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LAS PARÁBOLAS DEL CORAZÓN

Juan Carlos López Rodríguez

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El misterio del corazón…

Ningún aspecto más importante para la persona y,


paradójicamente, más desconocido como el
corazón humano.

Cuando me refiero al corazón, hablo de la realidad


interior del ser humano; de la afectividad íntima; de
la fuente que manan, tanto el amor y la poesía,
como la miseria humana.

El corazón es nuestra misma interioridad personal,


es el mando presente y consciente que nos hace
ser la persona única y diferente que somos; es la
característica que nos permite asegurar que somos,
esencialmente, los mismos de hace unos años; el
corazón es lo que propiamente constituye el “yo”;

El corazón es la razón por la cual somos capaces


de elegir; de ahí que la libertad es una conquista
suya; por esa libertad podemos responder. La
decisión es una respuesta personal por la que el ser
humano responde. La experiencia psicológica de
poder escoger esto o aquello basta para reconocer
que la voluntad es libre y no está sujeta fatalmente
a las pasiones.

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Al hablar del corazón y de la libertad, podemos
pensar en el corazón como en una especie de
“órgano” de la conciencia y la voluntad humana.

La voluntad es un apetito humano, es espiritual, es


racional. Pero no se puede decir que la experiencia
de la voluntad humana sea tan fría o automática
como la que tendría un obediente esclavo que se
somete sin más a la inteligencia, sino más bien se
parece a la entrega de una amante esposa que
aunque actúa con fuerza y motivación propias, con
sus razones y pasiones, sale al encuentro del
esposo. En todos los casos más bien hay una
suerte de diálogo interno y de concierto.

La persona toma decisiones y vive gracias al


corazón, pero a veces en la búsqueda del bien éste
parece que lo conduce a lugares donde no quisiera
ir; por eso aunque parece que lo conocemos y
mandamos a través de él, en realidad es mucho
más lo que ignoramos de sus venas profundas, de
sus resortes internos y de sus mecanismos
inconscientes.

Cuando falla el corazón, éste se muestra brutal,


como en los que no tienen compasión y no
muestran ningún asomo de misericordia, o en
aquellas personas ayunas de esperanza o de
ánimo, el grupo que forman los que se
“descorazonan”.

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En nuestra era hemos redescubierto el papel del
corazón en la integración del conocimiento y el
saber: La sabiduría recibe tal nombre porque el
saber le sabe sabroso al corazón.

El aprendizaje significativo tiene sentido porque


está acompañado de un gozo simple y profundo,
como el que estaba presente en el “eureka” de
Arquímedes.

No obstante que gozamos del “sabor” de las cosas,


ignoramos porque existen tantas cosas que no nos
“saben”, porque hay cosas que no nos “mueven”.

La sabiduría nace en el corazón: el saber se prende


en la mente como con “alfileres”. Hablamos de lo
que sale del corazón como manantial. Nos
acordamos y sabemos lo que más nos “sabe”, lo
que nos es más querido, cercano o próximo,
siempre son temas que nos resultan vivos y
presentes.

Decimos que recordamos –cordis: corazón- porque


traemos al corazón las realidades pasadas y las
vivimos de acuerdo al adagio: “recordar es vivir”.

Los maestros, de manera semejante a los mineros


en busca de nuevas vetas, darían cualquier cosa

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por saber como extraer del corazón de sus
aprendices, todo el “oro” que son capaces de dar.

El corazón aunque pueda mentir o equivocarse,


tiene frente a frente de la verdad en la conciencia,
la que actúa como un “ombligo trascendente”; la
conciencia le regala al corazón gozo o dolor,
cuando está en paz o cuando está ayuno de
significado.

Esa conexión del corazón, de la conciencia con el


espíritu, es una presencia que nos “habla” y nos
insinúa el sentido último vital; es, sin ninguna duda,
la más presente y la más necesaria, pero también la
más oculta realidad de nuestro ser.

El corazón integra a la mente en una alianza


discreta; el raciocinio comunica y maneja las ideas
de la mano de los lenguajes; los significados van y
vienen en imágenes, signos y palabras; cuando las
palabras se separan de los significados, estas ya
no sirven para comunicar.

Por el uso, la distancia y la falta de abono del


corazón, las palabras mueren y pierden su sabor. A
pesar de este hecho, poco se sabe del divorcio de
las palabras y los significados y de la forma de
mantenerlos unidos.

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El corazón resucita a las palabras, les da vida. En
gran medida las palabras son sus hijas.
Particularmente bellas y eficaces son las que
construyen la paz, las que tienden puentes; tales
palabras son obras finas del corazón.

Es el corazón el que nos lanza a acometer nuevas


empresas bajo el impulso de una visión futura;
esas utopías que nos jalan “radican” -echan raíces-
en el corazón más que en la mente. Por ellas
gozamos de la esperanza, que es la alegría del bien
que aún no poseemos.

La creatividad también es un fruto acabado del


corazón. Las grandes intuiciones de los sabios y los
artistas son más “corazonadas” que “cerebradas”.
Cuando cae un paradigma por la irrupción de uno
de sus “chispazos”, un “terremoto” hace caer
burocracias mentales que habían ocultado o
sepultado los significados.

Al descubrir la verdad, la luz devuelve el significado


que el descuido había desgastado; reconcilia en la
mente lo que era caos.

El corazón del hombre es el que resuena ante las


necesidades humanas. El humano profundo
necesita ser amado, reclama tener sentido, desea
ser incluido, tiene sed de gozo profundo, aspira a

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amar y a trascender; en suma aspira a la paz y a
ser feliz.

El corazón, también conoce más que nadie el dolor


profundo; no ignora el trabajo y el esfuerzo
requeridos para restaurarse; sabe de la paciencia
necesaria para gozar lo que le espera el día de
mañana.

Por él amamos. El corazón es el ministro del amor.


La voluntad se perfecciona en el amor.

Al corazón lo pintan como una realidad solitaria.


Pero en realidad no lo está. Es un “órgano” vital.
Como tal forma parte de todo un sistema. Nuestro
amigo profundo, también está unido y se comunica.
También tiene amigos trascendentes. Los
corazones humanos se entrelazan en alianzas
invisibles.

Pero principalmente, el corazón humano está unido


vital y gratuitamente a Dios…

El corazón humano se une con los otros corazones


mediante una red de “cordeles” –como les gustaba
decir a los antiguos mexicanos- que, unidos, tejen la
comunidad a la manera de una tela unida por lazos
y vínculos morales y afectivos que entretejen los
diferentes corazones.

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La sociedad es, por tanto, una construcción del
corazón; por medio del corazón concordamos,
acordamos y dialogamos; por él podemos ser
cordiales u odiosos; podemos ser misericordiosos.
La comunicación hace posible la comunidad; esta
es tal, cuando se comparte el corazón.

