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Resumen para prueba.

Movimientos literarios (Exposiciones)


Poemas Homéricos
Los poemas más antiguos de la literatura europea son la Ilíada y la Odisea, atribuidas desde
antiguo a Homero.  Se trata de epopeyas o poemas épicos, es decir, largos poemas narrativos –
casi 16000 versos la Iliada y más de 12000 la Odisea–, compuestos probablemente en el siglo
VIII a. C Las dos epopeyas hacen referencia a relatos ubicados en el pasado legendario, en la
edad heroica helena: ambas tienen como trasfondo la Guerra de Troya. La Ilíada narra un
episodio del último año de la guerra de Troya (la cólera y venganza de Aquiles) y
la Odisea empieza donde acaba la Ilíada: narra el –accidentado– regreso de uno de sus héroes:
Odiseo o Ulises.
La mitología griega se transmitió oralmente desde los albores de la civilización helénica, pero
fueron los poetas Homero y Hesíodo (en su obra Teogonía) los que la sistematizaron y le dieron
forma literaria.
La ESTRUCTURA de las epopeyas tiene un carácter dramático. Ello ha hecho suponer que
fueran representadas dramáticamente, a base de un lector de los pasajes objetivos y de actores.
Es probable que la Iliada y la Odisea hayan sido compuestas para ser cantadas en fiestas o
certámenes religiosos. No obstante, es improbable que se compusieran (sobre todo la
extensa Iliada) para ser cantadas en una sola sesión; se necesitarían varias sesiones.
Los acontecimientos narrados en la Odisea, además, no siguen un orden cronológico: por un
lado, se simultanean acciones (Odiseo viaja regreso a casa y su hijo Telémaco viaja en busca de
su padre) y por otro se narran aventuras pasadas: en efecto, Odiseo, en un largo flash-back, relata
sus aventuras ante la corte del rey Alcínoo cuando ya está muy cerca de su casa.

Grandes poetas latinos


La época de esplendor de la poesía latina se produce en el siglo I a.C. Coincide con los mandatos
de César (100-44 a.C.) y Augusto (63 a.C-14 d.C.). En este siglo desarrollan su actividad los
‘poetas nuevos‘, poetae novi o neotéricos latinos, renovadores de la lírica latina que reivindican
la lírica griega y alejandrina. 
Coincide con la época dorada de la literatura latina: en ella producen su obra los tres poetas
latinos más importantes: Virgilio, Horacio y Ovidio. De hecho, el emperador Augusto, de
acuerdo con su plan de recuperación del orgullo nacional, se preocupó por impulsar las letras
latinas. En esta tarea tuvo mucho que ver su consejero y amigo Mecenas. Este rico y refinado
personaje protegió e impulsó las carreras de, entre otros, Virgilio y Horacio. Este respaldo
decisivo explica la propaganda y alabanzas de las políticas del emperador que observamos en la
obra de estos poetas.
En la poesía destacaron tres focos:
–          La poesía del yo, que explora la intimidad del artista
–          La poesía del tú, de crítica y ataque personal
–          La poesía del nosotros, que contribuye a la constitución de la idea de Roma como nación
y cultura

