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FAMILIA, EVALUACIÓN
E INTERVENCIÓN
EDITORIAL CCS
Responsable de colección:
Asociación Española para la Investigación y el Desarrollo de la Terapia
Familiar.
Director de colección:
José Antonio Ríos González.
Índice
Portada
Créditos
Agradecimientos
Introducción
1. Concepto de familia
4. El marco ecológico
Conclusiones
Notas
Introducción
En Familia, evaluación e intervención hemos tratado de aunar teoría y
práctica de evaluación e intervención para ofrecer un libro que sea un
instrumento útil para la formación y para el apoyo a la docencia de los
profesionales y los futuros profesionales que, de una u otra forma, están o
estarán vinculados al trabajo con familias, en los servicios sanitarios,
educativos, sociales y comunitarios. Este libro se ocupa de la familia y la
intervención familiar, combinando la teoría y la práctica. Creemos que es
importante realizar una profundización conceptual sobre aquello en lo que
vamos a intervenir y sobre las diversas maneras de entender la familia desde
marcos teóricos que se han ido solapando a lo largo del tiempo y que han ido
incorporando elementos de unos en otros. Las cuestiones prácticas tienen que
ver con la intervención, cómo desarrollarla, cómo enfocarla desde distintas
perspectivas, cómo evaluar y cómo diseñar programas. No partimos de un
único modelo, sino que utilizamos diferentes modelos, de intervención
psicoeducativa y de terapia familiar como base de nuestras actuaciones.
Por lo que respecta a las teorías, señalábamos que nos hemos centrado en
las que más han influido a nuestro trabajo. Nos parece importante tenerlas en
cuenta por separado aunque no sean excluyentes y aunque se utilicen
solapadamente en las intervenciones diarias. Profundizar en los orígenes de
unas y otras y las aportaciones conceptuales al campo que nos ocupa es el
paso previo a utilizarlas combinadamente en la práctica.
Parte I
CONCEPTOS Y TEORÍAS
Las teorías que analizaremos no son, por supuesto, todas las posibles, pero
sí nos parecen las más relevantes en el estudio de la familia por su
concepción de la familia, sus consecuencias para la intervención y su
influencia en otros planteamientos teóricos.
Referencias bibliográficas
Capítulo 1
CONCEPTO DE FAMILIA
INTRODUCCIÓN
Este capítulo comienza como un ejercicio de reflexión sobre nuestras propias
prácticas desde diferentes puntos de vista: desde la práctica lingüística a la
práctica de la intervención familiar.
Si alguna vez nos propusiésemos contar las veces que utilizamos la palabra
«familia» o sus derivados como «familiar», «familiarizado», y sin necesidad
de ser exhaustivos, nos daríamos cuenta de que la palabra «familia» está muy
presente en el discurso cotidiano. Hablamos de una empresa familiar, unos
amigos que son como de la familia o una tertulia en la que nos sentimos en
familia. La usamos para referirnos a aquello que es cercano, conocido,
afectivamente importante, aquello en lo que nos sentimos cómodos o que nos
une con lazos que consideramos sólidos y duraderos. Por otro lado, parece
que todos tenemos una familia, aun cuando vivamos solos o nos hayamos
criado en una casa de acogida. Nuestros amigos, nuestros vecinos o nuestros
parientes se convierten en «nuestra familia», haya o no lazos sanguíneos o
legales.
Por tanto, parece que la palabra «familia» no sólo es de uso común, sino
que forma parte de la experiencia vital de todas las personas. Luego, el
plantearse cómo definir a la familia debería ser una tarea sencilla y, sin
embargo, se trata de un concepto escurridizo. No resulta fácil a pesar de su
uso generalizado y de nuestra experiencia cotidiana. Broderick (1993) ilustra
esta dificultad con un buen ejemplo: los delegados de la Conferencia de la
Familia celebrada en la Casa Blanca en 1980, tras pasarse días discutiendo,
no fueron capaces de ponerse de acuerdo acerca de cómo debían definirla.
¿Podremos nosotros llegar a alguna propuesta definitoria (que no definitiva)?
Lo intentaremos, pero antes deberíamos considerar para qué o por qué
deseamos definir qué es una familia.
PROPUESTAS DE DEFINICIÓN
Desde planteamientos sistémicos se concibe a la familia como un conjunto de
personas que interactúan de forma regular y repetida a través del tiempo. Sin
embargo, también se interactúa de forma regular y repetida a lo largo del
tiempo con los compañeros de trabajo o con los compañeros de piso y no
constituyen una familia. ¿Cuáles son, entonces, las diferencias?
Según Klein y White (1996):
Por su parte, White (1991) define a la familia como «un grupo social
intergeneracional organizado y gobernado por normas sociales con respecto a
la descendencia y la afinidad, la reproducción y la socialización de los más
jóvenes» (White, 1991, p. 7).
Una distinción que, en ocasiones, resulta complicada, tiene que ver con la
familia y los parientes. En general, se considera que los parientes por
adopción, sangre o matrimonio que no comparten una residencia común
constituyen la red de parientes pero no son una familia.
c) Sus funciones.
Por una parte, puede no existir un acuerdo con respecto a cuáles son las
funciones de la familia o los límites culturales de su consideración. Están,
además, los problemas de determinar, una vez llegados a un acuerdo con
respecto a sus funciones, si las familias las cumplen.
Cuando el sistema familiar está constituido por dos adultos, según autores
como Rodrigo y Palacios (1998), las funciones de la familia tienen que ver
con a) la construcción de personas adultas que asumen nuevas
responsabilidades y el compromiso de unas relaciones íntimas y
privilegiadas. Tiene también las funciones de b) desarrollo afectivo y c)
apoyo social. Según Broderick (1993), otra de las funciones de la familia es
d) la aportación de nuevos miembros. Como especie, precisamos de la
incorporación de otros sujetos para asegurar el recambio generacional.
Socialmente, hace falta la inclusión de nuevos miembros convenientemente
ajustados a las normas socioculturales del grupo.
Las funciones de la familia, cuando en ella hay niños, tienen que ver con la
satisfacción de esas metas. Primeramente, la familia debe asegurar la
supervivencia de sus miembros. Los cachorros humanos, a diferencia de los
de otras especies, nacen más indefensos. Aunque dotados de capacidades
hasta no hace mucho ignoradas por la investigación, necesitan de otros seres
más capaces para sobrevivir, habitualmente los adultos humanos, que
garantizan las condiciones de supervivencia: los protegen, alimentan y cuidan
de su salud.
