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Comentario J 33

Tomado de: Bowen - Hobson, Teorías de la Educación: Innovaciones


importantes en el pensamiento educativo occidental, ¡f')

Limusa, México, 2004, (pp. 133-161). Selecciones


Las selecciones de Rousseau se hall tomado todas del Emilio y abarcan los
cuatro primeros libros. que comprenden los periodos' de la infancia (edad de
cero-2). niñez (2-12). primera adolescencia (12-15) Y adolescencia (15-20).
Toda la obra del Emilio es muy lIoluminosa (más de 600 páginas en la edición
francesa estándar de Garnier). por lo que los extractos que aqui se presentan
se han abreviado o salteado lo posible para resaltar sus puntos de vista
esenciales en educación. y en particular sus ideas sobre la educación individua-
lista y natural.---;':~\\·~N.f(~~ ,1r: j_0 \-~-'\,VC<l\..
\?) ~("')~)r.~.\.\ .::X: :;~Jt') n·\~..Ji.·l-''''~;'

Emilio
Libro 1
Todo sale perfecto de manos del autor de la naturaleza; en' las del hombre
todo degenera. A esta tierra, la fuerza a que dé las producciones de otra; los
climas, los elementos, las estaciones los mezcla y los confunde; estropea su
perro, su caballo, su esclavo; todo lo trastorna, todo 10 desfigura; nada le place
como lo formó la naturaleza; nada ni aun el hombre, que necesita amañarlo y
configurarlo a su antojo como a los árboles de su vergel.
En el actual estado de cosas, el más desfigurado de todos los mortales
sería el que desde su cuna a sí propio le dejaran abandonado; en éste, le
sofocarían su naturaleza los prejuicios, la autoridad, el ejemplo, todas las
instituciones sociales en que vivimos sumidos, sin sustituir otra cosa. Seme-
jante al arbolillo nacido en mitad de una vereda, que muere en breve sacudido ¡
por los caminantes que tiran en todas direcciones de sus ramas. ~-..e =2Jw>.'¡i'c 3",~_ r
A las plantas las endereza el cultivo y a los hombr~a educación. Débiles ':.é.-"-u.~:':f .
nacemos y necesitamos de fuerzas; desprovistos nacemos de todo y necesi- \":(0),,, \ Il,.-.
tamos de asistencia; como empezamos sin inteligencia necesitamos de juicio. :0.0. \~:ifS(i-\.J
T~.'?_.c_I;l!!lJ2.....!!20.i!!!a..
__ necesitamos siendo adultos, eso lo '. l.; _ 1
~ nacer y cU!!p..!9.
debemos a la educación. La educación es efecto de la naturaleza, de los hombres
o-de-fas-"Cosas':-Laeducación de la naturaleza es la del desarrollq !.!.l!~m.9de \1\V<J'
n~tras fac!:l!.~~~~ nuestro~.2!~2.s. L.ª--~gcación de los hombr~~_~~_~l uso ,....r.\-u.(.1)..~'_r
~..nQ.s ..~l'il!!L~~~Q~ de est~..~g!!-ºl!9.Lo gue nuestra experiencia propia nos ¡
da a conocer acerca de los objetos ..9..~rcibimos es la educación deJ~~~osas.i
Así, cada uno de nosotros recibe lecciones de estos tres maestros. Nunca saldrá
bien educado ni se hallará en armonía consigo mismo, el discípulo que tome de
ellos lecciones contradictorias; sólo ha dado en el blanco y vivirá una vida
consiguiente, aquel que vea conspirar todas a un mismo fm y versarse en los

• Tomada (resumida) de Emilio O de la Educación. versión publicada por Editorial


Porrúa, México.
(5\
\
I
134 Rousseau

mismos puntos; éste solo merecerá el título de bien educado. De estas tres
No contemplo instituciones
Comentario

públicas, esos risibles establecimientos


135

que
educaciones distintas, la de la naturaleza no pende de nosotros, y la de las cosas
sólo en parte está en nuestra mano. llaman colegios. Tampoco haré mención de la educación del mundo, porque
La única de que somos de verdad los árbitxg.~."~lª,,"g_UQ~.tlOmlJre~, y esto como ésta se propone fines contrarios, ninguno consigue, y sólo ..es buena para
todavía úna
es supüsidéiii:-'Pofcjue"--¿qu;r;;- puede esperar que ha de dirigir hacer dobles a los hombres, en apariencia preocupados por los demás, pero en
enteramente los razonamientos y las acciones de todos cuantos a un niño se realidad interesados sólo en. sí mismos. Nace de estas contradicciones la que
acerquen? nosotros mismos experimentamos sin cesar. Arrastrados por la naturaleza y
Sólo por suerte se puede dar en el blanco. ¿Qué blanco es éste? Es el los hombres en sendas contrarias, tomamos una dirección compuesta que ni a
mismo de la naturaleza. Una vez que para su recíproca perfección es necesario una ni a otra meta nos lleva. De esta suerte confundidos, fluctuantes durante
la carrera de la vida, la concluimos sin habernos podido ponemos de acuerdo
que concurran las tres educaciones, hemos de dirigir las otras dos a aquella en
que ningún poder penetre. Pero, como acaso la voz de naturaleza tiene una con nosotros mismos y sin ser de provecho ni para nosotros ni para los demás.
Quédanos, pues, la educación doméstica, la de la naturaleza. Pero ¿qué
significación sobrado vaga, conviene que procuremos fijarla. Nos dicen que la
aprovechará a los demás, un hombre educado únicamente para él? Si por
naturaleza no es otra cosa que el hábito. ¿Qué quiere decir esto? ¿No hay
ventura los dos objetos que nos proponemos pudieran ambos reunirse en uno
hábitos contraídos por fuerza y que nunca sofocan la naturaleza, como por
ejemplo el de las plantas, en que se ha impedido la dirección vertical? Así que solo, quitando las contradicciones de la vida, removeríamos un grande estorbo
11 para su felicidad. Para decidir el punto fuera preciso ver al hombre ya
dejan la planta libre, si bien conservan la inclinación que la han precisado a
I~
que tome, no por eso ha variado la primitiva dirección de la savia, y si formado, en una palabra, fuera preciso conocer al hombre maduro, al hombre
natural. Esta es nuestra meta de investigación en este libro. '
¡¡Il..: . continúa la vegetación, otra vez se torna en vertical su prolongación. Lo
¿Qué tenemos que hacer para la formación de este raro mortal? Mucho
ti mismo sucede con las inclinaciones de los hombres. Mientras que permanecen
sin duda; estorbar que hagan nada. Cuando sólo se trata de navegar contra
en un mismo estado, pueden conservar las que resultan de la costumbre y
menos naturales son; pero luego que varía la situación, se gasta la costumbre y el viento, sebordea; pero si está alborotada la mar y quieren que no se mueva
¡I~;t el navío, es preciso aferrar el áncora.
'¡~ la naturaleza se reafirma.
I,~f¡.,. Nacemos sensibles, ~e que nacemos excitan en nosotros diversas En el orden social en que están todos los puestos señalados, debe ser
il.,H!·.: impresiones los objetos gue nos rode'!!l. Luego que tenemos, por decirlo así, la cada uno educado para el suyo. Si un individuo formado para su puesto sale
nU1·!¡'t
~~r.~;
~i~r ¡~
.QQru;.i!m.Gill....Q.~_nue]!tras
sensaciones, tendemos a poseer o evitar los objetos que
las producen: primero porque son aquéllas placenteras o desagradables; luego,
de él, ya no vale para nada. En Egipto, donde estaban los hijos obligados a
seguir la profesión de sus padres, tenía a lo menos la educación un blanco
I~; i¡ según la conformidad o discrepancia que entre nosostros y dichos objetos determinado; en nuestros países donde las jerarquías son rígidas, pero los
¡!~: l' hallamos, y fmalmente según el juicio que de ellas hagamos en referencia a la hombres en ellas cambian sin cesar, nadie sabe si cuando educa a su hijo para
su rango, se afana en detrimento de él.
'·'!;i~! idea de felicidad o perfección que nos ofrece la razón. Estas disposiciones de
~~!::, simpatía o antipatía crecen y se fortifican a medida que aumenta nuestra Como en el estado natural, todos los hombres son iguales, su común
sensibilidad y nuestra inteligencia; pero tenidas a raya por nuestros hábitos las vocación es el estado de hombre; y aquel que para éste hubiera sido bien
"I,l~l·
~I alteran más o menos nuestras opiniones. Antes de que se alteren, constituyen criado, no puede desempeñar mal aquello que con él tengan conexión. Poco
It.I.:; lo que llamo yo en nosotros la naturaleza. Deberíamos por tanto referirlo me importa que destinen a mi alumno para la tropa, para la iglesia o para el
~, todo a nuestras disposiciones primarias. foro; que antes de la vocación de sus padres le llamó la naturaleza a la vida
Así podría ser en efecto, si nuestras tres educaciones sólo fueran distintas; humana. El oficio que enseñarle quiero es vivir. Convengo en que cuando salga
!.,II,.l\, de mis manos, no será ni magistrado, ni militar, ni clérigo; será, sí; primero
11': ~, pero, ¿qué hemos de hacer cuando son opuestas, y cuando en vez de educar a
)¡¡ uno para sí propio, le quieren educar los demás? La concordancia es entonces hombre, todo cuanto debe ser un hombre, y sabrá serIo, si fuere necesario, tan
'"j,\1:.
1.,:: ...
imposible, y precisados a oponemos a la naturaleza o a las instituciones bien como el más aventajado; en balde la fortuna le mudará de lugar, que
1:",
siempre él se encontrará en el suyo ...
i~i V sociales, es forzoso escoger entre formar a un hombre o a un ciudadano, no
1~~,I( pudiendo ser uno mismo una cosa y otra. De estos objetos por necesidad Un hombre de nivel social elevado, me propuso que educara a su hijo.
I¡." Pero como ya tuve experiencia me sentía inepto y rehusé. En vez de la difícil
,ir opuestos, proceden dos formas contrarias de institución: una pública y común,
tarea de educar al niño, ahora emprendo la más fácil de escribir al respecto.
!:,!t otra p articular y doméstica.
Para proporcionar detalles y ejemplos que sirvan de ilustración de mis opinio-
ihl II'\+'(l\\\),~t. Quien se quiera formar idea de la pública educación, lea la República de
lP ,¡y.~L El.?tQn.•..illd.~.,1)9_..~.L U!lª- ..9.QIª--~e_.p.Ql.í!!s.ª c,<:Jl!!.9.pi,e_l"!gnJ<:Js.qlJ.e
..sólo ...p.()r..J.os nes y evitar descarriarrne por especulaciones etéreas, propongo aplicarrne a la
!iMos-.ful~IL_d.e los .1JJ~.rQ§.Jino eLl!!.~2lc;.~nte_!!,.?-..!-~c!?~.e_duca<j9.!!....q~e educación de Emilio, que es un alumno imaginario, desde la niñez a la adultez.
Lt<'V)7CR
Doy por sentado que soy la persona apta para tal menester, por 10 que hace a
), l' L~\,~' haya escrito. Hoy no existe la institución pública, ni puede existir, porque la edad, salud, conocimiento y talentos.
donde no hay patria no puede haber ciudadanos. Ambas palabras, patria y
ciudadanos, se deben borrar de los idiomas modernos. El tutor no está obligado a su cargo por los vínculos de la naturaleza que
'\
tiene el padre, y así disfruta del derecho de elegir a su alumno; especialmente,
136 Ro usseau
Comentario 137

como en este caso, si está suministrando un modelo para la educación de los


exhiba en el mismo orden a su entendimiento; pero como sólo atiende a sus
demás niños. Presumo que Emilio no es ningún genio, sino un niño de sensaciones, basta primero mostrarle con distinción la conexión de estas
capacidades normales; que es habitante de un clima templado, puesto que sólo mismas sensaciones con los objetos que las causan. Quiere ,el niño tocarlo
en los climas templados los seres humanos logran desarrollarse por completo; todo, manejado todo, No nos opongamos a esta inquietud; por 'ella aprende a
que es rico, puesto que sólo los ricos tienen necesidad de educación natural sentir el calor, el frío, la dureza, la blandura, el peso, la ligereza de los
que los haga aptos para vivir en todas las condiciones; que es un huérfano para cuerpos, a juzgar de su tamaño, su figura y todas las cualidades sensibles,
todos los fines y propósitos, cuyo tutor, al haber asumido los deberes de sus mirando, palpando, escuchando, especialmente comparando la vista con el
progenitores, tendrá el derecho a controlar todas las circunstancias de su tacto,
educación; y por fin, que es un niño bien conformado, robusto y sano,
Libro II
Nacemos aptos para aprender, pero sin saber nada ni conocer nada. Ni
siquiera la conciencia de su existencia propia tiene el alma encadenada en Hombres, sed humanos, que es vuestra obligación primera; amad la infan.
imperfectos y no bien conformados órganos. Son los gritos del niño recién cia; favoreced sus juegos, sus deleites, su amable instinto. ¿Quién de vosotros
nacido efectos puramente mecánicos, privados de inteligencia y voluntad. no ha deseado alguna vez tornarse a aquella edad, en que está siempre vagando
Las primeras sensaciones del niño pertenecen por completo al reino de los la risa por los labios y en que siempre está serena el alma? ¿por qué queréis
sentidos y sólo se distinguen en ellas placer o dolor. No pudiendo andar ni estorbar que disfruten los inocentes niños de esos fugaces momentos que tan
!i!;, rápidos huyen? ;,
agarrar, necesitan de mucho tiempo para formarse poco a poco las sensaciones
!¡J\ representativas que les introducen a los objetos del mundo exterior; pero antes Oigo los clamores de esa falaz sabiduría que sin cesar nos lanza fuera de
de que se extiendan esos objetos, que se desvíen, por decirlo así, de sus ojos, nosotros, que desdeña al tiempo presente, siempre corriendo sin tomar aliento
y adquieran para ellos figuras y dimensiones, la reaparición reperida de las en pos del porvenir que huye al paso que nos adelantamos. Ahora es tiempo,
sensaciones los sujeta al imperio del hábito. Se les ve volver sin cesar los ojos respondéis, de corregir las malas inclinaciones del hombre. En la edad de la
hacia la luz, y si les viene de lado, tomar insensiblemente esta dirección; de infancia en que menos se sienten las penas, conviene multiplicárselas para
manera que es menester tener cuidado de ponerles la cara enfrente de la luz, evitadas en las de la razón. ¿Quién nos dijo, empero, que estuviese en vuestra
para que no se tornen bizcos ni se acostumbren a mirar de reojo , También es mano ese arreglo y que todas esas bellísimas instrucciones con que abrumáis el
preciso habituarlos cuanto antes a la obscuridad; si no, llorarán y gritarán entendimiento de un niño, no le hayan de ser un día más perjudiciales que
cuando no ven la luz. El alimento y el sueño medidos con sobrada exactitud provechosas? ¿Cómo me probaréis que esas malas inclinaciones de que queréis
les viene a ser necesario al cabo de los mismos intervalos, y en breve no curarle no son debidas mucho más a vuestros mal entendidos afanes que a la
proviene el deseo de la necesidad sino del hábito, o más bien éste añade otra naturaleza?
necesidad a la natural; cosa que es preciso evitar. Si no corremos en pos de imaginaciones fantásticas, no nos olvidemos
El único hábito que se debe dejar que tome el niño es el de no contraer tampoco de lo que conviene a nuestra condición. La humanidad tiene su lugar
ninguno; no llevarlo más en un brazo que en otro; no acostumbrarle a en el orden de las cosas, y el niño el suyo en el orden de la vida humana. Es
presentar una mano más que otra; a servirse más de ella, a comer, a dormir y necesario considerar al hombre en el hombre y al niño en el niño. Todo
a hacer tal o cual cosa a la misma hora; a no poder estar solo de día y de cuanto para su bien podemos hacer es señalar a cada uno su lugar, colocarle
noche. Preparar de antemano el reinado de su libertad y el uso de sus fuerzas, en él y coordinar las pasiones humanas según la constitución del hombre: lo
dejando el hábito natural a su cuerpo y poníéndole en el estado de ser siempre demás pende de causas extrañas que no están en nuestra mano. No sabemos
dueño de sí propio, y hacer en todo su voluntad así que la tenga. qué cosa sea dicha absoluta; todo en esta vida esta mezclado; ningún senti-
En cuanto empieza a distinguir el niño los objetos, es importante escoger miento tenemos puro, ni permanecemos dos momentos en un mismo estado.
bien los que se le enseñen. Todo lo nuevo interesa naturalmente al hombre, Comunes son en todos el bien y el mal, pero en distinta medida. El que
Tan débil se siente que tiene miedo de todo cuanto no conoce; este miedo 10 menos penas padece es el más feliz, y el más miserable el que menos placeres
disipa el hábito de ver objetos nuevos sin recibir daño. Los niños criados en disfruta. Siempre más pesares que alegrías: esa diferencia es común a todos.
casas limpias donde no se consienten telarañas tienen miedo de las arañas, y La felicidad humana no es más que un estado negativo que ha de medirse por
muchas veces lo conservan cuando mayores r. Nunca he visto aldeano, sea la menor cantidad de males que se padecen, Todo sentimiento doloroso es
hombre, mujer o niño, que tenga miedo de las arañas. inseparable del deseo de eximirse de él; toda idea de deleite lo es del de
disfrutarle; todo deseo supone privación y todas las privaciones que sentimos
Al principio de la vida, cuando están inactivas la imaginación y la son penosas; así, nuestra miseria consiste en que no están nuestros deseos en
memoria, sólo está atento el niño a 10 que impresiona sus sentidos. Y como proporción de igualdad con nuestras facultades, La persona cuyas facultades
estas sensaciones son los primeros materiales de sus conocimientos, presen- estuviesen al nivel de sus deseos, sería completamente feliz,
társelas en orden conveniente es disponer su memoria a que un día se las ¿Pues en qué se cifra la sabiduría humana o la senda de la verdadera
felicidad? No precisamente en disminuir nuestros deseos, porque si a nuestro
138 R ousseau Comentario 139

poder no alcanzasen, permanecería inerte parte de nuestras facultades, y no causará más tormento que la privación de lo mismo que desea. Primero querrá
gozaríamos todo nuestro ser; ni tampoco en dar ensanche a nuestras facul- el bastón que lleváis; luego pedirá vuestro reloj; después el pájaro que vuela, la
tades, porque si a la par crecieran nuestros deseos más que ellas, nos torna- estrella que ve brillar; en fin, todo cuanto vea; y a menos de ser Dios, ¿cómo
ríamos más infelices; la verdadera felicidad viene con la igualdad del poder y le habéis de contentar? ¿cómo he de creer yo que un niño···así pueda ser
de la voluntad. El único que hace su voluntad es el que para hacerla no nunca feliz? [Feliz él' Es un déspota; es a la par el más vil de los esclavos, y
necesita valerse de otros; de donde se colige que el más apreciable de los la más miserable de las criaturas. Volvamos a la primitiva regla. La naturaleza
bienes no es la autoridad sino la libertad. El hombre verdaderamente libre sólo formó a los niños para que fuesen amados y socorridos; ¿empero los formó
quiere lo que puede, y hace lo que le conviene. Esta es mi máxima funda- acaso para que los acatasen o temiesen? ¿Hay en el orbe un ser más flaco,
mental; trato de aplicarla a la infancia, y veremos derivarse de ella todas las más miserable, más a merced de cuanto le rodea, que más necesite piedad,
reglas de educación. Hay dos especies de dependencias: la de las cosas, que solicitud y amparo que un niño? ¿Pues qué cosa hay más repugnante, más
nace de. la naturaleza; y la de los hombres, que se debe a la sociedad. Como la contraria al orden, que ver un niño imperioso y de mala condición, dar
dependencia de las cosas carece de toda moralidad, no perjudica a la libertad ni órdenes a todos de cuantos le cercan, y tomar con descaro el tono de amo
engendra vicios; y como la de los hombres es desordenada, los engendra todos. Si para aquellos a quienes basta abandonarle para que él perezca?
algún modo hay de remediar esta dolencia de la sociedad, consiste en sustituir la Por otra parte, ¿quién no ve que la flaqueza de la edad primera encadena
ley al hombre y en armar las voluntades generales con una fuerza real, mayor al niño de tantas maneras que es inhumanidad añadir a esta sujeción la de
que la acción de toda voluntad particular. nuestros antojos, privándole de una libertad tan limitada, de q\le tan poco
Mantened al niño en la sola dependencia de las cosas, y en los progresos puede abusar? Puesto que con la edad de razón empieza la servidumbre civil,
de su educación seguiréis el orden de la naturaleza. Nunca presentéis a sus ¿para qué hacer que a ella preceda la servidumbre privada? Consintamos que
livianas voluntariedades obstáculos que no sean físicos, ni castigos que no haya un instante en su vida exento de este yugo que no nos impuso la
procedan de sus mismas acciones; sin prohibirles que hagan daño, basta con naturaleza, y dejemos a lainfancia el uso de la libertad natural.'
-;:;í estorbárselo. Vuelvo a la práctica. Ya he dicho que nada se le debe dar a nuestro hijo
::¡ I~
Guardaos en especial de enseñar al niño vanas fórmulas de cortesía, que porque lo pide, sino porque lo necesita, y que no debe hacer nada por

