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Porqué me pasa ésto a mi?!?

Marzo 05 de 2019

Esta es una pregunta que muy frecuentemente escuchamos o incluso


nos hacemos. Porqué yo? Porqué a mi? Qué hice mal o qué hice para
merecerlo? Qué estoy pagando?... Te suena familiar?

Parte de nuestra naturaleza racional como humanos, es cuestionarnos o


tratar de encontrar un porqué a lo que nos sucede o rodea. Es una
característica de las personas que nos diferencia del resto de las
especies. De no preguntarnos, entonces muchos de nuestros procesos
de crecimiento y aprendizaje simplemente no funcionarían y seríamos
disfuncionales permanentemente, así que puedes tranquilizarte, hacerte
estas preguntas además de común, es normal y es bueno.

Lo relevante de ésto, son los siguientes postulados, Qué hago con estas
preguntas? Desde donde me las respondo?

Es un hecho que la vida esté hecha de cambios y experiencias


constantes. Vivimos en un mundo rodeados de otras personas como
familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y esto incluye a los
desconocidos que pasan diariamente a nuestro lado caminando o
conduciendo. Cada persona es un mundo con diferencias de nuestra
forma de ver la vida y proceder. Al ser así, estamos constantemente
expuestos a las diferencias y conflictos con quienes nos rodean. Si hoy
quiero comer fuera y tu quieres comer en casa... si la forma en que me
respondiste a esa pregunta no es como esperaba o me lastimó... si en el
tráfico me rebasas o incluso te metes arbitrariamente en mi lugar... si la
forma en que hago el trabajo es diferente de la que esperas... o
simplemente te metes en la fila para pagar en el supermercado, ya se
genera un conflicto; y dicho conflicto dependiendo de mis reacciones
traerá una consecuencia. Si el resultado de esta acción no es agradable
o positivo para nosotros, muy probablemente nos haremos las preguntas
que menciono anteriormente.

Si a lo anterior sumamos que debido a la naturaleza cambiante, los seres


humanos estamos expuestos a cambios en nuestras etapas de vida, el
asunto se agudiza. Si mi hijo está respondiendo de manera grosera o
impositiva y agresiva... si mi pareja ya no me mira igual que antes... si
por mas que hablo, ignoras como me siento... si te encierras en vez de
hablar conmigo o me preocupa que estés pasando por algo fuerte y no
pueda yo ayudarte, son conflictos normales y comunes de las diferentes
etapas de la vida. Un niño no puede ser niño y depender de ti siempre.
Un adolescente que no es rebelde muy probablemente será un adulto
sumiso que no sabrá cómo defenderse de los abusos de otros. Una
pareja no puede sentir eternamente el enamoramiento del noviazgo,
alguna vez tendremos que ser algo cotidiano y predecible con el paso de
los años y la química también se irá. Muy seguramente al ocurrir
cualquiera de las situaciones mencionadas u otras te preguntarás: porqué
a mi? qué estoy haciendo mal?

Entonces, la vida se trata de vivir en constante


conflicto? Que las cosas siempre vayan mal? Me
alegra decirte que no. Respondamos al primer
postulado.

Qué hago con estas preguntas? Ya estoy viviendo una de las situaciones
que mencioné y surgen las preguntas. Muy probablemente a dichas
preguntas las acompañe alguna emoción. Dolor, enojo, tristeza... y está
bien sentirlo, es parte de la vida, no lo podemos evitar pues también es
parte de nuestra naturaleza, así como somos seres racionales, también
somos seres emocionales. Nadie esta vida está exento de sentir, a
menos que haya algún trastorno mayor como asperger o algún tipo de
psicopatía. Desafortunadamente en muchos casos la emoción es mucho
mas poderosa que la razón y empiezamos a contaminar las respuestas,
lo que nos lleva al segundo postulado.

Desde dónde me respondo? Desde el temor? Desde la culpa? Desde la ira?


Es entonces cuando lo que era una simple situación cotidiana o una
etapa regular de la vida empieza a convertirse en un problema mayor. Si
somos personas culpígenas (que generamos culpa, en otro artículo te
hablaré mas al respecto) o con problemas de inseguridad o baja
autoestima, muy probablemente empezaremos a buscar las cosas en las
que pudimos haber fallado o juzgar actos que ya no estamos en
condición de cambiar... el tiempo ya pasó y lo hecho, hecho está. Si
somos del tipo de personas que nos cuesta reconocer nuestra
responsabilidad en los actos, muy probablemente nos enojemos con el
otro y las respuestas a las que llegue serán atribuyendo la culpa a los
demás.

Suena complejo, sin embargo en la mayoría


de los casos, la solución es mucho mas
sencilla de lo que parece.

1. Se consciente de lo que sientes, manéjalo. No lo evites. Una emoción


contenida puede hacer mucho mas daño del que alcanzas a percibir.
Obviamente tu inteligencia emocional debe prevalecer. En un siguiente
artículo hablaremos largo y tendido sobre este tema. Aquí lo relevante es
que logres desahogar tu emoción sin daños a terceros y que al responder
las preguntas con las que iniciamos, lo hagas de manera racional, sin la
carga emocional que trae consigo lo que está ocurriendo.

