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LA SORPRENDENTE RELACIÓN ENTRE EL ABORTO

Y LA DISMINUCIÓN DEL ÍNDICE DE DELINCUENCIA

Por Benjamín Zetina

En los Estados Unidos la delincuencia se mantuvo relativamente estable desde los años
40’s del siglo pasado hasta el inicio de los 60’s, cuando súbitamente comenzó a
aumentar y lo hizo de manera tal acelerada y constante que para 1989 era un 80%
mayor que en 1960. Pero no pasó del 80% e inexplicablemente, a partir de 1990,
comenzó a descender. Y lo hizo también de
manera constante. ¿Por qué?

Dos economistas que se distinguen por una


actitud revolucionaria dentro de su disciplina,
Steven Levitt y Stephen Dubner, se dieron a
la tarea de encontrar la explicación y
llegaron a resultados sorprendentes e
inesperados. Estos y otros sobre temas de
gran actualidad, los publicaron en su libro
“Freakonomics”, editado por Ediciones B.S.A.,
para el sello Zeta Bolsillo, en 2007 de Barcelona. La traducción al español es de Andrea
Montero.

El crecimiento del número de crímenes violentos tenía una tasa de crecimiento tan clara,
a partir de 1960 que criminólogos como James Alan Fox, predijeron, según consignan
Levitt y Dubner, que a la población le esperaba un “baño de sangre” porque no parecía
haber remedio para el constante crecimiento de los delitos tanto violentos como
patrimoniales.

Pero, como dijimos, a partir de 1990, las cosas cambiaron. Y fue para bien.

“Cuando el índice de criminalidad comenzó a descender a principios de los


noventa, lo hizo tan rápido y de un modo tan repentino, que sorprendió a
todo el mundo –explican Levitt y Dubner – Algunos expertos estaban tan
convencidos de que continuaría en aumento que tardarían años en
reconocer siquiera que el crimen estaba descendiendo … pero la evidencia
era irrefutable: el pico largo y brutal del crimen se movía en dirección
opuesta, y no se detendría hasta que el índice de criminalidad hubiese
retrocedido a los niveles de cuarenta años antes”

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Nuestros economistas iniciaron la búsqueda de la explicación de este inesperado
descenso del crimen, a partir de las explicaciones que se publicaron entre 1991 y 2000
en los medios de difusión mejor acreditados y que, explican Levitt y Dubner, tomaron de
la base LexisNexis. Las explicaciones posibles, individuales o combinadas fueron, en
orden de mayor a menor número de menciones, las siguientes:

1. Estrategias policiales innovadoras


2. Mayor confianza en las cárceles
3. Cambios en el mercado del crack y otras drogas
4. Envejecimiento de la población
5. Medidas más estrictas en el control de armas
6. Fortaleza de la economía
7. Aumento del número de efectivos policiales
8. Otras: mayor imposición de pena de muerte, leyes de ocultación de armas, etc.

Los autores retan a sus lectores para que mediten acerca de cuál o cuáles son la causa,
y dan un tip:

“.. otra pista: una de las mayores causas mesurables del descenso del
crimen no aparece en la lista, porque no recibió una sola mención por
parte de la prensa”
Analizan cada una de estas hipótesis mediante una metodología esencialmente
estadística. Observan que una economía sana parece ser una buena explicación de la
caía del porcentaje de delitos. Una economía sana implica disminución del desempleo y
mejores ingresos. Efectivamente, eso disminuye el número de delitos “con motivación
económica directa”, como el robo, el asalto y el robo de autos. Se ha probado que un
punto de descenso en el desempleo, implica una disminución del 1% de estos delitos.
Pero de 1990 a 2000 este tipo
de delitos disminuyó ¡40%! La
economía, pues, no explica la
baja.