Del corazón humano han salido todas las ciencias,


todo el arte, todas las creaciones, todo el amor,
todos los héroes.

Del corazón humano han salido la cultura y las


civilizaciones, todo aquello “que merece
conservarse”.

La cultura mexicana es una expresión muy especial


del cultivo y de la cosecha de lo que muchos
corazones vivos y sabios han sembrado; es flor y
canto; obra y palabra, que después de muchos
siglos se revela como buena nueva en formas que
recuerdan la antigua palabra mexicana reconciliada
con el lenguaje de castilla para amar y gozar como
lo sabemos y lo hacemos los que habitamos estas
tierras.

Por ello y por algunos motivos misteriosos que mi


mente ignora pero que mi corazón conoce, hoy
presento con amor y ardor palabras de un lenguaje
que nos ayudará a entender un poco más al
corazón.

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Corazón de carne
1.- Corazón
La felicidad del hombre se parece a la salud de un
corazón que, semejante al de carne, recibe, guarda
y entrega sangre en forma de obras  palabras;
cuando el corazón está sano, aliado con los
pulmones, extrae de las palabras y de las obras
todo el significado  gozo posibles, para
transformarlos en obras buenas y en palabras de
vida: en amor  luz.

2.- Dualidad
El corazón espiritual es una unidad dual, como el
corazón de carne, pero no como partes que se
oponen sino como elementos que se
complementan: de la misma forma que hay un
“corazón izquierdo derecho” que sana y envía
“sangre” a todo el organismo, así nuestro interior,
inteligencia  voluntad, saca de sí, obras y
mensajes de bien  vida. Es dual, porque es, al
mismo tiempo, “oreja  vientre”; oreja, como la
aurícula, que “ve  escucha” y vientre –ventrículo-
que “obra  comunica” , “ama  ilumlna”. Es doble
también su ritmo que, al latir, jala empuja la
sangre a todo el cuerpo. Los antiguos mexicanos
quizá por eso, llamaban a Dios con el nombre de
Ometeotl, el Dios que re-liga en el espíritu la
dualidad que vemos en el cosmos.

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3.- Sangre
La sangre es un tejido vivo y flexible que lleva
alimento y oxígeno a todo el cuerpo; de la misma
manera la sangre espiritual es un vehículo humano
en el que viaja el “significado  gozo” propio de la
vida interior, formado por “pensamientos 
deseos” que unen y dan vida a la persona o a una
comunidad a través de sus relaciones humanas
sociales. El corazón es el motor de la vida humana,
interna y de su proyección externa o social.

4.- Sabiduría
El saber del corazón es la sabiduría. El corazón,
como una aurícula, ve  escucha, pero no refleja la
realidad de una forma fría, sino más bien, sabrosa.
Por eso “conoce vibra” con la realidad al contacto
de la verdad  belleza que el cosmos posee, la
verdad es “alimento  sabor”.

5.- Para conocer  amar


El corazón al conocer, refleja o reconstruye la
realidad, además, saborea y mueve a la acción;
podemos decir que el corazón conoce para amar.
Mediante un proceso de extracción y bombeo del
“significado  gozo” obtiene de la realidad presente
 futura un conocimiento que sabe  saborea.

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Este significado real es la mezcla de lo que es  lo
que puede ser; del acto  la potencia del ser; por
eso, simultáneamente el corazón abraza las
necesidades y las posibilidades; siente la sed y
anticipa el manantial. El corazón ve con esperanza
lo que la mente – el raciocinio - solo alcanza a ver
como abstracción; por eso sabe de la actualidad
presente que va unida al futuro que intuye y goza.

6.- Para ver…


La persona es un ser necesitado. Vivir es necesitar
bienes, es resolver necesidades. Por ello actuamos
con dirección y fuerza. “Vemos” de alguna manera
tanto las necesidades como las soluciones. La
sabiduría del corazón permite ver con claridad el
rumbo y extraer las mejores fuerzas para
satisfacerlas.

El corazón descubre visiones o imágenes que


“sacan o jalan” obras  palabras con rumbo y
fuerza. Hay algunas visiones que son verdaderos
“sueños”, ideales o utopías que nos inspiran. La
visión o los sueños son imágenes o palabras de vida
en las que viaja el espíritu. Sin sueños no vive el
corazón.

Sin embargo, los mismos sueños deben tener


bases. Para soñar, como para conducir, se debe
orientar el corazón. Es necesario que el corazón se
oriente con los valores trascendentes del bien, la

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verdad, la belleza y la unidad, mismos que son la
fuente del gozo y del significado..

7.- Luz  sal.


La palabra  obra iluminan; de la misma manera
que las hojas y las flores siguen y reflejan la luz, así
el amor necesita dar y recibir obras y palabras con
significado  gozo. Las palabras  obras que dan
sabor, son como las sales que dan vida a las
plantas;

La luz y la sal ayudan a comprender y a esperar.


Iluminan el camino y ayudan a caminar. La sal da
sabor: invita y mueve a la vida. No hay vida sino
hay sal que la tonifique. De la misma manera no
hay amor sin esperanza y gozo

La oscuridad por el contrario ni ve, ni se ve;


tampoco se entiende, no tiene sentido; solo se
comprende lo bueno y lo valioso. El mal oscurece,
más aún, es la oscuridad misma. El ojo y la hoja
solo ven la luz al igual que el oído solo oye y sabe
de los sonidos. El mal es una carencia; es algo que
falta.

8.- Latidos...
La fuerza de voluntad es la fuerza que el corazón
moviliza. El corazón obtiene su fuerza de la verdad

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 bien, que es simultáneamente “gozo 
significado”. La verdad anima a la voluntad que se
mueve y mueve a toda la persona, como una
energía poderosa que empuja  jala.

El corazón mueve y es movido por el “significado


gozo” de la verdad; Por la fuerza de atracción del
bien a realizar. Cada decisión transformada en una
acción con rumbo  fuerza es como un latido suyo;
cada latido es luz amor del que brotan palabras y
obras de vida.

La voluntad existe por el bien, es para amar. El


corazón que ama es capaz de tomar decisiones
íntimas que irradian fuerza; Cuando se ama, el
corazón espiritual se expande y se contrae, se abre
para el amor y así entrega “palabras  obras”
llenas de verdad y espíritu que comunican “gozo 
significado”.
El latido del corazón es la fuerza de voluntad en la
dirección del bien.

