El Evangelio de Lc. respecto a su narrativa en cuanto a la figura de Jesús en 1-2
solamente lo llama a Jesús por su nombre después de la circuncisión y, en el resto del evangelio, sale raras veces de su neutralidad; por lo demás, el único titulo que le da a Jesús es el de κύριος (Señor). Lucas emplea κύριος más frecuentemente durante la sección del viaje a Jerusalén, que es también la más larga. Respecto a los adversarios de Jesús se dirigen a él desde la condición de cada uno. Por ejemplo los demonios llaman a Jesús “Hijo de Dios” 4,3.9.41 un titulo que esta de acuerdo con lo que el lector ha aprendido con Maria de labios del ángel Gabriel. El primer grupo de adversarios aparece durante la sección del viaje. Los fariseos y los doctores de la ley, que se niegan a ver en Jesús un profeta lo siguen llamando uniformemente “maestro” (διδάςκάλε). Posteriormente, es en los discípulos donde se ve un progreso en el reconocimiento de Jesús como Mesías. Si antes del viaje a Jerusalén llaman maestro (έπιςΤάΤά) al que siguen, luego lo llaman “Señor”. Por tanto el reconocimiento de Jesús como Cristo será un itinerario desde el sufrimiento en vista de la gloria futura, aunque en el cap. 24 la palabra Cristo solo aparece en labios de Jesús y ante sus discípulos solamente y solamente proclamaran su medianidad después de Pentecostés. La intención de Lc es dejar percibir a los oyentes la mesianidad e identidad de Jesús a través de sus signos. Su cristología se dirige especialmente a resaltarlo como el Cristo sufriente y glorificado.
En Lc se cumplen y se enuncian todos los títulos de Jesús, exceptuando quizás el de
“salvador” que aparece en el libro de los Hechos; pero al mismo tiempo esta cristología esta dada por el mismo Jesús con su forma de actuar y por medio de sus signos y palabras. El relato evangélico pudo salir a la luz porque los testigos oculares, debidamente acreditados, hablaron de su maestro y se remitieron a él con la fuerza y la convicción de su fe, manifestando su presencia activa y salvífica, y posiblemente fue a través de los apóstoles y de todos los que anunciaron el evangelio como conoció él mismo a Jesús y sintió el deseo de hablar de él.
Es de considerar también que el mismo hecho de que Lc haya querido prolongar el
tercer evangelio, muestra que para él, contar a Jesucristo, “todo lo que ha dicho y hecho” era seguir las huellas de su presencia hasta en la comunidad que apela a él; pero contar esto suponía que, había comprendido que anunciar el evangelio equivalía a retomar siempre originalmente la historia de Jesús, en el que podemos reconocer el extremo de su amor, de una promesa realizada. Por otra parte, el relato no solo quiere informar sino que desea manifestar la verdad de algo vivido. Es valioso y pertinente anotar aquí también que Lc muestra a los personajes unas veces y otras los deja implícitos, ó no les coloca el nombre sino que los llama por su cargo/función, o reconocimiento social, como una manera de querer involucrar al lector en el relato; e incluso para que el lector tome postura y se identifique con alguno de los personajes.
1 ALETTI, JEAN NOEL. El Arte de Contar a Jesucristo. Lectura narrativa del evangelio de Lucas. Salamanca: Ed. Sigueme; 1992. pp. 175-205.