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Confinamiento, virus y desigualdad.

Manuel Armando Ku Madrigal1


Desde principios de año, se comenzó el cotilleo sobre el brote de una extraña enfermedad en el
lejano oriente. Los rumores cada vez se fueron confirmando y pasaron a corroborar la
incertidumbre; en efecto, se trataba de una nueva perturbación en la salud, con un origen
supuestamente desconocido.
La búsqueda por el principio de dicho mal, generaba interrogantes: ¿armas biológicas?,
¿murciélagos?, ¿pangolines?; Diversas teorías conspirativas fueron emergiendo para brindar una
explicación parcial referente a la neumonía de Wuhan. Al naciente malestar se le llamó en sus
albores coronavirus, para después mutar, en covid-19. Parecía que tal alteración en la salud, sería
subsanada y que únicamente se trataría de una endemia. Sin embargo, se ignoraba el cuidado que
debía de tener el ser humano, aunado a la imprudencia del hombre en no tener un estricto hábito
de limpieza. Ocasionando, que el virus se esparciera a nivel global, mudando de epidemia a
pandemia en cuestión de semanas.
Hace un mes que el gobierno de México, anticipó a regañadientes y de manera emergente
un plan contingente para soslayar tan fatal enfermedad. Bajo el lema del “aislamiento
voluntario”. Se cerraron escuelas, comercios, empresas y en definitiva, se suspendieron
actividades que implicaban una conglomeración social. No obstante, las medidas tomadas, no
fueron del todo acatadas por la población, sin mencionar, el cuantioso número de personas en
el país que viven al día, y tienen como primera necesidad, el salir de casa.
El coronavirus desenmascaró algo que ya era evidente, a saber: la desigualdad social que
impera a lo largo y ancho de la república. Si bien, tal enfermedad no conoce de clases sociales,
lo cierto es, que los sectores más inmunes son de los que menos tienen, y a la vez, los que más
se exponen. Pero dicha desigualdad, no se queda inerte, sino más bien, se expande al mismo
ritmo que el virus. Por citar un ejemplo, la diferencia que se está delineando debido al programa
educativo implementado por la SEP en colaboración con el gobierno de México, titulado:
“Aprende en casa”. En el cual se han aplicado diversas estrategias de enseñanza utilizando
plataformas digitales, a las cuales no todos los niños, niñas, adolescentes, padres y madres de
familia tienen acceso. Abriendo nuevamente un umbral a la desigualdad y sobre todo al rezago

1Lic. En Humanidades por la Universidad de Quintana Roo. Mtr. En Administración de Negocios por la
Universidad Interamericana para el Desarrollo. Profesor EMSaD-1 del área de Humanidades por el Colegio de
Bachilleres del Estado de Campeche.
escolar. En cualquier caso, la asistencia del gobierno tendría que priorizar a los sectores más
vulnerables, aun así, la pericia puesta en marcha va encaminándose a concluir su cometido,
asegurando que la cobertura educativa cumpla a todo lugar con los programas de estudio y no
se caiga en el rezago educativo. Hasta ahora, se sigue esperando la respuesta a la propuesta de
muchos docentes sobre la impresión de cuadernillos de texto que refuercen a los libros para los
alumnos y alumnas que no cuentan con las llamadas TIC.
Ahora bien, en otros contextos donde ha sido evidente la carencia del país son el
económico y por supuesto el de salud. En primera instancia, la economía del país y en general
del mundo se encuentra gravemente afectada. El comercio disminuye así como los precios en
los productos primarios, pongamos por caso, el petróleo, sin mencionar la baja del turismo. La
economía va en picada y eso se puede constatar al ver los indicadores macroeconómicos. Por lo
que la reactivación de la economía, hablando únicamente del país, es una interrogante. Se añade
también que el flujo del dinero no es el habitual o en algunos casos se ha estancado para un gran
número de personas, a causa de las medidas tomadas por varias empresas, es decir, desde
despidos hasta el home office, nuevamente se abre la brecha entre quienes tienen un sueldo base
íntegro y quienes han sufrido la reducción del mismo o prácticamente perdido el empleo. De
manera que la disparidad se manifiesta también en el nivel de ingreso de los mexicanos. Pues
unos tienen más percepciones que otros, generando diferencias que se expresan en el acto de
quedarse o no en casa.
Por si fuera poco y en relación con el sector salud, el mexicano ha sabido sacar ventaja
de la necesidad del otro para aumentar los precios de los artículos básicos de higiene y también
los relativos a la alimentación. Pues tanto en clínicas como en hospitales, no se cuenta con el
material suficiente para promover el cuidado de la población, ni para atender a las personas
diagnosticadas. La salud en México siempre se ha encontrada infravalorada, prueba de ello es el
acontecer actual. Sin embargo, nadie se encontraba preparado, ni los países del primer mundo,
lo que generó una ola de caos por el desabasto y por ende, el incremento en los productos. Dicho
en otras palabras, la llegada del coronavirus al país, vino a ser la gota que derramó el vaso de un
sistema que se tambaleaba desde hace mucho tiempo.
Asimismo, el contexto demográfico es otro de los polos donde se trasluce el abrupto social. Los
datos sobre los contagios y defunciones, que se proyectan a diario en los informes de gobierno,
por medio de las gráficas e indicadores van en incremento. Por otra parte, va en decremento los
estados y municipios del país, libres de tan fatídico virus. Pero si somos meticulosos al observar
el mapa de la república, podremos darnos cuenta que la frontera sur tiene más contagios que la
frontera norte. Históricamente son regiones que tienen un nivel de crecimiento y desarrollo
económico distinto, si bien, en los últimos años el sureste ha ido adquiriendo su apogeo, a causa,
del turismo y los yacimientos petrolíferos, se siguen marcando sus diferencias, que se pueden
expresar en la calidad de vida de las personas. Pues en las ciudades importantes de la península
de Yucatán, se produce una migración constante del campo a la ciudad.
La acumulación de mexicanos y extranjeros, tanto en la Riviera Maya como en las
plataformas extractivas de petróleo en Tabasco, generó la producción de focos de infección,
pues no tomaron medidas preventivas en tiempo y forma. El cerrar hoteles, parques temáticos,
playas; significaron un duro golpe a la economía nacional y por ende, en el recorte del personal
de las empresas. El cual, en la mayoría de los casos proviene de zonas rurales de los estados
vecinos a Quintana Roo, ocasionando que se esparciera en cadena el contagio. Dicho en otras
palabras, la vulnerabilidad más elevada, a saber, la crítica, se expresa en los estados que van del
centro hacia el sur2. Catalogando, por otra parte, a los estados del norte3 como vulnerabilidad
media. Una vez más los números exponen la realidad dispar que se vive en el país, por ejemplo,
la Ciudad de México, que si bien es de las ciudades con mayor población, también es de los
lugares con mayor índice de desproporción económica. Como podemos darnos cuenta, el virus
ha afectado a todos los sectores.
El gobierno frecuentemente se encuentra informando los por menores de la enfermedad,
emitiendo el mensaje de: “quédate en casa”, tan corto el anuncio, pero que tiene en el trasfondo
una larga desigualdad. Si bien la gran medida preventiva estriba en el no salir; las condiciones
sociales y económicas no lo permiten. Consiguientemente, una vez más ha quedado perceptible
la solidaridad del mexicano con sus semejantes, desde grandes empresas, hasta instituciones
gubernamentales, demuestran su apoyo por medio de despensas hacia los sectores más endebles

