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La energía y la “primavera” árabe

Gonzalo Escribano Francés


Enrique San Martín Gonzalez
Principales magnitudes energéticas mediterráneas
Al realizar un análisis del sector energético en el Mediterráneo, un primer punto que
debe tenerse en cuenta es la existencia de dos productores de crudo y gas natural de
categoría mundial, Argelia y Libia. En la tabla 1 se muestra su importancia para los
mercados energéticos internacionales. En relación a las exportaciones de crudo,
Argelia y Libia representa cada uno entre 2,5% y un 3% de las exportaciones mundiales
de petróleo, mientras que en el caso del gas natural Argelia aporta un 6% de las
exportaciones totales por solo un 1% de Libia. En cuanto a las reservas, Libia es el país
africano con mayores reservas probadas en crudo (más de un 3% de las reservas
mundiales) mientras que Argelia es el segundo del continente en reservas de gas
natural (un 2,4% aproximadamente) tan solo por detrás de Nigeria.
Argelia podría seguir explotando sus yacimientos petrolíferos a la tasa actual durante
unos veinte años antes de que se agoten, mientras que los yacimientos libios, a la
actual tasa de explotación, durarían más de 80 años. En el caso del gas natural ambos
países disponen de reservas para más de un siglo, por lo que a corto y medio plazo no
se vislumbra un descenso de sus exportaciones salvo que intervengan circunstancias
socio-políticas como las que se están sucediendo desde principios de 2011. Por otra
parte, tampoco puede descartarse el descubrimiento de nuevos yacimientos en países
tan extensos como Argelia o Libia.
Egipto y Siria también son productores de crudo y gas, aunque en general de menor
entidad con la excepción del gas natural de Egipto, cuyas exportaciones representan el
2,3% de las exportaciones mundiales.
Durante la primera década del siglo XXI el consumo egipcio de crudo sobrepasó su
producción convirtiendo a Egipto en importador neto de petróleo. Como factor de
compensación, el sector gasista despegó en el mismo período hasta convertir sus
reservas de gas natural en las terceras del continente africano tras Nigeria y Argelia.
Por otra parte, las exportaciones sirias vienen decreciendo desde mediados de la
década de los 90, aunque en la actualidad parecen haberse estabilizado. Aunque Siria
espera aumentar sustancialmente la producción de gas natural en la próxima década,
no se destinaria a la exportaciones sino a consumo interno y – cuando fuera necesario-
a la reiyección en los pozos petrolíferas para conseguir una tasa más elevada de
extracción de crudo.
Sin embargo, la importancia del Mediterráneo en el mercado del petróleo es muy
superior a la que indican esos porcentajes. Ante la pérdida del 2% de la producción
mundial por la paralización de la producción libia, los mercados reaccionaron con un
aumento de los precios cercanos al 30%. Esta reacción aparentemente
desproporcionada refleja sobre todo el aumento del riesgo geopolítico: la primavera
árabe afectaba por primera vez a un exportador estratégico de crudo.
Este hecho se relaciona fundamentalmente con una segunda característica energética
del Mediterráneo que hay que destacar: por él discurre un corredor energético de
importancia geopolítica fundamental, especialmente para la UE. Además los
hidrocarburos (petróleo y gas natural) producidos en la zona, Europa recibe a través
del Mediterráneo la mayor parte de sus importaciones de combustibles fósiles de
Oriente Medio y la parte de los procedentes de la antigua URSS (Rusia, Asia Central y el
Cáucaso) que atraviesa el mar Negro. Por tanto la importancia energética del
Mediterráneo no se circunscribe a los recursos existentes en sus riberas, sino que se
eleva exponencialmente si utilizamos la noción del Mediterráneo ampliado, que
incluiría los recursos energéticos del Oriente Medio y el Caspio, así como los que
circulan por el mar Negro procedentes de Rusia.
Estas cifras son importantes, pero deben ponerse en perspectiva. La capacidad ociosa
de Arabia Saudita le permitiría poner en el mercado en uno o dos días más de un
millón de barriles/día, casi equivalente a la producción de Libia. En cuestión de
semanas podría alcanzar entre 3 y 5 millones de barriles/día cantidad similar a la
producción en irán. Arabia Saudita ha anunciado estar dispuesta a aumentar su
producción para compensar cualquier caída en la de Libia, y la OPEP dio garantías
similares. Sin embargo, los precios del crudo se han situado en máximos desde el inicio
de la crisis económica, haciendo retroceder las bolsas por temor a que se pudiera
retrasar, o incluso inhibir, la incipiente recuperación económica.