\11- -, cuando sea necesario le sirvan de palabras mágicas para sujetar a su voluntad a
todos cuantos le rodean, y conseguir al instante lo que le acomode. Yo, que
obediencia sino sólo por necesidad; de suerte que las voces obedecer y mandar
se proscribirán de su diccionario, y más todavía las de obligación y deber;
:1 menos temo que el niño sea descortés que arrogante, más quiero que diga pero las de fuerza, necesidad, debilidad y precisión deben ocupar mucho lugar.
rogando I11lsesto, que mandando, te ruego; pues no me importa el término de Antes de la edad de la razón, no es posible carecer de idea de los seres
lIr1 que se vale, sino la significación que le da.
Un exceso hay de rigor, y otro de indulgencia. Si dejáis que padezcan los
morales, ni de las relaciones sociales; por tanto, se ha de evitar cuanto fuere
posible el uso de las voces que las expresan, no sea que aplique el niño al
"li niños, aventuráis su salud divina y los hacéis miserables al presente; si los punto a estas voces ideas falsas que luego no sabremos o no podremos
. :! preserváis con sobrado esmero de todo género de desazón, les preparáis grandes destruir.
miserias, los sacáis del estado de hombres, al cual, a despecho vuestro, Discurrir con los niños era la máxima fundamental de Locke, y hoyes la
volverán un día. más usada; pero parece que no es el fruto que de ella se saca 10 que debe
Me diréis que incurro en el caso de aquellos malos padres a quienes hacerla muy apreciable, y yo por mí no veo cosa más tonta que esos niños
culpaba por sacrificar la felicidad de sus hijos a la consideración de un tiempo con quienes tanto han discurrido. Entre todas las facultades del hombre, la
remoto, que puede no venir nunca. No es así; porque la libertad que doy a mi razón, que por decido, así, es un compuesto de todas las demás, es la que con
alumno, le resarce con usura de las leves incomodidades a que dejo que se más dificultad y lentitud se desenvuelve. ¡Y de ella se quieren valer para
exponga. Veo a unos tunantillos jugando con la nieve, cárdenos, arrecidos y desenvolver las primeras! La obra maestra de una buena educación es formar
! que apenas pueden menear los dedos; en su mano está el irse a calentar, y no un hombre racional; iY pretenden educar a un niño por la razón! Eso es
¡ lo hacen; si los precisasen a ello cien veces, más sentirían el rigor del mandato, empezar por el fin. Si 'los niños escuchasen la razón, no necesitarían que los
que sienten el del frío. ¿Pues de que os quejáis? ¿Hago miserable a vuestro educaran:
hijo, exponiéndolo a incomodidades que él quiere padecer? Le hago feliz en En vez de apelar a la razón, hay que decir al niño: "No se debe hacer
el instante actual dejándole libre, y le preparo a que lo sea en lo venidero, eso" "¿Y por qué no se debe hacer?" "Porque está mal hecho" "¿Por qué
armándose contra los males que debe sufrir. Si le diesen a escoger entre ser está mal hecho?" "Porque está prohibido" "¿Por qué está prohibido?"
alumno vuestro o mío, ¿pensáis que vacilase un instante? "Porque está mal hecho". Este círculo es inevitable: salid de él, y no os
¿Sabéis cuál es el medio más seguro de hacer miserable a vuestro hijo? entiende el niño. Conocer el bien y el mal, penetrarse de la razón de las
Acostumbrarle a conseguirlo todo, porque como crecen sin cesar sus deseos obligaciones humanas no es cosa de niños.
con la facilidad de satisfacerlos, tarde o temprano os precisará la impotencia, La naturaleza quiere que éstos, antes de. ser hombres sean niños. Si
mal que os pese, a venir a una negativa; no estando acostumbrado, ésta le queremos invertir este orden, produciremos frutos precoces que no tendrán
140 Rousseau Comentario 141

madurez ni gusto, y que se pudrirán muy presto; tendremos doctores, mucha-


daño sin obrar mal, porque la acción mala pende de la intención de causar
chos y viejos niños. Tiene la infancia modos de ver, pensar y sentir que le son
daño, y nunca tendrá tal intención. Dejando a los niños con entera libertad de
peculiares; no hay mayor desatino que querer imponerle los nuestros. Tanto
ejercitar su atolondramiento, conviene desviar de ellos todo cuanto pudiera
equivale exigir que tenga un niño dos metros de alto, como razón a los diez
hacerle costoso el daño, y no dejarles a la mano cosa ninguna frágil y preciosa.
años. Adórnese su estancia con muebles toscos y sólidos, sin espejos, porcelanas ni
Tratad a nuestro alumno conforme a su edad; ponedle desde luego en su
efectos de lujo. En cuanto' a mi Emilio, que educo en el campo, no habrá en
lugar, y retenedle de manera que no haga tentativas para salir de su puesto.
su cuarto nada que le distinga del de un jornalero. Si no obstante vuestras
Entonces será práctico en la lección más importante de la sabiduría, antes de
precauciones sucediera que cometa el niño algún desorden, que rompa algún
saber lo que es ésta. No le deis órdenes de ningun tipo; ni dejéis que imagine
,1: mueble, no le castiguéis por la negligencia vuestra; no le dejéis ni columbrar
siquiera que pretendáis tener sobre él autoridad ninguna. Que sepa sólo que es
siquiera que os ha dado un disgusto. Portaos exactamente como si hubiera
!. débil y vos sois fuerte; que por su estado y el vuestro os está necesariamente
roto el mueble por acaso; finalmente, creed que no habréis logrado poco si
¡ supeditado. Sienta cuanto antes sobre su altiva cabeza el duro yugo a que
sujeta la naturaleza al hombre, el pesado yugo de la necesidad, bajo el cual es
podéis no decirle nada.
¿Me atreveré a exponer aquí la regla más grande, la más importante, la
fuerza que todo ser fmito se rinda. No le vedéis las cosas de que deba más útil de toda la educación? Pues no es el ganar tiempo, sino el perderle. El
abstenerse, estorbadle que las haga sin explicación ni raciocinio. Lo que le intervalo más peligroso en la vida humana desde el nacimiento hasta la edad
concedáis concededlo a la primera palabra que diga, sin importunidades, sin de doce años, que es cuando brotan los errores y los vicios, sin que haya
ruegos, y más que todo sin condiciones. Conceded con gusto, y no neguéis sin todavía instrumento ninguno para destruirlos; y cuando viene el instrumento
pesar, pero sean irrevocables todas vuestras repulsas. Sea el 110 dicho un muro son tan hondas las raíces que ya no es tiempo de arrancarlas. Sería necesario
de bronce, contra el cual cuando haya probado el niño cinco o seis veces sus que no se valiesen de su airna hasta que poseyese ésta todas sus facultades.
fuerzas no se empeñará más en derrumbado. ASÍ, la educación primera debe ser meramente negativa. Consiste, no en
Es cosa muy extraña que desde que se ocupan los hombres en la
enseñar la virtud ni la verdad, sino en preservar de vicios el corazón y de
educación de los niños, no hayan imaginado otros instrumentos para conducir-
errores el ánimo. Si pudierais no hacer nada, ni dejar hacer nada; si pudierais
los, que la emulación, los celos, la envidia, la vanidad, el ansia, el miedo, todas
traer sano y robusto a vuestro alumno hasta la edad de los doce años, sin que
las pasiones más peligrosas las que más pronto corrompen el alma. Desatinados
supiera distinguir su mano derecha de la izquierda; desde vuestras primeras
institutores piensan de buena fe que lo aciertan, cuando los hacen malos por
lecciones se abrirían los ojos de su entendimiento a la razón, sin resabios ni
enseñarles qué sea la bondad. Luego nos dicen con magistral gravedad: ése es
preocupaciones en ausencia tanto de vicios como de hábitos, nada habría en él
el hombre. Sí; ése es el hombre que vosotros habéis formado. Todos los
que se opusiera a los efectos de vuestra enseñanza y cuidada.
instrumentos se han probado, menos uno, precisamente el único que puede
Obrad en todo al revés de lo que se usa y casi siempre haréis bien. Como
surtir efecto: la libertad bien aplicada. no quieren que el niño sea niño sino que sea doctor, los padres y los maestros
No déis a vuestro alumno lección verbal de ninguna especie, pues sólo la
no ven' la hora de enmendar, corregir, reprender, acariciar, amenazar, pro-
experiencia debe ser su maestra. Ni le impongáis ningún género de castigo,
meter, instruir, hablar en razón. Haced cosa mejor: sed racional y no racicci-
porque no sabe qué cosa sea cometer culpa. Privado de toda moralidad en sus
néis con vuestro alumno, en especial para hacer que apruebe lo que le
acciones, nada puede hacer que sea moralmente malo, ni que merezca repren-
desagrada, porque traer al retortero la razón en cosas desagradables concluye
sión o castigo. por hacérsela fastidiosa. Ejercitad su cuerpo, sus órganos, sus sentidos, sus
Sentemos como incontestable máxima que siempre son rectos los movi-
fuerzas, pero mantened ociosa su alma cuanto más tiempo fuere posible. Dejad
mientos primeros de la naturaleza: no hay perversidad original en el pecho
humano. No se halla en él un solo vicio que no se pueda decir cómo Y por que madure la infancia en los niños ...
qué se introdujo. La única pasión natural del hombre es el amor de sí mismo,
No es mi ánimo detenerme en las más pequeñas circunstancias, sino sólo
o el amor propio tomado en sentido lato. Este amor propio, en sí, es útil y
sentar las máximas generales y dar ejemplos en los lances difíciles. Tengo por
bueno, y como no tiene relación necesaria con otro, en este respecto es
imposible que en el seno de la sociedad pueda llegar un niño a la edad de
naturalmente indiferente: sólo por la aplicación que de él se hace. y las
doce años sin que se le dé alguna idea de las relaciones de hombre a hombre y
relaciones que se le dan, se torna bueno o malo. Hasta que pueda encenderse
la moralidad de las acciones humanas. Basta con esmerarse en que no le sean
la antorcha del amor propio, que es la razón, conviene que no haga nada un
necesarias estas nociones, hasta lo más tarde que sea posible.
niño porque le ven o le oyen; en una palabra, con respecto a los demás, sino
Nuestras primeras obligaciones son relativas a nosotros; nuestros primitivos
sólo lo que se lo dicte la naturaleza, y entonces no hará cosa que no sea afectos se concentran en nosotros mismos; todos nuestros movimientos natu-
buena. rales se refieren primero a nuestra conservación y a nuestro bienestar. El
No quiere decir esto que nunca haga estrago, que no se haga mal, que no primer afecto de la justicia no nos viene de la que debemos, sino de la que
rompa acaso un mueble rico, si lo encuentra a mano. Pudiera hacer mucho nos deben; y por eso es uno de los defectos de las educaciones comunes el
146 Rousseau
Comentario 147
me dirán, que sepa leer. Convengo en ello: necesario es que sepa leer cuando
sea úti11a lectura. Pero creo que hasta entonces sólo sirve para fastidiarlo. Da la hora. ¡Ah, qué cambio! Empáñanse al instante sus ojos, huye su
Si nada debe de exigirse de los niños por obediencia, se sigue que ninguna alegría; adiós gustos, adiós juegos y retozo. Un hombre severo y. enojado le ase
cosa agradable ni útil pueden aprender, como no conozcan palpablemente el de la mano, le dice con gravedad: "Vamos, niño", y se lo lleva. En el aposento
provecho que les acarrea. Si no, ¿qué motivos les excitaría a aprenderlo? El donde entran veo libros. ¡Libros! ¡Qué tristes muebles para su edad! Déjase
arte de hablar y oír hablar a los ausentes; el de comunicarles desde lejos, sin llevar el pobre niño , echa una desconsolada mirada a cuanto le rodea; calla y
intermedio, nuestros sentimientos, voluntades y deseos, es un arte cuya utili- parte con los ojos arrasados de lágrimas que no se atreve a verter y preñado el
dad se puede hacer palpable a todas las edades. ¿Qué milagro ha convertido pecho de sollozos que no osa exhalar.
tan agradable y útil arte, en tormento de la infancia? ¿El haberla violentado a Ven, amable y venturoso alumno mío, a consolamos con tu presencia de
que se aplique a él contra su voluntad y el usarle para cosas que ella no la partida de ese desdichado. Ya llega, y cuando se acerca siento una impre-
entienda? sión de gozo que él participa. Su amigo, su camarada, el compañero de sus
Figuran que es muy importante averiguar los mejores métodos de enseñar juegos es quien le llama; en su semblante, en su ademán, en su planta, se
a leer. Inventan cartones, barajas, y convierten el aposento de un niño en una anuncian el contento y el desembarazo; brilla en su rostro la salud; sus firmes
imprenta. Locke quiere que aprenda a leer con dados. ¿No es una invención pasos le dan un aspecto de vigor. Delicado su color, sin ser empalagoso, nada
exquisita? Hay un medio más cierto que todos ésos y que siempre echan en tiene de afeminada molicie; ya le han estampado el aire y el sol en honroso
olvido: el deseo de aprender. Infundid al niño ese deseo, que todo método cuño de su sexo; si aún no anima sus ojos el calor del sentirnientq, tienen a lo
será bueno para él. menos toda su nativa serenidad. Tiene la presencia despejada' y libre, no
El interés presente es el único móvil que conduce con certeza y va lejos. insolente y vana.
Algunas veces recibe Emilio de su padre, su madre, sus parientes y sus amigos, Sus ideas son limitadas pero rectas; si nada sabe de memoria, sabe mucho
esquelas de convite para alguna comida, un paseo, una partida de pesca, una por experiencia. Si no lee tan bien como otros niños en nuestros libros, lee
feria; las esquelas son cortas, claras y están muy bien escritas. Es preciso hallar mejor en el de la naturaleza; su entendimiento no está 'en la lengua, sino en su
uno que se las lea y éste no siempre se encuentra a mano, o paga al niño en la cabeza; tiene menos memoria que discernimiento; no sabe hablar más que un
misma moneda la falta de condescendencia que éste tuvo con él el día antes. idioma, pero entiende lo que dice, y si no habla tan bien como los demás, en
Así se dejar pasar la ocasión, la hora. Al fin le leen la esquela, pero ya no es cambio obra mejor.
tiempo. ¡Ah, si hubiera sabido leer! Recibe más cartas y procura leerlas, y No sabe lo que es práctica, estilo, hábito; lo que ayer hizo no influye en
por fin logra descifrar media carta que habla de salir mañana a comer lo que hace hoy; nunca sigue formulario, ni se sujeta a la autoridad o al
requesones ... Pero no sabe dónde ni con quién. ¡Cuántos esfuerzos hace por ejemplo; no obra o habla, sino como le acomoda. No aguardéis, por tanto, de
leer lo demás! Creo que no necesite Emilio cartones. ¿Hablaré ahora del él razonamientos estudiados ni afectados modales; sí sólo la expresión fiel de
escribir? No, que me da vergüenza divertirme con estas boberías en un trabajo sus ideas y la conducta que nace de sus inclinaciones.
de educación ... Hallaréis en él un corto número de nociones morales que se refieren a su
Suponiendo que mi método sea el de la naturaleza, y que en la aplicación actual estado, pero ninguna acerca del estado relativo de los hombres. Hablad-
no me haya equivocado, hemos traído a nuestros alumnos atravesando el país le de libertad, de propiedad y aun de convención: hasta ahí puede saber.
de las sensaciones, hasta la última frontera de la razón pueril. El primer paso Habladle de obligación, de obediencia: no comprende lo queréis decir. Pero
que vamos a dar más allá debe ser un paso de hombre. Empero, antes de decidle: "Si me haces tal favor, te lo agradeceré cuando se ofrezca", y al
empeñamos en esta nueva carrera, demos una ojeada a la que acabamos de punto se dará prisa a complaceros, y si de algún auxilio necesita, se lo pedirá
andar. Cada edad y cada estado de la vida tiene su perfección idónea; su indistintamente al primero que encuentre. Si le otorgáis lo que pide, no os
especie de madurez peculiar. Muchas veces hemos oído hablar de un hombre dará las gracias, pero conocerá que ha contraído una deuda. Si se lo negáis, no
formado; contemplemos a un niño formado. Espectáculo que será más nuevo se quejará ni insistirá; dirá: no podía ser. Nadie se enoja contra la necesidad
y acaso no menos grato para nosotros. bien conocida.
Cuando me figuro a un niño de diez o doce años, sano, robusto, bien Ya se ocupe o se divierta, una y otra cosa son para él indiferentes. Sus
formado para su edad, no excita en mí una idea que no sea grata para el juegos son sus quehaceres; no ve distinción ninguna. A todo cuanto hace,
presente y para lo venidero. Véole listo, vivo, animado, sin roedora solicitud, aplica un conato que causa risa y una libertad que gusta. ¿No es un espectácu-
sin penosa y dilatada previsión, empapado todo en su ser actual y gozando lo que embelesa y mueve, ver a un lindo niño alegres y vivos los ojos, sereno y
una plenitud de vida que parece quiere extenderse fuera de él. Me le figuro en contento el semblante, hacer jugando las cosas más serias, o profundamente
otra edad, ejercitando el sentido, el entendimiento, las fuerzas que en él se Ocupado en los más frívolos pasatiempos?
desenvuelven de día en día: le contemplo niño, y me contenta; imagínole Emilio ha llegado a la mad urez de la infancia, ha vivido vida de niño y no
hombre y me contenta más; su ardiente sangre inflama al parecer la mía; creo ha comprado su perfección a costa de su felicidad. Si ha logrado la plenitud
... que vivo con su vida y me remoza su viveza . de la razon de su edad ha sido venturoso y libre en cuanto lo permitía su
)
constitución. Si la guadaña fatal viene a segar la flor de nuestras p.mpr~n7~.
Comentario 143
142 Rousseau

