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AKTE (2)
DE ENSAYAR Y ANALIZAR IOS MINERALES
PAUA SABER liO QUE COKTIEIVEIS

DE ORO, P U T A , PLOMO, AZOGUE Y DEMÁS


METALES.
KíTRACTADO I)K I.AH OBRAS BE LOS MKJORES DOCIMÁSTICOS ANTIGUOS V !«ODER^<>^
Y (OMl'KOltADO POII ESPERIMENTOS PRÁCTICOS HECHOS SOBRE EJEMPLARES DE LAS
MAS FAMOSAS MINAS DEL ANTIGUO Y NUEVO MUNDO,

]}o\- O. m. tt.

lllPREMA I)R VAZgLHZ, A S o Di; 18i2.


INTRODUCCIOIi

T
jff^a Metalurgia <J el arte de trabajar los metales se estieüde á varios
objetos: el hallazgo ó descubrimiento de las* minas: su laboreo y
cscabacion subterránea: la estraccion ó saca de los minerales y des-
montes; y la estraccion del agua ó el desagüe son otros tantos ramo*
que haoen la ocupación y ejercicio del minero- Pero sobre todos
estos pone su principal cuidado y atención en el ensaye ó reconoci-
miento de los metales, y en el modo ó método <le beneficiarlos coa
utilidad. Están de acuerdo todos los Metalúrgicos on que no es po-
sible proceder con arreglo y buena cuenta en los trabajos en grande
ó por mayor, sino se trata de reconocer previamente con prolijidad
y por menor los minerales: y asi mismo que serán arriesgados ó per-
didos los trabajos que cuesta sacar los metales, si el beneficio de
ellos no se dirige con acierto atendiendo á su calidad y á las cir-
cunstancias del país y del lugar de las minas.
Desarrollada en España la afición al descubrimiento y beneficio
de las muchas y ricas minas que encierran sus montañas, he obser-
vado que la falta de conocimientos eñ esta materia es causa de que
se estén consumiendo sumas enormes en trabajos que nunca podrán
satisfacer los gastos que ocasionan, ya por la pobreza^ del mineral,
ya por beneficiarse en concepto de metal precioso muliilud de minas
(jue carecen de él, ó le contienen en cantidad tan insignificante que
no merece atención.
A fin p^cs de que las sociedades mineras, y aun sus individuos
nuedan cerciorarse por si mismos de la verdadera naturaleza de los
metales que tratei» de beneficiar, evitando los lazos que ordinaria-
mente tiende la astucia de algunos á los incautos, ofrezco
al público la presente obrita fruto de mis (Aservaciones y prác-
tica en el estudio de la Química, confirmadas con repetidos esperi-
mentos hedios por mí'sobre ejemplares de las mas famosas minaadel
antiguo y nuevo mundo.
Los doeumenfbs que propongo en este tratado están tomados
de los que dan los mejores Docimásticos y Metalúrgicos antiguos, á
saber, Jorge Agrícola, Barba, Sthal Suatker y Schlinders^ de loe mas
modernos Schlulter, Cramer, Lehman, Sellert,. Maquer, Bcaume y
otros: de las prácticas acreditadas y recibidas en nuestras Améríeas;
y de las varias tentativas y obser^ aciones que he hecho en la materia.
Así se verá que en los hornos, en los materiales, y en el modo
de dirigir las operaciones s^go métodos que tienen su diferencia de
los que se han practicado hasta ahora; pero todas las variaciones se
dirigen á la mayor facilidad , espedicion, economía y seguridad , es-
lando fundadas en autoridad, razón y esperiencia: y para satisfacer
el deseo de los que no quedaren contentos con ellos,. insinúalos tra-
tados de los m"|ores autores para que puedan consultarlos si quieren.
Aunque las esplicaciones de la ciencia metalúrgica las lie dispues-
to en discursos seguidos,, con todo, para que las reglas del arte se
apreedan mejor,,, y se fijen con facilidad en la memoria, la»he redu-
cido en sus respectivos lugares á ciertos acsiomas, principios ó mác-.
sima* á la manera que k) hicieron Hipócrates en la medicina, y Lineo
en la Botánica. Si este pequeño ensaya fuese bien recibido del públi-
co, y los aficiona.los á la mineralogía so convenciesen practícanicntci
do su utilidad, me animaría á dar á luz un tratado completo do
Química mineralógica, que tan necesario va haciendo la general
afición á los conocimientos de aquella ciencia y de la que forma una
parte esencial.
OBSERVACIÓN.

Para facilitar los computos en el ensaye do los metales, de las


minas, y aun para los csperímenfos químicos será muy conveniente
hacer siempre que se pueda los supuestos á términos de comparación
ó cantidades que se toman para examen en un número decimal, esto
es, de 10, tOO, 1000, ó mayor número si fuere menester do esto
modo en la regla de proporción se escusará la operación del partir,
y con una multiplicación, estará concluido el cálculo en muchos
casos. '
O bien para escusar quebrados, se considerará la cantitlad que
se toma para ensaye ó por tériaino de comparación como uno ó una
unidad.
Mr, Lavoiser (a) pretende que se adopto el método do reducir
la libra o el peso del marco en fracciones decimales: pero el mejor
partido es seguir el de Mr. Berman y el que sigue en muchas cosas
el mismo Lovoiser y otros varios químicos que es considerar el lodo
compuesto de decimales y los resultados en partes: esto es conside-
rar divido el lodo en 1 ©O partes ó mas y los resultados en pai tes
que juntas hacen en todo ciento. Por ejempto. Haciendo unas pesas
de plata ó de platina, 6 de cobre que tengan re?peclivamente el poso
que denotan los númerog sigiiienles.
1.«. 1 §.«..10," 9.«.40iO. l a . " ' , . . 1000. 1^7.. 10000.
• • • 1 ÍF
2.«. • •••>«• G.«...20, 10. =» . 200. 14. =« ... 200QV 18.. 200(ÍO.
3 . « , ...3, 7.« „.30, 11. «.300. 15. ='...31000. 19.. 30000.
4.=»....4. 8'.« „.40.. 12. =« . 400. 1G. « ... 4000. 20.. 40000.
21 «....100,600
«e consegoipá con 21 pesas poder pesar y notar todas las partes
que se pueden representar por los números costenidos desde uno
hasta cien mil.
Para> formar estas pesas, se hacen dos iguales como la pritiicra
y con la suma ó el todo de las dos, se forma la 2." con osla y la
*• '^ se forma la 3, '^ con esta y la 1. "^ se forma la 4, "^ y ecn la

(a) Traite de Chimie elemetüaire lotn. 2, pag. 330.-


suma estas cuatro se forma la o." pesa, y á este modo se procede
en las demás.
MÉTODO DE ENSAYAR Y ANALIZAR LOS MINERALES.
Para reconocer si los minerales contienen oro ó plata hay cua-
tro métodos ó vías i . " La \ia húmeda de los disolventes. 2. "* La
leca de la fundición. 3. •* La de la amalgama ó beneficio por azogue.
4. ^ La mista de la calcinación fusión y reducción. (1)
Los primeros que adoptaron el método de analizar los minerales
para la via húmeda fuercwi Mr, Pot y Mr. Reamur: este propone el
uso del agua regin para el examen de ^as tierras y arenas auríferas.
y el agua fuerte para los minerales de plata; y aquel hizo uso tam-
bién de estos accidos y de otros disoheptes para la análisis de varios
minerales. Los químicos posteriores apenas practicaron esto, hasta que
los célebres Mr. Bergraan y Schlulter, cerciorados por la esperiencia
de su utilidad y ventajas, lo establecieron como un método general.
A estos autores han seguido Kirrran, Sage y otros, de manera que
en el dia, cpmo dice Lavoisier, se le dá la preferencia á la via hú-
meda para las análisis químicas, respecto á la via seca ó del fuego,
que fue casi la únipa qu.> siguierpí^ los antiguos. Y en efecto de un
mineral de oro ó plata pi^yado por fuego apenas se puede cono-
cer otra cosa que lo q^e contiene de fipo, ó si hay azufre y alguno
otro metal, como obre plomo ó fierro; pero si este mismo mineral
se ensaya por la via húmeda ,'no solo »e sabrá lo que tiene de oro y
de plata, sino los metales, los semimetales, los betunes y las sales ó
accidos con que se halla mezclado ó mineralizado, y también la cla-
se ó clases de la matriz ó parte terrea en que se cria el rairieral.
No se puede negar lo útil y necesario que es este método para
los mineralogistas; pero es preciso convenir en que requiere un co-
nocimií'nto esacto de la química y de otras ciencips, que no se pue-
de exig'r de nuestros mineros ni ahora ni en nmcho tiempo.

(^) También se ha usado y se usa de la via húmeda para benefi-


ciar las mnas de cobre, y esto misim aconseja Mr. Sage para ensayar
las piritas auríferas. Véase el manual del mineralogista de Mr. Bergrnan
pay. 181 y 182 §149.
—9—
Las análisis de los minerales ,por la vi» húmeda adornas de la
muclia práclica y destreza que demandan en el que las efectúa son
prolijas y delicadas.; requieren tiempo, instrumentos y varios mate-
riales : en una,palabra, un laboratorio químico liecho á proposito
con todo lo preciso; pues de otro modo serán imperfectos los reco-
nocimientos que se practicasen.

CAPITULO 1.
*
MODO DE ENSAYAR sé RECONOCER POR LA VÍA HUMADA BI t o s MIHERALE»
TIENEN LEY DE ORO Ó DE PLATA.

PROCEDIMIENTO.

í. Para reconocer si los minerales tienen ley de oro, tómense


doce onzas del mineral molido en polvo sutil: íábense por primera,
segunda y tercera .vez con mucho tiento y cuidado; recójase el pol-
villo metálico,, y póngase en un recipiente de cristal Ó de Itíza de
china , y sobre él échense tres tantos de agua fuerte preparada y rec-
tificada : esta disolverá todos los coerpos estraños monos el oro, el .
azufre (1) y la lierra vidriosa , que quedarán en él asiento ó fondo:
decántese con cuidado el agua, y lábese bien el precipitado
con agua tivia ó caliente; déjese secar; y soco, póngase el
precipitado al fuego hasta la incandescencia para hacer evaporar el
azufre y lo que quedare fúndase en una copela con tres tantos de
plomo , envuelto en uno ó mas papelitos, según fuere la cantidad,
p póngase en un mortero de vidrio y tritúrese con azogue hasta es-
traer el oro.
2, Para saber si los minerales contienen plata , se procederá en
los mismos términos á la disolución en el agua fuerte, y hecha se
pondrá en un matrás de cristal, donde se meterán unas barras dó
cobre puro y refinado, con lo que se precipitará la plata: se d6-

(^) Véase la memoria de Mr. Chaptal sobre la descomposirion del


azufre por el acddo nítrico en el diario de física de Francia del año
ilSipag. U8.
S
—H)—•

