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La salud mental es una problemática que hoy en día se ve de manera clara, con fuertes

efectos sobre la vida diaria de las personas. Incluye temas tan amplios como los factores
sociales y las experiencias que trasgreden en la vida de las personas que pueden afectar,
esto en la vida tienen efectos significativos en el curso vital. Los aspectos de promoción
de la salud mental involucran diversos sectores sociales y dependen de muchas políticas
públicas, no solo de salud. A pesar de su relevancia, desde hace años el panorama de la
salud mental muestra escasa mejoría.
La dimensión clínica de la salud mental, que incluye la depresión y la ansiedad, además
de los problemas familiares y como es que las personas se desarrollan en un entorno
donde no pueden tener unas habilidades sociales adecuadas, está mucho más extendida
de lo que pensamos, y mucho más escondida e ignorada de lo que debería.
La inversión en salud mental es un buen paso, pero escasa en algunos lugares
A pesar de casi tres décadas de evidencia clara sobre el impacto de los trastornos
mentales en la carga de enfermedad, la salud mental escasamente aparece en la agenda
de política pública. No hay esfuerzos sostenidos por parte de los actores principales en
salud pública que asignen recursos suficientes para enfrentar este importante reto.
Si bien la asignación en la ayuda global para salud mental aumentó ligeramente entre
2007 y 2013, ésta aún representa menos del 1% de la asistencia total para la salud. De
este porcentaje, casi la mitad (48%) del gasto en salud mental se destina a asistencia
humanitaria, educación y servicios civiles, lo cual es algo muy poco para tantas
personas en nuestro país con ayuda en cuanto a salud mental, niños, jovenes y adultos
son afectos, pues no se invierte tanto para que esto llegue a ser diferente
Tal vez sea necesario reiterar, que contamos con evidencia suficiente sobre la costo-
efectividad de las intervenciones en salud mental. el incremento para la ayuda hacia la
depresión y la ansiedad, dos trastornos mentales comunes, generó beneficios
significativos, tanto en cuestión de años extra de vida saludable como en términos
económicos, sobre todo por la productividad que se recupera gracias al tratamiento. Si
consideramos solamente los beneficios económicos, se estima que la tasa de retorno por
cada sol invertido sería de 2.3 a 3.0. Ésta aumentaría a valores entre 3.3 a 5.7 por cada
sol invertido, si se incluyen los beneficios en salud.
Perú y Colombia han logrado avances importantes como la aprobación de leyes de salud
mental, en la práctica la implementación de los planes o políticas.
Hablamos de atención primaria con equidad y con universalidad por que incluyen
programas de salud mental integrada. hablamos francamente de esto, sobre la realidad e
incidencia de este problema. El Perú esta avanzando notablente en cuanto a salud
mental puesto que a pesar de que ha disminuido en el 2013 ha mejorado notablemente
en su inversión.

Existen barreras internas a una mayor integración de la salud mental en los marcos de
políticas públicas. El movimiento por la salud mental requiere de un marco común que
recoja las innovaciones e intervenciones que mayor costo-efectividad ofrezcan, que se
puedan implementar a escala y que se comuniquen de manera clara a los tomadores de
decisiones.

La participación del paciente, que se enfrenta a un reto aún mayor en salud mental en
comparación con otras enfermedades crónicas, es crítica para transformar los sistemas
de salud. Por razones de estigma (de la sociedad, de los encargados de las políticas de
salud mental, e incluso de algunos profesionales de salud), las personas con trastornos
mentales no son escuchadas y con frecuencia no se sienten con derecho a participar en
el sistema de salud al igual que otros pacientes.

Por ello, urge empoderar a los pacientes de salud mental y hacer mayores esfuerzos por
incrementar la información y formación en salud mental. Sin embargo, esta creciente
participación de pacientes y familias debe encontrar un eco en quienes influyen en las
políticas de salud pública, quienes son finalmente los responsables de integrar la salud
mental en la atención primaria.
asimismo, en los últimos 10 años las atenciones por salud mental en niños y
adolescentes han cambiado, pues se están diagnosticando depresiones en menores de 5
años de edad, pero el pico se está presentando entre los 7 y 8 años. “Estos pequeños no
lo verbalizan, pero presentan falta de energía, dificultad para disfrutar del entorno o
jugar con la mascota, así como irritabilidad o somatización, con dolores estomacales, de
cabeza etc., que no tienen causa orgánica, pero son niños que se desmoronan fácilmente
con el tema de la tristeza”, explicó. ( referido de peru 21 )
este problema se debe a que se tiene que intervenir con la familia ya que es el pilar de
todo esto para que haya una mejor intervención y niños de esta puedan tener una salud
mental sana, asi las madres y los padres podrán ayudar desde casa a sus niños.

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