9.- Inspiración
La vida humana debe renovarse…Se hace nueva
por la gracia de la “inspiración”, es decir, de la
respiración del espíritu. La persona que se inspira
goza y se alimenta, de la misma forma que se goza
al respirar del aire puro del mar; el aire cotidiano
nos recuerda al Espíritu que da vida y que renueva
la conciencia; cuando el corazón está unido al

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Espíritu, se mueve y goza con el esplendor de la
verdad. El corazón toma y comunica al espíritu:
inspira  comunica lo que tiene en abundancia, La
persona comunica lo que saca de su corazón.

10.- Soplo
El corazón oye. La aurícula es como el oído  ojo
del corazón. Si está abierta al Espíritu que sopla
siempre, escucha a la conciencia. Contempla lo
que es significativo; admira todo aquello que es
bello; es sensible a todo lo que brilla, lo que es
pleno; así ha sido siempre: el que oye y ve con
claridad y pureza, ve y vibra con el amor;

El soplo del espíritu transforma y transfigura a la


sangre y al corazón; por él se resucitan las palabras
con “significado  gozo” que como un río de luz se
comunican a uno mismo y a toda la sociedad. Por el
Espíritu, es que actuamos con sentido y dirección,
con amor  luz

El hombre se inspira donde hay abundancia de


Espíritu; al corazón espiritual le gusta frecuentar los
mismos lugares que le hacen bien al corazón de
carne. Las montañas, el desierto, el mar, los
bosques donde uno ensancha sus pulmones. En
esos sitios se puede oír, más fácilmente, lo que el
espíritu nos dice en la paz profunda; la persona
escucha al espíritu de la misma manera en sus

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sueños, en las intuiciones, en esos momentos en
que la piel se eriza y la conciencia se aclara.

11.- El nudo
En el cuerpo humano todo está referido al corazón.
En la persona todo converge en el corazón y este
en el espíritu: así se anudan todos los aspectos
físicos, sensibles, biológicos, afectivos, lingüísticos,
lógicos, intelectuales, técnicos, artísticos, morales,
culturales y espirituales.

El corazón es el nudo que amarra todas las redes,


todas las cuerdas internas…

El corazón es un lugar de encuentro, es un centro


de la sabiduría, es un patio de gozo, una fuente de
luz, es una casa o templo de oración.

12.- Redes…
La comunidad es semejante a un cuerpo vivo que
está conectado por una red formada por kilómetros
de arterias y de vasos; los capilares se parecen a
las relaciones humanas que, como lazos invisibles,
llegan a todas partes con su entrega de significado
 gozo.

La comunidad se une a través de estas obras 


palabras que circulan entre las personas y forman la
cultura. El corazón individual está unido con todos
los demás corazones en esta red de capilares en

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las que circula la sangre de obras  palabras de la
sociedad llenas de cierto significado  gozo.

El proceso de con-vivir no siempre es fácil. La


sangre del mundo, hoy más que nunca, llega al
corazón de cada persona; esta se recolecta de
todos los corazones presentes en la cultura, tanto
de vivos como la de aquellos que ya se han ido.
Recibimos la inspiración en las obras de Bach o
Miguel Ángel y desde luego en la Palabra de Vida
de Jesús nuestro Señor.

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Palabras

13.- La palabra.
La felicidad la encuentra quien cultiva el amor a
partir de la “palabra” de Dios, esta se halla en toda
“palabra  semilla” de amor que eleva al ser
humano en colaboración con el Espíritu. Cuando la
palabra penetra el corazón humano se parece a una
semilla que hundida en la tierra se convierte en el
sostén de una planta nueva; la semilla se abre para
formar raíces que le dan estabilidad y alimento; al
mismo tiempo crecen sus tallos y sus hojas y se
transforma en flor para, finalmente, dar frutos
abundantes.

14.- Sembrar.
El acto de amor es una “palabra  semilla” que
creció. La semilla buena la siembran las personas
con sus obras y palabras de bien. El corazón que
ama, la recibe siempre con una actitud de búsqueda
y aceptación, oye al Espíritu y lo interioriza; el
corazón que se cierra se parece a aquella semilla
que cae a lo largo del camino, vienen los pájaros y
se la comen.

15.- Arraigar.
El amor necesita de la verdad, como la planta de las
raíces. Amar supone un esfuerzo de comprensión y
de congruencia; el amor aprende  profundiza;

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encuentra sentido  gozo; esto no ocurre cuando el
que oye y recibe las palabras de vida con alegría
pero no se arraiga, es como aquella semilla que cae
en terreno pedregoso, solo dura una temporada y
se seca.

16.- Florear.
El amor construye a la persona. Una persona plena
es como una semilla transformada en flor. Está
conectada al mundo de forma fecunda. Se abre con
belleza creativa. Aman y son amadas. El ser
humano que ama se parece a la flor que se hace
amable y da fruto. La persona que ama tiene rostro,
tiene carácter, tiene identidad y está abierta a la
vida.

17.- Fructificar.
Los frutos germinan con la colaboración de la
naturaleza. El que ama, obra el bien. Lo que no
sucede con quienes escuchan la palabra de vida,
pero luego las preocupaciones de esta vida y los
encantos de las riquezas ahogan esta palabra y al
final no producen fruto, son como la semilla que cae
entre cardos.
Los frutos junto con el alimento y el sabor,
nuevamente dan semillas.

18.- La persona
La persona es tierra fértil en relación. Es
esencialmente una tierra  corazón que aprende:

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que saborea y atrapa palabras. Uno es Per-sona,
por eso re-suena con las palabras que dan vida. En
el corazón humano caen y nacen palabras que se
pueden transformar en hechos de amor. Nada, sino
la libertad íntima, asegura la apertura de un corazón
hacia al otro; nada sino la búsqueda sincera de la
verdad asegura la permanencia; nada, sino el amor
paciente asegura el desarrollo de la flor y la
aparición de frutos…

La persona en sí misma es una palabra de Dios


llamada a comunicarse, a expanderse, a
significarse y a hacer el bien…

19.- Nombre  vocación


El Espíritu nos llama por nuestro nombre; nuestro
corazón le oye. La vocación es el nombre por el
cual Dios nos llama a cada uno; vivimos porque
fuimos llamados a la vida por una palabra suya.
Somos, una palabra suya, o menor aún, una
imagen suya, que habla de Él, más que mil
palabras; la vocación es la primera palabra 
semilla que Dios sembró al crearnos. Es la
invitación a la vida, la primera vez que nos dijo ven.