' » f ro„ la 6?e p r i á e " u n U r . e r o de vidrio con aguay azogue


r Í S u l a r f ° l ! o g S a la amalgama se prooodori í, lo demás hasla
" " " a r ó ' m o d o Z y p a r a sabrpsl un mineral liene ley de oro ó pk^
uiro raüuu iidj i^cia .:„,,icnte Tómense doce onzas de mi-
r e n r ' „ " ; r ™ ' r o ™ - l i H J S - » „ * „ c i d * por primera..
illTÍtce, ,ez : 6 si ol mine., n» - • ' - . P » - - — - .
mese lodo el: f"'"'!"^,'» ™ »"'TJfpón.ase á fuego manso: el re-
cipi-mc ULU^ ^," . „ H,,„i,„ esta rct resé del fuego, diluyase con cua-
no nueda se? d^uello lodo el, y póngase á fuego manso: saqúese y
S é i e r e n ' S r y reposar por espacio de vcmte y cuatro horas. Pasado
S e tiempo d e L t L la disolución: lábese b,.n la amalgama con agua<
íeSiladT^ y procédase á lo demás hasta obtener la plata pura .
Como el a'^ua regia disuelve todos los metales y sc,mimetales {\)
i.omo ei d-,uci i^n jgj^g circnns-
á escepcioH de la plata, soore la que vina suiw „„ „„,„^„. or.v,n
tandas, como se dirá después, se precipita esta ^»««« f/"^^ •,«"^^„^-
do el abogue en la disoludon precipitara al oro, se amalgamará con
el V c^n l í plata, y también con algún otro de los metales; pero en
2 afmacionde la píua desazogada en. la copela quedará solo el me-

^^ ^EÍa-ua rí-ia para estos ensayes debe ser compuesta de (rea


nartesde^ccido nítrico y cuatro de accido marino. Estos obran sobre
r ¿ ^otates en la forma íue esprosa la' tentativa sigmente.
^'" 1 cuatro partes de albeldo Urino mézdease tres de accido vitnóh-
00 y coa-C3t¿ mestruo pónganse en disolución d mcrcuno d oro.
^Dkta la platina y todos los demás metales y semime a les simples
ó S ^ s ; y Ik^ados con cierta canlxlad de oro, ó de pata y todos
euSsenitado de limadura,.ó d¿ granaUa muy memida.. Véase el

ÍM Menos dazufCeque no sedi^nelvc perfectamente p^o queda


separado del mineral y nadanda sobre la superfme. del agua regia ó la
disolución
—14—
ftfeclo de estas disoluciones, para hacer el cotejo correspondiente (4)
en el uso de la sal y de la alcaparrosa eñ el beneficio de los mine-
rales por palio y por cazo.
, 2. ^ Tómese una disolución de parles iguales de sal cbmun y de
alcaparrosa, y con ella pónganse en cocimiento el azogue, el oro, la
plata, y la platina y todos y cada uno de los demás metales solos, y
ligados con oro, ó con plata, y en estado de limadura sutil, ó gra-
nalla muy menuda. Examínese el efecto de estas sales, y húganse los
colejos y deduciones que convengan para el beneficio de azogue por
patio ó por cazo. Estas osperiencias, y las primeras., servirán para
dar luz sobre el metal que deba seguirse paradlos ensayes por la via
liumeda. Esto mismo deberá hacerse, no solo con los metales, sino
también con los minerales como salón de las minas., para que cote-
jándolos todos, se vea io que se pueda adelantar ó mejorar en los
.beneficios en grande.
3. '=' Tómense del iinincral en polvo como íO ó 12 onzas: calcí-
nense á fuego manso con ceniza I^gFada, ó sin ella, sino fuere ne-
cesario. 2. ° lávese el mineral, y póngase el asiento en digestión con
accido marino del'mas puro. 3. ° decántese la disolución: lávese el
jasienlo que quedará en. el matraz, y tritúrese á fuego manso, con
.azogue, que recogerá el oro y la plata que tuviere el mineral: de-
ságase la amalgama, y copéiese la pella coa el plomo correspon-
•diente.
Hágase este mismo ensaye en el mineral en crudo, y con el mis-
mo mineral calcinado y remolido pero sin lavar.
Esta operación se funda en que el accido marino disuelve á
todos los metales imperfectos calcinados, y no hace impresión en el
oro, ni en la plata, (*) ni en el azogue. Pero esto se cnlicndé del
\accido-marino obtenido de la sal de mar destilada con 5 ó 6 tantos
de arcilla, y no del accido marino desflogislicado, que s^ saca des-
tilando el accido marino ordinario (2) 'con igual cantidad de inanga-
(^) Veaxe la análisis de las minas por la via húmeda da Mr. Berg-
manen el tom. 2, de los opúsculos químicos.
( ) Se lia de advertir que el accido marino ordinario hace impresión
en el oro, en la plata y azogue, cuando e&los eslán en ¡Mrtictdas sutiles.
(^ Aunque Mr. Sage en tu arte de ensayar dice que el accido mch'
—la-
nosa , que tione la propiedad de disolver en alguna manera el oro la
platina y la plata.
Por Quanlo las bases terreas y los mismos metales causan efer-
veccncia con ol ácido marino; se cuidará de que el matraz de vi-
drio tenga el cuello largo para que no se derrame el. metal, ni el
licor.
4. ® Tómese el mineral reducido á un polvo lo mas sutil y mc-
mido que se pueda, á cuyo efecto se pasará por tamices' muy del-
gados, y se molerá en e[-pór/i<ío si fuere necesario. 2.^ Póngase en
digestión á fuego manso con una competente cantidad de accido mari-
no deflogisticado que disolverá todos los metales y semimetales, sin
csco'ptuar el oro. f) 3 . ^ Cf>ncluida la disolución decántese, y hága-
se el precipitado del metal fino por medio de unas barras ó planchas
de cobre. 4 . * recójase el precipitada, y lavado y caldeado copóle^
se, y ensáyese. 5. ° el residuo de la decantacion-r lávese^ y tritúrese
con azogue-, para ver si tiene algo de fino.
Muélase el mineral en polvo, y de «na libra, se tomarán 4 on^^
zas, las que-se remolerán muy bien y por largo tiempo en el pórfi-
do : y en esta disposición se meterán en una tinitá ó vaso de cristal
de bastante cavidad, y se le mezclará la dosis de sal y de vitiHolo
calcinado correspondiente, con otra tanta cantidad de ag«a á la del
mineral, y con 2.á 3 tantos-de azogue, de la cantidad de mineral,
y se pondrá en movimiento el molinete por el espacio de cuatro-ó
seis horas ó por mas tiempo .si se juzgase necesario. Después se la-
vará todo, se sacará el azogue, se exprimirá, y se procederá como
en el beneficio ordinario de patio.
Para asegurarse de la bondad de este procedimiento, se toma-
rán y ensayarán por el mineral de plata-comea < plata rosicler, y otras
varias especies..

ñno disuelve al oro, esto es, en corin cantidad dé modo que' de i2 gra-
nos de oro solo diez treinta y nta{ro aros de grano faltó enla disges~
tion de dos horas con-'i onzas de arcido.
(*) Como quiera que e/ accido marino desflogisHcado no es otra c
ta ftíe. un vapor ó un gas aeñdo marino, no se puede en este estado,
íoífrar la disolución de- los minerales sino en corta porción, con objet
aigun recoihocimientoctmoio.
—13—
r " Asi mismo, del minsral molido y pasado por el pórfido, sccal-
citiaránr con'sal, y caparrosa unas porciones, para cotejar su bene-
ficio con el resultado que dio en crudo , y después de calcinado el mi-
neral se remolerá muy bien. •
Igualmente para obtener un conocimiento mas exacto, s^ ensa-
prán tres porciones de una misma clase de mineral, una por el pro-
cedimiento referido eu crudo, otra calcinando el mineral, y otra pclr
Biedio de la copelación, y por el cotejo de estos ensayes, se reco-
nocerá el que luese mas ventajoso.
Este mismo procedimiento se ejecutará con los minerales de oro.
y para cuando se quiere que sirva de ensaye, se usará de azogue
puro , y el que se empleare, no se estraerá por espresion, sino que^ se
pondrá á destilar ó á- cv£^orar á fuego lento.
Para reconocer si el azogue en la evaporación se lleva algún oro
ó plata, §e tomarán ocho onzas de azogue, se les mezclarán 2t á 3
granos de piala, ó de oro, en limadura siitil, y puestas á evaporar, se
reconocerá la merma, ó falta que hubiere de oro, ó de plata.
TénláViva. Tómese mía porción de agua regia y disuélvase en ella
otra corta porción de azogué. 2. ® Tómese esta disolución para di-
solver el polvillo ó mineral (fue sé quiere saber lo que tiene de fiíio.
3:° Diluyase la disolución del mineral con agua destilada. Se
apartará, el azogue precipitado, se labará, y se exprimirá, y se desa-
zogará en -el método ordinario.

CAPITULO n.^

DfetÁ VlA SECA <i DÉ XA FCNDICIOÍÍ.'

Laftindicibn;ó ensaye por fuego en crisoles, y on horno de fue-


lle , exige, según el parecer de los mejotes químicos y molalúrgteoS,
tres precisas circunstancias: 1. « que después de calcinado el mineral
sft le eche una cantidad de plomo ó de greta proporcionada para que
recoja y emboba en sí él ixíetalfiftd.2. *~ qué se misture con un poco
de carbón en polvo ü otro flogistp paí-a que esto revÍNificpie al ptemo
y nolodege convertir en cal por la acción del fuese. ^." y última
la adición.de algún flujo, ó material que ayude á la vitrifwacion, ó
fusiouí de las partes terreas del mineral.
El uso del lilargirio, ó del minio es preferible al de la granalla
lie plomo que previene Mr. Schindles y Mr. Beaume. Mr. SchluUer dice (1)
que para la fundición en grande no se debe hacer uso del plomo ep
bu esta'do natural ,• sino después de convertido en almártaga lündándo-
ge que»empleado el plomo en su estado natural, á la menor acción
del luego se licúa y se precipita en el suelo del horno, y no se n»s-
tura en el metal para embeber y llcbar consigo el que haya íino;
como lo mismo sucede con la granalla de plomo echada en un crisol,
como puede cualquiera convencerse por la esperiencia, repetimos que
debe preferirse el minio ó litargirio.
La Almártaga ó greta que'Se saca de las afinaciones tiene mil im-
purezas , no es fácil molerla bien: es rara la que no participa de es^
taño y siempre es menester ensayarla en crisql con flujos reductivos y
después en la copela.
La cal de plomo ó minio si se hace con azogue como dice Hermán
es costosa: si la cal de plomo se forma con azufre, como espresa Agrí^
cola, siempre retiene y se queda con ana porción de este betún, qu«
en nada favorece la fundición: y si se hace del plomo solo es opera-
cioo larga y prolija, y es njas ventajoso por lo mismo comprada en eJ
mercado: siempre que se consiga de buena calidad.
En el caso que no se pueda obtener,, se hará uso de cal de plomo
hecha con salitre mohdo. Para formar esta no hay mas que tomar una
onza de plomo en granalla,, ó de perdigones, ó lo que es mejor, da
mostaza, y colocada en un crisol reyotverla con una onza de nitro
poniéndola al fusgo donde se la mantendrá hasta tanto • que el plomo
se haya convertido todo en cal. Se saca esta, se muele y cernida se
guarda para hacer uso d.? ella cuando convenga. Se debe tener pre-
sente , que el plomo debe ser pobre y ensayado, para no equivocarse
eo la asignación de la legítima ley del mineral.
Aunque ya en el dia es corriente el uso de lo que se llama flujo
negro, que es el nitro y la sal de tártaro en partes iguales misturada»
y calcinadas juntamente : sin embargo como la "cal de plomo hecha
con nitro tiene consigo este mineral: y la sal de tártaro no siempre se
(\) Cherme experiméntale'tom. k, pag. 174 y 176 edicwn dtPant
de 1774. «
halla amano, (1)podrá hacerse uso también del flujo compuesto de
bórax ó tincar calcinado. .
El carbón para, misluríis con el jnmeral convendrá sea de pmo
hech j polvo. Sirve do aogisto para revivificar el plomo.
La lavación del mineral pulverizado se puede omitir cuando urgo
el eusave-pero no solo es uúl sino indispensable la decocción en el
aeua á ló nienos por dos ó tres horas; porque siendo el arsénico d
i^Yor sublimador y destructor de los metales, este es disoluble en 64
uartes de a^ua v lo son lambicn todos los accidos , y las sales mine-
rales: y\ie este modo, se les despoja del mineral que se quiere ensayar (i)
MODO DE ENSAYARLOS MINERALES "POR LA YIA SECA DE LA

FUNDICIONPARA SABER SI TIENEN QRO Ó PLATA.

