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Tabla de contenido:
3.1. Autores contemporáneos frente a la colonización de la Amazonía colombiana.
3.1.1. Augusto Gómez.
3.1.2. Roberto Pineda Camacho.
3.1.3. Estefanía Ciro Rodríguez.
3.2. Regiones periféricas: la Amazonía (visión del enclave-económico).
3.2.1. Camilo Mongua Calderón.
3.3. La colonización de la Amazonía vista por la historiografía cultural.
3.3.1. Amada Carolina Pérez.
3.4. Bibliografía.
3.1 AUTORES CONTEMPORÁNEOS FRENTE A LA COLONIZACIÓN DE
LA AMAZONÍA COLOMBIANA:
Augusto Gómez es uno de los investigadores colombianos que más conoce sobre la
historia de la Amazonía colombiana en torno a los procesos vividos por sus habitantes,
tanto de los indígenas, como colonos, viajeros, y empresarios caucheros; su postura ha sido
muy clara, al denunciar los etnocidios y arbitrariedades cometidas por diferentes grupos en
el poder, que llegaron a la región del Caquetá y el Putumayo.
1
Sus áreas de investigación comprenden: los conflictos interculturales, la historia de la república, la historia
latinoamericana, la historia y la etnología de la Amazonía y de la Orinoquia, lo mismo que la problemática
histórica de las enfermedades y las epidemias, todos ellos vistos desde la antropología histórica y social. Los
años recientes los ha dedicado a la elaboración y edición de obras destinadas a los maestros de la Amazonía y
la Orinoquia: Putumayo. Una historia económica y sociocultural. Texto guía para la enseñanza, en dos
volúmenes y recientemente concluyó los tres volúmenes de la obra Vaupés. Fragmentos para una historia
económica y sociocultural. Texto guía para la enseñanza. (dosier de la universidad Javeriana).
Profesor de antropología en la Universidad Javeriana en 1982 y posteriormente en la
Universidad Nacional en 1993; director de estudios de posgrado sobre temas amazónicos,
ha tenido un recorrido extenso desde 1990, con un trabajo de la mano de Camilo
Domínguez, quien fuera profesor de geografía, que en la década de los noventa, realizando
una investigación denominada “La Economía Extractiva en la Amazonía (1850-1930)”.
Esta investigación consistió en entregar datos más sólidos del enclave cauchero,
establecidos por dichas empresas, así pues, su trabajo de Maestría en Flacso dirigido por el
profesor German Colmenares, fue una apuesta de corte antropológico, preocupado por el
estudio de las relaciones entre los indígenas y las misiones capuchinas, logrando extender,
en gran medida, lo que había iniciado Bonilla.
Su trabajo muestra una visión más global de la selva, analizando la situación de los
campesinos pobres e indígenas, generada por la colonización tipo campamento; en su
último libro: “Pioneros, Colonos y Pueblos”(2015), encontrará, sobre lo ocurrido tanto a los
indígenas como a los colonos campesinos, que en América Latina fueron sistemáticamente
expropiados de sus tierras, producto de la avalancha de intereses económicos
2
Esta teoría plantea que el modelo de subdesarrollo no es ninguna etapa, sino, que hace parte de la creación
de la dependencia económica entre los países que suministran los recursos o materias primas y los países
industrializados. Immanuel Wallerstein (1979), analiza el capitalismo como un sistema basado en una relación
económica, social, política y cultural que surgió a finales de la Edad Media y que dio lugar a un sistema
mundial y a una economía mundial. Este enfoque, que distingue al centro de la periferia y la semiperiferia,
enfatiza el rol hegemónico de las economías centrales en la organización del sistema capitalista. Existe una
interconexión entre la pobreza global con la polarización social y la desigualdad entre y dentro de los países.
