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Universidad Libre
Directivas
Director Centro de
Investigaciones Alfonso Daza González
Instituto Colombiano de Derecho Procesal
Directivos
Presidentes Honorarios Dr. Hernando Devis Echandia +
Dr. Hernando Morales Molina +
Dr. Carlos Ramírez Arcila +
Presidente Dr. Jairo Parra Quijano
Vicepresidentes Dr. Jaime Bernal Cuellar
Dr. Ramiro Bejarano Guzmán
Dr. Hernán Fabio López Blanco
Secretario General Dr. Ulises Canosa Suarez
Director General del Congreso Dr. Eurípides de Jesús Cuevas C.
Tesorero Dr. Jorge Forero Silva
Directora Ejecutiva Magda Isabel Quintero Pérez
Directores de Capítulos Dr. Jimmy Rojas Suarez
Dr. Luis Ernesto Vargas Silva
Vocales Principales
Dr. Edgardo Villamil Portilla Dr. Luis Ernesto Vargas Silva
Dr. Ricardo Zopó Méndez Dr. Martín Bermúdez Muñoz
Dr. Juan David Riveros Barragán Dra. Ángela María Buitrago
Dr. Marco Antonio Álvarez Dr. Juan Bautista Parada
Dra. Ruth Stella Correa Dr. Jaime Humberto Tobar Ordoñez
Director de la Revista Dr. Luis Guillermo Acero Gallego
Secretario Auxiliar Dr. Néstor Orlando Prieto Ballén
Director de Semilleros Dr. Francisco Javier Trujillo Londoño
Coordinador Contenido de
Memorias del Congreso Dr. Henry Sanabria Santos
Contenido
Presentación 11
Primer tema:
Código General del Proceso. Ley 1564 de 2012 15
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del
Código General del Proceso
Jairo Parra Quijano 17
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
Ulises Canosa Suárez 33
Variaciones de derecho sustancial en el Código General del Proceso
Marco Antonio Álvarez Gómez 63
Desaf íos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
Miguel Enrique Rojas Gómez 83
Realidad de la oralidad en materia civil
Octavio Augusto Tejeiro Duque 105
Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia
de familia por el Código General del Proceso
Jesael Antonio Giraldo Castaño 113
Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el
Código General del Proceso
Henry Sanabria Santos 145
Algunos apuntes acerca de las cautelas en el
Código General del Proceso
Edgardo Villamil Portilla 169
7
Contenido
Segundo tema:
Nuevo Estatuto de Arbitraje Nacional e Internacional.
Ley 1563 de 2012 241
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional.
Ley 1563 de julio 12 de 2012
Hernán Fabio López Blanco 243
El arbitraje internacional dentro del nuevo
Estatuto de Arbitraje en Colombia
Rafael Bernal Gutiérrez 271
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
María Cristina Morales de Barrios 283
Tercer tema
Aspectos procesales de la protección al consumidor.
Ley 1480 de 2011 315
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo en el
nuevo Estatuto del Consumidor
Camilo Valenzuela Bernal 317
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
Marcos Quiroz Gutiérrez 353
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen
probatorio en el nuevo Estatuto del Consumidor
Jimmy Rojas Suárez 391
Acciones jurisdiccionales para la protección de derechos
del consumidor
Juan Carlos Guayacán 417
Cuarto tema
Nuevo Código de Procedimiento Administrativo
y de lo Contecioso Administrativo. Ley 1437 de 2011 433
Las novedades en relación con las pretensiones procesales
en la Ley 1437 .Código de Procedimiento Administrativo
y de lo Contencioso Administrativo
Ruth Stella Correa Palacio 435
8
contenido
Contenido
9
Contenido
10
Presentación
11
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
Aprovechamos esta ocasión, para rendir tributo a una de las más preclaras
hijas de esta Casa de Estudio, la doctora Ruth Stella Correa, quien ha sido
nombrada Ministra de Justicia y del Derecho como un justo reconocimiento
a sus méritos de gran jurista y de reconocida profesional, ya como abogada,
ya como juez, y sobre todo como un ser humano integral.
12
Siglas y abreviaturas empleadas
13
Siglas y abreviaturas empleadas
14
Jairo Parra Quijano
Primer tema
15
Primer tema
1
Las reglas sobre la carga de la prueba tampoco pierden su razón de ser en un sistema
que configure la existencia de un deber de completud y de decir la verdad, tal como lo
acabamos de definir y delimitar.
Este deber, en cuanto esté establecido y se lo haga observar, significará que el juez deberá
recurrir con menos frecuencia al auxilio de las reglas en cuestión para poder juzgar.
19
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
Esto es una manifiesta ventaja, porque no es nuevo el reconocimiento que esas reglas
constituyen un mal menor, donde el optimun estaría dado por la posibilidad de que el
juez se forme en cada caso su propio convencimiento sobre la verdad o no verdad de los
hechos relevantes. El mal menor estaría dado, en cambio, o bien por la imposibilidad de
juzgar (el non liquet del juez romano), o bien por una decisión “según el estado de los
autos” que deje sustancialmente imprejuzgada la controversia. Sin embargo, echar mano
de las reglas de distribución de la carga de la prueba será útil y necesario en todos aquellos
casos en los cuales tampoco la posibilidad de valerse del instituto de parte, obligada a
decir la verdad, sea capaz de ofrecer al juez una prueba convincente de los hechos.
Esto podrá ocurrir siempre, no sólo cuando las partes mismas no tengan conocimiento,
o un conocimiento no completo de los hechos, sino también, en todos aquellos casos
en los cuales las pruebas recibidas, y entre ellas eventualmente las aseveraciones de las
partes, no obstante el deber de decir la verdad y de completud que éstas tienen, no logren
fundar un convencimiento satisfactorio del juez, ni a favor ni en disfavor de uno de los
contendientes. Cappelletti, Mauro. Testimonio de la parte en el sistema de la Oralidad.
Contribución a la teoría de la utilización probatoria del saber de las partes en el proceso
civil. Librería Editora Platense. La Plata 2002, p. 381.
2
Monroy Gálvez, Juan. Estudio Preliminar. Código Procesal Civil peruano.
Communitas. Lima, 2009.
3
No hay cómo negar que el tiempo del proceso perjudica al actor que tiene razón,
beneficiando en la misma proporción al demandado que no la tiene. De esa forma es
eliminada la creencia del tiempo del proceso. A partir del momento en que el tiempo del
proceso pasa a ser admitido como carga, surge la consecuencia lógica que no puede ser
soportado por el actor, pues esto sería lo mismo que el derecho de acción constituye una
carga que recae sobre aquel que accede al Poder Judicial. Guilherme, Marinoni. Derecho
fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva. Palestra Editores. Lima 2007, p. 255.
20
Jairo Parra Quijano
“Una vez instaurado un proceso civil, el modo, el ritmo, el impulso del proceso
mismo son separados de la disponibilidad, inmediata o mediata de las partes,
y por consiguiente también de las maniobras dilatorias y retardatarias de
alguna de las partes, y reguladas en cambio por la ley misma con normas
absolutas, o bien –y más a menudo– por el juez con poderes discrecionales,
en ejercicio de los cuales él podrá y deberá tener en cuenta las concretas
exigencias del caso, en un espíritu no de vejación, sino de activa colaboración
de las partes”.4
El señalamiento de duración del proceso, aprestigia la justicia, protege al juez
frente a aquellas partes que quieren demorar el proceso, con el fin de lograr
arreglos ventajosos frente a una parte que no puede soportar un proceso de
duración indefinida o muy larga.
El artículo 2 del CGP, regla: “Acceso a la justicia. Los términos procesales se
observarán con diligencia y su incumplimiento injustificado será sancionado”.
El juez debe ser protagonista del “valor paz social”, el cual lo obliga con los
poderes otorgados a él, a dirimir el conflicto. En el inicio del siglo XX se
acentuó esta vocación del proceso, considerándolo un mal social (expresión
de Federico el Grande), que debía ser suprimido con la mayor economía y en
el menor tiempo posible.5
El tiempo señalado para resolver, contribuye a la humanización de la justicia,
el ser humano no puede distraer su misión, en atender con ansiedad e
incertidumbre un proceso, sin tener claro cuando terminará.6
El juez es un líder social dentro de lo que se llama la humanización del
proceso, y no puede perder ese liderazgo que es esencial para las verdaderas
democracias y el cumplimiento de los términos lo aprestigia así como el
incumplimiento lo desprestigia, pero siempre teniendo en cuenta la calidad
de sus providencias. Dentro de esa humanización de la justicia, ella, la justicia
se “desacraliza, volviéndose profana, asumiendo además de su función de
poder del estado también una característica de servicio público costeado por
4
Cappelletti, Mauro. La Oralidad y las Pruebas en el Proceso Civil. Ediciones Jurídicas
Europa - América S. A. 1972, p. 125.
5
Alvaro de Oliveira, Carlos Alberto. Del Formalismo en el proceso civil. Palestra
Editores. Lima, 2007, p. 150.
6
Se lee en la exposición de motivos de la Ley de Enjuiciamiento Civil de España, lo
siguiente: “Ni la naturaleza del crédito civil o mercantil ni las situaciones personales y
familiares que incumbe resolver en los procesos civiles justifican un período de años
hasta el logro de una resolución eficaz, con capacidad de producir transformaciones
reales en las vidas de quienes han necesitado acudir a los tribunales civiles”.
21
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
7
Alvaro de Oliveira, Carlos Alberto, Op. cit. p. 154.
8
En el numeral 5 del artículo 107 del Código General del Proceso. Publicidad. Las
audiencias y diligencias serán públicas, salvo que el juez, por motivos justificados,
considere necesario limitar la asistencia de los terceros.
22
Jairo Parra Quijano
4. La efectividad
R. Jhering escribió: “El derecho existe para realizarse. La realización del
derecho es la vida y la verdad del derecho; aquélla es el propio derecho. Lo
que no pasa en la realidad, lo que no existe sino en las leyes y sobre el papel,
no es más que un fantasma del derecho, no son sino palabras. Al contrario, lo
que se realiza como derecho es el derecho.”9
El artículo 229 de la C. Pol. de Colombia dice: “Se garantiza el derecho de toda
persona para acceder a la administración de justicia”.
No es suficiente ingresar, sino que ese ingreso debe ser efectivo. El hombre
tiende siempre a hacerse justicia por mano propia, pero la educación y el
ofrecimiento de un órgano judicial, pronto a dirimirle el conflicto y además
que en caso de tener razón la decisión será efectiva, es decir que será real, lo
tranquiliza y le permite desarrollar su misión en la tierra.
No hay cosa que más desprestigie la justicia, que la falta de efectividad de
la misma. Si por un momento pensamos que alguien ha logrado obtener
sentencia favorable después de adelantar un largo proceso ordinario y
cuando trata de que se cumpla, no hay manera de hacerla efectiva, porque el
condenado se ha insolventado, por ejemplo. Esa insatisfacción es muy grave
para la paz social, produce encono o violencia y por consiguiente el proceso
no ha cumplido su función.
Pero también, teniendo en cuenta el valor social y público del proceso, la
jurisdicción debe ampliarlo a sectores de la población, en forma horizontal
por decirlo en alguna forma. Es decir, el legislador lo mismo que el juez, no
puede ser un fugitivo de su tiempo y debe estar pronto a brindar a ciertos
sectores procesos expeditos que les permita tener acceso teniendo en cuenta
sus condiciones a la jurisdicción.
Para lograr la efectividad de la justicia, el Código General del Proceso ha
ensanchado la tutela cautelar y ha consagrado un nuevo proceso para
9
Jhering, R. El Espíritu del Derecho Romano III. Op. cit. por Alvaro de Oliveira,
p. 156.
23
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
24
Jairo Parra Quijano
10
Alvaro de Oliveira, Carlos Alberto. Op. cit. p. 163.
11
Ibídem.
Niese, Werner. citado por Alvaro de Oliviera, Carlos Alberto, Op. cit. p. 163.
12
13
Steiner, George. Los Logócratas. Ediciones Siruela. México. D.F. 2010, p. 80.
25
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
6. La publicidad
El artículo 3 del CGP regla: “Las actuaciones se cumplirán en forma oral,
pública y en audiencias, salvo las que expresamente se autorice realizar por
escrito o estén amparadas por reserva”.
Los planteamientos de Jeremy Bentham, contra el secreto en las actuaciones
judiciales, son pertinentes:
“La publicidad es la más eficaz salvaguardia del testimonio y de las decisiones
que del mismo se derivaren: es el alma de la justicia y debe hacerse extensiva
a todas las partes del procedimiento y a todas las causas”. “Los efectos de la
publicidad llegan a su máximum de importancia cuando se consideran con
relación a los jueces, ya sea para asegurar su probidad, ya sea para otorgar a sus
sentencias la confianza pública”. Les (la publicidad) es necesaria como freno en
el ejercicio de un poder del que es tan fácil abusar”.14
Y además, agrega: “Cuando el tribunal del público se abstiene de juzgar es
cuando, por exceso de ignorancia o de desaliento, cae en una indiferencia
absoluta. Esa apatía representa, en ocasiones, el signo de la extrema desgracia.
Es mil veces preferible que el pueblo juzgue mal, a que se desinterese por
completo de los negocios públicos .Cuando cada uno se aísla y se reconcentra,
los lazos sociales se disuelven. Desde el momento en que el público dice de
los juicios: “que me importa”, ya no hay otra cosa que amos y esclavos”.15
A medida que se fortalezca la publicidad, se acentúa la independencia de los
jueces, al considerar como conflicto social el litigio de carácter puramente
privado.16
14
Bentham, Jeremy. Tratado de las pruebas judiciales. Tomo 1, Ediciones Jurídicas
Europa -América. Buenos Aires (Argentina) 1971, pp. 142-157.
15
Bentham, Jeremy, Op. cit. pp. 154-155.
16
de Oliviera, Alvaro, Op. cit. p. 154.
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Jairo Parra Quijano
17
Alvaro de Oliviera, Op. cit. p. 434, “se constató, a pesar de las marchas y
contramarchas, la acentuada tendencia en el curso de la historia por liberar, siempre
más, al órgano judicial de las cadenas de carácter formal. Esta liberación se muestra
proporcional al desarrollo de la sociedad y a la confianza depositada por ésta en sus
jueces. En tiempos más remoto, en las épocas donde el poder político se manifestaba
de forma dictatorial, se verificaba generalmente la acentuación de una informalidad
procesal. El cambio de escala entre uno y otro valor se alteró sólo en etapas posteriores de
evolución, con el ejercicio más maduro de la ciudadanía, con la concientización interna
del empleo más adecuado del poder y con la conquista de una relativa independencia del
Poder judicial.
La progresiva humanización del proceso acarreó, en primer lugar, la destrucción, del
primado simbólico y religioso de la forma y después obró para que se atribuyera mayor
importancia a sus fines sociales y políticos. En el cuadro de la caída del formalismo
excesivo, que corresponde a la etapa actual, se intensificaron los poderes del juez y
al mismo tiempo el de las partes, lo que significa un mayor diálogo y colaboración
entre ambos”.
27
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
18
Lo que importa resaltar es que la nulidad procesal dejo de ser ese monstruo clandestino
y rencoroso que ávido de destrucción, convierte en ineficaces, en cualquier momento, los
avances del proceso, sólo para rendirle homenaje a un tótem llamado formalismo. Op. cit.
p. 59.
28
Jairo Parra Quijano
este trabajo, en el artículo 3, que el juez debe hacer uso de los poderes que
este Código le otorga para lograr la igualdad real, no le dejó alternativa
distinta para lograr el propósito indicado, que cumplir con la obligación
que se tiene frente a la toda la comunidad, de sancionar fundamentalmente
con consecuencias probatorias los actos contrarios a ese fin enunciados en
el artículo 42 ya transcrito.
29
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
19
Parra Quijano, Jairo. Derecho Procesal Civil, Tomo 1, Parte General, p. 13, 1992.
Editorial Temis.
30
Jairo Parra Quijano
9. La carga de la prueba
En el artículo 167 del Código General del Proceso, se dijo:
“Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que consagran
el efecto jurídico que ellas persiguen.
31
Reflexiones sobre algunos aspectos importantes del Código General del Proceso
“No obstante, según las particularidades del caso, él podrá, de oficio o a petición
de parte, distribuir la carga al decretar las pruebas, durante su práctica o en
cualquier momento del proceso antes de fallar, exigiendo probar determinado
hecho a la parte que se encuentre en una situación más favorable para aportar
las evidencias o esclarecer los hechos controvertidos. La parte se considerará en
mejor posición para probar en virtud de su cercanía con el material probatorio,
por tener en su poder el objeto de prueba, por circunstancias técnicas
especiales, por haber intervenido directamente en los hechos que dieron lugar
al litigio, o por estado de indefensión o de incapacidad en la cual se encuentre
la contraparte, entre otras circunstancias similares.
“Cuando el juez adopte esta decisión que será susceptible de recurso, otorgará
a la parte correspondiente el término necesario para aportar o solicitar la
respectiva prueba, la cual se someterá a las reglas de la contradicción previstas
en este Código”.
Y en efecto en los artículos 169 y 170 del Código General del Proceso,
regula el fenómeno, agregando que las pruebas de oficio estarán sujetas a la
contradicción de la prueba.
32
Primer tema
Claro que para alcanzar estos plausibles propósitos son necesarios ingredientes
adicionales: Infraestructura suficiente, pedagogía, redistribución del mapa
judicial y un profundo cambio de mentalidad de jueces y abogados, entre
otros factores.
Para concretar este estudio a las principales novedades del CGP en materia de
pruebas, la exposición puede resumirse en los siguientes quince (15) puntos:
1. Estructura
El CGP sigue de cerca la organización general del CPC. En el Libro Segundo
sobre Actos Procesales, continúa el Régimen Probatorio en la Sección Tercera,
en un título único1, denominado “PRUEBAS”, pero ahora conformado por diez
(10) capítulos, uno más que el CPC, porque a la prueba por informe, que antes
1
En el CGP los títulos se renumeran dentro de cada sección, a diferencia del CPC donde tenían una
numeración consecutiva.
35
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
2. Medios de prueba
Si se compara a doble columna la enumeración de los siete (7) medios de
prueba típicos del artículo 175 del CPC, con los nueve (9) que trae el 165
del CGP, se encuentra que además de la independencia de la prueba por
36
Ulises Canosa Suárez
2
Cappelletti, Mauro: El testimonio de la parte en el sistema de la oralidad. Librería
Editora Platense. La Plata, 2002. Tomo I. Agrega, citando a Franz Klein, que en 1890
al referirse precisamente a esta novedad de utilizar el interrogatorio de parte como
37
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
prueba testimonial, anotó: “Con nuestro instituto sucede lo mismo que con casi todas
las innovaciones del progreso humano. En un primer momento resultan extrañas y en
raro contraste con las costumbres, y originan la crítica más violenta. Una vez puestas
en práctica y perfeccionadas, de pronto se tornan transparentes e indispensables y nadie
entiende ya cómo las cosas pudieron alguna vez funcionar de otra manera”
3
Devis Echandía, Hernando. Tratado de Derecho Procesal Civil, Parte Especial, Tomo
VI, De la Prueba, Clases y Medios de Prueba. Editorial Temis, Bogotá, 1969, p. 73.
4
Parra Quijano, Jairo. Racionalidad e ideología de las pruebas de oficio, Editorial
Temis, Bogotá, 2004.
38
Ulises Canosa Suárez
39
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
4. Rechazo de pruebas
Dentro del sistema del CGP el juez podrá rechazar pruebas mediante
providencia motivada, en la que se indique la causal de rechazo,
determinación que debe notificarse para dar publicidad a la decisión. Estos
autos son siempre recurribles en reposición y apelación. Según el numeral
3 del artículo 321 es apelable el auto de primera instancia “que niegue el
decreto o la práctica de pruebas”:
Según el artículo 168 el juez debe rechazar las pruebas ilícitas por violatorias
de derechos fundamentales, las notoriamente impertinentes o irrelevantes
por no tener relación con los hechos del proceso, las inconducentes por no ser
idóneas para probar un determinado hecho y las manifiestamente superfluas
o inútiles.
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Ulises Canosa Suárez
Si bien “es prohibido al juez comisionar para la práctica de pruebas que hayan
de producirse en el lugar de su sede, así como para la de inspecciones dentro
de su jurisdicción territorial”, el parágrafo del 171 del CGP dispone que “La
Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura podrá autorizar a
determinados jueces del circuito para comisionar a jueces municipales para
practicar la inspección judicial que deba realizarse fuera de su sede, por
razones de distancia, condiciones geográficas o de orden público”.
6. Pruebas extraprocesales
El CGP autoriza en el artículo 190 a las partes para que, de común acuerdo,
siempre que no estén representadas por curador ad litem, practiquen pruebas
o deleguen su práctica en un tercero, las que deberán ser aportadas antes de
dictarse sentencia.
41
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
partes agiganta la labor del abogado. Queda a salvo en todo caso la facultad
del juez de decretar pruebas de oficio.
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Ulises Canosa Suárez
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Código General del Proceso. Aspectos probatorios
8. Confesión
Algunos ajustes se hicieron en el CGP en relación con este medio de prueba.
En varias disposiciones se precisan y amplían las facultades de los apoderados
para confesar por sus poderdantes. Los artículos 193 y 77 deben leerse
44
Ulises Canosa Suárez
9. Juramento estimatorio
Desde la reforma de la Ley 1395 de 2010 se fortaleció poderosamente el
juramento estimatorio para cuando se demanda el reconocimiento de una
indemnización, compensación o el pago de frutos o mejoras, eventos en los
cuales lo reclamado se estima razonadamente en dinero en la demanda o
petición correspondiente.
El CGP sigue por la misma senda con algunas disposiciones aclaratorias con
vigencia desde el momento de la promulgación del Código (artículo 627),
entre ellas la que dispone de manera conclusiva que el juramento estimatorio
es requisito de la demanda, contestación o petición correspondiente. Así
resulta sin duda del contenido de los artículos 82 numeral 7, 90 numeral 6, 96
numeral 3, 283 y 284.
45
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
46
Ulises Canosa Suárez
tiene toda persona a que la prueba, además de ser practicada según los ritos
legales, sea valorada siguiendo los postulados de la sana crítica, teniendo
en cuenta su razonabilidad, credibilidad, firmeza, precisión y calidad de los
fundamentos, entre otros elementos5.
Al presentarse objeción, lo mismo que cuando el juez dispone la estimación, la
carga de la prueba permanece en quien demanda o solicita. Por esta razón los
reclamantes deben evaluar cuidadosamente qué suma están en condiciones
de probar, porque si la cantidad estimada excediere del cincuenta por ciento
(50%) de la que resulte probada (antes del CGP 30%), se condenará a quien
juró, a pagar a la otra parte una suma equivalente al diez por ciento (10%) de
la diferencia.
Por ejemplo si una parte estima en $100 millones la indemnización y ante la
objeción de la contraparte o la orden de regulación del juez sólo prueba $40
millones, como lo reclamado excede del 50% de lo probado, se condenará a
quien juró exageradamente a pagar a la otra parte el 10% de la diferencia, que
asciende a $ 6 millones, porque el 10% habrá de calcularse sobre la diferencia
entre lo pedido ($100 millones) y lo probado ($40 millones), que en este
ejemplo son $60 millones.
Agrega el CGP en un parágrafo que “también habrá lugar a la condena a que
se refiere este artículo, en los eventos en que se nieguen las pretensiones por
falta de demostración de los perjuicios. En este evento la sanción equivaldrá
al cinco (5) por ciento del valor pretendido en la demanda cuyas pretensiones
fueron desestimadas”.
El CGP precisa que “el juez no podrá reconocer suma superior a la indicada en
el juramento estimatorio, salvo los perjuicios que se causen con posterioridad
a la presentación de la demanda o cuando la parte contraria lo objete”, de
tal manera que quien objeta deberá analizar cuidadosamente su estrategia,
porque la objeción habilita al demandante para pretender y probar una
suma mayor. En los demás casos, dice el CGP, “serán ineficaces de pleno
derecho todas las expresiones que pretendan desvirtuar o dejar sin efecto la
condición de suma máxima pretendida en relación con la suma indicada en
el juramento”.
Finalmente, el CGP agrega que “El juramento estimatorio no aplicará a la
cuantificación de los daños extrapatrimoniales. Tampoco procederá cuando
quien reclame la indemnización, compensación los frutos o mejoras, sea un
incapaz”.
5
Sentencia T-637 2010. Corte Constitucional, M.P. Juan Carlos Henao
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Código General del Proceso. Aspectos probatorios
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Ulises Canosa Suárez
Los peritajes deberán ser aportados en las oportunidades para pedir pruebas
o por lo menos anunciados si el término es insuficiente, evento en el cual la
49
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
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Ulises Canosa Suárez
51
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
6
Al respecto, puede consultarse en la página web del ICDP la interesante y documentada
ponencia de Juan David Gutiérrez Rodríguez sobre los fundamentos filosóficos y
microeconómicos del nuevo régimen pericial en el Código General del Proceso.
52
Ulises Canosa Suárez
13. Indicios
Sobre este medio de prueba no existen novedades en la regulación general del
capítulo de pruebas, pero sí en la disposición especial sobre el contenido de la
sentencia (artículo 280 del CGP), tomada del derecho comparado, donde se
agregó: “El juez siempre deberá calificar la conducta procesal de las partes y,
de ser el caso, deducir indicios de ella”.
7
“La autocontradicción o intercadencia es la versatilidad, inconstancia en la conducta
o en los afectos. La prueba de intercadencia se da en el Derecho Procesal, cuando una
de las partes litigantes no es constante en el tenor de sus dichos. Y ello sucede muchas
veces dentro de la peripecia procesal”. Daniel Fernando Acosta, Valoración Judicial de
la Conducta Procesal, obra conjunta dirigida por Jorge W. Peirano, Editores Rubinzal
Culzoni, Buenos Aires, 2005, p. 80. Así suele suceder por ejemplo cuando se presenta
53
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
Esta regla general complementa las regulaciones especiales del CGP sobre las
conductas de los sujetos del proceso, partes iniciales o sobrevinientes y sus
abogados, en relación con los deberes, derechos, cargas u obligaciones, normas
que suelen establecer una consecuencia específica ante el incumplimiento de
la conducta esperada.
54
Ulises Canosa Suárez
Así por ejemplo, entre los deberes de las partes y sus apoderados previstos en
el artículo 78 del CGP se encuentran los de proceder con lealtad y buena fe en
todos sus actos, obrar sin temeridad, abstenerse de obstaculizar el desarrollo
de las audiencias y diligencias, concurrir al despacho cuando sean citados
por el juez y acatar sus órdenes en las audiencias y diligencias, lo mismo que
prestar al juez la colaboración para la práctica de pruebas y diligencias.
Precisamente por ello el artículo 42 del CGP dispone que es un deber del juez
prevenir, remediar, sancionar o denunciar los actos contrarios a la dignidad
de la justicia, lealtad, probidad y buena fe que deben observarse en el proceso
y el artículo 43 incluye entre los poderes de ordenación e instrucción del juez
el de rechazar solicitudes notoriamente improcedentes o que impliquen una
dilación manifiesta. Por el mismo derrotero el artículo 44 instituye como uno
de los poderes correccionales del juez sancionar a quien impida u obstaculice
la realización de cualquier audiencia o diligencia o a quien sin justa causa
incumpla las órdenes que les imparta o demore su ejecución
9
Balestro Faure, Myriam T anota sobre el particular: “Nos atrevemos a decir que aún
en los supuestos en que la sanción no se aplica y la inconducta no modifica el resultado del
pleito, los jueces deberían dejar constancia de ella en sus fallos. Se nos preguntará que con
55
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
14. Documentos
Finalmente el legislador de manera integral y sistemática consagra la tan
necesaria presunción de autenticidad de documentos, que es presupuesto
indispensable para la desformalización que requiere el proceso civil oral o
por audiencias. Son muchos los esfuerzos frustrados en esta materia desde
el artículo 25 del Decreto 2651 de 1991. Afortunadamente se impone en el
CGP esta tendencia mundial que acompasa bien con la presunción de buena
fe establecida en el artículo 83 de la Carta Política. Además, debe resaltarse
que en todos los casos garantiza el debido proceso, el derecho de publicidad
y contradicción de la parte contraria, porque siempre se le concede la
oportunidad de revisar el documento, para tacharlo o desconocerlo.
qué fin proponemos esta práctica. Con el mismo que alienta esta búsqueda. Con el único
fin de promover la moralización del proceso y el cumplimiento de los deberes de las partes
y los jueces dentro del marco de la ley, de los principios que la informan y también de las
posibilidades reales de los tribunales de la época. Pensamos además que los litigantes
–y muy especialmente los letrados- que observen una buena conducta procesal deberían
sentir que alguien nota la diferencia”. Valoración Judicial de la Conducta Procesal. Op.
cit., p. 32.
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Ulises Canosa Suárez
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Sentencia T-268 de 2010, Corte Constitucional, M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.
57
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
Ahora bien, dice el artículo 245 que los documentos se aportarán al proceso
en original o en copia. “Las partes deberán aportar el original del documento
cuando estuviere en su poder, salvo causa justificada. Cuando se allegue
copia, el aportante deberá indicar en dónde se encuentra el original, si tuviere
conocimiento de ello”. Agrega el 246: “Las copias tendrán el mismo valor
probatorio del original, salvo cuando por disposición legal sea necesaria la
presentación del original o de una determinada copia. Sin perjuicio de la
presunción de autenticidad, la parte contra quien se aduzca copia de un
documento podrá solicitar su cotejo con el original, o a falta de éste con una
copia expedida con anterioridad a aquella. El cotejo se efectuará mediante
exhibición dentro de la audiencia correspondiente”.
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Ulises Canosa Suárez
59
Código General del Proceso. Aspectos probatorios
Las sanciones del artículo 274 se contemplaron para ambos eventos, en los
siguientes términos:
“Cuando la tacha de falsedad se decida en contra de quien la propuso, se
condenará a éste a pagar a quien aportó el documento el valor del veinte por
ciento (20%) del monto de las obligaciones contenidas en él, o de diez (10) a
veinte (20) salarios mínimos legales mensuales vigentes (smlmv) cuando no
represente un valor económico. La misma sanción se aplicará a la parte que
adujo el documento a favor de la que probó la tacha. Cuando el apoderado
judicial formule la tacha sin autorización expresa de su mandante, será
solidariamente responsable del pago de la suma a que se refiere el inciso anterior
y de las costas. Las mismas consecuencias se aplicarán a la parte vencida y, en
su caso, a su apoderado judicial, en el trámite de verificación de autenticidad
del documento desconocido. Tratándose de documentos emanados de terceros,
la sanción sólo procede cuando esté acreditada la mala fe de quien desconoce
el documento y, en su caso, de su apoderado”.
11
Así por ejemplo, la declaración de renta es un documento amparado por reserva legal y
por eso al tenor del artículo 583 del Estatuto Tributario en un proceso civil para el cobro
de un crédito no es posible pedir a las autoridades tributarias que envíen la declaración de
renta del deudor, ni un informe sobre sus datos o cifras que en ella aparecen. Esta reserva
no es absoluta, sino limitada, porque no opera para procesos penales en la medida que el
60
Ulises Canosa Suárez
Tales informes, como dice el 275 del CGP, se entienden rendidos bajo
la gravedad del juramento por el representante, funcionario o persona
responsable del mismo, de tal forma que “quien falte a la verdad o la calle
total o parcialmente”, podrá ser sancionado penalmente en los términos del
artículo 442 del Código Penal.
El inciso segundo del artículo 275 del CGP faculta a las partes para que,
actuando unilateralmente o de común acuerdo, soliciten directamente
a cualquier entidad pública o privada “copias de documentos, informes o
actuaciones administrativas o jurisdiccionales, no sujetas a reserva legal,
expresando que tienen como objeto servir de prueba en un proceso judicial en
curso o por iniciarse”.
Sobre la práctica de la prueba los artículos 276 y 277 del CGP disponen: a)
Al decretar el informe el juez debe indicar en forma precisa su objeto y el
plazo para rendirlo. La demora, renuencia o inexactitud injustificada será
sancionada con multa de cinco (5) a diez (10) smlmv, sin perjuicio de las
demás sanciones a que hubiere lugar; b) Si la persona que debe rendir el
informe considera que alguna parte de la información se encuentra bajo
reserva, deberá indicarlo expresamente en su informe y justificarlo; c) Si el
informe hubiere omitido algún punto o el juez considera que debe ampliarse,
o que no tiene reserva, ordenará rendirlo, complementarlo o aclararlo en
un plazo que no superará la mitad del inicial; d) Rendido el informe se dará
traslado a las partes por el término de tres (3) días, dentro del cual podrán
solicitar su aclaración, complementación o ajuste a los asuntos solicitados.
El contenido del informe será apreciado por el juez de acuerdo con las reglas
generales. Siempre será posible probar contra lo que dice el informe.
mismo Estatuto Tributario así lo indica, ni para procesos de alimentos (artículo 149 del
Decreto 2737 de 1989), de filiación o de ejecuciones fiscales (Artículo 2º del Decreto 1651
de 1961).
61
Primer tema
* Miembro de las Comisiones Redactora y Revisora del Código General del Proceso.
Escribo, por vez primera, sobre un Código del que se escribirá mucho. Lo
harán los doctrinantes, como educadores que son, y lo harán los jueces para
construir jurisprudencia. Aunque resulte paradójico, no me ocuparé de las
instituciones propias del derecho procesal, como sería lo esperado, sino de
algunas figuras del derecho sustancial que fueron modificadas o derogadas
por el Código General del Proceso expedido a través de la Ley 1564 de
2012, que regulará por muchos años –es lo que se espera– la función de
administrar justicia en la mayoría de jurisdicciones y especialidades, bien
de manera directa, bien por vía complementaria.
1. Exigibilidad y mora
Es asunto averiguado que el derecho a pedir el cumplimiento de una obligación
depende de la exigibilidad. Si ella se contrajo pura y simple, el acreedor podrá
pedir el pago inmediatamente después de nacida; si fue sometida a plazo, al
vencimiento del término respectivo, y si quedó plegada a una condición, una
65
Variaciones de derecho sustancial en el Codigo General del Proceso
vez que ésta se cumpla. Por eso el título, para ser ejecutivo, debe contener
una obligación exigible.
66
Marco Antonio Álvarez Gómez
Aunque el artículo 423 precisó que “los efectos de la mora sólo se producirán
a partir de la notificación”, lo cierto es que el pago pudo demandarse sin
estar en mora el deudor, y el mandamiento librarse sin recato por esa
inadvertencia. Los efectos a los que se refiere esa disposición conciernen
a la indemnización de perjuicios moratorios, porque es asunto también
averiguado que salvo el caso de las obligaciones de no hacer, ella se debe
desde que el deudor se ha constituido en mora (C.C., art. 1615).
67
Variaciones de derecho sustancial en el Codigo General del Proceso
Pues bien, el Código General del Proceso establece en los artículos 94, inciso 2º,
y 423 que la notificación del mandamiento de pago es también enteramiento
de la cesión del crédito, si no se hubiere efectuado antes, lo que traduce que,
pese a esa omisión, el juez, al librar dicha orden, deberá entender que el
crédito ya está en manos del cesionario, por lo menos condicionalmente, a la
espera de la comunicación de esa providencia.
Quedó así modificada, tácitamente, la parte final del artículo 1963 del Código
Civil, porque la ausencia de notificación o aceptación de la cesión del crédito
no impide afirmar que el cesionario es acreedor, para expedir a su favor una
orden ejecutiva. No hay derogatoria tácita porque si el deudor que ignora el
traspaso del crédito le paga al acreedor cedente, antes de la notificación del
mandamiento, su pago será válido (C.C., art. 1634), caso en el cual podrá
proponer con éxito esa defensa. Incluso, bajo ese presupuesto, cualquier
acreedor del cedente podrá embargar el crédito, sin que para ello obste que
ya se libró el mandamiento; y aunque este se notifique con posterioridad, la
suerte de la ejecución quedará signada por lo que suceda en el otro juicio,
dado que el juez que conoce del proceso que adelanta el cesionario, no podrá
continuar con la ejecución mientras no se defina qué pasa en el pleito contra
el cedente: si aquí se paga, cualquiera que sea la vía, el proceso de aquel caerá
en el vacío por sustracción de materia.
Desde luego que nada de raro tiene permitir que el adquirente de un
derecho de crédito adelante ejecución, sin que el deudor tenga noticia de la
transferencia. El régimen de los títulos-valores constituye un claro ejemplo.
Por eso me parece que lo mejor habría sido dejar las cosas como estaban, si es
que se quería preservar el informe al deudor cedido, o derogar los artículos
1960 a 1963 del Código Civil.
3. La prescripción
Tres aspectos concernientes a la prescripción, entre varios, merecen
particular atención: la nueva modalidad de interrupción civil del plazo
prescriptivo, los efectos interruptores de la prescripción que tienen todas
modalidades del proceso de insolvencia de la persona natural no comerciante,
y el reconocimiento legal de una hipótesis de renuncia tácita de ese modo
68
Marco Antonio Álvarez Gómez
Ahora bien, para que esa amonestación sirva para interrumpir el término
prescriptivo, es necesario que cumpla ciertos requisitos:
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Variaciones de derecho sustancial en el Codigo General del Proceso
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Marco Antonio Álvarez Gómez
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Variaciones de derecho sustancial en el Codigo General del Proceso
4. La cláusula aceleratoria
Por años la jurisprudencia de los tribunales distinguió entre clausulas
aceleratorias automáticas y facultativas. La manera como podía configurarse
el vencimiento anticipado del plazo dependía de los términos acordados por
las partes para que ese hecho ocurriera. Así por ejemplo, si los contratantes
preveían que por la ocurrencia de determinado hecho (el incumplimiento
en el pago de una cuota de amortización) se entendería caducado el plazo,
en el momento de ese incumplimiento (hecho objetivo) y sin necesidad de
una manifestación del acreedor, se entendería que la obligación se tornaba
exigible. Por el contrario, si en la respectiva estipulación se establecía, de una
u otra manera, que la configuración del hecho simplemente posibilitaba al
acreedor para acelerar el plazo, era menester, entonces, que hiciera explícito
el ejercicio de ese derecho, de suerte que si no lo hubiere hecho antes de
la demanda judicial, sólo con ésta se consideraría extinguido el término
respectivo.
Por supuesto que esa norma no tendrá aplicación en aquellos casos en los que
en virtud de una disposición especial, el vencimiento anticipado del plazo
solo pueda tener lugar a partir de determinado momento, como sucede con
los créditos concedidos para adquirir vivienda individual a largo plazo, en los
que la caducidad de este solo se produce con la presentación de la demanda,
según el artículo 19 de la Ley 546 de 1999.
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Variaciones de derecho sustancial en el Codigo General del Proceso
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Marco Antonio Álvarez Gómez
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Variaciones de derecho sustancial en el Codigo General del Proceso
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Marco Antonio Álvarez Gómez
de todos los bienes se mira como institución de heredero que solo tiene
efectos desde la muerte del donante. Cual si fuera poco, por la vía de los
acervos imaginarios las donaciones revocables e irrevocables computan
para establecer las respectivas cuartas, con ciertas implicaciones si resultan
menoscabadas las legítimas rigorosas o la cuarta de mejoras. No importa la
de libre disposición porque, se insiste a riesgo de incurrir en tautología, a
propósito de la muerte el Estado se considera con derecho para inmiscuirse
en el repartimiento de los bienes.
En todo ello el alcabalero ve ocasión propicia para imponer tributo: ¡que se
pague por la ganancia ocasional!, lo que equivale a decir que el Estado, por
razón de los fines que debe cumplir, merece una porción del valor de los
bienes recibidos, en lo que no vemos cosa mala o reprochable, si no fuera
porque es alto el porcentaje, al punto que, por esa vía, el impuesto tiene un
tufillo a expropiación parcial.
Pero cuál es el aporte del Código General del Proceso en esta materia?
Véase el parágrafo del artículo 487, en el que se establece que “La partición
del patrimonio que en vida espontáneamente quiera efectuar una persona
para adjudicar todo o parte de sus bienes, con o sin reserva de usufructo
o administración, deberá, previa licencia judicial, efectuarse mediante
escritura pública, en la que también se respeten las asignaciones forzosas,
los derechos de terceros y los gananciales. En el caso de éstos será necesario
el consentimiento del cónyuge o compañero. Los herederos, el cónyuge o
compañero permanente y los terceros que acrediten un interés legítimo,
podrán solicitar su rescisión dentro de los dos (2) años siguientes a la fecha
en que tuvieron o debieron tener conocimiento de la partición. Esta partición
no requiere proceso de sucesión.”
Al amparo de esta disposición, ya no será necesario simular ventas o daciones
en pago, como suele suceder, para repartir los bienes en vida. Basta pedirle
licencia del juez y respetar los derechos ajenos, para que cualquier persona
capaz pueda hacer partición de su patrimonio, con plenos efectos en vida, de
forma tal que el adjudicatario se hará al derecho de propiedad sin tener que
promover proceso de sucesión luego de la muerte del partidor.
Si se miran bien las cosas, la novedad no radica en que una persona pueda
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Marco Antonio Álvarez Gómez
81
Variaciones de derecho sustancial en el Codigo General del Proceso
82
Primer tema
85
Desafíos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
2. Título ejecutivo
Si bien el concepto y los caracteres del título ejecutivo se mantienen
prácticamente idénticos a los contemplados en la legislación vigente, hay que
reconocer que en el CGP pierden importancia las formalidades y los requisitos
que lo estructuran. Es claro que la emisión del mandamiento ejecutivo supone
el concurso de los requisitos formales y sustanciales del título ejecutivo (art.
422), lo que obliga al juez a constatarlos a la hora de librar dicho mandamiento
(art. 430). Sin embargo, a partir de la regulación del CGP los requisitos del
título ejecutivo pueden devenir intrascendentes en tanto el documento o
conjunto de documentos aportados como soporte de la ejecución supere el
examen que el juez realice a la hora de librar el mandamiento ejecutivo y éste
no sea cuestionado por el ejecutado (art. 430, inc. 2º).
Ciertamente, si el resultado del examen preliminar del título ejecutivo es
positivo, es de esperar que el juez libre mandamiento ejecutivo. Y si así sucede,
en adelante la controversia sobre los requisitos formales del título sólo puede
darse a través del recurso de reposición que interponga el ejecutado contra
el mandamiento ejecutivo (art. 430, inc. 2º). Si el ejecutado omite impugnar
el mandamiento ejecutivo, los requisitos formales que con posterioridad
puedan echarse de menos en el título pierden toda importancia, pues la
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Miguel Enrique Rojas Gómez
3. Diiligencias previas
Bajo la concepción del CGP desaparece el espacio para la realización de
diligencias previas al mandamiento ejecutivo. Por un lado, la presunción
de autenticidad predicable de todos los documentos que se aporten como
título ejecutivo (art. 244, inc. 4º) descarta la utilidad de la diligencia de
reconocimiento previa al mandamiento ejecutivo; y por el otro, la ampliación
de los efectos de la notificación del mandamiento ejecutivo (arts. 94, inc. 2º
y 423) hace innecesario el requerimiento para constituir en mora al deudor,
lo mismo que la notificación de la cesión del crédito al ejecutado cuando el
ejecutante sea un cesionario.
Por otro lado, como se advirtió arriba, ya no es necesaria una diligencia previa
para notificar el título ejecutivo a los herederos del deudor originario, dado
que fue derogada por el CGP (art. 626c) la disposición sustancial que lo exigía
(C.C., art. 1434)
87
Desafíos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
Por último, es bueno advertir que cuando sean varios los ejecutados y
resulten notificados del mandamiento ejecutivo en épocas distintas, como
ordinariamente sucede, aunque cada uno interponga recurso de reposición
contra dicho mandamiento en momentos distintos no se tramitan
separadamente, sino que debe esperarse a que estén notificados todos los
demandados para resolver conjuntamente todos los recursos interpuestos
(art. 438). Con esa previsión se evita el desgaste innecesario de la actividad
judicial que tendría lugar si el juez tuviera que estudiar y resolver de manera
sucesiva varios recursos que con frecuencia se fundan en los mismos
planteamientos.