Como el mercado del petróleo es fungible, puede acudirse a otros proveedores y el
impacto se refleja en aumento de los precios y no en desabastecimiento. Por ello,
aunque el 85% de las exportaciones libias de crudo vayan a Europa, y la tercera parte a
Italia, son sustituibles antes de agotar los stocks.
Sin embargo , las protestas no se han limitado a los 6 países ya mencionados (Egipto,
Túnez, Libia, Siria, Yemen y Bahrein), sino que se han extendido por casi la totalidad de
la región MENA (Middle East And Northe África) en Jordania, Omán y Kuwait ha habido
protestas que se han saldado concesiones por parte de los gobiernos; en Marruecos,
Argelia , Irak e Irán las protestas también han sido fuertes, aunque las reformas
prometidas han sido de menos calado. Por último en el Sahara Occidental, Mauritania,
Sudán y Arabia Saudita las protestas han sido leves. Como se puede ver el descontento
social con unos regímenes políticos autoritarios ha abarcado la totalidad de la región,
aunque sin llegar a afectar seriamente el suministro energético.
Teniendo en cuenta el control más férreo que sobre sus países ejercen las monarquías
del Golfo Pérsico, la actitud y la rápida respuesta militar que tuvo el Consejo de
Cooperación del Golfo en el caso de Bahrein, así como la situación geográfica de las
revoluciones tunecinas y egipcia y la guerra civil de Libia, todas ellas en el norte de
África, el país que suscita una mayor preocupación, derivada precisamente de sus
recursos energéticos, es Argelia.
Si a la pérdida de producción Libia se sumase a la argelina, desaparecerían el 5% de kas
exportaciones mundiales de crudo y el 7% de las de gas, lo que tendría un importante
impacto sobre la evolución de los precios de los hidrocarburos.
La problemática energética en Egipto: un país a medio gas
Egipto es un país importante en el mercado mundial de gas natural, con más de 2% de
la producción y exportaciones mundiales, y más del 1 % de las reservas probadas.
También es un suministrador estratégico para Europa y para España. Los principales
compradores de gas egipcio son los EEUU y España. Por detrás de ellos se sitúa el
mercado subregional (Jordania, Israel, Siria) y con menor peso, otros mercados
europeos como Francia o Reino Unido. Para España, Egipto representó en el último
año cerca del 8% de las importaciones de gas natural, siendo su tercer proveedor en el
norte de África y Oriente Medio tras Argelia y Qatar.
Las exportaciones a Jordania, Siria y Líbano se realizan mediante el Arab gas Pipeline,
uno de cuyos ramales provee a Israel, y para él hay planes para extenderlo hasta
Turquía y luego Europa. Egipto también cuenta con infraestructura de GNL, entre ellas
una planta de licuefacción de Gas Natural Fenosa. Además por el canal de Suez
también transitan buques que transportan el GNL del Golfo hacia los mercados
europeos.
Ya antes del derrocamiento de Mubarak existían presiones populares en contra de
aumentar las exportaciones de gas y a favor de redirigir la producción hacia el mercado
doméstico. Las presiones han sido especialmente intensas para las exportaciones hacia
Israel. Uno de los aspectos que más malestar levanta es la queja de que los precios
estipulados en los contratos son demasiado bajos, especialmente con Israel, pero
también con Jordania y Siria. En los últimos años se ha paralizado la firma de nuevos
contratos, retrasando los planes del gobierno para desarrollar la exportación y
exploración, especialmente en zonas Offshore, más prometedoras pero de donde las
inversiones necesarias son mayores.
El malestar social con niveles de pobreza energética injustificables en un país con
recursos de gas importantes se acumula al que levantan las sospechas de malversación
y corrupción en los contratos de exportación de gas por parte del régimen anterior.
Pese a ello las exportaciones de gas siguen siendo una de las mejores opciones del país
para ayudar a financiar su transición política y apoyar al crecimiento económico del
país a largo plazo.
