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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Facultad de Teología-Maestría
Seminario Métodos Teología de la Acció n II
Docente: María del Socorro Vivas Albán
Alumno: Jaime Barrera Cuesta

“No les dé miedo tocar las llagas”1: Hacia una teología que corre el riesgo de dejarse
herir por el otro.

1. Dejarnos herir por lo humano.

La vida está siempre llena de riesgos, lo cuál implica asumirlos con miras a superar
responsablemente y con valentía los retos del día a día, para procurar que el reinado de
Dios se haga presente, en especial donde se está socavando la dignidad humana. Otra
opción es simplemente vivir abstraídos de la realidad por miedo a resultar heridos.

Como en tantas actividades del acaecer humano, el quehacer teológico puede caer en la
trampa de acomodarse en una reflexión que se aparta de los contextos históricos presentes.
Ocurre que la injusticia campea y los rostros del Cristo sufriente reflejados en los pobres y
marginados socialmente no hacen parte de la reflexión de muchos teólogos, tal vez, por
miedo a desinstalarse, a resultar lastimados o a perder privilegios que da el estatus
académico.

Esta ha sido una inquietud constante del Papa Francisco, haciendo un llamado a no encerrar
la teología dentro de un claustro sino, más bien, descubrir el universo de posibilidades que
abre el ámbito universitario para poder entrar en dialogo con las demás ciencias y, desde
allí, “poder pensar cómo hacer llegar la propuesta del Evangelio a la diversidad de
contextos culturales y de destinatarios”2. Porque de no hacerlo así se corre un riesgo muy

1
Francisco, Diálogo con los estudiantes de las escuelas de los jesuitas — Preguntas y respuestas, 7 de junio
de 2013.
2
Francisco, “Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo
actual”, 113.
grave, y es de convertir la teología en un ejercicio de elites intelectuales que no logran
ingerir en los acontecimientos actuales del mundo y, como dice Francisco, contentarnos
simplemente con una “teología de escritorio”3.

Sabemos que lo característico de la fe cristiana es la revelación de Dios y que, dicha


autocomunicación divina, acontece en la historia de la humanidad. Esto implica, desde la
reflexión teológica hoy, hacerse cargo de las realidades actuales donde existe injusticia
para que, en el encuentro con los pobres y excluidos de la sociedad, e iluminados por la
por la fe en Jesucristo, descubramos caminos para acabar toda estructura económica,
política, cultural que no permite que cada persona pueda acceder a los recursos mínimos
que le permitan realizarse plenamente en su humanidad, tanto en su necesidades materiales
como espirituales.

Escuchar el clamor de los pobres es una exigencia teológica ya que, como bien dice
Francisco, “la pobreza es un escandalo”4 y un grito al cielo que pide justicia. Así pues,
nuestra tarea implica tomar acciones concretas, entre ellas ser la voz de aquellos que son
marginados porque no tienen posibilidades de acceder al alimento, al estudio, a tener un
trabajo dignificante, a la salud, etc. Precisamente, para el creyente “la pobreza es la carne
de Jesús pobre”5, y el hambre de alimento que padecen muchos debe producir en el teólogo
hambre y sed de justicia, y convertirse en praxis evangélica que ayude a que se realice el
Reinado de Dios trayendo justicia donde hay injusticia, bien común donde hay pobreza,
promoción humana donde hay exclusión.

El Papa Francisco lo ha expresado de forma contundente:

Los tiempos nos hablan de mucha pobreza en el mundo, y esto es un escándalo. En un


mundo donde hay tantas, tantas riquezas, tantos recursos para dar de comer a todos, no se
puede entender cómo hay tantos niños hambrientos, que haya tantos niños sin educación,
¡tantos pobres! La pobreza, hoy, es un grito 6… Amar a Dios y al prójimo no es algo
abstracto, sino profundamente concreto: quiere decir ver en cada persona el rostro del Señor
3
Ibíd.
4
Francisco, Diálogo con los estudiantes de las escuelas de los jesuitas — Preguntas y respuestas, 7 de junio
de 2013.
5
Ibíd
6
Francisco, Diálogo con los estudiantes de las escuelas de los jesuitas — Preguntas y respuestas, 7 de junio
de 2013.
que hay que servir, y servirle concretamente. Y vosotros sois, queridos hermanos y
hermanas, el rostro de Jesús7…
Es necesario, pues, encontrar la manera de que todos puedan beneficiarse de los frutos de la
tierra, por una exigencia de justicia, equidad y respeto a todo ser humano 8… Entre nuestras
tareas, como testigos del amor de Cristo, está la de dar voz al clamor de los pobres 9… La
pobreza nos llama a sembrar esperanza… La pobreza es la carne de Jesús pobre, en ese niño
que tiene hambre, en quien está enfermo, en esas estructuras sociales que son injustas 10.

