicio patrimonial y moral a los demandantes; aunado al
hecho que los demandados no han sustentado los supuestos daños sufridos

III. SEGUNDA INSTANCIA

Los codemandados interponen recurso de apelación contra la sentencia antes


referida, que al ser absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha
treinta de mayo de dos mil diecisiete, obrante a fojas mil doscientos ochenta y
cinco, revoca la sentencia apelada de fecha treinta de setiembre de dos mil
dieciséis, que declara fundada la demanda de nulidad de acto jurídico; y,
reformándola la declararon improcedente en el extremo de la nulidad del acto
administrativo contenido en el Título de Propiedad gratuito emitido por COFOPRI
otorgado a favor de Próspero Aquiles García Pineda, e infundado el extremo de
nulidad del acto jurídico contenido en la Escritura Pública de compraventa de fecha
treinta de julio de dos mil once; confirma el extremo que declara infundada la
reconvención por indemnización de daños y perjuicios, al considerar que:

a) Que lo resuelto por el A quo vulnera el debido proceso, dado que la vía idónea
para impugnar los títulos de propiedad otorgados por el PETT o COFOPRI es la
acción contenciosa administrativa y no la nulidad de acto jurídico en la vía
ordinaria; así se puede observar las Casaciones 1690-2010- Junín, Casación 4096-
2010 Ica, y Casación 5698-2011 Piura.

b) Señalan que las pretensiones postuladas deberían haberse interpuesto por vías
separadas a efectos de no alterar la norma y la jurisprudencia, así como el no
vulnerar el Principio de Seguridad Jurídica, por lo que el extremo de declarar la
nulidad del acto administrativo contenido en el Título de Propiedad gratuito
otorgado a favor de Próspero Aquiles García Pineda, por el Organismo de
Formalización de la Propiedad Informal- COFOPRI y la Municipalidad de
Provincial de Carhuaz, así como la cancelación de la Inscripción Registral de las
Partidas Electrónicas N° P37022114 (asiento 000002), Partida N° P37022115
(asiento 00005 y 00006) y Partida N° P37022118 (asiento 000002) del Registro de
la Propiedad Inmueble de Huaraz, deben ser vistos en la vía contencioso

239
administrativo, toda vez que el procedimiento administrativo que generó la
inscripción del derecho de posesión y propiedad del predio descrito fue realizado
en virtud al Decreto Legislativo 667-Ley de Registro de Predios Rurales a cargo
del Proyecto Especial de Titulación de Tierras y Catastro Rural-PETT-Ministerio
de Agricultura, conforme se desprende del Título archivado. Siendo que, con el
propósito de preservar el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, debe dejarse a
salvo el derecho del demandante para que lo haga valer con arreglo a ley si lo
considera conveniente.

c) En cuanto al acto jurídico contenido en la Escritura Pública de compraventa de


fecha treinta de julio de dos mil once, celebrado entre Próspero Aquiles García
Pineda a favor de su hija Rossana Leslie García Alegre, respecto del Lote 05 Mz
L1, ubicado en el distrito de Yungar, de la provincia de Carhuaz, del departamento
de Ancash, para que se den las causales de nulidad previstas en el artículo 219
incisos 3, 4 y 5 del Código Civil, previamente debe declararse la nulidad del acto
administrativo; por lo que no habiéndose dado dicha situación no se dan los
supuestos de nulidad invocados por los demandantes.

d) Respecto a la reconvención, resulta infundado demandar indemnización por


daño moral por el perjuicio provocado al interponer la demanda, ya que constituye
un acto no antijurídico, justificado en el carácter regular de dicho ejercicio; más
aún si se deja a salvo el derecho para que lo haga valer conforme a ley.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintidós de junio de dos mil dieciocho, obrante a fojas ciento trece del cuaderno
de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 139 inciso 5, y 13 de la Constitución


Política del Estado, artículo 123 inciso 1 del Código Procesal Civil y del Texto
Único Ordenado de la Ley N° 27584-Ley del Proceso Contencioso
Administrativo. Señalan que la Sala Superior ha realizado una indebida
aplicación del Texto Único Ordenado de la Ley N° 27584, ello por cuanto “Al
desconocer los actos administrativos generados en el proceso de Titulación de los
bienes materia de pedido de nulidad a favor del demandado; al no haber sido nunca
notificados por COFOPRI, el plazo previsto para acudir a la vía contenciosa

240
administrativa no puede ser tomado en cuenta, en razón que estábamos a la espera
del levantamiento de la Contingencia de nuestra propiedad (…), en consecuencia,
no existe incompetencia del Juzgado, ni mucho menos trámite del proceso en vía
distinta a la civil, por cuanto nunca tomamos conocimiento de dicha Resolución
de Titulación hasta el 25 de agosto del año 2011” (sic). Alegan que plantearon la
demanda con pretensiones que no sólo están destinadas a cuestionar la actividad
administrativa de COFOPRI al otorgar los tres títulos de propiedad a favor del
demandado Próspero García Pineda, sino también, la actitud de dicho demandado
y de Leslie Rossana García Alegre ante el Notario de la Provincia de Yungar; por
lo que si hubieran acudido a la vía contenciosa administrativa, la demanda hubiera
sido rechazada, ya que se habría producido una indebida acumulación de
pretensiones, lo cual no ocurre en la vía civil, ya que el artículo 87 del Código
Procesal Civil permite la acumulación de pretensiones de forma acumulativa,
objetiva originaria y accesoria. Alegan que la demanda contiene pretensiones de
naturaleza civil ordinaria tales como la nulidad de título de propiedad y nulidad de
escritura pública de compraventa, más no la impugnación de un acto
administrativo propio, por lo cual dichas pretensiones solo pueden ser tramitadas
en la vía procesal civil, siendo que negar tal posibilidad afecta el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva. Añaden que el artículo I del Reglamento de los Registros
Públicos, aprobado por Resolución N° 195-2001-SUNARP-SM, autorizaba a
acudir a la vía constitucional para cuestionar lo resuelto en la vía administrativa,
sólo en aquellos casos en los que se afectan intereses de terceros, por lo que no
había impedimento para que acudan a la vía civil procurando la protección de sus
derechos que hubieran sido afectados; asimismo, refiere que en dicho Reglamento
no es posible admitir el apersonamiento del tercero con interés en el procedimiento
administrativo, ni formular oposición, por lo que solo se podría impugnar a través
de la demanda de nulidad de acto jurídico o nulidad de inscripción, en cuyo caso
no sería exigible el agotamiento de la vía administrativa, refieren que ello está
contenido en la Casación N° 1226-2008-Ica. Señalan que la sentencia recurrida no
estaría debidamente motivada, por cuanto no expresa motivo o razón alguna del
porque se debe acudir a la vía contenciosa administrativa, tomando en cuenta los
hechos expuestos en la demanda y sentencia de primera instancia. Indican que la
resolución impugnada se ha expedido con inobservancia de la garantía
constitucional de la cosa juzgada, ya que la decisión respecto a la vía
procedimental del trámite del proceso quedó decidida mediante Resolución N° 03
de fecha trece de noviembre de dos mil doce, que declaró infundada la excepción
de incompetencia por razón de la materia deducida por COFOPRI, la misma que

241
no fue cuestionada, pasando a calidad de cosa juzgada mediante Resolución N° 04
de fecha cuatro de marzo de dos mil trece. Agrega que al no haberse tomado en
cuenta que ya existía una decisión judicial con la calidad de cosa juzgada en cuanto
a la vía procedimental del proceso, no se habría motivado suficientemente la
sentencia impugnada

b) Infracción normativa del artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política


del Estado. Señalan que en la sentencia de vista se ha preterido el derecho al
debido proceso, ello por cuanto, a pesar que señalaron que las pretensiones
demandadas debieron efectuarse de manera separada, procedieron a resolver sobre
el fondo de la segunda pretensión, desmembrando las pretensiones a pesar que
habían sido demandadas en forma acumulativa objetiva originaria accesoria, por
lo que el pronunciamiento de la segunda y tercera pretensión estaba sujeto a que
se resuelva la primera. Añaden que en cuanto a la segunda pretensión, uno de los
presupuestos demandados, consistía en determinar sí en el acto de titulación del
predio 05 de la manzana L1 a favor del demandado Próspero García Pineda habría
existido ilicitud, la cual ha sido determinada en el Expediente N° 313-2011 sobre
falsedad ideológica, en la que se condenó a Leslie Rossana García Pineda y si bien
ésta fue absuelta por la Sala Penal Liquidadora, el proceso aún no ha culminado
por cuanto existe un recurso de queja que ha sido declarado fundado el nueve de
enero de dos mil diecisiete por la Primera Sala Penal de la Corte Suprema, por lo
que la Sala Superior habría resuelto la segunda pretensión con pruebas diminutas,
que afectarían al debido proceso, ya que el sustento basado en hecho y derecho no
está completo, lo cual originaría una motivación insuficiente

2. Se ha declarado procedente el recurso de casación por las causales de infracción


normativa procesal y material. Teniendo en cuenta ello, es de advertirse que
conforme lo dispone el artículo 396° del Código Procesal Civil, cuando se declara
fundado el recurso de casación por vulneraciones a las normas que garantizan el
debido proceso o las infracciones de las formas esenciales para la eficacia y validez
de los actos procesales en todos los supuestos se debe devolver el proceso a la
instancia inferior para que emita un nuevo fallo, mientras que si se declara fundado
el recurso por las otras causales contempladas en el artículo 386° del Código
Procesal Civil, la Sala Suprema actuando en sede de instancia deberá resolver el
conflicto según su naturaleza. Es por ello, que la revisión de las causales por las
que ha sido declarado procedente el recurso de casación debe comenzar por el
análisis de la alegación de vulneración a las normas que garantiza.

242
3. El artículo 139 inciso 3 de nuestra Constitución Política, consagra como
principio rector de la función jurisdiccional, dentro de nuestro ordenamiento
jurídico, la observancia del debido proceso; el cual, conforme a la interpretación
que reiteradamente ha sostenido la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
exige fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de tal
forma que su tramitación garantice a las personas involucradas en él las
condiciones necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo
razonable los derechos u obligaciones sujetos a consideración

4. Uno de los principales componentes del derecho al debido proceso se encuentra


constituido por el denominado derecho a la motivación, consagrado por el artículo
139 inciso 5 de la Carta Política, por el cual se garantiza a las partes involucradas
en la controversia el acceso a una respuesta del juzgador que se encuentre
adecuadamente sustentada en argumentos que justifiquen lógica y razonablemente,
en base a los hechos acreditados en el proceso y al derecho aplicable al caso en la
decisión adoptada; y que además, resulten congruentes con las pretensiones y
alegaciones esgrimidas por aquellas dentro de la controversia. Este derecho no solo
tiene relevancia en el ámbito del interés particular correspondiente a las partes
involucradas en la litis, sino que también juega un papel esencial en la idoneidad
del sistema de justicia en su conjunto, pues no debe olvidarse que una razonable
motivación de las resoluciones constituye una de las garantías del proceso judicial,
directamente vinculada con la vigilancia pública de la función jurisdiccional, por
la cual se hace posible conocer y controlar las razones por las cuales el juez ha
decidido una controversia en un sentido determinado; implicando en ese sentido,
un elemento limitativo de los supuestos de arbitrariedad

5. Ahora bien, a fin de determinar si un pronunciamiento específico ha cumplido


con el deber de motivación, en los términos antes reseñados, conviene recordar
que, según lo ha sostenido esta Suprema Corte “el cumplimiento de este deber no
se satisface con la sola expresión escrita de las razones internas o sicológicas que
han inclinado al juzgador a decidir la controversia de un modo determinado, sin
importar cuáles sean éstas; sino que, por el contrario, exige necesariamente la
existencia de una exposición clara y coherente en la sentencia que no solo explique,
sino que justifique lógicamente la decisión adoptada, en base a las pruebas y demás
hechos acontecidos en el proceso, y en atención a las normas jurídicas aplicables
al caso

243
6. En cuanto al principio de congruencia procesal, el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Civil, ha recogido dentro de la regulación del
proceso civil, la vigencia del denominado principio de congruencia procesal, en
virtud al cual se impone al juzgador una regla de adecuación lógica entre el
ejercicio del poder jurisdiccional y las alegaciones expresadas por las partes. Sobre
la base de este principio, la Casación N° 7043-2013-Lima ha declarado que: “la
actividad realizada por éste al interior de la litis deberá necesariamente ceñirse a
lo peticionado por las partes (tanto positiva [deber de pronunciarse sobre todo lo
pedido] como negativamente [prohibición de ir más allá de lo pedido]) y
mantenerse sobre la base de los hechos expuestos por ellas, bajo el gobierno del
principio dispositivo, sin poder incorporar a la controversia hechos no alegados
por ellas

7. - En este sentido, la referida disposición legal prevé que “el Juez debe aplicar el
derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes
o lo haya sido erróneamente. Sin embargo, no puede ir más allá del petitorio ni
fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes”;
exigiendo, por un lado, que el juez de la causa se pronuncie sobre cada una de las
pretensiones que han sido objeto del petitorio, en concordancia con lo previsto en
el artículo 122, inciso 4, del mismo cuerpo legal, y prohibiendo, por otro, que se
pronuncie sobre asuntos no comprendidos en él o hechos distintos a los invocados
por las partes intervinientes en la controversia

8. - En el presente caso, se advierte que los demandantes Enma Dora Alegre Rivera
de Espinoza, Zoila Rosa Espinoza Espinoza viuda de Alegre y Rubén Albino
Alegre Rivera Interponen demanda de nulidad de acto jurídico contra Próspero
Aquiles García Pineda, Rossana García Alegre, la Municipalidad de Carhuaz y el
Organismo de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, a fin que se
declare la nulidad de los Títulos de Propiedad otorgados a favor de Próspero
Aquiles García Pineda, sobre los lotes 4, 5 y 8 de la Mz. L-1 ubicados en el distrito
de Yungar, provincia de Carhuaz, departamento de Ancash; la nulidad de la
escritura pública de compra venta de fecha treinta de julio del dos mil once,
celebrado entre Próspero Aquiles García Pineda y su hija Rossana Leslie García
Alegra, del lote 5 de la Mz L-1; por las causales de nulidad establecidas en los
incisos 3, 4 y 5 del artículo 219 del Código Civil, y como pretensión accesoria, la
cancelación de la inscripción registral.

244
9. No obstante, de la resolución materia del recurso se aprecia que la Sala Superior
revocando la sentencia de primera instancia, declara la improcedencia de la
demanda, a razón del siguiente argumento: “(…) las pretensiones postuladas
deberían haberse interpuesto por vías separadas a efectos de no alterar la norma y
la jurisprudencia, así como el no vulnerar el Principio de Seguridad Jurídica,
siendo esto así, el extremo de declarar la nulidad del acto administrativo contenido
en el Título de Propiedad gratuito otorgado a favor de Próspero Aquiles García
Pineda, por el Organismo de Formalización de la Propiedad Informal- COFOPRI
y la Municipalidad de Provincial de Carhuaz, así como, la cancelación de la
Inscripción Registral de las partidas Electrónicas N° P37022114 (asiento 000002),
Partida N° P37022115 (asiento 00005 y 00006) y Partida N° P37022118 (asiento
000002) del Registro de la Propiedad Inmueble de la Zona Registral N° VII - Sede
Huaraz, deben ser vistos en la vía contencioso administrativa, toda vez que el
procedimiento administrativo que generó la inscripción del derecho de posesión y
propiedad del predio descrito a favor del demandado Próspero Aquiles García
Pineda, fue realizado en virtud al Decreto Legislativo 667-Ley de Registro de
Predios Rurales a cargo del Proyecto Especial de Titulación de Tierras y Catastro
Rural-PETT-Ministerio de Agricultura, conforme se desprende del Título
archivado, por lo que inequívocamente constituye una actuación de la
administración pública y por tanto se encuentra dentro de los alcances de lo
estipulado en las normas invocadas precedentemente (…)”4 . Como puede verse,
básicamente se desestimó la demanda porque el acto jurídico cuya nulidad se
pretende (Título de Saneamiento de Propiedad) es un acto administrativo, por lo
que su impugnación corresponde efectuarse en vía de acción contencioso
administrativa y no a través de la presente demanda de nulidad de acto jurídico. En
efecto, así se advierte que la Sala Superior en el punto 7 de la resolución recurrida
indicó “ (…) dichos actos administrativos emanan de la potestad pública funcional
de saneamiento de inmuebles rústicos emitidos después de un procedimiento
administrativo, no es posible admitir la pretensión de nulidad de título
administrativo y la cancelación de la Inscripción Registral de las partidas
Electrónicas en la vía civil, al amparo del Código Civil que no regula las causales
de nulidad de actos administrativos, que están previstas en el artículo 10 de la Ley
27444; en consecuencia tales títulos administrativos y partidas registrales son
impugnables tanto en sede administrativa, y a nivel judicial mediante la
interposición de un proceso Contencioso administrativo, bajo los alcances de las

245
normas glosadas supra; en tal razón la demanda en dicho extremo de autos resulta
improcedente(…)”.

10. Sobre este tema, se advierte que el título de propiedad urbana emitido por el
Organismo de Formalización de la Propiedad – COFOPRI otorga el derecho de
propiedad respecto de los lotes y promueve su inscripción registral a favor de sus
poseedores debidamente calificados, cuando se trate de predio que se hubieran
inscrito a nombre de COFOPRI. Asimismo, es necesario señalar que de acuerdo al
último párrafo del artículo 8° del Decreto Supremo N° 039-2000-MTC
“Reglamento de Normas que regulan la organización y funciones de los órganos
de COFOPRI responsables del conocimiento y solución de medios impugnatorios”
señala que: “(…), no procede medio impugnatorio alguno contra títulos de
propiedad emitidos por COFOPRI, con lo cual queda agotada la vía
administrativa”, entonces, debe entenderse que es suficiente la sola emisión del
referido título para cuestionarlo mediante proceso judicial, ya que se habría
agotado la vía administrativa.

11. - En ese sentido, esta Sala Suprema considera que no existe impedimento para
que pueda dilucidarse la presente controversia vía el proceso civil, pues de lo
contrario se estaría afectando el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva,
conforme lo señalado por la Corte Suprema en la Casación n.° 1226-2008-ICA del
dos de febrero de dos mil nueve, “(…) Nada impide que en determinados casos,
como el presente, el tercero que alega estar afectado con una decisión
administrativa pueda recurrir a la vía civil, para demandar la nulidad del Título
otorgado a consecuencia de un procedimiento administrativo, así como de su
correspondiente inscripción registral, procurando la protección de sus derechos
que hubieran sido afectados, (…). Se arriba a la conclusión que tal pretensión solo
puede ser invocada en la presente vía, debiendo precisarse que negarle la
posibilidad al recurrente de impugnar una resolución que es adversa a sus intereses,
solo por el hecho de ser instancia de fallo administrativo, significaría negarle el
derecho a la tutela judicial efectiva a la que tiene derecho toda persona natural o
jurídica a recurrir al Poder Judicial como poder del Estado, facultado para resolver
los conflictos suscitados entre los justiciables (…)”. Asimismo mediante sentencia
dictada en Acción Popular, Expediente N° 1285-2006, la Sala Constitucional y
Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República dispuso lo
siguiente: “El A quo declaró fundada en parte la demanda, decretando la
inconstitucionalidad sólo del párrafo de la indicada Cuarta Disposición referido a

246
que los Jueces procederán de oficio o a pedido de parte a declarar la improcedencia
de la demanda destinada a cuestionar la validez del Título de Propiedad otorgado
por el Cofopri, bajo responsabilidad civil, administrativa y penal (…) en tanto no
se instale el Sistema Arbitral Especial, la referida solicitud deberá ejercitarse en
vía de acción ante el Poder Judicial (…). Por ello consideró que dicha disposición
transgrede el principio de la función jurisdiccional y la independencia en el
ejercicio de éste, contenido en los artículos 139, inciso 2, de la Constitución
Política del Estado y 2 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, y desestimó los demás extremos solicitados. Es evidente que la citada
disposición no sólo transgrede los mencionados derechos, sino también el de tutela
jurisdiccional efectiva de las personas que es inherente a ellas y que pueden
ejercitar para la defensa de sus derechos e intereses, constituyendo un deber del
Estado el brindarlo sin restricción, por lo que éste no puede excusarse de conceder
tutela jurídica a todo aquel que la solicita”

12. De lo señalado se colige que los títulos de propiedad expedidos por el


COFOPRI, pueden ser impugnados por las causales de nulidad previstas en el
artículo 219 del Código Civil, en concordancia con el Decreto Supremo n.º 039-
2000-MTC, para configurar la causal de nulidad; argumentándose el
incumplimiento de presupuestos formales previstos en estas normas, tramitándose
por las normas procesales previstas en el Código Procesal Civil.

13. Es importante referir que la Cuarta Disposición Transitoria, Complementaria


y Final del Decreto Supremo N° 039- 2000-MTC – Reglamento de normas que
regulan la organización y funciones de los órganos de la Comisión de
Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, responsables del
conocimiento y solución de medios impugnatorios; disponía que: “En aplicación
de lo dispuesto en el artículo 17 del Texto Único Ordenado de la Ley de Promoción
de Acceso a la Propiedad Formal, aprobado mediante Decreto Supremo n.° 009-
99-MTC, precisase que una vez expedido el título de propiedad individual
otorgado por COFOPRI e inscrito en el Registro Predial Urbano será improcedente
la interposición de cualquier acción, pretensión o procedimiento alguno destinado
a cuestionar la validez del referido título e inscripción y, por lo tanto, del derecho
de propiedad contenido en el mismo. Los jueces procederán de oficio o a pedido
de parte a declarar la improcedencia de la demanda destinada a cuestionar la
validez del título de propiedad otorgado por COFOPRI, bajo responsabilidad civil,
administrativa y penal. En tal sentido, el interesado que considere vulnerado su

247
derecho con la expedición del referido título de propiedad por parte de COFOPRI
sólo podrá solicitar el pago de una indemnización de daños y perjuicios, la cual
será asumida por el titular del derecho inscrito. Precisase que en tanto no se instale
el Sistema Arbitral Especial, la referida solicitud deberá ejercitarse en vía de acción
ante el poder judicial como demanda de indemnización de daños y perjuicios, la
cual deberá dirigirse únicamente contra el titular del derecho inscrito y se tramitará
conforme a las reglas establecidas en el Código Procesal Civil. El plazo para el
ejercicio de la referida acción se computará a partir de la inscripción del título de
propiedad en el Registro Predial Urbano”. Al respecto, mediante sentencia dictada
en el proceso de Acción Popular, Expediente N° 1285-2006, la Sala Constitucional
y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República dispuso lo
siguiente: “El A quo declaró fundada en parte la demanda, decretando la
inconstitucionalidad sólo del párrafo de la indicada Cuarta Disposición referido a
que los Jueces procederán de oficio o a pedido de parte a declarar la improcedencia
de la demanda destinada a cuestionar la validez del Título de Propiedad otorgado
por el Cofopri, bajo responsabilidad civil, administrativa y penal (…) en tanto no
se instale el Sistema Arbitral Especial, la referida solicitud deberá ejercitarse en
vía de acción ante el Poder Judicial (…) Por ello consideró que dicha disposición
transgrede el principio de la función jurisdiccional y la independencia en el
ejercicio de éste, contenido en los artículos 139, inciso 2, de la Constitución
Política del Estado y 2 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, y desestimó los demás extremos solicitados. Es evidente que la citada
disposición no sólo transgrede los mencionados derechos, sino también el de tutela
jurisdiccional efectiva de las personas que es inherente a ellas y que pueden
ejercitar para la defensa de sus derechos e intereses, constituyendo un deber del
Estado el brindarlo sin restricción, por lo que éste no puede excusarse de conceder
tutela jurídica a todo aquel que la solicita”. Es decir, el Supremo Tribunal se ha
pronunciado en el sentido que, es inconstitucional decretar la improcedencia de la
demanda, que cuestiona la validez de los títulos de propiedad otorgados por
COFOPRI.

14. Por tanto, la Cuarta Disposición Transitoria, Complementaria y Final del


Reglamento de Normas que Regulan la Organización y Funciones de los Órganos
de COFOPRI Responsables del Conocimiento y Solución de Medios
Impugnatorios, Decreto Supremo N° 039-2000-MTC5 ha sido expulsada del
ordenamiento jurídico en virtud de lo dispuesto en los artículos 75 y 81 del Código
Procesal Constitucional, es por ello que la presente demanda de nulidad de acto

248
jurídico en el que se cuestiona el título de saneamiento de propiedad, puede ser
dilucidado en esta vía jurisdiccional

15. En este orden de ideas, del examen de la sentencia de vista recurrida, fluye que
la instancia de mérito al declarar improcedente la demanda, ha omitido analizar los
criterios señalados en los fundamentos precedentes, estrictamente por no haberse
tenido en cuenta las premisas fácticas y normativas para resolver la presente causa,
y por ende vulnera el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva; en consecuencia,
este Supremo Tribunal considera que el presente recurso de casación interpuesto
debe ser estimado a fin que la Sala Superior emita un nuevo pronunciamiento
conforme a ley.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Enma Dora Alegre Rivera de


Espinoza y Zoila Rosa Espinoza Espinoza viuda de Alegre obrante a fojas mil
trescientos sesenta y dos; en consecuencia, nula la sentencia de vista de fecha
treinta de mayo de dos mil diecisiete, obrante a fojas mil doscientos ochenta y dos,
Ordenaron que la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Ancash
emita nuevo fallo, teniendo en cuenta las consideraciones expuestas por este
Supremo Tribunal, Dispusieron la publicación de la presente resolución en el
diario oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad y los devolvieron; en los seguidos
por Enma Dora Alegre Rivera de Espinoza y otros contra Próspero Aquiles García
Pineda y otros, sobre nulidad de acto jurídico y otro. Intervino como ponente, el
señor Juez Supremo Salazar Lizárraga.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, SALAZAR LIZÁRRAGA,


ORDOÑEZ ALCÁNTARA, ARRIOLA ESPINO.

249
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 3467-2016, APURÍMAC

SUMILLA: Conforme a las atribuciones establecidas en la Ley General de


Sociedades, el gerente general representa a la sociedad y cuenta con las facultades
generales y específicas previstas en el Código Procesal Civil, la misma que le
autoriza a desistirse del proceso, siendo exigible para tal efecto, que la parte
contraria manifieste su conformidad en forma expresa o tácita

Lima, once de marzo de dos mil diecinueve.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; Vista la causa número tres mil cuatrocientos
sesenta y siete – dos mil dieciséis, efectuado el debate y la votación
correspondiente, emite la presente sentencia:

I. HECHOS:

1. La demandante Mauro Moscoso Mendoza interponen demanda de nulidad de


acto jurídico de dominio, solicitando:

a) La nulidad del Acta de Junta General Extraordinaria de fecha veintiséis de


febrero de dos mil ocho, del Libro de Actas de Terminal Terrestre Andahuaylas
Sociedad Anónima Cerrada.

b) Se disponga la cancelación de la inscripción registral del reconocimiento de


deuda de ciento sesenta mil dólares americanos (US$160,000.00), por Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada a favor de Expreso Los
Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, y la designación como
representante para gestiones en la formalización de acuerdos, inscrita en la Partida
número 11013818 del Registro de Personas Jurídicas del Terminal Terrestre
Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada de los Registros Públicos de la Zona
Registral XI - Sede Ica, Ofi cina Andahuaylas, por encontrarse inmersa en las
causales de nulidad previstas en los incisos 1, 3, 4, 5 y 6 del artículo 219 del Código

250
Civil, y por no cumplir con los requisitos que prevé el artículo 140 del Código
Civil.

c) Se declaren nulas y sin efecto legal las dos letras de cambio de fechas veintiocho
de febrero de dos mil ocho y veintiséis de marzo del mismo año, con fechas de
vencimiento treinta y uno de marzo de dos mil ocho y veintiocho de abril del
mismo año respectivamente, por el monto de ciento sesenta mil dólares americanos
(US$160,000.00) y cuarenta y cinco mil dólares americanos (US$45,000.00)
suscritos supuestamente como aceptante por la empresa Terminal Terrestre
Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, representada por Mauro Moscoso
Mendoza y como acreedor Expreso Los Chankas Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada.

d) Se declaren nulos y sin efecto legal los documentos privados, consistentes en


compromisos de pago de deuda, de fechas veintiocho de febrero de dos mil ocho,
veintiséis de marzo de dos mil ocho y trece de febrero de dos mil nueve,
supuestamente suscritos por Mauro Moscoso Mendoza en representación de
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada a favor de Expreso
Los Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, forjados por el
demandado Walter Cusi Gamboa con la complicidad de los notarios públicos
emplazados Enith Gutiérrez Alarcón y Fabio Hernández Espinoza, por encontrarse
inmersos en las causales de nulidad previstas en los incisos 1, 3, 4, 5 y 6 del artículo
219 del Código Civil, y por no cumplir con los requisitos que prevé el artículo 140
del Código Civil.

e) Se declare nulo y sin efecto legal alguno, el contrato de arrendamiento del


Counter número 105 de propiedad de su representada Terminal Terrestre
Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, suscrito por Walter Cusi Gamboa a
favor de Expreso Los Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada,
representada por Susana Chanque Torres, con fecha uno de marzo de dos mil once,
y el documento de cancelación de pago de arrendamiento de fecha cuatro de marzo
de dos mil once, suscrito por Walter Cusi Gamboa en representación de Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, por encontrarse inmersos en
las causales de nulidad previstas en los incisos 4 y 5 del artículo 219 del Código
Civil.

251
f) Se declare nulo y sin efecto legal, el contrato de arrendamiento de fecha
dieciocho de marzo de dos mil once, del Counter número 105, suscrito por Walter
Cusi Gamboa en representación de Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, a favor de Expreso Los Chankas Sociedad Anónima Cerrada,
por encontrarse inmerso en las causales de nulidad previstas en los incisos 4 y 5
del artículo 219 del Código Civil.

g) Nombramiento Del Gerente General: De la copia literal obrante a fojas


doscientos cuatro del cuaderno de apelaciones, se advierte que Walter Cusi
Gamboa ha incoado contra Mauro Moscoso Mendoza, el proceso de Convocatoria
a Junta o Asamblea General, por el cual se ha nombrado a Alex Raúl Valenzuela
Castro como nuevo Gerente General de Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, mediante la Resolución número 14, de fecha veintisiete de
noviembre de dos mil trece, confirmada por la Resolución número 37, de fecha
veintiocho de octubre de dos mil catorce.

2. En su calidad de nuevo Gerente General de Terminal Terrestre Andahuaylas


Sociedad Anónima Cerrada contesta la demanda alegando que:

a) Alex Raúl Valenzuela Castro, solicita ante el órgano jurisdiccional el


desistimiento del presente proceso, fundamentando que el mismo fue interpuesto
por el entonces Gerente General de Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, Mauro Moscoso Mendoza, atribuyéndose como tal la
representación legal de la empresa Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima Cerrada, solicitando el desistimiento del proceso, de conformidad con el
artículo 75 del Código Procesal Civil, concordante con las facultades del Gerente
General registrado en el Estatuto de la Sociedad, contenidas en la Escritura Pública
de Constitución e inscrita en la Partida Registral número 11013818 del Registro
de Personas Jurídicas de la oficina registral de Andahuayla.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha veintidós de abril de dos mil catorce se declaró


improcedente la petición de desistimiento del proceso, formulada por Alex Raúl
Valenzuela Castro, sosteniendo que, habiéndose corrido traslado a las partes
procesales, el demandante Mauro Moscoso Mendoza formuló oposición a dicho
desistimiento.

252
III. SEGUNDA INSTANCIA

Se interpone recurso de apelación contra la sentencia antes referida, que al ser


absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha a trece de junio de dos
mil dieciséis, obrante a fojas doscientos noventa y uno, revocó la apelada, en el
extremo que declaró improcedente la petición de desistimiento del proceso,
formulado por Alex Raúl Valenzuela Castro en calidad de Gerente General de
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, debiendo continuar
el proceso conforme a su estado; y, reformándola, aprobaron el desistimiento
formulado por la empresa demandante Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad
Anónima representada por Alex Raúl Valenzuela Castro, solo con relación a dicha
parte demandante, con los demandados Walter Cusi Gamboa, Expreso Los
Chankas Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, representada por su
Gerente General Edith Cusi Gamboa, y de Expreso Los Chankas Sociedad
Anónima Cerrada, representada por su Gerente General Carmen Cusi Gamboa;
sustentando que de acuerdo a lo previsto por el artículo 343 del Código Procesal
Civil, dicha norma procesal tan solo requiere la conformidad y/o oposición de los
emplazados, quienes no han formulado oposición al desistimiento.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintinueve de noviembre de dos mil diecisiete obrante a fojas cincuenta y siete
del cuaderno de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 343 y 345 del Código Procesal Civil;
alegándose que se vulnera el derecho del recurrente, porque no se tomó en cuenta
que dichos preceptos legales regulan el desistimiento para personas naturales, y en
el caso de autos, es la empresa Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima
Cerrada quien lo solicita, aspecto que fue advertido por el A quo, inaplicándose
reiteradas jurisprudencias. Estando a que se encuentran involucrados intereses
económicos y patrimoniales de dicha empresa, y al amparo de lo dispuesto en el
artículo 188 inciso 2 de la Ley General de Sociedades, debe continuar como parte
del proceso y evitar de esa manera nulidades posteriores.

b) Infracción normativa de los artículos 139 inciso 5 de la Constitución


Política del Perú y 122 del Código Procesal Civil; refiriendo el recurrente que se

253
afecta el debido proceso, por cuanto, al haber absuelto en forma negativa la
petición de desistimiento, y pese a que el A quo en forma acertada declaró
improcedente el mismo, la Sala Superior erróneamente revoca la decisión de
primera instancia, sin expresar las razones del por qué toma dicha decisión,
limitándose a reproducir los argumentos vertidos en la solicitud de desistimiento.

2. Corresponde precisar que la infracción normativa procesal ha sido concedida a


efecto de analizar si se ha afectado el debido proceso y la motivación de las
resoluciones, atendiendo a que nuestro ordenamiento jurídico exige
fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de tal forma
que su tramitación garantice a las personas involucradas en él, las condiciones
necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo razonable los
derechos u obligaciones sujetos a consideración,2 y la disposición procesal civil
exige que las resoluciones contengan los fundamentos de hecho y de derecho
aplicables al punto en cuestión, según el mérito de lo actuado, porque uno de los
principales componentes del derecho al debido proceso se encuentra constituido
por el denominado derecho a la motivación, consagrado por el artículo 139 inciso
5 de la Constitución Política del Perú, por el cual se garantiza a las partes
involucradas en la controversia el acceso a una respuesta del juzgador que se
encuentre adecuadamente sustentada en argumentos que la justifiquen lógica y
razonablemente, en base a los hechos acreditados en el proceso y al derecho
aplicable al caso.

3. Este derecho no solo tiene relevancia en el ámbito del interés particular


correspondiente a las partes involucradas en la litis, sino que también juega un
papel esencial en la idoneidad del sistema de justicia en su conjunto, pues una
razonable motivación de las resoluciones constituye una de las garantías del
proceso judicial, directamente vinculada con la vigilancia pública de la función
jurisdiccional, por la cual se hace posible conocer y controlar las razones por las
cuales el juez ha decidido una controversia en un sentido determinado.

4. - El Tribunal Constitucional en el Expediente número 01480-2006-AA/TC-


Lima, seguido por la Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador, sobre
Acción de Amparo, contra los jueces de la Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Huaura, ha precisado que: “El derecho a la debida motivación de las
resoluciones importa que los jueces, al resolver las causas, expresen las razones o
justificaciones objetivas que los llevan a tomar una determinada decisión. Esas

254
razones, por lo demás, pueden y deben provenir no solo del ordenamiento jurídico
vigente y aplicable al caso, sino de los propios hechos debidamente acreditados en
el trámite del proceso. Sin embargo, la tutela del derecho a la motivación de las
resoluciones judiciales no debe ni puede servir de pretexto para someter a un nuevo
examen las cuestiones de fondo ya decididas por los jueces ordinarios”; así
también, en el Expediente número 3433-2013-PA/TC-Lima, seguido por Servicios
Postales del Perú Sociedad Anónima - SERPOST S.A., sobre Proceso de Amparo,
contra los jueces integrantes de la Segunda Sala Especializada Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima Norte y otro, señala que: “A mayor abundamiento,
este Tribunal, en distintos pronunciamientos, ha establecido que el derecho a la
debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable
frente a la arbitrariedad judicial, y garantiza que las resoluciones judiciales no se
encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos
objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso.

5. Con estos parámetros y de la revisión del auto de vista, tenemos que la decisión
adoptada se encuentra adecuadamente fundamentada, por cuanto, interpreta y
aplica las normas que considera pertinentes; por tanto, no se advierte transgresión
alguna al principio de la debida motivación de las resoluciones, no se afecta la
logicidad, ni se vulnera el derecho a probar en cualquiera de sus vertientes, ni el
de congruencia procesal. Es decir, su pronunciamiento se ha ceñido estrictamente
a lo aportado, mostrado y debatido en el proceso, por lo que dicho fallo no puede
ser cuestionado por ausencia o defecto en la motivación, pues se ha cumplido con
precisar el por qué y debido a qué se ha llegado a la conclusión final; en
consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha arribado no puede ser causal
para cuestionar la motivación; lo que no significa que no pueda existir un criterio
distinto para arribar a una conclusión diferente a la que ha planteado la Sala
Superior, sin que ello implique ausencia o defecto en la motivación del auto de
vista. En consecuencia, la infracción normativa procesal por ausencia de
motivación expresada en el segundo 2) agravio debe desestimarse en todos sus
extremos.

6. Ahora, analizando el tema medular, tenemos que la controversia se centra en


determinar si el Gerente General de una empresa requiere de facultades generales
y especiales para representar en juicio a la sociedad y en el caso específico,
desistirse del proceso. Para determinar ello, es necesario revisar los antecedentes
del proceso, en el cual se advierte que los socios que conforman la empresa

255
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada son la sociedad
conyugal conformada por Gerardina Peceros de la Cruz, fallecida el seis de febrero
de dos mil quince y Mauro Moscoso Mendoza (codemandante), además de Walter
Cusi Gamboa (codemandado). El ahora codemandado Walter Cusi Gamboa, frente
a la inactividad del entonces Gerente General Mauro Moscoso Mendoza, para
convocar a Junta General de Accionistas, instauró judicialmente el proceso de
Convocatoria a Junta o Asamblea General, con la finalidad –entre otras– de
nombrar al nuevo Gerente General, recayendo dicha función en Alex Raúl
Valenzuela Castro –véase a fojas doscientos cuatro del cuaderno de apelaciones–,
así consta inscrito registralmente. Es de esta forma, que las funciones de Mauro
Moscoso Mendoza, en su calidad de Gerente General de la empresa Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada concluyeron con el
nombramiento judicial de Alex Raúl Valenzuela Castro como Gerente General de
la citada empresa.

7. El artículo 343 del Código Procesal Civil prescribe: “El desistimiento del
proceso lo da por concluido sin afectar la pretensión. Cuando se formula después
de notificada la demanda, requiere la conformidad del demandado expresada
dentro del tercer día de notificado, o en su rebeldía. Si hubiera oposición, el
desistimiento carecerá de eficacia, debiendo continuar el proceso. (…)”. Conforme
a la normatividad citada, es exigible para que el desistimiento proceda o se rechace,
solo la conformidad u oposición del demandado (en este caso de los demandados),
no se requiere acto o manifestación del codemandante. En el caso de autos, Alex
Raúl Valenzuela Castro, en su condición de nuevo Gerente General de la empresa
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, se apersona al
proceso y formula desistimiento del mismo, amparado en las facultades conferidas
en el artículo 75 del Código Procesal Civil. Conforme se tiene de los escritos
obrantes a fojas seiscientos cuarenta y siete, seiscientos cincuenta y dos y
seiscientos cincuenta y siete, los demandados han expresado su conformidad con
dicho acto jurídico procesal, encuadrando su conducta dentro de los alcances del
artículo 343 del Código Procesal Civil; en tanto, el codemandante Mauro Moscoso
Mendoza, se ha opuesto; por tanto, corresponde que el desistimiento sea aprobado
a fin de que surta sus efectos.

8. Se cuestionan a través del recurso de su propósito, dos aspectos: a) Que los


artículos 343 y 345 del Código Procesal Civil regulan el desistimiento solo de
personas naturales, siendo la empresa Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad

256
Anónima Cerrada quien solicitó el desistimiento; y, b) La empresa Terminal
Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada debe continuar como parte del
proceso de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 188 inciso 2 de la Ley General de
Sociedades. El cuestionamiento de que los artículos 343 y 345 del Código procesal
Civil no regulan el desistimiento de personas jurídicas, no tiene asidero legal; pues,
no hay disposición expresa que ello fuere así. Ahora, respecto del artículo 188 de
la Ley General de Sociedades, que regula las atribuciones del gerente, señala: “Las
atribuciones del gerente se establecerán en el estatuto, al ser nombrado o por acto
posterior. Salvo disposición distinta del estatuto o acuerdo expreso de la junta
general o del directorio, se presume que el gerente general goza de las siguientes
atribuciones: 1. Celebrar y ejecutar los actos y contratos ordinarios
correspondientes al objeto social; 2. Representar a la sociedad con las facultades
generales y especiales previstas en el Código Procesal Civil y las facultades
previstas en la Ley de Arbitraje; 3. Asistir, con voz pero sin voto, a las sesiones
del directorio, salvo que este acuerde sesionar de manera reservada; 4. Asistir, con
voz pero sin voto, a las sesiones de la junta general, salvo que esta decida en
contrario; 5. Expedir constancias y certificaciones respecto del contenido de los
libros y registros de la sociedad; y, 6. Actuar como secretario de las juntas de
accionistas y del directorio”. Del estatuto de la empresa, obrante en autos a fojas
setecientos noventa y siete, se tiene que las atribuciones de su gerente general están
consignadas en su décima octava cláusula, entre las que se encuentra: Representar
en juicio y fuera de él, a la sociedad con los poderes generales y especiales del
mandato, pudiendo transigir el pleito o someterlo a arbitraje, desistirse de la acción
o convenir en ella. Significa que sus atribuciones se encuentran reguladas por la
norma adjetiva con las facultades generales y especiales que ella consigna en los
artículos 74 y 75 del Código Procesal Civil, donde autoriza realizar todos los actos
de disposición de derechos sustantivos, y para demandar, reconvenir, contestar
demandas y reconvenciones, desistirse del proceso y de la pretensión, allanarse a
la pretensión, conciliar, transigir, someter a arbitraje las pretensiones
controvertidas en el proceso, sustituir o delegar la representación procesal y para
los demás actos que exprese la ley, lo que es reiterado en el Estatuto de la empresa;
por lo que, habiendo Mauro Moscoso Mendoza actuado inicialmente, para
demandar, por derecho propio y en calidad de Gerente General de la empresa
Terminal Terrestre Andahuaylas Sociedad Anónima Cerrada, y estando a que su
designación como tal ya no se encuentra vigente, al haberse designado en su lugar
por mandato judicial a Alex Raúl Valenzuela Castro, el desistimiento del proceso
formulado por este en representación de la empresa, debe surtir sus efectos,

257
continuando la tramitación del proceso seguido por Mauro Moscoso Mendoza, en
su condición de persona natural, al haber accionado también por “derecho propio”.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

Infundado el recurso de casación interpuesto por Mauro Moscoso Mendoza en


consecuencia, no casaron la sentencia de vista, dispusieron la publicación de la
presente resolución en el diario oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad y los
devolvieron.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, CALDERÓN PUERTAS,


AMPUDIA HERRERA, LÉVANO VERGARA.

258
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 2135-2017, LAMBAYEQUE

SUMILLA: El recurso es fundado por cuanto de conformidad con el artículo 978


del Código Civil, si bien se autoriza a que uno de los copropietarios pueda practicar
sobre todo o parte del bien, actos que importen el ejercicio de propiedad exclusiva;
no obstante, según el mismo dispositivo, dicho acto solo será válido desde el
momento en que se adjudica el bien o la parte a quien se practicó el acto, y, desde
el momento en el que el otro copropietario demuestra su consentimiento, el cual
define la validez de todo acto en materia de propiedad.

Lima, dieciséis de marzo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; Vista la causa número dos mil ciento treinta
y cinco – dos mil diecisiete, efectuados el debate y la votación correspondiente,
emite la presente sentencia.

I. HECHOS:

Se trata del recurso de casación interpuesto por Mario Richard Zamora Gamarra a
fojas ciento ochenta y nueve, contra la sentencia de vista de fojas ciento ochenta y
uno, de fecha veintiuno de marzo de dos mil diecisiete, emitida por la Primera Sala
Especializada Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, que declaró
nula la sentencia contenida en la Resolución número 08, de fecha diecinueve de
mayo de dos mil dieciséis, que declaró fundada la demanda; en consecuencia,
insubsistente todo lo actuado hasta fojas cincuenta; e, improcedente la demanda
sobre Nulidad de Acto Jurídico.

RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 140, 219 inciso 1, 220, 969 y 978 del
Código Civil: Señala que estando el bien sujeto al régimen de copropiedad, está

259
acreditado que Nelly Gamarra Chávez solamente tenía el cincuenta por ciento
(50%) de las acciones y derechos del mismo; no obstante, transfirió la propiedad
del bien a favor de Martha Margarita Vélez Chamaya, mediante acto jurídico que
conllevaba el ejercicio de la propiedad exclusiva; agrega además, que la primera
de las nombradas carecía de representación legal; pues, no le otorgó poder alguno,
y menos contaba con autorización judicial para disponer de inmueble de incapaz,
como es el caso de su hermano Pedro Luis Zamora Gamarra

b) Infracción normativa de los artículos 50 inciso 6 del Código Procesal Civil


y 139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú: Sosteniendo que la decisión
de declarar improcedente la demanda por parte de la Sala Superior no se ciñe a las
garantías que propugnan los dispositivos legales denunciados, pues no se puede
señalar que el acto jurídico sub judice es válido, pero sujeto a una condición
suspensiva y que será eficaz cuando al condómino que ha dispuesto del bien, le sea
adjudicado, y en caso de no cumplirse dicha condición, recién se podrá plantear la
nulidad del acto jurídico.

2. Previamente a la absolución del recurso de casación sub examine es necesario


hacer un breve recuento de lo acontecido en el proceso. En tal sentido, se advierte
que por escrito de fojas treinta y cuatro a cuarenta y nueve, Mario Richard Zamora
Gamarra interpone demanda de Nulidad de Acto Jurídico contra Nelly Gamarra
Chávez y Martha Margarita Vélez Chamaya respecto de la compraventa del bien
inmueble constituido por el lote de terreno número 4, de la manzana 13, del Pueblo
Joven Garcés, del distrito de José Leonardo Ortiz, provincia de Chiclayo,
departamento de Lambayeque (actualmente Atahualpa número 771). Como
fundamento de su demanda, sostiene que: a) Mediante resolución judicial de fecha
veintidós de marzo de dos mil siete, el demandante, junto a su hermano Pedro Luis
Zamora Gamarra y su madre – demandada- Nelly Gamarra Chávez, fueron
declarados herederos de Mario Ruperto Zamora Chamaya, quien hasta esa fecha
aparecía como único propietario del inmueble materia de litigio; b) Pese a que,
como consecuencia del fallecimiento de Mario Ruperto Zamora Chamaya, dicho
inmueble se encontraba sujeto a un régimen de copropiedad entre sus herederos,
la demandada Nelly Gamarra Chávez, sin contar con la autorización del recurrente
ni la de su hermano, celebró un contrato de compraventa respecto del mismo; c)
Además de ello, sostiene que su hermano Pedro Luis Zamora Gamarra tiene la
condición de incapacidad total y permanente; por lo tanto, es evidente la
inexistencia de facultades vigentes para celebrar el acto jurídico de compraventa;

260
d) Consecuentemente, a la fecha de la celebración del mismo, la demandada no
tenía la condición de propietaria de la totalidad del bien, resultando imposible
física y jurídicamente su transferencia; además de fi n ilícito; pues, se ha dispuesto
de un inmueble de manera dolosa y mediante engaño

3. Tramitada la demanda según su naturaleza, el A quo, mediante la sentencia de


fojas ciento treinta, de fecha diecinueve de mayo de dos mil dieciséis, declaró
fundada la demanda; en consecuencia, nulo el acto jurídico contenido en el
contrato privado de compraventa, de fecha quince de diciembre de dos mil cinco,
celebrado entre Nelly Gamarra Chávez y Martha Margarita Vélez Chamaya, por
haber incurrido en las causales previstas en el artículo 219 incisos 1, 3 y 4; e,
infundado el extremo de la entrega del bien inmueble. Como fundamentos de su
decisión sostiene, que: i) La condición de potencial heredero y copropietario del
demandante, obtenida de hecho, era de pleno conocimiento de las partes
codemandadas, su madre (Nelly Gamarra Chávez) y la de su tía materna (Martha
Margarita Vélez Chamaya); en ese sentido, se llega claramente a determinar que
aquella tenía limitación para disponer del bien (o sus acciones proporcionales en
alícuotas), ya que se requería necesariamente de la conformidad de los
copropietarios, o su asentimiento para disponer de sus acciones y derechos; por lo
tanto, dicho acto jurídico es inválido y deviene en nulo de pleno derecho, quedando
acreditada la causal de objeto jurídicamente imposible; ii) Se concluye que las
demandadas cometieron un perjuicio al atentar contra la copropiedad, pues ha
quedado demostrado que ambas tenían conocimiento del acto jurídico y de las
condiciones en las que se estaba celebrando; y, iii) Dado que el inmueble se
encontraría en posesión de un tercero, respecto del cual no se ha referido el
demandante, deja a salvo su derecho para ejercitarlo contra cualquiera que
estuviese en posesión o se crea con derecho.

4. Apelada la mencionada resolución, la Sala Superior, mediante sentencia de fojas


ciento ochenta y uno, de fecha veintiuno de marzo de dos mil diecisiete, la declara
nula; insubsistente todo lo actuado, e improcedente la demanda. Como sustento de
su decisión señala que la demandada Nelly Gamarra Chávez solamente tenía el
cincuenta por ciento (50%) de las acciones y derechos del inmueble materia de
litigio, y no obstante ello, transfirió la propiedad de todo el bien mediante un acto
jurídico que conllevaba el ejercicio de la propiedad exclusiva, como lo prevé el
artículo 978 del Código Civil1 ; no obstante, la ley considera dicho acto como
válido, pero sujeto a una condición suspensiva y que será eficaz cuando el

261
condómino que ha dispuesto el bien, le sea adjudicado; siendo que en caso de no
cumplirse la mencionada condición suspensiva, recién se podrá plantear la nulidad
de dicho acto, tal como se ha establecido en las Casaciones números 953-96-
Lambayeque y 1540-2004-Cono Norte

5. - Estando a los fundamentos del recurso que nos ocupa, es necesario destacar
que, el Debido Proceso es un derecho complejo que está conformado por un
conjunto de derechos esenciales que impiden que la libertad y los derechos de los
individuos sucumban ante la ausencia o insuficiencia de un proceso o
procedimiento, o se vean afectados por cualquier sujeto de derecho -incluyendo el
Estado que pretenda hacer uso abusivo de estos. En ese sentido, es menester
recalcar que el artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del Perú, consagra
como principio rector de la función jurisdiccional, dentro de nuestro ordenamiento
jurídico, la observancia del debido proceso. Este, conforme a la interpretación que
reiteradamente ha efectuado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, exige
fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de forma
tal, que su tramitación garantice a las personas involucradas en él, las condiciones
necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo razonable los
derechos u obligaciones sujetos a consideración

6. En ese sentido, la motivación de las resoluciones judiciales constituye un


elemento del debido proceso; y además, se ha considerado como principio y
derecho de la función jurisdiccional, consagrado en el inciso 5 del artículo 139 de
la Constitución Política del Perú, norma constitucional que ha sido recogida en el
artículo 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en el
inciso 6 del artículo 50, e incisos 3 y 4 del artículo 122 del Código Procesal Civil,
cuya infracción origina la nulidad de la resolución, conforme lo disponen las dos
últimas normas procesales señaladas. Una motivación adecuada conlleva la
justificación lógica, razonada y conforme a las normas constitucionales y legales,
así como con arreglo a los hechos y petitorios formulados por las partes; por lo
tanto, una motivación adecuada y suficiente comprende tanto la motivación de
hecho o in factum (en la que se establecen los hechos probados y no probados
mediante la valoración conjunta y razonada de las pruebas incorporadas al proceso,
sea a petición de parte como de oficio, subsumiéndolos en los supuestos fácticos
de la norma) y la motivación de derecho o in jure (en la que se selecciona la norma
jurídica pertinente, y se efectúa una adecuada interpretación de la misma.

262
7. Ahora bien, por razones de conveniencia procesal, analizaremos en primer orden
la infracción normativa procesal precisada en el literal B) puesto que de
determinarse esta infracción no será necesaria la dilucidación de la infracción de
orden sustancial. Estando a lo expuesto, tenemos que la Sala Superior ha cumplido
con la exigencia constitucional de la motivación de las resoluciones judiciales, al
expresar en los fundamentos que sustentan la decisión adoptada una suficiente
argumentación objetiva; en consecuencia, no se advierte acto arbitrario alguno que
vulnere el debido proceso, la debida motivación de las resoluciones judiciales, ni
la tutela procesal efectiva. En consecuencia, la infracción normativa procesal
denunciada debe ser desestimada

8. Sin embargo, no podemos señalar lo mismo respecto a las causales de infracción


normativa material precisadas en el literal A) puesto que esta Sala Suprema no
comparte el criterio sostenido por la Sala Superior que, al analizar la pretensión
incoada por el demandante, señala que, en el caso concreto, la nulidad del acto
jurídico recién podrá demandarse solo en caso de que no se cumpla con la
condición suspensiva a que hace referencia el artículo 978 del Código Civil; y ello
por cuanto a criterio de esta Sala Suprema, quien actúa en sede de instancia, y en
atención a las causales de nulidad del acto jurídico denunciadas (artículo 219
incisos 1, 3 y 4 del Código Civil), asume, respecto a la aplicación del artículo 978
del Código Civil, que este, en efecto, autoriza implícitamente a que uno de los
copropietarios pueda practicar sobre todo o parte del bien, actos que importen el
ejercicio de propiedad exclusiva; no obstante, según el mismo dispositivo, dicho
acto solo será válido desde el momento en que se adjudica el bien o la parte a quien
se practicó el acto, y, por razones obvias, desde el momento en el que el otro
copropietario demuestra su consentimiento, el cual define la validez de todo acto
en materia de propiedad. Sin embargo, de los fundamentos de la demanda y del
recurso de apelación interpuesto, se desprende que no existe consentimiento
respecto de los demás copropietarios del inmueble materia de litigio, tanto más, si
el demandante, ha señalado que no ha participado ni tendría intención de participar
en el acto jurídico que se denuncia; y que, su copropietario, Pedro Luis Zamora
Gamarra, sería un incapaz y que, por tanto, para efectos de la disposición de sus
bienes, se requeriría de autorización judicial, por lo cual el acto jurídico
denunciado vendría en nulo por las causales de falta de manifestación de voluntad
del agente, cuando su objeto es física o jurídicamente imposible y por fi n ilícito..

263
9. Cabe agregar, que si bien, de conformidad con el artículo 977 del Código Civil,
cada copropietario puede vender la parte que le corresponde; en el caso concreto
tenemos a un heredero de una cuota ideal (no determinada), que ha dispuesto o
vendido no solo su cuota, sino además la totalidad de las cuotas ideales de los otros
coherederos, de las cuales no era propietario, siendo este un objeto del cual
jurídicamente no podía disponer, por no ser titular del mismo, y por impedimento
establecido en la ley, específicamente en el artículo 971 inciso 1 del Código Civil;
razón por la cual, asiste el derecho al demandante y coheredero perjudicado de
solicitar la nulidad del acto jurídico de compraventa por imposibilidad jurídica del
objeto; más aún, si se tiene en cuenta que se trata de un bien perteneciente a una
sucesión cuya división y partición no ha sido acreditada

10. Por tanto, de conformidad con lo establecido en el artículo 396 del Código
Procesal Civil, corresponde casar la sentencia de vista; y actuando en sede de
instancia, confirmar la sentencia apelada que declaró fundada la demanda. Por
estos fundamentos y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal Civil.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Mario Richard Zamora


Gamarra, en consecuencia, CASARON la sentencia de vista, Dispusieron la
publicación de la presente resolución en el diario oficial “El Peruano”, bajo
responsabilidad y los devolvieron;

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA, BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

264
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 3307-2016, TACNA

SUMILLA: No basta que un bien sea adquirido durante la vigencia del


matrimonio para que sea considerado social, sino que debe remitirse además a las
excepciones contempladas en el artículo 302 del Código Civil.

Lima, cuatro de mayo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número tres mil trescientos
siete-dos mil dieciséis; y producida la votación correspondiente, emite la presente
sentencia.

Se trata del recurso de casación interpuesto por el demandante Carmelo Chura


Huisa, a fojas trescientos ochenta y cinco, contra la Sentencia de Vista, contenida
en la Resolución número veinte y seis, de fecha veintiocho de junio de dos mil
dieciséis, obrante a folios trescientos setenta y uno, mediante la cual la Sala Civil
Transitoria de la Corte Superior de Justicia de Tacna, que confirmó la sentencia
apelada de fecha diecisiete de marzo de dos mil dieciséis, de fojas trescientos uno,
que declaró infundada la demanda; en los seguidos por Carmelo Chura Huisa
contra Sonia Mamani Luve, sobre nulidad de acto jurídico y otros.

RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 139 incisos 3 y 5 de la Constitución


Política del Perú, I y III del Título Preliminar, 50 inciso 6 y 122 inciso 3 del
Código Procesal Civil, así como el artículo 12 del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial: La Sala Superior omite evaluar debidamente
el Acta de Matrimonio celebrado el tres de enero de mil novecientos noventa y
dos, así como la Ficha Registral número 1869 del Registro de Personas Jurídicas
del Libro Asociaciones de Tacna, que se constituyó el veintidós de diciembre de
mil novecientos noventa y ocho (fecha posterior al matrimonio), pues no ha

265
sustentado por qué le da menor valor probatorio a dichos documentos que tienen
la calidad de instrumentos públicos, cuando éstos desvirtúan lo expuesto en la
declaración jurada (documento privado), sobre la carencia de bienes sujetos al
régimen de sociedad de gananciales, sin indicar en su resolución el razonamiento
que llevó al Ad Quem a adoptar tal decisión, lo que incluye expresar la valoración
conjunta y razonada de la prueba.

b) Infracción normativa del artículo 245 incisos 2 y 3 del Código Procesal


Civil: La Sala Superior para resolver la controversia ha tomado como referencia
la fecha del contrato denominado Acuerdo Privado Interno de fojas quince, de
fecha diecinueve de octubre de dos mil siete; sin embargo, tal certeza no ha sido
acreditada en el proceso, al no existir medio probatorio idóneo que establezca que
en dicha fecha fue presentado dicho documento ante Notario Público; por el
contrario, la certeza de la venta se refleja con la fecha de presentación del
documento ante Notario Público, o cuando se eleva a Escritura Pública, lo cual no
ha ocurrido. Estando ante dos derechos de distinta naturaleza (derecho contenido
en el vínculo conyugal, según Acta de Matrimonio de fojas siete, y otro derecho
contenido en el Contrato Privado de fojas quince, resulta de aplicación lo dispuesto
en el artículo 245 inciso 2 del Código Procesal Civil, lo que implica que la
preferencia se determina sólo por la certeza y fecha en que se constituyeron los
derechos; por ende, las demandadas no pueden oponer su derecho de compraventa
a los derechos expectaticio de adjudicación sobre los puestos de venta, por ser el
acto del matrimonio primero que el derecho que fue celebrado por la demandada
Candelaria Maruja Anahua Anahua, quien sin gozar del respectivo Poder, realizó
actos de disposición sobre derechos expectaticios de adjudicación, cuando estos
bienes estaban pendientes de ser liquidados

2. Que, previamente a la absolución del recurso de casación sub examine, es


necesario hacer un breve recuento de lo acontecido en el proceso. En tal sentido,
se advierte que Carmelo Chura Huisa mediante escrito de fojas cincuenta y seis
interpone demanda a fi n que se declare la nulidad del contrato denominado
acuerdo privado interno, extendido en documento privado con fecha diecinueve de
octubre de dos mil siete; y del acto jurídico de compraventa de puestos de venta
que contiene tal instrumento, en la que interviene como vendedora Doña
Candelaria Maruja Anahua Anahua y como compradora Sonia Mamani Luve,
respecto a los puestos de venta signados con los números 87 y 88 de la Asociación
de Comerciantes 7 de Agosto; asimismo plantea como pretensión accesoria, se

266
declare su mejor derecho de posesión sobre referidos puestos, así como la entrega
del bien inmueble, desalojo accesorio y consecuentemente ministración de la
posesión, con costas y costos del proceso. Sustenta su pretensión alegando que: 1)
Contrajo matrimonio civil con la codemandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua, con fecha tres de enero de mil novecientos noventa y dos, por ante la
Municipalidad Distrital de Alto de Alianza de la provincia y departamento de
Tacna; 2) Mediante escritura pública de fecha siete de junio del año dos mil diez,
por ante Notario Público Víctor Edilberto Lozano Valderrama, se declaró la
disolución del vínculo matrimonial entre Carmelo Chura Huisa y la demandada
Candelaria Maruja Anahua Anahua, en los términos y demás condiciones que
expresamente se hacen constar. Durante la vigencia del matrimonio de su
poderdante y la demandada Candelaria Maruja Anahua Anahua, la sociedad
conyugal por ellos conformada adquirió los puestos de venta signados con los
números ochenta y siete y ochenta y ocho de la Asociación de Comerciantes 7 de
Agosto, por el mérito de ser la codemandada Calendaría Maruja Anahua Anahua,
la socia titular y como tal le corresponde derechos de adjudicataria sobre los
indicados puestos, y dichos puestos pasaron a formar parte de la sociedad de
gananciales que conforma con la demandada, pues su mandante viene a ser titular
del cincuenta por ciento (50%) de cada de los mencionados puestos por su derecho
de gananciales; 3) Con fecha diecinueve de octubre del año dos mil siete, estando
vigente el vínculo conyugal y la sociedad de gananciales en forma insólita y
demostrado absolutamente intencionalidad de perjudicar sus derechos económicos
y gananciales la demandada Candelaria Maruja Anahua Anahua. aprovechando su
titularidad de socia y como aparece de su inscripción ante la RENIEC (Registro
Nacional de Identificación y Estado Civil), con el estado civil de “soltera”, ha
vendido los puestos de venta mencionados a la otra codemandada Sonia Mamani
Luve, según consta de! denominado “Contrato de Acuerdo Privado Interno”
extendido en documento privado de fecha diecinueve de octubre del año dos mil
siete; 4) Estando a los derechos de adjudicación respecto a los puestos
mencionados, que se han adquirido durante la vigencia del matrimonio, de
conformidad con el artículo 315 del Código Civil, requiere la intervención de su
cónyuge para disponer o gravar los bienes comunes a título gratuito u oneroso;
tratándose de bienes gananciales producto de la unión de hecho, en tanto que la
adjudicación no se practique, como consecuencia de la correspondiente
liquidación, no puede atribuirse uno de los cónyuges el dominio del todo o una
parte de los bienes gananciales determinados; que Candelaria Maruja Anahua
Anahua ha transferido los mencionados puestos de venta sin que tenga título de

267
dominio idóneo, cuyos derechos de adjudicación corresponde a la sociedad legal
de gananciales; 5) Que, Candelaria Maruja Anahua Anahua, en ningún momento
contaba con poder especial alguno ni mucho menos solicito la autorización del
poderdante para disponer de los puestos de venta; asimismo la compradora conocía
que dichos puestos de venta formaban parte de la sociedad de gananciales por el
matrimonio, señalando que referido acto jurídico no puede ser convalidado; 6) Que
se ha incurrido en causal de nulidad prevista en el artículo 219 inciso 1 del Código
Civil, por la falta de manifestación de voluntad de los titulares del dominio del
bien y por ser contrario a las leyes que interesan al orden público conforme al
artículo V del Título Preliminar del Código Civil; 7) Solicita que se considere que
la codemandada Sonia Mamani Luve ha actuado de mala fe durante la mencionada
transferencia de compraventa, pues la demandada ha manifestado verbalmente a
su poderdante que jamás vendió los referidos puestos a Sonia Mamani Luve y que
el supuesto contrato materia de nulidad ha sido llenado en blanco. Refiere que
conforme al artículo 219 inciso 6 del Código Civil, la compra es de pleno derecho,
porque en la celebración del supuesto contrato no ha tenido su poderdante
participación alguna, siendo cónyuge de la demandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua; 8) Refiere que en el contrato materia de nulidad, las partes intervinientes
han manifestado que el precio de venta se encuentra cancelado no existiendo
ninguna prueba idónea que acredite en forma indubitable que el precio de venta en
realidad se haya cancelado, no existe intervención notarial que haya legalizado las
firmas, ni que haya dado fe de la entrega del dinero por concepto de venta, tampoco
existe constancia de la compradora que haya utilizado algún medio de pago por el
momento de la obligación supuestamente pactada, contraviniendo los artículos 4 y
7 de la Ley 28194 y lo dispuesto por el Decreto Supremo número 047-2004-EF,
sobre bancarización y sus modificatorias, pues los montos a partir los cuales
utilizaran medios de pago son de tres mil quinientos nuevos soles o mil dólares
americanos, por lo que en el contrato de compra venta corresponde utilizar medios
de pago a través de las empresas del sistema financiero; 9) La otra parte manifiesta
que lamentablemente en la Escritura Pública de Separación Convencional y
Divorcio Ulterior de fecha siete de junio del año dos mil diez, por ante Notario
Víctor Edilberto Lozano Valderrama no se consideró dichos puestos de venta,
porque hasta la fecha no se ha formalizado la adjudicación individual de los
mencionados puestos que forman parte de uno de mayor extensión y de mayor
cabida cuya titularidad registral pertenece a la Asociación de Comerciantes 07 de
Agosto, y está a su no vez no los ha independizado.

268
3. La demandada Sonia Mamani Luve contesta la demanda mediante escrito de
fojas ochenta y tres, alegando principalmente que: 1) Cuando la codemandada
Candelaria Maruja Anahua Anahua le transfiere los puestos comerciales, el
diecinueve de octubre del año dos mil siete, tenía la condición de socia y figuraba
como soltera en el padrón de socios, tal como lo expresa su Documento Nacional
de Identidad, negando haber tenido la finalidad de perjudicar al demandante,
habiendo realizado las indagaciones sobre su estado civil antes de la compra; 2)
Los primeros días de junio del año dos mil once, recién tomó conocimiento que la
codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua, era casada con el accionante y
que se había divorciado del mismo mediante escritura pública del siete de junio
del año dos mil diez; 3) El acto jurídico cuestionado cumple con todos los
requisitos de validez, por tanto no es susceptible de mencionarse el artículo 219
del Código Civil; 4) En la escritura pública de separación convencional con ulterior
divorcio del siete de junio del año dos mil diez, las partes no consignaron que los
puestos pertenecen a la sociedad conyugal, lo cual prueba que no ha procedido de
mala fe, en contubernio con la codemandada con la finalidad de perjudicar al
demandante; 5) Ejerce posesión sobre los puestos de su propiedad, cumpliendo
con todos los pagos de servicios y derechos la Asociación de Comerciantes 7 de
Agosto; 6) Realizó las indagaciones sobre el estado civil de la codemandada
vendedora, verificando que figuraba en el padrón y documento nacional de
identidad como soltera, habiendo declarado en el padrón solo a sus hijos más no
algún conviviente; sin presagiar que dicha demandada alegue su condición de
casada ante el requerimiento de la regularización de la titularidad; pues le ha
cursado carta notarial para ello y ante la negativa ha instaurado un proceso sobre
Otorgamiento de Escritura Pública – Expediente número 812-2011 Primer Juzgado
Civil de Tacna; 7) El precio fue cancelado, habiendo gravado la transferencia y la
entrega del dinero, por lo que no se puede cuestionar dicho extremo; 8) Las
pretensiones de desalojo, mejor derecho de posesión y entrega del bien deben ser
declaradas improcedentes, por cuanto no se ha fundamentado dichos pedidos. La
codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua, fue declaró rebelde mediante
resolución obrante a fojas noventa y nueve de fecha veintiséis de julio del año dos
mil doce.

4. Que, mediante Resolución de fojas trescientos uno, de fecha diecisiete de marzo


del año dos mil dieciséis, el A quo ha declarado infundada la demanda. Sustenta
su fallo en que: i) Conforme se puede apreciar, el demandante contrajo matrimonio
civil el tres de enero de mil novecientos noventa y dos, asimismo la escritura

269
pública de divorcio ulterior es de fecha siete de junio del año dos mil diez,
asimismo documento y acto jurídico que cuestiona en este proceso es de fecha
veintinueve de diciembre del año dos mil siete; es decir, resulta anterior al
procedimiento no contencioso de divorcio realizado ante notario público, respecto
del cual, tanto el propio demandante y la codemandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua, han declarado no contar con bienes sociales; de otro lado, conforme puede
observarse de documento “ Acuerdo Privado Interno”, la demandada Candelaria
Maruja Anahua Anahua, se presenta como soltera; lo que incluso, guarda
conformidad con el Certificado de Inscripción emitido por la RENIEC de folio
setenta y siete; asimismo, si bien el Presidente de la Asociación de Comerciantes
7 de Agosto, remite copia legalizada del folio cuarenta y tres del libro de
comerciantes (véase folio ciento noventa y seis) consigna como socia a Candelaria
Maruja Anahua Anahua, y se consigna de instrucción superior, de estado civil
soltera y se consigna como conviviente a Carmelo Chura Huisa, documento que es
presentado en copia certificado por Notario Público (certificación veintitrés de
mayo del año dos mil catorce); sin embargo, a folios doscientos dieciocho a
doscientos diecinueve la demandada presenta copia certificada por notario público
(certificación realizada el diecinueve de mayo del año dos mil nueve) de la mismo
folio del padrón de socios de Candelaria Maruja Anahua Anahua, en el cual se
consigna como grado de instrucción quinto de secundaria, de estado civil soltera y
en la parte de nombre de esposo o conviviente se encuentra en blanco; ii) De tal
manera, que no se encuentra acreditado que la demandada Sonia Mamani Luve
Tenía conocimiento que Candelaria Maruja Anahua Anahua, se encontraba casada
con el demandante; por otra parte, con lo advertido en trámite de divorcio ulterior
realizado ante notario público, es razonable extraer como conclusión que al no
declararse la existencia de bienes sociales, debe inferirse por tanto, que el
demandante tenía conocimiento del acto jurídico por su ex cónyuge la
codemandada Candelaria Anahua Anahua, así como su asentimiento tácito, pues
al no haberse consignado el bien materia de litis como bien social, esta situación
no puede ser reputada como una omisión, como lo señala el demandante en la
demanda, pues debieron ser consignados, al ser puestos que eran conducidos por
Candelaria Anahua Anahua; más aún, cuando el documento que se cuestiona, es
de fecha anterior al procedimiento de divorcio. No dejando pasar por alto, que
conforme el informe del presidente de la Asociación de Comerciantes 7 de agosto,
Sonia Mamani Luve, es quien en la actualidad conduce dichos puestos, lo que en
efecto se corrobora con el acta de constatación de conducción de puesto de folios

270
ochenta y dos, por lo que corresponde desestimar la pretensión de nulidad de acto
jurídico por la causal de falta de manifestación de voluntad.

5. Que, por Resolución número veintiséis, de fojas trescientos setenta y uno, de


fecha veintiocho de junio del año dos mil dieciséis, el Ad Quem confirma la
apelada que declara fundada la demanda de nulidad de acto jurídico y otros; al
considerar que i) conforme se acredita con el Acta de Matrimonio expedida por la
Municipalidad Distrital de Alto de Alianza con fecha tres de enero del año mil
novecientos noventa y dos (ver fojas siete), Carmelo Chura Huisa, contrajo
matrimonio civil con Candelaria Maruja Anahua Anahua; el cual fue disuelto
conforme corre de fojas ocho a catorce, apreciándose la Escritura de divorcio
ulterior número nueve de fecha siete de junio del dos mil diez, expedida por el
notario Víctor E. Lozano Valderrama, mediante el cual declara la disolución del
vínculo matrimonial, entre Candelaria Maruja Anahua Anahua y Carmelo Chura
Huisa, anotación que también fuera consignada en el Acta de Matrimonio,
observándose que en la introducción de la escritura (ver fojas ocho) se consigna
que (...), la otorgante manifiesta con carácter de declaración jurada que todos los
datos consignados en el presente instrumento así como los documentos
proporcionados para su elaboración son verdaderos y que asume expresa y
exclusiva responsabilidad civil y penal por la veracidad de esta declaración(...),
entendiéndose que los datos proporcionados por las partes suscribientes son
“verdaderos”, advirtiéndose que en dicho documento como fundamento de su
petitorio (ver fojas nueve) al punto quinto, los peticionantes Carmelo Chura Huisa
y Candelaria Maruja Anahua Anahua indican “(…) que durante la vigencia nuestro
matrimonio no hemos adquirido bienes sociales, tal como lo hemos manifestado
en nuestra declaración jurada (…)”; hecho que difiere con lo indicado por el
demandante ya que en caso los puestos materia de litis hubieran sido parte de la
sociedad conyugal debieron ser consignados por las partes más aún si ambos
siguieron el trámite de divorcio cuyo efecto es el fenecimiento de la sociedad de
gananciales en caso existiese, lo cual no ocurrió en el presente caso al indicar
ambas partes que “no adquirieron bienes sociales”. ii) Que, en cuanto a la
constitución de la Asociación de Comerciantes 07 de agosto, realizada el día
veintidós de diciembre del año mil novecientos noventa y dos, debe tenerse en
cuenta, que si bien es cierto ello es posterior a la celebración de matrimonio de las
partes, ello no acredita que los puestos sub litis formen parte de la sociedad de
gananciales, ya que conforme obra en autos se evidencia que las partes afirmaron
que durante la existencia del vínculo matrimonial no adquirieron bienes; más aún

271
si del caudal probatorio se desprende en el documento “Acuerdo Privado Interno”
(ver fojas quince) la codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua consigna
como estado civil soltera hecho que también consta en el Certificado de Inscripción
emitido por la RENIEC (ver fojas setenta y siete), además de ello, se tiene que el
Presidente de la Asociación de Comerciantes 7 de Agosto, remite copia legalizada
del padrón de socios (ver fojas ciento noventa y seis) consignando como socia a
Candelaria Maruja Anahua Anahua, notándose que en dicho documento se
consignan datos de la demandada como el grado de instrucción: superior, su estado
civil: “soltera”, y consignando como conviviente a Carmelo Chura Huisa,
resaltando que la legalización de dicho documento se realizó ante la Notaría Rosa
Málaga Cutipé, con fecha veintitrés de mayo del año dos mil catorce; documento
que sin embargo, difiere del presentado por la demandada Sonia Mamani Luve
(ver fojas doscientos dieciocho y doscientos diecinueve), cuya legalización es
realizada el diecinueve de mayo del año dos mil nueve, ante la Notaría Rosario C.
Bohorquez Vega, cuyos datos respecto al padrón de socios de Candelaria Maruja
Anahua Anahua varían consignándose como grado de instrucción quinto de
Secundaria, de estado civil “Soltera”, y en la parte de nombre de esposo o
conviviente se encuentra en blanco; por lo que se determina que la codemandada
Candelaria Maruja Anahua Anahua ha adquirido dichos puestos comerciales en su
condición de soltera, situación que es corroborada con la declaración del
demandante en el trámite de divorcio ulterior tramitado posteriormente. iii) Que,
en cuanto a que la demandada Sonia Mamani Luve tenía conocimiento que
Candelaria Maruja Anahua Anahua se encontraba casada con el demandante, dicha
situación no ha sido probada por el accionante, ya que de los medios probatorios
actuados en el presente proceso no se aprecia alguno que acredite tal situación; por
lo que se concluye que los puestos materia de litis no forman parte de la sociedad
de gananciales; siendo así, en la sentencia impugnada se aprecia una valoración
conjunta de “los medios probatorios aportados por ambas partes” los mismos que
fueran incorporados al proceso, efectuando el a quo una debida motivación de su
fallo expresando las razones que sustentan su decisión en la valoración de cada
medio probatorio, de conformidad con lo establecido en el artículo 197 del Código
Procesal Civil.

6. Que, estando al sustento del recurso de casación, es necesario destacar que, el


debido proceso es un derecho complejo; pues está conformado por un conjunto de
derechos esenciales que impiden que la libertad y los derechos de los individuos
sucumban ante la ausencia o insuficiencia de un proceso o procedimiento, o se

272
vean afectados por cualquier sujeto de derecho -incluyendo el Estado, que pretenda
hacer uso abusivo de éstos. Como señala la doctrina procesal y constitucional, “por
su naturaleza misma, se trata de un derecho muy complejamente estructurado, que
a la vez está conformado por un numeroso grupo de pequeños derechos que
constituyen sus componentes o elementos integradores, y que se refieren a las
estructuras, características del tribunal o instancias de decisión, al procedimiento
que debe seguirse y a sus principios orientadores, y a las garantías con que debe
contar la defensa (Faúndez Ledesma, Héctor. “El Derecho a un Juicio Justo”. En:
Las garantías del debido proceso (Materiales de Enseñanza). Lima: Instituto de
Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y
Embajada Real de los Países Bajos, p, 17). Dicho de otro modo, el derecho al
debido proceso constituye un conjunto de garantías de las cuales goza el
justiciable, que incluyen, la tutela procesal efectiva, la observancia de los
principios o reglas básicas y de la competencia predeterminada por Ley, así como
la pluralidad de instancias, la motivación y la logicidad y razonabilidad de las
resoluciones, el respecto a los derechos procesales de las partes (derecho de acción,
de contradicción) entre otros.

7. Que, bajo ese contexto dogmático, la causal denunciada se configura, entre otros
supuestos, en los casos en los que, en el desarrollo del proceso, no se han respetado
los derechos procesales de las partes, se han obviado o alterado actos de
procedimiento o si la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva y/o el órgano
jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o lo hace en forma incoherente, en
clara trasgresión de la normatividad vigente y de los estadios superlativos del
procedimiento

8. Que, el principio de la motivación de los fallos judiciales constituye una


exigencia que está regulada como garantía constitucional, consagrada en el artículo
139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú concordante con el artículo 12 del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial e incisos 3 y 4 del
artículo 122 y 50 inciso 6 del Código Procesal Civil; el cual asegura la publicidad
de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus sentencias,
ella resguarda a los particulares y a la colectividad de las decisiones arbitrarias de
los jueces, quienes de este modo no pueden ampararse en imprecisiones subjetivas
ni decir las causas a capricho, sino que están obligados a enunciar las pruebas en
que sostienen sus juicios y a valorarlas racionalmente; en tal sentido, la falta de
motivación no puede consistir, simplemente, en que el juzgador no exponga la

273
línea de razonamiento que lo determina a decidir la controversia, sino también en
no ponderar los elementos introducidos en el proceso de acuerdo con el sistema
legal, es decir, no justificar suficientemente la parte resolutiva de la sentencia a fi
n de legitimarla. Sobre el particular, el Tribunal Constitucional señala que “el
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del
justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones
judiciales no se encuentren justificados en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se
deriven del caso”.

9. Que, en materia probatoria el derecho a la utilización de los medios de prueba,


se encuentra íntimamente conectado con el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva, que entre sus vertientes engloba el derecho a obtener una resolución
razonable, motivada y fundada en derecho, además de congruente con las
pretensiones deducidas por las partes en el interior del proceso; como también con
el derecho de defensa del que es realmente inseparable. Así, el contenido esencial
de este derecho se respeta siempre que, una vez admitidas las pruebas declaradas
pertinentes, sean valoradas por los órganos judiciales conforme a las reglas de la
lógica y de la sana crítica, según lo alegado y probado.

10. Que, precisamente regulando éste derecho fundamental, el legislador ha optado


por imponer al Juez, en los términos que señala el artículo 188 y 197 del Código
Procesal Civil, la obligación de en atención a la finalidad de la prueba, valorar en
forma conjunta y razonada todos los medios de prueba, dado que, las pruebas en
el proceso, sea cual fuera su naturaleza, están mezcladas formando una secuencia
integral; por lo que, es responsabilidad del Juzgador reconstruir, en base a los
medios probatorios, los hechos que den origen al conflicto por lo tanto, ninguna
prueba deberá ser tomada en forma aislada, tampoco en forma exclusiva, sino en
su conjunto, toda vez, que sólo teniendo una visión integral de los medios
probatorios se puede sacar conclusiones en busca de la verdad que es el fi n del
proceso.

11. En el presente caso, según se ha expuesto en los antecedentes de esta


resolución, el proceso ha sido iniciado con motivo de la demanda interpuesta por
don Carmelo Chura Huisa, a través de la cual pretende que el órgano jurisdiccional
declare la nulidad del contrato denominado “Acuerdo Privado Interno” de fecha
diecinueve de octubre del año dos mil siete y del acto jurídico de compra venta de

274
los puestos comerciales números 87 y 88 de la Asociación de Comerciantes 7 de
Agosto, que contiene; por cuanto en él se dispone de bienes que a dicha fecha eran
de propiedad de la sociedad conyugal que conformaba con doña Candelaria Maruja
Anahua Anahua, y él no ha participado en la venta manifestando su voluntad,
conforme a la exigencia contemplada en el artículo 315 del Código Civil.

12. En este contexto, puede evidenciarse que el meollo del presente proceso radica
esencialmente en determinar si los puestos comerciales números 87 y 88 de la
Asociación de Comerciantes 7 de agosto, al diecinueve de octubre del año dos mil
siete, eran de propiedad de la sociedad conyugal conformada por el accionante y
la codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua.

13. Ahora bien, al analizar la sentencia de vista objeto de impugnación, este


Colegiado observa que el asunto antes descritos ha merecido análisis
fundamentado, pues establece la relación de hecho en base a su apreciación
probatoria, interpreta y aplica las normas que considera pertinentes, por lo que no
se advierte trasgresión alguna al principio de debida motivación de las sentencias,
no se afecta la logicidad, ni se vulnera el derecho a probar en cualquiera de su
vertientes. Es decir, su pronunciamiento se ha ceñido estrictamente a lo aportado,
mostrado y debatido en el proceso; donde la instancia de mérito ha concluido que
si bien el accionante Carmelo Chura Huisa y la codemandada Candelaria Maruja
Anahua Anahua estuvieron casados desde el tres de enero del año mil novecientos
noventa y dos, hasta el siete de junio del año dos mil diez, en que suscribieron la
Escritura Pública de divorcio ulterior (anotada en el acta de matrimonial) en dicha
escritura pública ambos manifestaron con carácter de declaración jurada que
durante la vigencia de su matrimonio no han adquirido bienes sociales, asumiendo
responsabilidad civil y penal por la veracidad de sus declaraciones; y que por otro
lado el demandante no ha acreditado que el bien haya sido de propiedad de la
sociedad conyugal en tanto en el padrón de socios y su Documento Nacional de
Identidad la codemandada Candelaria Maruja Anahua Anahua figura como soltera,
así como no ha probado que la codemandada Sonia Mamani Luve haya tenido
conocimiento que su vendedora estaba casada con el demandante. Por lo que dicho
fallo no puede ser cuestionado por ausencia o defecto en la motivación, pues se ha
cumplido con precisar el por qué y debido a qué se ha llegado a la conclusión final,
en consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha arribado no puede ser
causal para cuestionar la motivación. En consecuencia, la infracción normativa
procesal consignada en literal (A), debe ser desestimada.

275
14. El recurrente sustenta la causal contenida en el literal (B) invocando la ausencia
de fecha cierta en el contrato materia de nulidad; pretendiendo plantear la tesis de
oponibilidad de derechos; sin embargo dichas normas devienen en inaplicables, en
tanto no está en discusión si el acto de compra venta tiene o no fecha cierta sino
que, como se ha referido en el considerando undécimo, el meollo radica en
determinar si los bienes sobre los que recae la compra venta materia de nulidad,
eran o no bienes sociales

15. Así tenemos que, un bien será social por el mero hecho de haber sido adquirido
dentro de la vigencia del matrimonio, acorde al artículo 310 del Código Civil, con
excepción a los supuestos los establecidos en el artículo 302 del Código Civil; es
decir no basta que un bien sea adquirido durante la vigencia del matrimonio para
que sea considerado social, sino que está sujeto a excepciones, como por ejemplo
que haya sido adquirido a título oneroso y la causa de adquisición ha precedido a
aquella. De allí que el razonamiento esbozado por la instancia de mérito es acorde
a derecho; en tanto asume que, pese a que la compra se realizó durante la vigencia
del matrimonio, si en la Escritura de divorcio el accionante declaró bajo juramento
no haber adquirido bienes sociales con la codemandada Candelaria Maruja Anahua
Anahua, ello basta para considerar que los bienes sobre los que recae el acto
jurídico sub litis no son sociales. Por lo que la causal descrita en el literal “B”
también debe ser desestimada y declarar infundado el recurso de casación.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 397, del


Código Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Carmelo Chura Huisa en


consecuencia, no casaron la sentencia de vista, DISPUSIERON la publicación
de la presente resolución en el diario oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad y
los devolvieron;

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

276
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL
TRANSITORIA

CAS. 3942-2016, LIMA NORTE

SUMILLA: “La decisión adoptada por la Sala Superior se encuentra arreglada a


ley. Si bien la parte recurrente sostiene que existe vicios de nulidad respecto al acto
jurídico de transferencia del bien materia de sub litis, debe señalarse que del
referido contrato no se encuentra inmerso en ningún supuesto de nulidad
establecidos en al artículo 219° del Código Civil, por lo que el recurso de casación
así formulado debe ser declarado infundado”.
Lima, nueve de mayo de dos mil dieciocho.

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA; vista la causa número tres mil novecientos cuarenta y dos
- dos mil dieciséis; y producida la votación conforme a ley, se procede a emitir la
siguiente sentencia.

I. HECHOS:

1. Los demandantes Carmen Jeanet Requejo Mansilla y Maritza Elizabeth Requejo


Mansilla, interponen demanda de nulidad de acto jurídico de dominio,
fundamentándola en:

a) Pretenden que se declare la nulidad por las causales establecidas en el artículo


219 incisos 1, 3, 4, 5 y 8 del Código Civil, es decir falta de manifestación de
voluntad, objeto física o jurídicamente imposible, fin ilícito, por simulación
absoluta y por contravenir al orden público y a las buenas costumbres
respectivamente, de la Minuta del Contrato de compra venta celebrada con fecha
veinte de agosto de dos mil tres, así como el Testimonio de fecha dieciocho de
setiembre de dos mil tres, suscritos entre Gladys Edith Requejo Mansilla y Walter
Humberto López Beltrán en calidad de vendedores y por la otra parte Isidro Díaz
Ortega y Gila Vilma Palacín Pérez de Díaz, respecto al inmueble ubicado en
Avenida Buenos Aires N° 214, Manzana 78, Lote 14, sub lote 2, distrito de Puente
Piedra, provincia de Lima, la misma que cuenta con área de 240 m2.

277
b) Que la transferencia realizada fue efectuada cuando no tenían ningún derecho
de propiedad constituido, habiéndose dejado su madre Carmen Mansilla Gonzáles
Vda. de Requejo sin efecto el contrato mediante la carta notaria cursada, indicando
además que la Sociedad Conyugal conformada por Isidro Díaz Ortega y Gila
Vilma Palacín Pérez de Díaz tenían conocimiento de la transferencia realizada por
la Municipalidad de Puente Piedra respecto al predio en cuestión.

2. Los demandantes sociedad conyugal demandada conformada por Isidro Díaz


Ortega y Gila Vilma Palacín Pérez de Díaz; y Gladys Edith Requejo Mansilla
contestan la demanda alegando que:

a) Conforme al artículo 882 del Código Civil no se puede establecer


contractualmente la prohibición de enajenar o gravar, salvo que la Ley lo permita.

b) Son poseedores por más de 10 años del bien sub litis en virtud de un justo título;
que conforme al artículo 245° inciso 3 del Código Adjetivo, un documento privado
adquiere fecha cierta y produce eficacia jurídica desde su presentación ante el
Notario Público para que certifique la fecha o legalice las firmas, indicando que el
documento sub litis consigna las firmas con fecha nueve de octubre de mil
novecientos noventa y ocho, siendo certificadas dichas firmas notarialmente con
fecha nueve de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, hecho que le da
eficacia al acuerdo realizado.

c) Asimismo, señala que Gladys Edith Requejo Mansilla realizó el pago de la


suma de diez mil dólares americanos por el bien sub litis, por lo que la transferencia
de la posesión otorgada por su madre no fue gratuita, surtiendo efectos válidos en
aplicación del artículo 949 del Código Civil.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha nueve de setiembre de dos mil quince, se declaró


infundada la demanda, fundamentando su decisión en los siguientes
considerandos:

a) Que en aplicación del artículo 882 de Código Civil, el cual establece que no se
puede establecer contractualmente la prohibición de enajenar, para los efectos de
resolver esta controversia, se considera que no surte efectos jurídicos lo

278
consignado en la Cuarta Cláusula del Contrato del nueve de Octubre de mil
novecientos noventa y ocho, ya que como se reitera, al haberse producido la
transferencia a título oneroso y en el marco legal en referencia, es derecho de todo
propietario disponer libremente del bien de su propiedad. Caso contrario se estaría
contradiciendo tal precepto constitucional. En ese orden, agrega que se debe
preferir el artículo 70 de la Constitución Política del Estado, ya que establece que
el derecho de propiedad es inviolable, el Estado lo garantiza y se ejerce en armonía
con el bien común y dentro de los límites de ley en concordancia con el artículo
923 del Código Civil establece que el derecho de propiedad es el poder jurídico
que a la vez contiene u otorga un haz de otros derechos inherentes a todo
propietario, como son el derecho de usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien,
no presentándose en el caso de autos ninguna de las causales contenidas en los
incisos 3, 4, 5 y 8 del artículo 219 del Código Civil invocados por la parte
accionante, toda vez que el bien sub litis no permaneció en el patrimonio o esfera
de dominio de la enajenante Carmen Mansilla Gonzáles, sino que una vez que se
realizó el Contrato de Transferencia entregándose el bien sublitis a la adquiriente,
esta transfiere posteriormente el inmueble a la Sociedad Conyugal codemandada,
concluyéndose que no existe acto jurídico simulado en la realización de dichas
transferencias.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Los demandantes Carmen Jeanet Requejo Mansilla y Maritza Elizabeth Requejo


Mansilla interponen recurso de apelación contra sentencia antes referida, que al ser
absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha veintiuno de setiembre
de dos mil quince, obrante a fojas cuatrocientos ocho, al considerar que:

a) Confirma la sentencia de primera instancia argumentando que de autos no se


advierte simulación absoluta por cuanto pese a los hechos descritos, el bien
inmueble se mantuvo con la demandada Gladys Edith Requejo Mansilla, quien
posteriormente vendió a los codemandados Isidro Díaz Ortega y Gila Vilma
Palacin Pérez de Díaz a través del contrato de compraventa de fecha veinte de
agosto de dos mil tres, no habiendo medio probatorio que acredite que los
demandados hayan conocido de la futura transferencia de la fallecida Carmen
Mansilla Gonzales a la Municipalidad de Puente Piedra con fecha nueve de
setiembre de dos mil cuatro, es decir con fecha posterior a la compraventa que

279
realizó la demandada y su cónyuge Walter Humberto López Beltrán a la sociedad
conyugal, realizado con fecha veinte de agosto de dos mil tres.

b) En otro aspecto señala que la carta notarial de fecha diecisiete de noviembre de


mil novecientos noventa y ocho no resuelve el contrato de pleno derecho, por no
estar conforme a lo establecido en el artículo 1429 del Código Civil, por lo que los
documentos materia de nulidad no se encuentran en ninguna de las causales
desarrolladas.

IV.RAZONAMIENTO DE LA CORTE CUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


nueve de mayo del dos mil dieciocho por las causales de:

a) Infracción normativa material por inaplicación de los artículos 168 y 923


del Código Civil

En referencia a dichas normas señaladas, las recurrentes argumentan que en el


contrato de transferencia de fecha nueve de octubre de mil novecientos noventa y
ocho, Carmen Mansilla Gonzáles no tenía por intención transferir el bien, siendo
un contrato de uso y posesión, estableciéndose condiciones en dicho contrato por
las cuales debieron ser cumplidas por Gladys Edith Requejo Mansilla. Que en la
presente causal, las recurrentes denuncian infracciones a los artículos 1681 y 9232
del Código Civil. En referencia al artículo 168 del Código acotado, relacionado a
la interpretación de los contratos, se señala que se deduce del documento de fecha
nueve de octubre de mil novecientos noventa y ocho, la voluntad de las partes de
realizar la transferencia de posesión y uso de bien inmueble, determinándose
incluso un pago por la celebración de dicho acto por lo que el mismo fue a título
oneroso. Asimismo, las partes ratifi can lo acordado en dicho acuerdo un año
después, al constituirse en una notaría pública con el fi n de legalizar dicho
documento con fecha nueve de noviembre de mil novecientos noventa y nueve,
adquiriendo dicho documento efectos jurídicos conforme al inciso 3) de artículo
245 del Código Procesal Civil. En relación al artículo 923 del Código Civil, el cual
se encuentra referido a aspectos relacionados a la propiedad, debe decirse que no
resulta aplicable en el presente caso, toda vez que la transferente Carmen Mansilla
Gonzáles, no había formalizado la propiedad respecto del bien, el cual fue
realizado con fecha nueve de setiembre de dos mil cuatro, obrante a fojas once, y

280
aclaratoria obrante a fojas veintidós ante la Municipalidad de Puente Piedra, es
decir posteriormente de los hechos que se pretende anular por la parte demandante,
por lo que no se advierte una infracción respecto a las normas señaladas, resultando
infundada la causal denunciada.

b) En cuanto, a la causal señalada en el acápite b) respecto al artículo 219 del


Código Civil.