5. Regulación de perjuicios
En la regulación de perjuicios compensatorios o moratorios reclamados en
la demanda ejecutiva tendrá aplicación constante el juramento estimatorio
(art. 206) que mantiene la contextura que le imprimió la Ley 1395 de 2010
88
Miguel Enrique Rojas Gómez
1
Sin embargo, no debe olvidarse que si el ejecutado ha solicitado la regulación o pérdida
de intereses, la reducción de la pena, prenda o hipoteca o la fijación de la tasa de cambio,
es preciso tramitar incidente para resolver sobre tales solicitudes (art. 425).
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Desafíos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
Hay que reconocer que las diferencias entre el rito diseñado para el proceso
verbal y el del proceso verbal sumario son realmente escasas. La principal
diferencia consiste en que el verbal está pensado como un proceso de dos
audiencias en tanto que el verbal sumario es un proceso de audiencia única.
Sin embargo, el hecho de que las dos audiencias del proceso verbal puedan
reducirse a una “cuando se advierta que la práctica de pruebas es posible
y conveniente en la audiencia inicial” (art. 443.2) tiende a desvanecer esa
diferencia entre los dos esquemas.
90
Miguel Enrique Rojas Gómez
sobre las excepciones propuestas (arts. 443.2 y 443.3). Sin embargo, nótese
que para proceder a la liquidación del crédito no siempre es necesario que
la orden de seguir adelante la ejecución haya cobrado ejecutoria. Si la orden
se emite en auto por ausencia de excepciones, tiene que estar en firme;
pero si va en la sentencia es suficiente que esté notificada. La diferencia
de tratamiento se explica por el hecho de que el auto no admite recursos
(art. 440, inc. 2º) y se ejecutoría de inmediato, mientras que la sentencia
es apelable en el efecto devolutivo (art. 323, inc. 2) y por lo tanto se puede
cumplir antes de estar en firme.
Por último conviene advertir que aunque la providencia que resuelva sobre
las objeciones es susceptible de apelación si el proceso es de menor o
mayor cuantía, de ser interpuesto este recurso debe tramitarse en el efecto
devolutivo (art. 323, inc. 4) lo que implica que con ello el apelante no puede
impedir el remate de bienes (art. 448). Sin embargo, la apelación de dicha
providencia sí impide entregar al ejecutante dineros que tengan relación
con el objeto de la apelación (art. 446.3).
91
Desafíos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
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Miguel Enrique Rojas Gómez
mitigar esa debilidad el CGP enriqueció los efectos del embargo al establecer
que como el embargo de un crédito se consuma con la notificación que se le
haga al deudor del crédito embargado, éste acto interrumpe la prescripción
(art. 593.4). Siendo así, el acreedor que embarga un crédito adquiere un buen
grado de certeza de que a la hora de cumplir la sentencia la medida le será
útil. Adicionalmente la ley estableció que una vez embargado el crédito, si
el deudor no lo paga oportunamente el juez designará secuestre para que
adelante el cobro.
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Desafíos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
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Miguel Enrique Rojas Gómez
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Desafíos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
A. Adjudicación
Por regla general la solicitud de adjudicación del bien objeto del gravamen
hipotecario o prendario al titular de la garantía puede ser formulada sólo
en la demanda (art. 467). De manera excepcional la ley autoriza solicitar la
adjudicación en etapa posterior, cuando el bien haya sido avaluado en suma
inferior al equivalente a un salario mínimo mensual (art. 468.5).
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Miguel Enrique Rojas Gómez
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Desafíos del nuevo régimen del proceso ejecutivo
y se abre paso la ejecución subsidiaria con sujeción a las mismas reglas que
la ejecución formulada como pretensión principal, lo que implica incluso
presentar un nuevo avalúo y una nueva liquidación del crédito en las
oportunidades establecidas (arts. 444 y 446).
En primer término es bueno recordar que para hacer efectiva la garantía real
es preciso aportar el documento que la contenga y además un certificado del
respectivo registrador en el que conste el gravamen y se identifique al actual
propietario, contra el cual debe ser dirigida la demanda (art. 468.1).
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Miguel Enrique Rojas Gómez
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Primer tema
Realidad de la oralidad en
materia civil
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Realidad de la oralidad en materia civil
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Octavio Augusto Tejeiro Duque
Así las cosas, en ese momento de 2009 la oralidad en asuntos civiles y de familia
estaba convertida en una experiencia permanente a través de los juzgados
pilotos de oralidad establecidos en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y
Bucaramanga, pero había abandonado su condición de mera expectativa y se
había incrustado en el ordenamiento a modo de principio, con fundamento
en lo cual empezaban a requerirse reformas generadoras de nuevas reglas
que lo hicieran práctico y lo pusieran efectivamente a funcionar para la
resolución concreta de procesos, no solo en la actividad de los pilotos, aunque
su aplicación ya resultaba más fácil bajo las añosas regulaciones del Código
de Procedimiento Civil, como quiera que era posible interpretar la ley vigente
mediante el señalado principio y así concentrar en alguna medida los procesos
existentes.
En suma, pudo advertirse y afirmarse sin temores que la oralidad no era ajena al
Código de Procedimiento Civil vigente desde 1970, sino que, por el contrario,
constituía una vieja aspiración aún en esa codificación, y podía llevarse a
cabo haciendo una simple interpretación sistémica del régimen, brindándoles
especial énfasis a preceptos de hondura hasta entonces ignorada, como el 109
y el 110, al igual que acudiendo a las numerosas normas y a variadas buenas
prácticas de dirección judicial del proceso, que conducían por un camino de
concentración, inmediación ny publicidad.
Para entonces, la Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla, del Consejo Superior
de la Judicatura, casi previniendo el próximo desenlace de los hechos legales
sobre el panorama jurídico, venía impartiendo formación sobre dirección
judicial del proceso, esencial en un esquema de oralidad, y sobre técnicas de
argumentaciones orales, a los jueces y magistrados, al punto que en el último
curso-concurso de funcionarios desempeñó la evaluación oral de los discentes
un papel crucial que, además, les dejó aprendida toda una nueva metodología
para motivar decisiones en el desempeño de su función y para evaluar las
alegaciones no escritas.
Nació luego la Ley 1395 de 2010 y, aunque reformó en gran medida el Código
de Procedimiento Civil en aspectos extraños al tema que ahora nos convoca,
también se interesó en él de manera incisiva: unificó los procedimientos
declarativos extinguiendo los ordinarios y los abreviados, a fin de que todo
asunto de conocimiento, salvo los especiales (deslinde y amojonamiento,
expropiación y divisorio), fuera tramitado por el sendero de los verbales y de
los verbales sumarios e impuso que el ejecutivo tuviera audiencia, como en los
verbales, si se presentaban excepciones.
Igualmente, mediante la transformación del artículo 432, referente al
procedimiento verbal, y para adecuarlo a esa nueva universalidad procesal,
que representó el eje básico de la innovación, creó, para el tipo de casos que se
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Realidad de la oralidad en materia civil
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Octavio Augusto Tejeiro Duque
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Realidad de la oralidad en materia civil
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Primer tema
Con todo, el Código General del Proceso hace un gran esfuerzo por unificar
los procedimientos aplicables en las especialidades civil, familia, comercial
y agrario, dejando a salvo las especificidades que se mantienen en cada una
115
Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
1. Competencia
Para la determinación de la competencia en familia, se tuvieron en cuenta
especialmente tres criterios: el de la facilitación del acceso a la administración
de justicia, el de la especialidad y el de la complejidad del asunto.
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Jesael Antonio Giraldo Castaño
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Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
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Jesael Antonio Giraldo Castaño
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Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
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Jesael Antonio Giraldo Castaño
2. Fuero de atracción
En el artículo 23 del código, una norma autónoma y no un numeral como
está en el 15 del artículo 23 en el CPC, se consagra el fuero de atracción
con algunas modificaciones. El juez competente ya no es el que “conozca del
proceso de sucesión”, y que dio lugar a que se interpretara que el que conoce
de los procesos que surjan con ocasión de la sucesión es el juez al que le
sea asignado el asunto por reparto, sino que es el que “tramite el proceso de
sucesión”, sin necesidad de reparto y siempre que la sucesión sea de mayor
cuantía. Igualmente se dijo de qué procesos conoce el juez de la sucesión
trasladando todos los que están hoy relacionados en el artículo 26 de la
Ley 446 de 1998, sobre el régimen económico del matrimonio y derechos
sucesorales.
Se establece también en este artículo un fuero de atracción del juez para
conocer de medidas cautelares extraprocesales; de manera que el juez que
vaya a conocer del proceso al que están destinadas las medidas cautelares
extraprocesales, es el que debe practicarlas y la demanda podrá presentarse
ante el mismo juez que decretó y practicó la medida cautelar, caso en el cual
no será sometida a reparto.
123
Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
Pero en sentencia del 28 de abril de 1995, dijo la Corte que, como según el
artículo 331 inciso 3o. del CPC, los efectos de la cosa juzgada en materia de
filiación se rigen por el Código Civil y normas complementarias (arts. 401 a
406 y 10o. de la Ley 75 de 1968), y el artículo 81 del CPC busca que la sentencia
1
Esta era la doctrina de la Corte como puede verse en las sentencias del 4 de agosto de
1977 y 10 de diciembre de 1980, entre otras.
124
Jesael Antonio Giraldo Castaño
Sin embargo lo que exigen los artículo 404 del C.C. y 10o. inciso 4o. de la
Ley 75 de 1968, es que el demandado haya sido parte, y tienen esa calidad
los demandados en un proceso, determinados e indeterminados, aunque
se les haya tenido que vincular mediante curador ad litem (arts. 318 y 81
del CPC), y en ninguna parte se exige por el legislador que la participación
en el juicio tenga que ser directa. Lo contrario es vaciar de contenido los
artículos 318 a 320 y 81 del CPC. Si, por ejemplo, un hijo extramatrimonial
no reconocido no conoce herederos de su presunto padre fallecido, porque
éste era extranjero, con los criterios expuestos por la Corte, demandará a
herederos indeterminados, y deducirá frente a estos la pretensión de filiación,
pero la sentencia no produciría efectos patrimoniales contra los herederos,
porque éstos no estuvieron presentes directamente en el juicio, y se quedará
sin herencia.
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Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
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Jesael Antonio Giraldo Castaño
127
Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
practicar la prueba. La ley 721 establece que en ese caso se debe acudir a los
otros medios probatorios, pero si las pruebas no se pedían y no había período
probatorio, no había claridad sobre qué hacer.
En la regla segunda se contempla que la prueba se practicará antes de la
audiencia inicial (que según el artículo 372 tiene como finalidad, entre otras,
la de decidir las excepciones previas que aún no hayan sido resueltas, intentar
la conciliación de las partes, fijar el litigio, sanear el trámite e interrogar a las
partes) y que la renuencia a la práctica de la prueba hará presumir cierta la
paternidad o maternidad o impugnación alegada2, lo cual pone la legislación a
tono con las de gran parte de los países del mundo que contemplan la misma
situación, así sea por vía jurisprudencial como en Argentina o España.
El inciso 2º de esta regla trae una previsión muy especial, y es la no aplicación
de la regla general establecida para la contradicción del dictamen pericial en el
artículo 228 del CGP, consistente en que el juez a petición de parte o de oficio
cita al perito a la audiencia de instrucción y juzgamiento en la cual podrá ser
interrogado por él y por las partes sobre su idoneidad e imparcialidad y sobre
el contenido del dictamen.
Para el proceso de filiación se seguirán aplicando reglas similares a las que
existen hoy para la aclaración, complementación y objeción al dictamen
previstas en el actual Código de Procedimiento Civil, en virtud de las
exigencias especiales de la Ley 721 a los laboratorios para la práctica de
pruebas de paternidad, en especial de la necesidad de certificación y
acreditación, la autorización de funcionamiento como laboratorios clínicos, a
la modalidad de contratación de los laboratorios que se rigen por las normas
de la contratación estatal y los pocos laboratorios habilitados para la práctica
de estas pruebas la mayoría de ellos con sede en la capital de la república, lo
que hace imposible el desplazamiento de los peritos genetistas a todos los
juzgados del país.
Además, se le atribuye prevalencia a las normas especiales sobre la prueba de
ADN contenidas en esta disposición sobre las demás contenidas en la parte
general del código.
2
Debe tenerse en cuenta que la Corte Constitucional en sentencia C-808 del 3 de octubre
de 2002, con ponencia del doctor Jaime Araújo Rentería, declaró la constitucionalidad
condicionada del parágrafo 1º del artículo 8º de la Ley 721 de 2001, en el sentido de que
la sola renuencia no es suficiente para declarar la paternidad o descartarla en el caso de
impugnación y que es sólo un indicio que debe tenerse en cuenta junto con las demás
pruebas que obren en el proceso. Sin embargo, todo indica que se trata sólo de una cosa
juzgada relativa.
128
Jesael Antonio Giraldo Castaño
La regla 6a contempla que una vez practicada las prueba de ADN, el juez
decretará las pruebas que le hayan pedido o las que de oficio considere, para
proveer sobre visitas, custodia, alimentos o guarda de los menores.
Por último, en la regla 7ª se dice que en lo pertinente para la práctica de la
prueba científica se tendrán en cuenta las disposiciones de la Ley 721 y las
normas que lo adicionen o sustituyan. Esto es importante porque la ley hace
otras previsiones como las que establece sobre la calidad y contenido de los
dictámenes.
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Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
7. Proceso de divorcio
El artículo 388 remplaza parcialmente el 444 del CPC, suprimiendo todo lo
relacionado con medidas cautelares y contenido de la sentencia, por cuanto
las primeras están en norma autónoma y el segundo se regula en norma
separada junto con el contenido de las sentencias de nulidad de matrimonio.
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Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
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Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
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Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
La última parte del inciso 4º, que dice: “Podrá también objetar el inventario
de bienes y deudas en la forma prevista para el proceso de sucesión”, sobra,
porque luego el artículo dice que todo el trámite posterior al emplazamiento,
incluida la diligencia de inventario y avalúos, se regirá por las normas del
proceso de sucesión.
En el artículo 577 del CGP, que sustituyó el 649, se hicieron ajustes en cuanto
a los asuntos sometidos al trámite del proceso de jurisdicción voluntaria. Se
suprimió el numeral 8º sobre habilitación de edad y el 2o sobre las licencias
concedidas a los habilitados de edad, porque ya no existe habilitación de
edad.
El numeral 3º, quedó con una imprecisión, como quiera que se refiere a la
designación de guardadores, consejeros y administradores, sin advertir que
estos dos últimos, también son guardadores, de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 52 de la Ley 1306 de 2099. La equivocación obedeció a que en
esa forma estaba previsto en el artículo 41 de la Ley 1306, el cual modificó el
artículo 649 del C. de P.C, que luego fue trasladado al CGP.
140
Jesael Antonio Giraldo Castaño
El artículo 578, suprime por innecesario el inciso 2º del artículo 650, sobre el
contenido de la demanda, relacionado con el retiro y reforma de la demanda,
pues, para ello se acude a la parte general del código.
141
Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
142
Jesael Antonio Giraldo Castaño
143
Principales reformas introducidas a los procedimientos en materia de familia
144
Primer tema
Con esa orientación, es decir, teniendo como guía el estrecho vínculo que
existe entre las nulidades y el derecho fundamental al debido proceso, el
nuevo estatuto procesal trae un régimen de invalidación sólido y robusto,
que reconoce y recoge los avances jurisprudenciales sobre la materia de
los últimos 40 años, adaptado al proceso por audiencias, a la oralidad y a
la necesidad de que el juez sea un verdadero director del proceso que vele
porque las partes gocen de amplias oportunidades de defensa, régimen que
garantiza, además, el derecho de acceso a la justicia y honra la prevalencia del
derecho sustancial sobre las formas.
147
Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el Código General del Proceso
Estas son, entonces, las reglas o parámetros a partir de las cuales el Código
General del Proceso disciplinó el sistema de nulidades en el proceso civil:
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Henry Sanabria Santos
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Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el Código General del Proceso
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Henry Sanabria Santos
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Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el Código General del Proceso
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Henry Sanabria Santos
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Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el Código General del Proceso
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Henry Sanabria Santos
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Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el Código General del Proceso
fallo con apoyo en la causal del numeral 9° del artículo 140 CPC, debiendo
ordenarse como consecuencia de la invalidación la remisión del expediente
al juez de primera grado para surtir la correcta integración del contradictorio
y garantizarle el ejercicio de su derecho de defensa. Con esta orientación, el
inciso final del artículo 134 CGP dispone que “Cuando exista litisconsorcio
necesario y se hubiere proferido sentencia, ésta se anulará y se integrará el
contradictorio”, disposición que, como se dijo, pone a tono nuestra legislación
con los avances jurisprudenciales, clausurando de paso cualquier discusión
que aún pudiese subsistir frente al tema.
164
Henry Sanabria Santos
Con esta nueva disposición se evita que posibles demoras del juez al resolver
la petición de nulidad traiga como consecuencia que la declaración de nulidad
pueda dar al traste con la interrupción de la prescripción o la inoperancia
de la caducidad, habida cuenta que en el sistema anterior (art. 330 inciso
final CPC) la notificación se entendía producida por conducta concluyente
solamente con la ejecutoria del auto que decretaba la nulidad, con lo cual el
peticionario de la nulidad podría terminar beneficiándose de la demora del
juez en resolver la petición de invalidación.
165
Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el Código General del Proceso
166
Henry Sanabria Santos
167
Comentarios sobre el nuevo régimen de nulidades en el Código General del Proceso
5. Conclusión
El Código General del Proceso es un estatuto normativo garantista, que
asegura el efectivo derecho de acceso a la administración de justicia y da un
paso agigantado para lograr que la materialización del derecho sustancial
sea el propósito cardinal del derecho procesal; bajo este entendimiento, el
nuevo régimen de nulidades, al igual que el anterior, busca la protección del
derecho fundamental al debido proceso en aquellos eventos en los que ha
sido vulnerado de manera efectiva como consecuencia de irregularidades de
forma trascendentes y que no pueden ser subsanadas por otros mecanismos.
Este nuevo régimen de nulidades confirma que nuestro derecho procesal es
pionero en garantizar el respeto de las formas no por el simple culto a la
liturgia, sino por garantizar que el proceso civil sea un escenario en donde las
partes cuenten con suficientes garantías a fin de lograr la efectiva protección
del derecho sustancial en contienda.
168
Primer tema
171
Edgardo Villamil Portilla
En verdad, en el primer caso, letra a) del numeral primero del artículo 590,
esto es inscripción de la demanda en las controversias sobre el dominio no
sería posible al demandado prestar caución para atajar una cautela en ciernes
o sustituir una que ya se consumó, pues allí la cautela se autoriza como
instrumental a un debate en que se aspira a que el dominio cambie de titular
en virtud de la sentencia, pretensión que sería imposible de cumplir, si se
llegase a levantar la medida de inscripción de la demanda o se la cambiase por
otra. Por esa circunstancia, en los casos de la inscripción de la demanda para
garantizar perjuicios en la responsabilidad contractual o extracontractual y
en la cautela genérica, es posible sustituir la cautela, pero no lo es en los casos
en que se debate el derecho de domino, pues en ellos la inscripción procura
“anticipar materialmente el fallo” y en esas hipótesis por disposición legal no
hay posibilidad de sustituir cautelas.
181
Algunos apuntes acerca de las cautelas en el Código General del Proceso
demandante. Según la letra c) del numeral 1º del artículo 590 del CGP, se
puede decretar “Cualquiera otra medida que el juez encuentre razonable para
la protección del derecho objeto del litigio, impedir su infracción o evitar las
consecuencias derivadas de la misma, prevenir daños, hacer cesar los que se
hubieren causado o asegurar la efectividad de la pretensión.” Este fragmento
de la norma podría llevar a pensar que el juez puede decretar a su antojo y por
su iniciativa la medida genérica que encuentre razonable. Como se evidencia,
ese texto tiene dos posibilidades hermenéuticas, una primera, que el juez
puede decretar de oficio la medida cautelar innominada, y una segunda, que
creemos la más acertada, que la cautela innominada es siempre rogada. Si se
integran otras partes del artículo 590 del CGP, se concluye que “a petición
del demandante, el juez podrá decretar las siguientes medidas cautelares”:
a) inscripción de la demanda cuando la controversia se relacione con del
dominio; b) inscripción de la demanda en los casos de responsabilidad y
c) “cualquier otra medida” que el juez encuentre razonable, pero con la
condición, agregamos, que le haya sido pedida. El debate atañe entonces a
determinar si la llamada “cualquier otra medida” la introduce el juez de su
propia cosecha o por su propia iniciativa, o si es el demandante quien la pide
y el juez apenas determina si es razonable y la decreta, es decir si la petición
supera algún test de razonabilidad.
Pero vistas las cosas desde la perspectiva correcta, en el mismo caso, el juez
sólo podría ordenar alguna de esas medidas cautelar, si es el caso que el
demandante las pidió. De esta manera, se concluye que la medida cautelar
genérica debe ser pedida por el demandante y el juez sólo determina su
razonabilidad y la decreta si es el caso. Dicho con otras palabras, no es posible
pedir al juez en abstracto que decrete la medida cautelar “genérica”, para
confiar al ingenio y audacia del dicho juez su concreción. Es el demandante
182
Edgardo Villamil Portilla
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Algunos apuntes acerca de las cautelas en el Código General del Proceso
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Edgardo Villamil Portilla
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Algunos apuntes acerca de las cautelas en el Código General del Proceso
186
Edgardo Villamil Portilla
Así, el artículo 23 del Código General del Proceso regula el fuero de atracción.
Dice la norma: “La solicitud y práctica de medidas cautelares extraprocesales
que autorice la ley corresponde al juez que fuere competente para tramitar
el proceso al que están destinadas. La demanda podrá presentarse ante el
187
Algunos apuntes acerca de las cautelas en el Código General del Proceso
mismo juez que decretó y practicó la medida cautelar, caso en el cual no será
sometida a reparto. Las autoridades administrativas en ejercicio de funciones
jurisdiccionales también podrán decretar y practicar las medidas cautelares
extraprocesales autorizadas por la ley. Salvo norma en contrario, dentro de
los veinte (20) días siguientes a la práctica de la medida cautelar, el solicitante
deberá presentar la demanda correspondiente, so pena de ser levantada
inmediatamente. En todo caso el afectado conserva el derecho a reclamar,
por medio de incidente, la liquidación de los perjuicios que se hayan causado.
La liquidación de perjuicios se sujetará a lo previsto en el artículo 283.”
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Edgardo Villamil Portilla
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Algunos apuntes acerca de las cautelas en el Código General del Proceso
192
Edgardo Villamil Portilla
193
Primer tema
De los aciertos y yerros del CGP muy pronto los jueces y la doctrina darán
cuenta, y ojalá que pesen más los primeros que los segundos, pero sobre todo
que el Gobierno y el Consejo Superior de la Judicatura no ahorren esfuerzos
de ninguna índole para dotar a la rama judicial de todos los recursos que se
requieren para que la oralidad deje de ser una quimera, y se ensaye por fin
este instrumento procesal que en otras latitudes ha resuelto la morosidad y
la dilación judiciales.
201
De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
202
Ramiro Bejarano Guzmán
1
Con tal fin, puede consultarse nuestro texto Procesos declarativos, ejecutivos y arbitrales.
Quinta Edición, Editorial Temis, Bogotá 2011, pp. 48-58.
203
Ramiro Bejarano Guzmán
prevendrá al perito para que presente su experticia con no menos de diez días
de antelación a la audiencia de instrucción y juzgamiento. La idea, pues, es la
de que de acuerdo con las nuevas reglas de los dictámenes periciales, estos
lleguen a tiempo al proceso, para que pueda ser controvertido el trabajo en la
audiencia de instrucción y juzgamiento.
Si en el proceso fuese obligatorio practicar inspección judicial, como en el
proceso de declaración de pertenencia de inmuebles (art 375 numeral 9 del
CGP), en la misma audiencia inicial el juez señalará fecha y hora para que se
practique antes de que tenga lugar la audiencia de instrucción y juzgamiento.
Como la disposición solamente se ocupó de definir cómo ha de proceder al
juez respecto de las inspecciones judiciales obligatorias, es preciso concluir,
entonces, que cuando la inspección no sea obligatoria, ella también debe
decretarse para que se practique antes de la audiencia de instrucción y
juzgamiento. Lo ideal habría sido que la norma hubiese previsto que todas
las inspecciones se decretaran para practicarse antes de la audiencia de
instrucción y juzgamiento, porque recaudar las obligatorias anticipadamente
y las no obligatorias en la audiencia, puede generar traumatismos, porque
necesariamente tendrá que suspenderse o postergarse su continuación.
Precisamente para evitar esa situación, y con fundamento en el criterio
consagrado en el artículo 11 del CGP, los vacios han de llenarse con normas
que regulen casos análogos, por lo que en este evento, es aplicable al decreto
y práctica de las inspecciones judiciales no obligatorias, la misma disposición
que regula como han de decretarse y practicarse las inspecciones obligatorias.
No tiene sentido que las inspecciones se practiquen en tiempos diferentes, si
son o no obligatorias, porque unas y otras demandan atención y tiempo del
juzgado.
Así las cosas, antes de la audiencia de instrucción y juzgamiento, han de
practicarse la pericia y las inspecciones judiciales que fueren obligatorias,
todo para que en esa audiencia puedan evacuarse el resto de pruebas y fallarse
el asunto.
Al finalizar la audiencia inicial, el juez señalará fecha y hora para que tenga
lugar la audiencia de instrucción y juzgamiento, para lo cual deberá disponer
todo lo necesario para que en esta se puedan evacuar todas las pruebas
decretadas.
205
De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
en el proceso, pues lo que se busca es que el juez en una sola audiencia surtida
en un mismo día, agote la agenda del proceso. Ese esfuerzo implica cambiar
de costumbres y mentalidad, pues hay que empezar porque los jueces se
habitúen a decidir rápido sin tener que acudir al mecanismo de decretar
recesos que alargan hasta la fatiga las diligencias judiciales.
En el evento de que alguna de las partes hubiese justificado su inasistencia a
la audiencia inicial, se realizará el interrogatorio al inicio de la audiencia de
instrucción y juzgamiento.
En todo caso, para honrar su nombre de audiencia de instrucción, lo que hará
el juez a continuación del interrogatorio de parte o de entrada, será practicar
las demás pruebas conforme al itinerario que se describe a continuación.
En efecto, el juez practicará el interrogatorio a los peritos que hayan sido
citados a la audiencia, bien de oficio o a petición de parte. Lo anterior, en
virtud de que en el CGP queda definitivamente abolida la objeción por error
grave del dictamen pericial (Art 238 inciso 2) más no la contradicción del
dictamen, la cual se ejercerá mediante el interrogatorio al experto en la
misma audiencia.
A continuación el juez oirá las declaraciones de los testigos que se
encuentren presentes, prescindiendo de los demás. Obviamente, esta no es
una determinación absoluta, pues si el juez advierte que no asistió un testigo
importante e imprescindible, puede hacerlo conducir a su despacho para que
cumpla el deber de testimoniar, como lo autoriza el artículo 218 del CGP.
De igual manera, el juez practicará la exhibición de documentos, así como las
demás pruebas que se hayan decretado.
Recaudadas las pruebas, se surtirá la fase de alegatos concediendo a cada
parte 20 minutos, sin perjuicio de otorgar un mayor tiempo, si así lo solicita
alguna de las partes y se justifica la determinación, que se adoptará mediante
auto no susceptible de recursos.
El último acto que debe tener lugar en la audiencia es proferir sentencia en
forma oral, así no hayan asistido las partes o sus apoderados, y sin importar
si se han retirado. Con tal fin, si el juez no puede proferir inmediatamente
la sentencia, podrá decretarse un receso de hasta dos horas para el
pronunciamiento de la misma. Si no fuere posible proferir la sentencia en
forma oral en la audiencia, el juez en todo caso deberá anunciar el sentido
del fallo, con una breve indicación de sus fundamentos, y proferir el fallo en
forma escrita dentro de los 10 días siguientes, todo ello dentro del término de
duración del proceso, previsto en el artículo 121 del CGP.
206
Ramiro Bejarano Guzmán
207
De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
208
Ramiro Bejarano Guzmán
artículo 392 del CGP. Aunque esta última disposición no incluyó entre las
prohibiciones la acumulación de demandas en el proceso verbal sumario,
consideramos que la misma razón que existe para no autorizar la acumulación
de procesos, permite concluir que tampoco sea admisible la de las demandas.
209
De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
a las normas del Código de Procedimiento Civil, y a partir de ese acto el pro-
ceso continuará adelantándose conforme a las normas de la nueva legislación.
En lo que tiene que ver con el tránsito de legislación de los procesos
verbales de mayor y menor cuantía al nuevo proceso verbal, se ha previsto
que si al momento de entrar a regir el CGP no se hubiese agotado el trámite
anterior a la audiencia del artículo 439 del CPC, el juez citará a la audiencia
inicial del proceso verbal prevista en el artículo 392 del CGP, y en adelante
el proceso se seguirá con base en las disposiciones de este último estatuto.
Si para el 1 de enero de 2014 ya estuviere proferido el auto que convoca a
la audiencia del artículo 439 del CPC, entonces el proceso se terminará de
surtir con base en las normas de este Código, pero una vez se profiera la
sentencia la tramitación subsiguiente se adelantará conforme a la nueva
legislación.
210
Ramiro Bejarano Guzmán
6.2 Servidumbres
La novedad en este proceso regulado en el artículo 376 del CGP, consiste
fundamentalmente en que el demandante deberá acompañar con la demanda
un dictamen sobre la constitución, variación o extinción de la servidumbre,
obviamente que precise también los términos económicos a cargo de ambas
partes propietarias de los predios dominante y sirviente.
Igualmente, si el juez lo estima pertinente, en una sola audiencia a realizar en
el inmueble, además de practicar la inspección judicial, puede agotar todos
los pasos de las audiencias inicial y la de instrucción y juzgamiento.
6.3 Posesorios
Los procesos posesorios que en el CPC están regulados en los artículos 416 y
450, en el CGP se fusionaron en una solo artículo, el 377. Es decir, al posesorio
que se adelanta para que cese la perturbación o dar seguridad contra un temor
fundado de despojo, se agregaron los eventos de los posesorios especiales
de denuncia de obra nueva y edificio que amenaza ruina, que hoy están
regulados en el artículo 450 del CPC.
De entrada se advierte que en el artículo 378 del CGP se omitió incluir el
inciso primero del artículo 416 del CPC, el cual prevé que cuando se decrete
“la restitución del inmueble se dará aplicación a lo dispuesto en los artículos
337 a 339, si fuere el caso”. Esta derogatoria no puede implicar que quedó
abolido el proceso posesorio para obtener la restitución del inmueble, el cual,
en todo caso, sigue rigiendo, en el entendido de que cuando se decrete la
misma se atenderá lo previsto en los artículos 308 y 309 del CGP.
En el numeral primero del artículo 378 del CGP se hace la precisión acerca
de que en la sentencia el juez además de ordenar que cese la perturbación o
dar seguridad contra un temor fundado, también su orden puede consistir en
211
De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
212
Ramiro Bejarano Guzmán
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De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
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Ramiro Bejarano Guzmán
6.12 Expropiación
En el artículo 399 del CGP al regular el proceso de expropiación, en el
numeral 2, se dispone que la demanda está sujeta a un término de caducidad,
pues debe presentarse dentro de los tres meses siguientes a la fecha en la cual
quedare en firme el acto administrativo que ordene la expropiación, so pena
de que queden sin vigencia tanto la resolución como las inscripciones que se
hubieren realizado en la oficina de registro de instrumentos públicos.
Igualmente, en el numeral 3 del citado artículo 399 del CGP se introduce una
reforma consistente en que la entidad demandante deberá acompañar a la
demanda “un avalúo de los bienes objeto de ella”.
En el numeral 4 del artículo 399 del CGP se acoge lo que ya se había
introducido en el artículo 62 de la Ley 388 de 1997, sobre la entrega
anticipada del inmueble desde la presentación de la demanda, siempre que
la entidad demandante consigne a órdenes del juzgado la suma del avalúo
que acompañe con la demanda. En este mismo numeral se prevé que si en
la diligencia de entrega anticipada del bien, el demandado demuestra que el
bien está destinado exclusivamente a su vivienda, y si no presente oposición,
el juez ordenará hacerle entrega previa del dinero consignado por la entidad
actora para pedir la entrega anticipada, siempre que el bien no esté afectado
con hipotecas, embargos ni demandas registradas.
Si el demandado estuviere en desacuerdo con el avalúo aportado por el
demandante con la demanda, deberá presentar una experticia elaborada
por el Instituto Geogràfico Agustín Codazzi o por una lonja de propiedad
raíz, de la cual se correrá traslado a la contraparte. En el evento de que no
215
De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
216
Ramiro Bejarano Guzmán
6. 14 Proceso divisorio
En este proceso se suprimió la extensa reglamentación que trae el CPC sobre
los divisorios de grandes comunidades, de manera que en el CGP solamente
habrá un único proceso divisorio, cualquiera sea el número de los comuneros.
A la demanda, según el inciso 3 del artículo 406 del CGP, el demandante
“deberá acompañar un dictamen pericial que determine el valor del bien, el
tipo (sic) de división que fuere procedente, la partición, si fuere el caso, y el
valor de las mejoras si las reclama”.
En materia del trámite a seguir cuando se ordena la división del bien, el
numeral 1 del artículo 410 del CGP prevé que una vez ejecutoriado el auto que
la decrete, se dictará sentencia en la que se determinará cómo será “partida la
cosa, teniendo en cuenta los dictámenes aportados por las partes”. El numeral
dos de la misma disposición, impone la inscripción de la partición cuando los
bienes divididos estén sujetos a registro. Es decir, se deroga el artículo 471 del
CPC que regula el trámite de la división.
En relación con el trámite de la venta de la cosa común, el artículo 411 del
CGP, dispone que en la misma providencia en la que se decrete la venta,
se ordenará su secuestro. Si ese secuestro no puede realizarse por haber
prosperado la oposición de un tercero “se avaluarán y rematarán los derechos
de los comuneros sobre el bien, en la forma prevista para el proceso ejecutivo”.
El artículo 416 del CGP deroga la obligación del administrador de la
comunidad de prestar caución, prevista en el artículo 485 del CPC.
Conclusiones
Las precedentes apreciaciones son sólo enunciativas de las reformas más
importantes adoptadas en materia de los procesos declarativos, nuevo
modelo procesal que aspira a implantar de una vez por todas la oralidad en
los litigios civiles, agrarios, comerciales y de familia.
El tiempo dirá si se logró el cometido, y en ello contará de manera determinante
la actitud que asuma el Gobierno en términos económicos. En efecto, está
por verse si efectivamente se van a realizar los millonarios desembolsos a la
justicia para que implemente los recursos técnicos y humanos que requiere
la nueva justicia oral. Si, como suele ocurrir, no se suministran los apoyos
217
De los nuevos procesos declarativos en el Código General del Proceso
económicos, las normas de este nuevo Código General del Proceso, podrían
convertirse en la más catastrófica desgracia legislativa, peor que la del
esperpento de la tramposa reforma a la justicia, con la que casi asaltan a la
Nación.
La normatividad de los procesos declarativos es bien intencionada, no es
perfecta, como no lo es ninguna ley, menos en estos tiempos. Los días que se
avecinan serán de inmensa expectativa y ansiedad, porque o el país judicial
estará resolviendo la lacerante vergüenza de tener la peor justicia civil de
Latinoamérica y una de las más morosas en el mundo, o saltando al abismo.
Será factor importante, en todo caso, que esta nueva normatividad no sea vista
bajo la lente del proceso escrito. Hay que cambiar el molde de entendimiento,
para que abogados, jueces y comunidad en general, estén dispuestos a
enfrentar el reto de recibir con buenos ojos la que por lo pronto parece ser
la última oportunidad de encontrar el sendero de una justicia menos injusta.
Como siempre, me reservo el derecho de modificar, total o parcialmente,
estas reflexiones, el 13 de septiembre de 2012 a partir de las 5.10 p.m, fecha y
hora en la que expondré esta ponencia en el marco del XXXIII Congreso de
Derecho Procesal a celebrarse en Cartagena.
218
Primer tema
El Código Judicial (Ley 105 de 1931) optó por una visión individualista, sin
que el juez pudiese entrometerse en las actuaciones de las partes, pues se
limitaba a dirimir el conflicto con un régimen de pruebas tasadas por el
legislador. Luego, con el Código de Procedimiento Civil (Decreto 1400 de
1970) el juez ya asume un papel más protagónico, en donde se le autoriza
decretar pruebas de oficio y decide el conflicto con apreciación libre de las
pruebas obtenidas en forma regular y oportuna. Ahora, el Código General del
Proceso (Ley 1564 de 2012) con vocación social, se ajusta a la Constitución de
1991 y fortalece los poderes del juez, a fin de que se respeten las garantías y
derechos constitucionales.
221
Facultades del juez en el Código General del Proceso
222
Jorge Forero Silva
223
Jorge Forero Silva
Si bien es cierto que las partes llevan el objeto de litigio, también pueden
disponer de dichos derechos.
225
Facultades del juez en el Código General del Proceso
litigio. Los artículos 64 al 67 del Código General del Proceso así lo consagran,
como igualmente lo regula el actual Código de Procedimiento Civil.
8. La petición de remate
Otra de las salvedades del impulso del proceso en cabeza del juez, es el
señalamiento de fecha y hora para el remate de bienes. Tratándose de una
manera de disponer, el legislador prevé que el remate de bienes se lleve a
cabo por iniciativa de la parte legitimada. De tal suerte, que en procesos de
ejecución, el juez debe esperar la petición de remate bien porque emane del
ejecutante, o bien del ejecutado, e incluso del acreedor que ha consumado
el embargo del remanente. Al respecto, los artículos 448 y 466 del Código
General del Proceso, así lo exigen, como también lo dispone el Código de
Procedimiento Civil (artículos 523 y 543)
Como el remate de bienes no es exclusivamente en procesos ejecutivos, para
aquellos otros en que la venta en pública subasta está permitida, habrá que
solicitarse dicha diligencia por sujeto procesal legitimado, sin que el juez de
oficio así lo disponga, como acontece en los procesos divisorios cuando los
comuneros reciben ad valorem, o en los procesos de sucesión por causa de
muerte, o de liquidación de sociedad conyugal o de sociedad patrimonial
entre compañeros permanentes, entre otros.
9. El juramento estimatorio
Tratándose de una pretensión dineraria, por concepto de indemnizaciones,
mejoras, frutos o compensaciones, la cuantía reclamada será la que se estime
por la parte interesada. La parte que reclame el derecho asume la iniciativa
de la cuantía que considera que el juez debe imponer en la sentencia cuando
acceda a su pretensión.
Es así como el juramento estimatorio nace como un medio de prueba de
carácter provisional, que según lo acontecido en el proceso, puede tornarse en
prueba definitiva, o por el contrario, suplirse por otros medios de prueba. En
efecto, si la parte contraria no objeta la cuantía estimada, ni el juez sospecha
226
Jorge Forero Silva
La Ley 1395 de 2010 ya había consagrado éste proceder, pero con algunos
vacíos, como el de omitir medidas cautelares. El Código General del Proceso,
en el artículo 467, mantiene este procedimiento con la intervención del juez,
pero mejorando lo que ya estaba regulado en la Ley 1395.
227
Facultades del juez en el Código General del Proceso
228
Jorge Forero Silva
1. En materia de pruebas
Con respecto a la actividad probatoria, por separado se exponen las facultades
para el juez.
• Pruebas de oficio
Es cierto que las partes asumen la iniciativa probatoria, pues a ellas les
concierne probar los hechos que se investigan, pero también lo es, que el
Código General del Proceso conserva las atribuciones que el Código de
Procedimiento Civil le otorgó al juez, para que investigue con su propia
iniciativa la verdad de lo acontecido. Es por ello que el juzgador puede
asumir un rol protagónico en el cual indaga rebasando los medios de
prueba que le ofrezcan las partes, puesto que de su fuero interno puede
decretar pruebas que le permitan esclarecer los hechos que se están
investigando.
El juez de manera razonada, moderada y equilibrada, deberá acudir a estos
poderes inquisitivos en materia de pruebas, sin quebrantar la igualdad de
las partes y su imparcialidad como director del proceso, cumpliendo así
lo prescrito en el artículo 42 numeral 4 del Código General del Proceso
cuando existan dudas sobre la verdad de lo sucedido, pues gracias a las
pruebas de oficio podrá decidir el conflicto con la convicción de que la
solución que impone está ajustada a derecho.
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Facultades del juez en el Código General del Proceso
230
Jorge Forero Silva
237
Facultades del juez en el Código General del Proceso
Esa limitación para el juez, con buen criterio, queda desterrada con el Código
General del Proceso, en cuyo artículo 148 se le faculta para que de oficio
tramite la acumulación de los procesos declarativos, de tal suerte que si un
juez advierte que en su mismo despacho judicial o en otro, cursa un proceso
con el que concurren los requisitos para la acumulación que están consagrados
en los literales del numeral 1 del artículo 148 del nuevo Código, sin que medie
petición de parte, podrá de oficio tramitar la acumulación, sin importar si el
demandado se encuentra notificado en ambos procesos, cuya exigencia se
prevé en el Código de Procedimiento Civil. No será entonces requisito el que
se encuentre trabada la Litis en los procesos materia de acumulación.
5. Desistimiento tácito
Sin querer extenderme en los comentarios con respecto a esta forma particular
de terminar un proceso, creada en la Ley 1194 de 2008, no podemos ocultar
que se trata de otro poder conferido al juez, para que sin mediar solicitud,
proceda a requerir a la parte que no ha realizado la actuación a su cargo
para que el proceso continúe su trámite normal, so pena de que decrete
la terminación, como sucede por ejemplo, con la falta de notificación al
demandado del auto admisorio de la demanda o del mandamiento ejecutivo,
según la clase de proceso.
El artículo 317 del Código General del Proceso regula el desistimiento tácito,
consagrando otras hipótesis en que el juez oficiosamente puede terminar el
proceso si éste se encuentra paralizado, sin tener que requerir previamente,
incluso con sentencia ejecutoriada a favor del demandante, pero en este caso
238
Jorge Forero Silva
Conclusiones
El nuevo estatuto conserva las actuaciones oficiosas, que regula el Código de
Procedimiento Civil, como son la de integrar al litisconsorte necesario que
no está vinculado por la parte, decretar la nulidad procesal cuando existe
una causal insaneable, reconocer excepciones no alegadas si los hechos las
demuestran (salvo prescripción, compensación y nulidad relativa), rechazar
el allanamiento a la demanda si advierte fraude o colusión, llamar de oficio al
tercero que pueda verse afectado en el proceso, adecuar el procedimiento que
se debe seguir, a pesar de que esta última situación se minimiza debido a que
con el nuevo Código se unifican procedimientos. Pero, más allá de mantener
las facultades atrás mencionadas, el Código General del Proceso proporciona
al juez nuevos poderes que resultan coherentes con la Constitución Política
del año 1991, propios de un Estado Social de Derecho, en donde el juez es más
activo, en búsqueda de la verdad, garantizando la igualdad real de las partes,
para dirimir el conflicto con sentencias justas y en términos razonables.