2. Muy probablemente si logras responderte de manera clara y objetiva,


sin la carga emocional, te darás cuenta que no es culpa tuya o del otro,
simplemente son cosas que suceden y el enfoque debe estar en qué
vamos a hacer ahora? Cómo lo vamos a resolver?

De eso precisamente se trata la vida, qué hacemos en el aquí y en el ahora. Lo


que ocurrió ya no podemos cambiarlo, tal vez sí podamos evitarlo en futuras
ocasiones si es que aprendemos de la experiencia. Pero lo único que tenemos
ahora, es nuestro presente y el poder de decidir qué queremos hacer con el.
Enfoque en el problema? O enfoque en la solución. Tu eliges.

Espero que este artículo te sea de utilidad. Si te gustó o sabes que


alguien más podría necesitarlo, compártelo, es un regalo de mí para ti y
para quien quiera aprender a vivir mejor y feliz!
El sentimiento de culpa: amigo o enemigo?
No debí hablarle de ese modo… Creo que me pasé un poco (o
mucho)… Si yo hubiera… Son pensamientos que acompañan a
actos de los cuáles en el fondo creemos haber hecho algo mal y por lo
tanto sentimos tristeza, angustia, remordimiento, impotencia,
arrepentimiento y hasta ganas de regresar al tiempo para hacer las
cosas diferentes.

Para saber si el sentimiento de culpa es bueno o malo para nosotros,


es necesario conocer qué es ésta. Entendamos la culpa como un
mecanismo de nuestra mente que nos ayuda a darnos cuenta que
probablemente estamos infringiendo o violando una regla, derecho de
alguien o en general nos ayuda a darnos cuenta que actuamos de
manera incorrecta. Es común que reaccionemos cuando nos sentimos
molestos o sintamos que alguien nos está afectando o actúa
incorrectamente. A veces alzamos la voz, decimos cosas que en el
fondo no sentimos ni queremos, hacemos cosas que afectan a alguien
y es cuando empezamos a sentir culpabilidad. Puede ser por algo que
hicimos, estamos haciendo o incluso algo que pensamos hacer… a fin
de cuentas interiormente sabemos que no está bien hacerlo, pero a
veces ignoramos este mecanismo.

Porqué aparece la culpa? El mecanismo del que te hablo aparece


como un pequeño juez en nuestra mente que evalúa de manera
constante nuestros actos. Esto es bueno, porque este juez nos ayuda
a sentir orgullo o bienestar cuando hacemos algo bueno. También lo
necesitamos cuando algo que hicimos, estamos haciendo o vamos a
hacer puede ser incorrecto.

Si ya lo hicimos, lo necesitamos para aprender de la experiencia y no


hacerlo de nuevo. Si lo estamos haciendo, nos ayuda a detenernos,
hacer una pausa y evitar seguir actuando así. Y si estamos por
hacerlo, puede detenernos de algo de lo que nos vamos a arrepentir.
Por ejemplo, tuviste un día cansado. En el trabajo por más que te
esforzaste no lograste terminar algún pendiente importante. El tráfico
para llegar a casa estuvo peor que otros días… llegas y al entrar
tropiezas con juguetes tirados, sin mencionar que hay un desorden
total en lo que dejaste limpio y ordenado. Tu primera reacción es echar
un grito al primer nombre que se te viene a la mente, que por lo
general es quien suele ser más desordenado. Se te acerca con miedo
y la mirada de angustia al escuchar tu tono alterado y empiezas a dar
instrucciones mandonamente pidiendo que inmediatamente recoja ese
reguero. Ya que te sientas y ves que están levantado todo, más
tranquilamente te das cuenta que el tono de voz, el volumen y la
expresión mandona tal vez era innecesaria para pedir un poco de
orden. Incluso te sientes mal por haber dicho algunas palabras
juiciosas o etiquetas como “desordenado”, “cochino”, “inconsciente”…
Y es entonces cuando ese pequeño juez empieza a trabajar por algo
que hiciste en tiempo pasado. Si le haces caso empezarás a tratar de
compensar reconociendo el orden al final o teniendo muestras de
cariño, pero date cuenta de la relación maltrato-afecto que estas
creando; le enseñas que va a obtener afecto posterior a el maltrato, lo
cual muy probablemente repetirá una y otra vez porque así lo está
aprendiendo y al final todos necesitamos de amor.

Un ejemplo común en tiempo presente es cuando estamos en el


trabajo y una persona que labora contigo comete un error que te
afecta. Internamente pensamos en su incompetencia, falta de sentido
común y queremos en el fondo decirle sus verdades y regresarle el
error para que lo corrija, sin embargo entra ese pequeño juez interior
que nos recuerda que estamos en el trabajo, hay reglamentos y que la
consecuencia al final puede ser un llamado de atención para uno
mismo por tratar mal a alguien. Puede ser que me tranquilice y le diga
a esa persona que la forma en que lo hizo es incorrecta o
sencillamente reporto el error a mi jefe inmediato para que se
encargue de resolverlo.

