Teoría U.A.

- Actividad 3: Teorías Contemporáneas Pablo Useche -

201532421

¿De qué manera la conservación y restauración de obras

arquitectónicas fomenta la creación y protección de
identidad arquitectónica?

Autores

Falso histórico o falso arquitectónico, cuestión de identidad

Antoni González (1996)

Antoni González es un arquitecto e historiador barcelonés que trabajó por más

de 30 años como jefe del servicio de monumentos de Barcelona, se dedicó a la gestión
de proyectos de preservación en todo el distrito -de Barcelona-, y a la escritura de
ensayos críticos sobre su disciplina. En su texto; ‘​Falso histórico o falso arquitectónico,
cuestión de identidad.​’ (1996), hace una reflexión acerca de las premisas que tienen en
cuenta distintas instituciones y culturas, al momento de conservar o restaurar obras
arquitectónicas, todo esto, con el fin de entender el concepto de ‘autenticidad’, y su
implicación en la conservación de identidades arquitectónicas.

A través de su texto, González expone diferentes ejemplos en los que la

conservación de identidad arquitectónica se ve justificada con la interpretación
específica del concepto de ‘autenticidad’. Primeramente, la autenticidad material,
donde; “​(...)el monumento debe ser preservado en su materialidad inicial (o, como mal
menor, en la materialidad que llegó a nosotros)(...)” ​Para este caso propone cómo
ejemplo la reconstrucción de 1986 del pabellón alemán de 1926; ​“La materialidad
actual(...) responde con fidelidad al proyecto de Mies van der Rohe.” Definiendo cierta
identidad lograda a través de esta obra.

Por otro lado, la autenticidad por originalidad, entendido cómo; que se puede
“(...)certificar documentalmente,(...) el espacio, la luz, los atributos mecánicos y
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formales inherentes a sistemas constructivos, los elementos ornamentales originales,

etc.” y​ que se comprenda su funcionalidad y significancia dentro de su contexto
histórico y social. Donde expone el ejemplo de las columnas del patio de leones de la
Alhambra, que a pesar de no ser estrictamente de la misma época del palacio ni del
material original, logran; ​“transmitir los mensajes históricos, estéticos y emblemáticos
de aquella sugestiva arquitectura.”, c​ ómo parte de la construcción de esa identidad
arquitectónica.

Asimismo, propone otras interpretaciones del concepto -de autenticidad- que

permiten entender el desarrollo de identidades arquitectónicas con relación a sus obras
y a su localización geográfica. Y cómo la autenticidad reflejada en el material,
originalidad, forma, técnica constructiva o significancia social son las que nos permiten
determinar la identidad arquitectónica que secundan distintas culturas e instituciones.

Restauración e Identidad, salvando la memoria

Ramón Recondo Pérez (2006)

Ramón Recondo Pérez es un arquitecto cubano quien ha dedicado su vida al

desarrollo de proyectos con la ​Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería de
Matanzas, en Cuba, y a la docencia en la Universidad de Matanzas. En su texto;
‘​Restauración e Identidad, salvando la memoria’ del 2006, Recondo Pérez, expone la
importancia de la restauración y conservación de obras arquitectónicas, definiendo la
identidad arquitectónica cómo las transformaciones que sufren las ciudades a través
del tiempo, y la sumatoria de obras de distinto índole que muestran los cambios
sociales que han transcurrido en un lugar específico y que se diferencian de uno a otro.

“​Conservarlos es nuestra tarea, y con ello asumimos la responsabilidad de

preservar la veracidad del mensaje histórico como forma, también, de preservar
nuestra identidad histórica.” (R. Pérez, 2006)
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En adición, la interpretación del autor busca advertir sobre cómo las malas
prácticas de conservación o restauración arquitectónica pueden deteriorar la historia de
un lugar y alterar el mensaje cronológico de una ciudad, hasta el punto de corromper la
misma identidad arquitectónica. “​Al interpretar nuestra arquitectura histórica, en
muchos casos, deformamos su mensaje, y esto propicia, para nuestro perjuicio, una
falsa visión de la identidad arquitectónica de nuestra sociedad.”

Para finalizar, concluye con la idea de que muchas veces debido a las malas
políticas de conservación nos vemos enfrentados a la transformación de la ciudad y
con ello a la transformación de la identidad, por lo tanto, es importante preservar las
obras más representativas de la manera correcta con el fin de ser fieles a nuestra
historia y al conjunto de las historias de nuestra sociedad.

“​Este deterioro físico y funcional se manifiesta en (...) la pintura, (...) exceso de

colores, (...) mutilaciones, apuntalamientos, derrumbes, desapariciones, espacios
transformados, malas adaptaciones (...), acciones sin (...) diseño, ejecución y con
incoherencia en el uso de técnicas y materiales de construcción.” “debajo (...) está
todavía la esencia de nuestra identidad y de nuestra arquitectura(...)”

La conservación activa del patrimonio arquitectónico

Juan Francisco Noguera Giménez (2002)

El texto; ‘​La conservación activa del patrimonio arquitectónico’​ escrito por Juan
Francisco Noguera Giménez, arquitecto y docente de la Universidad Politécnica de
Valencia, habla sobre la definición de ‘conservación activa´ que se entiende cómo; ​“el
conjunto de acciones emprendidas sobre el patrimonio –dentro de un proyecto común-
que tiene como objetivo el enriquecimiento de la memoria colectiva, el reconocimiento
de su autenticidad y de sus valores cambiantes, y su apropiación por la comunidad.” ​y
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cómo con este concepto, busca establecer su posición frente a cómo la conservación
permite definir y desarrollar la identidad cultural, histórica y arquitectónica de un lugar.