Una tercera función tiene que ver con la estimulación del desarrollo de
capacidades que dependen del grupo cultural. Para Whiting y Edwards
(1988), se puede concebir a la cultura como una «proveedora de marcos»
(provider of settings) y a los padres como organizadores de dichos marcos
para sus hijos. Según ellos, el patrón de comportamiento social se aprende y
practica en interacción con diferentes tipos de individuos en una variedad de
marcos. Los agentes de socialización organizan la participación de los niños
en estos contextos de aprendizaje al asignarlos a unos y prohibir otros. El
poder de los padres y socializadores para moldear el comportamiento social
se encuentra en la asignación de los niños y niñas a diferentes marcos en los
que interaccionan con diversas categorías de individuos. Sin embargo, no
sólo los niños están sometidos a estas influencias, sino que también los
padres son asignados a distintos marcos con sus perfiles peculiares personales
y de actividades. Por ejemplo, en aquellas sociedades en las que las
prescripciones sociales separan a los maridos de las mujeres, la implicación
de éstos en el cuidado de los niños es escasa o nula. Lo contrario ocurre en
sociedades en las que existe un mayor contacto entre maridos y mujeres. Los
marcos en los que se encuentran las madres también se relacionan con su
forma de interactuar con los niños.
DIVERSIDAD FAMILIAR
Dentro de la familia, es posible distinguir varios tipos según tres criterios
fundamentales: el número de generaciones y la composición, el lugar de
residencia y la línea de ascendencia.
La familia conyugal o nuclear está constituida por una pareja casada y los
hijos habidos de esa unión.
La familia serie está formada por un varón y una mujer que han pasado por
una sucesión de matrimonios adquiriendo varios esposos/as y diferentes
familias a lo largo de sus vidas, aunque siempre viviendo en una familia
nuclear en cada período. La familia serie es una combinación de familias
mixtas entre sí o de familia mixta y familia nuclear.
Parejas gay (u homosexuales) son parejas del mismo sexo que mantienen
una relación relativamente permanente y que en muy pocos países pueden
tener vínculos legales.
Según esto todavía sería posible hablar de, por una parte, familias gay
(homosexuales u homoparentales), que son aquellas formadas por dos adultos
del mismo sexo y sus hijos, con los que pueden unirlos lazos biológicos o no.
Por otra, de parejas heterosexuales sin hijos unidas por vínculos legales.
CONCLUSIONES
A lo largo de este capítulo hemos tratado de dar una definición de familia
amplia y específica a la vez. Amplia para que sea posible incluir en ella la
diversidad de tipologías y funciones que se le atribuyen. Específica para que
nuestra definición de familia la distinga de otros grupos o sistemas sociales.
No obstante, sería imposible analizar detalladamente los procesos familiares,
relacionales, ideacionales o educativos de todos y cada uno de los diferentes
tipos. Lo que sí se pretende es que la definición sirva como reflexión de la
enorme diversidad existente, de la influencia que las experiencias personales
tienen a la hora de tratar de dar una definición y de cómo, sea cual sea la
definición y la tipología de familia a la que nos refiramos, ésta se caracteriza
por la existencia de unos vínculos especiales entre sus miembros y unas
funciones que ha desempeñado, con éxito o sin él, de modo natural e
institucional desde hace mucho tiempo.
Referencias bibliográficas
Capítulo 2
LA TEORÍA EVOLUTIVA DE LA
FAMILIA
INTRODUCCIÓN
La teoría evolutiva de la familia es la única teoría, de las que veremos, que se
aplica exclusivamente a la familia. Esta teoría estudia los cambios
sistemáticos que la familia experimenta como consecuencia de las demandas
de sus miembros y de la sociedad en la que está inmersa (Mattessich y Hill,
1987).
TRADICIONES INTELECTUALES Y
VARIANTES ACTUALES
Tratar de ubicar temporalmente los orígenes del concepto de ciclo vital
familiar no es fácil. Lo que sí está claro es que este concepto tiene una larga
historia. Podemos remontarnos a 1777 y, desde ahí, seguir hasta los trabajos
de los sociólogos rurales (Lively, 1932; Loomis, 1934). En el siglo XX, tanto
sociólogos como psicólogos (clínicos y académicos), historiadores o
economistas han tenido una gran influencia en los inicios de la teoría.
CONCEPTOS
Dentro de la teoría evolutiva es posible distinguir una serie de conceptos, que
resultan esenciales para comprender la interpretación que hace de los cambios
familiares a lo largo del tiempo. Para una mejor integración de los mismos, se
sugiere considerar la Figura 1.
Cambio familiar y desarrollo
Estadio
Dado que las familias varían tanto de unas a otras, resulta difícil aceptar la
ciclicidad de la historia familiar y la progresión fija de estadios. La palabra
«ciclo» sugiere, por una parte, la idea de recurrencia, de que en la familia se
repiten hechos, situaciones, acontecimientos. En una misma familia pueden
reproducirse conductas o acontecimientos que tienen significados diferentes
según las edades y las condiciones relacionales de sus miembros, pero su
recurrencia no se relaciona con la progresión de unos estadios a otros y, ni
siquiera, dicha recurrencia tendrá los mismos significados en cada estadio. La
recurrencia puede referirse también a que, a lo largo de las generaciones, las
familias repiten las mismas situaciones y conductas, pero, como señalan los
historiadores, las condiciones no son idénticas. No era lo mismo irse de casa
en los setenta que en los noventa del pasado siglo porque las condiciones
sociohistóricas y económicas no son iguales.
El rol familiar se define como todas las normas asociadas a una de las
posiciones de parentesco. Pero, como las posiciones se definen
estructuralmente, el contenido del rol (las normas estáticas y procesuales)
puede variar de una sociedad a otra o de un subgrupo cultural a otro. Y, al
igual que las normas que las componen, los roles sociales pueden estar
graduados según la edad individual y el estadio familiar. Por ejemplo, el
papel de cuidado de una madre con su bebé es muy diferente al de una madre
con su hijo adolescente.
Acontecimiento
Transiciones
Las transiciones son cambios de un estadio familiar a otro. Mientras que un
estadio se prolonga en el tiempo, un acontecimiento se supone que ocupa
solamente un punto temporal.
Tareas evolutivas
Los primeros evolutivos pensaban que las transiciones estaban asociadas a las
tareas evolutivas que surgían a lo largo de la vida de los individuos y las
familias.
Variaciones y desviaciones
Como los dos sexos retrasan el matrimonio hasta terminar los estudios y
estar asentados profesionalmente, la cohabitación constituye un modo de
entrar en las relaciones íntimas con un/a esposo/a potencial sin los roles
restrictores de marido y mujer y sin la presión por tener niños. Así que, se
puede decir que el cambio social se relaciona con que las familias buscan
ajustar sus secuencias de estadios con la secuenciación y temporización de las
normas de instituciones no familiares (como las educativas u ocupacionales).
CRÍTICAS Y DISCUSIÓN
Aunque algunas de las críticas que se han hecho a la teoría evolutiva de la
familia ya han quedado recogidas en apartados anteriores, procuraremos
profundizar en ellas, considerando igualmente las contracríticas y lo que estas
críticas pueden aportar al refinamiento de un marco teórico que, al igual que
su objeto de estudio, también se desarrolla.