Otra hipótesis era que la


delincuencia aumentó en los
60’s porque el sistema judicial
de Estados Unidos fue menos
severo, ya que se pusieron de
moda los derechos humanos de
los detenidos. Los delincuentes
sabían que ahora podía recibir penas menos severas que antes, Pero una vez, más los
datos estadísticos contradicen esta hipótesis. De acuerdo con los datos de los
economistas, entre 1980 y 2000 el número de sentencias por crímenes violentos se
multiplicó por 15. Otro datos, en 2000 había cuatro veces más presos que en 1972. El
temor a los defensores de los derechos humanos, duro poco y la realidad es que las

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sentencias fueron más y más severas. Según Levitt, esto explica quizá una tercera parte
del descenso de la delincuencia, pero no el total

Nuestros autores estudian enseguida la mayor aplicación de la pena de muerte. Todos


los datos estadísticos indican que la ejecución de criminales tiene escaso efecto en las
estadísticas de la criminalidad. Nuestros economistas llegan a una irónica conclusión:
estar en el pabellón de la muerte es más seguro, para la vida, que estar en las calles de
una gran capital. En el pabellón de la muerte pierden la vida el 2% de sus sentenciados.
En la calle muere el 7% de los ciudadanos.

La siguiente hipótesis fue la que considera como causa las innovadoras estrategias
policiales y un mayor número de policías. Es un fenómeno social que cuando la
delincuencia aumenta, la población clama por más policías, dicen Lovitt y Dobner. Y los
políticos suelen otorgar esta concesión, generalmente por fines electorales. Pero hay
casos sonados, que parecen apoyar esta hipótesis. Tal es el caso de la disminución de la
delincuencia en Nueva York durante la administración de Guiliani y su jefe de policía
Bratton. Hecho famoso en todo el mundo.

Según Bratton, el secreto de acabar con la


delincuencia consiste en combatir el detalle.
Levitt llama a esto la “Teoría de la Ventana
Rota”. Si alguien rompe una ventana y no pasa
nada, después romperá una puerta para
entrar a robar. De manera que hay que
combatir las pequeñas faltas (orinarse en el
metro, meterse sin pagar, pedir limosna
agresivamente, limpiar parabrisas de manera
amenazante, etc.) para evitar las mayores.

Levitt y Dubner comentan:

“La ciudad de Nueva York fue una clara innovadora de estrategias


policiales durante el descenso de la criminalidad en los noventas. … Los
índices de homicidio descendieron de un 30.7% por cada 100,000
habitantes en 1990 a 8.4% por los mismos 100,000 habitantes, un
cambio del 73.6%. Pero un análisis detallado de los hechos demuestra
que las estrategias policiales innovadoras probablemente tuvieron escaso
efecto en este enorme descenso.
“Primero, la caída de la criminalidad en Nueva York comenzó en 1990.
Hacia finales de 1993, los delitos violentos (incluido el homicidio) y los
relacionados con la propiedad ya habían descendido un 20%. Sin
embargo, Giuliani no llegó a la alcaldía –y nombró a Bratton jefe de policía
– hasta principios de 1994. El crimen ya iba en descenso antes de que

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ninguno de los dos ocupara su puesto. Y continuaría descendiendo mucho
después de que Bratton fue obligado a dimitir”
Nuestros autores indican que aun cuando en Nueva York, adicionalmente a esas
medidas se aumentó el número de policías en un 45%, los índices de descenso de la
criminalidad ocurrió en todos los estados de la Unión. Los mismos resultados se dieron
en ciudades como Los Ángeles, “ciudad conocida por su pésimo sistema policial”, cuyos
índices de descenso de crímenes fue tan espectacular como en Nueva York.