Estas palabras, del actual obispo de Roma, deben resonar hoy en nuestros lugares
académicos. El teólogo hoy debe implicarse en la ardua, pero hermosa tarea, de transformar
la historia, de realizar el común ejercicio para toda la Iglesia de servir al sufriente; no de
manera abstracta y simplemente reflexiva, sino con opción preferencial por los pobres, y
también con acciones concretas de caridad efectiva, donde realmente las personas puedan
llevar una vida humanamente digna.

En este punto ya podemos preguntarnos ¿Por qué nos abstraemos, desde el quehacer
teológico, de ir al encuentro de los pobres y marginados para ayudarlos a salir de sus
situaciones de indignidad?

Dar respuesta plena a esta pregunta es un empresa imposible para lo que corresponde a este
breve escrito. No obstante, quisiéramos matizar una de las muchas dificultades que
afrontamos los teólogos a la hora de asumir el riesgo del encuentro con el pobre, el
enfermo, el hambriento, el Cristo sufriente que clama por nuestra acción. Para ello hemos
querido hacer alusión al pensamiento del economista Luigino Bruni 11, quien describe a los
hombres y mujeres como seres relacionales llamados a vivir en constante dialogo. Según
Bruni, en cada autentica relación humana se entrelaza la paradoja entre la herida y la
bendición. Esto implica que somos seres relacionales y que necesitamos de los demás para
realizarnos plenamente, pero el encuentro con los demás implica no solo bendición, sino
también “herida”.
7
Francisco, Palabras durante la visita a la casa de acogida “Dono Di Maria”, 21 de mayo de 2013.
8
Francisco, Discurso a la Organización para la Alimentación y la Agricultura, 20 de junio de 2013.
9
Francisco, Discurso al arzobispo de Canterbury, 14 de junio de 2013.
10
Papa Francisco, Diálogo con los estudiantes de las escuelas de los jesuitas — Preguntas y respuestas, 7 de
junio de 2013.

11
Luigino Bruni es docente de economía política en la universidad de Milán-Biccoca. Su ejercicio académico
se enfoca en la teoría económica, filosofía de la economía y la historia del pensamiento económico.
A este respecto afirma Bruni:

Tarde o temprano cada persona hace una experiencia que marca el comienzo de su plena
madurez: comprende en carne propia y en su inteligencia que, si quiere experimentar la
bendición vinculada a la relación con el otro/a, debe aceptar la herida que éste/a provoca. Es
decir que comprende que no existe una vida buena sin pasar a través del territorio oscuro y
peligroso del otro12.

Los entornos contemporáneos manejados por el consumismo y la búsqueda exacerbada de


comodidad, ha implicado que nuestros horizontes sean individualistas y egoístas, esto
también dentro del ámbito académico. Incluso, aún cuando hay ya muchas miles de paginas
y libros (incluso dentro de las facultades de teología) que estudian el fenómeno de la
pobreza y sus causas, los pobres con rostros concretos que deambulan por las calles de
nuestra ciudad, los campesinos que en sus periferias siguen marcados por la exclusión
social y económica, los venezolanos que padecen el fenómeno de la migración, los que no
tienen acceso a la educación, siguen sin ser escuchados y acompañados, siguen viviendo al
margen de los recursos, y muchas veces no encuentran acciones reales que les ayuden a su
promoción humana.

Por este motivo, es de vital para los teólogos hoy implicarnos en el devenir actual de la
humano; interpretar la historia y comprometernos con los cambios que necesita la sociedad,
la cultura, la economía, discerniendo los signos de los tiempos para que el Reino de Dios
acontezca y prevalezca la justicia. Esto supone correr el riesgo de salir heridos, no obstante,
como dice Francisco, es preferible una Iglesia en salida 13 accidentada que encerrada en sí
misma. Lo que dice el Papa también aplica a los teólogos: Es preferible una teología en
salida herida, accidentada porque los teólogos han asumido el compromiso social que
implica la fe en Jesucristo, que un quehacer teológico autorreferencial encerrado en la
academia protegida en sí misma, donde los teólogos se citan entre ellos, y las
investigaciones terminan siendo simplemente confirmación de su propio pensamiento,
apelando a la reflexión de otros autores.

12
Bruno, Luigino. La herida del otro, Economía y relaciones humanas. Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2010.
13
Véase Francisco, “Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo
actual”, 49.
2. Discernir los signos de los tiempos: en búsqueda de una teología de
investigación-acción. El método que es vida y ayuda transformar vidas.

Dentro del ejercicio teológico hoy es menester hacer eco del llamado de la Iglesia a
discernir los signos de los tiempos14. Esto implica conocer cada vez mejor el devenir de la
historia y los acontecimientos que acaecen en el mundo actual. Dado que el lugar de la
revelación es la historia, esta está llamada a convertirse en el acontecer de la salvación de
Dios para la humanidad. Consecuentemente, todo aspecto que niegue la posibilidad de la
realización del reino de Dios, que trae justicia y paz, es un clamor que nos interpela a los
teólogos a reflexionar y buscar caminos de transformación de toda actividad del hombre
que genere injusticia15.