hablar siempre de sus obligaciones a los niños, y nunca de sus derechos, dientes, y los fuerzan a que aspiren a la dicha de no tener necesidad de
empezando por decides lo contrario de lo que necesitan, cosa que ni pueden encomendarse a Dios. Para inspirad es la caridad, les hacen dar limosna, como
entender ni les interesa. si esto fuera un asunto propio sólo de niños. Maestros, dejaos de puerilidades,
La primera idea que se le ha de dar, no tanto es la de la libertad cuanto sed virtuosos y buenos, y grábense vuestros ejemplos en la memoria de los
la de la propiedad, y para poder tener esta idea es menester que tenga alguna alumnos, que luego, a su 'debido tiempo, penetrarán en sus corazones.
cosa propia. Quitarles sus vestidos, sus muebles, sus juguetes, es no decirle La causa de la desdicha de los niños es su aparente facilidad de aprender.
nada; que si bien dispone de estas cosas, no sabe por qué ni cómo las posee. No vemos que esta misma facilidad es prueba de que nada aprenden. Liso y
Hay que remontado al origen de la propiedad. pulimentado su cerebro, repite como un espejo los objetos que se le presentan,
pero nada retiene, nada penetra .. El niño repite las palabras, las ideas se
La manera más fácil de que aprenda lo que es la propiedad es mediante el
reflejan: los que las escuchan las entienden, éi solo no las entiende.
trabajo que haga en el huerto imitando al hortelano. Planta habas y cuando
nacen "le pertenecen". Para explicarle lo que significa esa palabra le hago Aunque sean la memoria y' el raciocinio dos facultades esencialmente
sentir que ha dedicado su tiempo, su trabajo, su esfuerzo, su propia persona a distintas, no obstante no se desenvuelve verdaderamente la una sin la otra.
ellas. Pero un día se encuentra con que Roberto, el hortelano, ha arrancado Antes de la edad de. la razón, no recibe el niño ideas, sino imágenes; y media
las habas. El huerto "pertenece" al hortelano y ha de llegar a un acuerdo ~on la diferencia de unas a otras, de' que las imágenes no son más que pinturas
ese hombre, antes de que vuelva a plantar otras habas. El niño destructor ha absolutas de los objetos sensibles, y las ideas, nociones de los objetos deter-
de aprender la lección de otra manera. Quiebra los vidrios de sus ventanas; minados por sus relaciones. Una imagen puede existir sola en el alma que se la
dejad que le dé el viento de día y de noche, sin cuidaras de sus resfriados, que representa; toda idea supone otras. El que imagina, se ciñe a ver; el que
vale más que se resfríe que no que sea loco. Si sigue rompiendo ventanas, concibe compara. Meramente pasivas son nuestras sensaciones, en vez' de que
encerradlo en una habitación oscura donde no haya ventanas. Tiempo vendrá todas nuestras percepciones o-Ídeas. proceden de un principio activo que juzga.
en que aprenda lo que significa la propiedad y esté dispuesto ª respetar las
Así digo que no siendo los niños capaces de juicio, no tienen verdadera
..pertenencias ajenas. '.
Ya estamos en el mundo moral, ya está la puerta abierta al vicio; con las memoria. Retienen sonidos, figuras, sensaciones, rara vez ideas, y más rara vez
convenciones y las obligaciones nacen la mentira y el engaño. Así que es ;1: sus enlaces. Si me objetan que aprenden algunas nociones elementales de
geometría, creen que han probado algo en contra de mi aserción, y por el
posible hacer lo que no es debido, queremos ocultar lo que no debimos hacer;
contrario la comprueban; hacen ver que lejos de saber raciocinar por sí
-
no habiendo podido precaver el vicio, ya estamos en el caso de castigarlo.
Nuncli se ha de dar alas niños un castigo como castigo, sino que les debe propios; ni siquiera saben retener los raciocinios de los otros; si no sígase a
siempre sobrevenir como natural consecuencia de una mala acción. Así, no .-;;~.
esos geómetras chicos en su método y veréis que sólo han retenido la
declaméis contra la mentira, no los castiguéis precisamente porque ha mentido; impresión de la figura y los términos de la demostración. A la más leve
pero haced que cuando mintieren, recaigan en su cabeza todos los malos objeción nueva no saben qué responder; invertid la figura y no saben dónde
efectos de la mentira, como el no ser creídos aun cuando hablen la verdad, o está. Todo su saber se queda en la sensación y no llega al entendimiento: su
el ser acusados del mal que hayan hecho, aunque lo nieguen. misma memoria es poco más perfecta que las otras facultades, puesto que casi
Todas las mentiras de los niños son obra de los maestros, y querer siempre es preciso que vuelvan a aprender, cuando son grandes, las cosas cuyas
enseñarles a que digan la verdad es querer enseñarles a que mientan. Nosotros, 'palabras aprendieron siendo niños. Estoy, no obstante, muy lejos de pensar
que a. nuestros alumnos sólo les damos lecciones de práctica, y que más bien que no hagan los niños ninguna especie de raciocinio. Veo por el contrario
queremos que sean' buenos que sabios, no exigimos de ellos la verdad, por que raciocinan muy bien de todo cuanto conocen y tiene relación con su
temor de que la encubran, ni les hacemos que prometan nada que puedan presente y sensible interés. Pero en lo que nos engañamos es acerca de sus
incurrir en la tentación de no cumplir. Si durante mi ausencia se ha cometido conocimientos, atribuyéndoles los que no poseen, y haciendo que raciocinen
algún mal cuyo autor ignoro, me guardaré mucho de acusar de él a Emilio y acerca de lo que no pueden comprender.
de preguntarle: "¿Fuiste tú?". Nada sería más indiscreto que hacerle tal Los pedagogos profesionales hablan de manera distinta, pero por su misma
pregunta, en .especial cuando él es el culpable. Si piensa que vosotros sabéis conducta se echa de -ver que piensan exactamente como yo. Porque, al cabo,
que ha hecho mal, se le antojará que estáis tratando de que caiga en la ¿qué. es lo que enseñan? Voces, más voces, y siempre voces. Entre las diversas
trampa, y esa idea lo volverá contra vosotros. Si piensa que vosotros no lo ciencias. que se alaban de enseñarles se guardan muy bien de escoger las que
sabéis se 'preguntará: "¿Por qué he de revelar mi falta? ", y cualquier pregunta les fueran verdaderamente provechosas, porque serían ciencias de cosas y no
imprudente será una tentación a mentir. habría progresos en ellas, sino en las que al parecer se saben cuando se
Lo que acabo de explicar circunstancialmente acerca de la mentira, se conocen los términos, "blasón", "geografía", "cronología", "lenguas", etc.:
puede aplicar bajo muchos respectos a todas las demás obligaciones que se estudios todos tan distantes del hombre y en especial del niño que sería
prescriben a los niños. Si los quieren hacer piadosos, los llevan a que se milagro si alguno de esto pudiera serie útil una vez en la vida.
~ aburran a la iglesia, haciéndoles que sin cesar barbullen oraciones entre
O
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Comentario 145 ~¡
144 Rousseau
1 ~
Los idiomas

Extrañarán que mire como una de tantas inutilidades de la educación el


derlas que sin trabajo se forme su idea en el espíritu de los niños? ¿Creen que
se pueda separar el verdadero conocimiento de los sucesos del de sus causas y
de sus efectos? Si en las acciones humanas no veis más que los movimientos
externos y meramente físicos, ¿qué es lo que en la historia aprendéis? Haced
I
~
estudio de los idiomas; mas téngase presente que sólo hablo aquí de los que los niños aprecien esas acciones por sus relaciones morales y veréis
estudios de la edad primera, y digan lo que quieran creo que hasta los doce o
entonces si es la historia para su edad.
quince años, ningún niño, exceptuando los portentos, ha aprendido verdadera- Fácil es hacerles coger en la boca las palabras de reyes, imperios, guerras.
mente dos idiomas. Convengo en que si el estudio de las lenguas sólo fuera conquistas, leyes; pero cuando se tratare de atribuir a estas palabras ideas
de las palabras, esto es, el de las figuras o de los sonidos que expresan, pudiera claras, habrá mucha distancia de la conversación del hortelano Roberto a todas
este estudio convenir a los niños; pero mudando las lenguas los signos,
también modifican las ideas que representan. Sólo el pensamiento es común; el
estas explicaciones. 11
Sin estudiar en libros no por eso permanece ociosa la especie de memoria ~J
"'¡'.'

espíritu en cada lengua tiene su propia forma distinta. Entre esas diversas
formas da el uso una al niño, y es la única que hasta la edad de razón
que puede tener un niño; retiene y se acuerda de todo cuanto 've, de todo
cuanto oye; guarda dentro de su cabeza un protocolo de las acciones y de los
':''11f
conserva. Para tener' dos, fuera necesario que supiese comparar ideas. Y ¿cómo discursos de los hombres; y todo cuanto a él se acerca es el libro con que, sin
1~~
las ha de comparar cuando apenas está en estado de concebirlas? Por lo tanto, pensar en ello, continuamente enriquece su memoria hasta tanto que lo pueda
'. sólo puede aprender una lengua. Pero, me diréis, algunos alumnos aprenden ~
aprovechar su razón. En la elección de estos objetos, en la atención de 'j.j.
varias lenguas. Lo niego. He visto algunos de esos portentos chicos que se

I
prestarles sin cesar lo que pueda conocer y ocultarle los que deba ignorar,
figuran que hablan cinco o seis lenguas; y los he oído hablar sucesivamente consiste el verdadero arte de cultivar en él esta primera facultad; así se ha de
alemán con palabras latinas, con palabras francesas, con palabras italianas;
procurar forrnarle un caudal de conocimientos que le sirvan para su educación
manejaban a la verdad cinco o seis diccionarios, pero nunca hablaban más que
en la juventud y para su conducta en todos los tiempos.
alemán. Cambiaban las palabras, no la lengua.
Por encubrir en esto su incapacidad, los maestros los ejercitan con prefe- Las fábulas tinl!
¡
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rencia en las lenguas muertas, de las cuales no hay jueces que no puedan ser Emilio nunca aprenderá nada de memoria, ni siquiera fábulas, aunque sean las
'
recusados. Cómo se ha perdido, muchos siglos hace, el uso familiar de estas de La Fontaine , con todo su mérito. Porque las palabras de las fábulas, así son
lenguas, nos ceñimos a imitar lo que hallamos escrito en los libros; y a eso fábulas, como las de la historia son la historia. ¿Cómo es posible ser uno tan
llaman hablarlas. Siendo ése el latín y el griego de los maestros, apréciese el de ciego que llame a la fábula la moral de los niños, sin notar que la moraleja los ~
los discípulos. divierte engañándolos? Pueden las fábulas instruir a los hombres, pero a los ~
niños es menester decirles la verdad, sin disfraz. Sostengo que un niño no
entiende las fábulas que le hacen aprender, porque aunque nos empeñemos
I
La geografía I
En cualquier estudio que sea, nada son los signos representantes sin la idea de
las cosas representadas. No obstante, limitan siempre al niño a estos signos.
Cuando piensan que le enseñan la descripción de la Tierra, sólo le enseñan a
mucho en hacer que las comprenda, la instrucción que de ellas queremos sacar
nos precisa a introducir ideas que él no alcanza.
De las pocas fábulas que en la colección de La Fontaine hay adaptables a
los niños, una de las que mejor pueden entender es la de El cuervo y el zorro.
•I
~E

~
Analizadla línea por línea y veréis qué impropia es pata los niños. "En la rama
conocer mapas. Le enseñan nombres de ciudades, de países, de ríos, que no ~
concibe él que existan en otra parte que en el papel donde se los muestran.
Me acuerdo de que vi, no sé dónde, una geografía que empezaba así: "¿Qué
es el mundo?" "Una bola de cartón". Esta precisamente es la geografía de los
de un árbol estaba el señor cuervo". ¿Han visto los niños algún cuervo?
¿Saben lo que es un cuervo? ¿Qué quiere decir "señor cuervo"? El orden usual
de las palabras sería: "El señor cuervo estaba", ¿por qué la inversión?

"Con un queso en el pico". ¿Qué clase de queso? ¿Cómo puede un cuervo
niños. Asiento como incontestable que después de dos años de esfera y ~
tener un queso en el pico sin que se le caiga? Hay dificultades en cada línea,
cosmografía no hay ni siquiera un niño de diez años que en virtud de las reglas
que le han dado supiera ir de París a San Denís. Estos son los doctores que
no sólo de entendimiento, sino de moral El zorro adula y miente para que el 1
4
cuervo deje caer el queso. ¿Qué conclusión sacará el niño? Obsérvese a los ~.~,
saben a punto fijo la situación de Pekín, Ispahán, México y de todos los
niños cuando aprenden las fábulas y se verá que al hallarse en estado de hacer ~
pueblos de la Tierra.
aplicación de ellas, casi siempre la efectúan contrariamente al ánimo del
La historia fabulista. Se burlan del cuervo y se aficionan todos al zorro.
la lectura
Por consecuencia de un error más ridículo todavía, les hacen que estudien la Eximiendo de toda obligación a los niños, les quito los instrumentos de su
historia, imaginándose que está a su alcance porque no es más que una mayor desgracia, que son los libros. El azote de la infancia es la lectura. De
recopilación de hechos. Mas ¿qué entienden por la palabra hechos? ¿Creen doce años, apenas sabrá Emilio qué es un libro. Pero es necesario a lo menos,
que las relaciones que los hechos históricos determinan sea tan fácil compren-
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148 R ousseau
Comentario 149 '.1:". !IJ,·I~.
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no lloraremos a un mismo tiempo su vida y su muerte, no exasperaremos nunca se engañara, no aprendería tan bien. En cuanto a lo demás, no tratamos i: :11,~~
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de que sepa con puntualidad la topografía del país, sino el modo de !'¡i'[!~ '
nuestro dolor con la memoria del que le hayamos causado. Diremos, Ha lo
menos gozó de su infancia; nada de cuanto le había dado la naturaleza
instruirse en ella. Poco importa que tenga o no los mapas en la cabeza, con tal ¡¡iif!;~
dejamos que se perdiese ... "
que entienda bien lo que representan y tenga ideas claras del arte que sirve para 'I·b~ :
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levantarlo s.
Acordaos sin cesar de que no es el espíritu de mi sistema enseñar muchas ·1 ¡¡I ¡,., :i
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Libro III t:1..:....•...)'.¡;
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cosas al niño, sino impedir siempre que se introduzcan en su cerebro ideas que ¡; l)¡¡W, 1
.
Si bien el curso de la vida hasta la adolescencia es época de flaqueza, hay un
punto durante esta primera edad, en que habiendo dejado atrás el progreso de
no sean justas y claras. Aun cuando nada sepa, poco me importa, con tal que
no se engañe. Si planto verdades en su cabeza es sólo por preservarle de los
errores que. en su lugar aprendería. Con lentos pasos, vienen la razón y el
li.Jll:
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las necesidades al de las fuerzas, aunque el animal que crece es débil todavía
en sentido absoluto, es fuerte en el relativo. Como no están aún desenvueltas discernimiento; empero los prejuicios acuden en tropel y es necesario preservarle :I:i¡¡!~~,
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sus necesidades, son más que suficientes sus actuales fuerzas para satisfacer las de ello. ':1<it1 .
que tiene. Como hombre sería muy débil; corno niño, es muy fuerte. Este es
el tercer estado de la niñez, y sigo llamándola niñez, porque me falta un
En la edad primera nos sobraba el tiempo, y sólo procurábamos, tenerle, por
no emplearle mal; ahora es todo lo contrario: no tenemos el suficiente para hacer
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término exacto para expresarla. Se acerca esta edad a la de la adolescencia, sin todo cuanto sería útil, vuestro alumno sólo en ellas pondrá toda su atención. La it: (!i~!~
. ser aún la de la pubertad. edad serena de la inteligencia es tan breve, huye con tanta rapidez y hay que ":;l·li~íí
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A los doce o trece años se desenvuelven con mucha más prontitud las emplear en tantas cosas indispensables, que es la locura intentar que basta para o:¡: ;:!¡',º!ru
fuerzas del niño que sus necesidades. Las pasiones sexuales, las más violentas y hacer sabio a un niño. No se trata de enseñarle las ciencias, sino de inspirarle la ¡r':.i~.'Ñ¡'i.
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terribles de todas, todavía no se han despertado. Poco sensible a las inclernen- ambición a ellas, y darle métodos para que las aprenda cuando se desenvuelva j.; ij¡::lpn
cias del aire y las estaciones, las arrostra sin temor; su calor naciente le sirve ij:'d~!1
mejor su afición. He aquí ciertamente el principio fundamental de toda buena Iri;j¡lill¡ ,
.:':;;,Iff·
de abrigo; su apetito de condimento; todo alimento es bueno para su edad; si educación ...
tiene sueño, se tiende en el suelo y se duerme; no le acosa ninguna necesidad
'!I!'j!~ '
Al paso que crece la inteligencia del niño, nos obligan otros motivos l·il'I'~'
i.I:'.ii¡:,·"r.I'
imaginaria; nada puede con él la opinión; sus deseos no alcanzan más que sus
importantes a escoger con más escrupulosidad sus ocupaciones. Luego que '.' "'¡:''''
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brazos y no sólo se puede bastar a sí propio, sino que tiene más fuerza que la
llega a conocerse a sí propio, lo bastante para entender en qué consiste su
Id¡i1'c! ,
necesaria: ésta es la única época de la vida en que ha de hallarse en este caso, :n ':il!~~
bienestar, ya está en posición de conocer las diferencias que hay del trabajo a
y al ser tan breve es muy importante que la aproveche. Es época de trabajo, de
la diversión y de mirar ésta como un desahogo de aquél. Ya pueden formar :;rl;i~ltl;"l
instrucción, de estudio. Tal es lo que la propia naturaleza indica ... :i:'¡:lll
parte de sus estudios objetos realmente útiles, y convencerse de que' debe
Haced que vuestro alumno atienda a los fenómenos de la naturaleza, y en
breve lo haréis curioso; pero si queréis dar pábulo a su curiosidad, no os déis
poner en ellos aplicación más constante que la puesta en meros pasatiempos. :r:¡:l~l'
Desde temprano enseña al hombre la ley de la necesidad que cada instante
prisa a satisfacerla. Proporciona las cuestiones a su capacidad, y dejad que él , .:i:!:,I.;.!.:,.!,!~
~ii~t .. ·
renace, a que haga lo que no es de su agrado, para precaver lo que le sería
las resuelva. No sepa nada porque se lo hayáis dicho, sino porque lo haya il"'i~·
comprendido él mismo; invente la ciencia y no la aprenda. Si en su enten-
más penoso. Para esto sirve la previsión, y de esta previsión bien o mal
arreglada nace la sabiduría y la miseria humana.
:¡.~¡~
dimiento sustituís una vez sola la autoridad a la razón, no discurrirá más, y "Hl·!ij:~
j.¡t ~,
será víctima de la opinión ajena. Cuando preveen sus necesidades antes de sentirlas, ya está muy adelantada
Queréis enseñar la geografía a ese niño y le vais a buscar globos esferas y su inteligencia, y empiezan a conocer el valor del tiempo. Entonces importa T1i¡.•i
acostumbrarlos a que encaminen su empleo a objetos útiles, pero de utilidad
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mapas: ¡cuánta máquina! ¿A qué vienen todas esas representaciones? ¿Por ¡;L¡J1W

qué no principiáis enseñándole el objeto mismo, para que a lo menos sepa de lo palpable para su edad y que alcance su entendimiento. No se les debe \W¡~fL
que se trata? ...
presentar tan pronto todo aquello que tiene conexión con el orden moral y '¡l:~~
l¡;¡,Zlil
con el uso de la sociedad, porque no son capaces de entenderlo. ¿Por qué {,J,jit¡
Serán sus dos primeros puntos de geografía el pueblo donde vive y la casa
queréis, en detrimento de los estudios que hoy día le convienen, aplicarle a i ::{,~!1r~~
de campo de su padre; luego los lugares intermedios, los ríos de las inmedia- i:~I~¡
ciones y al fin el aspecto del sol y modo de orientarse. Este es el punto de los de una edad a que es incierto haya de llegar? Empero, me diréis, ¿será
tiempo de aprender de 10 que debe saberse cuando llegue el caso de hacer uso ~1j',::I'¡1
reunión. Haga él mismo el mapa de todo esto; mapa muy sencillo y formado .J¡;
de ellos? No lo sé; pero si sé que no es posible aprenderlos antes, porque la
primero con dos solos objetos, a los cuales va añadiendo .. poco a poco los n ',l.
demás, al paso que va saliendo o valuando su distancia y posición. Ya se ven experiencia y el sentimiento son nuestros verdaderos .maestros y nunca el ;':::~~!$
las ventajas que le hemos proporcionado con ponerle un compás en los ojos. hombre conoce lo que le conviene fuera de las relaciones en que él se ha 1;¡~1l
encontrado. Sabe el niño que ha de llegar a ser hombre: todas las ideas que /l¡~~
No obstante, será necesario sin duda guiarle algo, aunque poco, y sin que
del estado de hombre puede formarse son para él motivo de instrucción; pero
::j:ll'~
lo eche de ver. Si se engaña, dejadle, no enmendéis sus yertos; esperad, sin :¡,,·i¡{~~
.1. decir palabra, que se halle en estado de verlos y enmendarlos por sí propio. Si acerca de las ideas de este estado, que exceden a su capacidad, debe perrnane-

