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Según el profesor Albert Mehrabian de la UCLA, en su investigación realizada en 1967, el 93% del
éxito de nuestro mensaje se da gracias a la comunicación no verbal (kinésica y paralingüística),
solo el 7% corresponde a la comunicación verbal, pero este pequeño porcentaje marca una gran
diferencia, entre líderes y seguidores, aquellos que dirigen, reconfiguran o también destruyen.
Pensemos por un instante que tuvieron en común Gandhi y Hitler, o Napoleón y Mandela,
independientemente del tipo de liderazgo o de los mensajes positivos o negativos que
transmitieron a la sociedad, lo que tuvieron en común esos 4 personajes es que eran
extraordinarios oradores, eran maestros en el arte de hablar, ante una audiencia transformaban
sus palabras en llamaradas, e incendiaban a la gente que los escuchaba.
Existe una máxima de la comunicación que dice: habla y habla bien, habla y conmueve, habla y
convence, porque si hablas y hablas bien, hablas y conmueves lo más probable es que vas a convencer.
Para algunas personas es complejo desarrollar la habilidad para expresar las ideas en público, sin
embargo, es una herramienta poderosa, es con la que vendes un producto o un servicio tangible
o intangible, increíblemente muchos nunca la aprenden a manejar, perdiendo grandes
No es posible que exista un líder si no hay un grupo humano dispuesto a seguirlo, a dejarse guiar
por quien detenta el rol de líder, dentro de un proceso comunicacional bidireccional, configurando
un rol de perceptor (receptor y emi- sor) del seguidor y que lo transforma en colaborador. Es decir,
en alguien que también ejerce influencia en el líder no tan sólo como receptor de mensajes sino
como creador de respuestas y nuevos mensajes que afectan o modifican al líder. (p.62).
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Garay Madariaga, M. (2010). Comunicación y liderazgo: sin comunicación no hay líder. Cuadernos del Centro de
Estudios de Diseño y Comunicación Nº33