Wallerstein, I. 1979 The capitalist Ward economy (Cambridge: Cambridge University Press).
internacionales y nacionales, a través de agentes como comerciantes y terratenientes, que
focalizarían su interés en los recursos y la fuerza de trabajo (indígena y campesina). Esta
investigación estuvo enmarcada en la historiografía social, como parte del desarrollo que
hace de los estudios de Catherine Legrand y su explicación de los conflictos sociales que
estas luchas de intereses económicos desencadenan.
Las mismas prácticas de enclave, se aplicarían en América Latina, a finales del siglo
XIX y comienzos de XX, en regiones altamente ricas en materias primas para la industria y
para los mercados internacionales; ejemplos de esto, se darán en países como: Argentina en
el Chaco, Chile en Tucumán e igualmente en las tierras indígenas de México y en la
Amazonía3.
Así pues, es importante iniciar por hablar de las denuncias sobre el despojo y el
atropello contra los sectores más desprotegidos por la ley y el aparato jurídico, quienes
desconocían y le otorgaba derechos parciales a la población indígena, tutelados por un
mediador en este caso la iglesia en el Sur del País. Gómez, marca tácitamente que hubo un
exterminio generalizado de la población indígena en todo el continente:
3
Lorena Córdoba y otros (2008), Enclaves industriales en el Chaco y Amazonía (1850-1950) Capitalismo en
la Selva, ediciones desierto, Atacames, Buenos Aires Argentina.
4
Gómez, Augusto (1986), “Amazonía colombiana: formas de acceso y de control de la fuerza de trabajo
indígena 1870-1930” En; revista colombiana de antropología Volumen XXVI, Bogotá.
ambiental del río Amazonas y el impacto causado a la llegada de los colonos y empresarios
en la Amazonía5. Estas denuncias se realizan desde la academia por parte de entidades
gubernamentales y ONGS, creadas en la época como último intento por rescatar algo de las
culturas perdidas.
También llevó a cabo una creciente denuncia a raíz de los daños ecológicos
causados por las empresas multinacionales en las selvas de la Amazonía; otro de los
elementos trabajados por Gómez en el trasegar de su investigación es el uso de población
pobre, de campesinos, llamados “los garimpeiros”6, para extraer el oro de las cuentas de
los ríos, en las guyanas venezolanas, y brasileñas, pero también en las riberas de los ríos
Vaupés y Amazonas. Este tipo de investigaciones más recientes (1987), denuncian la
desaparición de miles de grupos lingüísticos en la Amazonía del Caquetá y el Putumayo
como: (Senseguajes, Amaguajes, Andaquíes, etc.).
Se podría decir que, Gómez pasó por casi todos los modelos historiográficos de los
ochentas, noventas, hasta llegar al siglo XXI, en cuanto a modelos y estructuras mentales
que fueron desarrollados dentro de la historiografía. Inició con el análisis estructuralista
marxista-económico, pasando por la construcción de etnohistoria y por último la historia
social y cultural en sus últimos artículos y trabajos sobre el río Amazonas, las misiones y
los viajeros que penetraron la selva.
Pineda hace parte también, de los antropólogos que hacen etnohistoria en el proceso
mismo del conocimiento sobre la Amazonía, igual que Gómez, sus intereses están entre
cruzados por denunciar y clarificar lo que sus pares están haciendo, para estudiar ese
proceso de asimilación de las poblaciones indígenas, que se encontraron con las lógicas del
poder.
Para este balance, se encuentra un libro bastante interesante, con una visión que
puede incluso ser traumática para los historiadores, llamado: “Holocausto en la Amazonía
colombiana. Una historia social sobre la Casa Arana” publicada en 2000, en donde analiza
el proceso social y económico que desencadeno dicha empresa, en especial en la población
indígena, que buscaba por todos los medios extraer el caucho, a costa de la vida de miles de
familias lingüísticas que perecieron en ese proceso, como parte de una historia, mucho más
profunda que la historia económica, con datos precisos sobre los volúmenes de la
extracción cauchera, la descripción del régimen, denominado por los economistas como el
“endeude”; este libro describe cómo la Casa Arana se apropió a sangre y fuego de estos
territorios, ante la ausencia del estado. También retrata el papel jugado por las misiones y
los canales de intercomunicación establecidos en estos territorios de frontera; más tarde
tanto Mongua (2018) como Aúllan (2008), escribirían balances historiográficos de dicho
proceso económico, completando lo que ya había hecho Gómez en la década de los
noventas.