La vocación no es solo la llamada, es la manera de


aceptar ese nombre al que estamos llamados; es a
la vez que palabra  semilla, un llamado a ser una
forma personal única, de ser y de crecer; la semilla
de la vocación es el fundamento del significado 

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gozo profundo que explica nuestro ser personal; es
como el verbo o logos de nuestra persona entera; el
significado que nos mueve a la perfección de una
manera singular; la fuente del gozo vital, la
motivación de nuestras motivaciones; La vocación
se parece a un código genético profundo; es
también semejante a la frecuencia de resonancia a
la que nuestra cuerda humana –corazón- vibra y se
emociona;

20.- Imagen  semejanza


La persona no solo es semilla  proyecto que se
desenvuelve; es rostro  corazón que manifiesta la
presencia  ser de Dios. Somos imagen 
semejanza, de su belleza y de su ser; somos y
existimos como amor y obra suya. Somos por el
espíritu y soplo de su vida el templo del espíritu.

El corazón humano está llamado a manifestar con


brillantez el rostro de Dios en la forma más plena
posible del carácter, de la personalidad, de la
madurez y desarrollo de la propia identidad; la
persona se transforma en imagen fiel  fecunda,
cuando es reflejo y respuesta de la vocación 
misión; cuando crece en armonía consigo misma,
con el prójimo y con su mundo.

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21.- Misión

La persona es un ser en misión; somos una palabra


enviada. La misión es la relación filial del corazón
humano - personal con Dios, algo que traemos
entre manos Él  yo; es el servicio e invitación a
que nos manda y el acompañamiento que nos da;

La misión, es un imperativo residente en nuestra


semilla  vocación que nos impulsa desde nuestro
nacimiento a dar frutos de cierta manera. La misión
es la verdad de nuestro ser. Es al mismo tiempo
una especie de sed existencial, de sentido y
trascendencia; una suerte de necesidad de
necesidades; es la voz que nos recuerda que ese
quehacer, al que soy llamado, lo haga,
precisamente, yo… Es el significado último que
ilumina nuestra vida; Por ella tienen sentido todos
los significados. Es semejante a un grano de
mostaza que crece; Se parece a un rompecabezas
que armamos y descubrimos;

La vocación  misión son como el tesoro escondido


que una vez encontrado se vende todo con tal de
comprar el terreno en el que éste se haya.
Es la voz de Dios que nos habla para hacer lo que
anhelamos, en nuestro tono, a nuestro propio ritmo
y de la forma que Él solo conoce. Cuando
develamos una parte de ella, es como quitar el velo
que nos impedía ver la belleza del Dios escondido.

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La Misión y vocación personal forman el eco del
“Ven y sígueme” que el Espíritu de Amor infinito
nos formuló desde nuestro nacimiento y que
resuena, hoy…

22.- Audacia
La audacia es la forma de respuesta natural del
corazón humano de acuerdo a su propia vocación.
El audaz oye a Dios en su corazón y le responde
pronto, firme y gozosamente. Es como la hoja que
pierde peso con tal de seguir a la luz. El audaz es
el personaje que puso todos sus talentos a producir;

El audaz resuena con intensidad ante la voz del


prójimo y de Dios. El corazón vibra en la misma
entonación que el espíritu; el audaz no es un mago
que maneja el mundo a su antojo; se parece más
bien a un niño confiado que obedece a su papá
cuando este le dice: no temas, arrójate al agua…y
goza.

23.- Resonancia
El corazón de la persona es el que resuena como el
personaje detrás de la máscara –per sonare-. Con
su inteligencia el actor lee el significado  gozo de
su reparto, lo lee en las cosas; Dios se aseguró de
poner en el interior humano un instructivo adecuado
para cada corazón; el actor con su inteligencia lo

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lee; con su voluntad es capaz de aceptar y realizar
la obra buena  bella.

El hombre aprende al contemplar su realidad, así


ve, oye y modela su mente  corazón a la manera
del orden natural del cosmos que Dios construyó;
al amar, el hombre actúa y comunica al prójimo y a
la sociedad para e-mocionarlos. Al amar la persona
se hace más imagen  semejanza de Dios.

Aprender es atrapar la verdad y resonar es


transfigurarse con ella, con su belleza, con su
esplendor. No como una copia, sino con un estilo
personal. Resonar es tocar la misma melodía pero
de forma singular, como lo hace un solista en un
concierto; es integrarse al cuadro –como decían los
antiguos mexicanos-, con un rostro armónico;
resonar es vibrar y ser uno mismo, de una forma
singular dentro de una vocación común a la
plenitud. Para comprender, hay que trabajar; hay
que guardar las palabras de bien y de verdad en el
corazón hasta que crezcan.

El que aprende, no deja ir el aprendizaje que


resuena en su corazón y con el tiempo manifestará
para los demás y para sí mismo.

24.- Palabras atadas


El pensamiento humano no puede poseer la verdad
plena, es especulativo -refleja la realidad como

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la imagen de un espejo- solo abraza y se acerca a
la verdad. Por eso el avance del pensamiento es
parabólico – basado en analogías, en semejanzas
comparaciones o parábolas-. En parte se aproxima
y en parte sigue lejos. Se acerca uno a la verdad,
pero no en forma lineal o recta, sino más bien como
en escaleras o en espiral. Para ello utilizamos vasos
que se llenan, que cambiamos por vasos mejores.
La verdad tiene sentido para el hombre de hace
siglos como para el hombre de ahora.

Aunque la humanidad ha aprendido melodías y


armonías de formas simples y complejas, la
sabiduría sin embargo, siempre se transmite en
formas estables, claras y significativas.

La sabiduría se ha codificado en mensajes o


palabras atadas de forma dual por la inteligencia 
voluntad, como sucede con los binomios axiológicos
o las ecuaciones, en lo que constituye un lenguaje
que ayuda al corazón a expresar y conservar
significados. Son como aquellos dichos y aforismos
que el pueblo usa. Asi se construyen también los
silogismos de la deducción clásica.
Sin embargo la sabiduría no solo transmite arreglos
lógicos a la manera de la aritmética sino permite
enviar significantes.
Una palabra atada proporciona dirección y fuerza,
es decir, ata contenido y continente, materia y
forma, une el mensaje apto para ser captado

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simultáneamente por la inteligencia y la voluntad.
Por eso la palabra atada expresa juntos una verdad
y un bien; al mismo tiempo es bella y una.
Las palabras atadas son una forma de transmitir la
verdad; de comunicar la misión en las palabras; es
decir, de preparar aprendizajes que resuenen.
Las palabras atadas son como raíces con nódulos;
como los nudos de una red. Así como la raíz abraza
a la tierra, así se abraza la verdad. Los nodos son
palabras atadas, una suerte de palabras aliadas
para dar vida; como signos que transforman. Las
palabras atadas si se divorcian, pierden el
significado  gozo.

Las palabras atadas dan perspectiva, como la luz


que llega a los ojos o los sonidos que llegan a los
oídos; penetran por los extremos izquierdo 
derecho, aunque en apariencia solo dan
información de los lados, la imaginación y el sentido
común da a la visión y a la audición, la profundidad
y la estereofonía que posee el mundo real.