239
Segundo tema
Nuevo Estatuto
de Arbitraje Nacional
e Internacional.
Ley 1563 de 2012
Segundo tema
Glosas a ciertas
normas del arbitraje nacional,
Ley 1563 de julio 12 de 2012
1
Como dicho estatuto se refiere únicamente al arbitraje nacional, el presente estudio
se refiere únicamente al mismo, pues se advierte que la ley también regula el arbitraje
internacional.
245
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
2
El artículo que se reemplaza es el 1 del decreto 2279 de 1989 que disponía: “Definición
y modalidades. El arbitraje es un mecanismo por medio del cual las partes involucradas
en un conflicto de carácter transigible, defieren su solución a un tribunal arbitral, el cual
246
Hernán Fabio López Blanco
Comentario
Respecto del art. 1 del decreto 2279 de 1989, se advierte la supresión de las
definiciones de lo que era el arbitraje en derecho, equidad y técnico3 y se
asume que el proceso arbitral es único, que lo que admite diferenciación es
el laudo, de ahí que la norma se refiera a que el laudo puede ser en derecho,
equidad o técnico, pero sin incurrir en las lamentables definiciones antes
dadas, adicionando que es una sentencia que profieren los árbitros, precisión
que acaba con la bizantina discusión acerca de la naturaleza jurídica de la
decisión de los árbitros que, incuestionablemente, tiene el carácter de tal.
Igualmente se determina que siempre que actúe una entidad pública, el laudo
deberá proferirse en derecho.
247
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
Comentario
El artículo 112 de la Ley 446 de 1998 al modificar el art. 90 de la Ley 23 de
1991 señaló que el arbitraje “podrá ser independiente, institucional o legal”,
aspecto que se reforma al dejar tan solo dos clases de proceso, el institucional,
con alcances diferentes al previsto en la norma derogada y el ad hoc que viene
a ser similar al antiguo independiente, de modo que desaparece la figura del
denominado arbitraje legal que es subsumido por el institucional.
4
El art. 26 de la nueva ley señala frente al punto: “Límite de los honorarios y partida de
gastos. Los árbitros tendrán como suma límite para fijar los honorarios de cada uno, la
cantidad de mil salarios mínimos legales mensuales vigentes (1.000 smlmv). El Gobierno
Nacional reglamentará las tarifas de honorarios y gastos.
248
Hernán Fabio López Blanco
Comentario
En esta disposición se mantiene de manera similar lo previsto en el art. 2
del decreto 2279 de 1989 reformado por la Ley 446 de 1998. Empero,
como innovación, se observa el parágrafo que consagra una curiosa e
incomprensible disposición, típico ejemplo de “delirio académico”, en donde
se prevén hipótesis aplicables “ante los jueces o el tribunal de arbitraje”, que
no pueden tener desarrollo en la práctica ante los jueces y menos ante el
Tribunal.
Analizo el primer evento “ante los jueces”, en el que parto del supuesto de que
se ha presentado una demanda que corresponde a un juez civil y “una parte
invoca la existencia del pacto arbitral”:
a) “en el término de traslado de la demanda”, lo que supone que quien lo hace
es el demandado porque a él se le corre ese traslado.
“En caso de árbitro único, los honorarios podrán incrementarse hasta en un cincuenta
por ciento.
“Los honorarios del secretario no podrán exceder de la mitad de los de un árbitro.
“Cuando no fuere posible determinar la cuantía de las pretensiones, los árbitros tendrán
como suma límite para fijar los honorarios de cada uno, la cantidad de quinientos salarios
mínimos legales mensuales vigentes (500 smlmv).”
249
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
250
Hernán Fabio López Blanco
creen ser los descubridores del agua tibia, pero que desde el punto de vista de
su aplicación práctica son inanes por no tener desarrollo5
Comentario
Esta norma recoge parcialmente el art. 2 A del derogado estatuto, pero
precisa que si consta en documento separado del inicial contrato debe existir
plena certeza de tal circunstancia con indicación del nombre de las partes y
la referencia al contrato al cual accede.
Igualmente queda lo aquí señalado en contradicción con lo antes explicado
acerca de establecer la existencia del pacto arbitral por vía de confesión tácita
recíproca.
Finalmente, aún admitiendo, en gracia de discusión que bajo esta modalidad
de confesión tácita puede admitirse la existencia del pacto arbitral, en el más
amplio de los eventos tan solo cobijaría la cláusula compromisoria debido a
los perentorios requisitos que se exigen para el compromiso en el art. 6 de la
ley
5
Se podrá cuestionar que si fui miembro de la comisión preparatoria del proyecto, porqué
no lo dije en su momento. Obvio que críticas se dieron, pero recuerdo que se trata de
un ejercicio democrático y en no pocas ocasiones primó, como debe ser, la opinión
mayoritaria, a más de que otras reformas fueron adicionadas directamente en el Congreso
y esta que comento no recuerdo que se hubiera tratado en la comisión asesora.
6
Art. 2A. Adicionado. L. 446/98, art. 116. “Cláusula compromisoria. Se entenderá
por cláusula compromisoria, el pacto contenido en un contrato o en documento anexo
a él, en virtud del cual los contratantes acuerdan someter las eventuales diferencias que
puedan seguir con ocasión del mismo, a la decisión de un tribunal arbitral.
“Si las partes no determinaren las reglas de procedimiento aplicables en la solución de su
conflicto, se entenderá que el arbitraje es legal.
PAR.- La cláusula compromisoria es autónoma con respecto de la existencia y la validez
del contrato del cual forma parte. En consecuencia, podrán cometerse al procedimiento
arbitral los procesos en los cuales se debatan la existencia y la validez del contrato y la
decisión del tribunal será conducente aunque el contrato sea nulo o inexistente.”
251
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
Comentario
La única novedad, pues el inciso primero reitera el actual parágrafo del art.
2 A, antes transcrito, es poner fin a la controversia referente a si la cesión del
contrato conllevaba la de la cláusula compromisoria, lo que era obvio por ser
un elemento de este. Empero, algunos negaban esa posibilidad, aspecto que
será asunto del pasado ante la expresa referencia legal acerca de que la cesión
comporta la de la cláusula compromisoria, lo que es correcto por ser parte
integrante del mismo.
Comentario
Esta disposición se nutre de lo señalado en el actual artículo 3 del decreto
2279 de 1989, pero realiza modificaciones. La primera, suprime la definición
de compromiso contenida en aquel, pero no por eso va a desaparecer la
7
ART. 3 Modificado L. 446/98, art. 117. “Compromiso. El compromiso es un negocio
jurídico, por medio del cual las partes involucradas en un conflicto presente y
determinado, convienen resolverlo a través de un tribunal arbitral. El compromiso
podrá estar contenido en cualquier documento como telegramas, télex, fax u otro medio
semejante.
“El documento en donde conste el compromiso deberá contener:
“a) El nombre y domicilio de las partes;
“b) La indicación de las diferencias y conflictos que se someterán al arbitraje, y
“c) La indicación del proceso en curso cuando a ello hubiere lugar. En este caso las partes
podrán ampliar o restringir las pretensiones aducidas en aquél.”
252
Hernán Fabio López Blanco
Comentario
Esta disposición reemplaza el actual art. 7 del decreto 2279 de 1989 y
mantiene la directriz acerca de que el nombramiento de los árbitros, bien
directamente, ora delegando a un tercero, siempre debe ser acto consensuado,
de ahí que desde 1989 han quedado desterrados los árbitros designados por
cada una de las partes, que tanto afectan la imparcialidad en este proceso y
que sigue siendo lastre del que no ha sido posible desprenderse en el arbitraje
internacional tal como se verifica con lo señalado en el art. 73 de esta misma
ley cuyo literal b) se advierte que a falta de acuerdo “En el arbitraje con tres
8
ART. 7 Modificado. L. 446/98, art. 118. “Árbitros. Las partes conjuntamente nombrarán
y determinarán el número de árbitros, o delegarán tal labor en un tercero, total o
parcialmente. En todo caso el número de árbitros será siempre impar. Si nada se dice a
este respecto los árbitros serán tres (3), salvo en las cuestiones de menor cuantía en cuyo
caso el árbitro será uno solo.
“Cuando se trate de arbitraje en derecho, las partes deberán comparecer al proceso
arbitral por medio de abogado inscrito, a menos que se trate de asuntos exceptuados por
la ley.”
253
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
árbitros, cada parte nombrará un árbitro y los dos árbitros así designados
nombrarán al tercero” .
Se adiciona con los requisitos de que deben ser ciudadanos colombianos
en ejercicio, que no registren las inhabilidades allí consagradas y que, por
lo menos, reúnan los requisitos para ser magistrados de Tribunal Superior,
sin perjuicio que los reglamentos de un Centro exijan otros adicionales, lo
que permite concluir que se trata de exigencias mínimas que bien pueden
ser aumentadas en estos, ejemplo señalar que deben ser los propios para la
Magistratura de la Corte Suprema, tener una edad máxima o una determinada
especialidad.
Destaco que la exigencia mínima es de obligatoria observancia, de modo que
si las partes están de acuerdo en los nombres de determinados árbitros estos
deben reunir los requisitos para ser Magistrados de Tribunal Superior y caso
de que los nombrados no lo sean deberán abstenerse de aceptar el desempeño
de la misión.
254
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
En suma, el relevo de un árbitro debe ser de común acuerdo por las partes y
no requiere de justificación alguna, pero únicamente es posible hasta antes
de instalado el Tribunal.
De importancia es el agregado atinente a que “En todo caso, las partes o sus
apoderados no podrán solicitar la suspensión del proceso por un tiempo
que, sumado, exceda de ciento veinte (120) días.”, lo que es útil y contribuye
a evitar la conducta de algunos árbitros que han hecho de las suspensiones
cuestión de estilo.
258
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
Comentario
Varias son las modificaciones que se presentan respecto del art. 112 de la Ley
446 de 1998 que regulaba el punto y es así como se advierte que dejó de ser
esta la oportunidad para que el Tribunal fije los costos propios del mismo,
pues esto sólo ocurrirá si fracasa la audiencia de conciliación que se prevé
como trámite posterior.
Y es que si vamos al art. 30 del nuevo estatuto se evidencia aún más la falta
de lógica en la regulación, pues se advierte que en la primera audiencia de
trámite el Tribunal: “resolverá sobre su propia competencia para decidir de
fondo la controversia mediante auto que solo es susceptible de recurso de
reposición. Si decidiere que no es competente para conocer de ninguna de
las pretensiones de la demanda y la reconvención, se extinguirán los efectos
del pacto arbitral para el caso concreto, y se devolverá a las partes, tanto la
porción de gastos no utilizada, como los honorarios recibidos.”
Sucede que el juez, el que sea, al admitir la demanda tácitamente acepta que
es competente para decidir de fondo la controversia y caso de que estime
que las pretensiones no están debidamente formuladas debe inadmitirlas
para que se readecúen so pena de rechazo. Es contradictorio aseverar que el
264
Hernán Fabio López Blanco
265
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
Comentario
Radical es el cambio que muestra la regulación de las medidas de cautela en
el nuevo estatuto arbitral; de la tipificación tímida e impráctica que se hacía
en la anterior legislación 14, en donde eran las cautelas propias para procesos
ordinarios en los que se discutían o afectaban derechos reales, controversias
14
ART. 32.- Medidas cautelares. En el proceso arbitral, a petición de cualquiera de las
partes, podrán decretarse medidas cautelares con sujeción a las reglas que a continuación
se indican:
Al asumir el tribunal su propia competencia, o en el curso del proceso, cuando la
controversia recaiga sobre dominio u otro derecho real principal sobre bienes muebles
o inmuebles, directamente o como consecuencia de una pretensión distinta, o sobre una
universalidad de bienes, podrá decretar las siguientes medidas cautelares:
a) La inscripción del proceso en cuanto a los bienes sujetos a registro, para lo cual se
librará oficio al registrador en que conste el objeto del proceso, el nombre de las partes y
las circunstancias que sirvan para identificar los inmuebles y demás bienes. Este registro
no excluye los bienes del comercio, pero quienes los adquieran con posterioridad estarán
sujetos a los efectos del laudo arbitral.
266
Hernán Fabio López Blanco
Es así como las cautelas proceden por solicitud de cualquiera de las partes, no
tan solo de la demandante como usualmente acontece y se podrán ordenar
las que serían procedentes de tramitarse el proceso ante la justicia ordinaria
o la contencioso administrativa, sometido en un todo a los que señalen “a
las normas del Código de Procedimiento Civil, el Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo y a las disposiciones
especiales pertinentes.”
267
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
Se define el derecho del tribunal a comisionar “al juez civil municipal o del
268
Hernán Fabio López Blanco
269
Glosas a ciertas normas del arbitraje nacional, Ley 1563 de julio 12 de 2012
Destaco que debe ser erradicada la idea referente a que se pueden decretar de
oficio medidas de cautela. En absoluto, estas son siempre a solicitud de parte,
cuestión diferente es la de que una vez solicitadas los poderes de los árbitros
les permiten modular las mismas aplicando los criterios antes reseñados.
Son estas las principales aproximaciones a los más relevantes cambios que
presenta el arbitraje nacional que aunados a los comentarios de la profesora
María Cristina Morales respecto de los recursos en el nuevo estatuto arbitral,
constituyen un preámbulo que puede ser útil para quienes desarrollen el
estudio a fondo de dicha normatividad.
Por último, resalto y reitero que las bases de este análisis las hice sobre el texto
conciliado, por lo que dejo a salvo cualquier eventual cambio que pudiere
presentarse respecto del de la ley sancionada, con la advertencia de que las
referencias que hago número de la ley, fueron gracias a pequeños cambios
permitidos sobre el escrito que estaba en curso de impresión.
270
Segundo tema
El arbitraje internacional
dentro del nuevo Estatuto de
Arbitraje en Colombia
Nuestro país no ha contado, hasta la fecha, con una muy antigua regulación
en esta materia. Algunos principios se propusieron en la Ley 2 de 1938,
otros adicionales se establecieron en los diversos estatutos de contratación
del estado en materia de contratos de emprestito y finalmente, se expidió
la Ley 315 de 1996, hasta ahora, el marco regulatorio de la materia. La
práctica, probablemente por carecer de una regulación adecuada y moderna,
si bien en términos generales comprensiva de los principios básicos, y una
jurisprudencia en materia de exequatur equivocada, entre otras, no ha sido
desarrollada suficientemente en nuestro pais.
273
El arbitraje internacional dentro del nuevo Estatuto de Arbitraje en Colombia
Desde esta perspectiva, se reitera que la ley regirá la materia, sin perjuicio de
los diversos instrumentos de derecho internacional vigentes en Colombia y la
existencia de normas internas que no permitan llevar a arbitraje algún tema
determinado.
1. Internacional
Para el efecto, se mantienen los criterios objetivo y subjetivo de la ley modelo
y que venían desde la Ley 315, donde se agrega el criterio de internacionalidad
que la ley Francesa –en su version de la muy reciente reforma de 2011–
reafirmó y era parte de nuestra legislación interna anterior. A ello, se suma la
doctrina conforme a la cual los estados ni los entes que a ellos pertenezcan
pueden alegar, luego de suscrito un acuerdo arbitral, su propia ley para rehuir
la competencia del tribunal arbitral.
2. Reglas de interpretación
En linea con lo señalado en la introducción, se reafirma que, por tratarse
de una ley que rige el ambito internacional, es preciso tener en mente para
interpretarla esta circunstancia y la necesidad de mantener la uniformidad en
274
Al haber tenido el honor de participar en la Comisión Redactora del proyecto
de la Ley 18 de 2012, que durante cuatro meses sesionó semanalmente para
su presentación en el Congreso, y al asumir el encargo de comentar las
precisiones y novedades que sobre el recurso de anulación de los laudos
dictados en los procesos arbitrales nacionales fueron incluidas, me permito
referirme a ellas de una manera práctica, con el fin de presentarlas en forma
didáctica y útil dentro del contexto de su naturaleza y de su propósito.
1
“Recursos.– (…) Estos son, entonces, medios de impugnación que la ley concede a las partes
para reparar la injusticia de las resoluciones judiciales o para corregir las irregularidades
procesales contenidas en ellas y remediar la violación de la ley en que hayan incurrido. Son
así, procedimientos técnicos de revisión o reexamen, a fin de enmendar las desviaciones de
las providencias dictadas por el juez, que pueden interponer la parte o partes lesionadas
con ellas, sean principales o especiales, las cuales pueden tachar la respectiva providencia
por injusta o por irregular, según la naturaleza del error alegado”. Morales Molina,
Hernando. Técnica de Casación Civil, Ediciones Rosaristas 1983, p. 8.
285
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
Aunque los recursos son una de las varias especies de impugnación, pues
existen otras como la interposición de nulidades o el ejercicio de la acción
de tutela, son sin duda, los mecanismos más utilizados, muchas veces
apartándose de su finalidad primordial, con grave perjuicio para la agilidad
de la administración de justicia y en desmedro de la economía procesal.
2
“En efecto, no parece impropio advertir que la providencia judicial puede estar viciada
por un error en el juicio de hecho o de derecho que es imputable al juzgador, con vista en
los materiales que para resolver se le ofrecieron (in judicando), o por una defectuosa o
incompleta actividad procesal en que, eventualmente, puede engendrarse la nulidad de
la actuación o la incongruencia entre lo pedido y lo resuelto, por ejemplo (in procedendo).
De ahí la división que se ha impuesto de los errores del juez, según la índole de cada uno
de ellos”. Murcia Ballén, Humberto. Recurso de Revisión Civil, Editorial El Foro de la
Justicia, 1981, p. 56.
286
María Cristina Morales de BArrios
3
Constitución Nacional. Art. 116.- “Los particulares pueden ser investidos transitoriamente
de la función de administrar justicia en la condición de conciliadores o en la de árbitros
habilitados por las partes para proferir fallos en derecho o en equidad, en los términos
que determine la ley.”.
4
C. de Co. Art. 2020 “Dentro de los cinco días siguientes al en que quede en firme el laudo
(…) las partes podrán interponer recurso de anulación…” <Derogado expresamente por el
art. 55 del Decreto 2279/89.>
287
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
“Dentro de los cinco días siguientes al en que quedó en firme el laudo o el auto
que lo aclare, corrija o complemente, las partes podrán interponer el recurso
de anulación…”. (se subraya)
288
María Cristina Morales de BArrios
5
“La hermenéutica que algunas Salas del Tribunal de Bogotá han decretado para esta
norma, es la de que el término para interponer la anulación es de cinco días después de
proferido el laudo o la providencia que corrija, aclare o complemente, de manera que si
habiendo solicitado algunas de las partes aclaración, corrección o complementación del
laudo, si no se accede a la petición ya no podrá interponerse el recurso. En otras palabras,
la tesis se traduce en que cuando oportunamente una parte pide aclaración, corrección o
adición de un laudo, debe interponer el recurso de anulación en ese mismo término, pues
si espera a que se surtan las aclaraciones, correcciones y adiciones y se accede a éstas,
ya no podrá impugnarse el laudo, pues debió ser controvertido en la oportunidad inicial
para pedir esas aclaraciones, adiciones o correcciones.” (Bejarano Guzmán, Ramiro:
“Oportunidad para interponer el recurso de anulación”. Memorias XXIX Congreso
Colombiano de Derecho Procesal, Universidad Libre, Bogotá, agosto de 2008, p. 332)
6
“CPC Artículo 331:. Ejecutoria. (…)
“La interposición del recurso de anulación contra un laudo arbitral, no suspende ni
impide su ejecución. No obstante, el interesado podrá ofrecer caución para responder por
los perjuicios que la suspensión cause a la parte contraria. El monto y la naturaleza de
la caución serán fijados por el competente para conocer el recurso de anulación en el
auto que avoque conocimiento, y ésta deberá ser constituida dentro de los diez (10) días
siguientes a la notificación de aquél, so pena de que se declare desierto el recurso. Una vez
aceptada la caución, en las condiciones y términos fijados por el Tribunal, se entenderá
que los efectos del laudo se encuentran suspendidos. Cuando el recurrente sea una entidad
pública no habrá lugar al otorgamiento de caución.”.
“Ley 18 de 2012: Art. 42.- Trámite del Recurso de Anulación (…) “La interposición y el
trámite del recurso extraordinario de anulación no suspenden el cumplimiento de lo
resuelto en el laudo, salvo cuando la entidad pública condenada solicita la suspensión”
(…)
289
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
7
“Lo que configura el recurso extraordinario, es que se autoriza por motivos específicos
y restringidos que son un numerus clausus, que por serlo no es dado ampliar
analógicamente. Además el Tribunal que lo decide debe resolver dentro del círculo que el
recurrente le traza y le está vedado rebasarlo, lo que no sucede con el recurso ordinario,
en el cual es posible que se resuelva por motivos no previstos por el recurrente, si ellos
290
María Cristina Morales de BArrios
se justifican por vicios que se descubran en la providencia recurrida. Por esta causa, si
la sentencia sujete a recurso extraordinario está viciada, pero el recurrente no invoca el
motivo preciso autorizado por la ley para impugnarla, ella quedará vigente.” Morales
Molina, Hernando.- Técnica de Casación Civil Ediciones Rosaristas 1983, p. 10.
8
” No obstante, la Sala decide anular la decisión arbitral y por un motivo diverso al expuesto
por el censor: por “apartarse” de la prueba, pasando así por alto que los procederes del juez
del recurso de anulación están limitados por el llamado “principio dispositivo”, conforme
al cual es el recurrente quien delimita, con la formulación y sustentación del recurso, el
objeto que con él se persigue y ello, obviamente, dentro de las precisas y taxativas causales
que la ley consagra. “(Consejo de Estado Sec. 3ª. Salvamento de Voto Mag Ruth Stella
Correa. Sentencia Recurso de Anulación Diselecsa Ltda. e ISM SA contra Municipio de
Neiva Rad.: 11001032600020070005800. 34.525.
291
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
9
Decreto 1818/98 “Art.163. Son causales de anulación del laudo las siguientes:
1. La nulidad absoluta del pacto arbitral proveniente de objeto o causa ilícita. Los demás
motivos de nulidad absoluta o relativa sólo podrán invocarse cuando hayan sido alegados
en el proceso arbitral y no se hayan saneado o convalidado en el transcurso del mismo”.
10 “Ley 18 de 2012: Artículo 3°. Pacto Arbitral. El pacto arbitral es un negocio jurídico
por virtud del cual las partes someten o se obligan a someter a arbitraje controversias que
hayan surgido o puedan surgir entre ellas.
“El pacto arbitral implica la renuncia de las partes a hacer valer sus pretensiones
ante los jueces. El pacto arbitral puede consistir en un compromiso o en una cláusula
compromisoria.
“En el pacto arbitral las partes indicarán la naturaleza del laudo. Si nada se estipula al
respecto, este se proferirá en derecho. (…)”
292
María Cristina Morales de BArrios
Son tres los elementos de la esencia del pacto arbitral conforme las normas
del Decreto 1818/98 anteriores y las definiciones redactadas en el proyecto
que se comenta: el primero se refiere al acuerdo de voluntades de las partes
de someter a arbitraje un conflicto presente o futuro y el segundo, a renunciar
a su formulación ante la jurisdicción estatal, lo que está implícito, pues la
ley así lo determina y cualquier manifestación en contrario conllevaría su
inexistencia e ineficacia, así como toda reserva o condición atinente a sus
efectos procesales.12 El tercer elemento se refiere a la solemnidad del escrito
que lo contiene, cuya exigencia se deduce de la redacción del artículo 4º del
11
C. C.: Art. 1.501.-“Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las
que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato
aquellas cosas sin las cuales, o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato
diferente; son de la naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales en él, se
entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a un
contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen y que se le agregan por
medio de cláusulas especiales.”.
12
“En consecuencia, el pacto arbitral requiere para su existencia de la concurrencia de sus
elementos esenciales, contenidos en la definición que, del arbitramento y del pacto arbitral,
hizo el legislador. Y dentro de los cuales, como se explicó, está el objeto, el cual consiste
en la decisión de someter el litigio, futuro o presente, al juzgamiento de un Tribunal de
Arbitramento, conformado con sometimiento a lo previsto por la ley.
“Finalmente resulta importante subrayar que la existencia y la validez de la cláusula
compromisoria no está condicionada por la eficacia o la existencia misma del contrato
fuente de las obligaciones que habrían de dirimir los árbitros, de conformidad con lo
previsto en el parágrafo único del artículo 116 de la Ley 446 de 1998, recogido por el
parágrafo único del artículo 118 del Decreto 1818 de 1998
“La cláusula compromisoria es autónoma con respecto de la existencia y de la validez
del contrato del cual forma parte. En consecuencia, podrán someterse al procedimiento
arbitral los procesos en los cuales se debatan la existencia y la validez del contrato y la
decisión del Tribunal será conducente aunque el contrato sea nulo o inexistente.”
293
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
294
María Cristina Morales de BArrios
Debe decirse que el examen del pacto arbitral en cuanto a sus requisitos de
validez ha de ser restrictivo, pues no cualquier eventualidad de su contenido
tiene la virtualidad de anularlo totalmente. A modo de ejemplo, ha sido de
común ocurrencia encontrar que en la redacción de cláusulas compromisorias
se incluyen disposiciones referidas a la normatividad del proceso arbitral, las
cuales, a la hora de su iniciación ya están derogadas o están equivocadas. Lo
mismo suele suceder con la mecánica de designación de los árbitros, que si
bien no atiende las disposiciones vigentes al momento de su aplicación, al
igual que en el ejemplo anterior, tampoco puede entenderse como generadora
de objeto ilícito, ya que estando clara la intención de pactar el arbitraje, deben
mirarse las demás cuestiones añadidas, como accidentales, cuyo tratamiento
será la ley procesal o la decisión conjunta de las partes la encargada de
adecuarlas para su válida aplicación.
13
C de Co: “Art.899 <Nulidad Absoluta> Será nulo absolutamente el negocio jurídico en los
siguientes casos:
1º) Cuando contraría una norma imperativa, salvo que la ley disponga otra cosa;
2º) Cuando tenga causa u objeto ilícitos, y
3º) Cuando se haya celebrado por persona absolutamente incapaz”.
295
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
298
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
19
“En efecto, al igual que como ocurre con cualquier otra providencia judicial, la Corte ha
señalado que la acción de tutela contra laudos arbitrales es un mecanismo de defensa
de carácter eminentemente residual, cuya procedencia está condicionada a que, una vez
ejercidos oportunamente los recursos ordinariamente establecidos para impugnarlos,
la presunta vulneración de los derechos fundamentales no haya sido debidamente
conjurada.
“Adicionalmente, este Tribunal ha expresado que, aunque las decisiones de los árbitros
constituyen el ejercicio – amén de manera transitoria – de la función jurisdiccional, la
voluntad de las partes de acudir a este mecanismo alternativo de solución de controversias
supone no solamente la confianza en que la determinación que adopten los árbitros,
escogidos directa o indirectamente por las partes, será la adecuada, sino también la
renuncia a la prerrogativa de la doble instancia, toda vez que por expreso mandato legal
los laudos arbitrales no son susceptibles del recurso ordinario de apelación. (Sentencia
T-466 Expediente T 2544540, Junio 9 de 2011 M.P. Jorge Iván Palacio Palacio. -Tutela
Municipio de Turbo Vs Tribunal de Arbitramento <Conhydra S A ESP Vs Municipio de
Turbo y Aguas de Urabá S.A.)
300
María Cristina Morales de BArrios
20
Texto conciliado al Proyecto de Ley 18: Artículo 31. Audiencias y Pruebas. (…)
“El tribunal y las partes tendrán, respecto de las pruebas, las mismas facultades y
deberes previstos en el Código de Procedimiento Civil y las normas que lo modifiquen o
complementen. Las providencias que decreten pruebas no admiten recurso alguno; las
que las nieguen son susceptibles de reposición. Cuando la prueba haya de practicarse en
el exterior, se aplicarán los tratados vigentes sobre la materia y, en subsidio, las normas
del Código de Procedimiento Civil, en lo pertinente. En este caso, cuando en el proceso
se hayan practicado todas las pruebas y sólo faltare la prueba en el exterior, los árbitros
podrán suspender de oficio el proceso arbitral, mientras se practicare la misma.” (…)
21
“Todas las anteriores pruebas fueron relacionadas en el laudo arbitral para fundamentar
la condena en perjuicios por lucro cesante. No es cierto, por lo tanto, que la condena
en perjuicios carezca absolutamente de respaldo probatorio, por el contrario, existen
en el expediente numerosos elementos que apuntan a la existencia de los mencionados
perjuicios.
“(…)
“Si bien esta Sala de Revisión admite que en el caso concreto puede haber lugar a
discusión sobre la cuantía exacta de los perjuicios y sobre si éstos corresponde realmente
al concepto de lucro cesante o más bien se trataría realmente de la indemnización de
la perdida de chance o de oportunidad por parte del contratista, en definitiva, tales
extremos no pueden ser objeto de debate en sede de tutela porque el mecanismo de
protección de los derechos fundamentales no ha sido concebido como una nueva instancia
de las decisiones judiciales o arbitrales, en la cual pueda ser examinada a plenitud la
providencia impugnada, sino que su procedencia es excepcional y con la única finalidad
de corregir graves vulneraciones de los derechos fundamentales.
“Por las razones anteriormente expuestas encuentra está Sala de Revisión que en el caso
objeto de examen el laudo arbitral emitido por el tribunal de arbitraje convocado para
dirimir las controversias contractuales entre el F.R.A. de la Armada y Marinser Ltda.. no
incurrió en una vía de hecho por defecto fáctico consistente en la carencia de respaldo
probatorio de los perjuicios por lucro cesante a los cuales fue condenado el Fondo (Corte
Constitucional Sentencia T-1120439 M.P. Humberto Antonio Sierra Porto Tutela del
Fondo Rotatorio de la Armada Nacional de Colombia contra el Tribunal de Arbitraje
convocado para dirimir las controversias entre MARINSER Ltda. y el Fondo Rotatorio
de la Armada Nacional).
301
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
22
“De aquélla disposición superior <art. 116 Constitución Nacional> y de las normas
legales ya mencionadas <art. 111 Ley 446/98, art. 115 D.1818/98>, emerge con claridad
que la potestad que tienen los árbitros de administrar justicia deriva de haber sido
investidos por las partes para ello y que esa función es eminentemente transitoria, que
es tanto como decir que es temporal o que no tiene vocación de permanencia.
“También se deduce de esa normatividad que si los particulares pretenden administrar
justicia antes de haber sido investidos como árbitros por las partes y de haber asumido
la competencia, o después de que su función ha cesado, las decisiones tomadas en tales
oportunidades no vinculan ya que habrán sido adoptadas en esos casos por quien o
quienes carecen de poder jurisdiccional (…)” (Consejo de Estado. Sentencia Recurso
de Anulación Obresan Vs Universidad del Magdalena M.P. Jaime Orlando Santofimio,
abril 25 de 2012).
302
María Cristina Morales de BArrios
23
Ley 80/93: “Artículo 70. (…)
“Los árbitros podrán ampliar el término de duración del Tribunal por la mitad del
inicialmente acordado o legalmente establecido, si ello fuere necesario para la producción
del laudo respectivo. (…).
Ley 23/91: Artículo 103. El artículo 19 del Decreto 2279 de 1989, quedará así:
“Artículo 19. Si en el compromiso o en la cláusula compromisoria no se señalare el término
para la duración del proceso, éste será de seis (6) meses, contados desde la primera
audiencia de trámite.
El término podrá prorrogarse una o varias veces, sin que el total de las prórrogas exceda
de seis (6) meses, a solicitud de las partes o de sus apoderados con facultad expresa para
ello.
En todo caso se adicionarán al término los días en que por causas legales se interrumpa o
suspenda el proceso.”
24
Ley 18 de 2012 “Artículo 10. Término. Si en el pacto arbitral no se señalare término para
la duración del proceso, este será de seis (6) meses, contados a partir de la finalización de
la primera audiencia de trámite.
(…)
Dicho término podrá prorrogarse una o varias veces, sin que el total de las prórrogas
exceda de seis (6) meses, a solicitud de las partes o de sus apoderados con facultad expresa
para ello.
25
Ley 18 de 2012: Artículo 11. Suspensión. El proceso se suspenderá por solicitud de ambas
partes con la limitación temporal prevista en esta ley y, además desde el momento en
que un árbitro se declare impedido o sea recusado, y se reanudará cuando se resuelva al
respecto.
Igualmente, se suspenderá por inhabilidad, renuncia relevo o muerte de alguno de los
árbitros, hasta que se provea a su reemplazo.
“Al término del proceso se adicionarán los días de suspensión, así como los de interrupción
por causas legales. En todo caso, las partes o sus apoderados no podrán solicitar la
suspensión del proceso por un tiempo que, sumado, exceda de ciento veinte (120) días.
303
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
(…)
26
Ley 18 de 2012: Art. 11.- (…)
“No habrá suspensión por prejudicialidad.”
27
Texto conciliado al Proyecto de Ley 18: Artículo 10. Término. (…)
Dicho término podrá prorrogarse una o varias veces, sin que el total de las prórrogas
exceda de seis (6) meses, a solicitud de las partes o de sus apoderados con facultad
expresa para ello (...)”. (se resalta)
28
CPC: Artículo 168. Causales de interrupción. El proceso o la actuación posterior a la
sentencia se interrumpirá:
1. Por muerte o enfermedad grave de la parte que no haya estado actuando por conducto
de apoderado judicial, representante o curador ad litem.
2. Por muerte o enfermedad grave del apoderado judicial de alguna de las partes, o por
exclusión del ejercicio de la profesión de abogado o suspensión en él.
3. Por la muerte del deudor, en el caso contemplado en el artículo 1434 del Código Civil.
4. Por muerte o enfermedad grave del representante o curador ad litem que esté actuando
en el proceso y que carezca de apoderado judicial.
La interrupción se producirá a partir del hecho que la origine, pero si éste sucede estando
el expediente al despacho, surtirá efectos a partir de la notificación de la providencia
que se pronuncie seguidamente. Durante la interrupción no correrán los términos y
no podrá ejecutarse ningún acto procesal, con excepción de las medidas urgentes y de
aseguramiento.
29
“Ley 18 de 2012: Artículo 30.Primera audiencia de trámite (…)
“Concluida la audiencia comenzará a contarse el término de duración del proceso”.
304
María Cristina Morales de BArrios
Debe anotarse, que dentro del artículo 31 de la ley se incluyó por el Congreso
una norma que implica suspensión del proceso. En efecto, allí se lee:
30
“4.3. La Sección Tercera del Consejo de Estado ha estimado que el fallo en conciencia
se configura cuando el juzgador se aparta del marco jurídico y decide con fundamento
en la mera equidad, razón por la que la motivación no es esencial para la validez de su
decisión.
También ha dicho que esa estirpe de decisiones se caracterizan por prescindir totalmente
del acervo probatorio o de las normas jurídicas, por la ausencia de razonamientos
jurídicos o por basarse en el concepto de verdad sabida y buena fe guardada.
En conclusión, podríamos decir que el fallo en conciencia es aquel en el que el juzgador
se apoya en su íntima convicción, no da razones de su decisión o prescinde de toda
consideración jurídica o probatoria.
El cambio de la expresión legal “en conciencia” por la de “en equidad” no implica una
simple modificación de denominación pues en esa variación va envuelta la defensa de
la garantía fundamental al debido proceso. “(Sec 3ª. Consejo de Estado Sentencia de feb
21/11 Rad. 38621:Varela Fiholl & Cia. Ltda. Vs Secretaría de Educación)
305
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
31
La causal de nulidad consagrada en el numeral 7° del artículo 163 del Decreto 1818
de 1998, se configura cuando el laudo arbitral en su parte resolutiva contiene errores
aritméticos o disposiciones contradictorias que hacen imposible el cumplimiento o
ejecución del fallo.
“La norma es clara al exigir como supuesto para que se configure la causal, que el error o
contradicción se encuentre contenido en la parte resolutiva del fallo, lo cual tiene sustento
en razón de que es la parte resolutiva del laudo la base o fundamento para establecer el
contenido y alcance de los derechos u obligaciones en favor o a cargo de determinado parte
y por tal razón es de vital importancia que sea claro, que no presente contradicciones, para
que el fallo pueda cumplir su fin principal, que no es otro, que la resolución definitiva de
la litis y su cabal ejecución.
(…)
Finalmente si se examina de manera detenida la parte resolutiva del laudo que contiene
306
María Cristina Morales de BArrios
10.1 Causales 1. y 2
En el análisis individual de cada una de las causales del recurso, se
estableció que las dos primeras, se refieren a los vicios del pacto arbitral
que afectan la jurisdicción y/o la competencia del tribunal; es decir, que
se trata de defectos en su formación, de carácter sustancial, que de no
haberse saneado expresa o tácitamente por las partes, se extenderán sobre
todos los actos procesales que integran el proceso arbitral, salvo aquéllos
relacionados con la producción de las pruebas, cuando hayan atendido las
36
“En el presente caso la accionante Powercell S. A. es una sociedad comercial que fue parte
de un proceso arbitral ya concluido, cuyo laudo, que le fue parcialmente favorable, fue
posteriormente anulado por el Tribunal Superior de Bogotá. Por lo anterior, la referida
sociedad solicitó a quienes integraron el Tribunal de Arbitramento que profirió dicho
laudo, reanudar el procedimiento arbitral y proceder a emitir una nueva decisión arbitral
que pusiera fin al conflicto existente entre esa entidad y aquella otra frente a la cual se
surtió el procedimiento arbitral (actualmente Telefónica Móviles Colombia S. A.).
Ante la negativa de dichos árbitros, quienes adujeron no tener competencia para proceder
conforme a lo solicitado, Powercell S. A. interpuso acción de tutela contra ellos, invocando
la presunta vulneración de los derechos fundamentales de dicha sociedad a la igualdad,
el acceso a la justicia y el debido proceso, solicitando al juez constitucional que les ordene
proferir un nuevo laudo en la forma antes pedida.
A este respecto, cabe precisar que la Corte Constitucional comparte el parecer de las
corporaciones que últimamente definieron en instancias la presente acción, en el sentido
de que la tutela se dirige exclusivamente contra los referidos abogados que integraron el
Tribunal de Arbitramento, por cuanto es sólo su negativa a reasumir el asunto la que
generó la inconformidad de la sociedad actora y la consiguiente interposición de esta
petición de amparo.”
(…)
“Con todo, podría alegarse que los hechos aquí reseñados, y particularmente el rechazo
de los otrora árbitros a la solicitud de proferir un nuevo laudo, plantea para la sociedad
accionante un escenario que podría considerarse de indefensión, que eventualmente
podría conferirle procedencia a la pretensión tutelar. Por ello, pasa la Corte a considerar
la eventual existencia de medios de defensa alternativos al intentado por la empresa
demandante, que le permitiesen acceso efectivo a la administración de justicia y que,
en caso de encontrarse, excluirían la existencia de una situación de indefensión. (Corte
Constitucional Expediente T-1644167. Sentencia de Diciembre 3 de 2007 M.P. Nilson
Pinilla Pinilla).
309
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
Así, coherente con las disposiciones del proceso civil sobre la materia37
se aplican los principios fundamentales del proceso, referidos a la
conservación de la prueba y por supuesto, al de la economía procesal. El
envío del expediente al juez competente, sin duda, impide los efectos de
prescripción o caducidad, al conferir validez y eficacia a las actuaciones
derivadas de la presentación de la demanda, hasta el auto del decreto de las
pruebas del proceso.
10.2 Causales 3. a 7
Teniendo en cuenta que las causales 3 a 7 del recurso, se generan en vicios
procesales que recaen sobre la actuación o la decisión arbitral, sin afectar
la validez del pacto arbitral, la consecuencia de su prosperidad, según la
nueva disposición, deja a salvo la facultad del convocante de iniciar de
nuevo el trámite arbitral, conservándose también la validez de las pruebas
debidamente practicadas, por las razones de conservación, atrás indicadas.
La norma dispone: “Cuando se anule el laudo por las causales 3. a 7. el
interesado podrá convocar un tribunal arbitral, en el que conservarán
validez las pruebas debidamente practicadas, y en lo posible las actuaciones
que no hubieren resultado afectadas por la anulación.” (art. 43 Ley 18 de
2012).
actuación posterior al motivo que la produjo y que resulte afectada por éste. Sin embargo,
la prueba practicada dentro de dicha actuación conservará su validez y tendrá eficacia
respecto a quienes tuvieron oportunidad de contradecirla. (…)”.
310
María Cristina Morales de BArrios
10.3 Causales 8. y 9
Por derivarse de defectos formales del laudo arbitral, cuya corrección ha de
efectuarse por la autoridad judicial competente, ellos no comportan la nulidad
del laudo arbitral. Para el caso de constituirse el error al decidir cuestiones
diferentes a las sometidas a la consideración del tribunal arbitral, el remedio
consistirá en su eliminación; por el contrario, procederá la decisión judicial
sobre aquéllas materias omitidas por los árbitros en el laudo. Cabe preguntarse
en este último evento, si de requerirse la práctica de pruebas de oficio, ello
sería procedente. No debe dudarse en responder afirmativamente, pues se
trata de una decisión de fondo basada en medios probatorios conducentes
y pertinentes, que de resultar útiles, pueden ser producidos mediante las
facultades oficiosas, que, al igual que los jueces de todas las jerarquías, deben
ejercer los magistrados de los Tribunales Superiores y del Consejo de Estado,
conforme con la asignación de competencias para conocer el recurso de
anulación que el proyecto dispone.
311
Recurso de anulación contra laudos arbitrales nacionales
para controlar los laudos arbitrales, la sentencia SU-174 de 2007 sostuvo que la acción
de tutela procede exclusivamente cuando “se ha hecho uso de los recursos provistos por el
ordenamiento jurídico para controlar los laudos, y a pesar de ello persiste una vía de hecho
por la vulneración directa de un derecho fundamental.” (Sentencia T-466 Expediente T
2544540, Junio 9 de 2011 M.P. Jorge Ivan Palacio Palacio. -Tutela Municipio de Turbo Vs
Tribunal de Arbitramento <Conhydra S A ESP Vs Municipio de Turbo y Aguas de Urabá
S.A.)
312
María Cristina Morales de BArrios
313
Tercer tema
Aspectos procesales de la
protección al consumidor.
Ley 1480 de 2011
315
Tercer tema
La cláusula arbitral
y el arbitraje de consumo en el
nuevo Estatuto del Consumidor
Con este fin en mente, esta ponencia se dividirá en tres partes. En la primera
de ellas se analizarán las cuestiones relacionadas con la finalidad de la ley
y se acentuará en la definición de consumidor como paradigma esencial
para delimitar el ámbito de aplicación del estatuto, haciendo énfasis en la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia al respecto.
319
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
En líneas generales, mediante esta ley “…se desarrollan otros temas de gran
importancia como el de garantías, donde se establece la responsabilidad
solidaria entre productor y proveedor ante el consumidor y el término para
que se haga efectiva, es el que establezca el consumidor o en los casos en los
que no se pacte será la de ley, un (1) año. Se habla igualmente, de garantías
suplementarias, o las que puede otorgar de más el productor cuando crea
que está en condiciones de ofrecerlas. En estas también hay responsabilidad
solidaria y para que sean efectivas deben cumplir con la característica de
que deben estar por escrito. Por primera vez en Colombia se toca el asunto
de la responsabilidad que tienen los productores y proveedores frente a
los consumidores en los casos de sufrir daño por productos defectuosos. La
obligación de responder por los perjuicios causados recae en cabeza de los
productores, aunque los expendedores también tienen la obligación de que
si algún producto por él distribuido puede causar daño a la salud de las
personas o atentar contra ella, o que causen daños a bienes diferente al
producto defectuoso, tiene que notificarlo a la autoridad competente en un
plazo brevísimo y además deberá tomar todas las medidas correspondientes
para suspender inmediatamente su comercialización y retirar del mercado los
productos que ya ha puesto en circulación”1.