1' o Procedimiento, i . *=* del metal que se ha de ensayar se to-


mará unquintal, al menos, sin escoger: pues los que sejiagan por-
uñas cuantas piedras no podrán salir seguros 2. ' El quintal se mo-
lerá en granzí.mentída del tamaño de avellanas. 3; ° J ^ ^ '« § f"^
bien revuelta se tomarán 3 ó 4 libras y «e molerán en Polvo "ttlque
se cernerá ó pasará por cedazo no muy delgado, i. = De este polvo
sutil (3) se timarán unas 4 onzas. 5.= Estas se calcinaran por el tK^m-
po y grado que sojuzgue necesario en la mufla encampanada. 6. El
polio calcinado (4) se volverá á pesar y de lo que pese, se toma, á la

f\) A'que $é debe añadir que cuando el mineral no se ha calcinado


Uen con el azufre que le queda y el al/mlifijo del finjo negro, se forma lo
que llaman los rpdmkos higado <le azufre y convenido después el caibon
en ceniza sime de fundente. .
(2) A algunos parecerá demasiado nimia ó ndirula esta práctica y
. morosidad; pero yo • apelo y los convido á los cotejos por espcnencm.
(3) Antesdecalcinar el metaló polvo se lavará dos ó tres veces con
agua limpia, ó se pondrá en digestión con bastante cantidad de agua, un
tirar, ni'desperdiciar lama ninguna.
(4y El pdx^o calcinado se pemrá y por la merma se sacara lo que
el metal puede tener d¿ arsénico, de azufre y de otros betunes y par-
tes wláliles.
—1Í5—
ruartn parte, se dividirá en 6 ó mas porciones sogtm fuere la mina
mas ó menos rebelde á fundirse, y se eraboh eran cada una en un pa-
polito á la manera que se hace con los ensayes de piala. 7. ° Se pon-
drán 4 ó 6 onzas de plomo pobre ó mayor cantifiad si el metal lü?se
inuv rebelde y difícil de fundir (1) en una copela ó escorifícador de
arcilla metida dentro de la misma mulla encampanada: 8. ° Asi que
el plomo ha abierto baño se irán echando las porciones de mineral
enibueltas en los papelitos una después de otra, esto es, se echará una,
y asi que se haya fundido bien, é incorporado con el plomo se echará
otra, y se seguirá haciendo lo mismo con las demás. 9. ° Luego que
todo el metal se haya fundidlo y escorLQcado bien, y se reconozca que
el plomo ha mermado como la mitad ó poco menos, se sacará el esco-
rifícador y se vaciará en la rielera de cobre, hecha ex profeso de fi-
gura cóncava esférica, la que se tendrá caliente para que el plomo no
salte y antes, se habrá barnecido con greda ó, tierra gredosa. 1. ° Él
riel ó botón de plomo se pondrá á copelar en la misma mufla de en-
save referida y en copela de ceniza de huesos de magnitud proporcio-
nada al plomo. 11. Copelado el plomo, se sacará el grano ó pailón de
metal fino, se pesará y se hará la cuenta de la ley del mineral por la
regla de tres.
Este método de ensayar los rpinerales de oro y de plata, lo pre--
feriraos al de.fundir el metal en crisoles con flujos reductivos y pro-
porcionados , ya sea con fuelle ó en eí horno qm'mico. 1. ° Por que
los crisoles se suelen romper ó quedarse en ellos pegados varios gra-
nos de plomo. 2. ° Porque no es fácil adivinar ni acertar cuando está
finalizada la fundición. 3. ° Porque muchas v<íoes ias escorias resul-
tan muy esponjosas y con ley abundante de plomo con sa plata. i.° Y
porque el botón de plomo es necesario siempre copelarlo; para esto es
preciso también el horno de ensaye de copela: y con la mufla encam-
panada se consigue poder calcinar, fundir, y co{)c]ar sin tocar á ella
ni d(scomponerla; y con ella sola se satisface á todas las manipulacio-r.
nes sin necesidad de otro horno para ensayar el plomo, las planchas de
él y las de plata ni para la copelación previa para hacer el apartado,
de modo que con una sola mufla hay lo bastante para todas las ope-

(1 Mr. Schhilter dice en $u docimástiea que se echnS partes de


plomo y hasta 16 si fuere rebelde.
Teciones que necesita practicar un minero. , ,
Esperimento. Cópelese un grano de plata pura de 12 dineros con
dos onzas de plomo ensayado en copela de tamaño proporcionada y
obsérvese lo que merma el grano de marco de plata pura: para que '
sirva de regla y se sepa lo que perderá la plata del mineral que se
ensaya.
D. Guillermo Bowles en WL introducción á la historia natural.{\)
dice: que fundió la mina de oro del Mezquital de N. E. con varios
flujos y fundentes: y en tres ocasiones no sacó señal, de platla ninguna.
Y ia misma mina calcinada Je dio en otra fundición plata á razón de
31 onzas por quintal.
Estos esperimeutos prueban el fundamento y seguridad del méto-
do que proponemos.
Para asegurarse de él, háganse dos ensayes á la par de igual can-
tidad de mineral uno por el método de la copelación del plomo, .y
otro en crisol por el método común de los docimásticos, y véase por
cuál de ellos se saca mas plata..
Tentativa. Fúndase una onza de luna cornea en 4 de plomo en el
modo que aqui se previene para los ensayes: y otra, onza fúndase en
crisd con G onzas de flujo negro y polvo de carbón: y véase por cual
de los dos medios se saca mas plata, y por consiguiente se pierde menos*
NOTA, Nunca estará demás el lavar el mineral antes de la calcina-
ción y después de ella: bien que se podrá cscusar cuando no haya
Uempo, ni lugar para hacer la operación.
NOTA. Si después de lavado el mineral: se reconoce que abunda de
mucho azufre y arsénico y que estos pueden dañar en la calcinación: se
le mezclará al mineral un poco de cal legiada ó de ceniza para calci-
narlo. .
La mufla de ensayes debe ser encampanada «para facilitar la cal-'
cmaeion ó copelación del plomo, y calcinar mejor los minerales con
el mayor concurso del aire.
Tentativa. Para reconocer por un medio indirecto que el método
de ensaye por la fundición no es enteramente exacto: tómese una onza
de polvo de una piedra metálica bruta sin ley de metal alguno; méz-
clensele seis granos del marco de plata pura en limadura suül y Uea

H) Edic^. de Madrid año de 1775, pag. 152, y siguientes.


3
—18—
revuelta: póngase á fímdir en un crisol con el litargirio, carbón en
polvo, yflujonegro correspondiente: saqúese el regido, y copelado exa-
mínese el peso del metalfinopara reconocer cuanta haya sido la pér-
dida.
Hágase otro ensaye por cotejo: tómense dos onzas de un mismo
mineral molido en polvo: ensáyese la-una con cuatro ó seig onzas de
plomo; y la otra por lavia húmeda del agua fuerte ó del agua regia,
cómo ya se ha dicho; y véase por cual de las dos vias se saca mas plata.
2. ° El método mas espedito y el mas seguro para ensayar los mi-
nerales de oro y plata es el siguiente. Tómese una onza del mineral
molido en polvo, como se dijo anteriormente, póngase á calcinar en
una tortera de barpo, bruñida con un poco de yeso mate, para que no
se pegue á ella el mineral: métase en el horno de reverbero, ó en la
mulla, y désele un.íviego graduado y lento, que se irá aumentando
hasta el gcado deincandescencia. .
2 . ° Calcinado el mineral divídase en 8, ó diez porciones y en-
vuélvase cada una. en .un papelito á lafmanera que se hace en los en-
sayes de plata.
3. o Tómese una copela hecha de cenizas de huesos; pero depeso
capacidad tal que puedan copelarse en ella de 6 á 8 onzas de plomo,
Í óngase á calentar en el horno de reverbero, ó en la mufla, y es-
tapdo. bien calienta., y el homo en el grado de calor para la copela-
'eion, pónganse.fiteíonz^s de plpmo en ella:'y asi que haya abierto
bftño , sé echará en él una de las porciones ó papelitos: y cuando se
reconozca que, se ha, fundido bien, se echará otra, y se dejará por un
rato que se funda bien todo y que se gaste algún tanto el plomo: al
'cabo de un cuarto de hora poco mas ó menos de veriücarse ésto, se
añadirán «otras dos onzas .de plomo, y se meterán otras dos porciones
del mineral una después de otra, como se hizo antes: y se repetirá
esto mismo hasta que se hayan echado 8 onzas de plomo, y todas las
del mineral.
4. ° Despues; que se baya echado la última porción de mineral,
íe dejará que el plomo sé gaste; pero asi que se reconozca que falta
pQC^^ esto es, que quedará como media onza, sin ser absorvido por la
copela :jSe retirará de la mufla, se dejará enfriar, y el tejitode plomo
se pasará á una <Qop^a nueva á donde se acabará de añnar.
Este método que se acaba de poner para ensayar los minera-
—19—
les,, de oro y de plata «omo por una especie de copelación lo espone
agrícola entre los métodos mejores de ensayar: (1) elmismolo esplicaí
,;tambieu nuestro Barba:'(2) y Mr. Schlutter y Mr. Gellert ea sus elemen-
tos de docimástica, (3) dice: que se haga uso de él cuando se quiera pro-
íGtjder con toda exactitud y puntualidad; pero sobre todos estos lo ha dc'-
; tallado muy circunstanciadamente en su obra Mr. Stahl en su obra titu-
lada fundamenta ChymicB tomo 1 .paginas 159 y i60.(4),
Mr. Sage en su arte de ensayar dice -que cópelo 12 granos de plata
pura con una octava de plomo y robó este vm cuatro avos de grano ó
ocho treinta y dos avos de grano: que cópelo un grano do plata pura con
una octava de plomo y absorvió este un sesenta-y cuatro avosílc grano
de plata. Be donde se podría inferir si se guardase entera proporción:
, el que sifinaoctava hace .perder .mi sesenta y cuatro avos de grano de
plata: un grano de plata copelado con 8 onzas de plomo ó 64 ofetavas
robará un grano de plata..Por donde se viene en conocimiento que él ro-
¿0 délas 8 onzas de plomo en el grano de pl&ía siempre será mucho mas
de la mitad del grano de plata que se copela.
De esta deducion se saca otra sin violencia para los ensayes de los
Wnerales deoro y de plata y es la siguiente, sea que el plomóse use en
el modo espresado en las copelas: sea que se haga uso<le él en estado de
greta: siempre es necesario (según los mejores docimásticos) echar octo
tantos de plomo á uno de mineral, y do-consiguiente: 8 onzas de plomo6
una onza de mineral. Lu^o si al robo del plomo se agrega el de las e*-
cerias, se podrá decir que mas de dos terceras partes déla plata, que de-
bería salir en el ensaye, es robada por el plomo y por las escorias: prin- '
cipalmeate en los metales pobres de una y media á Á onzas de plata poi*
quinta}. '
Para convencerse de esta^erdad por espériencia, se procederá á ha-
cer los ensayes siguientes. Tómese de u'na ó dos libras de piedra bruta
que no tenga plata ni oro, pero molida en el método ordinario, una onza,
y mistúresele wttgimno de plata pura en limadura sutil pasadapor tamii:

(i) De remetallica. LibJ.pag. 124.