Las palabras atadas son al mismo tiempo palabras


 imágenes; sugieren y evocan; cuentan historias
nuevas cada vez que se les prueba; dan sabor,
capturan la atención; mueven y dan fuerzas.

Los antiguos mexicanos al referirse a los sabios,


decían que eran los poseedores de la tinta negra y

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roja, aquellas con la que pintaron personas en las
piedras desde tiempos inmemoriales.

Con las palabras atadas con tinta negra y roja es


más fácil aprender y enseñar –in-signare-; con ellas
es posible re-significar la vida.

Ejemplos de palabras atadas son los binomios luz


sal, paloma serpiente, verdad vida; dichas por
la “Palabra” por Cristo el Verbo de Dios que fue su
mejor regalo, cuando le puso sueños ruedas al
mundo.

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Aprendizaje
25.- Aprender
La persona puede transformarse, puede aprender.
Aprender es modificar las relaciones del corazón.
Es “guardar” cosas sabrosas en el corazón. Cuando
se aprende se transforma la conducta humana: se
posee el conocimiento hecho vida.

En un mundo cuya complejidad viene de la


multiplicación de relaciones sociales, lo primero que
hay que modificar es la capacidad de relación, es
decir, hay que aprender a comunicarse: a
comunicar y a ser comunicado. La relación social es
la base de las demás relaciones. Un cambio en las
actitudes y virtudes sociales mejoran la integración
y solidaridad de la persona con su comunidad y
favorecen la convivencia.

El segundo aprendizaje es en el que el corazón


aprende a aprender. No basta la búsqueda de
armonía y la integración social…se requiere
aprender la verdad. Esto supone relaciones de
estabilidad, claridad y buena intención. En los
aprendizajes sociales, se modifica la exterioridad
desde el interior del corazón; en este se modifica el
interior desde el interior

El tercer aprendizaje es en el que el corazón


aprende a ser. Esto implica aprender a responder

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desde el corazón, a dialogar con Dios, a buscar la
verdad de nuestra propia relación trascendente; a
atreverse a responder al llamado de la propia
vocación con audacia, a atreverse a servir al
prójimo. Aprende así, el que desecha lo que de
mágico, supersticioso, fanático y falso tienen sus
propias creencias. Al que en el silencio y la paz
desecha, o mejor aún, resignifica, lo que por
imposición y sin fundamento recibió de su cultura.
Al que trata con sinceridad descubrir el Amor del
Padre-Dios. Aprende a ser quien goza su vida,
quien encuentra sentido entre las contradicciones
del mundo, quien bebe paz en su corazón.
Aprender a ser es aprender a ser feliz. Solo
aprende a ser feliz aquel que se sabe pequeño, el
que necesita aliarse a Dios.

La humildad es la más estratégica de las virtudes.


Se equivocan quienes pretenden ser como Dioses.
No son sino “dioses en pequeño”.

Es más seguro sabernos “hijos suyos” con la


prerrogativa que lleva tal nombre –de heredar sus
bienes- ante la certeza que tenemos de nuestra
pequeñez y de su Amor .

El cuarto aprendizaje es el del corazón que aprende


a hacer el bien. La persona que obra el bien con
“entusiasmo” es aquella que tiene a “Dios en el
alma”. La obra bien hecha nace del bien-ser

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Aprende a hacer las obras buenas, verdaderas y
bellas, todo aquel que ama. Aprender a Amar es la
manifestación del que es feliz.

Por eso solo se aprende a amar y a ser feliz.

26.- Encarnar
De las necesidades humanas, la necesidad del
sentido o significado es – quizás- la mayor. Las
personas y las instituciones mueren cuando pierden
su sentido. Necesitamos sujetarnos al mundo real
mediante las respuestas a los paraqués, es decir,
de los significados que actúan como raíces que
sostienen un árbol.

Necesitamos de diálogos, aprendizajes, trabajos,


amor y vida que tengan sentido, que "valgan la
pena". Si no lo encontramos, la vida no es vida.
Necesitamos ver, La visión es una forma concreta
de respuesta a la pregunta por el sentido de la vida
personal o comunitaria.

El desarrollo y la libertad personal son concretos: se


refieren a un "de que" pero necesitan un "para
que". La libertad está ligada a la responsabilidad y
no se puede responder ni se puede ser libre sino se
puede "ver"

La construcción de la comunidad y la sociedad es


una acción libre y responsable; requiere de un
rumbo y una visión.

29
De igual manera que la Visión le da orden y sentido
a una institución vinculando las acciones cotidianas
a las respuestas del "para que, que, a quien y
como", así sucede también en una persona.

Una persona o una comunidad sin rumbo pierden


su belleza, deja de tener ese "esplendor de la
verdad", esa sencillez que las hace comprensibles.
Podemos decir que el sentido es como la sangre
que conecta la cultura de una sociedad.

27.- Visión que aprende

El corazón vive mejor en una cultura humanista.

Una cultura humanista es aquella donde se vive con


una visión encarnada en gente concreta: que
sueña con una comunidad humana y
humanizadora; sólida y solidaria; libre y liberadora;
justa y amable;

La visión no es producto, solamente, de una


construcción mental de un grupo de notables:
cuando se construyen así- no inspiran, les falta
fuerza y corazón..La visión encarnada es una
"utopia" con ruedas; donde el corazón la ha
arraigado en la cultura de la comunidad para marcar
el rumbo, de tal manera que alinea esfuerzos y
voluntades;

30
Una visión se realiza como un hecho cultural vivo y
vinculante. Al mismo tiempo que anima a la persona
y a la comunidad, les da dirección y se convierte en
un referente que les sirve para comparar los actos
cotidianos para virar el timón. En este sentido, la
construcción de tal vision, contará junta a la mente
con el timón.

28.- Visión que transforma

La visión modifica la realidad

No hablo del principio de Heisemberg, que sería


una buena analogía, sino de la forma de ver que
tienen los que aman. El que ve con amor modifica
su actitud, su exterioridad; sonríe, explora lo mejor;
estos pequeños cambios iluminan la realidad de
forma más armónica. Es como el fotógrafo que
escoge el mejor ángulo. Todo lo contrario del
paparazzi furtivo que quiere sorprender en la
borrachera o la aventura.

La visión del amor modifica: convierte a Aldonza en


Dulcinea. Y así logra sacar los sentimientos más
nobles. No hay nada mejor para un hijo que verse
en el espejo de su madre.

“No acaso estoy yo aquí, la que me siento tan


honrada de ser tu madre”

31
Con buena intención se ve la realidad más
claramente; se ve lo que es y lo que puede ser; se
ve la carencia pero se ve con esperanza. El corazón
limpio tiene mejores posibilidades de ser sagaz.