1
PONENCIA PARA PRIMER DEBATE AL PROYECTO DE LEY 089 DE 2010 CÁMARA.
Gaceta del Congreso No. 839 del 29 de octubre de 2010.
320
Camilo Valenzuela Bernal
321
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
2
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia del 3 de mayo de 2005. Ref.:
Exp. No. 5000131030011999-04421-01. M.P. César Julio Valencia Copete.
3
Señala la Corte en la providencia citada: “En compendio, este muestreo legislativo, que
coincide con la constante que se observa en otros ordenamientos, permite identificar dos
directrices básicas para la calificación de consumidor: a). la posición de destinatario o
consumidor final del bien o servicio; y b). la adquisición o utilización de bienes o servicios
con una finalidad ubicada por fuera del ámbito profesional o empresarial”.
4
Ibídem.
322
Camilo Valenzuela Bernal
A pesar de que el nuevo estatuto ofrece una definición más restringida, los
problemas de indeterminación persisten. Para efectos de comprobar si un
contrato puede ser calificado de consumo es necesario abordar el estudio de
temas bastante complejos por su propia naturaleza. El elemento subjetivo de
destinación de los bienes adquiridos a una actividad propia, privada, familiar,
doméstica o empresarial no intrínsecamente ligada a la actividad económica
del destinatario se hace de dif ícil comprobación. Igualmente, se presenta una
enorme dificultad en la determinación de la posición de ‘destinatario final’ en
la cadena de comercialización, requisito sine qua non para la operancia del
estatuto.
Puede decirse, entonces, que no existe un criterio claro y unívoco que señale
unos derroteros precisos dentro de los cuales se enmarque el ámbito de
aplicación de las normas consagradas en el Estatuto del Consumidor. Tal como
lo puso de presente la Corte en vigencia del anterior estatuto, es necesario
estudiar de manera concreta y detallada cada caso. No puede generalizarse.
La aplicación del estatuto a una determinada relación contractual, sobre
todo aquellas en que intervienen personas naturales o jurídicas que ejercen
actividades comerciales y empresariales, dependerá de elementos tan difusos
como la voluntad de una de las partes, la naturaleza y tipo de sus actividades
mercantiles, y la extensión en la cual dichas actividades pueden considerarse
como concluyentes de una determinada cadena productiva.
5
ARTÍCULO 42. CONCEPTO Y PROHIBICIÓN. Son cláusulas abusivas aquellas que
producen un desequilibrio injustificado en perjuicio del consumidor y las que, en las
mismas condiciones, afecten el tiempo, modo o lugar en que el consumidor puede ejercer
sus derechos. Para establecer la naturaleza y magnitud del desequilibrio, serán relevantes
todas las condiciones particulares de la transacción particular que se analiza.
323
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
1. Tesis amplia
Según esta interép pacion63n dso p-5(a am)9(t)6(e in-6(e en u)-6(uen)9(t)r in)6(oh
324
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
para la francesa si bien los árbitros son los primeros llamados a hacerlo, el
juez ordinario puede realizar un pronunciamiento sobre el particular27.
En ese sentido, aun cuando la ley prevé que la ineficacia de pleno derecho no
requiere pronunciamiento judicial, para efectos de determinar si la norma
contenida en el Estatuto del Consumidor es aplicable a un caso concreto,
en la práctica, se requerirá acudir a dos instancias jurisdiccionales. La
27
Cfr. MARTÍNEZ. I., Kompetenz-Kompetenz: ¿Quién Debe Resolver Acerca De La Validez
De Un Convenio Arbitral?, en Arbitraje y Debido Proceso, Volumen II, Palestra Editores,
Lima, 2006, pp. 58 y ss.
28
“Haberse recaído el laudo sobre puntos no sujetos a la decisión de los árbitros o haberse
concedido más de lo pedido”.
29
NAMÉN. W., El pacto arbitral, en Revista de Derecho Privado, Universidad Externado de
Colombia, Bogotá D.C., 2000, p. 186.
334
Camilo Valenzuela Bernal
335
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
La cláusula arbitral tiene como efecto sustraer del conocimiento de los jueces
ordinarios las controversias surgidas de una determinada relación contractual.
Esta función se traslada a particulares investidos transitoriamente con la
función pública de administrar justicia. Por esta razón, cuando un conflicto
que debe resolverse ante la justicia arbitral se presenta ante la justicia ordinaria
“le corresponde al demandado hacer uso de la excepción previa contemplada
en el numeral 3° artículo 97 CPC, cuyo fin es buscar que las consecuencias
del pacto sean acatadas y el proceso no continúe su marcha ante los jueces”30.
30
SANABRIA H., Nulidades en el Proceso Civil, Segunda Edición, Universidad Externado
de Colombia, Bogotá, 2011, p. 246.
31
Código de Procedimiento Civil. Artículo 99. No. 7: 7. Cuando prospere alguna de las
excepciones previstas en los numerales 1., 3., 4., 5., 6., 10 e inciso final del artículo 97,
sobre la totalidad de las pretensiones o de las partes, el juez se abstendrá de decidir sobre
las demás, y declarará terminado el proceso. Pero si el auto fuere apelado y el superior lo
revoca, éste deberá pronunciarse sobre las demás excepciones propuestas.
En el caso de que alguna de las excepciones anteriores prosperen exclusivamente respecto
de uno o varios demandantes, o sólo en relación con una o varias de las pretensiones de la
demanda de las que no dependan las otras, el proceso seguirá con los demás demandantes
o sobre el resto de las pretensiones, a menos que al resolverse sobre las faltantes, se
declare probada alguna que le ponga fin.
32
LÓPEZ BLANCO. H.F., Instituciones de Derecho Procesal Civil Colombiano Parte
General, Dupré Editores, Bogotá D.C., 2005, p. 930.
336
Camilo Valenzuela Bernal
33
ARTÍCULO 98. OPORTUNIDAD Y FORMA DE PROPONER LAS EXCEPCIONES
PREVIAS. <Artículo modificado por el artículo 1, numeral 47 del Decreto 2282 de 1989.
El nuevo texto es el siguiente:> Las excepciones previas se formularán en el término del
traslado de la demanda, en escrito separado que deberá expresar las razones y hechos
en que se fundamentan. Al escrito deberán acompañarse los documentos y la pruebas
anticipadas que se pretenda hacer valer y que se encuentren en poder del demandado; en
él mismo podrá solicitarse al juez que pida copia de los demás documentos, siempre que
se refieran a tales hechos.
337
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
d. Conclusión
Como puede observarse la ineficacia de pleno derecho de la cláusula arbitral
en la Ley 1480 de 2011 genera más perplejidades que certezas. El fin tuitivo y
proteccionista que pretende desplegar el Estatuto del Consumidor se diluye
con la indeterminación y falta de precisión conceptual. La definición de
consumidor y su relevancia como criterio determinante para la existencia de
un contrato de consumo y la consecuente aplicación del estatuto impide que
exista confianza acerca de la función preservadora de los intereses de la parte
débil de la relación contractual.
Las vicisitudes que pueden darse en esta sede jurisdiccional son bastante
complejas. El operador jurídico debe adecuar las instituciones procedimentales
estudiadas en cada instancia procedimental para hacerlas compatibles con
el examen de fondo que debe realizar. Esta situación puede constituir una
peligrosa herramienta dilatoria en manos de la parte fuerte de la relación
contractual y en desmedro de los intereses de los consumidores.
El juez se abstendrá de decretar pruebas de otra clase, salvo cuando se alegue la falta de
competencia por el domicilio de persona natural o por el lugar donde ocurrió el hecho, o
por la cuantía cuando no se tratare de dinero, o la falta de integración del litisconsorcio
necesario y ésta no apareciere en documento. Casos en que podrá solicitarse hasta dos
testimonios o el dictamen de un perito, el cual no es susceptible de objeción
34
Se insiste en que a pesar de que la ineficacia de pleno derecho opera ope legis, el ejercicio
de la cláusula no se puede controlar si no es dentro de un escenario jurisdiccional. En este
caso, hace parte de la potestad del demandante acudir a la vía arbitral.
338
Camilo Valenzuela Bernal
35
NAMÉN. W., “El pacto arbitral”, en Revista de Derecho Privado, Universidad Externado
de Colombia, Bogotá D.C., 2000, p. 193.
339
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
36
Vid: CAIVANO, Roque J., El arbitraje de consumo en la Argentina, JA, del 23/4/03, p. 5;
CAIVANO, Roque J., Arbitraje: solución para los conflictos de consumidores, LL, 1996-
A, p. 1379. Mediante decreto 276/1998 del 11/3/1998, el Poder Ejecutivo Nacional creó
el Sistema Nacional de Arbitraje de Consumo (SNAC), con la finalidad de resolver los
reclamos de los consumidores relacionados con los derechos y obligaciones emergentes
de la Ley 24.240.
37
Si bien el art. 53, LDC, fue observado por el decreto de promulgación 2089/93 (y no
fue reincorporado por la Ley 24.999), existen múltiples ordenamientos procesales que
garantizan el acceso gratuito teniendo en cuenta las condiciones particulares de los
peticionantes y el monto del reclamo o lo pretendido.
38
MOLINA C., Principales puntos de contacto entre el “derecho de consumo” y el contrato
de franquicia en el derecho argentino, en “REVISTA GENERAL DE LEGISLACIÓN Y
JURISPRUDENCIA” (Directores: Carlos Rogel Vide y Joaquín Rams Albesa), Editorial
Reus, Nº 1, Época III, Enero/Marzo de 2004, MADRID, ESPAÑA.
340
Camilo Valenzuela Bernal
39
Comisión de las Comunidades Europeas. Recomendación 98/257/CE de la Comisión, de
30 de marzo relativa a los principios aplicables a los órganos responsables de la solución
extrajudicial de los litigios en materia de consumo.
40
MARÍN. M., Objeto y límites del arbitraje de consumo, en Cuadernos de Consumo, n.º 23,
Aragón - España, 2005.
41
DÍAZ. S., El concepto de consumidor en el arbitraje de consumo, en El Arbitraje de
Consumo. Una nueva dimensión del arbitraje de derecho privado, Tirant Lo Blanch,
Valencia, 2004, p. 57.
42
Decreto 1818 de 1998. Artículo 115. Definición y modalidades. El arbitraje es un
mecanismo por medio del cual las partes involucradas en un conflicto de carácter
transigible, defieren su solución a un tribunal arbitral, el cual queda transitoriamente
investido de la facultad de administrar justicia, profiriendo una decisión denominada
laudo arbitral.
El arbitraje puede ser en derecho, en equidad o técnico. El arbitraje en derecho es aquel
en el cual los árbitros fundamentan su decisión en el derecho positivo vigente.
En este evento el árbitro deberá ser abogado inscrito. El arbitraje en equidad es aquel
en que los árbitros deciden según el sentido común y la equidad. Cuando los árbitros
pronuncian su fallo en razón de sus específicos conocimientos en una determinada
ciencia, arte u oficio, el arbitraje es técnico.
341
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
43
Real Decreto 231/2008, de 15 de febrero, por el que se regula el Sistema Arbitral de
Consumo. Artículo 5.
44
Real Decreto 231/2008, de 15 de febrero, por el que se regula el Sistema Arbitral de
Consumo. Artículo 6. Funciones de las Juntas Arbitrales de Consumo.
Las Juntas Arbitrales de Consumo desempeñan las siguientes funciones:
e. Elaborar y actualizar la lista de árbitros acreditados ante la Junta Arbitral de Consumo.
45
Real Decreto 231/2008, de 15 de febrero, por el que se regula el Sistema Arbitral de
Consumo Artículo 39. Designación de los árbitros y acumulación de procedimientos.
1. Admitida la solicitud de arbitraje y verificada la existencia de convenio arbitral válido, el
presidente de la Junta Arbitral de Consumo designará al árbitro o árbitros que conocerán
el conflicto, notificando a las partes tal designación. La designación de los árbitros podrá
realizarse en la resolución de inicio del procedimiento arbitral.
La designación deberá recaer en árbitros especializados cuando, conforme a los criterios
establecidos por el Consejo General del Sistema Arbitral de Consumo, el conflicto deba
ser conocido por un órgano arbitral especializado.
2. El presidente de la Junta Arbitral de Consumo podrá acordar la acumulación de las
342
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
54
Corte Suprema de los Estados Unidos. Caso AT&T MOBILITY LLC v. CONCEPCIÓN,
octubre, 2010.
“The revised agreement provides that customers may initiate dispute proceedings by
55
completing a one-page Notice of Dispute form available on AT&T’s Web site. AT&T
may then offer to settle the claim; if it does not, or if the dispute is not resolved within 30
days, the customermay invoke arbitration by filing a separate Demand for Arbitration,
also available on AT&T’s Web site. In the event the parties proceed to arbitration, the
agreement specifies that AT&T must pay all costs for nonfrivolous claims; that arbitration
must take place in the county in which the customer is billed; that, for claims of $10,000
or less, the customer may choose whether the arbitrationproceeds in person, by telephone,
or based only on submissions; that either party may bring a claim in small claims court
in lieu of arbitration; and that the arbitrator may award any form of individual relief,
including injunctionsand presumably punitive damages. The agreement, moreover, denies
AT&T any ability to seek reimbursement of its attorney’s fees, and, in the event that a
customer receives an arbitration award greater than AT&T’s last written settlement
offer, requires AT&T to pay a $7,500minimum recovery and twice the amount of the
claimant’sattorney’s fees”. Corte Suprema de los Estados Unidos. Caso AT&T MOBILITY
LLC v. CONCEPCIÓN, octubre, 2010.
348
Camilo Valenzuela Bernal
56
Corte Suprema de California. Caso Discover Bank v. Superior Court. 2005.
57
“Moreover, the claim here was most unlikely to go unresolved. As noted earlier, the
arbitration agreement provides that AT&Twill pay claimants a minimum of $7,500 and
twice their attorney’s fees if they obtain an arbitration award greaterthan AT&T’s last
settlement offer. The District Court found this scheme sufficient to provide incentive for
the individual prosecution of meritorious claims that are not immediately settled, and the
Ninth Circuit admitted thataggrieved customers who filed claims would be “essentially
guarantee[d]” to be made whole, 584 F. 3d, at 856, n. 9. Indeed, the District Court concluded
that the Concepcions were better off under their arbitration agreementwith AT&T than
they would have been as participants ina class action, which “could take months, if not
years, and which may merely yield an opportunity to submit aclaim for recovery of a
small percentage of a few dollars”.” Corte Suprema de los Estados Unidos. Caso AT&T
MOBILITY LLC v. CONCEPCIÓN, octubre, 2010.
349
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
58
“The consumer of average sophistication may not even understand the language of an
arbitration clause, let alone its implications”. SCARPINO. J., “Mandatory Arbitration
of Consumer Disputes: A Proposal to Ease The Financial Burden on Low-Income
Consumers”, en American University Journal of Gender Social Policy and Law 10, no. 3
(2002), p. 681.
350
Camilo Valenzuela Bernal
Conclusión
Estas breves consideraciones han servido para reiterar la premisa inicial de
este trabajo. La prohibición contenida en la Ley 1480 de 2011 o Estatuto del
59
Ibídem, p. 685.
60
“…because many arbitrators have a business background, they may be more likely to favor
a business entity over a consumer”. Ibídem, p. 686.
351
La cláusula arbitral y el arbitraje de consumo
352
Tercer tema
1
NAMÉN VARGAS, William. “El pacto arbitral”. Revista de derecho privado, Bogotá,
Universidad Externado de Colombia, No. 5, enero – junio de 2000, pp. 157 y 158.
2
Artículo 116 de la Constitución Política, modificado por el artículo 1 del Acto Legislativo
2 de 2002.
3
Artículo 2 del Decreto 2279 de 1989, compilado en el artículo 117 del Decreto 1818 de
1998.
4
Según el artículo 119 del Decreto 1818 de 1998, el compromiso es un negocio
jurídico mediante el cual se defiere al conocimiento de árbitros un conflicto
“presente y determinado”; mientras que la cláusula compromisoria, según el
artículo 118 del mismo estatuto, es un pacto “contenido en un contrato o en
documento anexo a él, en virtud del cual los contratantes acuerdan someter las
eventuales diferencias que puedan surgir con ocasión del mismo, a la decisión de
un tribunal arbitral”.
355
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
5
Artículo 97.3 del CPC Cfr. SUÁREZ HERNÁNDEZ, Daniel. “La cláusula compromisoria
y el compromiso como motivos de excepción previa”, Revista de la Universidad Externado
de Colombia, No. 2, 1983, Bogotá, pp. 79-86.
6
Se configuran las causales de nulidad procesal contenidas en los numerales 1 y 2 del
artículo 140 del CPC, las cuales son insubsanables de acuerdo con el artículo 144 del
Estatuto Procesal.
7
La causal que se configura es la contenida en el artículo 368.5 del CPC, toda vez que
el proceso judicial padece de nulidad tanto por falta de jurisdicción como por trámite
inadecuado.
8
Cfr. Artículo 1602 del C.C. NAMÉN VARGAS. “El pacto arbitral”. Op. cit. p. 158. Sobre la
procedencia del mutuo disenso tácito del pacto arbitral y las posturas a favor y en contra
del mismo, debido a que la naturaleza solemne del pacto arbitral pareciera excluir una
renuncia que no se haga por escrito, también puede consultarse la sentencia de 1 de julio
de 2009, proferida por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, con
ponencia de William Namén Vargas. Radicación: 2000-00310.
9
BENNETI SALGAR, Julio. El arbitraje en el derecho colombiano, segunda edición,
Bogotá, Temis, p. 81.
10
Artículo 43.12 de la Ley 1480 de 2011.
356
Marcos Quiroz Gutiérrez
11
El literal e del artículo 11 de la Ley 1328 de 2009, cuyo Título Primero está dedicado
al régimen de protección del consumidor financiero, consagra en cabeza de la
Superintendencia Financiera la facultad de establecer de manera previa y general las
cláusulas que considere abusivas.
357
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
12
Cfr. Artículos 5.4, 37, 38, 42, 43.12 y 44 de la Ley 1480 de 2011.
13
OUGHTON D. y LOWRY, J. Textbook on consumer law, Segunda edición, New York,
Oxford university press, 2000, pp. 10 y 11.
358
Marcos Quiroz Gutiérrez
14
Ibídem, p. 3.
15
De acuerdo con una definición estricta, consumidor es aquella persona natural o jurídica
que adquiere, utiliza o disfruta como ‘destinatario final’, productos o servicios.
16
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Derecho de los consumidores, primera edición, Lima,
Editorial Rodhas. 2006, p. 43.
17
CHABASm Franç
359
Marcos Quiroz Gutiérrez
34
M.P. César Julio Valencia Copete. Radicación: 1999 – 00097. Recurso de casación dentro
del proceso ordinario de Tobías Assis Contreras contra Semillas Andree Agrícola LTDA.
El caso estudiado fue el siguiente: Tobías Assis Contreras (agricultor profesional) adquirió
en concesionarios autorizados por Semillas Andree Agrícola LTDA (productor), 469
bultos de semillas de sorgo para cultivar 395 hectáreas de terreno. El cultivo fue inferior
al rendimiento óptimo del producto, lo que el demandante atribuyó a su mala calidad.
35
M.P. Pedro Octavio Munar Cadena. Radicación: 1999 – 00629. Recurso de casación dentro
del proceso ordinario de Margy María Manasse Vargas contra Productos Naturales de
Cajicá S.A. La Alquería. El caso estudiado fue el siguiente: Margy María Manasse Vargas
(consumidor) compró en un establecimiento comercial una bolsa de leche producida por
Productos Naturales de Cajicá S.A. La Alquería (productor). El producto, por no ser apto
para el consumo humano, le produjo, según la demandante, una pérdida de la visión en
un 70%, entre otros daños y perjuicios.
365
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
36
Literal d del artículo 2 de la Ley 1328 de 2009.
37
Artículo 1 de la Ley 1328 de 2009.
38
Literal a del artículo 2 de la Ley 1328 de 2009.
39
M.P. Pedro Octavio Munar Cadena. Radicación: 2000 – 00042. Recurso de casación
dentro de proceso ordinario de María evelia Cortés de Villalba y otros, contra Clínica de
Fracturas y Ortopedia LTDA. El caso estudiado fue el siguiente: Arturo Villalba Cortés
(consumidor) falleció luego de una operación quirúrgica que le fue practicada en la
Clínica de Fracturas y Ortopedia LTDA (prestador de servicios médicos operatorios).
María Evelia Cortés de Villalba y otros familiares de la víctima demandaron al prestador
de servicios médicos para que se les indemnizaran los perjuicios causados con la muerte
del paciente.
366
Marcos Quiroz Gutiérrez
40
Artículo 5.3 de la Ley 1480 de 2011.
41
Artículo 5.9 de la Ley 1480 de 2011.
42
Artículo 5.11 de la Ley 1480 de 2011.
367
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
43
STIGLITZ, Rubén. “Contrato de consumo y cláusulas abusivas”, Revista Contexto, No. 9,
1999, Bogotá, Universidad externado de Colombia, p. 34.
44
Cfr. Laudo arbitral de 15 de agosto de 2006, cuyo tribunal arbitral (dentro del Centro
de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Bogotá) integrado por Jorge
Eduardo Narváez, Lisandro Peña Nossa y Rodrigo Palau Erazo, resolvió las controversias
entre CELCENTER y COMCEL. También el laudo arbitral de 23 de marzo de 2008,
tribunal arbitral integrado por Carlos Jaramillo Scholls, Gabriel Arango y Juan Pablo
Cárdenas, dentro de las controversias sobre contratos de agencia mercantil y distribución
de CONCELULAR y COMCEL.
45
SUESCÚN DE ROA, Felipe. “Control judicial de las cláusulas abusivas en Colombia:
Una nueva causal de nulidad”, Revista de Derecho Privado, No. 41, septiembre de 2009,
Universidad de los Andes, p. 9.
368
Marcos Quiroz Gutiérrez
81
Ibídem, p. 13.
82
ROPPO, Vicenzo. El contrato de dos mil, Ensayos de la Revista de Derecho Privado. Op.
cit., p. 41.
83
Ibídem, p. 58.
84
ALPA, Guido. “El derecho de los consumidores: un laboratorio para los juristas”, Revista
de derecho privado, No. 15, 2008, Universidad Externado de Colombia, p. 23.
85
Ibídem, p. 25.
86
Artículo L.132-1 del Código Francés del Consumo. Cfr. FRACOIS CHABAS. “El régimen
de cláusulas abusivas en derecho francés”. Op. cit., p. 114.
379
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
España, Brasil, Argentina, Costa Rica, entre otros países, con las cláusulas
abusivas87.
87
Stiglitz, R. “Contrato de consumo y cláusulas abusivas”, No. 4 de 1999, Revista
Contexto, Universidad Externado de Colombia, p. 44.
88
ALARCÓN ROJAS, Fernando. La ineficacia de pleno derecho en los negocios jurídicos,
primera edición, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2011 pp. 117 y ss.
89
Ibídem, p. 27.
90
Artículo 897 del C. Co.
380
Marcos Quiroz Gutiérrez
91
ALARCÓN ROJAS, Fernando. La ineficacia de pleno derecho en los negocios jurídicos,
Op. cit., pp. 159, 160 y 161.
92
Ibídem, pp. 169 y 170.
93
En el artículo 38 del Decreto 2279 de 1989, compilado por el artículo 163 del Decreto
1818 de 1998.
94
Hay que tener en cuenta que en el Congreso de la República surte trámite legislativo
el Estatuto de Arbitraje Nacional e Internacional, cuyo artículo 41 consagra las nuevas
causales de anulación, en las que continúa siendo idéntica la actual causal octava, lo
cual no ocurre con la primera, pues en el proyecto de ley se estatuyo como motivo de
anulación “la inexistencia, invalidez o inoponibilidad del pacto arbitral”, así como “la falta
de jurisdicción o de competencia”, que para que puedan ser declaradas por el juez de la
anulación debieron haberse formulado en el recurso de reposición en contra del auto de
asunción de competencia.
381
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
95
Contenida en el numeral 1 del artículo 38 del Decreto 2279 de 1989, compilado en el
numeral 1 del artículo 163 del Decreto 1818 de 1998.
96
Contenida en el numeral 8 del artículo 38 del Decreto 2279 de 1998, compilado en el
numeral 8 del artículo 163 del Decreto 1818 de 1998.
97
Artículo 165 del Decreto 1818 de 1998.
98
BENETTI SALGAR, Julio. El arbitraje en el derecho Colombiano. Op. cit., p. 220.
382
Marcos Quiroz Gutiérrez
99
Artículo 72 de la Ley 80 de 1993.
100
Artículos 172 del C.C. y 87 del CCA.
101
Sentencia de 4 de abril de 2002, radicación 2001-0027, expediente 20.356.
102
Sentencia de 1 de agosto de 2002 dentro del expediente 21041. El caso fue el siguiente:
La Sección Tercera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado
al resolver el recurso de anulación declaró la nulidad absoluta del pacto arbitral, anuló
el proceso arbitral y el laudo que resolvió las controversias entre Termorio y Electranta,
porque en la cláusula compromisoria las partes acordaron someter el arbitraje a reglas de
procedimiento de la Cámara de Comercio Internacional, a pesar de que se trataba de un
arbitraje nacional.
383
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
103
HERNÁNDEZ SILVA, Aida. “La congruencia del laudo arbitral proferido para dirimir
litigios derivados del contrato estatal”, Memorias de las V Jornadas de Derecho
Constitucional y Administrativo. Los procesos ante las jurisdicciones constitucional y
de lo contencioso administrativo, primera edición, julio de 2005, Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, p. 464.
104
Juriscrítica, en Periódico Ámbito Jurídico, No. 4, noviembre de 2002.
105
El artículo 41 del proyecto de Estatuto Arbitral consagra como nueva causal primera de
anulación “la inexistencia, invalidez o inoponibilidad del pacto arbitral”, lo que parece
comprender fenómenos como la ineficacia. Sin embargo, ese punto queda para ser
estudiado en un trabajo posterior.
384
Marcos Quiroz Gutiérrez
106
ALPA, Guido. El derecho de los consumidores: un laboratorio para los juristas. Op. cit., p.
26.
385
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
del juez para anular un laudo arbitral con fundamento en el carácter abusivo de
éste, a pesar de que el consumidor no invocó esa defensa ante los árbitros, sino
solamente en el recurso107. A juicio del Tribunal de Justicia de la Comunidad
Europea el carácter abusivo de las cláusulas arbitrales en las relaciones de
consumo puede examinarse por el juez del recurso de anulación, sin importar
que se hubiere o no invocado por el recurrente durante el arbitraje, debido
a que la prohibición se encuentra consagrada en normas comunitarias de
orden público. Por lo anterior, el laudo fue anulado.
107
El caso fue el siguiente: Una consumidora española celebró un contrato de telefonía móvil
con una empresa, el cual contenía una cláusula arbitral. Surgida la controversia entre las
partes, la empresa de teléfonos solicitó la convocatoria de los árbitros. Durante el proceso
arbitral, la consumidora no invocó ni discutió el carácter abusivo del pacto arbitral y,
en el laudo, fue condenada. La consumidora vencida presentó recurso de anulación de
la providencia arbitral ante la Audiencia Provincial española, invocando expresamente
que el contrato de arbitraje era abusivo por haberse acordado dentro de un contrato de
consumo.
386
Marcos Quiroz Gutiérrez
109
El artículo 43 del proyecto de Estatuto de Arbitraje Nacional e Internacional que cursa en
el Congreso de la República, modifica las causales de anulación procedentes y consagra
expresamente la falta de jurisdicción y competencia como una de ellas. Lo que sin duda
merece ser tratado en un trabajo posterior.
Artículo 56.3 de la Ley 1480 de 2011.
110
387
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
388
Marcos Quiroz Gutiérrez
Conclusiones
De conformidad con lo expuesto, pueden señalarse las siguientes conclusiones:
389
El pacto arbitral abusivo en las relaciones de consumo
pero ello no impide que otros jueces, como el que resuelve el recurso de
anulación del laudo arbitral, se pronuncie al respecto, sin olvidar que la
ineficacia de pleno derecho de los negocios jurídicos opera sin necesidad de
pronunciamiento judicial.
390
Tercer tema
Optimización de procedimientos y
flexibilización del régimen probatorio
en el nuevo Estatuto del Consumidor
393
Jimmy Rojas Suárez
397
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen probatorio
PRODUCTORES
↓
PUBLICISTAS
↓
PROVEEDORES y/o EXPENDEDORES
↓
CONSUMIDORES (parte más débil)
Para interpretar adecuadamente y en forma hermenéutica, la nueva ley
del consumidor, es importante entender que todas las personas asumimos
continuamente y desde distintas perspectivas alguno de los roles arriba
enunciados dentro de la cadena, pero que especialmente y de manera
continua asumimos el de consumidor, por lo tanto esta ley debe ser conocida,
comprendía y aplicada por todas las personas.
Para la salvaguarda de los derechos de los más débiles, la nueva ley implementa
5 principios generales, que en resumen podemos decir, son:
398
Jimmy Rojas Suárez
399
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen probatorio
las de clase o grupo, lo que a las claras significa que su utilización se refiere a
ambas.
406
Jimmy Rojas Suárez
407
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen probatorio
a cinco días entre ellas. No obstante lo anterior, el juez podrá disponer una
forma distinta de dar a conocer la información referida en el inciso primero, en
aquellos casos en que el número de afectados permita asegurar el conocimiento
de todos y cada uno de ellos por otro medio. Si se ha rechazado la demanda
cualquier legitimado activo podrá interponer, dentro del plazo de prescripción
de la acción, ante el mismo tribunal y valiéndose de nuevas circunstancias,
una nueva acción, entendiéndose suspendida la prescripción a su favor por
todo el plazo que duró el juicio colectivo. El tribunal declarará encontrarse
frente a nuevas circunstancias junto con la declaración de admisibilidad de la
acción dispuesta en el artículo 52”.
Pero por el contrario, un análisis juicioso del articulado, nos hace entender
que dentro de la espacialidad del derecho de los consumidores, era necesario
refirmar las instituciones y decantarlas a esa pequeñas causas, para así lograr
una moderna simbiosis entre los sustancial y lo procesal, para que las personas
tengamos claro hasta dónde llega nuestro derecho al reclamo, cuales son las
condiciones para que un fabricante o expendedor responda por el producto
que salió defectuoso, cuando y como hacer valer la garantía y definitivamente
cuando debo acudir al juez o superintendencia, como última opción, para
lograr mediante un fallo una indemnización adecuada.
408
Jimmy Rojas Suárez
409
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen probatorio
410
Jimmy Rojas Suárez
411
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen probatorio
Esta especialísima acción fue creada por el legislador, entre otros para resolver
asuntos contenciosos, tales como:
412
Jimmy Rojas Suárez
413
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen probatorio
414
Jimmy Rojas Suárez
otorgar, más de lo que el actor haya podido pedir, siempre teniendo en cuenta
la “vulnerabilidad” del consumidor, que le imprime al intérprete de la ley el
llamado principio del “in dubio pro consumidor”, la duda razonada se resuelve
en favor del consumidor.
Las pruebas de oficio adquieren un papel destellante en la primera etapa de la
investigación judicial, sea ante el juez Civil o ante la respetiva superintendencia,
pues, generalmente, el consumidor presenta la queja conociendo quien le
vendió el bien o quien le prestó el servicio, pero no siempre así quien es el
productor, tarea de identificación que tiene que adelantar el juez, y nada
mejor que ese poder inquisitivo en la construcción del acervo, en total
sincronía con el recientemente expedido Código General del Proceso, que en
su artículo 170 dice: “Decreto y práctica de prueba de oficio. El juez deberá
decretar pruebas de oficio, en las oportunidades probatorias del proceso y
de los incidentes y antes de fallar, cuando sean necesarias para esclarecer los
hechos objeto de la controversia.
Las pruebas decretadas de oficio estarán sujetas a la contradicción de las
partes”.
El avance que significó el nuevo ordenamiento de derecho procesal para el
área privada, al aclarar que los jueces deben permitir a los sujetos procesales
las contradicción de la pruebas decretadas de oficio, no puede ser dejada
de lado por el juez a que acuda el consumidor; en efecto, el último inciso
de la norma en comento, es un avance muy importante, pues por primera
vez queda positivisada en norma legal, la obligación de decretar pruebas de
oficio, pero que resulten conducentes, pertinentes y útiles para el proceso, sin
que se queden simplemente como sumarias, pues ahora las partes podremos
exigir que nos permitan su contradicción.
Finalmente cabe comentar que dentro del sano equilibrio contractual que
se quiere destacar en el nuevo Estatuto del Consumidor, que propende por
dejar sin valor ni efecto todas las cláusulas adhesivas, que resulten lesivas o
leoninas, entre las cuales quedan prohibidas las que inviertan la carga de la
prueba en perjuicio del consumidor.
Bibliografía
Ley 1480 de 2011
GIRALDO LÓPEZ, Alejandro. Comentarios al Nuevo estatuto del
Consumidor, Editorial Legis.
Rusconi, Dante D. Manual de Derecho de protección al Consumidor.
415
Optimización de procedimientos y flexibilización del régimen probatorio
416
Tercer tema
Acciones jurisdiccionales
para la protección de derechos
del consumidor
*
Acciones jurisdiccionales para la protección de derechos del consumidor
4.1 Competencia
El primer punto que aparece digno de mención en la norma que regula el
trámite, es el que determina que la Superintendencia tendrá competencia en
todo el territorio nacional y que remplazará al juez competente por razón
del territorio de la cuantía. A propósito del factor territorial opera el fuero
general del domicilio de acuerdo con el cual conocerá el juez del domicilio
del demandado; pero tal fuero es concurrente con el del juez del lugar donde
se haya adquirido, comercializado el producto o realizado la relación de
consumo.
424
Juan Carlos Guayacán
Sin embargo, lo que se acaba de expresar será válido para los procesos iniciados
con anterioridad a la entrada en vigencia del Código General del Proceso,
pues cuando esto ocurra, en virtud de lo dispuesto por el artículo 20 de esa
codificación6, los procesos en que se debaten derechos del consumidor, deben
ser conocidos por la naturaleza del asunto por los jueces civiles del circuito, lo
que indefectiblemente indica que después de la entrada en vigencia del Código
General del Proceso, el juez que siempre remplazará la Superintendencia
será el juez civil del circuito y como consecuencia de lo anterior, la segunda
instancia de las decisiones tomadas por la Superintendencia de Industria y
Comercio la hará siempre el Tribunal del Distrito Judicial al que corresponde
el Juez Civil del Circuito que resultó remplazado por dicha entidad.
6
Código General del Proceso, “Artículo 20. Competencia de los jueces civiles del circuito
en primera instancia. Los jueces civiles del circuito conocen en primera instancia de los
siguientes asuntos: ...9. De los procesos relacionados con el ejercicio de los derechos del
consumidor”.
425
Acciones jurisdiccionales para la protección de derechos del consumidor
7
Código General del Proceso. Artículo 390. Asuntos que comprende. Se tramitarán por
el procedimiento verbal sumario los asuntos contenciosos de mínima cuantía, y los
siguientes asuntos en consideración a su naturaleza: …Parágrafo tercero. Los procesos
que versen sobre violación a los derechos de los consumidores establecidos en normas
generales o especiales, con excepción de las acciones populares y de grupo, se tramitarán
por el proceso verbal o por el verbal sumario, según la cuantía, cualquiera que sea la
autoridad jurisdiccional que conozca de ellos.
426
Juan Carlos Guayacán
427
Acciones jurisdiccionales para la protección de derechos del consumidor
428
Juan Carlos Guayacán
Son dos incógnitas las que surgen de estas normas. La primera ¿qué sentido
tiene que la primera parte de la disposición se ocupe de decir que la actuación
de la superintendencia estará delimitada por los pretensiones, hechos,
reclamación y contestación a la misma; si en otro apartado del mismo artículo
se da absoluta libertad al juez para fallar más allá de lo pedido, e incluso por
fuera de lo pedido? La segunda incógnita que nace es ¿qué quiso significar
que la Superintendencia podrá resolver de la manera que considere más justa
de acuerdo con lo probado? ¿Significará acaso que el fallo podría producirse
en equidad? Hay quienes sostienen que esa no es la explicación, pero no
exponen los motivos8.
Esta norma entra en abierta contradicción con la Ley 1564 de 2012, CGP, toda
vez que éste determina en su artículo 390, parágrafo tercero, que los procesos
adelantados con ocasión de la violación a los derechos de los consumidores
establecidos en normas generales o especiales, se tramitarán por el proceso
verbal o verbal sumario según la cuantía.
8
Se limitan a afirmar: “Esta afirmación no permite concluir que se trate de fallos en
equidad.” A. Giraldo, C. Caicedo y R. Madriñán, Comentarios al Nuevo Estatuto del
Consumidor, Bogotá, 2012. p. 178.
429
Acciones jurisdiccionales para la protección de derechos del consumidor
430
Juan Carlos Guayacán
9
Proto Pisani, Appunti sulla tutela di condanna, citado por Segio Chiarloni, Medidas
Coercitivas y Tutela de los derechos, Lima, 2005, pàg, 297.
431
Acciones jurisdiccionales para la protección de derechos del consumidor
Reflexiones finales
De lo expuesto, surgen tres ideas centrales que deben consignarse como
reflexiones conclusivas.
Sin embargo, existen particularidades del trámite previsto por la Ley 1480 de
2011, que sólo deben ser cumplidas por la Superintendencia de Industria y
Comercio. Sucede así con la facultad de investigar, tendiente a identificar a los
proveedores y la de imponer multas por el incumplimiento de la sentencia.
432
Cuarto tema
437
Las novedades en relación con las pretensiones procesales en la Ley 1437
438
Las novedades en relación con las pretensiones procesales en la Ley 1437
5
Consejo de Estado, Sección Segunda, expediente No. 6129-02, sentencia de 11 de
septiembre de 2003, ponente Dr. Nicolás Pájaro Peñaranda. Reiterada y definida por la
misma Sección en sentencia de 11 de diciembre de 2003, expediente número 2024-01,
Ponente: Conjuez Evelio Suárez. En igual sentido sentencia de 6 de marzo de 2008, de la
misma Sección–Subsección A, expediente No. 4294-2005, ponente: Dr. Alfonso Vargas
Rincón.
444
Ruth Stella Correa Palacio
6
En Buenos Aires – Argentina, el 8 de junio de 2012, en las XXIII del Instituto
Iberoamericano de Derecho Procesal, fue aprobado el mencionado código modelo,
elaborado por una comisión integrada por profesores Ada Pellegrini Grinover, Brasil
(presidente); Ricardo Perlingeiro, Brasil (secretario general); Abel Zamorano, Panamá;
Adriáns Simons, Perú; Angel Landoni Sosa, Uruguay; Carlos Manuel Ferreira da Silva,
Portugal; Euripides Cuevas, Colombia; Gumersindo García Morelos, México; Igancio M.
Soba Bracesco, Uruguay; Juan Antonio Robles Garzón, España; Maria Rosa Gutiérrez
Sanz, España; Odete Medauar, Brasil; Ruth Stella Correa Palacio, Colombia; Sergio
Artavia Barrantes, Costa Rica.
445
Las novedades en relación con las pretensiones procesales en la Ley 1437
“Art. 5o (Isonomía)
Siempre que la cuestión de fondo de una pretensión individual estuviere
relacionada con los efectos jurídicos de un comportamiento administrativo
de alcance general, el resultado del conflicto pasará a ser de interés de la
colectividad destinataria de aquel comportamiento y, por tanto, la solución
deberá provenir de una decisión administrativa, única y con efectos erga
omnes.”
Y que replica como uno de los principios a ser tenidos en cuenta en la solución
de conflictos a través de mecanismos alternativos:
“El uso de medios alternativos de solución de controversias con la
Administración estará sujeto a los siguientes principios:
“…II. Isonomía. Los acuerdos que envuelvan normas administrativas o
actuaciones de alcance general deben alcanzar a todos aquellos que se
encuentren en la misma situación fáctica, aunque no hayan participado de
esos acuerdos.”(art.72-II)
Por otra parte en la Ley 1437 expresamente se consagra al acto presunto como
objeto de control a través de pretensiones anulatorias con consecuencias
de restablecimiento del derecho y de reparación de perjuicios. Desde el
advenimiento de los silencios administrativos con efectos jurídicos, esto
es los actos administrativos fictos o presuntos, la jurisprudencia admitió
la posibilidad de dirigir las pretensiones de nulidad y restablecimiento del
derecho en su contra, con fundamento en normas como: (i) la modificación
que al artículo 135 del Decreto 01 de 1984 introdujo el Decreto 2304 de 1989,
para consagrar que el silencio negativo, en relación con la primera petición
también agota la vía gubernativa; o (ii) la modificación que la Ley 446 de 1998,
hizo al numeral 3 del artículo 136 para señalar que la demanda sobre los actos
presuntos que resuelvan un recurso podrá interponerse en cualquier tiempo.
446
Ruth Stella Correa Palacio
ii) Trata de manera específica la responsabilidad del Estado por los hechos
de los particulares solo para aquellos eventos en que éstos actúan
siguiendo expresa instrucción de la entidad, sin que ello signifique la
eliminación de la responsabilidad por la omisión que facilita o permite
que el daño sea causado por terceros y que en todo caso tiene respaldo
directamente en la norma constitucional.
7
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 27 de abril de 2006, expediente No.
16.079, ponente Dr. Ramiro Saavedra Becerra.
8
Así lo precisó la Sección Tercera del Consejo de Estado en sentencia 8 de marzo de 2007,
exp. No. 16421, ponente: Ruth Stella Correa Palacio.
447
Las novedades en relación con las pretensiones procesales en la Ley 1437
448
Ruth Stella Correa Palacio
La novedad se consagró con ocasión del control judicial de los actos previos a
la celebración del contrato, que conforme a la modificación introducida por
la Ley 446 de 1998 al artículo 87 del Código Contencioso Administrativo,
prácticamente había desaparecido, en tanto esa norma dispuso su demanda
en el término de 30 días contados a partir del siguiente a la notificación,
comun9998[(de)1(del )1ma o rapma di
449
Las novedades en relación con las pretensiones procesales en la Ley 1437
456
Ruth Stella Correa Palacio
Los poderes ordenadores del juez, deben ser utilizados para encausar la
demanda al trámite que le corresponde y así evitar fallos inhibitorios,
457
Las novedades en relación con las pretensiones procesales en la Ley 1437
458
Ruth Stella Correa Palacio
Dos son las razones que permiten concluir la necesidad del adelantamiento
del juicio de nulidad, a saber: (i) Los motivos que han llevado a la Corte
Constitucional a declarar la inexequibilidad por consecuencia de los decretos
legislativos cuando se ha declarado la inconstitucionalidad del acto que
declara el estado de excepción, no son transpolables al juicio de nulidad de
los actos administrativos que se expiden con fundamento en esos decretos,
en tanto la competencia legislativa ejercida por el presidente de la república
en el decreto legislativo tiene su origen en el decreto que a su vez declara
la existencia del estado de excepción, luego, declarada la inexequibilidad
de éste, fuerza concluir la inexequibilidad de aquél. Pero esa consecuencia
no se da frente al acto administrativo por cuanto a través del mismo no se
cumple función legislativa, sino la administrativa, propia de las autoridades
administrativas, sin que para su ejercicio se necesite de atribución especial
contenida en el decreto legislativo. (ii) La diferencia de los efectos en el
tiempo de la declaración de inexequibilidad y de la declaración de nulidad:
la primera, en los términos mandados por la LEAJ, hacia el futuro; los de la
nulidad en cambio et tunc; luego, si la inexequibilidad del estado de excepción
y de los decretos legislativos que se profirieron para conjurarlo tiene efectos
a partir de tal declaración, el juez contencioso administrativo aún tiene en
sus manos el control de lo actuado a través de actos administrativos, desde
cuando se profirió el acto y hasta cuando se declaró la inexequibilidad del que
le sirve de fundamento, produciéndose frente al acto administrativo apenas el
fenómeno de la pérdida de fuerza ejecutoria por decaimiento.