La Biblia
La Biblia (del griego «τα βιβλία», “los libros”), es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y
el cristianismo. El pueblo judío identifica a la Biblia con el Antiguo Testamento cristiano (no
consintiéndose bajo ningún concepto el término Antiguo Testamento) y no acepta la validez del
llamado Nuevo Testamento.
 La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados
(llamados “libros”), escritos primero en hebreo y arameo (Antiguo Testamento) y griego (Nuevo
Testamento) durante un dilatado periodo de tiempo, aproximadamente 1000 años (900 a. C. –
100 d. C.). Es el libro con mayor difusión de la historia de la Humanidad; se encuentra traducida
a más de 2.000 idiomas.
La Biblia es un libro clave para la cultura occidental, ya que contiene el núcleo moral, la visión
del mundo y la concepción de la vida predominantes en Occidente. Tanto para creyentes como
para no creyentes, la episteme judeo-cristiana fraguada a partir de la Biblia es el referente
ineludible, y a menudo inconsciente, a partir del cual constituimos gran parte de nuestros juicios
morales y referentes estéticos. En efecto, la influencia de la Biblia en el arte y la literatura
universales es determinante en todos los sentidos; de tal forma que una gran parte del fondo
mítico y la imaginería (símbolos, metáforas, etc.) remiten a la Biblia. Además de su inmensa
influencia en las creencias religiosas del hombre a lo largo de miles de años, la Biblia nos ha
proporcionado un repertorio extensísimo de historias con reflejo en diferentes géneros literarios
(épicos, narrativos, epistolares, de viajes, dramáticos, líricos, proféticos, proverbiales, etc.),
siendo especialmente variados los relatos procedentes del AT, que a su vez posee muchas
influencias de sus vecinas literaturas orientales.

Renovación narrativa de principios de siglo XX: Kafka. Joyce, Proust,


Thomas Mann
 En las primeras décadas del siglo XX se produce una renovación de la novela. Se percibe en la
nueva generación de novelistas un cansancio del realismo decimonónico. Esta crisis del realismo
decimonónico y esta ansia de renovación hay que enmarcarlas en un contexto propicio para el
cambio y la experimentación. En efecto, el tránsito del siglo XIX al XX había visto nacer el
Modernismo y su aire liberador, que había renovado por completo la poesía desde Baudelaire y
los Simbolistas. La superación definitiva del realismo y la experimentación audaz llevada a cabo
por las Vanguardias desde 1907 hasta las Segunda Guerra Mundial (1939-1945) influyeron
decisivamente en la voluntad renovadora de los novelistas de principios de siglo. Por ello, la
renovación empezará a producirse fundamentalmente después de la Primera Guerra Mundial
(1914-1918), incorporando las innovaciones de las Vanguardias, pero también aspectos
filosóficos e incluso científicos, que estaban renovando profundamente las corrientes de
pensamiento del mundo.
Nos referimos, en primer lugar, al psicoanálisis de Sigmund Freud, cuya aplicación a la literatura
–y al resto de artes– fue tan fructífera: puso de nuevo de moda –ya lo había investigado el
Romanticismo– el Irracionalismo, ensanchando enormemente las perspectivas de los artistas al
abrirles el inquietante mundo del subconsciente. Por otro lado, la Teoría de la Relatividad de
Einstein había favorecido el cuestionamiento de los posicionamientos estáticos y absolutos. La
nueva relativización de la realidad está detrás, por ejemplo, de la crisis del narrador
omnisciente característico del realismo decimonónico; del cuestionamiento de la objetividad a la
que aspiraba también el Realismo-Naturalismo; del auge, en consecuencia, del Subjetivismo y la
Fenomenología, es decir, de la focalización en la percepción interior de la realidad; del
multiperspectivismo del Cubismo y de la técnica del contrapunto de Faulkner o Huxley, etc.
La segunda corriente filosófica influyente en la novelística de principios (y de mediados) del
siglo XX es el Existencialismo. 
A Kafka se le ha asociado con el Expresionismo (refleja un mundo pesadillesco que deforma
grotescamente la realidad), el Existencialismo (sus obras giran en torno al (sin)sentido de la vida)
y el Absurdo (la vida no tiene sentido). 
La ilustración y el neoclasicismo.

