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Sexualidad humana

Fragmentos del texto “FREUD: Una aproximación a la formación profesional y la práctica


docente”

Freud observa una particularidad de la vida sexual humana (dejará constancia de sus
observaciones, descubrimientos y reflexiones en Tres ensayos de teoría sexual, texto publicado
en 1905). Observa que el objeto sexual y las metas sexuales en los seres humanos son
variables. Por objeto sexual define aquello de lo cual parte la atracción sexual y sobre lo cual se
alcanza la satisfacción sexual; es decir, aquello que provoca la atracción (regularmente una
persona). Por meta sexual, las acciones llevadas a cabo para lograr la satisfacción. Observa que
hay hombres que no tienen por objeto sexual una mujer sino otro hombre; mujeres que no
tienen por objeto sexual a un hombre sino otra mujer, personas adultas que tienen por objeto
sexual a menores, a cosas, a animales. También observa que hay hombres y mujeres que,
cuando entran en relación, no tienen por meta el coito sino que desarrollan acciones sádicas,
masoquistas, voyeristas, exhibicionistas, o bien estas acciones son condición de necesidad para
que puedan lograr la excitación necesaria para consumar el coito. Observa asimismo que estas
metas existen en hombres y en mujeres combinándose con las variaciones respeto al objeto
sexual.

Freud realiza otra impresionante observación para su época: la existencia de conductas


sexuales en los niños. (…) Ha definido que la sexualidad no es igual a genitalidad. La genitalidad
es una de las formas posibles de la sexualidad. El diccionario de Psicoanálisis de Jean Laplanche
y Jean Baptiste Pontalis define sexualidad del siguiente modo: “En la experiencia y en la teoría
psicoanalítica, la palabra sexualidad no designa solamente las actividades y el placer
dependientes del funcionamiento del aparato genital, sino toda una serie de excitaciones y de
actividades, existentes desde la infancia, que producen un placer que no puede reducirse a la
satisfacción de una necesidad fisiológica fundamental (respiración, hambre, función excretora,
etc) y que se encuentran también a título de componentes en la forma llamada normal del
amor sexual”

Asimismo Freud ha definido al concepto de pulsión. De la observación de las


desviaciones sexuales ha inferido que la sexualidad humana no se rige por el instinto. Este da
lugar a conductas heredadas, reiterativas, iguales o muy semejantes para los individuos de una
especie (conductas predeterminadas). Si la sexualidad humana puede tener objetos sexuales
diversos y diferentes metas, entonces el concepto mismo de instinto no alcanza a abarcarla, a
explicarla. La palabra alemana trieb (pulsión) será la utilizada por Freud para enmarcar
conceptualmente la sexualidad humana. El objeto sexual y la meta sexual en los seres
humanos son contingentes, es decir, no están predeterminados por la especie y se construyen
en el desarrollo del sujeto, recorriendo distintos avatares y pudiendo dar como producto
diversos resultados.
Apoyo o anáclisis

La sexualidad humana va constituyéndose por apoyo o análisis ¿Qué quiere decir esto? Que la
sexualidad humana nace apoyándose en una función biológica, derivándose de ella,
desprendiéndose e independizándose de la misma. Freud observa que los bebés hacen un
chupeteo sobre sus propios labios después de haber sido alimentados, sin tener hambre.
Concluye que el mismo es llevado a cabo por puro placer, porque produce una sensación
placentera en los labios. A partir de la actividad que el bebé realiza para mamar (función
biológica) descubre un placer concomitante en la zona. Ese plus de placer (que ya no tiene que
ver con la función alimenticia en sí misma sino que se desprende de ella) buscado
independientemente de la necesidad biológica, es sexualidad. Entonces la necesidad y la
satisfacción de la necesidad quedarán referidas a la función biológica; el deseo y la búsqueda
de realización del deseo, a la sexualidad. Una cosa es la satisfacción de una necesidad y otra
diferente es el placer sexual. Sexualidad es, por tanto, en la teoría freudiana, esa búsqueda de
placer en sí mismo. Una vez constituida la sexualidad opera sobre la función biológica, es decir
que por ejemplo en el acto de amamantamiento ya no se pone en juego solo una función
biológica sino que esta actividad entraña también sexualidad. Lo mismo ocurre, por ejemplo,
con la defecación y la micción; dejan de ser situaciones puramente funcionales en tanto pasan
a estar sexualmente teñidas.

Fuente: Rivelis, Guillermo, Freud: una aproximación a la formación profesional y la práctica


docente, Buenos Aires, Noveduc, 2009

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