Por otra parte conviene precisar que el trámite de este proceso deja a salvo
el derecho a formular pretensiones anulatorias y aún de restablecimiento en
contra de tales actos, ello por supuesto siempre que el vicio que se endilgue
al acto sea diferente a aquellos que fueron estudiados al realizarse el control
inmediato de legalidad.
Conclusión
El tratamiento que da el nuevo Código a las pretensiones procesales
contencioso administrativas, logra el propósito buscado, la tutela judicial
efectiva, en tanto pone a disposición del administrado un amplio catálogo de
pretensiones dirigidas a lograr el control de la actuación de la administración
que es el fin que determina la existencia de la pretensión contenciosa
administrativa.
459
Las novedades en relación con las pretensiones procesales en la Ley 1437
460
I. La ausencia de una «apuesta» por la oralidad y su
consagración como sistema discrecional para el
Juez
1.- El artículo primero de la Ley 1285 de 2009, mediante la cual se reformó la
ley estatutaria de la administración de justicia dispuso:
“La administración de justicia debe ser pronta, cumplida y eficaz en la solución
de fondo de los asuntos que se sometan a su conocimiento. Los términos
procesales serán perentorios y de estricto cumplimiento por parte de los
funcionarios judiciales. Su violación injustificada constituye causal de mala
conducta, sin perjuicio de las sanciones penales a que haya lugar. Lo mismo se
aplicará respecto de los titulares de la función disciplinaria.
“Las actuaciones que se realicen en los procesos judiciales deberán ser orales
con las excepciones que establezca la ley. Esta adoptará nuevos estatutos
procesales con diligencias orales y por audiencias, en procura de la unificación
de los procedimientos judiciales, y tendrá en cuenta los nuevos avances
tecnológicos.
463
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
3.- Los redactores del nuevo CCA no le apostaron a la oralidad, con ello
queremos decir que no se comprometieron con este sistema. La falta de
consenso sobre si este era el camino que debía escogerse para el nuevo Código
1
Laporta, Francisco, El imperio de la ley, Ed. Trota, 2007, p. 206.
464
Martín Bermúdez Muñoz
465
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
testigos y peritos) y con las partes, sin perjuicio de que esta audiencia haya
sido preparada por una serie de actos escritos…”2
2
Montero Aroca Juan, Los principios políticos de la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil. Tirant Loblanch, Valencia 2001, p. 175.
466
Martín Bermúdez Muñoz
se llevarán a efecto ante el juez o tribunal… Con todo eso, esto no es imponer
la inmediación sino sólo la presencia judicial.
“b.- El principio de inmediación en su exacto contenido supone, de entrada,
que el juez ha de tener contacto directo con las fuentes de prueba, pero esa
relación directa se justifica en que su certeza sobre los hechos debe formarse
sobre lo visto y lo oído, no sobre el reflejo documental de los medios de
prueba, de modo que la consecuencia es que el juez que ha presenciado la
prueba necesariamente ha de ser el mismo que dicte la sentencia. No hay
inmediación si la ley permite que un juez presencie la prueba y otro dicte
la sentencia, pues entonces este último sólo puede formar su certeza con la
constancia documental de la prueba practicada. Oralidad e inmediación no
son principios distintos, sino que se presentan formando parte de un conjunto
inescindible.
“La verdadera inmediación se encuentra cuando la LEC dispone que las vistas
y las comparecencias que tengan por objeto oír a las partes antes de dicar
una resolución se celebran siempre ante el juez o los magistrados integrantes
del tribunal que conozca el asunto… de modo que sólo podrá dicar sentencia
el juez que ha presidido el juicio. Si eso no fuera posible deberá repetirse el
juicio. Manifestación de esta inmediación se encuentra también en que la
prueba en segunda instancia no se practica ante el magistrado ponente sino
ante todos los magistrados que formen la Sala…”
El Código General del Proceso, en relación con la asistencia del Juez y los
Magistrados que conforman la Sala, dispone:
Artículo 107.- Audiencias y diligencias. Las audiencias y diligencias se
sujetarán a las siguientes reglas:
1. Iniciación y concurrencia. Toda audiencia será presidida por el juez y, en su
caso, por los magistrados que conozcan del proceso. La ausencia del juez o de
los magistrados genera la nulidad de pleno derecho de la respectiva actuación.
“Sin embargo, la audiencia podrá llevarse a cabo con la presencia de la
mayoría de los magistrados que integran la Sala, cuando la ausencia obedezca
a un hecho constitutivo de fuerza mayor o caso fortuito. En el acta se dejará
expresa constancia del hecho constitutivo de aquél…
“Cuando se produzca cambio de juez que deba proferir sentencia en primera o
segunda instancia, quien lo sustituya deberá convocar a una audiencia especial
467
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
con el solo fin de repetir la oportunidad para alegar. Oídas las alegaciones, se
dictará sentencia según las reglas generales.
El artículo 117 dispone que los magistrados del Consejo de Estado podrán
“comisionar” a sus magistrados auxiliares o a los magistrados de los
Tribunales para practicar pruebas, sin ningún tipo de limitación relativa al
tipo de prueba o al lugar donde ésta debe desarrollarse, debiendo advertirse
que esta corporación conoce procesos en única y en segunda instancia.
3
Montero Aroca, Juan Op. cit. p. 165.
468
Martín Bermúdez Muñoz
Nos parece que esta previsión, igualmente discrecional, pone en grave riesgo
la vigencia de la oralidad. Muchos jueces podrán estimar necesario hacer
transcripciones literales para facilitar su trabajo y para garantizar que el fallo
se adoptará con base en lo que literalmente expresó un testigo en la forma en
que él mismo lo certificó al firmar el acta. Y esa consideración será suficiente
para que corramos el riesgo de que los jueces –aún cuando cuenten ya con
los medios para grabar las audiencias– prefieran continuar tramitando sus
procesos en el sistema escrito.
469
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
11.- En el trámite del proceso oral o por audiencias, el nuevo CCA, contempla
tres audiencias, reguladas de la siguiente manera:
470
Martín Bermúdez Muñoz
4
La regla general en el CPC es que solo pueden aportarse pruebas documentales; en el
nuevo CCA simplemente dispone que se practicarán pruebas (cualquier tipo de prueba)
si excepcionalmente se requiere su práctica (art. 179). Y a diferencia de lo que ocurre en
el CPC donde la apelación de la providencia que resuelve este incidente es excepcional,
en el nuevo CCA dicha providencia es siempre puede ser apelada.
471
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
5
Montero Aroca, Juan. Op. cit., p. 175.
472
Martín Bermúdez Muñoz
6
Alvarado Velloso, Adolfo. Sistema Procesal Garantía de la Libertad T. I. Ed.
Rubinzal Culzoni, Buenos Aires 2009. p. 55.
473
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
474
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
11
El artículo 101 del CPC en lo pertinente dispone: Cuando en la segunda oportunidad se
presente prueba de que existe fuerza mayor para que una de las partes pueda comparecer
en la nueva fecha, o de que se encuentra domiciliada en el exterior, ésta se celebrará con
su apoderado, quien tendrá facultad para conciliar, admitir hechos y desistir.
480
Martín Bermúdez Muñoz
La regulación del artículo 101 del mismo punto en el Código General del
Proceso, es del siguiente tenor:
“Conciliación. Desde el inicio de la audiencia y en cualquier etapa de ella el juez
exhortará diligentemente a las partes a conciliar sus diferencias, para lo cual
deberá proponer fórmulas de arreglo, sin que ello signifique prejuzgamiento.
Si alguno de los demandantes o demandados fuere incapaz, concurrirá
su representante legal. El auto que apruebe la conciliación implicará la
autorización a éste para celebrarla, cuando sea necesaria de conformidad con
la ley.
481
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
Para poder fijar el litigio con los apoderados de las partes, es indispensable
que éstos tengan poder para admitir hechos, o sea para confesarlos: el nuevo
Código no adoptó ninguna previsión dirigida a establecer que los apoderados
que asisten a la audiencia cuentan con esta facultad, y no tuvo en cuenta
que –al mismo tiempo– mantuvo la prohibición de confesión para los
representantes de las entidades estatales demandadas.
En efecto:
a. En el artículo 178 del nuevo CCA se dispone que la entidad demandada
puede allanarse a las pretensiones de la demanda en todos los casos en que
tales pretensiones sean conciliables –o sea salvo en asuntos tributarios–
lo que supone aceptar los hechos afirmados en ella. Para tal fin lo único
que se requiere es autorización del funcionario de mayor jerarquía en la
entidad.
b. Si la entidad demanda puede hacer lo anterior, su representante podría
también comparecer a la audiencia inicial con facultades para allanarse
lo que le permitiría admitir determinados hechos (que es lo mismo que
confesarlos) y haría viable realmente la posibilidad de realizar la fijación
del litigio.
482
Martín Bermúdez Muñoz
12
Montero Aroca, Juan. Op. cit. p. 78.
483
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
13
El artículo 167 del CGP dispone sobre este punto: “según las particularidades del caso,
el juez podrá, de oficio o a petición de parte, distribuir la carga al decretar las pruebas,
484
Martín Bermúdez Muñoz
durante su práctica o en cualquier momento del proceso antes de fallar, exigiendo probar
determinado hecho a la parte que se encuentre en una situación más favorable para aportar
las evidencias o esclarecer los hechos controvertidos. La parte se considerará en mejor
posición para probar en virtud de su cercanía con el material probatorio, por tener en su
poder el objeto de prueba, por circunstancias técnicas especiales, por haber intervenido
directamente en los hechos que dieron lugar al litigio, o por estado de indefensión o de
incapacidad en la cual se encuentre la contraparte, entre otras circunstancias similares.
Cuando el juez adopte esta decisión, que será susceptible de recurso, otorgará a la parte
correspondiente el término necesario para aportar o solicitar la respectiva prueba, la cual
se someterá a las reglas de contradicción previstas en este Código.”
485
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
Aparentemente la idea del legislador es que el Juez adopte una decisión fijando
el litigio, lo que puede resultar de gran utilidad en un proceso oral y puede
resultar esencial para poder proferir sentencia, razón por la cual los jueces
deberían preguntarse, teniendo en cuenta el tipo de proceso o la naturaleza
de las pretensiones, cuáles son los datos que requiere para dictar sentencia y,
de ser posible dejarlos establecidos a partir de este momento.
14.- En una acción de reparación directa por privación de la libertad, el Juez
podría establecer en este momento, no solo a partir de la indagación a las
partes, sino a partir de los documentos obrantes en el expediente:
a. El tiempo exacto durante el cual el demandante estuvo privado de la
libertad.
b. La providencia en la cual se dispuso esa medida y aquella en la cual se
ordenó su revocatoria.
c. La determinación del parentesco entre quienes obran como demandantes
y quien sufrió la detención.
d. El salario que devengaba el demandante antes de ser privado de la libertad.
486
Martín Bermúdez Muñoz
487
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
“Es deber del juez examinar antes de la audiencia, la demanda, las excepciones
previas, las contestaciones, y las pruebas presentadas y solicitadas.”
En realidad es de la mayor importancia para la suerte del proceso que el Juez
conozca el expediente antes de la audiencia inicial: si debe tomar en ella la
cantidad de decisiones referidas en el artículo 180 del nuevo CCA (sanear,
decidir excepciones previas, fijar el litigio, intentar conciliar y decretar
pruebas y resolver sobre medidas cautelares) será imposible que lo haga si no
ha tenido el tiempo suficiente para conocer el expediente. Este es el momento
de darle dirección al proceso y de garantizar que los pasos que siguen le
permitan tomar una decisión adecuadamente y de impedir su dispersión
inútil que solo acarrea pérdida de tiempo. Y si el Juez no conoce el expediente
no podrá desempeñar adecuadamente esta tarea.
A este punto se refieren parte de las críticas que Jordi Nieva Fenoll, dirige
contra la audiencia preliminar:
“…Pues bien, podrá deducirse fácilmente de lo anterior que una audiencia
previa, con esos contenidos, requiere una debida preparación por parte del
juez. Sucede en la práctica que esa preparación, en ocasiones, lamentablemente
no se realiza.
“No se intenta la conciliación, porque llegados a ese punto del proceso las
partes no suelen desear conciliar. No se fijan hechos controvertidos, puesto
que es posible que el juez no los conozca bien todavía –si ha leído sólo
superficialmente los escritos dispositivos– y además las partes no suelen
mostrarse dispuestas a colaborar en ese punto, ante el temor de admitir
involuntariamente un hecho que les perjudique. Ello dificulta muchísimo la
debida apreciación judicial en la admisión de medios de prueba…14
17.- Por último y en relación con los intervinientes en la audiencia inicial, nos
parece importante relevar algunas imprecisiones de la regulación del nuevo
CCA, en el punto de las excusas por la inasistencia a ella y las consecuencias
que acarrea tal conducta.
a. El artículo 101 del CPC consagra la posibilidad de que la parte se excuse
de asistir a la audiencia por fuerza mayor, presentando prueba sumaria
antes de la hora señalada. En tal caso el Juez debe señalar el quinto día
siguiente para practicarla y si esta vez ocurre lo mismo, o se acredita que
la parte reside en el exterior, la audiencia se practica con el abogado el cual
queda legalmente facultado para conciliar, admitir hechos y desistir.
b. La innovación que presenta el nuevo CCA, consiste en establecer,
adicionalmente, la posibilidad de que el abogado (que es el obligado a
14
Nieva Fenoll, Jordi. Jurisdicción y Proceso, Ed. Marcial Pons, p. 97.
488
Martín Bermúdez Muñoz
Podría considerarse que los redactores quisieron decir que el único efecto de
la excusa es exonerar al abogado que la presenta de la imposición de la multa
prevista en el mismo código y por tanto la única medida que debe adoptar el
Juez es revocarla.
Sin embargo, eso no fue lo que dijeron literalmente al redactar el artículo. La
norma habla de exonerar consecuencias pecuniarias y es razonable pensar
que la pérdida de las oportunidades procesales en esta audiencia implica
consecuencias pecuniarias adversas de distinta índole. Y en la norma no se
dijo tampoco que el Juez se limitaría a revocar la multa se dijo que debería
adoptar las medidas «pertinentes»
“La inasistencia a la audiencia tiene dos clases de efectos: una multa para el
apoderado y la pérdida de las oportunidades procesales para defender los
intereses de la parte que representa en el juicio. Con el fin de evitar estas
consecuencias el apoderado deberá justificar su inasistencia probando la fuerza
mayor o el caso fortuito dentro de los tres días siguientes a la realización de la
489
Algunas dificultades de la regulación del proceso en el nuevo CCA
audiencia. El juez, dentro de los tres días posteriores, por auto susceptible de
reposición decidirá si exonera de las consecuencias pecuniarias adversas que
se hubieren derivado de la inasistencia, y adoptará las medidas pertinentes.”15
¿El Juez podrá adoptar medidas pertinentes para exonerar a la parte que
justificó su inasistencia después de practicada la audiencia, concediéndole un
término adicional para que recurra las anteriores decisiones? Una decisión
de esta naturaleza no sería realmente ilegal pero evidentemente afectaría
gravemente el curso del proceso y en síntesis dejaría sin efectos lo que se hizo
en la audiencia.
Tal vez lo mejor habría sido no introducir esta innovación o establecer con
toda claridad que lo que puede hacer el Juez en este caso es únicamente revocar
la multa. Esa tendencia del código de otorgarle al Juez poderes discrecionales
para que adopte las medidas pertinentes, lo reiteramos, es bastante nociva en
la regulación de un proceso.
20.- El Código General del Proceso se ocupó del mismo tema y reguló lo que
debería ocurrir en el evento de que la audiencia se hubiese llevado a cabo sin
la parte y ésta presentare la prueba de la fuerza mayor o caso fortuito que se
lo impidió, dentro de los tres días siguientes.
15
Arboleda, Enrique José. Op. cit., p. 275.
490
Cuarto tema
La anterior respuesta implica reconocer que todas y cada una de las indicadas
actuaciones procesales, naturalizan y definen la razón de ser de la denominada
audiencia inicial; en otras palabras, que la audiencia inicial se estableció para
desarrollar esencialmente esas actuaciones; es decir, que no está consagrada
otra etapa procesal dentro del proceso ordinario que permita desarrollar y
decidir las mencionadas actuaciones procesales.
Esa necesidad de la fase escrita con fines preparatorios, implica revisar cuales
son las competencias del funcionario judicial dentro de la misma para no
dejarla sin contenido y para no desnaturalizar la etapa central del nuevo
sistema como es la denominada “audiencia inicial”.
493
Los propósitos de la audiencia inicial
Contra ese pasado viene la era de las reformas: a). Abolición de las
denominadas jurisdicciones privilegiadas; proclamación del carácter gratuito
1
Cappelletti, Mauro. Proceso, Ideologías, Sociedad. Ediciones Jurídicas Europa,
América, 1974.
494
Juan Carlos Garzón Martínez
2
Se presentan unas apreciaciones de orden general, habida cuenta que existe una ponencia
relacionada con el tema especifico de la “oralidad y el proceso por etapas”.
3
Cappelletti, Mauro. El testimonio de la parte en el sistema de la oralidad (parte
primera), Librería Editora Platense, 2002; pp. 13 y ss.
495
Los propósitos de la audiencia inicial
4
Se aclara que estos planteamientos siguen de cerca lo expresado por el maestro Mauro
Cappelletti, en su obra El Testimonio de la parte en el Sistema de la Oralidad, Parte
Primera.
496
Juan Carlos Garzón Martínez
2.1. Se debe partir por resaltar que efectivamente nuestro nuevo Código (Ley
1437 de enero 18 de 2011), consagra tres etapas, a efecto de dar trámite y
5
Ibídem.
497
Los propósitos de la audiencia inicial
2.2. Procede igualmente aclarar que si bien esas son las etapas que por regla
general deben agotarse dentro del trámite del proceso ordinario, el legislador
consagró las siguientes excepciones:
6
La sentencia, de conformidad con el artículo 187, tiene que ser motivada, se hará un
breve resumen de la demanda y de su contestación y un análisis crítico de las pruebas y
de los razonamientos legales, de equidad y doctrinarios estrictamente necesarios.
498
Juan Carlos Garzón Martínez
7
En ese sentido, precisa que a veces una petición puede proponerse por primera vez
en el proceso ya pendiente, después que haya sido abierta la fase de instrucción,
otras veces algunas cuestiones preliminares procesales pueden ser decididas estando
en curso la fase de instrucción y otras veces el proceso termina sin llegar a la etapa
499
Los propósitos de la audiencia inicial
500
Juan Carlos Garzón Martínez
9
Ver numeral 4, Artículo 128 y 158 nuevo Código Contencioso Administrativo.
10
Ver artículo 161 ibídem
501
Los propósitos de la audiencia inicial
11
Ver sobre estos temas el artículo 230 y siguientes del nuevo Código.
12
Consagra el artículo 229: procedencia de medidas cautelares. En todos los proceso
declarativos que se adelanten ante esta jurisdicción, antes de ser notificado, el auto
admisorio de la demanda o en cualquier estado del proceso, a petición de parte
debidamente sustentada, podrá el juez o Magistrado Ponente decretar en providencia
motivada, las medidas cautelares que considere necesarias para proteger y garantizar,
provisionalmente, el objeto del proceso y la efectividad de la sentencia.
502
Juan Carlos Garzón Martínez
El anterior análisis, nos sirve para volver a revisar el contenido del citado
numeral 9 del artículo 180, con la finalidad de resolver el siguiente
interrogante: ¿Cuál es la real facultad del funcionario judicial, respecto de las
medidas cautelares dentro de la audiencia inicial?
13
El artículo 108 del CPC, se relaciona con los traslados de cualquier escrito, para consagrar
lo siguiente: no requieren auto, ni constancia en el expediente, el escrito se agrega al
expediente y se mantiene en secretaría por el término correspondiente, los traslados
corren en secretaria.
14
Ver artículo 234.
503
Los propósitos de la audiencia inicial
15
No entramos en la discusión si se trata de una forma de heterocomposición o solamente
de autocomposición del conflicto; en el sentido de entender que si bien actúa un tercero,
las partes no le entregan la solución real del conflicto, sino la posibilidad de intervenir
en la solución, presentado formulas de arreglo, pero sometidos a su aprobación. De igual
manera por escapar al objeto de esta ponencia no se entra a analizar la política legislativa
de aceptar la conciliación dentro del proceso, ni tampoco si se justifica en materia de lo
contencioso administrativo su naturaleza de requisito de procedibilidad, especialmente
cuando se exige igualmente la denominada “vía gubernativa”.
504
Juan Carlos Garzón Martínez
16
Corte Constitucional, sentencia C- 160/99, ponente Dr. Antonio Barrera Carbonell
17
Esta ley obedece a una política de descongestión.
18
Esa derogatoria no es absoluta sino relativa, habida cuenta que las normas del nuevo
Código solamente ese aplican frente a los nuevos procedimientos y a los nuevos procesos
contenciosos; ver los artículos 308 y 309 del nuevo Código.
19
Regula el artículo 192 del nuevo Código: “Cuando el fallo de primera instancia sea de
carácter condenatorio y contra el mismo se interponga el recurso de apelación, el juez
505
Los propósitos de la audiencia inicial
506
Juan Carlos Garzón Martínez
20
Se presentan unas consideraciones generales con el solo propósito de contextualizar el
tema de las excepciones previas y la audiencia inicial, habida cuenta que sobre este tema
particular de las excepciones previas, existe una ponencia propia o específica.
21
Fundamentos del derecho procesal civil, Eduardo J Couture, pp 89 y ss.
22
Vescovi, Enrique. Teoría General del Proceso, citando a los maestros Chiovenda y
Carnelutti; editorial Temis, 1984; pp. 73 y ss.
23
Compendio de Derecho Procesal, Tomo I, Teoría General del Proceso, duodécima edición,
Biblioteca jurídica Dike, pp. 236 y ss.
507
Los propósitos de la audiencia inicial
El proyecto de Código General del Proceso, en su artículo 101 dispone que las
24
excepciones previas que no requieran práctica de pruebas, se decidirán por el juez antes
de la audiencia inicial y si prospera alguna que impida continuar e l trámite procesal
declarara terminada la actuación.
25
A título enunciativo: Pérdida de Investidura, las llamadas acciones constitucionales, las
pretensiones de nulidad por inconstitucionalidad de actos administrativos, de nulidad de
actos electorales, el control inmediato de legalidad sobre decretos reglamentarios de los
decretos legislativos proferidos en Estado de Excepción.
508
Juan Carlos Garzón Martínez
26
Procede recordar que una determinada época bajo una concepción civilista del proceso,
todas las excepciones previas y con mayor razón las ahora denominadas mixtas, debían
ser alegadas por la parte demandada; no existía facultad oficiosa del juez; en la actualidad
el legislador ha otorgado con una concepción pública del proceso, facultad de oficio al
funcionario judicial para decretarlas cuando se encuentren probadas.
509
Los propósitos de la audiencia inicial
a) Fijación de hechos
De alguna forma se trata de una nueva oportunidad procesal para las partes
(que ya se han manifestado por escrito en la demanda y contestación) para
que puedan fijar una especie de reglas de juego a seguir dentro del debate
procesal.
En primer lugar las partes pueden manifestar sobre cuales hechos se
encuentran de acuerdo; la consecuencia procesal de esa manifestación no
es otra que excluir esos hechos del concepto de tema de la prueba y por
consiguiente tenerlos por probados.
Un importante interrogante se presenta en el sentido de dilucidar si
ese acuerdo de las partes sobre ciertos hechos obliga procesalmente al
funcionario judicial o por el contrario esa aceptación de hechos debe estar
controlada con fundamento en las reglas probatorias?
Debe precisarse que si bien, el numeral 7 del artículo 180 del nuevo Código
Contencioso Administrativo, relacionado con la fijación del litigio, no
supedita, como si lo hace el parágrafo 6 del artículo 101 del Código de
510
Juan Carlos Garzón Martínez
27
Son deberes del juez: numeral 4 artículo 37 CPC, “emplear los poderes que este código le
concede en materia de pruebas, siempre que lo considere conveniente para verificar los
hechos alegados por las partes y evitar nulidades y providencias inhibitorias”.
28
Sin desconocer la oportunidad de solicitar pruebas en segunda instancia (artículo 212),
ni tampoco la facultad de practicar pruebas antes de proferir sentencia con la finalidad de
esclarecer puntos oscuros o difusos (213).
511
Los propósitos de la audiencia inicial
29
Ver artículo 372 del proyecto de CGP, donde igualmente se consagra que en la audiencia
inicial se practicará interrogatorio a las partes.
512
Juan Carlos Garzón Martínez
Partimos por sostener, que en un proceso que se tramita por audiencias, dada
la finalidad de la audiencia inicial, no es de recibo que las partes no concurran
de manera obligatoria; habida cuenta que se desnaturaliza los pilares de la
oralidad procesal; concretamente con la inmediación; es decir el contacto
inmediato y personal del juez con las partes, asistidas pero no sustituidas por
los defensores.
30
En este aspecto existe concordancia con la audiencia del Estatuto Procesal Civil, sin
desconocer que el proyecto de CGP frente a la inasistencia de ambas partes, regula que
la misma no puede celebrarse y si dentro del término no se justifica la inasistencia, se
declara terminado el proceso (artículo 372).
513
Los propósitos de la audiencia inicial
Conclusión
Si bien el discurso hegemónico respecto a la audiencia inicial, se puede
concretar en que su finalidad es evitar que ya en el plano del debate oral se
pudieran presentar inconvenientes que impidieran una rápida resolución y
que por tanto pudieran alargar y diluir el procedimiento; y por consiguiente
en esta audiencia inicial o preliminar debía “limpiarse”, el proceso de
obstáculos para evitar interrupciones del debate sobre el fondo del asunto; es
decir una audiencia de saneamiento, dentro de la cual se definan incidentes
y excepciones de previo y especial pronunciamiento; lo cierto es que entre
nosotros la audiencia inicial hace parte del proceso y de la propia etapa oral: lo
que significa que dentro de la propia fase oral de la primera etapa (audiencia
inicial), nuestro código estableció la finalidad de “depuración”.
31
De conformidad con el artículo 101 del CPC, la inasistencia a la audiencia conlleva
que esa conducta se aprecie como indicio grave en contra de las pretensiones o de las
excepciones de fondo. En igual sentido, el proyecto de CGP otorga a la inasistencia
efectos probatorios.
514
Juan Carlos Garzón Martínez
modificaciones), que materializa toda una tendencia escrita del proceso; los
indicados trámites procesales, como la conciliación, causales de excepciones
previas (mediante la modalidad del recurso de reposición contra el auto
admisorio), saneamiento, igualmente se encuentran regulados; por el
contrario, lo novedoso y que marca la tendencia oral del Proceso Contencioso
Administrativo, es la existencia de la audiencia inicial donde se concretan
los pilares de la inmediación y la concentración respecto de su propósito
esencial, la fijación del litigio y el decreto de pruebas.
515
Cuarto tema
1
D.E. No. 01 de 1984.
519
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
2
Incluye el proceso ordinario y el proceso especial de nulidad electoral regulado a partir
del artículo 275 del Código, pero excluye dicho trámite en los procesos de nulidad por
inconstitucionalidad (Art. 184), control inmediato de legalidad de actos administrativos
(Art. 185) y extensión de la jurisprudencia del Consejo de Estado (Art. 269). Al proceso
ordinario sujetó los medios de control de nulidad, nulidad y restablecimiento del derecho,
reparación directa y de controversias contractuales, y a él se sujeta el de repetición, por
disponerlo así el artículo 10 de la Ley 678 de 2001.
520
Néstor Raúl Sánchez Baptista
3
COUTURE ETCHEVERRY, Eduardo Juan. Fundamentos de derecho procesal civil. Ed.
Depalma, Bs. As. 1985. p. 115.
4
ROCCO, Ugo. Tratado de derecho procesal civil. T. III, parte especial, procesos de
cognición. Ed. Temis - Depalma. Bogotá y Buenos Aires, 1983. p. 261.
5
CANOSA TORRADO, Fernando. Las excepciones previas. Ediciones Doctrina y ley Ltda.
4a Ed., Bogotá, 2006. p. 17.
6
Ibídem. Este autor cita al profesor VESCOVI, Enrique en su Teoría General del Proceso. Ed.
Temis, Bogotá, 1984. Por su parte, el profesor JARAMILLO ZULETA, Leon José menciona
como primer antecedente entre nosotros la Ley 147 de 1888, o Código de Organización
Judicial de la República de Colombia, cuyos artículos 461 a 484 regularon las excepciones
dividiéndolas en dilatorias “que se refieren al procedimiento para suspenderlo o mejorarlo”
y en perentorias “que se oponen a lo sustancial de la acción”. En “De las excepciones de
521
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
merito que se pueden proponer como previas”. Revista del Instituto Colombiano de Derecho
Procesal. Vol. II No. 18 y 19. Bogotá, 1995.
7
PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho Procesal Civil. Tomo I, Ed. Temis, Bogotá, 1992, p. 113.
8
MESA CALLE, María Cecilia. Derecho procesal civil. Parte general. Biblioteca Jurídica
Diké, Medellín, 2004, p. 321.
9
DEVIS ECHANDIA, Hernando. El proceso civil. Parte general. T. III Vol. I. Biblioteca
Jurídica Diké, Medellín, 8° ed. 1994. p. 149.
522
Néstor Raúl Sánchez Baptista
523
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
10
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Compendio de derecho procesal. Teoría general del
proceso. Editorial ABC, Bogotá, D.C., Tomo I, 14ª Ed. 1996. p. 80.
11
Título VIII C.P. y artículo 11 de la Ley 270 de 1996. De conformidad con lo considerado por
la Corte Constitucional, las jurisdicciones especiales en Colombia son la Constitucional,
la contencioso administrativa y la de paz. Las llamadas indígena y penal militar, según
aquella, no hacen parte de la Rama Judicial del Poder Público. C.C. Sentencia C-713 de
2008. M.P. Dra. Clara Inés Vargas Hernández.
12
PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho procesal civil. Tomo I, Ed. Temis, Bogotá, 1992. p. 114.
13
ROCCO, Ugo. Tratado de derecho procesal civil. T. III, parte especial, procesos de
cognición. Ed. Temis - Depalma. Bogotá y Buenos Aires, 1976. p. 243.
524
Néstor Raúl Sánchez Baptista
525
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
14
GOZAÍNI, Osvaldo. Tratado de derecho procesal civil. T. II. Ed. La ley. Bs. As. 2002, p.
831. Cita un artículo del mismo autor, y los Fundamentos de derecho procesal civil del
profesor Eduardo Juan Couture Etcheverry, Depalma, Bs. As. 1987, p. 71.
526
Néstor Raúl Sánchez Baptista
Según lo previsto por los artículos 106 al 124 del CPACA los organismos
de la jurisdicción contencioso administrativa son el Consejo de Estado, los
Tribunales Administrativos y los Juzgados Administrativos; los asuntos de
conocimiento de cada uno de tales organismos se establece por los artículos
149 a 157 del mismo Código, atendiendo los factores comunes conocidos
para tal efecto, esto es, el objetivo que comprende la naturaleza del asunto
y la cuantía de la pretensión, el subjetivo, el funcional, el de conexión y el
territorial.
527
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
15
CANOSA TORRADO, Fernando. Op. cit. pp. 108 y 114.
528
Néstor Raúl Sánchez Baptista
16
CANOSA TORRADO, Fernando. Op. cit. p. 83.
17
Corte Constitucional sentencia C-1436 de 2000. M.P. Dr. Alfredo Beltrán Sierra. C. de E.,
Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, auto de febrero 23 de 2000. C.P.
Dr. Germán Rodríguez Villamizar.
529
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
18
Corte Constitucional, sentencia C-662 de 2004. M.P. (E) Dr. Rodrigo Uprimy Yepes.
530
Néstor Raúl Sánchez Baptista
Por otra parte, la inexistencia del demandante o del demandado puede darse
en un Proceso Contencioso Administrativo cualquiera que sea el medio de
control ejercido. En la nulidad y sus especies –por inconstitucionalidad,
de cartas de naturaleza y electoral- y en la nulidad y restablecimiento del
derecho, la reparación directa y la controversia contractual, es factible que
ocurra y por ende que proceda la proposición de la excepción, si el actor es
una persona natural o un ciudadano19 que fallece. No obstante, por resultar
exótico, no vemos probable que la parte demandante en todos estos asuntos
sea una persona jurídica pública o privada que no existe a la presentación de la
demanda y no conocemos un caso como este en la práctica judicial colombiana,
aunque sí pueda tratarse de la carencia de la prueba de la existencia de
aquellas de quienes la ley la exige. En cuanto a la parte demandada, podemos
decir que puede estar conformada por personas naturales conjuntamente con
personas o entidades públicas ya que, salvo en controversias contractuales,
esta no puede estar conformada exclusivamente por personas naturales,
ciudadanos o no, pues la jurisdicción de lo contencioso administrativo
no constituye el juez natural suyo, fuera de que, si no se les demanda en
tanto que hayan cumplido funciones públicas como las administrativas o
judiciales, el litigio privado debe plantearse en su contra ante la justicia
ordinaria civil, como sería un conflicto de responsabilidad extracontractual
planteado por una entidad pública contra una persona natural que le causó
un daño. En cambio, de conformidad con lo previsto en el artículo 75 de
la Ley 80 de 1993, es posible que en una controversia contractual la parte
demandada sea exclusivamente una persona privada, natural o jurídica,
pues la jurisdicción quedó atribuida por el factor funcional y no por el
orgánico, caso en el cual vemos factible que al trabarse la relación jurídica
procesal, en la demandada se pueda proponer la excepción de inexistencia
de la demandada si ha fallecido. Similar fenómeno se presenta si el extremo
pasivo del proceso está conformado por personas naturales y entidades o
19
El artículo 135 CPACA confiere la titularidad del medio de control de nulidad por
inconstitucionalidad a los ciudadanos y no a las personas.
531
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
20
Art. 267 inciso 2º C.P.
532
Néstor Raúl Sánchez Baptista
533
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
21
Sentencia C-220 de 1997. M.P. Dr. Fabio Morón Díaz. Ver arts. 69.77 y 371 C.P.
534
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535
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
536
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537
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
538
Néstor Raúl Sánchez Baptista
22
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de febrero 8
de 2012. Reparación directa de la Sociedad Ferrocarriles San Andrés y Providencia Ltda.
contra Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. No.22.244. M.P. Dr.
Carlos Alberto Zambrano Barrera.
539
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
23
MESA CALLE, María Cecília. Op. cit. p. 328.
540
Néstor Raúl Sánchez Baptista
24
Corte Constitucional. Sentencia C-407 de 1997. M.P. Dr. Jorge Arango Mejía.
25
CANOSA TORRADO, Fernando. Op. cit. p. 150.
541
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
26
PARRA QUIJANO, Jairo. Op. cit. p. 117.
27
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Op. cit. p. 159.
28
GOZAINI, Alfredo. Op. cit. p. 867.
542
Néstor Raúl Sánchez Baptista
543
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
29
AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de derecho procesal. T. I. Teoría General del
Proceso. 9ª Ed. Temis, Bogotá, 2008. p. 372. En similar sentido, ORTEGA R., Ramón. Las
excepciones previas y de merito. Ed. Temis, Bogotá, 1985. p. 11.
544
Néstor Raúl Sánchez Baptista
30
CANOSA TORRADO, Fernando. Op. cit. p. 181.
31
CHIOVENDA, Giuseppe. Instituciones de derecho procesal civil. Vol. I. Cárdenas Editor
y Distribuidor. México, D.F., 1989. p. 468.
32
CARNELUTTI, Francisco. Sistema de derecho procesal civil. Uteha Argentina, Bs. As.,
1944. Trad. Niceto Alacalá-Zamora y Castillo y Santiago Sentís Melendo. p. 317.
33
AZULA CAMACHO, Jaime. Op. cit. p. 373.
545
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
546
Néstor Raúl Sánchez Baptista
2.14 La caducidad
Es conocida como la extinción del derecho de acción por el vencimiento del
término establecido en la ley para su ejercicio. El CPACA suprimió –no del
todo- el concepto y en su lugar estableció el término oportuno la presentación
de la demanda en el artículo 164. Pero no emplear el vocablo no significa
su abolición como institución o como concepto procesal que subyace en
esta y en las demás leyes colombianas. Una de las incoherencias consistirá,
precisamente, en no utilizar la expresión pero reconocer la existencia de la
excepción de caducidad que, por lo demás, está prevista en el propio código
en su artículo 181 N. 6º. Consecuentes con la presentación general del
articulado, terminaremos refiriéndonos a la excepción de caducidad o de no
presentación oportuna de la demanda para aludir a la misma institución.
Los términos para el ejercicio de los medios de control en lo contencioso
administrativo se hallan establecidos por el artículo 164, que no los incluye
para los contenciosos de nulidad y de nulidad por inconstitucionalidad, así
como para aquellos relativos a bienes estatales imprescriptibles, a los de
reconocimiento o negativa de prestaciones periódicas y a los que tengan por
objeto la demanda de los actos que produce el silencio administrativo.
En los demás opera y se puede declarar oficiosamente por el juez o por la
proposición de la excepción previa correspondiente, que es de aquellas
perentorias que se pueden plantear como dilatorias, puesto que constituye un
“caso típico de pérdida de competencia del funcionario judicial” no negociable
ni transigible ni renunciable por el demandado36. Si se estima, así lo declara
el juez en la audiencia inicial dando por terminado el proceso; si se desestima
como excepción previa deberá considerarse al momento de dictar sentencia
y declararla si la encuentra probada por atacar el fondo del proceso (art. 187).
34
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, auto de 16 de mayo de 2007, exp.
29.273.
35
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia
del 19 de octubre de 2007. No. 29.273. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
36
SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando. Tratado de derecho administrativo. Conten-
cioso administrativo. T. III, Universidad Externado de Colombia. Bogotá, 2004. p. 419.
547
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
2.16 La transacción
Con este contrato las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente
o precaven un litigio eventual (art. 2469 C.C.). Obviamente no procede en
asuntos de nulidad en ninguna de sus especies ni para la nulidad de un contrato
estatal, pues la legalidad institucional no puede ser objeto de arreglo privado.
Tampoco en materia del estado civil de las personas por impedirlo el artículo
2473 del Código Civil. Pero es procedente en litigios de restablecimiento
del derecho, reparación directa y controversias económicas contractuales.
La excepción es perentoria pues ataca la pretensión y el proceso y se puede
proponer como previa por ser de las denominadas mixtas. Si el litigio está
pendiente, esto es, se encuentra el proceso en curso, no hay lugar a pensar
en la proposición de la excepción que solo es viable por el demandado al
momento de contestar la demanda. Si prospera la excepción previa el proceso
termina, y si se declara en la sentencia quedará insatisfecha la pretensión. Sin
embargo, puede prosperar parcialmente si los aspectos transigidos no son
todos los que propone la pretensión de la demanda.
2.17 La conciliación
Similar situación ocurre con la conciliación, que es una excepción de la
misma naturaleza de las cuatro anteriores y especialmente amerita el mismo
tratamiento de la transacción. Como por ministerio de la ley los asuntos
conciliables son solo los que dan lugar a la nulidad y restablecimiento del
derecho, a la reparación directa y a las controversias contractuales, solo en
los procesos correspondientes procederá su proposición como excepción
previa o perentoria, por ser mixta. Si prospera como previa el proceso
termina, y si se resuelve en la sentencia el juez deberá abstenerse de juzgar
las pretensiones en cuanto hayan sido materia de conciliación. Igualmente,
548
Néstor Raúl Sánchez Baptista
37
GOZAÍNI, Osvaldo. Op. cit. p. 861.
549
Las excepciones previas (Ley 1437 de 2011)
Bibliografía
AZULA CAMACHO, Jaime. MANUAL DE DERECHO PROCESAL. T. I. Teoría
General del Proceso. 9ª Ed. Temis, Bogotá, 2008.
CANOSA TORRADO, Fernando. LAS EXCEPCIONES PREVIAS. Ediciones
Doctrina y ley Ltda. 4a Ed., Bogotá, 2006.
CARNELUTTI, Francisco. SISTEMA DE DERECHO PROCESAL CIVIL. Uteha
Argentina, Bs. As., 1944. Trad. Niceto Alacalá-Zamora y Castillo y Santiago
Sentís Melendo.
CHIOVENDA, Giuseppe. INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL
CIVIL. Vol. I. Cárdenas Editor y Distribuidor. México, D.F., 1989.
DEVIS ECHANDIA, Hernando. EL PROCESO CIVIL. PARTE GENERAL. T. III
Vol. I. Biblioteca Jurídica Diké, Medellín, 8° ed. 1994.
GOZAÍNI, Osvaldo. TRATADO DE DERECHO PROCESAL CIVIL. T. II. Ed. La
ley. Bs. As. 2002.
JARAMILLO ZULETA, León José. DE LAS EXCEPCIONES DE MERITO QUE
SE PUEDEN PROPONER COMO PREVIAS. Revista del Instituto Colombiano
de Derecho Procesal. Vol. II No. 18 y 19. Bogotá, 1995.
MESA CALLE, María Cecilia. DERECHO PROCESAL CIVIL. PARTE
GENERAL. Biblioteca Jurídica Diké, Medellín, 2004.
ORTEGA R., J. Ramón. LAS EXCEPCIONES PREVIAS Y DE MERITO. Ed.
Temis, Bogotá, 1985.
PARRA QUIJANO, Jairo. DERECHO PROCESAL CIVIL. Tomo I, Ed. Temis,
Bogotá, 1992.
ROCCO, Ugo. TRATADO DE DERECHO PROCESAL CIVIL. T. III, parte
especial, procesos de cognición. Ed. Temis – Depalma. Bogotá y Buenos Aires,
1983.
SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando. TRATADO DE DERECHO
ADMINISTRATIVO. CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. T. III, Universidad
Externado de Colombia. Bogotá, 2004.
VESCOVI, Enrique. TEORÍA GENERAL DEL PROCESO. Ed. Temis, Bogotá,
1984.
550
Cuarto tema
1. Historicamente
El profesor Jairo Parra Quijano, en su ensayo titulado ”En qué consiste un
proceso verdaderamente oral y su sutileza”, referenciando al estudioso de
Platón, el escritor e historiador Giovanne Reale, nos hace ver que Platón,
quien afirmaba que en su época era el mejor escritor, en su libro “La república”,
especialmente en la parte tercera y décima, hace referencia a cómo se pasó
de la oralidad poética a la oralidad filosófica o de la razón, como una nueva
forma de educación, advirtiendo que la primera, que fue una cultura total en
Grecia, al decaer dio paso a la cultura de la escrituración filosófica.
La poesía, para los griegos de la antigüedad era la fuente y el vehículo
para enseñar mediante la oralidad los conocimientos históricos, políticos,
morales y hasta tecnológicos del momento, una especie de enciclopedia
social, todo se difundía en verso, contrariamente a lo que la poesía es para
el mundo actual.
553
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
554
Eurípides Cuevas Cuevas
2. La oralidad judicial
En el sistema judicial continental europeo, finalizando el siglo XIX se comienza
a presentar crisis en el proceso escrito y se asoma un viraje muy marcado,
hacia un nuevo proceso de tendencia oral, con actores f ísicos, donde impera,
la presencia de jueces y partes, contrario al principio de escrituración, donde
se impone el documento.
