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LA SEMÁNTICA DE LOS PROTOTIPOS.


La categorización es una operación mental esencial que consiste en agrupar cosas diferentes. La encontramos en todas
nuestras actividades de pensamiento, de percepción, de palabra, y también en nuestras acciones.
Las categorías y procesos de categorización suponen la existencia de cuadros interpretativos. Cada vez que percibimos
algo como parte de alguna cosa, estamos categorizando. Estas formas de categorización son elementos fundamentales
y la mayoría de las veces, inconscientes, de nuestra organización de la experiencia. Sin esta capacidad para superar las
entidades individuales (sean concretas o abstractas) y llegar a una estructuración conceptual, el entorno percibido sería
caótico y permanentemente nuevo.
Sin embargo, cabe preguntarse a partir de qué criterios se agrupan diferentes cosas con otras. La CORRIENTE
OBJETIVISTA afirma que la categorización se realiza a partir de propiedades comunes. Los miembros de una misma
categoría presentan rasgos idénticos. Si un objeto particular es percibido como “árbol” es porque posee las
características que definen la categoría o el concepto de árbol. Agrupamos los elementos conjuntamente siguiendo el
principio de propiedades compartidas.
La CORRIENTE EXPERIENCIALISTA ve las cosas de otro modo, a causa de la TEORÍA DE LOS PROTOTIPOS.
Esta teoría rompe con la concepción clásica, aristotélica, y propone una nueva teoría de la categorización, la cual no
considera que la existencia de propiedades comunes compartidas por todos los miembros sea condición necesaria para
el establecimiento de una categoría. De las categorías denominadas lógicas, definidas por una lista de CNS
(Condiciones necesarias y suficientes), se pasa a un análisis de categorías llamadas NATURALES, que tiende ante
todo a descubrir su organización interna y externa en relación con su funcionalidad.
LA TEORÍA DEL PROTOTIPO ES UNA TEORÍA DE LA CATEGORIZACIÓN.
La dimensión horizontal: categorías y prototipos.
¿Qué es un prototipo?
La semántica de los prototipos supone una ruptura radical con relación a la concepción clásica en CNS, en la medida
en que señala la necesidad de concebir las categorías siguiendo el modelo de los prototipos.
E. Rosch introduce la noción de PROTOTIPO como EL EJEMPLAR MÁS IDÓNEO E INCLUSO EL MEJOR
CASO, EL MEJOR REPRESENTANTE O CASO CENTRAL DE UNA CATEGORÍA. Las categorías están
compuestas por miembros que son más ejemplares que otros, por ejemplo: para la categoría “fruta”, manzana es su
ejemplar más idóneo y aceituna, un miembro menos representativo. Entre estas dos opciones se encuentra una escala
de representatividad: la ciruela, la piña, etc.
La noción de prototipo está ligada a los individuos. El prototipo es el ejemplar que es reconocido como el más idóneo
por los individuos. Este fundamento psicológico plantea el problema de la variación individual, puesto que el prototipo
podría variar de un individuo a otro. Sin embargo, a pesar de que subsistan desacuerdos entre los sujetos de una misma
comunidad, los resultados de las pruebas muestran una gran homogeneidad, un consenso amplio. Existe en la memoria
de las personas, representaciones semánticas relativamente estables y permanentes. El fin de la semántica del prototipo
es describir esas zonas de saber prototípico compartido.
El punto definitorio nuevo es considerar al prototipo como ejemplar idóneo de acuerdo con su frecuencia de empleo.
Existe un acuerdo interindividual en el cual no hay prototipo si no hay acuerdo entre los hablantes. Un caso no es un
prototipo o un ejemplar idóneo si, entre los hablantes, no hay acuerdo para juzgar ese caso como idóneo, con relación
a los otros casos de la categoría.
Un caso será menos ejemplar o menos representativo si los hablantes consideran que ocurre así. La escala de
representatividad o la GRADACIÓN PROTOTÍPICA obtiene su pertinencia a partir de esta estabilidad
interindividual.
El ejemplar idóneo no es un ejemplar particular. Los ejemplares particulares no son considerados como prototipos. Los
ejemplares idóneos son subcategorías porque incluyen no solo los casos particulares existentes sino también los casos
virtuales y contra factuales. El prototipo debe superar el caso particular.
La verificación de la existencia en los hablantes de los prototipos y, a partir de ahí, de escalas de prototipicidad que
establezcan para una categoría qué grados de representatividad tienen los distintos ejemplares se ha establecido en tres
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campos: CATEGORÍAS NATURALES, de base psicológica; CATEGORÍAS NATURALES SEMÁNTICAS y


CATEOGORÍAS ARTIFICIALES.

CATEGORÍAS Y CATEGORIZACIÓN
Características principales de la categoría:
1) Tienen una estructura interna prototípica. La organización de la categoría debe mostrar su gradación
prototípica. El prototipo se convierte en la entidad central alrededor de la cual se estructura toda la categoría.
Los casos que posean un grado de representatividad bajo (como aceituna respecto de fruta) constituirán la
periferia de la categoría. Los que tengan un grado de prototipicidad intermedio se colocan a una distancia
intermedia; esta relación gradual nos conduce de los casos prototípicos a los casos periféricos. Las
CATEGORÍAS NATURALES tienen una estructura interna compuesta de un prototipo de la categoría y de
miembros no prototípicos colocados en un orden que va desde los ejemplares idóneos a los menos apropiados.
2) El grado de ejemplaridad de un prototipo se corresponde con su grado de pertenencia a la categoría.
3) Los límites de las categorías o de los conceptos son borrosos.
4) Los miembros de una categoría no presentan propiedades comunes en todos los miembros; una semejanza de
familia es lo que permite agruparlos.
5) La permanencia de un individuo a una categoría se establece con arreglo a su grado de similitud con el
prototipo correspondiente.
6) La pertenencia no se realiza de manera analítica sino de forma global.
PROPIEDADES TÍPICAS
La teoría del prototipo desemboca en la primacía de las propiedades o atributos típicos, “prioritarios”, característicos
de la categoría que se separan de las CNS en aquello en lo que no son necesarios.