Una de las críticas más serias a la teoría es que muchos de los cambios que
se ven como saltos discretos asociados al cambio de estadio son realmente
cambios continuos y graduales. Para algunos, por ejemplo, el nacimiento del
primer hijo es más continuo que discreto en la medida en que la familia se va
preparando para este acontecimiento. De hecho, incluso entre los teóricos
evolutivos las transiciones no son un punto en el tiempo, sino un proceso.
Pero, la contrarréplica es que no importa si hay o no preparación al
nacimiento del hijo; si el hijo finalmente no nace, no se produce esa
transición. Esta contrarréplica se basa en que las transiciones están asociadas
a acontecimientos discretos que se convierten en puntos de corte en la vida
familiar.
CONCLUSIONES
Como se señalaba en la introducción, la teoría evolutiva de la familia es la
única de las que veremos que se aplica exclusivamente a la familia. El uso de
términos como estadio, ciclo, cambio o desarrollo pueden llevar a pensar en
una simple traducción del estudio individual al familiar. Sin embargo, la
teoría evolutiva de la familia tiene suficiente entidad para explicar algunos de
los cambios que se producen en las familias a lo largo del tiempo (sin
necesitar de recurrir a explicaciones evolutivas individuales), en especial el
cambio normativo, aunque también se consideran las variaciones y
desviaciones con respecto al curso evolutivo mayoritario.
Elder, G., Jr. (1974). The children of the great depression: Social
change in life experience. Chicago: University of Chicago Press.
Hill, R. (1949). Families under stress. Nueva York: Harper & Brothers.
Lively, C. E. (1932). The growth cycle of the farm family (Boletín 51).
Wooster: Ohio Agricultural Experiment Station.
Capítulo 3
LA TEORÍA SISTÉMICA
INTRODUCCIÓN
Las modernas teorías sistémicas de la familia se derivan de la Teoría General
de Sistemas (TGS). Para Bertalanffy (1972), se trata de un campo lógico-
matemático que pretende formular y derivar los principios que son aplicables
a los sistemas en general (p. 26), como los misiles, las amebas o las familias.
La búsqueda de dichos principios implicaría, según los teóricos de sistemas,
la posibilidad de unificar la ciencia. Y, aunque como señalaba Bertalanffy, es
posible distinguir una jerarquía de sistemas: los sistemas inanimados, los
vivientes y los simbólicos (que son los que se ocupan de los significados y se
encuentran en el punto más alto de la jerarquía), esta distinción jerárquica no
implica ausencia de relación entre los distintos niveles. De hecho, los teóricos
de sistemas defienden una visión del mundo en la que todos los objetos están
interrelacionados unos con otros y en la que, en la conjunción de los objetos,
prima la no sumatividad, que el todo es más que la suma de las partes, como
señalaba Aristóteles.
TRADICIONES INTELECTUALES Y
VARIANTES ACTUALES
Lo que llamamos teoría general de sistemas no tiene un único origen, sino
que evolucionó a partir de influencias como la biología, la robótica y las
matemáticas. De todas las teorías que se analizan en estas páginas, esta es de
la más recientes, ya que la mayor parte de su evolución tuvo lugar en el siglo
XX.
Antes del comienzo del siglo XX, se puede hablar de dos fuentes de
influencia en la teoría de sistemas. Una de esas influencias es la perspectiva
orgánica y evolutiva de la sociedad de Herbert Spencer (1880). Para él
existían unos procesos idénticos operando en el universo, que podían
aplicarse a la sociología, a la biología o a la psicología. Consideraba al
universo como un proceso continuo que crea y disipa estructuras. El trabajo
de Spencer es una de las fuentes contemporáneas de la idea de emergencia y
de que los agregados forman algo que es más que la suma de sus partes.
Por su parte, la teoría de los procesos familiares, cuya versión más reciente
es de Broderick (1993), considera que la familia es un sistema buscador de
metas. El sistema familiar trata, sobre todo, de mantener las relaciones
sociales y espaciales dentro de la familia y entre la familia y el contexto.
Dentro de la familia, se deben controlar las relaciones espaciales y sociales
entre las díadas para que los individuos puedan protegerse de las demandas
de los otros, pero para que también estén unidos unos a otros. Las relaciones
entre la familia y su contexto están formadas por transacciones que unen a la
familia con los sistemas externos, al tiempo que se mantienen los límites del
sistema familiar.
CONCEPTOS
A continuación se analizarán los conceptos más relevantes desde esta teoría.
Para una mayor integración de los mismos, se puede considerar la Figura 1.
Sistema
Subsistemas
Jerarquía
Reglas de transformación
Equifinalidad
Retroalimentación (feed-back)
Variedad
Equilibrio
CRÍTICAS Y DISCUSIÓN
Las críticas a la teoría sistémica que más daño pueden hacerle son las que
señalan que realmente no es una teoría sino un modelo. La contrarréplica dice
que la teoría sistémica sigue un planteamiento constructivista que se
contrapone al hipotético-deductivo de los modelos científicos tradicionales.
En el modelo tradicional las teorías están compitiendo unas con otras por
convertirse en la que mejor explica unos determinados hechos. Sin embargo,
desde la perspectiva constructivista, las teorías no compiten unas con otras.
Los modelos que se ocupan de hechos parecidos pueden estar iluminando
diversos aspectos, y diferentes modelos pueden ser útiles para diferentes
propósitos.
Un tercer grupo de críticas tiene que ver con la propia idea de sistema. En
su intento de aplicar la teoría de sistemas a la familia, algunos autores han
pasado de verla como un sistema a considerar que la familia es,
efectivamente, un sistema. No obstante, en cualquier teoría alguien puede ser
lo bastante ingenuo como para plantear un cambio como el comentado, lo
cual no convierte a todos los teóricos de la familia en defensores de que la
familia sea un sistema. Aunque muy bien esta puede ser una discusión estéril
y lo más importante sea considerar la utilidad que, de cara a la interpretación,
predicción e intervención, tiene la consideración de la familia como si fuera
un sistema.
CONCLUSIONES
Los planteamientos sistémicos aplicados a la familia suponen, ante todo, una
forma de pensar diferente. Diferente porque choca con las terapias y el
pensamiento tradicional buscador de causas y orígenes de los problemas
familiares. Diferente porque no considera al individuo aisladamente sino
formando parte de un sistema, un todo que es más que la suma de cada una de
sus partes.
Capítulo 4
EL MARCO ECOLÓGICO
INTRODUCCIÓN
La ecología es el estudio de las interrelaciones entre los organismos y el
ambiente, tanto orgánico como inorgánico. Por tanto, la ecología humana se
ocupa de la interacción e interdependencia de los humanos (como individuos,
grupos o sociedades) y su ambiente, que son partes inseparables de un todo
mayor. Los humanos son tanto organismos biológicos como seres sociales en
interacción con el ambiente.