Pineda es uno de los pocos antropólogos que, igual que Gómez, se han dedicado al
estudio de los fenómenos sociales, económicos e históricos que han ocurrido en la
Amazonía colombiana, sus investigaciones lograron debelar como las empresas caucheras
extrajeron miles de toneladas en corto tiempo (1908-1918), a través de la construcción de
una sofisticada empresa extractiva como fue la Casa Arana.
Pineda narra con precisión el proceso extractivo, explicando cómo la extracción del
látex de los árboles de caucho demoraba entre 3-4 semanas; estas chacras 8 se encontraban a
cientos de kilómetros de la “civilización”, es decir, de las ciudades que fueron construidas
con el propósito inicial, de servir como bodegas, transformándose más tarde en enormes
ciudades en medio de la selva (Iquitos, Loreto, Manos o Belén de Paraná). También explica
cómo en cada país que hace parte de la región extractiva de la selva Amazónica, surgen
7
Pineda, Camacho Roberto (2013), “El río Amazonas, un gigante indomable. Una mirada hacia la historia
contemporánea “En: Boletín Cultural y Bibliográfico, Volumen XLVII, número 84, pp 36-65. Digitalizada
por la Biblioteca luis Angel Arango.
8
La chacra hace referencia a un pedazo de tierra entre la manigua, muy cerca a los sitios donde se encuentran
los árboles que van a desangrar o cortar, permitiéndole sembrar yuca y otros productos, pero también era el
lugar donde se calentaba el látex para ser deshidratado y entregar el producto en un plazo de un mes.
empresarios, que inician este proceso con productos como la quina, para luego pasar a
extraer el caucho que requería en el momento, la industria automovilística mundial,
enriqueciéndose de manera rápida a sabiendas del alto costo que acarrearía para la fauna, la
flora y los miles de indígenas y campesinos provenientes de Brasil y el interior de
Colombia, como lo referencia de este hecho, se haya Eustasio Rivera con su libro “ La
Vorágine” de 1924.
Pineda hace un recuento de los personajes que pasaron por dichos territorios, ex
presidentes, viajeros y colonos que a costa de poner en riesgo su propia vida, incursionaron
en busca del “Dorado cauchero” como le ocurrió a los hermanos Reyes, el menor de ellos
moriría de Malaria y el otro a manos de los pueblos indígenas más belicosos, el único en
salvarse seria el expresidente colombiano Rafael Reyes, quien jugaría un papel indiscutible
en el proceso “civilizatorio” del Putumayo y el Caquetá, en el quinquenio de su gobierno
1904-1909, buscó acuerdos comerciales con el Brasil para que sus barcos a vapor
navegaran el río Amazonas en 1885.9
En su libro Pineda describe cómo La Casa Arana de origen peruano, dirigida por
Julio César Arana, funcionó entre 1900 a 1934; la cual estaba conformada por miembros de
su propia familia, buscando más tarde asociarse con empresarios capitalistas ingleses, para
crear The Amazon Peruvian Company, que se convertiría en la empresa extractiva más
importante de la región, de orden internacional. Operaba en territorios colombianos,
peruanos y brasileros, con un mecanismo de jerarquización dentro de la selva y una
estructura de explotación y extracción; logró sacar toneladas de caucho al exterior, gracias
al ejército privado conformado por indígenas jóvenes, aprovechando las guerras inter-
étnicas, igualmente capataces peruanos y personal extranjero traído del protectorado de
Barbados en las Antillas inglesas10. Estos empleados cumplían funciones muy concretas
para que los colonos e indígenas cumplieran con cuotas mensuales de su chacra, a través de
dos mecanismo concretos: “el endeude”11 y la violencia de capataces armados (colonia
9
Rafael Reyes, Ídem, pp47.
