Sei sulla pagina 1di 3

A los 15 años de su fallecimiento.

HOMENAJE A LUIS EDUARDO AVALOS BUSTAMANTE


Lic. Aura Vega Olivos.
Hay personas que dejan huellas imborrables como testimonio de su paso por la vida.
El extinto escritor Luis Eduardo Avalos Bustamante, después de quince años de su inesperada
partida, es un recuerdo que aùn permanece intacto en el corazón y en la mente de quienes lo
conocimos y tuvimos la bendiciòn de su càlida amistad. Dueño de una pluma exquisita, su
sensibilidad y ternura emergen de sus textos como un susurro que acaricia el alma. Su lenguaje
muy bien cuidado es un homenaje a la grandeza de las letras castellanas.
Luis Eduardo Avalos Bustamante escribió variedad de textos poéticos, entre ellos,
muchos sonetos que aùn permanecen inèditos. Sus poemas màs conocidos son “Balada del
muchacho que partió” y “Marinero”. También escribió poemas para niños. Sin duda alguna, el
himno a Tumbes lo ha inmortalizado, no sólo en el parnaso tumbesino, sino en todo el
horizonte cultural de nuestra región y, por qué no decirlo, de nuestro país porque nuestro
himno es una de las mejores composiciones que, dentro de este género, enriquecen el
patrimonio cultural de la nación.
Luis Eduardo Avalos Bustamante también creó los himnos de varias instituciones
educativas, asimismo, compuso hermosas canciones que él mismo interpretaba al compás de
su guitarra. También nos ha legado amenas narraciones entre las cuales destacan fábulas
como “El Picaflor y la sábila”, “El Chiclón y el espejo”; entre otras.
Lalo, como cariñosamente le decíamos, nació en la ciudad de Tumbes el 23 de
setiembre de 1948 y falleció en esta misma ciudad el 21 de diciembre de 1995. Realizó sus
estudios de educación primaria en el C.E. “Virgen de Fátima” y de secundaria en el colegio
nacional “El Triunfo” ambos de Tumbes y recibió su educación superior en la escuela normal
“Almirante Miguel Grau” de Piura de donde egresó en 1971 como profesor de Lengua y
Literatura. También destacó como gran futbolista por cuya calidad vistió la casaquilla de la
selección de este departamento. En 1987, su poemario “Balada del muchacho que partió”
ganó el segundo premio en poesía en el concurso convocado por la Municipalidad Provincial
de Tumbes. Ha publicado el poemario “Poesía para niños” (Tumbes 1992). En 1994 creó la
letra y música del himno a Tumbes. En 1997 el IV Encuentro de Poetas de Tumbes llevó su
nombre.
Detrás de su rostro adusto era fácil encontrar un hombre tierno, sencillo y de
conversación amena. Su dedicada labor pedagógica, junto a su trato agradable, lo hicieron
acreedor del respeto y cariño de alumnos y docentes de las instituciones educativas, tanto
públicas como privadas, en las cuales laboró.
La mayoría de sus textos no son conocidos en nuestro ámbito. Urge, por tanto, la
publicación y difusión de su obra en una edición póstuma, además del análisis literario de sus
textos en las aulas de educación primaria y secundaria.
Si bien es cierto que los homenajes póstumos son una manera de reconocer la
trascendencia de una persona, existen mejores caminos para valorar lo nuestro. En Tumbes
hay buenos escritores que aún no han muerto y que no les gustaría marcharse de esta vida
para que, tardíamente, la atención de nuestras autoridades y población en general se vuelvan
hacia ellos en estériles discursos fúnebres. No hay mejor homenaje para un escritor tumbesino
que el apoyo que se podría brindar a la edición y difusión de su obra, pues no hay mejor gloria
para un poeta que el hecho de que todo un pueblo disfrute y cante sus versos.

HAY DIAS EN QUE EL ALMA

Hay días en que el alma


se ahoga en melancolía
y quiere enterrar su corazón
en un desierto. Lejos, muy lejos
de hombres, pájaros y sueños.
Dios da campanadas sin bagajes,
de horizontes ateos y de bocas
con sabor a hiel.
Nubes blancas y nubes negras.
Angustiado otear de firmamentos,
rocíos de esperanza
que no abren sus oasis
ni sus rosas
al yermo desolado.
Hay días en que el corazón
pulido y sin el rubor de las hogueras
quiere enterrar su pasado
en el desierto. Renacer como el fénix
y bajo su sombra
de árbol bueno,
cobijar eternamente
a hombres, pájaros y sueños.
El corazón escancia su letargo
y galopa en sus latidos.
Desde una pared agrietada
un calendario escéptico
cierras sus ojos lloros
y le niega ese día.

ENSOÑACION TUMBESINA (Vals)

Hay un lugar de mi patria


donde el sol sonríe eterno
cuando Dios creó el paraíso
se enamoró de esta tierra
dejo un pedazo de cielo
dormido entre manglares,
y al despertar de su sueño
te deslumbró tu hermosura (bis).

Los brazos de las palmeras


saludan a los viajeros
y un río que nunca muere
susurra un “no me olvides”
y su majestuoso puente
que mira al infinito
con la esperanza que vuelvan
sus hijos que están ausentes
no tarden que entre luceros
la tierra se entristece
que aquí siempre los guardarán
un pedacito de cielo.
VERSOS ROTOS

Aura Vega Olivos

Yo quería
bordar líneas musicales
para adornar
tu pentagrama de poeta,
dibujar notas canarias
que cantasen al compás festivo
de tu voz transparente.
Buscaba a cada instante
mariposas blancasazuladas
para guardarlas
en el cofre de tu historia;
pero te fuiste
con tu paso apresurado
tras los vuelos matutinos
de diciembre
y nos dejaste recogiendo
estos fragmentos
que nos cuentan
del dolor inextinguible
de tu ausencia.

A UN MARINERO QUE DEJO ESTE PUERTO CANTANDO UN HIMNO A LA VIDA.

Marco Antonio Cabrera Atoche.

No muchacho,
no creas que para mí
es fácil aceptar tu partida
pero como sabes,
la vida no olvida
la estúpida manía de marcharse.
Lleva tu cabeza en alto
porque supiste ser
un buen marinero
y enfrentaste ogros y cantos de sirena.
En cada puerto se hablará
de tus sonrisas y tus canciones.
Vete tranquilo,
el mejor himno que nos has legado,
es el himno de la amistad
que fue tu vida misma.

Potrebbero piacerti anche