Respecto a la causal denunciada por la recurrente, señala que los catos realizados
por las partes respecto a la transferencia del contrato celebrado entre Gladys Edith
Requejo Mansilla y Walter Humberto López Beltrán en calidad de vendedores e
Isidro Díaz Ortega y Gila Vilma Palacín Pérez de Díaz (sociedad conyugal) en
calidad de compradores, contiene vicios de nulidad, por lo que no surte efectos. En
ese sentido, atendiendo a lo establecido en el artículo 2193 del Código Civil,
referido a causales nulidad y conforme lo expresado en párrafos precedentes, se ha
determinado la voluntad de la transferente Carmen Mansilla Gonzáles, ya que, en
su calidad de posesionaria del inmueble en cuestión, transfi ere a su hija Gladys
Edith Requejo mansilla a título oneroso, por lo que existe claramente la voluntad
del agente. En ese sentido, la transferencia de este bien entre personas naturales y
con un precio pactado, no representan imposibilidad de ser realizados bajo los
presupuestos de ley, siendo un objeto jurídicamente posible, donde se respetó las
formas del acto jurídico en cuestión, incluso al ser posteriormente llevado a una
notaría para su legalización, resulta contener un fi n lícito con la forma que
establece la ley. Asimismo, conforme se desprende de los actuados, en las
transferencias a las cuales fue sometido el bien en cuestión, no existió una
simulación de las partes con el fi n de engañar a otros sujetos, ni afectar el orden
público. En tal sentido, se advierte que dicha transferencia en cuestión, no se
encuentra en ninguna de las causales de nulidad desarrolladas en el artículo 219
del Código Civil, resultando infundada la causal denunciada.

c) En referencia a la causal c), respecto a la infracción normativa por de los


artículos 1361 y 1372 del Código Civil.

En relación a dicha causal, la parte recurrente señala que como consecuencia de la


Carta Notarial de fecha diecisiete de noviembre de mil novecientos noventa y
ocho, emitida por su señora madre, el contrato de transferencia de derecho y uso
de posesión de fecha nueve de octubre de mil novecientos noventa y ocho, entre la

281
causante Carmen Mansilla Gonzáles viuda de Requejo y Gladys Edith Requejo
Mansilla quedó resuelto, por consiguiente, sin efecto legal alguno. En el presente
caso, se señala que respecto a los artículos 13614 y 13725 del Código Civil,
referidos a la obligatoriedad de los contratos, así como a efectos retroactivos de la
recisión y de la resolución, se tiene que ambos no resultan aplicables, toda vez que
en el caso que nos ocupa, el solo hecho de cursar una comunicación escrita, (Carta
Notarial de fecha diecisiete de noviembre de mil novecientos noventa y ocho), no
produce efectos tales como que una de las partes de forma unilateral resuelva o
deje sin efecto un contrato, ya que no se encuentra acorde a lo establecido en
artículo 1429 del Código Civil. Siendo esto así, debe declararse infundado el
recurso de casación.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Carmen Jeanet Requejo


Mansilla y Maritza Elizabeth Requejo Mansilla; en CONSECUENCIA NO
CASARON la sentencia de vista, DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano” bajo responsabilidad y los
devolvieron;

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

282
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA SALA CIVIL
TRANSITORIA

CAS. 4251-2017, AYACUCHO

SUMILLA: No basta acreditar la existencia de una condena por delito de


estelionato, para acreditar la nulidad del acto jurídico con el que se materializó el
delito.

Lima, nueve de julio de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, vista la causa número cuatro mil doscientos
cincuenta y uno – dos mil diecisiete; en audiencia pública de la fecha y producida
la votación correspondiente, emite la presente sentencia:

I. HECHOS:

1. Los demandantes Catalina Garriazo Velásquez De Huamancha, interpone


demanda de nulidad de acto jurídico, fundamentándola en:

a) Es propietaria del bien sobre el cual recaen los actos jurídicos materia de
nulidad.
b) Le dejó un inmueble a su sobrina Toribia Huamán Garriazo, a efectos que lo
pueda habitar; sin embargo, lo vendió ilegalmente a mediante contrato de compra
venta del once de marzo de mil novecientos noventa y siete a favor de Manuel
Jesús Anccana Huamaní y Luzmila Zapata Moreano de Anccana y mediante
contrato de compra venta del ocho de agosto de novecientos noventa y siete.
c) La demandada Huamán Garriazo ha sido condenada por el delito de
defraudación - estelionato en agravio de la demandante, por los hechos
relacionados a la compra venta materia de nulidad.

2. La codemandada, Toribia Huamán Garriazo contesta la demanda alegando que:

a) Es cierto que vendió el bien de propiedad de la demandante, de manera ilegal.


b) Es cierto que ha sido condenada por delito de estelionato, con motivo de la venta
ilegal, en agravio de la demandante.

283
c) Se comunicó con el codemandado Manuel Jesús Anccana Huamaní, mediante
carta notarial, solicitándole declarar la nulidad del acto jurídico; sin embargo, éste
solo le siguió ofreciendo dinero para que continuara con los trámites de la compra
venta. Allanamiento que fue declarado improcedente mediante resolución de fojas
cincuenta y uno, por la cual además se declaró rebelde a la referida demandada.

3. Los codemandados Manuel Anccana Huamaní y Luzmila Zapata de Anccana,


contestan la demanda alegando que:

a) Los hechos de la demanda son falsos.

b) El predio materia de venta es parte integrante del inmueble denominado


“Yanacocha” de un área de seis mil ochocientos metros cuadrados (6800m²),
adquirido por Valentina Anccana Ccahuay (abuela de la accionante) y por Julia
Garriazo Velásquez (madre de Toribia Huamán Garriazo) tomando cada uno sus
acciones y derechos.

c) La nombrada Toribia Huamán Garriazo ha heredado la parte que le correspondió


a su señora madre.

d) Los recurrentes han adquirido de su vendedora el área de ciento quince metros


cuadrados (115m²), sin que haya mediado dolo o engaño, por lo que no existe
contubernio entre ellos y su vendedora; y, v) Es cierto que la vendedora Toribia
Huamán Garriazo les pidió que viajen a Lima para celebrar los contratos de compra
venta sin que por ello se entienda que haya mediado dolo para invalidar los
contratos.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de fecha veintiuno de abril de dos mil diecisiete, se declaró


infundada la demanda; sustentando que:

a) Las mismas partes han seguido el proceso 2005-085 ante el mismo Juzgado,
sobre nulidad de acto jurídico de compraventa de fecha ocho de agosto de mil
novecientos noventa y siete que terminó con sentencia que declaró infundada la
demanda por no haberse acreditado derechos de propiedad por parte de la actora y

284
por existir una diferencia de áreas en el predio objeto de venta (sentencia 173-178
/ confirmada 223-226 / casación 245).

b) La demandante sustenta la nulidad en la sentencia de estelionato que condenada


a la codemandada vendedora; sin embargo, ello no es causal de nulidad
contemplada en el artículo 219 del Código Civil; toda vez que, si bien existe una
sentencia condenatoria consentida, la demandante no ha probado fehacientemente
el derecho de propiedad que invoca que le habilite a demandar la nulidad de los
actos jurídicos cuestionados. Justamente por no acreditar la propiedad que invoca
es que la demandante perdió el proceso de desalojo que instauró contra el
demandado Manuel Anccana Huamaní (Expediente 2010-97).

c) No se advierte que los demandados Manuel Annccana Huamani y Luzmila


Zaparta hayan actuado de mala fe.

III.SEGUNDA INSTANCIA

En segunda instancia el Ad Quem confirma la apelada que declara infundada la


demanda; en mérito a los siguientes fundamentos:

a) Si bien, con el Proceso Penal expediente número 113-2005, se ha acreditado que


la demandada ha sido condenada por delito de estelionato, contemplado en el
artículo 196 numeral 4 del Código Penal; sin embargo, de la revisión del citado
expediente se tiene que si bien se ha demostrado la responsabilidad de la
denunciada , solo se acreditó que la denunciada vendió un inmueble que no le
pertenecía, pero no se puede concluir que si no le pertenecía a la vendedora
necesariamente le pertenecía a la aquí demandante, puesto que el proceso penal no
tiene la finalidad de dilucidar el derecho de propiedad sino únicamente si el
derecho de propiedad le pertenecía o no a la vendedora; por ello en los actuados
del proceso penal no existe documento alguno que cree convicción del derecho de
propiedad a favor de la ahora demandante.

b) Las declaraciones de autoevalúo que obra a fojas treinta y dos a cuarenta y ocho
del expediente 113-2005, no son documentos que acrediten el derecho de
propiedad respecto del predio vendido, por ello no acreditan la propiedad que
invoca la demandante.

285
c) En el expediente 85-2005 sobre reivindicación, obra la escritura pública de
reconocimiento y ratificación de división y partición de bienes extrajudicial a fojas
ciento ochenta y tres; en la que se indica que la demandante es propietaria de
1374.10 m2 que se encuentra dentro de un predio de mayor extensión (6,080 m2);
sin embargo, no ser consignan áreas, colindancias, ni la ubicación dentro del área
mayor que lo comprende, en consecuencia no es posible saber con certeza si
efectivamente es propietaria de predio sobre el que recae los contratos de compra
venta materia de nulidad, conforme también se tiene del acta de inspección judicial
de fojas ciento veintisiete del mismo expediente. Las áreas difieren
sustancialmente, pues dentro del área mayor de 6,080 m2, existen varios
propietarios en mérito de un acta de partición y que el área que se encuentran
ocupando los demandados es una con extensión de 150 m2, teniéndose por no
acreditado el derecho de propiedad que invoca la demandante respecto de esta
última área.

IV.RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintiséis de octubre de dos mil diecisiete, obrante a fojas cuarenta y uno del
cuadernillo de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa del artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política


del Perú

A lo largo del Proceso Penal número 113-05, se determinó que para que proceda
el delito de Defraudación en la modalidad de Estelionato, primero se tiene que
identificar que el terreno tiene otro dueño; que en el caso de autos la sentenciada
señaló en forma contundente que la propiedad sin duda pertenece a la demandante.
Tanto la autoridad municipal y la condenada determinaron que la propiedad es de
la recurrente, pues en los documentos que acreditan la titularidad del bien, ha sido
debidamente aceptada como contribuyente la demandante, así como el bien que
fue materia de transferencia del acto jurídico cuya nulidad se solicitó. Al margen
de que exista diferencia en las medidas, lo que se busca es declarar la nulidad de
un acto jurídico ilegal, el cual terminó por condenar a la persona que transfirió el
bien, por haber incurrido en un ilícito penal.

b) Infracción normativa de derecho material del artículo 140 del Código Civil

286
Se ha omitido aplicar lo establecido en el artículo 140 del Código Civil: En la
resolución de la Sala Superior se ha emitido un pronunciamiento subjetivo, pues
omitió pronunciarse objetivamente sobre la validez del acto jurídico contenido en
los contratos privados de fechas once de marzo de mil novecientos noventa y siete
y ocho de agosto del mismo año, cuya nulidad se solicitó. Se encuentra acreditado
como un acto ilícito, ya que el mismo juzgado penal declaró la ilicitud de la
conducta de la persona que vendió la propiedad de la recurrente; así como también,
se acredita que la recurrente es propietaria y titular del bien inmueble.

V.DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, del


Código Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante Catalina


Garriazo Velásquez de Huamacha; por consiguiente, NO CASARON la sentencia
de vista, DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario
oficial “El Peruano” bajo responsabilidad y los devolvieron.

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

287
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 3019-2016, CUSCO

SUMILLA: “El acto jurídico de compraventa de un bien ajeno, en el cual el


vendedor no se compromete a obtener el consentimiento del verdadero propietario
o a adquirir el bien de este para luego transferir la propiedad al comprador; es nulo
si el comprador conocía tal hecho o estaba en posibilidades de conocer que su
vendedor en realidad no es propietario del bien (pese a que se identificó como tal)”

Lima, veinte de agosto de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número tres mil diecinueve -
dos mil dieciséis; en Audiencia Pública de la fecha y producida la votación de
acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. El demandante José María Molina Espinoza, interpone demanda de nulidad de


acto jurídico, fundamentandola en:

a) El demandante interpone demanda de nulidad de acto jurídico a fin de que se


declare la nulidad de acto jurídico y del documento que lo contiene, respecto de la
Escritura Pública de compraventa de fecha treinta de enero de dos mil trece de
derechos y acciones del lote matriz del terreno número 2 de la manzana “L” prima
(parte baja) desmembrada de la Urbanización Progreso, ubicado en el distrito de
Wanchaq, provincia y departamento del Cusco; asimismo plantea como pretensión
accesoria que se declare la nulidad del asiento registral que corresponde a la venta
cuestionada e indemnización por daños y perjuicios por responsabilidad
extracontractual daño moral por la suma de cincuenta mil soles (S/ 50,000.00)
Sustenta su Pretensión alegando principalmente que:

b) Por Escritura Pública del diecinueve de agosto de mil novecientos ochenta y


cinco sus progenitores adquirieron a título de compraventa el lote de terreno de

288
ciento sesenta metros cuadrados (160 m2), independizado e inscrito en la partida
número 02057408.

c) A la muerte de sus padres el recurrente y sus hermanos han sido instituidos


herederos de sus progenitores, siendo el caso que por documento del tres de enero
de dos mil tres ha comprado el cincuenta por ciento (50%) equivalentes a ochenta
metros cuadrados (80 m2) de los derechos y acciones de sus coherederos
demandados Filomena, Julio, Jorge y María Molina Espinoza, habiendo pagado el
precio de setecientos ochenta dólares americanos (US$ 780.00), a cada vendedor
por lo que más del cincuenta por ciento (50%) de derechos y acciones del inmueble
matriz es de su propiedad.

d) Sin embargo, los demandados Filomena, Julio y Jorge Molina Espinoza, en


contubernio con sus codemandados, sin haber resuelto previamente la
transferencia efectuada a su favor, han transferido esos mismos derechos y
acciones que vendieron al recurrente a favor del demandado Ramón Chino Callo,
sin su consentimiento vulnerando su derecho de propiedad, lo que constituye un
acto ilícito que atenta contra el orden público y las buenas costumbres; por lo que
el acto jurídico es nulo por cuanto existe falta de manifestación de voluntad del
agente, en tanto el recurrente no ha participado ni expresado su autorización para
la celebración del acto jurídico cuestionado, existe fi n ilícito por cuanto el acto
vulnera su derecho de propiedad adquirido válidamente, es contrario a las leyes y
buenas costumbres.

e) Los demandados han actuado con mala fe y temeridad, causándole daño moral
por lo que solicita se le pague la suma de cincuenta mil soles (S/ 50,000.00), por
concepto de resarcimiento del daño.

2. El demandado Ramón Chino Callo contesta la demanda alegando que:

a) Mediante minuta de compraventa del veintinueve de enero de dos mil trece, sus
codemandados, le hicieron la transferencia de venta perpetua de cien metros
cuadrados (100 m2), a razón de veinte metros cuadrados (20 m2) de cada
propietario que equivale al sesenta y dos punto cinco por ciento (62.5%), de
derechos y acciones del inmueble materia de litis, y los treinta y siete punto cinco
por ciento (37.5%), de acciones que equivale a sesenta metros cuadrados (60 m2),
pertenecen al demandante y a sus dos hermanos Alejandro y María Molina

289
Espinoza, continúan intactos. No teniendo el demandante derecho a oponerse a
dicha venta;

b) El recurrente ha actuado de buena fe, ante la oferta de venta, por tal razón, luego
de suscribir la Minuta, se elevó a Escritura Pública;

c) El acto jurídico del tres de enero de dos mil tres, que contiene fi rmas de los
cinco hermanos, el autor de ello debe ser su hermano Alejandro Molina Espinoza,
que durante el año dos mil nueve, con motivo de los trámites de sucesión intestada
de sus progenitores, todos los hermanos, en varias oportunidades, ha firmado hojas
en blanco entregando las mismas a Alejandro Molina Espinoza

d) Asimismo plantea reconvención sobre nulidad de acto jurídico, respecto del


contrato de compraventa del tres de enero de dos mil tres, alegando que: a) Los
demandados Filomena, Ceferina, Hernán, Jorge y Julio Molina Espinoza niegan
haber transferido en venta sus acciones a su hermano José María Molina Espinoza,
menos haber firmado documento de Minuta de Venta a favor del demandante; b)
El abogado que fi rma dicha minuta, señaló que el demandante lo ha sorprendido
haciendo fi rmar dicho documento, reafi rmando que esta Minuta nunca ha sido
redactada por el Fausto G. Cornejo Álvarez. Por lo cual la Minuta en referencia es
falsa. Siendo así, su fi n es ilícito por ser contraria a las leyes.

3. El codemandado Julio Molina Espinoza mediante escrito de fojas ciento tres,


contesta la demanda alegando que:

a) Existe también el contrato preparatorio de compraventa del veinte de noviembre


de dos mil doce suscrito por Alejandro Molina Espinoza como promitente
vendedor y Edison Sergio Buendía Huancahuire y Celia Morales Aragón como
promitentes compradores, cuya promesa de venta está referida al íntegro del
inmueble;

b) sin embargo, la venta no llegó a concretizarse debido a que de manera desleal y


deshonesta Alejandro Molina Espinoza, exigió una comisión de tres mil dólares
americanos (US$ 3, 000.00) a los compradores; con lo cual se acredita que la
copropiedad continuaba vigente hasta esa fecha y que la Minuta del tres de enero
de dos mil tres nunca existió, como se puede apreciar de la copia legalizada de la

290
carta del veintiuno de noviembre de dos mil doce y el contrato preparatorio de
venta.

c) Asimismo reconviene pretendiendo la nulidad del acto jurídico de fecha tres de


enero de dos mil tres, alegando que: a) En fecha quince de setiembre de dos mil
doce, todos los hermanos fraccionaron el acta de acuerdo donde decidieron vender
el inmueble y que de dicha venta otorgarían el cuarenta por ciento (40 %), a favor
de sus hermanos José María y María Molina Espinoza, es decir veinte por ciento
(20%), a cada uno y para el resto de los hermanos el sesenta por ciento (60%). En
dicho documento establecieron que la venta se iba a efectuar el veintiuno de
diciembre de dos mil doce y que en caso de incumplimiento, el contrato quedaba
nulo. Además que ese era el único documento en forma defi nitiva al que dan valor
real, no siendo posible la reconsideración; b) Con fecha trece de diciembre de dos
mil doce, nuevamente fraccionaron el acta de acuerdo donde los ocho hermanos
Molina Espinoza, volvieron a fi rmar ratifi cándose en vender el inmueble en su
totalidad, cuya venta se realizaría el veintiuno de diciembre de dos mil doce.

d) Que, mediante escritos de fojas ciento treinta y cinco, ciento cincuenta y siete,
doscientos noventa y uno, y trescientos veintitrés los codemandados Hernán
Molina Espinoza, Jorge Molina Espinoza, Filomena Molina Espinoza y Ceferina
Molina de Aparicio, respectivamente, contestan la demanda, reproduciendo el
mismo fundamento sustentado en el escrito de contestación de demanda del
demandado Julio Molina Espinoza.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha once de junio de dos mil quince, el A quo ha declarado
fundada en parte la demanda. Señalando como sustento principal que:

a) En el proceso no se ha admitido la prueba grafotécnica y el análisis químico


ofrecidos, decisión del Juzgado, con la que los demandados manifestaron su
acuerdo al no haberla apelado. Asimismo, precisaron la posibilidad de que se haya
utilizado en dicho documento las firmas que entregaron en hojas en blanco a su
hermano Alejandro Molina Espinoza para el trámite de la sucesión intestada de su
progenitor, aseveración que tampoco ha sido demostrada en autos. Por otra parte,
manifestaron que el abogado Fausto G. Cornejo Álvarez, ha sido sorprendido por
el demandante al hacerle firmar el documento cuya nulidad solicitan declare el

291
Juzgado, sin embargo, tampoco han acreditado en el proceso la veracidad de esta
afirmación. De todo lo cual se concluye en que, respecto a la Minuta del tres de
enero de dos mil tres, no se ha demostrado dentro del proceso que los intervinientes
de dicho acto no hayan declarado su voluntad de producir la venta de sus derechos
y acciones o que el acto celebrado sea contrario a las leyes, al orden público o a
las buenas costumbres. Siendo así la demanda reconvencional debe ser declarada
infundada.

b) Si bien, los demandantes reconvencionales aluden la existencia de los


documentos de fecha quince de setiembre de dos mil doce y trece de diciembre de
dos mil doce, en los que los ocho hermanos Molina Espinoza acuerdan vender la
propiedad materia de litis, dichos documentos fueron presentados en copias
simples, y habiéndoles otorgado el plazo para su subsanación no cumplieron con
hacerlo, por lo que no son valorados. Así, con las documentales de folios
trescientos cincuenta y tres a trescientos setenta y cuatro el escrito de folios
trescientos setenta y cinco a trescientos ochenta y ocho, y las declaraciones
testimoniales de folios quinientos cincuenta y cuatro a quinientos setenta, ha
quedado acreditado que el demandante acordó con su progenitor en vida Nicolás
Molina Gutiérrez la compra del bien materia de Litis, habiéndole entregado dinero
a cuenta del pago del inmueble en diferentes litis oportunidades, tanto de manera
directa, como a través de terceros parientes, entre los que se encuentran los
demandados y algunos de sus hijos, comprobantes de pago en los que se aclaran
que son por concepto de adelanto por la compra del predio de la urbanización
Progreso (lote número 2 manzana L).

c) Los documentos señalados en el fundamento anterior generan convicción, de


que con conocimiento de los hermanos Molina Espinoza, ya existía un contrato
verbal de compraventa del inmueble materia de litis entre Nicolás Molina
Gutiérrez y el ahora demandante, acuerdo que no fue trasuntado con documento
escrito; es decir que vendieron el cincuenta por ciento (50%), de los derechos y
acciones del predio recibiendo a satisfacción cada uno de ellos la suma de
setecientos ochenta dólares americanos ($780.00). Siendo así los demandados
Filomena, Jorge y Julio Molina Espinoza, ya no podían disponer de sus derechos
y acciones como lo hicieron en la Escritura Pública del treinta de enero de dos mil
trece (folio catorce y siguientes), al no haber perdido el derecho de propiedad sobre
dicho bien inmueble.

292
d) se ha realizado la venta de bien parcialmente ajeno, es decir que Filomena, Jorge
y Julio Molina Espinoza, no podían vender derechos y acciones que ya no les
pertenecía. Siendo así, se ha configurado el fin ilícito del acto jurídico cuya nulidad
se solicita, por cuanto es contrario al ordenamiento jurídico y a las buenas
costumbres, el disponer de un bien que no pertenece al vendedor. Siendo así, este
extremo de la demanda debe ser declarado fundado. Respecto a la causal de
nulidad de acto jurídico por falta de manifestación de voluntad, esta Juzgadora
considera que no se ha configurado, por cuanto los vendedores como el comprador
manifestaron su voluntad de vender derechos y acciones del bien inmueble en
referencia, sin embargo, aún declarada la voluntad de Filomena, Jorge y Julio
Molina Espinoza, el acto es nulo por tener fi n ilícito y ser contrario a las leyes que
interesan al orden público y a las buenas costumbres.

e) Respecto a la pretensión de indemnización de daños y perjuicios, por daño


moral, que solicita el demandante, se tiene que en el caso de autos el demandante
no ha probado que su tranquilidad emocional y la de su familia se ha visto afectada,
como lo precisa en los fundamentos de hecho de su demanda

II. SEGUNDA INSTANCIA:

Los demandados interponen recurso de apelación contra la sentencia antes


referida, que al ser desestimada por la Sala Superior mediante resolución de fecha
veinte de junio de dos mil dieciséis, el Ad Quem confirma la sentencia apelada en
el extremo que desestima las demandas reconvencionales y la revoca en el extremo
que declara fundada en parte la demanda de nulidad de acto jurídico y
reformándola declara infundada la demanda. Al considerar que:

a) No puede considerarse que sea un deber el que incorpore medios de prueba de


oficio, siendo más bien una facultad del juzgador, que es ejercida de modo
excepcional.

b) En cuanto a los cuestionamientos sobre la eficacia probatoria del documento de


tres de enero de dos mil tres, debió ser cuestionado oportunamente, y si bien se
interpuso tacha contra dicho documento, esta fue declarada inadmisible por
resoluciones número 8 y número 9 (que obran a folios ciento ochenta y seis y
doscientos nueve respectivamente), no habiéndose presentado subsanación alguna
al respecto, ni mucho menos se objetaron dichas decisiones.

293
c) Los argumentos de las demandas reconvencionales postuladas, no han logrado
probar la veracidad de dichas afirmaciones, incumpliendo con la carga de probar.
IV) La demanda reconvencional de conformidad a lo establecido por el artículo
200 del Código Procesal Civil, fue correctamente declarada infundada al haber
incumplido los demandantes reconvencionales con la carga de probar sus
afirmaciones de acuerdo a lo establecido por el artículo 196 del citado Código.

d) Respecto de la pretensión principal, en el escrito de apelación se indica de modo


reiterado que se ha inobservado que José María Molina Espinoza habría
reconocido tácitamente que los demandados eran titulares de derechos y acciones,
al haber suscrito el acta de acuerdo de trece de diciembre de dos mil doce,
asimismo reconoció la titularidad de derechos y acciones de los demandados en
dicha fecha; por lo que una adecuada valoración de las pruebas aportadas al
proceso, conlleva a concluir que la transferencia de propiedad de derechos y
acciones realizada a favor del demandado Ramón Chino Callo es válida y no atenta
ni a la ley ni a las buenas costumbres.

e) En ese sentido, en el presente caso no se presenta el supuesto previsto por el


inciso 4 del artículo 219 del Código Procesal Civil, pues no se ha demostrado que
el demandado Ramón Chino Callo ha obrado en contubernio con los
codemandados como se indica en la demanda, es más, resulta posible la aplicación
del artículo 2014 del Código Civil.

f) De modo idéntico tampoco se aprecia que dicho acto jurídico sea contrario al
orden público y a las buenas costumbres, dado que si bien podría darse el supuesto
que los demandados careciesen de legitimidad para contratar ello no puede
considerarse como contrario a nuestro ordenamiento jurídico, toda vez que el
artículo 1335 del Código Civil, prevé incluso el supuesto de concurrencia de
acreedores, es decir, nuestra normatividad asume la posibilidad de existencia de
quien es titular de un derecho real, se haya obligado con más de una persona para
transferirle dicho derecho, no siendo reñido con la ley se celebre un contrato sobre
compraventa de derechos y acciones como en el caso de autos. La falta de
manifestación de voluntad, cabe precisar que tampoco se advierte que dicha causal
se configure en el presente caso, dado que las partes prestaron su consentimiento,
habiendo procedido a firmar al final de dicho documento en señal de conformidad
con su contenido, ante Notario Público. En todo caso, lo que sí podría apreciarse

294
sería la ausencia de legitimidad para contratar, empero, de ningún modo la
inexistencia de voluntad de las partes para celebrar dicha compraventa

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. Se trata del recurso de casación interpuesto por el demandante José María


Molina Espinoza de fojas setecientos cincuenta, contra la sentencia vista contenida
en la resolución de fecha veinte de junio de dos mil dieciséis, de fojas setecientos
treinta, emitida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Cusco, que
revocó la apelada de fojas quinientos noventa, de fecha once de junio de dos mil
quince, que declaró fundada en parte la demanda; y reformándola declaró
infundada la demanda; en el proceso seguido contra Ramón Chino Callo y otros
sobre Nulidad de Acto Jurídico.

2. Que, el recurso de casación tiene como fines esenciales la correcta aplicación e


interpretación del derecho objetivo y la unifi cación de la jurisprudencia nacional
de la Corte Suprema de Justicia, conforme se señala en el artículo 384 del Código
Procesal Civil.

3. Respecto a la causal de infracción normativa, según Rafael de Pina “El recurso


de casación ha de fundarse en motivos previamente señalados en la ley. Puede
interponerse por infracción de ley o por quebrantamiento de forma. Los motivos
de casación por infracción de ley se refieren a la violación en el fallo de leyes que
debieran aplicarse al caso, a la falta de congruencia de la resolución judicial con
las pretensiones deducidas por las partes, a la falta de competencia etc.; los motivos
de la casación por quebrantamiento de forma afectan (…) a infracciones en el
procedimiento”. En ese sentido, se entiende que la causal de infracción normativa
supone una violación a la ley, la que puede presentarse en la forma o en el fondo.

4. En conclusión, el recurso de casación es un medio impugnatorio de carácter


excepcional, cuya concesión y presupuestos de admisión y procedencia están
vinculados a los “fines esenciales” para los cuales se ha previsto, esto es, la
correcta aplicación e interpretación del derecho objetivo y la unificación de la
jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia, como lo señala el
numeral antes anotado; siendo así, sus decisiones en el sistema jurídico del país
tienen efectos multiplicadores y a su vez, permiten la estabilidad jurídica y el
desarrollo de la nación, de allí la importancia de sus decisiones.

295
5. Según se ha expuesto precedentemente, el recurso de casación objeto de
pronunciamiento ha sido declarado procedente tanto en razón a infracciones
normativas de carácter material (in iudicando) como a infracciones normativas de
carácter procesal (in procedendo). En ese sentido, dada la naturaleza y efectos del
error in procedendo, este Colegiado emitirá pronunciamiento, en primer término,
sobre estas denuncias, pues resulta evidente que de estimarse alguna de ellas,
carecería de objeto pronunciarse sobre las causales restantes, al encontrarse
perjudicada la validez de los actos procesales.

6. La infracción normativa de carácter procesal denunciada en el literal “a” se


sustentan en alegaciones que en suma resultarían ser atentatorias al debido proceso,
específicamente a la correcta valoración de la prueba, la cual se encuentra ligada a
la debida motivación de las resoluciones; en atención a ello corresponde precisar
que el debido proceso es un derecho complejo, pues está conformado por un
conjunto de derechos esenciales que impiden que la libertad y los derechos de los
individuos sucumban ante la ausencia o insuficiencia de un proceso o
procedimiento, o se vean afectados por cualquier sujeto de derecho incluyendo el
Estado que pretenda hacer uso abusivo de estos. Como señala la doctrina procesal
y constitucional, “por su naturaleza misma, se trata de un derecho muy
complejamente estructurado, que a la vez está conformado por un numeroso grupo
de pequeños derechos que constituyen sus componentes o elementos integradores,
y que se refieren a las estructuras, características del tribunal o instancias de
decisión, al procedimiento que debe seguirse y a sus principios orientadores, y a
las garantías con que debe contar la defensa (Faúndez Ledesma, Héctor. “El
Derecho a un Juicio Justo”. En Las garantías del debido proceso (Materiales de
Enseñanza). Lima: Instituto de Estudios Internacionales de la Pontificia
Universidad Católica del Perú y Embajada Real de los Países Bajos, p, 17). Dicho
de otro modo, el derecho al debido proceso constituye un conjunto de garantías de
las cuales goza el justiciable, que incluyen, la tutela procesal efectiva, la
observancia de los principios o reglas básicas y de la competencia predeterminada
por ley, así como la pluralidad de instancias, la motivación y la logicidad y
razonabilidad de las resoluciones, el respeto a los derechos procesales de las partes
(derecho de acción, de contradicción) entre otros.

7. Que, bajo ese contexto dogmático, la causal denunciada se confi gura, entre
otros supuestos, en los casos en los que en el desarrollo del proceso, no se han

296
respetado los derechos procesales de las partes, se han obviado o alterado actos de
procedimiento o si la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva y/o el órgano
jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o lo hace en forma incoherente, en
clara trasgresión de la normatividad vigente y de los estadios superlativos del
procedimiento.

8. Que, el principio denominado motivación de los fallos judiciales, constituye un


valor jurídico que rebasa el interés de los justiciables por cuanto se fundamenta en
principios de orden jurídico, pues la declaración del derecho en un caso concreto,
es una facultad del Juzgador que por imperio del artículo 138 de la Constitución
Política del Perú, impone una exigencia social de que la comunidad sienta como
un valor jurídico, la fundamentación o motivación de la sentencia; el mismo que
se encuentra consagrado en el artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del
Perú concordante con el artículo 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial e incisos 3 y 4 del artículo 122 y artículo 50 inciso 6 del Código
Procesal Civil.

9. Que, el principio de la motivación de los fallos judiciales constituye una


exigencia que está regulada como garantía constitucional, consagrada en el artículo
139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú, el cual asegura la publicidad de
las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus sentencias, ella
resguarda a los particulares y a la colectividad de las decisiones arbitrarias de los
jueces, quienes de este modo no pueden ampararse en imprecisiones subjetivas ni
decir las causas a capricho, sino que están obligados a enunciar las pruebas en que
sostienen sus juicios y a valorarlas racionalmente; en tal sentido, la falta de
motivación no puede consistir, simplemente, en que el juzgador no exponga la
línea de razonamiento que lo determina a decidir la controversia, sino también en
no ponderar los elementos introducidos en el proceso de acuerdo con el sistema
legal, es decir, no justificar suficientemente la parte resolutiva de la sentencia a fi
n de legitimarla. Sobre el particular, el Tribunal Constitucional señala que “el
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del
justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones
judiciales no se encuentren justificados en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se
deriven del caso”.

297
10. Que, en materia probatoria el derecho a la utilización de los medios de prueba,
se encuentra íntimamente conectado con el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva, que entre sus vertientes engloba el derecho a obtener una resolución
razonable, motivada y fundada en derecho, además de congruente con las
pretensiones deducidas por las partes en el interior del proceso; como también con
el derecho de defensa del que es realmente inseparable. Así, el contenido esencial
de este derecho se respeta siempre que, una vez admitidas las pruebas declaradas
pertinentes, sean valoradas por los órganos judiciales conforme a las reglas de la
lógica y de la sana crítica, según lo alegado y probado.

11. Que, precisamente regulando este derecho fundamental, el legislador ha optado


por imponer al Juez, en los términos que señala el artículo 188 y 197 del Código
Procesal Civil, la obligación de en atención a la finalidad de la prueba, valorar en
forma conjunta y razonada todos los medios de prueba, dado que, las pruebas en
el proceso, sea cual fuera su naturaleza, están mezcladas formando una secuencia
integral; por lo que, es responsabilidad del Juzgador reconstruir, en base a los
medios probatorios, los hechos que den origen al conflicto por lo tanto, ninguna
prueba deberá ser tomada en forma aislada, tampoco en forma exclusiva, sino en
su conjunto, toda vez, que solo teniendo una visión integral de los medios
probatorios se puede sacar conclusiones en busca de la verdad que es el fi n del
proceso.

12. Ahora bien, al analizar la sentencia de vista objeto de impugnación, este


Colegiado observa que establece la relación de hecho en base a su apreciación
probatoria, interpreta y aplica las normas que considera pertinentes, por lo que no
se advierte trasgresión alguna al principio de debida motivación de las sentencias,
no se afecta la logicidad, ni se vulnera el derecho a probar en cualquiera de su
vertientes. Es decir, su pronunciamiento se ha ceñido estrictamente a lo aportado,
mostrado y debatido en el proceso; habiendo cumplido con valorar las pruebas de
manera conjunta y razonada; donde la instancia de mérito ha concluido que:

i) no es suficiente sustentar que una de las partes únicamente obró con ánimo de
defraudar a la otra, para acreditar la causal de fi n ilícito, sino debe también
analizarse cuál es el objeto perseguido por ambas partes con la celebración del acto
jurídico del que se pretende su nulidad, entonces la finalidad será ilícita si
convergen ambas voluntades en la contravención a lo establecido por el

298
ordenamiento legal; no siendo correcto que el análisis de ilícito repose únicamente
sobre una de las partes;

ii) no se presenta el supuesto previsto por el inciso 4 del artículo 219 del Código
Civil pues no se ha demostrado que el demandado Ramón Chino Callo, haya
obrado en contubernio con los codemandados como se indica en la demanda, es
más resulta posible la aplicación del artículo 2014 del Código Civil;

iii) Tampoco se aprecia que dicho acto jurídico sea contrario al orden público y a
las buenas costumbres, dado que si bien podría darse el supuesto que los
demandados careciesen de legitimidad para contratar ello no puede considerarse
como contrario a nuestro ordenamiento jurídico, toda vez que el artículo 1335 del
Código Civil, prevé incluso el supuesto de concurrencia de acreedores; es decir,
nuestra normatividad asume la posibilidad de que quien es titular de un derecho
real, se haya obligado con más de una persona para transferirle dicho derecho, no
siendo reñido con la ley que se celebre un contrato de compraventa de derechos y
acciones como en el caso de autos. De lo que se colige que la instancia de mérito
no ha incurrido en falta de motivación, por lo que dicho fallo no puede ser
cuestionado por afectación al debido proceso, o ausencia o defecto en la
motivación y valoración razonada de las pruebas, pues se ha cumplido con precisar
el por qué y debido a qué se ha llegado a la conclusión fi nal, en consecuencia, un
parecer o criterio distinto al que ha arribado no puede ser causal para cuestionar la
motivación. En consecuencia, la infracción normativa procesal consignada en
literal (a), debe ser desestimada.

13. Que, respecto en la infracciones de carácter sustantivo consignada en el literal


“b” se tiene que, el recurrente denuncia la infracción del artículo 219 incisos 4 y
8, según los cuales el acto jurídico es nulo cuando su fi n sea ilícito y en el caso
del artículo V del Título Preliminar del Código Civil, salvo que la ley establezca
sanción diversa respectivamente; así como la infracción del artículo V del Título
Preliminar del mismo Código Sustantivo, que prescribe que, es nulo el acto
jurídico contrario a las leyes que interesan al orden público o a las buenas
costumbres. Sustentando que, no se ha analizado que estamos ante la venta de un
bien ajeno. Por tanto, a fi n de determinar si se ha infringido las normas citadas,
corresponde determinar si el bien sub litis era o no de propiedad de los
demandados.

299
14. Ahora al respecto corresponde precisar que, si bien algún sector de la doctrina
considera que la venta de bien ajeno es inefi caz, porque la capacidad de
disposición o legitimidad para vender no es un requisito de validez, sino uno de efi
cacia4 ; sin embargo, otro sector considera que es un acto inválido, porque se
encuentra incurso en las siguientes causales de nulidad: i) El objeto es
jurídicamente imposible (inciso 3 del artículo 219 del Código Civil); ii) El fi n es
ilícito (inciso 4 del artículo 219 del Código Civil); o, iii) Es un acto contrario a las
leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres (inciso 8 del artículo
219 del Código Civil). Quienes han sostenido estas dos últimas posiciones,
concluyen que la transferencia de un bien ajeno contiene un fi n ilícito y es
contrario a las buenas costumbres porque tipifi caría el delito de estelionato
recogido en el artículo 197 inciso 4 del Código Penal, posición que sin embargo es
minoritaria, a diferencia de quienes señalan que la venta de bien ajeno constituye
una prestación (objeto) jurídicamente imposible; precisamente en esta última línea
se encuentra la Corte Suprema, ya que a través de numerosas ejecutorias supremas,
tales como las dictadas en las Casaciones números 3041-2008-Puno de dieciséis
de octubre de dos mil ocho y, 1332-2009-Cajamarca de veintidós de octubre de
dos mil nueve, entre otras, ha manifestado que aun cuando el artículo 1409 del
Código Civil señala que la prestación materia de la obligación (objeto) puede
versar sobre bienes ajenos, dicho dispositivo debe ser interpretado en el sentido
que únicamente es válida la venta de bien ajeno, cuando el comprador conoce tal
circunstancia, caso contrario dicha venta es nula5 . Abona a esta posición, los
efectos que podrían generar aquellos casos en los que el contrato de compra venta
de un bien ajeno se encuentre inscrito en los Registros Públicos, como en el
presente proceso, toda vez que en estos casos el comprador del bien ajeno,
premunido de la fe pública registral, puede transferir el bien a un tercero de buena
fe, a quien el verdadero propietario del bien no podrá hacer valer la fi gura de la
inefi cacia, por cuanto este tercero se encontrará protegido por los principios
registrales de legitimación, fe pública registral y tracto sucesivo, consagrados en
los artículos 2013, 2014 y 2015 del Código Civil.

15. Estando a lo señalado precedentemente, la cuestión controvertida para ser


dilucidada en esta instancia es si el bien materia de litis era ajeno a la fecha de la
venta a favor de Ramón Chino Callo (treinta de enero de dos mil trece) y si este
conocía ello.

300
16. Que, el demandante alega la nulidad de la compraventa de fecha treinta de
enero de dos mil trece, alegando principalmente que los demandados Filomena,
Julio y Jorge Molina Espinoza han vendido las acciones y derechos al demandado
Ramón Chino Callo; pese a que previamente los mismos demandados le vendieron
sus acciones mediante contrato de compraventa del tres de enero de dos mil tres;
por otro lado, al absolver traslado de la reconvención, afirma que adquirió el bien
de su padre habiendo pagado el precio a su padre y luego de su muerte a sus
hermanos, y que dicha venta ha sido reconocida por todos sus hermanos y
codemandados mediante documento privado de fecha dos de junio de dos mil dos.
Al respecto corresponde precisar previamente que, la minuta de compraventa de
derechos y acciones del tres de enero de dos mil tres por la cual los codemandados
Julio, Filomena, Jorge y María Molina Espinoza transfieren las acciones que les
pertenece sobre el bien al demandante ha sido materia de reconvención sobre
nulidad de acto jurídico la cual fue declarada infundada y no fue cuestionada por
el reconviniente. Es decir, está acreditado que el demandante, mediante contrato
de compraventa del tres de enero de dos mil tres, adquirió las acciones y derechos
transferidos por segunda vez mediante el contrato materia de nulidad. Más aún
que, dicho contrato es respaldado además con los documentos que obran de fojas
trescientos cincuenta y tres a trescientos setenta y cuatro, mediante los cuales se
acredita que don Nicolás Molina Gutiérrez padre del demandante acordó con este
la venta del bien sub litis, habiendo realizado pagos al mencionado propietario y a
sus hermanos Filomena, Julio, María, Jorge, Hernán y Alejandro Molina Espinoza,
quienes además mediante acta de acuerdo de fecha dos de junio de dos mil dos
(fojas trescientos sesenta y siete) reconocen que el padre de todos Nicolás Molina
Gutiérrez tomó la decisión de vender el inmueble sub litis a su hijo José María
Molina Espinoza (el demandante) aprobado por ellos en la suma de diez mil
dólares quedando un saldo de cinco mil quinientos veinte dólares que debía ser
cancelado el treinta y uno de diciembre de dos mil dos; es decir los demandados
tenían conocimiento de la venta realizada por su padre a favor de su hermano
demandante y justamente en coherencia a ello, a la muerte de su causante, los
demandados Filomena, Julio, María y Jorge vendieron el total de sus acciones y
derechos al demandante por la suma de setecientos ochenta dólares americanos,
tal como consta en el recibo de fojas trescientos sesenta y cinco y la minuta de
folios veintisiete y veintiocho.

17. Dicho esto, tenemos que el demandado estaba en condiciones suficientes de


conocer dicha condición de ajenidad de las acciones que se le transfirieron, en tanto

301
compró acciones sabiendo que el bien era ocupado por los copropietarios
herederos con los que no realizó actos de división, ni menos ejerció algún atributo
del derecho de propiedad que adquiría. En consecuencia, corresponde amparar el
recurso de casación y actuando en sede de instancia confirmar la apelada que
declaró fundada la demanda.

V. DECISIÓN:

Por estos fundamentos, y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal Civil,
declararon:

FUNDADO el recurso de casación de fojas setecientos cincuenta, interpuesto por


el demandante José María Molina Espinoza; en consecuencia, CASARON la
sentencia de vista de contenida en la resolución de fecha veinte de junio de dos mil
dieciséis, de fojas setecientos treinta, emitida por la Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Cusco; y, actuando en sede de instancia: CONFIRMARON la
sentencia apelada de fojas quinientos noventa, de fecha once de junio de dos mil
quince, que declaró FUNDADA en parte la demanda, y en consecuencia nulo el
acto jurídico contenido de la Escritura Pública de compraventa de derechos y
acciones de fecha treinta de enero de dos mil trece, ordenando la cancelación del
asiento registral respectivo, con lo demás que contiene. b) DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, conforme
a ley, en los seguidos contra Ramón Chino Callo y otros sobre Nulidad de Acto
Jurídico; y los devolvieron. Integran esta Sala Suprema los Señores Jueces
Supremos Salazar Lizárraga y Calderón Puertas por licencia de los Señores Jueces
Supremos Cabello Matamala y De la Barra Barrera. Ponente Señora Jueza
Suprema Céspedes Cábala.

SS. ROMERO DÍAZ, SALAZAR LIZÀRRAGA, CALDERÒN PUERTAS,


ORDÓÑEZ ALCÁNTARA, CÉSPEDES CABALA.

302
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 886-2015, LIMA

SUMILLA: Todo acto jurídico es nulo cuando los otorgantes se han excedido de
las facultades que le fueran otorgadas en su oportunidad, por cuanto si se analizan
los hechos se ha llegado a determinar que a la fecha de la venta (veintiséis de
setiembre de dos mil cinco), el poder ya había fenecido pues la madre de la
recurrente había fallecido, en consecuencia dicho acto es nulo al encontrarse dicho
poder fuera de la vigencia para que cause eficacia al carecer el vendedor de las
facultades necesarias para realizar el Contrato de Compraventa a favor del
codemandado.

Lima, veintiocho de diciembre de dos mil quince

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; con el acompañado; vista la causa número
ochocientos ochenta y seis-dos mil quince, en Audiencia Pública llevada a cabo en
la fecha; y producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente la siguiente
sentencia.

1. MATERIA DEL RECURSO:

Se trata del recurso de casación interpuesto por Celeste América Jiménez


Caballero, (folios 1227), contra la sentencia de vista contenida en la Resolución
número ciento seis, del diecinueve de enero de dos mil quince, (folios 1214), que
confirmó la sentencia de primera instancia contenida en la Resolución número
noventa y dos, del dieciséis de junio de dos mil catorce, expedida por la Cuarta
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, la cual declaró infundada la
demanda, con costas y costos.

2. CAUSALES POR LAS QUE SE DECLARÓ PROCEDENTE EL


RECURSO DE CASACIÓN:

303
Que, esta Sala Suprema por resolución de fecha nueve de julio de dos mil quince,
(folios 104 del cuadernillo de casación), declaró procedente el recurso de casación
por causal de:

a) Infracción normativa material de los artículos 140, 161 e incisos 1 y 4 del


artículo 219 del Código Civil; e infracción normativa procesal del inciso 3 del
artículo 139 de la Constitución Política del Perú; señala que la demanda sobre
Nulidad de Acto Jurídico se encuentra amparada en lo dispuesto por los incisos 1
y 4 del artículo 219 del Código Civil en concordancia con lo prescrito por el
artículo 140 de la norma acotada toda vez que el Contrato de Compraventa es nulo
al haberse excedido Félix Caballero Veliz de las facultades que le otorgó su madre
Yolanda Caballero Veliz viuda de Jiménez a través del Poder del treinta y uno de
mayo de mil novecientos noventa y siete para suscribir dicho contrato por cuanto
a la fecha de la venta el veintiséis de setiembre de dos mil cinco el poder ya había
fenecido porque su madre falleció el veintisiete de febrero del año dos mil en la
Ciudad de Chicago (Estados Unidos de Norteamérica) y como tal dicho acto
jurídico es nulo al encontrarse dicho poder fuera de la vigencia, para que cause
eficacia al carecer el vendedor de facultades necesarias para realizar el Contrato
de Compraventa a favor del codemandado; sostiene que el demandado Félix
Caballero Veliz vendió el predio a quien era el inquilino, el codemandado Carlos
Montalvo Sales y éste a su vez también conocía del fallecimiento de su arrendatario
por cuanto en los contratos de alquiler se especificaba que Félix Caballero Veliz
era el poderdante de Yolanda Caballero Veliz viuda de Jiménez; sin embargo estos
hechos tampoco han sido tomados en cuenta por el A quo y menos han sido
valorados por la Sala Superior; agrega que se ha interpretado erróneamente el
artículo 161 del Código Civil pues las instancias de mérito señalan que debió
sancionarse con la ineficacia del acto jurídico sin embargo ha invocado la nulidad
del acto jurídico prevista en el artículo 219 del Código Civil por no ser que el
demandado Félix Caballero Veliz se haya excedido sino que utilizó indebidamente
un Poder que de puro derecho ya no tenía vigencia al haber fallecido su poderdante
y como tal es nulo todo acto realizado después de la muerte de la poderdante y no
es tampoco que se haya celebrado con una persona que no tiene representación
toda vez que el contrato de compraventa se ha realizado sin tener poder vigente al
fallecimiento de Yolanda Caballero Veliz viuda de Jiménez su madre, es decir se
ha aplicado indebidamente la norma; aduce que no ha habido una aplicación
debida de la norma establecida en los incisos 1 y 4 del artículo 219 del Código
Civil en concordancia directa con la Constitución Política del Perú observancia del

304
debido proceso y la tutela jurídica efectiva consagrado en el inciso 3 del artículo
139 de la Constitución Política del Perú y la motivación que se ha realizado
debiendo haberse aplicado los incisos 1 y 4 del artículo 219 del Código Civil en
concordancia directa con el artículo 140 del Código Civil.

3. ANTECEDENTES: Mediante escrito del veintiocho de diciembre de dos mil


seis, Celeste América Jiménez Caballero, interpone demanda de Nulidad del
Acto Jurídico contenido en la Escritura Pública de Compraventa de derechos y
acciones del veintiséis de setiembre de dos mil cinco celebrada entre Félix
Caballero Véliz como vendedor y Carlos Montalvo Sales en condición de
comprador respecto al inmueble sito en Jirón Agustín de Jáuregui número
seiscientos dieciséis, tercer piso número trescientos dos, Distrito de La Victoria
con una extensión de veintiocho punto noventa y cinco metros cuadrados (28.95
m2), sustentándola en las causales de falta de manifestación de voluntad del
recurrente, objeto física y jurídicamente imposible, fín ilícito, simulación absoluta
y que el acto no reviste de la forma prescrita bajo sanción de nulidad comprendidas
en los incisos 1, 3, 4, 5 y 6 del artículo 219 del Código Civil. Sostiene que otorgó
poder conjuntamente con sus hermanos a favor de su progenitora Yolanda
Caballero Véliz viuda de Jiménez para que los representes en todas las gestiones y
trámites de la Sucesión de Antonio Jiménez Romero, facultándola además para
disponer de sus bienes en forma onerosa y de sustituir la totalidad o parte de las
facultades otorgadas en tercera persona, documento que se encuentra inscrito en la
Ficha número 262701 y la Partida Electrónica número 234600 del Registro de
Mandatos y Poderes del Registro de Personas Naturales de los Registros Públicos
de Lima, el cual no contenía la facultad de vender el inmueble a su tío Félix
Caballero Véliz. Es así que su progenitora ejerciendo la facultad que le confirieron
en el poder que le otorgaron procedió a sustituir en parte las facultades de
administración y representación en juicio, más no las de gravar, vender o disponer
del bien, a favor de su hermano Félix Caballero Véliz, siendo inscrito en el Asiendo
C0001 de la Partida Electrónica número 234600. Que la poderdante Yolanda
Caballero Veliz viuda de Jiménez falleció el veintisiete de febrero de dos mil en la
ciudad de Chicago, Estados Unidos de Norteamérica, hecho del cual tuvo
conocimiento su hermano y codemandados, ya que la accionante les comunicó
telefónicamente, sin embargo éste lejos de abstenerse a continuar ejerciendo el
poder sustituto que se le confirió en atención a que su pordedante había fallecido,
continuó no solo administrando y ejercitando las facultades del poder respecto a
sus bienes, sino que además lo puso en vigencia dos días después de la muerte de

305
su madre, para posteriormente celebrar en calidad de vendedor el Contrato de
Compraventa del inmueble ubicado en el Jirón Agustín de Jáuregui número
seiscientos dieciséis, tercer piso número trescientos dos, Distrito de La Victoria,
con Carlos Montalvo Sales como comprador, acto contractual que se celebró con
un poder fuera de vigencia ya que la poderdante había fallecido.

4. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA. Culminado el trámite


correspondiente, la Señora Juez del Décimo Sexto Juzgado Civil de Lima, en
tercera oportunidad al haberse declarado nula las dos primeras Resoluciones,
declaró infundada la demanda, sosteniendo que es de aplicación al presente caso
el artículo 161 del Código Civil que sanciona con ineficacia y no con la nulidad
los actos ejecutados por el representante sin facultades o excediéndolas, toda vez
que cuando se celebró el Contrato de Compraventa el apoderado ya no tenía
facultades para hacerlo.

5. SENTENCIA DE VISTA. Apelada que fue la sentencia de primera instancia la


Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, por Resolución número
ciento seis del diecinueve de enero de dos mil quince, (folios 1214), confirmó la
sentencia de primera instancia en todos sus extremos.

6. En materia de casación es factible ejercer el control de las decisiones


jurisdiccionales, para determinar si se ha infringido o no las normas que garantizan
el debido proceso, -dentro del cual se encuentra la motivación de las resoluciones
judiciales-, considerando que esto supone el cumplimiento de los principios y de
las garantías que regulan el proceso como instrumento judicial y cautelando sobre
todo el ejercicio absoluto del derecho de defensa de las partes en litigio.

7. A efectos de dilucidar las infracciones denunciadas, se debe precisar que el


inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú señalan que es
principio y derecho de la función jurisdiccional: La observancia del Debido
Proceso, la Tutela Jurisdiccional y la Motivación escrita de las resoluciones
judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con
mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se
sustentan.

8. En ese ámbito, para el desarrollo de un debido proceso debe tenerse en cuenta


la plena actuación del Principio de Congruencia, que implica el límite del

306
contenido de una resolución judicial, debiendo ésta ser dictada de acuerdo con el
sentido y alcances de las peticiones formuladas por las partes; para observar el
respeto al Principio de Congruencia, el Juez al momento de resolver debe atenerse
a los hechos de la demanda y de su contestación, que hayan sido alegados y
probados; de producirse una transgresión a este principio procesal el efecto será la
nulidad de la resolución judicial, conforme a lo dispuesto en el artículo VII del
Título Preliminar del Código Procesal Civil, así como de acuerdo a los incisos 3 y
4 del artículo 122 del mismo cuerpo legal.

9. Tratándose de un proceso de Nulidad de Acto Jurídico, se debe precisar que el


acto jurídico está determinado por la manifestación de voluntad destinada a
producir un efecto jurídico, y excepcionalmente dicho acto jurídico puede adolecer
de defecto que lo hace ineficaz; la doctrina recogida por nuestro ordenamiento civil
las ha clasificado en: estructurales o aquellas afectadas por causa originaria o
intrínseca al momento de la celebración o formación del acto, cuyos elementos
constitutivos están previstos en el artículo 219 del Código Civil; ineficacia
sustentada en el principio de legalidad, por lo que opera la nulidad ipso iure o
absoluta, no pudiendo confirmarse por acto posterior; e ineficacia funcional, por
sobrevenir un defecto ajeno a la estructura y se presenta luego de celebrado el acto
jurídico, que da lugar a la anulabilidad del acto, salvo que la parte afectada pueda
perfeccionarlos mediante su confirmación, cuyos elementos los encontramos en el
artículo 221 del Código precitado.

10. La casante para pretender la nulidad del acto jurídico celebrado entre los
codemandados invoca como causales los incisos 1, 3, 4, 5 y 6 del artículo 219 del
Código Civil, referidos a la falta de manifestación de voluntad del agente, el objeto
sea física o jurídicamente imposible o cuando sea indeterminable, el fin sea ilícito,
simulación absoluta y no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad.

11. Que, la controversia radica en establecer si el codemandado Félix Caballero


Véliz, por sustitución de poder efectuado por Yolanda Caballero Véliz viuda de
Jiménez, madre de la recurrente, celebró Contrato de Compraventa con el
codemandado Carlos Montalvo Sales respecto al inmueble ubicado en el Jirón
Agustín de Jáuregui número seiscientos dieciséis, tercer piso número trescientos
dos, Distrito de La Victoria, cuando el poder que ostentaba no se encontraba
vigente al haber fallecido la pordedante Yolanda Caballero Véliz viuda de Jiménez
el día veintisiete de febrero de dos mil.

307
12. En este sentido, se debe indicar que respecto a las infracciones denunciadas en
su oportunidad y que fueran amparadas cabe señalar que del análisis del caso se ha
podido determinar que dicho acto es nulo al haberse excedido Félix Caballero
Veliz de las facultades que le fueran otorgadas en su oportunidad por su hermana
Yolanda Caballero Veliz viuda de Jiménez a través del poder del treinta y uno de
mayo de mil novecientos noventa y siete, por cuanto si se analizan los hechos se
ha llegado a determinar que a la fecha de la venta, el veintiséis de setiembre de dos
mil cinco, el poder ya había fenecido pues la madre de la recurrente había fallecido
el veintisiete de febrero de dos mil, en la Ciudad de Chicago (país Estados Unidos
de Norteamérica), en consecuencia dicho acto es nulo al encontrarse dicho poder
fuera de la vigencia para que cause eficacia al carecer el vendedor de las facultades
necesarias para realizar el Contrato de Compraventa a favor del codemandado;
asimismo cabe señalar que Félix Caballero Veliz vendió el predio a la persona de
Carlos Montalvo Sales quien a la fecha de la venta, era el inquilino y como
consecuencia de ello tuvo conocimiento del fallecimiento de su hermana (estando
a que en el contrato se especificaba que Félix Caballero Véliz era el apoderado de
la ahora fallecida Yolanda Caballero Veliz viuda de Jiménez, lo que no fue tomado
en cuenta por ambas instancias; tampoco no se ha tomado en cuenta por la Sala
Superior que el fin ilícito de la Compraventa, que el codemandado Félix Caballero
Veliz, haya solicitado la vigencia de poder a los Registros Públicos cuando el
mismo había fenecido, pues en calidad de hermano de la poderdante conocía del
fallecimiento de doña Yolanda Caballero Veliz viuda de Jiménez hecho ocurrido
el veintisiete de febrero de dos mil, en la Ciudad de Chicago (Estados Unidos de
Norteamérica).

13. Es así, que conforme se desprende de la Copia Literal de la Partida número


22412264 del Registro de Mandatos y Poderes otorgado entre otros por la
demandante, Celeste América Jiménez Caballero a favor de Yolanda Caballero
viuda de Jiménez, para que en su representación efectúe operaciones, judicial y
legal de las propiedades tanto de la apoderada por su propio derecho como de las
personas arriba mencionadas con facultades para donar o vender, firmando la
Minuta de Compraventa y las Escrituras Públicas que cada caso específico
corresponde. Pudiendo sustituir este mandato a terceras personas, otorgándole para
ello las facultades de los artículos 74 y 75 del Código Procesal Civil.

14. Del análisis del expediente se puede apreciar del Certificado Médico de
Defunción (Estado de Illinois) de Yolanda Caballero Veliz viuda de Jiménez,

308
acompañado en copia (folios 28) del cual fluye que falleció el veintisiete de febrero
del año dos mil en la Ciudad de Chicago, (Estados Unidos de Norteamérica), y la
Compraventa realizada entre Félix Caballero Veliz y Carlos Montalvo Sales tiene
fecha el veintiséis de setiembre de dos mil cinco, es decir simplemente se efectuó
cinco años después del fallecimiento de la poderdante, es por ello que el poder
utilizado por Félix Caballero Véliz, al momento de la Compraventa nació muerto,
es decir sin validez legal, por lo que de acuerdo al artículo 140 del Código Civil
seria nulo, por la falta de manifestación de voluntad de la poderdante (a los efectos
de poder disponer de las facultades dadas en la misma), mas aun cuando la persona
de Carlos Montalvo Sales era el inquilino del inmueble materia de litis, por lo tanto
habría tomado conocimiento del fallecimiento en su oportunidad de la poderdante,
por lo que acarrea la nulidad de todo lo actuado (tanto la sentencia expedida a nivel
del Ad quem, como la del A quo y actuando en sede de instancia, revocar la decisión
tomada por el A quo).

II. DECISION:

Por las consideraciones precedentes y en aplicación de lo dispuesto por el artículo


396 del Código Procesal Civil

Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Celeste América


Jiménez Caballero; CASARON la sentencia contenida en la Resolución número
ciento seis, del diecinueve de enero de dos mil quince, expedida por la Cuarta Sala
Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima; actuando en sede de instancia:
REVOCARON la apelada; y reformándola declararon fundada la demanda; en
consecuencia nulo el Acto Jurídico contenido en la Escritura Pública de
Compraventa del veintiséis de setiembre de dos mil cinco celebrado entre Félix
Caballero Véliz como vendedor y Carlos Montalvo Sales como comprador.
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos por Celeste América Jiménez
Caballero con Félix Caballero Veliz, Sucesión de Carlos Montalvo Sales y
Sucesión de Gloria Amparo Montalvo García, sobre Nulidad de Acto Jurídico; y
los devolvieron. Ponente Señora Huamaní Llamas, Jueza Suprema.

S.S. MENDOZA RAMÍREZ HUAMANÍ LLAMAS VALCÁRCEL


SALDAÑA CABELLO MATAMALA MIRANDA MOLINA

309
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4578-2016, JUNIN

SUMILLA: La certeza que otorga el artículo 245 del Código Procesal Civil es de
la fecha del documento, pero no certeza que otras personas distintas a las
celebrantes conozcan el contenido del documento ni tampoco que las afirmaciones
que allí existan se encuentren acreditadas

Lima, veinte de setiembre de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número cuatro mil quinientos
setenta y ocho - dos mil dieciséis, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha
y producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. La demandante En fecha veinte de setiembre de dos mil trece, mediante escrito


obrante en la página veintidós, Maura Cadema de Espinoza solicita la nulidad de
los siguientes actos jurídicos:

a) Contrato de Compraventa privado efectuado por Gregorio Espinoza Flores a


favor de Francisco Ambrosio Cabia de fecha enero de mil novecientos noventa y
siete respecto del inmueble ubicado en la Calle Yankee Alto s/n - Morococha
Antigua, distrito de Morococha, provincia de Yauli, y departamento de Junín, de
un área de 200 metros cuadrados, por la causal de falta de manifestación de
voluntad.

b) Contrato de Transferencia de Posesión de inmueble realizada ante Notario


Público Augusto J. Balvín Guadalupe de fecha quince de octubre de dos mil tres,
celebrada entre el vendedor Francisco Ambrosio Cabia a favor del comprador
Jhonny José Egoavil Frias y Constantina Angélica Espinoza Llacta, por las
causales de fin ilícito y objeto jurídicamente imposible.

310
c) Minuta de Compraventa de fecha nueve de febrero de dos mil doce realizado
entre Jhonny José Egoavil Frias y Constantina Angélica Espinoza Llacta a favor
de Minera Chinalco Perú S.A. Como pretensión accesoria solicita la reivindicación
del bien inmueble.

2. La demandada Minera Chinalco Perú S.A. plantea las excepciones de


prescripción, falta de legitimidad pasiva y litispendencia (página ciento ochenta y
cinco), bajo los siguientes argumentos:

a) Respecto a la excepción de prescripción, la demandada precisa que, al haberse


suscrito los contratos en cuestión con fecha del mes de enero de mil novecientos
noventa y siete, y fecha quince de octubre de dos mil tres, han transcurrido más de
diez años que se establece como plazo para accionar la nulidad de dichos actos
jurídicos en el artículo 2001 del Código Civil, siendo que ha sido notificada con la
demanda recién el catorce de enero de dos mil catorce.

b) Sobre la excepción de falta de legitimidad para obrar pasiva, la demandada


indica que al no haber sido parte en la suscripción de los dos primeros contratos
cuya nulidad es solicitada, no tiene legitimidad sobre dicho petitorio.

c) En cuanto a la excepción de litispendencia la demandada indica que se dan los


presupuestos para declarar la litispendencia entre el proceso principal y el que se
desarrolla a través del Expediente N° 00071-2012, que sigue entre Gregorio Cirilo
Espinoza Flores y Maura Cadema de Espinoza contra Francisco Ambrosio Cabia,
Jhonny José Egoavil Frias, Constantina Angélica Espinoza Llacta y la Minera
Chinalco Perú S.A.,

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de fecha veinticinco de febrero de dos mil dieciséis, se declaró


resuelve las excepciones de la demanda, fundamentando su decisión en los
siguientes considerandos:

a) Declarando fundada en parte la excepción de prescripción, en consecuencia,


prescrita la acción de nulidad del Contrato de Compraventa privado celebrado por
Gregorio Cirilo Espinoza Flores a favor de Francisco Ambrosio Cabia de fecha de
enero de mil novecientos noventa y siete, respecto del inmueble ubicado en la Calle

311
Yankee Alto s/n - Morococha Antigua, distrito de Morococha, provincia de Yauli,
y departamento de Junín de un área de 200 metros cuadrados.

b) asimismo declara infundadas las excepciones de falta de legitimidad para obrar


pasiva y litispendencia, bajo los siguientes fundamentos.

c) Respecto a la excepción de prescripción del primer contrato de fecha enero de


mil novecientos noventa y siete, el Juzgado tiene en cuenta el artículo 1993 del
Código Civil, que indica que la prescripción comienza a correr desde el día en que
pueda ejercitarse la acción; estando a ello, indica que dicho contrato fue suscrito
por Gregorio Espinoza Flores, que es esposo de la demandante, lo que hace
evidente que sí tuvo conocimiento de la suscripción del acto jurídico y no en el año
dos mil siete a raíz de una oposición planteada por el demandado Jhonny José
Egoavil Frias, lo que se corrobora con el proceso recaído en el Expediente N°
00071-2012, donde se interpuso demanda de nulidad por Gregorio Espinoza Flores
junto a la ahora demandante. Entonces, atendiendo a que la notificación con la
presente demanda se dio el catorce de enero de dos mil catorce, el plazo para
accionar la nulidad ha prescrito.

d) En cuanto al segundo contrato, si bien fue suscrito en el año dos mil tres, no fue
de conocimiento de la demandante sino hasta el mes de agosto de dos mil siete,
cuando al pretender realizar la venta de la propiedad a la demandada Chinalco se
enteró de que existía el contrato en cuestión, corroborado con la denuncia que
presentó el esposo de la demandante contra el demandado Jhonny José Egoavil
Frias, en fecha tres de octubre de dos mil ocho, por tanto la excepción presentada
no alcanza a tal contrato.

e) Sobre la excepción de falta de legitimidad para obrar pasiva, se tiene que


mediante resolución número dos del expediente principal se observa que la
demanda es contra la Minera Chinalco Perú S.A. y es por la nulidad del tercer
contrato y reivindicación del inmueble materia de litigio, pero no la nulidad de los
primeros contratos, de tal forma que el pedido no es atendible.

f) En cuanto a la excepción de litispendencia, se tiene que el Expediente N° 00071-


2012 fue declarado en abandono a través de la resolución número veintiocho de
fecha veintiuno de agosto de dos mil catorce y su estado actual es de archivo
definitivo, de esta manera, no existe proceso que cotejar con el presente.

312
III. SEGUNDA INSTANCIA

Los demandantes interponen recurso de apelación contra la sentencia antes


referida, que al ser absuelto por la Sala Superior mediante resolución de fecha doce
de setiembre de dos mil dieciséis, al considerar que:

a) confirma la misma resolución en el extremo que declara prescrita la acción de


nulidad del contrato de compraventa de fecha enero de mil novecientos noventa y
siete; la revoca en el extremo que declara infundada la excepción de prescripción
de la acción de nulidad del Contrato de Transferencia de Posesión de fecha quince
de octubre de dos mil tres, y reformándola la declararon fundada; en consecuencia,
declara prescrita la acción de nulidad; y confirma la resolución de primera
instancia en el extremo que resuelve declarar infundadas las excepciones de falta
de legitimidad para obrar pasiva y litispendencia.

b) Con relación al primer acto jurídico (Contrato Privado de fecha enero de mil
novecientos noventa y siete), señala que la discusión sobre el inicio del plazo de
prescripción, debe calcularse desde la oportunidad (el día) en que pudo ejercitarse
la acción. Esto quiere decir desde el momento en que el acto jurídico de fecha
cierta reunía las causales descritas en el artículo 219 del Código Civil y la parte,
perjudicada con el vicio, pudiera conocer esto objetivamente.

c) Señala que la demandante alega que tomó conocimiento de la invalidez de los


actos jurídicos el veintidós de agosto de dos mil siete, cuando el demandado
Jhonny José Egoavil Frías formula oposición a la venta de la propiedad materia
del litigio que la demandante intentaba vender a la empresa Chinalco, acreditando
su oposición con el documento de transferencia con firmas legalizadas de fecha
quince de octubre de dos mil tres (página ciento nueve). En el considerando
segundo de dicho documento se reconoce “El transferente declara que el inmueble
que transfiere lo adquirió mediante contrato privado de compraventa que le otorgó
Gregorio Espinoza Flores (esposo de la demandante) el año mil novecientos
noventa y siete, y que desde dicha fecha lo viene poseyendo, pública, continua y
pacíficamente”, identificándose la fecha cierta del primer y segundo documento.

d) Siendo ello así la fecha cierta del primer documento y del segundo documento
es la que se señala en el documento de "Transferencia de Posesión de Inmueble"

313
de la página ciento nueve, de fecha quince de octubre de dos mil tres, fecha que se
debe tomar como referencia para el cómputo de la prescripción.

e) Al haber transcurrido desde esa fecha más de diez años hasta la notificación de
la demanda de nulidad el catorce de enero de dos mil catorce, ha prescrito el plazo
para accionar.

f) Sin embargo, en cuanto al tercer documento cuestionado que dio origen al acto
compraventa celebrado con fecha cierta el nueve de febrero de dos mil doce de lo
cual tenía conocimiento la demandante, no cumple el término de la prescripción
de la acción, por lo que su validez debe ser materia de pronunciamiento en el
proceso principal.

g) En cuanto a la excepción de falta de legitimidad para obrar pasiva, se tiene que


existe una relación jurídicamente válida entre el demandante y el demandado, y
que se necesita un pronunciamiento sobre el fondo en el proceso principal. - De la
excepción de litispendencia en el caso de autos se tiene que el Expediente N°
00071-2012 fue declarado en abandono y su estado actual es de archivo definitivo,
no existiendo proceso que cotejar.

IV. RAZONAMIENTO DE LA SALA SUPREMA

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


El dieciocho de octubre de dos mil dieciséis, obrante a fojas doscientos noventa y
cinco del cuaderno de casación, por las causales de:

a) Los actos jurídicos cuestionados Tres son los actos jurídicos cuestionados: (i) el
celebrado en el mes de enero de mil novecientos noventa y siete entre Gregorio
Cirilo Espinoza Flores y Francisco Ambrosio Cabia; (ii) el celebrado en fecha
quince de octubre del dos mil tres entre Francisco Ambrosio Cabia con Jhonny
José Egoavil Frías y otra; y (iii) la compraventa de fecha nueve de febrero de dos
mil doce celebrada entre Jhonny José Egoavil Frías y otra a favor de la Minera
Chinalco S.A. El Juzgado considera que ha prescrito solo el primer acto jurídico;
la Sala Superior expresa que han prescrito los actos jurídicos signados con los
literales (i) y (ii).

314
2. Los hechos que acontecen pueden tener efectos en el mundo del derecho o no.
Así, un suceso natural como el mero transcurso del tiempo puede originar el inicio
de la ciudadanía, la adquisición de un derecho o la pérdida de este para impedir
que se atienda una causa judicialmente.

3. En esa óptica, se ha regulado el instituto de la prescripción extintiva, mediante


el cual se sanciona al titular de un derecho que no ejerció este durante cierto
tiempo. La sanción que establece el legislador peruano es la pérdida de la acción
(en realidad, pretensión, desde que la “acción” es siempre un derecho abstracto),
si bien, más propiamente, puede señalarse que lo que se extingue es la facultad de
exigir1 el derecho que se dice poseer.

4. Tres son las características de la prescripción extintiva: el transcurso del tiempo,


la inactividad de la parte titular del derecho subjetivo y la falta de reconocimiento
del sujeto pasivo de la relación jurídica. El primer requisito, como se advierte, es
un hecho natural en el que, sin embargo, interviene el legislador para establecer un
inicio y un final para el cómputo respectivo. Los otros requisitos tienen que ver
con el comportamiento que los sujetos de la relación jurídica tengan, ya porque
optaron por el “silencio” de su derecho, ya porque invocaron ese silencio y el plazo
señalado por ley para promover la inexigencia de la pretensión.

5. La sanción tiene como fin impedir situaciones de incertidumbre, objetivo que se


justifica por la presencia de determinados principios constitucionales, tales como
el de seguridad jurídica y el de orden público, los cuales se desprenden de la
fórmula de Estado de Derecho contenida en los artículos 3 y 43 de la Constitución
Política del Estado, tal como lo ha expuesto el Tribunal Constitucional y como lo
ha señalado Manuel Albaladejo en estos términos: “El fundamento de la
prescripción se halla en la opinión (más o menos discutible) de que el poder
público no debe proteger indefinidamente, y con el vigor con que dispensa esa
protección en los casos normales, a los derechos que ni se usan por su titular ni son
reconocidos por aquél sobre quien pesan, pues ello iría contra la seguridad jurídica
general, que sufriría alteración si una situación que se ha prolongado durante largo
tiempo sin ser impugnada, pudiera verse atacada, después, mediante acciones no
hechas valer nunca por nadie”.

6. Asimismo el diseño realizado por el legislador peruano sobre este instituto es el


siguiente: Con respecto al plazo de prescripción: El artículo 2001 del Código Civil

315
señala que las pretensiones prescriben en un tiempo que va de dos a quince años,
según el interés sea de orden particular (como en el caso de las pensiones
alimenticias) o de asuntos que interesen al Estado, dada la gravedad de la
infracción (como en el caso de las nulidades de los actos jurídicos). Hay, además,
plazos especiales, como aquel que corresponde a la separación de cuerpos por la
causal de adulterio, que culmina a los seis meses de conocida la causa y, en todo
caso, a los cinco años de producida; con respecto al inicio y término del plazo:
Ellos se computan siguiendo lo prescrito en el artículo 183 del Código Civil; por
ello no comprende el día inicial pero sí el de vencimiento, y cuando se establece
por años, el plazo vence en el mes del vencimiento y en el día de éste
correspondiente a la fecha del mes inicial; con respecto a la suspensión e
interrupción del plazo: Cabe suspensión por los vínculos personales existentes
entre los sujetos de la relación jurídica y por la imposibilidad de reclamar el
derecho ante un Tribunal Peruano (artículo 1994 del Código Civil); y cabe
interrupción por: 1. Reconocimiento de la obligación; 2. Intimación para constituir
en mora al deudor; 3. Citación con la demanda o por otro acto con el que se
notifique al deudor, aun cuando se haya acudido a un juez o autoridad
incompetente; 4. Oponer judicialmente la compensación (artículo 1996 del Código
Civil). En este punto, debe señalarse que la citación con la demanda debe
vincularse con lo expuesto en el artículo 438 del Código Procesal Civil, cuyo tenor
prescribe: “El emplazamiento válido con la demanda produce los siguientes
efectos: (…) 4. Interrumpe la prescripción extintiva”.

7. Con respecto a la conciliación: La norma específica (artículo 19 de la Ley de


Conciliación) señala que en la conciliación el plazo se suspende, de forma tal que
concluido el procedimiento el plazo se reanuda.

8. Con respecto al cómputo del plazo: La prescripción comienza a correr desde el


día en que puede ejercitarse la acción (artículo 1993 del Código Civil).

9. El análisis realizado en la impugnada El auto recurrido considera que, como


quiera que el documento de transferencia del segundo acto jurídico que se
cuestiona tiene fecha cierta (firmas legalizadas del quince de octubre de dos mil
tres) y allí se expresa (cláusula segunda) que el primer contrato se celebró en mil
novecientos noventa y siete, es desde este último momento (fecha cierta) donde
debe realizarse el cómputo prescriptorio, por lo que habiéndose notificado la
demanda en fecha catorce de enero de dos mil catorce ya había transcurrido los

316
diez años que consigna la ley para que opere la prescripción tanto del primero
como del segundo acto jurídico. El cómputo, por ende, se hace entre la afirmación
contenida en los contratos celebrados por codemandados y el momento de la
notificación de la demanda.

10. El plazo que se discute Teniendo en cuenta estos parámetros, se observa que la
discusión gira en torno al inicio del cómputo prescriptorio del primer acto jurídico
que se pretende anular, centrándose la controversia en determinar: a. Si el plazo
debe ser computado, como quiere la demandante, desde que dice haber tomado
conocimiento del contrato, esto es, el veintidós de agosto de dos mil siete4. b. O si
este se inicia, como señala la sentencia recurrida, desde el quince de octubre de
dos mil tres, fecha de suscripción del segundo contrato cuya nulidad se deduce, en
tanto este cuenta con fecha cierta y allí se menciona la existencia del primer acto
jurídico de enero de mil novecientos noventa y siete.

11. Se advierte que la ratio decidendi del auto recurrido para declarar fundada la
prescripción de los dos primeros actos jurídicos, lo constituye la existencia de
fecha cierta del contrato de fecha quince de octubre de dos mil tres, tal análisis es
erróneo, fundamentalmente, porque la fecha cierta es un asunto que produce
eficacia jurídica, pero cuya extensión debe restringirse, salvo prueba en contrario,
a las partes que suscribieron el documento. Ellos son los que se vinculan a la fecha
que consignan y a las afirmaciones que hacen, sin que puedan perjudicar a terceros
que desconocen el contenido de lo que allí se acuerda y que no suscribieron el
contrato, conforme se deriva de lo que preceptúa el artículo 1363 del Código Civil.

12. En buena cuenta, que un documento tenga fecha cierta no significa


necesariamente que esté publicitado para ser opuesto al titular de un derecho
subjetivo. La certeza que otorga el artículo 245 del Código Procesal Civil es de la
fecha del documento, pero no certeza que otras personas distintas a las celebrantes
conozcan el contenido del documento ni tampoco que las afirmaciones que allí
existan se encuentren acreditadas.

13. De tal manera, que realizar el cómputo prescriptorio de esa manera sería sujetar
el inicio del plazo a las aseveraciones que otros hagan y no al momento en que, en
los términos del artículo 1993 del Código Civil, puede ejercerse la acción.

317
14. Estando a lo expuesto, el artículo 245 del Código Procesal Civil era inaplicable
en el presente caso, lo que ha originado aplicación errónea del artículo 1993 del
Código Civil. Así las cosas, no habiéndose desvirtuado que el conocimiento de la
demandante del acto impugnado ocurrió en el año dos mil siete y habiéndose
presentado la demanda en setiembre del año dos mil trece, de ninguna forma ha
prescrito la acción, por lo que la excepción debe ser declarada infundada.

15. Finalmente, tampoco puede aceptarse que la demandante tiene conocimiento


del primer acto jurídico porque su esposo suscribió el contrato porque ello
significaría vaciar de contenido el artículo 315 del Código Civil, que se coloca en
el supuesto de la posibilidad que uno de los cónyuges celebre actos jurídicos sin
conocimientos del otro. En todo caso, es un asunto que debe analizarse al momento
de resolver la controversia y no en una excepción de prescripción extintiva. Sexto.-
Conclusión Debe indicarse que el pronunciamiento de fondo que emite esta Sala
Suprema se hace en virtud de lo prescito en el primer párrafo del artículo 396 del
Código Procesal Civil, que permite revocar la decisión, si la infracción es de una
norma procesal que, a su vez, es objeto de la decisión impugnada; por lo que, dado
el efecto procesal de la presente Ejecutoria Suprema, el juez de la causa debe
continuar con el trámite del proceso según su estado.

V.DECISIÓN

Por estos fundamentos y aplicación del artículo 396 del Código Procesal Civil:

Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante


Maura Cadema de Espinoza; en consecuencia, CASARON el auto de vista de
fecha doce de setiembre de dos mil dieciséis (página doscientos sesenta y siete)
dictado por la Sala Mixta de Tarma de la Corte Superior de Justicia de Junín, que
confirma en parte la sentencia apelada, con lo demás que contiene.

REVOCARON el auto de primera instancia de fecha veinticinco de febrero de dos


mil dieciséis (página doscientos veintiocho), que declara fundada la excepción de
prescripción extintiva, REFORMÁNDOLA la declararon infundada;
ORDENARON que el juez de la causa prosiga con el desarrollo del presente
proceso según su estado; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución
en el Diario Oficial “El Peruano”, conforme a Ley; en los seguidos por Maura

318
Cadema de Espinoza, sobre nulidad de acto jurídico; y los devolvieron.
Interviniendo como ponente el Señor Juez Supremo Calderón Puertas.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZÁRRAGA, CALDERÓN PUERTAS

319
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 2383-2017, LIMA

SUMILLA: Teniendo en cuenta los efectos que produce la sentencia que declaró
fundada la demanda de resolución de contrato, de conformidad con artículo 1372
del Código Civil, se concluye que el incumplimiento de pago de los inmuebles
antes citados se dio antes de la presentación de la demanda de rescisión de contrato
ingresada el seis de setiembre de mil novecientos ochenta y cinco, fecha anterior a
la compraventa materia de nulidad, realizada con fecha diez de julio de mil
novecientos ochenta y seis, en tal sentido, dicho contrato quedó resuelto, por ende
la venta realizada posteriormente por la codemandada Urbanización Internacional
Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada a favor de la demandada
Asociación de Vivienda Residencial Surco adolece de nulidad, al constituir un acto
contrario a las leyes que interesan al orden público, pues el vendedor dispuso de
bienes inmuebles cuando estos no formaban parte de su esfera patrimonial.

Lima, veintiocho de mayo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; Vista la causa número dos mil trescientos
ochenta y tres – dos mil diecisiete, en Audiencia Pública de la presente fecha; y
producida la votación conforme a ley, se procede a emitir la siguiente sentencia:

I. HECHOS

1. Los demandantes, la Asociación de Propietarios de la Urbanización de Surco


interpone demanda de Nulidad de Acto Jurídico e Indemnización por Daños,
fundamentándolo en:

a) En los años mil novecientos ochenta y tres y mil novecientos ochenta y cuatro,
cada uno de los asociados compraron lotes de terreno a la demandada
Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada,
quien mediante documentos denominados Carta de Cancelación y Certificado de
Posesión les entregó sus lotes, los cuales, hasta la fecha de interposición de la

320
demanda, se encuentran en posesión continua, permanente y pública bajo el título
de propietarios, de buena fe, habiendo construido sus casas de material noble;

b) Que, en el año de mil novecientos ochenta y tres se organizó la Asociación


demandada con la finalidad de asumir la defensa, iniciar los trabajos de
habilitación urbana, la instalación de agua y luz, y especialmente para formalizar
la compraventa elevándola a Escritura Pública; sin embargo, dichos objetivos
nunca se cumplieron, creando un caos total. Indica que tienen conocimiento de que
la Urbanizadora demandada había comprado un fundo rústico a Jacinto Irenio
Huapaya Lescano, y previa autorización de dicha persona, procedió a lotizar y
venderles los lotes, entre los años mil novecientos ochenta y tres y mil novecientos
ochenta y cuatro, habiéndose pagado el precio de mercado, efectuándose la
compraventa bajo el principio de buena fe. Posteriormente, la Urbanizadora fue
enjuiciada por el mencionado señor ante el Cuarto Juzgado Civil, en el proceso
recaído en el Expediente número 3458-85 sobre Rescisión de Contrato, de fecha
dos de setiembre de mil novecientos ochenta y cinco, que refiere sobre el bien
inmueble que habían comprado de buena fe, de lo que tenía pleno conocimiento la
asociación demandada; sin embargo, no asumió la defensa, por lo que en abril de
mil novecientos ochenta y seis, se declaró fundada la demanda de Rescisión, lo
que puso en peligro inminente el derecho a la propiedad adquirida por los
asociados, quienes no podían ser perjudicados; sin embargo, y pese a que sabían
que el bien fue revertido a favor de Jacinto Huapaya Lescano, los demandados
firmaron una minuta de compraventa de fecha diez de julio de mil novecientos
ochenta y seis, la cual es materia de nulidad y que se refiere a los mismos
inmuebles que les fueron vendidos entre los años mil novecientos ochenta y tres y
mil novecientos ochenta y cuatro, antes de que interpusieran la demanda de
Rescisión; prosiguiendo el juicio de Rescisión en vía de apelación, creando en el
fondo una gravísima e insostenible situación, poniendo en peligro la pérdida del
bien inmueble adquirido, pues el tridente formado por Jacinto Huapaya Lescano,
la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada y
la Asociación de Vivienda Residencial Surco pretenden apropiarse del mismo,
despojándolos del bien y aprovechándose del abandono y caos que hay entre los
pobladores, especialmente por no tener una defensa adecuada; por lo que frente a
tan grave situación acordaron constituir en julio de mil novecientos ochenta y
ocho, la Asociación de Propietarios de la Urbanización Surco; no obstante, los
demandados urden un juicio de otorgamiento de Escritura Pública cuya demanda
es presentada ante el Quinto Juzgado Civil de Lima el cuatro de julio de mil

321
novecientos ochenta y siete, cuando Jacinto Huapaya Lescano había ganado el
juicio de Rescisión de Contrato a la Urbanizadora Internacional Sociedad
Comercial de Responsabilidad Limitada, continuando la Asociación demandada
con el juicio insinuando obtener el título para luego nuevamente vender a los
ocupantes, desconociendo los contratos legalmente suscritos con su codemandada;
por lo que la Asociación demandante una vez adquirida su personería jurídica
asume la defensa frente a la mala fe de los demandados y de Jacinto Huapaya
Lescano, quien no contento con haber logrado la Rescisión del Contrato
judicialmente maquinan una denuncia penal por usurpación para despojarlos de su
propiedad, pero al haber acreditado el valor legal de los contratos de compraventa
de mil novecientos ochenta y tres y mil novecientos ochenta y cuatro, el Tribunal
declaró fundada la Excepción de Naturaleza de Acción; asegurada así su posesión,
la Asociación demandante se avoca al trámite de zonificación, habilitación urbana,
instalación de agua y luz, habiendo obtenido que la Municipalidad Metropolitana
de Lima con fecha veinticinco de setiembre de mil novecientos ochenta y nueve,
mediante Resolución número 715-89-MLM-AMSMDO les asigne a su favor la
Zonificación Urbana de Residencial y declare la caducidad de la Asociación
demandada; con fecha veintidós de diciembre de mil novecientos ochenta y nueve,
mediante Resolución número 966-MLM-AM-EMDU, aprueba la habitación
urbana y logran los trabajos de agua y desagüe y la instalación de luz; sin embargo,
las codemandadas y Jacinto Huapaya Lescano se oponen a los trabajos, a pesar que
los mismos eran en beneficio de todos, y para justificar su actuar prosiguen con el
juicio de Otorgamiento de Escritura Pública; paralelamente, en el Cuarto Juzgado
Civil de Lima mediante resolución de fecha veinticuatro de enero de mil
novecientos noventa y uno, reconoce que los ocupantes integrantes de la
Asociación ahora demandante tienen la calidad de propietarios y los contratos
privados firmados en los años mil novecientos ochenta y tres y mil novecientos
ochenta y cuatro y los posteriores son válidos; por tanto, tienen legítimo derecho
de propiedad, y se rechaza las pretensiones de Jacinto Huapaya Lescano,
resolución que tiene la condición de consentida; en consecuencia, hoy tienen la
calidad de legítimos propietarios, por lo que su preocupación sustancial es contar
con los servicios esenciales de agua y luz, pero los mismos han sido cuestionados
desde mil novecientos ochenta y ocho, incluso los demandados y Jacinto Huapaya
Lescano paralizaron las obras de instalación de agua, causándoles una cuantiosa
pérdida, igual suerte corren los trabajos de instalación de luz, por lo que su
urbanización se encuentra en total abandono en cuanto a los trabajos urbanísticos,
la instalación de servicios, la paralización de construcciones, para ello han

322
inventado una supuesta compraventa mediante minuta de fecha diez de julio de mil
novecientos ochenta y seis, a todas luces nula, por cuanto en aquella fecha todos
los ocupantes ya habían comprado en los años mil novecientos ochenta y tres y mil
novecientos ochenta y cuatro, además de por medio existía un juicio de rescisión.

II.PRIMERA INSTANCIA:

Por sentencia de fecha seis de febrero de dos mil catorce, se declara fundada en
parte la demanda; en consecuencia, nula la minuta de compraventa suscrita por los
demandados el diez de julio de mil novecientos ochenta y seis, e infundada en
cuanto solicita la indemnización por daños y perjuicios, Señalando como
fundamentos:

a) El Testimonio de Escritura Pública de fecha de fecha cinco de setiembre de mil


novecientos ochenta y cuatro, obrante de fojas doscientos ochenta y uno a
doscientos ochenta y cuatro del presente proceso, y de la copia de la Escritura
Pública de fecha cinco de setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro, que corre
de fojas cinco a ocho del Expediente acompañado número 49523-1997 sobre
Rescisión de Contrato, que contienen las minutas de compraventa ambas de fecha
diecisiete de febrero de mil novecientos ochenta y cuatro, que celebraron Jacinto
Huapaya Lescano (vendedor) y la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial
de Responsabilidad Limitada (compradora) respecto de dos parcelas de terreno
rústico de un área de treinta y ocho mil cuatrocientos noventa y dos metros
cuadrados (38,492.00 m2) y quince mil novecientos noventa y dos metros
cuadrados (15,992.00 m2), en las que consta en la cláusula sexta del primer
contrato y en la cláusula octava del segundo contrato lo siguiente: “SEXTO.- El
vendedor reitera su más amplio consentimiento, y facultades otorgadas a la
compradora, para que efectúe la lotización, promoción, comercialización, entrega
de lotes y en general todo acto o contrato, así como trámite que la compradora
considere necesario para la habilitación urbana del respectivo predio”; de lo que
se colige, que antes y después de la suscripción de las citadas minutas y escrituras
públicas antes referidas la codemandada Urbanizadora Internacional Sociedad
Comercial de Responsabilidad Limitada se encontraba autorizada para
comercializar, entregar lotes y de realizar actos o contratos con este fin.

b) Asimismo, del Expediente acompañado número 49523-1997 sobre Rescisión de


Contrato, se advierte que por sentencia de fecha treinta de setiembre de mil

323
novecientos ochenta y seis y que obra a fojas sesenta y ocho y sesenta y nueve, de
conformidad con los artículos 1559, 1561, 1562 y 1563 del Código Civil, se
declaró fundada la demanda; y en consecuencia, que los contratos de compraventa
celebrados por las citadas parcelas rústicas materia de dicha acción que se refiere
en el considerando anterior quedaron resueltos por incumplimiento de la
demandada; sentencia que al haber sido apelada fue elevada al Superior, quien
mediante resolución de fecha veintitrés de abril de mil novecientos ochenta y siete
y que obra a fojas ciento doce, dando cuenta del escrito que antecedía a fojas ciento
once, tuvo por transigidos a las citadas partes en los términos que indican, entre
ellos el desistimiento de la apelación, quedando dicho fallo consentido, por lo que
surte sus efectos la rescisión declarada; habiéndose expedido posteriormente la
Resolución número veinticuatro, de fecha veinticuatro de enero de mil novecientos
noventa y uno, obrante a fojas ochocientos veintisiete, en la cual se señala que ante
el incumplimiento de la demandada en dicho proceso la parte demandante solicito
se cumpla con ministrarle posesión, lo cual fue resuelto por resolución de fojas
ciento sesenta y dos y que fuera confirmada por la de vista de fojas cuatrocientos
treinta y seis que ordenaba ministrar posesión al actor en los términos de la
sentencia, lotes que por encontrarse en posesión de terceros no podía efectuarse,
dejándose a salvo su derecho para ejercitarlo de acuerdo a ley. En tal sentido, se
concluye que el acto jurídico materia de nulidad, si bien fue realizado el diez de
julio de mil novecientos ochenta y seis, cuando se encontraba el proceso judicial
de Rescisión de Contrato aun sin sentenciar, por lo que aparentemente por orden
cronológico la codemandada Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada, mantenía su condición de propietaria de los citados
inmuebles; sin embargo, al haberse expedido la sentencia de fecha treinta de
setiembre de mil novecientos ochenta y seis, por la cual se declaró fundada la
demanda de Rescisión de Contrato; y en consecuencia, que los contratos de
compraventa celebrados quedaron resueltos por incumplimiento de la demandada;
resulta de aplicación lo dispuesto en el texto vigente a esa fecha del artículo 1372
del Código Civil, que establece: “La rescisión se declara judicialmente, pero los
efectos de la sentencia se retrotraen al momento de la celebración del contrato. La
resolución se invoca judicial o extrajudicialmente. En ambos casos, los efectos de
la sentencia se retrotraen al momento en que se produce la causal que la motiva
(…)”; siendo así, debe tenerse en cuenta los efectos que produce la sentencia que
declara fundada la demanda de Rescisión de Contrato y declara resueltos los
mismos por incumplimiento de contrato, efectos que se retrotraen hasta antes de la
presentación de la demanda en ambos casos, pues en el caso de la rescisión se

324
retrotrae hasta el momento de la celebración de los contratos (diecisiete de febrero
de mil novecientos ochenta y cuatro) y en el caso de la resolución hasta el momento
en que se produce la causal que la motiva, que fue el incumplimiento de pago de
los inmuebles antes citados, que se dio antes de la presentación de la demanda de
Rescisión de Contrato y que motivo la misma, cuya fecha de presentación fue el
seis de setiembre de mil novecientos ochenta y cinco (fojas trece del Expediente
acompañado número 49523-1997), en tal sentido, se concluye que la transferencia
realizada por la codemandada Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada resulta nula, por haber perdido su condición de
propietaria de los citados inmuebles a la fecha en que celebro el contrato materia
de nulidad; por otra parte, en el mismo contrato materia de nulidad que obra a fojas
treinta y seis y treinta y siete suscrito por los codemandados en el presente proceso,
conforme lo expresan en las cláusulas segunda y tercera, en la fecha en que se
celebró el referido contrato (diez de julio de mil novecientos ochenta y seis), los
codemandados reconocen que con anterioridad a la realización del citado contrato
la codemandada Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada ya había vendido en forma individualizada cada uno de
los lotes que resultaron de la habilitación urbana, por lo que a dicha fecha de
celebración del contrato no podía efectuar nuevamente otra venta sobre los mismos
inmuebles, sin tener título alguno, es decir no podía disponer de los citados bienes;

c) Siendo así, la celebración del contrato se la realizado contraviniendo el artículo


923 del Código Civil, que establece: “La propiedad es el poder jurídico que permite
usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Debe ejercerse en armonía con el
interés social y dentro de los límites de la ley.”, por lo que, habiendo contravención
de normas que interesan al orden público, se configura con ello la causal de nulidad
prevista en el artículo V del Título Preliminar del Código Civil, por lo que resulta
amparable en este extremo la demanda.

d) Respecto a la pretensión de indemnización que deben abonar los codemandados


por los daños y perjuicios ocasionados, los mismos no han sido debidamente
sustentados ni individualizados (lucro cesante, daño emergente), ni mucho menos
acreditados, ni del texto de la demanda es posible determinar cuál es el tipo de
daño causado a la parte accionante, ni el monto a que ascendería por cada daño la
restitución o compensación de los mismos, por lo que esta pretensión no puede ser
amparada.