2 Hasta el cierre informativo del 28 de abril de 2020, los estados de Quintana Roo (653), Tabasco (819) y Yucatán
(353) eran junto con el Estado de México y la Ciudad de México los países con el mayor número de casos
confirmados de covid-19.
3 Salvo el caso aislado de Baja California Norte, que por su condición de frontera con Estados Unidos de

América, ha alcanzado los 1301 casos positivos.


de la población. Además, del compromiso social que han adquirido otras organizaciones en la
donación de artículos de limpieza o con la ayuda a sus empleados.
La cuarentena nos ha privado de la libertad, pero ese mismo encierro, en el fondo, se
encuentra desarrollando en cada uno de nosotros, habilidades o técnicas necesarias para
sobrellevar a la distancia las actividades cotidianas de cada cual. Los docentes se han reinventado
el proceso enseñanza-aprendizaje con tintes tecnológicos; en ninguna época anterior había sido
fundamental el dominar las TIC, como lo es ahora. A fin de cuentas, nos encontramos en una
era digital donde predomina el uso exhaustivo de aplicaciones, pero ni tal vanguardia, nos tenía
actualizados para digerir la presente situación. Por otra parte, los supermercados han ejecutado
nuevas estrategias para ofertar sus productos y llevártelos hasta la puerta de tu casa. Si bien la
producción y distribución desacelera, el consumo y el consumismo no se detienen, al contrario,
en tiempos aciagos se tiende a demandar más. En suma, nos encontramos presenciando una
renovación total en todos los tópicos de la sociedad.
Análogamente, una pieza importante, que implícitamente nos asiste a sobrellevar el
aislamiento, es la familia. Quizá, no volvamos a tener la oportunidad de convivir íntimamente
por un tiempo indeterminado con nuestro primer grupo social. Las exigencias del mundo
neoliberal, nos han obligado a muchos, a cambiarnos de domicilio o simple y llanamente, no
pasar tanto tiempo en casa. Hoy a pesar de las circunstancias adversas, es una buena opción
aprovechar la coyuntura que se nos presenta. Sobre todo, para reencontrarnos con nosotros
mismos.
A decir verdad, no todo gira en torno a cuestiones negativas, sino el confinamiento nos
ha hecho valorar al otro, se añora hoy más que nunca las relaciones interpersonales. Habíamos
regresado a la caverna platónica, por medio de los celulares, las computadoras, la televisión y el
internet, olvidando la socialización personal, sustituyéndola por una virtual. Ahora, lo que se
ansia es el día en el cual podamos volver al exterior libre de perplejidades, en que nos
encontremos al otro para estrecharle la mano o brindarle un abrazo genuino y no indistinto. De
lo que podemos estar seguros, es que la forma de ver la vida post covid-19 no será igual a la que
teníamos antes. Por eso hoy, hay que quedarnos en casa, para mañana poder reunirnos en masa.

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