10
Casement, Rogger, Putumayo, caucho y sangre, 1911.
11
El endeude consistía en entregar a los extractores de caucho, es decir, la persona que manualmente sacaba
el látex, que luego de tener suficiente líquido se cocinaba de tal manera que se deshidrataba para convertirlo
en láminas o bolas de goma que eran pesado y pagado en especie. Este endeudamiento era de entrada, o sea,
antes de entrar a desangrar los árboles, para el caso Brasileño era ir detrás de los árboles; para el caso
colombiano era deforestando y sacando el látex .Los objetos que eran entregados era: alimentos, menajes,
inglesa), quienes violando los protocolos internacionales fueron investigados por el
parlamento inglés en 191112.
“A los indígenas se los azotaba incluso cuando estaban confinados en el cepo, pero
especialmente en el cepo de flagelación, con extremidades movibles, construidos
por orden de Aurelio Rodríguez en Santa Catalina, lo confesó el constructor del
mismo, Edward Crishlow. Algunas veces se cometían las más abominables ofensas
a los indígenas que se hallaban sujetos por la o las piernas en esta posición
indefensa. Algunos súbditos británicos declararon que habían conocido a mujeres
indígenas que habían sido violadas públicamente por los “racionales” mientras
estaban confinadas en el cepo… ” (Hardenburg, pp.45) 14
Para el caso brasileño, la extracción fue con mano de obra campesina, obligados a
dar una cuota por campamento; las personas encargadas del contacto directo con el árbol de
caucho eran llamados: los aviaturas o siringueros, quienes debían recaudar semanalmente la
producción de caucho para ser pesado en el propio lugar donde se producía; esta persona, a
su vez, proveía al campesino de las mercancías y utensilios cada vez que lo visitaba, con las
cuales sobrevivían dentro de la selva. Luego, el caucho era llevado por las embarcaciones a
vapor, pasando por cientos de caños y ríos, hasta los campamentos más importantes en
Colombia (la Chorrera y el Encanto). “Las Gomeras en el Brasil amazónico cubrían
aproximadamente de 5 a 6 millas” (Schurz, 1925, pp. 18) citado por Pineda (2000, pp. 30),
hachas, machetes, utensilios de cocina, el siringuero podía traer o convivir con una indígena para que le
prepara los alimentos. Si era una familia indígena este indígena era separado de su familia.
12
Casement, Roger, Putumayo, Caucho y sangres- Informe al Parlamento Inglés.
13
Hardenburg, Walter, the putumayo, the Age of umpire 1875-1924, London, Editorial
14
Ídem pp 45.
explicando cómo la planta Heveas Castilla, era desangrada por los extractores de caucho,
que podían demorar entre 4 -6 meses, dependiendo del factor climático.
15
Ciro, Rodríguez, Estefanía (2008), El Estado en las Fronteras: proceso de expansión Estatal en el
piedemonte Caqueteño, Tesis maestría en Historia, Universidad de los Andes.
Amazonía, denominado la Pedrera, cambiaría. En este sentido, demuestra que entre 1912-
1934 se aumentó notoriamente la presencia del estado colombiano, no solo con
instituciones, sino, con la presencia real de agentes en las zonas como Caquetá y Putumayo,
hecho que no se había observado antes; incluso disputándole el control a las misiones
religiosas.
19
Bonilla (1969), Ídem PP. 160.
estos funcionarios será fundamental, ya que hasta ese momento solo se conocía la visión de
las misiones en los territorios, desconociendo así, el papel jugado por los comisarios de las
recién creadas intendencias del Putumayo y Caquetá 1912.