Un corazón limpio se abre al amor de los otros y al


amor de Dios; recibe al espíritu que sopla desde la
identidad profunda del ser; es capaz de ver  vibrar
con la mirada del Amor; de experimentar a Dios
que ve todo con Amor; que nos ve como a su
Imagen; que ve en cada uno la presencia “real 
futura”;

No todo es luz o amor. Muchas palabras son mal


alimento: son verdaderas malas noticias, desaliento,
desánimo y muerte. Muchas obras son
destructoras. Otras palabras  imágenes solo
consiguen sacar lo peor de nuestro propio corazón.
El corazón que come de esto se parece a un
enfermo que come lo que bloquea a las arterias.

De forma parecida al corazón de carne, nuestro


interior usa de los “riñones” para expulsar esas
palabras malas. Y por el contrario el corazón se
apoya en el lado amable –digno de amor- que tiene
todo ser y toda circunstancia.

El corazón limpio ve a Dios y de ahí saca la fuerza


por la que ama, ama, ama…

32
29.- Contemplar el horizonte
El corazón une todo. En cierto sentido el corazón es
el órgano de la unidad y la comunión; el corazón
busca y goza con los horizontes amplios,
coherentes, incluyentes. Esos, donde nada sobra;
donde nada está fuera de su lugar. El corazón
conecta bajo la perspectiva de lo infinito. Así nos lo
recuerda su palpitar y la red inmensa de metros y
metros de vasos sanguíneos; la sangre que une
todas y cada una de los órganos internos. El
horizonte nos recuerda el misterio de lo que no se
distingue, de lo que está lejos, de lo que es
brumoso, de lo que está escondido. El corazón une
en la paz lo sublime y lo pequeño. En la vida diaria
lo hace con obras y palabras de aliento y de amor;
por medio del lenguaje verbal y natural, con
actitudes y con actos. La persona se entrelaza con
toda la comunidad, pero especialmente con los más
necesitados.

30.- La estrella
Un sueño debe apuntar a la verdad; como lo hace
el corazón que sigue al intelecto y al Espíritu; como
lo hace un marino al fijar su ruta mirando hacia la
estrella del norte; no para aprender la verdad de
forma aislada o fría, sino la verdad plena: la que
sabe, la que señala el camino y da vida.

33
El corazón no hace nada sin dirección: Por eso
sigue a la verdad que la inteligencia le presenta,
ésta es la única fuente que le proporciona dirección
y fuerza continua. Los buenos sueños tienen raíces
sólidas. El corazón tiene los pies en la tierra y la
cabeza en el cielo, nunca deja de soñar. La verdad
da contenido  esperanza, por eso sana y alimenta.

El oído del corazón ve y oye lo que es luminoso;


desecha lo que es siniestro, lo que es oscuro y lo
que mata. Esto lo hace un corazón que cuenta con
la alianza de un buen hígado, para asimilar solo
aquello que da “gozo  esperanza”.

31.- Orientarse
La buena visión, además de amplia y verdadera es
armónica…es bella. El corazón se orienta con la
belleza; con aquella luz que vemos cuando el sol
se levanta; aquella que logra hacer que el corazón
vibre: la que es señal de armonía y de lo sublime y
que conecta al hombre con el Espíritu.

El corazón sabe escuchar la alegría de las


empresas y las obras que comienzan y que ya
significan “algo”; aprecia las cosas que valen la
pena, las acepta, las hace suyas, por eso, habla de
ellas; el corazón se sintoniza con la belleza que
comunica mejor la “luz  sal”. La belleza es el
esplendor de la verdad.

34
32.- Caminar con el sol…
El corazón como nuestro mundo, se mueve siempre
hacia el occidente, que es el bien que lo mueve; el
bien es el motor del amor: del trabajo y de las
obras. El bien es como un río que nace de la verdad
y se orienta al prójimo; por ello el corazón se aplica
a realizar la obra buena; goza con la obra que se
construye y con la esperanza del bien que se
avecina; al empujar con fuerza, nos acordamos que
el bien es lo único que puede llenarlo, como lo
hacen los pulmones que se expanden para recibir al
espíritu.
El ocaso corona luminoso la jornada y el esfuerzo
humano. En cierto sentido el bien es lo único que se
lleva la persona durante su camino el ocaso

34.- La muerte del signo


La semilla se transforma en una planta viva cuando
cae en tierra fértil. Muere para dar vida semántica:
vida significativa. Esto pasa cuando la persona
aprende, la guarda y la hace suya en su corazón.
Es decir echa raíces de sabiduría. Con el tiempo
crece y florea, es decir, aparece el rostro y el
carácter. Da fruto en forma de obras y nuevas
semillas en forma de palabras.

El corazón, con su calidez, apertura y empatía


ablanda y mata las palabras, pero más a la manera
de un fermento que extrae significado y gozo. En

35
cierta forma es una muerte donde muere la letra,
pero el espíritu –el alma- de la palabra no muere.

El signo es útil mientras significa. Hay signos que


dejan su lugar a otros signos. Así la flor invita y
sugiere a la abeja para cautivarla con su miel. Así la
flor es fecundada para dar fruto.

El gozo y la flor se parecen mucho… anuncian la


vida que se abre paso…la vida que viene

35.- La oración
Para amar y ser felices hay que estar abierto a
Dios. Hay que escucharle, hay que buscarlo, hay
que hablar con Él. Escucharlo en los otros, en los
pobres y ricos; en los letrados y no letrados, entre
quienes, no pocas veces hay más sabios.

Dios está conmigo, muy cerca, tanto que está junto


conmigo y está en mí, pero Él y yo, no somos uno.
Él es el señor del cerca y del junto: Es In tloque
Nahuaque, como decían los antiguos mexicanos.
Porque soy semejante a Él podemos dialogar Él y
yo. Por que solo soy parecido y necesitado,
necesito dialogar.

Orar es volverse en cierta forma palabra de Dios.


Es convertirse en sujeto y Verbo. Sujeto que
permanece y Verbo unido a Él para tener vida.

36
36.- Liberación
Las ideas son aprehensiones simples, son
expresión de vida psíquica; hay ideas que se
escurren del alma, que cobran vida y se vuelven
palabra. Sin lastres, sin peso, corren como si
tuvieran alas. Son aquellas que penetran en las
mentes, en los corazones y se vuelven proyectos.
Pueden ser criticadas y aceptadas hasta que
encarnan y cambian las realidades viejas. Hay
otras ideas que no se encarnan y mueren como
tantas ideas vanas, aquellas ideas secas, de esas
muchas que yacen muertas.