325
II. SEGUNDA INSTANCIA

Mediante sentencia de vista de fecha veinte de abril de dos mil dieciséis, obrante
a fojas dos mil ciento dieciséis, confirma la sentencia de primera instancia, que
declara fundada en parte la demanda, expresando como argumentos:

a) Estando a que en el Expediente acompañado número 49523-1997 sobre


Rescisión de Contrato, aparece que por sentencia de vista de fecha treinta de
setiembre de mil novecientos ochenta y seis (fojas sesenta y ocho y sesenta y
nueve), se declaró fundada la demanda; y en consecuencia, que los contratos de
compraventa celebrados respecto de las citadas parcelas rústicas quedaron
resueltos por incumplimiento de la codemandado Urbanizadora Internacional
Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada y que si bien la misma fue
materia de apelación, mediante resolución de fecha veintitrés de abril de mil
novecientos ochenta y siete, de fojas ciento doce, el Juzgado tuvo por transigidas
a las partes en dicho proceso, en los términos que en ella aparece, entre ellos el
desistimiento de la apelación, quedando firme dicha resolución por lo que surte sus
efectos la resolución de contrato declarada.

b) Luego, ante el incumplimiento de la demandada en dicho proceso, la parte


demandante solicitó se cumpla con ministrarle posesión, lo cual fue resuelto por
resolución de fojas ciento sesenta y dos, la misma que fue confirmada por
Resolución de Vista de fojas cuatrocientos treinta y seis, que ordena ministrar
posesión al actor en los términos de la sentencia. Siendo ello así, teniendo en
cuenta que el acto jurídico materia de nulidad fue realizado el diez de julio de mil
novecientos ochenta y seis, cuando el proceso judicial de Rescisión de Contrato se
encontraba en trámite, en ese entonces la codemandada Urbanizadora
Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada conservaba su
condición de propietaria de los citados inmuebles; sin embargo, al haberse
expedido la sentencia en dicho proceso de Rescisión de Contrato el treinta de
setiembre de mil novecientos ochenta y seis, en la cual se declaró fundada la
demanda; y en consecuencia, que los contratos de compraventa celebrados
quedaron resueltos por incumplimiento de la demandada, teniendo en cuenta los
efectos que produce la sentencia que declara fundada la demanda de Rescisión de
Contrato y la declaración de resueltos los mismos por incumplimiento de contrato
por parte de la demandada, en ambos casos los efectos se retrotraen hasta antes de
la presentación de la demanda, pues en el caso de la rescisión se retrotrae hasta el

326
momento de la celebración de los contratos (diecisiete de febrero de mil
novecientos ochenta y cuatro) y en el caso de la resolución hasta el momento en
que se produce la causal que la motiva, que fue el incumplimiento de pago de los
inmuebles antes citados, que se dio antes de la presentación de la demanda de
Rescisión de Contrato, cuya fecha de presentación fue el seis de setiembre de mil
novecientos ochenta y cinco (fojas trece del Expediente acompañado número
49523-1997), en tal sentido, se tiene que la compra realizada por la codemandada
Urbanización Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada,
resulta nula, por haber perdido su condición de propietaria de los citados inmuebles
a la fecha en que celebró el contrato materia de nulidad, tanto más, si en el mismo
contrato materia de nulidad en el presente proceso (fojas treinta y seis y treinta y
siete) los propios codemandados expresan y reconocen que con anterioridad a la
celebración del citado contrato la codemandada Urbanizadora Internacional
Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada ya había vendido en forma
individualizada cada uno de los lotes que resultaron de la habilitación urbana, por
lo que a dicha fecha la citada codemandada no podía efectuar nueva venta sobre
los mismos inmuebles, pues no ostentaba título alguno, esto es, ya no podía
disponer de los citados inmuebles, por lo que las demandadas han hecho uso
abusivo del derecho de contratar, existiendo contravención de normas que
interesan al orden público, como los artículos 168 y 923 del Código Civil, por lo
que se configura la causal prevista en el artículo V del Título Preliminar del Código
Civil.

IV. RAZONAMIENTO DE LA SALA SUPREMA:

1. Que, conforme lo establece el artículo 1122 del Código de Procedimientos


Civiles, el recurso de nulidad se interpone por escrito ante la Sala que ha conocido
del asunto. Este medio impugnatorio, persigue promover y procurar un nuevo
examen de la sentencia y autos del tribunal, tanto desde el punto de vista de la
forma como del fondo. Responde al interés público que toda sentencia del Tribunal
Superior, sea vuelta a examinar por la Corte Suprema tanto en la apreciación de
los hechos como en la aplicación del derecho.

2. Que, como argumentos del recurso de nulidad la demandada sostiene: i) Que, la


sentencia de vista es totalmente errónea e infundada al establecer que el juicio
llamado de rescisión, hoy resolución de contrato haya determinado la nulidad de
las ventas que dicha empresa efectuó con anterioridad a la rescisión y que por tanto,

327
no corresponde declarar la nulidad de la minuta que otorgó Urbanizadora
Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada a favor de la
Asociación de Vivienda Residencial Surco; ii) En la sentencia tampoco se meritua
el proceso concluido sobre mejor derecho de propiedad seguido por los hijos de
Jacinto Huapaya Lescano: Gabriel y Magdalena Huapaya contra la Asociación de
Vivienda Residencial Surco, donde se estableció que los actos celebrados por los
terceros adquirientes no pueden verse afectados por la resolución del contrato de
compraventa declarada judicialmente nula, cuya demanda fue inscrita
preventivamente el veintidós de setiembre de mil novecientos ochenta y ocho, es
decir mucho tiempo después de la adquisición por los terceros adquirientes de los
lotes de terreno materia de la acción de mejor derecho de propiedad entre los años
mil novecientos ochenta y tres y mil novecientos ochenta y cuatro; iii) La sentencia
de vista considera que la sentencia de Rescisión de Contrato se inscribió con
anterioridad al registro de la escritura de compraventa otorgada por Urbanizadora
Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada a favor de los
primigenios compradores representados por la Asociación de Vivienda
Residencial Surco. Refiere que la Asociación de Vivienda Residencial Surco no
fue parte en el proceso de Rescisión de Contrato seguido por Jacinto Huapaya
Lescano contra la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada, ni menos tuvo conocimiento de dicho proceso, más
aun, como es de verse de la Ficha Registral número 317026 de la propiedad
inmueble de Lima, la escritura de transferencia de dominio otorgada por
Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada a
favor de la Asociación de Vivienda Residencial Surco se inscribió en los Registros
Públicos el cinco de junio de mil novecientos noventa y seis, en tanto que el
Testimonio de Rescisión de Contrato de Compraventa seguido por Jacinto
Huapaya Lescano contra la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada se inscribió con posterioridad; consecuentemente, es de
aplicación los principios contenidos en los artículos 2012 y 2013 del Código Civil,
en concordancia con el artículo 1372 del Código Civil; iv) Alega que se ha
incurrido en la inaplicación del artículo 1372 del Código Civil, que establece que
la rescisión o la resolución del contrato no perjudica los derechos adquiridos de
buena fe por los primigenios compradores; v) La sentencia conculca el principio
constitucional de cosa juzgada contenido en el artículo 139 inciso 2 de la
Constitución Política del Perú: “No se puede dejar sin efecto resoluciones que han
adquirido autoridad de cosa juzgada”. Señala que los juicios como el de
Reivindicación, que declaró infundado en todas sus instancias interpuesto por

328
Jacinto Huapaya Lescano contra la Asociación de Vivienda Residencial Surco y el
proceso concluido sobre Mejor Derecho de Propiedad seguido por la Asociación
de Vivienda Residencial Surco y Leoncio Bravo Gamarra contra la Sucesión de
Jacinto Huapaya Lescano y esposos Velezmoro, que se declaró fundada en todas
sus instancias, demuestran que en el juicio de Rescisión de Contrato seguido por
Jacinto Huapaya Lescano contra la Urbanizadora Internacional Sociedad
Comercial de Responsabilidad Limitada de ningún modo afectó los derechos de
los primigenios compradores en vista de que Jacinto Huapaya Lescano transfirió
en venta a la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad
Limitada con las facultades de que esta pudiera lotizar y vender lotes a terceros, es
decir, a los primigenios compradores individuales que después se unieron para
constituir la Asociación de Vivienda Residencial Surco quien demandó el
Otorgamiento de Escritura Pública.

3. Que, estando a los fundamentos del recurso de nulidad, en cuanto al fundamento


de apelación recogido en el apartado i), se tiene acreditado mediante sentencia
recaída en el proceso sobre Rescisión de Contrato respecto de la compraventa de
fecha cinco de setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro, de dos parcelas de
terrenos rústicos de treinta y ocho mil cuatrocientos noventa y dos metros
cuadrados (38,492.00 m2) y de quince mil novecientos noventa y dos metros
cuadrados (15,992.00 m2), que obra de fojas cinco a nueve del Expediente
acompañado número 49523-1997, por el cual se declaró fundada la demanda
interpuesta por Jacinto Huapaya Lescano contra la Urbanizadora Internacional
Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, sentencia que posteriormente
quedó consentida al haber transigido las partes durante el trámite de segunda
instancia1 , decisión que tiene calidad de cosa juzgada; en consecuencia, los
contratos de compraventa antes referidos respecto de los predios rústicos quedaron
resueltos por incumplimiento de pago de la demandada, supuesto que corresponde
al de una Resolución de Contrato (causal sobreviniente a la celebración del
contrato) y no de Rescisión2 , por lo que teniendo en cuenta los efectos que
produce la sentencia que declaró fundada la demanda, de conformidad con artículo
1372 del Código Civil -que señala que los efectos de la sentencia se retrotraen al
momento en que se produce la causal que la motiva-, se concluye que el
incumplimiento de pago de los inmuebles antes citados se dio antes de la
presentación de la demanda de Rescisión de Contrato ingresada el seis de
setiembre de mil novecientos ochenta y cinco, fecha anterior a la compraventa
materia de nulidad, realizada con fecha diez de julio de mil novecientos ochenta y

329
seis; en tal sentido, lejos de haberse ejecutado o no dicha sentencia respecto a la
restitución de las prestaciones, dicho contrato quedó resuelto; por ende, la venta
realizada posteriormente por la codemandada Urbanizadora Internacional
Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, a favor de la demandada
Asociación de Vivienda Residencial Surco, adolece de nulidad, al constituir un
acto contrario a las leyes que interesan al orden público, pues la vendedora dispuso
de bienes inmuebles cuando estos no formaban parte de su esfera patrimonial; es
decir, dispuso de los bienes cuando ya no ostentaba la condición de propietaria; en
consecuencia, la decisión adoptada por las instancias de mérito al señalar que el
acto se encuadra en la causal de nulidad recogida en el artículo V del Título
Preliminar del Código Civil, resulta acorde con una interpretación correcta de la
norma.

4. Que, en lo concerniente al fundamento expuesto en el apartado ii) por el cual


señala que en la sentencia impugnada tampoco se analizó el proceso concluido
sobre Mejor Derecho de Propiedad seguido por los hijos de Jacinto Huapaya
Lescano contra la Asociación de Vivienda Residencial Surco, al respecto debe
precisarse que en el proceso de Mejor Derecho de Propiedad se discute la
titularidad de un bien en el escenario que las contrapartes ostenten título de
propiedad, por lo que el juez debe determinar qué derecho prevalece sobre el otro,
ello en atención a los principios de prioridad, publicidad y tracto sucesivo, mientras
que el proceso de Nulidad de Acto Jurídico se concibe como sanción por la
ausencia o alteración de un elemento constitutivo del acto y porque su objeto
resulta contrario a las normas de carácter público.

5. Siendo así, en el presente proceso se sustancia la validez y eficacia de la


compraventa de fecha diez de julio de mil novecientos ochenta y seis, en tal
contexto, lo resuelto por el juez en la demanda de Mejor Derecho de Propiedad no
resulta vinculante en la decisión final de la presente causa en tanto lo resuelto en
el proceso de Mejor Derecho de Propiedad no reviste de validez el acto jurídico
cuestionado en esta oportunidad, por tanto, no enerva el resultado del proceso. Por
otro lado, si bien como sostiene el impugnante, en dicha sentencia se estableció
que los actos celebrados por los terceros adquirientes no pueden verse afectados
por la resolución del contrato de compraventa declarada judicialmente nula; sin
embargo, la presunción de buena fe registral no resulta oponible al demandante
Asociación de Propietarios de la Urbanización de Surco, toda vez que de la
compraventa realizada mediante Escritura Pública de fecha cinco de setiembre de

330
mil novecientos ochenta y cuatro, que celebraron Jacinto Huapaya Lescano como
vendedor y Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad
Limitada como compradora, se establecieron en sus cláusulas facultades para
efectuar lotización, comercialización y entrega de lotes a efectos de culminar la
habilitación urbana, siendo así, y apreciándose que los demandantes han señalado
haber adquirido dichos lotes con anterioridad a la suscripción del contrato, esto es
entre los años mil novecientos ochenta y tres y mil novecientos ochenta y cuatro,
conforme se acredita de los medios probatorios obrantes de fojas de treinta y nueve
a cuarenta y tres, quienes a su vez obtuvieron certificado de cancelación y entrega
de los inmuebles y que a la fecha ejercen la posesión de dichos lotes de forma
pública, continua y a título de propietarios, afirmaciones que no han sido
contradichas por los demandados; debe concluirse que los compradores
demandados Asociación de Vivienda Residencial Surco pudieron conocer de la
venta de los inmuebles a los anteriores propietarios, pues al momento de su
adquisición estos se encontraban ocupados; por tanto, los argumentos expuestos
deben desestimarse.

6. Que, respecto al fundamento expuesto en el apartado iii) por el cual refiere que
la Asociación de Vivienda Residencial Surco no fue parte en el proceso de
Rescisión de Contrato seguido por Jacinto Huapaya Lescano contra Urbanizadora
Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, vulnerándose su
derecho de defensa, al respecto cabe señalar que al momento de interponerse la
demanda de Rescisión de Contrato (seis de setiembre de mil novecientos ochenta
y cinco) la demandada Asociación de Vivienda Residencial de Surco no ostentaba
derecho de propiedad alguno sobre el bien inmueble objeto de compraventa; por
tanto, no se encontraba legitimada para formar parte de la relación jurídica procesal
en el proceso de Rescisión de Contrato, no apreciándose vulneración alguna de sus
derechos, por lo que dicho argumento de nulidad debe desestimarse.

7. Que, en lo concerniente al punto iv) por el cual sostiene que la Escritura de


Transferencia de Dominio otorgada por Urbanizadora Internacional Sociedad
Comercial de Responsabilidad Limitada a favor de la Asociación de Vivienda
Residencial Surco se inscribió en los Registros Públicos el cinco de junio de mil
novecientos noventa y seis, en tanto que el testimonio de Rescisión de Contrato de
compraventa seguido por Jacinto Huapaya Lescano contra al Urbanizadora
Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada se inscribió con
posterioridad; consecuentemente, es de aplicación los principios contenidos en los

331
artículos 2012 y 2013 del Código Civil, en concordancia con el artículo 1372 del
Código Civil, sobre el particular, tal como se expresó en el considerando cuarto, la
presunción de la buena fe del comprador y su derecho adquirido no resulta
oponible al demandante, por cuanto a la fecha de la compraventa objeto de nulidad,
los predios y lotes ya habían sido transferidos y ocupados por quienes hoy son los
demandantes, por tanto, no basta alegar que se compró de quien era titular registral
para oponer el principio invocado (buena fe subjetiva), en tanto existen otros
aspectos que recaen en el comportamiento del comprador, como es verificar el
estado del bien al momento de la compra, si existió la transferencia del mismo
(buena fe objetiva)3 , para concluir que se actúa de buena fe, por lo que no se
vulnera norma alguna, pues se ciñe a los fundamentos de la demanda y a los medios
probatorios aportados por las partes, ello después de un análisis en conjunto de los
mismos de conformidad con el artículo 337 del Código de Procedimiento Civiles,
que señala que las partes deben probar los hechos que aleguen, excepto aquellos
que se presumen conforme a ley, siendo así, el extremo alegado debe desestimarse.

8. Que, en el punto v) del recurso, el nulidicente sostiene que la sentencia conculca


el principio constitucional de cosa juzgada contenido en el artículo 139 inciso 2 de
la Constitución Política del Perú. Señala que los juicios de Reivindicación, que
declaró infundado en todas sus instancias interpuesto por Jacinto Huapaya Lescano
contra la Asociación de Vivienda Residencial Surco y el proceso concluido sobre
Mejor Derecho de Propiedad seguido por la Asociación de Vivienda Residencial
Surco y Leoncio Bravo Gamarra en contra de la Sucesión Jacinto Huapaya
Lescano y esposos Velezmoro, que se declaró fundada en todas sus instancias,
demuestran que en el juicio de Rescisión de Contrato seguido por Jacinto Huapaya
Lescano contra la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada de ningún modo afectó los derechos de los primigenios
compradores. Al respecto, cabe admitir que la cosa juzgada proscribe que las
autoridades distorsionen el contenido o realicen una interpretación parcializada de
las resoluciones judiciales que hayan adquirido tal cualidad, empero, para que una
autoridad vulnere tal principio ello debe darse en atención a los requisitos que la
norma prescribe, siendo así, el artículo 317 del Código de Procedimiento Civiles,
señala que para que se configure la excepción de cosa juzgada se requiere: “que la
acción y la cosa sean idénticas”, aspecto que no se cumple en el presente caso,
pues la acción ejercitada en el presente proceso, entendida como pretensión, y más
específicamente como la “causa petendi”, no resulta ser idéntica a la ejercitada en
los procesos de Reivindicación y Mejor Derecho de Propiedad que alega el

332
recurrente, de tal manera que el razonamiento expuesto por los demandados resulta
erróneo, consecuentemente, debe desestimarse este fundamento.

9. Que, finalmente, si bien el vendedor primigenio Jacinto Huapaya Lescano


transfirió en venta a la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada con las facultades para que esta pudiera lotizar y vender
lotes a terceros, ello no resulta suficiente para legitimar la venta posterior a favor
de los demandados, pues los contratos de fecha cinco de setiembre de mil
novecientos ochenta y cuatro, quedaron resueltos vía judicial, con pleno
conocimiento de la vendedora, por lo que no podía disponer de un bien cuando no
tenía calidad de propietario, de tal manera que esta Suprema Sala coincide con el
criterio adoptado por la Sala Superior que confirma la sentencia expedida en
primera instancia que declara fundada en parte la demanda de Nulidad de Acto
Jurídico, no apreciándose vicio alguno que anule el juicio o respecto a la aplicación
del derecho.

V.DECISIÓN:

En consecuencia, de conformidad con la norma del artículo 1134 parte final del
Código de Procedimientos Civiles y por las consideraciones expuestas, declararon:
NO HABER NULIDAD en la sentencia de vista de fojas dos mil ciento dieciséis,
de fecha veinte de abril de dos mil dieciséis, expedida por la Segunda Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de Lima, que confirma la sentencia apelada de
fojas mil setecientos treinta y cuatro, de fecha seis de febrero de dos mil catorce,
que declara fundada en parte la demanda de Nulidad de Acto Jurídico; y, en
consecuencia, declara nula la minuta de compraventa suscrita por los demandados
Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada y la
Asociación de Vivienda Residencial Surco, con fecha diez de julo de mil
novecientos ochenta y seis; en los seguidos por la Asociación de Propietarios de la
Urbanización Surco contra la Urbanizadora Internacional Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada y otro, sobre Nulidad de Acto Jurídico; y los
devolvieron.

S.S. CABELLO MATAMALA, CALDERÓN PUERTAS, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

333
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 454-2017, CUSCO

SUMILLA: En el presente caso lo que se cuestiona es el título expedido por un


Organismo Público Descentralizado del Estado, cuya intervención es de naturaleza
administrativa pues es una declaración de una entidad que, en el marco de las
normas de derecho público, está destinada a producir efectos jurídicos sobre los
intereses, obligaciones o derechos de los administrados dentro de una situación
concreta; por consiguiente, la forma de cuestionar dicho acto es el del proceso
contencioso administrativo en cuanto así lo dispone el artículo 3 de la Ley número
27584.

Lima, ocho de junio de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número cuatrocientos cincuenta
y cuatro – dos mil diecisiete, en Audiencia Pública llevada a cabo en la fecha; y
producida la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS

1. La demandante pretende la Nulidad del Acto Jurídico y el instrumento que lo


contiene, consistente en el título de propiedad gratuito expedido por la
Municipalidad Provincial de Quispicanchi, por cuanto el objeto del documento es
física y jurídicamente imposible, su fin es completamente ilícito, existe simulación
absoluta y es contrario a las leyes que interesan el orden público y a las buenas
costumbres; acumulativamente se demanda la nulidad de la inscripción de dicho
acto jurídico ante los Registros Públicos del Cusco. Del mismo modo, contra
Avelino Gonzáles Ventura demanda el pago por Indemnización de Daños y
Perjuicios por la suma no menor de treinta y cinco mil soles (S/35,000.00),
fundamentando en:

a) Alega que, conjuntamente con sus hermanos han sido declarados herederos de
sus padres, conforme al testimonio de sucesión intestada de fecha veintisiete de
abril de dos mil once. Que, su padre Luis Menzala Qquesehuallpa ha llegado a ser

334
propietario, entre otros bienes inmuebles, de la casa ubicada en la calle San Martín
de la ciudad de Andahuaylillas, signado como Lote 8 de la Manzana D2, de una
extensión total de ciento cuarenta y siete puntos sesenta y nueve metros lineales
(147.69 ml). 3.3 Que, dado el grado de confianza que tenía su difunto padre con
su hija Eulogia Menzala Quispe y su conviviente Avelino Gonzáles Ventura es que
le entrega, mediante documento suscrito ante el Juez de Paz del Distrito de
Andahuaylillas, la conducción de sus inmuebles, con fecha veinticuatro de agosto
de mil novecientos noventa y nueve, conservando el derecho de propiedad y
reservándose el derecho a efectuar una división y participación posterior entre sus
hijos.

b) Que, aprovechándose de su condición de hija, es que el demandado y la hermana


de la recurrente (en situación de sumisión y sometimiento por parte de su
conviviente) realizan trámites ante el Organismo de Formalización de la Propiedad
Informal - COFOPRI a fin de obtener el título de propiedad correspondiente en
una campaña de titulación, donde intervenía también la Municipalidad Provincial
de Quispicanchi. Otorgándoseles,

finalmente, el referido documento, el cual fue posteriormente inscrito en Registros


Públicos en la Partida número P31005065. 3.5 Señala que no solo se determina
que el fin sea ilícito, sino también el objeto, en tanto el documento de encargatura
de conducción es física y jurídicamente imposible; asimismo, existe simulación
absoluta por cuanto después de haber llegado a efectuar los trámites ante el
Organismo de Formalización de la Propiedad Informal - COFOPRI respecto a
estos inmuebles, los demandados han llegado a suscribir el documento
denominado Acta de Aclaración relativo al acta de disolución de la unión de hecho
donde, al menos la demandada, llegó a reconocer que estos inmuebles, entre ellos
el de la calle San Martín, es de propiedad de la sucesión hereditaria de Menzala
Quispe.

c) Refiere que existiendo un acto por el cual se encomienda al demandado que


conduzca los inmuebles antes señalados y en especial el ubicado en la calle San
Martin del distrito de Andahuaylillas, y en tanto la conviviente viene a ser la hija
del encomendado, no procede la titulación, por lo que el objeto es física y
jurídicamente imposible, ya que la titulación debería de haberse efectuado a
nombre de sus padres.

335
2. el demandando Avelino Gonzáles Ventura, contesta la demanda alegando:

a) Mediante escrito de fojas ciento veinticuatro, que el demandante no ha indicado


la causal de nulidad, conforme al artículo 219 del Código Civil. Del mismo modo,
no acredita fehacientemente el derecho de propiedad que supuestamente les asiste.

b) Indica que en todo momento ha demostrado buena fe en su actuar, tal es así que
desde antes de obtener la titulación a su favor, esto es, el uno de junio de dos mil
cinco, conjuntamente con su ex conviviente ha presentado en instancia
administrativa la documentación pertinente para dicho efecto. Siendo el inmueble
sub litis de su propiedad, por lo que resultan falsas las imputaciones demandadas.

c) Refiere que la titulación del inmueble se hizo a través de un proceso largo ante
las oficinas del Organismo de Formalización de la Propiedad Informal - COFOPRI
y de la Municipalidad Provincial de Quispicanchi, sin haber existido oposición a
la titulación de parte de la demandante ni de los herederos; por el contrario, su ex
conviviente (heredera) firmó y aceptó los formatos correspondientes, y al
momento de la separación de bienes no objetó que el inmueble se quedaba con el
ahora demandado.

d) De lo antes dicho, resulta de mala fe el actuar de la demandante, el cual no se


condice con la doctrina de los hechos propios, que deriva del principio de que las
personas deben actuar en base al principio de buena fe.

e) Finalmente, precisa que la vía idónea para cuestionar Títulos de Propiedad por
el Organismo de Formalización de la Propiedad Informal - COFOPRI o el PETT
corresponde al proceso Contencioso - Administrativo, por lo que la demanda no
solo debe ser declarada infundada, siendo de plano improcedente. Contestación de
la demanda de la Municipalidad Provincial de Quispicanchi, que señala:

f) Mediante escrito de fojas ciento cuarenta y ocho, el demandado Municipalidad


Provincial de Quispicanchi absuelve la demanda señalando que mediante convenio
de Delegación se delega todo el asesoramiento técnico al Organismo de
Formalización de la Propiedad Informal - COFOPRI a efectos de establecer la
titularidad del predio materia de litigio, por lo que la Municipalidad emplazada no
ostenta ninguna injerencia en el referido proceso de formalización, limitándose

336
sólo a participar en la dación del título registrado de propiedad urbana esto por
existir un convenio de delegación.

g) Se establece que en la causa o fin se produce la conjunción, tanto del aspecto


subjetivo como el objetivo de la causa; por tanto cuando este primer aspecto no se
condice con el Ordenamiento Jurídico y lo vulnera, se habrá configurado una causa
o fin ilícito, que determinará que el acto jurídico resulte nulo. Requisito que en el
presente caso no concurre, ni ha sido determinada por la demandante.

I. RIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de fecha catorce de julio de dos mil dieciséis, se resolvió


declarar fundada la demanda, por ende nulo el acto jurídico y el documento que lo
contiene consistente en el título de propiedad gratuito del predio sub litis, y nulidad
de su inscripción en Registros Públicos; e infundada la Indemnización por Daños
Perjuicios, bajo los siguientes argumentos:

a) Respecto a la causal invocada de fin ilícito se ha acreditado que la parte


demandada conocía que los propietarios del bien materia del presente proceso
fueron Luis Menzala Quesehuallpa y Guadalupe Quispe Choqueccahua, quienes
le encargaron únicamente la administración del inmueble hasta que se divida entre
sus hijos; configurándose un fin no tutelado por el derecho objetivo.

b) Respecto a la pretensión acumulativa de Indemnización de Daños y Perjuicios,


se tiene que no ha sido acreditada; asimismo, no han concurrido los requisitos para
verificar su existencia, como lo son: la antijuricidad, el daño, el nexo de causalidad
y el factor de atribución. Los cuales deben concurrir de forma conjunta por lo que
si uno de los requisitos no llegara a acreditarse no resultaría amparable la solicitud
de pago de Indemnización por Daños y Perjuicios.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

La Sala Superior mediante sentencia de vista de fecha ocho de noviembre de dos


mil dieciséis, resolvió revocar la misma sentencia, en el extremo que declara
fundada la demanda; y reformándola, la declara improcedente, expresando como
argumentos:

337
a) Que, la Cuarta Disposición Transitoria Complementaria y Final del Decreto
Supremo número 039-2000- MTC - Reglamento de Normas que Regulan la
Organización y Funciones de los Órganos de COFOPRI, responsables del
conocimiento y la solución de medios impugnatorios establece: “En aplicación de
lo dispuesto en el artículo 17 del Texto Único Ordenado de la Ley de Promoción
de Acceso a la Propiedad Formal, precisase que una vez expedido el título de
propiedad individual por Comisión de Formalización de la Propiedad Informal, e
inscrito en Registro Predial Urbano será improcedente la interposición de cualquier
acción, pretensión o procedimiento alguno destinado a cuestionar la validez del
referido título e inscripción, y por lo tanto, del derecho de propiedad contenido en
el mismo. Los jueces procederán de oficio o a pedido de parte a declarar
improcedente la demanda, bajo responsabilidad civil, administrativa y penal. En
tal sentido, el interesado que considere vulnerado su derecho con la expedición del
referido título de propiedad por parte de Organismo de Formalización de la
Propiedad Informal, solo podrá solicitar el pago de una Indemnización por Daños
y Perjuicios, la cual será asumida por el titular del derecho inscrito (…).”

IV. RAZONAMIENTO DE LA SALA SUPREMA

1. Que, el recurso de casación tiene como fines esenciales la correcta aplicación e


interpretación del derecho objetivo y la unificación de la jurisprudencia nacional
de la Corte Suprema de Justicia, conforme se señala en el artículo 384 del Código
Procesal Civil.

2. Que, respecto a la causal de infracción normativa, según Monroy Cabra, “Se


entiende por causal (de casación) el motivo que establece la ley para la procedencia
del recurso (...)” A decir de De Pina: “El recurso de casación ha de fundarse en
motivos previamente señalados en la ley. Puede interponerse por infracción de ley
o por quebrantamiento de forma. Los motivos de casación por infracción de ley se
refieren a la violación en el fallo de leyes que debieran aplicarse al caso, a la falta
de congruencia de la resolución judicial con las pretensiones deducidas por las
partes, a la falta de competencia etc.; los motivos de la casación por
quebrantamiento de forma afectan (….) a infracciones en el procedimiento”. En
ese sentido Escobar Forno, señala: “Es cierto que todas las causales suponen una
violación de ley, pero esta violación puede darse en la forma o en el fondo”.

338
3. Que, se ha declarado procedente el recurso de casación por las causales de
infracción normativa procesal y material. Teniendo en cuenta ello, es de advertirse
que conforme lo dispone el artículo 396 del Código Procesal Civil, cuando se
declara fundado el recurso de casación por vulneraciones a las normas que
garantizan el debido proceso o las infracciones de las formas esenciales para la
eficacia y validez de los actos procesales en todos los supuestos se debe devolver
el proceso a la instancia inferior para que emita una nuevo fallo, mientras que si se
declara fundado el recurso por las otras causales contempladas en el artículo 386
del Código Procesal Civil, la Sala Suprema actuando en sede de instancia deberá
resolver el conflicto según su naturaleza. Es por ello, que la revisión de las causales
por las que ha sido declarado procedente el recurso de casación debe comenzar por
el análisis de la alegación de vulneración a las normas que garantizan el derecho a
un debido proceso.

4. Que, respecto a los errores in procedendo, este Supremo Colegiado ha


considerado pertinente verificar si ha existido contravención de las normas que
garantizan el debido proceso y la motivación de las resoluciones.

5. Que, la causal de la infracción normativa procesal materia de análisis se


configura, entre otros supuestos, en los casos en los que en el desarrollo del
proceso, no se han respetado los derechos procesales de las partes, se han obviado
o alterado actos de procedimiento o si la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva
y/o el órgano jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o lo hace en forma
incoherente, en clara trasgresión de la normatividad vigente y de los estadios
superlativos del procedimiento.

6. Que, el principio denominado motivación de los fallos judiciales, constituye un


valor jurídico que rebasa el interés de los justiciables por cuanto se fundamenta en
principios de orden jurídico, pues la declaración del derecho en un caso concreto,
es una facultad del Juzgador que por imperio del artículo 138 de la Constitución
Política del Perú, impone una exigencia social de que la comunidad sienta como
un valor jurídico, denominado, fundamentación o motivación de la sentencia; el
mismo que se encuentra consagrado en el artículo 139 inciso 5 de la Constitución
Política del Perú, concordante con el artículo 12 del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial e incisos 3 y 4 del artículo 122 y 50 inciso 6 del
Código Procesal Civil.

339
7. Que, el principio de la motivación de los fallos judiciales constituye una
exigencia que está regulada como garantía constitucional, consagrada en el artículo
139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú, el cual asegura la publicidad de
las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus sentencias, ella
resguarda a los particulares y a la colectividad de las decisiones arbitrarias de los
jueces, quienes de este modo no pueden ampararse en imprecisiones subjetivas ni
decir las causas a capricho, sino que están obligados a enunciar las pruebas en que
sostienen sus juicios y a valorarlas racionalmente; en tal sentido, la falta de
motivación no puede consistir, simplemente, en que el juzgador no exponga la
línea de razonamiento que lo determina a decidir la controversia, sino también en
no ponderar los elementos introducidos en el proceso de acuerdo con el sistema
legal, es decir, no justificar suficientemente la parte resolutiva de la sentencia a fin
de legitimarla. Sobre el particular, el Tribunal Constitucional señala que “el
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del
justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones
judiciales no se encuentren justificados en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se
deriven del caso”.

8. Que, a su vez, el principio precedente de motivación de los fallos judiciales tiene


como vicio procesal dos manifestaciones: i) La falta de motivación; y, ii) La
defectuosa motivación, la cual a su vez se divide en tres agravios procesales: a)
Motivación aparente; b) Motivación insuficiente; y, c) Motivación defectuosa en
sentido estricto; en ese sentido y coincidiendo con la doctrina, la motivación
aparente se da cuando la decisión se basa en pruebas no actuadas o en hechos no
ocurridos; la motivación insuficiente, que se presenta cuando vulnera el principio
de la razón suficiente y la motivación defectuosa, se presenta cuando el
razonamiento del Juez viola los principios lógicos y las reglas de la experiencia.

9. Que, el derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva, es aquel que tiene toda


persona sea natural o jurídica a ser parte de un proceso, no se trata de un derecho
incondicional, sino que se requiere el cumplimiento de los requisitos establecidos
en la norma; proceso en el que deberá recibir respuestas motivadas a sus
pretensiones o alegaciones. Tal como lo ha precisado esta Suprema Corte en la
Casación 1635-2008-Lima: “El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es un
atributo subjetivo que comprende una serie de derechos entre los que destacan el
acceso a la justicia, es decir, el derecho de cualquier justiciable de promover la

340
actividad jurisdiccional del Estado, sin que se obstruya, impida o disuada
irrazonablemente; también comprende el derecho a la efectividad de las
resoluciones judiciales (…)”.

10. Que, de la revisión de la recurrida se advierte que la Sala de Mérito, resuelve


la improcedencia de la demanda, señalando como fundamento principal que en
aplicación del artículo 17 del Texto Único Ordenado de la Ley de Promoción del
Acceso a la Propiedad informal, aprobado por el Decreto Supremo número 009-
99-MTC, las reclamaciones e impugnaciones correspondientes se dirigirán contra
el titular inscrito y de ser amparadas únicamente darán lugar a una indemnización;
es decir, de manera tácita sustenta que una inscripción registral ante el Organismo
de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, no puede ser declarada
nula sino que, únicamente podría dar lugar a una indemnización.

11. Que, sobre el particular, cabe mencionar que contrariamente a lo expuesto por
la Sala Superior, la Cuarta Disposición Transitoria, Complementaria y Final del
Decreto Supremo número 039-2009- MTC ha sido expulsada del ordenamiento
legal, en virtud de una Acción Popular, Expediente número 1285-2006 de fecha
once de mayo de dos mil siete, por lo que la Sala de Mérito habría vulnerado el
deber de motivación de las resoluciones judiciales así como la tutela judicial
efectiva al incurrir en motivación aparente, no obstante ello, este Tribunal
Supremo considera pertinente señalar que en el presente caso lo que se cuestiona
es el título expedido por un Organismo Público Descentralizado del Estado, cuya
intervención es de naturaleza administrativa pues es una declaración emitida por
una entidad que, en el marco de las normas de derecho público, está destinada a
producir efectos jurídicos sobre los intereses, obligaciones o derechos de los
administrados dentro de una situación concreta; por consiguiente, la forma de
cuestionar dicho acto es el del proceso contencioso administrativo en cuanto así lo
dispone el artículo 3 de la Ley número 27584.

12. Que, en esa perspectiva, si bien se ha expedido pronunciamiento inhibitorio,


estando a que lo pretendido es la nulidad de acto administrativo, su impugnación
corresponde efectuarse en la vía contencioso administrativa bajo las normas que
regulan la actividad del Organismo de Formalización de la Propiedad Informal -
COFOPRI y lo dispuesto en el artículo 10 de la Ley del Proceso Contencioso
Administrativo, debiendo reconducir los presentes autos al Juzgado Contencioso
Administrativo competente para el conocimiento de los autos.

341
13. Que, en cuanto a las infracciones materiales denunciadas referidas a la
inaplicación de los incisos 3, 4, 5 y 8 del artículo 219 del Código Civil, esta Sala
Suprema considera que las mismas deben desestimarse, en tanto la Sala superior
ha expedido un pronunciamiento inhibitorio, sin pronunciamiento sobre el fondo
de la controversia, y que la controversia corresponde ser dilucidada en la vía
contenciosa administrativa, consecuentemente el recurso deviene en infundado,
debiendo procederse con arreglo a lo establecido en los considerandos precedentes.

V. DECISIÓN:

Estando a las consideraciones expuestas y de conformidad con los artículos 12 del


Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial y 397 del Código
Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Bernardina Sebastiana


Menzala Quispe de Atoccza a fojas quinientos seis; en consecuencia, NO
CASARON la sentencia de vista de fojas cuatrocientos noventa y cuatro, de fecha
ocho de noviembre de dos mil dieciséis, emitida por la Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Cusco; DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos
por Bernardina Sebastiana Menzala Quispe de Atoccza contra el Organismo de
Formalización de la Propiedad Informal - COFOPRI y otros, sobre Nulidad de
Acto Jurídico; y los devolvieron.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, CALDERÓN PUERTAS,


ORDÓÑEZ ALCÁNTARA, CÉSPEDES CABALA

342
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL SUPREMA

CAS. 1806-2017, LIMA NORTE

SUMILLA: El predio sub litis es de propiedad del demandante al haberlo


adquirido en calidad de asociado y pagando el precio acordado por las partes
contratantes; por lo que, el acto de transferencia efectuado por la Asociación
demandada con el codemandado persigue una finalidad ilícita, contraria a ley y al
orden público; desconociendo el derecho constitucional de la propiedad del actor;
ergo, es de concluir que lo resuelto por el Superior Colegiado no infracciona las
normas contenidas en el artículo 219 incisos 3 y 4 del Código Civil.

Lima, nueve de julio de dos mil dieciocho.

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA; con el acompañado; vista en audiencia en la presente fecha
la causa número mil ochocientos seis - dos mil diecisiete; y, producida la votación
conforme a ley, se procede a emitir la siguiente sentencia:

I. MATERIA DEL RECURSO

Se trata del recurso de casación interpuesto por Máximo Raúl Menacho Valverde
y Dalmira Capillo Ponte de Menacho a fojas seiscientos cincuenta y cinco, contra
la sentencia de vista de fojas seiscientos veintiuno, de fecha once de noviembre de
dos mil dieciséis, emitida por la Sala Civil Transitoria la Corte Superior de Justicia
de Lima Norte, que confirmó la sentencia apelada de fojas cuatrocientos treinta y
uno, de fecha cinco de junio de dos mil quince, que declaró fundada la demanda
de nulidad de acto jurídico.

II. FUNDAMENTOS DEL RECURSO

1. Esta Sala Suprema Civil Transitoria mediante Resolución de fecha dieciocho de


julio de dos mil diecisiete declaró la procedencia del recurso de casación por las
siguientes causales:

343
a) Infracción normativa de derecho material por aplicación indebida del
artículo 219 incisos 3 y 4 del Código Civil, y por inaplicación de los artículos
8 de la Ley número 13500 y 10.02 de su Reglamento, aprobado por el Decreto
Supremo número 131 – H del diecisiete de julio de mil novecientos sesenta y
cuatro: La Asociación codemandada se encontraba legalmente investida de las
facultades para rescindir administrativamente los contratos celebrados con sus
asociados cuando ellos incurrieran en las causales prescritas en su normativa
especial acotada y en su Estatuto Social. Habiendo sido rescindida la adjudicación
del lote de terreno materia de autos mediante la Resolución número 002-83-
APVSL/CA, dicho lote de terreno revirtió legalmente al dominio de la Asociación
demandada, la cual le transmitió la posesión, previa calificación para ser admitido
como miembro asociado, por lo que su posesión es legítima, pacífica, pública y
continua, como propietario desde hace más de treinta y tres años, por lo tanto, no
es justo ni arreglado a derecho que en la sentencia se diga que es invasor y de mala
fe;

b) Infracción de los artículos 50 inciso 6 y 122 incisos 3 y 4 del Código Procesal


Civil: a) La sentencia contiene una motivación aparente, pues, no hay una
explicación lógica o sustento que lleve a determinar la nulidad del acto jurídico y
la mala fe de la parte demandada. La Sala Superior tiene un criterio parcial de la
Resolución del Consejo de Administración número 002-83-APVSL/CA, en cuya
parte considerativa se aprecian los fundamentos de hecho y de derecho por los que
se rescinde la adjudicación a favor del demandante. Siendo así, mal hace el Ad
quem al negarle validez a la rescisión del Contrato de Adjudicación a favor de la
parte demandante, sin fundamento alguno; b) La parte demandante presenta un
comprobante de adjudicación de lote de terreno de acuerdo al Sorteo número 4993,
respecto del lote sub materia, el cual tiene la calidad de un documento provisional.
En su contestación la Asociación señala que no habiendo cumplido dentro de los
plazos concedidos con firmar junto a los otros socios los contratos individuales
con préstamo hipotecario y con otras obligaciones, se resolvió mediante la
Resolución número 002-83-APVSL/SA excluir al demandante y rescindir la
adjudicación de lote de terreno sub materia, quedando revertido al dominio de la
Asociación demandada para poder ser readjudicado a otros asociados que reúnan
los requisitos legales. Sin embargo, dicho comprobante que fue provisional,
condicionado y posteriormente declarado nulo ha sido considerado erróneamente
por la Sala Superior como título de adquisición de propiedad del demandante; c)
La sentencia de vista se pronuncia sobre un punto no controvertido ni sometido a

344
prueba referente a la accesión industrial de mala fe; y d) La sentencia de vista da
mérito probatorio al informe de un abogado y la Resolución número 001-2008,
soslayando la Resolución del Consejo de Administración de la Asociación número
CA-1-2009, mediante la cual se deja sin efecto la Resolución número 001- 2008 y
consiguientemente el referido informe del letrado. Esto es, que para la Sala
Superior un simple informe de un letrado desprevenido, tiene mayor valor
probatorio que una Resolución del Consejo de Administración de la codemandada
Asociación que desestimó el referido informe.

2. Debemos indicar que la "Casación" es un recurso impugnativo extraordinario


cuya finalidad es la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la
uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia1 ,
conforme lo previsto por el artículo 384° del Código Procesal Civil, modificado
por la Ley N° 293642 ; por tanto, resulta importante además destacar que el recurso
de Casación no tiene por finalidad el reexamen del proceso, como tampoco la
revaloración de los medios probatorios. En resumen, los fines de la casación, según
se desprende del artículo procesal citado, es la nomofilaquia, la predictibilidad, la
dikelogia, y la Hermenéutica jurídica.

3. Habiéndose admitido a trámite el Recurso de Casación por causal procesal, la


misma que de sus fundamentos cuestiona la falta de motivación de las
resoluciones, sobre el particular, debe señalarse que sobre el deber de motivación,
el Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la Constitución, ha señalado lo
siguiente: "(...) el derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que
los jueces, al resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas
que los llevan a tomar una determinada decisión (...) El derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial y garantiza quejas resoluciones no se encuentren justificadas
en el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el
ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso".

4. De la misma manera en la sentencia emitida en el expediente número 04348-


2005- AA/TC, el citado Tribunal sostiene que el contenido constitucional del
derecho a la motivación de resoluciones judiciales se respeta, prima facie, siempre
que exista: "a) fundamentación jurídica, que no implica la sola mención de las
normas a aplicar al caso, sino la explicación y justificación de porqué tal caso se
encuentra o no dentro de los supuestos que contemplan tales normas; b)

345
congruencia entre lo pedido y lo resuelto, que implica la manifestación de los
argumentos que expresaran la conformidad entre los pronunciamientos del fallo y
las pretensiones formuladas por las partes; y c) que por sí mismas exprese una
suficiente justificación de la decisión adoptada aun si esta es breve o concisa, o se
presenta el supuesto de motivación por remisión".

5. Ahora, ingresando específicamente al fundamento del recurso de Casación en


lo concerniente a la causal por vicio in procedendo, se acusa a la Sala Superior de
contravención a las normas que garantizan el derecho a un debido proceso por
presentar una motivación aparente, contraponiéndose al principio de la debida
motivación legal, puesto que la sentencia contiene una motivación aparente, pues,
no hay una explicación lógica o sustento que lleve a determinar la nulidad del acto
jurídico y la mala fe de la parte demandada. La Sala Superior tiene un criterio
parcial de la resolución del consejo de administración número 002-83-APVSL/CA,
en cuya parte considerativa se aprecian los fundamentos de hecho y de derecho por
los que se rescinde la adjudicación a favor del demandante. Siendo así, mal hace
el Ad quem al negarle validez a la rescisión del contrato de adjudicación a favor
de la parte demandante sin fundamento alguno.

6. Que, las instancias de mérito han estimado la demanda concluyendo que se ha


configurado causal de nulidad de acto jurídico de la escritura pública número 009
del uno de febrero de dos mil diez, con el fundamento (la razón suficiente la regla
o principio recogida como fundamento) que en autos corre a fojas cuarenta y nueve
la constancia de la adjudicación en mención que fue efectuada mediante sorteo con
intervención de notario público en el año de mil novecientos setenta y seis; acto
que importa la transferencia del predio, en la medida que el asociado cumplió con
pagar el precio convenido, según es de ver de los depósitos de sumas de dinero por
la compra del lote de terreno y, las copias de las letras de cambio que aceptó el
socio y los canceló a la asociación, instrumentos que obran de fojas cincuenta y
uno a sesenta y seis de autos. Además si bien es cierto que el citado asociado (hoy
accionante) fue excluido de la asociación mediante Resolución de Consejo de
Administración número 002-83-APVSL/ CA de fecha dieciocho de febrero de mil
novecientos ochenta y tres, resolución donde también fue rescindida la
adjudicación del lote de terreno; sin embargo tal rescisión no puede surtir efecto
jurídico alguno, si se ha tenido como fundamento la exclusión del accionante como
socio (de fojas ciento cuarenta a ciento cuarenta y dos); prevaleciendo en este caso
su derecho a la propiedad reconocido como derecho fundamental en la

346
Constitución Política del Perú. En consecuencia, la asociación en mención desde
el momento en que adjudicó el lote de terreno a favor de Víctor Ayala Martínez
(fojas setenta y tres), dejó de ser propietaria, en vista que no existe ninguna
cláusula que advierta alguna reserva de propiedad por parte de la asociación
demandada para con el accionante; por lo tanto, no estaba facultada para efectuar
tal rescisión de manera unilateral, menos aun alegando que el accionante ya no era
parte de la asociación.

7. Asimismo, respecto al argumento que las instancias de mérito han afectado el


debido proceso al considerar que la sentencia de vista se pronuncia sobre un punto
no controvertido ni sometido a prueba referente a la accesión industrial de mala fe,
dado que el tratamiento procesal es diferente para una y otra denuncia. A su vez
sostiene que mal hace el Ad quem al negarle validez a la rescisión del contrato de
adjudicación a favor de la parte demandante sin fundamento alguno lo que
evidenciaría una motivación insuficiente, aserto éste que deviene en inasible, toda
vez que en el fondo se estaría reclamando que no ha existido una tutela judicial
efectiva, pero este derecho se define o conceptúa como uno dirigido a la obtención
de una resolución judicial fundada, sin incluirse en él un derecho al acierto de los
órganos jurisdiccionales en la aplicación o interpretación de la legalidad; en
consecuencia, cuando se analiza la debida motivación no se ingresa a cuestionar si
una norma fue bien o mal interpretada o aplicada o lo relativo a medios probatorios,
sino si es que el juzgador ha sustentado las razones por cuales considera que esa o
esas normas legales deben sustentar su fallo, por lo que su pertinencia o no en el
caso concreto será materia de análisis en las otras denuncias casatorias.

8. Ahora bien, en lo referente de la aplicación indebida del artículo 219 incisos 3


y 4 del Código Civil, y por inaplicación de los artículos 8 de la Ley número 13500
y 10.02 de su Reglamento, aprobado por el Decreto Supremo número 131 – H del
diecisiete de julio de mil novecientos sesenta y cuatro. Analizada la sentencia de
vista, la ratio decidendi descansa en que el accionante cuenta con la constancia de
la adjudicación otorgada por la asociación codemandada, la cual fue efectuada
mediante sorteo con intervención de Notario Público en el año de mil novecientos
setenta y seis, lo que importa per se la transferencia del predio sub materia, en la
medida que el asociado actor cumplió con pagar el precio convenido, según es de
ver de los depósitos de sumas de dinero por la compra del lote de terreno y las
copias de las letras de cambio que aceptó el socio y los canceló a la asociación,
instrumentos que obran de fojas cincuenta y uno a sesenta y seis de autos.

347
9. Asimismo, la recurrida halla sustento en las actuaciones del proceso, pues según
el proceso sobre otorgamiento de escritura pública (fojas setenta y uno a setenta y
dos), el actor obtuvo sentencia estimatoria, sin embargo, esta no puedo ejecutarse
por cuanto meses antes de su ejecución e inscripción en registro público, la
asociación codemandada ya había transferido (a su nombre) el inmueble sub litis
inmueble denominado lote número 22 de la Manzana. P-3 de la urbanización Santa
Luzmila – distrito de Comas a la sociedad conyugal conformada por Máximo Raúl
Menacho Valverde y Dalmira Capillo Ponte de Menacho, lo que demuestra que
los demandados tuvieron pleno conocimiento del reclamo que ejercía el actor
Víctor Ayala Martínez respecto del derecho propiedad, sin embargo, los
demandados lograron celebrar una compraventa posterior (antes de la ejecución de
sentencia).

10. Como puede verse, el predio que nos ocupa prima facie es de propiedad del
actor, pues este perteneció en un primer momento a la Asociación Pro-Vivienda
Santa Luzmila en calidad de asociado, quien le adjudico el predio conforme se
aprecia de la constancia de adjudicación, la cual fue efectuada mediante sorteo con
intervención de Notario Público en el año mil novecientos setenta y seis; acto
jurídico que importa la transferencia del predio vía compraventa (derivada), en la
medida que el asociado cumplió con pagar el precio convenido, según es de ver de
los depósitos de sumas de dinero por la compra del lote de terreno y, las copias de
las letras de cambio que aceptó el socio y los canceló a la asociación, instrumentos
que obran de fojas cincuenta y uno a sesenta y seis de autos; medios probatorios
que fueron merituados por el Colegiado Superior para sustentar su decisión.

11. A lo expuesto cabe acotar que, la sentencia expedida por el A quo (confirmada
por la recurrida) se señala que en el año dos mil ocho y el dieciséis de febrero de
dos mil nueve le fueron alcanzados informes de carácter legal a la asociación
demandada, informes donde se puntualizó que los asociados excluidos no pierden
la propiedad del inmueble, que queda incólume, por estar garantizado por el
Estado, conforme lo consagrado en las constituciones políticas de mil novecientos
setenta y nueve y mil novecientos noventa y tres. Los mismos que en su momento
sirvieron para que la propia asociación demandada reconozca su derecho y se
declare fundada la demanda de otorgamiento de escritura pública (fojas sesenta y
ocho a setenta). En consecuencia, el argumento de las instancias de mérito se
encuentra arreglada a ley y a derecho habiendo aplicado correctamente la normas

348
materiales en el presente caso, por cuanto señala que la asociación en mención
desde el momento en que le adjudicó el lote de terreno a favor del actor Víctor
Ayala Martínez (fojas setenta y cuatro), dejó de ser propietaria, en vista que no
existe ninguna cláusula que advierta alguna reserva de propiedad por parte de la
asociación demandada para con el accionante; por lo tanto no estaba facultada para
efectuar tal rescisión de manera unilateral, menos aun alegando que el accionante
ya no era parte de la asociación.

12. Así las cosas, y estando a que el predio sub litis es de propiedad del
demandante, es de inferir que el acto jurídico materia de nulidad deviene en nulo,
por cuanto el acto de transferencia efectuado por los codemandados persigue una
finalidad ilícita, contraria a ley y al orden público; desconociendo el derecho
constitucional de la propiedad del actor; ergo, es de concluir que lo resuelto por el
Superior Colegiado no infracciona las normas contenidas en el artículo 219 incisos
3 y 4 del Código Civil, y los artículos 8 de la Ley número 13500 y 10.02 de su
Reglamento, aprobado por el Decreto Supremo número 131 – H, que regula
normas estatutarias; razón por el cual no cabe amparar el recurso de casación
interpuesto por los recurrentes.

V. DECISIÓN:

Por las consideraciones expuestas y de conformidad con el artículo 397 del Código
Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Máximo Raúl Menacho


Valverde y Dalmira Capillo Ponte de Menacho; en consecuencia NO CASARON
la sentencia de vista de fojas seiscientos veintiuno, de fecha once de noviembre de
dos mil dieciséis, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Superior de
Justicia de Lima Norte, que confirmó la sentencia apelada de fojas cuatrocientos
treinta y uno, de fecha cinco de junio de dos mil quince, que declaró fundada la
demanda; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario
Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; y los devolvieron.

S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

349
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4323-2016, MOQUEGUA

SUMILLA: Está acreditado que los demandados compradores extra


registralmente sabían que el bien inmueble que adquirieron no era de los presuntos
herederos, no cumpliendo así con los requisitos de la buena fe registral. Asimismo,
se concluyó con relación al título para enajenar invocado por la demandada, si bien
mediante sentencia se estableció la declaración de sucesores del causante, también
lo es que esta, ha sido declarada nula por sentencia judicial, consecuentemente la
autorización para enajenar bienes de menores deviene en ineficaz; por lo que debe
restituirse el bien. Artículo 122 del Código Procesal Civil.

Lima, cinco de abril de dos mil dieciocho.

SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA: Con los acompañados, visto en audiencia pública, después
de revisar el recurso de casación con registro número 4323-2016-Moquegua,
emitida la votación de los jueces de la Suprema Sala conforme a la Ley orgánica
del Poder Judicial.

I. Hechos:

1. Los demandantes Edwin Ower Mendoza Manchego y Eusebia Soledad


Mendoza manchego, demandan nulidad y desalojo fundamentando su demanda,
en lo siguiente:

a) Mediante Escritura Pública de fecha 23 de febrero de 1996, Julia Nelly


Pomareda Olivera en representación de sus menores hijos Jimmy Augusto
Mendoza Pomareda, Cristian Martín Mendoza Pomareda y Roy Tito Mendoza
Pomareda, procedió a vender y enajenar el inmueble urbano ubicado en la Avenida
Balta N° 620 de la ciudad de Moquegua, el mismo que cuenta con una extensión
superficial de ciento veinte metros cuadrados, todo ello a favor de los
compradores-codemandados Juan Quispe Ccallisana y Aurora Flores Vilca.

350
b) La venta celebrada entre los demandados se realizó a sabiendas de que existía
un proceso sobre Otorgamiento de Escritura Pública, recaído en el expediente N°
501-93, de fecha 24 de enero de 1996, en el cual la demandada Julia Pomareda
tenía la condición de curadora procesal, agrega también que el mencionado
proceso en ejecución de sentencia de vista se aprobó la minuta, por lo que se le
otorgó la propiedad del inmueble urbano de la Avenida Balta esquina con Callao,
y que al momento de la presentación de los partes dobles para la traslación de
dominio la Oficina Registral le denegó dicha inscripción, puesto que los
demandados adquirientes ya habían registrado la traslación de dominio, hechos
que evidencian el carácter ilícito de los demandados.

c) Con fecha 13 de febrero de 1996, se les cursó carta notarial a efectos de que
desocupen el bien inmueble materia de litis, así como los alcances del estado del
proceso judicial sobre Otorgamiento de Escritura Pública y que pese a ello los
demandados Juan Quispe Ccallisana y Aurora Flores Vilca de mala fe procedieron
a la suscripción de la escritura de compraventa, haciendo caso omiso a la carta
notarial cursada.

d) A través del expediente N° 384-94 sobre nulidad de sentencia de sucesión


intestada y nulidad de la inscripción de los asientos registrales se declaró fundada
la demanda y en consecuencia nula la sentencia que declaraba como herederos de
quien en vida fue Hugo Tolomeo Mendoza Vargas.

2. El demandado Juan Quispe Callisana, contesta la demanda y sostiene lo


siguiente:

a) Los demandantes no son propietarios del inmueble materia de litis, toda vez que
no han logrado acreditar la titularidad del inmueble. Y, que, a través del proceso
N° 501-93 sobre otorgamiento de escritura pública se encuentra en trámite, más
aún si se tiene en cuenta que el documento por el cual señala ser propietario es
cuestionado judicialmente sobre falsificación de firma de su vendedor (padre de
los demandantes).

b) Adquirió la propiedad de buena fe y con fe registral, sin tener conocimiento que


el inmueble tenía procesos judiciales pendientes.

351
3. La demandada doña Julia Nelly Pomadera Olivera, procede a contestar la
demanda, fundamentando en:

a) Antes de efectuar la celebración de compra venta con los demandados ha


realizado la declaratoria de herederos de don Hugo Tolomeo Mendoza Vargas,
expidiéndose así sentencia fundada, la misma que ha quedado consentida e inscrita
en la Oficina Registral y que posteriormente por el estado de necesidad de sus
menores hijos se vio obligada a realizar la venta del inmueble materia de litis, para
lo cual solicitó autorización judicial, la misma que le fue concedida, celebrando
así la compra venta a favor de sus codemandados, las mismas que fueron hechas
de buena fe sin que exista ánimo de querer perjudicar a los demandantes.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de fecha 31 de julio de 2015, declaran fundada en parte la


demanda de nulidad de acto jurídico respecto a la compraventa efectuada entre los
demandados el 23 de febrero de 1996 así como la reivindicación y desalojo del
bien inmueble; e infundada la demanda en cuanto al pago de indemnización por
daños y perjuicios, al considerar lo siguiente:

a) Teniendo a la vista el expediente número 501-93-CI, sobre otorgamiento de


escritura pública, seguido por los demandantes Edwin Ower Mendoza Manchego
y Eusebia Soledad Mendoza Manchego, en contra de los demandados Juan Quispe
Ccallisana, Aurora Flores Vilca y Julia Nelly Pomareda Olivera -conforme obra
de la minuta de compra venta de fecha 21 de octubre de 1983- se tiene que Hugo
Mendoza Vargas (padre de los demandantes) celebró contrato de compra venta del
bien sublitis, documento que si bien ha sido cuestionado por Julia Nelly Pomadera
Olivera, cierto es que de dicho proceso judicial se tiene la Resolución número 212
recaída en la Sentencia de Primera Instancia que declaró fundada la demanda, la
misma que fue confirmada por Sentencia de Vista el 11 de septiembre de 2011,
habiendo la Corte Suprema declarado improcedente el recurso de casación
interpuesto por Juan Quispe Ccallisana, por lo que la transferencia se ha efectuado
de acuerdo al ordenamiento jurídico, es decir hubo una manifestación de voluntad
de ambas partes, de una de dar en venta dicho bien inmueble y de la otra adquirir
dicho bien, otorgando una suma de dinero a cambio, conforme así lo preceptúa el
artículo 140 del Código Civil, máxime si el aludido proceso se encuentra en etapa
de ejecución para el otorgamiento de Escritura Pública correspondiente, como así

352
se ve ordenado en la Resolución N° 234 de fojas 1178, del expediente número 501-
1993-CI.

b) El 23 de febrero de 1996 Julia Nelly Pomareda Olivera en representación de sus


tres menores hijos Jimmy Augusto Mendoza Pomareda, Cristian Martín Mendoza
Pomareda y Roy Tito Mendoza Pomareda celebró contrato de compra venta con
los demandados Juan Quispe Ccallisana, Aurora Flores Vilca, minuta que fue
elevada a escritura pública e inscrita en registros públicos conforme así obra de
folios 944 (Tomo III).

c) En el proceso seguido en el Expediente N° 365-95, se autorizó a Julia Nelly


Pomadera Olivera para que la misma disponga de los bienes de sus hijos, los
mismos que fueron declarados herederos universales conforme obra de folios 182;
sin embargo debe precisarse que la celebración efectuada por los demandados
padece de nulidad toda vez que los demandantes ya eran dueños del bien inmueble
materia de litis, máxime si conforme así se estableció en el expediente N° 384-94
(Acompañado), donde se emitió la Sentencia de hojas 107 a 112, se declaró
fundada la demanda y nula la sentencia de declaratoria de herederos efectuada por
la demandada-vendedora, quedando así que los herederos del causante Hugo
Tolomeo Mendoza Vargas son cinco y no tres como se pretendió en un inicio.

d) De lo esgrimido en los puntos precedentes se tiene que Julia Nelly Pomareda


Olivera no debió vender algo que ya no le correspondía, por no ser parte de su
propiedad, es decir de la masa hereditaria del causante Hugo Tolomeo Mendoza
Vargas, porque los demandantes con mucha más anterioridad ya gozaban de su
derecho de propiedad.

e) Ahora bien, en lo que se refiere a los procesos de sucesión intestada, no es


posible emitir pronunciamiento alguno, toda vez que el presente trata de nulidad
de acto jurídico y que los demandantes no pretenden la nulidad de acto jurídico en
forma de coherederos sino en la calidad de propietarios, tal es así que el documento
presentado por los demandantes resulta válido (minuta de compra venta); aunado
a ello se evidencia el mal actuar de Julia Nelly Pomadera Olivera por cuanto se ha
demostrado que la misma tenía pleno conocimiento que se venía ventilando un
proceso sobre nulidad de sucesión intestada y nulidad de la inscripción registral,
conforme así lo acredita la carta notarial de fecha 17 de febrero de 1996 que le fue
enviada por Edwin Ower Mendoza Manchego, y que pese a saber que dicho bien

353
inmueble materia de litis se encontraba en disputa, procedió a venderlo a los
esposos demandados a sabiendas que éste no formaba parte de la masa hereditaria
del causante.

f) Sobre la causal de nulidad de objeto física o jurídicamente imposible, de autos


se tiene que: 1) mediante la minuta de 23 de octubre de 1983, Hugo Tolomeo
Mendoza Vargas en su calidad de propietario del bien sublitis, otorgó en compra
venta el mismo a sus hijos y Julia Nelly Pomareda Olivera a sabiendas que su
conviviente padre de sus tres hijos tenía otros dos hijos, inició proceso de
declaratoria de herederos en la ciudad de Ilo, logrando que se declare como
herederos universales a los mismos, mediante Sentencia de emitida en el
Expediente 160-94 sobre Sucesión Intestada y una vez logrado dicho objetivo
inició otro proceso: Expediente N° 356- 95 (Acompañado) sobre autorización para
disponer bienes de menores, para poder disponer de los bienes de sus menores
hijos, autorización recaída mediante Sentencia de fecha 08 de enero de 1996 del
citado Expediente, que le sirvió para celebrar el contrato de compra venta con los
demandados-compradores, todo esto valga la redundancia, pese a las reiteradas
cartas notariales que le fueron cursadas por el demandante Edwin Ower Mendoza
Manchego, en las que se le indica que el bien que quiere disponer ya no forma
parte de la masa hereditaria del causante, siendo así dicha venta es jurídicamente
imposible.

g) En lo que se refiere a la causal de fin ilícito ha quedado acreditado que la


demandada Julia Nelly Pomareda Olivera ha efectuado la transferencia del bien
inmueble materia de litis teniendo conocimiento que el citado bien no formaba
parte de la masa hereditaria del causante, por lo que no contaba con la facultades
para realizar dicha transferencia esto en razón de que la última transferencia
realizada por los demandados no estaría dentro del marco legal jurídico.

h) Por lo que, el acto jurídico celebrado entre los codemandados no puede ser
objeto de protección jurídica puesto que en su celebración y realización no han
concurrido los presupuestos, requisitos y elementos para la estructuración de un
acto válido, toda vez que se encuentra incursa en las causales de nulidad de:
imposibilidad jurídica y fin ilícito que en ella se contiene, consecuentemente debe
estimarse favorablemente la demanda.

354
i) Y habiéndose establecido así la correcta aplicación del principio de buena fe
registral, en la que se amparan los demandantes-compradores, se tiene que de la
audiencia especial de folios 879, la declaración testimonial de Alberto Julio
Eleuterio Vélez Saira, quien señaló que es verdad que conoce a Juan Quispe
Calisana y sabía que la casa ubicada en la Avenida Balta número 620 es de
propiedad de Ower Mendoza Manchego y que en dicho inmueble radicaba el padre
de este donde instalaron un Comité del Partido Popular Cristiano – PPC.
Asimismo, manifestó que es cierto que conoce que Juan Quispe Callisana quien le
insistía a Ower Mendoza Manchego para que le venda la casa en referencia, como
obra también la declaración testimonial de José Luis Fala Tapia, quien al igual que
Vélez Saira sostuvo las mismas declaraciones, audiencia que no fue observada por
los demandados, declaraciones que gozan de veracidad, acreditando así que los
demandados- compradores extra registralmente sabían que el bien inmueble que
adquirieron no era de los presuntos tres herederos de don Hugo Mendoza Vargas,
quedando en evidencia el mal actuar de los demandados, no cumpliendo así con
los requisitos de la buena fe registral.

j) Y con relación al título para enajenar invocado por la demandada Julia Nelly
Pomareda Olivera si bien en la sentencia emitida en el expediente 384-94 se anuló
la resolución que declaró la Sucesión Intestada, por el que se tiene como herederos
del causante Hugo Tolomeo Mendoza Vargas a sus hijos: Jimmy Augusto, Roy
Tito y Cristian Martín Mendoza Pomareda, también lo es que con ello, no se
acredita que se haya declarado la nulidad de la Resolución sobre Autorización para
disponer bienes de menores, en virtud del cual se celebró el acto jurídico de
compraventa de fecha 23 febrero de 1996; sin embargo y atendiendo a la naturaleza
del proceso y su correspondiente trámite la Sentencia en referencia no tiene la
calidad de cosa juzgada, como así se ha establecido en la Casación N° 1464-99-
Tumbes, publicado en el Diario El Peruano, el 06 de abril de 2000, emitido por la
Corte Suprema de Justicia; y por ende, al contener una autorización para enajenar
bienes de menores que finalmente se ha determinado que no les corresponde, es
que dicha autorización deviene en ineficaz.

k) Sobre la pretensión de reivindicación; habiéndose demostrado que los


demandantes poseen documentos que acrediten su derecho de propiedad, como el
Contrato Privado de Compraventa de Inmueble Urbano, de fecha 21 octubre de
1983 por el cual se corrobora que los demandantes han adquirido el inmueble
materia de litis de Hugo Tolomeo Mendoza Vargas y teniendo en cuenta que la

355
Escritura Pública N° 1444, de fecha 30 de mayo de 1996 fue anulada mediante la
Resolución N° 82 del 19 de noviembre de 1996, corresponde amparar la
pretensión, en función del mejor derecho de propiedad, toda vez que en el
Expediente N° 501- 1993-CI (cuya sentencia del Juez, Sala Superior y la ejecutoria
suprema corren a fojas 1409 al 1423), se emitió Sentencia de Primera Instancia N°
160-2010 la misma que fue confirmada por Resolución del 11 de septiembre de
2012 y que recurrida ante la Corte Suprema, se declaró improcedente el recurso de
casación, en ejecución de dicha sentencia el Contrato de Compraventa que se ha
ordenado su elevación a Escritura Pública mediante el cual se reconoció a los
demandantes Edwin Ower Mendoza Manchego y Eusebia Soledad Mendoza
Manchego su derecho de propiedad legalmente.

l) No habiéndose acreditado el daño cuya indemnización se pretende en la


demanda, resulta irrelevante emitir pronunciamiento sobre los demás elementos de
la responsabilidad extracontractual a tenor del artículo 1985 del Código procesal
Civil citado en los fundamentos jurídicos de la demanda; es que corresponde
declarar INFUNDADA la demanda en este extremo.

m) Sobre la causal de desalojo, Siendo que los demandantes han acreditado tener
el derecho de propiedad sobre el bien inmueble materia de litis, se tiene que los
mismos ostentan dicho derecho, y que los demandados devienen en precarios al
haberse declarado en esta sentencia la nulidad de los actos jurídicos en virtud de
los cuales se irrogaban la titularidad respecto del inmueble materia de litis; máxime
si a tenor de lo establecido en el artículo 590 del Código Procesal Civil, que regula
el desalojo accesorio, se puede ejecutar el lanzamiento en un proceso de
conocimiento, como en el caso de autos, en que se ha demandado la restitución en
forma acumulativa a la nulidad de acto jurídico, y como parte de la pretensión de
reivindicación, es que la aludida pretensión debe declararse fundada.

n) En efecto, siendo nulos el contrato de compra venta realizado por los


demandados, su estadía en el inmueble materia de litis se torna en una posesión
indebida, ilegal, por lo cual, al carecer de derecho alguno para mantenerse en el
inmueble materia de litis, debe procederse a su inmediato lanzamiento en caso no
proceda a la entrega pacífica del bien a los demandantes conforme establece el
artículo 590 del Código Procesal Civil.

III. SEGUNDA INSTANCIA

356
La Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Moquegua por Sentencia de Vista
de fecha 01 de setiembre de 2016, confirmó la decisión apelada al considerar lo
siguiente:

a) El A Quo ha considerado el conocimiento público que se tenía de la propiedad


y su titularidad por parte de Edwin Ower Mendoza Manchego, así lo han declarado
los testigos, siendo relevante además que el inmueble era de disposición del
demandante pues corren a fojas 25 y 26 dos contratos con firmas legalizadas, en
los que la facultad de arrendamiento la ejerce este último y no Julia Nelly
Pomareda Olivera.

b) El A Quo, sólo ha citado las premisas normativas conjuntamente con la


jurisprudencia, deber al que se encuentra vinculado por mandato de la RCNM 120-
2014 28-05-2014 que en sus numerales “IV 4 Evaluación de la comprensión
jurídica del problema y IV 7 Evaluación de la fundamentación jurídica y manejo
de la jurisprudencia”, esto respondiendo el agravio respecto al deber de
motivación.

c) En cuanto a la afectación del principio de preclusión procesal, pues el A Quo


habría ingresado en su valoración probatoria de prueba documental de oficio, pues
en el apartado sétimo, ha invocado el contenido de procesos judiciales, cuya
preexistencia ha sido invocada en la demanda, formando parte de los puntos
controvertidos los vinculados a cada uno de los hechos que forman parte de la
postura fáctica del demandante.

d) En este caso, en su demanda los actores postulan que el título merced al cual
doña Nelly Pomareda Olivera efectuó la venta del inmueble materia de litis, ha
sido declarado nulo por parte del órgano jurisdiccional, afirmación que el A Quo
corrobora en su argumentación fáctica y que en modo alguno se puede entender
como un pronunciamiento que ha merecido una decisión en este proceso.

e) En cuanto a la reivindicación y el desalojo son los otros extremos cuestionados:


el apelante sostiene que ha sido poseedor propietario, por lo tanto, en este extremo
la decisión debió ser por la improcedencia.

357
f) A merced al Expediente Judicial 501-1993-CI, se ha reconocido el derecho que
tienen los demandantes sobre el bien inmueble materia de litis, proceso en el cual
no ha sido ajeno el hoy apelante y siendo que este es un título más antiguo (21-10-
1983), es claro que la pretensión en los términos señalados por el A Quo es
valedera.

IV. RAZONAMIENTO DE LA SALA SUPREMA

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


21 de junio de 2017, del cuaderno de casación, por las causales de:

a) infracción normativa procesal del artículo 122 del código Procesal Civil. la
parte recurrente sostiene que se afecta la debida motivación de las resoluciones
judiciales, toda vez que es erróneo considerarlo como poseedor precario del bien
sublitis, por cuanto legítima y legalmente es conductor del inmueble en calidad de
propietario.

b) Infracción normativa del artículo 923 del Código Civil, refiere que se afecta
su derecho al no tener en cuenta que adquirió la propiedad en base al principio de
publicidad y de la buena fe registral, ya que vendedora estaba facultada de acuerdo
a ley para transferir el bien, más aún si no existe, ni existió medida cautelar alguna
de anotación de demanda de la que pueda advertirse discrepancia en la titularidad.

2. Al momento de calificar el recurso de casación se ha declarado la procedencia


por la causal de infracción normativa por vicios in procedendo como
fundamentación de las denuncias; y, ahora al atender sus efectos, es menester
realizar previamente el estudio y análisis de la causal referida a infracciones
procesales (de acuerdo al orden precisado en la presente resolución y conforme al
recurso interpuesto), dado a los alcances de la decisión, pues en caso de ampararse
la misma, esto es, si se declara fundado el recurso de casación, deberá reenviarse
el proceso a la instancia de origen para que proceda conforme a lo resuelto. Ello
en armonía con lo dispuesto por el artículo 388 numeral 3) del Código Procesal
Civil modificado por la Ley número 29364, que exige: “(…) indicar si el pedido
casatorio es anulatorio o revocatorio. Si fuese anulatorio se precisará si es total o
parcial y si es este último, se indicará hasta donde debe alcanzar la nulidad. Si
fuera revocatorio, se precisará en que debe constituir la actuación de la Sala. Si el
recurso contuviere ambos pedidos, deberá entenderse el anulatorio como principal

358
y el revocatorio como subordinado”, en ese sentido los casacionistas indicaron que
su pedido es anulatorio, por consiguiente, esta Sala Suprema Civil, en primer
orden, se pronunciará respecto a la infracción normativa procesal en virtud a los
efectos que la misma conlleva.

3. Existe infracción normativa, cuando la resolución impugnada padece de


anomalía, exceso, error o vicio de derecho en el razonamiento judicial decisorio
lógico- jurídico –ratio decidendi- en el que incurre el juzgado (interpretación
errónea, aplicación indebida o inaplicación, contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso) perjudicial para la resolución de la
controversia y nocivo para el sistema jurídico, que se debe subsanar mediante las
funciones del recurso de casación.

4. Fundamentando su denuncia procesal, Juan Quispe Ccallisana, refiere que se


afecta el debido proceso, toda vez que la Sala de mérito no advirtió que no ostenta
la calidad de poseedor precario sobre el bien sublitis sino de propietario al haberlo
adquirido bajo los lineamientos que establecen en principio de publicidad y fe
registral.

5. Para analizar la denuncia de la infracción normativa del artículo 122 del Código
Procesal Civil, debe observarse el contenido y pertinencia de dicha norma: la
mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las
consideraciones, en orden correlativo de los fundamentos de hecho que sustentan
la decisión y los respectivos de derecho con la cita de la norma o normas aplicables
a cada punto, según el mérito de lo actuado, el mismo que guarda correspondencia
con el artículo 50 numeral 6) de dicho ordenamiento procesal que dispone que es
deber del juez: “fundamentar los autos y las sentencias, bajo sanción de nulidad,
respetando los principios de jerarquía de las normas y el de congruencia”. Este
último enunciado normativo que las partes recurrentes consideran infringido,
haciendo alusión que se dirige al deber de motivar las resoluciones judiciales
adecuadamente.

6. Al subsumir la denuncia precedente (contenida en el tercer fundamento jurídico)


que guarda relación con la afectación al debido proceso y la motivación de las
resoluciones jurisdiccionales, debe tenerse en cuenta que esta posibilita por su
carácter procesal, precisar que la Suprema Corte de Casación Civil ha establecido
que: “(…) Si el debido proceso es el conjunto de garantías que protegen a los

359
ciudadanos sometidos a cualquier proceso, con el fin de asegurarles una oportuna
y recta administración de justicia, en orden de procurar una seguridad jurídica y
que las decisiones se pronuncien conforme a derecho, entonces es debido a aquel
proceso que se satisface todos los requerimientos, condiciones y exigencias
necesarias para garantizar la efectividad del derecho material (…)1 . En ese mismo
sentido, la Suprema Corte ha sostenido: “(…) el derecho a un debido proceso es
un derecho fundamental de los justiciables, el cual no sólo les permite acceder al
proceso ejercitando su derecho de acción, sino también usar los mecanismos
procesales prestablecidos en la ley, con el fin de defender el derecho durante el
proceso y conseguir una resolución emitida con sujeción a ley (…).

7. La motivación de las resoluciones judiciales, si bien constituye una garantía


constitucional que asegura la publicidad de las razones que los jueces tuvieron en
cuenta para pronunciar sus sentencias resguardando a los particulares y a la
colectividad de las decisiones arbitrarias, también lo es que, para que tal finalidad
se alcance debe haber una exacta relación o correspondencia (concordancia) entre
la pretensión del actor, la oposición del demandado, los elementos de prueba
válidamente recolectados e incorporados y la decisión del Tribunal, conocida
como “congruencia”, principio normativo que limita las facultades resolutorias del
juez por el que debe existir identidad entre lo resuelto y controvertido
oportunamente por los litigantes en relación con los poderes atribuidos en cada
caso al órgano jurisdiccional por el ordenamiento jurídico.

8. De lo actuado en el proceso se advierte lo siguiente: a) Mediante Escritura


Pública de fecha 12 de julio de 1972, Hugo Mendoza Vargas y Dianira Manchego
Castro adquirieron el inmueble ubicado en la Avenida Balta N° 620 Moquegua
con un área de 105.m2; b) Por Escritura Pública de fecha 17 de octubre de 1979,
Dianira Manchego Castro vende el cincuenta por ciento de sus derechos y acciones
a Hugo Mendoza Vargas; c) Por contrato privado de fecha 21 de octubre de 1983,
Hugo Mendoza Vargas transfiere la totalidad del predio a favor de Edwin Ower
Mendoza Manchego y Eusebia Soledad Mendoza Manchego; d) La Escritura
Pública de compraventa de fecha 23 de febrero de 1993, por la cual Julia Nelly
Quispe Ccallisana en representación de sus menores hijos Jimmy Augusto,
Cristian Martín, Roy & Tito Mendoza Pomareda, transfiere a favor de Juan Quispe
Ccallisana y Aurora Flores Vilca el inmueble materia de Litis; e) Del Expediente
número 356-95, el juez de la causa por sentencia de fecha 08 de enero de 1996,
declaró fundada la demanda autorizando a Julia Nelly Pomareda Olivera para que

360
en nombre y representación de sus menores hijos Jimmy Augusto, Toy Tito y
Cristian Martin Mendoza Pomareda pueda vender el bien sublitis; f) Del
expediente número 384-94, el juez de primera instancia mediante sentencia de
fecha 29 de marzo de 1996, declaró fundada la demanda y nula la sentencia recaída
en el proceso de sucesión intestada de Hugo Mendoza Vargas, tramitada en el
expediente 160-94; g)) Por Escritura Pública de fecha 31 de mayo de 1996, el Juez
Especializado en lo Civil de la Provincia de Mariscal Nieto en rebeldía de Julia
Nelly Quispe Ccallisana -curadora procesal de Hugo Edwin Mendoza Manchego-
dispone se eleve a escritura pública la venta del bien sublitis a favor de Edwin
Ower Mendoza Manchego y Eusebia Soledad Mendoza Manchego con
intervención de Dianira Manchego Castro.

9. Resolviendo la denuncia procesal invocada, analizada la sentencia de vista y


revisados los autos, esta Sala Suprema concluye que la decisión adoptada por la
Sala Superior se encuentra arreglada a ley, toda vez que el Adquem confirmó el
fallo adoptado al considerar que el mismo guarda correspondencia con el debido
proceso y el principio de congruencia, esto es, atendiendo a la pretensión incoada
en la demanda así como su contestación y la fijación de los puntos controvertidos
señalados en la audiencia de conciliación obrante a fojas 809, se determinó que el
acto jurídico de compraventa realizado por Julia Nelly Pomareda Olivera en
representación de sus menores hijos a favor del recurrente y Aurora Flores Vilca
el día 23 de febrero de 1996 incurre en causal de nulidad por contener un objeto
jurídicamente imposible, así como un fin ilícito. Respecto a la primera causal, se
concluyó que el título por el cual se acreditaba la titularidad de propietarios del
inmueble -declaración de sucesión intestada- de los hijos de Julia Nelly Pomareda
Olivera, quedó sin efecto al haber sido materia de nulidad en el proceso 384-1994
y estando a que la demandada en referencia conocía de la existencia del proceso
judicial signado con el número 501-1993 en el cual se ordenó el otorgamiento de
escritura pública en rebeldía a favor dos personas distintas, el acto jurídico de
transferencia materia de análisis no es jurídicamente posible, porque no tenían la
calidad de propietarios. Asimismo, se concluyó que la causal de fin ilícito quedó
acreditada, con la sustracción de la obligación a la que fue sometida en ejecución
de sentencia la demandada transferente, lo cual conllevaba la pérdida del inmueble
y la ganancia de la venta con la se vio beneficiada. Respecto a la buena fe se
estableció que tampoco se advierte vicio alguno toda vez que se consideró de
conocimiento público que la propiedad y titularidad era de Edwin Ower Mendoza
Manchego –extremo que también fue señalado por los testigos- más aún si en autos

361
obran dos contratos con firmas legalizadas en las que aparece como propietaria
esta última persona y no Julia Nelly Pomadera Olivera. Siendo esto así, y no
evidenciándose la concurrencia de los supuestos para declarar la nulidad de la
resolución expedida por el órgano superior, por lo que el recurso de casación en
este extremo deviene en infundado.

10. Habiéndose desestimado la infracción normativa procesal, corresponde emitir


pronunciamiento respecto a la denuncia material a fin de verificar si en el caso de
autos se ha expedido resolución en virtud a una correcta interpretación, debida
aplicación o inaplicación de la norma pertinente.

11. Fundamentando su denuncia, el recurrente afirma que se ha transgredido los


lineamientos previstos por el artículo 923 del Código Civil, en virtud a que
adquirió el inmueble sublitis en base a los principios de publicidad y buena fe
registral, toda vez que su transferente se encontraba facultada para celebrar el acto
jurídico, además no existe medida cautelar de anotación de demanda que le pueda
haber advertido de alguna discrepancia en la titularidad del predio.

12. Debe tenerse en cuenta que: “Habrá interpretación errónea cuando la Sala
Jurisdiccional en su resolución le da a la norma un sentido que no tiene: aplica la
norma pertinente al caso, pero le otorga un sentido diferente. La interpretación
errónea de la norma es una forma de violarla”.

13. Conforme a lo regulado por el artículo 219 del Código Civil, la doctrina señala
que el Acto Jurídico Nulo, es aquel que carece de algún elemento, presupuesto o
requisito. También puede ser el caso que teniendo todos los aspectos de su
estructura bien constituidos tenga además un fin ilícito por contravenir las buenas
costumbres, el orden público o una o varias normas imperativas.

14. El Código Civil en el inciso 3) del precepto legal acotado, también prevé que
el acto jurídico en nulo cuando: su objeto es física o jurídicamente imposible o
cuando sea indeterminable. La imposibilidad física del objeto supone la
imposibilidad de la existencia de la relación jurídica, su no factibilidad de
realización, mientras que la imposibilidad jurídica supone a su vez, que la relación
jurídica no pueda estar dentro del marco legal y jurídico, como cuando las partes
recíprocamente adquieren derechos y contraen obligaciones respecto de bienes que
no están en comercio o cuyo tráfico está prohibido.

362
15. Atendiendo a lo previsto en los numerales 4) y 8) de acotado precepto legal,
se establece que el acto jurídico se sanciona con nulidad, únicamente, cuando su
fin sea ilícito de forma tal que al Código sólo le interesaría el aspecto subjetivo de
la causa. En ese entendido, cabe anotar que la causal de nulidad por fin ilícito,
viene a ser aquel negocio jurídico cuya causa, en su aspecto subjetivo y objetivo,
es ilícito por contravenir las normas que interesan al orden público o a las buenas
costumbres y “habrá fin ilícito, cuando respetándose aparentemente la forma del
acto jurídico, se evidencia la intención de conseguir un efecto prohibido por la ley.

16. Atendiendo a las denuncias materiales, corresponde señalar que las mismas no
pueden ampararse en razón a que la decisión adoptada se encuentra conforme a
ley. Es decir, la Sala Superior, confirmó la decisión impugnada estableciendo que
en el caso de autos han quedado acreditada la concurrencia de los supuestos
previstos por el artículo 219 numerales 3) y 4) del Código Civil, para establecer
que la venta realizada por los codemandados deviene en nula, por las causales de
imposibilidad jurídica y fin ilícito.

17. Pues se determinó que de la audiencia especial de folios 879, así como las
declaraciones testimoniales de Alberto Julio Eleuterio Vélez Saira y José Luis Fala
Tapia -quienes señalaron que conocen a Juan Quispe Calisana y sabían que la casa
ubicada en la Avenida Balta N° 620 es de propiedad de Ower Mendoza Manchego
y que en dicho inmueble radicaba el padre de este donde instalaron un Comité del
Partido Popular Cristiano (PPC) está acreditando que los demandados-
compradores extra registralmente sabían que el bien inmueble que adquirieron no
era de los presuntos tres herederos de don Hugo Mendoza Vargas, quedando en
evidencia el mal actuar de los demandados, no cumpliendo así con los requisitos
de la buena fe registral. Asimismo, se concluyó con relación al título para enajenar
invocado por la demandada Julia Nelly Pomareda Olivera si bien mediante
sentencia de estableció la declaración de sucesores del causante, también lo es que
atendiendo a la naturaleza del proceso y su correspondiente trámite, dicha
Sentencia que no tiene la calidad de cosa juzgada, la misma que ha sido declarada
nula y consecuentemente al contener una autorización para enajenar bienes de
menores, que finalmente se ha determinado que no les corresponden, es que dicha
autorización deviene en ineficaz, deviniendo restituirse el bien, procediendo con
el desalojo correspondiente, por lo que las afirmaciones vertidas en la denuncia
material invocada por la parte recurrente no contiene suficiente razones para

363
revertir el fallo adoptado por lo que debe declararse infundado el recurso de
casación.

V. DECISIÓN:

Fundamentos por los cuales; y, en aplicación de las disposiciones reguladas por el


artículo 397 del Código Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Juan Quispe CCallisana, NO


CASARON la Sentencia de Vista expedida a fojas 1514, por la Sala Mixta de la
Corte Superior de Justicia de Moquegua, el 01 de setiembre de 2016 que confirma
la decisión impugnada contenida en la resolución número ciento ochenta y dos de
fecha 31 de julio de 2015 que declara fundada la demanda respecto a la pretensión
de nulidad de acto jurídico de compraventa de 23 de febrero de 1996 y
reivindicación disponiendo la restitución del bien sublitis, y se proceda con el
desalojo del mismo; e infundada la demanda sobre indemnización por daños y
perjuicios; DISPUSIERON: la publicación de la presente resolución en el Diario
Oficial “El Peruano” bajo responsabilidad; en los seguidos por Edwin Ower
Mendoza manchego y otra, con Juan Quispe CCallisana y otros, sobre nulidad de
acto jurídico y reivindicación; y, los devolvieron

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZÁRRAGA, CALDERÓN PUERTAS.

364
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4461-2016, LIMA

SUMILLA: La nulidad del acto jurídico contenida en el artículo 219 inciso 2 del
Código Civil, puede ser amparada si la incapacidad alegada por los recurrentes es
evidente o manifiesta, la misma que debe ser aparejada con medios de prueba que
respalden la causal de nulidad pretendida.

Lima, siete de junio de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa, en audiencia pública realizada
en la fecha y producida la votación correspondiente, emite la siguiente sentencia:

I.- HECHOS:

1. La demanda interpuesta por Lita Mirian López De la Cruz y Delia Maritza López
De la Cruz, quienes requieren se declare la nulidad del acto jurídico de compra
venta contenido en el contrato privado de compra venta de fecha tres de mayo de
dos mil ocho, respecto del inmueble ubicado en el Jirón Inclán n.° 135 del Distrito
de San Miguel Provincia y Departamento de Lima, sobre la base de los siguientes
argumentos:

a) Señala que su madre Celestina Delia De la Cruz, sufre una serie de alteraciones
mentales, que la descalifican para manifestar su voluntad válidamente, máxime
que tiene setenta y cuatro años. - Hace referencia que la venta de la casa sub litis
se realizó aprovechando su ausencia, y habiendo sido conducidos su padre y madre
subrepticiamente ante la Notaría por su hermano Juan I. López de La Cruz.

b) Refiere que su madre no se encuentra en pleno uso de sus capacidades mentales


debido a una intervención quirúrgica a la que fue sometida, lo cual gradualmente
ha venido mellando sus funciones mentales de memoria, siendo esto aprovechado
por el demandado Oscar Enrique Cachay Muguerza, para celebrar con
subvaluación del inmueble el contrato de compraventa por la suma de noventa y
ocho mil dólares americanos, lo cual prueba la mala fe de comprador al ofrecer un

365
precio inferior al valor real y por llevarlos en horarios irregulares a la firma del
contrato. Además, que no solo se ha inducido a error a sus padres, sino que también
se actuó de manera indebida al inducir a una persona mayor a la suscripción de un
contrato, del cual no tenía una idea cierta, habiéndose suscrito de noche, con la
intención que su madre permanezca desorientada, probándose así la mala fe del
comprador.

c) También hace referencia que el contrato ha sido realizado de manera privada,


sin presencia de un Notario Público, más aún, que la norma exige que se presente
ante el Notario un certificado médico cuando se realizan contratos con adultos
mayores. Además que sus padres no tenían ningún apuro económico que pudiera
hacer prever que ésta fue la causa de la venta del inmueble, por cuanto, su padre
goza de una pensión en calidad de ex miembro del Ejercito del Perú, y de los
servicios de guardianía de autos particulares y que para su madre el inmueble tiene
un valor sentimental, razones por las cuales concluye que hubo un
aprovechamiento de la capacidad mental de su madre, la cual se encuentra
clínicamente tratada y detectada, que el comprador aprovechó de manera indebida.

2. El demandando Oscar Enrique Cachay Muguerza contesta la demanda alegando


lo siguiente:

3. Obra la Casación N° 146-2013 Lima, emitida por la Sala Civil Transitoria de la


Corte Suprema de Justicia, en el proceso instado por Oscar Enrique Cachay
Muguerza con la sucesión de Ygnacio López Borjas sobre otorgamiento de
escritura pública, siendo declarado infundado el recurso de Casación interpuesto
por Delia Maritza López De la Cruz, curadora de la demandada interdicta Celestina
Delia De la Cruz Loyola de López y por la sucesión de Ygnacio López Borjas.

II. PRIMERA INSTANCIA

De la sentencia expedida por el Juez del Primer Juzgado Especializado en lo Civil


de la Corte de Lima, que declaró infundada en todos sus extremos la demanda, se
tienen los siguientes fundamentos:

a) En el fundamento quinto de la sentencia, el A quo hace referencia al contenido


del artículo 219 inciso 1 del Código Civil, y establece que en caso de autos no se
configura la falta de manifestación de voluntad, por cuanto la demandada Celestina

366
De la Cruz Loyola de López manifestó su voluntad al suscribir el contrato de
compra venta.

b) En relación a la incapacidad absoluta del agente, señala que el artículo 219


inciso 2 del Código Civil, señala que existe nulidad del acto jurídico cuando se
haya practicado por persona absolutamente incapaz. Además, si bien es cierto, que
media una demanda donde los hijos de la demandante solicitan la declaración de
interdicción, respecto de doña Celestina De la Cruz Loyola, esta tiene como fecha
el veinticuatro de marzo de dos mil once, dictada por la Segunda Sala de Familia,
sus efectos empiezan cuando ha alcanzado la autoridad de cosa juzgada, en
consecuencia, la sentencia de interdicción no tiene efectos retroactivos.

c) En la sentencia se señaló que de las declaraciones de dos médicos siquiatras


que estuvieron como testigos, se colige que la enfermedad mental de doña
Celestina De la Cruz Loyola, no era notoria, más aún, que la referida demandada,
con anterioridad a la celebración del contrato de compra venta cuestionado ha
celebrado un contrato de corretaje inmobiliario de exclusividad con fecha dieciséis
de marzo de dos mil ocho, respecto del inmueble materia de controversia, según
se infiere en la Carta Notarial de fecha dieciséis de junio de dos mil ocho, de lo
cual se advierte su intención de vender el inmueble sub litis.

d) La sentencia además refiere que, con posterioridad a la celebración del contrato


de compra venta cuestionado, la demandada Celestina Delia De La Cruz Loyola,
ha celebrado otro contrato de compra venta por escritura pública, con fecha tres de
enero de dos mil once y la Notaria dio fe de la capacidad de la otorgante y de su
esposo Ygnacio López Borjas. - Concluye la sentencia en el sentido que la alegada
incapacidad de la demandada no era notoria, razones por las cuales no resulta
procedente declarar la nulidad del acto jurídico cuestionado, el mismo que fue
celebrado el tres de mayo de dos mil ocho.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

La Tercera Sala Civil de la Corte superior de Justicia de Lima, mediante resolución


número cuatro de fecha doce de julio de dos mil dieciséis confirma la sentencia de
primer grado que declaró infundada la demanda, bajo los siguientes fundamentos:

367
a) Señala que en relación al diagnóstico de alzhéimer de doña Celestina Delia De
la Cruz Loyola, no resulta ser definitivo, en cuanto se refiere a una enfermedad de
Alzheimer probable y si bien, el Juez de la causa sostuvo que no toma en cuenta
los certificados médicos de fecha once de enero de dos mil trece, emitido por el
médico siquiatra Juan Francisco Rivera Feijó, quien realizó el examen mental a la
referida demandada, concluyó en el sentido que aquella no tiene enfermedad
mental, que es consciente de sus actos y es dueña de su voluntad, médico que
ratificó su diagnóstico, asimismo, señala que según el certificado de salud de fecha
dieciséis de enero de dos mil trece, emitido por el Ministerio de Salud, Hospital
Víctor Larco Herrera, expedido por la doctora Judy Soraya López Arias, certificó
que ha examinado a Celestina De la Cruz Loyola, y que se encuentra lúcida,
orientada, con afecto apropiado, y se encuentra en buen uso de sus facultades
mentales, con apropiado juicio de la realidad y capacidad de decisión, siendo estos
medios probatorios los que evidencian que la enfermedad de Alzheimer que
padece la demandada no se demuestran de forma clara y que han determinado que
doña Celestina De la Cruz Loyola es una persona lúcida y en buen uso de sus
facultades mentales.

b) El Colegiado afirma que el buen estado de salud de la demandada, pone en


evidencia con la declaración testimonial de la Notaria Pública María Barreda
Mujica, quien señaló que no advertía absoluta incapacidad en la codemandada, que
tuvo la suficiente capacidad y que en varios encuentros con la demandada no pudo
presumir ni percatarse que tuviera alguna dolencia, concluyendo que los agravios
de los demandantes sólo constituyen imputaciones verbales.

c) Señala la sentencia de vista que constituyen elementos para tomarse en cuenta


que con anterioridad a la compra venta del contrato sub litis, los esposos De la
Cruz Loyola y López Borjas, suscribieron un contrato de corretaje a exclusividad,
lo que pone en evidencia su ánimo de vender el bien inmueble. Además, que los
codemandados, con posterioridad a la suscripción del contrato de compra venta,
suscribieron otro contrato de compra venta y constitución de hipoteca, con la
constructora e Inmobiliaria Arquitectura A QUO S.A.C., lo que prueba que ambos
participaban activamente en actos de disposición de su patrimonio.

d) En relación al agravio que el Juzgado no se habría pronunciado en relación a la


operación a la cabeza a la que fue sometida doña Celestina De la Cruz Loyola,
refiere que ello no enerva la decisión judicial, por cuanto, dado el transcurso del

368
tiempo, si existen secuelas estas debieron ser acreditadas en el proceso, lo cual no
ha sucedido, máxime que las demandantes no actuaron con diligencia accionado
la pronta interdicción de su madre y tomando las medidas necesarias para proteger
el patrimonio de sus progenitores.

e) En relación al agravio del apelante, en el sentido que no debió tomarse en cuenta


la Carta Notarial remitida por Codwel Banker Mobiliza Inmobiliaria Perú, dicho
medio probatorio ha sido valorado en tanto acredita una situación de hecho que
corresponde a una verdad objetiva que adecuadamente fue valorada en la
sentencia.

f) En relación a que los actos anteriores a la interdicción pueden ser anulados si la


causa de ésta existía notoriamente en la época en que se realizaron, refiere que en
el caso en concreto, a la luz de los medios probatorios, se concluye que a la fecha
del tres de mayo de dos mil ocho, no existía en doña Celestina De la Cruz Loyola,
signos o manifestaciones evidentes de la enfermedad del Alzheimer, que hicieran
presumir que se encontraba en estado de incapacidad mental.

g) Concluye la sentencia de vista, en el sentido que los agravios planteados por los
apelantes deben ser desestimados por infundados, por cuanto el Juez de primera
instancia ha examinado de manera adecuada el caudal probatorio aportado por las
partes, efectuando un análisis integral de las pruebas para determinar los hechos
esenciales en el proceso, habiendo cumplido con calificarlos jurídicamente y
presentado argumentos que sirven de base a su fallo, determinando que a la fecha
de la celebración del contrato de compra venta de fecha tres de mayo de dos mil
ocho, no existían signos evidentes o notorios que manifiesten que doña Celestina
De la Cruz Loyola e Ygnacio López Borjas, sufría de enfermedad de alzhéimer, lo
cual no pudo ser advertido de manera objetiva por Oscar Enrique Cachay
Muguerza, consideraciones por las cuales pasa a confirmar los extremos de la
sentencia.