Así pues, en vista de que la teología toma como insumos los signos de los tiempos, es
necesario poner en dialogo a la ciencia de la fe con otras ciencias del saber humano. Esto
porque para buscar transformar una instancia social donde se esté atentando contra la
dignidad humana, es necesario primero conocer a fondo los contextos para hacer un
adecuado discernimiento, y luego sí desde la praxis evangélica acompañar a las
comunidades para que, desde el necesario dialogo fecundo, la investigación teológica
genere acciones de cambio que promuevan a dichas comunidades.

Precisamente, el enfoque de Carolina Bacher-Martínez nos manifiesta que en


Latinoamérica se ha venido gestando desde décadas anteriores un encuentro entre las
diferentes ciencias humanas, incluyendo la teología. Esto para realizar en nuestros pueblos
tan necesitados de atención, una investigación-acción que de razón de lo que nos está
afectando por estructuras e instituciones que gobiernan y tienen el poder económico,
causando pobreza y exclusión, y luego en la convivencia con las comunidades, con un
método de estudio-acción, se logre el “mejoramiento de las situaciones colectivas, en
especial para las clases populares”16.

14
Concilio Vaticano II, “Constitución Pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo actual” 4.
15
Barrera, Jaime. Fragmento tomado del anteproyecto monográfico para optar a magister en teología. Bogotá,
2019.
16
Bacher-Martínez, Carolina. “Aportes de la investigación-acción participativa a una teología de
los signos de los tiempos”. Theologica Xaveriana 184 (2017): 309-332. https://doi.org/10.11144/
javeriana.tx67-184.aiptst, 311.
Para que nosotros podamos intervenir activa y teológicamente, es necesario acusar el rigor
propio que ha tener el quehacer científico. Sin embargo el compromiso de la fe en Cristo
implica para la teología, además de aplicar las herramientas propias que nos dan las
ciencias sociales, correr el riego de la herida que puede causar el encuentro con las
realidades a enfrentar en nuestra praxis cristiana. Son como dos caras de la misma moneda:
ciencia y acción creyente. La una sin la otra no podría realmente lograr el objetivo, que es
hacer que la justicia llegue a nuestros pueblos. La investigación científica sin la praxis
termina siendo un mero ejercicio académico infecundo; la praxis sin el conocimiento de la
realidad puede terminar por distorsionar los contextos, y dar repuestas inadecuadas a las
necesidades concretas de las personas.

Bacher-Martinez, tomando a Ander Egg, nos entrega una iluminadora definición de la


propuesta del método investigación-acción, que nos ayuda dilucidar mejor cómo es de
importante unir la investigación científica con la praxis:

En tanto investigación, se trata de un procedimiento reflexivo, sistemático, controlado y


crítico que tiene por finalidad estudiar algún aspecto de la realidad, con una expresa
finalidad práctica; en cuanto acción, significa o indica que la forma de realizar el estudio es
ya un modo de intervención y que el propósito de la investigación está orientado a la
acción, siendo ella a su vez fuente de conocimiento; y, por ser participación, es una
actividad en cuyo proceso están involucrados tanto los investigadores (equipo técnico o
agentes externos), como las mismas gentes destinatarias del programa, que ya no son
consideradas como simple objeto de investigación, sino como sujetos activos que
contribuyen a conocer y transformar la realidad en la que están implicados 17.

Conocer para transformar, discernir los signos de los tiempo para actuar conforme a lo que
es ser cristianos, tiene una finalidad práctica. Este método sigue el mismo derrotero del
Papa Francisco, en cuanto que la investigación teológica no es un encuentro simplemente
entre un sujeto y objeto, sino un encuentro intersubjetivo que ayuda a crecer a las dos
partes, siendo los dos, el investigador y la comunidad, los que ayudan a que se genere
conocimiento. Y esto, con el propósito que les ayude a generar los cambios necesarios, o a
alzar la voz ante las fuerzas opresoras que quieren callar el grito de un pueblo que clama
por justicia.

17
Ibíd, 312.
En esta misma línea del discernimiento de los signos de los tiempos, la teología
latinoamericana ha acogido este llamado de Dios de rechazar el egoísmo de poderes y
sistemas económicos que, desde hace mucho tiempo, ha venido generando miseria y
exclusión de los más débiles de la sociedad. Esta teología ha sido una invitación a la
liberación, desde una praxis de la fe en Jesucristo, de toda estructura de pecado que genere
o mantenga la pobreza de los pueblos18.

Precisamente, en el documento conclusivo de la II Conferencia Episcopal Latinoamericana,


la pobreza es entendida como carencia de bienes de este mundo, que socava la dignidad de
las personas; es un mal que causa injusticia y que debe ser erradicado 19. Esto ha sido
característico del momento actual de nuestros pueblos en el orden social: desde el punto de
vista objetivo, una situación de subdesarrollo, delatada por fenómenos masivos de
marginalidad, alienación… y condicionada, en última instancia, por estructuras de
dependencia económica, política y cultural con respecto a las metrópolis industrializadas
que detentan el monopolio de la tecnología y de la ciencia20.