La estructura de los atributos prioritarios de las categorías tiende a localizarse en un gran número de atributos
verdaderos de algunos miembros de la categoría. Propiedades como “volar” para pájaro o “blanco” para cisne, incluso
sin ser verificados por todos los miembros, son intuitivamente asociados al sentido de una palabra.
El análisis prototípico es menos costoso: se realiza un abandono del análisis de rasgos independientes y el de una
verificación rasgo a rasgo. Las propiedades típicas que constituyen al prototipo no pueden ser simples elementos
enciclopédicos, sino deben contar con cierta pertinencia linguística. Pero, una buena definición de diccionario debe
contener solo los componentes del concepto asociados a la palabra y no todo el conocimiento disponible sobre el
referente.
Esto plantea la diferencia entre CONOCIMIENTO ENCICLOPÉDICO y CONOCIMIENTO CONSTITUIDO DE
CONCEPTOS. Ningún conocimiento de especialista puede ser considerado como parte de la significación. Los
conocimientos sobre cualquier referente pueden cambiar según los individuos, en función de sus competencias y de
otros factores más o menos personales; cuando los hablantes emplean una palabra en la conversación quieren
significar con esta palabra lo que creen que es el sentido que le atribuyen los otros hablantes de la comunidad
lingüística. Dicho de otra forma, el concepto asociado a una palabra se trata del concepto reconocido como compartido
por el conjunto de hablantes.
Los conocimientos lingüísticos reflejan suposiciones sobre ideas compartidas; los especialistas deben tener en cuenta
esto dentro de una conversación con no especialistas. El concepto lingüístico se conforma por propiedades típicas, por
conocimientos que se cree forman parte del patrimonio de la generalidad de los individuos.
Las propiedades típicas no necesitan ser verificadas previamente, son consideradas verdades “a priori”. Ej: “Los cisnes
son blancos”
Considerar las propiedades típicas implica un cambio radical en la forma de concebir la definición semántica de un
término. El modelo de CNS proporciona una definición contrastativa; el enfoque prototípico describe positivamente.
La elección de los rasgos pertinentes para un prototipo-objeto puede ser, en primer lugar, la frecuencia. Los rasgos
típicos serán los que aparezcan más frecuentemente como miembros de una categoría.
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La CUE VALIDITY es el grado de predecibilidad de una propiedad o del atributo de un objeto en relación con una
categoría. Un atributo presenta una cue validity elevada para una categoría si un gran número de miembros de la
categoría lo posee. El rasgo “tener plumas” constituirá una cue validity elevada para la categoría “pájaro”; “tener
patas” será un rasgo con un CUE débil.
La CUE VALIDITY sirve para caracterizar la estructura interna de las categorías proporcionando una reinterpretación
de la noción de grado de semejanza de familia.
CATEGORÍAS DE BASE.
E. Rosch propone una clasificación en tres niveles: nivel supraordinado, nivel de base, nivel subordinado.
1) NIVEL DE BASE. Se utiliza de manera más natural; es el más abstracto: una simple imagen puede reflejar toda una
categoría. Algunos ejemplos son: perro, manzana, silla.
Los objetos básicos son las categorías más inclusivas cuyos miembros:
a) Poseen un número significativo de atributos en común.
b) Tienen programa motor, semejantes unos a otros.
c) Tienen formas similares.
d) Pueden ser identificados a partir de las formas comunes de los miembros de su clase.
NIVEL DE BASE Y NIVEL SUBORDINADO se oponen al NIVEL SUPRAORDINADO en la medida en que los
miembros de sus categorías son percibidos como poseedores de una Gestalt semejante. Como consecuencia, el nivel de
base es el más elevado (el más abstracto), aquel en el que los miembros de las categorías tienen formas globales de
manera similar.
El NIVEL DE BASE es el más inclusivo, presenta rapidez de identificación y es considerado como aquel en el que los
individuos identifican más rápidamente a los miembros de las categorías. Es el nivel de denominación preferido. Los
términos incluidos son contextualmente neutros. Los lexemas tienden a ser los lexemas primarios más cortos; son los
primeros que entran en el léxico de la lengua.
NIVEL DE BASE: Es el nivel prioritario en el aprendizaje de la categorización. Los niños de tres años son capaces de
categorizar en el nivel de base pero tienen dificultades para hacerlo a nivel supraordinado. Las categorías del nivel de
base son prioritarias en tres planos: perceptivo, funcional y comunicativo (palabras cortas empleadas en contextos
neutros).
El nivel de base es el más informativo. Presenta riqueza informativa en tanto posee un número significativo de
atributos en común.
Las categorías supraordinadas dan lugar a pocas propiedades y las categorías subordinadas muestran un incremento de
rasgos poco considerable en relación a los de las categorías básicas.
Hay aumento al pasar de la categoría supraordinada (mueble) a la categoría base (silla) pero después no crece de
manera significativa en el nivel subordinado (silla plegable).
EJEMPLO:
NIVEL SUPRAORDINADO ----- ANIMAL (RASGOS GENERALES)
NIVEL DE BASE ------------------ PERRO (Mayor n° de atributos)
NIVEL SUBORDINADO --------- CANICHE (Rasgos suplementarios)
De los tres niveles de organización, el nivel básico es el que presenta las categorías con el grado de cue validity más
elevado. Las categorías supraordinadas tienen un cue débil porque son categorías con pocos atributos en común. Las
categorías subordinadas tienen un cue poco importante.
La CUE VALIDITY es el resultado de una doble consideración: del número de miembros de la categoría que lo
poseen y del número de miembros de categorías opuestas que lo verifican. Por lo tanto, coloca en primer plano la
noción de distintividad: una categoría que posea una cue validiy elevada tendrá también una distintividad elevada.
La noción de cue validity es el nexo léxico que lleva a cabo la unión entre la dimensión vertical y la horizontal,
prototipos y categorías básicas.
