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REFLEXIÓN

La emergencia generada por la rápida expansión del virus


Covid-19 ha obligado a las autoridades nacionales y locales a
decretar confinamiento preventivo en todo el territorio
colombiano. Esta situación nos ha enfrentado a retos jamás
imaginados unas semanas atrás, cuando solo pensábamos que
con unas cuantas medidas sanitarias –en los lugares que
frecuentamos– bastaría para controlar la situación.
Quién hubiese imaginado que en pocas semanas todos
estaríamos en nuestras casas –ante todo cuidándonos y
cuidando de nuestras familias– cumpliendo con nuestras labores diarias. Y, sobre todo, buscando
la manera de reinventarnos para que la actual amenaza invisible no nos derrumbe como sociedad.
Justamente una de las reinvenciones que más se nota por estos días, es la de todo el sistema
educativo. Las formas de enseñar y aprender, los actores inmersos en estos procesos, y las propias
instituciones, han tenido que cambiar con gran rapidez para enfrentar la pandemia. Esto,
lógicamente ha traído un sinnúmero de preguntas que avizoran una gran complejidad, producto
de la incertidumbre que se manifiesta en todos los campos.

Sin lugar a dudas, uno de los cuestionamientos que tenemos que empezar a resolver está ligado
con las condiciones de calidad que se deben tener en los procesos de formación al interior de las
Instituciones Educativas, particularmente lo relacionado con la formación presencial y el uso de las
tecnologías de la información y la comunicación para asistirla en su desarrollo.

A lo largo de los últimos meses, numerosos eventos deportivos, empresariales y de


entretenimiento se han visto cancelados por las consecuencias del Covid-19. La necesidad de la
presencialidad de los asistentes a estos eventos en un mismo espacio y el riesgo a un contagio
masivo entre los mismos, ha conllevado su cancelación inmediata, a la espera de que estos
eventos puedan ser replanificados tras una reducción del riesgo de contagio del virus Covid-19.

En el caso de la Educación, el riesgo de contagio y


propagación del Covid-19 entre los alumnos
asistentes a un mismo entorno educativo es
elevado, por lo que resulta arriesgado aglutinar
demasiados estudiantes en el espacio cerrado
que supone un aula. Ante esta situación de
imposibilidad de concentración de alumnos en
espacios presenciales, los entornos y tecnologías
virtuales aumentan su potencial de desarrollo.

Ante esta situación de propagación mundial del Covid-19, el principal argumento a favor del
crecimiento de estos entornos y tecnologías en el mundo educativo es la innecesidad de que los
alumnos estén presentes en el espacio real donde se realiza la
acción formativa y la posibilidad de compartir objetivos y
modelos virtuales no físicos.

Las ventajas que plantean los nuevos entornos y tecnologías


virtuales ante el riesgo del Covid-19, reclaman la necesidad de
invertir inmediatamente recursos humanos y técnicos en su
implantación y posterior desarrollo, con el objetivo de no
paralizar la acción educativa durante más tiempo.

De este modo, además de su interés en el sector educativo, estas tecnologías adaptativas,


escalables y no presenciales tienen un enorme potencial de desarrollo en prácticamente cualquier
actividad.

La pandemia puede ser también una


oportunidad de aprendizaje: modelos
matemáticos para hacer proyecciones de su
evolución, diseño y construcción de
respiradores, elementos de protección para el
personal de la salud, alimentación saludable,
manejo de residuos en las viviendas e impacto
ambiental, pedagogía con la familia, son entre
otras muchas, alternativas para desarrollar competencias en los estudiantes tan importantes para
su desempeño profesional como para la sostenibilidad del planeta.

En general, es necesario tener la mejor disponibilidad y la mente abierta para explorar, analizar y
aplicar todas las estrategias que nos permitan hacer frente a estas situaciones inesperadas y así
ganar capacidad de reacción para el futuro.
REFLEXIÓN
Actualmente la mayoría de los países en todo el mundo están enfrentando grandes crisis como
consecuencia de la rápida expansión del llamado coronavirus o Covid- 19. Estas crisis han
generado caos en hospitales, cierre de escuelas, pérdidas millonarias y posterior cierre de muchas
empresas, cancelación de eventos deportivos y de entretenimiento, entre otras tantas situaciones
que quizás nunca imaginamos.

En el caso de nuestro país estamos enfrentando temor ante un colapso del sistema de salud pues
ya sabemos que no se caracteriza por ser precisamente eficiente, vemos que los hospitales poco a
poco están quedando sin cobertura para atender a los posibles pacientes y que muchos, en las
zonas más abandonadas del país, no cuentan con implementos o maquinaras mínimas para
brindar atención. A lo anterior se le suma que el personal médico o quienes desempeñen sus
labores en hospitales, se enfrentan a un virus que parece ser peor que el que enfrentamos: La
intolerancia. Vemos entonces que muchos trabajadores y trabajadoras de hospitales han sido
amenazados y maltratados solo por creer que transmitirán el virus a todos; al igual que muchos
infectados con el virus han sido víctimas de actos violentos contra ellos o sus hogares, lo que nos
demuestra una vez más que nos falta mucho amor, empatía y respeto por el prójimo.

Por otro lado, nos hemos visto envueltos ante una crisis educativa, ya que las escuelas cerraron
sus puertas y los maestros, desde sus hogares, y con las herramientas que les sean posible, han
tenido que reinventarse para continuar con los procesos de enseñanza. Para esto la tecnología ha
resultado muy útil (además de mantenernos comunicados con las personas que queremos o para
encontrar actividades entretenidas a realizar durante todo el tiempo que debemos permanecer en
casa), pues en ella maestros y maestras han encontrado herramientas que les permitan acercarse
a la mayor cantidad de estudiantes que les sea posible y diseñar sus contenidos de una manera
más creativa.

En medio de todas estas situaciones nuevas, se han vuelto normales las noticias a través de la
televisión o la prensa nacional donde nos cuentan la cantidad de personas que se han infectado,
cuantas han fallecido a causa del virus, y cuantas han logrado recuperarse, así como qué medidas
nuevas regirán para mejorar la situación o cuáles ya no funcionarán; en este sentido nos movemos
en constantes cambios para lo que no estábamos preparados (como los aislamientos obligatorios)
pero ante los cuales debemos adaptarnos si queremos cuidar de nosotros y nuestras familias.

Sin embargo, enfrentar estos cambios, no ha sido igual para todos. Ya que muchas familias en
nuestro país dependen económicamente de las actividades que realizan diariamente, por tanto,
aislarse o acatar los toques de queda representaría para ellos no tener para su alimentación diaria.
Esta desigualdad también es evidente en el ámbito educativo, ya que muchos de los estudiantes
no cuentan con las herramientas mínimas para acceder a clases o talleres virtuales. Aun así, de
una u otra forma las instituciones educativas buscan estrategias que les permitan llegar a la mayor
cantidad de estudiantes que les sea posibles.

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