Al respecto Carolina afirma que:

La teología de los signos de los tiempos reconoce que el sujeto para auscular,
discernir e interpretar las voces del tiempo presente es todo el pueblo de Dios, entre
los que destaca a pastores y teólogos. Esto supone comprender todo el proceso
como discernimiento comunitario, aspecto fundamental para escuchar la voz del
Espíritu. La Iglesia ha manifestado el valor de la participación humana y cristiana y
lo ha interpretado como uno de los signos de los tiempos. La lectura de los signos de
los tiempos, en gran parte de la tradición teológica latinoamericana, ha supuesto un
teólogo creyente “junto con otros, en las comunidades y en la tradición de la
Iglesia”21.

18
Barrera, Jaime. Fragmento tomado del anteproyecto monográfico para optar a magister en teología. Bogotá,
2019.
19
Ibíd.
20
Consejo Episcopal Latinoamericano. “II Conferencia General del Episcopado Latinoamerican. Documentos
Finales de Medellín”.
21
Bacher-Martínez, Carolina. “Aportes de la investigación-acción participativa a una teología de los signos
de los tiempos”. Theologica Xaveriana 184 (2017): 309-332. https://doi.org/10.11144/ javeriana.tx67-
184.aiptst, 320.
En síntesis, la opció n preferencial por los pobres asumida por la teología realizada en
nuestros pueblos latinoamericanos es, como tal, una opció n de vida; y el método,
como su etimología lo indica, es un camino a recorrer, personal y comunitariamente,
junto con los pobres y para los pobres. Esto implica una herida sanadora, porque el
sufrimiento nos hiere y nos duele, pero en el encuentro con los dolientes somos
curados de nuestro egoísmo. Tal vez los que vivimos en el acontecer académico
científico necesitamos má s de los pobres que ellos de nosotros.

El Papa Francisco en su visita a Colombia nos motivo a todos, y eso incluye a los
teó logos, a “no tener miedo de tocar la carne herida de la propia historia y de la
historia de su gente”. Há ganlo con humildad, dice Francisco, “sin la vana pretensió n
de protagonismo, y con el corazó n indiviso, libre de compromisos o servilismos” 22. Así
pues, esta investigació n-acció n debe ser un tocar las llagas de nuestros pueblos y las
propias, para que sean resucitadas por el acontecer Dios en nuestra historia.

3. Relacionalidad y opción por los pobres como lugar teológico.

En el común de nuestro diario vivir descubrimos, por simple intuición, que la vida humana
acaece en el universo de las relaciones. Podemos nombrar cada manera de relacionarnos y
tipificarlas según la cercanía, la importancia, la afectividad, el vínculo, el sentimiento, la
necesidad, el interés, el marco geográfico, el ordenamiento territorial, etc. Entonces, no es
ajeno o extraño para nadie hablar de relaciones de amistad, relaciones familiares, relaciones
políticas, relaciones internacionales, relaciones económicas23.

En la base de todas las relaciones humanas hay una antropología subyacente, son hombres
y mujeres los que se relacionan entre sí y con la naturaleza. De esta forma, comprendemos
que el ser humano se desarrolla en su personalidad y, en cuanto ser personal, llega a su
plenitud en el encuentro con otras personas. El yo necesita de un tú para la formación de sus
diferentes dimensiones, desde las más básicas como la alimentación, el lenguaje y el

22
Francisco. TODOS LOS DISCURSOS Y HOMILÍAS QUE PRONUNCIÓ S.S. FRANCISCO EN SU
VIAJE APOSTÓLICO A COLOMBIA SEPTIEMBRE 2017. Tomado de
https://www.aciprensa.com/ebooks/FranciscoenColombia.pdf (Consultado el 2 de mayo de 2019).
23
Barrera, Jaime. Fragmento tomado del anteproyecto monográfico para optar a magister en teología. Bogotá,
2019.
cuidado, o las más profundas, como las costumbres, los valores, el afecto y el amor 24. A
tenor de esto el Papa Francisco afirmó que “la fraternidad es una dimensión esencial del
hombre, que es un ser relacional”25.

Rodrigo Polanco, tomando el pensamiento de Urs Von Baltharsar dice que:

La primera experiencia que un niño tiene de sí mismo, cuando toma conciencia de sí mismo
–como sí mismo distinto de lo demás–, es una experiencia doble: de sí mismo y de su madre
como distinta de él. Pero, en ese mismo acto, percibe que su madre lo sostiene, le sonríe y
lo ama. «El horizonte del Ser infinito en su totalidad se abre para él en el diálogo. Y, en el
diálogo, correlativamente, el hombre adquiere conciencia de sí mismo». La relación yo-tú
es la que le abre el espacio del yo, simultáneamente con el espacio del ser. En la madre se le
abre el tú y el ser en tu totalidad, junto con tomar conciencia de sí mismo como individuo 26.

Por lo tanto, desde niños vamos descubriendo que nuestra existencia está marcada por las
relaciones que vivimos, que a su vez nos van definiendo como personas en la medida que
vamos creando vínculos en la comunicación y el diálogo.