LA PERSPECTIVA COGNITIVISTA (Hernán Díaz)
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Una de las primeras diferencias con el enfoque clásico de la metáfora es que para Lakoff ésta no es un mero adorno del
lenguaje, no es una mera cuestión estética, sino que tiene que ver con el conocimiento del mundo. Conocemos a través
de metáforas porque determinados fenómenos son abstractos e intangibles y nos podemos percibir en forma directa,
física o sensible. Para hablar de ellos, entonces, debemos metaforizar y así podemos comprenderlos. Por ejemplo, el
tiempo: ninguno de los cinco sentidos nos permite percibirlo, de él solo tenemos una percepción intelectual. Así, lo
imaginamos como una cinta en la que nos desplazamos “estamos llegando a fin de año”, como una cinta en la que
estamos quietos “está por llegar mi cumpleaños”, etc.
Otra diferencia sustancial es que el cognitivismo analiza sobre todo las metáforas del lenguaje cotidiano. Conocemos
el mundo de manera metafórica, es decir, realizando una operación de traslación de un dominio sobre otro; esas
metáforas básicas se expresan en una multitud de expresiones cotidianas, familiares, coloquiales.
El cognitivismo une diversas figuras retóricas y las estudia como manifestaciones de nuestra concepción metafórica
del mundo. Para la retórica clásica, la metáfora es un fenómeno discreto, poco visto. Para el cognitivismo, éstas
inundan todo el discurso y son muchos los terrenos donde el hombre debe recurrir a la metaforización.
El cognitivismo critica a la teoría sustitutiva que supone que en la metáfora se sustituyen un elemento por otro, a partir
de una cualidad común y que la operación termina ahí. La teoría sustitutiva presenta dos inconvenientes:
1) No analiza que hay un montón de casos donde no existe una palabra específica que reemplace a la metáfora.
2) Se pierde el carácter más abarcativo de la metáfora que hace que en la mayoría de los casos no estemos
pensando en una sustitución de un término por otro sino en la superposición de dos dominios, con una
multitud de características, que pueden no estar presentes o activas en el momento de la metaforización.
La teoría cognitiva sostiene que no siempre existe un “desvío” del sentido literal, no siempre se puede reponer el
significado por paráfrasis; en el lenguaje cotidiano, las metáforas no exigen una decodificación específica. Cuando
enunciamos una expresión metafórica no siempre estamos limitándonos a los dos términos específicos, uno
sustituyente y otro sustituido. Generalmente, la metáfora implica toda una serie de conexiones que se establecen entre
los dos ámbitos, que se van interrelacionado de diversas maneras a lo largo del discurso.
La metáfora no es una sustitución donde solo importa el “punto específico” sustituido, sino que conforma una serie de
relaciones que se establecen entre dos dominios amplios. Por ello, la teoría cognitiva prefiere no hablar de sustitución
sino que hablará de SUPERPOSICIÓN DE DOS DOMINIOS. Éstos, también llamados “campos semánticos”, son
como dos imágenes que se proyectan una sobre otra y por eso el cognitivismo habla de “proyección metafórica” donde
dos dominios se superponen. Éstos son denominados por Lakoff: DOMINIO META (aquel dominio que queremos
metaforizar) y DOMINIO FUENTE (la imagen de donde extrajimos la metáfora).
En resumen, las metáforas permiten entender fenómenos abstractos a través de fenómenos concretos. Cuando estamos
hablando de la vida, el tiempo, los sentimientos, etc., el lenguaje humano recurre a metáforas para poder hablar de
ellos como si fueran objetos e incorporarlos a nuestra concepción de mundo.
Por ejemplo: el CONOCIMIENTO. Como proceso mental es un fenómeno abstracto; por ello, cada vez que nos
referimos a éste lo metaforizamos con aquello que está más cerca del conocer: el ver. CONOCER ES VER. “No veo
cuál es la dificultad”, “Mi punto de vista es diferente”.
Hay también una serie de metáforas clásicas que interpretan la inteligencia como fuente de luz. La luz es inteligencia
porque ilumina los objetos que “ve” (conoce). EL CONOCIMIENTO ES FUENTE DE LUZ. “Es una luz para las
matemáticas”.
Con el cognitivismo lo que se intenta es agrupar una serie de expresiones metafóricas relacionadas por el hecho de que
están vinculados los mismos dominios fuente y meta. El DOMINIO FUENTE es el que está en presencia y es más
bien concreto; el DOMINIO META está ausente y es abstracto.
Todas estas apariciones lingüísticas metafóricas se unen a través de una formulación única, que llamamos
“METÁFORA CONCEPTUAL”: A es B. Esta igualdad está expresando el dominio fuente y el dominio meta.
METÁFORAS CONCEPTUALES (o estructurales)
La metáfora conceptual no es una expresión usual del lenguaje cotidiano; no se dan al nivel de las palabras sino de la
comprensión. Es decir, no son sólo una cuestión del lenguaje, sino que, a través de una serie de metáforas diferentes,
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extraídas de diferentes discursos, podemos llegar a ver cómo nuestro cerebro analiza las cosas abstractas para
describirlas como fenómenos concretos.
La escuela cognitiva dice que debemos distinguir entre pensamiento metafórico y el lenguaje que lo expresa. El
pensamiento metafórico se constituye en una metáfora conceptual, es decir, en una formulación abarcativa de varias
metáforas que tienen su aparición concreta en la lengua oral o escrita. Una metáfora conceptual es básica porque es
imprescindible para comprender el fenómeno que describe. Más allá de esto, lo que le interesa al cognitivismo es
reunir grupos de metáforas que estén expresando la misma relación entre el domino fuente y el dominio meta. La
metáfora vincula una expresión lingüística metafórica con otras expresiones similares que manifiestan una relación
similar entre dos dominios emparentados.
EL TIEMPO ES DINERO. “Me estás haciendo perder el tiempo”
EL TIEMPO ES UNA CINTA EN LA QUE NOS DESPLAZAMOS. “Llegó sobre la hora.”
EL TIEMPO ES UN RECIPIENTE. “Me agarró en medio de la semana”.
Otro grupo de metáforas analizadas por Lakoff se refiere a las personas como si fueran plantas, utilizadas para explicar
la vida, el crecimiento, la muerte. “Es una persona madura”.
Otro grupo es denominado “metáforas del canal”. LAS IDEAS SON OBJETOS. “Las propuestas cayeron como una
bomba.”