. (2) Arte de los metales. Lib. 4, cap. 2, § 3.
(3) Chimyemetallurgiquetom.'i, pag. 26S.
(4) Este mismo método se halla aprobado por Mr. Maguer en tu obra
Elemens de Chyjuie Pratique ImR. \, pag. 171. Porís 1751.
—20-
y á Otra onza dé tierra mistúrense dos granos-de lá misma plata: échese
uo poco de agua á la tierra para que se mezcle bien la plata con la lier-
iia y póngase á secar: después de seca se pondrá cada porción á cope-
lar separadamente y se verá y reconocerá por la plata que se sacare, la
que viene á haber de pérdida.
Puede hacerse otro convencimiento mas claro por medio de un co-
tejo en esta forma. Tómese una onza de polvo metálico y ensáyese con
8 tantos de plomo ¡en la manera que queda esplicada,(1) y déla misma
clase de polvo metálico tómense 10 onzas: lávense y redúzcanse y el re-
áduo ensáyese con seis tantos de plomo: y se,verá que res|iectivamen-
te se saca mas plata á este residuo correspondiente á las diez onzas, que
la que se sacare de la onza en bruto.
A este mismo efecto de comprobar el robo del plomo dé la plata que
se funde ó copela: hágase la esperiencia siguiente: tómese una onza de
plomo de ley talque copeladailé un grano de plata: y tomada una onza
de plomo de dicha ley mézclense 3 onzas de plomo pobre, ó de imper-
ceptible ley: copélense juntas las 4 onzas, véase si sale entero el grabo de
plata, ó si le falta alguna parte considerable/
Hágase al mismo intento la esperiencia siguiente: tómese una onza
de metai, ó gija bruta fundible sin ley de plata: mézclesele un grano , ó
dos de plata en limadura, revuélvase bien, y póngase á copelar con tres ó
cuatro tantos de plomo pobre; y véase lo que viene á faltar del grano, ó
los dos granos que se mezclaron..

SOBRE LA MATERIA COMBUSTIBLE O FLOGÍSTICA QUE SE ACOS-


TUMBRA MISTURx\R Á LOS ENSAYES.

3 Cuatro son. los motivos ó eonsideraciones que se tienen para mis-


turar en los ensayes una ;porcion de materia combustible como el polvo
de carbón ú otra semejante. 1. "^ Para que aquellas partes metálicas que
durante la calcinación previa se hi;n {ihcrado ocomortidoencal.se re-
vivifiquen ó reduzcan con la adición delflogísticodelcarbón.'2. " Para
• que el jilargirio ó el minio que se mezcla en los ensayes de los minerales

(i) Otro cotejo se j^ede hacer, que es ensaiar el mineral por laviu hu-
mpdd
—21—
de oro y dé plata, se puede reducir y se convierta an plomo con la ayuda
delflogístico.3. ** Para que el fuegoque por suactividad-y regular efec-
to calcina y destruye ios metales imperfectos, no tenga lugar de hacerlo
porque efflogístico'dél carbon'se lo impide en mucha parte, i . * Y fi-
nalmente para que los fundentes que por su naturaleza vitrifican, esto es,
convierten en vidrio no solo los metales en estado de cal, siao también
en estado metálico, no tengan lugar de verificarlo con tanta-pro-
porción, con adición delflogísticorcomo cuando obran sin este inter-
medio. .
Hay Varias materias de que puede hacerse uso como de buenos flo-
gísticos: tales son los aceites, las grasas etc. Pero los generalmente usa-
dos y que ofrecen ciertas comodidades para los ensayes son el poko de
carbón de pino, y la resina ó la pez negra rmlida; el carbón de- azticar ó el
de tártaro.
El polvo de carbón es mas propio para los minerales defierrode plo-
mo y de cobre: y la pez para los de estaño, de zinc, y de bismuto.
DE LA LAVACIÓN, DECOCCIÓN, Ó LEXIVÍACION DE LOS MINERA-
LES DE ORO Y PLATA.

4'. ° Él azufre y el arsénico, son los dos materiales que míneralisian


. iftas comunmente los metales según el común sentir de los metalúrgicos:
estos mismos son los dos mayores sublimadores y destructores de los me-
tales, cuando se ponen á sufrir la acción delfuego de fundición. •
Por está razón todos los metalúrgicos aconsejan que se trate de des-
pojarlos del mineral antes que se llegue- á fundir.
El medio común que previenen para conseguirlo es el de calcinar el
mineral á fuego manso y graduado; pero como se verá ni el arsénico ni
el azufre se descomponen tan bien por la via seca como por la húmeda.
La lavación dé los minerales pulverizados la previenen Suncer y
otros químicos para quitar á los minerales las partes accidas y las salinas.
Pero Mr. Schlutter y otros docimásticos no encargan esta diligencia, y so-
to-dífeen qué sé láVén los minerales para despojarlos de la parte terrea y
mas ligera.
^Ift-lavaeiOn se puede practicar éo los metales imperfecros y de po-
co valor-pero para los pj-eciososes arriesgada; y por mas cuidado que
-22- ,
V ñonga en ella siempre las tierras ó lama arrastrarán consigo alguna
Darte (le metalfino:y asi será mejor escusarla con ellos. ^
^ ¿pro se lexlviarán ó pondrán en decocción con el agua común El
arsénico es una masa salina disoluble en H partes de agua: el alambre.
íSv^triolos Y demás sales mmerales son también disolubles en el agua: j
S ñor medio de la leiiviacion se les puede limpiar y purificar de e las.
lír^sfistas sales cuando se ponen á la acción del luego atacan, calci-
t^\j subliman los metales sin esclusion de la plata y aun del oro. U
aviación en frió no es tan eficaz ni alcanza á tanto como por cocimien-
to v así lo mas acertado será: tomar \a^ dos onzas dd mineral pulveri-
Sdo Y echarles 20 onzas de agua común limpia ó destilada y ponerlos
"cocerporelespaciode3ó4horas:yalcabo de ellas remudar otra
agua ü otras dos si fuere menester: pero cuidando de dejar repo^r ^1
cocimiento para que se asienten las partes terreas y no se vayan al tiem-
DO de la decantación. , . _» j j i
De este modo se le quitará «1 mineral el arsénico en e^ado de sal.
V las demás sales que tenga; pero el azufre como no es disoluble en
el a'ua no basta esta sola diligencia para él, sino que es nece^no recur^
rifadla calcinación ó el arbitrio siguiente ., , , ,
Fl S í fiio disuelve el azufre por la .vía húmeda y se satura de
él- Ya i t p u e e Leer uso del alcaícon utilidad para este efecto. Por
lo/ue d í p K e bien cocido el mineral con agua común, se le echarán
d T o n í r a l c a l í fijo y de 6 á 10 onzas de^^gua^ ( se I^^^^^^^^^
baño de arena á fuego manso háfeta que empiezo a her\ir el agua, y se
mantendrán en hervor por el espacio.de 2 ó 3 horas: procurando ana-
Sr e S u a que se vaya evaporando. Pasado este tiempo so dejará repo-
sar elSmiento y después se decantará el agua. Se volverá á echar
Sra t a ^ ^ g ^ l i m p i a y una onza de álcalifijoseco y se procederá del
•"''""si con e s 2 maceraciones queda no obstante algún arsé^ico^^^^^^^^
fre: se calcinará después de seco el mineral en el horno de reverbero a
fuego manso y graduado.
(\)Sien lugar del aguacormnse ponen 10 onsasdeagm de mi
Ja harámejor efecto, eüoes, disolverá mjorelmatemhtdfkreo
(2) El álcali fijo por h via húmeda, hace mprem V ^^^^^^ <^ e^«»-
timmio yá$u azufre.
—23—
Y por cuanto en la calcinación se forman nuevas sales, se volverá
6 cocer el mineral con agua común como se hizo en crudo, para que que-
de mas limpio de sales y betunes c - u A1 ^• • AI
Estas decocciones las consideramos preferibles á la calcinación. Al-
cunos las eraduarán tal vez de demasiado nimias; pero podrán persua-
dirse por sí mismos de sus ventajas, haciendo la espencncia por cotejo; y
aunque no se juzguen necesarias en los minerales de cobre m de otros me-
tales imperfectos'! en los- de oro y de plata serán conocidamente útiles;
rcsoecto áque el arsénico y elhigadode azufre hacen menos impresión
ellos por la via húmeda que por la seca. Y nunca perderá nada un
minero en practicar estas dos decocciones para el reconocimiento de una
ndos minas que es lo mas que suelen tener: y para lo que solo necesita
wataxa de china, un poco de sal de tártaro ó barrilla: y una homUla
como las comunes de las cocinas. ' , . . , ,
Estos resultados por menor nos dan bastantes luces para sacar al-
gunas consecuencias favorables en elbeneñcio por mayor, como \-eremo»
después.
APUNTES SÓBELA FUNDICIÓN DE LAS GALENAS DE SIERRA AL-
MAGRERA Y DE LINARES.
6^0 Esbieo S^ido que fosmetale» de tina misma especie, J aun
de un mismo criadero, sé presentan con diferentes caracteres, por lo
que los prácticos lo distinguen, y según la constitución de cada uno
aplican el método oportuno para su reducción.
El plomo se halla perfectamente formado en kis criaderos ea pe-
nneñas partículas en un estado agrio por el azufre, antimonio, arsénico
ó caparrosa que fes rodea, hasta que purificándolo el fuego de estas ma-
teria se dulcifica, reúne y hace maleable; y por consiguiente debe fi-
jársela atención en aplicar á cada clase de galena los fuegos queie sean
necesarios al efecto. , , u- ™AI' ^ 1 „ v.^« «„
Todo mineral plomizase funde bien por medio del reverbero, cu-
yo fuego aunque fuerte no es violento, y solo se usará de las pabas pa-
ra fundir las escorias;.porque'estas, compuestas de la ganga y demai
materias estrañas que acompañan ál plomo no se funden en el horno d«
rebervero sin dicho ausilio.
Galenas mas conocidas.
4:* La laminosa de hoja prolongada, que llamo refractaría
de primera clase.
% « La de laminillas, que suele llanaarse de luz ó de ojo de perdiz,
V la nombro refractaria de segunda clase.
' 3. * La de grano muy menudo semejante al que presenta e] acero
cuando se quiebra, acerada.
4. * La que participíi de la segunda y tercera clase que llamo mis-
ta acero-re/ractorí'a.
5. * La acerada con betas negras que llamo negrillo acerada.
6. " La cenicienta con puntos metálicos brillantes, ceniciento ace"
rada.
7.* La misma con cuarzo-cemztento cuarzosa.
8. '^ La parda cop puntos metálicos brillgintes, pardo acerada.
9. "' La misma con cuarzos, pardo cuarzosa.
Previas esta clasificación y advertencias vamos á espiicar el méto>
do que debe usarse con cada clase de galena para su reducción.