Según Polanco, en esa primigenia relación madre e hijo se nos revelan cuatro cosas:

1) Que él es uno en el amor con su madre, al tiempo que no es su madre, por lo tanto que
todo ser es uno; 2) que ese amor es bueno: por tanto, todo ser es bueno; 3) que ese amor es
verdadero, por consiguiente, todo ser es verdadero; 4) que ese amor provoca alegría, por
tanto todo ser es bello27.

Así las cosas, podemos afirmar que la finalidad última de nuestras relaciones es el amor, o
que si amamos es porque somos seres en relación. Y, en el fundamento de las relaciones
descubrimos a Jesucristo como aquel que nos amó hasta el extremo. Él es nuestro modelo,
quien afirmó con palabras y obras que la mejor manera de relacionarnos es donando y
entregando la vida, porque “no hay amor más grande que el que da la vida” 28. Es decir, el
verdadero amor es aquel capaz de dejar todo egoísmo para salir al encuentro de los demás,
y dar la vida por ellos si es necesario29. Para nuestro ámbito investigación-acción o teología
24
Ibíd.
25
Francisco,“Mensaje para la celebración de la XLVII Jornada Mundial de la Paz: La fraternidad,
fundamento y camino para la paz (1 de enero de 2014)”.
26
Polanco, Rodrigo. Fundamentos filosófico-teológicos para una lectura teológica de la realidad según Hans
Urs von Balthasar. Teología y Vida, Vol. LIII (2012), 262.

27
Ibíd, 263.
28
Jn 15, 13
29
Ibíd.
y praxis evangélica, nuestras relaciones con los pobres constituyen un fundamento propio
de realización mutua. No para simplemente conmovernos con el dolor y el sufrimiento de
los que padecen necesidades por la injusticia, sino para comprometernos hasta dar la vida
para que ellos superen aquella situación de marginalidad.

Descubrimos así que la pobreza, además de ser un mal social a erradicar, es una
enfermedad en nuestras relaciones. A veces observamos cómo se admira a los grandes
empresarios, a los grandes industriales, a los lideres políticos, a los artistas famosos, a los
dueños de compañías o los que manejan la banca internacional. Al mismo tiempo se ve con
desdeño y desprecio a la Iglesia, y se le exige que viva la pobreza evangélica que tanto
predica, desde lo institucional y desde las personas concretas que se llaman a sí mismas
católicas. No obstante, no vemos reparos ni hacemos exigencias a esas personas tan
admiradas que aludimos anteriormente, pero que muchas veces son los que tienen el poder
y los recursos para mitigar de alguna forma la pobreza y marginación en el mundo.

Esto nos describe las enfermedades en nuestras relaciones políticas, sociales, económicas,
familiares y personales. Pareciera ser que aunque no poseemos el poder y los recursos de
los grandes personajes mundiales, en el fondo deseamos estar en el mismo lugar que ellos,
lo cuál implicaría padecer de la misma enfermedad que muchos de ellos, a saber: La
indiferencia para con los necesitados y el deseo de acaparar para sí mismo cada vez más
recursos materiales.

Aquí es donde la teología juega un papel fundamental, no siendo únicamente la voz de los
necesitados, sino también sabiendo interpretar la realidad y escuchando los signos de los
tiempos, para que todas las relaciones se impliquen en la búsqueda del bien común y la
promoción de toda vida humana, hacia la realización de la dignidad en todos los ámbitos
sociales.

Uno de los teólogos más destacados en esta ardua tarea de transformar toda instancia que
genere pobreza y exclusión ha sido Jon Sobrino. Según él “la cristología, para abordar su
objeto Jesucristo, debe tener en cuenta dos cosas fundamentales. La primera, y más obvia,
es lo que el pasado nos ha entregado acerca de él, es decir, textos en los cuales ha quedado
expresada la revelación; la segunda, menos tenida en cuenta, es la realidad de Cristo en el
presente, es decir, su presencia actual en la historia a la cual corresponde la fe real en
Cristo”30.

Consecuentemente, la fe en Cristo implica que la presencia de Dios se ha de manifestar en


lo concreto de las relaciones personales, y en la actualidad histórica de la realidad y los
acontecimientos que se desarrollan. La dimensión relacional del hombre y la revelación de
Dios deben realizarse en el aquí y ahora. Para Sobrino, esto es lo que se denomina “lugar
teológico”.

Segú n Costadoat:

Sobrino identifica y distingue el “lugar” de su cristología del “lugar teológico”. Toma


distancia respecto de las cristologías tradicionales en cuanto estas solo consideran “lugar
teológico” los textos de la tradición, es decir, las fuentes en las que se encuentra contenida
la revelación. Para él, el “lugar teológico” es más amplio: es ese “lugar” en la realidad
histórica que permite conocer las fuentes o “lugares teológicos”.
Por esto Sobrino denomina al lugar histórico como “lugar teologal”. De este modo
introduce una mínima distinción que evitaría la confusión. El “lugar teologal” es la realidad
histórica en la que Dios se hace presente 31.