?
11
150 Ro usseau
Comentario 151
cer en absoluta ignorancia. Todo mi libro no es más que la prueba no
interrumpida de este principio de educación ... las artes mecánicas que hace que sean útiles unos a otros. Paseadle de un taller
a otro y no consintáis nunca que vea operación ninguna sin poner él manos a
Aborrezco los libros, porque sólo enseñan a hablar de lo que uno sabe.
la obra; ni que salga del taller sin saber a fondo la razón de c~anto en él se
Dicen que grabó Hermes en columnas los elementos de las ciencias, para que
hace o a lo menos de cuanto haya observado. Para esto, trabajad vos mismo,
no pudiera un individuo borrar sus descubrimientos. Si los hubiera estampado
dadle ejemplo: para que él se haga maestro, haceos aprendiz, y estad cierto
bien en las cabezas de los hombres, la tradición los hubiera conservado. que más aprenderá con una hora de trabajo que con un día de explicación.
¿Acaso no habría modo de aproximar todas las lecciones desparramadas La estimación pública se aplica a las diversas artes en razón inversa de su
en tantos libros, de reunidas en un objeto común, que pudiera ser fácil vedo, utilidad real. Las artes más útiles son las que menos ganan, porque se
interesante seguirlo y servir de estimulante aun en esta edad? Si es posible proporciona el número de operarios con la necesidad de los hombres, y
intentar una situación en que de modo sensible se manifiesten al espíritu de porque el trabajo necesario para todo el mundo permanece forzosamente a un
un niño las necesidades naturales de un hombre, y con la misma facilidad se precio que puede pagar el pobre. Por el contrario, esos que no se llaman
desenvuelvan sucesivamente los medios de remediar estas mismas necesidades, artesanos sino artistas, como trabajan, únicamente para los ociosos y los ricos,
el primer ejercicio que se debe dar a su imaginación es la pintura viva y ponen a sus bujerías precio arbitrario. Mi opinión es que en todos los casos el
natural de este estado. arte más útil y más indispensable es el que se debería apreciar en más alto
¡Ardiente filósofo, ya veo que se inflama vuestra imaginación! No os grado. El arte que necesita menos auxilio de otros artes mere!:) más estima
afanéis, que esta situación está hallada y descrita, y sin haceros agravios que el que depende de los demás. La primera y más respetable de todas las
mucho mejor que vos mismo la describierais; a lo menos con más sencillez y artes es la agricultura; en segundo lugar colocara yo la herrería; la carpintería
verdad. Puesto que absolutamente necesitamos libros, uno hay que para mi en tercero, etc. El niño a quien no hayan seducido los prejuicios vulgares,
gusto es el tratado más feliz de educación natural. Este será el primer libro precisamente pensará así. ¡Cuántas importantes reflexiones sacara Emilio sobre
.~
que lea mi Emilio; él sólo compondrá por mucho tiempo toda su biblioteca y este punto de su Robinson:
siempre ocupará en ella un lugar distinguido. Será el texto al cual servirán de Lectores, no fiéis sólo en el ejercicio del cuerpo y la habilidad de manos
11; mero comentario todas nuestras conferencias acerca de las ciencias naturales, y de nuestro alumno: contemplad sobre todo la atención que damos a su pueril
él servirá de prueba del estado de nuestro discernimiento durante nuestros curiosidad. Considerad sus sentidos, la invención de su mente, su previsión.
J
Ij! progresos, y mientras no se estrague nuestro gusto, siempre nos agradará su Considerad qué cabeza le vamos formando. Deseará conocer todo sobre lo que
lectura. ¿Pues qué maravilloso libro es ése? ¿Es Aristóteles? ¿Es Plinio? ¿Es ve y hace, y nada dará por supuesto. Se negará a aprender lo que requiera un
1
Buffon? No; que es Robinson Crusoe. conocimiento anterior. Si ve un muelle, querrá saber cómo se sacó el acero de
!r'
1¡ Robinson Crusoe, solo en su isla, privado del auxilio de sus semejantes y la mina. Si ve juntar las piezas de un arca, querrá saber cómo se cortó el
"ti: de los instrumentos -de todas las artes, procurándose no obstante su alimento y árbol. Si trabaja él, a cada herramienta que maneje no dejará de decirse: "¿si
conservación, y logrando hasta una especie de bienestar, es un objeto que a no tuviese yo esa herramienta, cómo haría para fabricar una semejante, o para
cualquier edad interesa, y hay mil medios de hacerle grato a los niños. no necesitarla? "
Convengo en que no es el estado de hombre social, ni es verosímil que haya Al empezar este segundo periodo, nos hemos aprovechado de la super-
de ser el de 'Emilio; empero, por ese estado debe apreciar todos los demás. El abundancia de nuestras fuerzas respecto a nuestras necesidades, para salir fuera
medio más cierto de colocarse en esfera superior a los prejuicios y coordinar de nosotros; nos hemos lanzado a los cielos; hemos medido la tierra; hemos
!;. sus juicios según las verdaderas relaciones de las cosas es superponerse a un reconocido las leyes de la naturaleza; en una palabra, hemos andado la isla
! hombre aislado y juzgar de todo como debe juzgar ese mismo hombre con entera. Ahora tornamos a nosotros y nos acercamos insensiblemente a nuestra
relación a su propia utilidad ... morada. ¿Qué nos queda por hacer habiendo ya observado todo cuanto nos
La práctica de las artes naturales, para las cuales puede ser suficiente un rodea? Convertir en nuestro uso todo aquello que podemos apropiamos.
hombre solo, conduce a la investigación de .las artes industriales, que necesitan Hasta aquí hemos hecho provisión de todo género de instrumentos, sin saber
del concurso de muchos. Salvajes y solitarios pueden ejercitar las primeras; las cuáles necesitaríamos. Acaso los inútiles para nosotros podrán servir para
otras, sólo pueden nacer en la sociedad y la hacen indispensable. Mientras otros, y acaso recíprocamente tendremos nosotros necesidad de los de ellos.
únicamente se conoce la necesidad física, cada hombre se basta a sí mismo; la De esta suerte, a todos ganaremos con estas permutas. Mas para hacerJas es
introducción de lo superfluo precisa a dividir y distribuir el trabajo. menester conocer nuestras mutuas necesidades; que sepa cada uno lo que
Debéis poner el mayor esmero en apartar del espíritu de vuestro alumno tienen los demás para su uso, y lo que en cambio puede él ofrecerles.
todas las nociones de las relaciones sociales que excedan de su capacidad. Pero Supongamos diez hombres, cada uno de los cuales tiene necesidad de diez
cuando por el encadenamiento de sus conocimientos os veais precisados a especies y que es menester que cada uno se aplique a diez clases de tarea;
rnanífestarles la dependencia recíproca de los hombres, en vez de mostrársela empero, atendida la tendencia de inclinaciones y habilidades, al uno le saldrá
por su aspecto moral, llamad primero toda su atención hacia la industria y a menos bien esta faena, aquélla al otro. Formemos una sociedad de estos diez
hombres y aplíquese cada uno por sí v Dar In, orros n",,,,. 01 ~ñ~n __ ~n
152 Ro usseau
Comentario 153
ocupación que mejor le convenga; perfeccionará cada uno la suya con un
continuo ejercicio, y sucederá que muy bien abastecidos todos los diez, les determina relaciones que no determina el sentido. El niño dice del helado que
quedará todavía sobrante para otros. Es el principio aparente de todas nuestras quema. Es una relación atinada, pero un juicio errado. Lo mismo sucede con
instituciones sociales. el que la primera vez ve un espejo o entra en un hondo sótano en lo más
De este modo se forman poco a poco en el espíritu de un niño ideas de fuerte del invierno o del verano, con el que mete la mano muy fría o muy
las relaciones sociales, aun antes de que realmente pueda ser miembro activo caliente en agua tibia o el que ve pasar las nubes por delante de la luna y le
de la sociedad. Bien ve Emilio que para adquirir instrumentos para su uso, parecen que estuvieran quietas, o el que cree que el palo metido en el agua se
también los necesita que sirvan para el de los demás, y por los cuales pueda ha roto. Todas nuestras equivocaciones en estos casos provienen del juicio. Por
obtener en cambio las cosas que tiene menester y que a ellos pertenece. Con desgracia, el hombre social depende de muchísimas cosas sobre las que tiene
facilidad le traigo a que conozca la necesidad de la permuta y a que se ponga que juzgar. Por lo tanto se le tiene que enseñar a que razone Correctamente.
en el caso de que le sean ventajosas. Dirán que me salgo de la naturaleza si enseño a un niño a juzgar. No lo
Luego que sepa Emilio qué cosa es la vida, será mi primera diligencia creo. La naturaleza escoge sus instrumentos y no los arregla por la opinión,
enseñarle a que la conserve. Hasta aquí no he distinguido los estados, las sino por la necesidad. Mucha diferencia hay entre el hombre natural que vive
jerarquías y las fortunas; y poco 'más los distinguiré en adelante, porque el en el estado de naturaleza y el hombre natural que vive en estado de sociedad.
:¡: hombre es uno mismo en todos los estados; porque el rico no tiene mayor Emilio no es un salvaje que ha de ser relegado en un páramo, sino un salvaje
capacidad de. estómago que el pobre ni digiere mejor; porque el amo no tiene destinado a morar en la ciudad. Menester es que sepa hallar e~ ella lo que
más largos y más fuertes los brazos que su criado; porque un grande no es necesita, sacar utilidad de sus moradores y vivir, si no como ellos, al menos
con ellos.
mayor que un plebeyo; y en fin, porque siendo en todos unas mismas las
necesidades naturales/Ios medios de satisfacerlas en todos deben ser iguales. El mejor modo de aprender a juzgar con acierto es el que más conduce a
Adaptad la educación del hombre g lo que el hombre es realmente. ¿No veis simplificar nuestras experiencias. Requiere este modo de proceder controlar los
que si lo adaptáis exclusivamente a un estilo de vida, lo hacéis inútil para informes de cada sentido por sí mismo, sobre el control de los demás sentidos.
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cualquier otro? Os fiais en el orden actual de la sociedad, sin reflexionar que Entonces cada sensación se convertirá en una idea, y esa idea siempre se
i¡'i!: está sujeto a inevitables revoluciones y no os es dado prever ni precaver la que conformará a la virtud. Este es el tipo de adquisición que he tratado de
I! conseguir en esta tercera etapa de la niñez.
puede tocarle a vuestros hijos. Vamos acercándonos al estado de crisis y al
';.,'1\ siglo de las revoluciones. Es imposible que las grandes monarquías de Europa Emilio que ha sido precisado a aprender por sí mismo y a emplear su
II aguanten mucho más. ¿Quién puede decir lo que sucederá entonces? Lo que razón, tiene pocos conocimientos, pero los que posee son verdaderamente
el hombre ha hecho, el hombre lo puede destruir. Los únicos caracteres suyos y nada sabe a medias. En el corto número de cosas que sabe bien, la
J ¡1
indestructibles son los que tienen la marca de la naturaleza, y la naturaleza no más importante es que hay muchas que ignora y que un día puede saber,
!; hace ni príncipes, ni hombres acaudalados, ni grandes señores ... muchas más que saben otros y que no sabrá él en su vida, y una infinidad de
ellas que nunca sabrá hombre alguno. Tiene un espíritu universal, no por lo
Nuestro niño, que en breve va a dejar de serio, ha entrado dentro de sí y que sabe sino por la facultad de aprender; un espíritu despejado, inteligente,
más que nunca siente la necesidad que le encadena con las cosas. Después de apto para todo y, como dice Montaigne, si no instruido, instructible. Bástame
haber ejercitado primero su cuerpo y sus sentidos, hemos ejercitado su espíritu con que sepa hallar el para qué sirve en todo cuanto haga, y el porqué en
todo cuanto crea.
y su razón. Hemos reunido el uso de sus miembros con el de sus facultades;
hemos hecho un ser activo y pensador. Pero completar al hombre, sólo nos Emilio sólo tiene conocimientos naturales y meramente físicos. Ni siquiera
"! queda hacer un ser amante y sensible, esto es, perfeccionar la razón por el sabe el nombre de la historia, ni lo que es metafísica ni moral. Conoce las
sentimiento. Empero, antes que nos metamos en este nuevo orden de cosas, relaciones esenciales del hombre con las cosas, pero no las relaciones morales
contemplemos aquél de donde salimos, y veamos hasta dónde hemos llegado. del hombre con el hombre. Pocas ideas sabe generalizar y pocas abstracciones
Nuestro alumno al principio sólo sensaciones tenía, ahora tiene ideas; sólo hacer. Ve cualidades comunes de ciertos cuerpos, sin raciocinar acerca de ellas
sentir sabía, ahora juzga: porque de la comparación de muchas sensaciones en sí mismas. Conoce la extensión abstracta con el auxilio de las figuras de la
sucesivas o simultáneas, y del juicio que una forma de ellas, resulta una geometría y la cantidad abstracta con el de los signos del álgebra. Estas figuras
especie de sensación mixta o compleja, que yo llamo idea. El modo de formar y estos signos son el apoyo de estas abstracciones, en que descansan sus
las ideas es lo que caracteriza el entendimiento humano. Una mente sólida sentidos. No procura conocer las cosas por su naturaleza, sino por las relacio-
forma sus ideas sobre relaciones reales; la superficial se contenta con las nes que le interesan. Sólo juzga los hechos exteriores por la relación que
:1' apariencias. La mayor o menor aptitud para comparar ideas y hallar relaciones tienen con él mismo, pero su juicio es firme. Nada fantástico o convencional
es lo que constituye en los hombres el entendimiento. entra en ello. De lo que hace más aprecio es de aquello que le es más útil, y
~ En la sensación, el juicio es meramente pasivo: afirma que siente lo que como siempre tiene este modo de apreciar las cosas, no lo convence la opinión
~ siente. En la percepción o idea, el juicio es activo: aproxima, compara,
general.

Emilio es laborioso, templado, paciente, entero, animoso. No inflamada su


J 54 Ro usseau
Comentario 155

imaginacron nunca exagera los peligros, pocos son los males que siente y sabe verdadera importancia. Esta época, en que se concluyen las educaciones
padecer con calma, porque ha aprendido a no entrar en contienda con el ordinarias, es propiamente aquella en que ha de empezar la nues!ra.
destino. En cuanto a la muerte todavía no está muy cierto de lo que sea, pero "J.

acostumbrado a sujetarse sin resistir a la ley de la necesidad, cuando fuere Nuestras pasiones son los principales instrumentos de nuestra conserva.
ción. El primer sentimiento del niño es el amor a sí mismo, la única pasión
necesario morir morirá sin bregar ni sollozar, que es cuanto permite la
que nace con el hombre. y el segundo, que del primero se deriva, amar a los
naturaleza en este instante abominado de todos. Vivir libre y tomar a la ligera
que le rodean. De aquí se desarrolla un amable sentimiento en pro de la
la problemática humana es el mejor modo de prepararse a morir. En una palabra,
humanidad. Pero con las nuevas necesidades y la creciente dependencia de los
Ernlio tiene toda la virtud personal. Para poseer también las virtudes sociales,
demás llega la conciencia de las relaciones sociales, y con ésta el sentido de
únicamente le falta conocer las relaciones que las requieren, es el conocimiento
que su mente está ahora dispuesta a recibir. deberes y preferencias. Tómase entonces el niño imperioso, celoso, engañador
y vengativo. El amor de sí mismo, que sólo a nosotros se refiere, está
Se considera todavía sin referencias a los demás y lleva a bien que no
contento cuando se hallan satisfechas nuestras verdaderas necesidades; pero el
piensen los otros en él. Nada exige de nadie y cree que a nadie debe nada.
amor propio, que implica compararse con los demás, nunca está contento ni
Solo está en la sociedad humana, consigo solo hace cuenta, y también tiene
puede estarlo porque nos prefiere este afecto a los demás y también exige que
más derecho a contar más consigo propio, porque es todo cuanto puede ser
nos prefieran los demás a ellos, que es cosa que no es posible. De este modo
uno de su edad. No tiene errores o sólo tiene aquellos que son para nosotros
nacen del amor de sí las pasiones cariñosas y tiernas, y del amo, propio las
inevitables. Tiene sano el cuerpo, ágiles los miembros, justo y despreocupado
irascibles y rencorosas: gran cuidado y habilidad se requieren para precaver en
el ánimo, libre y exento de pasiones el corazón. El amor propio, que es la más
natural y la primera de todas ellas, apenas si en él todavía se ha despertado. el corazón humano la depravación que nace de las nuevas necesidades de la
Sin perturbar el sosiego de nadie ha vivido satisfecho, libre y feliz en cuanto ¡ida social. El estudio que conviene al hombre es el de sus relaciones. Mientras
se lo ha permitido la naturaleza. ¿Quién pensará que un niño que de esta :¡ue sólo se conoce por su ser físico, se debe estudiar en sus relaciones con las
manera ha cumplido sus quince años haya desperdiciado su infancia? .... cosas, que es el empleo de su niñez. Cuando empieza a sentir su ser moral, se
debe estudiar en sus relaciones con los hombres, que lo ocupará toda su vida,
empezando desde el instante a que hemos llegado ...
Libro IV
Mientras que la sensibilidad del niño se ciñe al mismo, no hay cosa alguna
Dos veces, por decirlo así, nacemos; una para existir, otra para vIVIr. Una
moral en sus acciones. Sólo cuando se comienzan a explayar fuera de él, toma
como seres humanos y luego como hombres o mujeres. Hasta la edad núbil, no
primero los afectos y luego las nociones del bien y el mal, que le constituyen
descubren las criaturas de ambos sexos apariencia ninguna que las distinga. El
verdaderamente hombre y parte integrante de la especie. Así que desde luego
mismo semblante, la misma figura, el mismo color en todos son iguales:
es preciso parar en este primer punto nuestras observaciones. Estas son
criaturas son los chicos y criaturas son las chicas. Un mismo nombre califica
dificultosas, porque para hacerlas es menester desechar los ejemplos que a la
seres tan semejantes.
vista tenemos e indagar aquellos en que se efectúan. Los maestros se quejan de
Sin embargo, no está destinado en general el hombre a permanecer
que la impetuosidad de esta edad vuelve insubordinados a los jóvenes, y yo
siempre en. la niñez, pues sale de ella en la época que ha prescrito la
mismo así 10 veo. Pero ¿no es culpa suya? ¿No se percatan de que una vez
naturaleza: como antecede de lejos a la tormenta el bramido de la mar, así
que han permitido que encuentre expresión ese ardor a través de los sentidos
anuncia esta tempestuosa revolución el murmullo de las nacientes pasiones.
no hay otro camino posible? Por lo tanto, lejos de que ese juego de la
Mudanza de genio, frecuentes enfados, agitación continua de ánimo tornan
adolescencia sea un obstáculo para la educación es por medio de ésta como se
casi indisciplinable al niño. Sordo ahora a la voz que oía con docilidad, es el
logra completar. Da al tutor un asidero en el corazón del joven, cuando cesa
león con la calentura; desconoce a quien lo guía y no quiere ser gobernado.
de ser el más fuerte. Los primeros afectos del joven son las riendas por las que
Con los signos morales de una índole que se altera se unen sensibles
mudanzas en todo su exterior. Desenvuélvese su fisonomía y se imprime en se pueden dirigir sus movimientos; una vez es libre. Mientras no
amaba nada, sólo dependía de sí mismo; cuando ama, depende de aquellos a
ella su sello caracterfstico; bordea y toma consistencia el vello suave que crece
los que está apegado. De esta guisa se forman los primeros vínculos que
bajo sus mejillas: muda su voz o más bien la pierde. No es niño, ni hombre y
encadenan al hombre con la humanidad. No os imaginéis que estos afectos
no puede tomar el habla de uno ni de otro. Sus ojos, los órganos del alma,
recién nacidos abarcarán a todos los hombres. En un principio, este apego se
que hasta ahora nada decían, hallan su expresión y su lengua: anímalos un
confinará a sus prójimos, y sus prójimos serán sólo aquéllos con los que se
ardor naciente. Advierte que pueden decir mucho y aprende a saber bajarlos y
reúna, gente que piensa y siente como él y posee pesares y placeres semejan.
a sonrojarse. Está inquieto sin motivo para estarlo.
tes; en breve, personas cuya identidad obvia de naturaleza con él acrecienta su
Este es el segundo nacimiento de que he hablado. Aquí nace de verdad el
amor de sí. Sólo después de que haya desarrollado sus disposiciones naturales
hombre a la vida y nada humano es ajeno a él. Hasta aquí nuestros afanes no
en mil maneras y reflexionado largo y profundo sobre los sentimientos que
han sido otra cosa que iuegos de niños; ahora es cuando adquieren su
observa en sí y en los demás logrará encajar sus nociones individuales baio la
Comentario 157
156 Rousseau