IV. RAZONAMIENTO DE LA SALA SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintiséis de setiembre de dos mil diecisiete, del cuaderno de casación, por las
causales de:

369
a) Infracción normativa del artículo 219 inciso 2 del Código Civil y
excepcionalmente, de conformidad con el artículo 392-A del Código Procesal
Civil, por la causal de infracción normativa de derecho procesal del artículo
139, incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Perú. Alega que, la incapacidad
de la vendedora Celestina De la Cruz Loyola, quien, al momento de la celebración
del contrato, objeto de nulidad, se encontraba absolutamente incapacitada para
poder efectuar dicho acto jurídico; además, no se identificó al comprador, el precio
no es real, la forma de pago no es la adecuada, habiéndose realizado la venta un
día sábado en horas de la noche, configurándose así la mala fe de la parte
demandada. Afirma que, en el décimo tercer considerando de la sentencia de vista,
se ha tenido por cierta la incapacidad de la demandada De la Cruz Loyola,
habiéndose indicado que los demandantes no han actuado con diligencia,
accionando la interdicción de su madre y tomando las medidas necesarias para
proteger el patrimonio de la misma y no permitir la sucesiva disposición de sus
bienes, después de más de treinta años desde la operación efectuada por la
demandada. Señala que, no se ha tomado en consideración todos los medios
probatorios que demostrarían que la demanda De la Cruz Loyola, se encontraba
absolutamente incapacitada, debido a que padecía la enfermedad de Alzheimer, lo
cual se encuentra debidamente acreditado con la ratificación del médico tratante.

2. Del derecho a la motivación: 1. El artículo 139° inciso 3) de nuestra


Constitución Política, consagra como principio rector de la función jurisdiccional,
dentro de nuestro ordenamiento jurídico, la observancia del debido proceso; el
cual, conforme a la interpretación que reiteradamente ha sostenido la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, exige fundamentalmente que todo proceso
o procedimiento sea desarrollado de tal forma que su tramitación garantice a las
personas involucradas en él las condiciones necesarias para defender
adecuadamente y dentro de un plazo razonable los derechos u obligaciones sujetos
a consideración

3. Uno de los principales componentes del derecho al debido proceso se encuentra


constituido por el denominado derecho a la motivación, consagrado por el artículo
139 inciso 5 de la Carta Política, por el cual se garantiza a las partes involucradas
en la controversia el acceso a una respuesta del juzgador que se encuentre
adecuadamente sustentada en argumentos que justifiquen lógica y razonablemente,
en base a los hechos acreditados en el proceso y al derecho aplicable al caso, la
decisión adoptada, y que, además, resulten congruentes con las pretensiones y

370
alegaciones esgrimidas por aquellas dentro de la controversia. Este derecho no solo
tiene relevancia en el ámbito del interés particular correspondiente a las partes
involucradas en la litis, sino que también juega un papel esencial en la idoneidad
del sistema de justicia en su conjunto, pues no debe olvidarse que una razonable
motivación de las resoluciones constituye una de las garantías del proceso judicial,
directamente vinculada con la vigilancia pública de la función jurisdiccional, por
la cual se hace posible conocer y controlar las razones por las cuales el Juez ha
decidido una controversia en un sentido determinado; implicando, en ese sentido,
un elemento limitativo de los supuestos de arbitrariedad.

4. Ahora bien, a fin de determinar si un pronunciamiento específico ha cumplido


con el deber de motivación, en los términos antes reseñados, conviene recordar
que, según lo ha sostenido esta Suprema Corte, ”el cumplimiento de este deber no
se satisface con la sola expresión escrita de las razones internas o sicológicas que
han inclinado al juzgador a decidir la controversia de un modo determinado, sin
importar cuáles sean éstas; sino que, por el contrario, exige necesariamente la
existencia de una exposición clara y coherente en la sentencia que no solo explique,
sino que justifique lógicamente la decisión adoptada, en base a las pruebas y demás
hechos acontecidos en el proceso, y en atención a las normas jurídicas aplicables
al caso”

5. Del debido proceso: 1. Asimismo el artículo 139 inciso 3 de nuestra


Constitución Política, consagra como principio rector de la función jurisdiccional,
dentro de nuestro ordenamiento jurídico, la observancia del debido proceso; el
cual, conforme a la interpretación que reiteradamente ha sostenido la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, exige fundamentalmente que todo proceso
o procedimiento sea desarrollado de tal forma que su tramitación garantice a las
personas involucradas en él las condiciones necesarias para defender
adecuadamente y dentro de un plazo razonable los derechos u obligaciones sujetos
a consideración.

6. Interesa para los presentes efectos referirnos al principio de la debida valoración


de los medios probatorios, pues si el derecho a probar, como lo establece el artículo
188º del Código Procesal Civil, tiene por finalidad producir en la mente del
Juzgador el convencimiento sobre la existencia o inexistencia de los hechos
afirmados por las partes, él se convertiría en una garantía únicamente declarativa
o ilusoria si el juzgador no apreciara adecuada y razonablemente el material

371
probatorio, dando lugar a una sentencia irregular o arbitraria. 3. En efecto, las
pruebas que sustentan la pretensión y la oposición de las partes tienen su
correlativo en el deber del juez de merituar de manera conjunta el caudal probatorio
aportado, de acuerdo a lo preceptuado por el artículo 197º del Código Adjetivo.
Esta actividad, valoradora en los aspectos de prueba valoración motivación, no
debe ser entendida en la forma de meros agregados mecánicos, sino como la
expresión del juicio racional empleado por el juzgador para establecer la conexión
entre los medios de prueba presentados por las partes y la verdad o falsedad de los
enunciados sobre los hechos en litigio.

7. De la resolución de procedencia del presente recurso de casación se han


consignado como agravios tanto el artículo 219 inciso 2 del Código Civil y de
manera excepcional el artículo 139, incisos 3 y 5 de la Constitución Política del
Perú. Siendo así, se procederá al análisis en relación al agravio contenido en el
artículo 219 inciso 2 del Código Civil, norma referida a que el acto jurídico será
nulo cuando se haya practicado por persona absolutamente incapaz. En razón a
ello, es importante destacar que la norma sustantiva civil nos ubica en tres
supuestos para distinguir la absoluta incapacidad en el ejercicio: i) las personas
menores de dieciséis años, ii) la persona que se encuentre privada de
discernimiento, por cualquier causa y iii) los sordomudos, ciegos sordos y ciegos
mudos que no puedan expresar su voluntad de manera indubitable, supuestos que
se encuentran contenidos en el artículo 43° del Código Civil. Ahora bien, en el
caso en concreto, nótese que la demandante alega que estamos ante el presunto
hecho que el contrato de compra venta materia de nulidad se habría practicado por
persona privada de discernimiento, en ese contexto, deviene en necesario analizar
la voluntad como elemento transversal del discernimiento, el cual está integrado
por el discernimiento propiamente dicho y por la volición, el primero de ellos
entendido como la distinción intrínseca que hace el ser humano para determinar si
desea o no hacer algo y si ese “algo” es bueno o malo y la segunda que es el acto
de la decisión. Al respecto, el autor Lizardo Taboada Córdova, refiere en relación
a la incapacidad absoluta que: “… se trata de un supuesto de nulidad absoluta por
ausencia de un requisito y no de un elemento del acto jurídico, como es la
capacidad de ejercicio, que si bien no constituye un elemento, debe concurrir con
los elementos para que el acto jurídico sea válido, ya que este tipo de capacidades
es un requisito que debe reunir el sujeto, entendido como presupuesto o
antecedente del acto jurídico”. En esa misma línea de análisis Aníbal Torres
Vásquez, señala en relación a la incapacidad de ejercicio que: “23. A diferencia de

372
la incapacidad de goce que solamente puede ser relativa, la incapacidad de
ejercicio puede ser absoluta o relativa. 23.1 INCAPACIDAD ABSOLUTA DE
EJERCICIO. Artículo 43.- son absolutamente incapaces: 1. Los menores de
dieciséis años, salvo para aquellos actos determinados por ley. 2. Los que por
cualquier causa se encuentren privados de discernimiento. 3. Los sordomudos, los
ciegosordos y los ciegomudos que no puedan expresar su voluntad de manera
indubitable. Los incapaces absolutos no pueden realizar por sí ningún acto y si lo
realizan adolece de nulidad absoluta (art. 219.2). Es la incapacidad de aquellas
personas que no tienen voluntad jurídica por carecer de discernimiento /ejemplo,
un niño de corta edad; un demente) o que teniéndolo no están en condiciones
físicas de manifestar su voluntad de modo indubitable (ejemplo, el sordomudo),
razón por la que la ley sale en protección de los incapaces contra las consecuencias
de los actos en los cuales ha intervenido, declarándolos nulos. A la incapacidad
absoluta se le suele denominar “incapacidad natural de obrar” por derivarse de una
situación de hecho, de la naturaleza, en que se encuentra la persona, cualquiera sea
su edad, debido a que todavía no ha alcanzado un suficiente desarrollo mental
(ejemplo, un niño de pocos años de edad) o por enfermedad mental (ejemplo, el
enajenado mental) o perturbación psíquica que priva al sujeto en forma permanente
de su capacidad de entender, que no le permite discernir entre el bien y el mal, o
que teniendo la persona discernimiento, debido a ciertos defectos físicos (ejemplo,
sordera, ceguera, mudez) no puede expresar su voluntad de manera que no quede
lugar a duda sobre lo que quiere. Esta incapacidad es total por que se extiende a
todos los actos, y debe ser permanente, no puede ser temporal (ejemplo, la ebriedad
no habitual, la hipnosis), esto es, la causa que la origina debe perdurar, aunque, es
claro, que, si en algún momento cesa esa causa, el sujeto recupera su capacidad
normal. (…). Añade que: “Las personas privadas permanentemente de
discernimiento, cualquiera sea la causa que lo origina (enfermedad mental,
senilidad, un traumatismo encéfalo craneano, etc) son incapaces absolutos. Sin
discernimiento no hay voluntad jurídica, por esta razón y en protección de estos
sujetos contra las consecuencias de los actos que realicen, el ordenamiento jurídico
sanciona a tales actos con la nulidad absoluta.” (…). Las personas mayores de edad
privadas de discernimiento están sujetas a curatela (art. 546), previa declaración
de interdicción (art. 566). La interdicción civil es el estado en que se encuentra una
persona a quien judicialmente se le ha declarado incapaz para realizar sus actos
jurídicos.” (…) Para que el acto jurídico realizado por una persona privada de
discernimiento, cuya interdicción no ha sido judicialmente declarada, sea nulo

373
debe probarse que, en el momento de otorgarse, el otorgante adolecía notoriamente
de falta de discernimiento.”

8. Dicho ello, se aprecia que los Jueces de mérito analizaron los siguientes medios
probatorios, como son: a) la Carta Notarial de fecha dieciséis de junio de dos mil
ocho, que obra a fojas cuarenta y ocho – cuarenta y nueve, remitida por Coldwell
Banker Mobiliza Inmobiliaria Perú a SUNCO CONSTRUCCIONES
GENERALES S.A.C, que pone en evidencia que antes que se concretice el
contrato de compra venta del inmueble sub litis, la demandada Celestina De la
Cruz Loyola expresó su voluntad para proceder a la venta del inmueble en
cuestión, b) la celebración del acto jurídico de compra venta, de fecha tres de enero
de dos mil once, donde la demandada conjuntamente con su esposo Ygnacio López
Borjas venden otro inmueble de su propiedad a la Constructora e Inmobiliaria
Arquitectura S.A.C. y c) el Informe de fojas seiscientos setenta y uno, donde la
Notaria María Mujica Berreda, quien conoció de la compra venta antedicha,
sostiene que los vendedores concurrieron hasta en cuatro oportunidades ante ella,
acompañados de sus hijos Juan Ignacio y Delia Maritza, constando personalmente
que los vendedores se encontraban en toda su capacidad mental, versión ratificada
en su declaración testimonial de fojas mil cuarenta y cinco a mil cuarenta y siete,
concluyen que al momento de la suscripción del contrato firmado por doña
Celestina De la Cruz Loyola y su esposo, que data del tres de mayo de dos mil
ocho, han concluido que al momento de la ejecución del contrato de compra venta
no existía evidencia objetiva, indubitable y indiscutible que la demandada se
encontraba privada de discernimiento, es decir que la firma del contrato surgió
como el resultado de su libre determinación para suscribirlo (máxime que se
encontraba acompañada de su esposo) y por ende existió volición o predisposición
de su parte para firmarlo. Abonando a lo dicho, la casacionista ha sido reiterativa
en el argumento que no se habría considerado que al momento de la celebración
del contrato de compra venta cuestionado, doña Celestina De la Cruz Loyola, se
encontraría absolutamente incapacitada para la suscripción del mismo, por cuanto
habría sido sometida a una operación, la misma que le habría generado
consecuencias; en relación a ello, es necesario indicar, que ciertamente doña
Celestina De la Cruz Loyola, fue atendida en el año mil novecientos setenta y
cuatro en el Hospital Militar, y sometida a una operación en la cabeza, sin embargo,
se aprecia a fojas seiscientos diecinueve, que un año después de dicha operación,
el diagnóstico fue “… no presenta ninguna molestia y solo ingresa a piso para
control angiografico” (sic), lo cual aunado a las pruebas antedichas, ponen en

374
evidencia que dichas pruebas fueron analizadas y sometidas a valoración por los
jueces de mérito, quienes han concluido que no era evidente ni notorio la alegada
disminución en la capacidad de discernimiento de la demandada, siendo
irrelevante para el caso en concreto, que el contrato se haya realizado en horas de
la noche o por un precio menor al que supuestamente tenía el inmueble materia de
litis, toda vez que lo destacable es que estamos frente a un acto jurídico celebrado
por persona absolutamente capaz, la misma que -además- se encontraba
acompañada de su cónyuge Ygnacio López Borjas (demandado) en el momento
mismo de la suscripción del contrato, siendo así, no se ha logrado probar en el
presente proceso elementos irrefutables o mínimamente indiciarios que hagan
previsible una alteración continuada o evidente en la capacidad de decisión de la
demandante que haya sido medianamente notoria y que haya imposibilitado o
limitado su capacidad para la suscripción del acto jurídico hoy cuestionado, en
consecuencia no es posible declarar la nulidad del acto jurídico pretendido y en
consecuencia se determina que no existe la infracción del artículo 219 inciso 2 del
Código Civil, alegada por la recurrente.

9. Por otro lado, en relación a la presunta infracción de los artículos 139 incisos 3
y 5 de la Constitución Política del Perú, referida a la vulneración al debido proceso
y a la debida motivación de las resoluciones judiciales, es necesario remitirnos al
análisis de las sentencias de mérito, advirtiéndose en primer orden, que no se
evidencia vulneración al debido proceso, por cuanto dentro de la secuela del
proceso se ha respetado el derecho al Juez natural, derecho a ser oído, derecho al
plazo razonable, derecho a la asistencia de letrado, derecho a la prueba, derecho a
impugnar, derecho a la instancia plural, derecho a la publicidad del proceso y el
derecho a una decisión resolución motivada (este último elemento se analizará in
extenso en el subsiguiente considerando), no apreciándose dentro de la secuela del
proceso que dichas arista se hayan violentado o inobservado; en consecuencia al
haberse respetado los principios antedichos se puede concluir que no existe
vulneración al contenido constitucional contenido en el artículo 139 inciso 3 de la
Constitución Política del Perú.

10. Además de lo expresado, es imperativo emitir pronunciamiento en relación a


la debida motivación de las resoluciones, imperativo constitucional contenido en
el artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú; al respecto, se aprecia
de la sentencia de vista, que del fundamento décimo al décimo sétimo al décimo
octavo, expone con claridad las razones por las cuales confirma la sentencia

375
materia de apelación, sustentando fundamentalmente que i) si bien doña Celestina
De la Cruz Loyola fue operada de la cabeza en el año de mil novecientos setenta y
cinco, este hecho per se, no puede determinar su incapacidad para contratar, por
cuanto dicha incapacidad está sometida a probanza por la parte que postula la
nulidad del acto jurídico, lo cual en el presente caso no ha sucedido, más aún, que
los hijos pudieron solicitar la interdicción de su progenitora para evitar una
supuesta disposición indiscriminada de sus bienes, lo cual tampoco sucedió; ii) que
al momento de la celebración del acto jurídico de compra venta cuya nulidad se
demanda, se advierte que doña Celestina De la Cruz Loyola no presentaba signos
o manifestaciones evidentes de una supuesta enfermedad de alzhéimer, que
mínimamente hicieran presumir al demandado que se encontraba en estado de
incapacidad mental; iii) que a la firma del contrato de compra venta, es decir al
tres de mayo de dos mil ocho, no se registró ninguna restricción en la inscripción
ante el RENIEC de doña Celestina De la Cruz Loyola, habida cuenta que la
sentencia de interdicción se emitió con posterioridad a la firma del contrato, esto
es mediante sentencia de fecha catorce de julio de dos mil diez dictada por el
Juzgado de Familia Tutelar de Lima; iv) además, sostiene la sentencia de vista que
no es viable la aplicación del artículo 582° del Código Civil, en relación a que los
actos jurídicos pueden ser anulados si la causa de ésta existía notoriamente en la
época que se realizaron, por cuanto no se constituye el elemento de la notoriedad
o evidencia manifiesta. Siendo así, se concluye que el Colegiado Superior procedió
a analizar con suficiente argumento lógico jurídico los agravios planteados por la
demandante al momento de emitir la sentencia, por lo cual, no se aprecia que exista
vulneración a la debida motivación de las resoluciones judiciales, llámese en su
vertiente de ausencia de motivación, motivación insuficiente y/o incongruente,
razones por las cuales esta Sala Suprema inclina su decisión en el sentido que la
casación interpuesta por doña Lita Mirian López De la Cruz, debe ser declarada
infundada.

V. DECISIÓN:

Por estos fundamentos y en aplicación del artículo 397 del Código Procesal Civil
se declara:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Lita Mirian López De la


Cruz, de fojas mil cuatrocientos veintiunos; en consecuencia, NO CASARON la
sentencia de segunda instancia de fecha doce de julio de dos mil dieciséis, expedida

376
por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima. B)
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, bajo responsabilidad; y los devolvieron;

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZÁRRAGA, CALDERÓN PUERTAS.

377
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 1378-2017, AREQUIPA

SUMILLA: La posibilidad que las municipalidades distritales vendan terrenos a


sus trabajadores se encuentra vedada por su propia Ley Orgánica, por cuanto se
incurre en nulidad absoluta y manifiesta, que vulnera normas de orden público.
Ley N° 27972 art. 63.

Lima, veintidós de marzo de dos mil dieciocho

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número mil trescientos setenta
y ocho, dos mil diecisiete, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y
producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS:

1. El demandante Municipalidad Distrital de Majes interpone demanda de nulidad


de acto jurídico contra Berzabeth Magaly Coa Gamarra, solicitando como
pretensión principal se declare nulo el acto jurídico contenido en la minuta y
Escritura Pública N° 790, y en forma acumulativa, originaria y accesoria, la
restitución de dicho bien, el cual está inscrito en la Partida Registral n.° 11075669,
expone como argumentos:

a) El predio materia de litigio se encuentra inscrito en la Partida Registral N°


11075669 a su favor, con la condición de zona de recreación pública; siendo que
mediante sesión de Concejo Municipal del treinta y uno de agosto de dos mil seis,
se aprobó la modificación de cambio de uso a zona residencial; luego, mediante
Acuerdo Municipal N° 189-2006- MDM/AL de fecha veintinueve de noviembre
de dos mil seis, se aprobó la creación del Programa de Vivienda de la
Municipalidad Distrital de Majes, que incluía la habilitación urbana a favor de los
trabajadores de la Municipalidad; posteriormente, por sesión de fecha diecinueve
de diciembre de dos mil seis en aplicación de dicho programa se aprobó la
designación de lotes a favor de los trabajadores, con el pago mínimo establecido
por CONATA, siendo que la Municipalidad asumía el saneamiento físico legal.

378
b) Por Acuerdo de Concejo Municipal N° 194-2006-MDM de fecha veintisiete de
diciembre de dos mil seis, se aprobó la designación de lotes a favor de los
trabajadores de la Municipalidad, en aplicación del referido programa de vivienda,
estableciéndose el precio por metro cuadrado en S/. 10.00 (diez soles).

c) Por Acuerdo Municipal N° 021-2007-MDM de fecha ocho de marzo de dos mil


siete, se declaran nulos los acuerdos adoptados por el Concejo Municipal del
treinta y uno de agosto de dos mil seis, veintinueve de noviembre de dos mil seis
y diecinueve de diciembre de dos mil seis.

d) Como fundamentos de derecho refiere que se han contravenido las siguientes


normas: a) Artículo 16 del Decreto Supremo N° 154-2001-EF, ya que dicha
normativa no prevé la venta directa de bienes municipales y además establece que
debe haber pronunciamiento de la Superintendencia de Bienes Nacionales, lo cual
no ocurrió. b) Artículo 3 de la Ley N° 26878, Ley General de Habilitaciones
Urbanas, puesto que por Acuerdo Municipal N° 189-2006-MDM, se aprobó la
habilitación urbana, la cual solo podía ser aprobada por una comisión integrada
por representantes de la Municipalidad Distrital, Colegio de Arquitectos, Colegio
de Ingenieros, Cámara Peruana de Construcción y entidades prestadoras de
servicio de agua potable y alcantarillado y de distribución de energía eléctrica; la
cual nunca se formó. c) Artículo 142, inciso d) del Decreto Supremo N° 005-90-
PCM, que prescribe que los programas de bienes sociales son solo para servidores
de carrera, razón por la cual todas las demás personas no son pasibles del beneficio.
d) Artículo 37 del Decreto Supremo N° 027-2003-VIVIENDA, que señala que las
Municipalidades Distritales no tienen competencia para disponer el cambio de
zonificación, siendo que las únicas que tienen dicha atribución son las
Municipalidades Provinciales. e) El Decreto Supremo 154-2001-EF, que establece
los casos en los que procede la venta directa excepcional de predios de dominio
privado del Estado, siendo que en ninguno de estos casos se encuentra la
transferencia materia de nulidad.

2. la demandada Berzabeth Magaly Coa Gamarra, contesta la demanda, señalando


fundamentalmente que:

a) La entidad demandante basa su pretensión de nulidad en un hecho propio, pues


denuncia la nulidad de la Escritura Pública N° 790, aduciendo la ilegalidad del

379
Acuerdo Municipal de fecha treinta y uno de agosto de dos mil seis, el Acuerdo
Municipal de Sesión de Concejo de fecha veintinueve de noviembre de dos mil
seis, Acuerdo Municipal N° 189-2006-MDM/AL, el Acuerdo Municipal de
diecinueve de diciembre de dos mil seis y el Acuerdo Municipal N° 194-2006-
MDM, los cuales fueron emitidos por la entidad edil sin su intervención, los cuales
dieron origen al instrumento público materia de nulidad.

b) Que firmó la escritura pública de buena fe, habiendo pagado una suma de
dinero como cuota inicial del precio del lote que se le adjudicó, sin imaginar que
luego de ello la Municipalidad anularía de oficio sus propios actos mediante
Acuerdo de Concejo Municipal N° 021-2007-MDM, acuerdo que no se le notificó.

c) Señala que se está vulnerando el principio constitucional de la seguridad jurídica


pues una vez que se le adjudicó el lote premunido de la buena fe, no podría verse
afectada con la nulidad basada en hechos generados por la propia entidad
demandante.

d) El Acuerdo Municipal N° 021-2007-MDM es un acto caprichoso, como así lo


ha determinado la Sala Mixta de Camaná en el proceso contencioso administrativo
recaído en el Expediente N° 222-2008, pues no se fundamenta en forma clara el
agravio al interés púbico que ha motivado la nulidad de oficio de sus propios actos
y ha vulnerado el derecho de defensa y consecuentemente el derecho al debido
proceso, disponiendo que el proceso se retrotraiga hasta que se notifique a todos
los afectados con dicha medida a fin de que puedan exponer su posición.

e) Al haberse anulado tácitamente el Acuerdo Municipal N° 021-2007-MDM,


recobran su contenido los actos administrativos anulados y por lo tanto la escritura
de compraventa cuestionada es totalmente eficaz.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante resolución de fecha treinta y uno de marzo de dos mil quince (fojas
ciento setenta y nueve) declaró fundada la demanda sobre nulidad de acto jurídico
y restitución accesoria; en consecuencia, declaró nulo e ineficaz el acto jurídico
contenido en la Escritura Pública N° 790, bajo los siguientes fundamentos:

380
a) El acto jurídico contenido en la Minuta y Escritura Pública N° 790, incurre en
la causal de nulidad prevista en el inciso octavo del artículo 219 del Código Civil
concordado con el artículo V del Título Preliminar del mismo cuerpo normativo,
por cuanto contraviene normas de orden imperativas, tales como: 1) El artículo 37
del D.S N° 027-2003-VIVIENDA, que confiere facultades para los cambios de
zonificación sólo a las municipalidades provinciales; 2) El artículo 3 de la Ley N°
26878, Ley General de Habilitaciones Urbanas, que confiere competencia para la
aprobación de las Habilitaciones Urbanas a una Comisión Técnica y no así a las
municipalidades distritales y 3) el artículo 63 de la Ley Orgánica de
Municipalidades que prohíbe al alcalde, regidores, servidores, empleados y
funcionarios municipales adquirir bienes de propiedad municipal ya sea de manera
directa o por interpósita persona.

b) En cuanto a la causal de objeto física y jurídicamente imposible; esta no se


configura ya que el acto jurídico tiene existencia fáctica y su objeto jurídico fue la
traslación de dominio del bien.

c) Sobre el fin ilícito, esta casual tampoco se configura ya que el acto jurídico no
persigue una finalidad antijurídica sino la transferencia de la propiedad de un bien
determinado.

d) En cuanto a la buena fe alegada por la demandada, en virtud del artículo 109 de


la Constitución Política del Estado, se presume que esta tenía conocimiento que la
Ley Orgánica de Municipalidades en su artículo 63 establecía que el acalde, los
regidores, los servidores, empleados y funcionarios municipales no pueden
contratar, rematar obras o servicios públicos municipales ni adquirir directamente
o por interpósita persona sus bienes y que los contratos, escrituras públicas o
resoluciones que contravengan dicha prohibición son nulos, por lo que habría
actuado de mala fe.

e) Sobre la nulidad tácita del Acuerdo Municipal N° 021-2007-MDM, esta no


influye, por cuanto así no se hubiera tomado dicho acuerdo, así se hubiera
realizado el cambio de zonificación de manera regular, sí se trata de bienes de
dominio privado de la entidad edil, subsistía la prohibición regulada en la Ley
Orgánica de Municipalidades para adquirir bienes municipales por cuanto la
demandante es trabajadora de la Municipalidad.

381
III. SEGUNDA INSTANCIA:

Mediante resolución de fecha ocho de noviembre de dos mil dieciséis (fojas


trescientos cuarenta y tres), revocó la sentencia de primera instancia y
reformándola la declaró improcedente, indicando que:

a) Mediante la Casación N° 4243-2011 se declaró infundado el recurso de casación


que se interpuso contra la sentencia que revocó la apelada y declaró fundada la
demanda de nulidad del Acuerdo Municipal N° 021- 2007-MDM (que declaró
nulos los Acuerdos Municipales de cambio de zonificación y aprobó se destinen
terrenos a favor de sus trabajadores), retrotrayendo el proceso administrativo al
estado de notificarse a todos los afectados con la resolución que inicia el
procedimiento administrativo de nulidad de acuerdos municipales.

b) La ejecución de la referida casación da lugar a la renovación del proceso


administrativo de nulidad de acuerdos municipales, como condición para acudir al
Poder Judicial a solicitar la nulidad de los actos jurídicos de compraventa, por lo
que no son exigibles las pretensiones demandadas, en razón de que la demandante
carece de interés para obrar, mientras no concluya y quede firme la decisión
pendiente de nulidad de los acuerdos de cambio de zonificación e implementación
del programa de viviendas a favor los trabajadores, decisión que vincula en forma
directa a la adjudicación de los terrenos a favor de los trabajadores municipales,
dentro de los cuales está el bien materia de litigio.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintisiete de junio de dos mil diecisiete, del cuaderno de casación, por las
causales de

a) infracción normativa de los artículos 140 y 219 inciso 8) del Código Civil,
de los artículos 4 y 63 de la Ley Orgánica de Municipalidades – Ley N° 27972.

b) Infracción normativa de los artículos I del Título Preliminar, 50 inciso 6),


y 122 inciso 4) del Código Procesal Civil, al haber sido expuestas las referidas
infracciones con claridad y precisión, señalándose además la incidencia de ellas
en la decisión impugnada.

382
2. Que, tal como se advierte en el párrafo que antecede, se ha declarado procedente
el recurso de casación por supuestas infracciones de orden procesal y de orden
material. En esa perspectiva, corresponde analizar, en primer lugar, las denuncias
procesales, las cuales se ciñen a un tema de orden motivacional.

3. Uno de los enunciados normativos que la entidad recurrente considera


infringido es: “Son deberes de los jueces en el proceso: (…) 6. Fundamentar los
autos y las sentencias, bajo sanción de nulidad, respetando los principios de
jerarquía de las normas y el de congruencia”. Como se observa, dicho dispositivo
hace alusión al deber de motivar las resoluciones judiciales adecuadamente.

4. En múltiples sentencias1 este Tribunal ha señalado que la constitucionalización


del deber de motivar implica que se está ante una obligatoriedad universalizada e
indisponible tanto para la esfera privada como para la pública, permitiendo a las
partes controlar el significado de la decisión (función endoprocesal) y
posibilitando el control democrático de los jueces, que obliga, entre otros hechos,
a la publicación de la sentencia, a la inteligibilidad de la decisión y a la
autosuficiencia de la misma (función extraprocesal). En las mismas resoluciones
judiciales, ha reparado que la motivación no significa la exteriorización del camino
mental seguido por el juez, sino que exista una justificación racional de lo que se
decide. Se trata de una justificación racional que es, a la vez, interna y externa. La
primera consiste en verificar que: “el paso de las premisas a la conclusión es
lógicamente -deductivamente- válido” sin que interese la validez de las propias
premisas. Por su parte, la justificación externa consiste en controlar la adecuación
o solidez de las premisas, lo que supone que las normas contenidas en la premisa
normativa sean normas aplicables en el ordenamiento jurídico y que la premisa
fáctica sea la expresión de una proposición verdadera.

5. En esa perspectiva, la justificación externa exige: (i) que toda motivación debe
ser congruente, de lo que sigue que no cabe que sea contradictoria; (ii) que toda
motivación debe ser completa, por lo que deben motivarse todas las opciones; y
(iii) que toda motivación debe ser suficiente, por lo que es necesario ofrecer las
razones jurídicas que avalen la decisión. Además, se ha sostenido en las mismas
casaciones aludidas, que la motivación puede presentar diversas patologías que en
estricto son la motivación omitida, la motivación insuficiente y la motivación
contradictoria.

383
6. Habrá motivación omitida: (a) de manera formal cuando no haya rastro de la
motivación misma. (b) de manera sustancial cuando exista: (i) motivación parcial
que vulnera el requisito de completitud; (ii) motivación implícita cuando no se
enuncian las razones de la decisión y ésta se hace inferir de otra decisión del juez;
y (iii) motivación per relationem cuando no se elabora una justificación autónoma
sino se remite a razones contenidas en otra sentencia. Habrá motivación
insuficiente, entre otros supuestos, cuando no se expresa la justificación a las
premisas que no son aceptadas por las partes, no se indican los criterios de
inferencia, no se explican los criterios de valoración o no se explica por qué se
prefiere una alternativa y no la otra. Y habrá motivación contradictoria cuando
existe incongruencia entre la motivación y el fallo o cuando la motivación misma
es contradictoria.

7. Siguiendo los lineamientos expuestos en los considerandos anteriores se


advierte que: 1. El juez de primera instancia declaró fundada la demanda al
considerar que el acto jurídico materia de nulidad estaba inmerso en la causal
descrita en el artículo 219 inciso 8) del Código Civil, el cual nos remite al artículo
V del Título Preliminar del mismo cuerpo normativo, al contravenirse normas de
orden público.

8. Dicha sentencia señala que se han vulnerado normas de carácter imperativo tales
como: el artículo 37 del Decreto Supremo N° 027-2003-VIVIENDA; el artículo
3 de la Ley N° 26878, Ley General de Habilitaciones Urbanas, y el artículo 63 de
la Ley Orgánica de Municipalidades.

9. Sin embargo, la Sala Superior ha sostenido que lo que no existiría es interés para
obrar (artículo 427.2 del Código Procesal Civil), al considerar que la Sala de
Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema en la Casación N° 4243-
2011 declaró infundado el recurso de casación que interpusiera la demandante
contra la sentencia de vista emitida en el Expediente N° 222-2008, proceso
contencioso administrativo, en el cual se revocó la sentencia apelada y se declaró
fundada la demanda, retrotrayendo el proceso administrativo al estado de
notificarse a todos los afectados con la resolución que inicia el procedimiento
administrativo de nulidad de acuerdos que dieron origen al Acuerdo Municipal N°
021-2007- MD. Señala que dicha Ejecutoria Suprema imponía en su ejecución la
necesidad que la demandante agote de manera previa el procedimiento

384
administrativo de nulidad de los acuerdos, esto como condición previa para acudir
al Poder Judicial a solicitar la nulidad pretendida. Que ello sería así porque la
pretensión demandada aún no es exigible dado que se necesita previo
esclarecimiento en procedimiento administrativo, por el “carácter moral” derivado
de este; sin embargo, no se explica la implicancia de este “carácter moral”, ni se
da razones (salvo la existencia de la casación emitida por la Sala de Derecho
Constitucional y Social) de por qué el contencioso administrativo debe detener el
proceso civil, más aún si las causales de nulidad que se debaten son distintas y
atañen, las primeras, a la presunta invalidez de actos administrativos y, las
segundas, a la nulidad de actos jurídicos.

10. Por otro lado, nada se ha fundamentado para rebatir las razones por las cuales
el Juez de primera instancia ha considerado que la demanda debe ser declarada
fundada, tales como que existe contravención directa de normas de orden público.

11. Si bien la demandada en su recurso de apelación señaló que la demandante


carecía de interés para obrar al existir pronunciamiento en la Casación N° 4243-
2011, el Juez de primera instancia ante los argumentos de la demandante sobre la
nulidad del Acuerdo Municipal N° 021-2007-MDM declarada tácitamente en el
proceso Contencioso Administrativo N° 222-2008, señaló que aunque dicho
acuerdo municipal no existiera, aunque se hubiera cambiado la zonificación de
manera regular y aunque se hubiera tratado de bienes de dominio privado de la
Municipalidad, existía prohibición taxativa en la Ley Orgánica de
Municipalidades para que los trabajadores de la Municipalidad adquieran los
bienes municipales; por lo que al existir la posición del Juez y la de la apelante, la
Sala Superior debió sopesar ambos criterios y fundamentar la razón por la que
desecha la posición del Juez de primera instancia, situación que no se ha dado en
el presente caso.

12. Asimismo, en cuanto al análisis de los argumentos de la apelante la Sala Civil


en el considerando tercero de la sentencia impugnada denominado “Alegaciones
contenidas en el recurso de apelación”, analiza el recurso de apelación desde el
punto de vista que la apelante sería la Municipalidad Distrital de Majes, lo cual se
advierte cuando señala “debiendo agotar la apelante el procedimiento
administrativo en trámite antes de demandar la nulidad de los actos jurídico
propuestos en acatamiento a la Casación citada en el primer considerando; por lo
que la alegación propuesta debe ser desestimada”. Dicho pronunciamiento es

385
totalmente incongruente, por cuanto quien presentó el recurso de apelación es la
demandada Berzabeth Magaly Coa Gamarra y no la demandante.

13. Teniendo en cuenta lo expuesto se advierte patología en la motivación, de


manera específica motivación omitida parcial de la decisión judicial que afecta el
principio de completitud y la decisión de consecuencias.

14. Sin perjuicio que la omisión en la fundamentación debería acarrear la nulidad


de la sentencia impugnada, conforme lo señalan los artículos 50.6 y 122.4 del
Código Procesal Civil, este Tribunal Supremo advierte que están dadas las
condiciones para emitir pronunciamiento de fondo, tanto porque se ha realizado
actividad probatoria sobre el fondo del asunto, como porque el recurso de casación
también fue admitido por infracción del artículo 63 de Ley N° 27972, Ley
Orgánica de Municipalidades, norma que el Juzgado ha tomado en cuenta para
determinar que el acto jurídico deviene en nulo ya que se estaría contraviniendo
una norma de orden imperativo. Analizando tal disposición, este Tribunal
Supremo observa que la posibilidad que las municipalidades distritales vendan
terrenos a sus trabajadores se encuentra vedada por la propia Ley Orgánica de
Municipalidades, Ley 27972, la que en su artículo 63 dispone: “El alcalde, los
regidores, los servidores, empleados y funcionarios municipales no pueden
contratar, rematar obras o servicios públicos municipales ni adquirir directamente
o por interpósita persona sus bienes. Se exceptúa de la presente disposición el
respectivo contrato de trabajo, que se formaliza conforme a la ley de la materia.
Los contratos, escrituras o resoluciones que contravengan lo dispuesto en este
artículo son nulos, sin perjuicio de las responsabilidades administrativas, civiles y
penales a que hubiese lugar, inclusive la vacancia en el cargo municipal y la
destitución en la función pública”. Tanto más si como requisito para la
transferencia de bienes de Estado debe haber previo pronunciamiento favorable
de la Superintendencia de Bienes Nacionales, conforme al artículo 16 del Decreto
Supremo N° 154- 2001-EF (vigente a la fecha de los hechos) que ha dispuesto:
“El Estado puede transferir a título oneroso o gratuito, la propiedad de los predios
de su dominio privado, a favor de personas naturales o entidades privadas, previo
pronunciamiento favorable de la Superintendencia de Bienes Nacionales. La
transferencia de propiedad de predios del dominio privado del Estado a título
oneroso y a valor comercial, deberá efectuarse bajo la modalidad de subasta
pública; y, excepcionalmente, por venta directa de conformidad con la
normatividad vigente”. Dicha norma encuentra justificación en la necesidad de

386
cautelar los bienes del Estado, impidiendo que estos puedan ser utilizados para
fines particulares y en su desmedro.

15. En tal sentido, tratándose de nulidad absoluta manifiesta, que vulnera normas
de orden público, esta Sala Suprema estima que toda dilación importaría postergar
la solución de la controversia aquí planteada y, vinculando con el pronunciamiento
del Juez de primera instancia, emite decisión de fondo.

V. DECISIÓN

Por estos fundamentos y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal Civil
declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante Municipalidad


Distrital de Majes (fojas cuatrocientos seis); en consecuencia CASARON la
sentencia de vista de fecha ocho de noviembre de dos mil dieciséis (fojas
trescientos cuarenta y tres), dictada por la Sala Mixta Descentralizada e Itinerante
de Camaná de la Corte Superior de Justicia de Arequipa; y, actuando en sede de
instancia: CONFIRMARON la sentencia de primera instancia de fecha treinta y
uno de marzo de dos mil quince (fojas ciento setenta y nueve), que declara
FUNDADA la demanda con lo demás que contiene; DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, conforme
a Ley; y los devolvieron

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SÁLAZAR LIZARRAGA, CALDERÓN PUERTAS.

387
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 1438-2017, LIMA NORTE

SUMILLA: Nulidad de Acto Jurídico y otro Para determinar la existencia de fin


ilícito, se deberá tener en cuenta entre otros el aspecto subjetivo del acto jurídico,
es decir, aquellos propósitos prácticos de las partes, integrados por los móviles
comunes y determinantes que las han llevado a su celebración; sin embargo, éstos
no deben ser contrarios, no solamente al propio ordenamiento jurídico, sino
también al orden público o a las buenas costumbres; siendo inaplicables, aquellos
móviles estrictamente personales y psicológicos los cuales quedan fuera de sanción
por parte del ordenamiento jurídico, debido a que éstos subyacen y perviven en el
interior de los sujetos, sin que trasciendan o tengan relevancia para el derecho.

Lima, siete de setiembre de dos mil diecisiete.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número mil cuatrocientos treinta
y ocho - dos mil diecisiete, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y
producida la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS

1. La demandante Alicia Rezza Rodríguez, demanda nulidad de acto jurídico y


argumenta:

a) El dieciocho de abril de mil novecientos setenta y tres, por escritura pública


celebrada por el Concejo Distrital de San Martín de Porras se otorga en venta a
favor de Alicia Rezza Rodríguez y Simeón Antonio Medina Jiménez el bien
inmueble ubicado en Manzana 31, Lote 18 - A, Asentamiento Humano
Urbanización Perú, Zona 1 Zona y Barrio La Esperanza, Distrito de San Martín de
Porres, inscrito en la Partida Registral N° 55563051 (antecedente registral N°
P01156094) del Registro de Propiedad Inmueble de Lima.

b) En el año mil novecientos setenta y siete, su cónyuge Simeón Antonio Medina


Jiménez hizo abandono del hogar conyugal, estando separados desde hace más de

388
treinta y tres años. Durante esos años por necesidad decidió arrendar el primer piso
del bien inmueble, por lo que en el año dos mil uno aprovechando el vencimiento
del contrato de arrendamiento y la entrega del bien inmueble procedió a realizar
algunas reparaciones a fin de mejorar la infraestructura del primer piso.

c) El seis de abril de dos mil uno, en horas de la mañana fue informada por el
obrero contratado que se habían apersonado tres personas al bien inmueble,
solicitando la desocupación, diciendo que ellos eran los propietarios; ante tal hecho
se apersonó a su domicilio y se entrevistó con las referidas personas, quienes le
manifestaron que el dos de abril de dos mil uno, adquirieron el inmueble de sus
anteriores propietarios, la sociedad conyugal conformada por Julia Olinda Días
Pereyra y don Isaac Adolfo Valencia Arizpe, mostrando una fotocopia del
formulario de transferencia del bien, correspondiente al Registro Predial Urbano,
negándose a entregar el bien. Al investigar sobre la procedencia de los documentos
presentados por los demandados, solicitó copia literal de los asientos existentes en
la Partida Registral N° P01156094, apareciendo inscrita en el asiento N° 10 una
supuesta venta del bien suscrita por la recurrente conjuntamente con su cónyuge a
favor de la sociedad conyugal formada por Isaac Adolfo Valencia Arizpe y Julia
Olinda Días Pereyra. Al solicitar copia certificada del título archivado verificó que
su presunta firma que aparecía avalando la compraventa había sido falsificada y
suplantada su persona, en el acto jurídico de fecha diecisiete de enero de dos mil
uno, firma que había certificado el abogado fedatario adscrito al Registro Predial
Urbano, letrado Hugo Melquiades Damas Orihuela. Señala que procedió a
formular denuncia penal contra los señores Simeón Antonio Medina Jiménez,
Isaac Adolfo Valencia Arizpe, Julia Olinda Días Pereyra, Teodoro Juan Ortega
Salazar, Norma Guerrero Sanez, Alejandrina Teodosia Alvino Gamarra, Mansueto
Antonio Ortega Salazar, por el delito contra la fe pública en su modalidad de
falsedad genérica.

d) Asimismo, el diez de mayo de dos mil dos, formuló la nulidad del acto jurídico
de transferencia del bien inmueble realizado el diecisiete de enero de dos mil uno
ante el Cuarto Juzgado Civil de Lima Norte. Sabiendo los demandados Isaac
Adolfo “Valencia Arizpe y Julia Olinda Días Pereyra el acto ilícito cometido al
falsificar su firma, en complicidad con su cónyuge, procedieron tres meses después
de haber adquirido el inmueble el dos de abril del año dos mil uno, simulando una
transferencia del referido bien a favor de los demandados Teodoro Juan Ortega
Solazar, Norma Guerrero Sanez, Alejandrina Teodosia Alvino Gamarra y

389
Mansueto Antonio Ortega Solazar. Indica que esta transferencia a terceros es la
típica forma de actuar de estas personas inescrupulosas, simulando una segunda
transferencia con la finalidad de ampararse en el principio de la fe registral y así
consolidar su actuar ilícito y convalidar la supuesta adquisición del diecisiete de
enero del año dos mil uno. Es evidente que todos los actos previos a la transferencia
objeto del presente proceso se realizaron con la finalidad de apoderarse
ilícitamente sin su autorización del bien inmueble de su propiedad, incurriendo en
simulación absoluta del acto jurídico al haberse realizado la transferencia de un
predio mucho menor a su valor real desconociendo las características del bien
inmueble, por lo que el supuesto pago nunca se realizó.

e) Además, ante la Municipalidad de San Martín de Porres supuestamente los


presuntos propietarios adquirieron la propiedad el once de mayo de mil
novecientos noventa y ocho, es decir, tres años antes de haber celebrado
formalmente el acto jurídico. Por segunda vez recurre a impugnar este segundo
acto jurídico, pues la primera vez cayó en abandono por no poder continuar con
los gastos que irrogaban los procesos judiciales, motivo por el cual, por segunda
vez recurre a la vía judicial a solicitar la nulidad del acto jurídico del dos de abril
del año dos mil uno.

2. Los demandados Norma Guerrero Sanez, Teodoro Juan Ortega Salazar,


Alejandrina Teodosia Alvino Gamarra y Mansueto Antonio Ortega Salazar,
contestan la demanda y a la vez formulan reconvención (indemnización por daños
y perjuicios), sosteniendo básicamente:

a) Son falsos los argumentos esgrimidos por la demandante, ya que en la


transferencia del inmueble celebrado el dos de abril de dos mil uno, no ha existido
ningún fin ilícito ni simulación absoluta.

b) Conforme a la partida registral pesaba sobre el inmueble sub litis innumerables


medidas de embargo, generados por la propia demandante, luego de haberse
separado de su cónyuge. Cuando se publica la venta del inmueble en el Diario “El
Comercio” concertaron en reunirse con sus propietarios Valencia, quien en
reiteradas oportunidades les enseñó libremente el inmueble, así como previa a su
adquisición verificaron en el Registro Predial Urbano que aparecía sus propietarios
Isaac Adolfo Valencia Arizpe y Julia Olinda Días Pereyra, confirmando con los

390
datos públicos proceden a la realización de la compraventa el dos de abril de dos
mil uno, estando en posesión del predio a partir de esta fecha.

c) La demandante con fecha seis de abril de dos mil uno hace su aparición
abruptamente en el predio, con personas contratadas, quienes procedieron a
desalojarlos violentamente; hecho que denunciaron por lo que fue condenada por
usurpación. El predio nunca estuvo ocupado por la demandante, hecho que fue
desvirtuado por su propio cónyuge Simeón Antonio Medina Jiménez durante el
interrogatorio de su declaración a nivel policial y judicial, ante el 5to. Juzgado
Penal de Lima Norte, en la que declaró que vendió el inmueble. La adquisición del
predio es legal y de buena fe.

d) El pago se efectúo en efectivo y en moneda extranjera, una parte ascendente a


la suma de diez mil dólares fue retirada de la cuenta de ahorros del Banco de
Crédito, perteneciente a su hermano Teodoro Juan Ortega Solazar, y la otra en
efectivo por la suma de un mil quinientos dólares. Lo único que pretende la
demandante es sacar provecho fungiendo que le han adulterado su firma, sabiendo
que su propiedad lo había transferido el diecisiete de enero de dos mil uno; y en
concertación con su cónyuge Simeón Antonio Medina Jiménez, hicieron creer ante
las autoridades que no era la firma de ella, lo que demuestra la vil estafa en
complicidad de los vendedores Isaac Adolfo Valencia Arizpe y Julia Olinda Días
Pereyra.

e) En las probabilidades que se ampare la demanda sería de la parte que le


corresponde, esto es, del cincuenta por ciento, por cuanto la otra le corresponde a
su cónyuge, quien manifestó haber transferido a favor de Isaac Adolfo Valencia
Arizpe y su cónyuge el diecisiete de enero de dos mil uno.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante resolución número veintiuno de fecha catorce de setiembre de dos mil


quince, obrante a fojas seiscientos noventa y uno, el Cuarto Juzgado Especializado
en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte declaró Infundada la
demanda, fundamentado:

a) Básicamente su decisión en la imputación que realiza la demandante sobre la


falsificación de documentos, atañe única y exclusivamente a los codemandados

391
vendedores Isaac Adolfo Valencia Arizpe y Julia Olinda Días Pereyra; es decir,
solo a ellos se les imputa haber actuado dolosamente, más no existe hecho idéntico,
puntual y concreto que se les haya atribuido a los codemandados compradores del
inmueble sub examine, concluyéndose así el hecho de los codemandados se torna
en un motivo particular, más no es el fin (común) del contrato, no incide en él.

b) Que de la sentencia condenatoria expedida por el Quinto Juzgado Penal de fojas


cincuenta y ocho, data del diecisiete de mayo de dos mil cinco, en el cual se ha
establecido que la firma de la demandante fue falsificada por su cónyuge
incriminando a Simeón Antonio Medina Jiménez, materializándose así la venta del
inmueble sub materia a favor de los codemandados Isaac Adolfo Valencia Arizpe
y Julia Olinda Días Pereyra (diecisiete de enero de dos mil uno). Que así las cosas,
del trigésimo quinto motivo de la sentencia glosada, se advierte haberse
consignado “(...) que, en cuanto al delito de Estafa, tiene que los encausados Isaac
Adolfo Valencia Arizpe y Julia Olinda Días Pereyra de Valencia procedieron a
consignar sus datos en formulario, en el cual aparece una venta de inmueble sin
autorización ni conocimiento de Alicia Rezza Rodríguez, originando con
posterioridad la transferencia del inmueble ubicado en el lote dieciocho “A”
manzana treinta y uno. Asentamiento Humano “Urbanización Perú”, Zona “uno”.
Barrio “La Esperanza”, distrito de San Martín de Porres, a los agraviados
Mansueto Antonio Ortega Solazar y Teodoro Juan Ortega Solazar, con lo cual se
establece que los procesados antes mencionados, indujeron en error a los
agraviados Ortega Solazar, máxime si los agentes se valieron de otros elementos
para lograr su objetivo como es el aviso publicitario obrante en el Diario “El
Comercio” sobre la venta del inmueble y que obra a fojas catorce (...)”. Esto es, se
halla demostrado que los codemandados adquirentes del bien actuaron en función
de la publicidad realizada por los vendedores aludidos, lo que, en buena cuenta,
máxime de no haberse aportado prueba alguna que demuestre lo contrario,
conlleva establecer que los adquirentes referidos se encuentran protegidos de la
buena fe registral.

c) En cuanto a la causal de simulación absoluta ello no se ha probado, toda vez


que la adquisición efectuada por los codemandados, esto es, sobre su realidad, no
ha sido desvirtuado; antes bien, de acuerdo a lo anteriormente expuesto, la compra
se habría efectivizado por cuanto los compradores codemandados tomaron
conocimiento de la oferta correspondiente a través del Diario “El Comercio”, tal
como ha sido establecido en sede jurisdiccional penal, sin que ello haya sido puesto

392
en tela de juicio por la actora. En ese sentido, de autos no consta ni aparece prueba
alguna destinada a demostrar la existencia de simulación en el contrato objeto de
este proceso.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

Mediante sentencia de Vista la Sala Civil Transitoria de la Corte Superior de


Justicia de Lima Norte, Confirmó la sentencia apelada que declaró Infundada la
demanda, siendo sus fundamentos más trascendentes los siguientes:

a) Que el contrato materia de nulidad es únicamente el de transferencia a los hoy


demandados Norma Guerrero Sanez, Alejandrina Teodosia Alvino Gamarra,
Teodoro Ortega Salazar y Mansueto Ortega Salazar, este contrato se originó a
consecuencia del contrato anterior que según sentencia penal mantiene ilicitud al
haberse falsificado la firma de la demandante, situación por la que ésta alega mala
fe en las personas mencionadas. Si bien se ha determinado falsificación de la firma
de la demandante, más cierto es que la misma sentencia penal de vista (folios
quinientos veintisiete a quinientos treinta y uno) condena a los hoy demandados
Isaac Adolfo Valencia Arizpe y Julia Olinda Días Pereyra, más no a los hoy
terceros demandados, es más a estos últimos los identifica como agraviados de los
delitos de estafa y usurpación, a los cuales tendrán que abonarles indemnización,
motivo por el que la demandante tan solo cumple con acreditar la mala fe de los
demandados Adolfo Valencia Arizpe y Julia Olinda Días Pereyra, por cuanto estos
han sido condenados por el delito de estafa y falsificación de firmas.

b) La causal de simulación absoluta requiere la acreditación de la mala fe o la


intención concertada de perjudicar, la misma que no se logra evidenciar que
recaiga a los terceros demandados y estando a que la carga de la prueba la mantiene
la demandante, se justifica la aplicación del artículo 2014, considerando además
que dentro de este acto jurídico no se identifica el fin ilícito, ya que no se logra
evidenciar en autos que todos los demandados hallan confabulando contra la
demandante, manteniéndose intacta la buena fe de los terceros demandados.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintisiete de junio de dos mil diecisiete, obrante a fojas setenta y seis del cuaderno

393
de casación, se advierte del auto calificatorio de fecha veintisiete de junio de dos
mil diecisiete, este Supremo Tribunal ha declarado procedente el recurso de
casación por infracciones normativas de carácter procesal y material, por lo que,
corresponde en primer lugar el análisis de las primeras. En el presente caso, el
examen de la denuncia de infracción al derecho a la tutela judicial efectiva; para
luego examinar las infracciones de los artículos 1409 y 2014 del Código Civil, 219
incisos 4 y 5 del Código Civil. En efecto, la estimación de la infracción de carácter
procesal incidiría directamente en el trámite del proceso judicial debido a su efecto
nulificante, careciendo de objeto emitir pronunciamiento sobre las demás
infracciones de carácter material.

2. Que, como conformantes del elenco de los derechos fundamentales se


reconocen, el Derecho a una Tutela Jurisdiccional Efectiva, derecho que bajo las
concepciones del Derecho como una ciencia social en evolución, modernamente
encierra una enorme trascendencia social persiguiendo asegurar el eficaz y
eficiente cumplimiento de alcanzar el anhelo de toda persona humana de existir en
una sociedad digna y por tanto justa, garantizando que el universo de los derechos
fundamentales, hayan sido o no expresamente reconocidos en la Constitución
Política del Estado en favor de la persona humana, sean efectivamente protegidos
por el Estado, la sociedad y los individuos. De que serviría que el ordenamiento
jurídico, partiendo de la norma suprema que es la Constitución, reconozcan
derechos a favor de las personas, si no existe algún derecho que asegure la efectiva
protección de los mismos en el mundo real, estaríamos frente a un reconocimiento
puramente abstracto, teórico de estos derechos, sin efectividad práctica y por lo
tanto frente a la circunstancia de afirmar que estos derechos no existirían,
quedando el ser humano sujeto a la arbitrariedad y a la opresión de los grupos de
poder despreocupados por el interés general. La trascendencia de este derecho
reside en que reconoce y regula una relación jurídica entre el sujeto y el Estado, la
misma que se efectiviza cuando el sujeto exige al Estado, haga uso de su ius
imperium para obligar al responsable de su satisfacción, que puede ser el Estado
mismo, la sociedad o los individuos cumplan con el reconocimiento y satisfacción
de los derechos reclamados; generando a la vez el deber del Estado de atender con
eficacia dicho pedido procurando su satisfacción plena, asignando a uno de su
poderes conformantes (Jurisdiccional) la función de ejercer su ius imperium para
la efectiva satisfacción de los derechos reclamados que han sido negados o
violados. Constituye, en resumen, el derecho que asegura la posibilidad del disfrute
de todos los demás derechos. He allí el sustento de la exigencia a la Jurisdicción

394
de que no responda de cualquier manera al pedido de protección formulado por el
sujeto, sino que su respuesta tiene que ser satisfactoria, debe cubrir las
expectativas, los anhelos de los justiciables y la esperanza de la sociedad de
desarrollarse en dignidad. Toda respuesta arbitraria, insuficiente, genérica,
abstracta, injusta, incompleta, vacía, incongruente, de manera alguna no puede
considerarse protectora de este derecho fundamental o emitida conforme a sus
exigencias, por tanto, no se advierte vulneración alguna respecto de esta infracción.
A mayor abundamiento la recurrente alega infracción al derecho a la tutela judicial
efectiva, no desarrolla concretamente en que consiste esta infracción, respecto de
un derecho que es genérico y de amplio contenido; por el contrario si ha sido objeto
de tutela judicial, tanto en la vía penal, donde hay un proceso con carácter de cosa
juzgada y el presente en la vía civil; promovido por la misma accionante por
segunda vez; pues ella misma refiere en su escrito de demanda, que el primer
proceso incoado por ella misma, cayó en abandono concluyéndose que no hay
infracción al derecho a la tutela judicial efectiva.

3. También se ha declarado procedente el recurso de casación por la infracción


normativa de los artículos 1409 y 2014 del Código Civil, la recurrente alega que
no se puede transferir un bien ajeno; sin embargo, se debe tener presente que, el
contrato materia de nulidad, es el de fecha dos de abril de dos mil uno, celebrado
por Issac Adolfo Valencia Arizpe y Julia Olinda Días Pereyra de Valencia a favor
de Norma Guerrero Sanez, Alejandrina Teodosia Alvino Gamarra, Teodoro y
Mansueto Ortega Salazar; siendo que los transferentes tenían inscrito su derecho
de propiedad en los Registros Públicos, en el Asiento N° 0001, siendo así se
advierte que estos transfirieron en calidad de propietarios del bien materia de litis,
no advirtiéndose infracción alguna respecto del artículo 1409 del Código Civil,
numeral que recoge otra institución jurídica ajena al tema que nos ocupa. Ahora
bien, en cuanto al principio de buena fe pública registral, se tiene que el artículo
2014 del Código Civil señala: “El tercero que de buena fe adquiere a título oneroso
algún derecho de persona que en el registro aparece con facultades para otorgarlo,
mantiene su adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después se anule,
rescinda, cancele o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no consten
en los asientos registrales y los títulos archivados que lo sustentan. La buena fe del
tercero se presume mientras no se pruebe que conocía la inexactitud del registro”,
desarrolla el fundamento del Principio e instituto jurídico de la Buena Fe Pública
Registral que radica en la necesidad de asegurar el tráfico patrimonial cuyo objeto
consiste en proteger y amparar a las adquisiciones efectuadas por los terceros

395
adquirientes a título oneroso y con buena fe -por negocio jurídico y que se hayan
producido confiados en la base del contenido que aparece publicitado en la
inscripción del registro, de quien aparece en el registro como titular registral, que
se inscribe en el registro, contra cualquier intento de enervar dicha adquisición que
se fundamente en causas no inscritas antes, de tal manera que a su vez inscrito su
derecho mantiene su adquisición, aunque después se anule el derecho del otorgante
en base a causas que no consten en los registros, para ello la norma pondera y
enaltece de exacto y completo el contenido de los asientos registrales, en efecto,
las inscripciones del registro se considera exacta y completa respecto de terceros
adquirientes de buena fe, y quien adquiere el derecho de propiedad -como en el
presente caso-, confiado en la información del registro deviene en propietario
aunado a ello la Sala Superior en su considerando tres punto ocho de la sentencia
de vista que “Si bien dentro del contrato anterior, se ha determinado la falsificación
de la firma de la demandante, más cierto es que la misma sentencia de vista penal
(de folios 527 a 531) condena a los hoy demandados Issac Adolfo Valencia Arizpe
y Julia Olinda Días Pereyra, mas no a los hoy terceros demandados, es más a estos
últimos los identifica como agraviados de los delitos de estafa y usurpación, a los
cuales tendrán que abonarles indemnización motivo por el que la demandante
cumple con acreditar la mala fe de los demandados Adolfo Valencia Arizpe y Julia
Días Pereyra, por cuanto estos han sido condenados por el delito de estafa y
falsificación de firmas” (sic). En suma, en el caso que nos ocupa, no se ha probado
la ausencia de buena fe de parte de los demandados adquirientes; por lo que no hay
infracción de este numeral.

4. Respecto a la alegada infracción del artículo 219 inciso 4 del Código Civil,
referido a la causal de nulidad del acto jurídico por fin ilícito: sobre este particular,
resulta necesario precisar algunos conceptos a fin de llegar a una conclusión
valedera sobre cuando estamos ante un acto jurídico afectado con fin ilícito. En
principio, el inciso 3 del artículo 140 del Código Civil1 , que regula como requisito
para la validez del acto jurídico el fin lícito, nuestro sistema jurídico civil ha
adoptado una concepción neocausalista de la causa, que es una variante de las
teorías subjetivas, por las cuales la causa debe entenderse únicamente como los
móviles o motivos determinantes, personales y subjetivos que han llevado al sujeto
a celebrar un acto jurídico, móvil éste que será distinto en cada acto jurídico
concreto que se celebre según las partes intervinientes; empero, tal concepción nos
puede llevar a confundir entre lo que se debe entender por fin o causa y los motivos.
Para superar tal confusión, debe considerarse al fin o causa dentro de una

396
concepción unitaria, que es la imperante en la actualidad en la doctrina civilista, la
misma que señala que la causa es un único elemento, que cuenta con dos aspectos:
objetivo y subjetivo. Así tenemos que, desde un punto de vista objetivo, la causa
tal como debe entenderse en nuestro ordenamiento jurídico, será la función jurídica
en base a la función socialmente razonable y digna que desempeña el acto jurídico;
y desde el punto de vista subjetivo, la causa será el propósito práctico de las partes
integrado por los móviles comunes y determinantes de la celebración del acto
jurídico, es decir lo que las partes persiguen con la celebración de éste. Con lo cual,
para determinar la exista nulidad del acto jurídico por ilicitud del fin, no se deberá
de tener en cuenta el aspecto objetivo del acto jurídico celebrado, pues todo acto
jurídico siempre persigue una función jurídica y socialmente razonable de acuerdo
al ordenamiento jurídico (en dependencia con cada tipo de contrato); sino, al
aspecto subjetivo del mismo, es decir a los propósitos prácticos de las partes,
integrados por los móviles comunes y determinantes que las han llevado a la
celebración del acto jurídico, los mismos que deben ser contrarios no solamente al
propio ordenamiento jurídico, sino contrario también al orden público o a las
buenas costumbres. En esa línea de razonamiento; el fin ilícito, como causal de
nulidad del acto jurídico, se configurará cuando la manifestación de voluntad no
se dirige a la producción de efectos jurídicos que puedan recibir tutela jurídica,
pues la intención evidenciada del o de los celebrantes del acto jurídico es contraria
no solamente al ordenamiento jurídico, sino también al orden público y a las
buenas costumbres, como ocurrirá por ejemplo si dos sujetos se vinculan por un
acto jurídico con la finalidad de que uno de ellos actúe como sicario de la venganza
personal de la otra parte respecto a un tercero. En tal sentido, en el presente caso,
teniendo en cuenta lo expuesto precedentemente, los móviles que han tenido los
demandados en la celebración del contrato de transferencia materia de
controversia, no están vedados por el ordenamiento jurídico, ni por el orden
público ni menos por las buenas costumbres, pues han buscado la producción de
un efecto tutelado por el ordenamiento jurídico como es adquirir la propiedad de
un bien a cambio del pago del precio respectivo, quedando fuera del análisis de
esta causal, aquellos móviles estrictamente personales y psicológicos a los que en
esencia alude la recurrente, que constituyen en estricto motivos, los cuales quedan
fuera de sanción por parte del ordenamiento jurídico, debido a que éstos subyacen
y perviven en el interior de los sujetos, resultando difícil que puedan trascender y
tener relevancia para el derecho, pues el derecho no es psicología ni investigación
agnóstica en el campo de la conciencia.

397
5. En cuanto a lo referente al artículo 219 inciso 5 del Código Civil, que regula la
causal de nulidad por simulación absoluta, se debe destacar previamente, que la
moderna doctrina conceptúa a la simulación como el acuerdo entre dos o más
partes, para realizar una actividad negocial meramente aparente, a la que no
corresponde una efectiva regulación de intereses de las partes o a la que le
corresponde una autorregulación de intereses diversa. La simulación implica la
ostentación de un negocio jurídico aparente y el ocultamiento de la real intención
de las partes de no concluir o concluir un negocio diverso de aquel aparente y, por
ende, productivo de efectos distintos en sus relaciones recíprocas; Sobre esta
causal el recordado jurista y profesor universitario prematuramente desaparecido
Doctor Lizardo Taboada señala: “(…) un caso de discrepancia entre la voluntad
declarada y la voluntad interna, realizada de común acuerdo entre las partes
contratantes, a través del simulatorio, con el fin de engañar a los terceros”.

6. En el caso sub materia, como ya se ha analizado en los considerandos


precedentes de la presente resolución, respecto a la ratio decidenci de la resolución
recurrida, la Sala Superior arriba a la conclusión que en el contrato de compraventa
de fecha dos de abril de dos mil uno, no se ha configurado las causales de fin ilícito
y simulación absoluta, pues las partes contratantes tuvieron la real, voluntad de
realizar un contrato de transferencia de propiedad, puesto que hubo la
contraprestación (precio y cosa) requerida en este tipo de contratos sinalagmáticos;
apreciándose que los demandados terceros de buena fe, adquirieron el bien materia
de litis dentro de los parámetros establecidos en el artículo 140 del Código Civil;
razón por la cual el recurso de casación debe ser declarado infundado.

7. Que, en tal contexto factico y jurídico, se verifica que la sentencia de revisión


si cumplió la aplicación debida del artículo materia de infracción normativa,
además, contiene una decisión que se sustenta en la valoración conjunta y razonada
de los medios probatorios aportados al proceso, para determinar la decisión recaída
sobre el petitorio; motivo por el cual, estamos ante una decisión que si se ajusta al
mérito de lo actuado; es decir, se tiene que las instancias de mérito si han cumplido
con aplicar de forma correcta las normas jurídicas, pues contiene la justificación
fáctica y jurídica de la decisión, y se ha permitido que el derecho actúe en defensa
de la justicia.

8. Resulta necesario precisar que el Recurso de Casación tiene como objetivo un


control de contenido eminentemente jurídico, no correspondiendo atender el

398
pedido formulado por el parte dirigido directamente a lograr que esta Sala Suprema
realice una nueva revisión de los hechos, y una nueva valoración de las pruebas,
que ya han sido admitidas, actuadas y valoradas en las etapas correspondientes del
proceso, especialmente por la Sala Superior, al momento de dictar la resolución de
vista. El pedido revisorio no puede jamás sustentarse únicamente en la
disconformidad con la decisión adoptada sobre el fondo por la Sala Superior, en
uso de su apreciación razonada del caudal probatorio; pretendiendo que esta Sala
Suprema actúe como tercera instancia.

V. DECISIÓN:

Por las consideraciones expuestas y en aplicación del artículo 397 del Código
Procesal Civil Declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas ochocientos setenta y


nueve, por Marlene Torres Pita, en calidad de abogada de Alicia Rezza Rodríguez,
en consecuencia NO CASARON la sentencia de vista de fecha tres de octubre de
dos mil dieciséis, obrante a fojas ochocientos sesenta y cinco, que Confirmó la
sentencia de primera instancia de fecha catorce de setiembre de dos mil quince,
obrante a fojas seiscientos noventa y uno, que declaró Infundada la demanda con
lo demás que contiene; MANDARON publicar la presente resolución en el Diario
Oficial “El Peruano” conforme a ley, y los devolvieron.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, DEL CARPIO RODRÍGUEZ, CALDERÓN


PUERTAS, SÁNCHEZ MELGAREJO, TORRES VENTOCILLA.

399
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 2825-2017, LIMA SUR

SUMILLA: Con relación a la buena fe, se debe señalar que es menester que quien
adquiere un bien por la publicidad del registro debe tener una mínima conducta
diligente al momento de la adquisición, imponiéndosele deberes elementales de
verificación e información, de tal suerte que no basta la sola invocación de la
publicidad registral, sino que además se encuentra obligado a realizar una
actuación conforme a los cánones mínimos de honestidad en la adquisición (buena
fe – diligencia).

Lima, dos de agosto de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número dos mil ochocientos
veinticinco - dos mil diecisiete, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y
producida la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS

1. Los demandantes Jaime Alfredo Luna Retuerto e Hilda Lipa Quicaño, han
interpuesto demanda de nulidad de título de propiedad, fundamentándola en:

a) Que se declare fundada la “nulidad de título de propiedad por cuanto se


consideran propietarios del bien inmueble ubicado en el Sector 2, Grupo 13,
Manzana G, Lote N° 05, del distrito de Villa El Salvador signado con Código de
Predio N° P03015256”.

b) Que se declare la cancelación de los asientos registrales 00002, 00003 y 00004


del Código de Predio N° P03015256 de la Zona Registral N° IX Sede Lima de la
SUNARP, referente a la inscripción de fábrica, inscripción de carga y la
inscripción de desmembración respectivamente.

c) Que se declare la nulidad del acto jurídico de compraventa celebrada entre el


demandado Hipólito Luna Castañeda y la codemandada Edita Rodas Montenegro

400
anotada en el asiento registral N° 03 del Código de Predio N° P03267401 de la
Zona Registral N° IX Sede Lima de la SUNARP, referente a la inscripción de
compraventa presentada por la codemandada Edita Rodas Montenegro inscrita
mediante el Asiento de Presentación N° 2007-00369367, del cinco de julio de dos
mil siete. c. Que se declare la cancelación del asiento registral 0003 del Código de
Predio P03267401 de la Zona Registral N° IX Sede Lima de la SUNARP
concerniente a la inscripción de compraventa celebrada entre los demandados.

d) Solicitan reconocimiento judicial de legítimos propietarios del bien inmueble


ubicado en Sector 2, Grupo 13, Manzana G, Lote 05, del Distrito de Villa El
Salvador, Provincia y Departamento de Lima. e. La inscripción registral del bien
inmueble a nombre de los demandantes en el Código de Predio N° P03015256 de
la Zona Registral N° IX Sede Lima de la SUNARP, como legítimos propietarios.
f. Que se les otorgue una indemnización por daños y perjuicios en la suma de S/
10, 000.00 (diez mil soles) por los daños y perjuicios irrogados y hacen extensivo
al pago de los costos y costas del proceso.

e) Que conjuntamente con su esposa e hijos es poseedor desde mil novecientos


ochenta y tres y constituyeron su hogar en el bien inmueble ubicado en el Sector 2
Grupo 13 Manzana G Lote N° 05 distrito de Villa El Salvador signado con Código
de Predio N° P03015256, el cual lo viene ocupando hasta la actualidad como
propietario, y como tal condición en el año de mil novecientos noventa y cinco
tramitaron el empadronamiento y título de propiedad ante la Dirección Municipal
de Desarrollo Dirección General de Asentamientos Humanos y urbanizaciones
Populares de la Municipalidad de Lima Metropolitana y en la División de
Saneamiento Físico Legal de la Municipalidad de Villa El Salvador conforme lo
acredita con el expediente administrativo N° 954197 que fuera expedido en copias
certificadas de COFORPI de fecha dos de julio del dos mil siete.

f) Asimismo, refieren que en el año mil novecientos noventa y seis, COFOPRI a


través de sus funcionarios se constituyeron en el inmueble de su propiedad y
encontraron en el mismo al demandado Hipólito Luna Castañeda a quien habían
dejado encargado el inmueble, siendo que los funcionarios de COFOPRI
empadronan al demandado como propietario y es que en el año de mil novecientos
noventa y ocho aparece como titular del predio, entre otros fundamentos por los
cuales considera que es el propietario original del inmueble materia de litis.

401
2. El demandado Hipólito Luna Castañeda, contestó la demanda sosteniendo
básicamente que:

a) Es padre del demandante y que es fundador de Villa el Salvador, ya que invadió


el inmueble y está en posesión desde mil novecientos setenta y tres. Asimismo,
indica que no es el cuidador del bien materia de litis. Medios Probatorios: 1.
Solicitud presentada al Gerente General de COFOPRI, del dieciséis de enero de
mil novecientos noventa y ocho, obrante a fojas ciento siete. 2. Solicitud dirigida
al Secretario General, en la cual solicita una constancia de posesión, de fecha
veintiocho de enero de mil novecientos noventa y ocho, obrante a fojas ciento
ocho. 3. Título de propiedad otorgado por COFOPRI, del nueve de marzo de mil
novecientos noventa y ocho, obrante a fojas ciento trece y ciento catorce.

3. La demandada Edita Rodas Montenegro, contestó la demanda sosteniendo que:

a) El veintidós de junio de dos mil siete mediante contrato privado de compraventa


la demandada adquiere la propiedad del sublote 5A por el precio de S/ 20,000
(veinte mil soles). Del mismo modo, refiere que no ha podido tomar posesión del
inmueble debido al problema familiar entre padre e hijo es decir entre el
demandado y el demandante que ha ocasionado que este último no desea desocupar
el bien inmueble.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de fecha veinticinco de abril del dos mil catorce, obrante a
fojas trescientos setenta y siete, declaró Infundada la demanda de nulidad de título
de propiedad y fundada en parte la reconvención, sosteniendo:

a) Con relación a la nulidad del título de propiedad otorgado por COFOPRI a favor
de Hipólito Luna Castañeda, del acervo documentario presentado por la parte
demandante se encuentran los recibos de luz y de agua obrantes a fojas veintiséis
a veintisiete de los mismos se puede apreciar que si bien se encuentra indicada la
descripción del inmueble ubicado en el lote 5, sin embargo los mismos no tienen
como destinatario a los actores, asimismo de la boleta de venta expedida por
COFOPRI de fecha dos de julio de dos mil siete y solicitud dirigida a COFOPRI
se colige la existencia de un trámite administrativo sin que haya declarado la
titularidad de algún derecho de propiedad.

402
b) Señala que los demandantes han podido acreditar la posesión del lote 5 en los
años 1984, 1994, 1995 y 2007 no obstante debe de tenerse en cuenta que la
titularidad registral fue adquirida por Hipólito Luna Castañeda con fecha veintiuno
de abril de mil novecientos noventa y ocho como es de verse de los actuados del
proceso administrativo seguido en COFOPRI y adjuntados a su escrito de
contestación de demanda así como también el título de propiedad otorgado por
COFOPRI anexado a los presentes de fojas ciento trece a ciento catorce, sin que
haya sido objeto de nulidad en la vía administrativa manteniendo así, su eficacia,
por lo tanto, dicho acto jurídico se ha tramitado e inscrito con las formalidades de
ley, así como el contenido que ella contiene no afecta normas imperativas ni el
orden público, más aún si COFOPRI goza de facultades para otorgar títulos de
propiedad, por lo que la pretensión de nulidad de título de propiedad debe de ser
desvirtuada.

c) Por otro lado, en cuanto a la pretensión de nulidad de la compraventa suscrita


entre Hipólito Luna Castañeda y Edita Rodas Montenegro ha quedado establecido
que el demandado Hipólito Luna Castañeda adquirió la propiedad del predio
ubicado en el Sector 2, Grupo 13, lote 05, del Distrito de Villa El Salvador, con
código de predio P03015256, a través de COFOPRI. Asimismo, con fecha veinte
de junio de dos mil siete se efectuó la inscripción de la desmembración del referido
inmueble creándose el Sub Lote 5 con código de predio P03267400 y el Sub Lote
5-A con código de predio P03267401 que fue vendido a la demandada Edita Rodas
Montenegro con fecha veintiocho de junio de dos mil siete.

d) Del mismo modo, indica que con relación a la compraventa efectuada entre los
codemandados respecto al Sub Lote 5-A, el demandado Hipólito Luna Castañeda
tiene al momento de la celebración del contrato de fecha veintiocho de junio de
dos mil siete el derecho de propiedad del inmueble ubicado en el Sector segundo,
Grupo 13, manzana G, Sub lote 5-A, distrito de Villa El Salvador, inscrito en los
Registros Públicos en la partida N°PO3267401, sustentándose la celebración del
acto jurídico en cuestión en el principio de legitimación, recogido en el artículo
2013 del Código Civil.

e) En ese sentido ha de entenderse que la demandada Edita Rodas Montenegro ha


adquirido la propiedad del bien inmueble en virtud del principio de publicidad,
prevista en el artículo 2012 del Código Civil, por lo que dicha compra venta se ha

403
realizado con las formalidades de ley, apreciándose, además, de su contenido que
no afecta normas imperativas ni el orden público.

f) En el presente caso no se acredita los daños y perjuicios que hace alusión la


parte actora, pues de las conclusiones arribadas en los considerandos anteriores no
se advierte conducta antijurídica alguna producida por los demandados hacia los
demandantes por lo que esta pretensión debe de seguir la misma suerte de la
pretensión principal.

g) Que, habiéndose arribado a la conclusión de que la adquisición de la propiedad


por la demandada Rodas Montenegro sobre el sub lote 5 mediante compra venta
de fecha veintidós de junio de dos mil siete se ha realizado con las formalidades
de ley, satisface uno de los requisitos de la reivindicación.

h) Precisa que no encontrándose ésta en posesión del referido inmueble, en


consecuencia, la pretensión principal de la reconvención planteada por la
demandada Edita Rodas Montenegro resulta amparable, debiendo la parte actora
cumplir con la entrega inmediata de la parte correspondiente al sub lote 5.

i) Asimismo, la reconveniente solicita como pretensión accesoria el pago de una


indemnización por daños y perjuicios en la cantidad de S/ 27.500,00.

j) Finalmente, de lo actuado, se advierte que no se ha configurado una conducta


antijurídica seguida del dolo y mala fe de los demandantes que cause algún
perjuicio a los reconvinientes toda vez que, no han requerido la entrega del
inmueble materia de litis a los demandantes. En cuanto a los daños aludidos, estos
no han sido acreditados toda vez que los demandantes no han obrado en forma
dolosa. En lo concerniente a la relación de causalidad esta no ha podido
desarrollarse toda vez que si bien los reconvinientes son los titulares regístrales del
inmueble, sin embargo no solicitaron su entrega oportunamente y por último sobre
el factor de atribución, no habiéndose encontrado conducta dolosa alguna incurrida
por los demandantes, no es posible desarrollar este elemento, siendo esto así, y
estando a las demás conclusiones del presente considerando, la indemnización
solicitada deviene en infundada.

III.SEGUNDA INSTANCIA

404
Mediante sentencia de vista de fecha veinticinco de enero de dos mil diecisiete,
obrante a fojas ochocientos ochenta y uno, mediante la cual confirmó la sentencia
apelada. Siendo sus fundamentos más trascendentes los siguientes:

a) Señala que se tiene que el actor Jaime Luna Retuerto efectivamente inició los
trámites ante la Municipalidad Metropolitana de Lima con la finalidad de
empadronamiento y posterior titulación del inmueble materia de litis antes de su
desmembración, tal como se acredita con el expediente administrativo N° 954197,
al respecto es de mencionarse que dicha instrumental en modo alguno acredita que
efectivamente le corresponda algún derecho de propiedad a su favor, o que a través
de dicho procedimiento haya obtenido con anterioridad la titularidad del inmueble
materia de litis, que permita al juzgador tener la certeza de que el titulo adquirido
por el demandado en el año de 1998 (por parte de COFOPRI) deviniese en nulo o
adoleciera de alguna causal de nulidad, si bien puede el actor haber demostrado
algún tipo de posesión sobre el inmueble, la misma se debía al grado de parentesco
existente entre el actor y el demandado (hijo/padre) tal como se acredita con la
declaración testimonial realizada en la audiencia de pruebas y a la declaración de
parte, situación que no ha sido cuestionada por parte de los actores.

b) Por otro lado, se tiene que la parte actora a efectos de sustentar su pretensión
refiere que el ingeniero a cargo de la suscripción de los planos correspondientes a
efectos de procederse a la desmembración del inmueble materia de litis, ha
manifestado que sus asesores no se han constituido al inmueble materia de litis
habiendo sido sorprendido por el demandado (conforme a los argumentos de al
instrumental obrante de fojas 55), dicho medio probatorio resulta ser insuficiente
a efectos de acreditar la pretensión de la parte actora, ya que el mismo constituye
una simple y mera declaración del ingeniero que no ha producido mayores efectos
jurídicos ya que en caso de haber sido amparada tal alegación del ingeniero en
Registro Públicos se hubiesen realizados las acciones correspondientes, en ese
sentido al no tener un respaldo y/o otros instrumentos que generen la convicción
en el juzgador sobre la veracidad de los hechos que se invocan la misma resulta
ser insuficiente como se ha mencionado.

c) En ese sentido en necesario tener presente lo regulado en el artículo 200 del


Código Procesal Civil, en cuanto refiere que cuando la parte no acredita con
medios probatorios los hechos que sustentan su demanda, ésta debe ser declarada
infundada, lo cual ocurre en el presente caso siendo que la parte actora no ha

405
probado los hechos que sustentan en su demandada, en consecuencia, la misma
deviene en infundada.

d) Siendo en el presente caso, que la parte demandada ha formulado reconvención


siendo la pretensión la reivindicación del inmueble materia de litis el juzgado ha
determinado que la reivindicación resulta procedente, situación que resulta
atendible dado que la parte demandante no le ampara título de propiedad alguno
que sea oponible al título que ostenta la parte reconviniente, motivo por el cual
corresponde ordenar que la parte demandante cumpla con desocupar el inmueble
correspondiente al sub lote 5A inscrito en la partida registral N° P03267401 a la
parte reconviniente Edita Rodas Montenegro, ahora a su sucesor procesal José
Alfredo Linares.

e) En lo que respecta a los agravios señalados en el recurso de apelación los


mismos no resultan atendibles conforme a las consideraciones precedentes, en el
sentido de que se alega de que el juzgador no ha tomado en consideración la
solicitud suscrita por el Ingeniero Gilmer Ramiro Novoa Figueroa, en lo que se
refiere a la desmembración del lote materia de litis, documento como bien se ha
mencionado resulta ser insuficiente a efectos de poder amparar la pretensión de la
parte actora; dicho así la resolución venida en grado ha de ser confirmada.

IV. RAZONAMIENTO DE LA SALA SUPREMA

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintitrés de agosto de dos mil diecisiete, obrante a fojas setenta y tres del cuaderno
de casación, por las causales de:

a) De la lectura de los fundamentos del recurso de casación, así como de la


resolución de procedencia a que se ha hecho referencia con anterioridad en esta
resolución, se establece que la materia jurídica en discusión se centra en determinar
si al expedirse la sentencia de vista, que a su vez confirma la apelada, se han
respetado las garantías del debido proceso y la motivación de las resoluciones
judiciales, y en caso de desestimarse estas causales se procederá a dilucidar las
otras infracciones normativas por las cuales también se ha declarado procedente el
recurso.

406
2. Que conforme se tiene expuesto precedentemente, esta Sala Suprema ha
declarado procedente el recurso de casación por infracciones normativas tanto
procesales como sustantivas, por lo que, coexistiendo ambas causales, corresponde
pronunciarnos en primer lugar sobre la infracción procesal denunciada, la que
deberá entenderse como principal, dado su efecto anulatorio si es que fuese
amparada. Siendo pertinente, debido a ello, pronunciarnos respecto de la
infracción material, si es que previamente se han desestimado las procesales, dado
que la regla jurídica anteriormente invocada, las considera como subordinadas.

3. Es menester precisar que el recurso de Casación es un medio impugnatorio


extraordinario que permite ejercer el control de las decisiones jurisdiccionales, con
la finalidad de garantizar la correcta aplicación e interpretación del derecho
objetivo y la unificación de la Jurisprudencia nacional de la Corte Suprema de
Justicia de la República, así como determinar si en dichas decisiones se ha
respetado el debido proceso, traducido en el respeto a los, principios que lo
integran.

4. Atendiendo a lo expuesto en el recurso de Casación, en efecto se aprecia que el


demandante en su escrito de demanda, plantea su petitorio a través de dos
pretensiones que él califica como Principal y Accesoria, como ya se detalló en la
parte expositiva de esta Sentencia, debiendo considerarse al respecto que la
calificación que el demandante de a sus pretensiones, dentro del abanico que
establece nuestro ordenamiento procesal civil, (artículos 83 y 84 del Código
Procesal Civil), no vincula o ata indefectiblemente al órgano jurisdiccional, a dicha
calificación, pues será el juzgador, quien como órgano técnico y atendiendo a la
naturaleza de la pretensión le atribuya la calificación que le corresponda, teniendo
como único límite los hechos invocados por la parte que la propone. En el caso
que nos ocupa, en efecto resulta palmario que las pretensiones planteadas como
Principal y Accesoria, a la luz del escrito de la demanda y de los fundamentos de
la misma son dos pretensiones claramente autónomas o independientes, sin que
esto signifique un total aislamiento entre las mismas, puesto que hay conexidad
entre ellas, derivadas del aspecto fáctico del conflicto y las partes involucradas en
el mismo. Además, que no se ha modificado las pretensiones de las partes. De otro
lado, cabe precisar que los demandados a lo largo del proceso se han defendido
interponiendo diversos escritos (contestación de la demanda, reconvención, etc.),
esto quiere decir que no se han encontrado en estado de indefensión. Cuarto:
Entrando al análisis de las causales procesales, se debe señalar que el derecho

407
fundamental al debido proceso, reconocido en el artículo 139 numeral 3 de la
Constitución Política del Estado, es un derecho continente que comprende un
conjunto de derechos fundamentales de orden sustantivo y procesal. Al respecto,
el Tribunal Constitucional ha señalado que “su contenido constitucionalmente
protegido comprende una serie de garantías, formales y materiales, de muy distinta
naturaleza, que en conjunto garantizan que el procedimiento o proceso en el cual
se encuentra inmersa una persona, se realiza y concluya con el necesario respeto y
protección de todos los derechos que en él puedan encontrarse comprendidos”.

5. Asimismo, “el debido proceso es un derecho humano abierto de naturaleza


procesal y alcances generales, que busca resolver de forma justa las controversias
que se presentan ante las autoridades judiciales. Este derecho contiene un doble
plano, pues además de responder a los elementos formales o procedimentales de
un proceso (Juez natural, derecho de defensa, plazo razonable, motivación
resolutoria, acceso a los recursos, instancia plural, etc.), asegura elementos
sustantivos o materiales, lo que supone la preservación de criterios de justicia que
sustenten toda decisión (juicio de razonabilidad, juicio de proporcionalidad, etc.)”.

6. En su aspecto procesal, el debido proceso comprende también el derecho a la


motivación de las resoluciones judiciales, reconocido en el artículo 139 numeral 5
de la Norma Fundamental, que implica que los jueces están obligados a expresar
las razones o justificaciones objetivas que sustentan sus decisiones. Y ello es así
porque, en un Estado Constitucional y Democrático de Derecho, la motivación de
las resoluciones judiciales garantiza que las partes y los ciudadanos en general
ejerzan un adecuado control y fiscalización sobre el poder delegado a los jueces
para administrar justicia en nombre del pueblo. Sétimo: Sobre la dimensión del
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales se ha afirmado que
“no solo es un derecho de toda persona (natural o jurídica) a recibir de los órganos
de la jurisdicción una decisión debidamente justificada, sino que constituye al
mismo tiempo un principio que define a la función jurisdiccional del Estado y, a
su vez, una garantía instrumental para asegurar el cumplimiento de otros principios
y derechos fundamentales en el marco de un Estado Democrático”.

7. Igualmente, como también lo ha señalado el Tribunal Constitucional, las


razones o justificaciones objetivas que llevan a los jueces a tomar una determinada
decisión, deben provenir no solo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable al
caso, sino de los propios hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso.

408
Bajo esa visión, el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales “es una
garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las
resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se
derivan del caso”.

8. Por otro lado, en cuanto a la afectación al derecho a la tutela jurisdiccional


efectiva, positivizado en el artículo I del Título Preliminar del Código Procesal
Civil vigente. Al respecto, en un Estado Constitucional, Social y Democrático de
Derecho se ha definido que el fin del derecho constituye el reconocimiento y
protección de los derechos fundamentales de la persona humana, tanto por el
Estado como por la sociedad y los individuos que la integran, como única forma
de asegurar que esta persona humana viva en dignidad, correspondiendo al Poder
Judicial la trascendente función de asegurar, como última ratio, el cumplimiento
de dicha finalidad, al momento de resolver los conflictos de intereses concretos
que le son planteados para su solución.

9. Del mismo modo, se debe tener en cuenta lo establecido en el artículo VII del
Título Preliminar del Código Procesal Civil, “El Juez debe aplicar el derecho que
corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido
erróneamente. Sin embargo, no puede ir más allá del petitorio ni fundar su decisión
en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes”.

10. El precepto contenido en la norma citada, es el conocido como el principio


“iura novit curia” según el cual el Juez tiene el deber de aplicar la norma jurídica
que corresponde a los hechos invocados; pues como órgano técnico que aplica el
derecho, no está vinculado por el derecho que invoquen las partes, sino que debe
resolver los autos conforme corresponda teniendo como único límite los hechos
invocados, pues es en función a ellos que se limitará el debate y análisis probatorio.
Dicho límite es conocido como el principio de congruencia, regulado en el segundo
párrafo del citado artículo VII, según el cual el Juez no puede ir más allá del
petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por
las partes; límite que se presenta como un complemento del principio de iura novit
curia pues es coherente y razonable que corresponda a las partes exponer y probar
únicamente el petitorio y los hechos que lo sustentan, y al Juez efectuar la
calificación jurídica de los mismos.

409
11. Por su parte, se debe agregar que el artículo 12 del Texto Único Ordenado de
la Ley Orgánica del Poder Judicial, modificado por el artículo único de la Ley N°
28490, publicada el doce de abril de dos mil cinco, prescribe que: “Todas las
resoluciones, con exclusión de las de mero trámite, son motivadas, bajo
responsabilidad, con expresión de los fundamentos en que se sustentan. Esta
disposición alcanza a los órganos jurisdiccionales de segunda instancia que
absuelven el grado, en cuyo caso, la reproducción de los fundamentos de la
resolución recurrida, no constituye motivación suficiente”

12. Que, precisamente, regulando este derecho fundamental, el legislador ha


optado por imponer al Juez, en los términos que señala el artículo 197 del Código
Procesal Civil, la obligación de valorar en forma conjunta y razonada todos los
medios de prueba, dado que, las pruebas en el proceso, sea cual fuera su naturaleza,
están mezcladas formando un conjunto integral; por lo que, es responsabilidad del
Juzgador reconstruir, en base a los medios probatorios, los hechos que den origen
al conflicto, por lo tanto, ninguna prueba deberá ser tomada en forma aislada,
tampoco en forma exclusiva, sino en su conjunto, pues sólo teniendo una visión
integral de los medios probatorios se puede sacar conclusiones en busca de la
verdad que es el fin del proceso y sujetándose a las alegaciones expuestas por las
partes a lo largo de todo el proceso.

13. Dicho lo anterior y atendiendo al petitorio de la demanda, se procederá a


analizar si, en el caso concreto, se ha producido algún tipo de afectación del
derecho fundamental al debido proceso alegado por el recurrente, que en su
dimensión procesal comprende, entre otros, el derecho a la motivación de las
resoluciones judiciales y, en su dimensión sustantiva, supone que toda decisión
judicial debe ser razonable y proporcional.