El control de armas y los cambios en el mercado de las drogas, tampoco explican el


descenso masivo, según los economistas autores del estudio. Dicen que el control tiene
poco significado en Estados Unidos en donde, según sus palabras “hay armas suficientes
para que, si diésemos una a cada adulto, nos quedásemos antes sin adultos que sin
armas” Y esa situación es anterior y posterior al descenso de la delincuencia.
Sabemos bien en México, que el cambio en el mercado de drogas incrementa y no
disminuye lo delincuencia. Cada día hay más crímenes. Los traficantes están dispuestos
a matar a cuanto rival estorba sus negocios. Pero esto, dicen Levitt y Dobner, tiene su
evolución, al menos en Estados Unidos, los traficantes de las calles terminan por
convencerse que arriesgar su vida por un pedazo de territorio cuyos beneficios no son
proporcionales al riesgo, a la larga no vale la pena. Por otra parte, los grandes capos,
que obtienen ganancias enormes, se asesinan entre sí o terminan encarcelados, de
manera que, en las calles, disminuyen los homicidios. Al menos en Estados Unidos de
1991 a 2000 cayó en un 48%.

Finalmente, el envejecimiento de la población


fue analizado como explicación. Lovitt y Dobner
consignan que los criminólogos hablan de que
un incremento de población adolescente
produciría una generación de súper
depredadores. El caso es que el número de
adolescentes aumenta de manera natural
pero, hasta ahora, la delincuencia no lo ha
hecho, además, como consignan estos
economistas:

“El cambio demográfico es un proceso demasiado lento y sutil – no


pasamos de matones adolescentes a señores de la tercera edad en unos
años – para comenzar siguiera a explicar lo repentino del descenso del
crimen.”
Si ninguna de estas hipótesis se confirma, entonces ¿Cuál es la causa central de la
disminución de la delincuencia? Lovitt acepta que algunas de estas acciones, inciden
sobre la disminución de los índices de delincuencia, pero la causa principal, aseguran, no
está entre ellas.

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Según la investigación de Levitt y Dobner, el único hecho que se correlaciona
consistentemente con la disminución de la delincuencia es ¡la legalización del aborto!

Según sus datos, en 1973 ocurrió un hecho clave para el tema que estamos tratando:
este hecho fue el fallo del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso < Roe
contra Wade >. El juez Harry Blackmun dictaminó:

“El perjuicio que el Estado ocasionaría a la mujer embarazada al denegar


su elección resulta evidente… La maternidad, o el aumento de la
descendencia, pueden imponer a la mujer una vida y un futuro angustioso.
El daño psicológico puede ser inminente. El cuidado del hijo puede poner a
prueba su salud mental y física. También existe la angustia, para todos los
involucrados, asociada al niño no deseado, y el problema de criar a un hijo
en una familia que ya es incapaz, psicológicamente o de otra forma, de
cuidad de él”
Esta sentencia legalizó el
aborto en los Estados
Unidos. Un año después de
que fue dictada abortaron
750 mil mujeres, cantidad
equivalente a un aborto
por cada cuatro
nacimientos. Para 1980 el
número de abortos superó
el millón y medio y
alrededor de esa cantidad
la cifra se estabilizó. Y es
que antes del caso Roe vs.
Wade, abortar podría
tener un costo de 500 o
más dólares. En 1980 el
costo rara vez llegaba a los 100 dólares, estaba al alcance de cualquier mujer de
ingresos medianamente bajos.

Lovitt y Dabner citan algunos estudios que indican que los niños NO nacidos debido al
aborto, habrían tenido más del 50% de probabilidades de vivir en la pobreza, de crecer,
además, con uno sólo de sus padres, factores ambos que están relacionados con un
futuro criminal. Otros estudios, dicen, han demostrado que los padres de los
delincuentes tienen en la mayoría de los casos, bajos niveles educativos.

Desde luego, el hecho de que a principios de los 90’s, cuando los hijos no deseados
estuvieron ausentes y comenzó a decaer la criminalidad en los Estados Unidos, puede
ser una extraordinaria coincidencia, más que una relación causa – efecto. Levitt y
Dobner, analizan esa posibilidad y encuentran datos suficientes como para afirman que

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los hechos demuestran que el aborto legal si tiene efectos directos en la disminución de
la criminalidad.

