Sei sulla pagina 1di 3

CONCIENCIA ECOLOGICA.

“No se cuida lo que no se ama, y no se ama lo que no se conoce”.

La conciencia ambiental se define como el entendimiento que se tiene del impacto de los
seres humanos en el entorno. Es decir, trata de hacer entender cómo influyen las acciones de
cada día en el medio ambiente y como esto afecta a nuestro espacio.

Si el planeta fuera un paciente hospitalizado, sería además un paciente en riesgo vital “piiip…
piiip… piiip…” se escucharía desde la sala de la UCI. ¿Podría alguien sobreponerse a tanto
abuso cometido por las ambiciones humanas?, ¿Qué nos ha llevado a ser depredadores
insaciables y tan irracionales de nuestros recursos naturales, contaminando descaradamente
todo lo que se nos ha regalado y que nos da vida permitiéndonos respirar y alimentarnos para
poder subsistir? Hemos deteriorado enormemente la biosfera… pero afortunadamente de esta
misma manera somos humanos capaces de desarrollar la conciencia también regalada, que
está movilizando a grandes grupos a trabajar por lo que a la gran mayoría parece no
importarle, grupos que han movido masas que, con mayor o menor impacto, contagian con
sus ganas de querer parar tanta destrucción.

Tener conciencia ecológica es entender que somos dependientes de la naturaleza y


responsables de su estado de conservación. Ignorar esta verdad equivale a autodestruirnos,
porque al degradar el medio ambiente estamos empeorando nuestra calidad de vida y
poniendo en peligro el futuro de nuestros descendientes.

Para sobrellevar esta civilización moderna, nos hemos convertido en consumidores


desmedidos de energía altamente contaminante. El ser humano parece que se empeña en
destruir el ambiente donde vive. Ya que los combustibles fósiles son quemados para obtener
energía y los desechos son arrojados a la naturaleza, provocando contaminación marítima,
aérea y terrestre. Los tóxicos no se descomponen, se abandonan y continúan envenenando al
planeta.

El ser humano se autodetermina “LA ESPECIE MÁS INTELIGENTE”, pero ¿Qué estamos
haciendo para ayudar?, ¿Qué estamos haciendo para salvar nuestro planeta?
Se exploran fuentes de energía renovables y sustentables, conformación de redes solidarias
de acción ambiental, campañas de reciclaje, se promueve y difunde cada vez más la
permacultura como alternativa de organización de la sociedad, la energía y la producción, se
abren fuentes públicas de financiamiento a iniciativas comunitarias para prevenir y mitigar el
daño medioambiental. Estos son sólo algunas de las múltiples iniciativas por medio de las
cuales hombres y mujeres trabajan incansablemente. Estudiar, organizarse, disminuir los
residuos, reformular y crear conciencia, junto con cuidar, reparar, conservar y prevenir
pareciera ser una buena forma de inicio.

El reciclaje no es un proceso nuevo en el mundo, siempre se ha utilizado trozos de metales


reciclados para convertirlos en nuevas herramientas. En la revolución industrial los
recicladores formaron industrias y luego sociedades, y durante los años 30 en Estados Unidos
muchas personas sobrevivieron a la depresión recogiendo trozos de metal para venderlos a
las recicladoras.

El entorno ecológico con el tiempo ha ido perdiendo el respeto del hombre, con el tiempo se
fue creando la idea o esa sensación que nos dice que somos dueños de todo o al menos eso
suponemos, pero ¿A dónde ha llegado eso?

El hombre ahora busca la manipulación de la naturaleza, siente la necesidad de transformarla


y dirigirla para su confort, esto no es del todo malo, pero lo malo inicia cuando no se miden los
daños provocados, cuando no queremos poner atención en el precio que la naturaleza paga
por las acciones del hombre, aquí empieza el problema.

Y con eso.

El planeta se ha enfermado del calentamiento global, contaminación de las aguas y la tierra,


deforestación, escasez de agua; estos son solo algunos de los problemas que alteran el
medio ambiente, y que amenazan con poco a poco ir haciendo la vida, en sus diversas
manifestaciones, mucho más difícil en este sistema que hemos creado y que bien cuidado nos
otorgaría, como los ha hecho por siglos, todo lo necesario para vivir y convivir, sanos y felices:
nosotros, nuestros padres, nuestros hermanos y todo los seres vivos.

¿Debemos resignarnos a aceptar que la economía, los avances tecnológicos, no son posibles
sin contaminación o que donde quiera que haya gente se arrojan los deshechos al entorno?
Debemos dejar de ser tan ciegos con respecto a los estragos que dejamos al entorno y estar
más comprometidos con él.

Por supuesto ante todo se debe asumir que la idea de vivir en un medio ambiente limpio y
garantizar nuestro futuro y de posteriores generaciones un planeta sano no es una utopía,
sino una realidad que nosotros mismos podemos construir si así lo decidimos.

“La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”.

Potrebbero piacerti anche