Su argumento se centra en cómo la historia se cuenta a través de las obras

arquitectónicas, y cómo cada lugar tiene una historia diferente que permite ser
recontada a través de la arquitectura que perdura, cada una de ellas única y por eso se
convierte en identitaria. ​“Dentro del conjunto de bienes culturales, los arquitectónicos
son los que relacionan más directamente a una comunidad con un contexto físico.” ​Por
lo tanto, Noguera Giménez, interpreta las diferentes maneras para concebir la
conservación y el mantenimiento de obras como la única manera de trascender una
historia de connotaciones sociales, políticas y económicas, al entorno físico y tangible.

Por último, para el autor es claro que las sociedades sufren transformaciones
imparables a través del tiempo, y es por eso que al ser consciente de eso y apelando a
la ‘conservación activa’, es nuestro deber respetar los elementos físicos que hacen
parte de nuestra ciudad y de nuestra historia, con el fin de promover una identidad más
acertada y una historia más precisa.

Estado de la cuestión

Teniendo en cuenta los 3 textos anteriores y la relación que hay entre identidad
arquitectónica y restauración y conservación, podemos ver que los 3 le dan una mirada
bastante similar, puesto a que consideran que a través de estas acciones -restauración
y conservación- se genera y se protege la identidad arquitectónica. Sin embargo, los
textos difieren sobre donde se centra la identidad arquitectónica, pues en el texto de
Antoni González, se habla específicamente de obras o elementos individuales que
representan una identidad con relación a su interpretación de ‘autenticidad’, mientras
que en los textos de Recondo Pérez y Noguera Giménez, ambos concuerdan que la
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identidad se sitúa en la variedad estilística y temporal de las obras que conforman una
ciudad.
Por lo tanto, es curioso ver como los 3 textos centran una parte de su argumento
en la fidelidad y veracidad de las acciones de restauración y conservación, cómo medio
para preservar la identidad arquitectónica, sin importar que sea para el caso de una
obra específica o para el caso de una ciudad, como la representación histórica de una
sociedad.

Es por eso que, basado en los artículos, la conservación y restauración de obras

protege la creación de las identidades arquitectónicas, siempre y cuando se busque
hacer de manera acertada y con relación a su contexto local e histórico, usando
técnicas arquitectónicas que busquen la concordancia entre la obra y su ‘autenticidad’ y
siendo críticos cómo lo explica Noguera Giménez con la ‘conservación activa’.
Teniendo en cuenta que la identidad arquitectónica implica diferentes aspectos,
históricos, sociales, artísticos, técnicos y materiales, y siempre y cuando busque estar
argumentada por un carácter de subjetividad está propondrá identidades más
representativas y valoradas socialmente y no turística ni globalmente.

Reflexión sobre el contexto local

Para el caso del contexto local, es claro que ambas definiciones de identidad
arquitectónica, expuestas en los 3 textos, pueden ser aplicadas. Siendo Colombia un
país tan diverso, en términos de poblaciones y orígenes, se nos dificulta poder definir
elementos que nos representen a todos y en sus distintos niveles de autenticidad. Esto
se ve reflejado en la identidad arquitectónica de distintas maneras, puesto a que
muchas culturas y subculturas son absorbidas desde sus formas de construcción y
luego en su juicio para conservar o restaurar obras representativas, por lo que nuestras
ciudades pueden ser elementos de una identidad arquitectónica, o nuestras obras
elementos de identidades arquitectónicas individuales.
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Por ejemplo, el texto de Antoni González, propone el caso de las técnicas

constructivas de guadua en el Viejo Caldas y sobre qué elementos son dignos de
conservación y cuál debería ser su método. ​“(...)la protección de la cultura constructiva
de la guadua no puede basarse en la conservación fetichista de todos los objetos
​ ues González cree que la creación de esta
creados con ese portentoso material…” P
identidad arquitectónica, se da a través de la técnica, lo que de cierta manera se acopla
más para este caso específico colombiano

Sin embargo y cómo mencionado anteriormente, la variedad estilística y

diversidad regional hace que nuestra identidad se vea representada en elementos tan
grandes cómo ciudades que cuentan nuestra historia, al igual que en simples técnicas
estéticas y/o constructivas. Bogotá por ejemplo es una ciudad ​construida a partir de los
asentamientos muiscas, de la fundación de Jiménez de Quesada y diversas
expresiones informales, formales, con estilos coloniales, modernos, arcaicos y
posmodernos, autoconstruidos, entre otros, donde se concentra una gran variedad de
poblaciones que cómo diría Natalia León Soler, historiadora de la Universidad
Externado de Bogotá, ​“(...)se representan más de 1100 municipios colombianos.”

Por lo tanto, es difícil poder definir elementos de conservación con facilidad lo

que ha vulnerado nuestra identidad arquitectónica en muchos niveles, y en muchas de
las interpretaciones de autenticidad de las que habla González. Es por eso que con el
fin de proteger y de recrear la identidad arquitectónica colombiana y/o bogotana, es
necesario pensar críticamente cómo dice la ‘conservación activa’ de Noguera Giménez
y dedicarse a buscar los elementos dignos de conservación y restauración con
métodos arquitectónicos que promuevan la fidelidad con nuestra historia y la veracidad
arquitectónica en todos los sentidos.
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Referencias

● González, A. (1996). Falso histórico o falso arquitectónico, cuestión de identidad.

Loggia, Arquitectura & Restauración,​ (1), 16-23.

● León, S. N. (2008). De paso por la capital. ​Revista Credencial Historia,​ (224).

● Noguera Giménez, J. F. (2002). La conservación activa del patrimonio

arquitectónico. ​Loggia, Arquitectura & Restauración,​ (13), 10-31.

● Pérez, R. R. (2006). Restauración e Identidad, salvando la memoria. ​Revista de

Arquitectura e Ingeniería.​