Observaron los índices de criminalidad en cinco estados de la Unión Americana que


habían autorizado el aborto antes de que fuese autorizada en todo el país a partir del
caso < Roe vs Wade>. Estos fueron Nueva York, California, Washington, Alaska y Hawái.
Encontraron que estos cinco estados, que autorizaron el aborto dos años antes que el
famoso caso, la delincuencia, efectivamente comenzó a declinar antes que en los otros
40 estados. Los índices de delincuencia fueron 13% menores y, además, entre 1994 y
1997, el descenso fue del 23%.

Otro dato a favor de la relación causa – efecto entre aborto y disminución de la


delincuencia lo obtuvieron al relacionar el número de abortos por Estado contra índices
de disminución de la delincuencia. La relación matemática fue positiva, a mayor número
de abortos, menor índice de delincuencia. Los máximos logrados en el abatimiento
alcanzaron el 30%.

Otro indicio a favor se encontró al analizar que:

“Antes de los finales de los ochentas, - cuando la primera generación


afectada por la legalización del aborto alcanzaba la edad criminal – no
existía ninguna relación entre el índice de aborto de un estado
determinado y su índice de criminalidad, lo que constituye otro indicio de
que < Roe vs. Wade > fue en efecto el acontecimiento que inclinó la
balanza de la criminalidad. … Además, estudios procedentes de Australia y
Canadá han establecido desde entonces una relación similar entre la
legalización del aborto y el índice de criminalidad.
De hecho, las estadísticas indican un beneficio adicional:

“En la generación posterior a < Roe vs. Wade > no sólo faltaban miles de
jóvenes criminales, sino también miles de madres solteras y adolescentes;
porque muchas de las niñas que no nacieron debido al aborto con mayor
probabilidad habrían repetido las tendencias de sus propias madres”.
Muchos más datos estadísticos confirman que el aborto disminuye la delincuencia. Esto
confirma descubrimientos de la psicología infantil, la cual ha demostrado, a partir de los
trabajos de Bowlby y Ainsworth1, que los hijos no deseados suelen ser tratados de
manera tal, que tienen una predisposición alta a caer en la criminalidad y los actos
violentos.

Lo menos que puede decirse es que resulta sorprendente esa relación entre aborto y
criminalidad. Sube una, disminuye la otra. Pero los mismos autores de este
1
Una lectura sencilla y por lo tanto al alcance de todo el mundo, sobre el tema del efecto de la conducta
paterna en el desarrollo del niño, lo constituye el libro “Relación madre-hijo”, de Heredia Ancona B., editado
por Trillas, México, 2005

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descubrimiento, se preguntan si no se trata de una paradoja que opera totalmente
dentro de la propia criminalidad. El aborto puede ser considerado como un crimen. En
muchos países y en muchos medios, es considerado como tal. De manera que pudiera
concebirse como una situación en la que un crimen incide negativamente en la
frecuencia de otros. El hecho real es que el mundo está dividido respecto al aborto, para
unos es un derecho de la mujer y una medida socialmente sana; para otros, un homicidio
con todas las agravantes.

Desde la perspectiva del aborto como crimen, esta relación entre aborto y delincuencia,
es una acción que deja al Holocausto a nivel de juego de niños. Entre 1973 y 2004,
consignan Levitt y Dobner, se cometieron 37 millones de abortos, una cifra seis veces
mayor al número de judíos asesinados intencionalmente por los nazis, número que se
calcula en 7 millones. Vale la pena meditar sobre el asunto.

Se trata de un asunto altamente polémico, en el cual la frialdad de las correlaciones


estadísticas arroja hechos incuestionables matemáticamente hablando, en tanto que el
pensamiento humanista, opuesto a las matemáticas, intenta comprender todas las
variables no medibles, pero presentes, en tan inusitado problema.

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