idea abstracta de la humanidad Y combinará sus afectos personales con los que especies. Es difícil colocarse desde un punto. de vista desde el cual podamos
juzgar con aquinidad a nuestros semejantes. Uno de los vicios principales de la
lo identifican con la humanidad.
Al fin entramos en el orden moral: acabamos de dar el segundo paso de lústoria consiste. en que retrata mucho más a los hornbrestpor sus malas
hombre. Si aquí fuera lugar oportuno, probaría a demostrar cómo de los acciones que por las buenas: como sólo toma interés por las revoluciones y las
primeros movimientos del corazón se originan las primeras voces de la concien- catástrofes, mientras que crece y prospera un pueblo en la bonanza de un
cia, y cómo de los afectos de amor y odio nacen las primeras nociones del gobierno pacífico nada habla de él la lústoria ni empieza a mentarlo hasta que
bien y el mal. Quisiera ver que justicia y bondad no sólo son palabras éste, no pudiéndose ya bastar a sí propio, se injiere en los negocios de los
abstractas, meros seres morales formados por el entendimiento, sino verdaderas comarcanos; no lo ilustra hasta que ya está decadente. Nuestros historiadores
reacciones del alma iluminada por la razón, y que sólo son un progreso principian todos por donde deberían acabar. Solamente los malos. De este
¡I'I modo, la lústoria, como la filosofía, ca'umnia sin cesar al linaje humano.
coordinado de nuestras primitivas afecciones; que no es posible establecer
1: ninguna ley natural por la razón sola y sin acudir a la conciencia, y que son Además, falta mucho para que los hechos que describe la historia sean la
! pintura exacta de cómo sucedieron; pues mudan de forma en la cabeza del
un sueño los derechos naturales si no van fundados en una necesidad natural
en el corazón humano. Pero considero que no debo componer aquí tratados historiador, amoldándose a sus intereses y tomando color de sus prejuicios.
de metafísica y moral, ni cursos de estudio de ningún género. ¿Quién es el que sabe colocar tal como fue? Todo lo disfraza la ignorancia o
No habiendo mi Emilio contemplado hasta ahora más que a sí propio, la la parcialidad. Aun sin alterar un rasgo histórico, con sólo ensanchar o
primera mirada que pone en sus semejantes le incita a compararse con ellos y estrechar las circunstancias que a él se refieren, [cuántos distintbs semblantes
el primer afecto que exista en él esta comparación es' anhelar el primer puesto. le podemos dar! ¡Cuántas veces un árbol más o menos, un peñasco a mano
Este es el punto en que se convierte el amor de sí en amor propio y empieza derecha o a izquierda, un torbellino de polvo levantado por el viento, han
decidido el éxito de una batalla, sin que nadie lo haya conocido! ¿Quita eso
a brotar todas las pasiones que con éste tienen conexión. Mas para resolver si
que os diga el historiador la causa de la derrota o la victoria, tan resueltamen-
en estas pasiones las que en su carácter hayan de dominar, han de ser generosas
y humanas o crueles y engañadoras, es necesario saber en qué sitio se te como si se hubiera encontrado presente en todas partes? Ahora bien, ¿qué
importan los hechos en sí mismos, cuando no sé la razón de ellos? Una me da
reconocerá entre los hombres y qué género de estorbos creerá necesita remo-
el historiador, pero se la fragua él; y la crítica misma con que tanta bulla
ver para colocarse en el lugar que pretende ocupar. Para guiarle en esta
investigación, habiéndole ya hecho saber a los hombres por los accidentes meten no es más que el arte de conjeturar, de escoger entre muchas mentiras
comunes de la especie rnanifestárselos ahora por sus diferencias y presentarle la que se da más aire a la verdad ...
En general, la historia tiene el defecto de que sólo menciona hechos
un esbozo de todo el orden social.
Con este fin importa seguir aquí un camino opuesto al que hasta ahora sensibles y señalados, los cuales pueden fijarse con nombres, lugares y fechas;
hemos seguido y antes instruir al mozo por la experiencia ajena que por la pero siempre permanecen desconocidas las lentas y progresivas causas de estos
suya propia. Desearía que fuera tan selecta la sociedad de un mancebo, que hechos, que no se pueden asignar del mismo modo. Muchas veces atribuyen a
tuviera buena opinión de los que con él viven y que los enseñáramos a una batalla perdida o ganada el motivo de una revolución que ya se había
conocer tan bien el mundo que tuviese una idea negativa de todo 'cuanto en él hecho inevitable antes de esa batalla. La guerra no hace más que manifestar
sucede. Que sepa que naturalmente es bueno el hombre, lo sienta en sí y sucesos, determinados por causas morales, que rara vez saben ver los historia-
juzgue de su prójimo por sí mismo; empero, vea cómo deprava y pervierte la dores.
sociedad a los hombres; encuentre en las preocupaciones de éstos la causa de Añádase a estas reflexiones que la historia manifiesta mucho más las
todos sus vicios. Preciso es confesar que este método tiene sus inconvenientes acciones que los hombres; sólo en ciertos instantes privilegiados los coge con
y que es difícil de poner demasiado tempranamente Y desde cerca, tomará un sus vestidos de ceremonia; sólo al hombre público expone, el cual se ha
odioso placer en interpretar todo como maldad y no logrará ver bien alguno ataviado para ser visto: no lo sigue dentro de su casa, de su gabinete, enmedio
en lo que es realmente bueno. Pronto la perversidad general no tanto le servirá de su familia, de sus aITÚgoS,y harto más nos retrata su traje que su persona.
de lección como de disculpa, diciendo en su interior que si es tal el hombre, él Para empezar el estudio del corazón humano quisiera mejor la lectura de
las vidas particulares, porque entonces en vano se esconde el nombre. "Aque-
no debe querer ser de otro modo. .
Para remover ambos obstáculos a la par y poner a su alcance el corazón llos, dice Montaigne, que escriben las vidas, cuando tratan más de los consejos
humano sin arriesgarse a estragar el suyo, quisiera yo enseñarle los hombres a o de los sucesos, más de lo que sucede dentro de lo que acontece afuera,
lo lejos, en otros tiempos y en otros países, de suerte que pudiera ver la tanto más me gustan; por eso Plutarco es mi hombre"
escena sin poder nunca obrar en ella. Esta es la época de aprender la lústoria; Verdad que es muy distinta la índole de los grupos o de los pueblos, del
con ella leerá en los corazones aun las lecciones de la filosofía; con ella, mero carácter del hombre en particular, y que fuera imperfectísimo nuestro cono-
espectador, los verá sin interés y sin pasión, como juez, no como cómplice, o cimiento del corazón humano si no lo examináremos también en la muche-
dumbre. Pero no es menos cierto que antes de Juzgar de los hombres es
acusador.
Por desgracia. este estudio adolece de inconvenientes y riesgos de varias preciso estudiar al hombre y que quien perfectamente conociese las inclinacio-
158 R ousseau
Comentario 159

nes de cada individuo, podría combinar todos sus efectos en el pueblo estudios especulativos, y luego sin la menor experiencia lanzados fuera de
entero ... tiempo en el mundo y su tráfago, encuentro que han de luchar con la razón
Otro paso más y tocamos a la meta. El amor es un instrumento útil pero tanto como con la naturaleza y no es extraño que tan pocas gentes sepan
peligroso; hiere con frecuencia la mano que de él se sirve y rara vez hace conducirse. ¿Qué idea tan extravagante ha sido enseñamos tantas cosas inúti-
provecho sin causar estrago. Considerando Emilio su lugar en el género les, mientras que en nada es tenido el arte de obrar? Pretenden formamos
humano, y viéndose tan felizmente colocado, le vendrá tentación de honrar para la sociedad y no nos instruyen como si debiera cada uno de nosotros
su razón con lo que es efecto de la vuestra, y de atribuir a mérito suyo lo que vivir sólo meditando en una celada. Pensáis que enseñáis a vivir consigo mismo
debido a su buena fortuna. Dirá entre sí: "Soy sabio y los hombres son y además a ganar su pan. Pero esto no basta. Para vivir en el mundo es
bobos". Este es el error más temible, porque es el más temible de desarraigar. preciso que sepa tratar con los hombres, que conozca los instrumentos que en
Si necesario fuera escoger, tal vez preferiría yo la ilusión de los prejuicios a la de la ellos influyen; es preciso que calcule la acción y reacción del interés particular
, soberbia. De todas las locuras se puede sanar a un hombre que no sea loco, menos en la sociedad civil y que prevea con tanta exactitud los sucesos que rara vez
se engañe en sus empresas.
"
"1" de la vanidad; ésta sólo se corrige con la experiencia. Si algo de ella puede corre-
[ Haciendo el bien nos hacemos buenos: no conozco práctica más segura.
1 girse, en su cuna, tal vez podamos estorbar que tome incremento. No os metáis
en largos argumentos para probar al mancebo que es hombre como los demás y ex- Ocupad a vuestro alumno en todas cuantas buenas obras estén a su alcance;
\1 ;,. sea siempre su interés el de los desvalidos no los asista sólo con su bolsillo,
;¡t puesto a las mismas flaquezas: haced que lo experimente, o no lo sabrá nunca.
Aquí estamos en un caso de excepción a mis propias reglas, que es el de exponer
voluntariamente a mi alumno a todos los desmanes que le puedan probar que no
sino también con sus solicitudes; procure que haya justicia para los oprimidos.
Con activa benevolencia hará que se reconcilien sus camaradas y si ve a gente
es más discreto que nosotros. Desearía que los aduladores sacasen de él el partido afligida se preocupará por ella. Al poner en acción, de esta guisa. sus amables
que se les antojara: si unos atolondrados le hicieran cometer algún disparate, le sentimientos y al extraer sus conclusipnes del resultado de , sus esfuerzos,
dejaría que sintiese sus consecuencias. Si unos tahúres le persuadieran a que logrará buena cantidad de útil conocimiento. Además de la enseñanza de
jugase con ellos, le dejaría que le trampeasen su dinero. Los únicos lazos de que colegial adquirirá una capacidad aún más importante: la de aplicar su cono-
cimiento a los fines de la vida ...
le preservaría con esmero serían los de las cortesanas. Emilio no deberá ser
tentado por ese medio. Téngase presente que mi plan constante es llevar las Ahora consideremos el momento en que Emilio entra en la sociedad, no
cosas a lo peor. Primero intento impedir el vicio, y luego supongo su existencia para convertirse en guía,. sino para familiarizarse con ella y encontrar una
para mostrar cómo se debe remediar. compañera. Cualquiera que sea el rango en que haya nacido, cualquiera que
sea la sociedad a la que entre, su primera presentación será sencilla y sin
El tiempo de los yerros es el de las fábulas, que censurando al culpado pretensiones. No posee ni desea las cualidades que producen una impresión
bajo un disfraz extraño, le instruyen sin ofenderle. Entonces comprende que inmediata. Poco le importan las opiniones de los hombres para preocuparse de
no es mentira la moraleja, por la verdad que a sí propio se aplica. El niño que sus prejuicios, y no desea la estimación de la gente mientras no lo conozcan.
nunca fue engañado con alabanzas no entiende las palabras de la fábula que Su modo de presentarse no es ni modesto ni afectado, sino sólo natural y
antes examiné; pero el atolondrado que acaba de servir de irrisión a un sincero. No sabe de inhibiciones y de ocultamientos. Es el mismo en compañía
adulador, concibe maravíllosamente que el cuervo era un majadero. Así de un que cuando está a solas. Habla poco, porque no siente deseo de llamar la
hecho saca 'una máxima y la experiencia que presto hubiera olvidado se graba
atención. Por el mismo motivo, sólo habla de cosas que posean un valor
en su juicio con el auxilio de la fábula. No hay conocimiento moral que no
práctico, teniendo buen cuidado en no mostrarse charlatán. Lejos de despre-
pueda adq uirirse con la experiencia ajena, o con la suya propia. En los lances
ciar a la demás gente, se aviene estupendamente con todos; no con el
que es peligrosa esta experiencia, saca de la historia su lección; cuando no
propósito de parecer versado en las conversiones o afectar aires de moda, sino
puede traer la prueba muy funestas consecuencias, bueno es que quede el
sencillamente para evitar ser señalado. Nunca está más a gusto que cuando
mancebo expuesto a ella, y luego por medio del apólogo se compendian en nadie se fija en él.
máximas los casos particulares que se conocen. No es decir con esto que se
Al estudiar el modo de comportarse los hombres en sociedad, como antes
deban desenvolver o denunciar estas máximas. La cosa más vana y peor
estudió sus pasiones en la historia, tendrá más de una ocasión de reflexionar
entendida es la moraleja con que concluye la mayor parte de las fábulas.
sobre las cosas que agradan u ofenden al corazón humano. Esto lo llevará a
Antes de poner en las manos de un joven las inimitables fábulas de La
filosofa- sobre los principios del gusto, que en el estudio más a propósito en
Fontaine, quitaría todas las conclusiones en que se toma el trabajo de este periodo de su vida.
explicar lo que con tanto donaire como claridad se acab a de decir. Si
No es necesario esforzarse mucho en la defInición del gusto. El gusto es
vuestro alumno no entiende la fábula sin la explicación, estad cierto de que
simplemente la facultad de juzgar lo que agrada o desagrada al mayor número
tampoco con ella la entendería. Sólo los hombres pueden aprender de las
de personas. Esto no quiere decir que haya más personas de gusto que de las
fábulas y éste es el tiempo de que Emilio empiece.
otras. Pues aunque la mayoría juzga sana mente sobre determinada cosa, hay
Cuando veo que en la edad de mayor actividad los niños son dedicados a los
unos cuantos que poseen sensatez para todas las cosas. El gusto es como la
«
J 60 Rousseau
Comenrario 161
belleza. Aunque la mayor parte del gusto general, cuando se conjunta, forma
el buen gusto, no hay tanta gente de gusto; de igual manera como la belleza se Lo llevo a los teatros no para que estudie la moral, sino el gusto; que
compone de un conjunto de rasgos muy comunes y no obstante son pocas las aquí es donde particularmente se manifiesta a los que saben reflexionar.
personas hermosas. "Dejaos de preceptos y de moral, le diré; no es aquí donde se han de
No nos ocupamos aquí de las cosas que nos agradan porq ue son útiles o aprender. No está destinado el teatro para la verdad, sino para halagar y
que nos desagradan porque son perjudiciales. El gusto nada tiene que ver con divertir a los hombres; no hay escuela donde tan bien se aprenda el arte de
las necesidades de la vida; se aplica a cosas que nos son indiferentes o que a 10 agradarles y de interesar al Corazón humano". El estudio del teatro conduce al
más tienen un interés que se refiere a nuestro solar. Este es el motivo de que de la poesía; ambos tienen un mismo objeto. Si tiene una chispa de afición a
las decisiones sobre el gusto sean tan difíciles y al parecer tan arbitrarias. He ésta, ¡con qué delicia cultivará las lenguas de los poetas, el griego, el latín, el
de añadir que el gusto tiene reglas locales que lo hacen depender por muchos italiano! Esos estudios serán para él pasatiempos sin apremio, y le aprovecha-
modos de la región, costumbre, gobierno e institucic nes, así como otras reglas rán más. Le serán deliciosos en una edad de circunstancias en que con tanto
referentes a la edad, el sexo y el carácter. Por eso no puede haber disputa embeleso se interesa al corazón todos los géneros de belleza capaces de
acerca de los gustos. conmoverlo. Figuraos a un lado mi Emilio y a otro a un alumno de colegio,
¡. El gusto es algo na tural a todos los hombres, pero no todos lo poseen en leyendo el cuarto libro de la Eneida, o a Tibulo , o el Banquete de Platón.
1,1; igual medida. La medida del gusto que puede tener cada uno pende de la ¡Qué diferencia! ¡Cuán agitado está el Corazón del uno con lo que ni siquiera

i~! sensibilidad que ha recibido; su cultura y su forma penden de las sociedades


en que ha vivido. Primero, es preciso vivir en numerosas sociedades para hacer
hace impresión en el del otro!
demasía!
[Detén tu lectura; te veo enternecido en
Quiero que te agrade el idioma del amor, mas no que'te descarríe:
muchas comparaciones. Segundo, son necesarias sociedades de pasatiempo y sé hombre sensible, pero sé hombre cuerdo. En cuanto a lo demás, ora
ociosidad, porque en las de negocios no se lleva por regla el deleite sino el adelante o no en las lenguas muertas, en las letras humanas, en la poesía, poco
interés. En tercer lugar son necesarias sociedades donde no sea muy grande la me importa; no valdrá menos, aun cuando nada de esto sepa, ni se trata de
desigualdad de condiciones, donde sea moderada la tiranía de la opinión y estas fruslerías en su educación.
donde reine más el placer que la vanidad, porque de lo contrario la moda Cuando le enseño a que sienta y ame la belleza en todos los géneros, mi
sofoca el gusto y no se aspira a lo que agrada sino a lo que distingue. objeto principal es fijar en ella sus afecciones y sus gustos, estorbar que se
Este asunto del buen gusto no puede ser indiferente a Emilio en sus alteren sus apetitos naturales y que busque un día en su riqueza los medios de
inquietudes presentes. El conocimiento de lo que puede ser agradable o ser feliz, debiéndolos buscar más cerca de sí. En otra parte he dicho que el
desagradable a los hombres, ése es el ideal para aquel que tiene necesidad de gusto no era otra cosa que el arte de entender de cosas pequeñas, pero una
ellos, no menos que para aquel que desea series útil. Es importante agradar a vez que los contentos de la vida penden de un cúmulo de estas Cosas pequeñas
la gen te si se desea servirla. no deja de ser importante este interés. Por él aprendemos a llenada de los
Ahora es el tiempo de la lectura y los libros amenos; ahora el de enseñarle bienes que podemos alcanzar, con toda la verdad que para nosotros pueden
el análisis de la oración y hacer que sienta toda la hermosura de la dicción y tener.
la elocuencia. No basta con aprender las lenguas por ellas mismas, que no Pasando así el tiempo, sin cesar buscamos a Sofía y no la encontramos. Con-
importa su uso tanto como se cree, pero su estudio conduce al de la gramática venía que no la halláramos tan presto y la hemos buscado en parajes donde
general. Es preciso aprender el latín para saber el francés; para entender las sabía yo de cierto que no había de estar. En fin, el tiempo urge; ya es la
reglas del arte de hablar es preciso estudiar y cooperar uno con otro. ocasión de buscarla de veras, no sea que se forme él una que confunda con
Hay, por otro lado, cierta sencillez de gusto que llega al corazón y que ella y sea muy tarde cuando conozca su error. ¡Adiós, París, pueblo de
sólo se encuentra en los escritos de los antiguos. En la elocuencia, en la estrépito, de humo y de cieno, donde ni creen las mujeres en el honor ni los
poesía, en toda especie de literatura, los hallará como en la historia, abundan- hombres en la virtud! [Adiós, París! El amor, la felicidad, la inocencia es 10
tes en cosas y parcos en decidir; por el contrario, nuestros autores dicen poco que buscamos; nunca estaremos bastante lejos de ti.
y fallan mucho. Dictamos sin cesar por ley su juicio no es modo de formar el
nuestro.
En general, Emilio tomará-más gusto a los libros de los antiguos que a los
nuestros, aunque no sea más que, porque siendo aquéllos los primeros, están
más cerca de la naturaleza. Todo 10 que se diga contrario a la razón humana
no hace progreso. Lo que se gana en sentido se pierde en otro. Todos los
entendimientos salen siempre del mismo punto, y el tiempo que se ocupa en
aprender 10 que otros piensan se desperdicia para aprender a pensar por
:, nosotros mismos. 'Si se adquieren más conocimientos, también se pierde el
M.o b ;ntp.liop.ncÍ::I.
Tomado de: Rorty, Richard, La Filosofía y el Espejo de
la Naturaleza, Cátedra, Madrid, 1989,
(pp. 323-355).