GALENA REFRACTARIA DE PRIMERA CLASE.

• Esta galena debe quebrantarse lo mas menuda que se pueda y gar-


larla con criva regular; y después de bien caldeado el horno con le-
js de monte gecas se esliendo tres arrobas de mineral remolido, sobre
illas doce de galena mas gruesa biep estepdida y después se cierran las
puertas del horno. Esta operación es un calcino, para que entrando en
calor las superficies la penetro la Uaqia, y pasado un rato se le da ana
lii;era vuelta y se le suministra fuego de menor á mayor sinintermi-
siun: se continúa dando vueltas al mineral de rato en rato hasta que su
ponga todo en estado de fusión, y ya asi, se le abren surcos con direc-
ción á la pila que recibe el plomo fundido, cuidando de limpiar su su-
perficie arrimando las escorias á un lado del homo: estas se sacarán
después de estraido el plomo, ysirviSQ paraotr^ fuodicioa,
—IS—

GALENA REFRACTARIA DE SEGUNDA CLASE.


Para fundir esta galena se observarán las mismas reglas que para
la priraerar teniendo cuidado, poríjue se funde antes que aquella.
: GALENA ACERADA.
Esta es la mas dócil para fundirse; porque la penetra r.ntos el fue-
go; pero exige mucho cuidado, tanto para que na se volaliüce d plo-
mo, como también para que se funda la plata que conlicne en mayor
cantidad que las {)rimeras.
Esta se pone en iusion en menea, tiempo y con menos fuego que
aquellas; y ya en este estado no se debe apurar la plaza del humo del
plomo fundido, porque en él y con algún reposo se mcílalissa y perfec-
ciona la plata.
GALENA MISTA ACERO-REFRACTARIA.

Esta reúne las cualidades de resistencia y docilidad al fuego: su


fundición deberá verificarse atemperando el fuego y las operaciones á
^us circjmslanp'as, cuidando de que no se arrebate para que no quede
ima parte cruda y otra deseclia. Los remolidos que sii le mezclen po-
drán ser de la acerada y sefinalizadel m-srao modo que las otras an-
teriores.

•• .
GALENA NEGRILLO ACERADA. ' ,K

Esta debe tratarse como la mista acero-refractaria porque la du-


reza de los negrillos por muy compactos se resisten al fuego, y siguién-
dose el método de aquella y analizándola con remolidos acerados, y no
arrebatando los fuegos, tomará bien el baño del plomo fundido, y de
este modo se metaliza bien y funde la plata, para lo cual necesita una
bora de tiempo mas que las otras.
—Í6-.

GALENA CENICIENTA ACERADA.


é

Esta es mas difícil fimciir qua la anterior, porque tiene menos


plomo; se debe rebajar la cantidadfenterrón á cuatro arrobas ponien-
do en su. lugar otras cuatro de la galena acerada y las tres arrobas de
remolidos, mitad de los de-su clase y la otra mitad de la acerada: este
aumento de plomizo es por ser e\ verdadero fundente.

GALENA PARDO-ACERADA
Esta aunque no tan compacta como- la anterior es-de su naturale-
ea menos plomiza: su.reduccioa debeser por el mismo orden, tiempo
y labores;, pero rebajando sa cantidad en terrón á, dos arrobas y su-
pliéndolas coala acerada^d& modo que la entrada sea de seis arrobas
de uno y sei&-d& otro, y los remolidos también por mitad.

GALENAS CENICIENTOÍUARZOSA Y FARDO CUARZOSA.


Estas sonólas mas argentíferaay menos plomizas; Los cuarzos de
«lue-se hallan, inveteradas son los mas duros y tenaces para soltar la pla-
ta; por lo tanto el fuego del horno de rebervero no es suficiente part
lia fundición, y eL de pabas es muy fuerte;, por lo cual es menester bus-
car el término medio..
En este concepto rfhomo se-compondrá dé fogón y plaza de fun-
dición, ambos cuerpos defiguraeliptícaeerrando sus bóvedas con la
misma figura; las chimeneas en la parte opuesta, al fogón, y en la de-
lánterV contiguo á la parte de operaciones.
• Estas- galenas se reducen á terrones del tamaño de nueces y se cal-
cinan en. homo semejante al de cocer pan, no echando mas que como
media cuarta, de espesor, cuidando de removerlo bien hasta que mu-
den de color y se quebranten los cuarzos. Los remolidos deben calci-
narse pero separadamente con menos fuego: preparadas así, se da
iuego al homo de fundición tapando el respiradero de la cúpula del
fisgón, y cuando lia plaza esté bien enrojecida se eslienden en ella tres
arrobas de remolidos mezclados cuarzosos y acerados, encima seis ar-
Eobas de galena cuarzosa y sobre ella otras seis arrobas de acerada
—fiT—
enya operación debe egecularso con la posible pronlilud.
DE LAS GALENAS DE LINARES.
Para precipitar ©1 plomo de las galenas mas ricas de Linares no
es necesario mas que inezolar con ellas el cuarto de su peso de hierro:
pero si fuesen puras y exentas de materias terrosas y al laisnio tiempo
pobres (le piotno, es necesario emplear raas hierro pjfra su entera pre-
cipitación porque en este caso es mayor la proporción del azufre coa
el plomo.
Para asegirarse de que un ensayo ha sido bien hecho y que U
precipitación doJ plomo ha sido completa, es necesario que en las «•-
corlas resulte hierro con esceso. La ventaja que hay en emplear tachue-
las en lugar de limuciuras es porque es mas fácil asegurarse de dicho
esceso.
Para facilitar al hierro azufrado toda la posible fluidez y que las
partículas de plomo' obedezcan las leyes de su gravedad es necesario
añadirles el tercio de su peso de potasa, y mayor cantidad á propor-
ción que las galenas contengan mayor cantidad de materias estraña».
Habiendo fundido i00 libras de polvos de galena coa ¿tólibras do
tachuelas y 30 libras de. la misma potasa me resultaron 83 lüjfas da
plomo y encontré en las escorias hasta S libras de hierro eo« esceso.
La misma cantidad de galena fundida o»n 30 libras de mina de
hierro de la isla Elva y 5o libras de potasa mo dio por resultado 7S
libras de plumo.
Igual operación hecha con i 59 libras de potasa dio solo t8 libras
de plomo cuyo producto es claro no tiene comparación con ol de laa
espericncias anteriores.
Se descompone muy bien la galena mezclándola con precipitado
rojo ó mercurio oxijenado. De este modo el accido vitriólico se disipa
y el plomo queda puro. Si la dosis de mercurio oxijenado es demasia-
do grande el plomo se carga de oxijeno y se convierte en vidrio de
plomo.
La manganesa la descompone igualmente y resulta plomo, y una
escoria que disuelve los crisoles con una prontitud asombrosa.
Deade la Carolina hasta Linares se encuentran con abundancia es-
las cjcorias de plomo y aun de cobre que se presume ser del ticmíwd»
-48—
los moros; se aprovechan d Í las primeías empleándolas por fundente
en los hornos de \iJrio vonle de la fábrica de Cabrilla.
CAPITULO IIL
Idcit \UUE AMALGAMA POB EL AZOGOE.

El ilustre españ©! D. Alonso Barba y el autor de la materia me-


tal árgica aconsejan que no se fiea del ensaye de azogue por ser como
,0 es en realida<i inesact© si se siguen las rc;ílas del métocl) or.linario;
poro si se prepara el minera debidamente, y SÍ; loman -toilíís las pre-
cauciones necesarias, no solo iguala al del fuego, sino que lo aventaja
en cierta manera, según lo han reconocido los alemán s después que
han comenzad© á seguir el método del Barón de Born. (1)
En comprobación de esto referiremos algunos de los ensayes que
el señor D. Fausto Eluy^r Director que lúe de la minería liizo en sus
\iagespor Alemania.
Tuaió dice uai porción de mineral de plata roja, en que no se
dislinguia, aun con la lente, el menor átomo de platanati\a;y despuo»
de haboírlo moüdo en un mortero de \ idrio, le añadí una porción de
agua destilada para darle la consistencia de un lodo poco suelto; y en
esie Sstado Te¿aé el todo con una cantidad suficiente de mercurio,
para que después de la di\ ision se hallase toda la masa impregnada
do este mclall En est^ eptado hice remoler eontinuamente esta nuíz<'la
todo un dia, añadiéndole agua á medida que se secaba, y que los gló-
bulos de mercurio comenzaban á reunirse en masa. El dia siguiente
-hize desleír el >todo en una gran cantidad de agvia , paia sepa-
r.;r el ni;>rcurio que se precipitó al fondo, recogiendo el re-
siduo sobi-e un fiUro. Hal^ieutlo hecho pasar entonces el mer-
curio por un lienzo mojado, saqu¿ «na bola bastante grande de
anuilg'ima, que sin eiubsrgo no coirespouilii á la cantidad de plata que
debia" rendir el minoral. Rop-.MÍ la misaia operación con ol ri>sidau, y

[V) A&iloaiegurabaelSr. D.Fausto Elwjar D'&ectrtr que fue de la


mimr'ia de este reino: á saber, que los minerales de plata bcnepciado
el método del barón de Born han dado corrientemente mas ley de oro y
ta, que hi qw! se L'S había regulado por el ens:iye de fuego.
al cabo do dos dias saqué ana nueva porción de amalgamia, aunque
menor que la precedente, y que tampoco correspondía á la. plata que
delíia dar este residuo: Hice pues, remolerlo de nuevo con-
tinuando las operaciones por quince dias, en cuyo intermedio separa--
ba cada dos ó tres dias las porciones sucesivamente menores de amal-
gama que se ivan formando, y por esle medio llegué á sacar casi
todi la plata que contenia el mineral.
Esta esporiencia demuestra evidontem-^nte la posibilidad de sacar
icomi)ictamenté la plata contenida en un mineral por la acción sola
del mercuri), y sin la concurrencia de ningima olra sustancia; pero
todavía se necesitaba examinar el üllinio residuo de estas operacio-
n&s, para poder juzgar de lo que habia pasado en ellas.
Para rsto, lo puse en una redoma de vidrio á un^ ca-
lor, al principio suave, y que aumentando por grados llegó por ulti-
mo á ablandarla y desfigurarla. Acabada la operación separé el cuplló
de la redoma, y le Jiallé como semblado háciii su embocadura de una
porción de globulillos de mercurio, y el resto de su superficie inte-
rior cubierto de un polvo, que manÜestaba diferentes visos de negro,
amarillo, y el mas hermoso ^encarnado. No tenia yó entonces el tiempo,
ni las comodidades necesarias para examinar con exactitud cada una
de estas sustancias en particular; pero nada me parece, aventura-
ré en asegurar sencillamente juzgando por sus colorcis, que la i<or-
cion negra no era mas queimercurio, reducido á pequeños glt'balos,
y tal voz en un estado semejante al que tema.cuando se le tríiura, ó
agita solo por mucho tiempo: (1) la amarilla .cu-jopin.erito; y la cnotir-
nada venlüileiO cinabrio. En el fonelo de :1a redoma quedó una masa
ügrisada, y poro.-ia, que mediante la copelación produjo un botohcillo
(¡t> plata: n« podia esto ser otra cosa que una mezcla (ic*plata, de arn'-
ui o, j til vez ílc. algunas partículas 1orrós,:s que accidor.talm iit:? S(Í
hubiesen luoztiv.do á lüsmaterias durante una trituración tanlaiga.
Por sencilla que sea esta operación, tal vez se al.auza-

f\ El fimdameiüo que me mueve á creer, que este polvo negro no erq.


