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1. INTRODUCCIÓN
2. OBJETIVO
3. CONCEPTOS
EVOLUCIÓN URBANA
Cusco estuvo dividido en dos partes: hanasaya y hurinsaya. Cada una de estas
parcialidades tenía su propio inca, pero el de hanasaya mandaba sobre el de
hurinsaya. Así se expresaba la dualidad, base de la organización social en el
antiguo Perú.
De Cusco partían los cuatro caminos principales del Capac Ñan (el sistema vial
incaico) cada cual enrumbado a cada uno de los cuatro Suyus en que estaba
dividido el Tawantinsuyu (en quechua tawa = cuatro). Dentro del Cusco las
calles eran largas y estrechas con la acera empedrada y un canal de drenaje
corriendo por en medio. A ambos lados, largos y sobrios muros de piedra
finamente labrados y sin decoración enmarcaban el paisaje urbano.
La forma general del Cusco Inca se asentaba sobre el cruce de los cuatro
caminos imperiales que se proyectaban hacia el exterior siguiendo el curso de
caminos secundarios. La base del planeamiento está en la concepción sagrada
y jerárquica del espacio: “El Cusco es el centro del mundo, el habitad de los
hijos del sol”.
Estaban organizados en órbitas, casi circulares, decenas de poblaciones
intercomunicadas por la red de caminos, cuyos radios y anillos aseguraban una
relación entre todas las partes del sistema, tanto del cuerpo central con los
elementos periféricos.
4.1.1. GEOGRAFÍA
La orografía del valle tuvo gran importancia para el Cusco Inca, no sólo por su
presencia física que contribuyó a determinar la forma y extensión de la ciudad y
a fijar, a través de sus obras, el trazo de los caminos, sino porque varios de los
cerros fueron lugar de culto y peregrinaje para los antiguos cusqueños.
4.1.3.2. PLANIFICACIÓN
El terreno de 1650, fue el factor que determinó la nueva definición urbana del
Cusco colonial. Se amplió la traza urbana a manera de damero, ocupando
nuevas áreas.
4.1.3.3. ARQUITECTURA
Así, las casonas de estilo europeo se superpusieron sobre los recios muros de
las canchas incas, posibilitando con su aprovechamiento, la actual
permanencia de la mayoría de las estructuras de factura fina principalmente.
De igual modo, los templos cristianos se erigieron sobre las estructuras de los
templos Incas.
1700 1800
1900
4.1.4.3. ARQUITECTURA
Los valles de los ríos Chillón, Rímac y Lurín han sido escenarios de la
ocupación humana desde hace más de 8,000 años (Agurto, 1984: pág. 22).
Estos valles constituyen una gran unidad geográfica y cultural que se inicia en
el margen derecho del río Chillón y culmina en la izquierda del río Lurín,
llegando por el Oeste hasta la misma línea del litoral y por el Este hasta los
1,000 metros sobre el nivel del mar. Durante la época prehispánica, las redes
de caminos fueron pieza clave para la comunicación entre las tres cuencas
hidrográficas, y a su vez, permitieron la comunicación con el resto de la cultura
andina. Entre 1460 y 1470, empezó la expansión del Imperio Inca por la costa
central, bajo el liderazgo de Pachacutec Inca Yupanqui. Sin embargo, dos
razones explicarían el bajo nivel de influencia que tuvieron: primero, la
conquista no fue hecha por la fuerza, sino por convenio con el señorío Ychma y
el rápido vencimiento de los Colli (Agurto, 1984: pág. 148). Y, segundo, hubo
muy poco tiempo entre la ocupación Inca y la llegada de los españoles.
4.2.1. GEOGRAFÍA
Una vez iniciada la Conquista Española, en 1532, el líder de los trece del Gallo,
Francisco Pizarro, y sus compañeros decidieron instaurar un centro para la
gobernación de Nueva Castilla (Hampe, 2002: pág. 194).
Corría el año 1535 y la Ciudad de los Reyes se ordenó siguiendo los criterios
de las ciudades coloniales españolas que entonces se estaba consolidando.
Lima fue una de las primeras ciudades planificadas siguiendo las claves que
finalmente configurarían el modelo de colonización español regulado por Felipe
II en las Ordenanzas de 1573.
El trazado era una cuadrícula y por eso al casco antiguo de la ciudad, se la
conoce como el “Damero de Pizarro” o “Lima Cuadrada”. Se trazaron
manzanas cuadradas de 125,4 metros de lado que se dividían en cuatro partes
iguales (62,7 metros de lado) de forma que cada colono recibía 3.931 metros
cuadrados de superficie (cada manzana/cuadra tenían por lo tanto 1,57
hectáreas). Las calles se plantearon con 11,1 metros de anchura.
Lo novedoso del programa urbano fue la reserva de tres manzanas completas
para órdenes religiosas: los dominicos, los agustinos y los mercedarios,
expresando así la importancia de la labor evangelizadora. El convento de Santo
Domingo, el de San Agustín y el de la Merced se convertirán en referentes de
la estructura urbana.
4.2.2.3. ARQUITECTURA
4.2.3. EPOCA REPUBLICANA
Luego de la Independencia y el inicio de la época republicana, Lima mantenía
su aspecto virreinal tanto en las actividades de la población, como en su
entorno arquitectónico. Para ese entonces, Lima se encontraba rodeada de
murallas y albergaba alrededor de 64,000 habitantes (San Martín, 1983: pág.
65).
4.2.3.1. PLANIFICACIÓN
La vida política que siguió al país, estuvo protagonizada por una lucha del
poder entre caudillos militares, los cual impidió el desarrollo urbano de la
ciudad. No es hasta la llegada de Ramón Castilla, en 1845, que se lleva cabo el
primer proyecto de modernización urbana. El boom de la exportación guanera
de esos años permitió al Estado disponer amplios recursos para invertir en
grandes obras en Lima. Durante esos años, la labor principal de la
Municipalidad de Lima fue la rotulación de las calles en girones.
4.2.3.2. ARQUITECTURA
4.3. COMPARACIÓN URBANISMO ENTRE CUSCO Y LIMA