LAS EXPRESIONES LINGUÍSTICAS SON RECIPIENTES. “Sus palabras tienen poco significado”, “es un texto
poco profundo”.
Otras metáforas conceptuales son imprescindibles para entender determinados fenómenos.
TODA DISCUSIÓN ES UNA GUERRA. “Sus críticas dieron en el blanco”, “Esa discusión lo destruyó”.
Otro grupo de metáforas refiere a la vida y a las personas:
LA VIDA ES UN VIAJE. “No hay que desviarse de las metas”, “Estoy perdido”.
LA MUERTE ES UNA PARTIDA. “Fulano pasó a mejor vida”.
EL NACIMIENTO ES UNA LLEGADA. “La madre está en la dulce espera”, “Al bebé lo trae la cigüeña”.
LAS PERSONAS SON RECIPIENTES. “Es una persona muy superficial/muy cerrada”.
LAS PERSONAS SON COMIDA. “Fulano es muy dulce”, “No pongas cara de limón”.
METÁFORAS ORIENTACIONALES.
Son un grupo singular de metáforas donde el dominio fuente hace referencia a una orientación espacial: ARRIBA ES
ABAJO, ADENTRO Y AFUERA, ADELANTE Y ATRÁS. Están basadas en nuestra propia experiencia corporal.
Ejemplos:
FELIZ ES ARRIBA/TRISTE ES ABAJO. “Está película es un bajón.”, “Tocó el cielo con las manos”.
MÁS ES ARRIBA/MENOS ES ABAJO. “La desocupación subió este mes.”, “La inflación cayó por debajo del uno
por ciento.”
En las metáforas orientacionales se nota que las metáforas no trabajan con cualidades preexistentes, sino que ellas
mismas crean estas cualidades. La felicidad no tiene de ninguna manera la cualidad de “estar arriba o abajo”; estas
cualidades proceden de cierta actitud corporal.
Las metáforas orientacionales son sistemáticas; esto quiere decir que el dominio fuente tiene una relativa uniformidad
en todas sus manifestaciones culturales y establece una compresión coherente de diversos fenómenos. Además, poseen
una sistematicidad global. FELIZ ES ARRIBA puede ser relacionado con diversas metáforas conceptuales que indican
que el bienestar es arriba: SALUD ES ARRIBA, ESTATUS ES ARRIBA, PODER ES ARRIBA, etc.
METÁFORAS ONTOLÓGICAS.
Son aquellas en las que consideramos acontecimientos, actividades, emociones, ideas, etc. como entidades y
sustancias. Es decir, siempre que un concepto absolutamente abstracto es corporizado en la metáfora.
Ejemplos:
LA MENTE ES UNA MÁQUINA. “Ponete las pilas.”
LO PSÍQUICO ES LO FÍSICO. “La noticia me golpeó.”,
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Para la escuela cognitiva, el conocimiento es una actividad situada en una coordenada espacio-temporal determinada,
y todas las categorías que elabora el sujeto parten de su experiencia corporal y física en el mundo concreto donde
vive. Entre estas categorías están las “imágenes esquemáticas” (estructuras basadas en la experiencia y que se
proyectan luego a dominios abstractos). Estas imágenes esquemáticas son las que habitualmente dan origen a las
proyecciones metafóricas; todas están basadas en nuestra experiencia corporal pero no se reducen a ella, sino que al
empezar a tener experiencias con el mundo externo extrapolamos esas nociones básicas y las aplicamos a los
fenómenos, generando una metáfora. Depende de cada cultura cuáles son las imágenes elegidas y con qué dominio
meta se vinculan.
Las imágenes esquemáticas permiten observar que el ser humano en su descubrimiento del mundo refiere las cosas
nuevas a imágenes más arcaicas, ancladas en un nivel básico de su conocimiento. Esta traslación entre dos dominios
opera interpretando la estructura del hecho nuevo sobre la estructura del hecho conocido. Esto es lo que Lakoff llama
PRINCIPIO DE INVARIANCIA.
CARACTERÍSTICAS DE LAS METÁFORAS:
1) Tienen existencia cultural e histórica. No es meramente convencional sino que se encuentra limitada por la
experiencia.
2) Impregnan el lenguaje cotidiano pero también se encuentran en el lenguaje literario y poético. El discurso
poético “reelabora” metáforas del lenguaje cotidiano.
3) CONVENCIONALIZACIÓN. Una metáfora está convencionalizada cuando su interpretación por parte de los
hablantes no ofrece dificultades. “Está limado”, por ejemplo, es una metáfora conceptual dentro del ámbito
juvenil.
4) Son SISTEMÁTICAS. Es posible establecer cierta regularidad en el conjunto del lenguaje. No hay metáforas
conceptuales que se contradigan.
5) CONSISTEN EN LA SUPERPOSICIÓN DE DOS DOMINIOS. Estos dominios establecen relaciones
similares.
6) LA METÁFORA PERMITE CONOCER Y ESTRUCTURAR UN FENÓMENO.
7) SON PROYECCIONES PARCIALES. Permite comprender un fenómeno pero, a la vez, oculta algunos
aspectos del mismo. Se destacan algunos aspectos del dominio meta pero se ocultan otros.
APORTACIONES DE LA PRAGMÁTICA. (Escandell Vidal)
La Pragmática cobra importancia al poner su foco de análisis en los elementos externos al sistema de la lengua que
condicionan el uso que hacemos de ella. Uno de los componentes básicos que se reconocen en la competencia
comunicativa – a partir de los trabajos de Hymes – es la competencia pragmática, que establece que además de reglas
gramaticales hay otras pautas que determinan la adecuación del sistema lingüístico.
En consecuencia, la Pragmática se ha convertido en materia obligada en la formación del profesor de una segunda
lengua o de una lengua extranjera. Esta disciplina ofrece las herramientas teóricas y metodológicas para poder avanzar
en la descripción de las reglas y los principios que están en rigor cuando nos comunicamos.
LA COMUNICACIÓN HUMANA.