En su narrativa, Ciro expresa el creciente poder ejercido por las agencias caucheras
del Perú sobre los territorios que no habían sido delimitados totalmente, pues solo hasta
1924 se firmaría el tratado Salomón Lozano, lo que conllevó a la pérdida del control desde
1908- 1912, cediendo territorios claves.
Ciro realiza entonces, un trabajo comparativo entre las dos comisarías que fueron
creadas el mismo año (Caquetá y el Putumayo), donde plantea que, si bien en los dos
territorios hay población indígena, en el Putumayo es mayoritaria; por otra parte, el
Putumayo corre mayor riesgo estratégico de sufrir una invasión militar, por encontrarse en
límites con los peruanos. Aun así, pese a que se mejoró la presencia estatal, se siguió
adelantando con fuerza la actividad cauchera en estos territorios (1912-1924), máxime que
se encuentra dentro de la jurisdicción del Putumayo, lugares importantes para el
almacenamiento del látex, como son: la Pedrera y el Encanto, propiedad de Julio Arana21.
20
González Díaz, Soledad, 2018, En: Reducciones. La concentración forzada de las poblaciones indígenas
en el Virreinato del Perú, Reseña del libro: Akira Saito y Claudia Rosas (eds.), Reducciones. La
concentración forzada de las poblaciones indígenas en el Virreinato del Perú, Lima, Fondo Editorial Pontificia
Universidad Católica del Perú / Osaka, National Museum of Ethnology, 2017, 678 PP., Revista Frontera,
número 51, Volumen 1, enero-junio, 2018. 253- 293.
21
“El dominio logrado por la Peruvian Amazon Company en el bajo Caquetá – Putumayo y sus constantes
argumentos reclamando el territorio como peruano, llevaron al argumento generalizado de la ausencia estatal
en el Putumayo (Figueroa, 1986). Las disputas políticas y los proyectos desplegados por los gobiernos
liberales y conversadores, y el proceso de consolidación estatal, continúan representando importantes
interrogantes de la historia del Putumayo “Mogua, Camilo (2015), Formaciones estatales en las fronteras
amazónicas: religiosos, indígenas y comerciantes en el alto y medio Putumayo (1869-1912)” informe
presentado al ICANH, con el apoyo a la investigación en historia Republicana.
elemento importante, es que la población mestiza es mayoritaria en el Caquetá y el proceso
de reducción de “salvajes” es más fuerte en el Caquetá que en el Putumayo, hecho que ha
sido reiterado en las investigaciones de Ciro.
Llama la atención como los jefes indígenas son coctados por los colonos y el
Estado, “muchos de los jefes indígenas ya no solo atienden las labores dentro de sus
comunidades, sino, que hacen parte del gobierno” (Ciro, pp.178). Menciona, además, el
caso del Señor Calvo en 1916, quien denuncia cómo el vicario de Florencia, usa los dineros
entregados por el Estado en razón de las labores de evangelización, para otros menesteres,
como la explotación de dichas tierras, “el nombre del Fraile de apellido Guatemala, se
encuentra rastreado en el Archivo General de la Nación, ministerio de gobierno, fondo
República, folio 296.Número 61” (Ciro, 2008, pp. 178).
Son muy similares las denuncias que encontró Ciro (2008), con las denuncias
realizadas por Bonilla (1969), sobre el uso y el abuso cometido con el fin de expropiar las
tierras del resguardo en el valle del Sibundoy en Putumayo, donde los capuchinos se
adueñaron paulatinamente de las mejores tierras, obteniendo las mayores extensiones de la
hacienda misionera, supuestamente, para planes de granjas educativas, talleres de oficios,
pero que son destinadas para pastoreos de ganado, “…las haciendas misionales ocupaban
22
Estas prácticas son recurrentes en las Caucherias, no solo en Colombia sino en Perú, Ecuador y Brasil como
forma de pago y de mantener endeudados a sus trabajadores, obligándolos a explotar cierta cantidad de látex a
la semana con el peligro de perder la vida, además, separándolo de su familia. Véalo En: Pineda, Camacho,
Roberto (2000), Holocausto amazónico, una historia social sobre la Casa Arana; también En: Ullán, de la
Rosa, Francisco, José, “La Era del Caucho en el Amazonas (1770-1920): Modelos de explotación y
Relaciones Sociales de Producción”, En: Revista Annales del Museo de américa, N 12, Universidad
Autónoma de San José de Potosí, México, 2004.pp 189.