^'¡«j qufí m'rct/rio dividido, consi&te en que los hornos en que se desli-
hm por niffijor los minf^ralns de mercurio, los caños y tas diíiiieneas se íui-^
lían corru) i nhipizaslis de semejante polvo, que, según dicen, no es qtra.eo¡r
la quí Vim'uño. --••,>.
~30—
ría poco en establecerla por mayor, respecto al dilatado tiempo que re-
quiere, 6Íao se la ayudase con alguna otra sustancia capaz de acele-
rarla. Es verdad que en el beneücio por niaydr, en que las mezclas
de minerales de dilcrentes leyes, rara vez contienen m^s (!c seis ú ocho
onzas de plata por quintal, y que por consiguiente las pailícuks de
este metal son en corto número respecto al total de la masa, y se ha-
llan muy separadas unas de otras, el mercurio las recogería mas fá-
cilmente en mucho menos tiempo, y la operación sería tumbicn mucho
menos dilatada; pero apesar de esta diferencia, me parece que todavía
•e alargaría demasiado, y que en un establecimiento en que hubiere
muchos minerales que bencticiar sería embarazosa, por la multitud de
maquinas que sería preciso establecer. A ^n do descubrir algún medio
de abreviarla, quise probar el efecto que produciría la agregación de
cierta cantidad de sal marina, guiado únicamente por el buen éxito,
que parece tubieron las esperieacias de Mr. Uuprecht, y por el uso con-
tinuo qué'se hace de esta sal en el beneficio por amalgamación en las
Américas, porque en realidad no preveía yo cual jJudicra serla acción
de esta sal en esta operación. Tome pues, otra porción igual del mi-
neral de plata roja, que mezclé con sal marijia y mercurio, cuya mez-
cla traté del mismo modo que la precedente. El primer dia saqué una
bola de amalgama mucho mayor que la de la csperiencia pasada; y por
último llegué á despojar esta sustancia de la plata que contenía, en la
mitad del tiempo que la primera vez: lo cual me hizo conocer, que la
agregación de la sai marina aceleraba notablemente esta operación.
Por lo . tocante al segundo medio, que es el de añadir
á la sal marina alguna otra materia capaz de aumentar su acción con
los minerales, me pareció desde luego que el vitriolo marcial sería el
mas aproposito para este fin; porque esta sal, descomponiendo la sal
marina, debia separar su accido. el cual puesto' en libertad obraría
sobre los minerales descomponiéndolos perfectamente y en poco tiem-
po. Como el resultado de esta operación, en cuanto á la plata, debes»
el convertirse en luna corneay del mismo modo que en la calcinacioo
de los minerales con sal marina,ia trituración que se habia de egecu-
tar después, no podría ser mucho mas larga que la de estos últimos. No
podiendo hacer todas las espericncias necesarias sobre este objeto, me
ceñi á examinar si esta agregación podría abreviar mucho el Irabíyo,
j para eUo trató del mismo modo, que en las dos esperiencias referi"
—31—
das wna mezcla del mismo miiici al de piala roja, sal marina, vitriolo
mareial y mercurio, con el agua necesaria para dividir este último
metd. Luego quo comencé á remoler la mezcla sentí un ligero olor,.
que rae pareció de accido marino, y el primer día saqué con efecto
una cantidad muy crecida de amalgama. Al cabo de cmco días se ha-
llaba esta porción de mineral despojado de plata en el mismo grado
que la de las operaciones precedentes, en lo cual conocí; que est«
medio correspondia perfectamente á mi esperanza.
Últimamente lie sabido que Mr. Rupiecht ha hecho en Schem-
nitz algunas tentativas de las que ha logrado «u éxito mucho ma«
feliz que lo que se poíüa esperar á los principios, lisie metalurgista
«mpleó en sus ensayos una infinidad de especies de minerales, no so-
lo en cuanto á la variedad de materias que contenían, sino también
en cuanto a la ley de plata, sobre la cual discrei3abaa desde ooza y
media hasta trece onzas por quintal; y la ley media de toda la masa
correspondia de tres á tres y media onzjs por quintal. El modo ea
que beoelkió estos minerales es el siguiente.
Para el primer ensayO'tomó dos quintales de la Feferida ^ z c l a ,
que contenia tres onzas y tres octavas de plata dos dineros y sesenta
ynuevecentésimosdeoro:(t) agregó cuatro por cieuto désalmarma.y
veinte v uno por ciento de agoa? y habiendo introducido, el todo en ua
barrU de madera, hizo mover este barrU por espacio de seis horas,
después de lo cual agi-egó cien libras de mercurio, con veinte libras de
cobre é hizo mover de nuevo el barril por espacio de 24 horas, coa
solo lá precaocion de agregar á las diez y ocho hoi-as, contadaá des-
de el pr>iacipÍJ de la operación, sois lil*i'as de agua, y otras dos mas
á las 24 Durante este término dio d barril de treinta á trem^ay cin-
co vueltas por minuto; pero en las seis últimas horas se movió con to-
da la lentitud posible. Acabada la opei-acion sacó, después de la lava-
dura 41 onzis y 3 ochavas de amalgama, qu3 contenían diez y seis
y tercio ccativosde plata, con dos y medio dineros da oro en cada
marco- de que resulta que sacó de estos minerales una'décima sesta
parte de ochava mas de plata, que la qué habían indicado los ensayes
docimásticos Y cuatro veinte y cinco avos de dinero menos en el ora;
y m embargo el residuo de esta operación manitestaba todavía teaer

(I) .£/ marca contieM 256, de e$tos dineros.


—^2—
tres ochavas de plata con algún oro por quintal. La pérdida del mer-r
quria ea esta operación consisUó en ocho libras. Este resultado ma-
nifiesta bien el grado de exatitud de que son capaces estas operacio-
nes; y no debe tenerse por extraordinario el que en el beneticio por
mayor se saque mas plata que en los ensayes por mcínor; porque este
íénó meno se verifica constantemente en el método de h amalgama-
ción» y solo prueba que los ensayes por la \ia seca, ó por el luego,
como se han egecutado hasta ahora son defectuosos; y al mismo liem^
po demuestra la saperioriílad de este método sobre el de la fundición
por mayor, respecto á la precisión con que se llega á sacar la plata
de los minerales con la menor pérdida posible de este metal.
Para el segundo ensayo tomó también dos quintales de la misma
mezcla, agregando á ella cuatro por ciento de minerales pyritosos de
lavaduras, y haciendo poner en (d barril las 20 libras da cobre desde
el principio de la operación: en cuanto al raarcurio solo empleó se-
tenta y cinco libras, en lugar de 100, introduciéndolas á las 7 horas.
Él término total de la operación fué de 26 horas; pero en todo lo da-
mas se manejó como la precedente, y también produjo el mismo re-
sultado* esto es, quí salieron S3¡s veinte a vos de ochava de plata raa»
que por los ensayes docimásticos, y siete veinte y cinco avos de diofr-
ro de oro de menos, quedando todavia en los residuos dos ochavas
de plata con oro por quintal. La pérdida dei mercurio consistió en tres
libras y tres ruarlas
El tercer ensayo, hecho CDH la misma mezcla, y del mismo modo
que el precedente, con la sola diferencia deque á las 7 horas se agre-
gó libra y media de cal viva: flue las 75 ld>ras de nicrcurio no se in-
trodugeron hasta las 10 horas, y que la operación duró 32 horas:
fue el resultado muy diferente que en los dos primeros ensayos en
cuanto al produoto de la plata; porque salieron trece y un diez y seis
avo ochavas menos de estemet^d, que por los ensayos docimásticos,
y cuatro quintos de dinero de oro también de menos. Lx pérdida del
rnemirio solo consistió en doce y media onzas. Los residuos de, esta
operación contenían seis octavas de plata por quinta!; y sin embargo,
de hiberse vuelto á beneficiar otras dos veces no se pudieron despo-
jar de estos metales tan completamente como se habia hecho ea los
dos priineros ensayos. En la primera voz que s^ repitió el último, cu-
ya operación duró 10 horas, se agregaron dos libras de sal marina,
—33—
Vü do mercurio, 16 de cobre, por cuyo inedio se redujo la pérdida
Uc la piala á ti;pz othaMis, y la del oro á tres quintos de dinero; pero
la del mercurio subió hasta 7 libras y 3 onzas, tes residuos conte-
niíiti tocJavia (ualro y media ocha\aspor quintal. En la segunda oca-
sión, (¡ue cíuió 3(i horas, habiéndose repetido la agregación de las
mismas mútei ias que en la primera, se redujo la pérdida de la plata
á cinco y cinco diez y seis avos ochavas, y la del oro á un quinto de
dinero: la del mercurio subió tíimbien á b libras ocho y media onzas:
los residuos indicaban tcdavia cuatro ochabas de plata por quintal.
Es \erdad que los residuos de los dos primeros ensa-
yos de Mr. Rupreohl conservaron todavía dos á tres ochavas por quin-
til, fcn lugar de que en la amalgamación por calcinado soló contienen
comunmente una dragma, y muchas veces media y aun una cuarta de
este metal; pero esto consiste únicamente en no haberse continuado
bastante tiempo la operación, ó en no haberse agregado á les minera-
les las materias convenientes. La agregación del vitriolo marcial, jun-
to con la sal marina, tacilitairía ciertamente una estraccion mas com-
pleta de la plata; porque el accido marino libre descompondría mas
radicalmente lo^ minerales, y pondría este metal en estado de unirse
nías fácilmente con. el mercurio.,