Dentro de la teoría de la ecología humana se concibe a la familia como un
sistema de transformación de energía con una relación de interdependencia
del medio físico-biológico y sociocultural (Bubolz y Sontag, 1993).
TRADICIONES INTELECTUALES Y
VARIANTES ACTUALES
El vínculo de la ecología humana con la ecología de las poblaciones permite
que nos remontemos a los trabajos de autores muy anteriores al siglo XX
cuyas ideas todavía no se englobaban dentro de una etiqueta como la de
«ecología». En efecto, las ideas ecológicas están implícitas en pensadores
clásicos como Platón y Aristóteles al considerar los procesos de crecimiento
y desarrollo, y las relaciones entre el tamaño de la población y la estructura y
la estabilidad del ambiente.
Según Van den Berghe (1979), los padres utilizan dos estrategias para
maximizar su éxito reproductivo. Una de las estrategias consiste en tener
pocos hijos e invertir mucho en su cuidado y socialización. La otra estrategia
consiste en tener muchos hijos pero con la necesaria reducción de inversión
en energía y tiempo para cada hijo. Ambas estrategias tienen sus puntos
fuertes y débiles según el ambiente en el que se encuentren los sujetos. En un
ambiente hostil, una fertilidad alta puede ser más exitosa, mientras que en un
ambiente estable, es más apropiado tener pocos hijos.
CONCEPTOS
Una vez considerados las tradiciones intelectuales y las variantes actuales, se
analizarán los conceptos centrales dentro del marco ecológico. Para una
mejor integración de los mismos, se puede considerar el análisis de la Figura
1.
Ecosistema
Ambiente
Desarrollo ontogenético
Los valores, según Bubolz y Sontag (1993), son las concepciones que tienen
los humanos acerca de lo que está bien o mal o lo que vale la pena. Tanto los
individuos como las familias y los grupos sociales tienen valores. Al estudiar
el ecosistema familiar es importante considerar los valores y metas
individuales, los que comparten los miembros del grupo familiar y los que
están presentes en el medio social en el que la familia está inmersa.
Necesidades
Las necesidades son los requisitos que deben satisfacerse para que los
individuos y las familias puedan sobrevivir y adaptarse. Las necesidades se
agrupan en tres categorías: de tener, de relación y de ser (Allardt, 1976). Esta
clasificación es aplicable a los individuos y a las familias.
Dirección
Toma de decisiones
Las familias deben tomar decisiones técnicas (la selección de los medios
efectivos para alcanzar una meta), económicas (recursos para alcanzar unas
metas determinadas), integrativas (cambios en un individuo o la familia para
solucionar un problema), judiciales (aplicación de reglas para resolver las
diferencias de interés, reducir conflictos y mantener el orden) y políticas
(para preservar o mantener quién o quiénes toman las decisiones).
Entre las aplicaciones del marco ecológico nos centraremos, por una parte,
en el análisis de la calidad de los ambientes de atención comunitaria con
carácter microsistémico o que tratan de reproducir las condiciones
microsistémicas, como sucede con los centros de cuidado de los niños más
pequeños, y, por otra, en cómo las condiciones del contexto pueden
contribuir al apoyo familiar o constituir un factor de riesgo en el desarrollo
individual.
CRÍTICAS Y DISCUSIÓN
Para la presentación de las críticas seguiremos básicamente las
consideraciones de Klein y White (1996). Según estos autores, una de las
ideas básicas de Hawley (1986) y Bronfenbrenner (1979, 1989) es que el
desarrollo se produce por los intercambios con el ambiente; sin embargo, ni
uno ni otro se ocupan de cómo se produce el declive. Aunque otros autores sí
lo hayan hecho, como es el caso de Hannan y Freeman (1984), al tratar de
predecir la habilidad de las organizaciones para adaptarse a los cambios en el
ambiente y la selección natural que resulta de los fracasos adaptativos, esto
no es suficiente.
Otra crítica tiene que ver con la necesidad de explicar cómo se produce el
cambio. Incluso Bronfenbrenner se da cuenta de ese defecto. Al decir que la
conducta es función de la persona en interacción con el ambiente, reconoce
que no ha aclarado el proceso que la persona y el contexto deben generar.
CONCLUSIONES
La teoría ecológica es una teoría joven que puede proporcionar una
perspectiva de los humanos, tanto social como biológica, al estudiar a los
miembros de la familia individualmente, a la familia como grupo y el
contexto en que éstos se encuentran. No obstante, todavía necesita un mayor
desarrollo que, posiblemente, pase por una simbiosis con elementos de la
teoría sistémica. De hecho, no es infrecuente encontrarse con autores que
hablan de las teorías ecosistémicas. Sin embargo, este reconocimiento de la
conveniencia de una unión con los planteamientos sistémicos no implica
asumir que la ecología, por un lado, y la teoría sistémica, por otro, no puedan
seguir desarrollándose, al tiempo que se influyen mutuamente. La teoría
sistémica aportaría a la ecológica explicaciones acerca del cambio y la
transformación dentro de los sistemas y entre los sistemas y el ambiente. La
teoría ecológica aportaría a la sistémica información sobre las condiciones
ambientales y las genéticas.
Para terminar, nos gustaría concluir insistiendo en que, aunque las teorías
sistémica y ecológica pueden influirse mutuamente en el futuro, como lo han
hecho en el pasado, los orígenes de una y otra y la forma de abordar el
estudio de la familia son diferentes.
Referencias bibliográficas
Pearson, K. (1909). The scope and importance to the state of the science
of national eugenics. London: Dulau.
Sweet, L., Bumpass, L. y Call, V. (1988). The design and content of the
National Survey of Families and Households. Madison: University of
Wisconsin, Center for Demography and Ecology.
Parte II
EVALUACIÓN
Estos ocho puntos ponen de manifiesto los que podemos considerar pilares
básicos de la evaluación y el trabajo con familias: su carácter procesual y
continuo, su vocación sistémica y ecológica y su relevancia para la
intervención. No obstante, la evaluación puede adoptar diversas formas.
Referencias bibliográficas
Capítulo 5
EL SEF: SISTEMA DE
EVALUACIÓN FAMILIAR[1]
INTRODUCCIÓN
Los modelos de investigación en el ámbito familiar nos proporcionan una
imagen de la familia, su foto en términos de escalas o puntuaciones. No
obstante, esa imagen incide, en cada uno de ellos, en aspectos diferentes. Si
pretendemos que nuestra «foto» de la familia sea lo más completa posible sin
comprometer tanto la captación de los detalles como la visión global, es
necesario considerar una combinación de los diferentes modelos. Este es,
precisamente, uno de los propósitos del Sistema de Evaluación Familiar
(SEF).