Es frecuente identificar comunicación con “transmisión de información por medio de un código”; sin embargo, esta
definición resulta inadecuada como caracterización de la comunicación humana: todos sabemos que no siempre es ésta
nuestra finalidad; lo más frecuente es que la mayoría de nuestras interacciones no transmitan información, sino que
hagan otras cosas como pedir, saludad, agradecer, insultar, etc. La transmisión de información es una más de las
finalidades de la comunicación humana.
Por otra parte, el uso del código común compartido tampoco es un requisito necesario para que podamos
comunicarnos con éxito; para que haya comunicación no es necesario que haya un código de ninguna clase. Los
humanos sabemos interpretar símbolos convencionales, pero también sabemos producir intencionalmente indicios para
que los demás los interpreten. Esta capacidad de superar el código es lo que le da el aspecto creativo a la
comunicación.
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A todo esto, hay que agregarle la INTENCIONALIDAD. Para que podamos decir que hay comunicación en sentido
estricto es necesario que haya intención de comunicar. Esta condición permite dejar afuera de los comportamientos
comunicativos todos los hechos casuales de los que pueda extraerse información. La comunicación se entiende como
una forma de conducta, un comportamiento que puede describirse, enseñarse y aprenderse.
En resumen, hablar de comunicación es referirse a un tipo de comportamiento por el que un individuo intenta que se
originen determinadas representaciones en la mente de otro individuo. Esta definición recoge el carácter intencional de
la comunicación sin imponer condiciones ni sobre el tipo de medios utilizados ni sobre la naturaleza de los contenidos
(informativos o no). La comunicación verbal es, pues, solo un caso particular de comunicación, aunque el más
complejo e interesante.
El objetivo de la Pragmática es establecer con precisión qué factores determinan sistemáticamente el modo en que
funcionan nuestros intercambios comunicativos. Los dos supuestos básicos en los que se asienta este programa son:
1) En la puesta en uso de nuestra capacidad lingüística en la comunicación intervienen factores diferentes a los
que gobiernan el código de la lengua. Entran en juego las consideraciones como los roles de los interlocutores
o las expectativas que la situación extralingüística crea acerca de los comportamientos entre hablante y oyente.
2) La intervención de tales factores y el comportamiento comunicativo al que dan lugar no es algo arbitrario ni
aleatorio sino que responde a patrones sistemáticos. Establecer regularidades y generalizaciones es el objetivo
central de la teoría que atenderá solo a aquellos aspectos que resulten recurrentes y, por lo tanto, previsibles.
Encontrar sistematicidades es necesario para la enseñanza de la competencia comunicativa.

La Pragmática comparte objeto de estudio con la gramática; el estudio estará centrado en el conjunto total de
enunciados de una lengua, pero a diferencia de la gramática, esta disciplina tomará en consideración a los usuarios y
su entorno. Cuando se adopta un enfoque pragmático, la clave es la ADECUACIÓN: solo los enunciados que se
ajusten a los principios sistemáticos serán adecuados; mientras que ser gramatical es una propiedad esencial,
permanente y definitoria, ser adecuado es una propiedad objetiva que será evaluada en relación con su contexto de
emisión.
FACTORES PRAGMÁTICOS.
La Pragmática trata de identificar aquellos factores que, siendo ajenos al código lingüístico, intervienen decisivamente
en el uso que hacemos de la lengua. Éstos son:
EMISOR. Aquel que produce intencionalmente un mensaje en un momento dado, ya sea oralmente o por escrito.
DESTINATARIO. Aquel al que se dirige el mensaje que dirige el emisor.
SITUACIÓN. Incluye todo lo que , cultural y psíquicamente, rodea al acto mismo de enunciación.
ENUNCIADO. Es la expresión lingüística que produce el emisor.
Estos elementos representan las características esenciales de todo acto de comunicación verbal. También son
importantes las relaciones que se establecen entre estos factores:
INTENCIÓN. Es la meta que el emisor quiere conseguir por medio de su enunciado. Puede concebirse como la
relación dinámica entre el emisor y la situación y, en particular, entre el emisor y aquel aspecto de la situación sobre el
que éste quiere actuar.
DISTANCIA SOCIAL. Es la relación entre los interlocutores.
EL ENFOQUE EXPERIENCIALISTA (Según el profesor, ENFOQUE COGNITIVO)
Emisor, destinatario, situación y enunciado son los constituyentes básicos de cualquier acto comunicativo.
Identificarlos y caracterizarlos no es suficiente, sino que hace falta ver cómo interactúan unos con otros y esto presenta
algunas dificultades. La más notable es la heterogeneidad de los factores. Sin embargo, estas dificultades desaparecen
cuando se adopta un enfoque cognitivo, es decir, cuando se contempla la contribución de esos factores tal y como lo
perciben y lo manejan los individuos que participan en el intercambio. Los datos de la situación extralingüística, la
relación con el interlocutor o las intenciones comunicativas dejan de ser realidades heterogéneas ya que tienen todas el
mismo estatuto en nuestras mentes: son conjuntos de representaciones internas. Éstas pueden ser pensadas como
proposiciones en las que el individuo recoge su visión del mundo, de los demás individuos y de sus propias creencias.
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De este modo, se consigue reducir la heterogeneidad inicial a un formato común único, y lo que tenemos, por tanto,
son representaciones internas que contraen diversos tipos de relaciones con otras representaciones. Esta homogeneidad
de formato es también lo que facilita la relación entre los contenidos transmitidos lingüísticamente y todos los factores
ajenos al sistema de la lengua.
El manejar las representaciones mentales de los diversos elementos permite explicar la subjetividad que tienen
nuestras acciones. A efectos cognitivos, lo que cuenta no son los individuos, las relaciones o las intenciones como
tales, sino las representaciones que hemos formado sobre ellos. Nuestro comportamiento está condicionado no
por la realidad tal como es sino por la manera (correcta o no) en que la percibimos. Nuestros sistemas
cognitivos están diseñados para producir representaciones lo más ajustadas a la realidad; por supuesto, el
conjunto de representaciones no es estático ni prefijado de antemano, sino que se irá modificando a lo largo del
proceso comunicativo.