14. Absolviendo los agravios del recurso de casación por las causales procesales
de manera conjunta es de sostener, que la Sala de mérito ha señalado en el
considerando noveno de la recurrida lo siguiente: “(…) analizando las
instrumentales aportadas por la parte actora que sustentan su pretensión de nulidad
de título de propiedad otorgado a Hipólito Luna Castañeda, se tiene que el actor
Jaime Alfredo Luna Retuerto efectivamente inició los trámites ante la
Municipalidad Metropolitana de Lima, y Municipalidad Distrital de Villa el
Salvador, con la finalidad de empadronamiento, y posterior titulación del inmueble
materia de litis antes de su desmembración, tal como se acredita con el Expediente

410
administrativo N° 954197, al respecto es de mencionarse que dicha instrumental
en modo alguno acredita que efectivamente le corresponda algún derecho de
propiedad a su favor, o que a través de dicho procedimiento haya obtenido con
anterioridad la titularidad del inmueble materia de litis, que permita al Juzgador
tener la certeza de que el título adquirido por el demandado en el año de 1998 (por
parte de COFOPRI), deviniese en nulo o adoleciera de alguna causal de nulidad,
como la invocada fin ilícito, al igual que la compra venta a favor de su co
demandada, por haberlo adquirido legalmente de su titular, y disponer del mismo
en su condición de propietario (…)”(sic). Asimismo, el Juez de la causa en el
considerando décimo de la apelada ha señalado: “(…) los demandantes han podido
acreditar la posesión del lote 5 en los años 1984, 1994, 1995 y 2007 no obstante
debe de tenerse en cuenta que la titularidad registral fue adquirida por Hipólito
Luna Castañeda con fecha veintiuno de abril de mil novecientos noventa y ocho
como es de verse de los actuados del proceso administrativo seguido por
COFOPRI y adjuntados a su escrito de contestación de demanda, así como también
el título de propiedad otorgado por COFOPRI anexado a los presentes de fojas
ciento trece a ciento catorce, sin que haya sido objeto de nulidad en la vía
administrativa manteniendo así su eficacia. Por lo que dicho acto jurídico se ha
tramitado e inscrito con las formalidades de ley, así como el contenido que ella
contiene no afecta normas imperativas ni el orden público, más aún, si COFOPRI
goza de facultades para otorgar título de propiedad, por lo que la pretensión de
nulidad de título de propiedad debe ser desvirtuada (…)” (sic).

15. Estando a lo expuesto en el considerando que antecede, se advierte que las


instancias de mérito no dan respuesta a lo afirmado por los demandantes a lo largo
de todo el proceso, respecto a quien se encuentra en posesión del bien sub litis
desde el año de mil novecientos ochenta y tres, asimismo en base a esa posesión
es que iniciaron los trámites administrativos a fin de que se les reconozca por la
autoridad administrativa como propietarios del bien sub litis, y que desde esa fecha
hasta la actualidad se encuentran en posesión del bien sub materia; tanto más, si se
advierte a fojas cincuenta y seis, la constancia N° 165-2007-GAT/
MVES/SG.AOT expedida por la Municipalidad Distrital de Villa el Salvador en la
cual se refiere que “el demandante Jaime Alfredo Luna Retuerto, figura registrado
como contribuyente del predio antes mencionado a partir del año de 1994 hasta el
momento del cambio de nombre realizado por el señor Luna Castañeda Hipólito
como nuevo contribuyente…”; igualmente, no se ha tenido en cuenta el Acta de
Nacimiento de Hilda Roxana Luna Lipia (fojas noventa) hija de los demandantes,

411
donde aparece como fecha de nacimiento el día veinte de julio de mil novecientos
ochenta y cinco y en donde se consigna como dirección domiciliaria en el Sector
dos, Grupo Trece, Manzana G, Lote 5 (el bien materia de litis), en tal sentido se
advertiría muy por el contrario a lo señalado por el Juez de la causa (quien ha
afirmado que la posesión de los demandantes solo fueron en los años 1984, 1994,
1995 y 2007), que los recurrentes se encontrarían en posesión del bien sub litis
desde el año de mil novecientos ochenta y cinco, y teniendo en cuenta la constancia
expedida por la Municipalidad mencionada, esa posesión se ha extendido hasta el
año 2007 fecha en la cual su padre hace el cambio de nombre de contribuyente del
bien sub litis; posesión que los actores vienen ostentando hasta la fecha, y que les
ha permitido realizar trámites ante la autoridad respectiva a fin de lograr su
titulación, lo que podría hacer presumir que Luna Castañeda Hipólito al momento
de obtener el título de propiedad de COFOPRI ha obrado de mala fe al momento
de obtenerlo, situación que debe de analizar el A quo, con el fin de expedir una
resolución de manera justa que cumpla con los fines del proceso señalados en el
artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil; para ello podría
solicitar ante el COFOPRI el expediente administrativo en donde se llevó a cabo
la titulación a la nombrada persona, pues en autos solo aparece de fojas doce a
catorce tres documentos de ese expediente; es más, a fojas catorce, obra una
notificación dirigida al señor Luna Castañeda en la cual se le ha observado su
pedido al no presentar recibos de pago de autoavalúo del año 1996, recibo de pago
de luz, agua y otros servicios que figuren a nombre del poseedor, constancia de
posesión emitida por el Asentamiento Humano del Sector y Constancia de
adjudicación expedida por la Municipalidad Distrital a nombre del poseedor del
lote.

16. Asimismo, se aprecia de la resolución recurrida que para desestimar la


pretensión de nulidad de acto jurídico de la compra venta de los demandados
(Hipólito Luna Castañeda y Edita Rodas Montenegro) únicamente ha señalado la
Sala de mérito, que la codemandada ha adquirido la propiedad del bien sub litis de
quien era realmente el titular del predio, sin sostener nada más al respecto, lo cual
vulneraría el deber de motivación de las resoluciones judiciales, el derecho de
defensa de los recurrentes y por ende el debido proceso, situación que ha ocurrido
también con la expedición de la sentencia apelada pues si bien en el noveno
considerando señala el tema sobre la buena fe registral, y en el considerando
décimo segundo, se sostiene que el acto jurídico de compra venta del bien sub litis
se ha realizado respetando el principio de legitimación y publicidad registral

412
habiéndose cumplido con las formalidades de ley; sin embargo, nada dicen las
instancias sobre el argumento también constante de los recurrentes en el sentido
de que la codemandada Edita Rodas Montenegro habría obrado de mala fe en la
adquisición del bien sublitis, pues según refieren tenía conocimiento de que los
recurrentes era los poseedores del bien sub materia, acreditando esta situación con
la carta notarial de fecha dieciséis de julio de dos mil siete, en la cual les solicitan
que desocupen el bien sub litis, por haberlo adquirido a sabiendas de los problemas
que existían sobre dicho bien; en tal sentido el A quo deberá analizar la buena o
mala fe con la que habría obrado la codemandada al momento de adquirir la
propiedad.

17. Este Supremo Colegiado, debe de mencionar con relación a la buena fe, que
es menester que quien adquiere un bien por la publicidad del registro debe tener
una conducta diligente al momento de la adquisición, imponiéndosele deberes
elementales de verificación e información, de tal suerte que no basta la sola
invocación de la publicidad registral, sino que además se encuentra obligado a
realizar una actuación conforme a los cánones mínimos de honestidad en la
adquisición (buena fe – diligencia)7 . En esta misma línea se ha dicho que “la sola
denominación de buena fe ya la diferencia valorativamente de la simple
ignorancia, y la envuelve en un ámbito de moral que la configura en forma
decisiva. Una buena fe sin diligencia tiene más de censurable ignorancia que de
buena fe protegible. De igual modo, repárese en que el Registro es una verdad
formal que no agota la realidad jurídica, y si ésta se muestra accesible, por lo menos
generando el estado de duda suficiente para reaccionar, entonces no existe razón
alguna para que el hombre recto y prudente no deba avanzar hasta saldar la duda y
obtener el conocimiento efectivo de la realidad, sin pretender cobijarse en el manto
de la buena fe cuando estuvo a su alcance la realidad”.

18. Por otro lado, para reconocer la eficacia de la publicidad registral frente al
tercero no bastaría con la condición de tercero adquirente a título oneroso con
buena fe (esto es, desconociendo la falta de real titularidad del transmitente), sino
que haría falta una buena fe activa, en virtud de la cual el tercero haya agotado los
medios ordinarios de investigación de la titularidad del transmitente y la
verosimilitud de una realidad objetiva, que impida la utilización del registro como
instrumento defraudatorio; la buena fe no se limita a una buena fe creencia, sino
que exige una buena fe diligencia; en tal sentido, la buena fe implica la creencia
racional y fundada por parte del tercero de que quien le transfiere el derecho es

413
legítimo titular del mismo. Del mismo modo, conforme aparece en la Exposición
de Motivos Oficial del Código Civil, “La buena fe que se exige a una persona a
efectos de constituirse en tercero registral, es la de ignorar la existencia de
inexactitud en lo publicado por el registro. En otros términos, si en verdad existen
razones de nulidad, rescisión o resolución, que no aparecen en el registro, ellas
deben ser además desconocidas por quien pretende ampararse en el principio
estudiado”.

19. Estando a lo expuesto en el considerando que antecede, cabe precisar que el


sentido común establece como regla de conducta coincidentemente con nuestra
realidad socioeconómica que cuando vamos adquirir la propiedad de un inmueble
haciendo realidad el “sueño de la casa propia”, obramos con un mínimo de
diligencia, esto es que en forma simultánea al derecho de propiedad tengamos
también el derecho de poseer el mismo inmueble; es decir, disfrutar físicamente de
manera inmediata en su total acepción, del predio adquirido; lo que implica
verificar mínimamente y en forma previa la situación actual del predio a adquirir;
mucho más si en el presente caso, la codemandada Edita Rodas Montenegro ha
manifestado que conoce “los problemas familiares” existentes entre el demandante
y el codemandado Hipólito Luna Castañeda; y estos hechos o circunstancias deben
ser analizadas a la luz de la buena fe que exigen las normas registrales (artículos
2012, 2013 y 2014 del Código Civil) para gozar de su manto de protección. Siendo
ello así, el A quo deberá analizar si en la adquisición de la propiedad por parte de
la codemandada Edita Rodas Montenegro ha sido diligente y si ha estado en la
posibilidad de poder haber conocido la realidad extra registral del bien sub litis.

20. Del mismo modo, debe de analizarse con mayor rigurosidad el hecho de que
los demandantes han señalado que el demandado desmembró una porción de la
propiedad con un plano y verificación de un profesional quien ha señalado que fue
sorprendido por el padre del demandante y que nunca se constituyeron al bien sub
litis para la verificación y cuando lo hicieron se encontraban en el bien inmueble
los actores (fojas 55 y 394), razón por la cual solicitó al registrador que anulara los
asientos 00002, 00003 y 00004 de la partida N° PO3015256, siendo que deberá
tenerse en cuenta lo estipulado en el artículo 107 del Reglamento General de los
Registros Públicos que señala: “Cancelación por declaración judicial de invalidez
Quien tenga legítimo interés y cuyo derecho haya sido lesionado por una
inscripción nula o anulable, podrá solicitar judicialmente la declaración de
invalidez de dicha inscripción y, en su caso, pedir la cancelación del asiento en

414
mérito a la resolución judicial que declare la invalidez”; que es lo que precisamente
han realizado los demandantes con el presente proceso y que merece respuesta por
parte del órgano jurisdiccional.

21. Por otro lado, se debe señalar que en cuanto al primer acto jurídico
cuestionado, esto es el título de propiedad otorgado por COFOPRI, al demandado
Hipólito Luna Castañeda, debe tener en cuenta el juzgador, que esta institución o
entidad creada en 1996 mediante el Decreto Legislativo N° 803, Ley de Promoción
del Acceso a la Propiedad Formal, tiene por fines, como su nombre lo indica,
Comisión de Formalización de la Propiedad Informal, esto es ajustar, sincerar la
formalidad en atención a la realidad, dicho de otro modo formalizar la condición
y calidad de propietario a los ciudadanos que se encuentran en posesión a título de
propietarios de predios o inmuebles que vienen ocupando, como regla en zonas
periféricas, para incorporarlos plenamente a la formalidad, a las ventajas de tener
su derecho inscrito en el Registro de Propiedad Inmueble, etc. El razonamiento es
sencillo, COFOPRI otorga título a quien viene poseyendo el inmueble materia de
formalización, entonces cabe preguntarse, si esta es la regla, como se explica que
quien ostenta un título emanado primigeniamente de COFOPRI, no se encuentre
en posesión del inmueble objeto de titulación, tratando de buscar una explicación
que responda a un razonamiento sencillo, pero sujeto al marco fáctico y jurídico
expuesto, conforme lo establece el artículo 3, de la Ley de Promoción del Acceso
a la Propiedad Formal, Decreto Legislativo N° 803, “Artículo 3.- (…) Para
formalizar la propiedad, COFOPRI podrá ejercer las siguientes competencias
dependiendo de la modalidad de posesión, ocupación o titularidad que
corresponda: a.1) Identificará y reconocerá las diversas formas de posesión,
ocupación, tenencia y titularidad de terrenos con fines urbanos, que requieran la
formalización de la propiedad en favor de sus ocupantes (…)”. A esto ayudará
tener a la vista el expediente administrativo del cual emana el título de propiedad
cuestionado. Nos sometemos a la crítica que conlleve el reenvío de este proceso,
pero respondemos que se justifica en aras de dar cumplimiento a los fines del
proceso establecido en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal
Civil, cuyo texto es bastante conocido “El Juez deberá atender a que la finalidad
concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses o eliminar una
incertidumbre, ambas con relevancia jurídica, haciendo efectivos los derechos
sustanciales, y que su finalidad abstracta es lograr la paz social en justicia. En caso
de vacío o defecto en las disposiciones de este Código, se deberá recurrir a los
principios generales del derecho procesal y a la doctrina y jurisprudencia

415
correspondientes, en atención a las circunstancias del caso”, y obviamente tratar
que la decisión final del conflicto materia de este proceso tenga una impronta de
justicia. Si bien el recurrente en su recurso de casación fórmula como pedido
casatorio revocatorio, en el informe oral efectuado por el Letrado a cargo de su
defensa en la Vista de la causa en Audiencia Pública, fue explícito en plantear este
pedido casatorio como anulatorio.

22. Está decisión no implica afectación al principio de independencia de los


órganos jurisdiccionales de mérito, quienes conforme a nuestra Constitución
Política del Estado, Ley Orgánica del Poder Judicial solo están sujetos en la
actividad jurisdiccional a los preceptos de la Carta Magna o ley de leyes y a
resolver las causas conforme a las pruebas actuadas en el proceso, con arreglo a
derecho, tratando de llegar a una decisión justa, conforme a lo establecido en el
artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que contiene los fines
abstracto y concreto del proceso.

23. En tal sentido, se advierte que se ha infringido el debido proceso, el deber de


motivación de las resoluciones judiciales, el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva de los recurrentes, por tal razón debe de reenviarse el presente proceso al
Juzgado de origen a fin de que teniendo en cuenta lo precedentemente expuesto,
expida nueva resolución.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones, de conformidad con el artículo 396 del Código Procesal
Civil, Declararon FUNDADO el recurso de casación de fecha veinticinco de abril
de dos mil diecisiete, interpuesto a fojas ochocientos cincuenta y nueve, por Jaime
Alfredo Luna Retuerto e Hilda Lipa Quicaño; en consecuencia NULA la sentencia
de vista de fecha veinticinco de enero de dos mil diecisiete, obrante a fojas
ochocientos ochenta y uno, INSUBSISTENTE la sentencia apelada de fecha
veinticinco de abril de dos mil catorce, obrante a fojas trecientos treinta y siete,
ORDENARON que el A quo expida nueva sentencia teniendo en cuenta lo
expresado en la presente resolución; MANDARON publicar la presente resolución
en el Diario Oficial “El Peruano” conforme a ley; y los devolvieron

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUAMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZÁRRAGA, CALDERÓN PUERTAS.

416
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 1645-2016, AREQUIPA

SUMILLA: Para encontrar amparo bajo los efectos de los principios de publicidad
y buena fe registral, no basta alegar el simple desconocimiento de la inexactitud
del registro, sino que, además, resulta exigible un comportamiento diligente y
honesto por parte del tercero que los invoca, al momento de su adquisición,
conducta que no se verifica en el presente caso.

Lima, veintidós de marzo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa mil seiscientos cuarenta y cinco,
dos mil dieciséis; en audiencia pública realizada en la fecha y producida la votación
de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


doce de abril, obrante a fojas ciento treinta y cinco del cuaderno de casación
cuaderno de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos 140, 2012 y 2014 del Código Civil;
para sustentar su recurso, la sociedad conyugal codemandada señaló que la
voluntad de la actora en la celebración del contrato denominado “promesa
recíproca de compraventa”, en el año dos mil cuatro, era la de celebrar un contrato
preparatorio que no genera obligación de celebrar el contrato definitivo, razón por
la cual se pactaron arras en caso de incumplimiento, lo cual puede advertirse de
sus cláusulas contractuales, siendo esa la voluntad que la actora dio a conocer a los
demandados mediante carta notarial del catorce de octubre de dos mil cuatro;
además, inició un proceso judicial sobre obligación de dar suma de dinero contra
el codemandado José Carlos Benavides Torrelly, planteando como pretensión que
este cumpla con el pago de las arras dobladas y una indemnización; razón por la
cual, señalan que si bien la demandante arguye ahora que celebró un contrato
definitivo de compraventa, debe tenerse en cuenta que hasta antes de la sentencia

417
dictada el ocho de marzo de dos mil siete, en dicho proceso, para la demandante,
su contrato era uno preparatorio, voluntad que puso de manifiesto en el propio
contrato, en las comunicaciones cursadas y al haber iniciado el proceso para
obtener el pago de arras dobladas.

Señaló, además, que en caso se considere al mencionado contrato como uno


definitivo, en razón del pronunciamiento recaído en la sentencia antes referida, ello
no significa que todos debieron suponer lo mismo desde la fecha de su celebración
y, por tanto, alegar la mala fe de la sociedad conyugal demandada, lo cual atentaría
contra el principio de seguridad jurídica.

De otro lado, refieren que en la fecha del siete de octubre de dos mil cuatro, en la
que el codemandado José Carlos Benavides Torrelly, junto a su hermano Juan
Pablo Benavides Torrelly y su señora madre Gina María Torrelly Torrelly,
celebraron el acto jurídico de compraventa del 30% de las acciones y derechos de
propiedad respecto del inmueble matriz en controversia a favor de los recurrentes
(situado en Calle Jerusalén 402), este era de propiedad de los cinco herederos de
José Luis Eduardo Benavides Corro en el 50% y de la señora Roxana Mercedes
Catalina Benavides Corro el otro 50%, conforme aparece inscrito en la Partida
Registral N° 01132006 de los Registro Públicos de Arequipa, y todo lo que
contradiga este hecho fundamental es jurídicamente inválido de acuerdo con lo
dispuesto en los artículos 140 y 2014 del Código Civil.

Luego, en el asiento C00006 de la indicada partida registral obra una


regularización vía judicial, en la cual los herederos de José Luis Eduardo
Benavides Torrelly han adquirido el 100% de dicho inmueble en virtud de la
adjudicación efectuada por Roxana Mercedes Benavides Corro de Rickkets. En
ese sentido, indican que el predio matriz no era de propiedad exclusiva de la
sucesión de José Carlos Benavides Torrelly, sino que conforme figura en el asiento
C00006 antes indicado, la sucesión recién adquiere el 100% del inmueble en virtud
de la adjudicación del 50% efectuada por su otra copropietaria, la señora Roxana
Mercedes Benavides Corro de Riccketts, en mérito al convenio de partición
material de los bienes de la herencia celebrado en la audiencia especial de Junta de
Coherederos del treinta y uno de enero de dos mil uno, aprobada por resolución
N° 97-2006, del cuatro de setiembre de dos mil seis, expedida en el proceso de
división y partición N° 1997-92; por lo que el señor José Carlos Benavides Torrelly
no pudo haber celebrado un contrato preparatorio válido con la demandante, ya

418
que no contaba con facultades suficientes para celebrarlo, pues aún no tenía tales
derechos y los mismos eran de naturaleza incierta conforme al artículo 1406 del
Código Civil. Indican, por tanto, que en dicha fecha (siete de octubre de dos mil
cuatro) celebraron el contrato definitivo de compraventa de la totalidad de
derechos hereditarios que le correspondían al codemandado José Carlos Benavides
Torrelly (10%), pues este era propietario del 10% del 50% de las acciones y
derechos del inmueble, estando acreditado que el codemandado les vendió la
totalidad de derechos que le correspondían al siete de octubre de dos mil cuatro,
siendo estos los derechos hereditarios materia del presente conflicto; tiempo en el
que no figuraba limitación alguna por parte de los vendedores ni del bien objeto
de venta en registros públicos, y tampoco tenían conocimientos del contrato
preparatorio de promesa recíproca de venta, el cual recién les fue comunicado por
carta notarial del catorce de octubre de dos mil cuatro, siete días después de
celebrado el acto jurídico cuya nulidad se pretende, por lo que dicha carta no atenta
contra la buena fe registral de los compradores ahora recurrentes, y, en especial,
no estaba inscrito el asiento C00006 y tampoco se había expedido la resolución
71- 2006 que integra la resolución 63-2001.

Concluyen señalando que según la propia demandante ingreso en el año dos mil
uno a ocupar el inmueble en controversia en mérito a un contrato inicial de alquiler
que celebró con la señora Gina María Torrelly Torrelly, lo cual se demuestra del
propio texto de la demanda y la promesa recíproca de compraventa celebrada entre
la demandante y el codemandado José Carlos Benavides Torrelly.

2. En principio, debe indicarse de manera preliminar que la función nomofiláctica


del recurso de casación garantiza que los Tribunales Supremos sean los encargados
de salvaguardar el respeto del órgano jurisdiccional al derecho objetivo, evitando
así cualquier tipo de afectación a normas jurídicas materiales y procesales;
procurando conforme lo menciona el artículo 384° del Código Procesal Civil la
adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto.

3. El presente proceso se inició con la demanda interpuesta por Carmen Vanesa


Franco Franco, obrante a fojas ciento quince, por la cual solicita que se declaren
nulos e inválidos los actos jurídicos de compraventa y sus respectivas aclaratorias,
rectificatorias y modificatorias, por los cuales el codemandado José Carlos
Benavides Torrelly transfirió el porcentaje del 20% de las acciones y derechos que
tenía sobre el inmueble ubicado en la Calle Jerusalén 402, distrito, provincia y

419
departamento de Arequipa (en adelante el predio matriz), a favor de la sociedad
conyugal demandada, conformada por Asis Orlando Vela Flores y cónyuge,
Victoria Concepción Bellido Delgado, invocando las causales de contravención de
las normas que interesan al orden público y fin ilícito.

4. Dichos actos jurídicos se encuentran contenidos en la escritura pública de


compraventa de acciones y derechos de fecha siete de octubre de dos mil cuatro y
aclaratoria del veintitrés de agosto de dos mil cinco, mediante la cual el
codemandado José Carlos Benavides Torrelly transfirió inicialmente el 10% de las
acciones y derechos que le correspondían sobre el referido inmueble a favor de la
sociedad conyugal demandada; y escritura pública de compraventa de acciones y
derechos de fecha veintiocho de noviembre de dos mil seis, rectificatoria y
modificatoria del veintitrés de diciembre de dos mil seis y aclaratoria del once de
enero de dos mil siete, mediante la cual el codemandado José Carlos Benavides
Torrelly transfirió el otro 10% de las acciones y derechos que tenía sobre el mismo
inmueble a favor de la misma sociedad conyugal.

5. Asimismo, solicitó como pretensión accesoria la cancelación parcial de los


asientos C00003 y C00007 de la Partida Registral N° 01132006, donde se inscribió
la transferencia de los derechos cuya nulidad se pretende. Señala como
fundamentos de su demanda, que en el año dos mil uno ingresó a ocupar la tienda,
trastienda y medio baño (en adelante la tienda comercial), que formaban parte del
predio matriz antes referido, signado como Calle Jerusalén N° 402 B, en mérito de
un contrato de alquiler, iniciando su negocio de agencia de viajes y turismo;
posteriormente, mediante escritura pública de fecha veinticinco de junio de dos mil
cuatro adquirió de José Carlos Benavides Torrelly la propiedad de la indicada
tienda comercial por el precio de US$ 10,000.00, pero que en algunos de sus
pasajes se le llamó erróneamente promesa de venta; no obstante ello, indica que,
bien analizado, se trataría de una compraventa definitiva, tal y como se determinó
en la sentencia recaída en el proceso sobre obligación de dar suma de dinero que
iniciara en contra del codemandado José Carlos Benavides Torrelly.

6. En virtud de dicho contrato el vendedor se comprometió a sanear la propiedad


a su nombre, con partición física e inscripción registral; existiendo partición
convencional de fecha veintidós de abril de dos mil cuatro, aprobada por el
Segundo Juzgado de Familia en el proceso N° 2004-675, mediante resolución 003-
04 del cuatro de junio de dos mil cuatro; pero que, aprovechándose de que ni la

420
partición ni su contrato se habían inscrito, el codemandado José Carlos Benavides
Torrelly se coludió con sus codemandados para celebrar otro contrato de
compraventa a favor de estos últimos, respecto de todo el predio matriz,
incluyendo la tienda comercial que adquirió. Refiere, asimismo, que el predio
matriz del cual forma parte integrante la tienda comercial en referencia corre
inscrito en la Ficha N° 11063, hoy Partida Registral N° 01132006, y pertenecía a
los siguientes copropietarios: José Carlos Benavides Torrelly, Gina María Torrelly
Torrelly, Juan Pablo Benavides Torrelly, Gina Jiuliana Benavides Torrelly y Luis
Eduardo Benavides Torrelly (codemandado, madre y hermanos), quienes
adquirieron el 50% de las acciones y derechos por sucesión hereditaria y el otro
50% por convenio de partición hereditaria celebrado en audiencia especial del
treinta y uno de enero de dos mil uno, aprobado por resolución 63-2001, expedida
en el proceso de división y partición N° 1997-92, esta última inscrita en vía de
regularización en el asiento C00006. Es decir, que estas cinco personas adquirieron
la propiedad en dos momentos diferentes, consolidándose la propiedad del 100%
a partir del treinta y uno de enero de dos mil uno, correspondiéndole a cada uno de
los copropietarios el 20% sobre el predio matriz.

7. Además, refiere que la venta del 20% de las acciones y derechos equivalente a
la tienda comercial fue vendida en dos partes por José Carlos Benavides Torrelly
a favor de la sociedad conyugal demandada (el 10% en el año dos mil cuatro y,
luego, el otro 10% en el año dos mil seis), quienes ya sabían de su contrato de
compraventa anterior, por lo que concluye que no habrían actuado de buena fe,
toda vez que, con fecha catorce de octubre de dos mil cuatro, les cursó una carta
notarial, poniéndoles en conocimiento de su contrato, el cual fue anexado a dicha
carta; cursándoles, asimismo, una invitación a conciliar el veintinueve de
diciembre de dos mil cuatro, en la que se les volvió a poner en conocimiento;
agrega que en el referido proceso sobre obligación de dar suma de dinero, se
precisó en la demanda del dieciocho de enero de dos mil cinco el contenido y
alcances del mismo; finalmente, sostiene que ejerce la posesión de la tienda
comercial y que los codemandados inscribieron su derecho recién el veinticinco de
agosto de dos mil cinco, cuando ya tenían conocimiento de la existencia y alcances
de su derecho adquirido.

8. Concluye señalando que los codemandados se han puesto de acuerdo para


perjudicar el derecho de la actora, pues la sociedad conyugal demandada
actualmente aparece en los Registros Públicos como propietaria de todo el predio

421
matriz, incurriendo en responsabilidad penal por el delito de defraudación, al
vender como un bien libre conociendo que no lo era.

9. Mediante sentencia expedida el treinta y uno de julio de dos mil quince, obrante
a fojas quinientos uno, el Sexto Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte
Superior de Justicia de Arequipa declaró infundada la demanda, señalando que del
análisis de los medios probatorios se advierte que la voluntad de la demandante
Carmen Vanesa Franco Franco en el contrato denominado “promesa recíproca de
compraventa” era un contrato preparatorio, el cual no genera la obligación de
celebrar el contrato definitivo, motivo por el cual, se pactaron arras en caso de
incumplimiento; y que hasta antes de la sentencia recaída en el proceso de
obligación de dar suma de dinero, de fecha del ocho de marzo de dos mil siete,
para la demandante, dicho contrato era uno preparatorio. En tal sentido, el juzgador
consideró que no existe fi n ilícito por parte de la sociedad conyugal demandada,
quienes, sabiendo de dicho contrato, podían comprar dicho bien, dado que el pago
de arras sería responsabilidad de José Carlos Benavides Torrelly, pues el contrato
preparatorio podía cumplirse con el pago de arras, con lo cual quedaría resuelto, y
es con posterioridad al indicado proceso de obligación de dar suma de dinero que
se entendió que el contrato era uno definitivo, por tanto, la mala fe se daría con
fecha posterior a dicho pronunciamiento, quedando acreditado que todos los
contratos celebrados entre los codemandados fueron realizados con fecha anterior
a la sentencia, por lo que habrían obrado con buena fe de acuerdo a lo dispuesto
en el artículo 2014 del Código Civil; dejando a salvo el derecho de la demandante
de pedir la devolución del dinero entregado en la vía pertinente y declarando
además infundadas las pretensiones accesorias.

10. Conocida la causa en segunda instancia, la Segunda Sala Civil de la Corte


Superior de Justicia de Arequipa, mediante sentencia expedida el veintinueve de
enero de dos mil diecisiete, revocó la sentencia apelada y, reformándola, declaró
fundada la demanda, por la causal de fi n ilícito y contravención de las normas que
interesan al orden público y, consecuentemente, fundada la pretensión accesoria.
Ello tras considerar que si bien el contrato del veinticinco de junio de dos mil
cuatro fue denominado promesa recíproca de compraventa, realmente se trataría
de un contrato de compraventa definitivo, pues cumple con sus elementos
constitutivos esenciales, esto es, objeto, precio y forma de pago; además, se
realizaron pagos de cuotas mensuales, cumpliendo la demandante con lo
establecido en el contrato y manteniendo además la posesión del bien en discordia;

422
señalando además que dicho contrato ha sido valorado del mismo modo en la
sentencia recaída en el proceso de obligación de dar suma de dinero iniciado por
la actora (expediente 552-2005) y el proceso de desalojo iniciado contra ella
(expediente N° 8521-2006). Así también, la Sala Superior señaló que el
codemandado José Carlos Benavides Torrelly, junto a su madre y sus tres
hermanos, realizaron las transferencias objeto de nulidad a favor de la sociedad
conyugal demandada en mérito de haber adquirido el 100% de la propiedad por
convenio de partición material de los bienes de la herencia, celebrado en audiencia
especial de junta de coherederos del treinta y uno de enero de dos mil uno, siendo
aprobada por resolución 71-2006, expediente 1997-92, e inscrito en el asiento
C00006, que publicita en vía de regularización dicha partición; seguidamente, los
antes nombrados iniciaron un proceso de autorización de convenio particional,
expediente 2004-675, conteniendo el convenio particional del veintiuno de abril
de dos mil cuatro, concluyendo con la aprobación del mismo, conforme es de verse
de la resolución 003-04, por medio del cual se le adjudicó al codemandado José
Carlos Benavides Torrelly los ambientes que constituyen la tienda comercial
objeto de controversia, por tanto, concluye el Colegiado Superior que la
transferencia a favor de la demandante tiene plena eficacia. De otro lado, la Sala
Superior determinó que la Carta Notarial del catorce de octubre de dos mil cuatro,
consignaba: “le alcanzo copia de la escritura pública de promesa reciproca de
compraventa celebrada en junio de 2004, que acredita mi titularidad de propiedad
sobre dicho bien”, la cual no ha sido contradicha por la parte demandada, por lo
que, al momento de adquirir los derechos sobre el citado predio, los adquirientes
sabían de la venta realizada a favor de la demandante; por el contrario, con fecha
veintitrés de agosto de dos mil cinco, realizaron aclaratoria y modificatoria del
primer contrato de compraventa, reafirmándose en la compra del 10% del bien
controvertido y, peor aún, procedieron a la compra del otro 10% sobre el mismo
bien. Además, en la cláusula octava del contrato del siete de octubre de dos mil
cuatro, se verifica que los demandados tenían conocimiento de la posesión ejercida
por la demandante y que era necesario un desalojo de ser el caso; asimismo, la
demandante citó a conciliación extrajudicial con fecha veinticinco de junio de dos
mil cuatro, lo cual demuestra una vez más que los adquirientes tenían
conocimiento de la transferencia. Finalmente, la Sala Superior concluye que, si
bien los demandados han adquirido la propiedad materia de discordia y cuentan
con derecho inscrito, no la han adquirido de buena fe, causando perjuicio a la
demandante, por lo que dichos actos son nulos por tener un fin ilícito y,
consecuentemente, por contravenir a las buenas costumbres y al orden público.

423
11. El presente recurso de casación interpuesto por la sociedad conyugal
demandada, conformada por Asis Orlando Vela Flores y Victoria Concepción
Bellido Delgado tiene por objeto que se analice si la sentencia emitida por la Sala
Superior ha incurrido en infracción normativa de los artículos 140, 2012 y 2014
del Código Civil; pues, a su criterio, no se ha tenido en cuenta la fe pública registral
con la que adquirieron la propiedad del 20% de las acciones y derechos del
inmueble en controversia que pertenecían al codemandado José Carlos Benavides
Torrelly.

12. Al respecto, tenemos que el artículo 2012 del Código Civil recoge el principio
de publicidad registral, según el cual, se presume, sin admitirse prueba en
contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido de las inscripciones.
Esto implica que, a partir de una presunción absoluta, los terceros no podrán alegar
desconocimiento o ignorancia del contenido de las inscripciones; por el contrario,
aquello que no esté publicado no debe perjudicarlos ni oponérseles por cuanto
nunca estuvieron en posibilidad de conocerlo. El fi n de la publicidad registral
consiste en otorgar una completa seguridad jurídica.

13. Por su parte, el artículo 2014 del Código Civil, recoge el denominado principio
de la buena de registral, en virtud del cual el tercero que de buena fe adquiere a
título oneroso algún derecho de persona que en el registro aparece con facultades
para otorgarlo, mantiene su adquisición una vez inscrito su derecho, aunque
después se anule, rescinda o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no
consten en los registros públicos. La buena fe del tercero se presume mientras no
se pruebe que conocía la inexactitud del registro.1 Este principio es uno de los
pilares en los que se sustenta la seguridad del tráfico jurídico inmobiliario, en
virtud del cual, el tercero de buena fe y a título oneroso hace inatacable su
adquisición siempre que haya confiado en la veracidad del registro y haya inscrito
su propio derecho, por lo que resulta inmune a cualquier causa de nulidad,
resolución o rescisión que afecte el título de su transmitente cuando esta no conste
en los registros. Si bien es cierto que la buena fe implica confiar en la exactitud de
los pronunciamientos del registro, y principalmente desconocer la inexactitud del
mismo; no obstante, debe exigirse al tercero que la invoca una conducta diligente
al momento de la adquisición, por lo que se imponen deberes elementales de
verificación e información; en ese sentido, no basta alegar simple
desconocimiento, sino que, además, el sujeto que pretende la tutela se encuentra

424
obligado a realizar una actuación conforme a los cánones mínimos de honestidad
en la adquisición. Este principio busca proteger al tercero que ha adquirido de
buena fe un derecho de quien finalmente carecería de capacidad para otorgarlo, lo
que implica la búsqueda de la seguridad en el tráfico inmobiliario, y que supone a
veces un sacrificio en la seguridad del derecho.

14. A su vez, el artículo 140 del Código Civil invocado establece la definición
legal y elementos de validez del acto jurídico, siendo este la manifestación de
voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas,
requiriéndose para su validez de los siguientes elementos: agente capaz, objeto
física y jurídicamente posible, fin ilícito y observancia de la forma prescrita bajo
sanción de nulidad, habiéndose declarado la nulidad de los actos jurídicos
cuestionados por las causales de fin ilícito y contravención de las normas que
interesan al orden público.

15. Ahora bien, examinando los argumentos que sustentan la infracción de las
normas precitadas, apreciamos que los recurrentes sostienen haber adquirido de
buena fe las acciones y derechos que son materia de las transferencias cuya nulidad
se pretende, por cuanto al siete de octubre de dos mil cuatro (fecha de la primera
transferencia) no figuraba en los Registros Públicos limitación alguna por parte de
los vendedores ni del bien objeto de venta; no obstante, de acuerdo a lo expresado
en el considerando anterior, debe tenerse en consideración que para encontrar
amparo bajo los efectos de los principios invocados, como el de publicidad y buena
fe registral, no basta alegar el simple desconocimiento de la inexactitud del
registro, sino que además, resulta exigible un comportamiento diligente y honesto
por parte del tercero que los invoca, al momento de su adquisición, conducta que
no se verifica en el caso presente como veremos a continuación.

16. En efecto, es una situación fáctica establecida la Sala Superior y que no ha sido
desvirtuada por los cónyuges codemandados ahora recurrentes, que en la cláusula
octava de la escritura pública de fecha siete de octubre de dos mil cuatro, obrante
a fojas veintinueve, se verifica que estos tenían conocimiento de la posesión
ejercida por la demandante y que era necesario un supuesto desalojo de ser el caso.
Sobre este punto, los recurrentes se han limitado a señalar que la actora ingresó a
ocupar la tienda comercial en controversia en virtud de un contrato de alquiler
suscrito con la madre del codemandado José Carlos Benavides Torrelly, en el año
dos mil uno; sin embargo, dicha circunstancia no los eximía de tomar las medidas

425
de cuidado necesarias como apersonarse al inmueble y verificar por sí mismos
quien ejercía la posesión e inquirir cuál era el vínculo que le unía con los
vendedores o cuál era el título que la amparaba y le otorgaba el derecho a poseer,
siendo razonable suponer que todo aquél que adquiere un inmueble buscará
cerciorarse de la real situación de las personas con las que contrata así como la de
los bienes sobre los que contrata, a fi n de proteger su adquisición. Sumado a lo
anterior, la Sala de Mérito dejó establecido que la carta notarial entregada el
catorce de octubre de dos mil cuatro, remitida por la actora a la sociedad conyugal
demandada, obrante a fojas cincuenta y cinco, indicaba textualmente lo siguiente:
“estando a la conversación sostenida entre la suscrita, mi señor padre y ustedes el
último fi n de semana del mes de setiembre del año en curso respecto de la
propiedad y posesión del inmueble (tienda) signada con el Nro. 402-B de la calle
Jerusalén, conforme al compromiso asumido le alcanzo copia de la escritura de
promesa recíproca de compraventa celebrada con fecha junio del 2004 que acredita
mi titularidad de propiedad sobre dicho bien”; pudiendo apreciarse que la actora
había puesto en conocimiento de los recurrentes su titularidad respecto al inmueble
en controversia con anterioridad a la celebración de los contratos cuya nulidad se
pretende, lo cual no ha sido contradicho ni desvirtuado por los recurrentes, y
evidencia que si bien el contrato de la actora así como el convenio de división y
partición por el que se adjudicó la tienda comercial en controversia a favor de su
transferente no constaban inscritos en los Registros Públicos, los recurrentes tenían
noticia de dichos actos y estaban en la posibilidad de requerir su exhibición a la
demandante a fi n de corroborar sus afirmaciones.

17. Apreciándose que, conforme lo ha establecido la Sala Superior a partir del


examen de autos, los hermanos Benavides Torrelly y la madre de estos adquirieron
el 100% de la propiedad del inmueble matriz en virtud al convenio de partición
notarial de los bienes de la herencia celebrado en audiencia especial de junta de
coherederos del treinta y uno de enero de dos mil uno; y que, con posterioridad a
ello, iniciaron un proceso de autorización de convenio particional, cuyas copias
obran a fojas tres y siguientes, concluyendo con la aprobación del convenio
particional del veintiuno de abril de dos mil cuatro, mediante resolución N° 003-
04 de fojas diecinueve y siguientes, por medio del cual se le adjudicó al
codemandado José Carlos Benavides Torrelly los ambientes que constituyen la
tienda comercial ubicada en calle Jerusalén N° 402-B que es materia de la presente
controversia; lo cual permite concluir, como lo hizo el Colegiado Superior, que la
transferencia celebrada entre el codemandado José Carlos Torrelly y la

426
demandante Carmen Vanesa Franco Franco tiene plena eficacia, en atención a que
dichos actos se realizaron con anterioridad a la celebración de su contrato. Y si
bien, en principio, al no constar inscritos en los Registros Públicos, dichos actos
no resultarían oponibles ni podrían perjudicar a los terceros que no intervinieron
en su celebración, amparados en el principio de publicidad registral; tenemos que
en el caso de autos, se ha acreditado que los recurrentes sí estuvieron en la
posibilidad real de conocerlos, toda vez que conocían de la posesión ejercida por
la demandante y habían sido informados por ella misma de manera indubitable
mediante la carta notarial entregada con fecha catorce de octubre de dos mil siete,
la que incluso hace referencia a una comunicación verbal anterior a la fecha de
celebración de la primera transferencia efectuada a favor de los recurrentes; puede
inferirse válidamente, por tanto, que si no los conocían, por lo menos estuvieron
en condición razonable de hacerlo de haber observado los deberes mínimos de
diligencia requerida.

18. En cuanto a la naturaleza jurídica del contrato de la demandante, se aprecia


que la Sala Superior determinó que se trataba de un contrato de compraventa
definitivo, pues cumple con los requisitos esenciales de objeto, precio y forma de
pago, además, se realizó el pago de cuotas mensuales, cumpliendo la demandante
con lo establecido en el contrato y manteniendo la posesión del inmueble en
discordia; precisando también, la Sala Superior, que así había sido determinado en
la sentencia recaída en el proceso de obligación de dar suma de dinero iniciado por
la actora contra el codemandado José Carlos Benavides Torrelly y en el proceso
de desalojo iniciado por los recurrentes contra aquella.

19. Apreciándose que la sociedad conyugal demandada no ha rebatido


adecuadamente lo argumentado por el Colegiado Superior a este respecto, pues tan
solo han señalado que dicho contrato tiene naturaleza preparatoria al haberse
pactado arras en caso de incumplimiento y que, en todo caso, para la demandante
era también de naturaleza preparatoria por lo menos hasta el momento en que se
expidió sentencia en el referido proceso de obligación de dar suma de dinero el
ocho de marzo de dos mil siete, por lo que antes de su emisión no podría existir
mala fe de su parte. sin embargo, conforme se ha indicado antes, la actora alegó
mediante la carta notarial del catorce de octubre de dos mil cuatro su titularidad
como propietaria respecto de la tienda comercial en controversia, y si bien pudo
haber señalado erróneamente que se trataba de un contrato preparatorio, debe
considerarse que la declaración sobre la naturaleza del acto resulta indiferente,

427
pues más allá de la denominación empleada por las partes, del texto y las
circunstancias del caso era posible identificar el acto designado como un contrato
definitivo de compraventa, siendo razonable suponer que un comprador diligente
habría recurrido a la asesoría profesional pertinente a fi n de resguardar su
adquisición, lo cual permite concluir que los recurrentes estuvieron por lo menos
en condiciones razonables de conocer la real naturaleza jurídica del contrato de la
demandante.

20. En ese contexto, resulta cuestionable que la sociedad conyugal codemandada,


habiendo tenido conocimiento tanto de la posesión ejercida por la demandante
respecto a la tienda comercial en controversia, así como del contrato de la
demandante de fecha veinticinco de junio de dos mil cuatro que fue anexado a la
carta notarial que les fue cursada por la actora el catorce de octubre del mismo año;
pretendan obtener amparo en el principio de buena fe registral señalando que
contrataron en base a lo que constaba en los registros, pues se ha demostrado en
base a las circunstancias antes mencionadas que por lo menos estuvieron en
condición razonable de conocer la inexactitud del mismo, es decir, que el
codemandado José Carlos Benavides Torrelly y sus coherederos ya habían
adquirido el 100% de la propiedad del inmueble matriz, habían obtenido la
aprobación judicial del convenio de partición por el cual se adjudicó la tienda
comercial en controversia a favor de José Carlos Benavides Torrelly y que,
posteriormente, este había transferido dicha tienda comercial a favor de la
demandante.

21. Por estas razones, a juicio de esta Sala Suprema, que coincide sustancialmente
con la Sala Superior, a los recurrentes no les alcanzan los efectos de los principios
de publicidad y buena fe registral, motivo por el cual, la causal denunciada debe
ser desestimada. Consecuentemente, al no haber podido demostrar que el criterio
asumido por la Sala Superior no se ajusta a derecho, toda vez que con sus
argumentos los recurrentes no han logrado desvirtuar lo establecido en la sentencia
de vista; y no advirtiéndose error alguno en la aplicación y/o interpretación de las
normas cuya infracción se denuncia; se determina que el presente recurso debe ser
desestimado.

II. DECISIÓN:

Por estos fundamentos, declararon:

428
INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la sociedad conyugal
conformada por Asis Orlando Vela Flores y Victoria Concepción Bellido Delgado,
obrante a fojas seiscientos ochenta y cuatro; en consecuencia, NO CASARON la
sentencia de vista expedida el veintinueve de enero de dos mil dieciséis, obrante a
fojas seiscientos cuarenta y siete; DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos
por Carmen Vanessa Franco contra los recurrentes y José Carlos Benavides
Torrelly, sobre nulidad de acto jurídico; y los devolvieron. Interviniendo como
Juez Supremo ponente el señor Hurtado Reyes.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, HURTADO REYES, HUMANÍ LLAMAS,


SALAZAR LIZÁRRAGA CALDERÓN PUERTAS.

429
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 413-2016, LIMA

SUMILLA: La indagación de la causa del acto jurídico implica analizar no solo


la función económica que caracteriza el tipo de acto jurídico, sino la finalidad
práctica a la que se dirige específicamente la voluntad de las partes.

Lima, veintiséis de marzo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la presente causa en la fecha, y producida
la votación conforme a ley; emite la siguiente sentencia:

I. MATERIA DEL RECURSO

Se trata del recurso de casación interpuesto por Gisselle Castro Arquiñigo a fojas
cien del cuaderno formado en esta Sala Suprema, contra la sentencia de vista de
fojas cuatro mil doce, de fecha seis de noviembre de dos mil quince, emitida por
la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que revocó la
sentencia apelada de fojas tres mil seiscientos cincuenta y cinco, de fecha treinta y
uno de enero de dos mil catorce, en el extremo que desestima la pretensión de
nulidad del contrato de compraventa contenido en la escritura pública de fecha
siete de febrero de dos mil dos, celebrada entre Martha Raquel Fonseca Heredia y
la recurrente, inscrita en el Asiento C00006 de la Partida número 47434246 del
Registro de Predios de Lima; y, reformándola declaró fundado dicho extremo; en
consecuencia, nulo el referido acto jurídico por la causa de fin ilícito y dispuso la
cancelación del Asiento C00006 de la Partida número 47434246 del Registro de
Predios de Lima.

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha dos


de noviembre de dos mil diecisiete, obrante a fojas trescientos veintidós del
cuaderno de casación, por las causales de:

430
a) La infracción normativa de los artículos VII del Título Preliminar, 50 inciso
6 y 122 inciso 3 del Código Procesal Civil: Alega que la Sala Superior ha
vulnerado el principio de congruencia procesal, ya que no se ha pronunciado
respecto de los agravios denunciados en el recurso de apelación de sentencia, sino
sobre agravios totalmente diferentes; por lo tanto, se ha producido un desvío del
debate procesal; agrega además, que la instancia superior ha incorporado de oficio
un hecho al proceso, consistente en que el cinco de marzo de dos mil dos despojó
a la asociación demandante del inmueble sub litis; no obstante, ese hecho nunca
fue alegado por las partes;

b) La infracción normativa de los artículos 139 inciso 5 de la Constitución


Política del Perú, 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial y 122 incisos 3 y 4 del Código Procesal Civil: Sostiene que la sentencia
impugnada carece de una debida motivación; pues, por un lado señala que existió
una supuesta intencionalidad maliciosa al celebrar el contrato de compraventa en
perjuicio de la parte demandante; y, de otro, que se actuó negligentemente; agrega
que la cuestionada sentencia concluye que no es un tercero de buena fe, porque es
parte del contrato cuya nulidad se solicita, sin tener en cuenta que su argumento
de defensa consistió en que tiene la calidad de tercero de buena fe respecto del
contrato anterior cuya nulidad se determinó por la sentencia de primera instancia;

c) La infracción normativa del artículo 139 inciso 14 de la Constitución


Política del Perú: Afirma que la sentencia impugnada ha vulnerado el derecho de
defensa, ya que se ha pronunciado sobre argumentos que no fueron alegados en el
recurso de apelación de sentencia; por lo tanto, se le ha causado indefensión, y,
además, se contravienen las reglas y garantías del debate judicial, el contradictorio
y el derecho a probar en contrario.

d) La infracción normativa de los artículos 139 inciso 13 de la Constitución


Política del Perú y 123 del Código Procesal Civil: Arguye que la Sala Superior
ha vulnerado la garantía de la cosa juzgada; pues, no ha tenido en cuenta que existe
una sentencia penal con la calidad de cosa juzgada en la que se determinó que, al
celebrar el cuestionado contrato de compraventa, no actuó con la intención de
perjudicar a la asociación demandante; pues, confió en la información existente en
el registro;

431
e) La infracción normativa del artículo 2014 del Código Civil: Manifiesta que
es un tercero respecto a su transferente, cuyo derecho se encontraba inscrito en el
registro; por lo tanto, está protegida por el principio de fe pública registral, pues es
un tercero respecto a la inexactitud de la información publicitada en dicho registro,
en la que se basó para celebrar el cuestionado contrato de compraventa; agrega
además, que las cartas notariales remitidas por la parte demandante fueron
diligenciadas con posterioridad a la celebración del citado contrato de
compraventa; por lo tanto, está protegida por el principio de fe pública registral;

f) La infracción normativa del artículo 219 del Código Civil: Señala que la Sala
Superior ha interpretado el fi n ilícito como causal de nulidad del acto jurídico de
manera subjetiva y arbitraria; pues, la ilicitud del acto jurídico debió ser analizada
en forma individual, ya que no existe una causa común ni ligazón que una a todos
los demandados y a todos los contratos de compraventa, sin considerar que es un
tercero ajeno a los demás demandados y a los contratos de compraventa celebrados
con anterioridad a su acto de adquisición; agrega que la ilicitud del acto jurídico
debió analizarse desde un estándar objetivo, entendida como la función individual
práctica del acto jurídico; por lo tanto, el cuestionado contrato de compraventa no
es ilícito, dado que su función económica individual consistió en la realización de
un proyecto inmobiliario sobre el predio adquirido.

2. Previamente a la absolución del recurso de casación interpuesto es necesario


hacer un breve recuento de lo acontecido en el proceso. En tal sentido, se advierte
que por escrito de fojas trescientos noventa y ocho, la Asociación de Propietarios
de Caballos de Carrera del Perú interpone demanda de Nulidad de Acto Jurídico,
a fi n que se declare la nulidad de los siguientes actos jurídicos: 1) El contrato de
compraventa celebrado entre la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera
del Perú y Raúl Rivera Serna, mediante escritura pública de fecha doce de junio
de mil novecientos setenta y tres, registrado el seis de marzo de dos mil en el
Asiento C00001 de la Partida número 47434246 del Registro de Predios de Lima
(en adelante “primer contrato”); 2) El contrato de compraventa celebrado entre
Raúl Rivera Serna y Raúl Román Ventura Cano, mediante escritura pública de
fecha treinta de marzo de mil novecientos ochenta y cuatro, registrado el cuatro de
octubre de dos mil en el Asiento C00002 de la Partida número 47434246 del
Registro de Predios de Lima (en adelante “segundo contrato”); 3) El contrato de
compraventa celebrado entre Raúl Román Ventura Cano y Judit Pachas Canto,
mediante escritura pública de fecha tres de setiembre de mil novecientos ochenta

432
y cuatro, registrado el dieciocho de enero de dos mil uno en el Asiento C00003 de
la Partida número 47434246 del Registro de Predios de Lima (en adelante “tercer
contrato”); 4) El contrato de compraventa celebrado entre Judit Pachas Canto y
Ruth Betsabeth Morales Breña, mediante escritura pública de fecha diez de febrero
de dos mil uno, registrado el veintitrés de febrero de dos mil uno en el Asiento
C00004 de la Partida número 47434246 del Registro de Predios de Lima (en
adelante “cuarto contrato”); 5) El contrato de compraventa celebrado entre Ruth
Betsabeth Morales Breña y Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar, mediante
escritura pública de fecha veintiocho de setiembre de dos mil uno, y que dio lugar
al bloqueo de la Partida número 47434246 del Registro de Predios de Lima,
presentado mediante título número 182059 de fecha uno de octubre de dos mil uno
(en adelante “quinto contrato”); 6) El contrato de compraventa celebrado entre
Ruth Betsabeth Morales Breña y Martha Raquel Fonseca Heredia, mediante
escritura pública de fecha tres de diciembre de dos mil uno, registrado el catorce
de diciembre de dos mil uno en el Asiento C00005 de la Partida número 47434246
del Registro de Predios de Lima (en adelante “sexto contrato”); y, 7) El contrato
de compraventa celebrado entre Martha Raquel Fonseca Heredia y Gisselle Castro
Arquiñigo - la recurrente, mediante escritura pública de fecha siete de febrero de
dos mil dos, registrado el veintitrés de abril de dos mil dos en el Asiento C00006
de la Partida número 47434246 del Registro de Predios de Lima (en adelante
“sétimo contrato”). Así mismo solicita la cancelación de los siguientes asientos
registrales: C00001, C00002, C00003, C00004, C00005 y C00006 de la Partida
número 47434246 del Registro de Predios de Lima, y la anulación y cancelación
del bloqueo registral de la citada partida. La asociación demandante considera que
los cuestionados actos jurídicos y asientos registrales son nulos por las causales de
falta de manifestación de voluntad, fi n ilícito, objeto física y jurídicamente
imposible y ausencia de la forma prevista por ley.

3. Tramitada la demanda según su naturaleza, el A quo mediante sentencia de fojas


tres mil seiscientos cincuenta y cinco, de fecha treinta y uno de enero de dos mil
catorce, declaró fundada en parte la demanda. Como fundamento de su decisión
señala que, conforme al Informe de Análisis Grafotécnico1 , los primeros seis
contratos de compraventa cuestionados son nulos, ya que en el primer contrato se
falsificaron las firmas de las partes y del notario Daniel Céspedes Marín; en el
segundo contrato se falsificaron las firmas de las partes; en el tercer contrato se
falsificaron las firmas de las partes; en el cuarto contrato se falsificó la firma de la
vendedora; en el quinto contrato la minuta solo contiene la firma de la vendedora;

433
y en el sexto contrato se falsificó la firma de la vendedora; de otro lado, en cuanto
al sétimo contrato, no se ha determinado que la firma de la vendedora sea falsa; en
los Registros Públicos figuraba la vendedora como propietaria del predio sub litis;
y no se ha demostrado que la compradora -recurrente- haya estado en posición de
conocer la inexactitud de la información registral; por lo tanto, este último contrato
es válido.

4. Apelada la mencionada resolución, la Sala Superior, mediante la sentencia de


fojas cuatro mil doce, de fecha seis de noviembre de dos mil quince, revocó el
extremo que desestimó la pretensión de nulidad del sétimo contrato, y
reformándolo, declaró fundado dicho extremo. Como sustento de su decisión
señala que la recurrente y su transferente celebraron un contrato fraudulento, con
fi n ilícito, cuya finalidad era perjudicar al verdadero propietario, lo que se acredita
con las falsedades expuestas en la minuta (precio pagado en distinta fecha y por
un tercero), con una compra que se hizo, pese a que habían seis transferencias
anteriores casi consecutivas, en menos de dos años, con intervención de notarios
destituidos y de Huarochirí; además, a valores irreales, pues un año antes se pagó
el veinticinco por ciento (25%) del precio que supuestamente iba a pagar la
compradora Gisselle Castro Arquiñigo; con una extraña obligación de
“urbanización” de parte de una vendedora inexperta, pero que en realidad, tendría
como propósito no pagar todo el precio, sino una suma menor para justificar el
riesgo de una compra ilícita, y por último, sin realidad posesoria y sin hacer la más
mínima indagación de las irregularidades que constaban expresamente en el
registro; tales como, que la vendedora Martha Raquel Fonseca Heredia compró en
segundo lugar; por lo tanto, pudo comprobar fácilmente la ilicitud de la operación,
pues la primera compradora Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar ya aparecía en
el registro, con un bloqueo, si bien caduco, pero que informaba de un hecho
irregular, como una venta anterior; sin embargo, prefirió adquirir a la segunda
compradora, con un total desprecio por la verdad, sin realizar las indagaciones que
eran totalmente imprescindibles en este caso. De otro lado, desestima la alegación
de Gisselle Castro Arquiñigo respecto a la aplicación de la “buena fe registral” en
su caso, dado que el artículo 2014 del Código Civil protege al tercero que adquiere
de buena fe, en relación con un contrato nulo anterior; sin embargo, en el presente
caso, la indicada demandada no es tercera, pues es parte del contrato nulo por fi n
ilícito que se declara a través de la presente sentencia; en consecuencia, siendo
parte de un negocio jurídico inválido, y no un tercero, la invocación del artículo
2014 del Código Civil es totalmente equivocada; igualmente, es errado sostener

434
que la absolución en la vía penal la convierte automáticamente, y sin más, en
adquirente de buena fe, pues el dolo penal es distinto de la mala fe civil, que puede
configurarse, no con intención deliberada, sino con negligencia inexcusable, con
total desprecio a la búsqueda de la verdad, al no realizar la más mínima indagación,
como lo exigían las circunstancias del caso concreto, y con el propósito de sacar
provecho de una situación injusta. La buena fe es un concepto de razón ética, que
implica acción directa y honesta, por lo cual se actúa con contravención a ella
cuando el acto es doloso, pero también cuando hay culpa inexcusable. En el
presente caso, no hay delito, pero sí ilícito civil.

5. Luego de exponer los antecedentes del caso, corresponde analizar las


infracciones denunciadas; así, en relación a la infracción descrita en el literal a)
debemos señalar que el principio de la motivación de los fallos judiciales
constituye una exigencia que está regulada como garantía constitucional,
consagrado en el artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú, así
como en los artículos 50 inciso 6 y 122 incisos 3 y 4 del Código Procesal Civil, el
cual asegura la publicidad de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para
emitir sus sentencias, ella resguarda a los particulares y a la colectividad de las
decisiones arbitrarias de los jueces, quienes de este modo no pueden ampararse en
imprecisiones subjetivas, ni decidir las causas a capricho, sino que están obligados
a enunciar las pruebas en que sostienen sus juicios y a valorarlas racionalmente;
en ese sentido, la falta de motivación no puede consistir, simplemente, en que el
juzgador no exponga la línea de razonamiento que lo determina a decidir la
controversia, sino también en no ponderar los elementos introducidos en el proceso
de acuerdo con el sistema legal; es decir, no justificar suficientemente la parte
resolutiva de la sentencia a fin de legitimarla.

6. De otro lado, el principio de congruencia, reconocido en el artículo VII del


Título Preliminar del Código Procesal Civil, implica el límite del contenido de una
resolución judicial, debiendo esta ser dictada de acuerdo con el sentido y alcances
de las peticiones formuladas por las partes. Bajo esa premisa, los alcances de la
apelación determinan la extensión de los poderes del órgano judicial de segunda
instancia, ya que el tribunal de apelación solamente puede conocer mediante la
apelación los agravios que afectan al impugnante; además, determinan la
competencia del órgano judicial superior para resolver de forma congruente la
materia objeto de recurso.

435
7. La recurrente sostiene que la Sala Superior no se ha pronunciado sobre los
agravios denunciados en el recurso de apelación de sentencia, sino respecto a
agravios distintos; y que ha introducido un hecho nuevo al proceso, consistente en
que el cinco de marzo de dos mil dos despojó a la asociación demandante del
predio sub litis, lo cual nunca fue alegado por las partes; por lo tanto, se ha
producido un desvío del debate procesal.

8. Al respecto, la sentencia de primera instancia3 declaró la nulidad de los seis


primeros contratos de compraventa materia de demanda; además, ordenó la
cancelación de los asientos registrales donde se encuentran inscritos dichos
contratos; y desestimó la pretensión de nulidad del sétimo contrato de
compraventa; la parte demandante interpuso recurso de apelación4 contra la citada
sentencia, en el extremo que desestimó su pretensión de nulidad del sétimo
contrato, indicando el error de hecho y de derecho incurrido en la resolución
impugnada, precisando la naturaleza del agravio, y sustentando su pretensión
impugnatoria; en virtud al recurso planteado, la Sala Superior se avocó al
conocimiento del proceso y resolvió el medio de impugnación planteado. Durante
esa labor la instancia superior ha realizado un exhaustivo análisis de las
alegaciones y medios de prueba incorporados al proceso; pues, a partir de
determinados indicios plenamente acreditados, valorados en conjunto e
interrelacionados entre sí, los Jueces Superiores han concluido que el sétimo
contrato es nulo por la causal de fi n ilícito, pues “el acto de ambas partes estuvo
dirigido en todo momento a consumar un negocio inmensamente lucrativo
mediante la adquisición de un predio, que, a todas luces, se encontraba afectado de
múltiples irregularidades, por lo que se pretendió hacer un uso indebido y abusivo
de las normas de protección a la buena fe, cuando en este caso, queda en evidencia,
que nunca la hubo”.

9. En tal sentido, cuando la recurrente afirma que la Sala Superior se ha


pronunciado sobre agravios que no fueron denunciados en el recurso de apelación
de sentencia, y que ha introducido al debate procesal un hecho que no fue alegado
por las partes, en realidad lo que pretende es cuestionar la prueba indiciaria
utilizada por la instancia superior para justificar tanto su decisión como su
valoración; por lo tanto, la sentencia impugnada no contiene un pronunciamiento
incongruente con los términos del debate procesal; por el contrario, al declararse
la nulidad del sétimo contrato en base a la prueba indiciaria, se ha explicado
detalladamente el procedimiento del razonamiento lógico que le permitió llegar a

436
tal conclusión, que a criterio de los que suscribimos la presente resolución, es
adecuada. En consecuencia, debe desestimarse la infracción denunciada en el
literal a).

10. Respecto a la infracción descrita en el literal b) debemos reiterar que “el


derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que los jueces, al
resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas que los llevan
a tomar una determinada decisión. Esas razones, (...) deben provenir no solo del
ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los propios hechos
debidamente acreditados en el trámite del proceso”.

11. En el presente caso, la Sala Superior ha justificado de manera razonada y


motivada su decisión de declarar la nulidad del sétimo contrato por la causal de fi
n ilícito; pues, ha quedado acreditado que la recurrente y su transferente
“celebraron un contrato fraudulento, con fi n ilícito, cuya finalidad era perjudicar
al verdadero propietario, lo que se acredita con las falsedades expuestas en la
minuta (precio pagado en distinta fecha y tercero que pagó el precio), con una
compra que se hizo, pese a que habían seis transferencias anteriores casi
consecutivas, en menos de dos años con intervención de notarios destituidos y de
Huarochirí; además a valores irreales, pues un año antes se pagó el veinticinco por
ciento (25%) del precio que supuestamente iba a pagar la compradora Gisselle
Castro Arquiñigo; con una extraña obligación de “urbanización” por parte de una
vendedora inexperta, pero que en realidad, tendría como propósito no pagar todo
el precio, sino una suma menor para justificar el riesgo de una compra ilícita, y por
último, sin realidad posesoria y sin hacer la más mínima indagación de las
irregularidades que constaban expresamente en el registro, tales como que la
vendedora Martha Raquel Fonseca Heredia compró en segundo lugar; por lo tanto,
pudo comprobar fácilmente la ilicitud de la operación, pues la primera
compradora, Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar ya aparecía en el registro, con
un bloqueo, si bien caduco, pero que informaba de un hecho irregular, como una
venta anterior; sin embargo, prefirió adquirir a la segunda compradora, con un total
desprecio por la verdad, sin realizar las indagaciones que eran totalmente
imprescindibles en este caso”. Igualmente ha expresado por qué razón no es
aplicable a la recurrente el principio de fe pública registral, regulado en el artículo
2014 del Código Civil, en los siguientes términos: “el artículo 2014 del Código
Civil protege al tercero que adquiere de buena fe, en relación con un contrato nulo
anterior; sin embargo, en el presente caso, la indicada demandada no es tercera,

437
pues es parte del contrato nulo por fin ilícito que se declara a través de la presente
sentencia; en consecuencia, siendo parte de un negocio jurídico inválido, y no un
tercero, la innovación del artículo 2014 del Código Civil es totalmente
equivocada”. En consecuencia, al margen de que tales fundamentos resulten o no
compartidos en su integridad por la recurrente, constituyen justificación suficiente
que respalda la decisión adoptada por la instancia de mérito, la que se sujeta al
mérito de lo actuado y al derecho, así como al resultado de la valoración conjunta
y razonada de los medios probatorios incorporados al proceso.

12. De otro lado, la recurrente alega que en la sentencia impugnada existe


contradicción entre las siguientes afirmaciones: “la supuesta intencionalidad
maliciosa al celebrar el contrato de compraventa en perjuicio de la demandante”,
y “la recurrente actuó con culpa inexcusable al celebrar el contrato de
compraventa”; del examen de la sentencia cuestionada se advierte que las citadas
afirmaciones han sido expresadas para explicar dos asuntos diferentes. Así, la
primera afirmación fue expresada por la Sala Superior cuando analizó la causal de
nulidad del acto jurídico que afecta al sétimo contrato - fi n ilícito, debido a que se
demostró que tanto la recurrente como su transferente dirigieron su actuación “a
consumar un negocio inmensamente lucrativo mediante la adquisición de un
predio, que, a todas luces, se encontraba afectado de múltiples irregularidades”; en
tanto, la segunda afirmación fue expresada cuando se determinó que la sentencia
penal absolutoria a favor de la recurrente no tenía incidencia en el presente
proceso, puesto que “el dolo penal es distinto a la mala fe civil, que puede
configurarse, no con intención deliberada, sino con negligencia inexcusable”; por
consiguiente, la sentencia impugnada contiene una adecuada y suficiente
motivación, pues la decisión adoptada ha sido emitida conforme al mérito de lo
actuado y al derecho; razón por la cual debe desestimarse la infracción denunciada
en el literal b).

13. En cuanto a la infracción descrita en el literal c) debemos señalar que el


derecho de defensa, que forma parte del derecho al debido proceso y que ha sido
reconocido en el artículo 139 inciso 14 de nuestra Carta Magna, garantiza que los
justiciables, en la protección de sus derechos y obligaciones, cualquiera que sea su
naturaleza (civil, mercantil, penal, laboral, etcétera), no queden en estado de
indefensión. Así, el contenido del derecho de defensa queda afectado cuando, en
el seno de un proceso judicial, cualquiera de las partes resulta impedida por

438
concretos actos de los órganos judiciales de ejercer los medios necesarios,
suficientes y eficaces para defender sus derechos e intereses legítimos.

14. En el caso que nos ocupa, la recurrente alega que se ha vulnerado su derecho
de defensa porque la Sala Superior se ha pronunciado sobre agravios que no fueron
denunciados en el recurso de apelación de sentencia; conforme a lo analizado en
el fundamento octavo de la presente resolución, a través de esa alegación, en
realidad la recurrente pretende cuestionar la prueba indiciaria utilizada por la
instancia superior para justificar tanto su decisión como su valoración; en tal
sentido, la instancia superior no ha vulnerado el derecho de defensa de la
recurrente; pues, la decisión adoptada sobre la controversia es resultado de la
valoración de las alegaciones y medios de prueba aportados al proceso. Por lo
tanto, la infracción descrita en el literal c) debe desestimarse.

15. En torno a la infracción descrita en el literal d) debemos señalar que una de las
garantías de la impartición de justicia consagrada por nuestra Carta Magna es la
inmutabilidad de la cosa juzgada. Al respecto, la Constitución Política del Perú, en
su artículo 139 inciso 2, establece que: “La independencia en el ejercicio de la
función jurisdiccional. Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante
el órgano jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco
puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada,
ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar sentencias ni retardar su
ejecución (…)”.

16. Sobre el particular el Tribunal Constitucional ha sostenido que: “(…)


[Mediante la garantía de la cosa juzgada se instituye el derecho de todo justiciable],
en primer lugar, a que las resoluciones que hayan puesto fin al proceso judicial no
puedan ser recurridas mediante nuevos medios impugnatorios, ya sea porque estos
han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarlas; y, en
segundo lugar, a que el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal
condición, no pueda ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros
poderes públicos, de terceros o, incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales
que resolvieron el caso en el que se dictó”.

17. La recurrente alega que no se ha valorado una sentencia penal firme, la cual
acredita que al celebrar el cuestionado contrato de compraventa, nunca tuvo la
intención de perjudicar a la asociación demandante, y que confió en la información

439
existente en el registro; al respecto, la Sala Superior ha motivado adecuadamente
sobre ese cuestionamiento, al señalar que “es errado sostener que la absolución en
la vía penal la convierte automáticamente, y sin más, en adquirente de buena fe,
pues el dolo penal es distinto a la mala fe civil, que puede configurarse, no con
intención deliberada, sino con negligencia inexcusable, con total desprecio a la
búsqueda de la verdad, al no realizar la más mínima indagación, como lo exigían
las circunstancias del caso concreto, y con el propósito de sacar provecho de una
situación injusta. La buena fe es un concepto de razón ética, que implica acción
recta y honesta, por lo cual se actúa en contravención a ella cuando el acto es
doloso, pero también cuando hay culpa inexcusable. En el presente caso, no hay
delito, pero sí ilícito civil, configurado con los hechos ampliamente expuestos en
el décimo cuarto y décimo quinto considerando”. En dicho contexto, el resultado
del proceso penal, en el que fue absuelta la recurrente de los cargos imputados, no
se encuentra necesariamente vinculado al presente proceso, ya que el objeto de
aquel es imponer una sanción punitiva a quien cometa un delito; en tanto, el objeto
del proceso civil es resolver los conflictos surgidos sobre las relaciones jurídicas
existenciales, familiares y patrimoniales de los sujetos de derecho. Por esta razón,
la sentencia penal absolutoria no es un dato determinante para concluir que la
recurrente es una adquirente de buena fe, ni que su título de adquisición sea válido;
pues, conforme a lo analizado por la instancia de mérito, se ha acreditado que tanto
la recurrente como su transferente dirigieron su actuación “a consumar un negocio
inmensamente lucrativo mediante la adquisición de un predio, que, a todas luces,
se encontraba afectado de múltiples irregularidades”. Por consiguiente, la
infracción descrita en el literal d) debe desestimarse.

18. En lo concerniente a la infracción descrita en el literal e) debemos señalar que


el artículo 2014 del Código Civil recoge el principio de fe pública registral, cuyo
fundamento radica en la necesidad de asegurar el tráfico patrimonial, así como
proteger las adquisiciones que por negocio jurídico celebren los terceros, confiados
en el contenido de los asientos registrales; de este modo, la creencia del tercero
respecto de que su transmitente ostente título libre de mácula, se enerva cuando
conoce la existencia de una situación que vicia ese título. Y es que la buena fe
consiste en el desconocimiento de la inexactitud del registro e implica una
conducta correcta y leal; que, de acuerdo al artículo 2014 del Código Civil, se
mantiene (presume) mientras no se pruebe que el tercero conocía la inexactitud del
registro o la verdad material extra registral.

440
19. En la sentencia impugnada, la Sala Superior ha concluido que la recurrente y
su transferente “celebraron un contrato fraudulento, con fin ilícito, cuya finalidad
era perjudicar al verdadero propietario, lo que se acredita con las falsedades
expuestas en la minuta (precio pagado en distinta fecha y tercero que pagó el
precio), con una compra que se hizo, pese a que habían seis transferencias
anteriores casi consecutivas, en menos de dos años con intervención de notarios
destituidos y de Huarochirí; además, a valores irreales, pues un año antes se pagó
el veinticinco por ciento (25%) del precio que supuestamente iba a pagar la
compradora Gisselle Castro Arquiñigo; con una extraña obligación de
“urbanización” por parte de una vendedora inexperta, pero que en realidad, tendría
como propósito no pagar todo el precio, sino una suma menor (…) para justificar
el riesgo de una compra ilícita; y por último, sin realidad posesoria y sin hacer la
más mínima indagación de las irregularidades que constaban expresamente en el
registro; tales como, que la vendedora Martha Raquel Fonseca Heredia compró en
segundo lugar; por lo tanto, pudo comprobar fácilmente la ilicitud de la operación;
pues, la primera compradora Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar ya aparecía en
el registro con un bloqueo, si bien caduco, pero informaba de un hecho irregular,
como una venta anterior; sin embargo, prefirió adquirir a la segunda compradora,
con un total desprecio por la verdad, sin realizar las indagaciones que eran
totalmente imprescindibles en este caso”. De acuerdo con ello, es evidente que la
recurrente no se encuentra amparada por el principio de fe pública registral,
regulado en el artículo 2014 del Código Civil; pues, no tiene la calidad de tercero
de buena fe, ya que adquirió el predio sub litis a sabiendas de que en el registro
constaban una serie hechos que cuestionaban severamente los actos de
transferencia practicados sobre dicho bien. En consecuencia, la infracción descrita
en el literal e) debe desestimarse.

20. En lo tocante a la infracción descrita en el literal f) se advierte que la recurrente


propone que la causal de fin ilícito del acto jurídico se analice desde un aspecto
objetivo y no subjetivo, con el propósito de demostrar que el cuestionado contrato
de compraventa no es ilícito, dado que su función económica individual consistió
en la realización de un proyecto inmobiliario sobre el predio adquirido; al respecto,
la Sala Superior ha señalado que la “nulidad por fi n ilícito implica la necesidad de
ingresar en la causa (en concreto) del acto jurídico; esto es, en el contexto, las
circunstancias y las presuposiciones de los contratantes, y que constituye la razón
de ser del acuerdo; es decir, se trata de apreciar el propósito específico, singular,
que se pretende lograr a través del negocio [acto jurídico], más allá de las formas

441
jurídicas utilizadas o de los propósitos expresamente declarados”. Por lo tanto, “en
el ámbito de los actos privados se puede y se debe ingresar en el trasfondo para
evaluar la honestidad de los fines”.

21. En ese sentido, la propuesta de análisis de la recurrente sobre el fi n ilícito del


acto jurídico debe descartarse; pues, la indagación de la causa del acto jurídico
implica analizar no solo la función económica que caracteriza el tipo de acto
jurídico, sino la finalidad práctica a la que se dirige específicamente la voluntad de
las partes. Precisamente el análisis de este último aspecto ha sido relevante para
resolver la controversia; pues, conforme a lo analizado en la sentencia impugnada,
la voluntad de la recurrente y su transferente estuvo dirigida exclusivamente a
perjudicar a la demandante en su derecho de propiedad, dadas las múltiples
irregularidades existentes en la cadena de transferencias, y que algunas de ellas
constaban en el registro. Por consiguiente, la infracción descrita en el literal f) debe
desestimarse.

V. DECISIÓN

Por los fundamentos expuestos, y en aplicación del artículo 397 del Código
Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Gisselle Castro Arquiñigo a


fojas cien del cuaderno formado en esta Sala Suprema; en consecuencia, NO
CASARON la sentencia de vista de fojas cuatro mil doce, de fecha seis de
noviembre de dos mil quince, emitida por la Primera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima; DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos
por la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera del Perú contra Gisselle
Castro Arquiñigo y otros, sobre Nulidad de Acto Jurídico; y los devolvieron.
Integran esta Sala los Jueces Supremos Huamaní Llamas y Salazar Lizárraga por
impedimento y abstención de los Jueces Supremos Romero Díaz y De la Barra
Barrera, respectivamente.

S.S. HUAMANÍ LLAMAS, CABELLO MATAMALA, SALAZAR


LIZÁRRAGA, ORDÓÑEZ ALCÁNTARA.

442
EL VOTO EN MINORÍA DE LA SEÑORA JUEZA SUPREMA
CÉSPEDES CABALA, ES COMO SIGUE:

I. MATERIA DEL RECURSO DE CASACIÓN:

Se trata del recurso de casación interpuesto por Giselle Castro Arquiñigo a fojas
cien del cuaderno formado en esta Sala Suprema, contra la sentencia de vista
contenida en la Resolución número quince, de fecha seis de noviembre de dos mil
quince, corriente a fojas cuatro mil doce, emitida por la Primera Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lima, que revocó en el extremo apelado la sentencia
de primera instancia contenida en la Resolución número ciento setenta y siete, de
fecha treinta y uno de enero de dos mil catorce, obrante a fojas tres mil seiscientos
sesenta y cinco; y reformando declaró fundado el extremo apelado; en
consecuencia, nulo el acto jurídico materia de apelación por causal de fin ilícito.

II. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO


PROCEDENTE EL RECURSO:

1. Por resolución de fecha dos de noviembre de dos mil diecisiete, obrante a fojas
trescientos veintidós del cuadernillo de casación formado ante esta Sala Suprema,
se declaró procedente el recurso de casación por las causales:

a) Infracción normativa de los artículos VII del Título Preliminar, 50 inciso 6


y 122 inciso 3 del Código Procesal Civil, se ha vulnerado el Principio de
Congruencia Procesal. Ya que no se ha pronunciado por los agravios denunciados
en la apelación sino sobre diferentes agravios, además incorpora de oficio hechos
distintos a los invocados por la demandante en el presente caso. Siendo ello así,
existía una obligación de parte del tribunal de apelación de limitarse a la extensión
de lo expuesto en el recurso de apelación, ya que los hechos y derecho consentidos
no causan agravio. De modo que, se ha producido el desvío del debate procesal.
Por otro lado, la Sala Superior incorpora de oficio un hecho al presente caso, esto
es, un supuesto despojo del inmueble el cinco de marzo de dos mil dos, hecho que
nunca fue invocado por las partes.

b) Infracción normativa de los artículos 139 inciso 5 de la Constitución


Política del Perú, 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial y 122 incisos 3 y 4 del Código Procesal Civil, se ha vulnerado el Derecho

443
a la Motivación de las Resoluciones Judiciales, al contradecirse la Sala Superior al
señalar que una supuesta intencionalidad maliciosa en realizar el contrato de
compraventa en perjuicio de la demandada, y posteriormente, señalando que se
actuó negligentemente; asimismo, al señalar que no es tercero de buena fe.

c) Infracción normativa del artículo 139 inciso 14 de la Constitución Política


del Perú, la sentencia de vista analiza distintos hechos a lo que es materia de
debate y saca conclusiones de los mismos, sin permitírsele ejercer su derecho de
defensa. Es inadmisible que se invoquen hechos distintos para fundamentar una
sentencia estimativa, quebrando todas las reglas y garantías del debate judicial y
el derecho al contradictorio.

d) Infracción normativa de los artículos 139 inciso 13 y 123 del Código


Procesal Civil; se vulnera la garantía de la cosa juzgada, al no tomar en cuenta la
sentencia penal en calidad de cosa juzgada en la que se determinó la veracidad de
determinados hechos (se absuelve a Gisselle Castro Arquiñigo del delito de
falsedad ideológica a fojas tres mil trescientos setenta y uno). Se señala en esa
sentencia que la recurrente es una tercera ajena a las personas que realizaron el
delito de falsificación genérica, no actuó de manera dolosa ni intencional,
protegida por la buena fe, actuando diligentemente al momento de comprar el bien.
De modo tal, que el órgano judicial no puede volver a entablar o reabrir procesos
similares ni puede reabrir el debate sobre hechos que han sido determinados en una
sentencia anterior.

e) Infracción normativa del artículo 2014 del Código Civil; la Sala Superior ha
señalado que la recurrente ya no es tercera, ya que es parte del acto jurídico; sin
embargo, sí es tercero respecto a la inexactitud del registro en la cual se basaron
para realizar el contrato de compraventa. La recurrente se constituyó como
adquirente legítima de buena fe; y, en consecuencia, nunca tuvo conocimiento al
momento de la compra que la vendedora no tuviera legitimidad sobre sus títulos.
Se respetó el tracto sucesivo.

f) Infracción normativa del artículo 219 inciso 4 del Código Civil; se ha


incurrido en error al establecer que la ilicitud del contrato de compraventa que
celebró la recurrente debe ser analizada de manera conjunta respecto a la ilicitud
de los demás codemandados, y cuya nulidad se declaró en la sentencia de primera
instancia, sino que debe ser analizado de manera individual, la recurrente fue una

444
ajena a los demás demandados. La ilicitud del acto jurídico debe analizarse desde
un estándar objetivo, el cual no es otro que la función individual práctica del acto
jurídico.

III. ANTECEDENTES DEL PROCESO: DE LA DEMANDA

La Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera del Perú interpuso demanda


de Nulidad de Acto Jurídico contra la Sucesión de Raúl Rivera Serna (conformada
por María Luisa Escobar Serna de Rivera, Marcela Rivera Escobar, Raúl Rivera
Escobar y María Luisa Rivera Escobar), contra la sucesión de don Raúl Ramón
Ventura Cano, Judit Pachas Canto, Ruth Betsabeth Morales Breña, Rosario
Emperatriz Sarmiento Salazar, Lily Fernández Pimentel, Martha Raquel Fonseca
Heredia y Gisselle Castro Arquiñigo, para que:

A) se declare la nulidad del contrato de compraventa y Escritura Pública celebrada


entre la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera del Perú y Raúl Rivera
Serna, así como la Escritura de Compraventa de fecha doce de junio de mil
novecientos setenta y tres, registrada en el Asiento número C00001 en la Partida
número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima;

B) Se declare la nulidad del Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública


celebrada entre Raúl Rivera Serna y Raúl Ramón Ventura Cano, de fecha treinta
de marzo de mil novecientos ochenta y cuatro, Registrada en el Asiento C00002
en la Partida número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima;

C) Se declare la nulidad del Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública


celebrada entre Raúl Ramón Ventura Cano y Judit Pachas Canto, de fecha tres de
setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro, registrada en el Asiento C00003 en
la Partida número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima;

D) Se declare la nulidad del Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública


celebrado entre Judit Pachas Canto y Ruth Betsabeth Morales Breña, de fecha diez
de febrero de dos mil uno, registrada en el Asiento C00004 en la Partida número
47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima;

E) Se declare la nulidad del Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública


celebrada entre Ruth Betsabeth Morales Breña y Rosario Emperatriz Sarmiento

445
Salazar, de fecha veintiocho de setiembre de dos mil uno, y que dio lugar al
bloqueo de la Partida número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de
Lima, presentado mediante y título número 182059 del uno de octubre de dos mil
uno;

F) Se declare la nulidad del Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública


celebrada entre Ruth Betsabeth Morales Breña y Martha Raquel Fonseca Heredia,
de fecha tres de diciembre de dos mil uno, registrada en el Asiento C00005 en la
Partida número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima;

G) Se declare la nulidad del Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública


celebrada entre Martha Raquel Fonseca Heredia y Gisselle Castro Arquiñigo, de
fecha siete de febrero de dos mil dos, registrada en el Asiento C00006 en la Partida
número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima;

H) Se ordene judicialmente la anulación y cancelación del Asiento Registral


C00001 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, correspondiente a la inscripción del acto jurídico registrado con
fecha seis de marzo de dos mil;

I) Se ordene judicialmente la anulación y cancelación del Asiento registral C00002


de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble
de Lima, correspondiente a la inscripción del acto jurídico registrado con fecha
cuatro de octubre de dos mil;

J) Se ordene judicialmente la anulación y cancelación del Asiento Registral


C00003 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, correspondiente a la inscripción del acto jurídico registrado con
fecha dieciocho de enero de dos mil uno;

K) Se ordene judicialmente la anulación y cancelación del Asiento Registral


C00004 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, correspondiente a la inscripción del acto jurídico registrado con
fecha veintitrés de febrero del dos mil uno;

L) Se ordene judicialmente la anulación y cancelación del bloqueo registral de la


Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de

446
Lima, correspondiente a la inscripción mediante título número 182059 del acto
jurídico registrado con fecha uno de octubre de dos mil uno;

M) Se ordene judicialmente la anulación y cancelación del Asiento Registral


C00005 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, correspondiente a la inscripción del acto jurídico registrado con
fecha catorce de diciembre de dos mil uno;

N) Se ordene judicialmente la anulación y cancelación del Asiento Registral


C00006 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, correspondiente a la inscripción del acto jurídico registrado con
fecha veintitrés de abril de dos mil dos.

Funda su acción en el hecho que, mediante Escritura Pública de compraventa de


fecha tres de junio de mil novecientos sesenta y cinco, otorgada ante la Notaría
Pública Ortiz de Zevallos, la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera
del Perú adquirió de Óscar Coppola Di Canzano la propiedad del inmueble
constituido por el lote de terreno número 71 de la manzana “D” de la parcelación
semirústica Los Granados, ubicado en el Fundo Monterrico Chico, Valle de Surco,
provincia y departamento de Lima, con un área de dos mil quinientos noventa
metros cuadrados (2,590.00 m2 ) con frente a la calle Cruz del Sur, la que quedó
registrada el diecisiete de julio de mil novecientos sesenta y cinco, en el Asiento 4
de fojas 468 del Tomo 1125 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima.

Que, a propósito de los trámites relativos al impuesto predial iniciados por la


accionante como propietaria del inmueble y ante la Municipalidad Distrital de
Surco, a inicios del año dos mil uno, tomó conocimiento de la existencia de
presuntas y sucesivas transferencias del inmueble después del título de propiedad
de la actora, reportadas, para efectos del citado impuesto, a la referida
Municipalidad.

Que, ante esa circunstancia y a fi n de acreditar a la Municipalidad Distrital de


Surco que tal información no corresponde a la verdad y a la realidad, la actora
obtuvo del Registro de Propiedad Inmueble de los Registros Públicos de Lima, la
copia Literal de fecha doce de enero de dos mil uno, que forma parte del
Expediente Administrativo número 17099 1215 C62 2001.01.09, copia literal que
según se observa se deja constancia que se encontraba pendiente la inscripción

447
únicamente del título número 217705 del veintiocho de noviembre del dos mil, el
cual como corresponde cronológicamente, a la tercera de las supuestas
compraventas del inmueble cuya nulidad demandan, la que fue registrada el
dieciocho de enero de dos mil uno, en el Asiento C00003 de la Partida Electrónica
número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima.

Que, este hecho resulta absolutamente sospechoso e ilógico, por no decir irregular,
si se tiene en cuenta que en atención a su secuencia cronológica, a la fecha de
expedición de la copia literal de fecha doce de enero de dos mil uno, supuestamente
ya se había producido la inscripción registral de la primera y segunda
compraventas del inmueble cuya nulidad están demandando, (inscripción que
habría ocurrido el seis y cuatro de octubre del dos mil), no obstante lo cual, a pesar
de ser anteriores a la aludida tercera compraventa y estar supuestamente ya
registradas a la fecha de expedirse la citada copia literal, no son mencionadas por
esta.

Que, posteriormente y ante todos los indicios de los probables actos dolosos e
irregularidades notariales y registrales conocidos a propósito de la continuación
del mismo trámite ante la Municipalidad, la actora obtuvo esta vez una segunda
copia literal de los Registros Públicos expedida el dieciséis de abril de dos mil uno,
en la cual no solo aparecen la primera, segunda y tercera compraventa antes
mencionadas sino que incluyen una cuarta compraventa, que luego de las
investigaciones realizadas por la actora en el Archivo General de la Nación y en
los Registros Públicos de Lima, encomendaron la realización de exámenes
periciales los que han confirmado la falsedad e inexistencia de los cuatro primeros
contratos y de sus respectivos documentos, lo que permite determinar la absoluta
inexistencia de los mismos y de las escrituras públicas que los contienen, conforme
al siguiente detalle:

1) Primer contrato de compraventa celebrado entre la actora y Raúl Rivera Serna,


sustentado en la Escritura Pública de fecha doce de junio de mil novecientos
setenta y tres, otorgada ante la Notaría Céspedes Marín, registrada el seis de marzo
de dos mil, en el Asiento C00001 de la Partida Electrónica número 47434246 del
Registro de Propiedad Inmueble de Lima;

2) Segundo contrato de compraventa, celebrado entre Raúl Rivera Serna y Raúl


Ramón Ventura Cano sustentado en la Escritura Pública de compraventa de fecha

448
treinta de marzo de mil novecientos ochenta y cuatro, otorgada ante Notario
Público Diodoro Orduña Vásquez, registrada el cuatro de octubre del dos mil, en
el Asiento C00002 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de
Propiedad Inmueble de Lima;

3) Tercer contrato de compraventa celebrado entre Raúl Ramón Ventura Cano y


Judit Pachas Canto, sustentado en apariencia en la Escritura Pública de
compraventa de fecha tres de setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro,
otorgada ante Notario Público de la provincia de Huarochirí, Doctor Diodoro
Orduña Vásquez, registrada el dieciocho de enero de dos mil uno, en el Asiento
C00003 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima;

4) Cuarto contrato de compraventa celebrado entre Judit Pachas Canto y Betsabeth


Morales Breña, así como de la Escritura Pública de compraventa de fecha diez de
febrero de dos mil uno, otorgada ante Notario Público de Lima, Doctor Jorge Luis
Gonzales Loli, registrada el veintitrés de febrero de dos mil uno, en el Asiento
C00004 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima;

5) Contratos que se encuentran afectados de nulidad, en razón a que desde el origen


o inicio de las supuestas compraventas, los referidos actos jurídicos no reunían los
requisitos de ley, como es la manifestación de voluntad de agente capaz, fi n lícito
y objeto jurídicamente posible y que no contraríe las normas que interesan al orden
público;

6) Quinto contrato con pacto de retroventa fue celebrado entre Ruth Betsabeth
Morales Breña y Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar, mediante minuta de fecha
veintiocho de setiembre de dos mil uno, que corre bajo el Kárdex número 41843
en la Notaría del Doctor Carlos Enrique Becerra Palomino y que dio lugar al
bloqueo registral de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de
Propiedad Inmueble de Lima, mediante título número 182059 con fecha uno de
octubre de dos mil uno;

7) Sexto contrato de compraventa, celebrado entre Ruth Betsabeth Morales Breña


y Martha Raquel Fonseca Heredia, celebrado mediante Escritura Pública de fecha
tres de diciembre de dos mil uno, extendida ante el Notario Público Wilson A.

449
Canelo Ramírez, registrada el catorce de diciembre de dos mil uno, en el Asiento
C00005 de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima; y

8) Sétimo contrato, celebrado entre Martha Raquel Fonseca Heredia y Gisselle


Castro Arquiñigo, celebrado mediante Escritura Pública de fecha siete de febrero
de dos mil dos, extendida ante Notario Público Doctor Alejandro Ramírez
Carranza, registrada el veintitrés de abril de dos mil dos, en el Asiento C00006 de
la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de
Lima.

Cuando tomaron conocimiento de los actos fraudulentos hechos, y pudieron tener


acceso a la información municipal de la cual consta que con fecha quince de enero
de dos mil uno, la supuesta compradora del inmueble en el cuarto contrato -Ruth
Betsabeth Morales Breña-, se registró como propietaria del inmueble ante la
Municipalidad, es decir, antes de la fecha de su propia minuta (veinticinco de enero
de dos mil uno) y antes que haya quedado inscrito en los Registros Públicos, el
tercer contrato, lo cual se habría producido recién el dieciocho de enero de dos mil
uno, y que resulta determinante como prueba absoluta de mala fe de la emplazada
Ruth Betsabeth Morales Breña destruyendo de esta manera la presunción de buena
fe registral prevista en el artículo 2014 del Código Civil; además, es importante
precisar que la emplazada Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar, carece de buena
fe, por cuanto de los antecedentes registrales podía determinarse la inexactitud del
registro, destruyendo igualmente en ella, de esa manera, la presunción de buena fe
registral prevista por el artículo 2014 del Código Civil; igual situación se presenta
para el caso de los supuestos contratos celebrados entre Ruth Betsabeth Morales
Breña y Martha Raquel Fonseca Heredia, -contrato cuarto- y de esta última con
Gisselle Castro Arquiñigo, -sétimo contrato-, en razón a que, ante la inminencia de
la celebración de dichos actos jurídicos, la actora les comunicó -mediante carta
notarial- que el inmueble sub litis y que sería materia de compraventa a celebrarse,
es de su exclusiva propiedad, por lo que debieron abstenerse de celebrar dichas
transferencias, ya que ello hubiera concordado con la conducta y comportamiento
mínimo de una persona diligente y que actúa de buena fe en los términos que
jurídicamente se aplican en nuestro ordenamiento legal; y, al no haberse abstenido
de la celebración de los supuestos contratos impugnados, la presunción de buena
fe les resulta inaplicable y no alcanza a sus presuntos derechos.

450
Que, de la revisión de la documentación, es posible elaborar la relación de hechos
que se suman a los anteriores seguidamente destacan:

a) La Escritura Pública de compraventa efectuada por la actora -representada por


Esteban Daranyi Fejérvari y Carlos León Velarde Gamarra, en su condición de
presidente del Directorio y del Director Secretario respectivamente-, la compra del
inmueble fue aprobada por el Comité de la Asociación en su sesión de fecha nueve
de octubre de mil novecientos sesenta y cuatro, según consta de la supuesta acta
que corre inserta en la referida escritura pública;

b) En la Escritura Pública de modificación de estatuto y de cambio de razón social


del fecha uno de marzo de mil novecientos setenta y tres, otorgada ante Notario
Público Doctor Ernesto Velarde Arenas, la actora modifica su estatuto y cambió
su razón social a su actual denominación, esta Escritura Pública quedó registrada
el siete de marzo de mil novecientos setenta y tres, en el Asiento 3 de fojas 579 del
Tomo 13 del libro de Asociaciones del Registro de Personas Jurídicas de Lima,
que según consta de esta Escritura Pública, así como la certificación extendida por
el Notario Público de Lima en ella contenida, el respectivo acuerdo de
modificación de estatuto y de cambio de razón social fue adoptado por la Junta
General Extraordinaria de Socios realizada el diecisiete de enero de mil
novecientos sesenta y uno, cuya acta se asentó de fojas treinta y uno a treinta y
seis, inclusive del Libro de Actas de Asambleas Generales de la Asociación;
asimismo, tal como aparece de la referida certificación notarial, el Libro de Actas
fue legalizado con fecha dos de diciembre de mil novecientos cincuenta y cinco,
ante el Sétimo Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de Lima, Secretario Froilán
Rodríguez Salazar, bajo el número 22531 del Libro del Juzgado; y,

c) La Escritura Pública del primer contrato autorizada por el Doctor Juan Bravo
Cevallos, quien de acuerdo por la información proporcionada por el Colegio de
Abogados de Lima, tiene el Registro número 590; sin embargo, la Escritura
Pública aparece consignando el Registro de Colegio de Abogados de Lima número
560; además, curiosamente, este mismo abogado autoriza las minutas materia de
las Escrituras Públicas de compraventa relativas a los contratos segundo y tercero,
no obstante que entre estas dos últimas y la antes mencionada existe una diferencia
de más de diez años; de otro lado, según se aprecia del texto del acta que corre
inserta en la Escritura Pública mencionada en el primer contrato, la venta del
inmueble fue supuestamente acordada por la Junta General Extraordinaria de

451
Socios de la Asociación realizada el diez de marzo de mil novecientos setenta y
tres, en la que a su vez se habría autorizado al Comité Directivo de la Asociación
para que ejecute dicha venta al mejor postor para cubrir el déficit presupuestal del
año mil novecientos setenta y tres.