ANTECEDENTES
La consideración de la multidimensionalidad y la aplicabilidad del SEF a
campos diversos nos ponen sobre la pista de los antecedentes de nuestro
Sistema de Evaluación Familiar: el modelo Circunflejo de Olson (Olson,
1979), el Modelo de Beavers (Beavers y Hampson, 1995) y la Escala de
Salud Familiar de Kinston, Loader y Miller (1987).
EL MODELO DE BEAVERS
Beavers (Beavers y Hampson, 1995) sugiere que las familias se incluyen en
un continuo de competencia que es función de la estructura familiar, la
mitología familiar, la negociación, la autonomía y la expresión de afecto. En
un extremo del continuo se encuentran las familias sin límites. Se trata de
familias caóticas y que tienen barreras interpersonales difusas. En el otro
extremo se encuentran las familias bien estructuradas, con individuos
autónomos que comparten intimidad y proximidad y respetan la separación
de cada miembro.
Cada escala incluye subescalas en un número variable, que oscila entre tres
y seis, y que hacen un total de 26. Cada subescala se evalúa en una escala de
7 puntos, con descripciones en los puntos 1, 3, 5 y 7. Al funcionamiento
óptimo se le asigna un «7», al adecuado un «5», a la disfunción significativa
un «3» y a la ruptura del funcionamiento un «1». No obstante, con esto no se
pretende trazar un perfil de la familia en cada una de las subescalas, sino que
interesa la puntuación total, obtenida a partir de la media aritmética de las
puntuaciones globales de cada una de las seis subescalas de que consta el
instrumento.
OBJETIVOS
Objetivo general
ECOSISTEMA DE LA FAMILIA
Ecomapa
Genograma
ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO
FAMILIAR (ver Anexo I)
Cohesión familiar
Adaptabilidad familiar
Afectividad
Comunicación
¿CÓMO EVALUAR?
En este punto nos centraremos primero en la valoración de las escalas de
estructura y funcionamiento familiar y de estilos de interacción para
centrarnos posteriormente en la elaboración del genograma y el ecomapa.
Una vez elaborados cada uno de los gráficos para las diferentes
dimensiones, se completan los gráficos generales que engloban todas las
dimensiones.
Aclaraciones
Recomendaciones generales
Para hacerse una idea más clara de las forma de representación del
genograma, puede verse el ejemplo siguiente:
El genograma de la familia Rodríguez-Martínez indica que: el señor
Rodríguez, nacido en 1943, se divorció de la Sra. Martínez en 1994, tras 10
años de matrimonio. Tuvieron cuatro hijos (dos niños y dos niñas). La hija,
nacida en 1973, y el hijo, nacido en 1980, son toxicómanos desde hace cinco
y tres años respectivamente. El hogar familiar está compuesto por los cuatro
hijos, la madre, un hermano de la madre y la abuela materna.
ECOMAPA
El ecomapa es la representación esquemática del entorno ecológico de la
familia. En el ecomapa se recoge información sobre la distribución del
espacio físico dentro del hogar y sobre las relaciones de la familia con
servicios o contextos externos a ella, utilizando para ello criterios temporales
y espaciales, o una combinación de ambos (esto es, una representación del
hogar y de los contextos externos).
La representación del espacio físico dentro del hogar nos permite evaluar
la distribución de los espacios (y los tiempos) compartidos; además de poder
realizar una descripción de las condiciones generales de la vivienda:
seguridad, calefacción, etc. De este modo, podemos encontrarnos un continuo
de familias: desde las que no parecen contar con límites físicos u objetos de
uso propio, a aquellas en las que sucede lo contrario, con límites físicos muy
claros y marcados; dándose en ambos extremos las más variadas condiciones
generales de habitabilidad de las viviendas y relaciones entre los miembros
de la familia.
El hijo mayor también acude con frecuencia a ver a su padre, que vive a
unos 7 kilómetros, y para lo que recurre al autobús. En esos viajes, el padre
suele darle dinero para ayudar económicamente a la familia. Este hijo
también visita con asiduidad a su vecino, que vive en el bajo de su edificio.
La abuela tiene una pequeña pensión, que comparte con su hija y sus
nietos. No obstante, la familia percibe una renta de integración social, para lo
que deben acudir al centro de servicios sociales, situado a unos 350 metros de
su casa (unos 7 minutos). De estas gestiones suele encargarse la madre.
FIABILIDAD
Para calcular la fiabilidad de la prueba, se eligieron al azar 12 de las familias
analizadas por 12 técnicos de la fundación Meniños, previamente entrenados
en el SEF. Los evaluadores se distribuyeron en equipos de tres.
INTRODUCCIÓN
El GAS es un procedimiento desarrollado para evaluar la consecución de
metas en el trabajo de intervención familiar, que está siendo utilizado en la
Unidad de Intervención Familiar de la Universidad de A Coruña. Parte de
escalas previas, en concreto, está basado en el Goal Attainment Scale
(Kiresuk, Smith, y Cardillo, 1994) y en la versión del Centro de Estudios
Sociales Aplicados de la Universidad de Durham (Inglaterra). Básicamente
consiste en identificar los problemas o necesidades de cada familia y trabajar
con ella para consensuar los cambios y logros necesarios y deseables, como
resultado del proceso de intervención.
9. Los ocho pasos anteriores se repiten para cada una de las metas
definidas con una familia. Lo ideal es que se establezcan al menos dos
metas y no más de cuatro. Pero dependiendo de la situación de cada
familia puede ser necesario establecer un número algo mayor o menor
de metas.
SUPERVISIÓN Y EVALUACIÓN DE LA
CONSECUCIÓN DE METAS
Un supervisor no involucrado directamente en el trabajo de intervención con
una familia determinada debería encargarse de dos funciones esenciales para
garantizar una buena valoración de los resultados:
Manuel y Ana son una pareja que tiene un niño de 5 años, Cristian. Ana
tiene otro hijo de 19 años fruto de un matrimonio anterior que está
emancipado y vive en otra ciudad, en la misma en la que vive su padre. Por lo
tanto, Manuel, Ana y Cristian configuran un núcleo familiar estable, y viven
en un piso propiedad de la madre de Ana. Manuel ha tenido desde su
juventud problemas con el alcohol, pero ha estado durante muchos años
siguiendo tratamiento con resultados muy positivos.
Observaciones generales
5. ¿Se han dejado fuera metas que son fundamentales para conseguir un
resultado positivo en esta familia (reinserción o no separación)?
8. ¿Hay saltos muy grandes entre niveles que hacen pensar que
podríamos encontrar una situación intermedia no contemplada? (por
ejemplo, el paso entre 0 y +1 es muy grande y puede que haya un
paso importante entre ambas situaciones).
Parte III
INTERVENCIÓN
1. Una concepción amplia del estado de bienestar pasa por entender que
una buena calidad de las relaciones en ámbitos como el laboral o el
familiar son los mejores motores sociales.