las mejores tierras del valle y constituían un cerco a las poblaciones indígenas de
Sibundoy, Santiago y San Andrés” (Bonilla,1969,pp. 160)23.
Anota Ciro, que uno de los papeles indiscutible del Estado es hacer presencia en las
zonas de la Amazonía, en especial, en una importante coyuntura como es la lucha por los
linderos entre Colombia y Perú, en este sentido, menciona el discurso del senador de la
República en unas de las plenarias, en vísperas al conflicto 1931, donde dice que: “..Lo
más importante es ganarse a esa población indígena que se encuentra perseguida por los
caucheros peruanos, para lo cual su estrategia es ganárselos para la causa colombiana a
través de su protección, y demostrándoles que tienen derechos, que pueden construir y
establecerse en los poblados trazados en la región” (Ciro, 2008, pp.179).
En otro punto que parece enfatizar la autora es sobre los límites de la jurisdicción
Estatal frente a la jurisdicción eclesial, dice que: “una de sus tareas del Estado es la
creación de orfelinatos, y escuelas de artes y oficios” 24. Así pues, Ciro permite entender
todas las relaciones económicas y políticas de los nuevos ciudadanos, ubicados en los
límites de la frontera, describiendo las nuevas estrategias del Estado, que será, como ya se
ha mencionado anteriormente, la creación de un cuerpo de policía en la comisaria, donde
además de pagarles un sueldo (100 pesos oro), se les adjudicarían tierras que les permitía,
en primer lugar, aferrarse al territorio, y segundo, servir de garantía para que se respetaran
las leyes estatales colombianas a colonos, población indígena y mestiza.
23
Véase mapa propiedad reivindicada por la misión en 1919 PP. 160.
24
Ciro (2008), Historia de las leyes de Senado de la Republica, 1931, volumen 22, ley 54 de 1931, pp475).
25
Artunduaga, Félix (1990), Historia general del Caquetá, PP. 99
Otra característica que le permite a Ciro concluir, que había un proceso creciente de
creación del Estado local, es el ejercicio de obtener recursos financieros propios para su
sostenimiento, es decir, los ciudadanos que estaban usufructuando la tierra, habían
adquirido conciencia del papel que jugaban para sacar adelante esta región, no solo para
hacer parte del consejo municipal y el nombramiento del alcalde, sino, para la aceptación
de pagar los impuestos gracias a que muchos colonos lo hacían en sus lugares de
origen(Huila, Tolima).
Los impuestos que producía Florencia eran por concepto de Degüello26; donde la
autora concluye que: “ existe una rica y creciente actividad ganadera en la comisaria del
Caquetá, haciendo parte del fenómeno de colonización por parte de ganaderos huilenses
que incursionan y se establecen en la región ante los problemas ocasionados por la guerra
de los mil días (1899.1902)”; notándose en la cantidad de dinero cobrado por el Degüelle
de ganado en los mataderos municipales de la comisaria, pasando de 1.308 pesos oro en
1912; a 2000, en 1925; y 3500 para 1927; esto significa un gran consumo de carne y un
aumento de población, confirmando que, la colonización se desarrollaba con una gran
fuerza a principios del siglo XX. En segundo lugar, el consumo de licor pasando de 7.470
botellas en 1919; a 12.000 botellas 1925 y, 18.000 botellas en 1927; que es una suma de
aguardiente nada despreciable para la época, dejando un recaudo importante para el Estado.
