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por dietas de directores son excesivos más si quienes fueron remunerados prestaron servicios en Empresas Carozzi S.A. y
no en la reclamante, lo que los transforma en innecesarios.
Por último, denuncia infracción del artículo 21 del Código Tributario, puesto que siendo del contribuyente la carga
de la prueba la resolución reclamada es producto de su inconcurrencia al llamado del Servicio de Impuestos Internos a
acreditar la procedencia de la pérdida por la cual solicita devolución. Señala que sólo aportó parcialmente su contabilidad
en la etapa administrativa o bien la aportada adolecía de errores e inconsistencias, por lo que no fue posible determinar el
resultado del año tributario 2012 ni la procedencia y monto de los créditos por impuesto de primera categoría. Así, se
constató una equivocada determinación del capital propio tributario tanto en la sociedad dividida como en la sociedad
nueva, lo que necesariamente originó la rectificación de la renta líquida imponible y/o pérdida modificándose el Fondo de
Utilidades Tributarias (FUT). Es así que la reclamante presentó 3 balances al 31 de diciembre de 2011 (antes de la
división), todo lo cual impidió un correcto análisis de los antecedentes pero, a pesar de ello, el sentenciador invirtió el peso
de la prueba al exigir en el basamento 3º acreditar al órgano fiscalizador las impugnaciones.
Segundo: Que para una acertada comprensión del recurso debe señalarse que son hechos fijados en la causa los
siguientes:
a) Carozzi S.A. reclamante de autos nace de un proceso de división de Industrias Alimenticias Carozzi S.A.
acordado el año 2011.
b) En su declaración anual del año 2012 solicitó una devolución de PPUA por $158.000.000.- de pesos.
c) El 10 de abril de 2013 el Servicio de Impuestos Internos emite la Resolución impugnada Nº 1917 por la que
deniega la devolución solicitada.
Tercero: Que en cuanto a la infracción al artículo 132 inciso 14º del Código Tributario el arbitrio silencia consignar
la forma específica en que se habría cometido el error acusado, la máxima de la experiencia conculcada, la regla de la
lógica quebrantada o el principio científico desconocido en la apreciación de la prueba, omisión que revela que en realidad
lo que existe por el impugnante bajo el velo de denunciar el presente yerro normativo es una discrepancia con las
conclusiones a las que los jueces del fondo han arribado, aspecto cuya solución no se encuentra dentro de las finalidades
del presente recurso al ser un aspecto privativo entregado por el legislador a los jueces del fondo.
Cuarto: Que en lo que atañe a la supuesta infracción al artículo 31 inciso 3º Nº 1 de la Ley de la Renta disposición
que señala: “Especialmente procederá la deducción de los siguientes gastos, en cuanto se relacionen con el giro del negocio:
1º.- Los intereses pagados o devengados sobre las cantidades adeudadas, dentro del año a que se refiere el impuesto. No se
aceptará la deducción de intereses y reajustes pagados o adeudados, respecto de créditos o préstamos empleados directa o
indirectamente en la adquisición, mantención y/o explotación de bienes que no produzcan rentas gravadas en esta categoría.”,
cabe señalar que tal denuncia carece de fundamento en atención a que la referida regla no constituye en la especie una norma
decisoria de la litis por cuanto en el razonamiento del recurrente se olvida ponderar que el préstamo que genera los intereses
que se busca deducir por el contribuyente fue celebrado por la empresa que se dividió antes de esa división y no por la
reclamante que nace precisamente de la referida circunstancia, por tal razón no puede exigírsele a la sentencia que para decidir
la procedencia de la deducción tenga especialmente en cuenta que los activos asignados en la división a la reclamante no le
permiten percibir ingresos gravados por impuesto de primera categoría, al tratarse de acciones de una sociedad anónima
operativa de la cual la reclamante resulta ser su matriz, puesto que la naturaleza tributaria de sus activos es consecuencia de la
decisión adoptada por la junta de accionistas al repartirse el activo, pasivo y patrimonio entre las sociedades que nacen o
subsisten post división y no un escenario existente al momento de otorgarse el crédito generador de los intereses que resulta
ser aquél que debe examinarse al tenor de la norma cuyo quebrantamiento se reclama, en consecuencia, no es posible afirmar
–como lo hace el impugnante- que los intereses pagados dicen relación con préstamos o créditos empleados directa o
indirectamente en adquisición, mantención y/o explotación de bienes que no produzcan rentas gravadas con impuesto de
primera categoría del sólo hecho de observar los activos de la nueva sociedad que nace de la división. Por idéntica razón
resulta ser irrelevante para la resolución de la controversia determinar si el activo que generó el pago de intereses está o no en
manos de un contribuyente distinto a quien se hace cargo de la obligación pues, como ya se dijo, la división de la sociedad
Industrias Alimenticias Carozzi S.A. es la que determinó la distribución de activos y pasivos según el patrimonio asignado a la
empresa que nace a consecuencia de la división y que resulta ser la reclamante.
Quinto: Que en cuanto a la infracción al inciso 1º del artículo 31 de la Ley de Impuesto a la Renta referido a la
rebaja como gastos del pago por dietas a los directores de la reclamante a los que se reprocha en el recurso su
necesariedad, justificación y razonabilidad en razón de la actividad de la empresa, sus ingresos y actividad misma del
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directorio al tratarse de una sociedad de inversiones rentista de capitales mobiliarios y no una empresa operativa que exija
grandes esfuerzos de administración. Además, menciona en particular dos partidas de la contabilidad que se trataría –
condicional- de gastos por directores traspasados de otras empresas.