Conforme aparece de la certificación extendida supuestamente por el Notario


Público Doctor Daniel Céspedes Marín, en la Escritura Pública comentada, el acta
de la referida Junta General Extraordinaria de socios de fecha diez de marzo de mil
novecientos setenta y tres, correría asentada de fojas cincuenta y ocho a fojas
sesenta y tres, inclusive, del Libro de Actas de Asambleas Generales de la
Asociación, debidamente legalizado con fecha dos de diciembre de mil
novecientos cincuenta y cinco (por error mecanógrafo en la Escritura Pública dice
mil novecientos ochenta y cinco), ante el Sétimo Juzgado de Primera Instancia en
lo Civil de Lima, Secretario Froilán Rodríguez Salazar, bajo el número 22531 del
Libro del Juzgado; de otro lado, en dicha escritura también corre inserta el Acta de
la supuesta sesión del Comité Directivo de la Asociación de fecha veintisiete de
marzo de mil novecientos setenta y tres, por medio de la cual se habría acordado
por unanimidad aceptar la oferta de compra del inmueble propuesta por Raúl
Rivera Serna por el precio de dos millones quinientos noventa soles oro
(S/2’590,000.00) pagaderos al contado y se habría autorizado a Esteban Daranyi
Fejérvari, en su calidad de Presidente de la Asociación y en unión con don Vicente
Portaro Gamero, en su condición de Secretario, para que suscriban la respectiva
minuta de compraventa y la Escritura Pública que esta origine a favor de Raúl
Rivera Serna; según consta de la supuesta certificación extendida en esta misma
escritura por el Notario Público Doctor Daniel Céspedes Marín, relativa al primer
contrato, el acta de la citada Sesión del Comité Directivo de la Asociación de fecha
veintisiete de marzo de mil novecientos setenta y tres, habría sido asentada de fojas
ciento tres a fojas ciento cuatro, inclusive, del Libro de Actas del Comité Directivo
de la Asociación; sin embargo, en la referida certificación notarial no se indica la
fecha de legalización de este supuesto libro de actas ni ante qué Juzgado se legalizó
ni el número de registro del mismo Juzgado.

Que, de la revisión de la partida registral de la Asociación en los Registros Públicos


de Lima, se aprecia que después de la modificación del Estatuto y del Cambio de
su razón social, inscritos el siete de marzo de mil novecientos setenta y tres, en el
Asiento 3 de fojas 579 del tomo 13 del Libro de Asociaciones del Registro de
Personas Jurídicas de Lima, no se efectuó inscripción alguna en dicha partida

452
registral sino hasta el dieciocho de agosto de mil novecientos noventa y uno, fecha
en la cual quedó registrada en el Asiento 4 de la Ficha número 13014 del Libro de
Asociaciones del Registro de Personas Jurídicas de Lima, la Junta Directiva o
Comité Directivo de la Asociación elegido por la Junta General Ordinaria de
Socios de fecha treinta y uno de marzo de mil novecientos ochenta y siete, lo que
significa que entre los años mil novecientos setenta y tres y mil novecientos
noventa y uno, no se efectuó inscripción alguna en la Partida Registral de la
Asociación, más aún según consta en el Asiento 4 de la Ficha número13014 del
Libro de Asociaciones del Registro de Personas Jurídicas de Lima, la Junta
Directiva que corre inscrita en dicho Asiento fue elegida por la Junta General
Ordinaria de socios de la Asociación de treinta y uno de marzo de mil novecientos
ochenta y siete, lo que da a entender que el Comité Directivo inscrito en el Asiento
3 de fojas 579 del Tomo 13 del Libro de Asociaciones del Registro de Personas
Jurídicas de Lima, es el que se encontraba vigente al momento en que la
Asociación y el Comité supuestamente adoptaron los acuerdos de venta del
inmueble materia del primer contrato a favor de Raúl Rivera Serna.

PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de primera instancia, se declaró fundada en parte a la demanda


de Nulidad de Acto Jurídico, basando su decisión en los siguientes fundamentos:
Que, respecto del primer Contrato de Compraventa y Escritura Pública celebrada
entre la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera del Perú y Raúl Rivera
Serna, así como la Escritura de Compraventa de fecha doce de junio de mil
novecientos setenta y tres, otorgada ante la Notaría Céspedes Marín, es de
señalarse que, en la pericia ordenada, efectuada conforme a los términos de la
instrumental de fojas dos mil novecientos cincuenta y ocho a dos mil novecientos
setenta y uno, se aprecia que el perito señaló que: “A. Las firmas atribuidas a
Esteban DARANYI FEJÉRVARI (presidente), Vicente PORTARO GAMERO
(secretario), Raúl RIVERA CERNA (comprador) y a Juan BRAVO CEVALLOS
(abogado) trazadas en la Minuta de fecha 28ABR1973 y en la Escritura Pública de
compra venta de fecha 12JUN1973, extendida por la Asociación de Propietarios
de Caballos de Carrera del Perú, así como la firma a nombre del Notario Daniel
CÉSPEDES MARÍN, no provienen del puño gráfico de sus titulares, son
falsificadas. Que, este solo hecho, desde ya acarrea el insalvable vicio de nulidad
de la referida minuta así como de la escritura pública de compraventa, celebrada
entre la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera del Perú y Raúl Rivera

453
Serna, así como la escritura de compraventa de fecha doce de junio de mil
novecientos setenta y tres, otorgada ante la Notaría Céspedes Marín; sin necesidad
de efectuar análisis alguno respecto de los demás vicios de forma señalados por la
parte accionante; con lo cual procede además, ordenarse la Cancelación de la
Inscripción Registral efectuada el seis de marzo de dos mil, en el Asiento C00001
de la Partida Electrónica número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble
de Lima.

Que, la segunda pretensión referida a que, se declare la nulidad del contrato de


compraventa y de la Escritura Pública celebrada entre Raúl Rivera Serna y Raúl
Ramón Ventura Cano, de fecha treinta de marzo de mil novecientos ochenta y
cuatro, registrada en el Asiento C00002 en la Partida número 47434246 del
Registro de Propiedad Inmueble de Lima.

Que, al respecto, la demandante señaló que: 1) El abogado que autoriza la minuta


es Juan Bravo Cevallos quien figura en la Escritura Pública con Registro del
Colegio de Abogados de Lima número 560, y en ambas escrituras públicas de
compraventa relativas al segundo y tercer contrato el citado abogado tiene Registro
número 590; 2) De la revisión del original de la Escritura Pública, no aparece
adherido el comprobante de pago; 3) En la decimosegunda cláusula se consigna
falsamente que se hace entrega física del inmueble, y que a partir de la fecha de la
firma del documento, el vendedor sería responsable de tomar las medidas del caso
para la seguridad del terreno, lo que es falso, porque posee el inmueble desde su
adquisición en mil novecientos sesenta y cinco y hasta la fecha de manera
ininterrumpida; 4) El parte notarial de la Escritura Pública se presentó a los
Registros Públicos de Lima bajo el título número 126713 de fecha catorce de julio
de dos mil, la que corresponde al Asiento de Presentación en el Libro Diario, lo
cual significa que el último día de vigencia del Asiento de Presentación era el
veintiocho de agosto de dos mil, que son los treinta días durante el cual produce
todos sus efectos legales, de conformidad con el artículo 144 del Reglamento
General de los Registros Públicos, y en cuyo plazo de vigencia debe efectuarse la
inscripción del título, salvo que el Asiento de Presentación haya sido prorrogado;
y la inscripción se realizó el cuatro de octubre de dos mil, es decir, con
posterioridad a la vigencia de la prórroga; 5) Que, respecto del segundo contrato
de compraventa y de la Escritura Pública celebrada entre Raúl Rivera Serna y Raúl
Ramón Ventura Cano, de fecha treinta de marzo de mil novecientos ochenta y
cuatro, registrada en el Asiento C00002 en la Partida número 47434246 del

454
Registro de Propiedad Inmueble de Lima, es de señalarse que, en la pericia
ordenada, efectuada conforme a los términos de la instrumental de fojas dos mil
novecientos cincuenta y ocho a dos mil novecientos setenta y uno, se aprecia que
el perito señaló que: “B. La firma a nombre del vendedor Raúl RIVERA CERNA
Y la atribuida a Raúl Ramón VENTURA CANO (comprador), de la Escritura
Pública de Compra Venta N 345 del 30MAR1984, realizada en la Notaria Diodoro
Ricardo ORDUÑA VÁSQUEZ, no provienen del puño gráfico de sus titulares, son
falsificadas. Respecto a la firma del notario Diodoro Ricardo ORDUÑA
VÁSQUEZ, esta sí proviene del puño gráfico de su titular, es decir es auténtica”.

Que, por tanto, si la firma de los intervinientes (comprador y vendedor) son falsas,
entonces es de concluirse que, ese hecho, desde ya acarrea el insalvable vicio de
nulidad de la referida minuta así como de la Escritura Pública de Compraventa,
celebrada entre don Raúl Rivera Serna y Raúl Ramón Ventura Cano, de fecha
treinta de marzo de mil novecientos ochenta y cuatro, sin necesidad de efectuarse
análisis alguno adicional respecto de los demás vicios de forma señalados por la
parte accionante; con lo cual procede además, ordenarse la Cancelación de la
Inscripción Registrada en el Asiento C00002 en la Partida número 47434246 del
Registro de Propiedad Inmueble de Lima.

Que, la tercera pretensión está orientada a que se declare la nulidad del contrato de
compraventa y de la Escritura Pública celebrada entre Raúl Ramón Ventura Cano
y Judit Pachas Canto, de fecha tres de setiembre de mil novecientos ochenta y
cuatro, Registrada en el Asiento C00003 en la Partida número 47434246 del
Registro de Propiedad Inmueble de Lima.

Que, al respecto, la demandante señaló que: De la revisión del originales de la


Escritura Pública de compraventa no aparece adherido el comprobante de pago
correspondiente a la alcabala; la minuta no se encuentra archivada en el legajo que
le correspondería de acuerdo con la documentación remitida en legajos por la
Notaria del Doctor Diodoro Orduña Vásquez al Archivo General de la Nación; en
la undécima cláusula se consigna falsamente que el supuesto vendedor hace
entrega física del inmueble desde su adquisición en mil novecientos sesenta y
cinco.

Que, respecto del tercer contrato de compraventa y de la Escritura Pública


celebrada entre Raúl Ramón Ventura Cano y Judit Pachas Canto, de fecha tres de

455
setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro, registrada en el Asiento C00003 en
la Partida número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima, es de
señalarse que, en la pericia ordenada efectuada conforme a los términos de la
instrumental de fojas dos mil novecientos cincuenta y ocho a dos mil novecientos
setenta y uno, se aprecia que el perito señaló que: “C. La firma trazada a nombre
Raúl Ramón VENTURA CANO(vendedor), la atribuida a Judit PACHAS
CANTO (compradora), y a Juan BRAVO CEVALLOS(abogado) en la minuta de
fecha 17 Julio 1984 y en la Escritura Pública del 3 de Septiembre de 1984 realizada
en la Notaría Diodoro Ricardo ORDUÑA VÁSQUEZ , no provienen del puño
gráfico de sus titulares, son falsificadas. Respecto a la firma del notario Diodoro
Ricardo ORDUÑA VÁSQUEZ, ésta sí proviene del puño gráfico de su titular, es
decir es auténtica”.

Que, por tanto, si la firma de los intervinientes (comprador y vendedor) son falsas,
entonces es de concluirse que, ese hecho, desde ya acarrea el insalvable vicio de
nulidad de la referida al Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública
celebrada entre Raúl Ramón Ventura Cano y Judit Pachas Canto, de fecha tres de
setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro, sin necesidad de efectuarse análisis
alguno adicional respecto de los demás vicios de forma señalados por la parte
accionante; con lo cual procede además, ordenarse la Cancelación de la Inscripción
Registrada en el Asiento C00003 en la Partida número 47434246 del Registro de
Propiedad Inmueble de Lima. Que, la cuarta pretensión está orientada a que se
declare la nulidad del contrato de compraventa y de la Escritura Pública celebrada
entre Judit Pachas Canto y Ruth Betsabeth Morales Breña, de fecha diez de febrero
de dos mil uno, registrada en el Asiento C00004 en la Partida número 47434246
del Registro de Propiedad Inmueble de Lima. En la Escritura Pública, la vendedora
Judit Pachas Canto, fue representada por Lily Fernández Pimentel, quien actuó
estando a la sustitución de poder otorgada a su favor por Martha Angie Bautista
Guerra, ante la Notaría Jorge Luis Gonzales Loli de fecha treinta de enero de dos
mil uno, en cuya décima cláusula aparece que: “ambas partes contratantes
acuerdan que en caso de ausencia de la vendedora, cualquiera de sus apoderados o
sustituta con poderes inscritos en la partida electrónica 11107025 del Registro de
Mandatos y Poderes de Lima, podrán suscribir la respectiva escritura pública de
compra venta, que origine esta minuta, conforme a ley”. Copia literal del inmueble
de los antecedentes, fue expedida por los Registros Públicos el doce de enero de
dos mil uno, y supuestamente ya se encontraban registradas las Escrituras Públicas
de Compraventa, en los Asientos C00001 y C00002 de la Partida Electrónica

456
número 42434246 con fechas seis de marzo de dos mil y cuatro de octubre de dos
mil, respectivamente. La copia literal del inmueble fue expedida por Registros
Públicos el dieciséis de abril de dos mil uno, en la cual aparecen los referidos
Asientos C00001 y C00002 de la Partida Electrónica número 42434246 y además
constan los Asientos C00003 y C00004 correspondientes a las Escrituras Públicas
del tercer y cuarto contrato las que aparecen registradas el dieciocho de enero y
veintitrés de febrero de dos mil uno, respectivamente, lo que resulta sospechoso e
ilógico. Al final del Asiento 4 de fojas 468 del tomo 1125 de la referida copia
literal, aparecen en mayúsculas las iniciales PE, lo que indica que la partida
registral del inmueble continúa en una Partida Electrónica; sin embargo, dichas
iniciales no se encontraban asentadas en la mencionada foja y tomo al momento
en que se expidió la copia literal de fecha doce de enero de dos mil uno, lo que
evidencia un irregular manejo registral por cuanto al momento en que se expidió
esa copia ya había sido creada como consecuencia de la inscripción de los Asientos
C00001 y C00002 de la Partida Electrónica número 42434246.

Tanto la supuesta venta del inmueble efectuada por la Asociación a Raúl Rivera
Serna (primer contrato), así como las tres supuestas ventas posteriores (del
segundo a cuarto contrato) se inscribieron en la Partida Registral recién entre el
mes de marzo de dos mil y el mes de febrero de dos mil uno, esto es en el lapso de
casi un año ni en la minuta ni en la Escritura Pública está fehacientemente
acreditada la existencia de un tráfico real de dinero en pago de un precio por la
venta del inmueble, resultando extraño e irregular que se consigne el pago de un
precio al contado que supera los cien mil dólares americanos (US$100,000.00) al
diez de febrero de dos mil uno, siendo inverosímil que alguien (en este caso Ruth
Betsabeth Morales Breña) pueda manejar cien mil dólares americanos
(US$100,000.00) en efectivo y a la mano, lo que corrobora el carácter fraudulento
de la operación y su inexistencia, agravado esto con las conclusiones periciales
respecto del tercer y cuarto contrato que demuestra la suplantación de Judit Pachas
Canto que se consigna como vendedora a favor de Ruth Betsabeth Morales Breña,
con el evidente y vedado propósito de alegar el beneficio de la convalidación del
derecho de propiedad sobre la base de la aparente buena fe registral en su
adquisición, prevista en el artículo 2014 del Código Civil.

Que, respecto del cuarto Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública


celebrada entre Judit Pachas Canto y Ruth Betsabeth Morales Breña, de fecha diez
de febrero de dos mil uno, registrada en el Asiento C00004 en la Partida número

457
47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima, es de señalarse que, en la
pericia ordenada, efectuada conforme a los términos de la instrumental de fojas
dos mil novecientos cincuenta y ocho a dos mil novecientos setenta y uno, se
aprecia que el perito señaló que: “D. En la minuta N° 368 de fecha 08 de febrero
2001 la firma trazada a nombre de Judit PACHAS CANTO (vendedora), no
provienen del puño gráfico de su titular es decir es falsificada y las atribuidas a
Ruth Betsabeth MORALES BREÑA (compradora) y del notario LUIS
GONZALES LOLI, estas sí provienen del puño gráfico de sus titulares, son
auténticas”. Que, por tanto, si la firma de la vendedora es falsa, entonces es de
concluirse que, ese hecho, desde ya acarrea el insalvable vicio de nulidad de la
referida al Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública celebrada entre Judit
Pachas Canto y Ruth Betsabeth Morales Breña, de fecha diez de febrero de dos mil
uno, pues no está expresada de manera indubitable que la vendedora haya querido
disponer del bien inmueble submateria, y sin necesidad de efectuarse análisis
alguno adicional respecto de los demás vicios de forma señalados por la parte
accionante; más aún si se tiene en cuenta que conforme a las consideraciones
referidas al tercer contrato, la firma de Judit Pachas Canto (como compradora),
también fue falsificada; con lo cual procede además, ordenarse la cancelación de
la inscripción registrada en el Asiento C00004 en la Partida número 47434246 del
Registro de Propiedad Inmueble de Lima.

Que, la quinta pretensión está referida a que se declare la nulidad del Contrato de
Compraventa y de la Escritura Pública celebrada entre Ruth Betsabeth Morales
Breña y Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar, de fecha veintiocho de setiembre
de dos mil uno, y que dio lugar al bloqueo de la Partida número 47434246 del
Registro de Propiedad Inmueble de Lima, presentado mediante y título número
182059 de fecha uno de octubre de dos mil uno. Que, al respecto, la demandante
señaló que:

I) La vendedora Ruth Betsabeth Morales Breña sabía y conocía que el bien


submateria no podía ser transferido, además que en el mismo no existe una venta
real, por cuanto a pesar de que las partes contratantes declaran haber pagado al
contado la suma ciento ocho mil quinientos sesenta dólares americanos
(US$108,560.00) no han sido pagados al contado; y,

II) El contrato tiene características muy peculiares que hacen concluir en nulidad;
pues en la operación realizada por Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar con su

458
codemandada Ruth Betsabeth Morales Breña, se revela que la compradora ha
realizado un acto nulo por cuanto el objeto del contrato es física y jurídicamente
imposible, al pretender transferirse un bien sobre el cual la vendedora no tiene
derecho o capacidad legal de hacerlo, atentando contra el orden público, por cuanto
ha sido celebrado con deliberada intención de aparentar una transferencia de
Morales Breña a Sarmiento Salazar. Que, respecto de la quinta pretensión para que
se declare la nulidad del Contrato de Compraventa con pacto de retroventa y de la
Escritura Pública celebrada entre Ruth Betsabeth Morales Breña y Rosario
Emperatriz Sarmiento Salazar, de fecha veintiocho de setiembre de dos mil uno, y
que dio lugar al bloqueo de la partida número 47434246 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, presentado mediante y título número 182059 de fecha uno de
octubre de dos mil uno, es de señalarse que, en la pericia ordenada, efectuada
conforme a los términos de la instrumental de fojas dos mil novecientos cincuenta
y ocho a dos mil novecientos setenta y uno, se aprecia que el perito señaló en el
punto: “IV APRECIACIONES En la Minuta de compra venta con pacto de
Retroventa N° 1058 de fecha 01SET2001 que otorga Ruth Betsabeth MORALES
BREÑA a favor de Rosario Emperatriz SARMIENTO SALAZAR de la Notaría
Carlos Enrique Becerra Palomino sólo aparece una firma atribuida a Ruth
Betsabeth MORALES BREÑA y en la Escritura N° 1226 de fecha 01OCT2001,
de la mencionada notaría, no se tomaron las firmas de Ruth Betsabeth MORALES
BREÑA, Rosario Emperatriz SARMIENTO SALAZAR y del Notario Carlos
Enrique Becerra Palomino”. Que, por tanto, si solo obra la firma de la vendedora,
entonces es de concluirse que, ese hecho, desde ya acarrea el insalvable vicio de
nulidad del referido contrato de compraventa y de la Escritura Pública celebrada
entre Ruth Betsabeth Morales Breña y Rosario Emperatriz Sarmiento Salazar, de
fecha veintiocho de setiembre de dos mil uno, y que dio lugar al bloqueo de la
Partida número 47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima,
presentado mediante y título número 182059 del uno de octubre de dos mil uno.
Que, la sexta pretensión está referida a que se declare la nulidad del Contrato de
Compraventa y de la Escritura Pública celebrada entre Ruth Betsabeth Morales
Breña y Martha Raquel Fonseca Heredia, de fecha tres de diciembre de dos mil
uno, registrada en el Asiento C00005 en la Partida número 47434246 del Registro
de Propiedad Inmueble de Lima.

Que, al respecto, es de señalarse que, en la pericia ordenada, efectuada conforme


a los términos de la instrumental de fojas dos mil novecientos cincuenta y ocho a
dos mil novecientos setenta y uno, se aprecia que el perito señaló que: “F. La firma

459
atribuida a la vendedora Ruth Betsabeth MORALES BREÑA, de la minuta N° 355
de fecha 27 noviembre 2001, no proviene del puño gráfico de su titular, es decir es
falsificada; la firma trazada a nombre de Martha Raquel FONSECA
HEREDIA(compradora) no ha sido factible determinar su autenticidad o falsedad
por falta de muestras de cotejo”.

Que, por tanto, si la firma de la vendedora fue falsificada, entonces es de concluirse


que, ese hecho, desde ya acarrea el insalvable vicio de nulidad del referido
Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública celebrada Ruth Betsabeth
Morales Breña y Martha Raquel Fonseca Heredia, de fecha tres de diciembre de
dos mil uno; con lo cual procede además, ordenarse la cancelación de la inscripción
registrada en el Asiento C00005 en la Partida número 47434246 del Registro de
Propiedad Inmueble de Lima. Que, la sétima pretensión está referida a que se
declare la nulidad del Contrato de Compraventa y de la Escritura Pública celebrada
entre Martha Raquel Fonseca Heredia y Gisselle Castro Arquiñigo, de fecha siete
de febrero de dos mil dos, registrada en el Asiento C00006 en la Partida número
47434246 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima. Que, al respecto, es de
señalarse que, en la pericia ordenada, efectuada conforme a los términos de la
instrumental de fojas dos mil novecientos cincuenta y ocho a dos mil novecientos
setenta y uno, se aprecia que el perito señaló que: “H. La firma trazada a nombre
de Giselle CASTRO ARQUIÑIGO, en la Minuta de fecha 29ENE2002 y la
Escritura Pública de compra venta del 07FEB2002, de la NOTARÍA
ALEJANDRO RAMÍREZ CARRANZA, proviene del puño gráfico de su titular.”;
asimismo, “I. La firma atribuida al Notario Rolando Alejandro RAMÍREZ
CARRANZA de la Escritura Pública de compra venta del 07FEB2002, proviene
del puño gráfico de su titular.”; y respecto de la firma de Martha Raquel Fonseca
Heredia, señaló: “J. En el presente caso no ha sido posible determinar la
autenticidad o falsedad de las cuatro firmas atribuidas a Martha Raquel Fonseca
Heredia, trazadas en la Minuta N° 355 de fecha 27DIC2001, y Escritura Pública
N° 485 del 03DIC2001 de la NOTARÍA Wilson A. CANELO RAMÍREZ; Minuta
N° 700 de fecha 29ENERO2002 y Escritura Pública de compra venta N° 881 del
07FEB2002 de la NOTARÍA ALEJANDRO RAMÍREZ CARRANZA, porque
solo se dispone de una firma de comparación, insuficiente para establecer el patrón
de variaciones.

Que, el aspecto último citado el perito sostiene también que: “G. La firma (...).
Respecto a la autógrafa trazada a nombre de Martha Raquel FONSECA HEREDIA

460
(compradora) no ha sido factible determinar su autenticidad o falsedad por falta de
muestras de cotejo”.

Que, sin embargo, al no poderse acreditar que la suscripción de Martha Raquel


Fonseca Heredia sea falsa o verdadera, ello no puede ser óbice para declarar la
nulidad de ese acto jurídico, habida cuenta que la causal debe estar
fehacientemente acreditada, con hechos concretos, y no por simples presunciones.

Que, por tanto, si en el Registro Público figuraba como propietaria del predio
submateria, Martha Raquel Fonseca Heredia y en autos no se ha desvirtuado que
la última compradora y actual propietaria Gisselle Castro Arquiñigo haya estado
en posición de conocer que ese hecho era inexacto, en virtud del artículo del 2014
del Código Civil, aquella mantiene su derecho de propiedad, aunque sea ineficaz
el de su otorgante, en este caso los de sus anteriores otorgantes.

SENTENCIA DE VISTA

La Sala Superior mediante sentencia de vista, revocó la apelada en el extremo que


desestima la pretensión de nulidad del contrato de compraventa contenido en la
escritura pública de fecha siete de febrero de dos mil dos, celebrada entre Martha
Raquel Fonseca Heredia y la recurrente, inscrita en el Asiento C00006 de la Partida
número 47434246 del Registro de Predios de Lima; y, reformándola declaró
fundado dicho extremo; en consecuencia, nulo el referido acto jurídico por la
causal de fin ilícito y dispuso la cancelación del Asiento C00006 de la Partida
número 47434246 del Registro de Predios de Lima, considerando lo siguiente:

El grado se circunscribe a la compraventa celebrada entre Martha Raquel Fonseca


Heredia (vendedora) y Gisselle Castro Arquiñigo (compradora), y si aquel se
celebró con un propósito honesto o no, lo que determinará su fi n lícito o ilícito.
Sobre el particular, debe indicarse lo siguiente:

i) La venta de Martha Raquel Fonseca Heredia a Gisselle Castro Arquiñigo se basa


en una minuta de veintinueve de enero de dos mil dos, de fojas treinta (reverso) en
la que se pacta un precio de cuatrocientos cuarenta mil dólares americanos
(US$440,000.00) que se paga de la siguiente forma: “doscientos mil dólares
americanos (US$200,000.00) en este acto”, lo que es falso, pues el pago se realizó

461
el siete de febrero (día de la Escritura Pública) por medio de cheque, y no el
veintinueve de enero (fojas quinientos ochenta y siete);

ii) El pago de doscientos mil dólares americanos (US$200,000.00), que según la


minuta fue realizado por la vendedora Gisselle Castro Arquiñigo, en realidad lo
hizo el Consorcio DH Montt mediante cheque, el día siete de febrero de dos mil
dos (fojas quinientos ochenta y uno), por lo que se trata de una segunda falsedad;

iii) La compradora Gisselle Castro Arquiñigo, que, al veintinueve de enero de dos


mil dos, no había pagado un solo centavo del precio; sin embargo, en forma
sospechosamente apresurada, inmediatamente realizó el cambio de titularidad a su
favor en la Municipalidad de Santiago de Surco, con fecha treinta y uno de enero
de dos mil dos (fojas seiscientos once); y, asimismo, pagó el impuesto de alcabala
el uno de febrero de dos mil dos (fojas quinientos noventa y uno);

iv) También es sospechoso el pago del precio: doscientos mil dólares americanos
(US$200,000.00) a la firma del contrato (que no es cierto), y el saldo de doscientos
cuarenta dólares americanos (US$240,000.00) a los treinta días de “realizar todos
los actos administrativos pertinentes a la habilitación urbana del presente lote”
(fojas treinta); es decir, una vendedora que declara la ocupación de comerciante,
empero, se obliga a realizar una habilitación urbana, sin tener experiencia alguna
en el tema; mientras que la compradora, que es la arquitecta, y además socia de la
empresa DH Montt (empresa constructora), que se dedica precisamente a esa
actividad conforme a los documentos alcanzados por la misma demandada (fojas
seiscientos treinta a mil ciento noventa y ocho); sin embargo, ¿tendría que esperar
la gestión de una inexperta, mientras ellos se quedarían cruzados de brazos? Esa
cláusula carece de racionalidad técnica y económica, por tanto, en realidad, esta
situación hace suponer que dicha obligación era ficticia, pues nunca se pensó en
pagar esa segunda parte del precio, por lo que este, desde un inicio, solo alcanzaba
a un monto sustancialmente reducido de solo doscientos mil dólares americanos
(US$200,000.00). Por su parte, la posterior ejecución de garantías, que finalmente
fue descartada por el órgano jurisdiccional, y que no ha dado lugar a ninguna otra
acción de cobranza, más parece una simulación procesal que añade elementos de
verosimilitud a la sospecha;

v) Es más, entre los actos irregulares que precedieron a la adquisición de Gisselle


Castro Arquiñigo, y que esta debió conocer, se encuentra que en el lapso de menos

462
de dos años se celebraron siete transferencias sobre el mismo bien, en la que
participaron notarios destituidos, y dos de ellos de Huarochirí ¿No le llamó la
atención esa secuencia de notarios a Gisselle Castro Arquiñigo, y que los actos se
celebraran en un lugar tan alejado;

vi) Otra circunstancia irregular, que la compradora debió conocer, es que la venta
de Judit Pachas Canto a Ruth Betsabeth Morales tuvo un precio de trescientos
sesenta mil soles (S/360,000.00), mientras que Gisselle Castro Arquiñigo un año
después, pretendió pagar la suma de cuatrocientos cuarenta mil dólares americanos
(US$440,000.00), es decir, cuatro veces más, entonces, ¿no le llamó la atención
que Judit Paredes Canto haya prácticamente regalado el terreno a un precio vil?;

vii) Otra circunstancia irregular que la compradora debió conocer es que Ruth
Betsabeth Morales Breña vendió el lote dos veces, conforme consta en el propio
registro: primero, a Rosario Sarmiento Salazar, y luego a Martha Raquel Fonseca
Heredia; sin embargo, Gisselle Castro Arquiñigo le compró a esta última, sin
molestarse en averiguar qué había ocurrido con la primera venta a Rosario
Sarmiento Salazar, pues si se hubiera tomado ese simple trabajo, que viene
impuesto por las más elementales reglas de la buena fe, entonces podría haber
conocido que esa primera venta se frustró porque se había descubierto la trama de
falsificación que rodeaba este caso, razón por la cual, el notario Carlos Enrique
Becerra Palomino, ante quien se presentó la minuta, no otorgó la Escritura Pública
(fojas doscientos cuarenta y nueve y siguientes). Por tanto, la compradora Gisselle
Castro Arquiñigo conoció de modo efectivo las triquiñuelas que habían ocurrido
(¿por qué adquirió de la segunda compradora?), que implicaban groseras
irregularidades, y en lugar de optar por la conducta honesta y transparente de
averiguar los hechos prefirió la acción torva y malintencionada de apresurarse en
inscribir la compra ante la municipalidad, sin haber pagado el precio, lo que
demuestra claramente que su única intención era correr con la transferencia a
efecto de legalizar el fin ilícito;

viii) La compradora Gisselle Castro Arquiñigo, que había adquirido el lote de


terreno con todas las irregularidades antes mencionadas, además lo hizo sin contar
con la posesión, conforme se acredita con la escritura de compraventa de fecha
siete de febrero de dos mil dos, que en ningún momento menciona la entrega del
bien; lo que se ratifica con el hecho de que el cinco de marzo de dos mil dos, la
demandante remite una Carta Notarial a Gisselle Castro Arquiñigo, indicándole la

463
ilegalidad de la compra, razón por la cual ese mismo día, esta obtiene una
constancia policial en la cual se acredita que se estaba colocando una puerta (fojas
quinientos noventa) respecto de un terreno baldío que se encontraba totalmente
cercado, lo cual indica que tomó la posesión en forma inmediatamente posterior a
la carta, de modo unilateral, mediante la apertura de una puerta en el muro que
curiosamente decía: “propiedad de la Asociación de Propietarios de Caballos de
Carrera del Perú” (fotografía tomada el seis de noviembre de dos mil once, fojas
mil trescientos noventa y uno), según consta del acta notarial de posesión (fojas
mil trescientos noventa). Por lo demás, según este mismo documento, la posesión,
al seis de noviembre del dos mil uno, correspondía a la demandante, y por mérito
de la presunción de continuidad prevista en el artículo 915 del Código Civil, se
extendió hasta el acto de despojo ocurrido el cinco de marzo de dos mil dos. Por
tanto, es evidente que las codemandadas Martha Raquel Fonseca Heredia y
Gisselle Castro Arquiñigo celebraron un contrato fraudulento, con fin ilícito, cuya
finalidad era perjudicar al verdadero propietario, lo que se acredita con las
falsedades expuestas en la minuta (precio pagado en distinta fecha y tercero que
pagó el precio), con una compra que se hizo, pese a que habían seis transferencias
anteriores casi consecutivas, en menos de dos años con intervención de notarios
destituidos y de Huarochirí; además a valores irreales, pues un año antes se pagó
el veinticinco por ciento (25%) del precio que supuestamente iba a pagar la
compradora Gisselle Castro Arquiñigo; con una extraña obligación de
“urbanización” por parte de una vendedora inexperta, pero que en realidad, tendría
como propósito, no pagar todo el precio, sino una suma menor (“precio de regalo”),
para justificar el riesgo de una compra ilícita y por último, sin realidad posesoria y
sin hacer la más mínima indagación de las irregularidades que constaban
expresamente en el registro, tales como que la vendedora Fonseca Heredia compró
en segundo lugar, por tanto, pudo comprobarse fácilmente la ilicitud de la
operación, pues la primera compradora Sarmiento Salazar, ya aparecía en el
registro, con un bloqueo, si bien caduco, pero que informaba de un hecho irregular,
como una venta anterior; sin embargo, prefirió adquirir a la segunda compradora,
con un total desprecio por la verdad, sin realizar las indagaciones que eran
totalmente imprescindibles en este caso.

La cantidad impresionante de indicios, valorados en conjunto, permiten arribar a


una sola conclusión: el acto de ambas partes estuvo dirigido en todo momento a
consumar un negocio inmensamente lucrativo mediante la adquisición de un
predio, que, a todas luces, se encontraba afectado de múltiples irregularidades, por

464
lo que se pretendió hacer un uso indebido y abusivo de las normas de protección a
la buena fe, cuando en este caso, queda en evidencia, que nunca la hubo. En
consecuencia, el contrato de compraventa cuestionado ha sido celebrado con fi n
ilícito, pues la acción de los codemandados tuvo el evidente ánimo de perjudicar
al demandante en su derecho de propiedad, por lo que se trata de un acto nulo, de
conformidad con el artículo 219 inciso 4 del Código Civil.

IV. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA:

1. Que, según lo establecido en el artículo 384 del Código Procesal Civil,


modificado por el artículo 1 de la Ley número 29364, el recurso de casación tiene
por fines esenciales la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto
y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia
(finalidad nomofiláctica y uniformizadora, respectivamente); precisado en la
Casación número 4197-2007/La Libertad9 y Casación número 615-
2008/Arequipa10; por tanto, este Tribunal Supremo, sin constituirse en una tercera
instancia procesal, debe cumplir su deber de pronunciarse acerca de los
fundamentos del recurso, por las causales declaradas procedentes.

2. Que, se ha declarado procedente el recurso de casación por las causales de


infracción normativa procesal y material. Teniendo en cuenta ello, es de advertirse
que conforme lo dispone el artículo 396 del Código Procesal Civil, cuando se
declara fundado el recurso de casación por vulneración a las normas que garantizan
el debido proceso o las infracciones de las formas esenciales para la eficacia y
validez de los actos procesales en todos los supuestos se debe devolver el proceso
a la instancia inferior para que emita nuevo fallo, mientras que si declara fundado
el recurso por las otras causales contempladas en el artículo 386 del Código
Procesal Civil, la Sala Suprema actuando en sede de instancia deberá resolver el
conflicto según la naturaleza. Es por ello, que la revisión de las causales por las
que ha sido declarado procedente el recurso de casación debe comenzar por el
análisis de la alegación de vulneración a las normas que garantizan el derecho a un
debido proceso. En la eventualidad que se declare fundado el recurso de casación
por vulneración a las normas que garantizan el debido proceso no será necesario
examinar los agravios relativos a la infracción normativa material.

3. Que, la motivación de las resoluciones judiciales constituye un elemento del


debido proceso y, además, se ha considerado como principio y derecho de la

465
función jurisdiccional consagrado en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución
Política del Perú, norma constitucional que ha sido recogida en el artículo 12 del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en el inciso 6 del
artículo 50 e incisos 3 y 4 del artículo 122 del Código Procesal Civil, y cuya
contravención origina la nulidad de la resolución, conforme lo disponen las dos
últimas normas procesales señaladas.

4. Que, cabe señalar que los recursos de apelación se rigen por el principio “tantum
devolutum quantum apellatum” entendido este, según la Corte Suprema de Justicia
de la República, expuesto en la Casación número 3915-2006, publicada en el diario
oficial “El Peruano”, el veintiocho de febrero de dos mil ocho: “Que, en virtud del
principio tantum devolutum quantum apellatum, el órgano judicial revisor que
conoce de la apelación solo debe avocarse sobre aquello que le es sometido en
virtud del recurso, siendo en segunda instancia que la pretensión del apelante al
impugnar la resolución, es la que establece los extremos sobre los que debe versar
la revisión que realiza el Superior, no pudiendo conocer extremos que han quedado
consentido por las partes”; siendo que en la Casación número 2139- 2007, se
indica: “Que, además, el respeto al principio de la congruencia se encuentra
concatenado con la atención al denominado tantum devolutum quantum
appellatum, lo cual implica que el alcance de la impugnación de la resolución
recurrida determinará los poderes del órgano Ad quem para resolver de forma
congruente la materia objeto del recurso”. (Jaime Solé Riera. “Recurso de
apelación”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal; marzo de mil novecientos
noventa y ocho, página quinientos setenta y uno).

5. Que, el principio de congruencia procesal se encuentra íntimamente relacionado


con el principio de motivación de resoluciones judiciales y se encuentra regulado
por los artículos VII del Título Preliminar, 50 inciso 6 y 122 inciso 4 del Código
Procesal Civil, alude a que en toda resolución judicial debe existir: 1) Coherencia
entre lo solicitado por las partes y lo finalmente resuelto, sin omitirse, alterarse o
excederse dichas peticiones (congruencia externa); y, 2) Armonía entre la
motivación y la parte resolutiva (congruencia interna); en suma la congruencia en
sede procesal es el “principio normativo que delimita el contenido de las
resoluciones judiciales que deben proferirse de acuerdo con el sentido y alcances
de las peticiones formuladas por las partes (…) para que exista identidad jurídica
entre lo resuelto y las pretensiones(…)”11; de donde los jueces tienen el deber de
motivar sus resoluciones como garantías de un debido proceso; no están obligados

466
a darle la razón a la parte pretendiente, pero si a indicarle las razones de su sin
razón y a respetar todos los puntos de la controversia fijados por las partes,
respetando así el principio de congruencia.

6. Que, en virtud de dicho principio de congruencia procesal, el Juez debe dictar


sus resoluciones de acuerdo con el sentido y alcances de las peticiones formuladas
por las partes, y en el caso de la apelación, corresponde al Superior resolver, en
función a los agravios, los errores de hecho y de derecho que sirven de sustento a
la pretensión impugnatoria que haya expuesto la recurrente, toda vez que la
infracción a este principio -previsto en la segunda parte del artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Civil- determina la emisión de sentencias
incongruentes: a) La sentencia ultra petita, cuando se resuelve más allá del
petitorio o los hechos; b) La sentencia extra petita, cuando el Juez se pronuncia
sobre el petitorio o los hechos no alegados; c) La sentencia citra petita, en el caso
que se omite total pronunciamiento sobre las pretensiones (postulatorias o
impugnatorias) formuladas; d) La sentencia infra petita cuando el Juzgador no se
pronuncia sobre todos los petitorios o todos los hechos relevantes del litigio;
omisiones y defectos que infringen el debido proceso. En el caso de la apelación,
corresponde al Superior resolver, en función a los agravios, los errores de hecho y
de derecho que sirven de sustento a la pretensión impugnatoria que haya expuesto
el recurrente.

7. Que, respecto a la congruencia externa entre los agravios del recurso


impugnatorio y lo resuelto por la Sala de mérito, es de señalar que contra la
resolución final dictada en primera instancia, en el extremo que desestima la
pretensión de nulidad de contrato de compraventa contenida en la Escritura Pública
celebrada entre Martha Raquel Fonseca Heredia y Gisselle Castro Arquiñigo, de
fecha siete de febrero de dos mil dos, registrada en el Asiento C00006 en la Partida
número 47434246 del Registro de Predios de Lima, la Asociación accionante
interpuso recurso de apelación (fojas tres mil setecientos treinta y ocho a tres mil
setecientos cuarenta y cuatro). Al respecto la demandante expresó como
principales agravios -entre otros- que: i) El A quo no emitió pronunciamiento
suficiente respecto al contrato celebrado entre Martha Raquel Fonseca Heredia con
Giselle Castro Arquiñigo, el siete de febrero de dos mil dos, inscrito en el Asiento
C00006 de la Partida Registral número 47434246 del Registro de Predios de Lima;
por consiguiente, se vulneró el debido proceso al dejarse sin resolver la pretensión
demandada de nulidad del sétimo contrato, por lo que la sentencia es nula; ii) El

467
juez de instancia considera que la demandada Giselle Castro Arquiñigo actuó con
buena fe, cuando mediante cartas notariales se le hizo saber la existencia de
irregularidades en las transferencias anteriores. La norma protege la adquisición
de un tercero, siempre que no conozca la inexactitud registral, lo que no se
configura en su caso, pues la demandada Gisselle Castro Arquiñigo es una persona
experta en materia inmobiliaria; iii) En la supuesta compraventa celebrada por la
vendedora Martha Raquel Fonseca Heredia y la compradora Gisselle Castro
Arquiñigo, no se ha probado que exista pago en efectivo, pues la presentación del
cheque de gerencia a nombre de la última de las nombradas no prueba que dicho
dinero haya servido para el pago por el terreno; y, iv) A debido analizarse el
artículo periodístico denominado “vacíos legales ponen en riesgo la propiedad –
identifican a red de notarios, abogados y estafadores en robo de terrenos en Surco”,
publicado en el Diario “El Comercio” el veintiocho de octubre de dos mil trece, en
cuyo contenido se denuncia a la codemandada Ruth Betsabeth Morales Breña
como “cabeza” de la organización delictiva.

8. Que, sin embargo, al absolver los agravios formulados por la parte demandante,
la Sala Superior no ha dado respuesta a todos los agravios, sino todo lo contrario
se ha limitado a narrar hechos que no son objeto deducido en juicio (“res in
judicium deducta”), es decir, que no han sido objeto del recurso de apelación, pues
ha soslayado pronunciarse respecto de los cinco agravios, al referirse en los
considerandos décimo cuarto a décimo octavo básicamente que: es deshonesto que
el pago se realizara en nueve días de lo señalado en la minuta de compra venta,
recién el día que se elevó a Escritura Pública. Así como también el pago de
US$200,000.00 dólares americanos lo haya realizado el Consorcio DH MONT y
no la demandada Gisselle Castro Arquino; y finalmente sostiene que es deshonesto
que exista un contrato de compra venta del inmueble (tres anteriores) que
establezca un precio de S/360,000.00 soles, mientras que en la materia de nulidad
se estableciera un precio de US$440,00.00 dólares americanos.

9. Que, no obstante lo expuesto, la Sala Superior ha dedicado sus fundamentos a


desarrollar parte de los argumentos del recurso de apelación teniendo en cuenta
que sus agravios estaban destinados a dilucidar cinco determinados extremos, los
cuales fueron soslayados en parte por el Ad quem para ponderar otros extremos
que no constituían el foco litigioso deducido por las partes del proceso; ello
agregado a que tampoco dedicó fundamento alguno respecto a lo señalado por el
demandante en su escrito de demanda y en los agravios del recurso de apelación,

468
en el sentido que el demandante denunciaba que no se aplica la buena fe registral
a la accionada Gisselle Castro Arquino porque supuestamente la referida
demandada conocía de la inexactitud del registro, todo ello que se encuentra
conectado de manera directa al thema dedidendi a efectos de acreditar su
adquisición y titularidad respecto al bien inmueble materia de litis, aspecto del cual
el Ad quem no se ha pronunciado de manera expresa, incurriéndose de esta manera
ante un pronunciamiento citra petita, es decir, omite total pronunciamiento sobre
las pretensiones (postulatoria o impugnatorias) formuladas por la demandante, lo
cual ha desviado el debate procesal en perjuicio de la casacionista; y, con ello,
incumple la formalidad prevista en el artículo 122 incisos 3 y 4 del Código Procesal
Civil, la cual señala que las resoluciones contienen los fundamentos de hecho que
sustentan la decisión, y los respectivos de derecho, con la cita de la norma o normas
aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado, además de la expresión
clara y precisa de lo que se decide u ordena respecto de todos los puntos
controvertidos, razón por la cual aquella se encuentra afectada de nulidad; por
consiguiente, el recurso de casación resulta fundado.

10. Que, en tal virtud, es labor de los órganos jurisdiccionales despejar la


incertidumbre jurídica planteada en autos en mérito de lo actuado y el derecho; no
obstante ello, se aprecia que la sentencia de primera instancia contiene una
motivación insuficiente que vulnera el principio de la motivación suficiente pues
no ha resuelto adecuadamente los puntos de la controversia precisados en autos;
no obstante ello, el órgano jurisdiccional no puede claudicar en su labor de
dilucidar adecuadamente dicho punto y si bien es cierto que en materia Casatoria
no corresponde a esta Sala Suprema analizar las conclusiones a las que llegan las
instancias de mérito sobre las cuestiones de hecho ni las relativas a la valoración
de la prueba examinada en instancia; sin embargo, es factible el control casatorio
tratándose de la infracción de las “reglas que regulan la actividad probatoria”; entre
ellas, las que establecen que el juez tiene la obligación procesal de valorar todos
los medios probatorios en forma conjunta utilizando su apreciación razonada
conforme lo prevé el artículo 197 del Código Procesal Civil; máxime que la
doctrina autorizada conforme lo señala la profesora Ledesma Narváez12
refiriéndose al Principio de la Unidad de la Prueba, señala: “(…) que la prueba se
aprecia en su conjunto, pues la certeza no se obtiene con una evaluación aislada y
fragmentaria, tomadas una por una, sino aprehendido en su totalidad. Las pruebas
que individualmente estudiadas pudiesen aparecer como débiles o imprecisas
pueden complementarse entre sí, de tal modo que unidas lleven al ánimo del juez,

469
la convicción acerca de la existencia o inexistencia de los hechos discutidos en la
Litis.

11. Que, las omisiones advertidas en la fundamentación de la sentencia de vista,


afecta el derecho al debido proceso y tutela jurisdiccional efectiva, incluida la
motivación de las resoluciones, consagrado en los incisos 3 y 5 del artículo 139 de
la Constitución Política del Perú, que encuentra desarrollo legal en el inciso 3 del
artículo 122 del Código Procesal Civil, en tanto, para la validez y eficacia de las
resoluciones judiciales exige, bajo sanción de nulidad, que en estas se respeten los
principios de jerarquía de las normas y congruencia, así como que contengan los
fundamentos de hecho que sustentan la decisión y los respectivos de derecho con
la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado
y lo invocado por las partes; en consecuencia, como lo manifiesta el profesor
Renzo Cavani13 existe un procedimiento lógico para decretar la nulidad; esto es,
como el mismo autor menciona son las fases de la cognición del Juez. Aquí una
primera fase es la detección del vicio la cual postula que sin vicio no puede haber
nulidad, es primordial en primer lugar que el Juez verifique la ocurrencia del vicio;
una segunda fase es los filtros de la declaración de nulidad aquí el Juez debe hacer
uso de todas las técnicas que la ley otorga para evitar la declaración de la nulidad,
preservar el acto final y, de esta manera promover el derecho fundamental a la
tutela efectiva y tempestiva en el proceso; y, como última y tercera fase la eficacia
de la declaración de la nulidad; esto es, cuando los filtros no pueden contener el
tránsito del acto viciado a la nulidad se habrá ingresado indefectiblemente a la
declaración de la nulidad; ergo, frente al vicio insubsanable tanto de la sentencia
de vista como la sentencia de primera instancia, corresponde declarar casar -
anular- para que el inferior en grado emita nuevo pronunciamiento;
correspondiendo declarar fundado el recurso de casación al verificarse la
contravención de normas que garantizan el derecho a un debido proceso, debe
ampararse el recurso de casación y proceder conforme a lo dispuesto en el inciso
1 del artículo 396 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número 29364;
siendo innecesario emitir pronunciamiento sobre las alegaciones referidas a la
infracción normativa material.

12. Que, lo expuesto, constituye razón suficiente para que la Sala de casación
revise la actividad procesal del Juez cuando se ignoren hechos relevantes de la
controversia, como ha sucedido en el presente caso, en el que se ha ingresado a un
estadio de ilegitimidad por inobservancia del material probatorio de la litis, que

470
conecta uno de los parámetros insoslayables en materia casatoria, correspondiendo
declarar fundado el recurso de casación al verificarse la contravención de normas
que garantizan el derecho a un debido proceso, debe ampararse el recurso de
casación y proceder conforme a lo dispuesto en el inciso 1 del artículo 396 del
Código Procesal Civil, modificado por la Ley número 29364.

V. DECISIÓN

Por estos fundamentos, y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396 inciso 1


del Código Procesal Civil, MI VOTO es porque se declare:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Giselle Castro Arquiñigo a


fojas cien del cuaderno formado en esta Sala Suprema; por consiguiente, SE CASE
la resolución impugnada; en consecuencia, NULA la sentencia de vista contenida
en la Resolución número quince, de fecha seis de noviembre de dos mil quince,
corriente a fojas cuatro mil doce, emitida por la Primera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima; SE ORDENE que la Sala Superior emita nuevo
pronunciamiento cumpliendo con fundamentar adecuadamente su decisión con
arreglo a ley; y observando las consideraciones que se desprenden de este
pronunciamiento; SE DISPONGA la publicación de la presente resolución en el
Diario Oficial “El Peruano”, conforme a ley; en los seguidos por la Asociación de
Propietarios de Caballos de Carrera del Perú contra Gisselle Castro Arquiñigo y
otros, sobre Nulidad de Acto Jurídico; y se devuelvan. Ponente Señora Céspedes
Cabala, Juez Suprema.

S. CÉSPEDES CABALA

471
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 4256-2016, ICA

SUMILLA: El promitente se obliga frente al estipulante a cumplir una prestación


en beneficio de una tercera persona. El estipulante debe tener interés propio en la
celebración del contrato, siendo que el derecho del tercero surge directa e
inmediatamente de la celebración del contrato. Empero, será necesario que el
tercero haga conocer al estipulante y al promitente, en conjunto, su voluntad de
hacer uso de ese derecho para que sea exigible, operando esta declaración
retroactivamente.

Lima, catorce de mayo de dos mil dieciocho.

I. ANTECEDENTES

1. la demandante María Felícita Gamero Vega interpone demanda de nulidad de


acto jurídico contenido en el Contrato de Compraventa de fecha veintiocho de
febrero de dos mil once, por las causales de finalidad ilícita y simulación absoluta,
señala como fundamentos:

a) A través del contrato de transferencia de posesión, celebrado entre la


demandada Dana Yanide Ñañez Arteaga y Juana Rosa Vega Vilca con fecha cuatro
de diciembre de dos mil siete, ésta le transfiere a la anterior, los derechos de
posesión del predio ubicado en el Lote 1 Manzana “H” del Centro Poblado El
Arenal, del distrito de Los Aquijes. En la cláusula décima del contrato referido se
estableció, una vez finalizado el trámite de titulación del predio ante COFOPRI
por parte de la compradora, hoy demandada, ésta se comprometía a ceder
voluntariamente sin costo alguno, mediante contrato de compra venta, la extensión
de doscientos ochenta metros cuadrados (280 m2) a favor de la demandante.

b) Señala que, ante este compromiso su persona ha vendido a favor de Leoncio


Raúl Carhuayo Ramos y Juana Ascencio de Carhuayo los doscientos ochenta
metros cuadrados (280 m2) del predio referido.

472
c) Además, alega que luego de requerir el cumplimiento del compromiso a la
demandada, sin mediar razón, ésta vendió la totalidad del inmueble a favor de su
hermana Yanide Ñañez Arteaga, disponiendo de un bien del cual no era la única
propietaria, constituyendo ello la ilicitud del acto.

d) Precisa que debe estimarse la indemnización peticionada, porque se le ha


perjudicado económicamente con la vulneración a su derecho de propiedad y
moralmente, por la incertidumbre de que sus compradores sean desalojados y que
tomen acciones contra su persona, por lo que dicho daño debe ser resarcido.

II. PRIMERA INSTANCIA:

Con Resolución número cincuenta y siete, de fecha dos de febrero de dos mil
dieciséis (fojas setecientos cincuenta y cinco), se declaró fundada en parte la
demanda de nulidad de acto jurídico por la caudal de contravención a las normas
de orden público, bajo los siguientes argumentos:

a) Conforme a los términos en los que las partes han planteado la litis, debe
tomarse en consideración lo prescrito en el artículo 1457º del Código Civil, que
señala que: “por el contrato en favor de tercero, el promitente se obliga frente al
estipulante a cumplir una prestación en beneficio de tercera persona. El estipulante
debe tener interés propio en la celebración del contrato”.

b) Asimismo, el artículo 1458º del Código Civil, establece el origen y exigibilidad


del derecho del tercero, señalando “El derecho del tercero surge directa e
inmediatamente de la celebración del contrato; empero, será necesario que el
tercero haga conocer al estipulante y al promitente su voluntad de hacer uso de ese
derecho, para que sea exigible, operando esta declaración retroactivamente”.

c) En tal sentido, si bien se puede asumir que las celebrantes habrían tenido la
intención de perjudicar los derechos de la demandante al vender el bien de litis,
sobre la base de su vínculo parental (hermanas); hay que tener presente lo
siguiente: a) El derecho de la demandada nace de un contrato privado de
transferencia de posesión celebrado en fecha cuatro de diciembre de dos mil siete
(fojas 2 a 4), que jurídicamente califica como un contrato a favor de tercero, en el
que la vendedora doña Juana Rosa Vega Vilca asume calidad de estipulante, y la
compradora doña Dana Yanide Ñañez Arteaga la de promitente, y la demandante

473
María Felicita Gamero Vilca es la tercera beneficiada, todo esto señalado por el
artículo 1457º del Código Civil; b) De esto resulta que si bien el derecho de la
demandante ha nacido de la celebración de la compraventa de fecha cuatro de
diciembre de dos mil siete, este derecho no es exigible pues la demandante como
tercera beneficiada, no ha cumplido con comunicar a la estipulante y la promitente,
en conjunto, que quiere ejercer sus derechos como lo señala el artículo 1458º del
Código Civil, pues la Carta Notarial de fecha diecisiete de febrero de dos mil once
(fojas nueve), solamente se dirige a la promitente, la demandada Dana Yanide
Ñañez Arteaga, y no a la estipulante Juana Rosa Vega Vilca; y, c) Respecto de las
normas de orden público artículo 219º inciso 8 del Código Civil, si bien esta causal
de nulidad no ha sido invocada en la demanda, la aplicación de esta norma al caso
concreto deviene en adecuada en mérito del principio iura novit curia,
considerando además que, si bien la norma no se invocó, los hechos que sustentan
la aplicación que el Juzgado hace de la norma sí han sido invocados por la
demandante: que doña Dana Yanide Ñañez Arteaga vendió el inmueble sub
materia (que tiene la condición de bien social) sin la intervención de su cónyuge.
Al respecto, en el petitorio de la demanda se puede leer: “a) fin ilícito; al existir
dolo en la celebración de compra-venta de bien ajeno (280 metros cuadrados que
la demandada estaba en la obligación de realizar a mi favor) con el ánimo de
perjudicar a su cónyuge (Marco Antonio Carhuayo Ascencio) quien no ha
intervenido en su celebración (…)”. En la certificación de fojas veintiocho, que
contiene el Acta de Matrimonio n.º 00799309, con el allanamiento a la demanda
por parte de Marco Antonio Carhuayo Ascencio y con la declaración de la
demandada, al afirmar que compró el inmueble en el año dos mil siete, estando
casada, y que a la fecha sigue teniendo tal condición, se infiere que la venta que
realizó en favor de su hermana de forma posterior a su matrimonio -se hizo en
plena vigencia del régimen de sociedad de gananciales-, presunción legal aplicable
en virtud del artículo 311º inciso 1 del Código Civil.

d) Conforme lo anterior, se debe presumir que dicho bien es un bien social,


correspondiendo contradecir esta presunción a quien alega que se trata de un bien
propio, en este caso, a la demandada Dana Yanide Ñañez Arteaga. Sin embargo,
no hay medio de prueba alguno en el proceso que acredite esta afirmación y que,
por tanto, destruya la presunción referida. Cabe agregar que lo alegado por esta
última demandada, es que su cónyuge renunció expresamente ante COFOPRI-
Organismo de Formalización de la Propiedad Informal, al derecho que sobre el
bien le pudiere corresponder, permitiendo que se expidiera el título sólo a su favor;

474
sin embargo, en los documentos que dieron origen a la titulación del predio de litis
(fojas quinientos veintiséis a quinientos sesenta), no obra dicha declaración o
renuncia alegada, y tampoco ha sido incorporada al expediente.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Mediante sentencia de fecha diecisiete de agosto de dos mil dieciséis se revocó la


sentencia de primera instancia, y reformándola, declaró infundada la demanda de
nulidad de acto jurídico, bajo los siguientes argumentos:

a) Respecto a esta causal de simulación absoluta, resulta pertinente concluir que la


parte demandante no ha cumplido con acompañar el contradocumento o
contradeclaración que acredite la existencia de la simulación alegada; más cuando
los medios probatorios actuados y valorados no conllevan a determinar dicha
causal.

b) Tal conclusión también ha sido arribada por el juzgador en el vigésimo primer


considerando de la sentencia, lo que permite concluir efectivamente que dicha
causal no ha sido acreditada en absoluto.

c) Que, respecto al fin ilícito si bien la actora alega tener el derecho, amparado en
la anotación efectuada en la cláusula décima del contrato privado de transferencia
de posesión, consideramos que ello no le otorga la calidad de copropietaria como
alega en su demanda, precisamente porque no lo cataloga como titular de parte de
dicho predio; en todo caso, el derecho que eventualmente podría esgrimir respecto
al bien, se daría en tanto y en cuanto la anterior propietaria Dana Yanide Ñáñez
Arteaga hubiera cumplido con transferirle el área que pretende como suya, lo cual
no ocurre en autos, desde que la exigibilidad no se encuentra en la esfera jurídica
de la demandante. Igual situación se da para el caso de los litisconsortes Leoncio
Raúl Carhuayo Ramos y Juana Ascencio de Carhuayo, pues –como ya se indicó-
no habiendo exigibilidad en la esfera jurídica de la demandante, tampoco es
posible que lo haya en quienes adquirieron de ella sus derechos.

d) Que, respecto al principio del iura novit curia, el juez de la causa invocando
dicho principio procede a declarar fundada la demanda, bajo el argumento que se
ha contravenido el artículo 315 del Código Civil, señalando que para disponer de
un bien social se requiere la intervención de ambos cónyuges. “Y que en este caso

475
en concreto tal situación se habría configurado al haber la demandada vendido un
bien sin participación de su esposo Marco Antonio Carhuayo Ascencio. Si bien la
actora señaló en sus fundamentos de hecho que el fin ilícito del contrato materia
de litis, se encontraba también sustentada en el hecho de existir dolo en su
celebración, pues a decir de aquella se realizó con el ánimo de perjudicar a Marco
Antonio Carhuayo Ascencio, cónyuge de la codemandada Dana Yanide Ñañez
Arteaga, entendemos que al respecto, la actora carece de interés y legitimidad para
obrar, puesto que ella no podía sustituirse - en todo caso - en el derecho que pueda
tener el esposo de la aludida demandada, para pretender cuestionar el acto jurídico
materia de proceso (se debe dejar anotado que la demandante no forma parte de la
sociedad conyugal, ni invoca interés alguno, al respecto). Y como en efecto se dio,
puesto que es el aludido Marco Antonio Carhuayo Ascencio (cónyuge de la
demandada Dana Yanide Ñáñez Arteaga) ya había formulado otro proceso de
nulidad de acto jurídico (Exp. n.° 1581-2011) en el que también se busca la nulidad
del mismo acto jurídico (contrato de compraventa de fecha veintiocho de febrero
del dos mil once), por las causales invocadas, como lo manifestó el indicado
emplazado al contestar la demanda, donde aparejó copia de la otra demanda del
otro proceso civil como aparece a fojas ciento treinta y uno y siguientes; inclusive,
el mismo Juez del caso ha emitido sentencia en primera instancia en el otro proceso
civil conforme aparece de fojas setecientos diecinueve y siguientes.

e) En ese contexto, habiendo el mismo juez anulado en primera instancia el mismo


acto jurídico que ahora se pretende nulificar en este proceso, evidentemente se
corre el riesgo de que se emitan decisiones contradictorias; dicho aspecto no ha
sido tomado en cuenta por el magistrado, al declarar fundada la demanda en esta
causa invocando indebidamente el principio iura novit curia, con lo cual no solo
hay el peligro con la emisión de decisiones contradictorias, sino que se ha puesto
en riesgo la seguridad jurídica”

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


diecinueve de julio de dos mil diecisiete, obrante a fojas setenta y uno cuaderno de
casación, por las causales de:

476
a) Infracción normativa procesal de los artículos 139º inciso 3) de la
Constitución Política del Perú y I del Título Preliminar y 320º del Código
Procesal Civil.

2. Que, según lo establecido en el artículo 384 del Código Procesal Civil,


modificado por el artículo 1 de la Ley número 29364, el recurso de casación tiene
por fines esenciales la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto
y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia
(finalidad nomofiláctica y uniformizadora, respectivamente); precisado en la
Casación número 4197-2007/La Libertad1 y Casación número 615-
2008/Arequipa2 ; por tanto, este Tribunal Supremo, sin constituirse en una tercera
instancia procesal, debe cumplir su deber de pronunciarse acerca de los
fundamentos del recurso, por las causales declaradas procedentes.-

3. Debemos indicar que la casación es un recurso impugnativo extraordinario,


cuya finalidad es la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la
uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia,
conforme lo previsto por el artículo 384º del Código Procesal Civil, modificado
por la Ley n.º 293644.

4. Que, respecto a la infracción normativa procesal de los artículos 139º inciso 3)


de la Constitución Política del Perú y I del Título Preliminar y 320 del Código
Procesal Civil. El principio del debido proceso, constituye una garantía
constitucional por la cual se comprende los derechos de los justiciables dentro del
proceso a ejercer su derecho de defensa, exponer sus argumentos, ofrecer, producir
pruebas y obtener una decisión motivada y fundada en derecho.

5. El principio del debido proceso contiene el derecho a la motivación escrita de


las resoluciones judiciales que garantiza el derecho de obtener de los órganos
judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente con las pretensiones
oportunamente deducidas por las partes en cualquier clase de procesos; indicando
asimismo, que la exigencia de que las decisiones judiciales sean motivadas en
proporción a los términos del artículo 139º inciso 5 de la Constitución Política del
Perú, garantiza que los jueces, cualquiera sea la instancia a la que pertenezcan,
expresen el proceso lógico que los ha llevado a decidir la controversia, asegurando
que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se haga con sujeción a la

477
Constitución y a la Ley, pero también con la finalidad de facilitar un adecuado
ejercicio del derecho de defensa.

6. Del contenido de la sentencia de vista, se aprecia que la decisión adoptada por


el Colegiado Superior se ha ceñido a lo aportado, mostrado y debatido en el
proceso, de manera que dicho fallo no puede ser cuestionado por ausencia o
defecto en la motivación o vulneración al debido proceso, en tanto se ha cumplido
con analizar las pruebas ofrecidas por las partes y con precisar la norma que le
permite asumir un criterio interpretativo en el que sustenta su ratio decidendi; en
consecuencia, un parecer o criterio distinto al que ha quedado establecido, no
puede ser causal para cuestionar la motivación; asimismo, no se advierte la
existencia de vicio alguno durante el trámite del proceso que atente contra las
garantías procesales constitucionales.

7. Por otro lado, la sentencia de vista sí ha expresado razonamiento en torno a por


qué la demandante no tiene interés y legitimidad para obrar, al considerar que el
inferior en grado de forma errónea invocó el principio iura novit, pues argumenta
que el Contrato de Compraventa de fecha veintiocho de febrero de dos mil once,
habría infringido el artículo 315º del Código Civil, al haber la demandada vendido
un bien sin participación de su esposo. Al respecto, la Sala sostiene que, si bien la
actora señaló en sus fundamentos de hecho que el fin ilícito del contrato materia
de litis también se sustentaba en el hecho de existir dolo en su celebración, debido
a que se realizó con el ánimo de perjudicar al cónyuge de la codemandada, la actora
no podía sustituirse - en todo caso - en el derecho que pueda tener el esposo de la
aludida demandada, para pretender cuestionar el acto jurídico materia de proceso
(se debe dejar anotado que la demandante no forma parte de la sociedad conyugal,
ni invoca interés alguno, al respecto).

8. Que, respecto de la infracción normativa del artículo 320 del Código Procesal
Civil; se debe señalar que la suspensión es un acto procesal cuyo efecto consiste
en suspender el iter o continuación de los actos procesales mientras se den las
circunstancias que ameritan la suspensión5 ; no obstante ello, sobre el tema en
discusión, la norma adjetiva -artículos 319º y 320º del Código Procesal Civil- ya
ha definido las formas de suspensión de un proceso, tal es el caso de la
convencional (pacto expreso entre los justiciables), legal (por disposición legal), y
judicial (de oficio, a pedido de parte o cuando a criterio del Juez sea necesario).

478
9. Que, el codemandado Marco Antonio Carhuayo Ascencio ha indicado que
efectivamente existe en curso un proceso de nulidad que recae sobre el mismo acto
jurídico materia de litis, así como la cancelación de asiento registral e
indemnización de daños y perjuicios, el cual viene tramitándose ante el Segundo
Juzgado Civil de Ica en el Expediente n.º 2011-1581, aparejando para ello copia
de la demanda como se aprecia a fojas ciento treinta y uno de esta causa. Sin
embargo, el referido proceso civil en sí mismo no genera la necesidad de suspender
el presente proceso bajo el argumento de que puedan dictarse sentencias
contradictorias, toda vez que, en el presente proceso, las instancias de mérito han
analizado las causales de finalidad ilícita y simulación absoluta, las cuales tienen
una causa petendi y una res in iudicium deducta distinta a la que tiene el
codemandado Marco Antonio Carhuayo Ascencio; en consecuencia, no nos
encontrarnos ante una posibilidad de la existencia de fallos contradictorios; en
consecuencia la infracción adjetiva debe destinarse.

10. Entonces, no puede afirmarse que la sentencia de vista ha fijado


equivocadamente la controversia, ni dejado sin contestar este extremo de la litis ni
desviado el debate procesal; tanto más que la sentencia de vista explica la conexión
lógica entre los hechos narrados por las partes (demandante y demandada), y las
pruebas aportadas por ellos; observándose coherencia y consistencia en sus
razonamientos. Por consiguiente, consideramos que no se ha producido infracción
al debido proceso y pasamos al análisis de las causales materiales denunciadas.

11. Respecto infracción normativa material del artículo 1457 del Código Civil;
esta norma señala que, por el contrato a favor de terceros, las partes pueden
celebrar un contrato insertando una cláusula (llamada estipulación) en virtud de la
cual los efectos se producen en vía directa e inmediata en el patrimonio de un
tercero; como, por ejemplo, se da en los contratos de seguros de vida, transporte
de cosas y renta vitalicia, todos a favor de terceros. Por ello, las partes contratantes
son el promitente (que se obliga a la prestación a favor de un tercero) y el
estipulante (que designa a la persona del tercero), quien tiene un interés propio en
derivar los efectos jurídicos propios del contrato en el patrimonio del tercero
designado.

12. Que, desde nuestro punto de vista, la atribución de un derecho o la prestación


a favor del tercero no surge directamente ni inmediatamente, sino por el contrario,
el Código Civil otorga al tercero un derecho potestativo de aceptar o de rechazar

479
el beneficio a su favor conforme lo señala el artículo 1458 del Código Civil que
reza: “El derecho del tercero surge directa e inmediatamente de la celebración del
contrato. Empero, será necesario que el tercero haga conocer al estipulante y al
promitente su voluntad de hacer uso de ese derecho, para que sea exigible,
operando esta declaración retroactivamente. La declaración del beneficiario puede
ser previa al contrato”.

13. En efecto, conforme al artículo 1458 de Código Civil, el derecho del tercero a
beneficiarse de la prestación surge directamente de la celebración del contrato -
tiene existencia desde ese momento- pero carece de eficacia jurídica para ingresar
a la esfera jurídica del tercero hasta que este declara su voluntad de hacer uso de
él. Una vez efectuada esta aquiescencia del tercero, el derecho se hace exigible,
operando la declaración retroactivamente. De esto resulta que si bien el derecho de
la demandante ha nacido de la celebración de la compraventa de fecha cuatro de
diciembre de dos mil siete, este derecho no es exigible, pues la demandante como
tercera beneficiada, no ha cumplido con comunicar a la estipulante y la promitente,
en conjunto, en forma expresa o tácita conforme al artículo 141º del Código Civil,
que quiere ejercer sus derechos, pues la Carta Notarial de fecha diecisiete de
febrero de dos mil once, obrante a fojas nueve, solamente se dirige a la promitente
demandada Dana Yanide Ñañez Arteaga, y no a la estipulante Juana Rosa Vega
Vilca; en consecuencia, no habiéndose producido su manifestación de voluntad, el
tercero no se coloca -respecto del promitente- en la condición de acreedor frente
al deudor; en tal sentido, la infracción denunciada tampoco puede prosperar.

14. Respecto de la infracción normativa material del artículo 1621 del Código
Civil; este Supremo Tribunal debe señalar que la referida norma regula
liberalidades donde por la donación el donante se obliga a transferir gratuitamente
al donatario la propiedad de un bien; sin embargo la controversia gira en torno a la
nulidad de un acto jurídico contenido en un contrato en favor de tercero, el cual se
encuentra regulado en el artículo 1457º del Código Civil; razón por la cual es
inoficiosa la aplicación de disposiciones relativas a la donación respecto de un
contrato que celebran el estipulante y el promitente con el objeto de crear un
derecho en favor de un tercero y, como tal, está sujeto a las disposiciones
contenidas en los artículos 1373º y siguientes del Código Civil; en consecuencia,
debe desestimarse la infracción material en examen.

V. DECISIÓN

480
Por las consideraciones expuestas y en aplicación de lo regulado por el Artículo
397º del Código Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por María Felicita Gamero Vega,


a fojas ochocientos cuarenta; NO CASARON la sentencia contenida en la
Resolución número sesenta y cinco de fecha diecisiete de agosto de dos mil
dieciséis, emitida por la Primera Sala Civil de Ica; DISPUSIERON la publicación
de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad;
en los seguidos por María Felícita Gamero Vega con Marco Antonio Carhuayo
Ascencio y otros, sobre Nulidad de Acto Jurídico; y los devolvieron. Ponente
Señora Cabello Matamala, Jueza Suprema.

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

481
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 2713-2016, JUNÍN

SUMILLA: La decisión adoptada por la Sala Superior se encuentra arreglada a


ley. Si bien la parte recurrente sostiene que es el verdadero propietario al tener su
derecho inscrito, al encontramos ante un supuesto de concurrencia de acreedores
conforme al artículo 1135 del Código Civil; es decir, cuando se presente una
pluralidad de acreedores a quienes el mismo deudor se ha obligado a entregarlo,
se debe preferir al acreedor de buena fe. En el presente caso, se estableció la
actuación de mala fe del segundo comprador, al determinarse su activa
participación y por lo tanto pleno conocimiento de la primera transferencia
realizada, advirtiéndose un ánimo de despojo al verdadero propietario contenido
en la primera compraventa.

Lima, veintisiete de abril de dos mil dieciocho.

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA; vista en audiencia pública de la presente fecha la causa
número dos mil setecientos trece, dos mil dieciséis; y producida la votación
conforme a ley, se procede a emitir la siguiente sentencia:

I. HECHOS

1. El demandante Timoteo Martín Bautista Torres interpone demanda de nulidad


de acto jurídico pretendiendo lo siguiente:

a) Nulidad del acto jurídico contenido en la Escritura Pública de Adjudicación de


Bien Inmueble de fecha diecisiete de octubre de dos mil siete;

b) La cancelación de la inscripción efectuada en la Partida n.º 11055714, Asiento


C00001 de la Zona Registral n.º VIII- Sede Huancayo- Ofi cina Registral Selva
Central; y,

c) La reivindicación del bien inmueble signado como Lote n.º 12B- Manzana “E”
de una extensión de ciento sesenta y siete puntos ochenta metros cuadrados

482
(167.80 m2), ubicado en la Urbanización Cooperativa José Carlos Mariátegui
Sector San Carlos, La Merced, Chanchamayo.

d) La Cooperativa Agraria José Carlos Mariátegui, propietaria de la Urbanización


José Carlos Mariátegui transfirió en calidad de compraventa al señor Wilder
Miguel Cáceres Casafranca, un predio urbano signado como Lote n.º 12B-
Manzana “E” de la Urbanización José Carlos Mariátegui con fecha seis de junio
de mil novecientos noventa.

e) Posteriormente Wilder Miguel Cáceres Casafranca transfiere a Timoteo Martín


Bautista Torres en calidad de compraventa el lote señalado, mediante “Contrato
Privado de Compra - Venta de Lote Urbano” de fecha dieciocho de noviembre de
mil novecientos noventa y siete. Sin embargo, señala que posteriormente, mediante
Acta de Asamblea General Extraordinaria de fecha diez de junio de dos mil dos,
la Asamblea General desconoce la transferencia realizada a favor del comprador
primigenio Wilder Miguel Cáceres Casafranca, procediendo a disponer la
propiedad a terceros, indicando que dicho acto realizado por los codemandados es
nulo por las causales previstas en el artículo 219º inciso 1) y 4) del Código Civil.

2. Los codemandados Gregorio Redondo Bautista y Teresa Marlene Mucha Solano


proceden a contestar la demanda alegando que:

a) La Cooperativa Agraria José Carlos Mariátegui Limitada en su condición de


propietaria, en Asamblea General Extraordinaria de fecha veinticinco de
noviembre de mil novecientos ochenta y nueve, acordó la distribución y
transferencia de lotes de terreno urbano por donación, a favor de cada uno de los
socios y trabajadores, otorgándole el Lote Nº 12-Manzana “E” de la Urbanización
José Carlos Mariátegui Limitada mediante minuta de fecha veintiséis de marzo de
mil novecientos noventa, obrante a fojas sesenta y cinco.

b) Respecto a dicho predio se señala que el mismo fue formalizado mediante la


Resolución Gerencial n.º 028/2007/GDUR/MPCH, de fecha diecisiete de mayo de
dos mil siete, obrante a fojas sesenta y ocho, ratificada mediante Resolución
Gerencial n.º 085/2010/MPCH de fecha diez de noviembre de dos mil diez, obrante
a fojas setenta y cuatro, emitida por la Municipalidad Provincial de Chanchamayo,
la cual ratifica la aprobación de la independización del referido predio;

483
c) Asimismo, la subdivisión respecto al Sub Lote 12-B de ciento sesenta y siete
punto ochenta metros cuadrados (167.80 m2), se encuentra inscrita en la Partida
Registral n.º 11055714, Rubro n.º C00001 a nombre de la referida cooperativa,
obrante a fojas tres.

d) Posteriormente, mediante Escritura Pública de fecha diecisiete de octubre de


dos mil siete, obrante a fojas sesenta y ocho, el lote fue transferido a los
codemandados, toda vez que no había impedimento al encontrarse libre, siendo
ocupado de forma pacífica y permanente.

3. Respecto a la codemandada Cooperativa Agraria José Carlos Mariátegui


Limitada, representada por su presidente Francisco Orlando Maldonado Oré,
contesta la demanda indicando que:

a) Otorgó en donación el predio a los codemandados mediante escritura pública de


fecha diecisiete de octubre de dos mil siete, la cual no adolece de ninguna causal
de nulidad porque se otorgó con la manifestación de la voluntad y consentimiento
de ambas partes.

II. PRIMERA INSTANCIA

Se emitió la sentencia de primera instancia por el Juzgado de fecha cinco de


octubre de dos mil quince, la cual señala que:

a) Nos encontramos frente al caso de la múltiple enajenación del mismo inmueble


por parte del mismo enajenante, indicando que los adquirentes del mismo
inmueble, ostentan cada uno un acto jurídico que les respalda; sin embargo, el
juzgador resalta que la celebración de dichos actos debió efectuarse en estricta
observancia de la buena fe y la mayor seguridad jurídica del derecho que les
corresponde.

b) En el presente caso, señala que el artículo 1135 del Código Civil1 , debe
aplicarse con prevalencia sobre el artículo 949 del Código Civil2 , toda vez que al
encontrarse frente a pretensiones que versan sobre conflictos derivados de los
casos de la múltiple enajenación del mismo inmueble por parte del mismo
enajenante, la resolución del conflicto, ya sea de la nulidad de acto jurídico, mejor
derecho de propiedad, reivindicación, ineficacia, oponibilidad o cualquier otra

484
pretensión, requiere que se pruebe la mala fe del segundo comprador, en tanto no
sea así, su buena fe se presume.

c) Que, se indica que el contrato de compraventa de fecha seis de setiembre de mil


novecientos noventa, celebrado entre la Cooperativa Agraria José Carlos
Mariátegui Ltda. y Wilder Miguel Cáceres Casafranca, no fue materia de tacha, ni
han ofrecido la actuación de pericia grafotecnico que pruebe que la firma sea
falsificada, por lo que goza de plenos efectos probatorios.

d) En ese sentido, sobre la adjudicación por donación de fecha diecisiete de octubre


de dos mil siete, otorgada por la misma cooperativa a favor de Gregorio Redondo
Bautista y Teresa Marlene Mucha Solano, corresponde verificar la buena o mala
fe de éstos últimos contratantes, en cuanto si obraron de buena fe, por aplicación
del artículo 1135 del Código Civil, se entiende que la transferencia en virtud a la
primera compraventa no ha operado.

e) El juzgado señala que, del contrato de compraventa del Lote 12B-Manzana “E”,
obrante a fojas dieciséis, por el cual la Cooperativa demandada otorgó en
compraventa a favor de Wilder Miguel Cáceres Casafranca, en su cláusula cuarta
se lee: “El precio de venta del terreno materia de ésta transferencia pactada con el
Comprador es CUATROCIENTOS MILLONES DE INTIS (I/.400’000,000.00),
cantidad que la Vendedora por intermedio de sus representantes legales recibe del
Comprador y hace entrega en el acto de suscripción de la presente minuta al Señor
GREGORIO REDONDO BAUTISTA, con L.E. No. 20531869, (...) quien declara
tener recibido dicha cantidad a su entera y completa satisfacción por haber sido
beneficiario del indicado lote de terreno por Donación de la Cooperativa Agraria
José Carlos Mariátegui Ldta., según acuerdo de Asamblea General Extraordinaria
de socios realizado con fecha 25 de noviembre de 1,989” (sic); indicándose que en
dicho documento aparece una suscripción y huella dactilar, según se indica en el
documento, precisamente de Gregorio Redondo Bautista y, a fojas diecisiete,
aparece la certificación notarial de su firma, así como del comprador, efectuada
con fecha veintisiete de diciembre de mil novecientos noventa y cinco. En ese
sentido, concluye que el demandado Gregorio Redondo Bautista tenía pleno
conocimiento del contrato de compraventa celebrado, como se reitera, inclusive el
dinero de la compraventa lo habría recibido él; ello evidentemente, supone el
haberse desprendido lícitamente de la propiedad, tanto la cooperativa como el
demandado; en consecuencia, con ello se acredita también que la nueva

485
adjudicación del predio a su favor, ya con fecha diecisiete de octubre de dos mil
siete, mediante Escritura Pública de la misma fecha y ante el Notario Jorge Lazo
Villanueva, la cual es materia de nulidad, fue hecha por los demandados Gregorio
Redondo Bautista y Teresa Marlene Mucha Solano, a sabiendas que el predio ya
no correspondía ni a la Cooperativa adjudicante, ni a Gregorio Redondo Bautista;
como tal, evidente y objetivamente actuaron de mala fe al existir ánimo de despojo
del bien al verdadero propietario. En consecuencia, no se encuentran amparados
por lo dispuesto en los artículos 1135, ni 2013, 2014, ni 2022 del Código Civil,
correspondiendo por el contrario la aplicación del artículo 949 del Código Civil,
por lo que esta instancia procedió a declarar fundada la demanda de nulidad de
acto jurídico, cancelación de asiento registral y reivindicación, interpuesta por
Timoteo Martín Bautista Torres contra Gregorio Redondo Bautista, Teresa
Marlene Mucha Solano y Cooperativa Agraria “José Carlos Mariátegui Ltda.”

III. SEGUNDA INSTANCIA

Mediante la sentencia de vista de fecha siete de abril de dos mil dieciséis, obrante
a fojas doscientos veintisiete, confirmó la sentencia de primera instancia,
indicando que:

a) Se advierte que el documento denominado “Compraventa” de fecha seis de


setiembre de mil novecientos noventa y siete, no ha sido objeto de tacha, por lo
que dicho documento goza de plenos efectos probatorios; y que, si el bien fue
vendido por la Cooperativa primigeniamente a Wilder Miguel Cáceres Casafranca
y este, a su vez, lo vendió al demandante Timoteo Martín Bautista Torres, no puede
efectuarse de modo alguno acto jurídico consistente en la adjudicación por
donación con fecha posterior, por parte de la Cooperativa sobre el mismo bien a
favor del demandado Gregorio Redondo Bautista y Teresa Marlene Mucha Solano,
quienes actuaron de mala fe en el segundo acto jurídico, ya que tenían
conocimiento que ese mismo bien había sido transferido en compraventa a Wilder
Miguel Cáceres Casafranca, por lo que la adjudicación del predio a favor de los
demandados hecha por la Cooperativa en mención con fecha diecisiete de octubre
de dos mil siete, suscrita ante notario público, a sabiendas que el predio ya no
pertenecía a la Cooperativa, resulta nula al demostrarse que actuaron de mala fe,
con el único propósito de despojar del bien a su verdadero propietario, resultando
aplicable al presente caso lo establecido por el artículo 949 y no el artículo 1135
del Código Civil.

486
b) Respecto a la infracción normativa del artículo 1135 y 1529 del Código Civil:
La parte recurrente argumenta que debió preferirse su derecho inscrito ante
Registros Públicos frente el derecho no inscrito del demandante, toda vez que
adquirió el bien de conformidad con el artículo 1621 del Código Civil, habiéndose
cumplido con todos los requisitos de la donación, por lo que resulta ser el
propietario del inmueble materia de litis. Al respecto, se señala que en referencia
a la denuncia de infracción normativa del artículo 1529 del Código Civil4 , la
sentencia de vista reconoce la existencia de dos documentos de fechas seis de
setiembre de mil novecientos noventa celebrado con Wilder Miguel Cáceres
Casafranca y la escritura pública de fecha diecisiete de octubre del año dos mil
siete suscrito por la parte demandada, los cuales surtieron efectos, surgiendo la
obligación de transferir dicho inmueble a ambas partes, por lo que nos
encontramos ante un supuesto de concurrencia de acreedores; es decir, cuando se
presenta una pluralidad de acreedores a quienes el mismo deudor se ha obligado a
entregar el bien; en consecuencia, se debe preferir al acreedor de buena fe,
conforme al artículo 1135 del Código Civil, debiendo verificarse la buena fe de los
compradores. Respecto a dicho artículo, Luciano Barchi Velaochaga señala que
“La oponibilidad del contrato expresa la tutela del adquirente y responde a la
general exigencia de seguridad de la circulación jurídica. Quien adquiere un
derecho sin fraude debe estar seguro de su adquisición; es decir, que otros no
tengan sobre el bien un derecho prevaleciente frente al cual su adquisición deba
ceder en todo o en parte” 5 (el resaltado es nuestro).

c) En el presente caso, se establece de manera indubitable que el demandado


Gregorio Redondo Bautista tuvo conocimiento de la primera transferencia del
predio realizada con fecha seis de setiembre de mil novecientos noventa, al ser
partícipe en dicho contrato, incluso recibió el pago por la compra venta y puso su
firma en el referido documento, por lo que al momento de realizarse la donación
con fecha diecisiete de octubre del año dos mil siete, se determina que actuó de
mala fe al tener pleno conocimiento de la primera transferencia realizada. En ese
sentido, las normas materia de infracción señaladas por el recurrente, fueron
aplicadas correctamente, deviniendo en infundadas las presentes causales.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

487
1. Esta Sala Suprema Civil Transitoria mediante resolución de fecha cuatro de
julio de dos mil diecisiete, declaró la procedencia del recurso de casación de
Gregorio Redondo Bautista y Teresa Marlene Mucha Solano por las siguientes
causales:

a) Infracción normativa de carácter material de los artículos 1135 y 1529 del


Código Civil, señala que la parte recurrente ha adquirido el bien inmueble, materia
de litis, en calidad de donación, la misma que, de conformidad con el artículo 1621
del Código Civil, cuyo efecto es ser propietario del bien donado. Es materia de
análisis determinar si la compra de fecha seis de setiembre de mil novecientos
noventa, tiene validez de compraventa y si tiene prevalencia por cuanto el
vendedor no tiene la calidad de propietario del bien;

b) Infracción normativa de carácter procesal del artículo 197 del Código


Procesal Civil, señala que se ha ofrecido como medio probatorio la minuta de
compraventa de fecha seis de setiembre de mil novecientos noventa con firmas
legalizadas el veintisiete de diciembre de mil novecientos noventa y cinco, en la
cual solo obran como vendedor José Sollier Gómez en su condición de Presidente
de Administración y como comprador Wilder Miguel Cáceres Casafranca, mas no
el recurrente, quien no fi gura como vendedor; y, aún, en el caso que fuera cierta
la participación del recurrente, a pesar de que prestara consentimiento o
participación en dicho documento, no le da la categoría de vendedor. El que ha
efectuado la compraventa es la Cooperativa, quien no era propietario en aquella
fecha.

2. Habiendo declarado este Supremo Tribunal, la procedencia del recurso de


casación, por la causal procesal, resulta pertinente que el examen de la resolución
recurrida se efectúe a fi n de verificar si el razonamiento efectuado por el órgano
de mérito se encuentran dentro de los parámetros regulados por el debido proceso;
y, acorde a lo regulado por los artículos 50º inciso 6 del Código Procesal Civil y
12º del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial “Los
magistrados tienen la obligación de fundamentar los autos y las sentencias bajo
sanción de nulidad respetando los principios de jerarquía de las normas y el de
congruencia”; así como, el derecho de defensa que le atañe a la impugnante.-
Segundo.

488
3. Respecto a la infracción normativa del artículo 197 del Código Procesal Civil:
La parte recurrente señala que se ha ofrecido como medio probatorio la minuta de
compraventa de fecha seis de setiembre de mil novecientos noventa con firmas
legalizadas el veintisiete de diciembre de mil novecientos noventa y cinco, en la
cual solo obran como vendedor José Sollier Gómez en su condición de Presidente
de Administración y como comprador Wilder Miguel Cáceres Casafranca, no
estando la persona de Gregorio Redondo Bautista como vendedor. Al respecto, se
señala que en el presente caso no está en discusión la validez del contrato ni la
calidad de vendedor del demandado, sino la determinación de la buena fe por parte
de los segundos compradores, para la aplicación del artículo 1135 del Código
Civil; y, conforme al párrafo precedente, está demostrado que el recurrente al
participar de dicho contrato tenía conocimiento de la primera transferencia
realizada por la Cooperativa; por tanto, actuó de mala fe. En ese sentido, la norma
materia de causal de infracción normativa señalada por el recurrente no fue
afectada, deviniendo en infundada la presente causal. Siendo esto así, debe
declararse infundado el recurso de casación.

V. DECISIÓN

Fundamentos por los cuales; y, en aplicación de lo previsto por el artículo 397º del
Código Procesal Civil; declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Gregorio Redondo Bautista


y Teresa Marlene Mucha Solano; en consecuencia NO CASARON la sentencia de
vista expedida por la Segunda Sala Mixta y Liquidadora de La Merced de la Corte
Superior de Justicia de Junín, que confirmó la sentencia apelada de fojas ciento
setenta y dos, de fecha cinco de octubre de dos mil quince, que declaró fundada la
demanda de Nulidad de Acto Jurídico, Cancelación de Asiento Registral y
Reivindicación del inmueble materia de litis; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en los
seguidos por Timoteo Martín Bautista Torres con Gregorio Redondo Bautista y
otros, sobre Nulidad de Acto Jurídico y otros; y los devolvieron. Ponente Señora
Cabello Matamala, Jueza Suprema.

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

489
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 1833-2017, AREQUIPA

SUMILLA: Si bien considera que las causales invocadas en la demanda -


reguladas por el artículo 219º numerales 1), 3), 5) y 8) del Código Civil, relativas
a la falta de manifestación de la voluntad, objeto física y jurídicamente imposible,
contra la buenas costumbres y el orden público como simulación absoluta- no se
encuentran acreditados, también lo es que el razonamiento sobre el cual se sustenta
dicha decisión resulta aparente e insuficiente porque no se han explicado con
mayor precisión cada una de las razones que ha tenido el órgano de mérito para
desestimar la demanda vulnerando con ello la motivación adecuada de las
resoluciones judiciales.

Lima, veintinueve de noviembre de dos mil diecisiete.

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA; con los acompañados; vista en audiencia de la presente
fecha la causa número mil ochocientos treinta y tres - dos mil diecisiete; y,
producida la votación conforme a ley, se procede a emitir la siguiente sentencia:

I. MATERIA DEL RECURSO

Se trata del recurso de casación interpuesto por Moisés C Calderón Rubina, contra
la Sentencia de Vista, expedida por la Sala Mixta Descentralizada e Itinerante de
la Corte Superior de Justicia de Arequipa el veintiuno de febrero de dos mil
diecisiete, que revoca la decisión impugnada que declaró fundada en parte la
demanda por falta de manifestación de la voluntad, por contener un objeto
jurídicamente imposible, y por simulación absoluta; y, reformando la misma
declararon infundada la incoada por las causales acotadas; e improcedente por falta
de manifestación de la voluntad.-

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

490
1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha
cinco de junio de dos mil diecisiete, del cuaderno de casación, por las causales
de:

a) infracción normativa procesal de los Artículos 139º inciso 3) de la


Constitución Política del Perú, I del Título Preliminar del Código Procesal
Civil; y, por la infracción normativa material de los Artículos 219º incisos 1),
3), 5) y 8), 660º, 923º y 971º inciso 1) del Código Civil. Sostiene la parte
recurrente lo siguiente: i) Se afectó su derecho a la Tutela Jurisdiccional al exigirle
que demuestre la propiedad de los bienes adquiridos por su testador. Refiere que
hay deficiencia en la motivación, por cuanto la Sala Superior pese a reconocer su
condición de heredero, no invoca su razonamiento en norma jurídica alguna.
Igualmente, existe error al sostener que los predios materia de litis se encuentran
inscritos en la Partida número P06171394 a favor de la demandada; ii) Se inaplicó
los alcances previstos por el Artículo 660º del Código Civil, ya que de haberlo
hecho se hubiese podido establecer que los inmuebles materia de litis –urbano y
rústico- son de propiedad de los herederos de José Gregorio Calderón Moscoso,
por lo que a la demandada no le asiste el derecho de suscribir la transferencia del
bien a favor de su hijo José Alberto Loayza Calderón, por tener estos la calidad de
copropietarios, conforme a lo dispuesto por el Artículo 971º del Código Civil. Y,
si bien se rechaza el fundamento de la demanda sobre la falta de voluntad de los
cinco hermanos coherederos de José Gregorio Calderón Moscoso, objeto
jurídicamente imposible, simulación absoluta y contravención al orden público, no
se toma en cuenta que al haber adquirido legalmente los demás coherederos la
propiedad debieron intervenir todos los copropietarios.

2. Habiendo declarado este Supremo Tribunal, procedente en el recurso de


casación por la infracción normativa procesal, corresponde verificar si el
razonamiento sobre el cual se sustenta dicha decisión se ha efectuado respetando
los lineamientos que el debido proceso establece y regula en el artículo 139º incisos
3) y 5) de la Constitución Política del Perú; así como con lo previsto por los
artículos 50º inciso 6) del Código Procesal Civil y 12º del Texto Único Ordenado
de la Ley Orgánica del Poder Judicial los magistrados tienen la obligación de
fundamentar los autos y las sentencias bajo sanción de nulidad respetando los
principios de jerarquía de las normas y el de congruencia.

491
3. Fundamentando su pretensión, la parte recurrente refiere que se afecta el debido
proceso, específicamente la tutela jurisdiccional efectiva al exigirle que demuestre
la titularidad del testador sobre sus bienes, omitiendo considerar su condición de
heredero. Existe también error en la motivación porque no se efectuó una correcta
diferenciación sobre la inscripción del inmueble urbano y rústico, pues
equivocadamente se concluye que estos están registrados en la Partida número
06171394. Asimismo, existe error al no advertir que a Yony Mercedes Calderón
Rubina no le asiste el derecho de suscribir a ella sola la transferencia del bien a
favor de su hijo José Alberto Loayza Calderón, por ser este de copropiedad de los
seis herederos.

4. Acorde a lo regulado por el artículo I del Título Preliminar del Código Procesal
Civil, la Tutela Judicial Efectiva es un derecho constitucional de naturaleza
procesal, en virtud del cual toda persona o sujeto justiciable puede acceder a los
órganos jurisdiccionales, independientemente del tipo de pretensión formulada y
de la eventual legitimidad que pueda o no, acompañarle a su petitorio. Es decir,
con la aplicación de dicho principio se permite que lo decidido judicialmente
mediante una sentencia, resulte eficazmente cumplido. En otras palabras, con la
tutela judicial efectiva no sólo se persigue asegurar la participación o acceso del
justiciable a los diversos mecanismos (procesos) que habilita el ordenamiento
dentro de los supuestos establecidos para cada tipo de pretensión, sino que se busca
garantizar que, tras el resultado obtenido, pueda verse este último materializado
con una mínima y sensata dosis de eficacia.