Te preguntarás cómo funciona la culpa en futuro. Es simple, un


ejemplo puede ser cuando después de haberte esforzado por tener un
detalle amoroso con tu pareja para recordar su aniversario, le mandas
mensajes con pistas de la sorpresa y te das cuenta que no tiene ni la
más remota idea de la fecha especial. En ese momento sientes que la
sangre te hierve y quieres decirle hasta de lo que se va a morir…
cómo es posible que no recuerde algo tan especial?!?! Acaso no
te ama como tú le amas?!?! Te frustras, te enojas, piensas qué
hacer para que se sienta mal por olvidarlo, pero entra el pequeño juez
y más tarde recuerdas que no es bueno o buena con las fechas y que
tal vez está teniendo un día atareado en el trabajo, por lo que te
tranquilizas y decides que realmente que el detalle que preparaste sea
una sorpresa.

Como puedes ver en los ejemplos, la culpa tiene un fin positivo. Pero
qué pasa cuando la emoción puede más que ese mecanismo del juez
y te gana? Te callas sin reconocer que cometiste un error? Te exaltas
sin detenerte desahogando tu enojo sobre la otra persona? Te quedas
con el resentimiento hasta que logras vengarte por lo que te hicieron?
También estas son reacciones comunes, no muy buenas porque al
final la culpa se convierte en vergüenza, arrepentimiento, angustia y
hasta tristeza o dolor y ese pequeño juez se convierte en tu tormento.

Es entonces cuando el sentimiento se vuelve incómodo. Nuestra


mente moral nos ha enseñado que todo mal comportamiento merece
un castigo; y empezamos inconscientemente a elaborarlo. Ya sea por
nosotros mismos actuando de manera autodestructiva o sin darnos
cuenta, haciendo lo necesario para que la otra persona nos trate mal
pues “lo merecemos”. Otra manera es sobre-compensando el daño
que hicimos con regalos o consintiendo de más. Un ejemplo común es
cuando descargamos nuestro enojo con un hijo y después tratamos de
compensarlo con regalos o llevándolos a su lugar preferido; también
con nuestras parejas cuando explotamos y momentos después somos
toda dulzura y amor… a esto se le llama Ciclo de la Violencia (en otro
artículo charlaremos de éste) y enseñamos que consentimos y somos
más amorosos o amorosas después de algún conflicto.
Si ya tienes claro qué es y cómo funciona la culpa, podrás darte
cuenta que existen dos tipos:

o La culpa sana y
o La culpa destructiva.

Si la culpa que te aqueja es destructiva, es importante que te detengas


un momento para pensar sigas estos pasos:

1. Identifica claramente lo que hiciste y te hace sentir culpable.


Puede ser que la tristeza o angustia te dificulten ver claramente,
pero puedes detenerte y pensar exactamente que dijiste o hiciste
mal.
2. Evalúa el daño realizado. Todo acto tiene consecuencias, revisa
bien qué resultado hubo del tuyo.
3. Se Realista, todas las personas cometemos errores, somos
imperfectos y perfectibles, es decir, podemos aprender de los
errores para perfeccionarnos. Para los siguientes pasos debes
estar muy dispuesto o dispuesta a mejorar.
4. Perdónate por lo que hiciste, la severidad es el alimento del juez
negativo que llevas interiormente. Reconoce que puedes fallar
sin auto-agredirte o auto-compadecerte y enmienda cualquier
consecuencia de tus actos.
5. Conversa con la persona a quien afectaste. Exprésale cómo te
sientes por lo que hiciste o dijiste. Reconoce frente a la persona
que eres capaz de darte cuenta que no estuvo bien.
6. Solicita a la persona que te disculpe por lo que hiciste. Este
paso puede ser muy difícil cuando nuestro orgullo es más
poderoso que nuestro arrepentimiento, pero recuerda que es de
humanos fallar. También se nos dificulta cuando tenemos miedo
de ser rechazados o que la otra persona abuse de tu
vulnerabilidad. Sin embargo piensa: qué es lo peor que puede
pasar? Eso peor, es más malo que vivir con la angustia que
llevas dentro? Entonces te darás cuenta que nada vale más que
tu paz interior.
7. Compensa el daño realizado. Si hiciste o dijiste algo que afectó
a otra persona, nada te hará más bien que poner la verdad en
evidencia. Dile lo que en verdad sientes y piensas. Reconoce
que aquello solo fue una reacción inadecuada y que en verdad
aprecias y valoras a esa persona. Si lo que hiciste fue
descalificar a alguien frente a otros, una buena práctica sería
regresar con ellos y mencionar la verdad. Es difícil, pero muy
sano. Aunque si no te sientes preparado o preparada para
hacerlo, con que reconozcas frente a la persona es un buen
inicio.
8. Sustituye la culpa por Responsabilidad. Es diferente sentirte
culpable que sentirte responsable. La culpa te puede llevar a los
sentimientos negativos que ya mencionamos. La responsabilidad
te da el valor y fortaleza de resolver.

Si después de seguir estos pasos, te das cuenta que la culpa sigue


ahí, te sugiero entonces que busques un poco de ayuda profesional.
Muy probablemente esos sentimientos vienen arraigados de otros
eventos pasados que siguen afectando tu sentir y proceder actual.
Nunca está de más.