1
MORALES, Molina Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil. Parte General. Octava
Edición. Editorial ABC Bogotá. 1983. p. 196
555
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
Para el procesalista Miguel Enrique Rojas “Es innegable que la expresión oral
ofrece mayor rapidez en la comunicación, pues la emisión y recepción de
cada mensaje suceden simultáneamente”4
2
Ibídem.
3
DEVIS, Echandía Hernando. Compendio de derecho procesal. Tomo I. Teoría General del
Proceso. Séptima Edición. Editorial ABC Bogotá. 1979. p. 47.
4
ROJAS, Gómez Miguel Enrique. Teoría del proceso. 2 edición. Universidad Externado de
Colombia. Bogotá. 2004. p. 271.
5
Parra Quijano Jairo. Manual de derecho Probatorio. Librería Ediciones Del
Profesional, décima séptima edición, p. 698.
556
Eurípides Cuevas Cuevas
6
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Artículo 14.
7
Artículo 1º Ley 1285.
557
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
558
Eurípides Cuevas Cuevas
La audiencia pública que contempla el art. 147 del CCA, advirtiendo que
es potestativo del juez o magistrado director el señalamiento de la misma,
por lo que no ha tenido un verdadero desarrollo mucho menos cuando las
partes pueden asistir o no, sin que exista una consecuencia nefasta por la no
concurrencia.
559
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
560
Eurípides Cuevas Cuevas
Las partes podrán intervenir, por una sola vez, en el siguiente orden: El
solicitante o su apoderado, el agente del Ministerio Público y el Congresista
y su apoderado. Quien presida la audiencia podrá fijar el tiempo para las
intervenciones.
561
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
8
MORELLO, Augusto Mario. Citado por: Mario Masciotra en las XXVIII Jornadas
Iberoamericanas y XI Jornadas Uruguayas de Derecho Procesal. Montevideo. 2002.
p. 156.
562
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563
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
564
Eurípides Cuevas Cuevas
5.2 Inmediación
En un proceso oral, la inmediación para el maestro argentino Lino Enrique
Palacio,
“es la exigencia del contacto directo y personal del juez o tribunal con las partes
y con todo el material del proceso, excluyendo cualquier medio indirecto de
conocimiento judicial”9
9
Palacio Lino Enrique. Derecho Procesal Civil. Tomo I. Buenos Aires 1967, p. 301.
10
IIDP. Código modelo citado.
565
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
11
IIDP. Código Procesal Civil modelo para Iberoamerica.
12
Artículo 8 del CG.P uruguayo.
566
Eurípides Cuevas Cuevas
13
Berizonce Roberto, Actas de las XX Jornadas Ibero americanas de Derecho Procesal. pp.
351 y ss.
14
Parada Caicedo Juan, Actas de las XX Jornadas Iberoamericanas de derecho Procesal. pp.
82 y ss.
567
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
Además estos mismos artículos unidos a los que contemplan los derechos
fundamentales, han sido soporte para exigir muchos otros aspectos procesales
que atinan a garantizarlos, tales como:
15
Parra Quijano Jairo. La oralidad con miras al nuevo milenio. Relatorías y Ponencias
XVII Jornadas Iberoamericanas de Derecho Procesal. p. 346. Tomo I. San José de Costa
Rica. 2000.
568
Eurípides Cuevas Cuevas
569
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
No olvidemos que el proceso moderno, con juez director del mismo, éste
tiene unas amplias facultades de naturaleza inquisitiva para lograr el éxito
del proceso de dar a cada quien lo que le corresponde, mediante el decreto
y prácticas de pruebas de su propia iniciativa, tal como lo están haciendo los
actuales tribunales internacionales de justicia con las denominadas pruebas
para mejor proveer, eso sí garantizando a las partes su defensa, en otras
palabras, trasladando la prueba de oficio a la parte contra la que se presente.
16
CUEVAS, Cuevas Eurípides de Jesús. “La prueba oficiosa facultad – deber del juez”.
Memorias del XVII Congreso Colombiano de Derecho Procesal. ICDP. Ed. Universidad
Externado de Colombia. Bogotá. 1997. pp. 629-631.
570
Eurípides Cuevas Cuevas
Lo anterior dio origen para que la comisión redactora del primer proyecto
de Código General del Proceso, de los años 2004 y 2005, antes referido,
en materia contencioso administrativa al redactar la Acción de Nulidad,
eliminamos las causales que el actual artículo 84 tiene, justamente para hacer
notar que no sería la nomenclatura ni el nombre de la causal invocada al
presentar la demanda lo que obligara al juez, sino lo que apareciera probado
en el proceso.
17
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 197, abril 7 de 1999. M.P. Dr. Antonio
Barrera Carbonell.
571
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
Dijo la Corte:
“Una de las funciones del juez dentro del Estado Social de Derecho, consiste
en interpretar, dentro del marco de los principios que rigen éste, los actos y
conductas de los individuos a efectos de cumplir en forma cabal su función y
dar prevalencia al principio de justicia, que no puede quedar desplazado por
el culto a las formas, desconociendo los derechos y garantías reconocidas a las
personas. El deber del juez, no puede ser entonces de simple confrontación. Su
función ha de ser entendida hoy de forma diferente a como lo fue en vigencia
del Estado clásico de derecho, pues es un juez que está obligado a interpretar,
a deducir, con el objetivo de cumplir en forma adecuada y cabal su tarea, que
no es otra que la realización de los derechos de los individuos.”18
18
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 366, marzo 29 de 2000. M.P. Dr. Alfredo
Beltrán Sierra.
572
Eurípides Cuevas Cuevas
7.9 La ciberjusticia
El uso de las nuevas tecnologías como las firmas electrónicas o digitales a
que se refiere la Ley 527 de 1999, es cada día más imperativo e irá exigiendo
que la justicia se modernice cada día más, por ejemplo el correo electrónico
debe imponerse, no solo para publicitar los procesos, sino para consultarlos
por los abogados y acercar más la justicia al justiciable incluso en los sitios
19
Deustsche Gesellschaft fur Technische Zusammenarbell (GTZ). Colección Reformas en
la Rama Judicial. 2007 Tomo III. p. 27.
573
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
mas remotos del país, donde será necesario que se implementen oficinas de
ayuda pública a quien pretenda poner en funcionamiento una cualquiera de
las jurisdicciones, como podrían ser los personeros municipales. Una vez
iniciado el proceso de naturaleza oral, el juez, las parte, los terceros, testigos,
peritos, etc., siempre deberán tener contacto directo en la audiencia y cuando
haya necesidad de comunicar decisiones que por cualquier circunstancia no
lo fueron en la audiencia, el manejo adecuado de la justicia virtual, sin duda
alguna facilitará el contacto y diálogo permanente y continuo que debe existir
en un proceso judicial de esta índole.
574
Eurípides Cuevas Cuevas
Esto último debe concordarse con lo previsto en el artículo 171 del proyecto, ya
que éste ordena que el juez practicará personalmente todas las pruebas. Si
no lo pudiere hacer por razón del territorio o por otras causas, también podrá
recurrir a las video conferencias, o teleconferencias o cualquier otro medio
de comunicación que en todo caso garantice la inmediación, concentración y
contradicción. Muy excepcionalmente podrá comisionar para la práctica de
pruebas, cuando deban hacerse fuera de la sede del juzgado y no sea posible
emplear los medios técnicos antes dichos.
20
Artículo 107 del proyecto de Código General del Proceso.
575
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
Artículo 179. “Etapas.- El proceso para adelantar y decidir todos los litigios
respecto de los cuales este código u otras leyes no señalen un trámite o
procedimiento especial, en primera y en única instancia, se desarrollará en las
siguientes etapas:
El inciso final, hace notar que cuando se trate de asuntos de puro derecho, o
no fuere necesario practicar pruebas el juez prescindirá de la segunda etapa y
procederá a dictar sentencia, previo traslado a las partes para que presenten,
si a bien lo tienen, sus alegatos de conclusión, lo cual es absolutamente
necesario y procesalmente lógico y se viene haciendo ahora.
576
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577
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
21
Convención Americana de Derechos Humanos. Artículo 25.
578
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579
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580
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22
Proyecto de Código General del Proceso. Art. 212
581
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
comentado aquí. No sobra mirar también que las nulidades procesales, como
presupuestos del procedimiento, en Colombia se ha optado por la taxatividad
de las mismas, pero no podemos pasar inadvertido para el saneamiento del
proceso el concepto de auto ilegal, que lleva consigo la consecuencia de “sin
valor ni efecto”, no siendo obligatorio ni para el juez ni para las partes y en
consecuencia, cuando el juez advierta de oficio o a solicitud de una de las
partes ello, tendrá la obligación de declararlo con el fin de sanear los vicios
presentado.
9.1.6 Decisión sobre excepciones previas, adoptadas aquí, por remisión
tácita, todas las excepciones previas referidas en el artículo 97 del actual C. P.
C. con la modificación establecida por el artículo 6º de la Ley 1395 de 2010,
en el futuro, estarán anunciadas en el código proyectado en el artículo 100.
Pero además se debe resolver las excepciones de cosa juzgada, caducidad,
transacción, conciliación, falta de legitimación en la causa y prescripción
extintiva.
Para tal efecto, si se requiere la práctica de pruebas, se suspenderá la audiencia,
hasta por diez días, lo cual nuevamente demora el proceso y hubiese sido
preferible darle a estas, como ya se advirtió, el trámite que el proyecto de
código general comentado ha contemplado, buscando que dichas excepciones
en lo posible no paralicen el proceso.23
9.1.7 Fijación del litigio, el numeral siguiente se refieren a la fijación del
litigio, descartando como objeto de prueba los hechos en que las partes estén
de acuerdo y estudiando los extremos de la contienda, sin olvidar que se debe
respetar el principio de congruencia, cuando se pretenda fallar.
9.1.8 Posibilidad de conciliación, es bueno hacer notar los magníficos
resultados que en el proceso civil ha dado este tratamiento, desde el
advenimiento del actual artículo 101 introducido en la reforma del año 89
con el D. 2282 de ese año, donde se obligó al juez, una vez fijados los hechos,
a presentar fórmulas de arreglo, sin que se viese esa participación como
prejuzgamiento y sí como uno de los atributos que tiene el juez director del
proceso y asistente social, lo que produjo una terminación anticipada de
procesos en un 40% aproximadamente, coadyuvando con ello a los varios
despachos judiciales que tienen en este momento al día sus juzgados.
De la misma manera vemos con beneplácito la intervención del juez en esta
etapa, ya que no obstante existir procesos con la conciliación prejudicial
como requisito de presupuesto procesal de la acción y con homologación
frente al mismo juzgador, aquí el juez de conocimiento tendrá la oportunidad
23
Proyecto. Art. 101
582
Eurípides Cuevas Cuevas
Por su parte el artículo 13 de la Ley 1285 que modificó la Ley 270 estatutaria
de la administración de justicia estableció como requisito de procedibilidad
para acudir ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo el
adelantamiento de la conciliación extrajudicial(sic), tiene como obligación
para que tenga efecto el acuerdo, el paso por el juez competente para la
respectiva acción, revisando su legalidad o supuestos jurídicos y probatorios
exigidos, homologación con la que se garantiza la defensa del Estado y que
por ende tendremos que denominar no como conciliación prejudicial y no
conciliación extrajudicial, cuando se trate de las acciones referidas en el
párrafo anterior, próximamente requisitos para las acciones contenidas en
583
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
los artículos 138, 140 y 141 de la Ley 1437, hoy artículos 85, 86 y 87 del C.
C. A.
La temática anterior está reglamentada mediante el D. 1716 de 2009, y la
Directiva Presidencial No. 5 del mismo año, donde se impartieron instrucciones
para que tuviera efecto real, esta forma de terminación de conflictos.
Las normas del citado decreto están dirigidas a los ministros, directores
de departamentos administrativos, superintendentes, gerentes, directores,
representantes legales de entidades descentralizadas del orden nacional, y en
particular ordena a los miembros de los comités de conciliación:
584
Eurípides Cuevas Cuevas
9.1.9 Medidas cautelares. De la lectura del artículo 229, se infiere que en los
procesos declarativos, se podrán dictar antes del auto admisorio de la demanda
o en cualquier estado del proceso y a petición de parte, las medidas cautelares
que considere necesarias para proteger y garantizar, provisionalmente, el
objeto del proceso y la efectividad de la sentencia.
Es decir, que en este caso, el estudio del juez sobre fumus boni iuris y periculum
in mora, en estricto sentido sobraría ya que no hay una verdadera sorpresa
al demandado, como si lo dispone el C.P.C. en las medidas cautelares del
proceso ejecutivo, lo cual garantiza verdaderamente, las resultas del proceso
y la efectividad de la sentencia.24
24
Artículo 513 del actual Código de Procedimiento Civil.
25
Artículo 234 de la Ley 1437 de 2011.
585
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
Por último, dice la ley que el juez, al finalizar la audiencia fijará fecha y
hora para la audiencia de pruebas, la cual se llevará a cabo dentro de los
(40) cuarenta días siguientes. Sumando los tiempos, ya estamos en casi
ocho meses, lo cual riñe con el proceso ágil y rápido al que siempre hemos
aspirado.
586
Eurípides Cuevas Cuevas
Desde ahora tenemos que decir que con tres audiencias el proceso será más
demorado que el actual y por lo tanto no se conseguirá el principal objetivo,
cual como tantas veces hemos dicho, es el de administrar una pronta y
cumplida justicia judicial; por el contrario si observamos las reglas del código
General del Proceso, sin lugar a equívocos terminaremos apoyando éste y
desechando aquel.
587
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
588
Eurípides Cuevas Cuevas
Conclusiones
1. Un sistema oral y por audiencia, busca no solo hacer el recorrido procesal
más corto, sino que la justicia de los hombres sea más humana y por
ende más justa, pues de lo contrario serán en el futuro los computadores
los que en muy corto tiempo administren justicia deshumanizada y sin
contemplación alguna con el ser humano, que es el centro del ordenamiento
constitucional que impera en nuestro País desde la aparición de la
Constitución del año 1991, se dicten sentencias sin contenido social.
2. La oralidad, que es una tendencia mundial, por lo menos en los países
alineados al Civil Law, ya que es costumbre del modelo Common Law,
no está presente a cabalidad en el código comentado, parece ser por
apreciaciones tales como que este proceso es diferente al civil, de la
misma manera que se discutía hace varios años, que en el proceso donde
estuviesen presentes actos administrativos, no era posible que el Estado
compareciera a ellos como parte.
3. En materia contencioso administrativa, la conciliación, la transacción,
la amigable composición y demás, como mecanismos alternativos
de solución de conflictos, se han presentado, pero sin los resultados
esperados, debido no solo a la restricción en materia de prueba de
confesión, sino a la autonomía de la voluntad de los representantes de
los entes públicos, así como también a la inmoralidad que agobia a los
pueblos en vía de desarrollo como el nuestro, donde es casi imposible
confiar el erario a ciertos personajes administradores de la cosa pública.
589
El proceso oral y por audiencia de la Ley 1437 de 2011
590
Quinto tema
El acusador privado
Un tema sin duda interesante que puede surgir dentro de cualquier Estado,
se circunscribe en términos concretos a determinar quién puede o quien es el
titular de la acción y de la pretensión penal. Hasta hace muy poco tiempo en
Colombia, y sobre la base de la oficiosidad de la persecución, casi que era una
verdad permanente que la acción y la pretensión penal, estaban en cabeza de
la Fiscalía General de la Nación.
Pero también se evidencia una incapacidad del Estado para procesar todos los
comportamientos delictivos. Por esa razón, múltiples han sido los esfuerzos
para diferenciar delitos y contravenciones, con la finalidad de dejar en manos
de otras autoridades, o de los particulares comportamientos que fueron
595
El acusador privado
considerados por la Ley 228 o por la ley de pequeñas causas, las cuales fueron
declaradas inexequibles por la Sala Constitucional y la Corte Constitucional.
1
C- 228 de 2002, C-580 de 2002, C-875 de 2002, C-004 de 2003, C-014 de 2004, C- 591
de 2005, C-979 de 2005, C-1154 de 2005, C-047 de 2006 C-370 de 2006, C- 454 de 2006,
C- 575 de 2006, C- 1037 de 2006 C- 454 de 2006, C-575 de 2006, C-209 de 2007, C-516 de
2007, T-367 de 2010, C-250 de 2011, C-260 de 2011, C-881 de 2011,
2
Ciappi, Silvio, La nueva penalidad, primera edición, Bogotá: Universidad Externado de
Colombia, 2010, p. 170.
596
Ángela María Buitrago Ruiz
De manera que, con este preámbulo, podemos asumir lo que el acto legislativo
número 6 de noviembre 24 de 2011, reformó en el artículo 250 parágrafo de la
Constitución Nacional: “Atendiendo la naturaleza del bien jurídico y la menor
lesividad de la conducta punible, el legislador podrá asignarle el ejercicio de
la acción penal a la víctima…”
1. El acusador privado
Para descubrir la referencia que hace el acto legislativo, hemos considerado
importante auscultar si se trata de incorporar a nuestro sistema la figura de
acusador privado, o de qué figura podemos asumir con esta referencia.
Desde tiempos inmemoriales Beling sostenía que esta clase de persecución (la
del acusador privado) sólo será admisible en “el caso de los delitos privados”3,
en donde la ley somete los mismos a una “instancia de parte”.
3
Beling, Ernst, Derecho procesal penal, trad. Miguel Fenech, Barcelona, Editorial Labor,
1945, p. 66.
4
Beling, Ernst, Op. cit. p. 67.
597
El acusador privado
5
Armenta Deu, Teresa, Lecciones de Derecho Procesal Penal, quinta edición, Madrid:
Marcial Pons, 2010, p. 86.
598
Ángela María Buitrago Ruiz
Pero además, por la misma naturaleza del delito, está excluido el acusador
público o Fiscal, o Ministerio Público, respecto del ejercicio de la acción
penal en esta clase de delitos. Pues al cederse, la legitimación a “instancia de
parte”, queda automáticamente excluido el acusador público.
599
El acusador privado
Lo anterior, debemos decir, nos lleva a una serie de reflexiones, que pueden
resumirse en las siguientes
600
Ángela María Buitrago Ruiz
601
El acusador privado
Además, aquí deben imaginarse muchas de las cosas que pueden pasar frente
a estas acciones, pues, puede suceder que la víctima de manera inmediata
ponga en conocimiento de los jueces su pretensión penal. La primera
inquietud que nos surge es ¿qué régimen procesal va a cobijar este ejercicio
de la acción?, pues no creemos que pueda asimilarse de manera automática
el ejercicio de la acción con los mecanismos procesales dispuestos para que
sea la Fiscalía la que ejerza la acción con la víctima, dado que, al no estar
previsto este mecanismo, ni esta labor en cabeza de la víctima, pues no se
podrá aplicar analógicamente el procedimiento.
602
Ángela María Buitrago Ruiz
3. Antecedentes constitucionales
Dado que nuestra Corte Constitucional, ha señalado con fuerza de
precedente constitucional muchos de los aspectos que pueden debatirse
en estos puntos, podemos recordar algunas de las sentencias, que nos
sirven para allanar el camino en esta intervención, y que permiten a la
vez, construir unas conclusiones sobre decisiones que ya constituyen una
vinculación dentro de un marco como el sistema acusatorio, y el artículo
250 de la Constitución.
“La Ley 1153 de 2007 surge como una respuesta para descongestionar el
proceso penal consagrado en la Ley 906 de 2004, para atender los delitos de
menor relevancia e impacto social, para lo cual define como contravenciones
algunas conductas que en los Códigos Penales y de Procedimiento Penal
eran clasificadas como delitos querellables, y establece un procedimiento
expedito para su investigación y juzgamiento, no obstante su tratamiento se
ubica en la esfera penal y si bien las pequeñas causas, llamadas formalmente
contravenciones penales, desde el punto de vista material continúan teniendo
todos los elementos de un delito, desde su descripción típica, pasando por
el régimen de responsabilidad, hasta llegar a la pena misma, que puede ser
privativa de la libertad. De tal manera que solo el nombre, no la sustancia
permitiría diferenciar las “pequeñas causas penales” de los delitos. Es cierto
que el legislador estimó que dichas pequeñas causas tenían menor grado de
lesividad, pero esa apreciación no se tradujo en su despenalización ni en su
sometimiento a un régimen distinto al delictual en cuanto a su descripción,
responsabilidad y pena.
6
Corte Constitucional, 10 de septiembre de 2008, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
603
El acusador privado
604
Ángela María Buitrago Ruiz
7
Corte Constitucional, 9 de junio de 2005, M.P. Clara Inés Vargas.
605
El acusador privado
606
Ángela María Buitrago Ruiz
607
El acusador privado
608
Ángela María Buitrago Ruiz
(vii) El poder de disposición del proceso también fue modificado en cuanto
a su alcance por el constituyente derivado de 2002, ya que se consagró
a nivel constitucional el principio de oportunidad, por oposición al
principio de legalidad. El principio de oportunidad ha sido reconocido en
múltiples ordenamientos penales del mundo, y se basa en el postulado de
que la acusación penal requiere no sólo que exista suficientemérito para
acusar por razones fácticas y jurídicas, sino que no existan razones
de oportunidad para archivar el proceso, esto es, razones válidas
por las cuales el Estado puede legítimamente optar por no perseguir
penalmente una determinada conducta, en los “casos que establezca la
ley” y “dentro del marco de la política criminal del Estado”[5]. Se trata
de una previsión constitucional de las hipótesis en las cuales procede
archivar la investigación, las cuales serán reguladas en detalle por la ley.
El Legislador también deberá regular el alcance del control judicial de
legalidad previsto por el Acto Legislativo para las actuaciones en las que
se aplique este principio, lo cual es especialmente relevante para proteger
los derechos de las víctimas a la justicia, la verdad y la reparación[6].
(viii) El poder de decisión, finalmente, se mantiene en cabeza del juez de
conocimiento, quien tendrá en cuenta el papel que la ley asigne a los
jurados.”.
8
Corte Constitucional, 25 de noviembre de 2003, M.P. Álvaro Tafur Galvis.
609
El acusador privado
9
Diez –Picaso Luis María, El poder de acusar, Barcelona: Ariel Derecho, 2000, p. 29
10
Lea Jhon, Delito y Modernidad, trad. Alejandro Piombo, primera reimpresión, México:
Ediciones Coyoacán, 2009, p. 326.
610
Ángela María Buitrago Ruiz
Conclusiones
De todo lo descrito en párrafos anteriores podemos aseverar que el acto
legislativo No. 6 de 2011, desconoce el marco previsto en el artículo 250,
y genera una contradicción respecto del valor o principio recogido por la
misma Constitución en el sistema acusatorio.
Si bien se diseñó un modelo acusatorio, la discrecionalidad de la acción, no
fue acogida por el constituyente primario en el acto legislativo No. 02 de
2002, pero tampoco el parágrafo 20 asumió un modelo de esta naturaleza,
por el contrario, genera un derecho de preferencia de la Fiscalía General de la
Nación, que hace pensar que se debe mantener el principio de la oficiosidad
como regla.
La decisión de vincular aspectos como bien jurídico y menor lesividad, abre
la compuerta de manera muy amplia, para dejar comportamientos que no
son de instancia de parte, sometidos eventualmente a esta figura.
Genera una expectativa a la víctima, pero a la vez, se la sustrae, quedando al
arbitrio de la Fiscalía General de la Nación el ejercicio de la acción.
No existe un régimen constitucional que faculte a la víctima a ejercer la
pretensión penal o acusación ante los jueces, puesto, que quedó por mandato
constitucional en cabeza de la fiscalía.
No existe un régimen procesal que permita ejercer en caso de que se entienda
facultado para ello la víctima, la pretensión ante los jueces, y por lo tanto, será
inaplicable la disposición contenida en el acto legislativo No. 6 de 2011, así el
legislador disponga qué comportamientos pueden quedar cobijados por esta
disposición.
La consideración de otras autoridades como legitimadas para ejercer la
acción, resulta inconstitucional a la luz del mismo marco del artículo 250 y
bajo la lectura del precedente constitucional.
Esperamos ansiosamente la reglamentación y los pronunciamientos
que se hagan en torno a esta concepción del parágrafo 20, pues, según se
puede desprender de lo hasta aquí referido, no es en estricto sentido una
consagración del acusador privado, sino una modalidad que permite ejercer
la acción por la víctima y otras autoridades en toda clase de delitos, siempre
y cuando, el legislador lo prevea. Es en esencia, una cesión de la acción
pública del ius puniendi en manos de particulares y autoridades no penales,
privatizando la justicia penal, lo que en nuestro criterio rompe abiertamente
con la naturaleza de público del derecho penal.
611
Quinto tema
La cadena de custodia
615
La cadena de custodia
616
Yesid Reyes Alvarado
1
Sobre los conceptos de ilicitud e ilegalidad de la prueba puede verse, por ejemplo, Corte
Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, auto del 23 de abril de 2008, magistrado
ponente Yesid Ramírez Bastidas, radicación 29.416.
2
“Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso”.
3
“Artículo 23.- Cláusula de exclusión. Toda prueba obtenida con violación de las garantías
fundamentales será nula de pleno derecho, por lo que deberá excluirse de la actuación
procesal.
“Igual tratamiento recibirán las pruebas que sean consecuencia de las pruebas excluidas,
o las que solo puedan explicarse en razón de su existencia”.
4
“Prueba ilegal. El juez excluirá la práctica o aducción de medios de prueba ilegales,
incluyendo los que se han practicado, aducido o conseguido con violación de los
requisitos formales previstos en este código”.
617
La cadena de custodia
La primera, porque tanto las normas que en la Ley 906 de 2004 se refieren a
la cadena de custodia (artículos 254 a 266) como las resoluciones a través de
las cuales la Fiscalía ha reglamentado su funcionamiento (Resoluciones 1890
de 2000, 2869 de 2003, 6394 de 2004 y 2770 de 2005) vinculan solamente a
“los servidores públicos que entren en contacto con los elementos materiales
5
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, auto del 19 de febrero de 2009,
M.P. María del Rosario González de Lemos, radicación 30.598.
6
“Artículo 254.- Aplicación. Con el fin de demostrar la autenticidad de los elementos
materiales probatorios y evidencia f ísica, la cadena de custodia se aplicará teniendo en
cuenta los siguientes factores...”.
618
Yesid Reyes Alvarado
Esto significa que la misma legislación procesal penal prevé que, en ausencia
de la cadena de custodia, la parte que desee hacer valer en juicio un elemento
material probatorio o evidencia física, debe demostrar la autenticidad del
mismo; como la norma citada se refiere de manera genérica a “la parte que los
presente”, es claro que no alude solamente a la defensa (respecto de quien no
existe previsión legal que la obligue a la utilización de la cadena de custodia),
sino también a la Fiscalía que, en principio y por disposiciones internas, está
obligada al empleo de este mecanismo. En otras palabras, es la misma Ley
906 de 2004 la que permite que, cuando no se haya recurrido a la confección
de una cadena de custodia, la Fiscalía, y con mayor razón la defensa, puedan
recurrir a cualquier mecanismo legal para demostrar la autenticidad de los
elementos materiales probatorios o evidencia f ísica que quieran presentar en
el juicio.
7
“Artículo 373.- Libertad. Los hechos y circunstancias de interés para la solución correcta
del caso, se podrán probar por cualquiera de los medios establecidos en este código o por
cualquier otro medio técnico o científico, que no viole los derechos humanos”.
8
“Artículo 4.- Igualdad. Es obligación de los servidores judiciales hacer efectiva la
igualdad de los intervinientes en del desarrollo de la actuación procesal…”.
619
La cadena de custodia
620
Yesid Reyes Alvarado
En el término del que las partes disponen para descubrir y solicitar la práctica
de pruebas, se pueden pedir algunas que estén orientadas a demostrar la
autenticidad de los elementos materiales probatorios o evidencia f ísica no
relacionados en una cadena de custodia, lo cual constituiría una forma válida
de demostrar su autenticidad. Pero incluso si ello no ocurriera, si las partes
no hicieran uso de la cadena de custodia, si habiendo hecho uso de ella la
misma presenta fallas en su construcción y si no se recurre a ningún otro
medio de prueba para acreditar la autenticidad de los elementos materiales
probatorios o evidencia f ísica, la prueba no pierde su legalidad. La discusión
sobre la autenticidad de esas evidencias es un problema que atañe solamente
a la valoración de la prueba y que, por tanto, debe ser abordado en desarrollo
de la audiencia de juzgamiento.
9
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 21 de febrero de 2007,
M.P. Javier Zapata Ortiz, radicación 25.920.
621
La cadena de custodia
10
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 21 de febrero de 2007,
M.P. Javier Zapata Ortiz, radicación 25.920.
622
Yesid Reyes Alvarado
11
“Atendiendo a la dogmática que rige los errores que se debaten en la violación indirecta de
la ley sustancial, es preciso afirmar que las irregularidades -las falencias procedimentales
comprobadas en la cadena de custodia- tienen como vía expedita de impugnación el error
de derecho por falso juicio de legalidad, mas no la censura por afectación a los postulados
de la sana crítica en orden a derruir su credibilidad y ausencia de poder de convicción”.
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 21 de octubre de 2009,
magistrado ponente Yesid Ramírez Bastidas, radicación 32.193.
12
Los errores de derecho se presentan “cuando el juzgador contraviene el debido proceso
probatorio, valga precisar, las normas que regulan las condiciones para la producción
(práctica o incorporación) de un determinado medio de conocimiento en el juicio oral
y público (tacha que se conoce como falso juicio de legalidad), o porque, aun cuando
la prueba haya sido legal y regularmente producida, desconoce el valor prefijado en la
ley a la misma (yerro que se denomina falso juicio de convicción)…”. Corte Suprema
de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 9 de junio de 2010, M.P. Julio Enrique
Socha Salamanca, radicación 33.816.
13
“En esa medida, cuando se ha contrariado la legalidad de los imperativos de la Ley 906
de 2004 en sus artículos 254 a 266, o ante el evento probado de haberse infringido los
623
La cadena de custodia
Tal como en párrafos anteriores quedó expuesto, no creo que las normas que
en la Ley 906 de 2004 se ocupan de la cadena de custodia ni las resoluciones
a través de las que la Fiscalía ha reglamentado el tema, constituyan requisitos
legales para la demostración de la autenticidad de los elementos materiales
probatorios o evidencia f ísica. Si esas disposiciones legales fueran de
obligatorio cumplimiento, estarían estableciendo una inadmisible inequidad
entre las partes procesales, porque mientras la fiscalía estaría obligada a
seguir estrictamente esas pautas para demostrar la autenticidad de sus
elementos materiales probatorio o evidencia f ísica, so pena de exclusión de
las mismas, la defensa estaría autorizada para prescindir de ese mecanismo
ya que ninguna norma de la Ley 906 de 2004 le impone su acatamiento.
De esta manera, la conducta que desplegada por la Fiscalía conduciría a
la exclusión probatoria, sería absolutamente válida cuando es desarrollada
por la defensa.
624
Yesid Reyes Alvarado
625
Quinto tema
El principio de concentración en el
proceso penal de tendencia acusatoria
Hemos sostenido, por ejemplo, que no hay algo que pueda llamarse “sistema
acusatorio puro” o “proceso acusatorio”. Lo que existen son rasgos generales
de una “tendencia acusatoria”, un aire de familia, como diría Wittgestein. Con
esto simplemente quiero significar que nadie se inventó y patentó “el proceso
acusatorio” o el “sistema acusatorio puro”. Lo que hoy llamamos proceso de
tendencia acusatoria no es otra cosa que la adaptación del modelo tradicional
de proceso contencioso civil romano a la solución de cuestiones penales y
su evolución a lo largo de más de dos mil años. Los procesos de tendencia
acusatoria, por lo tanto, no tienen nada de novedosos.
629
El principio de concentración en el proceso penal de tendencia acusatoria
1
Bernal Cuellar Jaime y Montealegre Lynett, Eduardo El proceso penal,
Ed. Universidad Externado de Colombia, 5a Edición, Bogotá, 2004, p. 208. Guerrero
Peralta, Oscar Julián. Fundamentos Teórico Constitucionales del Nuevo Proceso Penal,
Ed. Nueva Jurídica, Bogotá, 2007, p. 97.
2
Bovino, Alberto Principios políticos del procedimiento penal, Ed. Estudios del Puerto,
Buenos Aires, 2009, p. 79.
630
Gerardo Barbosa Castillo
3
ChiOvenda, José Principios de Derecho Procesal Civil, T. II, Trad. José Casais y Santaló,
Madrid, 1925, Ed. Reus, p. 159
4
Citado por Chiovenda, Op. cit. p. 144.
631
El principio de concentración en el proceso penal de tendencia acusatoria
5
En sentido similar la sentencia C- 536 de 2008, afirmó: “En relación con las facultades
del imputado dentro del actual paradigma constitucional de tendencia acusatoria se ha
pronunciado esta Corporación en numerosa jurisprudencia[25], en la cual se sostiene que
el poder de prueba dentro del actual esquema acusatorio se radica tanto en cabeza de la
Fiscalía General de la Nación, como en cabeza del acusado y del Juez. Se afirma que en
el nuevo sistema acusatorio -numeral 4 y el último inciso del artículo 250 de la Carta-
se introdujeron modificaciones importantes en materia probatoria, dentro de las cuales
se encuentra el alcance de los principios de inmediación y de contradicción, ya que las
pruebas se han de practicar dentro de la etapa de juzgamiento ante el juez y los jurados y,
además, ofreciendo tanto a la Fiscalía como a la defensa el derecho de contradicción”.
6
Corte Constitucional, sentencia T-205 de 2011, M.P. Nilson Pinilla Pinilla
7
“Como bien se sabe, la etapa del juicio se constituye en el eje fundamental del
nuevo proceso penal, donde los principios de inmediación y concentración de
la prueba se manifiestan en el desarrollo de un debate público y oral, con la
práctica y valoración de las pruebas recaudadas y con la participación directa
del imputado. El principio de concentración se materializa con esa evaluación
en un espacio de tiempo que le permita al juez fundamentar su decisión en la
totalidad del acervo probatorio que se ha recaudado en su presencia.
En concreto, atendiendo a los principios de inmediación y concentración, en donde se
centra el aspecto fundamental de este pronunciamiento, es deber del juez tener contacto
directo con los medios de prueba y con los sujetos procesales que participan en el
contradictorio, sin alteración alguna, sin interferencia, desde su propia fuente. Por ello
y para que la inmediación sea efectiva, se hace necesario que el debate sea concentrado
y que no se prolongue para que la memoria no se pierda en el tiempo. El debate puede
632
Gerardo Barbosa Castillo
agotar todas las sesiones consecutivas que sean necesarias, pero no se debe suspender
por un periodo muy largo, pues de otra manera, parámetros de valoración como los
propuestos en la Ley 906 de 2004 en sus artículos 404 y 420, no se verían cumplidos,
si se tiene en cuenta que la polémica, tanto jurídica como probatoria del juicio, se debe
desarrollar ante el juez de conocimiento, en un lapso breve.
Desde esta perspectiva resulta lógico pensar que si la inmediación comporta
la percepción directa del juez sobre las pruebas y los alegatos de las partes y
la concentración implica la valoración del acervo probatorio en un lapso
temporal que no puede ser prolongado, tales parámetros se verían afectados si en
determinado momento del debate el juez que instaló la audiencia pública debe
ser remplazado por otro.
Por tanto, los principios de inmediación y concentración, inspiradores de
un sistema con una estructura y finalidades claramente determinadas, solo
cobran sentido a través de la participación activa, ineludible y permanente del
funcionario de conocimiento, cuyo rol ha sido definido por la Corte Constitucional
al momento examinar la constitucionalidad del artículo 361 de la Ley 906 de
2004 (…).” C.S. de J., Sala de Casación Penal, Sentencia de Casación 27.192 de enero 30
de 2008.
8
López Barja de Quiroga, Jacobo Tratado de Derecho Procesal Penal, Ed. Aranzadi,
Elcano, 2004, p. 348.
9
Roxin, Claus Derecho Procesal Penal, trad Gabriela Córdoba y Daniel Pastor, Ed. Del
Puerto, Buenos Aires, 2000, p. 116.
10
Cfr. Moreno Catena Victor y otros, El Proceso Penal, T. III, Ed. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2000, p. 2332 y ss.
11
Ley 906 de 2004, art. 17. Concentración. Durante la actuación procesal la práctica de
pruebas y el debate deberán realizarse de manera continua, con preferencia en un mismo
día; si ello no fuere posible se hará en días consecutivos, sin perjuicio de que el juez
633
El principio de concentración en el proceso penal de tendencia acusatoria
634
Gerardo Barbosa Castillo
635
El principio de concentración en el proceso penal de tendencia acusatoria
La cuestión, me parece, no tiene que ver solo con la celeridad. Si de eso se tratara
se habrían podido incluir normas que redujeran los términos en el proceso
tradicional. Y tampoco tiene que ver con la oportunidad para la práctica de
pruebas. La idea central gira en torno de dos elementos básicos: a) que cada
actuación, cualquiera que sea, se desarrolle de manera “concentrada”, en el
sentido de no ser dispersa, incluyendo aquí muy especialmente las decisiones
que hayan de adoptarse por el funcionario judicial; y b) que la atención de
todos los intervinientes, especialmente la del Juez esté “concentrada”, es decir,
que no se disperse.
Está claro que las tendencias sólo marcan derroteros, criterios generales que
guían la lógica del desenvolvimiento de cada sistema procesal. En el caso
636
Gerardo Barbosa Castillo
637
El principio de concentración en el proceso penal de tendencia acusatoria
Conclusiones
1. El principio de concentración, en nuestra opinión, está referido a la
totalidad de la actuación, y no solo a la práctica de pruebas en el juicio
oral.
2. El principio de concentración no se ocupa, en esencia, de la celeridad
del trámite, sino de la necesidad de unidad de la actuación procesal; tal
unidad abarca tanto los planteamientos y debates de las partes, la práctica
de pruebas si es del caso y la toma de decisiones.
3. La concentración no puede reducirse a una reglamentación ilusa
encaminada a que el juicio oral se inicie y culmine en un solo día o en
días consecutivos. Lo que pretende es que, atendiendo las realidades
del sistema y las características de cada caso, se dispongan las cosas de
manera que exista el menor número posible de factores de dispersión.
4. Una de las principales manifestaciones del principio de concentración
consiste en que el juez pueda tomar las decisiones en unidad de acto con
los debates de las partes. En este sentido el principio de concentración
se erige como una de las más importantes garantías de transparencia e
imparcialidad, dado que pretende crear las condiciones para que sea el
Juez, y solo el Juez, quien tome las decisiones que correspondan, basado
en sus conocimientos jurídicos y en las impresiones generadas por las
pruebas y los argumentos que, de manera concentrada, ha presenciado,
librándose así de inconvenientes posibilidades de sugestión, perturbación
o presión por parte de terceros.
5. La Constitución menciona la concentración como característica del juicio
oral, pero no afirma que sea privativa del mismo. La jurisprudencia se
ha ocupado de la concentración en materia probatoria, pero tampoco ha
negado que se trate de un principio de mayor espectro.
638
Quinto tema
641
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
642
José Fernando Mestre Ordóñez
1. Archivo y preclusión
Analizar dogmáticamente el archivo de las diligencias ha sido complejo desde
el inicio de la vigencia de la Ley 906, debido a las vicisitudes ocasionadas por
las sentencias C-591 y C-1154 de 2005 las cuales transformaron su naturaleza
primigenia e introdujeron discusiones originalmente impertinentes para
su utilización. Sin embargo, más allá de esta situación que será explicada
a continuación, el archivo de las diligencias está siendo utilizado por la
Fiscalía General de la Nación de manera contraria, tanto a la forma en que
fue originalmente concebido por el legislador del 2004, como a la forma que
asumió después de la transformación que le imprimió la Corte Constitucional
con sus sentencias de constitucionalidad del año 2005.
Resulta pertinente recordar que la lógica inicial del sistema venía planteada
desde la propia Constitución Política cuando en el artículo 250 se le retiran las
principales funciones judiciales a la Fiscalía General de la Nación y se le atribuye
la función de investigar y ejercer la acción penal, referidas expresamente a
“los hechos que revisten las características de un delito (…) siempre y cuando
medien suficientes motivos y circunstancias fácticas que indiquen la posible
existencia del mismo”. Es decir, sin perjuicio de la posibilidad de aplicar el
principio de oportunidad, según la Constitución, la Fiscalía debe adelantar
la persecución penal por los hechos que dogmáticamente se adecúan a la
643
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
Para ello, se parte de la posibilidad, real y frecuente, de que los hechos que
llegan a conocimiento de la Fiscalía no sean ciertos o no revistan todas
las características de conducta, imputación, tipicidad, antijuridicidad y/o
culpabilidad que se requieren para configurar un delito. En esos eventos
es claro que la Fiscalía no está obligada constitucionalmente a adelantar la
persecución penal y que si existe una investigación o proceso, éstos deben
terminar prontamente por ausencia de objeto. Para ello, la Ley 906 creó
dos instituciones procesales bien diferentes: el archivo de las diligencias y la
preclusión. La primera, esencialmente revocable y la segunda, con efecto de
cosa juzgada.
644
José Fernando Mestre Ordóñez
1
El segundo inciso del artículo 79 de la Ley 906 indica: “Sin embargo, si surgieren nuevos
elementos probatorios la indagación se reanudará mientras no se haya extinguido la
acción penal”.
645
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
haría tránsito a cosa juzgada sería la decisión judicial que declare la extinción
por desistimiento o por muerte. Así las cosas, si no hay declaración judicial
de la extinción, no hay cosa juzgada, independientemente de que el trámite
no pueda proseguir por ausencia de objeto.
Sin embargo, el efecto más nocivo de la decisión fue que, alegando una supuesta
unidad normativa, la Corte Constitucional evaluó la constitucionalidad
2
Sentencia C-591 de 2005 M.P. Clara Inés Vargas. “En este orden de ideas, la Corte
declarará inexequibles las expresiones “mediante orden sucintamente motivada. Si la
causal se presentare antes de formularse la imputación, el fiscal será competente para
decretarla y ordenar como consecuencia el archivo de la actuación”, del primer inciso
del artículo 78 de la Ley 906 de 2004; “a partir de de la formulación de la imputación”
del inciso segundo de la misma disposición. De igual manera, declarará exequible la
expresión “La extinción de la acción penal producirá efectos de cosa juzgada” del artículo
80 de la Ley 906 de 2004, por el cargo analizado”.
646
José Fernando Mestre Ordóñez
del artículo 331 sobre preclusión, que no había sido demandado, y declaró
inexequible el aparte que limitaba la procedencia de la preclusión a los
momentos posteriores a la formulación de la imputación3. Ahora, como
consecuencia de la sentencia, la preclusión procede en cualquier momento
cuando no haya mérito para acusar, incluso antes de la formulación de la
imputación, alterando la coherencia y la lógica del sistema, que se propusieron
con antelación.
3
Ibídem. “Ahora bien, considera la Corte que en lo que concierne a la preclusión de la
investigación, en los términos del artículo 331 de la Ley 906 de 2004, acusa el mismo
problema constitucional advertido, en cuanto esta norma prevé la intervención del juez
de conocimiento para su adopción sólo a partir de la imputación, existiendo la posibilidad
de que en la etapa previa esta determinación sea tomada por el fiscal respectivo. Así las
cosas, para guardar plena armonía con las decisiones adoptadas respecto de la extinción
de la acción, considera la Corte necesario un pronunciamiento en relación con el artículo
331 mencionado. En efecto, la solicitud de preclusión deberá ser siempre presentarla por el
fiscal ante el juez de conocimiento; es decir, en cualquier momento, y no solamente a partir
de la formulación de la imputación. En otros términos, la declaratoria de preclusión de la
acción penal debe ser siempre adoptada por el juez de conocimiento a solicitud del fiscal.