37
Amor
37.- Relación
El corazón es el órgano de las relaciones. El
corazón vive para dar vida y crear armonía. La vida
es un asunto de relaciones. La relación puede
definirse como la unidad y el orden de un ser
respecto de otro; La persona tiene un par de
relaciones dobles, es decir, cuatro grandes
relaciones, según el término al que se refieren y a
su naturaleza, así la persona se relaciona con uno
mismo, con los demás, con el cosmos y con Dios

38.- La 
El corazón corporal es semejante a una cruz en
forma de X, donde se relacionan las aurículas y
ventrículos a través de los pulmones y el cuerpo
todo,. El corazón humano es una doble relación de
inspiración y comunicación; de vida y amor; por las
que circula gozo y significado.

La cruz es una pieza de ensamble, es como un


elemento constructivo que se adapta a otros tantos
como el eslabón de una cadena, o el nudo de una
malla. El corazón corporal se distingue por su
capacidad de adaptarse, de compensar variaciones
y de servicio. El corazón humano por su capacidad
de reconciliarse, de comulgar y de amar

38
La cruz también nos recuerda la necesidad –que
tiene la postmodernidad- de contar con un elemento
de orientación para conducirse en los mapas
actuales cada día más complejos.

Es importante no olvidar tomar una cruz para


caminar.

39.- Psico  social


Bio  espiritual
El corazón es el núcleo de la persona: de la realidad
sustancial, individual y racional que existe en
relación vital: Como sustancia de naturaleza
racional, el corazón es el principio del sujeto
consciente, que hace al ser humano capaz de
relacionarse consigo mismo: Es decir, el corazón
humano es dueño de una relación psíquica, de su
interioridad: la relación con uno. Como sustancia en
relación, la persona es comunicable a los demás, es
decir, de naturaleza social; su misma existencia es
fruto de una relación humana y Espiritual, por lo
tanto el corazón humano es capaz de la
sociabilidad: de la relación con los otros
.

El corazón es una realidad viva; como sustancia


viva está en relación interdependiente con el
cosmos. Es sujeto de desarrollo. Su existencia
afecta y es afectada por el cosmos. Puede

39
transformar al cosmos y transformarse mediante el
trabajo y el amor. Es capaz de la vitalidad: la
relación con el Cosmos. Como individuo la persona
es única, es irrepetible, posee una conciencia y un
alma espiritual capaz del amor y de la belleza, sabe
de su destino mortal y es consciente de su suerte;
ante esta es capaz de la paz y de la relación con
Dios.

40.- Surcos
Para recibir la palabra hay que abrirse como lo
hacen los surcos, de la misma manera en que la
semilla buena se siembra en surcos aptos, no
puede haber fecundidad si la tierra es dura o está
llena de piedras, así no habrá amor ni felicidad sin
apertura al otro y sin empatía en la relación social.

La socialización es el proceso de multiplicación de


las relaciones sociales. Amplificadas las
oportunidades que provocó la expansión de las
telecomunicaciones, el ser humano se ha expuesto
al encuentro personal con cientos y miles de sus
semejantes en condiciones exigentes que dificultan
la calidad humana de sus relaciones.

Al reducirse los márgenes de cercanía se


desdibujaron los prójimos y ha ido disminuyendo,
gradualmente, la capacidad de responder a todas
ellas como persona

40
La persona, también, ha quedado expuesta a la
siembra de buenas y malas semillas; de
conocimientos y obras llenas de significados e
intencionalidades diversas.

El desafío del corazón en nuestro tiempo es abrir


relaciones humanas con la profundidad adecuada
para sembrar en ellas obras  palabras de vida.

Se trata, de abrir surcos –alianzas- con afecto y


gozo, para sembrar significados

41.- Desarrollo.
La vida se abre paso. La semilla en terreno fértil se
des-enrolla, despliega lo que su vocación e
identidad reclaman. Ni todo crecimiento es
desarrollo, ni todo crecimiento da vida. La célula
con cáncer no desarrolla al cuerpo aunque crezca.
El desarrollo es un crecimiento cuantitativo 
cualitativo del ser. No se trata de un ser que crece
aislado, sino de un ser vivo, en relación.
El desarrollo humano se parece a la vida de una
semilla de mostaza que creció hasta hacerse un
árbol que da sombra y cobijo.

De la misma forma la vida humana requiere de las


obras  palabras de los otros; si yo existo, es

41
porque existieron mis padres; en cierta forma
somos fruto de la palabra de nuestros padres que
se volvió amor y vida

42.- Comunión.
La persona y la sociedad desfallecen cuando no
encuentran sentido. Así pasa con los fundamentos
sociales cuando se pretende hablar del amor sin la
vida o de la vida sin el amor; de la dirección sin
fuerza o de la fuerza sin dirección; cuando se
distancian lenguaje  significados, contenidos
continentes, se divorcian el mensaje de la
comunicación; el alimento del sabor o el sabor del
alimento.

Aparece el mundo virtual; la telecomunicación sin


prójimos. Las sonrisas que la mercadotecnia no
llena de cariño; los ojos de fantasía que
desentonan con el rostro, el amor falso que rehuye
la responsabilidad…

Es una comunicación que no conecta mente y


corazón, que no e-mociona, que no echa raíz.

Como no acordarse de la palabra antigua que


advertía: Lo que el Espíritu ha unido que no lo
separe el hombre.

La relación con uno mismo es la vida del corazón; la


vida interior; que tanto es uno fiel al espíritu, ¿Qué

42
tanto escucha uno al espìritu?; ¿Qué tanto acepta el
llamado? ¿Qué tanto permanece fiel? L a relación
tiene carácter, confiere una personalidad y un rostro

43.- Reconciliación.
El espíritu es como el aire que reconcilia el oxígeno
con la sangre; es la visión que vuelve a contemplar
juntos al pasado y al futuro; como la acción que no
violenta la naturaleza sino que la imita para
expandirla; la conducta que no altera la ley o el
código, sino que la ilumina y la sublima; la que no
se detiene en la letra, sino la explica y la trasciende.

La reconciliación no es el resultado de una


adaptación al ambiente donde este avasalla, sino
en todo caso de una negociación donde todos
ceden y todos reciben.

La realidad cambia, casi siempre, a través de


pequeños saltos.

El que se reconcilia cambia su visión: ve con ojos


nuevos, realidades viejos; a partir de ello construye
puentes, derriba muros…

La unión que nace del espíritu, comunica el espíritu


que permanece. Las obras y palabras que se hacen
con el espíritu de Verdad perduran y dan vida.
la fecundidad es fruto de la comunión y la
permanencia de la reconciliación.