Espero que este artículo te sea de utilidad. Si te gustó o sabes que


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para quien quiera aprender a vivir mejor y feliz!
Si se que no es verdad, porqué me afecta?

Le perdí hace tiempo, pero sigue doliendo


Tras acontecimientos trágicos, como un duelo emocional, pasados los días y después de los
primeros sentimientos de confusión, de miedo, de ira o de frustración… una de las emociones que
termina por instalarse en cualquiera de nosotros es… la tristeza.
Experimentar el duelo emocional, por la muerte de un ser querido, una ruptura de pareja, un
abandono o una partida no deseada… en definitiva vivir la experiencia de una pérdida emocional,
es sobretodo sentir de un modo profundo la tristeza.
Para manejar esta intensa y a veces desbordante emoción, hay que reconocerla, comprenderla y
aprender a conducirla.
¿Qué es una pérdida emocional? ¿Qué es el duelo
emocional?

El duelo emocional es un proceso de adaptación que nos permite restablecer el equilibrio personal
que ha quedado alterado por una pérdida. Las consecuencias emocionales están directamente
relacionadas con la persona o personas que hemos perdido y también con el modo en el que se ha
producido la pérdida: el tiempo de relación, la intensidad y las circunstancias de esa relación, lo
imprevisto de la pérdida… Pero siempre supone un gran dolor, tristeza, desestructuración y
desorganización.
A pesar del sufrimiento que causa, el duelo emocional es un proceso necesario y ayuda a
adaptarse a la pérdida, prepara para vivir sin la presencia física de esa persona o personas, y es
fundamental, para conducir correctamente el vínculo afectivo de forma que sea compatible con la
realidad presente.
Su duración es muy variable, pero podemos considerar que los dos primeros años suelen ser los
más duros, de todas formas cada persona tiene su propio ritmo y necesita un tiempo distinto para
la adaptación a su nueva situación. Sobretodo no hay que desalentarse, confía en que saldrás
adelante.

4 grupos de manifestaciones ante la pérdida: emociones,

pensamientos, sensaciones y conductas CLIC PARA TUITEAR

Emociones
 Tristeza
 Enfado
 Culpa y auto-reproche
 Bloqueo
 Ansiedad
 Soledad
 Fatiga
 Rabia
 Impotencia
 Anhelo
 Emancipación
 Alivio
 Insensibilidad
 Confusión
 Miedo
 Vacío
Pensamientos
 Incredulidad
 Confusión
 Preocupación
 Alucinaciones breves y fugaces
 Sentido de presencia: percibir notar su presencia, oír su voz
 Sensación de irrealidad
Sensaciones físicas
 Opresión en el pecho
 Opresión en la garganta
 Hipersensibilidad al ruido
 Vértigos
 Nauseas
 Temblores
 Irregularidades ritmo cardiaco
 Falta de aire
 Debilidad muscular
 Falta de energía
 Sequedad de boca
 Vacío en el estómago
 Sensación de despersonalización
Conductas
 Soñar con la persona que hemos perdido
 Evitar recordatorios de la persona
 Suspirar
 Llorar
 Atesorar objetos que le pertenecían
 Buscar y llamar en voz alta
 Apatía, desgana
 Alteraciones en el sueño
Siempre asociamos duelo a la pérdida por la muerte de un ser querido; pero el dolor, la tristeza y el
resto de emociones, pueden ser de igual o mayor intensidad y complejidad en otras formas de
pérdida:
 Pérdida de la salud: enfermedades.
 Pérdida de la juventud: envejecer.
 Pérdida de la imagen física: engordar, adelgazar, desfiguración por accidente,
desfiguración por enfermedad o tratamientos.
 Pérdida de la fertilidad: imposibilidad para ser madre/padre de forma biológica, abortos,
etc.
 Pérdida de una estabilidad económica: pérdida de trabajo, disminución del nivel de vida,
aceptación de un cambio en el ritmo de vida por imposibilidad económica, etc.
 Pérdida de un ser querido: fallecimiento, rupturas sentimentales, enfrentamientos con
amigos, etc.
Un elemento común en la pérdida emocional y el consiguiente proceso de duelo emocional es que
el desencadenante es un acontecimiento o situación que no está bajo nuestro control, y que
conlleva emociones como impotencia, incredulidad, frustración, desesperanza, incertidumbre y por
supuesto tristeza.