En consecuencia, se declarará Inexequible la expresión “a partir de la formulación de la
imputación” del artículo 331 de la Ley 906 de 2004”.
4
Según el cuarto inciso del artículo 333 de la Ley 906, sobre el trámite de la preclusión: “En
ningún caso habrá lugar a solicitud ni práctica de pruebas”.
647
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
5
Por ejemplo, la sentencia C-209 de 2007 M.P. Manuel José Cepeda, que en general adecuó
la Ley 906 a la garantía de los derechos de las víctimas, condicionó la constitucionalidad
del artículo al que pertenece el inciso que prohíbe la solicitud y práctica de pruebas, “en el
entendido de que las víctimas pueden allegar o solicitar elementos materiales probatorios
y evidencia f ísica para oponerse a la petición de preclusión del fiscal”.
6
El artículo 287 indica que la formulación de la imputación procede cuando “de los
elementos materiales probatorios, evidencia f ísica o de la información legalmente
obtenida, se pueda inferir razonablemente que el imputado es autor o partícipe del delito
que se investiga”.
648
José Fernando Mestre Ordóñez
7
El artículo 49 de la Ley 1453 de 2011, llamada Ley de Seguridad Ciudadana, amplió este
término de 30 a 90 días o a 120 cuando se presente concurso de delitos, o cuando sean tres
o más los imputados o cuando se trate de delitos de competencia de los Jueces Penales de
Circuito Especializados. El parágrafo, incluido por la Ley 1474 o Estatuto Anticorrupción,
generando algunos problemas interpretativos estableció que para algunos delitos los
términos se duplicarán cuando sean tres (3) o más los imputados o los delitos objeto de
investigación.
8
C.S. de J. Sala de Casación Penal. Sentencia de segunda instancia de 21 de septiembre de
2011. M.P. Alfredo Gómez Quintero. Expediente 37205.
649
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
Por su parte, las primeras cinco causales de preclusión del artículo 332 sí
podrían ser utilizadas en momentos anteriores a la imputación, por lo menos
en teoría y sin perjuicio de las dificultades que a continuación se plantean.
La causal primera, sobre existencia y vigencia de la acción penal, no genera
dudas, porque su procedencia anterior a la imputación emana directamente
de la propia sentencia C-591. Las otras cuatro causales, referidas a cuestiones
sustanciales y dogmáticas de la conducta investigada (inexistencia del hecho,
atipicidad de la conducta, ausencia de intervención o participación de la
persona y existencia de causal excluyente de responsabilidad), no encuentran
inconvenientes específicos para su aplicación antes de la imputación, pero
sí surgen dudas interpretativas porque estos eventos coinciden con la
procedencia teórica inicial del archivo, consistente en la constatación de que
no existen motivos o circunstancias fácticas que permitan la caracterización
de los hechos como delitos o indiquen su posible existencia como tal.
650
José Fernando Mestre Ordóñez
encontró serias dificultades y, tal vez como reflejo del desacierto anterior,
demostró impericia y ausencia de comprensión de los pilares del sistema
procesal penal.
9
Sentencia C-1154 de 2005 M.P. Manuel José Cepeda: “Tampoco se trata de una preclusión
pues ésta sucede en un momento posterior del procedimiento penal donde se ha constatado
que no existe mérito para acusar pero se ha surtido una instancia anterior: la imputación
del indiciado lo que implica la constatación de que los hechos revisten las características
de un delito”; igualmente, en nota al pié citó el artículo 331, incluyendo la parte declarada
inexequible y sin anotación alguna. En igual error incurrió el Magistrado Yesid Ramírez
en la adición de voto que se comenta más adelante.
651
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
10
Cfr. Sentencias 27873 de 2007 y 28984 de 2008 M.P. Julio Enrique Socha Salamanca. En
ambos pronunciamientos se indica que el archivo de las diligencias procede por ausencia
de tipicidad objetiva y también procede por inexistencia de los hechos.
11
Adición de voto de Yesid Ramírez Bastidas a la sentencia 27014 de 2007 M.P. Javier
Zapata Ortiz.
12
C.S. de J., Sala de Casación Penal. Auto del 5 de julio de 2007, en el radicado 11-001-02-
30-015-2007-0019.
13
En ese orden de ideas, muy a pesar de los graves errores de la Corte Constitucional y
del gran esfuerzo teórico de los Magistrados de la Corte Suprema, debe reconocerse
que actualmente la fórmula más clara para derivar la procedencia del archivo de las
diligencias y de la preclusión antes de la imputación es la que por vía negativa utilizó la
Corte Constitucional en la criticada sentencia C-1154: “No le compete al fiscal, al decidir
sobre el archivo, hacer consideraciones sobre elementos subjetivos de la conducta ni mucho
menos sobre la existencia de causales de exclusión de la responsabilidad”.
652
José Fernando Mestre Ordóñez
Sin embargo, más del 50% de los casos de archivo en el año 2010 se justificaron
en la imposibilidad de identificar el sujeto activo del delito15. Frente a
ello, caben varios comentarios. En primer lugar, que hay que diferenciar
imposibilidad de incapacidad. El hecho de que las labores investigativas que
haya adelantado la Fiscalía o su creatividad para el diseño de un programa
metodológico de investigación resulten ineficaces para lograr la identificación
del sujeto activo de un delito, no quiere decir que eso sea imposible. Por
supuesto, la probabilidad de identificar al posible autor de un delito, se ve
disminuida cuando la calidad y cantidad de fiscales e investigadores es baja,
pero la imposibilidad no es una circunstancia inherente ni al delito ni a la
investigación.
14
Debe aclararse que aunque es evidente que la “imposibilidad” de identificar el sujeto
activo no tiene nada que ver con la tipicidad, la Sala de Casación Penal de la C.S. de
J. en el auto referido previamente incluyó esta circunstancia como posibilitadora del
archivo de las diligencias. Cfr. C.S. de J. Sala de Casación Penal. Auto de 5 de julio de
2007. Expediente 11001023001520070019
15
BALANCE DE FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO. Boletín
de actualización 2010 – 2011. Corporación Excelencia en la Justicia. Bogotá, Febrero de
2012.
653
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
16
Artículo 326 del Código de Procedimiento Penal, decreto 2700 de 1991.
17
Igualmente, se encuentra en el catálogo elaborado por la C.S. de J. Cfr. C.S. de J. Sala de
Casación Penal. Auto de 5 de julio de 2007. Expediente 11001023001520070019
18
“Este término máximo será de tres años cuando se presente concurso de delitos, o cuando
sean tres o más los imputados. Cuando se trate de investigaciones por delitos que sean de
competencia de los jueces penales del circuito especializado el término máximo será de
cinco años”.
654
José Fernando Mestre Ordóñez
Así las cosas, si bien la norma modifica la naturaleza original del archivo, pues
comienza a proceder por circunstancias ajenas a los motivos jurídicos que lo
fundamentaban inicialmente, se abona que se afronta una situación práctica
que generaba dificultades y que a partir de la norma los Fiscales podrán
dejar de hacer malabarismos jurídicos e incluso de actuar ilegalmente, para
comenzar a soportarse en la ley cuando las insuficiencias probatorias se
hayan extendido por un período de tiempo específico que el legislador
consideró prudencial para iniciar la depuración y descongestión del ente
investigador.
19
Según el BALANCE DE FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO,
Boletín de actualización 2010 – 2011, elaborado por la Corporación Excelencia en la
Justicia., lamentablemente el modelo será replicado este año en Cali y Barranquilla.
655
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
para tratar de retornar al estado anterior la situación que había generado con
su fraude procesal. Evidentemente, ello no torna en atípica la conducta,
aunque sí hace menos relevante la situación frente a otros delitos y tal
vez por ello la Fiscalía opta por el archivo, forzando la concepción de la
atipicidad objetiva. Lo mismo ocurre cuando la Fiscalía considera que son
otras autoridades las llamadas a atender la situación, particularmente en
cuestiones relativas al bien jurídico familia, como el ejercicio arbitrario de la
custodia; independientemente de que la conducta revista las características
de un delito, la Fiscalía archiva la investigación para que sean las autoridades
administrativas las que busquen solucionar el respectivo conflicto y alega
de alguna manera la ausencia de tipicidad objetiva, generando en la práctica
una inconstitucional destipificación de ciertas conductas, función que está
reservada para el Congreso de la República. Similar situación ocurre cuando
se utiliza el principio de lesividad o ausencia de antijuridicidad material
como fundamento para alegar la atipicidad objetiva, pues la cuestión es
dogmáticamente compleja y no es tan claro que, después de las sentencias
de la Corte Constitucional, proceda el archivo en esas circunstancias20.
20
Es más, en la controvertida decisión de la C.S. de J. con la cual se “autoriza” el archivo por
imposibilidad de identificar el sujeto activo o pasivo de la conducta, se dice expresamente
que la Fiscalía NO puede archivar las diligencias “6.4.4. Cuando se discute si existió o no
lesión al bien jurídico”. Cfr. C.S. de J. Sala de Casación Penal. Auto de 5 de julio de 2007.
Expediente 11001023001520070019. Así se ve la manera como se utilizan estas fuentes
abiertas y sin claro carácter obligatorio; se utilizan los apartes que en determinado
momento resultan útiles, pero se obvian algunos otros que resultan incómodos.
656
José Fernando Mestre Ordóñez
Principio de Oportunidad
Para no incurrir en reiteración21 y por limitaciones espaciotemporales, no se
hará un análisis a profundidad de las vicisitudes dogmáticas y procesales del
principio de oportunidad. Adicionalmente, porque, pese a que estructural
y constitucionalmente el principio de oportunidad debería ocupar un lugar
protagónico en el estudio de los mecanismos de terminación anticipada
de la persecución penal, su utilización por la Fiscalía General es ínfima
respecto de los demás mecanismos. En efecto, la aplicación del principio
de oportunidad no alcanza siquiera un punto porcentual en relación con lo
que se ha denominado las “salidas” del sistema (0,3%22), que incluyen todos
los mecanismos de terminación de la persecución, anticipada o normal
mediante la sentencia después del juicio. De hecho, por cada mil archivos
solo se presentan cinco aplicaciones de principio de oportunidad en el país.
Las causas de esta lamentable situación están sobrediagnosticadas en
diferentes fuentes y van desde la luctuosa configuración de las causales de
aplicación del principio de oportunidad en la Ley 906, hasta la generalizada
falta de claridad conceptual acerca de la naturaleza de la figura, pasando por
la ausencia de liderazgo, orientación y reglamentación adecuada por parte de
las altas jerarquías al interior de la Fiscalía Genera de la Nación.
En este contexto, las cuestiones relativas al principio de oportunidad no
resultarían tan pertinentes en un análisis de los mecanismos de terminación
anticipada de la persecución penal en la práctica de la Fiscalía General de la
Nación. Sin embargo, existen un par de cuestiones por anotar en relación con
lo poco que la Fiscalía hace o no hace en materia de principio de oportunidad.
En primer lugar, como ya se ha manifestado en otros escenarios23, resulta
pertinente hacer un llamado a la Fiscalía para propiciar la mayor utilización
de la suspensión del procedimiento a prueba como mecanismo de aplicación
21
Sobre este específico tema se presentó la ponencia “Efectividad y Comprensión del
Principio de Oportunidad en Colombia” en el XXVII Congreso Colombiano de Derecho
Procesal en el año 2006 y muchas de las proyecciones planteadas en dicha oportunidad
se han cumplido en la realidad de esta institución. Así mismo, la misma se estudia a
profundidad en el libro “La Discrecionalidad para Acusar”. Mestre Ordóñez, Jose
Fernando. Grupo Editorial Ibáñez - Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2011.
22
BALANCE DE FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO. Boletín
de actualización 2010 – 2011. Corporación Excelencia en la Justicia. Bogotá, Febrero de
2012.
23
LA SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO A PRUEBA. En Realidades y Tendencias
del Derecho en el Siglo XXI. Tomo V. Derecho Procesal. Editorial Temis y Pontificia
Universidad Javeriana – Facultad de Ciencias Jurídicas. Bogotá, 2010.
657
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
24
Cfr. SAMPEDRO ARRUBLA, Julio Andrés. La Humanización del Proceso Penal: Una
Propuesta desde la Victimología. Legis Editores. Bogotá, 2003. Entre otros escritos del
autor.
25
Cfr. WEXLER, David. Therapeutic Jurisprudence: an Overview. Public lecture given on
October 29, 1999 at the Thomas M. Cooley Law Review Disabilities Law Symposium. En
http://www.law.arizona.edu/depts/upr-intj/
658
José Fernando Mestre Ordóñez
26
Varios autores estudian este asunto. Probablemente la visión general más completa se
encuentre en GARZÓN MARÍN, Alejandro; LONDOÑO AYALA, Cesar Augusto;
659
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
660
José Fernando Mestre Ordóñez
oportunidad por la causal cuarta o quinta del artículo 324. La Fiscalía tiene la
potestad de escoger si acepta o no el ofrecimiento y cuáles beneficios ofrecer
por la colaboración. Dependiendo de muchas variables que no se pueden
contemplar legalmente en su totalidad, la Fiscalía puede decidir no aceptar
el ofrecimiento, por ejemplo porque ya conoce los eventuales futuros delitos
o cuenta con suficiente material probatorio para ello o simplemente porque
considera de gran importancia político criminal la condena a ese investigado
por el delito que cometió. Incluso puede exigirle al investigado condiciones
adicionales para aceptar su propuesta, como la reparación a las víctimas, a
pesar que la norma no lo dispone expresamente. A partir de la Ley 1312,
como se reclamaba arriba, igualmente puede procurar una suspensión del
procedimiento a prueba, que exige la reparación integral y que en el literal
m del artículo 326 contempla esta situación específica. También puede
limitarse a ofrecer una rebaja punitiva a cambio de la información, en uso
de los preacuerdos, marco en el cual también puede exigir la reparación. En
fin, la discrecionalidad política de la Fiscalía implica diversas posibilidades,
todas ellas válidas y legítimas pues se fundamentan en criterios de política
criminal y no en el capricho individual del fiscal de turno o en los intereses
del respectivo delincuente.
Por esta falta de carácter o de claridad acerca de la naturaleza discrecional
y dispositiva del principio de oportunidad, específicamente en casos de
relevancia nacional, esta institución se está desdibujando y está siendo objeto
de críticas sociales y políticas que no provienen de su esencia sino de la manera
como la Fiscalía está haciendo uso de ella. Lo mismo está ocurriendo con los
preacuerdos, que tienen el mismo origen dispositivo y discrecional, pero que
implican ciertas diferencias que merecen un tratamiento en capítulo aparte.
27
Cfr. LA EFICACIA DE LOS PREACUERDOS. En Memorias XXIX Congreso Colombiano
de Derecho Procesal. Medellín, 2008.
28
Cfr. OBSERVATORIO CIUDADANO DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO. En
SISTEMA ACUSATORIO Y JURISPRUDENCIA. Corporación Excelencia en la Justicia,
Pontificia Universidad Javeriana, Grupo Editorial Ibáñez. Bogotá, 2010. p. 210 y ss.
661
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
662
José Fernando Mestre Ordóñez
29
Es importante recordar la existencia de dos modalidades de preacuerdos. La negociación
de penas y la negociación de cargos. En la primera modalidad, que implica la aceptación
de todos los cargos objeto de imputación o acusación, la negociación previa al acuerdo
recae esencialmente sobre la rebaja punitiva que se va a conceder, teniendo en cuenta
los límites establecidos en los artículos 351 y 352. Es decir, hasta la mitad de la pena
a imponer, en las negociaciones anteriores a la acusación y la tercera parte de la pena
a imponer, en las negociaciones realizadas durante la etapa del juicio. En la segunda
modalidad, la negociación es más compleja pues se refiere esencialmente a que se elimine
un cargo específico o una causal de agravación punitiva o a que se modifique de manera
favorable para el sujeto pasivo de la persecución la adecuación típica provisional que se
había formulado en la imputación o en la acusación. En este caso, no hay lugar a una
disminución adicional de pena, pues la modificación de los cargos implica la única rebaja
compensatoria admitida.
663
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
30
C.S. de J. Sala de Casación Penal. M.P. Alfredo Gómez Quintero. Septiembre 5 de 2011.
Expediente 36502.
31
En opinión inicial de Sintura en el año 2005, la Fiscalía no puede proponer una pena
concreta al Juez en el preacuerdo. Sintura Varela, Francisco. Preacuerdos y Negociaciones
entre la Fiscalía y el Imputado. En Sistema Penal Acusatorio. Universidad del Rosario.
Bogotá, 2005. p. 205.
664
José Fernando Mestre Ordóñez
los artículos 369 y 370. En el primero de ellos, con mayor precisión, se indica
que cuando hay preacuerdos la Fiscalía debe expresar la pretensión punitiva
que tuviere, la cual se incorporará en la sentencia si es aceptada por el juez. El
370 es menos claro, pues si bien refiere que si el juez acepta el preacuerdo no
podrá imponer una pena superior a la que le ha solicitado la Fiscalía, como
suponiendo una solicitud concreta, también dice que se dará aplicación al
artículo 447, el cual reseña el procedimiento para llegar a la individualización
de la pena, que en principio no se requeriría si se acepta un preacuerdo que
incluya el quantum.
De cualquier forma, ya es aceptado casi pacíficamente que los preacuerdos
pueden incluir el quantum específico de la pena32, llegando hasta el punto que
ciertos jueces requieren a las partes para que precisen su pretensión punitiva
en los preacuerdos bajo la modalidad de aceptación de cargos.
Inicialmente se dudó si la posibilidad de preacordar el quantum también
procedía en la modalidad de preacuerdos por negociación de cargos. La
discusión se originó en una trascendental norma que será objeto de debate
más profundo a continuación, específicamente el segundo inciso del artículo
351 según el cual si hubiere un cambio favorable con relación a la pena a
imponer, como ocurre en los preacuerdos por negociación de cargos, esto
constituirá la única rebaja compensatoria por el acuerdo. Adicionalmente, la
Directiva 1 del Fiscal General dice que se puede acordar la pena a imponer en
el caso de aceptación de cargos33, pero nada dice en relación al acuerdo por
negociación de cargos. Por estas cuestiones, aún hoy en la Fiscalía se duda de
la posibilidad de negociar quantum de pena en la modalidad de negociación
de cargos y normalmente dichos acuerdos van sin solicitud específica de
pena. Sin embargo, es claro que si se incluye un quantum que no implique una
rebaja punitiva, sino que se ubique dentro de los límites de la pena original
del delito preacordado, el preacuerdo no es ilegal y se evita acudir al sistema
de cuartos, generando más certeza para las partes de la negociación.
32
C.S. de J., Sala de Casación Penal. Junio 29 de 2006. Rad. 24.529. M.P. Jorge Luis Quintero
Milanés.
33
Fiscalía General de la Nación. Directiva 01 de Septiembre 2006. Directriz tercera literal b.
665
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
666
José Fernando Mestre Ordóñez
En segundo lugar y con mayor relevancia, porque al igual que con la anterior
estrategia, con ésta se contraviene la limitación del segundo inciso del artículo
351 al otorgar una doble rebaja expresamente prohibida. En efecto, si la
defensa negocia con la Fiscalía los términos de la imputación, perfectamente
puede lograr que se elimine un cargo específico o una causal de agravación
punitiva o a que se modifique de manera favorable para el defendido la
adecuación típica provisional que tenía prevista la Fiscalía, y después, con
la aceptación, supuesta y aparentemente unilateral, obtiene una rebaja de la
mitad de la pena.
Con estas estrategias, además de generar una doble rebaja, también se busca
evitar los efectos de lo dispuesto en el artículo 349 del CPP, según el cual los
preacuerdos que se celebren respecto de delitos en los cuales el sujeto activo
del delito haya obtenido incremento patrimonial fruto del mismo, tienen un
requisito adicional consistente en el reintegro de por lo menos el cincuenta
por ciento del incremento percibido y el aseguramiento del recaudo del
remanente. Normalmente, el delito por el cual se presenta el allanamiento
o respecto del cual se aplica el principio de oportunidad, en utilización de
las estrategias señaladas, es aquel que generó el incremento patrimonial
del investigado. Como no se trata de un preacuerdo, no existe el requisito
económico y la negociación no se ve limitada por esa circunstancia.
667
Los mecanismos de terminación anticipada del proceso penal
A manera de conclusión
Los mecanismos de terminación anticipada son las instituciones más
importantes dentro del complejo diseño procesal para alcanzar la efectividad
del sistema de persecución penal. Son ellos los que permiten materializar la
descongestión, la priorización, la selectividad y la fluidez del sistema.
668
Quinto tema
671
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
• ¿El sentido del fallo forma parte de la estructura básica del moderno
proceso penal oral acusatorio?
• ¿Es imperioso para el juez escribir la sentencia estrictamente derivada del
sentido del fallo previamente pronunciado?
• O, ¿Tiene facultad legal el juez para modificar la sentencia en sentido
contrario al anunciado sentido del fallo?
2. Legislación aplicable
El Código de Procedimiento Penal (Ley 906 de 2004) que obedece al anhelado
sistema oral acusatorio colombiano derivado del Acto Legislativo 03 de 2002,
incluye el sentido del fallo en varias normas sistemáticamente introducidas a
lo largo del clausulado así:
2.1 Artículo 40 que faculta al juez competente para que una vez anunciado
el sentido del fallo, imponga las sanciones respectivas.
672
Jesús Antonio Marín Ramírez
673
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
Destaca del sentido del fallo que declara la responsabilidad penal del acusado,
la iniciación del incidente de indemnización de perjuicios, como derecho de
la víctima cuyas resultas se integran como un todo en la sentencia. Además
faculta al juez para imponer las penas respectivas, consecuencia del apego
irrestricto del funcionario judicial al anuncio, cuando es condenatorio. Le
permite incluso al juez ordenar discrecionalmente un término prudencial,
que en la práctica cuando se trata de asuntos de alta complejidad, supera las
dos horas a que alude el Código en beneficio de una decisión razonable, seria,
prudente a tono con lo ocurrido en la audiencia pública, bajo los principios
de ponderación, necesidad y prevalencia de lo sustancial sobre lo formal.
La inmediación probatoria del juez de conocimiento, identificado no por la
función sino en lo personal, aunado a las teorías o hipótesis que las partes le
presenten en sus alegatos iniciales y finales, le exigen el respeto al anunciado
sentido del fallo que habrá de reflejarse en la redacción de la sentencia.
Resalta la Corte, que ese trámite obliga al juez, a tono con el principio de
seguridad jurídica pues las partes saben a qué atenerse, pues solamente
esperan del juez la exposición de los motivos de la ratio decidendi y otros
asuntos accesorios como el monto de las penas, la viabilidad de los subrogados
penales, la cuantificación de la indemnización de perjuicios, etc.
1
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia de Casación, Rad. 27.336, sep. 17 de
2007, MM.P.P.: Dres. Augusto J. Ibáñez Guzmán y Jorge Luis Quintero Milanés.
674
Jesús Antonio Marín Ramírez
Concluye así que “el fallo conforma un todo inescindible, un acto complejo,
una unidad temática, entre el anuncio público y la sentencia finalmente
escrita, debiendo, por tanto, ser coincidentes sus alcances”. Por lo tanto, esos
dos momentos de un mismo acto debe proteger la consonancia o congruencia
entre el sentido del fallo y la sentencia.
2
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia de Casación, Rad. 28.125 del 5 de diciembre
de 2007, M.P. Dr. AUGUSTO J. IBAÑEZ GUZMÁN. Sobre la motivación de las sentencias
hace especial llamado de atención en esta providencia, al sostener que no hacerlo infringe
los derechos de contradicción, lealtad y defensa del acusado: “No puede corresponder
simplemente a un formalismo intrascendente, meramente enunciativo o carente de
motivación. Es preciso que su estructura argumentativa sea lógica, concatenada y
ordenada, que contenga en forma diáfana las razones que condujeron al fallador a adoptar
la decisión, así como las reglas de la experiencia, de la lógica o de la ciencia tenidas en
cuenta al momento de valorar las pruebas y los fundamentos jurídicos para aplicar una u
otra disposición. Todo ello con el fin de permitir a las partes la posibilidad de ejercer sin
compliques ni ambages su derecho de defensa y contradicción.- La exigencia de motivar
las sentencias tiene fundamento en el principio de la lealtad procesal y, en esa medida,
debe estar en función de la impugnación. Una decisión incoherente, enredada u oscura
hace irrealizable el derecho de impugnación. Por consiguiente, no es admisible que se
funde en suposiciones o afirmaciones genéricas o ambiguas. El juez no puede dedicarse
a lanzar frases sueltas, sin sentido o a hacer un recuento de situaciones personales o
profesionales vividas con anterioridad o de valoraciones privadas y subjetivas”.
675
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
676
Jesús Antonio Marín Ramírez
3
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia de casación, radicado No. 29872, octubre
30 de 2008, M.P. Dra. Maria del Rosario González de Lemos.
4
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia de casación, radicado No. 30043, febrero
4 de 2009, m.p. Dra. María del Rosario González de Lemos. “Acerca del principio de
congruencia la Sala ha señalado que su quebranto se produce ‘por acción o por omisión
cuando se (i) condena por hechos o por delitos distintos a los contemplados en las
audiencias de formulación de imputación o de acusación, (ii) condena por un delito
que no se mencionó fáctica ni jurídicamente en el acto de formulación de imputación
o de la acusación, (iii) condena por el delito atribuido en la audiencia de formulación de
imputación o en la acusación, pero se dedue, además circunstancia, genérica o específica,
de mayor punibilidad, y (iv) suprime una circunstancia, genérica o específica, de menor
punibilidad que se haya reconocido en las audiencias de formulación de la imputación o
de la acusación” –sentencia de casación del 6 de abril de 2006, radicado 24668.
677
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
678
Jesús Antonio Marín Ramírez
5
PFEIFFER, Gerd, libro homenaje a Bemmann, Munich, 1997, citado por O. J. Guerrero,
Fundamentos teórico constitucionales del nuevo proceso penal, Bogotá, 2005. “El
principio de inmediación de la prueba es aquella posibilidad que tiene el juez de
conocimiento de percibir directamente la práctica de pruebas para tomar la decisión
acertada en el campo de la responsabilidad penal.
CLAUS, Roxin, Derecho Procesal Penal, Buenos Aires, 2000, p. 395. “El juez debe proferir
una sentencia de acuerdo con sus propias impresiones personales, que obtiene del
acusado y de los medios de prueba en el curso del juicio oral”
BOJOSA VADELL, Lorenzo, Principio acusatorio y juicio oral en el proceso penal
español, en Derecho penal contemporáneo, dic. 2004, p. 58.”Las exigencias del principio
de contradicción y el de inmediación exigen distinguir entre actos sumariales y actos
de prueba y conlleva la necesidad de dar valor probatorio únicamente a la prueba
practicada en la fase de juicio oral, con la estricta excepción de las pruebas anticipadas y
preconstituidas, siempre que se hayan llevado a cabo las debidas garantías, principalmente
el cumplimiento del deber de información e ilustración de sus derechos al imputado con
el fin de que pueda ejercitar con plenitud su derecho de defensa y esta sea obtenida sin
vulneración de los derechos fundamentales”.
679
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
CIÓN6 de las pruebas y del juicio, ante quien se surtirá el deba público, se
anunciará el sentido del fallo y redactará la sentencia correspondiente.
Por manera que la única solución, cuando se trata de sustitución del juez –
persona- sin que haya pronunciado el sentido del fallo y dictada la sentencia,
es la repetición íntegra del juicio oral y público.
Ello solo ocurrirá, rara, asimétrica, anormal y en forma restringida para evitar
el regreso a esquemas superados, donde la permanencia de la prueba era el
6
Código de Procedimiento Penal –Ley 906 de 2004- artículo 454 “Principio de
concentración. La audiencia del juicio oral deberá ser continua salvo que se trate de
situaciones sobrevinientes de manifiesta gravedad, y sin existir otra alternativa viable,
en cuyo caso podrá suspenderse por el tiempo que dure el fenómeno que ha motivado
la suspensión. El juez podrá decretar recesos, máximo por dos (2) horas cuando no
comparezca un testigo y deba hacérsele comparecer coactivamente. Si el término
de suspensión incide en el transcurso del tiempo en la memoria de lo sucedido en la
audiencia y, sobre todo de los resultados de las pruebas practicadas, esta se repetirá. Igual
procedimiento se realizará si en cualquier etapa del juicio oral se debe cambiar al juez”.
680
Jesús Antonio Marín Ramírez
principio que regía esos modelos procesales, por ejemplo, en los siguientes
eventos:
7
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia de casación, radicado No
32.556, enero 20 de 2010, M.P Dr.: AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN.
681
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
El juez podrá decretar recesos, máximo por dos (2) horas cuando no comparezca
un testigo y deba hacérsele comparecer coactivamente.
Si el término de suspensión incide por el transcurso del tiempo en la memoria
de lo sucedido en la audiencia y, sobre todo de los resultados de las pruebas
practicadas, esta se repetirá. Igual procedimiento se realizará si en cualquier
etapa del juicio oral se debe cambiar al juez”.
682
Jesús Antonio Marín Ramírez
8
CORTE CONSTITUCIONAL, Sent. C-873, septiembre 30 de 2003.
9
CORTE CONSTITUCIONAL, Sent. C-591, junio 9 de 2005.
10
CORTE CONSTITUCIONAL, Sent. C-592, junio 9 de 2005.
683
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
11
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sent. diciembre 5 de 2007, radicado No. 28.125
12
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sent. del 30 de enero de 2008, radicado No. 27.192.
13
Artículo 404. Apreciación del testimonio. Para apreciar el testimonio, el juez tendrá en
cuenta los principios técnico-científicos sobre la percepción y la memoria y, especialmente
lo relativo a la naturaleza del objeto percibido, el estado de sanidad del sentido o sentidos
por los cuales se tuvo la percepción, las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que
se percibió, los procesos de rememoración, el comportamiento del testigo durante el
interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y su personalidad.
684
Jesús Antonio Marín Ramírez
685
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
686
Jesús Antonio Marín Ramírez
687
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
14
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sent. marzo 17 de 2010, radicado No. 32.829. M.P.
Dr.: Sigifredo Espinosa Pérez.
688
Jesús Antonio Marín Ramírez
Esto indica que ese acto debe ser motivado, no a la manera de un extenso
discurso, que no lo prohíbe ni ordena su exclusión, pero sí se espera del juez
de conocimiento la manifestación coherente, bajo una argumentación lógica,
ordenada, incluyendo razones claras y precisas que derivaron en el sentido
del fallo de condena o inocencia, principalmente por esa inmediación y
concentración en la práctica probatoria, en las solicitudes finales de las partes
para permitir el diseño o estrategia a seguir al materializar el ejercicio del
derecho a la defensa a tono con los intereses o pretensiones del defensor, de
la fiscalía o de la víctima.
15
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Auto octubre 15 de 2008, radicado No. 29.626.
16
Iudices sententiae suae rationes adducam. Los jueces aduzcan las razones de sus
sentencia. Aforismo LXV.
689
Relación vinculante entre el sentido del fallo y la sentencia
Claro despropósito sería para las partes cuando sean sorprendidas con que el
sentido del fallo no resulta af ín con la sentencia, no guardan coherencia y son
diametralmente opuestos. Por ejemplo: si el anuncio es condenatorio, surge
para la defensa del procesado el interés legítimo para impugnar la sentencia,
para la víctima el de iniciar el incidente de reparación integral antes de que
se dicte sentencia, y para la fiscalía su complacencia ante su requerimiento
de condena, por lo tanto no le es inherente impugnación alguna. Contrario
sensu, si el sentido del fallo es de absolución, la defensa adoptará la posición
pacífica de no atacar la decisión, mientras la víctima y ante todo la fiscalía
optarán por presentar en su momento el recurso de apelación pertinente y no
habrá lugar a iniciar incidente reparatorio o indemnizatorio.
Qué no decir en caso de una motivación del sentido del fallo contradictoria,
ambigüa, discordante, desordenada, con frases sueltas o recuentos de
situaciones personales o profesionales vividas con antelación o valoraciones
subjetivas y particulares?. A qué atenerse las partes para ejercer en defensa de
los intereses que represente la contradicción o confrontación argumentativa?
17
ROXIN, Claus, Derecho procesal penal, editores del Puerto, marzo de 2003,Buenos Aires,
pp. 425 y 426.
690
Jesús Antonio Marín Ramírez
De estas consideraciones, deriva entonces, que tanto el anuncio del sentido del
fallo como la sentencia exigen del juez de conocimiento el más alto esfuerzo
argumentativo, coherente, comprensivo, diáfano, utilizando lenguaje sencillo
para la comprensión ante todo del procesado, de la víctima o perjudicados
y de la sociedad que expectante espera comprender y aceptar las decisiones
judiciales por ser humanas y socialmente justas, respetuosas de la ley, del
derecho, de la justicia y la equidad, solo entonces adquirirán legitimidad
moral y jurídica ante la coherencia de la justicia judicial con la justicia social.
18
FERRAJOLI, Luig, Derecho y Razon, ed. Trotta, pp. 622 y 623.
691
Quinto tema
Edgar Osorio*
695
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
cada actuación penal. Nos referimos, por ejemplo, al que tiene que ver
con el número de delitos, si son los que el denunciante presenta, los que el
apoderado de la víctima presenta, o los que el Fiscal adecúa objetivamente.
Analizaremos esto y daremos a conocer nuestro planteamiento.
1. Fundamentos constitucionales
Este trabajo tiene su fundamento constitucional en el derecho fundamental a un
proceso, o mejor a una actuación procesal penal, sin dilaciones injustificadas,
consagrado en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos1, y en el
artículo 29 de nuestra Constitución, que establece “…Quien sea sindicado
tiene derecho (…) a un debido proceso público sin dilaciones injustificadas…”.
Pero también en otras normas constitucionales que permiten filosóficamente
la materialización de este derecho, como el artículo 2º de la Constitución
Política Colombiana, al concebir como fin esencial del Estado garantizar la
efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en ella.
1
Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, suscrito en Roma en 1950, artículo 6.1: “Toda persona tiene derecho a que
su causa sea oida de manera equitativa, publicamente y dentro de un plazo razonable…”.
Convención Americana sobre Derechos Humanos, firmada en San José de Costa Rica
el 22 de noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre
Derechos Humanos, artículo 8.1: “Toda persona tiene derecho a ser oida, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable…”. Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre, aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana, en
Bogotá, Colombia, 1948, artículo XXV: “…Todo individuo (…) tiene derecho a (…) ser
juzgado sin dilación injustificada…”. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
del 16 de diciembre de 1966, art. 14.3.c. “Durante el proceso, toda persona acusada de un
delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
(…)
A ser juzgada sin dilaciones indebidas;…”.
696
Edgar Osorio
Antecedentes
La institución que estamos estudiando, esto es, el término establecido
por la Ley procesal penal para que la Fiscalía realice la investigación
preliminar sobre unos hechos y presuntos responsables de conductas
punibles, ha venido regulándose por normas anteriores a la Ley 1453 de
2011, que pretende solucionar el problema de la indefinición del término
de indagación dentro del proceso acusatorio colombiano que generaba la
Ley 906 de 2004.
Sin embargo, el artículo 326 del mismo ordenamiento prevé una consecuencia,
tímida a nuestro juicio, al transcurrir un término de investigación previa sin
que se hubiere logrado alguno de sus fines. Así dice el artículo:
697
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
El término entonces, según este decreto, era de seis meses para adelantar la
investigación previa. Pero la consecuencia por cumplirse ese tiempo no era
definitiva, porque tan sólo se podía suspender, y mantenerse así de manera
indefinida. Es decir, sin resolverse el caso en el tiempo razonable para ello.
Esto significa que no se consagró la consecuencia definitiva del proferimiento
de la Resolución inhibitoria. Creemos que esta decisión legislativa se
fundaba en el temor de renunciar al ejercicio del ius puniendi, aunque podría
retomarse al tener la posibilidad legal de revocar la resolución inhibitoria, de
conformidad con el artículo 328, cuyo tenor es el siguiente:
“ARTÍCULO 328. REVOCACIÓN DE LA RESOLUCIÓN INHIBITORIA. La
resolución inhibitoria podrá ser revocada de oficio o a petición del denunciante
o querellante, aunque se encuentre ejecutoriada.
El denunciante o querellante podrá insistir en la apertura de la instrucción,
solamente ante el funcionario que profirió la resolución inhibitoria, siempre
que aparezcan nuevas pruebas que desvirtúen los fundamentos que sirvieron
de base para proferirla.”
698
Edgar Osorio
En este caso, las diligencias pasarán a la Policía Judicial para que continúe
con las diligencias tendientes a identificar al presunto responsable.”.
699
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
La Ley 600 de 2000 fue derogada por la 906 de 2004, que establece el esquema
penal acusatorio, por autorización constitucional del artículo 250, modificado
por el acto legislativo 03 de 2002.
Es claro que la Ley 904 de 2004 no estableció el término para que la Fiscalía
adelante las indagaciones preliminares, vale decir, investigaciones antes
de la audiencia de formulación de imputación. Esto llevó al absurdo de
tener indagaciones preliminares realmente indefinidas, y ante lo cual los
fiscales manifestaban que tenía el término de prescripción de la acción
penal para adelantar la indagación preliminar, yendo en contra de derechos
fundamentales contenidos en los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos y en la Constitución Política, normas conocidas como superiores.
Refiriéndonos a esta Ley 906, encontramos el artículo 175 del Capítulo VII
del Título VI de La Actuación, cuya norma única establece la Duración de
la actuación, y dice que el término de que dispone la Fiscalía para presentar
solicitud de preclusión o escrito de acusación es de 30 días contados a partir
de la imputación, que no podrán excederse.
Con base en esa ausencia legislativa, el ente acusador sólo estaba legalmente
cumpliendo con su deber de investigar diligentemente, durante el tiempo
que a bien quisiera, claro, sin sobrepasar el término de la prescripción de la
acción penal. Pero hemos sostenido que la actividad de indagar sin límite de
tiempo, o agotándolo sin necesidad de perjudicar derechos fundamentales,
significa una contrariedad a los artículos 29 y 228 constitucionales, y una
2
El Plazo Razonable en el Proceso del Estado de Derecho. Reimpresión. Konrad
Adenauer Stifttung. AD-HOC. Junio 2009. Buenos Aires, Argentina. p. 47.
700
Edgar Osorio
puesta en peligro o lesión de bienes jurídicos caros para el ser humano3 que
tiene la condición de indiciado.
Y por último, esta vigente la Ley 1474 de 2011, mediante la cual se amplió
nuevamente los términos para la investigación, que adicionó al artículo 175
de la Ley 906 de 2004, que venía modificado por la 1453 de 2011. Su tenor es
el siguiente:
3
Buen nombre e intimidad, por ejemplo. Porque es evidente y conocido que quien
está bajo investigación penal, está en peligro que sus semejantes pongan en duda
su honorabilidad; y además tiene el riesgo de ser incomodado en su actividad
cotidiana por la existencia de una actuación penal.
701
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
4
Artículo 6.1: “Toda persona tiene derecho a que su causa sea oida de manera equitativa,
publicamente y dentro de un plazo razonable…”.
5
Artículo 8.1: “Toda persona tiene derecho a ser oida, con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable…”.
6
Artículo XXV: “…Todo individuo (…) tiene derecho a (…) ser juzgado sin dilación
injustificada…”.
7
Art. 14.3.c. “Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en
plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
(…)
A ser juzgada sin dilaciones indebidas;…”.
702
Edgar Osorio
8
El Derecho a un Proceso sin Dilaciones Indebidas. Editorial Civitas S.A. 1994. Madrid,
España. p. 34.
9
Ibídem. p. 49.
703
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
de los que integran una instancia, puedan estar establecido en las reglas que
organizan el proceso…”10.
Igualmente, para mayor claridad, citamos a los profesores Jaime Bernal Cuellar
y Eduardo Montealegre Lynett y su libro el Proceso Penal Tomo I, quienes
al tratar el derecho fundamental a un proceso sin dilaciones injustificadas
sostienen lo siguiente: “Desconocer los términos de ley sin motivo probado y
razonable implica dilación injustificada, es decir, vulneración palmaria del
debido proceso (art. 29 C.N.)”12.
10
Ibídem. p. 50.
11
LANZAROTE MARTÍNEZ, Pablo. La Vulneración del Plazo Razonable en el Proceso
Penal. Colección Estudios de Derecho Procesal Penal, No. 15. Editorial Comares.
Granada. 2005. p. 11.
12
Fundamentos Constitucionales del Nuevo Sistema Acusatorio, Universidad Externado de
Colombia, 5ª Edición, julio de 2004. Bogotá. p. 385.
704
Edgar Osorio
705
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
Es deber del Estado propender por un orden justo de acuerdo con el artículo 2
de la Constitución Nacional, y resolver un asunto penal de un ser humano que
está padeciendo el riesgo y ataque de la acción penal en el término razonable
en una indagación preliminar en la que no hay más elementos materiales
probatorios que recolectar que puedan comprometerlo penalmente, porque
los recolectados no permiten inferir razonablemente que pueda ser autor o
participe de un delito materializa tal deber.
13
Sentencia del 5 de agosto de 1997, M.P. Dr. Carlos Gaviria Díaz.
14
C.S. de J. Sala de Casación Penal. Sentencia del 15 de octubre de 1999. Exp.
11220. M.P. Carlos Augusto Galves Argote.
706
Edgar Osorio
En relación con los criterios para establecer si una actuación penal se realizó
dentro de un plazo razonable, o por el contrario, se vulneró, el Tribunal
15
LANZAROTE MARTÍNEZ. Op. cit. p. 21.
PASTOR. Op. cit. p. 47.
16
Id.
17
707
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
18
PICÓ I JUNOY, Joan. Las Garantías Constitucionales del Proceso. J.M. Bosch Editor.
Barcelona – España. 1997. p. 121.
19
Op. cit. p. 82.
Id.
20
Id.
21
708
Edgar Osorio
con las leyes procesales, leemos que para tomar las decisiones que afectan
derechos fundamentales dentro del proceso penal el legislador ha impuesto
la consideración de este criterio para ponderar si se infiere con base en el
sentido común, reglas de experiencias, y en los hechos probados, que aquellos
derechos deben ceder ante el derecho que tiene el Estado a la persecución
penal.
La Corte recuerda uno de los fines del proceso penal que es la satisfacción y la
prevalencia de los presupuestos del derecho sustancial y afirma lo siguiente:
“Los plazos que rigen el procedimiento penal se han establecido como un
mecanismo procesal encaminado a satisfacer los presupuestos del derecho
sustancial…”, que no son otros que los derechos fundamentales entre ellos
del debido proceso y razonabilidad, todos protegidos por la Constitución y
los Tratados sobre Derechos Humanos ratificado por Colombia.
Y continuó la Corte:
“En algunos casos la jurisprudencia del Tribunal de Derechos Humanos
Europeo ha añadido el análisis de la importancia del litigio para el interesado
como un cuarto elemento para establecer dicha razonabilidad22. Igualmente,
dicho tribunal ha establecido que el mencionado examen puede ser sustituido
por un análisis global del procedimiento23.”.
22
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Caso Motta, sentencia de febrero 19 de 1991,
serie A, N°195A; Caso Ruiz Mateos c. España, sentencia de junio 23 de 1993, serie A, N°
262.