MÉTODO PARA ENSAYAR LOS.MINERALES. DE ORO Y DE PLATA


POR LA YIA DE LA AMALGAMA CON EL AZOGUE.
f. ® Tómese el mineral molido en polvo sutil en cantidad decua-
tro á ocho onzas. Prepárese este mineral en el modo siguiente.
I.'^* El mineral que fuere de plata vitrea, de plata rosicler, de
plata cornea, ó mineral abronzado ó pyritoso, se calcinará sobr,e una
tortera de barro, ó de cobre, ó de flerro á fuego lento, mezclándole
antes ó revolviendo el mineral con igual cantidad en volumen de carr-
bon en polvo.
% ° El mineral de oro ó de plata antimonioso, y el arsenical, se
calcinará de la misma manera dicha, mezclando polvo de carbón y sal
molida y arcilla (por iguales partes) en caatidaddeá ü hasta -12 por
400 según fuere la cantidad del raincriiL
3.« Et mineral que abunde de ^9tm, de estaño, de bismuto, ó
5
—ai-
de zinc, se calcinará sin polvo de carbón, con sal y arcilla en la mis-
ma proporción de 5 á 12 por i 00 según fuere el rainenil.
4. ° Los minerales de oro y de plata que tengan abundancia de
cobre y do fierro y no fueren pyritosos, esto es, abronzadus, se calci-
narán solamente mezclándoles piritas marciales sulfúreas molidas en
razón de un 6 á 12 por 100 según la calidad del mineral.
Después de calcinado el mineral se pondrá dentro de un barriji-
to ó frasquito d.' vidrio ó de cristal: allí se le echará nueva dosis de
sal común, otra tanta agua como fuere el mineral, do suerte que que-
de lleno el barrililo, y dentro de él se meterá la cantidad de azogue
que pareciere mas conveniente desde 10 hasta un ciento por ciento.
Después se dará á el barrilito por tres ó cinco horas, un movimiento
continuado por medio de un torno, ó con la mano.
Como paia distinguir las especies de minerales, y darles la prepa-
ración, según se ha dicho, es necesaria las mas veces una análisis pro-
lija, y arriesgada, se usará del método general siguiente, para toda
clase de minerales.
.Tómese una libra de mineral en polvo: remuélase bien en el ¡)ór-
íirlo y después mezcles ?le doble cantidad en (volumorj) de cart)on mo-
lido en polvo, y revuélvase bien todo. Póngase la mezcla á calcinar
sobre una lorteja de barro, do cobre, ó tJe fierro, á fuego lento y gra-
duado, hasta tanto que se distinga que las partículas de plata, quedan
limpias. Luego que se reconozca que el mineral ha perdido la pinta y
que la plata está pura, se sacará el polvo, y se remolerá de nuevo en
el pórfido, después se meterá dentro de un barrilito de vidrio ó de cris-
tal con azogue, y el agua de cal viva que basleá llenar el mismo bar-
rilito. Uitinamente se hará sufrir á este un movimiento de rotación á
mano ó por medio de un torno, por el espacio de 3á 4 lioras. Y lue-
go 83 egecutarán las demás operaciones corrientes.
A los minerales ;^r¿7oA'os ó abronzailos, á los muy anliinoniosos,\[
á los arj?iiica!es se les echará la cantidad de carbón que se ha seña-
lado: y á las demás clases bastará echarles un tanto, ó menos (en vo-
lumen) de carbón de lo que fuere el del mineral. A los minerales de
plata cornea muy ricos se les echará también la misma cantidad de
carbón que á los pyritosos ó abronzados.
En el caso que se dude si el mineral es de'una de tres especies
referidas, se le mezclará una tercera parte de polvo de carbón en vo-
lumen y se aumentará ó disminuirá segun se reconeciere que pro-
duce mejor cíccto: y en todo caso se cuidará de que el luego sea
graduado y moderado, de modo que tarde en llegar á la incandes-
cencia de 3 á 4 horas.
Sin embargo de lo que se acaba de esponer, los minerales que
tengan ley de oro, ó de plata, y abunden de cobre, de fierro, de co-
balto, de nikel, ó de manganeso, se calcinarán con muy poco caíbon,
o sm ninguno.
El método de ía reducción que queda indicado, consiste en cal-
cinar cL mineral en polvo con. igual cantidad en volumen de ceniza le-
giada, y cernida, y después de calcinado se remuele, y se lava por
tres ó cuatro veces, ó mas, si fuere necesario, y el asiento se copela-
rá con 4 tantos de plomo, y la /ama se beneficiará por azogue en el mé-
todo ordinario del patio. Y hecho el ensaye con la prolijidad que
corresponderse le sacará mas plata al mineral, que copelándolo sim-
plemente, y Sin hacer la reducción.
Muélase un quintal de mineral en granza menuda del tamaño de
garbanzos ó avellanas. Tómese una libra y póngase á calcinar en hor-
no de reverbero á fuego lento y graduado hasta la incandescencia, en
cuyo estado se mantendrá hasta ver ó reconocer que la plata ú oro se
ha reducido ó convertido en unos granitos de metal puro de diferentes
tamaños. Hecho esto se sacará el mineral, se dejará enfriar, y después
se molerá en polvo que se pasará por una serie de cedazos míos mas
claros que otros.
El mineral ó polvo que quede entre cedazo y cedazo se lavará
solo por separado y el asiento de cada una de todas las clases se fun-
dirá en una copela de correspondiente capacidad, y con el plomo ne-
cesario. Por este método se sacará roas plata ó ley al mineral que por
la simple copelación: lo que se acreditará moliendo una libra del pro-
pio mineral, y copelando una onza de él, y haciendo el cotejo con este
método.
Concluiremos este capítulo con la noticia que dá el célebre Bow-
les en su introducción á la historia natural y geografía física de Espa-
ña, (1) acerca del origen de este método de ensayar y beneficiar las
minas por amalgama.» Es preciso confesar, dice, que los españoles han
(•) Edición de JMadñd año 17«2 pag. 23.
so—
sido los inventores de esta especie de beneficio descubierto por el año
de 1566, y á ellos se debe esta invención, de que otras naciones ha-
rían mucho ruido, si alguna de ellas la hubiese hallado. Es verdad
que antes de dicho tierupo se labraron las minas de oro de Hungria
por amalgama con mercurio; pero nada tiene que.ver aquel uso con
el de los españoles; porque en las minas de oro de Hungría el metal
se manifiesta á la vista ó á lo menos se deja ver con la lente; y có-
mo todos saben que el azogue se apodera y mezcla con el oío, era fá-
cil discurrir, que aplicando el mercurio al oro que se \em, se habia
de estraer por este medio; pero nadie .imaginó antes que los españo-
les el mezclar el azogue con una piedra que contiene plata invisible
disuelta con azufre y rejalgar ó arsénico, y mezclada muchas veces
con cobre plomo y hierro. Los españoles pues, discurrieron el inge-
nioso método de moler una materia mineral pobre, reducirla á , polvo
impalpable, formar con ella una masa de unos veinte y cinco quin-
tales, y mezclarla después con sal ó caparj-osa verde, y con cal ó con
ceniza todo reducido también á polvo fino. Sin ^m]3arg9 de que estas
materias son por -naturaleza opuestas, se mantendrían en :una eterna
inercia si faltase uo disolvímte que las pusiese en acción; por lo que
se mojan con BuGciente agua, echando ademas treinta libras de mer-
curio en porciones distintas, y no lodo de una vez, teniendo cuidado
de revolverlo y menearlo bien muchas veces por espacio de dos meses.
El álcali fijo de las cenizas y déla cal disuelto por este medio traba-
ja en los accidos de la sal y la caparrosa; y esta acción intestina cau-
sa una efervescencia violenta y calor con que el azufre y rejalgar di-
suelven -y destruyen absolutamente el cobre, el plomo y el hierro. En-
tonces los átomos imperceptibles de la plata sesueltan de la caja ó cár-
cel en que estaban, y en aquel instante los recoge el azogue y «e amal-
gama con ellos, formando aquella pasta que llaman pina en Mégico.
Este es el método con que aquellas gentes sacan onza y media
ó dos onzas de plata por quintal de un mineral, que por el método
ordinario de Edropa no daría para pagar los gastos. Lo que no puedo
asegurar con certeza es el azogue que pierden en esta operación, por-
que varían las relaciones de todos los mineros en este punto. Lo mas
probable es que se pierden tantas onzas de azogue como onzas de plata
se sacan; y puesto en MégUx) el azogue cuesta casi tanto una libra de
éi como >una onza de plata.»
-.sa—
MÉTODO PARA ENSAYAR LAS MINAS DE AZOGUE.
Toda la operación se reduce á egecutar una destilación á la ma-
nera que se hace para el agua fuerte, ó á la que llaman los quim.cos
ñera que se uau » cinabrio nativo. En esta operación debe
reu.fanón *^ « - ^ a l ^ ^o' 4 los intermedios. 3.° á las corna-
r u l " r r e L a s " e c i p i e n t e s . 4. o al horno, y 5. o „ a direc-
" 7 o ' T r a ensty^ctnúneral que se presume ser de azogue y
, .1 tionP de. este metal, se tomará una carga o un quiu-
saber «"^^«^«^^^"^^^^^^^^^^ y se molerá en granzas de tamaño
t t2ZT%^^^^^oZ'. b L , y de larebSturasetoin,ráunu
de a^e'lanab. ^. ^ ^^^ ^^^ ,^^^^^^ ^ molerán en
poko s S ^ ^ y der^^^^^^^ revuelto se tomarán cuatro ú ocho

°"r¿ A las cuatro ú ocho onzas de polvo sutil se ^ ^ ^ ^ ^ ^

barro sin vidn^ de-drio^^^^^^^ , ¿ , 0 . como


jor de h f ' O « « ' ¿ „ f /«""K^^ , á estos se les echará agua, óun

C á in""»-
^«mnor se haráy -el recipiente
P-^.^^ '' Tabierto
N ' ^ r(figura
' n''V2.L« ^) 1y" se
^em ¿arrrá
embarrará
t o n cal Y cenia. V») El recipiente podrá ser de los mismos matena-
TeTaue ía retorta pero es ¿ejor hacerlo de cobre puro ó devidng.
i^o El horn¿ de ensave se puede hacer para quemar lena; pero
in n^as acertarlo es.quejnar carbón. Su forma se reduce á un pris-
^ ^ n w o i p L l r a L de 18 pulgadas de ancho, otras tantas de al-
r c S r p o r " l S e n bóveía I fonna de cono, ó piráoúde trun-

(\) Al vapor ó humo del azufre y al de los demás betunes que ten
elÍLTZqveeslo mismo á los gases que produce jmia ^c^namn
tZ^T^'io darkssalida para que no causen perjuma <U. <v^'
__38—. -— .—
cada, que termina en una chimenea de 9 pulgadas ^]^ íü.imotro. No
llene mas puerta que la del tragadero, y el ladrillo de tiuilar y poner
para remudar la mulla y la solera cuando convenga.
ü. ® Puesto el mineral con su intermedio en la retorta se le aña-
dirá el recipiente y se embarrará la juntura con un poco de barro
hecho de una parte de cal, otra de ceniza y otra de tierra colorada
ó solamente "de parteé iguales de cal y ceniza bien amasadas. Des-^
|)ucs se ponen unos carbones encendidos en la parrilla y se cubre y
Jlena con él, y después que se ha consumido, se echa olra'ü otras dos
capas de carbón: se deja enfriar y gastar el carbón y después se qui-
la el recipiente. Este se labará en una artesa para recoger todo el
azogue, y se echará un poco de ceniza en los relabes para que se
limpie y recoja mejor. Conclui la esta diligencia se pesa el azogue y
se hace la cuenta de Ja ley que tiene el mmeral por la cantidad que
se puso en el ensaye.
Estos ensayes pequeños sirven para dos cosas: la una es para sa-
ber la ley de metal de la mina; y la otra para reconocer en cada par-
tida de metal lo que se deja de sacar en el beneficio por mayor, á ün
de poner y dar el remedio posible á la pérdida.
El ensaye mas acertado es el que se hace en retorta de hierro
con su recipiente de lo mismo y sus dos aberturas: una para la r e -
torta y otra pai-a recibir el caüo'n e d también -de liierro como se re-
presenta en la figura 2. ==
Al metal de azogue molido en polvo sutil y pasado por cedazo
se le misturará un tanto y medio á dos tantos de limaduras de hier-
ro. (1)
La esperiencia enseña que los ensayes egecutados de este modo
salen mas exatos; y el azogue sale también mas limpio, menos suti-
lizado y mas fácil de labarse y recojefse.
Pero de cualquiera manera que se haga el ensaye, siempre el
azogue queda en parte hecho polvo ceniciento ó dividido en glovu-
lillos muy pequeños difíciles de juntar y recoger. El partido que se
debe tomar es el de poner en un cazo de hierro toda el a«ua cou
que se ha labado el recipiente, que será la que contendrá los^'citados