En resumen, los factores que intervienen en la comunicación pueden reducirse al conjunto de representaciones internas
con que cada individuo entra en el proceso comunicativo. La representación del entorno es decisiva para la
comunicación. Muchas de las representaciones que tengamos serán de carácter puramente individual y tendrán que ver
con detalles de la situación concreta o con las preferencias o deseos y la manera de ser de cada uno; pero, un gran
número serán representaciones compartidas con otros miembros del mismo grupo social o de la misma cultura:
representaciones que se van adquiriendo como parte del proceso de socialización del individuo.
IMPLICATURAS.
Una vez reducido el conocimiento interiorizado a conjuntos de representaciones internas, disponemos de un formato
común para los contenidos transmitidos lingüísticamente y los factores extralingüísticos. De este modo, la relación
entre ellos es el resultado de la INFERENCIA, proceso por el cual de la combinación de dos o más proposiciones se
puede extraer una proposición nueva y diferente.
La tarea de la Pragmática es explicar cómo es posible comunicar más de lo que se dice literalmente. La respuesta se
halla en los procesos de inferencia: si lo que comunicamos va más allá de lo que decimos literalmente es porque en la
interpretación no intervienen solo procesos de decodificación sino también procesos de inferencia. Éstos toman como
premisas las representaciones linguísticas y no lingüísticas y de su conjunción extraen nuevos contenidos: las
IMPLICATURAS, un plus que se descubre en la interpretación.
ACTOS DE HABLA.
Los actos de habla y la cortesía constituyen los ámbitos específicos y privilegiados de las dos relaciones básicas de la
comunicación: los actos de habla catalogan las intenciones y analizan los medios lingüísticos que se usan para
expresarlos; la cortesía estudia los parámetros que determinan la distancia social y sus manifestaciones lingüísticas.
Estos dos ámbitos son los campos en donde se manifiesta de manera más clara los fenómenos de inferencia
pragmática.
Los ACTOS DE HABLA pueden verse como las unidades básicas de la comunicación, poniendo el énfasis en que
comunicarse es una forma de actividad y, por lo tanto, cada enunciado realiza un tipo particular de acción. Esta idea
representa una de las direcciones de estudio más importantes en el desarrollo histórico de la Pragmática, especialmente
a partir de los trabajos de Austin y Searle.
Mientras Austin pone el énfasis en la acción, Searle se centra más en el carácter convencional de los actos de habla y
en las relaciones entre forma lingüística y acto de habla.
Comunicar no es simplemente informar, es también saludar, invitar, aconsejar, etc. A cada una de estas acciones
subyace una intención diferente. De acuerdo con Searle (1975) se pueden agrupar y clasificar los diferentes tipos de
acción en cinco categorías básicas:
1) ASERTIVOS (o representativos). El emisor pretende reflejar el estado de cosas del mundo. Comprende actos
como afirmar, referir, explicar, sugerir, quejarse. Se evalúan en términos de verdadero/falso.
2) DIRECTIVOS. El emisor pretende que el destinatario lleve a cabo una acción determinada: ordenar, pedir,
rogar, recomendar, etc.
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3) COMPROMISIVOS. El emisor manifiesta su compromiso de realizar determinada acción: prometer,


asegurar, ofrecer.
4) EXPRESIVOS. El emisor manifiesta su estado de ánimo: felicitar, agradecer, complacerse, perdonar, etc.
5) DECLARATIVOS. El emisor produce cambios en virtud de la autoridad que le ha sido otorgada. El acto de
habla debe hacerse según unas fórmulas ritualizadas: bautizar, casar, inaugurar, dictar sentencia, etc.
La mayor parte de los actos de habla son lingüísticamente complejos y pueden diferenciarse tres componentes básicos:
1) NÚCLEO (Secuencia mínima)
2) APELATIVOS (Elementos que sirven para llamar la atención del destinatario)
3) APOYOS (Elementos que modifican el impacto de la petición)
LA CORTESÍA.
Los estudios sobre la relación entre emisor y destinatario y sus repercusiones sobre el modo en que usamos la lengua
se agrupan bajo la denominación genérica de estudios de cortesía. La distancia social (relación entre interlocutores) se
mide respecto a dos ejes:
1) JERARQUÍA. Está determinada por la relación vertical entre los interlocutores en función tanto de las
características físicas inherente de cada individuo (edad, sexo, parentesco) como de los roles sociales
atribuidos (jefe, secretario, empleado, etc.) Pueden darse relaciones simétricas o asimétricas.
2) FAMILIARIADAD. Es una relación simétrica determinada por la relación horizontal que establece el grado
de conocimiento previo (desconocidos, conocidos, amigos íntimos, etc.)
El tipo de relación determina la distancia lingüística que se establece entre los interlocutores.
PALABRAS Y ACCIONES. Austin.
CONFERENCIA I
Durante mucho tiempo los filósofos han presupuesto que el papel de un enunciado sólo puede ser “describir” algún
aspecto de las cosas o enunciar algún hecho, con verdad o falsedad. Los gramáticos, por su parte, han señalado que no
todas las oraciones son usadas para formular enunciados: hay también preguntas y exclamaciones, y oraciones que
expresan órdenes o deseos. Tanto los gramáticos como los filósofos han caído en la cuenta de que ni siquiera es en
modo alguno fácil distinguir las preguntas, las órdenes, etc. de los enunciados por medio de escasos e insatisfactorios
criterios gramaticales disponibles, tales como el orden de las palabras, el modo verbal, etc.
En los últimos años, muchas cosas que anteriormente habrían sido aceptadas como “enunciados” han sido examinadas
con atención. Este examen, en cierto modo, surgió de manera indirecta, al menos en el campo de la filosofía. Primero
apareció el punto de vista de que un enunciado debe ser verificable y esto llevó a pensar que muchos “enunciados”
solo son lo que puede denominarse “seudoenunciados”. En forma más obvia, se mostró que muchos “enunciados” son
sinsentidos estrictos, pese a su forma gramatical impecable.
De tal modo fue natural preguntar si muchos que parecían seudo-enunciados eran en realidad enunciados. Ha llegado a
sostenerse que muchas expresiones que parecer enunciados, o bien no son formuladas en absoluto para registrar o
suministrar información directa acerca de los hechos, o tienen ese propósito solo en parte.