CAPfTULO VIII

Filosofía sin espejos


1. HERMENÉUTICA y EDIFICACIÓN

Las ideas actuales de lo que significa ser un filósofo están tan


vinculadas con e! intento kantiano de hacer conmensurables todas
las pretensiones de conocimiento que es difícil imaginar qué podría
ser la filosofía sin la epistemología. En un plano más general, es
difícil imaginar que ninguna actividad se considerara digna de llevar
el nombre de «filosofía» si no tuviera nada que ver con ~ conoci-
miento -si no fuera en cierto sentido una teoría de! conocimiento,
un método de conseguir conocimiento, o al menos una pista de
dónde podría encontrarse una clase de conocimiento de la máxima
importancia. La dificultad procede de una idea que es común a
los platónicos, kantianos y positivistas: que el hombre tiene una
esencia -a saber, descubrir esencias. La idea de que nuestra tarea
principal es reflejar con exactitud, en nuestra propia Esencia de
Vidrio, el universo que nos rodea, es el complemento a la idea,
común a Demócrito y Descartes, de que e! universo está formado
por cosas muy simples, clara y dist.intamente cognoscibles, el cono-
cimiento de cuyas esencias constituye el vocabulario-maestro que
permite la conmensuración de todos los discursos.
Hay que dejar de lado esta imagen clásica de los seres humanos
antes de poder dejar de lado una filosofía cuyo centro esté en la
epistemología. El intento de conseguido tiene el nombre de «herme-
néutica», término polémico dentro de la filosofía contemporánea. El
uso del término en este contexto se debe en gran parte a una obra
.~. -Truth and Method, de Gadamer-. En ella, Gadamer deja claro
que la hermenéutica no es un «método para conseguir la verdad» gue
encaj~._(!!lJ?j.r!!.9:g(!n
clásica del hombre: «El fenómeno hermenéutico

323

~
O
verdaderas de nosotros en virtud de tales actividades SOl1, con fre-
.no es básicamente un problema de método, en absoluto» 1, Más bien cuencia,mucho'más.importantes para nosotros que las oraciones que
lo que hace Gadam-er~-¡¡-gr:lliClesrasgos~--es pregunt";;r qué conclusio- resultan verdaderas de nosotros cuando bebemos más, ganamos más;
nes se pueden deducir del hecho de que tenemos que practicar la etcétera, Los hechos que nos hacen capaces de decir cosas nuevas e
hermenéutica -del «fenómeno hermenéutica» en cuanto un hecho interesantes sobre nosotros mismos son, en este sentido, no-meta
que la tradición episternológica ha tratado de marginar, «La __ h~mt- físico, más «esenciales» para nosotros (al menos para nosotros, inte-
néutica que se desarrolla aquí», dice, no es", una metodología de lectuales de vida relativamente tranquila, habitantes de una parte
las ciencias humanas, sinc un intento-de entender qu{sü-nverd¡¡ae.. próspera y estable del mundo) que los hechos que cambian nuestras
ramente las ciencias humanas.imás allá de su auroconciericiaTñéfó- formas o nuestros niveles de vida (<<re-hacemos» en formas menos
dológlc~ qué las conecta con la totalidad de nuestra expérienOa «espirituales»), Gadamer desarrolla su idea de wirkungsgeschichtli-
del-mundo» 2 _ Su·-lilJrci·-es una nueva descripción del hombre que cbes Beurusstsein (el. tipo deconciencia.del_pasado quenos cambia)
inTenta colocar la imagen clásica dentro de otra más amplia y, por para describir.una.actitud in.teresa¿a->-[}Qtanto en lo 9..!-!ehay ahí fuera
tanto, de «distanciar» la problemática filosófica consagrada en vez de en el: mundo.co ..etl....lu.J;¡ye ocurrió en la hiStOríá~· cuanto en 10...que
ofrecer un conjunto de soluciones a la misma, ,j p$.demos.....sacar...:..deJª-D.~.\JI?.kza y ~e la hist.ona ·~~fa·n1le~ros-pt6:-- ,
En relación con el tema que nos ocupa, la importancia de la obra pJ.os....usos. Cuando se tiene esta actltud,laobtenclOn de ñeCl1OSto-
de Gadamer está en que consigue separar una de las tres hebras rrectos (sobre los átomos y el vacío, o sobre la historia de Europa)
-la idea romántica del hombre en cuanto auto-creador- existentes sólo tiene valor propedéutico para encontrar una forma nueva y
en la idea filosófica del «espíritu» de las otras dos hebras con que más interesante de expresarnos a nosotros mismos y, por tanto, de
se' había llegado a confundir, Gadamer (como Heidegger, con quien arreglárnoslas con el mundo. Desde el punto de vista educacional,
está en deuda parte de su obra) no hace concesiones ni al dualismo en oposición al epistemológico o tecnológico, la forma en que se
cartesiano ni a la noción de «constitución trascendental» (en cual, dicen las cosas es más importante que la posesión de verdades'.
quier sentido que pudiera recibir una interpretación idealista) 3, De Como la palabra «educad~~~>_ s..\JJ~º,.adel1).asiadovulgar, y la de
esta manera contribuye a reconciliar la afirmación «naturalista» que Bildung nºs,r~§..ultaextrañ¡¡, utilizaré el término «edificación» para
he intentado realizar en el capítulo precedente' -que la «irreducti-: ggi
r~;~_rir_~~.!l.__ este proyecto de eñcóntrai-·nueY~.i1Qi-.i:nas_.i:fe.habliÚ...
bilidad de las Geistesunssenscbaiten» no es' cuestión de dualismo s.~:an.,más interesantesJ_proy.echosas. El intento de edificar (a nos-
metafísico- con nuestra intuición «existencialista» de que lo más otros mismos y a los demás) puede consistir en la actiVidad herme-
importante que podemos hacer es redescribirnos a nosotros mismos. ~ütica de establec~iones entre nu~.~!!....prOpÍa cultura y al-
_Lo hace utili:¡;aI..J:~~)a ..no.S!Q!!.Ae._Bildung (educación, auto-formaciór:.L guna cultura o periodo histórico exóticos, o ent"rDuestra---propia---
en vez de la de «conocimiento», en cuanto meta del pensamiento, disciplina y otra dí:sciplina que parezca buscar metas inconmensu-
ueat que nos convertimos en Olras personas, que noU.ze.ha.ce.rnos» 'rables cOn un vocabulario inco~Ie. Pero puede consistir'
. ¡i" nosotros mismos al léer"miíS'; hablar más y escribir más, no es más también en la actiVidad «poehca}) de elaborar esas metas nuevas,
que-una forma Jl~mat!.~_s!~~~i~_9!!.~hrs-or¡iciones-'i:¡Üe reSllrtan
---_ ... -'-~'---- '---- .... _----- .-.. _--- .,_._--_ .. -
~ El contraste que se da en este caso es el mismo que el que se aprecia
1 Hans-Georg Gadamer, Trutb and Metbod (Nueva York, 1975), pág. xi, en la discusión tradicional entre educación «clásica» y educación «cien'tífica»
En realidad, podría decirse que el libro de Gadamer es un panfleto contra mencionado por Gadamer en la sección inicial de «The Significance of the
la misma idea de método, donde éste se concibe como un intento de con- Humanist Tradition». Más en general, puede considerarse como un aspecto
mensuración. Resulta instructivo observar los paralelismos entre este libro y de la lucha entre poesía (que no puede abandonarse en la primera clase de
el de Paul Feyerabend, Agaínst Method. En la exposición de Gadamer sigo educación) y filosofía (que, cuando se concibe a sí misma como una super-
a Alasdair Maclntyre; véase su «Contexts of Interpretation», Boston Univer- ciencia, desearía convertirse en fundamento de la segunda clase de educación).
sity [ournal, 24 (1976), 41-46, Yeats preguntón los espíritus (que, creía él, le estaban dictando A Vision
2 Gadamer, Trutb and Method, pág. xiii. por mediación de su esposa) por qué habían venido. Los espíritus respondie-
s Cfr. ibid., pág. 15. «Pero podemos reconocer que la Bildung es un ele- ron: «Para trae ros metáforas para la poesía,)} Un filósofo habría esperado al-
mento del espíritu sin sentirnos ligados a la filosofía hegeliana del espíritu gunos datos más concretos sobre lo que ocurría al otro lado, pero Yeats no
absoluto, lo mismorque la idea de la historicidad de la conciencia no está se sintió defraudado.
unida a su filosofía de la historia del rnundo.»
325
324

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nuevas palabras, o nuevas disciplinas, a lo que seguiría, por así de- chas, formas de describimos a nosotros mismos, y que algunas de
cirio, lo con trario de la hermenéu tica: el in ten to de rein terpretar ellas pueden dificultar el proceso de edificación.
nuestros entornas familiares en términos, no familiares, de nuestras Resumiendo esta concepción «existencialista» de la objetividad.
nuevas invenciones. En cualquier caso, la actividad es (a pesar de podríamos decir: la objetividad debe entenderse como conformidad
la relación etimológica entre las dos palabras) edificar sin ser cons- con las normas de justificación (para las afirmaciones y para las ac-
tructivo -al menos si «constructivo» significa aquella forma de co- ciones) que encontramos sobre nosotros. Esta conformidad sólo re-
operación en la realización de los programas de investigación que sulta dudosa y engañosa cuando se entiende como algo más que esto
tiene lugar en el discurso normal. Se supone que el discurso que -a saber, como una forma de obtener acceso a algo que «sirva de
edifica es anormal, que nos saca de nosotros mismos por la fuerza base» a las actuales prácticas de justificación en alguna otra cosa. De
de 'lo extraña, para ayudamos a convertimos en seres nuevos. dicha «base» se piensa que no necesita justificación, pues se ha pero
El contraste entre deseo de edificación y desea de verdad no cibido tan clara y distintamente como para servir de «fundamento
es, según Gadamer, expresión de una tensión que exija su resolu- filosófico». Esto es engañoso no simplemente por el absurdo gene-
ción a la adopción de un compromiso. Si hay conflicto, éste se da ral de apoyar la justificación última en lo injustificable, sino tam-
entre la concepción platónico-aristatélica de que la única forma de bién por el absurdo más concreto de pensar que el vocabulario uti-
ser edificada es saber qué hay ahí fuera (reflejar las hechas con lizado por la ciencia o la moralidad actual tengan una vinculación
exactitud -realizar nuestra esencia conociendo esencias) y la con- privilegiada con la realidad que haga de él algo más que otro con-
cepción de que la búsqueda de la verdad es sólo. una de las muchas junto cualquiera de descripciones. El acuerdo con los naturalistas en
formas en que podemos ser edificados. Gadamer atribuye justamen- que la redescripción no es «cambio de esencia» debe ir seguido por
te a Heidgger el mérito de haber dado con una forma de ver la el abandono total de la noción de «esencia» 1. Pero la estrategia fi-
búsqueda de conacimiento objetivo (desarrollada primeramente por losófica consagrada en la mayoría de las naturalismos es encontrar
los griegos, utilizando como modelo las matemáticas) como uno de una forma de demostrar que nuestra propia cultura ha conseguido
entre los diversos proyectos humanos 5. Sin embargo, éste queda re- captar la esencia del hombre -convirtiendo así a todos los vocabu-
flejado más gráficamente en Sartre, quien concibe el intento de ad- . larios nuevos e inconmensurables meramente en una ornamentación
quirir un conocimiento objetivo del mundo y, por tanto, de uno «no-cognitiva» B. La utilidad de la opinión «existencialista» es que,
mismo, como un intenta de evitar la responsabilídad de elegir el al proclamar que no tenemos esencia, nos permite ver las, descrip-
propio proyecto 6. Para Sartre, decir esto no es decir que el deseo ciones de nosotros mismos que encontramos en una de (o en la uni-
de conocimiento objetivo de la naturaleza, de la historia o de cual- dad de) las Naturwissenschaften en pie de igualdad con las diversas
quier otra cosa ésté condenado al fracaso, ni siquiera que tenga que descripciones alternativas presentadas por poetas, novelistas, psicó-
resultar engañoso. Es decir, simplemente, que presenta una tenta- logos profundos, escultores, antropólogos y místicos. Las primeras
ción al auto-engaño en la medida en que pensemos que, sabiendo no son representaciones privilegiadas en virtud del hecho de que
qué descripciones dentro de un conjunto dado de discursos nor-
7 Habría resultado oportuno que Sartre hubiera completado esta observa-
males se aplican a nosotras, por eso mismo nos conocemos a nos- ción de que el hombre es el ser cuya esencia es no tener esencia diciendo que
otros. Para Heidegger, Sartre y Gadamer, la investigación objetiva esto valía también para todos los demás seres. Si no se introduce esa adi-
es perfectamente posible y muchas veces real -lo único que hay ción, parecerá que Sartre está insistiendo en la antigua distinción metafísica
que decir en su contra es que proporciona sólo algunas, de las mu- entre espíritu y naturaleza, aunque en otros términos, en vez de afirmar sim-
plemente que el hombre es siempre libre de elegir nuevas descripciones (entre
otras cosas, para sí mismo).
5 Véase la sección titulada «The Overcoming of the Epistemological Pro- 8 Creo que Dewey es el único de los autores habitualmente clasificados
blem ... », en Truth and Method, págs. 214 y SS., Y compárese con Martín Hei- como «naturalistas» que no ha manifestado esta actitud reductora, a pesar de
degger, Being and Time, traducido por john Macquarrie y Edward Robinson que habla continuamente del «método científico». El mérito singular de
(Nueva York, 1962), seco 32. Dewey fue haber permanecido lo suficientemente hegeliano como para no
6 Véase jean-Paul Sartre, Being and Notbingness, traducción de Hazel pensar que la ciencia natural tenga un acceso interior a las esencias de las
Barnes (Nueva YorK,'"1956), parte segunda, capítulo 3, sección 5, yla «Con- cosas, al mismo tiempo que se mantenía lo suficientemente naturalista como
clusión» del libro. para pensar en 105 seres humanos en términos darwinianos.

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(por el rnornen to) ha ya más consenso en las ciencias que en las artes. cadas. Pero desde los puntos de vista de Gadamer, Heidegger y
Están simplemente dentro del repertorio de auto-descripciones a nues- Sartre, el problema de la distinción hecho-valor es que está conce-
tra disposición. bida precisamente para oscurecer el hecho de que son posibles otras
El tema puede formularse también como una extrapolación del tó- descripciones además de las presentadas por los resultados de las
pico de que no puede decirse de alguien que esté educado -gebil- investigaciones normales 10. Indica que una vez «están dentro todos
det- si sólo conoce los resultados de las Naturwissenschaften de la los hechos» no queda nada, excepto la adopción «no-cognitiva» de
época. Gadamer comienza Truth and Method examinando el papel una actitud -opción que no se puede discutir racionalmente. Ocul-
de la tradición humanista en la atribución de sentido a la idea de ta el hecho de que usar un conjunto de oraciones verdaderas para
Bildung como algo que «no tiene fines fuera de sí mismo» g. Para describimos a nosotros mismos es ya elegir una actitud hacia nos-
dar sentido a esta idea hace falta un sentido de la relatividad de otros, mientras que utilizar otro conjunto de oraciones verdaderas
los vocabularios descriptivos para los periodos, tradiciones y acci- es adoptar una actitud contraria. La distinción positivista entre he-
dentes históricos. Esto es lo que hace la tradición humanista dentro chos y valores, creencias y actitudes, sólo puede parecer plausible si
de la educación, y no puede conseguir el adiestramiento en los re- suponemos que hay un vocabulario libre-de-valor que haga conmen-
sultados de las ciencias naturales. Dado ese sentido de relatividad, surables a estos conjuntos de afirmaciones «factuales». Pero la fic-
no podemos tomarnos en serio la noción de «esencia», ni la idea ción filosófica de que tenemos este vocabulario en la punta de la
de que la tarea del hombre sea la representación exacta de las esen- lengua es, desde un punto de vista educativo, desastrosa. Nos obliga
cias. Las ciencias naturales, por sí solas, no llegan a convencemos a fingir que' podemos dividirnos a nosotros mismos en conocedores
dé que sabemos lo que somos y lo que podemos saber -DO sólo de oraciones verdaderas por una parte y elegidores de vidas o ac-
cómo predecir y controlar nuestra conducta, sino los límites de tal ciones u obras de arte por la otra. Estas divisiones artificiales im-
conducta (y, en especial, los límites de nuestra habla significativa). piden que logremos enfocar la idea de edificación. 0, más exacta-
El intento de Gadamer de rechazar la exigencia de «objetividad» mente, nos llevan a pensar que la edificación no tiene nada que ver
(en la que coinciden MilI y Carnap) en las Geistesuiissenscbajten es con las facultades racionales que se emplean en el discurso normal.
el intento de impedir que la educación se reduzca a una instrucción Así, pues, el esfuerzo de Gadamer por deshacerse de la imagen
en los resultados de la investigación normal. Más en general, es el clásica del hombre-como-esencialmen te-conocedor-de-esencias es, en-
intento de impedir que la investigación anormal sea considerada sos- tre otras cosas, un esfuerzo por librarse de la distinción entre he'
pechosa únicamente por su anormalidad. cho y valor y, por tanto, por hacemos pensar que «descubrir los
A este intento «existencialista» por colocar la objetividad, la ra- hechos» es sólo uno de los distintos proyectos de edificación. Ésta
cionalidad y la investigación normal dentro del cuadro más amplio es la razón por la que Gadamer dedica tanto tiempo a acabar con
de nuestra necesidad de ser educados y edificados se enfrenta mu- las distinciones hechas por Kant entre cognición, moralidad y juicio
chas veces el intento «positivista» de distinguir entre aprender he- estético 11. No hay ninguna forma, por lo que yo sé, de argumentar
chos y adquirir valores. Desde el punto de vista positivista, la expo- en el tema de si se debe mantener en su sitio la «red» kantiana o
sición que hace Gadamer de la unrkungsgeschicbtlicbe Beuiusstsein más bien debe dejarse de lado. No hay ningún discurso filosófico
puede parecer poco más que la repetición del tópico de que aun normal que proporcione un terreno de conmensuración común a los
cuando sepamos todas las descripciones objetivamente verdaderas de que ven la ciencia y la edificación como, respectivamente.v-sracional»
nosotros 'mismos, quizá sigamos sin saber qué hacer con nosotros.
10 Véase la discusión de Heidegger sobre los «valores» en Being and Time,
Desde este punto de vista, Truth and Method (y los capítulos sexto
página 133, y lo que dice al respecto Sartre en Being and Nothingness, se-
y séptimo del presente libro) son adaptaciones exageradas del he- gunda parte, capítulo 1, sección 4. Compárense con los comentarios de Ga-
cho de que la total satisfacción de todas las exigencias de justifica- damer sobre Weber (Truth and Method, págs. 461 y ss.).
ción que ofrece la investigación normal nos dejaría en libertad para JI Véase la polémica de Gadamer contra «la subjetivización de la estética')
extraer nuestras propias conclusiones de las afirmaciones así [ustifi- en la Tercera Crítica de Kant tTrutb and Method, pág. 87) y compárese con
los comentarios de Heidegger en «Letter on Humanism» hablando de las dis-
-c, tinciones de Aristóteles entre física, lógica y ética (Heidegger, Basic Writings,
9 Gadamer, Truth and Method, pág. 12. ed. Krel [Nueva York, 1976], pág. 232).