La Ilustración (del latín illustrare, ‘iluminar, sacar a la luz’) es un movimiento cultural


fundamentalmente europeo del siglo XVIII que se basa en la confianza en el poder de la razón,
que hará posible el progreso. Tiene un afán crítico constante, pues pretende iluminar con la razón
el oscurantismo de épocas precedentes. Por este motivo, el siglo XVIII también es conocido
como Siglo de las luces. Fue el filósofo alemán Immanuel Kant quien proporcionó el lema de
este movimiento en su ensayo “¿Qué es la ilustración?” (1784): sapere aude, ‘atrévete a saber’.
El ser humano alcanza la mayoría de edad intelectual cuando tiene el valor de servirse de su
propia razón. Como movimiento reformista, la Ilustración pretende impulsar el progreso y
la felicidad. La aplicación de la razón permitirá una mejora constante de la sociedad. Para ello es
necesario emprender reformas de diferentes instituciones sociales y culturales. Los ilustrados, en
oposición a las doctrinas teocéntricas medievales o la actitud pesimista barroca, creen que el
hombre puede y debe disfrutar de este mundo, sin esperar a ser compensado en el otro.
El utopismo ilustrado por el que se persigue la felicidad está relacionado con tres conceptos:
el igualitarismo (todos nacemos iguales y libres por naturaleza: Rousseau postulaba que era la
sociedad la que corrompía la bondad natural del ser humano; Locke opinaba que el ser humano
es una tabla rasa que aprende a partir de la experiencia), el utilitarismo (el énfasis en la utilidad
de los sistemas se puede resumir en la célebre frase de Jeremy Bentham: “la mayor felicidad para
el mayor número de personas”) y el didactismo (la importancia de la educación de/en la sociedad
y el énfasis en la enseñanza que se extrae del estudio y del arte).

Revolución Romántica
El Romanticismo es un movimiento cultural originado en Alemania y en el Reino Unido a
finales del siglo XVIII como reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el
Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos.

Los temas característicos


Querer abarcar todos los campos artísticos y culturales para determinar temas comunes es una
empresa arriesgada. Sin embargo, en el caso del romanticismo, se suele mencionar:
La negación del ideal racionalista de la Ilustración y del Clasicismo: los autores románticos
rechazan la razón preconizada por los intelectuales del siglo XVIII. Según ellos, la razón no es
capaz de revelar y explicar el mundo en su totalidad y su complejidad. La era romántica cumple
así un progreso notable dentro de la exploración del campo de lo irracional: se otorga especial
atención a los sentimientos, la locura, el ensueño, las visiones poéticas o místicas.
El exotismo: en su acepción más genérica, el exotismo romántico es una huida hacia fuera de la
realidad, tanto espacial como temporal. Así se despierta un interés particular por países y culturas
alejadas (como, por ejemplo, la de los indios americanos) o por períodos históricos remotos,
muchas veces idealizados (Edad Media, Antigüedad griega).
Subjetivismo e individualismo: con el abandono de la razón clásica, todo lo que concierne al
hombre o a la naturaleza deja de depender de un punto de vista único y universal. Se defiende la
idea de que cada hombre refleja en si mismo los movimientos de la naturaleza representando una
manifestación objetiva de ésta.
Reconocimientos de los pueblos y de las naciones: junto con la valorización del individuo surge,
a nivel colectivo, la idea de nacionalismo. Esta idea contribuye al desarrollo de las conciencias
«nacionales » y suscita, entre los científicos, un gran interés para las formas de expresión
populares (cuentos, tradiciones), interpretados desde una perspectiva folclorista. El origen de las
naciones despierta también un gran interés.
Vuelta a la religiosidad y a la espiritualidad: sobrepasando los límites de la razón, el alma
romántica se orienta hacia el infinito en su totalidad y busca, consecuentemente, un apoyo en la
fe. Se observa también una vuelta a prácticas mágicas y ocultas (que constituyen, a veces
accidentalmente, importantes descubrimientos científicos).
El desarrollo de las ciencias históricas: mientras durante el siglo de la Ilustración se consideraba
al hombre racional digno de trascender su contexto histórico, la era romántica reafirma una
visión del hombre en devenir, sometido a la evolución del tiempo. Nuevas disciplinas científicas
nacen como la numismática, la epigrafía, la arqueología, la filología. Cabe mencionar a dos
teóricos importantes del enfoque más científico y objetivo de la historia: los alemanes Barthold
Georg Niebuhr (1776-1831) y Theodor Mommsen (1817-1903).

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