Así, pues, para Sobrino los pobres son un lugar teologal, y en el rostro de los pobres la
Iglesia obtiene un conocimiento nuevo de Cristo. La praxis liberadora encuentra como
fuente del quehacer teológico a los pobres y necesitados, y tiene una opción preferencial
por ellos. Para una adecuada praxis, la interpretación de la realidad debe darse a la luz de la
revelación de Dios; es decir, no hay que olvidar que aunque los instrumentos socionalíticos
nos ayuden a entender lo que acaece en la realidad, siempre que estemos en el marco de la
teología, lo que ilumina nuestra interpretación de dicha realidad es la luz de la
autocomunicación de Dios en nuestra historia. Por esta razón, se debe articular lo que de la
tradición se nos entrega con lo que Dios quiere decirnos en el hoy, para hacer un adecuado
discernimiento que procure la liberación de nuestros pueblos.

Pero ¿Cuál es el problema concreto que nos interpela como teólogos y los aportes de las
nuevas epistemología que analizan la realidad de nuestros pueblos?

30
Costadoat, Jorge. “El ‘lugar teológico’ en Jon Sobrino”. Theologica Xaveriana 181 (2016): 23-49.
http://dx.doi.org/10.11144/javeriana.tx66-181.ltjs, 36.

31
Ibíd, 37
Boaventura de Sousa Santos hace una descripción muy acertada de lo que ha venido
ocurriendo en cuanto al saber científico latinoamericano:

Las epistemología del Sur son el reclamo de nuevos procesos de producción, de


valorización de conocimientos válidos, científicos y no científicos, y de nuevas relaciones
entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de las prácticas de las clases y grupos
sociales que han sufrido, de manera sistemática, destrucción, opresión y discriminación
causadas por el capitalismo, el colonialismo y todas las naturalizaciones de la desigualdad
en las que se han desdoblado; el valor de cambio, la propiedad individual de la tierra, el
sacrificio de la madre tierra, el racismo, al sexismo, el individualismo, lo material por
encima de lo espiritual y todos los demás monocultivos de la mente y de la sociedad –
económicos, políticos y culturales– que intentan bloquear la imaginación emancipadora y
sacrificar las alternativas. En este sentido, son un conjunto de epistemologías, no una sola,
que parte de esta premisa, y de un Sur que no es geográfico, sino metafórico: el Sur
antiimperial. Es la metáfora del sufrimiento sistemático producido por el capitalismo y el
colonialismo, así como por otras formas que se han apoyado en ellos como, por ejemplo, el
patriarcado32.

Esto quiere decir que los signos de los tiempo representan un conjunto de realidades variadas que
implican al teólogo y su reflexión, ya que se pueden identificar instancias donde está ausente la
presencia de Dios y atentan contra el crecimiento y dignidad de pueblos concretos en el mundo. Es
por eso que para Francisco la opción preferencial por los pobres debe ampliarse para dar una mejor
respuesta a los acontecimiento actuales. Así lo afirma nuestro actual Papa:

Es indispensable prestar atención para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad
donde estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente, aunque eso aparentemente no nos
aporte beneficios tangibles e inmediatos: los sin techo, los toxicodependientes, los
refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados, etc. Los
migrantes me plantean un desafío particular por ser Pastor de una Iglesia sin fronteras que
se siente madre de todos33.

Aquí es donde se aplica lo que a nivel epistemológico evidencia Boaventura. Para hacer un
adecuado diagnostico de la realidad se necesitan diferentes instrumentos de análisis e
investigación. Cada lugar implica un modo y un método adecuado para conocerlo, según el
contexto y las circunstancias. La teología a de hacer uso de estos métodos a la hora de
acercarse a cada uno de los contextos donde se requiere hacer presente la reflexión-acción
teológica.
32
De Sousa Santos, Boaventura. Introducción: Las epistemologías de Sur. Transcripción de la ponencia:
Jesús Gutiérrez Amparán y Natalia Biffi. Revisión del texto i redacción final: Bet Mañé.
33
Francisco, “Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo
actual”, 53.
4. Teología de la Acción como síntesis del encuentro entre la Teología política y al
Teología de la Liberación34.

Existe como fenómeno actual, en el humus de las culturas y las sociedades, el pensar que
los asuntos de política solo atañen a un grupo determinado de miembros de la sociedad; a
los cuales se les mira con sospecha por su forma interesada de ejercer su labor pública en
beneficio propio. Esta “crisis” del ámbito político demarca una ruta que va desde
fanatismos ideológicos que polarizan el interno de las sociedades, hasta indiferencia y
apatía en las personas, con todo lo que tiene que ver con las realidades de gobierno y poder
al interior de los países, como por ejemplo Colombia35.