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e «irracional», y los que ven la búsqueda de la objetividad como menéutica depende siempre de la posibilidad (y quizá de la reali-
una posibilidad entre otras que se deben tener en cuenta en la dad) de la epistemología, y que la edificación utiliza siempre ma-
toirleungsgescbicbtlicbe Beuiusstsein. Si no existe ese terreno común, teriales proporcionados por la cultura de la época. Intentar el dis-
lo único que podemos hacer es indicar qué aspecto tiene el otro ban- curso anormal de novo, sin ser capaces de reconocer nuestra propia
do, desde nuestro propio punto de vista. Es decir, lo único que po- anormalidad, es una locura en el sentido más literal y terrible de la
demos hacer es ser hermenéutica s con la oposición -tratando de palabra. Insistir en ser hermenéutica donde podría valer la episte-
demostrar cómo las cosas extrañas o paradójicas u ofensivas que di- mología -volvernos incapaces de ver el discurso normal en térmi-
cen van unidas al resto de lo que quieren decir, y qué impresión nos de sus propios motivos, y capaces de verlo únicamente desde
produce lo que dicen cuando se formula en nuestro propio idioma dentro de nuestro discurso anormal- no es una locura, pero refleja
alternativo. Esta clase de hermenéutica de intención polémica apa- una deficiencia de educación. La adopción de la actitud «existencia-
rece en los intentos de' Heidegger y Derrida por demostrar la tra- lista» hacia la objetividad y la racionalidad que es común a Sartre, .
dición. Heidegger y Gadamer sólo tiene sentido si 10 hacemos apartándonos
conscientemente de una norma entendida correctamente. El «existen-
cialismo» es un movimiento de pensamiento intrínsecamente de re-
2. FILOSOFÍA SISTEMÁTICA Y FILOSOFÍA EDIFICANTE acción, que sólo tiene sentido en oposición a la tradición. Quiero ge-
neralizar ahora este contraste entre filósofos cuya obra es esencial-
El punto de vista hermenéutica, desde el cual la adquisición de mente constructiva y aquellos cuya obra es esencialmente reactiva.
la verdad ve reducida su importancia y se considera como un com- Estableceré un contraste entre la filosofía que se centra en la epis-
ponente de la educación, sólo es posible cuando antes se ha adopta- temología y la filosofía que tiene su punto de partida en la descon-
do otro punto de vista. La educación ha de comenzar con la acultu- fianza hacia las pretensiones de la epistemología. Se trata del con-
ración. Por eso, para llegar a ser gebildet los primeros pasos han de traste entre la filosofía «sistemática» y la «edificante».
ser la búsqueda de la objetividad y de la conciencia auto-consciente En toda cultura suficientemente reflexiva hay quienes seleccio-
de las prácticas sociales 'en que consiste la objetividad. Debemos ver- nan un área, un conjunto de prácticas, y la consideran como el pa-
nos primero como. en-soi -descritos por aquellas afirmacionesque radigma de la actividad humana. Luego tratan de demostrar cómo
son objetivamente verdaderas en el juicio de nuestros semejantes- el resto de la cultura puede beneficiarse de este ejemplo. En el curso
antes de que tenga sentido que nos veamos como pour-soi. De la principal de la tradición filosófica occidental, este paradigma ha sido
misma manera, no podemos ser educados sin descubrir muchas co- el conocer -poseer creencias verdaderas justificadas, o, todavía me-
sas sobre las descripciones del mundo presentadas por nuestra cul- jor, creencias tan intrínsecamente convincentes que hacen innecesa-
tura (por ejemplo, aprendiendo los resultados de las ciencias natu- ria la justificación. Dentro de esta corriente principal se han dado
rales). Quizá más adelante podamos dar menos valor a «estar en revoluciones filosóficas sucesivas promovidas por filósofos entusias-
contacto con la realidad», pero sólo podremos permitírnoslo des- mados ante nuevas proezas cognitivas -por ejemplo, el redescubri-
pués de haber atravesado diversas etapas de conformidad, primero miento de Aristóteles, la mecánica de Galileo, el desarrollo de la
implícita y luego explícita y auto-consciente, con las normas de los historiografía auto-consciente en el siglo XIX, la biología darwiniana,
discursos que se producen a nuestro alrededor.. la lógica matemática. La utilización de Aristóteles por Tomás de
Traigo a colación este punto trivial de que la educación -in- Aquino para conciliar a los Santos Padres, las críticas de Descartes
cluso la educación del revolucionario o del profeta- ha de comen- y Hobbes a la escolástica, la idea de la Ilustración de que la lectura
zar con la conformidad con la aculturación y la conformidad sim- de Newton lleva naturalmente a la destitución de los tiranos, el evo-
plemente para introducir un elemento de cautela en la afirmación lucionismo de Spencer, el intento de Carnap de superar la metafísica
«existencialista» de que la participación normal en el discurso nor- mediante la lógica, son otros tantos intentos de remodelar el resto
mal es meramente un proyecto, una forma de estar en el mundo. de la cultura inspirándose en el modelo del último logro cognitivo.
La cautela consiste en decir que el discurso anormal y «existencial» Un filósofo característico de la «corriente principal» de Occidente
depende siempre del discurso normal, que la posibilidad de la her- diría: Ahora que tal-o-cual línea de investigación ha conseguido un

330 331

~
r::.
éxito tan sorprendente, vamos a rehacer toda la investigación y mas filosóficos tradicionales, o como conjunto de propuestas cons-
toda la cultura inspirándonos en su modelo, haciendo así posible tructivas para la filosofía en cuanto disciplina cooperativa y progre-
que se impongan la objetividad y la racionalidad en áreas anterior- siva 18. Se ríen de la imagen clásica del hombre, la imagen que con-
mente oscurecidas por la convención, la superstición y la falta de tiene la filosofía sistemática, la búsqueda de la conmensuración uni-
una adecuada comprensión epistemológica de la capacidad del hom- versal en un vocabulario final. Insisten denodadamente en la afir-
bre para representar con exactitud a la naturaleza. mación holista de que las palabras toman sus significados de otras
En la periferia de 1a historia de la filosofía moderna, aparecen palabras más que en virtud de su carácter representativo, y en el
figuras que, sin llegar a formar una «tradición», se parecen entre corolario de que los vocabularios adquieren sus privilegios de los
sí por su desconfianza an te la idea de que la esencia del hombre es hombres que los usan más que de su transparencia a lo real 14 •
ser un conocedor de esencias. Pertenecen a esta categoría Goethe, La distinción entre filósofos sistemáticos y edificantes no es la
. Kierkegaard, Santayana, William James, Dewey, el segundo Witt- misma que la distinción entre filósofos normales y filósofos revolu-
gesntein, y el segundo Heidegger. Muchas veces se les acusa de re- cionarios. Esta última distinción pondría a Husserl, Russell, el se-
lativismo o' de cinismo. Suelen formular dudas sobre el progreso, v gundo Wittgenstein y el segundo Heidegger en el mismo lado de
especialmente sobre la última pretensión de que tal o cual discipli- la línea divisoria (el de los «revolucionarios»). Para mis intereses,
na ha conseguido por fin aclarar hasta tal punto la naturaleza del 10 que importa es distinguir entre dos clases de filósofos revolucio-
conocimiento humano que la razón se extenderá ahora por todos los narios. Por una parte, hay filósofos revolucionarios -los que fundan
confines de la actividad humana. Estos escritores han mantenido viva nuevas escuelas dentro de las cuales se puede practicar la filosofía
la idea & que, aun cuando tengamos una creencia verdadera justifi- normal, profesionalizada- que consideran que la inconmensurabi-
cada" sobre todo 10. que deseemos saber, quizá lo único que tenga- lidad de su nuevo vocabulario con el antiguo es un problema pasa-
mos sea conformidad con las normas del momento. Han mantenido jero del que hay que echar la culpa a los fallos de sus predecesores
con vida.Ia sensación historicista de que la «superstición- de este y que" se .debe superar mediante la institucionalízación de su propio
siglo ha'sido el triunfo de la razón del pasado . siglo, así como la vocabulario. Por otra parte, hay grandes filósofos que se asustan al
sensación' relativista de que el último vocabulario, tomado del des-o pensar que su vocabulario pudiera llegar a institucionalizarse, o de
cubrimiento científico más reciente, quizá no exprese representacio- que su obra pueda considerarse como conmensurable con la tradición.
nes privilegiadas de las esencias, sino que sea simplemente uno más retratos, y cuando ya no se puede ver en las monedas a Victoria, o
del posible número infinito de vocabulario en que se puede descri- a Guillermo o a la República Francesa, explican: estas monedas no
bir el mundo. tienen ahora nada de específicamente inglés o alernén o francés, pues
Los filósofos que se mantienen dentro de la corriente principal las hemos alejado del tiempo y del espacio; ya no valen, por ejern-
plo, cinco francos, sino que tienen un valor incalculable y la zona
son los filósofos a quienes llamaré «sistemáticos», y a los periféricos en que pueden ser medio de cambio se ha ampliado hasta el infinito.
los llamaré «edificantes». Estos filósofos periféricos, pragmáticos, son
13 Véase la comparación que hace Karl-Otto Apel del Wittgenstein y
escépticos en primer lugar hacia la filosofía sistemática, hacia todo el Heidegger en cuanto que han «cuestionado la metafísica occidental corno
proyecto de conmensuración llniversal12• Los grandes pensadores edi- disciplina teórica» (Transforma/ion der Pbilosopbie [Frankfurt. 1973], vol. 1,
ficantes, periféricos de nuestro tiempo son Dewey, Wittgenstein y página 228). No he presentado interpretaciones de Dewey, Wittgenstein y
Heidegger. En los tres casos resulta sumamente difícil interpretar Heidegger en apoyo de lo que vengo diciendo sobre ellos. pero he tratado de
hacerla en un trabajo sobre WittgensteÍn titulado «Keeping Philosophy Pure»
su pensamiento como expresión de concepciones sobre los proble-
(Yale Reuieio [Spring, 19761. págs. 336-356), en «Overcorning the Tradition:
Heidegger and Dewey» (Reuieio 01 Melaphysics, 30 [19761, págs. 280-305), y en
12 Véase el pasaje de Anatole Frunce, en «Garden of Epicurus», que cita «Dewey's Metaphysics», en New Studies in tbe Philosophy 01 [obn Dewey,
[seques Derrida al comienzo de su «La Mythologie Blanche» (en Marges de edición de Steven M. Cahn (Hanover. N. H., 1977).
ltl Philosopbie [París, 1972J, pág. 250): 11 Esta observación heideggeriana sobre el lenguaje aparece desarrollada
ampliamente y con criterio en la obra de Derrida La Voix el le Pbénoméne,
... los metafísicos, cuando inventan un nuevo lenguaje, son como los traducida al inglés por David Allison con el título Speech and Pbenomenon
afiladorestque aplican su piedra a las monedas y medallas en vez (Evanston, 1973). Véase la comparación que hace Garver de Derrida y
de a los cuchillos y tijeras. Borran el relieve, las inscripciones, los Wittgenstein en su «Introducción» a esta traducción.

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~
Husserl y Russell (como Descartes y Kant) son del primer tipo. El cambio de reglas porque se ha observado que las antiguas no enca-
segundo Wittgenstein y el segundo Heidegger (como Kierkegaard y jan con la materia estudiada, que no son adecuadas a la realidad, que
Nietzsche) son del segundo 15. Los grandes filósofos sistemáticos son impiden la solución de los problemas eternos. Los filósofos edifican-
constructivos y dan argumentos. Los grandes filósofos edificantes son tes, a diferencia de los filósofos sistemáticos revolucionarios, son los
reactivos y presentan sátiras, parodias, aforismos. Saben que su obra que son anormales en este meta-nivel. Se niegan a presentarse como
perderá vigencia cuando se pase el periodo contra el que estaban re- si hubieran averiguado alguna verdad objetiva (por ejemplo, sobre
accionando. Son intencionadamente periféricos. Los grandes filósofos qué es la filosofía). Se presentan como personas que hacen algo distin-
sistemáticos, como los grandes científicos, construyen para la eterni- to de (y más importante que) ofrecer representaciones exactas de
dad. Los grandes filósofos edificantes destruyen en beneficio de su cómo son las cosas. Es más importante porque, dicen ellos, la misma
propia generación. Los filósofos sistemáticos quieren colocar su ma- idea de «representación exacta» no es la forma adecuada de pensar
teria de estudio en el eamirto seguro de la ciencia. Los filósofos edi- en lo que hace la filosofía. Pero luego continúan diciendo que esto
ficantes quieren dejar un espacio abierto a la sensación de admira- no se debe a que «una búsqueda de representaciones exactas de ...
ción que a veces causan los poetas -admiración de que haya algo (por ejemplo, 'los rasgos más generales de la realidad' o 'la natura-
nuevo bajo el sol, algo que no sea una representación exacta de lo leza del hombre')» sea una representación inexacta de la filosofía.
que ya estaba allí, algo que (al menos de momento) no se puede ex- Mientras que los revolucionarios con menos pretensiones pueden
plicar y difícilmente se puede describir. permitirse tener opiniones sobre muchas cosas de las que las tenían
Sin embargo, la idea de un filósofo edificante constituye una pa- también sus antecesores, los filósofos edificantes deben criticar la
radoja. Platón definió al filósofo en oposición al poeta. El filósofo misma idea de tener una opinión, y.. al mismo tiempo evitar tener
podía dar razones, argumentar sus opiniones, justificarse. Por eso, una opinión sobre tener opiniones lG. Es una posición difícil, pero
los filósofos sistemáticos defensores de la ..argumentación dicen de no imposible. Wittgenstein y Heidegger se defienden bastante bien.
Nietzsche y Heidegger que, sean lo que sean, no son filósofos. Esta Una de las razones por las que consiguen arreglárselas tan bien es
táctica de negar la condición de filósofos también la utilizan, lógi- que no piensan que cuando decimos algo tengamos que estar ex-
camente, los filósofos normales contra los filósofos revolucionarios. presando necesariamente una opinión sobre un tema. Podríamos es-
La utilizaron los pragrnatistas contra los positivistas lógicos, los po- tar diciendo algo simplemente -participando en una conversación
sitivistas contra los «filósofos del lenguaje corriente», y será utilizada más que colaborando en una investigación. Quizá el decir cosas no
siempre que el cómodo profesionalismo esté en peligro. Pero en ese sea siempre decir cómo son las cosas. Quizá decir eso no sea un caso
uso es simplemente un juego retórico que no nos dice más que se de decir cómo son las cosas. Los dos autores indican que vemos a
está proponiendo un discurso inconmensurable. Por el contrario, cuan- las personas en cuanto que dicen cosas, cosas mejores o peores, sin
do se usa contra los filósofos edificantes la acusación tiene mordien- verlas como si exteriorizaran representaciones internas de la realidad.
te. El problema de un filósofo edificante es que en cuanto filósofo Pero esto es sólo su cuña de entrada, pues entonces debemos dejar
está en una profesión que consiste en presentar argumentos, mien- de vemos a nosotros mismos como que vemos esto, sin comenzar
tras que lo que a él le gustaría es ofrecer otro conjunto de términos, a vemos a nosotros mismos como si viéramos algo distinto. Debe-
sin decir que estos términos sean las representaciones exactas, recién mos eliminar completamente de la conversación las metáforas visua-
encontradas, de las esencias (por ejemplo, de la esencia de la «filoso- les, y en especial las del espejo 17. Para hacerla hemos de entender
fía» misma). Podría decirse que está violando no sólo las reglas de
16 La mejor exposición de esta dificultad, al menos de las que yo conozco,
la filosofía normal (la filosofía de las escuelas de su época) sino una
es la de Heidegger en «Die Zeit des Weltbildes» (traducido al inglés con el
especie de meta-regla: la regla de que sólo se puede sugerir un título «The Age of the World·View» por Marjorie Grene en Boundary II
[1976]).
15 La permanente fascinación del hombre que inventó toda la idea de la 17 Las obras recientes de Derrida son meditaciones sobre la forma de evitar
filosofía occidental -Platón- está en que todavía no sabemos qué clase de estas metáforas. Igual que Heidegger en «Aus einem Gesprach van der
filósofo era. Aun cuando se deje de lado la Séptima carta, por apócrifa, el Sprache zwischen einem Japaner und einern Fragenden» (en Unterwegs zur
enigma se rnantiene wivo por el hecho de que tras milenios de comentarios Spracbe [Pfullingen, 1959]), Derrida juega en algunas ocasiones con la idea de
nadie sabe qué pasajes de los diálogos son bromas. la superioridad de las lenguas orientales y de la escritura ideográfica.

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tF
el habla no sólo como no exteriorización de las representaciones in-
ternas, sino como no representación en absoluto. Debemos renun-
ciar a la idea de correspondencia de las oraciones y de pensamientos
3. EDIFICACIÓN, RELATIVISMO y VERDAD OBJETIVA
v ver las oraciones como si estuvieran conectadas con otras oracio-
nes más que con el mundo. Debemos considerar el término «corres-
ponde a cómo son las cosas» como un cumplido automático hecho Quiero ampliar ahora esta sugerencia de que la filosofía edifi-
al discurso normal que logra sus objetivos y no como una relación cante aspira a mantener una conversación más que a descubrir la
que se debe estudiar y a la que hay que aspirar durante todo el resto verdad, sirviéndome de ella para elaborar una réplica a la conoci-
del discurso. Tratar de ampliar este cumplido a los hechos del dis- da acusación de «relativismo» dirigida a la subordinación de la
curso anormal es como felicitar a un juez por su sabia decisión verdad a la edificación. Voy a insistir en que la diferencia entre
dándole una buena propina: demuestra una falta de tacto. Pensar conversación e investigación es paralela a la distinción de Sartre
que Wittgenstein y Heidegger tienen opiniones sobre cómo son las entre pensar en sí mismo como pour-soi y como en-soi y, por tanto,
cosas no es estar equivocados sobre cómo son las cosas, exactamen- que el papel cultural del filósofo edificante es ayudamos a evitar
te; es sólo mal gusto. Los coloca en una situación en la que no el auto-engaño que se deriva de creer que nos conocemos a nos-
quieren estar, y en la que parecen ridículos. otros mismos conociendo un conjunto de hechos objetivos. En la
Pero quizá deban parecer ridículos. ¿Cómo sabemos entonces .sección siguiente, trataré de examinar la afirmación contraria. Lo
cuándo adoptar una actitud discreta y cuándo insistir en la obliga- que voy a decir es que el conductismo, naturalismo y fisicismo in-
ción 'moral de alguien a tener una opinión? Es como preguntar condicionales que he estado recomendando en los capítulos prece-
cómo' sabemos cuándo la negativa de alguien a adoptar nuestras dentes nos ayudan a evitar el auto-engaño de pensar que posee-
normas' (por ejemplo, de organización social, prácticas sexuales o _mas una naturaleza profunda, oculta, metafísicamente significativa
modales en la conversación) es un ultraje moral y cuándo es algo que nos hace «irreductiblemente» diferentes de los tinteros o de
que debamos respetar (al menos provisionalmente). No sabemos es- los átomos.
tas cosas por referencia a principios generales. Por ejemplo, no sa- Los filósofos que tienen dudas sobre la epistemología tradicio-
bemos por adelantado que si se pronuncia una determinada ora- nal. son interpretados frecuentemente como si estuvieran cuestio-
ción o se realiza un acto determinado, interrumpiremos la conver- nando la idea de que sólo puede ser verdadera como máximo una
sación o romperemos una relación personal, pues todo depende de de las teorías rivales incompatibles. Sin embargo, es difícil dar con
qué es lo que lleva a ello. El ver a los filósofos edificantes como alguien que ponga eso en duda. Cuando se dice, por ejemplo, que
interlocutores en .una conversación es una alternativa a verlos como las «teorías de la verdad» coherentistas o pragmatistas admiten la
si tuvieran opiniones sobre' temas de interés común. Una forma de posibilidad de que muchas teorías incompatibles satisfagan las con-
concebir la sabiduría como algo que no se ama igual que se ama diciones establecidas para «la verdad», el coherentista o pragma-
un argumento, y cuya consecución no consiste en encontrar el vo- tista suele replicar que esto demuestra solamente que no debería-
cabulario correcto para representar la esencia, es pensar en ella mos tener motivos para elegir entre estos aspirantes a «la verdad».
como la sabiduría práctica riecesaria para participar en una conver- La conclusión que hay que sacar, dicen ellos, no es que hayan pre-
sación. Una forma de ver la filosofía edificante como amor a la sa- sentado análisis inadecuados de «verdadero», sino que hay algunos
biduría es veda como el intento de impedir que la conversación términos -por ejemplo, «la teoría verdadera», «lo que es correcto
degenere en investigación, en un intercambio de opiniones. Los fi- hacer»- que son, intuitiva y gramaticalmente, singulares, pero
lósofos edificantes no pueden terminar la filosofía, pero pueden para los cuales no se puede establecer ningún conjunto de condi-
ayudar a impedir que llegue al sendero seguro de la ciencia. ciones necesarias y suficientes que distingan a un referente único.
Este hecho, dicen ellos, no tiene por qué causar sorpresa. Nadie
piensa que haya condiciones necesarias y suficientes que distingan,
por ejemplo, al referente único de <do correcto en aquella situa-
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ción embarazosa en que se encontró hubiera sido hacer esto», aun-
que se pueden presentar condiciones plausibles que abrevien una
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lista de candidatos rivales incompatibles. ¿Por qué va a ser dis- creo, a no ser que confundamos contacto con la realidad (relación
tinto con los referentes de «lo que deberíamos haber hecho en causal, no intencional, no relativa a la descripción) con hacer frente
aquel terrible 'dilema moral» o «la Buena Vida para e! hombre» a la realidad (describirla, explicarla, predecirla y modificarla -co-
o «de lo que está hecho realmente el mundo»? sas todas ellas que hacemos bajo descripciones). El sentido en que
Para ver al relativismo ocultándose en todo intento de formu- la realidad física es «lo segundo» de Peirce -presión no mediada-
lar condiciones de verdad o realidad o bondad que no trate de no tiene ·nada que ver con el sentido en que sólo una de nuestras
presentar condiciones singularmente individualizadoras, hemos de formas de describir, o de hacer frente a, la realidad física es «la
adoptar la noción «platónica» de los términos trascendentales de única correcta». La falta de mediación se está confundiendo aquí
que hemos hablado más arriba (capítulo sexto, sección 6). Hemos con la exactitud de la' mediación. La ausencia de descripción se' con-
de pensar que los verdaderos referentes de estos términos (la Ver- funde con un privilegio que va unido a cierta descripción. Sólo por
dad, lo Real, la Bondad) quizá no tengan ninguna conexión con obra de esta confusión se puede confundir la incapacidad de' ofre-
las prácticas de justificación que prevalecen entre nosotros, El di- cer condiciones individualizadoras para la única descripción verda-
lema creado por esta hipostatización platónica es que, por una par- dera de las cosas materiales con la insensibilidad a la inflexibilidad
te, el filósofo ha de tratar de encontrar criterios para distinguir a de las cosas.
estos referentes únicos, mientras que, por la otra, las únicas pistas Sartre nos ayuda a explicar por qué es tan frecuente esta con-
sobre qué podrían ser estos criterios las proporciona la práctica ac- fusión y por qué sus resultados están provistos de tanta seriedad
tual (por ejemplo, la mejor corriente de .pensamiento moral y cien- moral. La idea de «la única forma de describir y explicar -la reali-
tífico del momento). Por eso, los filósofos secondenan a sí mis- dad» que se supone contenida en nuestra .1«intuición» sobre el sig-
mos a trabajar como Sísifo, pues en el momento en que se ha con- nificado de «verdadero» es, para Sartre, precisamente la idea de te-
seguido la explicación de un término trascendental recibe la etique- ner una forma de describir y explicar que nos viene impuesta con
ta de «falacia naturalista», de confusión entre esencia y accidente 18. la misma desconsideración con que chocan las piedras contra nues-
Creo que tenemos una. pista de la causa-de esta obsesión contra- ·tros pies. 0, para volver a metáforas visuales, es la idea de hacer
producente en el hecho de que incluso los filósofos que consideran que se nos desvele la realidad, no oscuramente en un cristal, sino
la imposibilidad intnitiva. de encontrar condiciones para «lo que es como una especie inimaginable de inmediatez que haría 'superfluos
correcto hacen} como razón para rechazar los «valores objetivos» el discurso y la descripción. Si pudiéramos convertir al conocimien-
son reacios a considerar que la imposibilidad de encontrar condi- to y hacerla pasar de ser algo discursivo, algo conseguido por adap-
ciones individualizadoras para la única teoría verdadera del mundo taciones continuas de ideas o palabras, a ser algo tan inevitable
sea razón para negar la «realidad física objetiva». Y deberían hacer- como el ser arrastrados de una a otra .parte, o el quedarse transpues-
la, pues formalmente las dos nociones están en pie de igualdad. tos ante una visión que nos. deja sin habla, ya no tendríamos la res-
Las razones en favor y en contra de la adopción de! enfoque de la ponsabilidad de elegir entre palabras e ideas, teorías y vocabularios
«correspondencia» en la verdad moral son las mismas que las que rivales. Este intento de sacudirse la responsabilidad es lo que Sartre
se relacionan con la verdad sobre e! mundo físico. La revelación se describe como intento de convertirse en una cosa --en un étre-en-
produce, pienso yo, cuando descubrimos que la excusa habitual del soi. En las visiones del epistemólogo, esta noción incoherente toma
trato envidioso es que nos dejamos arrastrar por la realidad físico la forma de visión de la consecución de la verdad como cuestión
y no por valores 19. Pero, ¿qué tiene que ver el ser arrastrado con de necesidad,' bien sea la necesidad «lógica» del trascendentalista o
la objetividad, la representación exacta o la correspondencia? Nada, la necesidad «física» del epistemólogo «naturalizante» evolutivo. Des-
de el punto de vista de Sartre, el deseo de encontrar estas necesi-
18 Sobre este punto, véase WiIliam Frankena y su obra clásica «The Natu- dades es e! deseo de renunciar a la propia libertad para instaurar
ralistic Fallacy», Mind, 68 (1939). otra teoría o vocabulario alterativos, Por eso, el filósofo edificante
u 10 que parece ser una sensación de ser impulsado de un lado para otro que señala la incoherencia de este deseo es tachado de «relativista»,
por los valores, dicen ellos reductivamente, es simplemente la realidad física
de falta de seriedad moral, porque no comparte la común esperan-
disfrazada (por ejemplo, .distribuciones neurales o secreciones glandulares pro-
gramadas por el condicionamiento paterno). za humana de que desaparezca la carga de la elección. Lo mismo

