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Erick Juma

Laboratorio avanzado: Teoría y Crítica


2018-06-25
Rosita: Un retrato de la memoria

A partir de un film de 8mm, la directora intenta contarnos sobre su tía Rosita de


quien heredó su nombre. Durante el film observamos varias entrevistas, fotos, de personas
que conocieron a Rosita mientras intenta establecer que las dos son muy diferentes. Al final
del film, la directora termina reconociendo una característica en común que tienen ambas;
el baile. Rosita al final termina siendo un documental-ensayo muy personal y emotivo por
la construcción de la memoria acerca de su tía, a través de su madre, tías, amigos del barrio
y observando la película antigua donde estaba el discurso y fiesta de graduación de Rosita.

A mi forma de ver, la narrativa del documental se fue construyendo junto con el


montaje, pero el tema de la película se nota desde el principio. La puesta en escena del
cuarto de Rosita, las personas a las que entrevista, fueron pensadas desde el principio. La
voz en off acompaña de manera directa a la idea de que, a pesar de tener el mismo nombre,
son personas opuestas. Todo esto a mi forma de ver ya fue premeditado por una escaleta en
donde ya estuvo pensado todas estas cuestiones, y también lo que dice la voz en off esta
escrita de una forma emotiva, directa que acompaña al espectador.

A mí el documental fue de agrado, en especial por el juego emocional que te


transmitía con cada diálogo, cada recuerdo. No es fácil realizar un film que abarca temas
personales, pero se logra establecer la memoria de Rosita y la directora logra encontrar su
propia identidad. Me pareció acertado el uso del material de archivo y de cierta forma
queda rescatado ese material ya que observamos a Rosita en su discurso, en su fiesta, a la
final todo cae en inmortalizar ese recuerdo.

La crítica que he realizado no es tan objetiva como las anteriores, pero si me es


importante recalcar que las emociones transmitidas por el documental me provoco el
pensar, reflexionar acerca de nuestra identidad y el no dejar olvidar la memoria. Nuestros
nombres no valen nada sin los actos que realiza uno mientras vive. Construir nuestra
identidad propia con el tiempo e ir desvaneciendo la idea de lo que la gente quiere de uno.
Al final son mis pensamientos acerca de Rosita, y como en el film: nuestros nombres
vienen marcados con un destino, y el destino de ambas era conocerse y quedar marcado en
un documental.

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