Muchas palabras especialmente desconcertantes, incluidas en enunciados que parecen ser descriptivos, no sirven para
indicar alguna característica adicional, sino para indicar las circunstancias en que se formula el enunciado o las
restricciones a las que está sometido, o la manera en que debe ser tomado, etc. Pasar por alto estas posibilidades es
cometer la llamada FALACIA DESCRIPTIVA. No todos los enunciados verdaderos o falsos son descripciones; por
esta razón Austin utiliza la palabra “constatativos”.
ENUNCIADOS REALIZATIVOS (DIFERENTES DE LOS ENUNCIADOS
DECLARATIVOS/DESCRIPTIVOS)
1) Utilizan verbos en primera persona del singular del presente indicativo en voz activa. 2) No describen o registran
nada y no son verdaderos o falsos. 3) El acto de expresar la oración es realizar una acción, o parte de ella, acción que a
su vez no sería normalmente descripta como consistente en decir algo.
Ejemplos: “Sí, juro” / “Bautizo este barco” / “Lego mi reloj a mi hermano” / “Te apuesto cien pesos a que mañana
llueve”
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En estos ejemplos parece claro que expresar la oración no es describir ni hacer aquello que se diría que hago al
expresarme así, o enunciar que lo estoy haciendo: ES HACERLO. Ninguna de las expresiones mencionadas es
verdadera o falsa. Puede que la expresión lingüística sirva para informar a otro pero eso es algo diferente. Cuando, con
la mano sobre los Evangelios y en presencia del funcionario apropiado, digo “Sí, juro”, no estoy informando acerca de
un juramente; lo estoy prestando.
A este tipo de oraciones, Austin las denomina oraciones realizativas o expresiones realizativas (también llamadas
enunciados performativos o pragmáticos). El nombre, claramente, deriva de “realizar”, que es el verbo usual que se
antepone al sustantivo “acción”. Indica que emitir la expresión es realizar una acción y que ésta no se concibe
normalmente como el mero decir algo. Existen muchas palabras que se presentan con carácter realizativo. Muchas de
éstas son expresiones contractuales (Te apuesto) o declaratorias (Declaro abierta la sesión).
En muchos casos es posible realizar un acto exactamente del mismo tipo, no con palabras, escritas o habladas, sino de
otra manera, a partir de gestos corporales.
Expresar las palabras es, por lo común, un episodio principal, sino el episodio principal en la realización del acto, cuya
realización es también la finalidad que persigue la expresión. Pero dista de ser comúnmente la única cosa necesaria
para considerar que el acto se ha llevado a cabo. Hablando en términos generales, siempre es necesario que las
circunstancias en que las palabras se expresan sean “apropiadas”. Además, es necesario que el que habla, o bien otras
personas, lleven a cabo otras acciones “físicas” o “mentales”: para que una apuesta tenga lugar es generalmente
necesario que haya sido aceptada por otro, es necesario que el que habla no esté bromeando, etc. La seriedad de la
expresión consiste en que sea formulada – ya por conveniencia, ya para fines de información – como un signo externo
y visible de un acto espiritual interno.
Por otra parte, expresiones como “Te prometo que” o “Sí, juro” son cosas descriptas por estas expresiones y que, por
lo tanto, hacen que, cuando esas cosas se dan, la expresión sea verdadera, y falsa cuando ocurre lo contrario. Sin
embargo, de ninguna forma decimos que la expresión es falsa, sino que ella, o más bien el acto es nulo, o hecho de
mala fe, o incompleto, etc. En el caso particular del prometer, como ocurre con muchos otros realizativos, es
apropiado que la persona que expresa la promesa tenga una determinada intención de cumplir con su palabra.
CONFERENCIA VIII
No siempre es fácil distinguir las expresiones realizativas de las constatativas. Decir es hacer algo, al decir algo
hacemos algo e, incluso, porque decimos algo hacemos algo. Así comenzamos a distinguir todo un grupo de sentidos
de “hacer algo”. Esto incluye la emisión de ciertos ruidos, la de ciertas palabras en una determinada construcción y
con un cierto “significado”; esto es, con una referencia y un sentido determinados.
Al acto de decir algo, Austin lo llama REALIZAR UN ACTO LOCUCIONARIO; al estudio de las expresiones lo
llama estudio de las locuciones o de las unidades completas del discurso.
ACTO LOCUCIONARIO.
Es el acto de decir algo, de transmitir información, de significar. Incluso aquellos enunciados llamados realizativos
conservan su dimensión locucionaria. Puede dividirse en tres subactos:
1) ACTO FONÉTICO: Consiste meramente en la emisión de ciertos ruidos.
2) ACTO FÁTICO: Consiste en la emisión de ciertos términos o palabras, es decir, ruidos de ciertos tipos,
considerados como pertenecientes a un vocabulario.
3) ACTO RÉTICO: Consiste en realizar el acto de usar esos términos con un cierto sentido o referencia, más o
menos definidos.
Es obvio que para realizar un acto fático tengo que realizar un acto fonético, o, si se prefiere, al realizar uno estoy
realizando el otro. La afirmación conversa no es verdadera porque, aunque un mono haga un ruido que suene
exactamente igual que la palabra “voy”, eso no es un acto fático.
Es obvio que al definir el acto fático agrupamos dos cosas: el vocabulario y la gramática. Otro punto que se agrega es
el de la entonación. El acto fático, como el fonético, es esencialmente imitable, reproducible. Se puede imitar entre
comillas y también darle tinte irónico a la imitación.
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El acto rético es el que registramos en el caso de aserciones, diciendo “él dijo que se iría”; es el llamado discurso
indirecto. Si el sentido o la referencia no han sido entendidos con claridad, entonces la expresión o parte de ella, tiene
que ir entre comillas.
ACTO ILOCUCIONARIO.