3~8 339
22

~
CO
que del filósofo moral que entiende la virtud como auto-desarrollo a pensar que de ahora en adelan te todo discurso podría ser, o debe-
ar~stotél~co se piensa que no tiene in terés por sus semej an res, el ría ser, discurso normal. La paralización resultan te de la cultura se-
epistemólogo que :s ~;ramente conducrisrn es tratado como quien ría, a los ojos de los filósofos edificantes, la deshumanización de los
no comparte la ~sp1raclOn humana universal hacia la verdad objetiva. seres humanos. Los filósofos edificantes están, por consiguiente, de
Sartre contribuye a nuestra comprensión de las imágenes visua- acuerdo con la opción de Lessing por la aspiración infinita a cense-
le; que han planteado l?s prob~e~as de la filosofía occidental ayu- guir la verdad y no por « toda la Verdad» 20. Para el filósofo edifi-
dandonos a ver por que estas rmagenes siempre tratan de trascen- cante la misma idea de encontrarse con «toda la Verdad» resulta en
derse a sí mismas. La idea de un Espejo de la Naturaleza totalmen- sí absurda, pues también es absurda la idea Platónica de la Verdad
te limpio es la, idea de un espejo que no podría distinguirse de 10 misma. Es absurda tanto como noción de verdad sobre la realidad
~ue se ha reflejado y, por tanto, no sería un espejo en absoluto. La que no es sobre la realidad.bajo-una-determinada-descripción, como
idea de un ~er humano cuya mente es ese espejo limpio, y que sabe en forma de noción de verdad sobre la realidad bajo una descrip-
esto, es la imagen, como dice Sartre, de Dios. Este ser no se en ción privilegiada que haga innecesarias todas las demás descripcio-
fre?ta con algo extraño que k imponga la necesidad de elegir una nes porque es conmensurable con cada una de ellas.
actltu.d haci~ ~l o una descripción del mismo. No tendría ninguna Pensar que mantener una conversación es una meta suficiente
necesidad m ninguna capacidad para elegir acciones O descripciones. de la filosofía, ver la sabiduría como si consistiera en la capacidad
~~ede ser llam,ado «D1?S». Sl pensamos en las ventajas de esta situa- de mantener una conversación, es considerar a los seres humanos
cion, o una «slmpl~ máquina» si pensamos en sus desventajas. Des- como generadores de nuevas descripciones más que como seres de
de este punto de vista, el buscar la conmensuración en vez de limi- quienes se espera que sean capaces de describir con exactitud. Pen-
tarse a continuar la conversación -buscar una forma de hacer in- sar que la meta de la filosofía es la verdad -a saber, la verdad
n.ecesaria· una nueva redescripción encontrando una forma de redu- sobre los términos que constituyen una conmensuración última para
C1r tod~s. !as posibles descripciones a una- es intentar escapar de todas las investigaciones y actividades humanas- es ver a los se-
la condición de hombre, Abandonar la idea de que la filosofía deba res humanos como objetos más que como sujetos, como existentes
demostrar ,que- todo discurso posible converge naturalmente en un en-mi más que como pour-soi y en-soi, como objetos descritos y suje-
consenso, igual que .10 hace la investigación normal, sería abando- tos que describen simultáneamente, Pensar que la filosofía nos per-
nar la esperanza de se.r algo má; 9ue meramente humano. Sería, por mitirá ver al sujeto que describe como si fuera él mismo un tipo
tanto, abandonar l~s ideas platónicas de Verdad y Realidad y Bon- de objeto descrito es pensar que todas las posibles descripciones pue-
dad en cuanto entidades que no pueden ser reflejadas ni siquiera. den volverse conmensurables con ayuda de un solo vocabulario des-
confu:a~ente pors las actuales prácticas y creencias, y reincidir en el criptivo -el de la filosofía misma-o Sólo si tuviéramos esta idea.
«relativismo» que supone que nuestras únicas ideas útiles de «ver. de una descripción universal podríamos identificar a los seres-huma-
dader~» y «real» y «bueno» son extrapolaciones de esas prácticas y nos-bajo-una-determinada-descripción con la «esencia» del hombre.
creencias. Sólo con esa idea tendría sentido la idea de un hombre que tiene una
Con esto, vuelvo, finalrnenre, a la sugerencia con que he termi- esencia, sea concebida o no esa esencia como el conocimiento de
nado la secc1or: anterior -que el interés de la filosofía edificante las esencias. Así, pues, ni siquiera diciendo que el hombre es a la
~s .hacer que siga la conversación más que encontrar la verdad ob- vez sujeto y objeto, pour-soi y en-soi, estamos captando nuestra
jetrva. Esta verdad, en la concepción que estoy defendiendo es el esencia. No escapamos del Platonismo diciendo que «nuestra esen-
resultado nor~al del discurso normal. La filosofía edificante ~o sólo cia es no tener ninguna esencia» si luego tratamos de servimos de
es anormal. smo reactiva, ya que sólo tiene sentido como protesta esta idea como base para un inten to constructivo y sistemático de
contra los m,t;ntos .de cortar l~ conversación haciendo propuestas de averiguar nuevas verdades sobre los seres humanos. .
conm:n~ur~c1on umversal mediante la hipostatización de un coniun- Esa es la razón por la que el «existencialismo» -y, más en ge-
to privilegiado de descripciones. El peligro que trata de evitar el.
Kierkegaard hizo de esta opción el prototipo d7 su propia .o~ción por la
discurso edificante~~. que algún vocabulario dado, alguna forma en 2(}

«subjetividad» más que por el «sistema». Cfr. C.0nclu~zng Unscientijic ~ostscrlpt,


que las personas pudieran: llegar a pensar en si mismas, les decidn: traducción de David Swenson y Walter Lowne (Princeron.. 1941), pago 97.

340. 341
neral, la filosofía edificante- sólo puede ser reactivo, la razón por se ha dedicado a «objetivizan} a los seres humanos, y esperan que
la que se engaña a sí mismo siempre que intenta hacer algo más llegue un sucesor de la epistemología qu~ ~aga por. la. ~<reflexión»
que hacer que la conversación siga por nuevos caminos. Estos lo que la tradición ha hecho por el «conocimiento objetivizante».
nuevos caminos pueden engendrar, quizá, nuevos discursos norma- He insistido varias veces en que no deberíamos intentar tener
les, nuevas ciencias, nuevos programas de investigación filosófica y, un sucesor de la epistemología, sino más bien tratar de liberarnos
por tanto, nuevas verdades objetivas. Pero no constituye el sentido de la idea de que la filosofía tiene que estar centrada en torno al
de la filosofía edificante, siendo sólo subproductos accidentales. Su descubrimiento de un marco permanente de investigación. Desde mi
sentido es siempre el mismo -realizar la función social que Dewey punto de vista, el intento de desarrollar una «pragmática universal»
llamaba «romper la costra de la convención» , impidiendo' que el o una «hermenéutica trascendental» resulta muy sospechoso. Parece
h~mbre se engañe a sí mismo con la idea de que se conoce a sí que promete justamente lo que Sartre nos dice que no vamos a
mismo ? que conoce alguna otra cosa. como no sea bajo descripcio- tener -una forma de ver la libertad como naturaleza (o, con un
nes opcionales, lenguaje menos críptico, una forma de ver nuestra creación de vo-
cabularios y la elección entre los mismos de la misma forma «nor-
mal» que nos vemos a nosotros mismos dentro de uno de esos voca-
4. EDIFICACIÓN y NATURALISMO bularios). Estos intentos comienzan considerando la búsqueda de co-
nocimiento objetivo a través del discurso normal tal como he in-
dicado que debería considerarse -como un elemento dentro de la
En el capítulo séptimo he insistido en que sería buena idea
edificación. Pero luego pasan a formular afirmaciones más ambicio-
prescindir de la distinción espíritu-naturaleza entendida como divi-
sas. Puede servir de ejemplo el siguiente pasaje de Habermas:
sión entre seres humanos y otras cosas, o entre dos partes de los
seres humanos, que correspondería a la distinción entre hermenéu- .. , las funciones que tiene el conocimiento en los contextos uni-
tica y epistemología. Quiero volver a examinar este tema, para sub- versales de la vida práctica sólo .se pueden analizar con éxit~ en
rayar q~e las doctrinas «existencialistas» de que vengo hablando son el marco de una filosofía trascendental reformulada. Esto, dicho
compatibles con el conductismo y materialismo que he defendido en sea de paso, no implica una crítica empirista a la afirmación de
capítulos anteriores. Los filósofos a quienes les gustaría ser simul- la verdad absoluta. Mientras los intereses cognitivos puedan ser
tán~amente sistemáticos y edificantes han estimado que son incom- identificados y analizados mediante la reflexión sobre la lógica
patibles y, por tanto, han propuesto la forma en que nuestro sentido de la investigación en las ciencias naturales y culturales, pueden
de nosotros mismos como pour-soi, como capaz de reflexión corno reclamar legítimamente un status «trascendental» .. Asumen un
status «empírico» en el momento en que son analtzados como
sujetos que e~g<:!n vocabularios alternativos, podría convertirse en
resultado de la historia natural =--analizados , por así decirlo, en
uno de los objetos estudiados por la filosofía.
términos de la antropología cul tural 21.
Gran parte de la filosofía reciente -bajo los auspicios de la
denomenología». o de la «hermenéutica», o de ambas- ha coque- Lo que yo quiero decir, por el contrario, es que no tiene sentido
teado con .es~a Idea tan desafortunada. Por ejemplo, Habermas y tratar de encontrar una forma sinóptica general de «analizan} las
A:pel han insinuado formas de crear un nuevo tipo de punto de «funciones que tiene el conocimiento en los contextos universales
vista trascendental, que nos permitiría hacer algo parecido a lo de la vida práctica», y que lo único que necesitamos es la antro-
que intentó hacer Kant, pero sin incurrir ni en el cientismo ni en
el historicismo. Asimismo, la mayoría de los filósofos que consi- 21 [ürgen Haberrnas «Nachwort» a la segunda edición de Erkenntnis und
deran a Marx, a Freud o a ambos corno figuras que deben introdu- Interesse (Frankfurt: Surkamp, 1973), pág. 410; traducido al inglés c~n. el
cirse en el «cauce principal» de la filosofía han tratado de desarro- titulo «A Postscript to Knowledge and Human l nterests», por Christian
Lenhardt, en Philosophy o/ the Social Sciences, ~ (1973), pág. 181. Puede v;rse
llar sistemas cuasi-epistemológicos que se centran en torno al fe- una crítica a la línea seguida por Habermas =--cnnca que es paralela a la mla--:-
nómeno que Marx y Freud ponen de relieve --el cambio en la con- en Michael Theunissen, Gesellschaft und Geschichte: Zur Kritiscben Tbeorie
ducta que se produce como consecuencia del cambio en la auto- (Berlín, 1969), págs. 20 y ss. (Debo la referencia a Theunissen y a Raymond
descripción. Estosfilósofos piensan que la epistemología tradicional Geuss.)
34.1
342
pologia cultural (en un sentido amplio que incluye la historia inte- a las personas en forma «previa» a la ofrecida por la ciencia).
lectual). Lo que hace falta para conseguir estos propósitos laudables no es
Habermas y otros autores a quienes mueven los mismos motivos la distinción «episternológica» de Kant entre los puntos de vista
consideran que la sugerencia de que basta con la investigación em- transcendental y empírico, sino más bien su distinción «existencia-
pírica lleva consigo una «ilusión objetivista». Suelen ver el prag- lista» entre las personas como egos empíricos y como agentes mo-
matismo deweyano, y el «realismo científico» de Sellars y Feyera- rales ~I. El discurso científico normal puede verse siempre de formas
bend, como productos de una epistemología inadecuada. En mi opi- diferentes --como la búsqueda fructífera de la verdad objetiva, o
nión, la gran virtud de Dewey, Sellars y Feyerabend es que señalan como un discurso más entre otros, uno más entre los muchos pro-
el camino hacia (y en parte ejernplifican) una clase no epistemológica yectos en que nos comprometemos. El primer punto de vista está
de filosofía y, que por tanto, renuncian a toda esperanza de lo «tras- de acuerdo con la práctica normal de la ciencia normal. En ella no
cendental». Habermas dice que el que una teoría «tenga bases tras- se presentan cuestiones de opción moral o de edificación, pues ya
cendentales» significa que desde antes se ha impuesto el compromiso tácito y «confiado) de
buscar la verdad objetiva sobre el tema en cuestión. Desde el últi-
adquiera familiaridad con el ámbito de condiciones subjetivas in- mo punto de vista nos formulamos preguntas como «¿Qué sentido
evitables que hacen posible la teoría y al mismo tiempo la limi- tiene?», « ¿Qué conclusión hay que sacar de nuestro conocimiento
tan, pues esta forma de corroboración trascendental tiende siern- de cómo actuamos nosotros, y el resto de la naturaleza?» o «¿Qué
pre a criticar una autocomprensión de sí mismo excesivamente
vamos a hacer con nosotros mismos ahora que conocemos las leyes
segura de sí misma 22.
de nuestra propia conducta>:
Más en concreto, este exceso de confianza consiste en pensar que El error principal de la filosofía sistemática ha sido siempre la
idea de que estas 'preguntas deben contestarse mediante un discurso
puede haber eso que se llama veracidad con la realidad en el 'nuevo (<<metafísico» o «transcendental») descriptivo o explicativo
sentido postulado por el realismo . filosófico. Las teorías de la (que trate, por ejemplo, de «hombre», «espíritu», o «lenguaie»).
correspondencia.de la verdad suelen hipostatizar los hechos en Este intento de contestar a las cuestiones de justificación descu-
forma de realidad que están en el mundo. La intención.y ló- briendo nuevas verdades objetivas, de responder a la búsqueda de
gica interna. de una epistemología que reflexiona sobre las con- justificaciones por parte del agente moral con descripciones de un
diciones de la experiencia posible en cuanto tal es descubrir las
dominio privilegiado, es la forma especial de mala fe del filósofo
ilusiones objetivistas de semejante concepción. Todas y cada una
de las formas de filosofía trascendental pretenden identificar las -su forma especial de sustituir la elección moral por la seudo-cog-
condiciones de la objetividad de la experiencia analizando la nición. La grandeza de Kant estuvo en haber logrado ver a través
estructura categórica de los objetos de la experiencia posible 23. de la forma «metafísica» de este intento, y haber destruido la con-
cepción tradicional de la razón para dejar lugar a la fe moral. Kant
Pero Dewey, Wittgenstein, Sellars, Kuhn y los otros protagonistas nos dio una forma de ver la verdad científica como algo que nunca
del presente libro tienen todos sus formas propias de desacreditar podría ofrecemos una respuesta a nuestra búsqueda de sentido, una
«la veracidad con la realidad en el sentido postulado por el realismo justificación, una forma de afirmar que nuestra decisión moral sobre
filosófico» y ninguno de ellos piensa que esto deba hacerse «anali- lo que habría que hacer está basada en el conocimiento de la natu-
zando la estructura categórica de los objetos de la experiencia posible».
21 Wílfrid Sellars utiliza positivamente esta última distinci6n kantiana cuan-
La idea de que sólo podemos soslayar las reducciones positivis-
do insiste en que la personalidad es cuestión de «ser uno de nosotr?s», de caer
tas y el realismo filosófico demasiado ccinfiado adoptando algo pa- dentro de! ámbito de los imperativos prácticos de la forma «SI eso fuera
recido al punto de vista transcendental de Kant me parece el error todo... », más que un rasgo de ciertos organismos que se podría aislar con
básico de prcigramas como el de Habermas (así como de la idea de medios empíricos. He manifestado esta pretensión varias veces a lo largo. de!
Husserl de una «fenomenología del mundo de la vida) que describa libro, especialmente en e! capítulo cuarto, sección 4. Sobre el uso de la misma
en Sellars véase Science and Metapbysics (Londres y Nueva York, 1968), ca-
22 Haberrnas, «Nachwort», pág. 411; traducción inglesa, pág. 182. pítulo 7, y e! ensayo «Science and Ethics», en su Pbilosopbical Perspectioes
23 Ibid., págs. 408-409; traducción inglesa, pág. 180. (Springíield, Ill., 1967). .

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