Una hipótesis recurrente en varios escritos como los de Pineda (2000); Bonilla (1969);
Pérez (2015), es el alto grado de consumo de licor por parte de los indígenas y mestizos en
fiestas, bautizos, fiestas religiosas27.
26
Degüello, impuesto que se cobraba por res sacrificada en el Matadero municipal, eso demuestra una alta
demanda de carne y de un proceso de poblamiento y comercial creciente de los pueblos.
27
“…Esta explicación fue acogida por funcionarios y escritores blancos que visitaron aquellos parajes, dos
casos muchas veces publicados por los mismos misioneros son:
1- En El Sibundoy morían en estas borracheras, víctimas de los excesos, hasta 45 indios durante las
fiestas.
2- Pasadas estas por agotamiento de fuerzas y de bebidas, la salud quebrantada, el ánimo apocado, los
indios endeudados y sin tener con que pagar; se ahorcaban colgándose en un árbol chácara.
poder lo ejerció la iglesia en estas regiones periféricas; redefiniendo el papel del estado
local, a través, de funcionarios directos que imparten justicia; cosa muy contraria a lo que
venía ocurriendo en el Putumayo donde era mucho mayor el poder del prefecto religioso
por encima del comisario de Mocoa.
Otra pista que sigue la historiadora Estefanía Ciro(2008), y que genera intereses,
para futuras investigaciones, si se quiere, sobre la colonización, es el seguimiento a la venta
de predios o baldíos por parte del Estado en 1916, la hacienda “El Hacha” de 39 hectáreas,
vendida por un valor de 400 pesos oro; casi 10 pesos oro por hectárea, era, según la
historiadora, un foco de colonización, es decir, no todo los baldíos eran por posesión, como
lo describe Legrand(1988) sino, que el Estado es el encargado de vender los terrenos
alrededor de los poblados, como parte de la ley de baldíos. Lo mismo la venta de casas en
el casco urbano de Florencia que eran descritas como construcciones de paja y bareque, con
solares, cocinas, y hornos28.
Camilo Mongua (2018)29, plantea que, aunque se han realizado algunos trabajos
historiográficos sobre las caucherias en el Amazonas, no se ha elaborado un balance serio
sobre la historia de la economía extractiva del caucho en la Amazonía; territorio que es
compartido por varias Naciones como: Brasil. Ecuador, Perú y Colombia entre 1869-1912.
28
Revisa 39 escrituras, fuente: libro de Compra y venta 1913; oficina de Registro e instrumentos públicos.
29
Mongua, Calderón, Camilo (2018), “Caucho, frontera, indígenas e historia regional: un análisis
historiográfico de la época del caucho en el Putumayo-Aguarico”. Boletín de Antropología Vol. 33 N 55
de los Estados en dicha región. En su tesis doctoral presentado a la Flacso-ecuador titulado:
“Formaciones estatales en las fronteras amazónicas: religiosos, indígenas y comerciantes
en el Alto y Medio Putumayo (1869-1912)”30 desarrolla a profundidad dicha temática.
30
Este artículo hace parte de la investigación doctoral, y para la realización de esta, contó con el apoyo
financiero de la FLACSO (sede Ecuador), el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) y el
Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos (CEDLA).
31
Como se ha venido señalando, los trabajos de los antropólogos colombianos y extranjeros jugaron un
importarte labor en la consecución de información sobre las relaciones económicas, pero también culturales
alrededor de la extracción del caucho, como los trabajos de Augusto Gómez (1990; 1995;2005; 2018); lo
mismo que el arduo trabajo de Pinera Camacho Roberto (1982;1987; 2000; 2015).
32
Delgado, Hernández, María Fernanda (2015), “misioneros, indígenas y caucheros - hegemonía y
negociaciones en el alto putumayo durante el ciclo cauchero (1903-1908)” En: Flacso-Ecuador, Departamento
de Desarrollo Ambiental y Territorio.