Capítulo 7
LA INTERVENCIÓN
PSICOEDUCATIVA EN EL
MEDIO FAMILIAR
INTRODUCCIÓN
Como señalan Arcus y sus colaboradores (Arcus, Schvaneveldt y Moss,
1993), ya que los humanos carecemos de conocimientos innatos sobre
numerosos aspectos del desarrollo y la vida familiar, natural o social, todas
las sociedades tratan de transmitir lo que saben de una generación a las
siguientes. Dicha transmisión suele producirse en el seno del propio hogar.
No obstante, los rápidos cambios sociales han impuesto a la familia
numerosas exigencias. Durante mucho tiempo fue ella la única encargada de
formar a sus miembros más jóvenes, tanto en cuestiones laborales como
familiares o religiosas. Los niños adquirían por observación o instrucción
directa en el hogar los contenidos, procedimientos y actitudes valorados
socialmente, tanto sobre el mundo externo a la familia como sobre su interior,
que después reproducían en sus nuevas familias. Pero, con el tiempo, las
familias fueron viendo que instancias sociales como la escuela ocuparon
progresivamente su lugar educativo, y, por otra, muchas familias se vieron
incapaces de llevar a cabo, tanto las funciones que les correspondían antaño,
como las que socialmente seguían considerándose de su competencia.
TRADICIONES
La intervención psicoeducativa en el medio familiar subsume dos tradiciones:
la de educación de la vida familiar y la de intervención en el hogar.
La intervención en el hogar
CONCLUSIONES
Las ideas, las relaciones con su gran carga emocional y el entorno
constituyen los elementos esenciales de la intervención psicoeducativa que,
como hemos visto:
Referencias bibliográficas
Gottlieb, B. (1993). The family in the western world. From the Black
Death to the Industrial Age. Nueva York: Oxford Univesity Press
Capítulo 8
LA TERAPIA FAMILIAR: EL
MODELO DE LA UIF
INTRODUCCIÓN
En este capítulo nos centraremos en el modelo de terapia familiar utilizado en
la Unidad de Intervención Familiar (UIF) de la Universidad de A Coruña. El
modelo se ha venido desarrollando durante los seis años de existencia de la
Unidad de Intervención. Teóricamente se nutre de los modelos estratégicos,
estructurales y breves (ver, por ejemplo, De Shazer, 1989 y 1991; Fisch,
Weakland, y Segal, 1984; Minuchin, 1997) mientras que, en la práctica, se
alimenta de diferentes fuentes: el trabajo directo en la Unidad de Intervención
con familias con las más variadas problemáticas personales y familiares, y en
diversos estadios evolutivos; la conexión y el trabajo directo de uno de
nosotros (VE) con la Fundación Meniños, que se ocupa de familias y niños
en riesgo social; y, finalmente, nuestra línea de investigación sobre la Alianza
terapéutica en terapia familiar en colaboración con la Universidad Estatal de
Nueva York en Albany (SUNY at Albany).
Cada uno de estos componentes, o tareas del proceso, tiene una función
básica y diferenciada en la consecución del cambio, y en el caso de menores
en riesgo, en la reintegración de la familia después de una situación de
maltrato, en la que ha habido, generalmente, una intervención previa de
técnicos de protección infantil. Hay que considerar que en ocasiones la
familia sufre una separación de los menores y una separación de los adultos
(a veces definitiva o muy prolongada para el adulto que ha maltratado o
abusado). Describimos someramente cada uno de los componentes del
proceso, aplicable a muy diversas problemáticas familiares e individuales.
Enganche-Involucración de las familias en el tratamiento
Definición de metas
Emancipación
LA ALIANZA
Una familia que acude a un servicio de intervención (terapia, consejo,
mediación) puede tener muchas motivaciones, un nivel de preocupación e
interés por mejorar su problema muy variado, y una cohesión entre los
miembros de la familia respecto a la situación familiar muy diferente entre sí
y con respecto a otras familias. Lo esencial, por lo tanto, es crear un marco de
relación claro en el que se haga posible trabajar en colaboración y con un
propósito común. Las nociones clave para un buen resultado de la
intervención son: confianza, motivación y cooperación; en términos técnicos,
alianza terapéutica o alianza de ayuda.
C. Sólo están ante nosotros porque lo ven como una obligación o como
algo que es conveniente, pero no reconocen ninguna necesidad de
ayuda (visitante).
• Se anuncia como un mensaje final, con alguna petición para hacer algo
en casa hasta la próxima cita, si es el caso.
CONCLUSIÓN
En este capítulo se presenta el modelo de terapia que desarrollamos en la
Unidad de Intervención Familiar de la Universidad de A Coruña. Si bien
muchos de los elementos esenciales, en cuanto a estructura de trabajo o
posicionamiento teórico de partida, entre otros, pueden tener puntos comunes
a diversos servicios, la suma de todo esto al énfasis puesto en la alianza con
la familia y todos los medios que se ponen en marcha, como estrategias
específicas y generales para conseguirla, introducen un componente
diferenciador. Nuestras intervenciones no plantean que la esencia sea la
alianza entre la familia y el terapeuta pero sí que ésta constituye un
ingrediente esencial de la misma, que es dinámico, y que debe buscarse desde
la primera entrevista pero ir desarrollándose en el resto de las sesiones.
Referencias bibliográficas
Capítulo 9
LA INTERVENCIÓN FAMILIAR
EN EL CONTEXTO DE LA
SALUD Y LA ENFERMEDAD
INTRODUCCIÓN
En este capítulo nos ocuparemos de las relaciones entre enfermedad física,
salud y familia.
Los motivos que nos han llevado a incluir este tema son diversos. Por una
parte, creemos que es éste un campo en el que queda mucho por hacer. Como
veremos a continuación, aunque se alimente de tradiciones anteriores, todavía
le queda crecer, tanto en el terreno de la investigación, como en el de la
teorización y la intervención.
Por otra parte, se trata de un área que se «sale» de las áreas tradicionales
del trabajo de los psicólogos, los trabajadores sociales y otros grupos de
profesionales que, pudiendo tener experiencia de intervención con familias,
no lo hacían en un contexto como el sanitario y de las formas que
plantearemos aquí.
Un tercer motivo tiene que ver con la importancia de desarrollar una labor
realmente sistémica: tanto desde el punto de vista de los servicios, como de
los profesionales implicados, como de las concepciones del individuo. No es
infrecuente encontrarse en los servicios sanitarios una concepción
fragmentada de la persona: el paciente no es uno, es un estómago con
problemas o una pierna rota, sin tener en cuenta las implicaciones de una
alteración en una parte del sistema individuo sobre la totalidad. Y no
podemos olvidar que los individuos forman parte de sistemas más amplios, su
familia y la comunidad a la que pertenecen, de los que los servicios son una
parte. Igualmente, es importante una perspectiva sistémica en los propios
servicios, algo que suele repetirse y asumirse pero que, en este apartado,
pretendemos mostrar como realmente posible.