10 cosas que hacer para disminuir la tristeza y el


sufrimiento ante la pérdida

Es importante disminuir el sufrimiento, pero… ¿nos hemos detenido a pensar qué es este
sufrimiento? El sufrimiento es como una balanza donde apenas contamos con recursos para hacer
frente a la amenaza que estamos teniendo, en este caso la pérdida.
La balanza está desequilibrada, y es importante trabajar con nuestros recursos personales y
aprender otros nuevos, para equilibrarla y sentirnos mejor.
1. Busca el apoyo de familiares y amigos. Es importante saber que en ocasiones preferimos
estar solos o acompañados, va a depender del momento. Es normal sentirnos confusos y no saber
qué es lo que deseamos, ten paciencia, no te culpes, ve a tu ritmo.
2. Intenta, siempre que sea posible, compartir tus malos momentos con personas diferentes
para que ninguna de ellas pueda sentirse desbordada.
3. Encuentra pequeños espacios de bienestar, es necesario darse permiso para vivir y
disfrutar con ello.
4. Es aconsejable permitirse estar en duelo emocional, pero a la vez es positivo marcarse
pequeñas obligaciones con la finalidad de no aislarse y recuperar nuestra vida familiar, social,
laboral y personal.
5. Intenta evitar tomar decisiones importantes de forma precipitada, en ocasiones la emoción
es la que intenta controlar esa decisión y no siempre es la acertada y la más beneficiosa para
nosotros.
6. En el caso que la pérdida sea una persona te puede ayudar expresar
emociones, pensamientos a través de un diario y/o cartas dirigidas a la persona (cosas que no se
dijeron, reconciliaciones, etc). Puede ser útil crear un “espacio de recuerdos” (álbum, caja…) que te
permita revivir momentos, situaciones cuando lo consideres oportuno.
7. Es importante permitir que los recuerdos surjan y compartir los buenos y malos momentos,
no hay razón para ocultar el dolor o la alegría.
8. Cuidado con deshacerse de objetos o recuerdos precipitadamente, quizás la impulsividad o
la tristeza nos jueguen una mala pasada. Es bueno guardar cosas como fotografías, cartas, objetos
personales, quizás te sirva de ayuda posteriormente.
9. Te sugiero ver de manera gradual los recuerdos que te resulten dolorosos, no quieras
correr ni exponerte en exceso. Poco a poco lo irás consiguiendo y el sufrimiento irá disminuyendo.
10. Intenta cuidarte a ti mismo, a través de la alimentación, el ejercicio físico, el descanso, la
reducción de hábitos tóxicos. Te recomiendo frecuentar espacios al aire libre y pasear.

Entre lo que deseo y lo que me


conviene. Cómo superar la
infidelidad
25 2016ENE
Psicología de la Infidelidad
En categoría Relaciones de Pareja

Índice de Contenidos
 Algunos datos sobre la infidelidad
 Por qué somos infieles
 Puede salvar un encuentro puntual una relación duradera
 Qué es la infidelidad
 Cómo superar la infidelidad: Saber por qué somos infieles
 ¿Es la confesión la respuesta a cómo superar la infidelidad?
 Cómo superar la infidelidad
 Cómo dejar de ser infiel
 Autora

 Puntúa y comparte
(Tiempo de lectura: 12 minutos)
Los especialistas en terapia de pareja sabemos que la infidelidad es uno de los temas importantes
en las relaciones afectivas y sin duda uno de los más delicados. Y lo es porque en él confluyen
multitud de aspectos: sociales, educativos y culturales, cuestiones de género, factores de
personalidad, comportamiento, emocionales…Uno de los motivos más frecuentes consultado en
terapia de pareja es este: cómo superar la infidelidad. Hay muchas preguntas: ¿Porqué se es
infiel?. ¿Es inevitable?. ¿Es una necesidad emocional, sexual o de otra índole?. Una vez que se ha
sido infiel ¿vuelve a ocurrir?. ¿Se debe confesar a la pareja? ¡Demasiadas preguntas! Ser infiel
siempre ha sido y es una cuestión compleja, con posturas y opiniones muy enfrentadas, prejuicios,
mitos… cómo superar la infidelidad también lo es.
Lo que parece estar claro es que sentir deseo hacia otra persona que no es nuestra
pareja sucede, y resistir a esa tentación, es una decisión que no siempre es la que
elegimos.
Algunos datos sobre la infidelidad

La motivación de este artículo es aportar algunas claves sobre cómo superar la infidelidad, pero
antes creo conveniente ofrecer información para comprender mejor este término, y para ello creo
que es bueno conocer algunos datos estadísticos.
Ser infiel es un comportamiento que puede producirse de distintos modos y con diferente alcance.
Sucede en persona, pero también puede producir a través de internet o por teléfono. El último
estudio de la web AshleyMadison.com revela que el servicio de mensajería WhatsApp es el aliado
perfecto para la infidelidad. Según el informe, el 88% de los hombres y el 78% de las mujeres de
esta web practican el ‘sexting’ en sus ratos libres (intercambio de fotografías o mensajes de
contenido sexual a través de dispositivos móviles). La facilidad que dan las nuevas tecnologías
para dejarse llevar por los deseos ha provocado que el 29% de los hombres y el 33% de las
mujeres ‘chateen’ en el trabajo con sus “amantes”.
La fidelidad no deja de ser una “creación humana”, una convención social, una conducta adaptativa
fruto de nuestra evolución. Apareció con el mismo objetivo que muchas de nuestras conductas:
asegurar la continuidad de los genes. Los humanos nacemos muy indefensos, vivimos una infancia
prolongada hasta que llegamos a desenvolvernos por nosotros mismos. Así que la hembra
cavernícola necesitaba a un macho a su lado para proteger a sus crías. Y surgió la fidelidad.
Desde un punto de vista biológico, la fidelidad está prácticamente asegurada cuando se está
enamorado o enamorada. En esa etapa no tiene mérito ser fiel, es lo que “pide el cuerpo”. Cuando
el “enganche hormonal” se termina, aunque queramos profundamente a nuestra pareja, en muchos
casos y circunstancias necesitamos de la voluntad, de la capacidad de elegir, para continuar
siendo fieles.
Y es este hecho: que la infidelidad es en definitiva una decisión, una opción, lo que provoca en
algunas personas sentimientos profundos de culpabilidad. El último estudio de la web
AshleyMadison.com revela que los hombres se sienten más culpables cuando son infieles que las
mujeres.
Por qué somos infieles