33
Esvertit, Natalia (2005). La incipiente provincia. Incorporación del Oriente ecuatoriano al Estado nacional.
Tesis doctoral. Universidad de Barcelona, Barcelona.
investigaciones que al respecto había adelantado Francisco Ullán (2004)34 en un análisis
económico sobre la explotación del caucho, que desarrolla de manera más profunda el
papel jugado por las redes comerciales, establecidas en el entramado de distribución de
bienes de consumo35, por parte de las empresas caucheras a través de un ejército privado,
con la complacencia, muchas veces, de los ejércitos nacionales.
Por otro lado, analiza el papel jugado por las casas comerciales extractivistas,
quienes aprovecharon las contradicciones inter-étnicas de las tribus Amazónicas a su favor,
de tal manera que fue más fácil incorporar a su ejército privado de la casa Arana a
mercenarios: hijos de indígenas, huérfanos o pertenecientes a otras etnias producto de la
confrontación.
34
Ullan de las Rosas, Francisco José, (2004) “La Era del Caucho en las amazonas (1870-1920), modelos de
explotación y relaciones sociales de producción”, Revista: Anales del Museo de América, N12, Universidad
Autónoma de San Luis de Potosí, México.
35
Bienes que se popularizaron con la instalación de chacras, para la subsistencia del siringuero que entraba a
la selva para desangrar el árbol de caucho negro, como es señalado también por el trabajo de Mongua(2018),
estos bienes eran utensilios de cocina, metálicos, machetes, velas, comida, atarrayas, hachas, etc. que fueron
entregados, no solo a la población indígena, sino a los campesinos, para esclavizarlos por el mecanismo de
endeude, deuda impagable que terminaba muchas veces con la muerte del trabajador.
36
Hasta ese momento solo se conocía el informe de Casement ante el parlamento inglés 1911, “Putumayo,
Caucho y Sangre”, publicado al español por la editorial ecuatoriana Abya Yala 1998.
“…Este artículo examina la presencia de negros antillanos en la explotación
cauchera de la Amazonia. Por la concentración de los contenidos con
relación a los indígenas en la literatura sobre la extracción cauchera, el
papel de estos hombres como victimarios se reitera en todos sus contenidos,
pero deja de lado tópicos sobre su real participación en los hechos
mencionados, su vida privada, su destino, e incluso: su lugar como víctimas.
Este artículo pretende visibilizar el papel de este sector de población
combinando una revisión exhaustiva tanto de los textos como de las
fotografías sobre ellos” (Cabrera, 2018, pp. 58).
Es impórtate resaltar que, en dicho proceso económico, poco fue el dinero que
circuló como afirma Ullán (2004) pues era a través de trueques que intercambiaban las
bolas de goma y los comerciantes inundaron los canales, caños y otros accesos a esas
tierras, donde los campamentos fueron la mejor manera de comunicar el interior con el
exterior, de allí los relatos en noveles como “La Vorágine”, y “Tao”, que vislumbran las
atrocidades cometidas por los capataces, siringueros y el ejército privado de indígenas
jóvenes, quienes literalmente aplastaron la población. Otra consideración que reafirmó
Mongua en su balance sobre la economía extractiva es que sufrieron muchas étnicas, las
que se encontraron en medio de la explotación cauchera, por lo que no se podría afirmar
que la mano de obra de las caucherias fuera exclusivamente indígena, pero sí que fue la
mayoría, en un estado de indefensión.
Bibliografía:
Aquino Moreschi, Alejandra (2013), “la subjetividad a Debate”, en: Revista Sociología, año
28, número 80, universidad del Pacifico Sur, septiembre-diciembre, pp 259-278.
Artunduaga, Félix (1990), Historia general del Caquetá, Universidad Nacional de
Colombia, sede Leticia.
Bonilla, Sandoval, Víctor Daniel (1969), Siervo de Dios y Amo de Indios. El Estado
y la Misión Capuchina en el Putumayo. Editado por el Autor, Bogotá.
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