La problemática energética en Libia: el petróleo rebelde
Tras más de tres meses de conflicto abierto, Libia parece lejos de estabilizarse. El cese
total de la producción en Libia, el segundo productor y exportador de crudo de África,
en mayo de 2011 (AIE, 2011) ha tenido un impacto significativo sobre los precios del
crudo. Sin embargo, la importancia de los recursos estratégicos del norte de África no
es solo cuantitativa. Desde una perspectiva técnica, la importancia geo-económica del
petróleo libio (y argelino) reside en tres elementos. Primero, su cercanía a los
mercados europeos, que reduce los costes y facilita la logística (el transporte desde el
Golfo supone 10-12 días más de navegación y atravesar el Suez) Segundo, las refinerías
europeas están adaptadas a los crudos ligeros y dulces norteafricanos que facilitan el
cumplimiento de la normativa comunitaria sobre contenido en sulfuro, y aunque los
diferentes crudos pueden ser más o menos sustituibles, distan de ser perfectamente
sustitutivos. Tercero varias compañías petroleras europeas tuvieron que evacuar a su
personal y paralizar las operaciones, con el consiguiente impacto logístico y
económico.
Una vez empezada la guerra, ante la negativa de la comunidad internacional a facilitar
financiación a los rebeldes, el Consejo Nacional libio que los representa trató de
exportar petróleo para conseguir fondos que le permitiesen afrontar sus necesidades
económicas y militares y civiles, como el pago de salarios, medicinas o alimentos. Otro
de los problemas de los rebeldes estriba en las dificultades legales: el petróleo libio
está cometido a embargo y pertenece a la compañía nacional, que podría denunciar
los contratos. En el momento de escribir estas líneas son ya varios los países que
habían reconocido, tanto formalmente como de facto, al Consejo, paso previo para
poder negociar negociar transacciones comerciales. El embargo también plantea
dificultades para los pagos contractuales corrientes de las compañías internacionales a
la compañía nacional libia, que se está resolviendo mediante depósitos en custodia
(escrow). Además, queda pendiente el uso de los fondos del régimen libio bloqueados
en bancos extranjeros, incluyendo los pagos de Repsol en el intervenido Aresbank. Los
rebeldes solicitaron que se les entregasen esos fondos, al menos una parte de los
mismos; o que, en su defecto, se puedan utilizar como aval para acceder a financiación
exterior. A principios de mayo , los aliados decidieron crear, bajo la supervisión del
comité de Sanciones de Naciones Unidas, un fondo dotado por los activos congelados
al régimen libio para canalizar recursos financieros a los rebeldes, actuación que fue
calificada como acto de piratería por parte del gobierno de Gadafi. La interrupción de
los suministros fue apaciguada por el compromiso de Arabia Saudita de poner más
crudo en el mercado, promesa que no ha cumplido. El ajuste del mercado se produjo
redireccionando crudo ligero de África Occidental hacia Europa en detrimento de los
mercados asiáticos que han recibido los crudos pesados.
La problemática energética en Argelia. El miedo al contagio
Argelia es la principal actora mediterránea en el mercado del gas, siendo el tercer
proveedor tras Rusia y Noruega, aunque para España e Italia sea el primer
suministrador. Argelia es una economía dominada por los hidrocarburos, que
representan más de la mitad del PIB, casi las tres cuartas partes de los ingresos fiscales
del país y el 97 de sus exportaciones. El sector argelino está controlado por Sonatrach,
una de las mayores empresas energéticas integradas mundiales (undécima posición en
los rankings internacionales) y, además está revestida de una significación política en la
historia del joven estado argelino que no se puede obviar. Exigir a Argelia que
Sonatrach desacople sus actividades para cumplir con la reciprocidad que en la propia
UE resulta problemática es garantía de fracaso, como lo sería demandárselo a Rusia
respecto a Gazprom. En un contexto de abundancia de reservas en divisas y baja
capacidad de absorción, Argelia a decidido dedicar parte de sus excedentes a calmar el
malestar social con subidas salariales y de los subsidios básicos. Pero a diferencia de
Arabia Saudita, la sostenibilidad presupuestaria requiere aumentar su producción de
gas y así poder incrementar sus exportaciones y el fuerte crecimiento de la demanda
interna. Al tiempo, la preferencia argelina por los contratos a largo plazo puede
necesitar adaptarse a las nuevas condiciones del mercado del gas, cada vez más
desacoplado del mercado del petróleo.