Ahora bien, junto con los ideales de libertad y fraternidad que nos lanzan a la utopía de
poder convivir como seres humanos, la nueva manera de ver la política ha implicado la
perdida del sentido constitutivamente humano que la integra. Se ha pasada a una manera
individualista y aislada que no ha conducido a generar una política marcada por el dialogo
y la búsqueda del bienestar de la población. Bajo este horizonte tal vez sea conveniente
hablar de una necesidad de “liberar” la política; y en esto cabe resaltar el papel que deben
tener los cristianos, no para pretender volver a una cristiandad medievalista y marcada por
una relación Iglesia-monarquía. Más bien, para devolverle a cada ser humano su capacidad
de marcar el rumbo de su vida como ser abierto a la relación y el dialogo, y hacerse
responsable de la construcción y crecimiento del entorno social y político36.

Si bien hemos descubierto la necesidad de profundizar en el aspecto relacional para


ahondar teológicamente en los entramados sociales, esto implica mirar desde la reflexión
teológica el devenir histórico de las relaciones políticas. De allí también es necesario
discernir los signos de los tiempos, porque en estás instancias políticas de gobiernos, es
donde se están jugando las decisiones que condicionan el rumbo de millones de personas.

34
Inspirado en el texto subsidio (dado por al Doctora María Del Socorro Vivas Albán): Garavito,
Teología Política y Teología de la Liberación. La Revelación y la actividad
humana, 276-305.
35
Barrera, Jaime. Trabajo del seminario de teología política.
36
Ibíd.
Decisiones que muchas veces no están ordenas a los principios del Bien Común y la
dignidad humana.

Consecuentemente, ya que los signos de los tiempos interpelan constantemente la vida de fe


de los cristianos, el quehacer teológico necesariamente debe reflexionar acerca de la
política. Ante la tentación que tienen los sistemas sociales de convertirse en ídolos con
poder absoluto37, es importante que la teología tenga un enfoque crítico y dé una palabra, a
la luz de la fe, que ayude a los pueblos a liberarse de los poderes que socaban la dignidad
humana38.

Según Garavito,

Las teologías política y de la liberación exigen mayor compromiso de cara a la acción


histórica y la profundización del sentido de la praxis liberadora y transformadora en los
ámbitos de la persona, la sociedad y las estructuras políticas… Al situarse en la perspectiva
de la teología que tiene como primacía la praxis, critican las racionalidades especulativas,
acríticas y sin inspiración práctica… Los teólogos políticos no rechazan de plano el sentido
de la proclamación y manifestación, con la condición de que teológicamente den cuenta del
evento Cristo como praxis que tiene repercusiones de transformación pública 39.

Aquí vemos claramente, como a manera de corolario, cómo se deben articular todos los
elementos que hemos visto hasta este momento: Lo relacional, la necesidad de una
investigación-acción, la praxis liberadora, y los métodos al servicio de la acción humana
transformante. En el caso de ámbito de la política, como en tantos otros donde de
desarrollan las relaciones humanas, es indispensable que los teólogos hagamos lo posible
desde la acción y la praxis liberadora para que allí acontezca el Reinado de Dios.

Concluyendo, la teología política deberá generar puentes de dialogo que vinculen la


experiencia de fe con las realidades que acontecen en la historia, la cultura y la sociedad,
para que podamos dirigirnos, en clave de servicio, hacia pueblos donde en cada una de sus

37
Véase Rahner, Karl. Dios y la ciudad nuevos planteamientos en Teología Política. Madrid Cristiandad
1975, 73-89.
38
Barrera, Jaime. Trabajo del seminario de teología política.
39
Texto subsidio (dado por al Doctora María Del Socorro Vivas): Garavito, Teología Política y Teología de
la Liberación. La Revelación y la actividad humana, 278.
esferas, incluyendo los gobiernos, se procure el bien común y se respete la dignidad
humana.

5. Anexo: Aplicación en el anteproyecto presentado para la monografía de la


Maestría en Teología.

MÉTODO DE LA INVESTIGACIÓN

Lo propio de la teología está relacionado con el acontecer de Dios en la historia. En


consecuencia, la reflexión teológica encuentra en la persona de Jesucristo, con sus obras y
palabras, su fundamento más sólido, la fuente principal de su compresión acerca de la fe en
Dios40 y su acción salvífica en los acontecimientos del devenir histórico humano. Por tal
motivo, como los contextos donde acaecen los sucesos de la humanidad son el lugar en que
Dios se auto-comunica, en la persona de Cristo 41, la tarea de la teología es hacer presente,
en cada momento de la historia, con espíritu crítico y una adecuada interpretación de la
realidad, la transformación de toda instancia social que atente contra la dignidad humana.

Para lograr tal objetivo, y teniendo en cuenta que este proyecto investigativo tiene un
carácter científico dentro del marco teológico que nos da la DSI, es necesario asumir un
método que nos permita analizar el devenir económico, y evidenciar con espíritu crítico la
existencia de mecanismos de mercado que van empobreciendo a los pueblos y dejan como
fruto la progresiva exclusión; para luego, a la luz de la revelación salvífica de Dios,
interpretar estos contextos y evidenciar la concreción histórica de la fe42, con su búsqueda
consecuente de liberación de todo estado de opresión y exclusión.