El principal motivo para ser infiel es la falta de sexo en la pareja, ya que la inmensa mayoría de
hombres y mujeres registrados en la página (86% ellos y 81% ellas) solo tienen relaciones
sexuales una vez al mes dentro de su relación. El 56% de los hombres y el 38% de las mujeres
confiesa que ésta es la principal causa para engañar a su pareja.
La falta de intimidad es la segunda causa para el 22% de las mujeres, mientras el 21% de los
hombres confesaba ser infiel para probar nuevas fantasías sexuales que no podían realizar “en
casa”.
Puede salvar un encuentro puntual una relación duradera

El 81% de ellas piensa que sí, al igual que la mayoría de los encuestados. La culpa se reparte de
forma desigual. Ellos son los que sienten más remordimientos (78%), frente al 81% de las
encuestadas que “ni sienten ni padecen”.
El sexo es una parte fundamental de las relaciones, pero aun así el 9% de los hombres y el 14% de
las mujeres confiesan que están atrapados en un matrimonio sin placer.
Las películas eróticas siguen siendo un gran “sucedáneo” del sexo en pareja: la mayoría de los
encuestados confiesa que las ve entre dos y siete veces a la semana. El 75% de los hombres y el
64% de las mujeres confiesan consumirlas, aunque prefieren hacerlo con sus amantes.
Por último, los juguetes sexuales siguen siendo territorio femenino: el 88% de las encuestadas los
utiliza en su día a día. Sin embargo, solo el 4% de los hombres se atreve a usarlos.
Qué es la infidelidad

Se puede definir “ser infiel” a aquel comportamiento en el que nos se respetan de manera
consciente los valores, normas y compromisos que la pareja ha decidido otorgarse, ya sea de un
modo explícito o implícito, y que conllevan respecto y lealtad hacia tu compañero o compañera.
A lo largo de la historia, el significado del término infidelidad ha ido cambiando. La forma de
interpretar y practicar la infidelidad varía en los diferentes contextos socioculturales. Por ejemplo,
en Grecia y Roma se consideraba que un hombre era infiel si tenía relaciones sexuales con una
mujer casada (que no fuera su esposa), pero no lo era si lo hacía con esclavas, concubinas o
prostitutas.
Pero sin irnos tan lejos, de un tiempo a esta parte, se ha puesto de moda la palabra “poliamor”
tratándose de parejas que deciden tener varias relaciones emocionales simultáneas basadas en la
honestidad con uno mismo o una misma y con sus parejas. De esta manera el concepto de
infidelidad varía según la cultura, pero también la ideología o la evolución de la persona, y por tanto
cómo superar la infidelidad también será distinto.
Lo importante en esta clara subjetividad del término infidelidad es que no olvidemos
que participan dos personas, y que conviene coincidir y acordar cómo se entiende
para ambas.
Cómo superar la infidelidad: Saber por qué somos infieles