Podemos decir que realizar un acto locucionario es, en general, realizar un acto ilocucionario. Éste es el que se genera
al emitir la expresión y para determinarlo tenemos que determinar en primer lugar de qué manera estamos usando la
locución: preguntando o respondiendo una pregunta, anunciando un veredicto o un pronóstico, concertando una
entrevista, haciendo una identificación o una descripción, etc. También hay actos ilocucionarios que están implícitos;
si, por ejemplo, digo “Te daré $20” implícitamente puede leerse “Te lo prometo”. De esta forma, del enunciado
constatativo, descriptivo, se desprende un acto ilocucionario que no tiene carácter verificable.
TANTO EL ACTO LOCUCIONARIO COMO EL ILOCUCIONARIO SUPONEN CONVENCIONES.
ACTO PERLOCUCIONARIO.
Los actos perlocucionarios son aquellos que producimos o logramos porque decimos algo, tales como convencer,
persuadir, disuadir, e incluso, sorprender o confundir. Este tipo de acto genera una secuela de respuesta; son actos que
se producen como consecuencia de una expresión.
Ejemplo:
Si digo “Voy a acabar con la corrupción” (ACTO LOCUCIONARIO) introduzco una promesa implícita “prometo
que…” (ACTO ILOCUCIONARIO) y a su vez, esta expresión tendrá diferentes repercusiones en los oyentes: algunos
estarán a favor, otros se sentirán amenazados, ect (ACTO PERLOCUCIONARIO).
ACTO LOCUCIONARIO, ILOCUCIONARIO y PERLOCUCIONARIO son tres sentidos o dimensiones diferentes
de la expresión, el “uso de la oración” o “el uso del lenguaje”. Estas tres clases de “acciones” están sujetas a las
usuales dificultadas que consisten en distinguir entre el intento y el acto consumado, entre el acto intencional y el no
intencional. Debe distinguirse el acto ilocucionario del perlocucionario; esto es, debemos distinguir “al decir tan cosa
lo estaba previniendo” (ilocusionario) de “porque dije tal cosa, lo convencí” (perlocucionario).
ACTOS DE HABLA – John Searle
Searle profundiza los estudios de Austin y trata de establecer estructuras y características que tienen los actos de habla
compromisivos (actos que realizan promesa). Intenta trasladar estas características a otros actos de habla y toma la
promesa como término medio ya que en ésta se ve claramente la intención de realizar un acto. La promesa se realiza al
decirlo.
Searle establece nueve condiciones necesarias y suficientes para realizar una promesa. Éstas son:
1) Condiciones normales de entrada y salida. Es necesario que los interlocutores conozcan el lenguaje y no estén
sometidos a presión. Es condición necesaria que ambos hayan comprendido el enunciado.
2) El hablante debe expresar una proposición a cumplir. Por ejemplo “Prometo acabar con la corrupción”. No
puedo decir sólo “Yo prometo”
3) La proposición tiene que manifestar un acto futuro.
4) El oyente prefiere que el hablante realice el acto; el hablante cree que el oyente quiere que realice el acto.
5) No es obvio que el hablante realizará el acto en el curso normal de los acontecimientos. El oyente debe
considerar que el acto de la proposición no se hará de manera normal; es decir, el acto no tiene que resultar
obvio.
6) Condición de sinceridad. El hablante tiene que manifestar la intención de realizar el acto.
7) El hablante intenta que la emisión del enunciado lo coloque bajo la obligación de realizar el acto.
8) El hablante intenta que el oyente conozca que éste se obliga a realizar el acto; es decir, intenta que el oyente
sepa que asume el compromiso de realizar ese acto.
9) Para que el acto sea correcto, deberán cumplirse las ocho reglas precedentes.
PROMESAS INSINCERAS.
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Al hacer una promesa insincera, el hablante no tiene todas las intenciones que tiene cuando hace una promesa sincera;
en particular, carece de la intención de realizar el acto prometido (condición n°6). Sin embargo, él da a entender que
tiene esa intención. Es por esto, que su acto se describe como insincero.
Para tomar en consideración las promesas insinceras, es necesario revisar las condiciones y enunciar que el hablante
asume la responsabilidad de tener la intención más bien que enunciar que la tiene efectivamente. Un indicio de que el
hablante asume tal responsabilidad lo constituye el hecho de que no podría decir, sin caer en el absurdo, por ejemplo,
“Prometo hacer A, pero no tengo la intención de hacer A”. Decir “Prometo hacer A” es asumir la responsabilidad de
tener la intención de hacerlo, y esta condición vale, ya sea la emisión sincera o insincera. Por lo tanto, para tomar en
consideración la posibilidad de una promesa insincera, debe revisarse la condición 6, de modo que enuncia no que el
hablante tiene la intención de hacer hacer A, sino que asume la responsabilidad de hacer A.
REGLAS PARA EL USO DEL DISPOSITIVO INDICADOR DE FUERZAS ILOCUCIONARIAS.
REGLA 1. La promesa ha de emitirse solamente en el contexto de una oración, cuya emisión predica algún acto
futuro A del hablante. A esta regla se la llama REGLA DE CONTENIDO PROPOSICIONAL y se deriva de las
condiciones de contenido proposicional 2 y 3.
REGLA 2. La promesa ha de emitirse solamente si el oyente preferiría que el hablante hiciera A a que no hiciese A; y
el hablante cree que el oyente preferiría que el hablante hiciese A a que no lo hiciese.
REGLA 3. La promesa ha de emitirse solamente si no es obvio tanto para el hablante como para el oyente que el
hablante no hará A en el curso normal de los acontecimientos.
LAS REGLAS 2 Y 3 SE LLAMAN REGLAS PREPARATORIAS Y SE CORRESPONDEN CON LAS
CONDICIONES PREPARATORIAS 4 Y 5.
REGLA 4. La promesa ha de emitirse solamente si el hablante tiene la intención de hacer A. Esta regla se llama
REGLA DE SINCERIDAD y deriva de la condición de sinceridad n°6.
REGLA 5. La emisión de la promesa cuenta como la asunción de una obligación de hacer A. Esta regla es la REGLA
ESENCIAL.
Estas reglas están ordenadas: las reglas 2-5 se aplican solamente si se satisface la 1, y la regla 5 solamente si las
reglas 2 y 3 son también satisfechas.

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