Según este propósito, tomamos el método teológico conocido como hermenéutica crítica, el
cual tiene tres momentos: i) la mediación socio-analítica, que contempla el mundo del lado
del marginado y del oprimido; ii) la mediación hermenéutica que interpreta el mundo según
la revelación de Dios, procurando ver cuál es el plan divino en relación con el pobre; iii) la

40
Vivas y Torres, “Contextos eclesiales y métodos teológicos: Medellín – Aparecida”,2
41
Ibid, 3.
42
Hinkelammert. “La Teología de la Liberacion en el contexto económico-social de América Latina”.
mediación práctica que contempla el lado de la acción, tratando de descubrir las líneas
operativas para superar la opresión de acuerdo con el plan de Dios43.

Primer Momento: Mediación Socio-analítica.

En la misma línea de las Teologías Latinoamericanas, el Papa Francisco sitúa la “opción


preferencial por los pobres” como categoría teológica. Esto lo comprendemos con claridad
desde el desarrollo bíblico-teológico, puesto que, tanto en el recorrido veterotestamentario,
como en las obras y palabras de Jesucristo, Dios siempre tiene preferencia por los más
débiles, se conmueve con los que sufren, se acerca a los excluidos, libera a los oprimidos, y
le entrega el reino de los Cielos a los pobres. Precisamente, el quehacer teológico debe
acercarse, para conocer lo mejor posible, a aquellos que viven situaciones de miseria e
indignidad humana por causa de la pobreza y la exclusión, para, desde allí, analizar
críticamente la causa de este mal y entender el sentido profundo de la situación de aquellas
personas que padecen este flagelo.

Para lograr un acercamiento adecuado que devele las causas y consecuencias de los
sistemas económicos de mercado excluyentes debemos acudir a las ciencias sociales,
conociendo la realidad histórica actual desde la perspectiva del marginado y oprimido44.
Estos contextos son el clamor que pide la acción salvífica de Dios, son los signos de los
tiempos que nos pide discernir el evangelio; y en nuestra investigación teológica, son los
insumos necesarios para una adecuada reflexión y praxis teológica.

A tenor de lo anterior, si queremos transformar la realidad de manera que se haga presente


el reino de Dios en las instancias políticas y económicas, es necesario conocerlas lo más a
fondo posible. Es por eso que el primer momento de nuestro proyecto investigativo es la
mediación socio-analítica, indispensable como punto de partida y momento iluminador de
las condiciones concretas de la historia y los retos liberadores que comprometen la labor del
teólogo en estos tiempos.

43
Vivas, María del Socorro y Torres, Juan Manuel. “Contextos eclesiales y métodos
teológicos: Medellín – Aparecida”. En Esperanza en contraviento. Medellín 40 años,
http://www.missiologia.org.br/wp-content/uploads/2017/11/Maria-delSocorro-Y-Juan-
Manuel.pdf. (consultado el 30 de Abril 2019)
44
Madera, “¿Cómo estamos haciendo Teología en América Latina?”, 32.
Segundo momento: Mediación Hermenéutica

Es necesario señalar que, en lo referido a cada momento, no estamos presentado un método


rígido en su desarrollo, sino un camino de circularidad, donde la mediación socio-analítica
y la mediación hermenéutica se van enriqueciendo mutuamente a medida que avanzamos
en la investigación, y van dando luces que nos ayudan a hacer posible el proyecto liberador.
Dado que el lugar teológico es el pobre y la exclusión, comprendemos mejor que las
mediaciones están al servicio de una búsqueda de superar los males sociales45.

En lo concerniente a lo que es propiamente teológico, la Mediación Hermenéutica es


fundamental, porque interpreta la realidad a la luz de la fe en Jesucristo 46. Aquí, desde el
método, podemos articular el llamado evangélico que compromete al creyente junto con la
necesidad histórica de superar todo sistema, incluyendo el económico y de mercado injusto,
que oprime a los pueblos menos favorecidos. Así, pues, con este momento hermenéutico,
buscamos salvaguardar el carácter crítico e interpelante que tiene la fe, y mantener siempre
el horizonte teológico de la investigación para, desde allí, dejar que la auto-comunicación
de Dios se encarne en nuestra realidad para transformarla.

Tercer Momento: La Praxis Liberadora

La praxis implica el compromiso de tomar los insumos del análisis socio-analítico, junto
con la interpretación a la luz de la fe de aquellas realidades de injusticia que claman por la
salvación de Dios, para hacer concreta en la historia la liberación de los oprimidos y
sufrientes. En este momento del método esperamos que la investigación tome el curso
deseado, dando orientaciones claras, desde la DSI expuesta en los textos CV y EG, que
puedan iluminar la forma de comprender el acaecer de los sistemas económicos de
mercado, para la consecuente transformación de economías excluyentes en formas más
humanizantes, centradas en los pobres y en la liberación de todo estado de marginación.

Bibliografía
45
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46
Vivas y Torres, “Contextos eclesiales y métodos teológicos: Medellín – Aparecida”,4.
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