Comienza este capítulo con una breve introducción histórica a los estudios
sobre la conexión entre familia-salud y enfermedad, para pasar a considerar el
FAAR, un modelo que nos parece que aúna el ser sencillo y muy explicativo
de las demandas y ajustes de la familia a la enfermedad. Presentaremos a
continuación dos formas de intervención en este contexto, la terapia
psicoeducativa y los grupos de discusión multifamiliar, para pasar a analizar
cada una de estas intervenciones según el FAAR.
LA INTERVENCIÓN FAMILIAR EN EL
CONTEXTO DE LA SALUD Y LA
ENFERMEDAD
La conexión entre las relaciones personales y familiares y la salud y la
enfermedad es una idea extendida y compartida en la actualidad, que se
elabora a partir de diferentes fuentes: experiencias personales directas, con
los profesionales de la salud o a través de los medios de comunicación, entre
otras. Sin embargo, la investigación sobre cuestiones biológicas y salud tiene
una historia breve. En 1988 Doherty y Campbell señalaban que los estudios
parecían haberse olvidado de que las familias están compuestas por personas
que tienen cuerpos. No obstante, desde entonces han ido incrementándose los
trabajos en los que se conectan procesos físicos y psicosociales en la familia.
Como señalan Patterson y Garwick (1994), las primeras investigaciones que
pusieron en relación a la familia, como contexto social, y los factores
psicobiológicos, fueron los de Salvador Minuchin y sus colaboradores en la
Philadelphia Child Guidance Clinic.
Hasta ahora hemos analizado los estudios pioneros, pero, a partir de estos
primeros trabajos, se ha tratado de analizar las relaciones entre familia y
enfermedad procurando utilizar los planteamientos sistémicos y evolutivos,
considerando la circularidad de los efectos.
Como plantean Patterson y Garwick (1994), las familias van pasando por
ciclos repetidos de ajuste-crisis-adaptación. Algunos de estos ciclos se ponen
en marcha por acontecimientos evolutivos, que producen, como se vio en el
capítulo sobre la teoría evolutiva, crisis normativas, seguidas de adaptación y
después períodos de estabilidad. En otros casos, sin embargo, la crisis la
produce, por ejemplo, el diagnóstico de una enfermedad en uno de los
miembros de la familia, lo cual origina un conjunto de demandas hasta que se
adquieren nuevas habilidades. Algunas familias son capaces de hacer frente a
estas situaciones. Se fortalecen o adquieren fortalezas; otras, por el contrario,
se debilitan y se hacen más sensibles a nuevas crisis. Según Hetherington
(1984), en las familias con unas demandas muy altas, como aquellas
enfrentadas a una enfermedad crónica, la varianza aumenta, de modo que es
más fácil encontrarse con extremos de familias que tienen o muy buenos o
muy malos resultados (ver figura 1).
EL MODELO FAAR
Profundizando en la adaptación y el ajuste de la familia a la enfermedad,
especialmente cuando ésta ha pasado de la fase de crisis a crónica, el modelo
FAAR (Family Adjustment and Adaptation Response) de Patterson y
Garwick (1994), plantea que es preciso tener en cuenta las demandas de la
enfermedad, las capacidades de la familia y los significados, que tienen que
ver con la situación, la identidad de la familia y su visión del mundo.
Demandas familiares
Dentro de las demandas, se puede distinguir entre las que tienen que ver
con el impacto de la enfermedad en la familia y las que se asocian a las
interacciones evolutivas.
Las demandas asociadas con las interacciones evolutivas tienen que ver
con la dificultad de seguir el desarrollo individual y familiar cuando se
produce la enfermedad: ciertas tareas evolutivas dentro de la familia, como
dejar el nido cuando, por ejemplo, un progenitor enferma, se ven
comprometidas. Por otra parte, el desarrollo de la propia identidad se modela
según la enfermedad.
La terapia psicoeducativa
Conceptos clave
Los trabajos con MFG en familias con un miembro con enfermedad física
comenzaron más tarde, en los años ochenta del siglo XX. No obstante,
existen algunas diferencias en la configuración de los grupos, la duración de
las intervenciones y los elementos activos responsables de los resultados.
ELEMENTOS ESENCIALES
Los elementos esenciales del modelo Ackermand/MFG son:
1. Se incluye una comunidad de familias con experiencias comunes.
Aunque desde el modelo se haya experimentado con grupos
homogéneos y heterogéneos en cuanto a la enfermedad, es más
frecuente encontrarse homogeneidad que heterogeneidad.
— El grupo dentro del grupo, por medio de los cuales los pacientes y las
familias participan de las experiencias individuales por el canal
auditivo.
Las sesiones están dirigidas por dos profesionales, dos colíderes, a poder
ser con una formación diferente. Es conveniente que uno de los dos tenga
entrenamiento en terapia familiar y que el otro tenga una orientación más
médica: médico, enfermera, entre otros. Si son de distinto sexo, mejor. No
obstante, a veces los colíderes con entrenamiento en terapia familiar tienen
problemas porque tienden a patologizar e interpretar, y éstas son dos
actividades que deberían evitarse en este tipo de sesiones. Por otro lado, los
colíderes con una orientación médica tienden a ser muy directivos, lo cual
también debería evitarse. La relación jerárquica debería quedar limitada a la
fase aguda de la enfermedad, pero, como no es el caso de las familias de estas
sesiones, se considera que un modelo de colaboración es mucho más
apropiado.
CONCLUSIONES
En este capítulo hemos pretendido, por una parte, reunir elementos de las
diferentes maneras de enfocar las intervenciones en el contexto de la familia,
que se han visto en capítulos precedentes, y, por otra, introducirnos en un
ámbito como el de la salud y la enfermedad, en el que queda bastante trabajo
por hacer en nuestro contexto.
La enfermedad debe ser vista no como algo que le ocurre a una parte de un
individuo, porque todo el sistema que constituye la persona se ve alterado por
la enfermedad. Pero, también es preciso tener en cuenta que no sólo el
paciente se ve afectado, porque, formando como forma parte de un sistema, la
familia, lo que le suceda a uno de sus miembros afecta al resto.
Es importante que en este hacerle frente, los servicios tengan en cuenta las
dificultades que el sistema familiar se encuentra, los recursos que ya posee y
el significado de la salud y la enfermedad en sus vidas. Y es igualmente
importante, considerar las necesidades, los recursos y los significados que los
propios servicios tienen con respecto a la enfermedad, con respecto a la
promoción de la salud y con respecto a las implicaciones de los miembros de
la familia en relación con el paciente identificado. Muchas veces se cuenta
con poco tiempo, se necesitan más profesionales o se entiende que no hace
falta que la familia participe, que no debe estar convenientemente informada,
que lo que se le diga es un mero trámite o que no quieren colaborar, y, para
que se destierren estas ideas, hace falta darles una oportunidad, crear un clima
de relación en el que sientan que son escuchados, atendidos, que tienen
significado y no son un mero estorbo, tanto la familia como el paciente. La
alianza con la familia y con el paciente es el pilar de la adhesión a los
tratamientos. El bienestar de la familia está en la base de la supervivencia de
muchos pacientes.
