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En los Estados Unidos la delincuencia se mantuvo relativamente estable desde los años
40’s del siglo pasado hasta el inicio de los 60’s, cuando súbitamente comenzó a
aumentar y lo hizo de manera tal acelerada y constante que para 1989 era un 80%
mayor que en 1960. Pero no pasó del 80% e inexplicablemente, a partir de 1990,
comenzó a descender. Y lo hizo también de
manera constante. ¿Por qué?
El crecimiento del número de crímenes violentos tenía una tasa de crecimiento tan clara,
a partir de 1960 que criminólogos como James Alan Fox, predijeron, según consignan
Levitt y Dubner, que a la población le esperaba un “baño de sangre” porque no parecía
haber remedio para el constante crecimiento de los delitos tanto violentos como
patrimoniales.
Pero, como dijimos, a partir de 1990, las cosas cambiaron. Y fue para bien.
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Nuestros economistas iniciaron la búsqueda de la explicación de este inesperado
descenso del crimen, a partir de las explicaciones que se publicaron entre 1991 y 2000
en los medios de difusión mejor acreditados y que, explican Levitt y Dubner, tomaron de
la base LexisNexis. Las explicaciones posibles, individuales o combinadas fueron, en
orden de mayor a menor número de menciones, las siguientes:
Los autores retan a sus lectores para que mediten acerca de cuál o cuáles son la causa,
y dan un tip:
“.. otra pista: una de las mayores causas mesurables del descenso del
crimen no aparece en la lista, porque no recibió una sola mención por
parte de la prensa”
Analizan cada una de estas hipótesis mediante una metodología esencialmente
estadística. Observan que una economía sana parece ser una buena explicación de la
caía del porcentaje de delitos. Una economía sana implica disminución del desempleo y
mejores ingresos. Efectivamente, eso disminuye el número de delitos “con motivación
económica directa”, como el robo, el asalto y el robo de autos. Se ha probado que un
punto de descenso en el desempleo, implica una disminución del 1% de estos delitos.
Pero de 1990 a 2000 este tipo
de delitos disminuyó ¡40%! La
economía, pues, no explica la
baja.
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sentencias fueron más y más severas. Según Levitt, esto explica quizá una tercera parte
del descenso de la delincuencia, pero no el total
La siguiente hipótesis fue la que considera como causa las innovadoras estrategias
policiales y un mayor número de policías. Es un fenómeno social que cuando la
delincuencia aumenta, la población clama por más policías, dicen Lovitt y Dobner. Y los
políticos suelen otorgar esta concesión, generalmente por fines electorales. Pero hay
casos sonados, que parecen apoyar esta hipótesis. Tal es el caso de la disminución de la
delincuencia en Nueva York durante la administración de Guiliani y su jefe de policía
Bratton. Hecho famoso en todo el mundo.
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ninguno de los dos ocupara su puesto. Y continuaría descendiendo mucho
después de que Bratton fue obligado a dimitir”
Nuestros autores indican que aun cuando en Nueva York, adicionalmente a esas
medidas se aumentó el número de policías en un 45%, los índices de descenso de la
criminalidad ocurrió en todos los estados de la Unión. Los mismos resultados se dieron
en ciudades como Los Ángeles, “ciudad conocida por su pésimo sistema policial”, cuyos
índices de descenso de crímenes fue tan espectacular como en Nueva York.
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Según la investigación de Levitt y Dobner, el único hecho que se correlaciona
consistentemente con la disminución de la delincuencia es ¡la legalización del aborto!
Según sus datos, en 1973 ocurrió un hecho clave para el tema que estamos tratando:
este hecho fue el fallo del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso < Roe
contra Wade >. El juez Harry Blackmun dictaminó:
Lovitt y Dabner citan algunos estudios que indican que los niños NO nacidos debido al
aborto, habrían tenido más del 50% de probabilidades de vivir en la pobreza, de crecer,
además, con uno sólo de sus padres, factores ambos que están relacionados con un
futuro criminal. Otros estudios, dicen, han demostrado que los padres de los
delincuentes tienen en la mayoría de los casos, bajos niveles educativos.
Desde luego, el hecho de que a principios de los 90’s, cuando los hijos no deseados
estuvieron ausentes y comenzó a decaer la criminalidad en los Estados Unidos, puede
ser una extraordinaria coincidencia, más que una relación causa – efecto. Levitt y
Dobner, analizan esa posibilidad y encuentran datos suficientes como para afirman que
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los hechos demuestran que el aborto legal si tiene efectos directos en la disminución de
la criminalidad.
“En la generación posterior a < Roe vs. Wade > no sólo faltaban miles de
jóvenes criminales, sino también miles de madres solteras y adolescentes;
porque muchas de las niñas que no nacieron debido al aborto con mayor
probabilidad habrían repetido las tendencias de sus propias madres”.
Muchos más datos estadísticos confirman que el aborto disminuye la delincuencia. Esto
confirma descubrimientos de la psicología infantil, la cual ha demostrado, a partir de los
trabajos de Bowlby y Ainsworth1, que los hijos no deseados suelen ser tratados de
manera tal, que tienen una predisposición alta a caer en la criminalidad y los actos
violentos.
Lo menos que puede decirse es que resulta sorprendente esa relación entre aborto y
criminalidad. Sube una, disminuye la otra. Pero los mismos autores de este
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Una lectura sencilla y por lo tanto al alcance de todo el mundo, sobre el tema del efecto de la conducta
paterna en el desarrollo del niño, lo constituye el libro “Relación madre-hijo”, de Heredia Ancona B., editado
por Trillas, México, 2005
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descubrimiento, se preguntan si no se trata de una paradoja que opera totalmente
dentro de la propia criminalidad. El aborto puede ser considerado como un crimen. En
muchos países y en muchos medios, es considerado como tal. De manera que pudiera
concebirse como una situación en la que un crimen incide negativamente en la
frecuencia de otros. El hecho real es que el mundo está dividido respecto al aborto, para
unos es un derecho de la mujer y una medida socialmente sana; para otros, un homicidio
con todas las agravantes.
Desde la perspectiva del aborto como crimen, esta relación entre aborto y delincuencia,
es una acción que deja al Holocausto a nivel de juego de niños. Entre 1973 y 2004,
consignan Levitt y Dobner, se cometieron 37 millones de abortos, una cifra seis veces
mayor al número de judíos asesinados intencionalmente por los nazis, número que se
calcula en 7 millones. Vale la pena meditar sobre el asunto.