5. Si bien, en el proceso judicial, debe haber una exacta relación o correspondencia


(concordancia) entre la pretensión del actor, la oposición del demandado, los
elementos de prueba válidamente recolectados e incorporados y la decisión del
tribunal lo cual se conoce como “congruencia” principio normativo que limita las
facultades resolutorias del juez por el que debe existir identidad entre lo resuelto y
controvertido oportunamente por los litigantes en relación a los poderes atribuidos
en cada caso al órgano jurisdiccional por el ordenamiento jurídico1 , cierto es que,
el análisis de si en una determinada resolución judicial se ha violado o no el
derecho a la motivación de resoluciones judiciales, debe realizarse a partir de los
propios fundamentos expuestos en la resolución cuestionada, de modo que las
demás piezas procesales o medios probatorios del proceso en cuestión sólo pueden
ser evaluados para contrarrestar las razones expuestas en la resolución acotada, de
modo que los medios probatorios del proceso en cuestión, sólo puedan ser

492
evaluados para contrarrestar las razones expuestas, más no pueden ser objeto de
una nueva evaluación o análisis.

6. Conforme a lo regulado por el artículo 219º del Código Civil, la doctrina señala
que el Acto Jurídico, es nulo, cuando carece de algún elemento, presupuesto o
requisito o aquel que teniendo todos los aspectos de su estructura tiene un
contenido ilícito por atentar contra los principios de orden público, las buenas
costumbres o una o varias normas imperativas.

7. Estando a lo previsto por el artículo 140º del Código Civil, el acto jurídico es la
manifestación de la voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir
relaciones jurídicas, para su validez se requiere de un agente capaz, objeto física y
jurídicamente posible, fi n licito y la observancia de la forma prescrita bajo sanción
de nulidad.- Séptimo.- El acto inválido puede equipararse al que nace muerto, es
pues el que carece de algunos de los elementos esenciales o el que se celebra con
transgresión de las normas imperativas o de orden público y por ello no produce
efectos para los interesados ni para terceros.

8. El Juez del Juzgado Mixto de la Provincia de La Unión de la Corte Superior de


Justicia de Arequipa, por sentencia del veinticinco de julio de dos mil dieciséis
amparó la demanda por las causales de falta de manifestación de la voluntad,
objeto jurídicamente imposible, adolecer de simulación objetiva e improcedente
por la causal de contravención al orden público, decisión que al ser impugnada fue
revocada por la Sala Superior quien, reformando la misma, declaró infundada la
demanda al considerar que si bien el argumento del recurrente consiste en la falta
de manifestación de la voluntad, porque el actor no intervino como copropietario
de los bienes, cierto es que en contratos de compraventa celebrados por los
demandados, no es pertinente tal causal en razón a que no es compatible los
fundamentos de hecho con la causal invocada, deviniendo la misma en
improcedente. Tampoco se acredito que se haya vendido propiedad urbana o
rústica de los actores, en razón a que, de lo indicado en los Registros Públicos, los
bienes materia de transferencia se encuentran inscritos a nombre de la vendedora,
resultando ineficaz e insuficiente el testamento del causante José Gregorio
Calderón Moscoso para acreditar la propiedad del demandante, como tampoco se
probó que el acto jurídico materia de nulidad se haya efectuado sin la intención de
producir sus efectos jurídicos. Pues, la relación de parentesco no es suficiente para

493
juzgar la consumación de actos simulados además no se le causo perjuicio a la
actora porque la vendedora obró en condición de propietaria.

9. Y, teniendo en cuenta que no se encuentra dentro de la esfera de facultades de


esta Corte de Casación, provocar un nuevo examen crítico de los medios
probatorios que sirven de sustento a la decisión emitida por las instancias de
mérito, también lo es que, en algunos casos la arbitraria o insuficiente evaluación
de la prueba por la instancia inferior origina un fallo con una motivación aparente,
aspecto que faculta a esta Sala Casatoria a revisar que la actividad procesal en
materia de prueba, sea valorada debidamente en su idoneidad, utilidad y licitud.

10. De lo actuado en el proceso se tiene lo siguiente: a) Del Testimonio de


Escritura Pública de compraventa celebrada el doce de setiembre de mil
novecientos cuarenta y seis, se observa que Jesús F. Dueñas transfiere a favor de
José C. Calderón Moscoso, el Lote de terreno de dos mil trescientos cuarenta y
cinco metros cuadrados (2,345 m2 ), situado en la Calle Independencia -
Cotahuasi, de la Provincia de Unión, Arequipa; b) Por Escritura Pública de primero
de setiembre de mil novecientos sesenta y ocho, otorgó testamento ológrafo,
declarando como sus herederos a su esposa Irene Rubina, y a sus hijos José
Victorio, Yony Mercedes, María, Justo Alberto, Moisés Calderón Rubina y a
Alfénio Alipio Calderón Angulo, el mismo que se protocolizó el veintiocho de
enero del sesenta y nueve y se inscribió ante los Registros Públicos, el dos de
noviembre de mil novecientos setenta y dos; c) Por Escritura Pública de diez de
febrero de mil novecientos noventa y nueve, Alfonso Calderón Angulo y Moisés
Calderón Rubina otorgan poder a Mercedes y María Calderón Rubina, a fi n de
que representen a los coherederos para la división y partición y delimitación de lo
que le corresponde a cada coheredero por los derechos hereditarios; d) De la Copia
Literal n.º P06171394 Asiento 00001, se observa que en mérito a la Resolución n.º
943-2001 COFOPRI se aprobó la inscripción del plano trazado, del lote ubicado
en el Centro Poblado Cotahuasi Manzana “O”, Lote 12 Arequipa, en una extensión
de cuatrocientos veintiuno punto catorce (421.14 m2 ), acto que se registró el
veintiocho de diciembre de dos mil uno, e) Del asiento 00002, de la Copia Literal
acotada, se aprecia que el título de propiedad otorgado por COFOPRI el cinco de
abril de dos mil dos, se registró el inmueble a nombre de Yony Calderón Rubina
el día veinticuatro de abril de dos mil dos; f) Del testimonio de Escritura Pública
de fecha doce de diciembre de dos mil dos se declaró la sucesión intestada de José
Gregorio Calderón Moscoso, teniendo como herederos a María Licely, Moisés

494
Celestino, Justo Alberto, José Victorio y Yony Mercedes Calderón Rubina con
concurrencia de Alfonso Calderón Angulo. g) Del Testimonio de Escritura Pública
de fecha veintiuno de octubre de dos mil cuatro, Yony Calderón Rubina transfiere
a José Alberto Loayza Calderón, el lote de terreno ubicado en la Manzana “O”,
Lote 12 del Centro Poblado de Cotahuasi, Provincia de la Unión. Departamento de
Arequipa con un área de cuatrocientos veintiún punto catorce (421.14 m2 ) por el
precio de veintiocho mil soles (S/ 28,000.00), así como de la Huerta ubicada en la
parte posterior del predio, inscribiéndose dicho acto el veintiuno de julio de dos
mil once; h) Del Asiento 0006 de la Copia Literal antes citada, es de apreciarse
que por Resoluciones Judiciales de fechas seis de julio de dos mil once y
veintiocho de marzo de dos mil doce, se registró la medida cautelar en forma de
anotación instaurada en el proceso de reivindicación, acto que se inscribió el
dieciocho de julio de dos mil doce.

11. Resolviendo las denuncias invocadas y efectuado el análisis y revisión de la


sentencia recurrida, esta Sala Suprema, concluye que la misma se encuentra
incursa en causal de nulidad. Si bien considera que las causales invocadas en la
demanda – reguladas por el Artículo 219º numerales 1), 3), 5) y 8) del Código
Civil, relativas a la falta de manifestación de la voluntad, objeto física y
jurídicamente imposible, contra la buenas costumbres y el orden público como
simulación absoluta- no se encuentran acreditadas, también lo es que el
razonamiento sobre el cual se sustenta dicha decisión resulta aparente e
insuficiente porque no se ha explicado con mayor precisión cada una de las razones
que ha tenido el órgano de mérito para desestimar la demanda, vulnerando con ello
la motivación adecuada de las resoluciones judiciales.- Décimo Segundo.-

12. Asimismo, se observa una afectación más al debido proceso en razón a que no
se han compulsado debidamente los medios probatorios aportados al proceso a fi
n de establecer si al momento de efectuarse la transferencia a través de la
compraventa de los bienes inmuebles, estos resultaban ser de propiedad exclusiva
de la transferente, pues existen documentos como los testamentos por los cuales
debe observarse que tales bienes también pertenecen a los demás coherederos de
la vendedora a quien incluso se le otorgó poder para proceder con la división y
partición del mismo. Siendo esto así y resultando evidente la vulneración, no sólo
del debido proceso regulado por el Artículo I del Título Preliminar del Código
Procesal Civil, sino también a la motivación de las decisiones judiciales previstas
por el artículo 139º incisos 3) y 5) de la Constitución Política del Perú, debe

495
ampararse el recurso de casación, declararse nula la resolución recurrida y
disponerse se expida nueva decisión. Careciendo de objeto emitir pronunciamiento
sobre las causales de orden material.

III. DECISIÓN

En aplicación de lo regulado por el artículo 396º inciso 1) del Código Procesal


Civil, declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Moisés C Calderón Rubina;


NULA la Sentencia de Vista, expedida por la Sala Mixta Descentralizada e
Itinerante de Camaná de la Corte Superior de Justicia de Arequipa el veintiuno de
febrero de dos mil diecisiete que revoca la decisión impugnada que declaró
fundada en parte la demanda por falta de manifestación de la voluntad, por
contener un objeto jurídicamente imposible, y por simulación absoluta; y,
reformando la misma declararon infundada la incoada por las causales acotadas; e
improcedente por falta de manifestación de la voluntad; ORDENARON que la
Sala Superior expida nuevo pronunciamiento teniendo en cuenta lo expuesto en la
presente ejecutoria; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el
Diario Oficial “El Peruano” bajo responsabilidad; en los seguidos por Moisés C
Calderón Rubina con Yony Mercedes Calderón Rubina y otro sobre Nulidad de
Acto Jurídico; y, los devolvieron. Ponente Señora Cabello Matamala, Jueza
Suprema.

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, MIRANDA MOLINA, DE


LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

496
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 2859-2016, LIMA

SUMILLA: El acto jurídico simulado implica un acto inválido desde el momento


de su concepción y sin efectos jurídicos para sus partes ni frente a terceros, se trata
de un acuerdo de los sujetos que intervienen en el acto jurídico para emitir una
falsa declaración de voluntad con el ánimo de que los terceros crean en lo aparente
y no conozcan la realidad.

Lima, quince de enero de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número dos mil ochocientos
cincuenta y nueve – dos mil dieciséis; y producida la votación con arreglo a ley,
emite la siguiente sentencia:

1. MATERIA DEL RECURSO

Viene a conocimiento de esta Sala Suprema los recursos de casación interpuestos


por Redy Elvin Rozas Llerena y Rubén Willian Rozas Llerena a fojas ochocientos
cuarenta y cinco y ochocientos sesenta y ocho respectivamente, contra la sentencia
de vista de fojas setecientos noventa y ocho, de fecha dieciséis de marzo de dos
mil dieciséis, emitida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima, que confirmó la sentencia apelada de fojas setecientos uno, de fecha siete de
enero de dos mil catorce, que declaró fundada la demanda de Nulidad de Acto
Jurídico; e infundada la reconvención planteada por el codemandado Rubén
Willian Rozas Llerena.-

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. Por resolución de fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete, obrante a fojas
setenta y ocho del cuaderno de casación, fue declarado procedente el recurso de
casación interpuesto por el codemandado Redy Elvin Rozas Llerena por las
siguientes causales denunciadas:

497
a) Infracción normativa del artículo 193 y 195 inciso 1 del Código Civil,
alegando el recurrente que:

i) Quien tenía la carga de probar que se encontraba perjudicada con el acto jurídico
sub materia, era la empresa demandante; sin embargo, conforme los contratos de
compraventa de vehículos suscritos por el recurrente con Financiera Daewoo
Sociedad Anónima, estos estaban garantizados con prendas vehiculares, de tal
manera que los créditos por dichas compras contaban con garantía suficiente para
honrar la deuda y no como falsamente sostiene la empresa accionante, que carecía
de garantía;

ii) En los referidos contratos se especificó que dichas prendas garantizaban el pago
del saldo del crédito, así como toda obligación que el deudor tenga o pudiera tener,
como se pactó en la cláusula primera de dichos contratos; sin embargo, la empresa
demandante no las utilizó y por el contrario procedió a ejecutar las letras dadas en
garantía y otras cedidas por Financiera Daewoo Sociedad Anónima a favor de
Gasolineras Sociedad Anónima Cerrada, referidas al mismo negocio jurídico; y,

iii) Asimismo, en las transferencias por las que la empresa demandante se


convierte en acreedora, en sustitución de la citada Financiera Daewoo Sociedad
Anónima, hecho producido entre mayo y agosto de mil novecientos noventa y
nueve, recién en la fecha de la demanda asume la calidad de acreedora; es decir,
mucho después de la venta del inmueble, la cual se realizó el uno de noviembre de
mil novecientos noventa y ocho, elevada a Escritura Pública el cuatro de enero de
mil novecientos noventa y nueve, de tal manera que se ha contravenido lo
dispuesto por el artículo 193 del Código Civil;

b) Infracción normativa de los artículos 1352 y 1354 del Código Civil,


señalándose que la Sala Superior sostiene que constituye indicio fundamental de
la simulación del acto jurídico cuestionado, la existencia del vínculo de parentesco
entre las partes simulantes;

c) Infracción normativa del artículo 429 del Código Procesal Civil,


argumentándose que al haber establecido la Sala Superior que existe un mandato
de pago a favor de la empresa demandante Gasolineras Sociedad Anónima Cerrada
en el Expediente número 35124-1999; sin embargo, el A quo no incorporó al
proceso el documento que obra a fojas doscientos cuarenta y siete, por cuanto la

498
accionante lo presentó después de interpuesta la demanda, teniéndosele presente
mediante la Resolución número dieciséis, de fecha cinco de junio de dos mil ocho,
no dándosele el trámite que el artículo 429 del Código Procesal Civil expresa,
máxime lo preceptuado por el artículo IX del Título Preliminar de la norma acotada
e infringiendo lo previsto por los artículos I del Título Preliminar y 198 del Código
Procesal Civil, así como el artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del
Perú.- Asimismo, mediante resolución de fecha catorce de marzo de dos mil
diecisiete, obrante a fojas ochenta y dos del cuaderno de casación, fue declarado
procedente el recurso interpuesto por Rubén Willian Rozas Llerena por las
siguientes causales denunciadas:

d) Infracción normativa del artículo 2014 del Código Civil: sostiene el


recurrente que como tercero nunca tuvo conocimiento de que su hermano Redy
Elvin Rozas Llerena le adeudara suma alguna de dinero a la empresa demandante.
Por ende, tampoco existe perjuicio a los derechos de esta, máxime si dicho bien
inmueble no contaba con gravamen inscrito, de tal manera que adquirió el bien sub
materia conforme a la fe registral;

e) Infracción normativa del artículo 193 del Código Civil alegando lo


siguiente: i) Quien tenía la carga de probar que se encontraba perjudicada con el
acto jurídico sub materia era la empresa demandante. Sin embargo, conforme a los
contratos de compraventa de los vehículos suscritos por el recurrente con
Financiera Daewoo Sociedad Anónima, estos estaban garantizados con prendas
vehiculares. De tal manera que los créditos por dichas compras contaban con
garantía suficiente para honrar la deuda y no como falsamente sostiene la empresa
accionante, que carecía de garantía; ii) En los referidos contratos se especificó que
dichas prendas garantizaban el pago del saldo del crédito, así como toda obligación
que el deudor tenga o pudiera tener, como se pactó en la cláusula primera de dichos
contratos; sin embargo, la empresa demandante no las utilizó y por el contrario
procedió a ejecutar las letras dadas en garantía, y otras cedidas por Financiera
Daewoo Sociedad Anónima a favor de Gasolineras Sociedad Anónima Cerrada,
referidas al mismo negocio jurídico; y, iii) Asimismo, en las transferencias, por las
que la empresa demandante se convierte en acreedora, en sustitución de la citada
Financiera Daewoo Sociedad Anónima, hecho producido entre mayo y agosto de
mil novecientos noventa y nueve, recién en la fecha de la demanda asume la
calidad de acreedora; es decir, mucho después de la venta del inmueble, la cual se
realizó el uno de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, elevada a Escritura

499
Pública el cuatro de enero de mil novecientos noventa y nueve, de tal manera que
se ha contravenido lo dispuesto por el artículo 193 del Código Civil;

f) Infracción normativa de los artículos 1352 y 1354 del Código Civil: la Sala
Superior sostiene que constituye indicio fundamental de la simulación del acto
jurídico cuestionado, la existencia del vínculo de parentesco entre las partes
simulantes;

g) Infracción normativa del artículo 429 del Código Procesal Civil,


argumentando que al haber establecido la Sala Superior que existe un mandato de
pago a favor de la empresa demandante Gasolineras Sociedad Anónima Cerrada
en el Expediente número 35124-1999, pero sin embargo, el A quo no incorporó al
proceso el documento que obra a fojas doscientos cuarenta y siete, por cuanto la
accionante lo presentó después de interpuesta la demanda, teniéndosele presente
mediante la Resolución número dieciséis, de fecha cinco de junio de dos mil ocho,
no dándosele el trámite que el artículo 429 del Código Procesal Civil expresa,
máxime lo preceptuado por el artículo IX del Título Preliminar de la norma acotada
e infringiendo lo previsto por los artículos I del Título Preliminar y 198 del Código
Procesal Civil, así como el artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del
Perú.-

2. Previo a la absolución de las denuncias formuladas por los recurrentes, conviene


hacer las siguientes precisiones respecto de lo acontecido en el proceso:

Con fecha veintiocho de marzo de dos mil siete, Gasolineras Sociedad Anónima
Cerrada interpone una demanda de Nulidad de Acto Jurídico por simulación
absoluta, que dirige contra Lily Ana María Elbers Taíman de Rozas, María Isabel
Elvira Vecco Raschio, Redy Elvin Rozas Llerena y Rubén Willian Rozas Llerena
a fi n de que se declare nulo el acto jurídico constituido por el contrato de
compraventa, conforme al cual los demandados Redy Elvin Rozas Llerena y María
Isabel Elvira Vecco Raschio venden a Lily Ana María Elbers Taíman de Rozas y
Rubén Willian Rozas Llerena, el inmueble ubicado en la calle Winninpeg,
manzana L-3, lote 49, Urbanización Rinconada del Lago, segunda Etapa, distrito
de La Molina, mediante la Escritura Pública de cuatro de enero de mil novecientos
noventa y nueve, otorgada por el Notario Ramiro Quintanilla Salinas; y en
consecuencia, nula la citada escritura y la cancelación de los Asientos C00001 y

500
D00001, inscritos en la Partida Electrónica número 45508366 del Registro de
Propiedad Inmueble de Lima.-

Señala que concedió a los codemandados Redy Elvin Rozas Llerena y María Isabel
Elvira Vecco Raschio un crédito para facilitarles la adquisición de seis vehículos
automotores por lo que estos últimos aceptaron una letra de cambio a su favor por
la suma de cuarenta y cinco mil seiscientos setenta y cinco dólares americanos
(US$ 45,675.00). Refiere que dicha letra de cambio fue aceptada el treinta de
octubre de mil novecientos noventa y seis, con vencimiento al treinta de noviembre
de mil novecientos noventa y ocho, vencido dicho título valor efectuó las
peticiones para el pago de la misma, por lo que el quince de diciembre de mil
novecientos noventa y ocho, interpuso ante el Cuadragésimo Cuarto Juzgado Civil
de la Corte Superior de Justicia de Lima, una solicitud de medida cautelar con el
propósito de embargar el inmueble, no obstante, el embargo quedó frustrado dado
que en esos días el inmueble había sido transferido por los codemandados antes
anotados a favor de Rubén Willian Rozas Llerena y Lili Ana María Elbers Taíman
de Rozas.

Alega que una serie de hechos la persuadió de que la venta efectuada ha sido un
acto jurídico afectado con simulación absoluta que nunca fue querido por los
vendedores ni por los compradores y que solo ha servido como una mascarada para
evadir el pago del crédito que legítimamente reclama.

Finalmente, que dicho contrato simulado, los demandantes Redy Elvin Rozas
Llerena y María Isabel Elvira Vecco Raschio, lo han realizado con la finalidad de
burlar las obligaciones económicas frente a la demandante.

Redy Elvin Rozas Llerena y María Isabel Elvira Vecco Raschio, contestan la
demanda indicando lo siguiente: No existe perjuicio alguno contra la actora, por
cuanto en el Expediente número 7542- 2006, se declaró en forma definitiva la
caducidad del derecho y de la acción de cobro de la actora, respecto de la letra de
cambio a que se refiere la demanda en sus fundamentos. En consecuencia, ha
desaparecido su derecho, y no existe mandato de pago alguno a su favor.

De esa manera, afirman que la demanda resulta improcedente por no tener a la


fecha de su interposición un crédito pendiente su favor, citando como argumento
a su favor el artículo 195, 198 y 2001 del Código Civil.

501
Asimismo, es falso que haya habido una simulación en la venta, que la venta fue
real y que existe y puede explicar los hechos alegados por el demandante, que es
entre los demandados, se firmó un contrato de cesión en uso de dicho bien, a
cambio de construir una parte del inmueble; y que la demanda obedece a querer
justificar su negligencia al haber perdido un proceso judicial por un supuesto
crédito ya caducado.

3. Mediante sentencia de primera instancia de fecha siete de enero de dos mil


catorce, se resolvió declarar fundada la demanda de Nulidad de Acto Jurídico; e
infundada la reconvención por daños y perjuicios, bajo los siguientes argumentos:
Se ha acreditado en autos, y reconocido por los emplazados que los recibos de luz,
agua, arbitrios municipales e impuesto predial, continúan a nombre de María Isabel
Elvira Vecco Raschio y Redy Elvin Rozas Llerena. Más aun, existe un convenio
de fraccionamiento de deudas tributarias, entre el codemandado Redy Elvin Rozas
Llerena, con la Municipalidad Distrital de La Molina, a fi n de que se facilite el
pago de sus obligaciones municipales, correspondientes a los años dos mil cuatro
a dos mil seis; el cual inclusive fue dejado sin efecto por su incumplimiento,
mediante resolución cuatro del trece de mayo de dos mil cinco, respecto de lo cual
no da explicación convincente, más aún, si con motivo del cuestionamiento de la
titularidad sobre la propiedad se ha declarado la rebeldía al proceso, de la cónyuge
Lily Ana María Elbers Taíman de Rozas, es decir, no ha manifestado una voluntad
real de ejercer la defensa de su propiedad. Al mismo tiempo, ella y su cónyuge
codemandado Rubén Willian Rozas Llerena (compradores de inmueble según la
escritura cuestionada), no han manifestado interés de defender su supuesto derecho
de propiedad, al no concurrir a la audiencia conciliatoria de fijación de puntos
controvertidos y saneamiento probatorio, como tampoco a la audiencia de
actuación de medios probatorios, donde justamente no rindieron su declaración de
parte estos codemandados, por no haber concurrido a la citada audiencia; no así,
los otros codemandados María Isabel Elvira Vecco Raschio y Redy Elvin Rozas
Llerena (vendedores del inmueble, según la escritura cuestionada), quienes sí
asistieron a ambas audiencias, demostrando su verdadero interés en defender la
propiedad, lo cual es revelador de su real interés y preocupación al respecto.

4. En el caso de autos, ha quedado acreditada la concurrencia copulativa de los


requisitos establecidos para la declaración de ineficacia del acto jurídico
cuestionado, condición de acreedor del demandado; la disminución del patrimonio

502
del emplazado que perjudica el cobro del crédito, perjuicio en contra del actor,
pues el demandando no ha acreditado otros bienes suficientes para asegurar el pago
de sus obligaciones a su favor, y además que también está acreditado que los
“vendedores” son hermanos y cuñados (concuñados) con los otros demandados
“compradores”. La venta cuestionada constituye una simulación absoluta.

Apelada la sentencia de primera instancia, se emitió la sentencia de segunda


instancia de fecha dieciséis de marzo de dos mil dieciséis, la cual confirma la
sentencia fundada en primera instancia, bajo los siguientes argumentos: Se
advierte que existen indicios suficientes para concluir que el Acto Jurídico de
compraventa no fue real, sino que fue instrumentalizado para evadir el pago que
los codemandados vendedores tenían con la demandante Gasolineras Sociedad
Anónima Cerrada, razón por la cual conforme al artículo 219 inciso 5 del Código
Civil- corresponde declarar la nulidad de dicho acto jurídico por Simulación
Absoluta. Si bien los codemandados señalan que la demandante Gasolineras
Sociedad Anónima Cerrada, no se encuentra perjudicada con la transferencia del
inmueble al no tener deuda pendiente de pago respecto a la letra de cambio, es
menester precisar que como lo señaló la Sala Superior, la demandante Gasolineras
Sociedad Anónima Cerrada, se encuentra legitimada para accionar por Nulidad del
Acto Jurídico a mérito de la acreencia de la cual afirma ser titular y que se
encontraría perjudicada mediante la alegada simulación del acto jurídico y que las
obligaciones cambiarias no implican la extinción de una obligación de pago sino
solo la imposibilidad jurídica de iniciar un proceso a mérito de dichas acciones.

5. Que, para los efectos del caso, el recurso de casación es un medio de


impugnación extraordinario que procede contra las decisiones finales emitidas por
la Corte Superior en los casos previstos en la Ley. Este tipo de reclamación solo
puede versar sobre los aspectos de la sentencia de instancia relativos al Derecho
aplicado a los hechos establecidos, así como el incumplimiento de las garantías del
debido proceso o infracción de las formas esenciales para la validez de los actos
procesales. En efecto, se trata de una revisión del Derecho aplicado donde la
apreciación probatoria queda excluida.

6. Que, apreciándose que ambos recursos se sustentan en las mismas infracciones


normativas y bajo los mismos fundamentos conviene desarrollar las mismas,
analizando previamente las infracciones de carácter procesal en virtud a su carácter
nulificante. Que, en tal sentido, ambos recurrentes denuncian la infracción

503
normativa del artículo 429 del Código Procesal Civil, alegando que el juez no
incorporó al proceso el documento que obra a fojas doscientos cuarenta y siete,
por cuanto la accionante lo presentó después de interpuesta la demanda,
teniéndosele presente mediante la Resolución número dieciséis, de fecha cinco de
junio de dos mil ocho, no dándosele el trámite que establece el artículo 429 del
Código Procesal Civil. Sobre el particular, se aprecia que mediante escrito de fojas
doscientos cincuenta y dos, la demandante adjuntó copia certificada de la sentencia
del Proceso Judicial número 35124-99 a fi n de que el juez la tuviera presente al
momento de absolver el grado, apreciándose que mediante Resolución número
dieciséis, de fojas doscientos cincuenta y tres, el Juez señaló: “téngase presente en
lo que fuera de ley”. En tal virtud, cabe anotar que la empresa demandante no
ofreció la anotada sentencia en calidad de medio probatorio extemporáneo, por
tanto, la tramitación del juez respecto a la presentación de dicha documental resulta
arreglada a derecho, tanto más si no se trata de un medio probatorio que tenga
calidad de extemporáneo en tanto no cumple con las características que exige la
norma procesal para que se configure como medio probatorio extemporáneo, por
lo que no podría admitirse como tal, en consecuencia, no se aprecia la infracción
normativa que denuncian los demandados.

7. Que, en cuanto a la infracción normativa material del artículo 193 del Código
Civil, los recurrentes sostienen principalmente que la demandante no ha probado
que se haya perjudicado con la compraventa objeto de nulidad, por cuanto esta se
sustituyó como acreedora mucho después de haberse celebrado dicho acto jurídico.
Al respecto se tiene que la norma citada establece la legitimidad activa para
solicitar la nulidad del acto jurídico por simulación absoluta, cuyo texto prescribe
que puede ser ejercitada por cualquiera de las partes o por el tercero perjudicado,
y que en el presente caso se configura, toda vez que la demandante, en su calidad
de actual acreedora, en mérito del Contrato de Cesión de Derechos de fecha cinco
de mayo de mil novecientos noventa y nueve, celebrado con la Financiera Daewoo
Sociedad Anónima a favor de la accionante, demanda la Nulidad del Acto Jurídico
alegando que su derecho al crédito se ha visto perjudicado por un acto simulado, y
si bien, la actora asumió la titularidad del derecho después de celebrada la
compraventa objeto de nulidad, cuenta con legítimo interés para interponer la
presente acción a fi n de procurar la satisfacción de su crédito, siendo así, la
infracción normativa denunciada debe desestimarse.

504
8. Que, en cuanto a la infracción del artículo 195 inciso 1 del Código Civil, los
recurrentes sostienen que no concurren los requisitos legales para peticionar la
acción pauliana o revocatoria. Sobre el particular, cabe precisar que la demanda de
autos tiene por objeto que el órgano jurisdiccional declare la Nulidad del Acto
Jurídico alegando como causal la simulación absoluta recogida en el inciso 5 del
artículo 219 del Código Civil, y no el supuesto fáctico del artículo 195 inciso 1 de
la norma sustantiva, siendo pertinente puntualizar que la acción pauliana se
sustenta en un acto jurídico válido y eficaz, que se objeta por haber sido efectuado
en perjuicio del acreedor permitiendo a aquellos acreedores existentes considerar
como inoponibles los actos de disminución patrimonial en la medida del perjuicio
sufrido, entendiéndose que este perjuicio solo se ha producido cuando el acto ha
determinado la insolvencia del deudor o contribuido a agravarla, mientras que el
acto jurídico simulado implica un acto inválido desde el momento de su
concepción y sin efectos jurídicos para sus partes ni frente a terceros, se trata de
un acuerdo de los sujetos que intervienen en el acto jurídico para emitir una falsa
declaración de voluntad con el ánimo de que los terceros crean en lo aparente y no
conozcan la realidad; por tanto, en el acto jurídico con simulación absoluta, como
la voluntad de las partes no era realizar la compraventa del bien sub litis, se debe
perseguir la declaración de invalidez o nulidad del negocio, hecho que las
instancias de mérito han establecido al analizar y concluir que los demandados han
simulado un acto jurídico de compraventa por cuanto no se ha acreditado la
ejecución de las prestaciones.

9. Que, en cuanto a la infracción normativa de los artículos 1352 y 1354 del


Código Civil, referida a la perfección de los contratos y la libertad contractual,
respectivamente, los recurrentes argumentan que la Sala Superior sostiene que
constituye indicio fundamental de la simulación del acto jurídico cuestionado, la
existencia del vínculo de parentesco entre las partes simulantes. Al respecto, se
tiene que, para llegar a la conclusión arribada por la Sala Superior, se han analizado
aspectos como el pago efectivo del precio del bien, la entrega del bien (que los
vendedores aun sigan viviendo en el inmueble), el parentesco entre los celebrantes,
que constituye un indicio más que permite sustentar la tesis de la demanda, por lo
que las supuestas infracciones a la libertad contractual deben desestimarse.

10. Que, en lo referente a la infracción normativa del artículo 2014 del Código
Civil, el codemandado Rubén Willian Rozas Llerena sostiene que como tercero
nunca tuvo conocimiento de que su hermano Redy Elvin Rozas Llerena le

505
adeudara suma alguna de dinero a la empresa demandante. Sobre dicho argumento
expuesto, este Sala suprema advierte que no se encuentra en discusión la buena fe
registral, sino la buena fe de los demandados Rubén Willian Rozas Llerena y
esposa como compradores del bien, esto es, si los referidos compradores simularon
el acto jurídico de compraventa con sus codemandados vendedores con el fi n de
eludir la acreencia que estos últimos tienen con la demandante, llegando a la
conclusión la Sala Superior, que existen elementos que desvirtúan la buena fe, por
cuanto no se acredita que los demandados compradores se hayan comportado
como titulares del bien, no pudiendo alegar la buena fe en su adquisición, en
consecuencia, dicho extremo también deviene en infundado. Razones por las
cuales los recursos de casación así propuestos devienen en infundados.

V. DECISIÓN

Estando a las consideraciones expuestas y de conformidad con los artículos 12 del


Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial y 397 del Código
Procesal Civil, declararon:

INFUNDADOS los recursos de casación interpuestos por Redy Elvin Rozas


Llerena y Rubén Willian Rozas Llerena a fojas ochocientos cuarenta y cinco y
ochocientos sesenta y ocho, respectivamente; NO CASARON la sentencia de vista
de fojas setecientos noventa y ocho, de fecha dieciséis de marzo de dos mil
dieciséis, emitida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial
“El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos por Gasolineras Sociedad
Anónima Cerrada contra Redy Elvin Rozas Llerena y otros, sobre Nulidad de Acto
Jurídico y otros; y los devolvieron. Ponente Señora Céspedes Cabala, Jueza
Suprema.

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

506
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 2436-2016, LIMA

SUMILLA: La condición de coherederas de la demandante Mirella Rebeca Puccio


Bayona y la codemandada María Francesca Puccio de la Borda resulta ser anterior
a la adquisición e inscripción registral del bien inmueble materia del proceso por
el codemandado Ernesto Gabriel Lossio Olavarria, en ese sentido, se contraviene
el artículo 660 del código civil que resulta ser una norma de orden público al
haberse dispuesto de un bien que correspondía a la masa hereditaria del causante
siendo evidente que para efectos de viabilizar la transferencia a favor del
codemandado debió intervenir la demandante conjuntamente con la codemandada.

Lima, veintiocho de mayo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista de la causa número dos mil cuatrocientos
treinta y seis, dos mil dieciséis, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha;
luego de verificada la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. RECURSO DE CASACION:

Se trata del recurso de casación interpuesto por Ernesto Gabriel Lossio Olavarria
(fojas 662), contra la sentencia de vista contenida en la Resolución número siete,
de fecha veintiséis de enero e dos mil dieciséis (fojas 641) expedida por la Tercera
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, la cual confirmó la sentencia
contenida en la Resolución número veintiocho, de fecha veinticinco de marzo de
dos mil quince (fojas 506) la cual declaró fundada en parte la demanda sobre
nulidad y sin efecto legal alguno la minuta y posterior escritura pública que se
origina.

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


ocho de junio de dos mil diecisiete, del cuaderno de casación, por las causales de

507
a) Infracción normativa del articulo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Civil, señala que se afecta su derecho porque se inobservó que se ha
puesto por delante de la actora supliendo su posición dentro del proceso y
excediéndose al modificar el petitorio;

b) Infracción normativa por inaplicación del artículo 949 del Código Civil,
refiere que se transgrede dicho ordenamiento legal, porque no considera que la
forma de adquirir la propiedad con la suscripción de la minuta de fecha tres de
febrero de dos mil seis ingresada a la notaria el dieciséis de febrero de dicho año
constituye el acto eficiente de su dominio sobre el bien, el mismo que lo adquirió
con anterioridad a cualquier registro a favor de la actora, y al ser propietario del
bien su derecho es legítimo y de buena fe al no existir prueba alguna de la
existencia de la actora y/o de su pretendido derecho de adquirir aquel; y,

c) Infracción normativa por interpretación errónea del artículo 2014 del


Código Civil, refiere que se vulnera dicha norma, al sostener que adquirió su
derecho basado en la información dada en los Registros Públicos lo cual lo
convierte en tercero registral respecto del causante como de su derecho habiente
quien es su vendedora y asimismo respecto de la actora, situación que no es
considerada por el juez dado que sostiene que tal instituto solo es factible por una
cadena de adquisiciones sucesivas cuando lo correcto es que los derechos pueden
ser de diversa naturaleza.

2. De la revisión de autos se desprende que Mirella Rebeca Puccio Bayona (fojas


49), interpone como pretensión principal, la nulidad de acto jurídico, contenido en
la minuta y posterior Escritura Pública de Compraventa, de fecha veintiocho de
febrero de dos mil siete, celebrada entre María Francesca Puccio de la Borda, como
vendedora, y Ernesto Gabriel Lossio Olavarría, como comprador, otorgada ante
Notario Público de Lima doctora Ana María Alzamora Torres, respecto del
inmueble ubicado en la Avenida República de Panamá número 5329, Distrito de
Surquillo, Provincia y Departamento de Lima; y. como pretensión accesoria, la
nulidad del Asiento Registral número C00003, Rubro Títulos de Dominio, de la
Partida Electrónica número 49085969 del Registro de Propiedad Inmueble de
Lima. Invoca las causales de falta de manifestación de la voluntad y por ser un acto
jurídico contrario a las leyes que interesan al orden público y a las buenas
costumbres contenido en el inciso 1 del artículo 219, y artículo V del Título
Preliminar del Código Civil. Sostiene como fundamentos fácticos de su demanda

508
lo siguiente: i) Mediante sentencia expedida por el Trigésimo Sexto Juzgado Civil
de Lima, la recurrente ha sido declarada heredera de quien en vida fuera su padre,
Horacio Puccio Carreño, la misma que se encuentra inscrita en el Registro de
Sucesiones Intestadas en la Partida número 11830347 de los Registros Públicos;
ii) Su padre Horacio Puccio Carreño estuvo casado con Laura Bayona Reaño,
quienes posteriormente se divorciaron y producto de la liquidación de la sociedad
de gananciales, su padre adquirió la totalidad de las acciones y derechos del
inmueble antes referido, conforme se desprende del Asiento C00002 de la Partida
número 49085969 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima; iii) Como
consecuencia de otra relación, su padre tuvo una hija de nombre María Francesca
Puccio de la Borda (hoy demandada); iv) Con fecha veintidós de noviembre de dos
mil cinco su padre fallece intestado y a los pocos días, su hermana paterna, María
Francesca Puccio De la Borda, tramita sin su conocimiento, un procedimiento
notarial de declaratoria de herederos ante la Notaria del Doctor Juan Zarate Del
Pino, en la cual se hace declarar dolosamente como única y universal heredera de
los bienes del causante a pesar de tener conocimiento de la existencia de la
recurrente, dicho procedimiento concluyó con inscripción en el Registro de
Sucesiones Intestadas en la Partida número 11830347 de los Registros Públicos;
v) Ante este hecho, la demandante inicia un proceso judicial de petición de
herencia por ante el Trigésimo Sexto Juzgado Civil de Lima que concluyó con
sentencia de fecha veinte de setiembre de dos mil seis declarándose fundada la
demanda, ordenándose que la demandante conjuntamente con la demandada María
Francesca Puccio de la Borda concurran como herederas respecto del acervo
patrimonial dejada por el causante, sentencia que fue posteriormente confirmada
mediante Resolución de fecha diecinueve de marzo de dos mil ocho; vi) En el
citado proceso judicial sobre Petición de Herencia se concedió una medida cautelar
de anotación de demanda, mediante Resolución número uno, de fecha seis de
marzo de dos mil cinco, inscrita en el asiento D00004 de la Partida número
49085969 del Registro de la Propiedad Inmueble de Lima el treinta y uno de marzo
de dos mil seis; vii) La codemandada María Francesca Puccio de la Borda a pesar
de haber sido debidamente emplazada en el proceso de Petición de Herencia e
inclusive contestando la demanda en dicha causa, con fecha veintiséis de abril de
dos mil seis, en contubernio con su codemandado Ernesto Gabriel Lossio Olavarria
celebraron dolosamente un contrato de compraventa sobre el citado bien inmueble
mediante minuta, habiendo formalizado mediante escritura pública de fecha
veintiocho de febrero de dos mil siete, por el precio de ochenta mil nuevos soles
(S/.80,000.00), sin que se hubiese dado fe de la exhibición de medio de pago

509
alguno y dejando constancia de la no utilización de pago bancario; viii) Resulta
extraño que aparezca una minuta de compraventa supuestamente de fecha tres de
febrero de dos mil seis, esto es, a escasos días de la inscripción de la anotación de
la mencionada demanda y a pesar que dicha minuta no ostenta fecha cierta, recién
se eleva a escritura pública después de más de un año, esto es, el treinta y uno de
marzo de dos mil seis, cuando se encontraba debidamente inscrita la medida
cautelar de anotación de demanda, de lo que se desprende que el comprador
codemandado Ernesto Gabriel Lossio Olavarria tuvo pleno conocimiento de la
referida inscripción, razón por la que no puede ampararse dentro del principio de
buena fe registral, además el codemandado tampoco puede ampararse en dicho
principio registral en la medida que inscribe su aparente derecho de propiedad
recién el veintisiete de marzo de dos mil siete, conforme se desprende del Asiento
C00003 de la Partida número 9085969; ix) Al momento del fallecimiento de su
señor padre ocurrida en el mes de noviembre del dos mil cinco, el inmueble sub
materia se encontraba alquilado a la empresa Fanisa Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada por una merced conductiva mensual de seiscientos
cincuenta dólares americanos (US$.650.00), resultando que a la fecha del
fallecimiento de su padre, la arrendataria inicia un proceso judicial de ofrecimiento
de pago y consignación de arriendos, en el mes de enero del dos mil seis, contra la
sucesión de Horacio Puccio Carreño, siendo emplazados los presuntos herederos,
la codemandada María Francesca Puccio de la Borda, su señora madre Carmen
Ismelda de la Borda Velarde y la recurrente, con lo que se evidencia que la
codemandada tenía conocimiento de los derechos sucesorios que le correspondía
a la accionante sobre el referido bien.

3. Admitida a trámite la demanda mediante la Resolución número dos, de fecha


treinta de diciembre de dos mil nueve (foja 91) y luego de haber corrido traslado a
las partes, Ernesto Gabriel Lossio Olavarria (fojas 191) se apersona al proceso y
absuelve los términos de la demanda, señalando lo siguiente: i) Al momento de
adquirir la propiedad del bien inmueble sub litis mediante contrato de fecha cierta
dieciséis de febrero de dos mil seis, desconocía de la existencia de la demandante,
siendo que en los registros públicos se encontraba como única heredera de Horacio
Puccio Carreño, la codemandada María Francesca Puccio de la Borda, según se
advierte de la Partida Registral número 11830347 del Registro de Sucesiones
Intestadas y la Partida número 49085969 del inmueble en mención, no existiendo
en el registro de propiedad inmueble inscripción, carga, gravamen o anotación
alguna limitando la facultad de la vendedora de transferir el inmueble, siendo que

510
la anotación de la demanda del proceso de Petición de Herencia es posterior a la
compraventa de fecha cierta del referido inmueble; ii) Al pretender inscribir el
recurrente la adquisición el bien inmueble, registros públicos procedió a emitir una
esquela de observación en la que se pide aclarar el error material de la sentencia
de divorcio de los señores Horacio Puccio Carreño y Laura Bayona Reaño a fi n
de precisar a quién le corresponde la propiedad del inmueble sub litis, motivo por
el cual el recurrente procedió a bloquear la partida registral, realizándose el
saneamiento de la compraventa el trece de febrero de dos mil siete; iii) Luego de
tomar conocimiento de la anotación de demanda de Petición de Herencia, el
veintiuno de julio de dos mil seis, inició un proceso de tercería preferente de
propiedad sin que se haya amparado su pretensión; iv) El veintiséis de agosto de
dos mil ocho, en forma sorpresiva y errónea se inscribe la sentencia de Petición de
Herencia, pese a que su derecho de propiedad ya había sido inscrito registralmente,
no obstante dicha sentencia no determina la disposición de los derechos sobre el
inmueble sino simplemente establece el derecho sucesorio entre las herederas; v)
Ante la negativa de la arrendataria Fanisa Empresa Individua de Responsabilidad
Limitada, de reconocerlo como propietario del inmueble materia de transferencia,
se vio en la necesidad que la codemandada continuara en el cobro de los arriendos,
lo que en modo alguno significa contubernio o colusión con la citada
codemandada. Tercero.- Por su parte, María Francesca Puccio De la Borda (fojas
232), contesta la demanda señalando lo siguiente: i) La transferencia del bien
inmueble a favor de su codemandado se realizó el tres de febrero de dos mil seis,
la misma que adquirió fecha cierta el dieciséis de febrero de dos mil seis con la
presentación de la minuta ante la Notaria y la formación del Kardex número 13740,
fecha en la que desconocía la existencia como media hermana de la demandante,
habiéndose efectuado el pago con la firma de la minuta de compraventa a su
solicitud debido a la urgencia de dinero que tenía la recurrente a fi n de cumplir
con sus obligaciones generadas por los gastos realizados para cubrir la enfermedad
de su señor padre en la Clínica Tesa; ii) No se inscribió inmediatamente el título
de propiedad en los Registros Públicos debido a que existía un error material en la
liquidación de la sociedad de gananciales dispuesta en la sentencia de divorcio de
su señor padre al no haberse ordenado en forma literal que el inmueble sub litis
quedaba en la esfera de dominio de su padre, por lo que se vio obligada, a exigencia
del comprador, de desarchivar el expediente de divorcio para corregirlo, siendo
remitido al Noveno Juzgado de Familia de Lima, donde se realizó los trámites de
ley para corregir la sentencia, la que se inscribió en el rubro C00002 de la Ficha
número 49085969 del registro de propiedad inmueble de Lima; iii) En cuanto a la

511
afirmación de la demandante en el sentido que el inmueble se encontraba
arrendado a nombre de la empresa Fanisa Empresa Individual de Responsabilidad
Limitada y que al fallecimiento de su señor padre, la arrendataria inicio un proceso
judicial de pago y consignación de arriendos emplazándose a los presuntos
herederos, refiere la recurrente que dicha afirmación resulta ser falso por cuanto
no se identifica concretamente a la presunta heredera.

4. Tramitada el proceso conforme a su naturaleza, por sentencia de primera


instancia contenida en la Resolución número veintiocho, de fecha veinticinco de
marzo de dos mil quince, el Juez del Trigésimo Sétimo Juzgado Especializado en
lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima declara fundada en parte la
demanda. Como fundamentos de su decisión sostiene lo siguiente: i) Si bien la
demandada María Francesca Puccio de la Borda transfirió el bien sub litis, lo cierto
es que su derecho a nivel registral no resultaba siendo absoluto debido que a la
fecha de dicha transferencia aún no se encontraba instituido el derecho de la
vendedora como única titular a nivel registral, al no advertirse cómo es que asumió
la transferencia absoluta sobre el bien a favor de Ernesto Lossio Olavarria y los
contratantes no se hayan preocupado de estipular respecto a la real situación del
inmueble en el contrato de transferencia cuestionado; ii) El codemandado Ernesto
Lossio Olavarria no puede sostener desconocimiento de que el bien a nivel registral
no estaba reconocido de absoluta propiedad de la heredera, primero, porque
existían medidas de embargo que estaban trabadas respecto a las acciones y
derechos del causante, lo que hacía lógico suponer que existía otra persona con
registro de igual derecho de propietario, que en este caso resultaba siendo Laura
Bayona Reaño, que también estaba inscrito a nivel registral, por tanto, la
vendedora demandada que era heredera de Horacio Puccio Carreño no resultaba
teniendo un derecho absoluto de la propiedad; y sin embargo, las partes estipulan
una cláusula contradictoria pese a la publicidad de las inscripciones efectuadas de
lo que no se puede alegar desconocimiento desde que conforme lo establece el
artículo 2012 del Código Civil se presume sin admitirse prueba en contrario que
toda persona tiene conocimiento del contenido de las inscripciones; iii) Resulta
poco creíble que los demandados hayan tenido que celebrar entre ellos un acuerdo
para que la media hermana de la demandante continúe con el cobro de la renta a la
empresa arrendataria del inmueble en favor del nuevo propietario y, aunado a ello,
continúe presentándose ante instancias judiciales como propietaria del inmueble al
argumentar que le asiste el derecho por ser heredera del causante Horacio Puccio
Carreño, teniéndose en consecuencia la perspectiva que se ha gestado esta

512
transferencia valiéndose de la situación de que la actora aún no había inscrito su
derecho sucesorio, asumiendo obligaciones que no resultan siendo lícitas, porque
se advierte que están destinadas a despojar a la hermana demandante de su legítimo
derecho respecto del inmueble con el objeto de que sea de absoluto y único
provecho de la demandada, resultando en consecuencia el acto jurídico
cuestionado contrario al orden público lo que determina su nulidad absoluta; iv)
En cuanto a la pretensión accesoria sobre nulidad de asiento registral C0003, de la
Partida número 49085969 del registro de propiedad inmueble de Lima, el Juez
ampara dicha pretensión atendiendo a que se ha determinado la invalidez del acto
jurídico por incurrir en lo establecido en el artículo V del Título Preliminar del
Código Civil, determinando en consecuencia que debe disponerse la cancelación
registral solicitada.

5. Mediante sentencia de segunda instancia contenida en la Resolución número


siete, de fecha veintiséis de enero de dos mil dieciséis (fojas 641) la Tercera Sala
Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, resuelve confirmar la sentencia
apelada por la que se declara fundada en parte la demanda sobre nulidad de acto
jurídico. La Sala Superior sustenta su decisión señalando sustancialmente lo
siguiente: i) La compraventa efectuada por la codemandada María Francesca
Puccio de la Borda a favor del codemandado Ernesto Gabriel Lossio Olavarria se
produjo cuando el bien inmueble materia del proceso correspondía a la masa
hereditaria del causante Horacio Puccio Carreño y, por tanto, a la que deben
concurrir todos los coherederos, a pesar de considerársele como única heredera en
su oportunidad a la codemandada María Francesca Puccio de la Borda; en
consecuencia, la condición de coherederas de la demandante Mirella Rebeca
Puccio Bayona y la codemandada María Francesca Puccio de la Borda resulta ser
anterior a la adquisición e inscripción registral del bien inmueble materia del
proceso por el codemandado Ernesto Gabriel Lossio Olavarria; ii) Por tanto, siendo
un bien de la masa hereditaria del causante Horacio Puccio Carreño, el inmueble
ubicado en Avenida República de Panamá número 5329, Distrito de Surquillo,
Provincia y Departamento de Lima, para su transferencia debió intervenir también
la demandante Mirella Rebeca Puccio Bayona, conjuntamente con la codemandada
María Francesca Puccio de la Borda, siendo así, en atención a la causal invocada
por la pretensión postulada por la demandante, se advierte que no corresponde
amparar la demanda de nulidad de acto jurídico por la causal de falta de
manifestación de voluntad, por cuanto ha quedado acreditado que la demandante
no ha intervenido en la compraventa cuestionada, lo cual no se subsume en las

513
causales que la jurisprudencia ha establecido para calificarla; iii) Sin embargo, en
atención a los hechos expuestos en el proceso y los medios probatorios actuados,
la Sala Superior estima que resulta conveniente la aplicación del principio iura
novit curia, contenido en el artículo VII del Título Preliminar del Código Civil,
correspondiendo estimar que la nulidad de acto jurídico demandada no
corresponde ser calificada de acuerdo a la causal de falta de manifestación de
voluntad, contenida en el inciso 1 del artículo 219 del Código Civil; sino de
acuerdo a la causal de contravención del orden público –de acuerdo al artículo V
del Título Preliminar del Código Civil- (inciso 8 del artículo 219 del Código Civil),
conforme lo ha calificado el A quo.; iv) En ese sentido, desde el veintidós de
noviembre de dos mil cinco, fecha del fallecimiento del causante Horacio Puccio
Carreño, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen su herencia se
trasmiten a sus sucesores María Francesca Puccio de la Borda y Mirella Rebeca
Puccio Bayona, en concordancia con el artículo 660 del Código Civil, norma de
orden público que ha sido vulnerada mediante el acto jurídico cuestionado, en el
cual debió intervenir la demandante como copropietaria de los bienes de la
herencia; por lo que se evidencia que el acto jurídico cuestionado adolece de
nulidad por la causal de contravención al orden público; v) En cuanto al principio
de la buena fe registral invocado por el codemandado, se tiene que en el caso de
autos, solo existe una transferencia cuestionada, por lo que no existe la presencia
de un tercero registral, no resultando de aplicación dicho numeral en el caso del
codemandado Ernesto Gabriel Lossio Olavarria.

6. En el presente caso, se ha declarado procedente el recurso de casación por las


causales de infracción de normas de derecho material y procesal, teniendo en
cuenta ello, es de advertirse que conforme lo dispone el artículo 396 del Código
Procesal Civil, cuando se declara fundado el recurso de casación por la causal de
infracción normativa de orden procesal se debe devolver el proceso a la instancia
inferior para que emita una nuevo fallo, mientras que si se declara fundado el
recurso por la causal de infracción normativa material, la Sala Suprema actuando
en sede de instancia deberá resolver el conflicto según su naturaleza. Es por ello,
que la revisión de las causales por las que ha sido declarado procedente el recurso
de casación debe comenzar por el análisis de la infracción normativa de naturaleza
procesal.

7. Estando a las alegaciones expuestas por el recurrente, es necesario destacar que,


el “principio de congruencia procesal”, regulado por el artículo VII del Título

514
Preliminar del Código Procesal Civil, alude a que en toda resolución judicial debe
existir: 1) Coherencia entre lo solicitado por las partes y lo finalmente resuelto, sin
omitirse, alterarse o excederse dichas peticiones (congruencia externa); y, 2)
Armonía entre la motivación y la parte resolutiva (congruencia interna); en ese
sentido, la congruencia en sede procesal, es como bien refiere Devis Echandia1 ,
el “(...) principio normativo que delimita el contenido de las resoluciones
Judiciales que deben proferirse de acuerdo con el sentido y alcance de las
peticiones formuladas por las partes (...) para que exista identidad jurídica entre lo
resuelto y las pretensiones (...)” de donde se tiene en consecuencia que los Jueces
tienen el deber de motivar sus resoluciones, como garantía de un debido proceso;
no estando obligados a darle la razón a la parte pretendiente, pero sí a indicarle las
razones de su sin razón y a respetar todos los puntos de la controversia fijados por
las partes, respetando así el principio de congruencia. Octavo.- En el presente caso,
se advierte que la sentencia venida en grado cuenta con congruencia interna y
externa, y si bien el recurrente alega que el ad quem no puede cambiar el
fundamento legal al pretender aplicar el inciso 8 del artículo 219 del Código Civil,
no obstante, se aprecia que la Sala Superior ha resuelto el conflicto de intereses
aplicando la norma sustantiva que verdaderamente corresponde al proceso a fi n
de dilucidar la controversia con arreglo a derecho, al advertir que el acto jurídico
cuestionado transgredía una norma de orden público contenido en el artículo 660
del Código Civil, sin que ello signifique por consiguiente afectación al principio
de la norma denunciada, ello por cuanto no debe olvidarse que a través de la norma
procesal denunciada, los jueces tienen la obligación jurídica de aplicar la norma
pertinente, aunque no haya sido invocada en la demanda, que es lo que en efecto
ha sucedido en el presente caso, tanto más, cuando según se aprecia del petitorio
de la demanda de fojas 49, la accionante ha interpuesto su demanda de nulidad de
acto jurídico, amparándose expresamente en lo dispuesto en el inciso 1 del artículo
219 y artículo V del Título Preliminar del Código Civil, este último, referido a la
posibilidad de invocar la nulidad de un acto jurídico cuando resulta ser contrario a
las leyes que interesan al orden público y a las buenas costumbres, que es lo que
en efecto ha sido advertido por el Juez de la causa al dilucidar la controversia;
siendo esto así, no se evidencia extralimitación alguna en los órganos de instancia
al haberse aplicado la norma material que resultaba congruente con el asunto
materia de controversia, por lo que la causal procesal denunciada en el (apartado
a) debe desestimarse por improbada. Noveno.- Prosiguiendo con el análisis del
recurso de casación del demandado, se advierte que el recurrente también denuncia
la infracción normativa material del artículo 949 del Código Civil (apartado b),

515
señalando que la Sala Superior no ha advertido que la propiedad sobre el predio
sub materia lo adquirió con la suscripción de la minuta de fecha tres de febrero de
dos mil seis ingresada a la notaria el dieciséis de febrero del mismo año, lo que
constituye el acto eficiente de su dominio sobre el bien. Al respecto, cabe recordar
que, lo que han establecido las instancias de mérito, es que el derecho de propiedad
alegado por el codemandado, no puede ser opuesto a la demandante, en razón que
el acto jurídico contenido en la minuta de fecha tres de febrero de dos mil seis y
posterior escritura pública de fecha veintiocho de febrero de dos mil siete celebrada
entre María Francesca Puccio de la Borda como vendedora y Ernesto Gabriel
Lossio Olavarria como comprador respecto del predio sub materia adolece de
nulidad por contravención al orden público resultando por tanto pasible de nulidad
según lo dispuesto en el inciso 8 del artículo 219 del Código Civil, al haberse
establecido que el artículo 660 del Código Civil resulta ser una norma de orden
público que ha sido vulnerada a través del acto jurídico cuestionado; siendo ello
así, no se ha incurrido en infracción normativa del artículo 949 del Código Civil,
pues, resulta evidente que en el acto jurídico cuestionado debió intervenir la
demandante al ser copropietaria del referido inmueble conjuntamente con la
codemandada por resultar un bien perteneciente a la masa hereditaria dejada por
su causante.

8. Habiéndose hecho alusión expresa en esta sentencia a la expresión “norma de


orden público”, resulta necesaria dilucidar qué se entiende por este concepto. El
inciso 8 del artículo 219 del Código Civil, que nos remite al artículo V del Título
Preliminar establece: “es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al
orden público o a las buenas costumbres”, la doctrina calificada, como la
sustentada por doctor Lizardo Taboada, sostiene: “La nulidad tácita o virtual es
aquella que sin venir declarada directamente por el supuesto de hecho de una
norma jurídica, se deduce o infiere del contenido de un negocio jurídico, por
contravenir el mismo el orden público, las buenas costumbres o las normas
imperativas (…). Esta categoría de nulidad virtual, exige por ende una
interpretación no solo de la norma jurídica, sino también de las bases o
fundamentos del sistema jurídico, conformado por normas imperativas, orden
público y buenas costumbres. En otras palabras, para poder detectar un supuesto
de nulidad virtual, es necesario en la mayoría de los casos una interpretación
integral del sistema jurídico, no solo de sus normas, sino también de sus
fundamentos”. De lo anterior podemos inferir que la nulidad virtual es aquella que
se encuentra tácitamente contenida en las normas jurídicas y se hace evidente

516
cuando el negocio jurídico cuestionado tiene un contenido ilícito, no sólo por
contravenir las normas imperativas, sino también por contravenir un principio de
orden público, o las buenas costumbres

9. Dentro de este contexto dogmático y normativo, se advierte que la norma


contenida en el artículo 660 del Código Civil resulta ser, en efecto, una norma de
orden público, no solo porque instituye en forma preferente la transmisión a los
sucesores de los derechos hereditarios a la muerte del causante, de lo cual se puede
derivar su carácter imperativo, sino también porque está orientada a la protección
del patrimonio que ha dejado el causante al momento de su muerte; de tal modo
que si el acto contraviene dicha norma se incurre en la causal de nulidad absoluta
prevista en el inciso 8 del artículo 219 del acotado Código, por ser contrario a las
leyes que interesan el orden público según el artículo V del Título Preliminar del
Código Sustantivo, norma que según se tiene de lo expuesto, ha sido de plena
aplicación por las instancias de mérito al presente caso.

10. Finalmente, el recurrente denuncia la infracción normativa del artículo 2014


del Código Civil señalando haber adquirido su derecho basado en la información
proporcionada en registros públicos lo que lo convierte en tercero registral respecto
del causante como de su derechohabiente quien es su vendedora.

11. En cuanto a la aplicación del artículo 2014 del Código Civil, esta norma recoge
el denominado “principio de buena fe registral”, en virtud al cual, a un sujeto
denominado “tercero registral” se le otorga una protección absoluta, de tipo “iure
et de jure”, es decir, donde no cabe prueba en contrario. Conforme se desprende
de lo establecido en el artículo 2014 del Código Civil, el tercero registral al que
hace referencia la norma en comento, es el sujeto de derecho que no interviene, es
decir que no es parte en el acto jurídico que es materia de anulación, rescisión o
resolución; supuesto que no se presenta en el presente caso, puesto que es el
recurrente quien ha sido parte compradora en el acto jurídico que se cuestiona en
este proceso y cuya validez viene siendo cuestionada en estos autos; de manera
que el codemandado no resulta ser tercero registral bajo los alcances previstos en
la norma bajo análisis.

12. En esa misma línea, el profesor Arata Solís, sostiene que “tercero será todo
aquel que no es parte del negocio jurídico, que no participó de ese acto”. (…) En
ese sentido, el citado autor agrega: “Si en un acto afectado de nulidad, yo he

517
participado, fuera de algunos temas de confianza que yo pudiera haber tenido, no
es el principio de la fe pública registral el que ésta aquí en cuestión. La nulidad
afecta al acto, la nulidad cuestionará el acto en el que yo he participado, donde no
soytercero.”

13. Examinando los argumentos del denunciante en este apartado se advierte,


según lo señalado en líneas precedentes que el recurrente es quien ha participado
de manera directa en el acto que hoy es materia de nulidad, por cuya razón no
puede ser considerado como tercero registral y menos verse beneficiado con el
principio del tercero registral que consagra el artículo 2014 del Código Civil, por
lo que esta denuncia tampoco debe ser estimada

III. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto en el artículo 397 del


Código Procesal Civil. Declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Ernesto Gabriel Lossio


Olavarria (fojas 662); en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista
contenida en la Resolución número siete, de fecha veintiséis de enero de dos mil
dieciséis (fojas 641) expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima. 4.2. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en
el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad, en los seguidos por Mirella
Rebeca Puccio Bayona contra Ernesto Gabriel Lossio Olavarria y otra, sobre
Nulidad de Acto Jurídico; y los devolvieron. Integra esta Sala el Juez Supremo
Señor Calderón Puertas por impedimento de la Jueza Suprema Señora Cabello
Matamala. Ponente Señor Romero Díaz, Juez Supremo.

SS. ROMERO DÍAZ, CALDERÓN PUERTAS, ORDÓÑEZ ALCÁNTARA,


DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

518
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 105-2016, DEL SANTA

Sumilla: Se transgrede su derecho al inobservarse que el representante de la Caja


de Beneficios y Seguridad Social del Pescador en Liquidación, si contaba con
facultades para disponer del inmueble sublitis, cierto es que inobserva que dicha
aseveración no puede servir para enervar lo decidido por los órganos de mérito,
por cuanto no demuestran cómo se ha producido la interpretación errónea o
aplicación indebida de la norma, sino que la misma está dirigida a cuestionar
aspectos de hecho, que ya fueron materia de análisis y debate por los órganos de
mérito, en cual se dejó establecido -conforme ya lo expusimos en el considerando
precedente que el acto de transferencia efectuado por Jesús Antonio Saavedra
Devoggero, se encuentra dentro de los alcances de la causal de fin ilícito en virtud
a que se dispuso de un bien que no le pertenencia. Siendo esto así y teniendo en
cuenta que el recurso extraordinario de casación por su carácter formal y
excepcional, debe estar estructurado con precisa y estricta sujeción a los requisitos
que exige la norma procesal civil, el Tribunal de Casación no está facultado para
interpretar el recurso ni integrar o remediar las carencias del mismo o dar por
supuesta y explícita la falta de causal, no pudiendo subsanarse de ofi cio los
defectos incurridos por los recurrentes en la formulación del recurso.

Lima, cuatro de octubre de dos mil diecisiete.

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPÚBLICA; con el acompañado; vista en audiencia de la presente
fecha, la causa número ciento cinco - dos mil dieciséis; y, producida la votación
conforme a ley, se procede a emitir la siguiente sentencia:

I. MATERIA DEL RECURSO

Se trata del recurso de casación interpuesto por Teresa Milagros Díaz Alonzo,
contra la Sentencia de Vista, expedida por la Primera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia Del Santa, el veintiocho de setiembre de dos mil quince, que

519
confirma la decisión impugnada que declaró fundada la demanda; en
consecuencia, nula la compraventa celebrada el cuatro de mayo de dos mil diez,
disponiendo la cancelación del asiento registral.

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


uno de febrero de dos mil diecisiete, del cuaderno de casación, por las causales
de:

a) Infracción normativa por interpretación errónea de los artículos 219 al 229


del Código Civil, sostiene que se transgrede su derecho al no observarse que el
representante de la Caja si contaba con facultades, por lo que debe ampararse su
recurso;

b) Excepcionalmente la infracción normativa del artículo 139 incisos 3) y 5)


de la Constitución Política del Perú, a fin de verificar la adecuada aplicación del
derecho objetivo al caso concreto y la eventual vulneración al debido proceso y la
motivación de las resoluciones judiciales.

2. Habiendo declarado este Supremo Tribunal, la procedencia excepcional del


recurso de casación, corresponde verificar si el razonamiento efectuado guarda
correspondencia con los lineamientos del debido proceso regulados por el artículo
139 incisos 3) y 5) de la Constitución Política del Perú, así como por los artículos
50 inciso 6) del Código Procesal Civil y 12 del Texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial el cual señala que los magistrados tienen la obligación
de fundamentar los autos y las sentencias bajo sanción de nulidad respetando los
principios de jerarquía de las normas y el de congruencia.

3. Si bien en el proceso judicial debe haber una exacta relación o correspondencia


(concordancia) entre la pretensión del actor, la oposición del demandado, los
elementos de la prueba válidamente recolectada e incorporada y la decisión del
tribunal, lo cual se conoce como “congruencia”, principio normativo que limita las
facultades resolutorias del juez, por el que debe existir identidad entre lo resuelto
y controvertido oportunamente por los litigantes en relación a los poderes
atribuidos en cada caso al órgano jurisdiccional por el ordenamiento jurídico1 ,
cierto también lo es, que la motivación de las resoluciones judiciales, constituye

520
una garantía constitucional que asegura la publicidad de las razones que los jueces
tuvieron en cuenta para pronunciar sus sentencias resguardando a los particulares
y a la colectividad de las decisiones arbitrarias.

4. Conforme a lo regulado por el artículo 219º del Código Civil, la doctrina señala
que el Acto Jurídico Nulo, es aquel que carece de algún elemento, presupuesto o
requisito. También, puede ser el caso de que teniendo todos los aspectos de su
estructura bien constituidos tenga además un fi n ilícito o contravenir las buenas
costumbres, el orden público o una o varias normas imperativas. Y, atendiendo a
lo previsto por los numerales 4) y 8) del acotado precepto legal, se establece que
el acto jurídico se sanciona con nulidad, únicamente cuando su fi n sea ilícito de
forma tal que, al Código, sólo le interesaría el aspecto subjetivo de la causa. En ese
entendido, cabe anotar que la causal de nulidad por fi n ilícita viene a ser aquel
negocio jurídico cuya causa en su aspecto subjetivo y objetivo, es ilícito por
contravenir las normas que interesan al orden público o a las buenas costumbres;
y, habrá “fi n ilícito”, cuando respetándose aparentemente la forma del acto
jurídico, se evidencia la intención de conseguir un efecto prohibido por la ley.

5. Resolviendo la denuncia procesal, cabe anotar que del análisis de la Sentencia


de Vista, esta Sala Suprema determina que la misma ha sido expedida conforme a
ley, en virtud a que no se evidencia transgresión alguna en el razonamiento
efectuado, pues atendiendo a la pretensión invocada así como a los puntos
controvertidos se determinó que se encuentran acreditados los supuestos regulados
por el artículo 219º numeral 4) del Código Civil, para establecer que el contrato de
compraventa suscrito el cuatro de mayo de dos mil diez, por los codemandados,
deviene en nulo. Puesto que la demandada estaba imposibilitada jurídicamente de
realizar actos jurídicos que impliquen la transferencia de la propiedad a terceros,
porque afectaba el derecho de los demandantes a obtener formalmente la
documentación que acredite su derecho de propiedad, aspecto que contraviene
también las normas que afectan al orden público. Asimismo, se coligió que el acto
jurídico contenido en la escritura pública del cuatro de mayo de dos mil diez, no
se encuentra protegido por el principio de la buena fe registral al no haber sido
adquirido el mismo de quien aparecía como propietario ante los Registros
Públicos, debiendo el comprador haber tenido la diligencia de verificar si el
inmueble que adquiría pertenencia a la persona con quien celebraba el contrato,
máxime que si tiene cuenta que debido a la importancia económica de los bienes
inmuebles y los usos generalmente aceptados en este tipo de negocios, impone al

521
comprador el deber de verificar el estado actual del bien que adquiere y
principalmente su situación en los registros. Siendo esto así no se evidencia
afectación alguna al debido proceso como erróneamente lo alega la parte
recurrente, por lo que el recurso de casación en este extremo debe declararse
infundado

6. Habiendo desestimado la infracción normativa procesal corresponde proceder


con el análisis de las denuncias de las normas materiales a fi n de establecer si el
amparo de la demanda se realizó bajo una correcta interpretación y debida
aplicación de las normas.

7. Si bien, la parte recurrente fundamentando su pretensión casatoria, refiere que


se transgrede su derecho al inobservarse que el representante de la Caja de
Beneficios y Seguridad Social del Pescador en Liquidación, si contaba con
facultades para disponer del inmueble sublitis, cierto es que inobserva que dicha
aseveración no puede servir para enervar lo decidido por los órganos de mérito,
por cuanto no demuestran cómo se ha producido la interpretación errónea o
aplicación indebida de la norma, sino que la misma está dirigida a cuestionar
aspectos de hecho que ya fueron materia de análisis y debate por los órganos de
mérito, en el cual se dejó establecido -conforme ya lo expusimos en el
considerando precedente- que el acto de transferencia efectuado por Jesús Antonio
Saavedra Devoggero, se encuentra dentro de los alcances de la causal de fin ilícito
en virtud a que se dispuso de un bien que no le pertenencia. Siendo esto así y
teniendo en cuenta que el recurso extraordinario de casación por su carácter formal
y excepcional, debe estar estructurado con precisa y estricta sujeción a los
requisitos que exige la norma procesal civil, el Tribunal de Casación no está
facultado para interpretar el Recurso ni integrar o remediar las carencias del mismo
o dar por supuesta y explícita la falta de causal, no pudiendo subsanarse de oficio
los defectos incurridos por los recurrentes en la formulación del Recurso, por lo
que debe declararse infundado en cuanto a este extremo se refiere.

V. DECISIÓN

Fundamentos por los cuales; y en aplicación del artículo 397 del Código Procesal
Civil declararon:

522
INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Teresa Milagros Díaz
Alonso; NO CASARON la Sentencia de Vista, expedida por la Primera Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia Del Santa, el veintiocho de setiembre de dos mil
quince, que confirma la decisión impugnada que declaró fundada la demanda; en
consecuencia nula la compraventa celebrada el cuatro de mayo de dos mil diez,
disponiendo la cancelación del asiento registral; DISPUSIERON la publicación de
la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los
seguidos por Elina Rosmery Correa Merino y otro con Teresa Milagros Díaz
Alonzo y otros sobre Nulidad de Acto Jurídico; y los devolvieron. Integran esta
Sala las Juezas Supremas Señoras Huamaní Llamas y Del Carpio Rodríguez por
licencia de los Jueces Supremos Señores Romero Díaz y Miranda Molina. Ponente
Señora Cabello Matamala, Jueza Suprema.

SS. HUAMANÍ LLAMAS, CABELLO MATAMALA, DEL CARPIO


RODRÍGUEZ, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA

523
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 1421-2016, LIMA SUR

SUMILLA: En el presente caso corresponde declarar la nulidad de los actos


jurídicos consistentes en los contratos privados de compraventa celebrados entre
los demandados por las causales de fin ilícito, objeto jurídicamente imposible y
contravención de las leyes que interesan al orden público habida cuenta que a la
fecha en que se celebraron los actos jurídicos cuestionados, los vendedores
demandados no tenían la calidad de propietarios conforme se verifica de las
partidas registrales que obran en autos además que para la adquisición de los
referidos inmuebles, los compradores demandados no obraron con la diligencia
necesaria al momento de adquirir los bienes inmuebles.

Lima, veintitrés de marzo de dos mil dieciocho.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista La causa número mil cuatrocientos
veintiuno, dos mil dieciséis, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha; luego
de verificada la votación con arreglo a ley, emite la siguiente resolución:

I. RECURSO DE CASACION:

Se trata del recurso de casación interpuesto a fojas mil trescientos veinticinco, por
Palermo Jesús Cañari Timoteo y Saturnino Demetrio Cañari Timoteo, contra la
sentencia de vista de fojas mil doscientos noventa y cinco, de fecha dos de marzo
de dos mil dieciséis, expedida por la Sala Civil Transitoria de Chorrillos de la Corte
Superior de Justicia de Lima Sur que revoca la sentencia apelada de fecha uno de
julio de dos mil quince, obrante a fojas mil ciento siete que declara infundada la
demanda sobre nulidad de acto jurídico; y, reformándola, declara fundada en parte
la demanda e infundada en el extremo de la pretensión accesoria sobre
indemnización.

II. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA

524
1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha
treinta de mayo de dos mil diecisiete, obrante a fojas setenta y ocho del cuaderno
de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa procesal del artículo 139º inciso 5 de la Constitución


Política del Perú; señala que la sentencia se orienta a realizar una exposición de
las causales de nulidad de los contratos desde el punto de vista doctrinario,
centrando su exposición, tanto en el numeral 6.2 y 6.3, el estudio de la propiedad
de los inmuebles y contrastarla con las citas normativas sobre los tipos de causal
de nulidad de acto jurídico invocados, que son los incisos 3 y 4 del artículo 219º
del Código Civil, sin explicar los antecedentes, hechos y circunstancias que dieron
origen a la celebración de los contratos, vulnerando el derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales.

b) Infracción normativa material por inaplicación del artículo 1362º del


Código Civil, argumentando que se ha afectado el debido proceso, ya que la
sentencia de vista, si bien refiere los fundamentos del recurso de apelación, los
antecedentes del proceso, la defensa de los demandados y en su párrafo quinto
contiene una exposición de las causales de nulidad, por otro lado, en el
considerando sexto contiene un análisis doctrinario de los hechos que se limita
exclusivamente a determinar quién era el propietario de los bienes en el momento
de la celebración de las minutas para sustentar las causales de imposibilidad
jurídica y la de fi n ilícito, sin considerar la buena fe al adquirir los inmuebles,
inaplicando el artículo 1362º del Código Civil.

c) Infracción normativa material por aplicación errónea del artículo 1428º del
Código Civil; Argumentando que la sentencia afirma categóricamente fuera del
contexto probatorio y de la causal invocada para el inicio de la demanda que “no
obstante el contenido de dichos documentos, los demandantes no acreditaron la
existencia de la letra protestada que acredita el pago por ella realizada, como
tampoco ofrecieron la testimonial de Edwin Mendoza Atencia a quien tendrían que
haber pagado el monto que refiere dicha autorización de pago, con lo cual no existe
mayor documentación probatoria que acredite la defensa a sumida por los
demandados” . Termina diciendo este argumento en la sentencia como si la
pretensión fuera la causal de resolución de contrato por incumplimiento en el pago
del precio de venta de los inmuebles, pretensión que no guarda congruencia con la

525
pretensión existente en el proceso, aplicando erróneamente el artículo 1428 del
Código Civil;

d) Infracción normativa material del artículo 2001º inciso 1 del Código Civil;
señalando que se pretende la nulidad de los actos jurídicos celebrados con fecha
cinco de mayo de mil novecientos noventa y siete, cuando ya había prescrito la
acción para pedir su nulidad (diez años), norma sustancial que no ha sido
considerada al momento de emitir sentencia y valorar el

2. Que, de la revisión de autos se advierte que mediante escrito de fojas sesenta y


dos, Carlos Mayo Herrera interpone demanda de nulidad de acto jurídico contra
Saturnino Demetrio Cañari Timoteo, Palermo Jesús Cañari Timoteo, Carlos Mayo
Sotomayor y María Consuelo Álvarez de Mayo solicitando como pretensión
principal, la nulidad de los siguientes actos jurídicos:

a) Contrato privado de compraventa de fecha cinco de mayo de mil novecientos


noventa y siete, celebrado por los demandados Carlos Mayo Sotomayor y María
Consuelo Álvarez de Mayo (vendedores) a favor del demandado Saturnino
Demetrio Cañari Timoteo (comprador), respecto del bien inmueble ubicado en la
Avenida Vargas Machuca n.º 487, distrito de San Juan de Miraflores, Lima, de un
área de cuarenta y siete punto setenta metros cuadrados (47.70 m2 ) por el precio
de diez mil dólares americanos (US$ 10,000.00);

b) Contrato privado de compraventa de fecha cinco de mayo de mil novecientos


noventa y siete, celebrado por los demandados Carlos Mayo Sotomayor y María
Consuelo Álvarez de Mayo (vendedores) a favor del demandado Palermo Jesús
Cañari Timoteo (comprador), respecto del bien inmueble ubicado en la Avenida
Vargas Machuca n.º 489, distrito de San Juan de Miraflores, Lima, de un área de
sesenta metros cuadrados (60.00m2) por el precio de diez mil dólares americanos
(US$ 10,000.00);

c) Contrato privado de compraventa de fecha cinco de mayo de mil novecientos


noventa y siete, celebrado por los demandados Carlos Mayo Sotomayor y María
Consuelo Álvarez de Mayo (vendedores) y demandados Palermo Jesús Cañari
Timoteo y Saturnino Demetrio Cañari Timoteo (compradores), por el cual se
transfiere el cien por ciento (100%) de los derechos y acciones de los aires del
inmueble ubicado en la Avenida Vargas Machuca n.º 483, 485, 487 y 489, distrito

526
de San Juan de Miraflores, Lima, de un área de ciento sesenta metros cuadrados
(160.00m2) por el precio de diez mil dólares americanos (US$ 10,000.00). Como
pretensión accesoria, solicita la indemnización por daños y perjuicios por la suma
de setenta mil dólares americanos (US$ 70,000.00). Invoca las causales de objeto
jurídicamente imposible, fi n ilícito y contravención de las normas que interesan
al orden público, contenido en los incisos 3, 4 y 8 del artículo 219º del Código
Civil. Sostiene como fundamentos facticos de su demanda lo siguiente:

i) A la data en que se suscribieron los contratos materia de nulidad, figuraban en


Registros Públicos como copropietarios de los citados bienes inmuebles, Carlos
Mayo Sotomayor (padre del demandante), Carlos Eduardo Mayo Herrera
(demandante), Cecilia Mayo Herrera y Bertha Lazo Herrera en la Partida
Electrónica n.º 24434222, en la Ficha n.º 73075, desde el mes de marzo de mil
novecientos noventa y tres como coherederos de la sucesión María Cristina
Herrera de Mayo, advirtiéndose que los demandados actuaron con dolo,
premeditación, alevosía y ventaja al conocer esta situación, conforme al artículo
2012º del Código Civil en agravio de los derechos de los copropietarios inscritos
en Registros Públicos;

ii) Los hermanos demandados Cañari Timoteo han insertado en cada una de las
cláusulas de los contratos privados una declaración falsa, pues nunca pagaron en
ese acto jurídico el monto de diez mil dólares americanos (US$ 10,000.00) que allí
aparece suscrito, dado que según la declaración prestada por ellos mismos en el
proceso penal recaído en el Expediente Nº 678-98, el pago se hizo en partes y en
fecha posterior y anterior al cinco de mayo de mil novecientos noventa y siete;

iii) En el año dos mil ocho, circunstancialmente tomó conocimiento de estos


hechos, cuando vendió el treinta y siete punto cinco por ciento (37.5%) de sus
derechos y acciones a Hugo Rojas Tejada y María Da Conceicao Da Silva Rojas,
agrega que los demandados han iniciado procesos civiles y penales para justificar
su posesión ilegítima; de otro lado, señala que la codemandada María Consuelo
Álvarez de Mayo no es propietaria ni titular del predio vendido; sin embargo, ha
participado en dichos contratos, además, el citado inmueble se encuentra indiviso,
siendo un bien hereditario en copropiedad.-

3. Que, admitida a trámite la demanda, Palermo Jesús Cañari Timoteo se apersona


al proceso y mediante escrito de fojas noventa y seis, absuelve los términos de la

527
demanda, señalando lo siguiente: i) Los contratos de compraventa cuya nulidad se
pretende han sido celebrados con los vendedores en su calidad de legítimos
propietarios, quienes recibieron el dinero a su entera satisfacción y asentaron su
huella digital en cada uno de los contratos; ii) El vendedor Carlos Mayo Sotomayor
nunca les comunicó que era viudo y que el inmueble sub litis era de los herederos;
además, el inmueble les fue vendido de buena fe, cumpliendo las formalidades de
ley; y, el hecho de no haber regularizado la escritura pública, fue a consecuencia
de su ignorancia y desconocimiento; asimismo, el inmueble se encontraba inscrito
a nombre del IPSS – Instituto Peruano de Seguridad Social, no aparecía inscrita
ninguna sucesión, por lo que el vendedor era libre de vender su propiedad, tal como
se acredita con la copia de la Ficha n.º 210483; iii) Habiendo celebrado el contrato
de compraventa, los vendedores les hicieron entrega de la propiedad de los bienes
inmuebles, lo que se acredita con la constancia de posesión expedida por la
Municipalidad de San Juan de Miraflores, además de encontrarse pagando el
impuesto al patrimonio predial, arbitrios e instalación de los servicios públicos de
agua potable y luz eléctrica; iv) Formula demanda reconvencional solicitando
como pretensión la indemnización por daños y perjuicios.

4. Por su parte, Saturnino Demetrio Cañari Timoteo, mediante escrito de fojas


ciento sesenta y tres, contesta la demanda señalando lo siguiente: i) El recurrente
conjuntamente con su hermano Palermo Cañari Timoteo adquirieron el inmueble
sub litis de sus verdaderos propietarios conformados por la sociedad conyugal
Carlos Mayo Sotomayor y María Consuelo Álvarez de Mayo, motivo por el cual
en la penúltima cláusula de la minuta de compraventa se indica, que los vendedores
se comprometen a otorgar la respectiva escritura pública de compraventa, en
cuanto cuenten con la documentación del inmueble debidamente saneado; ii) Ha
interpuesto denuncia por usurpación contra el vendedor Carlos Mayo Sotomayor,
quien por orientación de sus familiares le acosaba solicitándole le entregue más
dinero; iii) Con su hermano, el codemandado, han actuado de buena fe en la
compra del inmueble de los esposos vendedores ante notario público.

5. Asimismo, mediante escrito de fojas seiscientos ochenta, Milly Espinoza


Caballero curadora procesal del codemandado, Carlos Mayo Sotomayor, contesta
la demanda señalando que según las declaraciones de Carlos Mayo Sotomayor y
María Álvarez de Mayo así como las graves contradicciones de los demandados
hermanos Cañari, se advierte que insertaron hechos falsos a las citadas minutas
que fueron elaboradas con un fi n ilícito conforme se aprecia del Atestado Policial

528
que obra en autos, además en las cláusulas terceras de las minutas afi rman haber
pagado con una letra de cambio de ocho mil dólares americanos (US$ 8,000,00),
hecho que no consta en las citadas minutas, lo que hace presumir que fueron
obtenidas mediante artimaña, haciéndoles firmar con engaños.

6. Tramitado el proceso según su naturaleza y en rebeldía de la codemandada


María Álvarez de Mayo, por sentencia de primera instancia de fecha uno de julio
de dos mil quince, el Juez del Juzgado Especializado en lo Civil de San Juan de
Miraflores de la Corte Superior de Justicia de Lima Sur declara infundada la
demanda de nulidad de acto jurídico e infundada la demanda reconvencional por
indemnización por daños y perjuicios. Como fundamentos de su decisión, el juez
de la causa sostiene que si bien se encuentra acreditado que al momento de la
celebración de los actos jurídicos cuestionados la sucesión María Cristina Herrera
de Mayo era propietaria de los inmuebles, conforme a la Partida n.º 24434222 del
Registro de Declaratoria de Herederos de los Registros Públicos de Lima y Callao;
sin embargo, de la copia literal de la Partida n.º P03231820, Asiento n.º 0003, del
Registro de Propiedad Inmueble de Lima y Callao, se advierte que a la fecha de la
suscripción de los citados contratos (cinco de mayo de mil novecientos noventa y
siete), el titular de los citados inmuebles era el Instituto Peruano de Seguridad
Social y no la precitada sucesión, con lo que se demuestra que el demandante no
acredita lo afirmado en su demanda al no encontrarse dicha sucesión inscrita en la
partida registral del inmueble sub litis, lo cual permite concluir que los actos
jurídicos cuestionados no adolecen de causal de nulidad por fi n ilícito; además,
no se encuentra acreditado que contravengan las normas que interesan al orden
público; asimismo, se determina que la demanda contiene un objeto jurídicamente
posible puesto que el objeto de dichos actos jurídicos eran las transferencias en
venta de los bienes inmuebles ubicados en la Avenida Vargas Machuca n.º 487 y
489 así como los aires del inmueble ubicado en la Avenida Vargas Machuca n.º
483, 485, 487 y 489. Finalmente, en cuanto a la demanda reconvencional sobre
indemnización por daños y perjuicios, se establece que la parte demandante no
sustenta de qué manera se ha visto perjudicada con los contratos de compraventa
que cuestiona en este proceso, además de no haber anexado documento alguno que
acredite el perjuicio que le habría generado dichos actos jurídicos, por lo que se
declara infundada la reconvención.

7. Que, mediante sentencia de vista de fecha dos de marzo de dos mil dieciséis,
expedida por la Sala Civil Transitoria de Chorrillos de la Corte Superior de Justicia

529
de Lima Sur, resuelve revocar la sentencia apelada y reformándola declara fundada
en parte la demanda sobre nulidad de acto jurídico e infundada en el extremo de la
pretensión accesoria sobre indemnización por daños y perjuicios. La Sala Superior
sustenta su decisión señalando sustancialmente lo siguiente: i) A la fecha de
celebración de los contratos privados cuya nulidad se pretende (cinco de mayo de
mil novecientos noventa y siete), los inmuebles submateria no se encontraban a
nombre de los vendedores Carlos Mayo Sotomayor y María Consuelo Álvarez de
Mayo, según se verifica de la Partida Registral n.º P03231820, apreciándose de
dicha partida que el predio se independizó a favor del Instituto Peruano de
Seguridad Social, mediante escritura pública del cinco de junio de mil novecientos
ochenta y siete, y es con fecha seis de octubre de mil novecientos noventa y ocho
que el predio es transferido a Carlos Mayo Sotomayor, Cecilia Mayo Herrera,
Carlos Eduardo Mayo Herrera y Bertha Lazo Herrera en su condición de herederos
como cónyuge e hijos, respectivamente de María Cristina Herrera López; siendo
así, los tres contratos de compraventa fueron transferidos cuando los referidos
vendedores no eran propietarios de los predios objeto de compraventa; además, se
advierte que María Consuelo Álvarez de Mayo no tiene ninguna relación con el
bien objeto de transferencia; entendiéndose entonces que, el hecho de celebrar un
contrato sobre bienes que los contratantes no pueden disponer es un acto contrario
a las leyes que interesan al orden público, quedando configurada esta causal; ii)
Respecto a la causal contenida en el artículo 219º inciso 3 del Código Civil, se
determina que si bien los tres contratos de compraventa contienen la transferencia
de bienes inmuebles, no obstante, del análisis de la Partida Registral n.º P03231820
y de sus Asientos 00003 y 00004, se verifica que los transferentes a la fecha de
celebración de los contratos privados no tenían la calidad de propietarios; es decir,
no podían disponer de bienes que no se encontraban bajo su dominio, deviniendo
entonces que los contratos privados se encuentran incursos en la causal antes
referida; iii) En cuanto a la causal de fi n ilícito contenido en el artículo 219º inciso
4 del Código Civil, se establece que a la fecha en que se habría celebrado los
contratos privados en referencia, esto es, cinco de mayo de mil novecientos
noventa y siete, los vendedores no tenían la calidad de propietarios, conforme es
de verse de las partidas registrales antes citadas; con lo cual la Sala establece que
la finalidad contenida en dichos documentos deviene en ilícito; teniendo en
consideración, además, que para la adquisición de un bien los compradores
tuvieron la obligación de verificar con un mínimo de criterio las facultades de
transferir el bien por parte de los vendedores; iv) En cuanto a la pretensión
accesoria sobre indemnización solicitada por el actor, no se acredita cual es el

530
perjuicio causado o el detrimento económico sufrido, más aún, si tampoco durante
el proceso se ha actuado prueba alguna que justifique fijar un monto
indemnizatorio por los hechos expuestos en la demanda por lo que dicho extremo
es declarada infundada.

8. En el presente caso, se ha declarado procedente el recurso de casación por las


causales de infracción de normas de derecho material y procesal, teniendo en
cuenta ello, es de advertirse que conforme lo dispone el artículo 396º del Código
Procesal Civil, cuando se declara fundado el recurso de casación por la causal de
infracción normativa de orden procesal se debe devolver el proceso a la instancia
inferior para que emita una nuevo fallo, mientras que si se declara fundado el
recurso por la causal de infracción normativa material, la Sala Suprema actuando
en sede de instancia deberá resolver el conflicto según su naturaleza. Es por ello,
que la revisión de las causales por las que ha sido declarado procedente el recurso
de casación debe comenzar por el análisis de la infracción normativa de naturaleza
procesal.

9. Que, la motivación de las resoluciones judiciales comporta la justificación


lógica, razonada y conforme a las normas constitucionales y legales señaladas en
los artículos 139º inciso 5 de la Constitución Política del Perú y 122º inciso 3 del
Código Procesal Civil; por consiguiente, una motivación adecuada y suficiente
comprende tanto la motivación de hecho o in factum (en el que se establecen los
hechos probados y no probados mediante la valoración conjunta y razonada de las
pruebas incorporadas al proceso, sea a petición de parte como de oficio,
subsumiéndolos en los supuestos fácticos de la norma), como la motivación de
derecho o in jure (en el que selecciona la norma jurídica pertinente y se efectúa
una adecuada interpretación de la misma).

10. Que, en el caso de autos, esta Suprema Sala advierte que la Sala Superior ha
cumplido con motivar adecuadamente su decisión, toda vez que ha resuelto el
conflicto de intereses aplicando la norma sustantiva que corresponde al proceso a
fin de dilucidar la controversia con arreglo a derecho y valorando además de
manera conjunta los medios probatorios aportados al proceso, al haber quedado
establecido que los actos jurídicos cuestionados han incurrido en causal de nulidad
a que se contrae el artículo 219º incisos 3, 4 y 8 del Código Civil, al haber quedado
establecido que los vendedores demandados no tenían la calidad de propietarios
conforme se verifica de las partidas registrales que obran en autos y que para la

531
adquisición de los referidos inmuebles, los compradores demandados no habían
obrado con la diligencia necesaria al momento de adquirir los bienes inmuebles;
siendo así, no se advierte transgresión alguna al principio de motivación de las
resoluciones judiciales, por lo que la causal procesal denunciada en el apartado a)
debe desestimarse por improbada.

11. Prosiguiendo con el análisis del recurso de casación, los recurrentes también
denuncian la infracción normativa material del artículo 1362º del Código Civil
(apartado b), señalando que la Sala Superior no ha considerado la buena fe de los
recurrentes al momento de adquirir los inmuebles sub materia. Sobre el particular,
se aprecia que la Sala Superior en el considerando sexto (6.4) de la Sentencia de
Vista ha establecido que para la adquisición de los bienes inmuebles materia del
presente proceso, los recurrentes tenían la obligación de verificar con un mínimo
de criterio sobre las facultades que tenían los vendedores para efectuar la
transferencia de los referidos inmuebles, lo que no se aprecia que así hubiese
sucedido, situación que denota, por tanto, que los recurrentes no obraron con la
diligencia necesaria al momento de comprar los bienes inmuebles; por
consiguiente, no se verifica la existencia de la buena fe alegada por los
impugnantes, por lo que la causal denunciada en este extremo debe igualmente ser
desestimada.

12. Asimismo, en cuanto a la causal denunciada en el apartado c), los recurrentes


denuncian la infracción normativa del artículo 1428º del Código Civil, alegando
sustancialmente que la Sentencia de Vista habría resuelto la controversia como si
la pretensión demandada fuera por la causal de resolución de contrato por
incumplimiento en el pago del precio de venta de los predios sub materia.
Analizando los fundamentos de la Sentencia de Vista en cuanto a dicho aspecto se
aprecia que la Sala Superior se ha limitado a establecer que los contratos de
compraventa, además de encontrarse incursos en las causales de nulidad del acto
jurídico conforme a lo dispuesto en los incisos 3), 4) y 8) del artículo 219º del
Código Civil pues a la data de la celebración de los contratos privados los
vendedores no tenían la calidad de propietarios, los recurrentes compradores no
habían por su parte acreditado de manera fehaciente el pago por la compra de los
citados inmuebles; por tanto, se aprecia que se trata de una argumentación
complementaria al asunto materia de controversia, lo que no significa en modo
alguno que se haya introducido una pretensión ajena a la cuestión controvertida;
por lo que este extremo de la denuncia deviene también en infundada.

532
13. Finalmente, en relación a la causal denunciada en el apartado d), los
impugnantes denuncian la infracción normativa del artículo 2001º inciso 1 del
Código Civil, señalando básicamente que la acción para solicitar la nulidad de los
actos jurídicos celebrados en fecha cinco de mayo de mil novecientos noventa y
siete se encuentra prescrito al haber transcurrido más de diez años a la fecha de
celebración de los citados actos jurídicos. Al respecto, se aprecia que en el presente
proceso los recurrentes no han propuesto la excepción de prescripción contra la
pretensión de nulidad de acto jurídico en la forma prevista en el artículo 446º inciso
12 del Código Procesal Civil; por lo tanto, su denuncia en cuanto a este extremo
resulta infundada si se tiene en cuenta que el Juez no puede fundar sus fallos en la
prescripción si no ha sido invocada como lo establece expresamente el artículo
1992º del Código Civil; por lo que esta causal debe también desestimarse por
improbada.

III. DECISIÓN

En consecuencia, al no configurarse las causales denunciadas, el recurso de


casación resulta infundado, debiendo procederse conforme a lo dispuesto en el
artículo 397º del Código Procesal Civil; por cuyas razones, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Palermo Jesús Cañari


Timoteo y Saturnino Demetrio Cañari Timoteo mediante escrito de fojas mil
trescientos veinticinco; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de
fojas mil doscientos noventa y cinco, de fecha dos de marzo de dos mil dieciséis;
DISPUSIERON se publique la presente resolución en el Diario Ofi cial El Peruano
bajo responsabilidad; en los seguidos por Carlos Eduardo Mayo Herrera contra
Palermo Jesús Cañari Timoteo y otros, sobre Nulidad de Acto Jurídico; y los
devolvieron. Ponente Señora Cabello Matamala, Jueza Suprema.

SS. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ


ALCÁNTARA, DE LA BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.

533
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 842-2015, LIMA

SUMILLA. De los presentes actuados se evidencia que los actos jurídicos


impugnados han incurrido en causal de nulidad a que se contrae el inciso 4 del
artículo 219 del Código Civil al haber sido celebrados con la finalidad de
perjudicar el derecho de propiedad del demandante, de lo que se razona que los
citados actos jurídicos adolecen de invalidez por tener un fin ilícito.