{i) Mr. Beaume en su química esperímental tom. 2 pag. 192 dke que
se misture ai metal un poca de aceite de olivo ó de terebinto etc.
—39'—
3 ^rrua V haciéndola evaporar se recogerá y juntará el
polvos de azogue, Y^^^ ^j g^^u^^e en su química esperimental
metal. Esto mis.no « ^ ^ de Paris de 1774 el cual dice, que pues-
lom. 3. ° , pag. 9:^ ^ ¿ ^ " JjJ^'á cocer en un cazo de luerro con
la una libra de ^''?«^'^''^,"°fv evaporado todo consiguió separar
dos übriis de álcali en uqmuu y t-
el azogue. PS la destilación en un hornito de reber-
Pero aun mas esped.la ^f^^^^ ^^ ^^ ^^ j ^ ^ ^.g^,,,, 3. « 4. «
vero pequeño como se •'cp''^- ^^^ chimenea será mas conveniente
y 5.« á los cuales en '"r^'" , „ cuva disposición se logrará
ponerlos dos, una de e^^^; ««^J^^^s uniformidad. También pod.á
que la llama haga su '^»''Cio o ^^ ^^ ^^^ ^^^^^^^ ^^ eslremo.del cue-
ponerse una vasija b con a^ g„,barrar las junturas,
lio de la retorta y se escusa 1 ^^^.^^ j^.^^^ ,^ ^^¿^g ^ je^.
Tentativa. Exaonoesesi la cal Y ^^^^^,^^ ^1 ^^^^^^.^
pojadas del álcali íijo ^^^'¡^'¡^.¡^ la^uema ó fundición del
el mismo efecto que hacen sin legia
metal de azogue en caldo ^. ^^ j^^cen de doS pie-
Las retortas ^^^«'"^0 f ' ' f f / o m n e í s e . así con la acción del
zas son mas fáciles de q ^ ^ f / ^ ^ ^ S o q^e, las que hande con-
fuego como con el manejo «'^^''"fr'Z ^ gg harán de una pieza, y
tenSr el metal y «»[••''• ^f ^ ^ " ' ^ " f ' e una forme el cuerpo principal
los recipientes de dos de f ««f ^^''"¿^^^ de codo de barra ó cual-
y otra el cuello .que P^d--^^.f/JJ.^'ó'representan las figuras 6 y 7.

que se representa en la .figura 8. ^na lijera idea del modo


^ Aunque este traladilo se ''^^^ce a da. .una J j^^^^^j_
de ensayar los -«^« -.^«^ P ^ ^ ^ ^ ^ ' c S S ea grande y á la d¡-
r i t t u S z a d t t m i n e r a l e r d e azogue quepidenpor lo mis-
ferente naturaleza eiecutarla.
,„„ als«..a •""•l'f"^''';™ ™ ' J „ ' r „ a U . . a t a en s« estado natural
' —iO-
y rcmilió al gabinete de Historia uaiural do osla Cario, y en otra de
lüseaiía.
Bien se deja conocer que para sacar el uzogm; de esta clase
de mina si lo tiene en abundancia no es menester mas que moler el
mineral y después labarlo.
También, aunque raras veces, viene unido ala plata, y entonces
80 llama amalgama nativo; y otras convinado con el accido muriático
y se llama muriato de mercurio, ó mercurio dulce.
Pero el modo ordinario en que se présenla es en covinacion con
el azufre ó sea súlmrode mercurio ó calabrio: y en este caso es se-
guramente el metal que menus complicado viene con los demás; pues-
to que á lo sumo son üoce los cuerpos que suelen entrar en su composi-
ción. El principal de todos suele ser el hierro, que íe acompaña en
mas ó menos cantidad.
Su-tratamiento como queda dicho se reduce á calcinar en una
retorta de hierro tres partes de la mina reducida á polvo con una d(!
cal apagada. El azufre se convina con la cal y el mercurio pasa en va-
pores á un recipiente lleno de agua hasta el tercio. También se pueden '
triturar dos partes de cinabrio y uua de limaduras de hierro, v desti-
lado en retorta de barro, el hierro se une al azufre y el mercurio sube
011 vapores á u» recipiente lleno de agua donde se recoge.
Éste es el.método ordinario' de estraer el azogue y el que se usó
en España hasta que ü. Alonso Bustamante inventó los hornos de Al-
madén donde ahora se estrae en escala mayor.
La forma de estos lioroos dice Vowles es como la de los buenos
de cal;pero la chimenea se pone en la pared anterior para que la
llama que sigue al humo se esparza igualmente por toda la super-
ficie di! la bóveda. En lo mas bajo del horno se pone una capa de pie-
dras de las mas pobres ó de menos mineral y sobre ella se colocan
las pied ras mas ricas; y de las barreduras y ripio que se sospecha,
contener algo de azogue se hacen unas. como tortas amansándolas
con agua y se colocan en lo mas alto. Se dá fuego al horno por lo
mas bajo con faginas de terebinto, lentisco, jhra, romero v otrog ai'—
bustos de que abundan aquellos alrededores. La parte superior del
homo se cubre con tierra y se dejan ocho agugeros de medio pie- de-
diámetro sobre los cuales se ponen ocho Olas de arcaduces muy biea
pegados y calefateados unos con otros, que descansan sobre un térra-
do un poco inclinado y van áda^r á ^ ^ ^ ^ ^ ^ t a Z e ^ Z
al cabí^de ellos. El calor pondrá la P-'^f« J ^^nTa^ volátiles, par-
que se dilata el mercurio; y como uno Y «*'° f ^^^^J, sicndomas
?en juntos, y pasan por los a>caduces pc o el f »fj^^>,„ j , , , ,
penetrante y desloido, se eshala en la ^^^naja que " y
Laduces, ó penetra la materia de que f,^;°7',^l°ésa^deLe con-
cón que están calafateados; mientras el azogue F f ^^J^'^^ 1 ^eco-
dens? al paso que se enfria por los - " « ^ ' ^ t coge en la. ca-
de que forman, y si alguna parte pasa d'^^.f' ' ^ . ' " V ^ sus chimc-
maras donde rematan los arcaduces, que tienen también
neas para dar salida á los vapores azu^^sos _
• En los metales de corta ley de azogue que ^«'J f ' ^ ¿ i s , des-
ge donde haya oportunidad de «§"« convendrá mu^hQ rpo^ j^^^j^
Jamarlos y solo quemar los asientos hacendó con^e f ^ F^^,;^
cal y ceniza unos como adobes o tortas á la manera q ^^^^_
to ¿ practica en Almadén. De este modo ^^^f^^^^l^f ¿ " % u e serían
cirse á\einte, y se escusarán los gastos ^^J'ornos y lena q ^^
necesarios para quemar ^«^ochent, cargas^ EP^ g ^^^.^
abunda el agua y escasea la enaendra mas I g r e^^^^^ ^^
La mina de azogue de Ata«^en no neces.m ^^.^^sealgu-
tantono se le echa, En nueva Espana puede acá o ^^^^^^^.^^ ^_^^_
na que no lo necesite; Pero , 7 ^ " 2 / , S e a ó hicso no necesita de
ta ahora. La mina que abunda de tierra caicar^^^ ^^ ^._
intermedio ó no habrá «menester nto co^^^ ^^, , 3 , ^
nerales en granza alo menos Y^^í^f^^^^^^^^^ sa-
niza los adobes ó tortas son dos preparaciones imu y
car la mavor cantidad posible de azogue ^ dclintermedio, y
En ef supuesto de ser necesana la agr^c'on ^^^^ ^^^^^
atendiendo á los claros que es «f^^/^;;:j¿"§^E^^^ tamaño que los de
torU, y torta se proporcionarán los h o ' ^ ^ X ^ haciendo la
ÍÍSJfdTcirrS-uiS^^^^^^^
beaficio de los claros referidos ^^^ ^^.^^^^j^, j ^
Si se forma «na ««"«•••« PfP^^fe^^ „n estremo se pone azogue á
longitud de tremta jaras^^f ^1 maslcavo, y se deja abierto el otro e ^
T m ^ d t la"^alSt: t - ^ s ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ qAstaníiallegael vapordel
—i2—
azogue, se fijará prácticamente la longitud que se debe dar á las cañe-
1 ías para que no llegue á perderse el azogue.
En lugar de los cañones de barro propuestos se puede hacer uno
con ventajas de cañones de cobre ó hierro. Cotejando el menos azogue
(jue se pierde en estos cañones respecto á los de barro y el mayor tiem-
j)0 que duran antes de inutilizarse viene á resultar que con corta dife-
rencia será igual el coste en uno y otro arbitrio: bien que en este último
se gana en la menor cantidad de azogue que se desperdicia.
Para que se evapore el azogue se necesita que reciba un grado de
calor como el que se requiere para mantcflor el agua hirviendo. Si el
grado de calor es menor, el azogue se mantiene fluido y en su estado na-
tural sin esperimentar evaporación alguna y por consiguiente sin que se
note en él diminución sensible. (4) Cuando por el contrario el azo-
gue recibe un grado de calor escesivo padece demasiado y llega por úl-
timo á calcinarse.

Estos sucintos apuntes que ofrezco á la luz pública es lo que por


ahora en consideración á la necesidad de propagar los cortos conoci-
mientos que comprenden, y de que por lo ordinario se hallan despro-
vistos nuestros mineros, es lo que atendida la premura con que á ins-
tancia de algunos amigos se han redactado; me ha permitido la multi-
tud de mis ocupaciones. Si este pequeño trabajo mereciese en alguna
manera el aprecio del público, se adiccionaría con los conocimientos
que indico en la introducción y con un tratadito de hornos, asunto que
merece la atención de los mineros, pues de su buena construcción y
proporcionadas formas depende en gran parte el buen éxito de las ope-
raciones.

(1) Citando el azogue llega d recibir un grado de frío escesivo st


congela y endurece como todo metal. Asi se esperimentó en Petersburgo
en 23 de diciembre de \ 739.
F. 1 *
Perfil de la re-
torta y reci- Id. con reci-
piente cerra- pienle abierto
do.

F. 3.

Otro id. con recipiente en que


se ha puesto agua ó ceniza hu-
medecida.
Horno de rebervero.
F. S.'' F. 6.«

Vasija que, sirve


recipiente.

Recipiente de dos pie-


zas.

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—44—

ÍNDICE

D E LOS CiPITDLOS T MATERIAS DE QCE TRATA ESTA OBR.l.

Páginas.

Introducción 3
Observación 7
Capítulo I. Modo de ensayar ó reconocer por la via húmeda
si los minerales tienen ley de oro ó de plata 9
Capítulo IL De la via seca ó de la fundición. i3
Modo de ensayar los minerales por la via seca de la fundición
para saber si tienen oro ó plata 15
Sobre la materia combustibleflogísticaque se acostumbra mis-
turar álos ensayes , . . . . ' . 20
Do la labacion decocción ó lexiviacion de los minerales de
oro y plata ' 2i
Apuntes sobre la fundición de las galenas de sierra Almagre-
ra y de Linares 23
Capítulo III. De de la via amalgama por el azogue. . . . 28
Método para ensayar los minerales de oro y de plata por la
\ia de la amalgamacíoD con el a|K)gae 33
Método para ensayar las minas de azogue 37

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