Implicancias para la seguridad energética global
A pesar de que los sucesos más graves han ocurrido en el norte de África, la
preocupación, debido a su importancia energética a nivel mundial y a los ya
comentados vínculos con el Mediterráneo, que nos permitían acuñar el concepto de
Mediterráneo ampliado, se concentra en el Golfo Pérsico de forma general y en Arabia
Saudita en particular. Además, la incertidumbre geopolítica general de la región del
MENA obedece a una causa compartida: la falta de legitimidad política de los
regímenes de la región.
El riesgo que anticipan los mercados es que la ola de cambio alcance a los grandes
productores del Golfo, en especial a Arabia Saudita, segundo productor mundial (12%
de la producción), solo por detrás de Rusia (13%) y poseedor del 20% de las reservas
mundiales. Pero sobre todo porque es el único productor con capacidad ociosa
suficiente para incrementar su producción a corto plazo, entre tres y cuatro millones
de barriles al día, cantidad similar a la producción de Irán.
Pero las diferencias también son relevantes. Debido a sus recursos petroleros Arabia
Saudita dispone de cantidades de liquidez muy importantes, lo que le ha permitido
prevenir las protestas. La causa saudí siempre se ha mostrado propicia a comprar la
calma social, y con ese fin acaba de anunciar dos importantes paquetes económicos
consecutivos que superan los 125.000 millones de dólares. Pero la política de comprar
“la calma” no soluciona por si sola los problemas a largo plazo, que requiririan una
reforma política y económica. Además la promoción del “wahabismo” ha supuesto un
profundo apoyo mutuo entre la familia real saudí y la clase religiosa, que incluso emitió
“fatwas” declarando que las protestas callejeras constituían una violación del Islam.
El régimen saudí a tenido tiempo suficiente desde el desenlace de las revueltas de
Túnez y Egipto para reflexionar sobre la manera de evitar un desenlace semejante
mediante un sólido paquete de medidas preventivas que combina amenazas,
promesas, dinero y recompensas por cooperar en preservar la calma. El gobierno se
movió con rapidez pactando con los chiíes recibiendo a una delegación de la ciudad de
Qatif, la más importante de las ciudades del Este, y liberando líderes políticos. Es en
esta provincia, donde por cierto se localizas buena parte de las reservas de petróleo
del país, donde las protestas pueden ser más violentas y por donde la influencia iraní
se podría introducir. Esa es la razón por la que el gobierno empieza a dar tímidos pasos
en la liberalización de las elecciones municipales, con rumores de que también podría
aplicarse a las elecciones del consejo de la “shura” a nivel nacional.
Otra diferencia característica del país es el papel del ejército, que ha resultado clave en
Túnez y Egipto. El régimen de reclutamiento de la Guardia Nacional garantiza la
seguridad dentro del territorio y la del status quo, pues la mayor parte es reclutada
entre las tribus de la provincia del Oeste y del Centro, suníes, mientras que a las tribus
de las provincias del Este se las excluye. A pesar de su capacidad ociosa, aunque los
tres-cuatro millones de barriles diarios de los que se habla puedan ser optimistas y
matizados por las distintas calidades de crudo, su relevancia escasa, pues el país no
parece dispuesto a aumentar su producción, que de hecho bajó en marzo. Los
restantes productores regionales simplemente no pueden actuar como productores
flexibles o bisagra (swing producers) del mercado. La producción iraní sigue por debajo
del pico alcanzado antes de la revolución de 1979 (apenas cuatro millones de barriles
al día por los más de seis previos) Irak sigue estancado en los 2,5 millones de barriles
día, por debajo de la producción alcanzada antes de la primera guerra del Golfo y lejos
del objetivos de los 4 millones de barriles día del Departamento de Energía de los
EEUU tras la invasión del país. El resultado es que el conjunto de la OPEP no sólo no ha
cubierto la producción perdida libia, dejando en el mercado un agujero de un millón de
barriles día, sino que su propia producción lleva a una tendencia decreciente en 2011.

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