Insisto en que la infidelidad es un comportamiento que depende de numerosos factores, todos ellos
son decisivos en cómo superar la infidelidad. Por un lado, la forma de ser de cada persona, la
capacidad de controlar los deseos e impulsos propios, la autoestima, las expectativas, el grado de
satisfacción, las experiencias que se han vivido a lo largo de la vida, los aprendizajes… Por otro
lado, depende de las oportunidades de conocer a nuevas personas por las que sentirse atraída o
atraído, el entorno social, el estilo de compromiso de la pareja, la satisfacción en la relación, las
necesidades no cubiertas (sexuales o emocionales) etc.
Un comportamiento infiel puede tener diferentes orígenes, y en función de ellos será distinto cómo
superar la infidelidad. Algunos de los motivos que con mayor frecuencia se encuentran detrás de
una infidelidad son:
1. La relación está deteriorada. Cuantas veces habremos escuchado “la pareja ya estaba
rota”. Cuando los deseos y las expectativas que uno tiene de su pareja no son satisfechos, es más
probable que puedan aparecer esos deseos hacia otra persona. Digamos que se favorece la
predisposición a conocer a alguien.
2. El anhelo de pasión y amor romántico. Con el tiempo, puede desligarse en la pareja la
pasión de la vinculación o apego, y aunque el amor continúa, podrían aparecer hacia otras
personas sentimientos de enamoramiento, deseo u otras emociones que generan confusión.
3. Buscar experiencias o algo que no se tiene en pareja. El afecto, la atención o el sexo
que no se encuentra en la relación de pareja.
4. La falta de estímulos o el aburrimiento. Tanto si la relación es satisfactoria como si no lo
es, en algún momento simplemente una de las partes se aburre y busca otras sensaciones. Lo
novedoso reactiva y satisface.
5. Algunas creencias (erróneas o no) que algunas personas tienen, como que para salvar
una relación duradera es beneficioso un encuentro puntual ya que da vida a “una pareja sin
alicientes”
6. La aventura amorosa. Un desliz para recuperar viejas emociones que están presentes en
la fase de enamoramiento y que nos hace sentirnos de nuevo jóvenes y sobre todo deseadas o
deseados.
7. “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Para muchas personas lo prohibido les
provoca morbo y tentación, la adrenalina de ir más allá de las normas. También es una fuente de
atracción para quienes disfrutan con el riesgos y piensan que si no “les descubren” no hacen daño
a nadie.
8. La adicción al sexo. Una persona de estas características, es infiel por tendencia. Este es
un problema real que conviene tratar cuando se sufre.
9. El juego de la seducción. Quienes sienten esta tendencia les gusta “tontear” para reforzar
su auto concepto, y en ese “territorio” es fácil pasar a la infidelidad.
10. La inseguridad o la baja autoestima. La persona infiel se siente en inferioridad de
condiciones respecto a su pareja: menos atractiva o atractivo. La infidelidad sirve para reafirmar su
valor, subir la autoestima al considerarse deseable.
11. La represalia. Algunas personas engañan sólo como venganza por un comportamiento de
su pareja que consideran injusto, ante una sospecha o una infidelidad descubierta.
12. El tener a alguien en la “recámara”. Personas con un patrón dependiente, cuando
empiezan a percibir que las cosas no van bien en su relación, buscan a otra persona, para poder
reemplazar a la pareja actual. Y esto puede llevar a infidelidades repetidas al no encontrar al
recambio adecuado.
13. El deseo de tener pareja, cuando la tuya ya no existe y por miedo o incapacidad para
cerrar y dejar una relación, se simultanean.
Esta sociedad premia ser fiel, está dentro de nuestro valores, está implícito en
cualquier relación, aunque no se hable de ello, entra en los buenos esquemas de
pareja, implica cuidados, respeto, adaptación… esta es nuestra realidad social. Si no
puedes ser fiel, no te juzgues, pero tal vez sea conveniente que revises tu relación de
pareja, reflexiona sobre las razones por las que estás sucediendo, detecta que es lo
que no va bien, aprende a ser coherente, empatiza con la otra persona, y toma
decisiones.
¿Es la confesión la respuesta a cómo superar la
infidelidad?

La respuesta a la pregunta de si se debe confesar o no confesar una infidelidad es simple: es una


decisión de cada persona. En esta decisión se debe valorar la causa que la ha producido, las
consecuencias, el grado de culpa, la respuesta que vaya a tener la pareja, etc.
La culpa y el perdón son dos emociones que juegan un papel importante para optar a contarlo o
no. Hay personas que se sienten profundamente mal consigo mismas después de una infidelidad,
les puede la culpa, y ese malestar les empuja a contarlo.
También pueden decidir contarlo como un modo de desahogo y a la vez ser conscientes de las
consecuencias de los hechos, es decir, ofrecen a la pareja la oportunidad de que perdone, o que
no lo haga. Otras personas, toman la decisión de no contarlo porque tienen la seguridad de que no
volverá a ocurrir, o cuando se sabe que el daño al otro es muy grande, o porque la desconfianza
que va a generar podría hacer inviable la continuación de la relación, o porque se sabe que no
obtendrá el perdón y con ello vendrá la ruptura y en ocasiones el desprecio y rechazo de la pareja.
Es común en lugar de contarlo a la pareja, hablarlo con alguien cercano para pedir consejo y aliviar
la confusión y el sentimiento de culpabilidad.
Cada caso es diferente, cada persona decide si lo confiesa o no. Lo importante es saber que si se
confiesa una infidelidad es fundamental tener empatía y entender los sentimientos que puedan
surgir (rabia, ira, rechazo o tristeza), estar atento a las necesidades de la otra persona y ser
paciente y tolerante. Las heridas tardan tiempo en curarse y cómo superar la infidelidad es
diferente para cada persona.
Cómo superar la infidelidad

Tampoco hay una receta universal válida en cómo superar la infidelidad. Afrontar el engaño tiene
que ver con la forma de ser de cada persona y de sus recursos emocionales. En verdad, cómo
afrontar una infidelidad tiene mucho que ver con cómo afrontamos otros acontecimientos: pérdidas,
decepciones, errores… es una cuestión de resiliencia, un término que significa la capacidad que
tenemos para hacer frente y superar la adversidad y las circunstancias traumáticas.
También las circunstancias de la infidelidad determinan cómo superar la infidelidad, así cómo el
nivel de sufrimiento que va a producir, no sólo para la persona que sufre la infidelidad, sino también
para quien es infiel. Es muy diferente si se ha producido un engaño reiterado, si se ha prolongado
más o menos tiempo, la forma en que se ha descubierto, quienes han intervenido en la infidelidad,
etc.
Aunque cada caso es muy diferente, hay algunos consejos que pueden ayudar en cómo superar la
infidelidad, siempre entendiendo que si una pareja decide seguir adelante tras una infidelidad será
necesario transitar por una etapa realmente difícil para ambas partes y que como todos los
procesos llevará tiempo, paciencia y mucha sensibilidad.
Conocer que la pareja ha sido infiel puede ser una de las decepciones más grandes que una
persona puede vivir en su vida. El dolor, la rabia, la ira, el enfado, la tristeza, la decepción e incluso
la culpa son emociones que nos hacen sentir como en una montaña rusa. Surgen muchos
pensamientos, frecuentemente obsesivos, confusión y muchas dudas.
En este caso ¿qué hacer ante una infidelidad? ¿cómo superar la infidelidad de tu pareja?:

 Pararse, escuchar y saber qué ha ocurrido. Por doloroso que sea conocer la verdad, tu
tienes la opción de decidir si perdonar o no.
 No te culpes. Eso afectará a tu autoestima. Recuerda que la responsabilidad es de la otra
persona, no tuya.
 Date tu tiempo para decidir qué deseas hacer. Tras conocer una infidelidad, cualquier
decisión que tomes va ser bajo las emociones que sientes. Lo mejor para combatir ese tiempo
doloroso es centrarte en ti, cuidarse, mimarse, darse cariño. Continúa con tu rutina y ocupaciones,
te mantendrán con la atención en otra cosa. Pero comprende que vas a sentir emociones
desagradables durante un tiempo.
 Permítete momentos de bajón para reflexionar pero limitados en el día. No es conveniente
estar todo el día dando vueltas al mismo tema.
 Céntrate en el análisis del presente y del futuro. La historia de amor de la pareja se ve
desde una nueva óptica, modulada por las emociones que se sienten en ese momento.
 Apóyate en familiares y amigos. Posiblemente escuches muchos comentarios, consejos.
Recuerda que eres tu quién tomarás la mejor decisión.
 También puedes buscar apoyo de psicólogos expertos en pareja. Solicita asesoramiento
de cómo superar la infidelidad. Te ayudará en este camino tan doloroso.
Cómo dejar de ser infiel

Hasta aquí he hablado de cómo superar la infidelidad, centrándome tal vez en la persona que la
sufre, que es engañada. Pero también la persona que es infiel en ocasiones lo vive con un
sentimiento de falta de control de sus impulsos que le genera sufrimiento y confusión. ¿Cómo se
puede dejar de ser infiel?.
El que es infiel puede que lo haya sido en una ocasión eventual, y tiene claro que no va a repetir, o
es infiel una vez tras otra.
Si la infidelidad se lleva acabo una y otra vez, primero pararse hay que pararse a pensar que
puede tratarse de un problema, bien de control de los deseos hacia otra persona que no es tu
pareja, bien porque ya no se quiere estar con la pareja. Es conveniente reflexionar con calma sobre
ello. Solo a partir de ahí podrás avanzar.
Si lo que quieres es dejar de ser infiel, tienes que analizar la voluntad que tienes para resistirte a
tus deseos por otra persona que no es tu pareja y cambiar tu comportamiento infiel. Ese cambio de
comportamiento puede conllevar, no quedar con la otra persona, no llamar… no mantener
contacto. Comprende que durante un tiempo vas a pensar en esa persona, la vas a echar de
menos. Digamos que se pasa una especie de duelo amoroso donde las emociones y pensamientos
van a estar modulados por una ruptura con la otra persona a la vez que vas a recuperar tu relación
de pareja. Puede que incluso aumente el mal humor con tu pareja, sientes enfado por perder a
alguien y duele, e incluso te sientes culpable por lo que le has hecho a tu pareja. Cambia el
concepto de culpabilidad por el de responsabilidad. La culpa te atormenta, en cambio, la
responsabilidad te convierte en dueño de tus actos y te dota de la libertad de poder actuar de otra
forma en el futuro. Date tu tiempo. Si ya has decidido dejar de ser infiel cada cosa volverá a su
lugar. Piensa también que si este proceso se hace demasiado doloroso y confuso puedes acudir a
un psicólogo o psicóloga especialista para que te ayude.
Por otra parte, hay que tener presente que la vida en pareja no está hecha para todo el mundo.
Cada persona tiene que elegir su camino. Tener una relación supone establecer un compromiso
pactado con otra persona, y eso, como otros muchos compromisos en la vida, implica disfrutar de
una serie de cosas pero también renunciar a otras. La base es el respeto hacia tu compañero o
compañera, la firmeza en los sentimientos y la lealtad.
El tema de la infidelidad es tan apasionante como complejo y extenso, es un asunto
que afecta de igual modo a mujeres y hombres, pero que por convenciones, roles y
estereotipos, tiene diferentes consecuencias emocionales… En cualquier caso es
importante entre tanta confusión centrarse en ciertos términos que a veces lo
simplifican todo: lealtad, empatía, respeto, claridad… Tu eliges.
Autora

Mariola Bonillo
Psicóloga Sanitaria. Experta en Terapia de Pareja y Sexualidad. Especialista en
conflictos de pareja e intervención familiar.

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