Tratándose de un recurso de derecho estricto que tiene como misión fundamental velar por la correcta aplicación
de la ley sustancial llamada a resolver el conflicto, conspira contra el recurrente la ambigüedad con que construye el
reproche, puesto que denuncia al fallo dictado por los jueces del fondo –por una parte- aceptar gastos no justificados, es
decir, no probados pero también –por otra-cuestiona la razonabilidad de los mismos, aspecto que supone la acreditación de
los referidos desembolsos, lo que redunda en una falta de coherencia incompatible con la obligación que pesa sobre el
impugnante de demostrar de manera precisa la forma en que se produce el yerro normativo que reclama.
Sin perjuicio de lo consignado, cabe tener en vista que el reproche descansa en el prejuicio de suponer que, por
tratarse el contribuyente de una sociedad de inversiones, a sus directores no les requiere gran esfuerzo cumplir las
obligaciones que les demanda su labor y, por ende, su remuneración debe ser escrutada con parámetros más restrictivos
que tratándose de una sociedad operativa, pero tal premisa desatiende una infinidad de otras variables que inciden en el
monto de la misma y que resulta pertinente analizar para calificar de necesario o no un gasto efectuado a título de dietas de
directores, como por ejemplo el patrimonio comprometido, sociedades o empresas en las que tenga participación, modelo
de negocios, calificación o pergaminos de los directores, etc., razón por la cual la variable de estar frente a una sociedad de
inversiones para reprochar el monto pagado por dietas de directores carece de mérito para determinar infringido el artículo
31 inciso 1º de la Ley de Impuesto a la Renta.
Sexto: Que, por último, en cuanto a la denuncia de infracción al artículo 21 de Código Tributario por alterar la
sentencia el onus probandi al ser carga del contribuyente probar la verdad de sus declaraciones, en la especie la pérdida
tributaria que intenta hace valer, cosa que no hizo porque la contabilidad se aportó de manera parcial en la etapa
administrativa o la aportada adolecía de errores e inconsistencias que impidieron al fiscalizador determinar el resultado
tributario del año tributario 2012, así como la procedencia y monto de los créditos por impuestos de primera categoría, sin
que corresponda al ente fiscalizador acreditar las impugnaciones que efectúa a las declaraciones y antecedentes aportados
por el contribuyente.
Según el mérito de la sentencia impugnada no se divisa vulneración al artículo 21 inciso 1º del Código Tributario,
toda vez que según se desprende del motivo 4º del fallo de segunda instancia la sola existencia de correcciones en la
información entregada al Servicio por parte del contribuyente no resulta motivo suficiente para desatender el mandato
contenido en la primera parte del inciso 2º de la citada disposición que reza: “El Servicio no podrá prescindir de las
declaraciones y antecedentes presentados o producidos por el contribuyente y liquidar otro impuesto que el que de ellos
resulte, a menos que esas declaraciones, documentos, libros o antecedentes no sean fidedignos.”, razón por la cual fluye
que los jueces de la instancia decidieron en la forma que lo hicieron amparados precisamente en dicha norma por cuanto
consideraron que los antecedentes proporcionados por el contribuyente durante la fiscalización y en el proceso cumplían a
cabalidad la carga probatoria puesta sobre él, lo que obligaba al órgano fiscalizador a señalar con exactitud el resultado
tributario distinto al declarado por el actor que motivaba o justificaba la negativa a devolver el PPUA, cuestión que no fue
cumplida por el Servicio conformándose sólo con apoyar su defensa en negarse a justificar un resultado tributario por
razones laxas que desvían la discusión de los puntos centrales llamadas a ser dilucidadas en la litis, esto es, pertinencia de
deducir como gastos dietas, honorarios e intereses.
Séptimo: Que, de esta manera, resulta forzoso concluir que el recurso es insuficiente para los fines propuestos, al
tenor de lo que impone el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, toda vez que al amparo de lo expuesto y al no
haberse demostrado la existencia de errores de derecho con influencia sustancial en lo resuelto, debe ser necesariamente
desestimado.
Por estas consideraciones y visto, lo dispuesto en los artículos 764, 765, 767 y 805 del Código de Procedimiento
Civil y 145 del Código Tributario, se rechaza el recurso de casación en el fondo deducido por la abogada doña Viviana
Salinas Delgado, en representación del Servicio de Impuestos Internos, en lo principal de fojas 369, contra la sentencia de
veinticuatro de junio de dos mil quince, escrita a fojas 361 y ss.
Acordada con el voto en contra de los Ministros Sres. Brito y Dahm quienes fueron del parecer de acoger el
recurso, en lo que dice relación con la rebaja de gastos por concepto de intereses, puesto que en su concepto la decisión
contenida en la sentencia desatendió lo dispuesto en el artículo 31 inciso 3º Nº 1 de la Ley de Impuesto a la Renta al no
justificar que los referidos intereses versen sobre créditos o préstamos empleados en la adquisición,, mantención y/o
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explotación de bienes que no produzcan rentas gravadas por el impuesto de primera categoría como exige la disposición
en cuestión.
Se previene que el Ministro Sr. Juica no participa del fundamento tercero relativo a la impugnación del artículo
132 inciso 14° del Código Tributario, porque en su opinión tal disposición no es una norma reguladora de la prueba que
permita su análisis a partir de este recurso de nulidad sustancial ya que la ley expresamente entregó una facultad valorativa
a los jueces del fondo que excluye un escrutinio sobre su legalidad a esta Corte Suprema.
Regístrese y devuélvase con sus agregados.
Redacción al cargo del Ministro Sr. Juica y la disidencia por sus autores.
Rol N° 10.229-15.
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica A., Carlos Künsemüller L., Haroldo Brito C.,
Lamberto Cisternas R., y Jorge Dahm O. No firma el Ministro Sr. Cisternas, no obstante haber estado en la vista de la causa
y acuerdo del fallo, por estar con licencia médica.
En Santiago, a tres de agosto de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.