Lima, ocho de noviembre de dos mil diecisiete.

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número ochocientos cuarenta y
dos – dos mil quince, en Audiencia Pública llevada a cabo en la fecha; luego de
verificada la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS

1. El demandante Jorge Higa Melchor interpone demanda de nulidad de los


siguientes actos jurídicos:

a) La escritura pública de testamento de fecha cuatro de octubre del año dos mil
otorgado por Lucila Bullón Mayor a favor de Ketty Marlene Padilla Shapiama,
consistente en la adquisición del inmueble ubicado en la Avenida El Carmen
número 685, Lote 54, Manzana D, Urbanización San Roque, Distrito de Santiago
de Surco, Lima e inscrito en el Asiento C00001 de la Partida número 44848783;

b) La escritura pública de compraventa de fecha veintiséis de abril de dos mil ocho,


otorgada por Ketty Marlene Padilla Shapiama a favor de los cónyuges Eduardo
Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas de Piedra en relación al predio antes
referido;

c) La escritura pública de compraventa de fecha uno de agosto de dos mil ocho,


otorgada por los cónyuges Eduardo Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas de
Piedra a favor de los cónyuges Luis Enrique Flores Tantaleán y María Cecilia

534
Martínez Burga en relación al predio antes señalado. Invoca las causales de fi n
ilícito, cuando por ley es declarada nula y por ser un acto contrario a normas
imperativas contenidas en los incisos 4), 7) y 8) del artículo 219 del Código Civil.
Sostiene como fundamentos fácticos de su demanda lo siguiente:

d) El inmueble ubicado en la Avenida El Carmen número 685, Lote 54, Manzana


D, Urbanización San Roque, Distrito de Santiago de Surco Lima fue de propiedad
de Lucila Bullón Mayor conforme consta de la inscripción registral en el asiento
C-1 de la Ficha número 1319692 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima,
quien posteriormente se lo transfiere mediante contrato de compraventa de fecha
veintitrés de junio del año dos mil, procediéndose a la legalización de firmas el
veintisiete de junio del año dos mil ante Notario Público;

e) Con fecha cuatro de octubre del año dos mil, Lucila Bullón Mayor otorga
Testamento a favor de la codemandada Ketty Marlene Padilla Shapiama a través
del cual lega el referido inmueble cuando no era de su propiedad, al haberlo
adquirido mediante contrato de compraventa de fecha veintitrés de junio del año
dos mil;

f) No obstante que la codemandada Ketty Marlene Padilla Shapiama tuvo pleno


conocimiento que el recurrente había adquirido el indicado inmueble, procedió a
inscribir la adquisición del referido inmueble que le fuera legado por quien ya no
era su propietaria, inscripción que no tiene preferencia para el derecho por haberse
efectuado de mala fe porque se hizo a sabiendas que el inmueble había sido
transferido al demandante con anterioridad; al mismo tiempo la citada
codemandada pretendió desalojar a su inquilina, siguiéndole un proceso judicial
de desalojo el cual fue desestimado;

g) Con fecha tres de octubre de dos mil dos, la codemandada Ketty Marlene Padilla
Shapiama pretendiendo desconocer su condición de propietario le interpone
demanda de nulidad de acto jurídico por la causal de simulación absoluta a fi n que
se declare nulo el contrato de compraventa que el demandante había suscrito con
Lucila Bullón Mayor con fecha veintitrés de junio del año dos mil, proceso que ha
seguido ante el 66º Juzgado de Lima, bajo el número de expediente 2002-44956-
0-0100-J-CI-66, el mismo que ha concluido con sentencia infundada de fecha
veintiocho de setiembre de dos mi cinco, confirmada por sentencia de vista de

535
fecha trece de diciembre de dos mil seis, expedida esta última por la Sexta Sala
Civil de la Corte Superior de Lima;

h) Alega que advirtiendo la codemandada Ketty Marlene Padilla Shapiama que el


derecho de propiedad del demandante sobre el indicado predio no podía ser materia
de cuestionamiento alguno, procedió a transferir el referido bien a favor de los
cónyuges Eduardo Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas de Piedra;

i) Los codemandados Eduardo Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas de Piedra


conocedores igualmente de su condición de propietario del referido inmueble en
merito al contrato de compraventa del veintitrés de junio del año dos mil, el cual
obra en Registros Públicos como parte integrante del título archivado del predio,
el mismo que fue presentado el once de abril de dos mil uno para efectos de
bloquear la partida registral, reingresado el treinta y uno de mayo del dos mil uno,
partida que en efecto fue bloqueada conforme consta del asiento D00001 de la
Partida número 44848783 del Registro de Propiedad Inmueble, han procedido
también a transferir la propiedad, esta vez a los cónyuges Luis Enrique Flores
Tantaleán y María Cecilia Martínez Burga quienes se han apersonado a su
domicilio pretendiendo que les entregue el inmueble de su propiedad.

2. el demandado Eduardo Piedra Aguirre se apersona al proceso y absuelve los


términos de la demanda, señalando lo siguiente:

a) De la Partida Electrónica número 44848783 del Registro de Propiedad Inmueble


de Lima correspondiente al predio submateria el demandado procedió a comprar
el inmueble a la persona de Ketty Marlene Padilla Shapiama quien aparecía como
propietaria y vendedora del predio, procediendo a verificar que no existían
embargos, hipotecas o anotaciones de demanda que limitaran su libre disposición,
procediendo a celebrar un contrato de compraventa y su correspondiente Escritura
Pública e inscribiendo su derecho como propietario adquiriente en el asiento
C00002 de la Partida número 44848783; y,

b) El demandante acciona judicialmente contra su persona y cónyuge sin motivo


alguno y sin pruebas deja entrever una acusación sin fundamento, más aún, si el
accionante jamás tuvo derecho de propiedad inscrito sobre el inmueble sub litis,
no adjuntando además ningún documento que acredite haber presentado
declaraciones juradas de autoavalúo y de impuestos prediales.

536
3. Por su parte, Ketty Marlene Padilla Shapiama también contesta la demanda
señalando lo siguiente:

a) Existe ausencia de voluntad en la celebración del acto jurídico efectuado por


Lucila Bullón Mayor a favor del demandante respecto del predio submateria al
existir diversas cartas notariales enviadas por la primera de las nombradas dejando
sin efecto el contrato privado suscrito entre las partes;

b) El precio de venta ha sido supuestamente pagado por el demandante no


existiendo constancia de pago ni fe de entrega de pago por la suma de cincuenta
mil soles (S/.50,000.00) conforme indica Lucila Bullón Mayor en la Carta Notarial
de fecha dieciséis de octubre del año dos mil en que se consigna que siendo el
contrato fi cticio no hubo pago alguno que pueda ser acreditado;

c) El documento que resulta a favor del demandante solo constituye un documento


privado que nunca fue elevado a Escritura Pública.

4. Luis Enrique Flores Tantaleán y María Cecilia Martínez Burga, se apersonan al


proceso y contestan la demanda argumentando lo siguiente:

a) El accionante presentó a la notaria con fecha once de julio del año dos mil uno
un contrato privado de compraventa simulada conociendo que jamás podría ser
otorgada por la supuesta vendedora pues esta ya había fallecido, no habiendo
demandado a los herederos legales de la causante el Otorgamiento de Escritura
Pública;

b) Alegan que han procedido a celebrar el contrato de compraventa con sus


codemandados, con absoluta buena fe en el convencimiento que compraban un
inmueble que no tenía ningún gravamen, carga o anotación de demanda, además
la compra se ha realizado con las personas que tenían legítimamente su derecho de
propiedad inscrito.

II. PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de primera instancia contenida en la Resolución número treinta


y siete, de fecha tres de mayo de dos mil trece, el Juez del Vigésimo Quinto

537
Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima declaró
infundada la demanda, argumentando lo siguiente:

a) El contrato de compraventa que el demandante presenta como sustento de su


pretensión no tiene como fecha cierta la del veintitrés de junio del año dos mil al
no encuadrarse dentro de ninguno de los supuestos que establece el artículo 245
del Código Procesal Civil, aclarándose en todo caso que la fecha cierta sería
computable recién a partir del mes de abril del año dos mil uno cuando el
accionante presentó la solicitud de bloqueo registral, pues hasta esa oportunidad
no había sido presentada ante funcionario público, con el agregado que nunca se
legalizó la firma de la supuesta vendedora Lucila Bullón Mayor, por lo que en
realidad no se tiene certeza de que esta haya suscrito el contrato de compraventa
que le atribuye el demandante ni menos aún que lo haya hecho el veintitrés de
junio del año dos mil o en alguna fecha anterior al cuatro de octubre del año dos
mil en que la propia Lucila Bullón Mayor otorgó el Testamento que es materia de
cuestionamiento en estos autos;

b) Se descarta que la codemandada Ketty Marlene Padilla Shapiama habría


actuado de mala fe y, por tanto, de manera inválida al haber adquirido su derecho
de propiedad con anterioridad al del demandante y por cuanto además las
connotaciones del bloqueo son muy limitadas al tener un plazo de caducidad para
poder inscribir el acto jurídico que lo motiva y poderlo hacer oponible de
conformidad con el artículo 2022 del Código Civil, al no haber el demandante
logrado inscribir el acto jurídico de compraventa a su favor;

c) El hecho que el acto jurídico de compraventa que ostenta el demandante como


título respecto del bien sub litis, no haya podido ser enervado en cuanto a su validez
por haberse declarado infundada la demanda de nulidad de acto jurídico que la
codemandada Ketty Marlene Padilla Shapiama interpuso en contra de aquel, no
significa que su título prevalezca sobre el de esta, pues para ello debió seguir en
todo caso una demanda de mejor derecho de propiedad para comparar títulos y ver
cual prevalecía al tener ambas partes títulos vigentes respecto del mismo bien;

d) En cuanto a las otras pretensiones acumuladas sobre nulidad de acto jurídico a


través de las cuales el demandante plantea la nulidad de los sucesivos actos
jurídicos de compraventa que tuvieron lugar posteriormente al referido testamento
cuestionado, el juez de la causa determinó que no existe prueba que desacredite las

538
presunciones legalmente establecidas derivadas de los principios de publicidad,
legitimación y buena fe registral pues los demandados efectuaron sus
adquisiciones sobre la base de las titularidades proyectadas por el registro y que
obran en autos.

III. SEGUNDA INSTANCIA

Mediante sentencia de segunda instancia contenida en la Resolución número


cuarenta y seis, de fecha diez de octubre de dos mil trece, de la Corte Superior de
Justicia de Lima confirmó la apelada.

Devueltos los autos para el respectivo pronunciamiento, la Cuarta Sala Civil de la


Corte Superior de Justicia de Lima mediante Resolución número cincuenta y tres,
de fecha trece de enero de dos mil quince, resuelve confirmar la sentencia apelada
por la que se declara infundada la demanda sobre nulidad de acto jurídico. La Sala
Superior sustenta su decisión señalando sustancialmente lo siguiente:

a) Si bien el demandante posee un título de propiedad respecto del inmueble


submateria, consistente en el contrato de compraventa de fecha veintitrés de junio
del año dos mil, cuya validez no se ha visto enervada judicialmente, no obstante,
el mismo no ha logrado su formalización ante Notario Público y mucho menos su
inscripción registral, no pudiendo sustentar su oponibilidad frente a terceros en
mérito al bloqueo registral inscrito el trece de julio del año dos mil uno en el asiento
D 00001 de la Partida Registral número 44848783 por cuanto en virtud a lo
dispuesto en el artículo 2 del Decreto Ley número 18278, el plazo de caducidad
del asiento de bloqueo registral es de sesenta días, caducando de manera
automática al término del plazo establecido, sin requerirse de solicitud de parte
interesada ni trámite alguno para considerar extinguidos sus efectos, conforme lo
establece el artículo 3 de la Ley número 26481 que sustituye el artículo 6 del
acotado Decreto Ley;

b) En el presente caso, los efectos del bloqueo registral que se inscribió el trece de
junio del año dos mil uno, caducaron de pleno derecho el trece de setiembre del
mismo año, habiéndose formalizado el Testamento de Lucila Ballón Mayor el
cuatro de octubre del año dos mil, es decir, casi un año antes de la inscripción del
referido bloqueo registral; en ese sentido, no puede atribuírsele a la demandada
Ketty Marlene Padilla Shapiama respecto del Testamento otorgado por Lucila

539
Ballón Mayor, una finalidad ilícita, que la ley declare nulo o por que se hayan
contravenido normas de orden público, máxime si la nulidad del testamento solo
procede por las causales que taxativamente establece la ley, entre las que no se
contempla el supuesto analizado;

c) Con relación a las adquisiciones de las sociedades conyugales conformadas por


Eduardo Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas de Piedra y por Luis Enrique
Flores Tantaleán y María Cecilia Martínez Burga, se establece que si bien Ketty
Marlene Padilla Shapiama inscribió registralmente su derecho de propiedad,
adquirido vía Testamento, el veintinueve de mayo del año dos mil dos, sin embargo
dicha inscripción se efectuó ocho meses después de que el asiento del bloqueo
registral había caducado, además, las sociedades conyugales codemandadas
adquirieron la propiedad del inmueble sub litis de los titulares de dominio que
contaban con derecho inscrito en el registro de la propiedad inmueble, no habiendo
el demandante acreditado que dichos compradores hubiesen actuado con mala fe
en su adquisición.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


veintitrés de junio de dos mil quince, del cuaderno de casación, por las causales
de:

a) Infracción normativa del artículo 1529 del Código Civil, alega que la
transferencia del inmueble de su propiedad por parte de Lucila Bullón Mayor a
favor de Ketty Marlene Padilla Shapiama cuando la primera de las nombradas ya
no era propietaria constituye un acto contrario a la ley y a las buenas costumbres,
tanto así que de producirse tal circunstancia ello constituye ilícito penal de
estelionato. La persona amparada por el derecho para transferir propiedad es su
propietario, por ello la Sala no podía dejar de reconocer y aplicar el artículo 1529
del Código Civil, de conformidad con el cual el contrato de compraventa no
requiere de “formalización ante notario”, sino que se perfecciona con la
transferencia del bien y con el pago del precio, lo cual ha ocurrido en el caso de
autos;

b) Infracción normativa del inciso 4 del artículo 219 del Código Civil, señala
que la transferencia que hizo Lucila Bullón Mayor a favor de Ketty Marlene Padilla

540
Shapiama cuando ya no era propietaria del inmueble tuvo un fi n ilícito, puesto que
el accionar de la testadora estuvo orientado a causarle un perjuicio económico y
concretamente a atentar contra su Derecho de Propiedad;

c) Infracción normativa del artículo 923 del Código Civil, sostiene que se omite
aplicar la ley pertinente al caso de autos, permitiendo la perpetuación de la
comisión del delito de estelionato, previsto en el inciso 4 del artículo 197 del
Código Penal;

d) Infracción normativa del artículo VII del Título Preliminar e inciso 3 del
artículo 122 del Código Procesal Civil, refiere que la Sala al haber considerado
como pretensión demandada la nulidad del testamento, sin haber sido postulada
como tal, ha ido más allá del petitorio y basado su decisión en hechos diversos de
los alegados por el recurrente. Lo resuelto no se sujeta al mérito de lo actuado y al
derecho; y,

e) Infracción normativa del inciso 6 del artículo 50 del Código Procesal Civil,
manifiesta que el haber distorsionado el principal documento que sustenta su
demanda consistente en su contrato de compraventa de fecha veintisiete de junio
de dos mil, que obra en el Registro Público, que forma parte del título archivado,
confundiéndolo con la caducidad del bloqueo registral. También se infringe el
Principio de Congruencia Procesal en el considerando décimo primero de la
recurrida, toda vez que al fallecer Lucila Bullón Mayor resultaba imposible que su
testamentaria de Ketty Marlene Padilla Shapiama le otorgue la escritura pública de
compraventa si esta era la principal interesada en apropiarse del inmueble de su
propiedad. Por tanto, resulta un total contrasentido que en las circunstancias
descritas en el curso del proceso pretenda la judicatura que el recurrente ostente
escritura pública e inscripción registral.

2. De primera intención, conviene establecer que este Supremo Tribunal ha


declarado procedentes los recursos de casación propuestos por infracciones
normativas tanto de orden procesal y material, por lo que, en primer término,
deberán analizarse las infracciones procesales debido a la naturaleza y los efectos
de estas, pues si merecieran amparo carecería de objeto pronunciarse respecto de
las infracciones que tienen relación con el derecho material.

541
3. En tal contexto, se tiene que el recurrente Jorge Higa Melchor denuncia la
infracción normativa del inciso 6 del artículo 50 del Código Procesal Civil,
argumentando que la sentencia recurrida ha distorsionado el documento que sirve
de sustento a su demanda consistente en el contrato de compraventa del veintisiete
de junio del año dos mil que obra en Registro Público y que forma parte del título
archivado confundiéndolo con la caducidad del bloqueo registral, además, sostiene
que se ha infringido el principio de congruencia toda vez que al fallecer Lucila
Bullón Mayor resultaba imposible que su testamentaria Ketty Marlene Padilla
Shapiama le otorgue la Escritura Pública de compraventa si esta era la principal
interesada en apropiarse del predio submateria.

4. Sobre el particular, es factible traer a colación que el derecho constitucional a


la debida motivación de las resoluciones judiciales, consagrado en el inciso 5 del
artículo 139 de la Constitución Política del Perú, concordante con el inciso 6 del
artículo 50 del Código Procesal Civil, garantiza a los justiciables que los jueces,
cualquiera sea la instancia a la que pertenezcan, expresen el proceso lógico que los
ha llevado a decidir la controversia, asegurando que el ejercicio de la potestad de
administrar justicia se realice con sujeción a la Constitución y a la Ley, pero
también con la finalidad de facilitar un adecuado ejercicio del derecho de defensa.
Este derecho constitucional también garantiza la publicidad de las razones que
tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus sentencias, resguardando a los
particulares y a la colectividad de las decisiones arbitrarias, pues obliga a los jueces
enunciar las pruebas en que sostienen sus juicios y a valorar las mismas
racionalmente.

5. Examinado los argumentos que sirven de sustento a la casual procesal


denunciada se advierte de entrada que los hechos allí señalados inciden sobre una
nueva valoración del material probatorio en relación al contrato de compraventa
de fecha veintisiete de junio del año dos mil, lo que resulta incongruente con la
naturaleza del recurso de casación por la causal in procedendo a lo que debe
agregarse que tampoco se advierte la incongruencia procesal denunciada puesto
que los argumentos de la parte considerativa de la sentencia de vista se encuentran
en correspondencia con los hechos que han sido materia de controversia; en tal
contexto, no resulta factible considerar como infracción del derecho a la debida
motivación el supuesto error en la calificación de los hechos, pues ello en todo
caso deberá ser analizado a través de las infracciones normativas que tienen
relación con el derecho material; por tal razón, debe declararse infundada la

542
alegación propuesta en el apartado e) del recurso de casación propuesto por el
recurrente.

6. Prosiguiendo con el análisis del recurso de casación del demandante, se advierte


que el recurrente también denuncia en el apartado d), la infracción del artículo VII
del Título Preliminar e inciso 3 del artículo 122 del Código Procesal Civil,
señalando que la Sala Superior ha basado su decisión en hechos diversos de los
alegados, al haber considerado como pretensión de la demanda, la nulidad del
testamento sin haber sido postulada como tal. Al respecto, debe señalarse que de
la demanda interpuesta se advierte que el recurrente ha solicitado, entre otras
pretensiones, la nulidad de la Escritura Pública de Testamento de fecha cuatro de
octubre del año dos mil otorgado por Lucila Bullón Mayor a favor de Ketty
Marlene Padilla Shapiama, consistente en la adquisición del inmueble ubicado en
la Avenida El Carmen número 685, Lote 54, Manzana D, Urbanización San Roque,
Distrito de Santiago de Surco, Lima e inscrito en el Asiento C00001 de la Partida
número 44848783, solicitud que ha sido materia de análisis y debate al interior del
proceso en merito a la prueba actuada, por lo que no se advierte la infracción
procesal denunciada en este apartado al haber las instancias de merito emitido
pronunciamiento sobre la base de la pretensión demandada; siendo esto así,
corresponde, a continuación, examinar las causales que tienen relación con el
derecho sustantivo o material.

7. Previamente, estando a que las normas materiales declaradas procedentes se


encuentran en relación con el derecho de propiedad que invoca el recurrente sobre
el bien ubicado en la Avenida El Carmen número 685, Lote 54, Manzana D,
Urbanización San Roque de Santiago de Surco Lima, este Supremo Tribunal se ve
en la necesidad de efectuar en principio algunas precisiones en relación al título de
propiedad que invoca el accionante, el Testamento por el que se ha efectuado la
transferencia de propiedad del predio sub litis a favor de Ketty Marlene Padilla
Shapiama y finalmente las sucesivas compraventas efectuadas con posterioridad
al mismo a favor de los demás codemandados.

8. Conforme se aprecia de la demanda de fojas 45, el accionante solicita la nulidad


del testamento de fecha cuatro de octubre del año dos mil, así como la nulidad de
los posteriores contratos de compraventa de fechas veintiséis de abril y uno de
agosto del año dos mil ocho respectivamente, invocando titularidad sobre el predio

543
submateria sobre la base del contrato de compraventa celebrado con Lucila Bullón
Mayor de fecha veintitrés de junio del año dos mil.

9. La Sala de Mérito para resolver la controversia en cuanto al título de propiedad


invocado por el accionante ha establecido que si bien el accionante posee un título
de propiedad del inmueble submateria consistente en un contrato de compraventa
de fecha veintitrés de junio del año dos mil, cuya validez no se ha visto debilitada
judicialmente, sin embargo considera que no se ha logrado su formalización ante
Notario Público ni mucho menos su inscripción registral. Esta argumentación,
sugiere en consecuencia establecer si dicho contrato constituye un documento
privado de fecha cierta en los términos que describe el artículo 245 del Código
Procesal Civil.

10. Conforme ha tenido oportunidad de establecer esta Suprema Sala en la


Casación número 894-2011, la fecha cierta es la constancia auténtica del momento
en que un acto jurídico se verificó. En los documentos públicos, la fecha se reputa
auténtica por la intervención del funcionario público. El problema se plantea con
respecto a los documentos privados, por cuanto estos por su propia naturaleza
extenderán su valor probatorio a terceros, a partir del momento que adquieren
fecha cierta. La solución sobre este particular la da el artículo 245 del Código
Procesal Civil, según el cual: “Un documento privado adquiere fecha cierta y
produce eficacia jurídica como tal en el proceso desde: 1. La muerte del otorgante,
2. La presentación del documento ante funcionario público; 3. La presentación del
documento ante Notario Público para que certifique la fecha o legalice las firmas;
4. La difusión a través de un medio público de fecha determinada o determinable;
y 5. Otros casos análogos. Excepcionalmente el Juez puede considerar como fecha
cierta la que haya sido determinada por medios técnicos que le produzcan
convicción (...)”.

11. Concordante con lo expuesto, el artículo 2 de la Ley del Notariado, de


aplicación al caso de autos por temporalidad de la norma, establece que el Notario
como profesional del derecho es quien está autorizado para dar fe de los actos y
contratos que ante él se celebran. Para ello formaliza la voluntad de los otorgantes,
redactando los instrumentos a los que confiere autenticidad, conserva los
originales y expide los traslados correspondientes. Su función también
corresponde la comprobación de hechos y la tramitación de asuntos no
contenciosos previstos en la ley de la materia.

544
12. En el presente caso, de la legalización efectuada por el Notario Público Manuel
Moya de la Piedra de fecha veintisiete de junio del año dos mil, respecto de las
firmas del comprador Jorge Higa Melchor y de la vendedora Lucila Bullón Mayor,
respecto del predio sub litis se advierte que el propio funcionario público certifica
que las firmas suscritas por los citados contratantes, resultan ser auténticas, Tal
notoriedad, denota a las claras que la legalización de las firmas de los contratantes
tuvo efectos jurídicos a partir del veintisiete de junio del año dos mil, por
aplicación del inciso 3 del artículo 245 del Código Procesal Civil, fecha a partir de
la cual dicho acto jurídico se constituye en documento de fecha cierta, siendo por
consiguiente sus efectos oponibles frente a terceros a partir de dicho momento.

13. En doctrina se entiende por testamento aquel acto solemne por el que una
persona dispone del todo o de una parte de sus bienes para que tenga pleno efecto
después de sus días, conservando la facultad de revocar las disposiciones
contenidas en él mientras viva. El artículo 686 del Código Civil define al
testamento como aquel documento por el que “una persona puede disponer de sus
bienes total o parcialmente para después de su muerte, y ordenar su propia sucesión
dentro de los límites de la ley y con las formalidades que esta señala”.

14. Como acto jurídico, según Lohmann Luca de Tena1, el testamento tiene las
siguientes características: i) Es un acto mortis causa, ii) Es un acto de liberalidad,
iii) Es un acto individual, personalísimo y unilateral; iv) Es un acto revocable; y,
iv) Es un acto esencialmente formal. Sobre esta última característica, Aguilar
Llanos, citando a Clemente de Diego, sostiene que el testamento es aquel acto
solemne que se encuentra ligado en su existencia y validez a una forma
determinada impuesta por la ley, forma cuyo sentido no es otra que salvaguardar
y garantizar la expresión de última voluntad del testador.

15. Lo anterior significa entonces que quien se sienta afectado con la expedición
de un testamento, solamente podrá demandar su nulidad invocando las causales
que se encuentran descritas en los artículos 808 a 814 del Código Civil, de lo que
se desprende en consecuencia que no podrá invocarse más causales que las
establecidas expresamente por ley; siendo esto así, cuando el recurrente invoca
como primera pretensión de su demanda acumulada, la nulidad del testamento de
fecha cuatro de octubre del año dos mil, por las causales previstas en los incisos 4,
7 y 8 del artículo 219 el Código Civil incurre en error de forma dado que, conforme

545
se tiene señalado, la nulidad del testamento solo procederá demandarse por las
causales arriba señaladas, de lo que se razona en consecuencia que la demanda en
este extremo deviene en improcedente y no en infundada al no haber cumplido con
impugnar el testamento dentro de las exigencias formales que se derivan de las
normas materiales precedentemente señaladas, por lo que en cuanto a este extremo
respecta, se procederá en la parte pertinente de la presente resolución a efectuar la
correspondiente rectificación.

16. Corresponde a continuación examinar las demás pretensiones acumuladas por


las que el demandante, al amparo de las causales previstas en los incisos 4, 7 y 8
del artículo 219 del Código Civil, solicita la nulidad de los actos jurídicos de
compraventa efectuados con posterioridad al Testamento otorgado mediante
Escritura Pública de fecha cuatro de octubre del año dos mil, que en este caso se
encuentran constituidos por la Escritura Pública de compraventa de fecha
veintiséis de abril del año dos mil ocho otorgada por Ketty Marlene Padilla
Shapiama a favor de los cónyuges Eduardo Piedra Aguirre y esposa, así como la
Escritura Pública de compraventa de fecha uno de agosto del año dos mil ocho
otorgada por estos últimos a favor de Luis Enrique Flores Tantaleán y esposa.

17. La doctrina define al acto jurídico como un hecho jurídico voluntario, lícito,
con manifestación de la voluntad y efectos queridos que responden a la intención
común de las partes, es decir, se trata de una conducta humana que produce efectos
jurídicos precisos y previstos en la ley; concepto incorporado en el artículo 140 del
Código Civil por el que se define al acto jurídico como la manifestación de
voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas, y
que requiere para su validez: agente capaz, objeto física y jurídicamente posible,
fi n lícito y observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.

18. En cuanto al requisito de fin lícito, el inciso 3 del artículo 140 del Código Civil
reconoce en efecto a este elemento como aquel requisito de validez del acto
jurídico como la causa fi n que persiguen las partes en una relación contractual.
Aníbal Torres Vásquez, sostiene que la expresión causa fi n es utilizado en nuestro
medio para referirse a la finalidad perseguida por quien realiza un acto jurídico; en
este caso, la causa fi n viene a ser un requisito de validez del acto por cuanto el fi
n perseguido es la causa de que se realice el acto. Comenta el autor nacional que
el Código Civil vigente es eminentemente causalista al imponer el requisito de la
causa fi n como elemento autónomo de los otros requisitos para la validez del acto

546
jurídico. Congruente con lo expuesto, el inciso 4 del artículo 219 del Código Civil
preceptúa que el acto jurídico será nulo cuando su fi n sea ilícito; esta norma hace
alusión, como ya se dijo, a la finalidad del acto jurídico, la misma que exige que
sea lícito, pues este no puede servir de instrumento para realizar efectos
antisociales, por ello, el legislador quiso aludir a la finalidad del acto como
repercusión social y económica del negocio celebrado.

19. Vidal Ramírez3 señala, por su parte, que el fi n lícito consiste en la orientación
que se le dé a la manifestación de voluntad, esto es, que ésta se dirija, directa y
reflexivamente a la producción de efectos jurídicos, los cuales, obviamente, deben
ser amparados por el Derecho objetivo. Pero si la manifestación de voluntad no se
dirige a la producción de efectos jurídicos que puedan recibir tal amparo, por
cuanto la intención del o de los celebrantes que le da contenido, tiene una finalidad
ilícita, es que se produce la nulidad absoluta del acto.

20. Partiendo de este análisis previo, esta Suprema Sala considera que la cuestión
controvertida a ser dilucidada en este caso es determinar si los actos jurídicos
conformados por los contratos de compraventa de fechas veintiséis de abril y uno
de agosto del año dos mil ocho suscritos entre los codemandados adolecen o no de
la causal de fi n ilícito a que se contrae el inciso 4 del artículo 219 del Código
Civil, para cuyo efecto corresponde establecer si existió el propósito de los
codemandados de perjudicar el derecho de propiedad del accionante adquirido
mediante contrato de compraventa de fecha veintitrés de junio del año dos mil.

21. Analizando los fundamentos de la infracción normativa material contenida en


el inciso 4 del artículo 219 del Código Civil declarada procedente, se advierte que
las instancias de mérito han establecido que las sociedades conyugales
codemandadas han adquirido la propiedad del predio sub litis de los titulares de
dominio que contaban con derecho inscrito, además que no se acredita que los
compradores hubiesen actuado de mala fe; no obstante, esta Suprema Sala no
comparte dicha argumentación por cuanto a la fecha en que la codemandada Ketty
Marlene Padilla Shapiama transfiere el predio submateria a favor de los
codemandados Eduardo Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas de Piedra
(veintiséis de abril del año dos mil ocho), la vendedora conocía o debía presumir
razonablemente que el citado predio no era de su titularidad, en razón a los
siguientes hechos: i) Ketty Marlene Padilla Shapiama en el año dos mil dos (esto
es, con anterioridad a la venta efectuada a favor de Eduardo Piedra Aguirre y

547
Cristina Pompeya Salas de Piedra) interpuso demanda de desalojo contra Tula
Carbajal Mayor, quien era hasta ese momento arrendataria del hoy demandante,
proceso judicial que finalmente quedó desestimado (fojas 156-157); ii) En ese
mismo año (dos mil dos), la referida codemandada Ketty Marlene Padilla
Shapiama inicia un proceso judicial de nulidad de acto jurídico contra el hoy
demandante solicitando la nulidad del contrato de compraventa fecha veintitrés de
junio del año dos mil otorgado por Lucila Bullón Mayor a favor del mismo
demandante respecto del predio submateria, proceso judicial que finalmente fue
declarado infundado en ambas instancias jurisdiccionales (fojas 29 a 34) y con la
calidad de firme según resolución de fojas 35.

22. Asimismo, en relación a los compradores resulta meridianamente razonable


que los posteriores compradores Eduardo Piedra Aguirre, Cristina Pompeya Salas
de Piedra, Luis Enrique Flores Tantaleán y María Cecilia Martínez Burga debían
conocer o presumir razonablemente que el bien que estaban adquiriendo en aquella
fecha (dos mil dos), tenía como titular y poseedor al demandante y no a la
vendedora Ketty Marlene Padilla Shapiama en razón que un mínimo de diligencia
obliga a cualquier comprador a verificar el estado actual del bien que adquiere,
esto es, comprobar si el inmueble a adquirir se encuentra desocupado o por lo
menos ocupado por su real vendedor. A ello se debe agregar que el contrato de
compraventa a favor del demandante aparece en registros públicos integrando el
título archivado que sirve de sustento al bloqueo registral inscrito en el asiento
D00001, desde el trece de julio del año dos mil uno, esto es, con anterioridad a los
contratos de compraventa de fechas veintiséis de abril y uno de agosto del año dos
mil ocho, en consecuencia, se infiere que los posteriores compradores tuvieron
conocimiento del citado bloqueo registral o en su caso presumir razonablemente
que el predio submateria tenía a dicha fecha como titular al demandante o, en el
peor de los casos, que existían divergencias en cuanto a la titularidad del predio
sub litis; y si bien el bloqueo registral ha caducado, dicha situación no debilita ni
varía la validez y eficacia del referido contrato de compraventa por cuanto la
transferencia de la propiedad del predio se agotó con la manifestación de la
voluntad de las partes según el sistema consensual que rige nuestro Código Civil,
debiendo además acotarse que no se aprecia que el citado título archivado haya
sido materia de cuestionamiento en sede judicial o extrajudicial. Por las mismas
razones, dichas circunstancias alcanzan igualmente a los posteriores compradores
Luis Enrique Flores Tantaleán y María Cecilia Martínez Burga, pues resultaba
además previsible que una diligencia ordinaria en estos últimos obligaba a verificar

548
el estado del bien que en su momento estaban adquiriendo, de lo que se razona en
consecuencia que la vendedora Ketty Marlene Padilla Shapiama así como los
posteriores compradores han actuado con manifiesta mala fe al momento de
adquirir el predio sub litis, por lo que se ha incurrido en causal de nulidad por fi n
ilícito que describe el inciso 4 del artículo 219 del Código Civil.

23. En el sentido precedentemente expuesto, aun cuando los codemandados


Eduardo Piedra Aguirre, Cristina Pompeya Salas de Piedra, Luis Enrique Flores
Tantaleán y María Cecilia Martínez Burga han sostenido en su contestación de
demanda que ellos celebraron el contrato de compraventa con absoluta buena fe
en el convencimiento que compraban un inmueble que no tenía ningún gravamen,
además que la compra se ha realizado con las personas que tenían su derecho de
propiedad inscrito en Registros Públicos, los fundamentos que sirven de sustento
a la presente resolución ponen en evidencia lo contrario, pues conforme a los
argumentos descritos en los considerandos precedentes se advierte la existencia de
un fin ilícito en los codemandados con el ánimo de perjudicar el derecho de
propiedad del demandante así como una mala fe en el actuar de los mismos, por lo
que se determina que, en este caso en concreto, la voluntad de las partes estuvo
claramente encaminada por un interés contrario al ordenamiento jurídico,
configurando así la causal de nulidad prevista en el inciso 4 del artículo 219 del
Código Civil por fin ilícito.

24. Siendo ello así, se evidencia que la decisión adoptada por las instancias de
mérito, de declarar infundada la demanda de nulidad de acto jurídico, resulta
errada, pues las consideraciones expresadas en los párrafos precedentes evidencian
que, por el contrario, los contratos de compraventa contenidos en las escritura
públicas del veintiséis de abril y uno de agosto del año dos mil ocho, se encuentran
viciados de nulidad, por adolecer de fi n ilícito, razones por las cuales corresponde
declarar fundado el recurso de casación por la infracción al inciso 4 del artículo
219 del referido cuerpo legal, resolviendo el conflicto en sede de instancia, por
tratarse de una norma de derecho material.

V. DECISION

Que, estando a las consideraciones que anteceden y a lo dispuesto en el artículo


396 del Código Procesal Civil declararon:

549
FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el demandante Jorge Higa
Melchor (fojas 846); y, en consecuencia, CASARON la sentencia de vista
contenida en la Resolución número cincuenta y tres, de fecha trece de enero de dos
mil quince (fojas 832) expedida por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima. Actuando en sede de instancia, REVOCARON la sentencia
apelada contenida en la Resolución número treinta y siete, de fecha tres de mayo
de dos mil trece (fojas 605), en el extremo que declara infundada la demanda sobre
nulidad de Escritura Pública de Testamento de fecha cuatro de octubre del año dos
mil otorgado por Lucila Bullón Mayor a favor de Ketty Marlene Padilla Shapiama,
consistente en la adquisición del inmueble ubicado en la Avenida El Carmen
número 685, Lote 54, Manzana D, Urbanización San Roque, Distrito de Santiago
de Surco, Lima e inscrito en el Asiento C00001 de la Partida número 44848783;
la misma que REFORMÁNDOLA declararon IMPROCEDENTE en cuanto a
dicho extremo. REVOCARON la referida sentencia apelada, en los extremos que
declara infundada la demanda de nulidad de las Escrituras Públicas de fechas
veintiséis de abril y uno de agosto del año dos mil ocho, inscritas en los asientos
C00002 y C00003 de la citada partida, respectivamente; y, REFORMÁNDOLA
Declararon FUNDADO dichos extremos; en consecuencia; declararon NULO el
acto jurídico de compraventa contenido en la Escritura Pública de fecha veintiséis
de abril del año dos mil ocho otorgado por Ketty Marlene Padilla Shapiama a favor
de Eduardo Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas de Piedra; y, NULO el acto
jurídico de compraventa contenido en la Escritura Pública de fecha uno de agosto
de dos mil ocho otorgado por Eduardo Piedra Aguirre y Cristina Pompeya Salas
de Piedra a favor de los cónyuges Luis Enrique Flores Tantaleán y María Cecilia
Martínez Burga, con lo demás que contiene. DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el diario oficial El Peruano; en los seguidos por Jorge Higa
Melchor contra Ketty Marlene Padilla Shapiama y otros, sobre nulidad de acto
jurídico; y los devolvieron. Integra esta Sala el Juez Supremo Señor Sánchez
Melgarejo por impedimento de la Jueza Suprema Señora Cabello Matamala.
Ponente Señor Romero Díaz, Juez Supremo.

SS. ROMERO DÍAZ, DE LA BARRA BARRERA, SÁNCHEZ


MELGAREJO, CÉSPEDES CABALA, TORRES VENTOCILLA

550
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL TRANSITORIA

CAS. 556-2016, AREQUIPA

SUMILLA: La escritura pública objeto de nulidad ha sido autorizada por el


demandante con la finalidad de conseguir que la asociación emplazada, en vía de
regularización, le transfiera el predio sub litis; lo que de manera efectiva ha
ocurrido mediante un acto jurídico que no ha sido en ningún modo desconocido o
impugnado en su validez y eficacia. Por lo que, no se ha probado la causal de fin
ilícito, prevista en el inciso 4 del artículo 219 del Código Civil.

Lima, treinta de mayo de dos mil dieciséis.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número quinientos cincuenta y
seis - dos mil dieciséis; en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y producida
la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

II. HECHOS:

1. el demandante Rufino Chipana Gonzales y María Calapuja de Chipana solicitan


como pretensión principal se declare la nulidad del acto jurídico de compraventa
contenido en la escritura pública de fecha 12 de abril de 2004, y como pretensión
accesoria, peticionan la cancelación de su inscripción registral. Como fundamentos
de su pretensión señalan que:

a) Con fecha 15 de octubre de 1994, la Asociación Ferial Siglo XX, hoy


denominada Asociación Ferial Siglo XX Gran Plataforma Andrés Avelino
Cáceres, adquiere mediante contrato de compraventa de sus propietarios
primigenios José Luis Quiroz Salas y Elizabeth Cano Luque de Quiroz, un terreno
con un área de 486.00 m2, que luego se identifica como sub lote 1D.

b) Los recurrentes esposos en el año 1992, adquieren de los esposos José Luis
Quiroz Salas y Elizabeth Cano Luque de Quiroz, mediante contrato de
compraventa, un terreno de 80.08 m2; inmueble que forma parte del sub lote 1D;
formalizando dicho acto jurídico vía regularización mediante escritura pública

551
número 1847 de fecha 08 de febrero de 2002, asignando al área adquirida como 1-
D2; sección que a la vez se subdivide en dos sub lotes, que precisamente uno de
esos sub lotes es la adquirida por los recurrentes y el otro cuya área es de 39.17
m2, es transferida por los esposos José Luis Quiroz Salas y Elizabeth Cano Luque
de Quiroz a favor de los esposos Segundino Fortunato Puma Cusi y Florendia
Humalla Farfan de Puma, mediante contrato de compraventa contenida en la
escritura pública n.° 1986 de fecha 26 de febrero de 2002.

c) Mediante escritura pública número 1431 de fecha 19 de octubre de 2001, se


celebra un contrato de compraventa sobre subdivisión e independización; acto
jurídico otorgado por los esposos José Luis Quiroz Salas y Elizabeth Cano Luque
Quiroz, a favor de la Asociación Ferial Siglo XX; instrumento público mediante
el cual el sub lote 1D se subdivide en sublote 1-D1, su área rectificada 510.13 m2,
y el sub lote 1-D2 con un área 213.17 m2; en dicho sub lote se encuentra ubicada
las áreas adquiridas por los demandantes.

d) Como no se podía inscribir en los Registros Públicos el área de terreno adquirido


en el sub lote 1-D por la Asociación demandada (486 m2, rectificada a 510.13 m2),
los recurrentes esposos Chipana - Calapuja (80.8 m2) y los esposos Puma -
Humalla (39.17 m2) proceden a suscribir un documento denominado Convenio y
Autorización con fecha 14 de abril de 2004, en la que participan Rufino Chipana
Gonzales, Segundino Fortunato Puma Cusi y José Luis Quiroz Salas; mediante
dicho convenio se autoriza al señor José Luis Quiroz Salas para que formalice la
transferencia del total del sub lote 1-D a favor de la Asociación Ferial Siglo XX,
para que ésta a su vez regularice la titulación a favor de los esposos Chipana -
Calapuja y esposos Puma - Humalla.

e) Que, los esposos Quiroz - Cano al celebrar el contrato de compraventa de fecha


12 de abril de 2004, a favor de la Asociación Ferial Siglo XX por el total del
inmueble materia de litis, ha transgredido los artículos 923, 1529 y 1549 del
Código Civil, que son normas de orden público, pues nadie puede válidamente
transferir un bien que ya no es de su propiedad. Caso contrario, el acto jurídico de
compraventa sobre bien ajeno deviene en nulo, por ser contrario a las normas de
orden público, objeto jurídicamente imposible y causa ilícita.

2. La Asociación Ferial Siglo XX de la Plataforma Andrés Avelino Cáceres


contesta la demanda, sosteniendo que:

552
a) Respecto a que los demandantes han efectuado la compra de 80 m2, que forma
parte del bien inmueble de su propiedad, es un hecho que desconoce.

b) En cuanto a que mediante escritura pública número de fecha 08 de febrero de


2002, hayan efectuado la compraventa de un área de 80 m2, que forma parte del
bien inmueble que ha adquirido en propiedad, es un hecho que desconoce y que ha
tomado conocimiento a razón de la demanda de prescripción adquisitiva de
dominio iniciada por el demandante [Expediente N° 03675-2012].

c) Que nunca realizó ningún trámite de inscripción en los Registros Públicos sobre
la compraventa y sub división descrita en la escritura pública número 1431 de
fecha 19 de octubre de 2001, ya que su representada tenía siempre ha intención de
hacer la adquisición total del predio, lote 1D, por los fines comerciales, debido a
que ese terreno iba a ser destinado para playa de estacionamiento desde el año
1999.

d) Referente a que el señor Quiroz Salas sabía que el demandante había adquirido
un área del sub lote 1D, aparentemente es cierto, porque figura la firma del mismo
en la escritura de venta; respecto a que su representada sabia de ese hecho es
totalmente falso, ya que el denominado convenio y autorización es de fecha
posterior a la firma de la compra venta que realizara, siendo imposible que hubiera
conocido de ese hecho.

d) Si bien es cierto que actualmente los demandantes están en posesión de una


determinada área, esto lo hacen en calidad de asociados, en favor de anteriores
directivos que les han permitido tremendo atropello a los bienes de su
representada.

3. José Luis Quiroz Salas y María Elizabeth Cano Luque De Quiroz, contestan la
demanda, argumentando que:

a) Que, es verdad que el inmueble inscrito en la partida número 11035323, signado


como sub lote 1D, fue de propiedad de los recurrentes.

b) No entienden por qué la Asociación Ferial Siglo XX, hoy denominada


Asociación Ferial Siglo XX Gran Plataforma Andrés Avelino Cáceres, pretende

553
desconocer los derechos de propiedad de los demandantes mediante la acción
judicial de reivindicación.

c) La única defensa que sustentan en el presente proceso es aportar los hechos


reales. El acto jurídico de compraventa objeto de nulidad se suscribió con la única
finalidad de regularizar registralmente la titularidad de quienes ostentan la
propiedad en el inmueble, previa autorización de sus propietarios (contenida en el
convenio de fecha 14 de abril de 2004), ya que los recurrentes nunca tuvieron la
intención de transferir a favor de la Asociación Ferial Siglo XX la totalidad del
predio antes referido, por lo mismo que con anterioridad ya se había transferido
parte del inmueble a favor de los esposos demandantes (80.08 m2), conforme se
advierte de la escritura pública número 1847 de fecha 08 de febrero de 2002, y a
favor de los esposos Segundino Fortunato Puma Cusi y Florencia Humalla Farfán
de Puma (39.17 m2), conforme se advierte de la escritura pública número 896 de
fecha 25 de febrero de 2002.

II. PRIMERA INSTANCIA

mediante sentencia de fecha 28 de abril de 2015, declara fundada en parte la


demanda de nulidad de acto jurídico, por las causales de fin ilícito y simulación
absoluta; e infundada por las causales de ser contraria a la norma del orden público
y objeto jurídicamente imposible. En consecuencia, nula la escritura pública de
fecha 12 de abril de 2004, respecto del inmueble inscrito en la partida número
11035323 del Registro de Propiedad Inmueble de la Zona Registral número XII
Sede Arequipa; ordenándose la cancelación del asiento registral 00001, Rubro C,
de la partida 11035323. El Juez de la causa determina principalmente:

a) Respecto a la causal de ser contrario a las normas de orden público: que, los
codemandantes al desarrollar sus fundamentos no han identificado el hecho ni
circunscrito la norma imperativa sobre la cual se deba discernir si el acto jurídico
del cual se pretende su nulidad, es contrario a las leyes o al orden público.

b) En cuanto a la causal de objeto jurídicamente imposible: que, la compraventa


realizada entre José Luis Quiroz Salas y María Elizabeth Cano Luque de Quiroz a
favor de la Asociación Ferial Siglo XX, hoy denominada Asociación Ferial Siglo
XX Gran Plataforma Andrés Avelino Cáceres, se realizó sobre un bien
jurídicamente posible.

554
c) En el presente caso se está ante la venta de un predio totalmente ajeno, porque
si bien es cierto mediante la escritura pública número 2211 de fecha 12 de abril de
2004, se llevó a cabo la compraventa entre los esposos José Luis Quiroz y María
Elizabeth Cano Luque a favor de Asociación Ferial Siglo XX, hoy denominada
Asociación Ferial Siglo XX Gran Plataforma Andrés Avelino Cáceres, sobre el
inmueble signado como sub lote 1D, con un área de 723.30 m2, cabe advertir que
de autos se desprende que sobre el terreno antes descrito, se celebró con
anterioridad un contrato de compraventa, que obra en la escritura pública número
1847 de fecha 08 de febrero de 2002, entre José Luis Quiroz Salas y su esposa
María Elizabeth Cano Luque de Quiroz a favor de Rufino Chipana Gonzales y
María Calapuja de Chipana (codemandantes). Por tanto, al celebrarse el contrato
de compraventa sub litis, el predio que fue objeto de enajenación era parcialmente
ajeno a los propietarios, porque estos transfirieron anteriormente a los
codemandantes 80.08 m2 el inmueble objeto de litis, razón por la cual no se podía
efectuar la venta del bien es su totalidad.

d) Sobre la simulación absoluta: Lo que se pretendía al suscribir el acto jurídico


materia de demanda no era la transferencia de la propiedad del bien inmueble,
contrario sensu, la finalidad era lograr regularizar la titulación de los mismos; que,
en dicho documento la Asociación Ferial Siglo XX, se comprometió a formalizar
la titulación de Segundo Fortunato Puma Cusi y Rufino Chipana Gonzales, en vista
que éstos dieron facilidades; mas no se describe expresamente que hayan cedido
sus derechos de propiedad a favor de los codemandados; por lo cual, el acto en sí
constituye un acto simulado entre las partes. Apelación de sentencia

III. SEGUNDA INSTANCIA

Mediante sentencia del 21 de diciembre de 2016, la Primera Sala Civil de la Corte


Superior de Justicia de Arequipa, resuelve revocar la sentencia apelada y declarar
infundada la demanda, argumentando que:

a) Los Jueces Superiores determinaron que el acto jurídico de compra venta objeto
de nulidad, ha sido autorizado por los demandantes mediante el convenio
respectivo, con la finalidad de conseguir que dicha Asociación transfiera el sub
lote 1D-2 a los demandantes; lo que efectivamente ha ocurrido mediante la
escritura pública celebrada por la Asociación a favor de los actores; lo que conlleva

555
a establecer que la causal de fi n ilícito no se ha probado. Además, precisaron que
el acto jurídico sub litis, tampoco puede contener una causa falsa o simulada,
porque su celebración ha sido consentida por las partes, como un medio de
conseguir registralmente, que los actores formalicen eficazmente su adquisición y
pueda ser objeto de inscripción registral; previa regularización en la Municipalidad
y el Registro de la subdivisión efectuada.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


14 de noviembre de 2016, del cuaderno de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa de los artículos I del Título Preliminar, 122 inciso 3,


197 y 200 del Código Procesal Civil y del artículo 138 de la Constitución
Política del Estado; precisa que la Sala Superior no obstante de haber considerado
que el acto jurídico de compraventa ha sido autorizado por los demandantes,
mediante el convenio respectivo, con la finalidad de conseguir que Asociación
demandada en vía de regularización transfiera el sub lote 1D-2 a los demandantes,
ha concluido que la demanda es infundada; agrega, que la recurrida no está
debidamente motivada pues únicamente contiene una motivación subjetiva.

b) Infracción normativa de los artículos 219 incisos 4 y 5, 923, 1529 y 1549 del
Código Civil y del artículo 70 de la Constitución Política del Estado; alega que
la sentencia de vista ha inaplicado las normas denunciadas, debido a que la primera
escritura pública sobre los 80.05 m2 no ha sido declarada nula judicialmente,
resultando válido, siendo de aplicación lo dispuesto por el artículo 219 incisos 4 y
5 del Código Civil; sostiene que de haberse apreciado los artículos en comento la
decisión judicial sería distinta. Afirma que habiéndose determinado que los
esposos demandados Quiroz - Cano han transferido mediante el acto jurídico de
compraventa del 08 de febrero de 2002, el bien materia de litis a favor de los
accionantes, ya no podían transferir bajo ningún título la totalidad del inmueble;
en consecuencia, al celebrar el contrato de compraventa a favor de la Asociación
Ferial Siglo XX Gran Plata Forma Andrés Avelino Cáceres, por el total del
inmueble, se han transgredido los artículos 923, 1529 y 1549 del Código Civil; de
tal manera, que el acto materia de autos es nulo por ser contrario a las normas de
orden público, objeto jurídicamente imposible y causa ilícita. Sostiene que en el
documento denominado convenio y autorización de fecha 14 de abril de 2004 no

556
participan las esposas de los señores José Luis Quiroz Salas, Rufi no Chipana
González y Segundo Fortunato Puma Chusi; por lo tanto, no se puede hablar de
una autorización válida; más aún, teniendo en cuenta que los esposos Quiroz -
Cano tenían pleno conocimiento que parte del inmueble materia de litis (80.5 m2)
es de propiedad del recurrente y su esposa desde el año 1992, lo cual es reconocido
por los demandados en el documento denominado convenio y autorización de
fecha 14 de abril de 2004; siendo prueba de ello que los demandantes ejercen su
derecho de propiedad en forma plena, habiendo construido en dicha área y pagando
el impuesto predial; por lo que la asociación demandada no puede alegar ser
propietaria de la totalidad del inmueble; debiéndose tener en cuenta además que el
acto jurídico de compraventa a favor de los demandantes no ha sido declarado nulo
o inválido, surtiendo toda eficacia.

Señala que la intención del acto jurídico materia de nulidad era lograr la
regularización de la titulación de ambas personas contratantes con la Asociación
Ferial Siglo XX Gran Plata Forma Andrés Avelino Cáceres, para que éste a su vez
regularice a ambos (entre ellos el demandante) otorgándoles escritura pública; es
decir, existe un compromiso de formalizar titulación del recurrente, más no se
describe que haya cedido sus derechos de propiedad entre las partes; por lo que el
acto es uno simulado, siendo prueba de ello que el recurrente ejerce su derecho de
propiedad y cumple sus obligaciones como tal.

2. Que, según lo establecido en el artículo 384 del Código Procesal Civil,


modificado por el artículo 1 de la Ley número 29364, el recurso de casación tiene
por fines esenciales la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto
y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia
(finalidad nomofiláctica y uniformizadora, respectivamente); precisado en la
Casación N° 4197- 2007/La Libertad12 y Casación N° 615-2008/Arequipa; por
tanto, este Tribunal Supremo, sin constituirse en una tercera instancia procesal,
debe cumplir su deber de pronunciarse acerca de los fundamentos del recurso, por
las causales declaradas procedentes.

3. Antes de ingresar a analizar las infracciones normativas denunciadas, se debe


proceder a agruparlas y a precisar las que mayor relevancia tienen con la
problemática jurídica suscitada en el presente caso; por lo que, en orden a las
disposiciones de naturaleza procesal se tienen las siguientes: artículos I del Título
Preliminar, 122 inciso 3, 197 y 200 del Código Procesal Civil; y las de orden

557
material tratan sobre los artículos 219 incisos 4 y 5, 923, 1529 y 1549 del Código
Civil y 70 y 138 de la Constitución Política del Estado.

4. Se debe precisar que en la presente ejecutoria suprema sólo se analizarán las


causales de fi n ilícito y simulación absoluta; extremos que fueron impugnados en
la sentencia de vista y sirvieron para revocar y declarar infundada la demanda de
nulidad de acto jurídico. En ese sentido, la controversia se circunscribe en
determinar si la escritura pública número 2211 de fecha 12 de abril de 2004,
otorgada por los esposos José Luis Quiroz Salas y María Elizabeth Cano Luque de
Quiroz a favor de la Asociación Ferial Siglo XX, actualmente denominada
Asociación Ferial Siglo XX Gran Plataforma Andrés Avelino Cáceres, respecto
del inmueble inscrito en la partida número 11035323 del Registro de Propiedad
Inmueble de la Zona Registral número XII Sede Arequipa, es nula por presentar
las causales de fi n ilícito y simulación absoluta.

5. En ese contexto, al analizar las infracciones normativas denunciadas referidas a


los artículos I del Título Preliminar, 122 inciso 3, 197 y 200 del Código Procesal
Civil, confrontado con lo actuado en el proceso, no se evidencia afectación alguna
de los valores normativos referidas al derecho a la tutela jurisdiccional efectiva,
motivación de las resoluciones judiciales, valoración de la prueba e improbanza de
la pretensión.

6. Ello es así, porque a través de la tutela jurisdiccional efectiva se garantiza que


todo justiciable tenga el derecho a acudir al órgano jurisdiccional, a través de un
proceso donde se le brinden un conjunto de derechos y garantías mínimas en su
desarrollo, y que lo resuelto sea efectivo; sin embargo, ello no implica que se dé la
razón necesariamente al peticionante, sino que éste pueda ejercer sus derechos en
el proceso con libertad y en un plano de igualdad14, formando un “escudo” ante
las posibles arbitrariedades, lo que da lugar al “debido proceso”; todo lo cual, en
este caso, ha sido respectado de manera amplia, pues el actor, ha estado en
condiciones de articular los medios de defensa y ofrecer las pruebas necesarias
para promover sus intereses, y contradecir las afirmaciones de los demandados
sobre la pretensión de nulidad del acto jurídico en mención, así como ha estado
habilitado para interponer los recursos impugnatorios que autoriza el Código
Procesal Civil, frente a las decisiones que consideró adversas.

558
7. Asimismo, mediante la motivación de las resoluciones judiciales, se garantiza
el derecho y deber de obtener una resolución judicial motivada de forma correcta,
el que tiene como principio básico, el de congruencia procesal, que exige la
relación de identidad entre la decisión y los puntos controvertidos, esto es, en
estricto, la relación de correspondencia que debe haber entre lo que se pide y
resuelve en su dimensión objetiva, subjetiva y fáctica, por medio del cual se
controla al órgano jurisdiccional, que desde la perspectiva de la motivación interna
y externa, haya justificado el por qué emite una decisión en determinado sentido.
Por ello, no son admisibles los agravios de la recurrente, porque la decisión
contenida en la sentencia de segunda instancia ha observado los imperativos de la
motivación desde la perspectiva interna, al establecer el silogismo jurídico y
concluir que en este caso no se presenta las causales de nulidad por fi n ilícito o
simulación absoluta, así como, desde la fase externa, ha justificado su decisión.
Además, no resulta estimable en lo que se refiere a la valoración de la prueba, por
cuanto, se verifica que el órgano jurisdiccional sí realizó la valoración conjunta de
los medios probatorios aportados al proceso.

8. Al haberse descartado las denuncias de orden procesal, corresponde analizar las


de naturaleza sustantiva. Con relación al artículo 219 incisos 4 y 5 del Código
Civil, referido a las causales de fi n ilícito y simulación absoluta. En concreto, por
medio de esta norma se establece que el acto jurídico es nulo cuando la causa es
ilícita o resulta contraria a las normas imperativas o a las buenas costumbres. En
tanto, se establece que por simulación absoluta se aparenta celebrar un acto
jurídico, cuando realmente no existe la voluntad para hacerlo, por tanto, para que
ello se presente se requiere de la existencia de tres presupuestos: (1)
disconformidad entre la voluntad real y la manifestación; (2) concierto entre las
partes para producir el acto simulado; y (3) el propósito de engaño. 5.8. En tal
contexto, de los hechos probados y que sirvieron de insumo fáctico a la Sala
Superior para desestimar la demanda en cuanto a los referidos supuestos jurídicos,
no se aprecia de forma suficiente y solvente, la concurrente de los presupuestos
fácticos de las normas jurídicas mencionadas.

9. Ello es así, porque el acto jurídico de compra venta objeto de nulidad, celebrado
entre los esposos José Luis Quiroz Salas y María Elizabeth Cano Luque de Quiroz
a favor de la Asociación Ferial Siglo XX, actualmente denominada Asociación
Ferial Siglo XX Gran Plataforma Andrés Avelino Cáceres, ha sido autorizado por
los demandantes mediante el convenio de fecha 14 de abril de 200416, con la

559
finalidad de conseguir que dicha Asociación en vía de regularización transfiera el
sub lote 1D-2 a los demandantes; lo que de manera efectiva ha ocurrido mediante
la escritura pública número 878 de fecha 02 de julio de 2009, celebrada por la
asociación a favor de los actores; acto jurídico que no ha sido en ningún modo
desconocido o impugnado en su validez y eficacia. Por lo que, no se ha probado la
causal de fi n ilícito, prevista en el inciso 4 del artículo 219 del Código Civil.

10. Que, de igual manera, tampoco se advierte que el acto jurídico sub litis, puede
contener una causa falsa o simulada, porque su celebración ha sido consentida por
las partes, como un medio de conseguir registralmente, que los actores formalicen
eficazmente su adquisición y pueda ser objeto de inscripción registral; al extremo
que la citada escritura pública de fecha 02 de julio de 2009, contiene en su parte
final inserto el acuerdo mencionado, lo cual determina que los suscribientes (los
ahora accionantes Rufino Chipana Gonzales y María Calapuja de Chipana)
verificaron el contenido y alcance de dicho instrumento por su lectura,
ratificándose sin modificación alguna y procediendo a firmar; dejando constancia
inclusive en el mencionado documento que el adjudicatario (los ahora
demandantes) ha cedido a la asociación parte de la sección que recibió del señor
José Luis Quiroz Salas, para facilitar la adjudicación. Por ello, lo antes anotado,
demuestra que la interposición de la presente demanda, resulta ser un esfuerzo
infructuoso por revertir una situación jurídica en la que se colocó el demandante
por su propia voluntad.

11. Por tanto, cabe desestimar la infracción normativa de orden material referida a
la no configuración de la nulidad de la escritura pública sub litis, por lo que, resulta
infructuoso hacer un análisis sobre el resto de las causales referidas a los artículos
923, 1529 y 1549 del Código Civil y 70 y 138 de la Constitución Política del
Estado, debido a que estas normas no tienen relación directa con lo que es materia
de proceso y discusión. 5.12. En tal virtud, corresponde desestimar el recurso de
casación de conformidad con el artículo 397 del Código Procesal Civil.

V. DECISIÓN

Por tales consideraciones declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por el demandante Rufino


Chipana Gonzales; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de fecha

560
21 de diciembre de 2015, expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Arequipa. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución
en el Diario Oficial “El Peruano”, conforme a Ley; en los seguidos por Rufino
Chipana Gonzales y maría Calapuja de Chipana contra José Luis Quiroz Salas y
otros, sobre nulidad de acto jurídico; y los devolvieron. Interviene como ponente
la Jueza Suprema señora Tello Gilardi.

S.S. TÁVARA CÓRDOVA, TELLO GILARDI, DEL CARPIO


RODRÍGUEZ, CALDERÓN PUERTAS, SÁNCHEZ MELGAREJO

561
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL SUPREMA

CAS. 3212-2016, LIMA

SUMILLA: El testamento es un acto de disposición patrimonial mortis causa que


opera mediante la institución de heredero o la atribución de legado.

Lima, dieciocho de julio de dos mil diecisiete.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número tres mil doscientos doce
del año dos mil dieciséis, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y
producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente sentencia:

I. HECHOS

1. La demandante Reina Herminia Cuadros Retamozo viuda de Vásquez y su hijo


José Ángel Vásquez Cuadros, interponen demanda de nulidad de acto jurídico,
solicitando se declare nulo y sin valor legal el testamento que por escritura pública
otorgó el causante José Ángel Vásquez Cárdenas, con fecha 19 de marzo de 1998,
el cual obra inscrito en la Partida Registral N°4906521; asimismo, se anulen y
cancelen los asientos en los cuales se registró dicho acto jurídico, fundamentando
en:

a) Por Resolución Ministerial del 24 de julio de 1946, expedida de acuerdo con la


Ley N°10272 y el Decreto Supremo Reglamentario del 18 de julio de 1946, se
aprobó la lotización del terreno de propiedad fiscal, ubicada en la Urbanización
prolongación Avenida Benavides, distrito de Miraflores, formado por la Mz
número dos, entre las calles cuatro y cinco y la Avenida Panamericana, que en
cumplimiento del reglamento de Urbanizaciones fue cedido al estado por la
Urbanización nombrada, por Escritura Pública del 28 de febrero de 1946. El
indicado terreno tenía un área de 5,185.39 metros cuadrados.

b) El causante José Ángel Vásquez Cárdenas, compró al Supremo Gobierno, el


lote número once de 247 metros cuadrados; dicha compra puede verificarse de la
undécima cláusula del testimonio de escritura Pública de compraventa de fecha 14

562
de octubre de 1946, en la cual se fijó el precio de S/.3,372.50 soles oro, pagaderos
en sesenta mensualidades. Con fecha 17 de noviembre de 1951, se le otorgó al
causante José Vásquez Cárdenas, la respectiva escritura de cancelación. El
causante adquirió dicha propiedad como soltero, conforme las reglas establecidas
en el Código Civil de 1936.

c) José Ángel Vásquez Cárdenas, tuvo tres matrimonios, siendo su último cónyuge
la demandante y procreo diez hijos. El único inmueble al momento de fallecer el
causante (04 de julio de 2003), es, el ubicado en Avenida Roosevelt (Ex República
de Panamá, ex Panamericana) N° 5846-5848 Miraflores.

d) Posteriormente la demandante toma conocimiento que su extinto cónyuge había


dejado su testamento por escritura pública con fecha 19 de marzo de 1998. En el
segundo párrafo del quinto punto de sus disposiciones testamentarias, se lee
textualmente: “declaro que es mi voluntad que el terreno ubicado en la
Urbanización. San Borja, distrito de Santiago de Surco, Provincia y Departamento
de Lima, quede para su esposa Reina Herminia Cuadros Retamozo y para sus hijos
Juan José, José Antonio y José Ángel Vásquez Cuadros”.

e) Señala que dicho terreno es inexistente, como lo han podido verificar tanto en
la Municipalidad de Santiago de Surco, como en la Municipalidad de San Borja,
el único inmueble que tenía su ex cónyuge es el que se ha señalado en Miraflores.
Agrega que en sus últimos años de vida, se le diagnóstico demencia senil, por tanto
al momento de redactar el testamento materia de nulidad, no estaba con entera
lucidez.

f) Finalmente, manifiesta que el testamento materia de nulidad, no tiene validez,


por haberlos dejado fuera de toda la herencia del causante.

2. Los demandados Filiberto Moisés Vásquez Collado y José Segundo Vásquez


Collado, Rosa Elena Vásquez Collado y Felipa Vásquez Collado, absuelven el
traslado de la demanda, negándola y contradiciéndola en todos sus extremos,
señalando lo siguiente:

a) Su extinto padre José Ángel Vásquez Cárdenas, en condición de soltero y


mediante escritura pública de préstamo hipotecario y construcción de fecha 27 de
agosto de 1968, suscribió con la Asociación Nacional de Vivienda de los

563
Servidores del Estado, la adquisición del lote de terreno número seis de la Mz W,
de la Urbanización “Vista Alegre”, Distrito de Surco - Lima. Habiendo cancelado
el préstamo mediante contrato privado de fecha 22 de julio de 1981, cuya
cancelación corre inscrita en el asiento cinco, fojas trescientos tres del tomo 1814
del Registro de la Propiedad Inmueble de Lima.

b) Posteriormente, su causante mediante escritura pública de compraventa del 08


de mayo de 1995, con la intervención de la demandante vende el inmueble antes
referido por el precio de cincuenta y tres mil dólares americanos (US$ 53,000.00).
Dicho dinero fue dispuesto ilegalmente por la demandante, haciendo depósitos en
diferentes cuentas a su libre disposición.

c) Ocho meses después de realizada la venta del inmueble de Surco, los hijos de la
demandante (medios hermanos de los demandados) Juan José, José Antonio y José
Ángel Vásquez Cuadros, todos estudiantes universitarios, sin trabajo y viviendo
de los ingresos de su causante, domiciliados todos en Avenida República de
Panamá N° 5848 Miraflores, adquieren un terreno con frente a la Calle A, lote 2,
Mz C, Proyecto de la Urbanización Tradiciones de Monterrico, por el precio de
veintinueve mil dólares americanos (US$/. 29,000.00) y que cancelan de la
siguiente manera: Dieciséis mil dólares americanos, mediante cheque de Gerencia
del Banco de Crédito a la firma de la minuta, el 31 de enero de 1996; y trece mil
dólares americanos, según refieren a la firma de la escritura pública, pero fue
cancelado antes de la conclusión de la toma de firmas, conforme se desprende de
la escritura pública respectiva. Este inmueble fue adquirido con el dinero de la
venta que realizó su fallecido padre del inmueble de Surco.

d) Antes de su deceso, el causante tenía plena convicción de que el terreno de 300


metros cuadrados ubicado en el distrito de Santiago de Surco, era de su propiedad,
porque había sido adquirido con su dinero.

e) Sobre la supuesta incapacidad del causante, el notario no hace referencia a dicho


estado al momento de la suscripción del testamento, por tanto este hecho queda
desvirtuado. Además, en las evoluciones médicas, no se hace referencia a ninguna
incapacidad.

3. Se nombró curador procesal de la demandada Naldi Esther Vásquez a don Carlos


Hernández Toulier, quien procede a contestar la demanda, señalando lo siguiente:

564
a) Señala que el acto jurídico constituido por el testamento otorgado por don José
Ángel Vásquez Cárdenas y que contiene la escritura pública cuestionada, no
adolece de nulidad que lo invalide por haberse realizado en estricta observancia
con las formalidades que el Código Civil exige y por cuanto no se ha aprobado en
el caso de autos, que se haya alterado la voluntad del testador, razón por la cual la
demanda debe ser declarada infundada.

II. PRIMERA INSTANCIA

Luego del trámite procesal correspondiente, el señor Juez del Vigésimo Octavo
Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima,
mediante resolución de fecha 16 de marzo de 2015, obrante a fojas mil quinientos
noventa y nueve, emitió sentencia declarando infundada la demanda interpuesta
por la recurrente, sobre nulidad del testamento otorgado mediante escritura
pública, bajo los siguientes fundamentos:

a) Analizando los actuados judiciales, seguidos por Filiberto Moisés Vásquez


Collado contra Juan José Vásquez Cuadros, José Ángel Vásquez Cuadros, José
Antonio Vásquez Cuadros y Alejandro Cárdenas Obregón y su cónyuge Gloria
Leonor Chumbes Espinoza, sobre nulidad de acto jurídico, conforme copia de la
demanda, obrante a fojas mil cuatrocientos treinta, proceso judicial que fue
sentenciado con fecha 13 de julio de 2010, declarándose fundada en parte la
demanda, nulos los actos jurídicos por la causal de simulación, los contenidos en
las escrituras de fecha 07 de febrero de 1996, la del 16 de marzo de 2001 y la de
fecha 30 de diciembre de 2003, relativos al inmueble ubicado en la Calle A, lote
2, de la Mz “C” de la Urbanización “Tradiciones de Monterrico”, Distrito de
Santiago de Surco, inscrito en la Ficha número 19430 y continuada en la Partida
número 44598167 y del Registro de Propiedad Inmueble de Lima y nulos además
los Asientos C0001 y C0002 de la Partida 44598167, donde corren inscritas tanto
la escritura pública del 16 de mayo de 2001 y la de fecha 30 de diciembre de 2003,
decisión judicial que fue confirmada por el Colegiado mediante la sentencia de
vista de fecha 15 de julio de 2011, en cuyos considerandos señalan que, el contrato
preparatorio suscrito por la actora y esposa del causante, doña Reina Herminia
Cuadros Retamozo, quien pagó un adelanto de tres mil dólares americanos y que,
si bien es verdad, el contrato de compraventa fue suscrito por los tres hermanos
Vásquez Cuadros e hijos a su vez de la demandante, también lo es que, el vendedor,
don Alejandro Cárdenas Obregón en su manifestación rendida ante la Policía

565
Nacional DIRINCRI, con fecha 11 de marzo de 2005, y con presencia del
representante del Ministerio Público, manifestó que la persona que le pagó por el
terreno fue la señora Reina Herminia Cuadros Retamozo de Vásquez y que ese
terreno lo iba a comprar a nombre de sus hijos.

b) Siendo ello así, está acreditado que el terreno de 300 metros cuadrados, del cual
hacía referencia el causante en el punto tercero de las disposiciones testamentarias
situado en el distrito de Santiago de Surco, era el mismo predio que, su señora
esposa había adquirido con el producto de la venta del bien inmueble ubicado en
la Urbanización. “Vista Alegre” y por el cual se abonó la cantidad de cincuenta y
tres mil dólares americanos y que si bien es verdad, el lote de terreno situado en la
Calle A, lote 2, de la Mz “C” de la Urbanización “Tradiciones de Monterrico”,
Santiago de Surco, fue adquirido por sus hijos Juan José, José Antonio y José
Ángel Vásquez Cuadros mediante contrato de compraventa celebrado con don
Alejandro Cárdenas Obregón, dicho negocio jurídico ha sido declarado nulo.

c) Por tanto, la afirmación de la parte demandante respecto de la inexistencia del


lote de terreno, carece de todo fundamento fáctico, en atención a lo manifestado
por la codemandante en la declaración de parte invocada y en los fundamentos
expuestos por el Colegiado en la sentencia de vista recaída en el proceso civil de
nulidad de acto jurídico.

III. SEGUNDA INSTANCIA:

La Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, mediante resolución


de fecha 21 de junio de 2016, de fojas mil setecientos cincuenta y seis, confirma
la sentencia apelada, bajo los siguientes argumentos:

a) La alegada imposibilidad física o jurídica denunciada por los demandantes se


encuentra debidamente desvirtuada, por cuanto se advierte que el causante al dejar
testamento consideró sus propiedades, incluyendo a todos sus herederos al efectuar
la debida repartición de la herencia, y no como alegan los demandantes en su
desmedro; aún más, teniendo en cuenta que como bien se ha establecido en vía
judicial, el propio codemandante (José Ángel Vásquez Cuadros) suscribió contrato
simulado para adquirir el predio ubicado en el Lote de Terreno número dos de la
Manzana C, Urbanización Tradiciones Monterrico, Surco, pretendiendo
desconocer que quien realmente lo adquirió fue su padre don José Ángel Vásquez

566
Cárdenas, pues fue comprado con su peculio producto de la venta del inmueble
ubicado en la Urbanización Vista Alegre- Surco (bien propio del causante).

b) De otro lado, la alegada incapacidad para testar de don José Ángel Vásquez
Cárdenas, se encuentra debidamente desvirtuada, por cuanto de la revisión de los
actuados se advierte que a fojas quinientos seis y quinientos siete obran Poderes
fuera del Registro de fechas 18 de enero de 2003 y 19 de octubre de 2001, fechas
posteriores al Testamento de fecha 19 de marzo de 1998, mediante el cual don José
Ángel Vásquez Cárdenas otorga poder a doña Reina Herminia Cuadros Retamozo
de Vásquez a fin que pueda hacer el cobro de sus pensiones y/o todo derecho que
le corresponda con respecto a ello; en consecuencia, es manifiestamente
incongruente que por un lado señalen los demandantes que en el año 1998 el
causante era un incapaz para testar, y que sin embargo haya otorgado poderes
válidos en los años posteriores a favor de la propia demandante para que cobre su
pensión.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


31 de enero de 2017, obrante a fojas mil setecientos setenta y ocho del cuaderno
de casación, por las causales de:

a) Infracción normativa del artículo 139, inciso 5, de la Constitución Política


del Estado, así como del artículo 50, inciso 6, del Código Procesal Civil. Arguye
que la sentencia recurrida se basa en la sentencia de vista expedida en el proceso
número 6860-2005, sobre nulidad de acto jurídico, conforme se desprende del
considerando sexto de la resolución. En tal sentido, siendo ello así, al declararse la
nulidad del contrato por el cual el causante adquirió un inmueble ubicado en la
Urbanización Tradiciones de Monterrico, solo puede concluirse que al momento
de su fallecimiento no poseía el indicado inmueble, por lo que no podía
transmitirlo, de lo que sigue que la sentencia resulta contradictoria pues expresa
que el bien si ha sido transmitido.

b) Infracción normativa del artículo 686 del Código Civil. Indica que el suponer
que el causante creía que era propietario de un bien ubicado en el distrito de
Santiago de Surco, no puede servir de sostén para convalidar el testamento materia
de nulidad.

567
2. En principio, debe señalarse que el recurso de casación civil tiene por fines
esenciales alcanzar la adecuada aplicación del derecho objetivo y la uniformidad
de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia, conforme así lo
dispone el artículo 384 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número
29364. Por ello la Corte Suprema, mediante el control de las decisiones
jurisdiccionales, debe evaluar si el Juez de mérito aplicó o no correctamente el
derecho.

3. En el caso de autos, al haberse declarado procedente las denuncias sustentadas


en vicios in procedendo como vicios in iudicando, corresponde efectuar en primer
término el análisis de la causal procesal, toda vez que de resultar fundada ésta,
dada su incidencia en la tramitación del proceso y su efecto nulifi cante, carecería
de sentido emitir pronunciamiento respecto de la causal material.

4. En tal sentido, el Derecho al Debido Proceso, consagrado en el inciso 3 del


artículo 139º de la Constitución Política del Estado, comprende a su vez, entre
otros derechos, el de obtener una resolución fundada en derecho, mediante las
sentencias en las que los jueces y tribunales expliciten en forma sufi ciente las
razones de sus fallos, con mención expresa de los elementos fácticos y jurídicos
que los determinaron, norma que resulta concordante con lo preceptuado por los
incisos 3 y 4 del artículo 122º del Código Procesal Civil y el artículo 12º de la Ley
Orgánica del Poder Judicial. Del mismo modo, debe precisarse que la exigencia de
la motivación suficiente, prevista en el inciso 5 del referido artículo constitucional,
garantiza que el justiciable pueda comprobar que la solución del caso concreto
viene dada por una valoración racional de los elementos fácticos y jurídicos
relacionados al caso y no de una arbitrariedad por parte del juez; de allí, que una
resolución que carezca de motivación suficiente no sólo vulnera las normas legales
citadas, sino también principios de rango constitucional.

5. De igual manera, el Tribunal Constitucional estableció que: “El derecho a la


debida motivación de las resoluciones importa pues, que los órganos judiciales
expresen las razones o justificaciones objetivas que la llevan a tomar una
determinada decisión. Esas razones, por lo demás, pueden y deben provenir no
sólo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los propios
hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso. A mayor abundamiento,
el Tribunal, en distintos pronunciamientos, ha establecido que el derecho a la
debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable

568
frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones judiciales no se
encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos
objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso.

6. Analizando los argumentos procesales de la recurrente, descritos en el acápite


a), se verifica que los mismos, no cuestionan únicamente la motivación que debe
contener la sentencia recurrida, sino los aspectos de fondo de la controversia, como
es la nulidad del testamento otorgado por escritura pública de fecha 19 de marzo
de 1998; por lo cual, dichos argumentos, deben ser contestados de manera
conjunta, con los fundamentos de fondo de la causal sustantiva, puntualizados en
el acápite b).

7. En ese sentido, el artículo 686º del Código Civil, establece que: “Por el
testamento una persona puede disponer de sus bienes, total o parcialmente, para
después de su muerte, y ordenar su propia sucesión dentro de los límites de la ley
y con las formalidades que ésta señala”. El testamento es un acto de disposición
patrimonial mortis causa que opera mediante la institución de heredero o la
atribución de legado.

8. Analizando los argumentos casatorios expuestos en los acápites a) y b), la


recurrente sostiene que al haberse declarado nulo el contrato por el cual el causante
adquirió un inmueble ubicado en la Urbanización Tradiciones de Monterrico, el
indicado bien, no podía transmitirlo; asimismo, creerse propietario de un bien, no
puede servir de sostén para convalidar el testamento materia de nulidad. Al
respecto, esta Sala Suprema de autos aprecia lo siguiente: 5.1. El causante José
Ángel Vásquez Cárdenas, en su condición de viudo y mediante Escritura Pública
de contrato de préstamo hipotecario y construcción de fecha 27 de agosto de 1968,
adquirió de la Asociación Nacional de Vivienda de los Servidores del Estado
(VIPSE), el lote de terreno N° 6 de la Mz W, de la Urbanización “Vista Alegre”,
Distrito de Surco, Provincia y Departamento de Lima; habiendo cancelado el
préstamo mediante contrato privado de fecha 22 de julio de 1981. 5.2. El
adquiriente, junto con la demandante Reina Herminia Cuadros Retamozo (ya
estaban casados), mediante escritura pública de compraventa de fecha 08 de mayo
de 1995, decidieron vender la propiedad antes referida, por el precio de cincuenta
y tres mil dólares americanos ($53,000.00), a los señores Carlos Rafael Velásquez
Neyra, su esposa Dora Agueda Reyes del Mar, conforme aparece de la escritura
pública, obrante a fojas cientos setenta y siete. 5.3. Asimismo, aparece de la

569
escritura pública de fecha 07 de febrero de 1996, obrante a fojas mil trescientos
setenta y siete, que los hijos de la demandante Juan José, José Antonio y José Ángel
Vásquez Cuadros, adquirieron el terreno con frente a la Calle A, lote 2 de la Mz
“C” Proyecto de Urbanización “Tradiciones de Monterrico”, Distrito de Santiago
de Surco- Lima, de un área de 296.50 metros cuadrados, de sus antiguos
propietarios Alejandro Cárdenas Obregón y esposa. 5.4. Sin embargo, la
transferencia antes referida, ha sido cuestionada por Filiberto Moisés Vásquez
Collado (hijo del causante), en un proceso de nulidad de acto jurídico, seguido
contra sus medios hermanos Juan José, José Antonio y José Ángel Vásquez
Cuadros, sosteniendo que dicha adquisición, ha sido simulada, pues los
compradores, a la fecha de la compraventa, no tenían la capacidad para adquirir
una propiedad de veintinueve mil dólares americanos, sino que realmente la
impugnante, pagó la totalidad del precio, con dinero del causante, producto de la
venta del predio ubicado “Vista Alegre”, Distrito de Surco. 5.5. Este proceso, de
nulidad de acto jurídico, terminó con sentencia, contenida en la Resolución N° 69
de fecha 13 de julio de 2010, obrante a fojas mil cuatrocientos setenta y ocho, la
misma que quedó confirmada, mediante Resolución N° 08-II de fecha 15 de julio
de 2011, de fojas mil cuatrocientos noventa, declarándose fundada la pretensión
de Filiberto Moisés Vásquez Collado, concluyendo ambas instancias, que la
accionante fue quien realmente compró el inmueble referido en el numeral 3), con
el dinero de la venta que realizó el causante de su propiedad ubicada en la
Urbanización “Vista Alegre”, Distrito de Surco, Provincia y Departamento de
Lima, en perjuicio de los demás herederos del causante José Ángel Vásquez
Cárdenas.

9. Conforme lo expuesto, no es cierto lo alegado por la recurrente en su denuncias


casatorias, pues lo que se anuló fue la compraventa del inmueble sito en la Calle
A, lote 2 de la Mz C Proyecto de Urbanización “Tradiciones de Monterrico”,
Distrito de Santiago de Surco- Lima, de un área de 296.50 metros cuadrados, el
cual se celebró a favor de los hijos de la demandante Juan José, José Antonio y
José Ángel Vásquez Cuadros, acto jurídico, donde no intervino el causante, a pesar
que el dinero utilizado para la transferencia, provino de la venta del predio sito en
“Vista Alegre” Distrito de Surco, propiedad de este, conforme se ha concluido en
el proceso de nulidad de acto jurídico. En consecuencia, si bien la propiedad
ubicada en “Tradiciones de Monterrico”, fue adquirida mediante simulación, entre
la demandante y sus hijos, a fi n de perjudicar la legitima de los otros herederos
del causante, lo cierto es que este, cuando otorgó su testamento, tenía plena

570
seguridad de la existencia del inmueble antes referido, pues conocía que dicho bien
había sido adquirido con la venta realizada de su predio “Vista Alegre”, lo cual
plasmó en la quinta cláusula de su testamento materia de nulidad.

10. Sobre la imposibilidad de que el causante pueda transmitir su propiedad


ubicada en “Tradiciones de Monterrico”, por haberse declarado nulo; sobre este
extremo, como bien se ha sostenido en el considerando que precede, si bien la
propiedad antes referida, nunca estuvo a nombre del causante José Ángel Vásquez
Cárdenas, sino a nombre de sus hijos, habidos con la demandante; sin embargo, no
había impedimento para que el causante pueda disponer en su testamento que la
propiedad ubicada en la Calle A, lote 2 de la Mz C Proyecto de Urbanización
“Tradiciones de Monterrico”, Distrito de Santiago de Surco- Lima, se la dejaba
como herencia a la demandante y a sus hijos habidas con ella, pues se adquirió con
su dinero, lo cual fue establecido claramente en la tercera y quinta cláusula del
referido documento.

V. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 397 del


Código Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante Reina


Herminia Cuadros Retamozo viuda de Vásquez de fecha 20 de julio de 2016,
obrante a fojas mil setecientos setenta y ocho; en consecuencia, NO CASARON
la sentencia de vista de fecha 21 de junio de 2016, de fojas mil setecientos
cincuenta y seis, expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Lima. 5.2. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario
Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos con Filiberto Moisés
Vásquez Collado y otros, sobre nulidad de acto jurídico; y los devolvieron. Por
licencia del señor Juez Supremo Távara Córdova, integra esta Suprema Sala la
Jueza Suprema señora, Céspedes Cabala. Intervino como ponente, el señor Juez
Supremo Sánchez Melgarejo.

SS. HUAMANÍ LLAMAS, DEL CARPIO RODRÍGUEZ, CHAVES


ZAPATER, SÁNCHEZ MELGAREJO, CÉSPEDES CABALA

571
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. 4673-2015, AREQUIPA

SUMILLA: Habiéndose establecido la falta de discernimiento de dicha persona,


no es posible dilucidar su mala fe, pues esta tiene como sustento una persona que
puede distinguir entre lo correcto y lo inadecuado.

I. HECHOS

1. el demandante Jacinto Tomas Chacca Paja, interpone demanda de nulidad del


acto jurídico de compraventa contenido en la escritura pública de fecha dos de julio
de dos mil nueve, celebrada por su hijo Edwin Thomas Chacca García con la
demanda Isabel Zúñiga Arias, alegando que:

a) Su hijo es una persona incapaz que sufre de esquizofrenia y que debido a dicha
enfermedad no puede valerse por si mismo ya que se trata de persona
absolutamente incapaz.

b) Señala que inició un proceso de interdicción civil bajo el expediente N°2009-


1678, siendo su estado el de expedir sentencia (actualmente culminado, con
sentencia fundada).

II. PRIMERA INSTANCIA

mediante sentencia de primera instancia de fecha cuatro de diciembre de dos mil


catorce, declaró fundada la demanda de nulidad de acto jurídico, alegando:

a) del medio probatorio constituido en el expediente 1678-2009 sobre interdicción,


obra la sentencia N°236-2011- FC, mediante la que se declaró la interdicción civil
de Edwin Thomas Chacca García, sentencia que fue confirmada, refiriendo que en
el considerando cuarto el juez que conoció la causa estableció que el demandado
Edwin Thomas Chacca García era incapaz mentalmente conforme al inciso 2 del
artículo 43 del Código Civil, motivo por el cual el acto jurídico controvertido se
encuentra incurso dentro de la causal de nulidad de agente absolutamente incapaz.

572
III. SEGUNDA INSTANCIA

Elevados los autos, en mérito a la apelación interpuesta contra la sentencia de


primera instancia, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa resolvió confirmando la sentencia de primera instancia, absolviendo los
fundamentos del recurso de apelación. La Sala Superior sostiene:

a) Que el demandante interpone la demanda por su propio derecho y en ejercicio


de la facultad atribuida por el primer párrafo del artículo 220 del Código Civil.

b) Del contrato privado de compraventa materia de litigio, no se advierte que el


demandante haya recibido dinero alguno de la recurrente.

c) No está en discusión el acto jurídico celebrado por Edwin Chacca García con la
anterior propietaria Hortensia Nélida Chacca.

d) La declaración de interdicción del demandado Edwin Thomas Chacca García


se efectuó por sentencia del veintiuno de setiembre de dos mil diez, confirmada
por sentencia de vista del catorce de noviembre de dos mil once. Esto es, un año
después de la celebración del acto jurídico materia de nulidad y tres meses después
de la interposición de la demanda. Sin embargo, del informe número 13162 del 31
de mayo de 2005, del Certificado Médico del 27 de octubre de 2009 y del Informe
Médico HCL 13162 del 10 de junio 2010, se concluye que el hecho que Edwin
Thomas Chacca García haya sido declarado incapaz absoluto por sentencia del 21
de setiembre de 2010, en modo alguno implica que a partir de dicha fecha recién
lo sea, pues según la prueba actuada en el proceso de interdicción, la afectación a
la salud mental del codemandado data desde aproximadamente el año dos mil
cinco.

IV. RAZONAMIENTO DE LA CORTE SUPREMA:

1. El recurso de casación fue declarado procedente mediante resolución de fecha


cinco de julio de dos mil dieciséis, del cuaderno de casación.

2. La recurrente considera que se ha aplicado indebidamente el artículo 219.2 del


código civil, norma que prescribe que el acto jurídico es nulo cuando se haya
practicado por persona absolutamente incapaz. Conforme, se refiere en el recurso

573
de casación, ello no ha ocurrido porque la declaración de interdicción fue efectuada
con fecha posterior a la suscripción de la compraventa, siendo también que Edwin
Thomas Chaca García realizó, antes del acto jurídico que se cuestiona, una
compraventa que no se cuestiona.

3. Sobre el punto señalado en el considerando anterior debe señalarse lo que sigue:


1. La incapacidad absoluta a la que alude el artículo 219.2 del código civil se
encuentra vinculada con lo expuesto en el artículo 43 del mismo cuerpo legal,
fundamentalmente, en este caso, con su inciso segundo, que prescribe que es
incapaz absoluto quien se encuentra privado por cualquier causa de
discernimiento. 2. Conforme, reiterada doctrina ha señalado, discernir
jurídicamente es diferenciar entre hacer o no hacer algo y conocer si ese “algo” es
bueno o malo, o distinguir entre el bien y el mal, lo lícito o lo ilícito, lo que está o
no permitido, lo que beneficia o es perjudicial. La norma aludida no precisa alguna
específica causa, de allí que Fernández Sessarego considere que la falta de
discernimiento puede deberse no solo por enfermedad mental, sino que puede ser
ocasionado por cualquier causa, siendo lo relevante que el agente no pueda
discernir. 3. En esa perspectiva, para que exista dicha incapacidad no es necesario
que previamente exista declaración de interdicción, pues lo que se tiene en cuenta
es la falta de discernimiento y no la interdicción declarada. 4. Así las cosas, si bien
es cierto que la declaración de interdicción de Edwin Thomas Chacca García se
hizo con fecha posterior a la presentación de la demanda de nulidad de acto
jurídico, no es menos verdad, como así lo ha expuesto el fallo impugnado, que los
medios probatorios que se actuaron en dicho proceso resultan relevantes a efectos
de determinar la capacidad del señor Chacca García, pues ellos proporcionan data
sobre su estado mental. 5. En efecto: (i) la Historia Clínica 13162 y el Informe
Psiquiátrico HCL 13162, de fecha 10 de junio de 2010 (fojas ciento veinticuatro
del expediente acompañado), señalan que Edwin Thomas Chacca García presenta
trastorno esquizofreniforme e ideas obsesivas compulsivas, cuadro que dicho
informe lo data con seis años de antigüedad (esto es, en el 2004), agregándose,
además, que el señor Chacca García tiene cambio en su conducta, retraimiento
social, habla solo, es incoherente, disgregado y manifiesta que lee el pensamiento
de otras personas. (ii) El informe psicológico de fecha treinta y uno de mayo de
dos mil cinco (fojas ciento veintinueve del expediente acompañado) concluye que
Edwin Thomas Chacca García presenta una personalidad con rasgos paranoides
con síntomas compatibles con un trastorno obsesivo compulsivo. (iii) La
declaración del psiquiatra José Alvarado Aco de echa siete de junio de dos mil diez

574
(fojas ciento diecinueve del expediente acompañado), quien evaluó a Edwin
Thomas Chacca García, indicó que el mismo “no es capaz de hacerse cargo de su
propia persona ni administrar sus bienes, ni firmar ningún documento”. 6. En tal
sentido pese a que la declaración de interdicción de Edwin Thomas Chacca García,
fue declarada con fecha posterior a la presentación de la demanda de este proceso,
no puede soslayarse que en aquel proceso se ha dado a conocer que la incapacidad
que éste presentaba es con fecha muy anterior al acto jurídico materia de nulidad,
comprobándose que Edwin Thomas Chacca García no poseía la capacidad de
discernir. 7. Debe indicarse aquí: (i) Que los medios probatorios evaluados forman
parte de un expediente judicial y en él se ha emitido sentencia que ha definido
históricamente determinados hechos y sus consecuencias jurídicas, por lo que
gozan de la calidad de cosa juzgada, en virtud de lo dispuesto en el artículo 123
del código procesal civil; (ii) Que los medios probatorios actuados en otros
procesos tienen eficacia probatoria, conforme lo dispone el artículo 240 del código
procesal civil; y (iii) Que en procesos de este tipo hay que recurrir a pruebas
indiciarias y que ello supone la existencia de: (i) un hecho conocido; (ii) un hecho
desconocido; y (iii) “una inferencia lógica por medio de la cual partiendo del hecho
conocido se logre con certeza o probabilidad, deducir el hecho que pretendíamos
conocer”. (iv) En el presente proceso, determinándose la enfermedad de Edwin
Thomas Chacca García y la antigüedad de sus lesiones, se puede colegir con
seguridad que al momento de suscribir la compraventa no podía discernir lo que le
convenía, a lo que además debe añadirse que, por propia declaración de la
demandada5, no le canceló lo adeudado a Chacca García, sino a su padre, Jacinto
Tomas Chacca Paja, lo que solo puede explicarse (en el contexto aquí explicado)
si consideraba que Edwin Thomas Chacca García era incapaz de recibir el pago.
Cabe agregar que aquí solo se examina esta declaración asimilada de la recurrente
y sus consecuencias para la demanda aquí entablada y no las obligaciones
subsecuentes que pudieran existir, lo que debe ventilarse en otro proceso.

4. Se ha cuestionado también la inaplicación del artículo 229 del Código Civil; de


manera específica se sostiene que Edwin Thomas Chacca García actuó de mala fe
ocultando el estado de su salud. Se trata de invocación a norma jurídica que no
puede ser aplicada al presente caso, dado que, habiéndose establecido la falta de
discernimiento de dicha persona, no es posible dilucidar su mala fe, pues esta tiene
como sustento una persona que puede distinguir entre lo correcto y lo inadecuado.

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5. Por último, la recurrente expresa que no se ha cuestionado el acto jurídico
celebrado entre el incapaz Edwin Thomas Chacca García con Hortensia Nélida
Chacca García (anterior propietaria del inmueble). Sobre tal tema debe indicarse
que ello no forma parte de la materia de debate y punto controvertido de este
proceso, pero además que no existe pretensión jurídica sobre tal punto, de forma
tal que no es posible emitir decisión al respecto.

6. Atendiendo a lo expuesto debe declararse infundado el recurso de casación


planteado, por no haberse infringido ninguna de las normas jurídicas denunciadas.

V. DECISIÓN

Por estas consideraciones y conforme a lo establecido en el artículo 396 del Código


Procesal Civil, declararon:

INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandada Isabel Zúñiga


Arias, contra la sentencia de vista de fecha primero de setiembre de dos mil quince;
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, conforme a Ley; en los seguidos por Jacinto Tomas Chacca Paja, sobre
nulidad de acto jurídico; y los devolvieron; interviniendo como ponente el señor
Juez Supremo Calderón Puertas.

SS. TELLO GILARDI DEL CARPIO RODRIGUEZ RODRIGUEZ


CHAVEZ CALDERON PUERTAS, DE LA BARRA BARRERA

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