Referencias bibliográficas
Capítulo 10
GUÍA DE ELABORACIÓN DE
PROGRAMAS DE
INTERVENCIÓN FAMILIAR
INTRODUCCIÓN
En esta guía encontrará algunas consideraciones generales sobre los
principios y supuestos de los programas de intervención familiar, así como
una descripción detallada de los diferentes elementos que debería incluir un
programa. Este manual pretende ser una guía en la elaboración de cualquier
tipo de programa que busque incidir en el medio familiar, sea cual sea la
problemática o situación a la que se dirija. Su fundamentación trata de ser
coherente con una visión sistémica y ecológica de la familia. Su
estructuración busca la combinación de efectividad y sencillez. Se trata de
hacer hincapié en los elementos esenciales de todo programa de intervención
y que dichos elementos se combinen de tal forma que los potenciales
evaluadores del mismo vean facilitada su labor.
Esperamos que esta guía resulte útil a todos aquellos que se enfrenten a la
tarea de diseñar un programa de intervención en el medio familiar.
5. Elaborar un mapa de los medios con los que se cuenta como, por
ejemplo, condiciones de espacio físico, materiales y las redes sociales de las
familias. Las redes sociales nos permiten identificar las fuentes de ayuda
existentes y potenciales para satisfacer las necesidades familiares, así como a
otros servicios comunitarios que pueden estar implicados en la intervención
familiar o de alguno de sus miembros. Es importante resaltar que la
satisfacción de las necesidades de la familia no tiene que implicar la
ampliación de los servicios sociales, sino el uso de apoyos sociales ya
existentes y/o informales como miembros de las familias, parientes, vecinos o
voluntarios.
1. Introducción
2. Objetivos
3. Sujetos/destinatarios
PROCEDIMIENTO DE TRABAJO
Por tanto, los sujetos que formarán parte del programa, los profesionales
implicados en una área de intervención, la bibliografía específica sobre el
tema en el que pretende desarrollarse el programa o los políticos pueden ser
algunos de los que indiquen la existencia de una determinada necesidad. No
obstante, la necesidad puede ser bastante abstracta inicialmente por lo que se
requiere una especificación mayor. Para ello, se recurre a la elaboración de
cuestionarios, a la entrevista u otros procedimientos para detallar, en la
medida de lo posible, qué necesitan exactamente las familias a las que se
dirige el programa. Al mismo tiempo, podemos identificar los recursos con
los que cuentan: ¿se trata de familias o de una familia en la que los miembros
se sienten muy implicados cuando a alguno de ellos le sucede algo?, ¿tienen
una red social amplia?, etc.
6. Materiales
7. Temporización y ubicación
8. Intervenciones
9.1. Si se han alcanzado los objetivos propuestos, esto es, la eficacia del
programa. Si nos imaginamos a un arquero que desea hacer diana, su objetivo
será dar en el centro mismo. Si consigue dar en el blanco, podemos decir que
ha sido eficaz. Del mismo modo, si con el programa diseñado se alcanzan los
objetivos propuestos, hemos sido eficaces.
En este apartado se incluyen dos cuestiones esenciales, por una parte, el gasto
previsto de diseño y aplicación del programa. Por otra, una información
comparativa del gasto de otros programas o de la no intervención.
Otra forma de indicar los gastos podría ceñirse a señalar los gastos fijos (de
personal, por ejemplo) y los gastos variables (consumo de material fungible o
desplazamientos, por ejemplo), el gasto medio fijo y variable (anual o total) y
el gasto total (el gasto fijo más el gasto variable).
Los gastos fijos, variables y totales deben calcularse para todo el tiempo
que dure el programa, aunque, en programas prolongados, conviene hacer
una estimación con un lapso temporal más breve, anual por ejemplo. Es
preciso tener en cuenta que, si el programa tiene una duración de dos años,
los gastos iniciales del primer año pueden verse reducidos el segundo. Si este
es el caso, se debe especificar el coste del programa cada año y hacer
hincapié en el abaratamiento de los costes en el segundo año y sucesivos.
El gasto medio es el gasto para cada familia. Dicho gasto puede hacerse en
referencia al total del programa y en referencia al gasto fijo y variable. Por
ejemplo, si en un programa de intervención familiar, el gasto total anual es de
36.000 euros y se trabaja con 40 familias, el gasto medio total es de 900 euros
al año, por familia. Si de esos 36.000 euros, 20.000 corresponden a gastos
fijos y 16.000 a gastos variables, el gasto fijo medio anual es de 500 euros,
mientras que el gasto variable medio anual es de 400 euros, por familia.
2. Que cuando hay dos autores, en el texto se debe poner siempre los
apellidos de los dos. Por ejemplo, si Jiménez y Rodrigo (1988) han
hecho un trabajo al que nos referimos varias veces, pondremos
siempre los apellidos de ambos seguido del año de publicación del
trabajo. En las Referencias bibliográficas tendremos en cuenta lo
señalado en el punto 1, según se trate de un libro, revista o capítulo de
libro.
3. Que cuando sean más de dos los autores, la primera vez que se citan
en el programa, se deben poner sus apellidos como se señaló en el
punto 1, y referirnos al apellido del primer autor y cols., en sucesivas
menciones. Por ejemplo, imaginemos que hemos hablado del trabajo
de López, Fernández y Rodrigo (1988). La segunda vez que los
mencionemos y las siguientes diremos: «López y colaboradores» o
«López y sus colaboradores (López y cols., 1988)». En las
Referencias bibliográficas tendremos en cuenta lo señalado en el
punto 1, según se trate de un libro, revista o capítulo de libro, y
pondremos los apellidos e iniciales del nombre de cada uno de los
autores.
12. Anexos
Los anexos deben numerarse correlativamente, como I, II, III, etc., según
van apareciendo en el texto del programa. En ocasiones, se incluyen anexos
al final de un trabajo y no se menciona qué es a lo largo del texto. Los anexos
son parte del programa, por eso es imprescindible mencionarlos en el texto
para que el evaluador del programa lo entienda y justifique su presencia. Por
ejemplo, si utilizamos un cuestionario de evaluación de la satisfacción de los
participantes en un programa, que hemos llamado QS, en el apartado de
materiales de evaluación indicaremos que hemos utilizado dicho cuestionario
QS, y mencionaremos el anexo en el que dicho cuestionario se incluye (anexo
I, II, III o el que corresponda).
Los anexos suelen incluir información sobre los materiales de intervención
o de evaluación, o un ejemplar de los dípticos o trípticos utilizados para
captar a las familias participantes en los programas.
CONCLUSIONES
Referencias bibliográficas
Notas