43
Por eso viven aún ente nosotros el eco de la 9ª
sinfonía de aquel sordo que oyó con el corazón lo
que muchos no alcanzaron a imaginar; vive y nos
mueve la emoción congelada de un retablo o la
vibración de una catedral que la maestría del
gremio constructor hizo resonar y cantar como
respuesta ante las voces de los cantos sacros;
también vive entre nosotros el Hospital de Jesús
fundado por Cortés y operante en México desde
hace siglos; la Universidad antigua donde aún hoy
se dictan cátedras.

El desarrollo requiere de una semilla en relación;


por eso, todo desarrollo es palabra  diálogo. Nadie
se desenvuelve igual; el sahuaro o la biznaga
crecen lentos pero viven siglos; no piden tanta
agua, pero tienen fuerza y constancia. El sahuaro
crece donde el roble se amilana.

No bastan las oportunidades y condiciones externas


para la vida. Se requiere que la semilla conserve y
acreciente su capacidad de aprovechar y ampliar
las oportunidades.

Todas las semillas tienen vocación de fecundidad.

44
44.- Diálogo

Se dialoga para encontrar el Logos: la raíz del


cosmos. Para encontrar al Verbo…para encontrar a


Como todo conocimiento es analógico, es decir, en


parte es semejante al objeto y en parte no, la
verdad se parece a una raíz que sale y se construye
en la mente del sujeto - desde este punto de vista,
el conocimiento es una construcción subjetiva- y es
una obra humana que es expresión de la identidad
y vocación personal. Igualmente el conocimiento
humano y la verdad la buscamos porque existe la
posibilidad de que la ciencia se aproxime más y
más al objeto y por tanto, el conocimiento tiende a
ser objetivo. Porque el conocimiento es objetivo
podemos dialogar; porque el conocimiento es
subjetivo necesitamos dialogar.

Dialogar es hablar  escuchar con la inteligencia 


voluntad del corazón; es hablar con amor; es atar
las palabras con el espíritu; el corazón dialoga con
los signos que toma del lenguaje hablado, escrito y
corporal, sea con actitudes y obras. Principalmente
con el testimonio de vida, que es la obra personal
hecha palabra;

45
45.- Rosas

El orden de una buena relación es como el orden de


las rosas. Tiene sus raíces en la verdad. Se abren
pasos con la firmeza de las espinas entre abrojos.

La presencia de la rosa es bella: a la vista, al gusto,


al olfato…atrae hacia sí los seres vivos que en una
sinfonía de servicios mutuos expanden la vida.

El aire que se impregna del espíritu de la rosa se


transforma y da belleza.

La relación humana perfecta se parece a la rosa,


cuyo color nos recuerda algo del color del
corazón…

46.- Rostro
Cada persona es un rostro…
Es la imagen de del Rostro Universal de Dios
Es una nota de una sinfonía estelar.
Son unas letras de todo un gran poema.
Son unas piedras de una estructura. Aunque sea
solo eso. De cada uno puede decirse que tiene
rumbo, que tiene idea, que tiene Espíritu.
Es un anuncio de algo único…una buena noticia:
Podemos gozar la gran tarea a la que estamos
invitados todos juntos… en equipo, para descubrir

46
la misión y apoyar el desarrollo de una persona
singular…

La belleza de una sola de sus sonrisas. La alegría y


la paz de las que es capaz un rostro dolorido, aún
en los momentos de prueba. Siempre ilumina,
siempre da paz y esperanza…

Quizá por ello sea no haya mejor noticia que el


saber que Dios se hizo semejante a nosotros, pues
de esa manera nos hizo semejantes a Él.
Si el lenguaje y el rostro hablan de la abundancia
del corazón… El corazón acaba por asemejarse a
sus palabras y a sus obras

Cambiar el rostro es una opción libre de la persona.


Nadie tiene la culpa de la cara física que tiene, pero
si de la cara que pone…

47.- Templo
Comunicar es construir la comunidad de la misma
manera como se construye un templo. El templo, es
un espacio  tiempo donde Dios atrae hacia sí a los
hombres para unirlos entre sí y llenarlos de su
Espíritu. El templo es un nudo que ata lo visible e
invisible.

La relación entre personas de cara a Dios, se


vuelve un templo. Cuando se dialoga así, se ata el
cielo y la tierra.

47
48.- Amor

No hay que temer lo que mata el cuerpo, sino lo que


mata el corazón, lo que mata al alma humana…

No hay que preocuparse de lo que entra en el


cuerpo, por más contaminado que esté, sino de lo
que sacamos del corazón.

El amor sale del corazón humano cuando este se


abre y respira el espíritu de Dios.

El amor es un camino de dos vías. De amar y


saberse amado –saborear-.

Por eso ama el que se arriesga a empatar, a


ponerse en la ruta y el corazón del otro, el que es
capaz de sentir con el otro. La empatía capta el
sufrimiento del otro pero tambie´n la esperanza.
También ama el que comunica las razones de su
esperanza, de su alegría.

El amor es alegre, el amor es libre, el amor se


expande, el amor es y da felicidad; el amor es
atrevido, el amor es ocurrente y tiene buen humor,
el amor es sincero, es claro y no se esconde.

El amor es como la paloma: humilde, no es


presumido, es sencillo, es transparente, es
comunicativo, fecundo y gregario

48
El amor es como un buen perro: atento, siempre
aguarda, presente y cercano, hospitalario, festivo,
cariñoso y fiel.

El amor es como un delfín: que acompaña solidario,


pero que es audaz y buen aliado. Es cariñoso,
limpio y sagaz.

El amor es como el águila y el halcón que tienen


rumbo. No solosabe lo que quiere sino que está
listo para actuar. Es eficaz, es oportuno, es firme,
pronto y elegante

El amor no busca el dolor, pero cuando este se


presenta inevitable, le da sentido, lo re-signa.

El amor goza siempre; aunque no evade el placer,


lo sabe esperar.

El amor es el mejor motor, pues su energía sale de


Dios.

El amor es la mejor política, la mejor dirección,


puesto que la Verdad es el mejor Bien

El amor es la mejor manera de relación humana,


porque en ella está Dios el mejor padre.

49
El amor es el mejor trabajo, porque la felicidad es la
mayor riqueza

El amor se aprende y se enseña


El amor se aprende del Amor de  Dios con
Nosotros

El Amor es como un maestro que enseña –


insignare- cuando uno da testimonio con su propio
rostro corazón, imagen semejanza del Amor de
Dios.

El amor apuesta al amor. Sabe que el amor camina


más rápido, que ilumina mejor, que entusiasma con
más facilidad de lo que el odio destruye.

Son miles y miles los hombres y mujeres que


apuestan al amor. Solo tenemos que resonar juntos

Ha sonado la hora de amplificar el amor.

Es la hora del nacimiento de la civilización del

Corazón; es la hora de la civilización del Amor…

Juan Carlos López Rodríguez


Abril del 2003

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