23
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Caso Motta, sentencia de febrero 19 de 1991,
serie A, N°195A; Caso Vernillo, sentencia de febrero 20 de 1991, serie A, N° 198; Caso
709
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
De esta manera se entiende que el criterio de razonabilidad del plazo que debe
revestir y respetarse en la etapa de indagación preliminar dentro del proceso
penal tiene fuerza supraconstitucional y constitucional, lo que permite
sostener que está por encima de las normas legales, en casos específicos.
Unión Alimentaria Sanders S.A., sentencia de julio de 1991, serie A, N° 157.7 de 1991,
serie A, N° 157.
24
Se incurre en ella cuando el legislador ha regulado de manera insuficiente e incompleta
un mandato constitucional; o cuando de dicha insuficiencia de regulación o incompleta
reglamentación, conduce a la violación del derecho a la igualdad.
710
Edgar Osorio
711
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
25
A esto se refiere el profesor Daniel Pastor, en su obra citada por nosotros, en la p. 413:
“b) El concepto de plazo impuesto por el orden jurídico
Por regla general, plazo es el espacio de tiempo dentro del cual debe ser realizado un acto
procesal. En efecto, “plazo´, en el derecho procesal penal, es toda condición de tiempo
puesta al ejercicio de una determinada actividad procesal. Con relación al plazo razonable
esto quiere decir que todo el proceso mismo, como conjunto máximo de la actividad
procesal, debe (sólo puede) ser realizado dentro del tiempo fijado como razonable. Dicho
de otra manera, el plazo razonable es aquel período únicamente dentro del cual puede ser
llevado a cabo un proceso penal adecuado al Estado de derecho.
26
Op. cit. p. 342.
27
Gravedad del hecho, duración efectiva del proceso, complejidad de la prueba, actitud de
las autoridades encargadas de la persecución penal y la propia conducta del imputado en
relación con los retrasos del proceso, entre otros.
712
Edgar Osorio
713
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
714
Edgar Osorio
Esperamos que los funcionarios judiciales que nos escuchan y nos leen,
tengan en cuenta los derechos fundamentales del indiciado, sus deberes como
funcionarios públicos, las consecuencias nocivas para ellos por ese acto tan
contrario a la ley, y decidan no proceder de esta manera.
Piénsese en una denuncia por los delitos de acceso carnal violento, violencia
intrafamiliar y lesiones personales, en el que una mujer denuncia a su cónyuge
porque ejerció violencia f ísica sobre ella para accederla carnalmente. Pero en
este caso, la mujer no es localizada para obtener evidencias de los delitos
denunciados y tampoco se tiene identificado al agresor. Observamos que la
denuncia es por tres delitos, pero es un típico caso de concurso aparente,
que implica que se reduzca a sólo un delito, y no a tres, la investigación
preliminar. Significa que el término máximo será de dos años y no de tres.
Dependeríamos del conocimiento y la honestidad del fiscal para que realice
correctamente la adecuación tipica. En el presente caso el comportamiento
se adecuaría objetivamente a los tres delitos, pero hay noticias criminales en
las que las conductas denunciadas no se adecúan, siquiera, objetivamente,
incrementando los inconvenientes y riesgos para el indiciado.
28
Fernando Velásquez Velásquez, en su libro Manual de Derecho Penal, Parte General,
IV edición actualizada, ediciones jurídicas Andrés Morales, 2010, p. 639: “…se presenta
cuando el analista o estudioso tiene la impresión inicial de que está frente a un caso de
concurso ideal, pero un estudio detenido producto de la emisión de los correspondientes
juicios de tipicidad lleva a la conclusión de que ello no es así.”.
715
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
29
Ibídem. p. 637: “Se presenta cuando hay una pluralidad de acciones independientes,
susceptibles de ser encuadradas en uno o en varios tipos penales, realizadas por la misma
persona, y que concurren para ser juzgadas en un mismo proceso; el concurso material,
pues, existe cuando no hay unidad de acción, por lo que es el típico caso de no concurrencia
de tipos en una acción, porque, como ya se explicó, la única posibilidad de “concurso” es de
carácter procesal.”.
716
Edgar Osorio
30
Ibídem. p. 579. “Se presenta esta forma de autoría cuando varias personas –previa
celebración de un acuerdo común (expreso o tácito)– llevan a cabo un hecho de manera
mancomunada, mediante una contribución objetiva a su realización; dicha figura, pues,
se basa también en el dominio del hecho –que aquí es colectivo y de carácter funcional–
por lo que cada coautor domina todo el suceso en unión de otro o de otros.”.
31
Ibídem. p. 586: “Se entiende la figura en virtud de la que una persona determina a otra a
realizar un injusto doloso concreto…”.
32
Ibídem. p. 588: “Por tal se entiende la cooperación dolosa con otro en la realización de
su hecho antijurídico, dolosamente cometido; el cómplice, pues, se limita a favorecer un
hecho ajeno y –como el inductor– no tiene el dominio del hecho.”.
33
Ibídem. p. 584: “Es el que efectúa un aporte doloso en el injusto doloso de otro, trátese de
una instigación o de una complicidad; por ello, esta forma de concurso de personas se
caracteriza de manera negativa, pues el agente no ejecuta la acción típica.”.
34
Régimen Penal Colombiano. Art. 30, inciso final: “Al interviniente que no teniendo la
calidades especiales exigidos en el tipo penal concurren en su realización, se le rebajará la
pena en una cuarta parte.”.
35
Sentencia de julio 8 de 2003, rad. 20704, M.P. Carlos Augusto Galvez Argote.
717
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
36
Op. cit. p. 414.
718
Edgar Osorio
Consideramos que las consecuencias dadas por la Ley 1453 de 2011 no son del
todo sancionatorias, porque se le da la posibilidad a la fiscalía que continue
con el ejercicio del ius puniendi, y aún peor, que siga a una etapa procesal de
mayor entidad, en la que se entiende que ya existe proceso penal, en la que
se limitan derechos al imputado. Pero todo esto después de transcurridos
varios años de inactividad investigativa, o de insuficiencia de elementos
materiales probatorios, lo que pone en duda la procedencia de la formulación
37
Op. cit. p. 41.
719
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
720
Edgar Osorio
38
Sala de Decisión de Tutelas No. 1. Sentencia de Tutela de segunda instancia del 23 de
noviembre de 2011. M.P. Augusto Ibañez Guzmán. Acta No. 412.
721
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
Martínez Rave, nos recuerda que “Es decir, la ley procesal favorable tiene
efecto retroactivos o ultractivos, según el caso, siempre que no se refiera a la
jurisdición, la competencia o aspectos meramente rituales.”39.
“Para seleccionar las normas aplicables al caso importa tener en cuenta que el
principio de favorabilidad opera tanto para las normas materiales como para
las procesales con efectos sustanciales, razón por la cual la Sala ha venido in
sistiendo en la procedencia de dinamizar las disposiciones del Código Penal
anterior con las del Código Procesal”40.
39
MARTÍNEZ RAVE, Gilberto. Procedimiento Penal Colombiano, Duodécima
Edición, Temis. 2002. p. 52.
40
C.S. de J., Sala de Casación Penal. Auto. nov. 29/2001. Rad. 18915. M.P. Édgar Lombana
Trujillo.
722
Edgar Osorio
Conclusiones
• En Colombia son vinculantes los Tratados Internacionales de derechos
humanos
• El Tratado Europeo sobre Derecho Humanos hace parte del orden
constitucional Colombiano
• La Jurisprudencia de los Tribunales Internacionales de derechos humanos
es vinculante en Colombia
• El concepto de plazo razonable tiene fundamento en la Jurisprudencia de
los Tribunales Internacionales
• El derecho a una indagación preliminar sin dilaciones injustificadas se
determina con base en el concepto de Plazo razonable.
• El término máximo establecido en el artículo 49 de la Ley 1453 de 2011, no
se entiende como plazo razonable.
• Constituye un avance estipular normativamente el término máximo de la
indagación preliminar.
• Como regla general, cumplido el término legal máximo procede el archivo
de la indagación.
• Es acorde con los derechos fundamentales y la justicia material, interpretar
extensivamente el artículo 49 de la Ley 1453 de 2011
• La Fiscalía tiene el deber de actuar con el fin esencial de asegurar la
vigencia de un orden justo.
• Mantener a un ser humano dentro de una indagación penal en un tiempo
razonable es asegurar un orden justo.
• El término razonable es criterio supraconstitucional independiente del
término máximo de la indagación preliminar.
• Hay acciones dentro y fuera de la indagación preliminar utiles para
solicitar la protección del derecho a una indagación preliminar sin dilación
injustificada.
Bibliografía
BERNAL CUÉLLAR, Jaime. MONTEALEGRE LYNETT, Eduardo. El Proceso
Penal. Fundamentos Constitucionales del Nuevo Sistema Penal Acusatorio.
Tomo I. Universidad Externado de Colombia. Bogotá. 2004.
723
Preclusividad del término de indagación y sus consecuencias
PICÓ I JUNOY, Joan. Las Garantías Constitucionales del Proceso. J.M. Bosch
Editor. Barcelona – España. 1997.
724
Quinto tema
Realidad de la detención
preventiva en Colombia
1
IBÁÑEZ, Perfecto Andrés. El juez y la prisión provisional. En: ARROYO ZAPATERO,
Luis. NIETO MARTÍN, A. (Coord.): Crítica y justificación del Derecho penal en el
cambio de siglo. Ediciones de la Universidad de Castilla – La Mancha: Cuenca, 2003.
2
FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal. Madrid: Trotta, 1995,
pp. 555-561.
3
HASSEMER, Winfried. Los presupuestos de la prisión preventiva. En: Crítica al derecho
penal de hoy. Buenos Aires: Ad Hoc, 1998, pp. 105-127.
727
Realidad de la detención preventiva en Colombia
4
Realidad reconocida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sobre el
particular, en el voto razonado a la sentencia del 21 de noviembre de 2011, Caso Chaparro
Álvarez y otro contra Ecuador, el Juez Sergio García Ramírez llamó la atención sobre el
hecho de que el sistema penal –sobre todo el correspondiente a los países abarcados por
el Sistema Interamericano– echa mano con exceso de la detención y la prisión preventiva.
728
Henry Leonardo Murillo
5
En Colombia, en los arts. 28 y 29 de la Constitución.
6
CoIDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, sent. 21/11/07, párr. 90-93.
7
Caso Albert Womah Mukong c. Camerún, comunicación N° 458/91 del 21.07.94, párr.
9.8
8
Cfr. O’ DONELL, Daniel. Derecho internacional de los derechos humanos. Normativa,
jurisprudencia y doctrina de los sistemas universal e interamericano. Bogotá: Oficina en
Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
729
Realidad de la detención preventiva en Colombia
730
Henry Leonardo Murillo
12
IBÁÑEZ, Perfecto Andrés. El juez y la prisión provisional, p. 19.
13
ARMENTA DEU, Teresa. Lecciones de Derecho Procesal Penal. Barcelona: Marcial Pons,
2003, pp. 32-36.
Sobre los fines constitucionales del proceso penal, cfr., entre otros, URBANO
14
731
Realidad de la detención preventiva en Colombia
Gerardo. Estructura del proceso penal. Aproximación al proceso penal colombiano. En:
Reflexiones sobre el nuevo sistema procesal penal. Los grandes desaf íos del juez penal
colombiano. Bogotá: Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla, 2004, pp. 43 y ss. y 307 y ss.
15
HASSEMER, Winfried. Op. cit., pp. 115-116. Sobre la compatibilidad de la presunción
de inocencia con la detención preventiva, para conjurar los riesgos de fuga y obstrucción
probatoria, cfr. LLOBET RODRÍGUEZ, Javier. Die Unschuldsvermutung und die
materiellen Voraussetzungen der Untersuchungshaft. Ein Beitrag zur Strafprozessreform
in Lateinamerika. Freiburg im Breisgau: Max Planck Institut für internationales und
ausländisches Strafrecht, 1995, pp. 106, 111 y 172.
16
Sobre el particular, Claus ROXIN se refiere a la existencia de “sospecha vehemente
con respecto a la comisión del hecho punible, esto es, debe existir un alto grado de
probabilidad de que el imputado ha cometido el hecho y de que están presentes todos
732
Henry Leonardo Murillo
probatoriamente y con tal grado de solidez que permita predicar una alta
probabilidad de responsabilidad.
733
Realidad de la detención preventiva en Colombia
20
Doctrina que, como más adelante se expondrá, estructura el discurso jurisprudencial
para afirmar la constitucionalidad de la medida en Colombia. Cfr., entre otras, C. Const.,
sents. C-774/01, C-456/06, C-318/08, C-425/08 y C-1198/08.
21
Si bien CARRARA planteó en Programa de Derecho Criminal la subordinación de la
custodia preventiva a las necesidades del procedimiento, circunscritas a impedir la fuga
del reo e impedirle que estorbe las indagaciones de la autoridad, destruya las huellas
del delito o intimide a los testigos, finalmente se pronunció a favor de la viabilidad de
ordenarla por razones de defensa pública para impedirle a ciertos facinerosos que durante
el proceso continúen en sus ataques al derecho ajeno. En la misma dirección, HÉLIE le
sumó a la detención la connotación de medida de seguridad. Al respecto, cfr. FERRJOLI,
Luigi. Op. cit., pp. 552-555. Este último autor, refiriéndose a la expansión que tuvieron
tales planteamiento en los ordenamientos procesales penales europeos, sostiene que
la prisión preventiva pasó de ser un instrumento exclusivamente procesal a asumir la
fisonomía de una verdadera medida de prevención frente a los peligrosos y los sospechosos
o, peor aún, de una ejecución provisional anticipada de la pena.
734
Henry Leonardo Murillo
22
Cfr. ROXIN, Claus. Op. cit., pp. 259-262. GÓMEZ COLOMER, Juan Luis. El proceso penal
alemán. Introducción y normas básicas. Barcelona: Bosch, 1985, pp. 106-107. LLOBET
RODRÍGUEZ, Javier. Die Unschuldsvermutung und die materiellen Voraussetzungen der
Untersuchungshaft. Ein Beitrag zur Strafprozessreform in Lateinamerika. Freiburg im
Breisgau: Max Planck Institut für internationales und ausländisches Strafrecht, 1995, pp.
55-60, 123-124, 128-134.
23
LLOBET RODRÍGUEZ, Javier. Op. cit. pp. 138-139. No Obstante, importa destacar que,
en la sentencia del 16 de diciembre de 1965, el Bundesverfassungsgericht clarificó que
si bien la detención por peligro de reiteración no es inconstitucional, la gravedad del
hecho por sí misma no es suficiente para detener, siendo necesario examinar los fines
cautelares, so pena de afectarse el principio de proporcionalidad.
735
Realidad de la detención preventiva en Colombia
736
Henry Leonardo Murillo
27
Al respecto, cfr. FRANKOWSKI, Stanislaw & LUEPKE, Henry. Pre-trial Detention in
the U.S. En: Preventive Detention: A Comparative and International Law Perspective.
Dordrecht: Martinus Nijhoff Publishers, 1992. pp. 53-55 y 79-92. KITAI-SANGERO,
Rinat. The Limits of Preventive Detention. En: McGeorge Law Review/Vol. 40, 2009, pp.
903-934.
28
FRANKOWSKI, Stanislaw & LUEPKE, Henry. Op. cit., p. 82-86.
29
El carácter regulatorio de la detención ha sido fuertemente cuestionado. En su salvamento
de voto, el Juez Marshall catalogó dicha distinción como un absurdo y producto de la
ofuscación. En su criterio, con esa etiqueta la punición pasa a ser simplemente una
regulación y, por arte de magia, la Constitución deja de prohibir su imposición a un
inocente. Algunos doctrinantes han cuestionado que ello no deja de ser un ejercicio
semántico y una transparente sofistería. Al respecto, cfr. KITAI-SANGERO, Rinat. Op.
cit., p. 916.
30
Ibídem. p. 905-906.
737
Realidad de la detención preventiva en Colombia
31
Adoptadas por la Asamblea General en la Resolución N° 45/110 del 14 de diciembre de
1990.
32
Adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
tratamiento del delincuente, celebrado en Ginebra en 1995 y aprobadas en Resoluciones
N° 633C de 1957 y 206 de 1977.
33
Caso Albert Womah Mukong c. Camerún, comunicación N° 458/91 del 21.07.94.
34
TEDH, sents. 10/11/69, caso Stögmüller y caso Mazenetter; 280/3/90, caso B. Contra
Austria; 26/01/93, caso W. Contra Suiza, entre otros.
35
SANGUINÉ, Odone. Op. cit. p. 222. SAN MARTÍN CASTRO, César. La privación de
la libertad en el proceso penal y el derecho internacional de los derechos humanos. En:
Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano. http://www.juridicas.unam.mx.
pp. 623-630. COOK, Helena. Preventie Detention – International Standards and the
Protection of the Individual. En: Preventive Detention: A Comparative and International
Law Perspective, p. 10.
738
Henry Leonardo Murillo
Por último, cabe destacar que en el art. 58-1, lit. b) del Estatuto de la Corte
Penal Internacional, junto a las necesidades de asegurar la comparecencia
en el juicio y que la persona no obstruya ni ponga en peligro la investigación
ni las actuaciones de la Corte, figura la de impedir que el imputado siga
cometiendo el crimen objeto de investigación o un crimen conexo36. Desde
luego, este último propósito ha de entenderse en el contexto de la naturaleza
sistemática y generalizada de los crímenes de competencia de la Corte.
Bien se ve, entonces, que actualmente está consolidada la utilización de la
detención preventiva con fines de prevención del delito, dada su inclusión,
prácticamente, en la totalidad de los sistemas jurídicos. Sin embargo, ello no
deja de ser una mera justificación por consenso pragmático, en la medida
en que, como seguidamente se pasa a exponer, tal propósito es del todo
incompatible con la presunción de inocencia.
36
Sobre los lineamientos que han de tenerse en consideración para disponer la detención del
imputado, cfr. DONADIO LINARES, Luciano Martín. La influencia de la jurisprudencia
internacional de los derechos humanos en la práctica judicial interna: el caso de la
detención preventiva. En: Criterio Jurídico. V. 8, N° 2, 2008, Santiago de Cali, p. 83.
739
Realidad de la detención preventiva en Colombia
37
MIR PUIG, Santiago. Introducción a las bases del derecho penal. Montevideo: B de f, 2ª
ed., p. 76.
38
C. Const., sent. C-578/02.
740
Henry Leonardo Murillo
39
HASSEMER, Winfried. Op. cit., pp. 118-119. En el mismo sentido, SANGUINÉ se opone
a la detención con fines preventivos, pues de esta manera adquiere la connotación de
pena anticipada. Op. cit. pp. 76 y 140.
40
KITAI-SANGERO, Rinat. Op. cit., pp. 921-932.
741
Realidad de la detención preventiva en Colombia
41
Así se extrae del art. 27-2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, que
proscribe la suspensión tanto de los derechos allí enlistados como de las garantías
judiciales indispensables para la protección de los mismos. Tal tesis, en Colombia, fue
acogida por la Corte Constitucional en la sent. C-774/01, que representa el hito para
el análisis de constitucionalidad de las disposiciones concernientes a las medidas de
aseguramiento.
42
Dicha concepción antropocéntrica del Estado social de derecho está inspirada en la
segunda fórmula del imperativo categórico kantiano: “obra de tal modo que uses la
humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro siempre a la vez
como fin, nunca meramente como medio”: En: KANT, Immanuel. Fundamentación de la
metaf ísica de las costumbres, 429. Al respecto, cfr. C. Const., sents. C-542/93, T-090/94,
C-045/98, C-521/98, T-556/98 y T-587/98.
742
Henry Leonardo Murillo
Así mismo, el art. 16 de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de Justicia Penal, más conocidas como Reglas de Mallorca,
establece que las medidas limitativas de derechos tienen por objeto asegurar
los fines del proceso. Están destinadas, en particular, a garantizar la presencia
del imputado y la adquisición y conservación de las pruebas.
43
FERNÁNDEZ, Gonzalo D. Bien jurídico y sistema del delito. Montevideo/Buenos Aires:
B de f, 2004, p. 46.
44
Al respecto, cfr. LLOBET RODRÍGUEZ, Javier. Op. cit. pp. 139-140.
45
Adoptados por la Asamblea General de la ONU en la Resolución N° 43/173 de 1998.
743
Realidad de la detención preventiva en Colombia
744
Henry Leonardo Murillo
En el fallo del 1° de febrero de 2006, Caso López Álvarez vs. Honduras, se lee:
69. Del artículo 7.3 de la Convención se desprende la obligación estatal de
no restringir la libertad del detenido más allá de los límites estrictamente
necesarios para asegurar que aquél no impedirá el desarrollo eficiente
de las investigaciones ni eludirá la acción de la justicia. Las características
personales del supuesto autor y la gravedad del delito que se le imputa no
son, por sí mismos, justificación suficiente de la prisión preventiva. La prisión
preventiva es una medida cautelar y no punitiva.
745
Realidad de la detención preventiva en Colombia
84. Como se ha dicho, esta limitación al derecho a la libertad personal, como toda
restricción, debe ser interpretada siempre en favor de la vigencia del derecho;
en virtud del principio pro hómine. Por ello, se deben desechar todos los
demás esfuerzos por fundamentar la prisión durante el proceso basados,
por ejemplo, en fines preventivos como la peligrosidad del imputado,
la posibilidad de que cometa delitos en el futuro o la repercusión social
del hecho, no sólo por el principio enunciado sino, también, porque se
apoyan en criterios de derecho penal material, no procesal, propios de
la respuesta punitiva. Esos son criterios basados en la evaluación del hecho
pasado, que no responden a la finalidad de toda medida cautelar por medio
de la cual se intenta prever o evitar hechos que hacen, exclusivamente, a
cuestiones procesales del objeto de la investigación y se viola, así el principio
de inocencia. Este principio impide aplicar una consecuencia de carácter
sancionador a personas que aún no han sido declaradas culpables en el marco
de una investigación penal.
746
Henry Leonardo Murillo
Con base en las anteriores premisas, cabe concluir con solidez que la
aplicación de la detención preventiva es legítima cuando, funcionando
como una medida de cautela procesal, respeta la presunción de inocencia,
mientras que, si asume la finalidad de protección a la sociedad, basándose
en la peligrosidad del imputado, se traduce en una privación arbitraria de la
libertad personal.
Sin embargo, en Colombia, a tono con el art. 250-1 de la Constitución, dicha
medida de aseguramiento no sólo puede imponerse cuando se muestre
necesaria para conjurar los riesgos de fuga y obstrucción a la justicia, sino
también cuando el imputado constituya un peligro para la seguridad de la
sociedad o de la víctima.
Así, entonces, siendo la misma Constitución la que en Colombia prevé
la posibilidad de detener provisionalmente, para el logro anticipado de
finalidades de prevención propias del derecho penal sustancial, infructuoso
resultaría mantener una discusión sobre la debida o indebida existencia
de tal motivo de encarcelamiento, el cual nos vemos forzados –aunque no
convencidos– a aceptar. De suerte que, a fin de preservar la utilidad práctica
de este trabajo, habremos de centrarnos en los límites que han de respetarse
para evitar un uso indiscriminado de la detención preventiva. Es este el
último recurso al que hemos de apelar quienes propugnamos por mantener
a flote un mínimo de legitimidad en la privación provisional de la libertad,
sin permitir la resignación al naufragio en los mares de la total arbitrariedad.
46
Sentencia del 17/11/09, Caso Barreto Leiva vs. Venezuela.
747
Realidad de la detención preventiva en Colombia
47
Cfr., entre otras, C. Const., sents. C-425/97, C-634/00, C-774/04, C-1154/05, C-318/08,
C-425/08, C-1198/08. Finalmente, en la sentencia C-121/12, aunque la Corte omite la
utilización del adjetivo cautelar, reitera que el propósito de la detención preventiva es el
de salvaguardar los fines del proceso.
48
Al respecto, señaló la Corte en la sent. C-774/01: “Igualmente, la protección de la
comunidad en aras de impedir la continuación de la actividad delictual, puede concebirse
como fin propio de la detención preventiva a partir de la consideración del mandato del
artículo 1º de la Constitución, según el cual, el Estado colombiano se encuentra fundado
en “la prevalencia del interés general”, cuyo desarrollo explica el precepto consagrado en
el artículo 2º de la Constitución Política, por el cual, es fin esencial del Estado, “asegurar
la convivencia pacífica” de la comunidad…”
748
Henry Leonardo Murillo
garantizar la presencia del sindicado en el mismo para que sea más efectiva,
de una parte, la investigación y el juzgamiento y, de otra, los derechos de las
víctimas.
Por su propia naturaleza, la detención preventiva, entonces, tiene una
duración precaria o temporal porque su finalidad no es sancionatoria, ni está
dirigida a resocializar, ni a prevenir el delito ni a ejemplarizar, sino que su
finalidad es puramente procesal y asegurar el resultado exitoso del proceso
penal. Por esta razón, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha sido
uniforme en señalar que la institución de la detención preventiva se ajusta a la
Constitución y, en especial, no resulta contraria a la presunción de inocencia.
49
Cfr. Sent. C-774/01.
749
Realidad de la detención preventiva en Colombia
50
Modificado por el Acto Legislativo N° 3 de 2002.
750
Henry Leonardo Murillo
En el art. 308 ibídem se fijó la estructura del juicio que ha de realizar el juez
de control de garantías, en audiencia pública en la que ha de permitirse a la
defensa la contradicción, para de decidir sobre la imposición de las medidas
de aseguramiento. La norma exige, en primer lugar, que mediante elementos
materiales probatorios, evidencia f ísica o información legalmente obtenida
sea dable inferir razonablemente que el imputado puede ser autor o partícipe
de la conducta delictiva que se investiga. En segundo orden, se requiere
constatar si se cumple alguno de los siguientes requisitos: que la medida se
muestre necesaria para evitar que el imputado obstruya el debido ejercicio de
la justicia; que aquél constituye un peligro para la seguridad de la sociedad o
la víctima o que resulte probable que el imputado no comparecerá al proceso
o incumplirá la sentencia.
En punto de las finalidades de cautela procesal, el art. 312 ídem estableció los
eventos a partir de los cuales puede afirmarse el riesgo de no comparecencia.
Tomando como primer referente la gravedad y modalidad de la conducta
y la pena imponible, el juez habrá de establecer si, además51, se presenta
alguno de los factores específicos indicativos del riesgo de fuga, incluidos en
la norma52.
Por su parte, el art. 309 ibídem prevé los supuestos que podrían fundamentar
la detención por obstrucción a la justicia53.
51
Si bien esta norma tuvo una modificación a través del art. 25 de la Ley 1142 de 2007, en
el sentido de asignar especial connotación a los factores de gravedad y modalidad de
la conducta, la Corte Constitucional, mediante sentencia C-1198/08, declaró inexequible
tal variación, advirtiendo que, en general, la modalidad y la gravedad de la conducta
punible no pueden ser criterios suficientes ni prevalentes para determinar la necesidad
de la imposición de una medida restrictiva de la libertad.
52
En concreto: i) La falta de arraigo del imputado en la comunidad, determinado por el
domicilio, asiento de la familia, de sus negocios o trabajo y las facilidades que tenga para
abandonar definitivamente el país o permanecer oculto; ii) la gravedad del daño causado
y la actitud que el imputado asuma frente a este y iii) el comportamiento del imputado
durante el procedimiento o en otro anterior, del que se pueda inferir razonablemente su
falta de voluntad para sujetarse a la investigación, a la persecución penal y al cumplimiento
de la pena.
53
A saber: existencia de motivos graves y fundados que permitan inferir que el imputado
podrá destruir, modificar, dirigir, impedir, ocultar o falsificar elementos de prueba; o se
considere que inducirá a coimputados, testigos, peritos o terceros para que informen
falsamente o se comporten de manera desleal o reticente; o cuando impida o dificulte la
751
Realidad de la detención preventiva en Colombia
Pero posteriormente, a través del art. 24 de la Ley 1142 de 2007, por medio
de la cual “se adoptan medidas para la prevención y represión de la actividad
delictiva de especial impacto para la convivencia y la seguridad ciudadana”,
se intentó relevar al juez de analizar las circunstancias que, en concreto, le
permitían inferir la posible comisión de nuevos delitos, las cuales pasaron
752
Henry Leonardo Murillo
Siguiendo esa ideología, así quedó redactada la primera parte del art. 310:
“Para estimar si la libertad del imputado resulta peligrosa para la seguridad
de la comunidad, será suficiente la gravedad y modalidad de la punible.
Sin embargo, de acuerdo con el caso, el juez podrá valorar adicionalmente
alguna de las siguientes circunstancias…”. No obstante, a través de la
sentencia C-1198 de 2008, la Corte Constitucional declaró la exequibilidad
condicionada, en el entendido de que, para determinar el peligro que
el imputado representa para la comunidad, además de la gravedad y la
modalidad de la conducta punible, el juez debe valorar si se cumplen los fines
constitucionales de la detención preventiva señalados en los artículos 308
y 310 ídem. En la aludida sentencia, la Corte, detectando la inconsistencia
argumentativa plasmada en el proyecto del ley, puntualizó:
5.3. Así, la preceptiva del artículo 24 de la Ley 1142 de 2007, según la cual para
estimar si la libertad del imputado resulta peligrosa para la seguridad de la
comunidad, será suficiente la gravedad y modalidad de la conducta punible,
pero que, de acuerdo con el caso, el juez podrá valorar adicionalmente las
demás circunstancias allí contenidas, no atiende los criterios de necesidad
y proporcionalidad de la medida de aseguramiento. Al establecer como
suficientes la gravedad y la modalidad de la conducta se desconocen esos
criterios y con ello el principio de libertad que cobija el proceso penal y el de
legalidad de la medida preventiva para su privación, pues se olvida que no
55
Proyecto de ley N° 23 de 2006-Cámara, presentado conjuntamente por el Gobierno y la
Fiscalía General de la Nación.
753
Realidad de la detención preventiva en Colombia
56
Cfr. Exposición de motivos del proyecto de ley N° 164 de 2010 Senado.
754
Henry Leonardo Murillo
De otro lado, el art. 313 ídem, modificado por los arts. 27 de la Ley 1142/07
y 60 de la Ley 1453/11, consagra las causales de procedencia objetiva de la
detención, cuya aplicabilidad depende del juicio positivo de mérito sustantivo
y de la necesidad de alcanzar alguna de las plurimencionadas finalidades58.
57
En la que se reiteró la interpretación efectuada en la sentencia C-1198/08. Cfr. C. Const.,
sent. C-121/12, fundamentos jurídicos N° 64 y 66.
58
El encarcelamiento preventivo en establecimiento carcelario puede aplicarse en delitos de
competencia de los jueces penales del circuito especializados; en los delitos investigables
de oficio cuando el mínimo de la pena prevista sea o exceda de 4 años; en los delitos a que
se refiere el Título VIII del Libro II del Código Penal, cuando la defraudación sobrepase la
cuantía de ciento cincuenta (150) salarios mínimos legales mensuales vigentes y cuando
el imputado haya sido capturado por conducta constitutiva de delito o contravención,
dentro del lapso de los tres años anteriores, contados a partir de la nueva captura o
imputación, siempre que no se haya producido la preclusión o absolución en el caso
precedente.
755
Realidad de la detención preventiva en Colombia
Pero esto no tardó en ser modificado por la Ley 1142 de 2007, cuyo artículo
27 no sólo estableció un parágrafo por medio del cual se prohibió la detención
domiciliaria para múltiples delitos60, sino que, además, impuso un obstáculo
para la sustitución del encarcelamiento por detención domiciliaria, a saber,
que proceda a petición de parte.
59
1) Cuando para el cumplimiento de los fines previstos para la medida de aseguramiento
sea suficiente la reclusión en el lugar de residencia, aspecto que será evaluado por el
juez al momento de decidir sobre su imposición. 2) Cuando el imputado o acusado
fuere mayor de 65 años, siempre que su personalidad, la naturaleza y modalidad del
delito hagan aconsejable su reclusión en el lugar de residencia. 3) Cuando a la imputada
o acusada le falten dos meses o menos para el parto. Igual derecho tendrá durante los
meses siguientes a la fecha del nacimiento (redacción ajustada a lo dispuesto en la set.
C-154/07). 4) Cuando el imputado o acusado estuviere en estado grave por enfermedad,
previo dictamen de médicos oficiales. 5) Cuando la imputada o acusada fuere madre
cabeza de familia de hijo menor o que sufriere incapacidad permanente, siempre y
cuando haya estado bajo su cuidado. En ausencia de ella, el padre que haga sus veces
tendrá el mismo beneficio.
60
Catálogo que, a su vez, fue ampliado mediante el art. 39 de la Ley 1474 de 2011, por
medio del cual se adoptó el Estatuto Anticorrupción.
756
Henry Leonardo Murillo
medida menos gravosa de la libertad entre todas aquellas que cuentan con la
misma idoneidad para alcanzar el fin propuesto61.
Retomando las razones que justificaron las reformas legales arriba comentadas,
advertimos que, para el legislador –secundado por el gobierno-–, el principio
de afirmación de la libertad, en lugar de ser una máxima con referencia a la
cual ha de diseñarse la regulación de la detención preventiva, representa un
obstáculo injustificado que genera caos e impunidad y que impide imponer
medida de aseguramiento privativa de la libertad en establecimiento
carcelario, pese a que la comunidad clama por una respuesta pronta y eficaz
por parte del Estado62.
Bajo esa comprensión, el juez de control de garantías, cada vez más, se halla
encadenado a condicionamientos legales que apuntan a una procedencia cuasi
objetiva de la detención, mientras que la Constitución y los instrumentos
internacionales de derechos humanos claramente proscriben tal práctica. Esto
ha desembocado, en contravía del mentado principio de excepcionalidad, en
un aumento constante de la aplicación de medidas privativas de la libertad.
61
Cfr. CoIDH, sent. 21/11/07, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Iñiguez contra Ecuador.
62
Sin embargo, en el trámite del Proyecto de Acto Legislativo de reforma a la justicia (N°
07 de 2011-Senado y 143 de 2011-Cámara), que a la fecha de entrega de este texto cursó
sexto debate, se aprobó la modificación del art. 235 de la Constitución para condicionar
la privación preventiva de la libertad a los aforados enunciados en los numerales 3° y 4°
ídem, a que exista acusación en su contra, mientras que el resto de ciudadanos pueden
ser detenidos apenas existiendo imputación, donde existe un menor grado suasorio sobre
la existencia del delito y la responsabilidad penal.
757
Realidad de la detención preventiva en Colombia
63
CORPORACIÓN EXCELENCIA EN LA JUSTICIA. Balance de los primeros cinco años
de funcionamiento del Sistema Penal Acusatorio en Colombia. Bogotá: 2011, p. 73.
64
Transcurrido un año de la entrada en vigencia de la primera fase del Sistema Penal
Acusatorio, el hacinamiento carcelario, según el sistema SISIPEC WEB del Instituto
Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC, pasó del 14.58% en 2006 al 38.10% en
2009. En noviembre de 2011, pese a la entrada en funcionamiento de 11 nuevos
establecimientos carcelarios, la tasa de hacinamiento superó el 30%, cifra considerada
como de sobrepoblación crítica. Cfr. CORPORACIÓN EXCELENCIA EN LA JUSTICIA.
Balance de los primeros cinco años de funcionamiento del Sistema Penal Acusatorio en
Colombia. Bogotá: 2011, p. 75. Balance del funcionamiento del Sistema Penal Acusatorio
– Boletín de actualización 2010-2011. Bogotá: 2012, pp. 21-22.
65
Sobre el particular importa traer a colación, además de los ya frecuentes reproches de
funcionarios del Gobierno a los fallos judiciales, como muestra de insubordinación a la
autonomía del poder judicial, las injustificadas denuncias masivas que, desde el año 2010,
se promovieron en contra de los jueces penales de la República, especialmente de control
de garantías, por parte del Ministerio del Interior y de Justicia, a propósito de la presunta
concesión indebida de detención y prisión domiciliaria a personas procesadas por delitos
de “gran impacto social”. Inclusive, en marzo de dicha anualidad, el Ministro de turno, con
total irrespeto hacia la independencia judicial, llegó a solicitarle al Consejo Superior de
la Judicatura que adoptara medidas tendientes a “la revocatoria” del “beneficio de casa
por cárcel” a un número determinado de personas consideradas, por las autoridades
de Policía, como de “alta peligrosidad”. Sobre el particular. En: http://www.elespectador.
758
Henry Leonardo Murillo
com/noticias/judicial/articulo-206401-gobierno-dice-delincuentes-peligrosos-gozan-
de-casa-carcel.
Ya en febrero de 2011, el Presidente de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura dio a conocer que, de las 11.200 quejas presentadas por el
Ministerio del Interior y de Justicia contra los jueces del país, el 90% son infundadas.
Según dicho funcionario, “los jueces penales del país están siendo estigmatizados por
el Gobierno, al señalar que en todos los casos otorgan se manera irregular beneficios
a detenidos de diferentes cárceles de Colombia […] No se puede, por parte del Estado,
propiciar el desprestigio de la Rama Judicial sobre una base de quejas infundadas. La Sala
quiere hacer un llamado de atención al Ministro del Interior para que, cuando se tengan
esa clase de quejas, las hagan con fundamento y con pruebas que ameriten poner en
funcionamiento el aparato jurisdiccional disciplinario”. En: http://www.ramajudicial.gov.
co/csj/csj.jsp?cargaHome=2&id_noticia=331&opcionCalendar=4.
66
Un completo seguimiento de esta preocupante realidad se encuentra en el Balance de
los primeros cinco años de funcionamiento del Sistema Penal Acusatorio en Colombia
de la CORPORACIÓN EXCELENCIA EN LA JUSTICIA, bajo el acápite de visión
mediática sobre la libertad. pp. 225-229. Sobre la indebida incidencia de los medios de
comunicación en el proceso penal, cfr. IBÁÑEZ, Perfecto Andrés. Proceso penal: ¿qué
clase de publicidad y para qué? En: http://new.pensamientopenal.com.ar/sites/default/
files/2011/08/34publicidad.pdf
759
Realidad de la detención preventiva en Colombia
Conclusiones
Desde la introducción quedó claro que en este trabajo está ausente el ánimo
de dogmatizar sobre la justificación teórica de la detención preventiva.
Las referencias doctrinales, de derecho comparado y jurisprudenciales
que al respecto se efectuaron, tienen como propósito, simplemente, el
de contextualizar algunos cuestionamientos que, en lo jurídico, ameritan
la exploración de posibles respuestas desde la academia; y, en lo práctico,
representan la base para reflexionar sobre lo que ha sido el uso del
encarcelamiento preventivo en Colombia y lo que queremos que sea en lo
sucesivo.
760
Henry Leonardo Murillo
67
Sobre la fuerza vinculante de la jurisprudencia de la CoIDH, cfr. entre otras, C. Const.,
sents. C-010/00, C-360/05, C-936/10 y C-442/11.También, CoIDH, sent. 03/09/01, caso
Barrios Altos, en donde se pregona que la Convención y la jurisprudencia que de ella
dimana se superponen al derecho interno. En consecuencia, no se acepta que un Estado
a través de leyes, sentencias o actos administrativos vulnere el orden internacional de los
derechos humanos, estimando que tales leyes, sentencias o actos administrativos son
nulos o carecen de efectos jurídicos.
68
Al respecto, cfr. RAGUÉS I VALLÉS, Ramón. Op. cit., p. 720. Por la misma propuesta
aboga ASENCIO MELLADO, quien exige una “mayor certeza” sobre el juicio de reproche
que el que aportan los meros indicios de criminalidad. En la misma dirección, ROXIN se
refiere a la exigencia de “un alto grado de probabilidad de comisión del hecho punible”.
761
Realidad de la detención preventiva en Colombia
judicial como derecho y garantía, cfr., entre otras, C.S.J. – Sala de Casación Penal, sents.
06/03/08, rad. 28.788 y 04/02/09, rad. 29.415. Al respecto, en la sent. C-144/10, clarificó
la Corte Constitucional que si bien el juez debe ser activo en el proceso con miras a
lograr la justicia material, asegurando la protección de los derechos del procesado y de
las víctimas, no puede romper su imparcialidad.
762
Quinto tema
Aspectos controversiales de la
audiencia preparatoria en el
marco de la ley 906 de 2004.
1
Artículo 79 de la Ley 906 de 2004. “Archivo de las Diligencias. Cuando la Fiscalía
tenga conocimiento de un hecho respecto del cual constate que no existen motivos
765
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
766
Enrique del Río González
5
Artículo 339 de la Ley 906 de 2004. “Trámite. Abierta por el juez la audiencia, ordenará
el traslado del escrito de acusación a las demás partes; concederá la palabra a la Fiscalía,
Ministerio Público y defensa para que expresen oralmente las causales de incompetencia,
impedimentos, recusaciones, nulidades, si las hubiere, y las observaciones sobre el escrito
de acusación, si no reúne los requisitos establecidos en el artículo 337, para que el fiscal lo
aclare, adicione o corrija de inmediato.
Resuelto lo anterior concederá la palabra al fiscal para que formule la correspondiente
acusación.
El juez deberá presidir toda la audiencia y se requerirá para su validez la presencia del
fiscal, del abogado defensor y del acusado privado de la libertad, a menos que no desee
hacerlo o sea renuente a su traslado.
También podrán concurrir el acusado no privado de la libertad y los demás intervinientes
sin que su ausencia afecte la validez.”
767
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
6
Artículo 374 de la Ley 906 de 2004: Oportunidad de pruebas. “Toda prueba deberá ser
solicitada o presentada en la audiencia preparatoria, salvo lo dispuesto en el inciso final
del artículo 357, y se practicará en el momento correspondiente del juicio oral y público.”
768
Enrique del Río González
La lógica nos impone que la audiencia continúe, una vez el acusado manifiesta
si acepta o no los cargos (en el caso de no aceptarlos), con la solicitud
probatoria de las partes, luego de lo cual se deberá dar paso para que los
presentes manifiesten si tienen peticiones de exclusión, rechazo e inadmisión
de medios de prueba, y posteriormente se procederá al decreto de la prueba o
a la negación de la misma, en cuya sede, el juez resolverá las solicitudes antes
señaladas, de no haber proposición de recursos que suspendan la audiencia.
Lo que prosigue será decidir sobre el orden de la presentación de las pruebas,
para finalmente fijar fecha y hora para la iniciación del juicio oral.
7
Corte Suprema de Justicia, Sentencia de 8 de junio de 2011, identificada con el radicado
35130, con ponencia del Honorable Magistrado Julio Enrique Socha Salamanca: “Al
respecto, la Corte ha sostenido que las partes tienen la obligación de sustentar las solicitudes
relativas a los medios de prueba, de cara a la teoría del caso que pretendan demostrar en el debate
público.
8
Artículo 356 de la Ley 906 de 2004: Desarrollo de la audiencia preparatoria.
“En desarrollo de la audiencia el juez dispondrá: 1. Que las partes manifiesten
sus observaciones pertinentes al procedimiento de descubrimiento de elementos
probatorios, en especial, si el efectuado fuera de la sede de la audiencia de formulación de
acusación ha quedado completo. Si no lo estuviere, el juez lo rechazará.2. Que la defensa
descubra sus elementos materiales probatorios y evidencia f ísica.3. Que la Fiscalía y la
defensa enuncien la totalidad de las pruebas que harán valer en la audiencia del juicio
oral y público.4. Que las partes manifiesten si tienen interés en hacer estipulaciones
probatorias. En este caso decretará un receso por el término de una (1) hora, al cabo de la
cual se reanudará la audiencia para que la Fiscalía y la defensa se manifiesten al respecto.
Parágrafo. Se entiende por estipulaciones probatorias los acuerdos celebrados entre la
Fiscalía y la defensa para aceptar como probados alguno o algunos de los hechos o sus
circunstancias.5. Que el acusado manifieste si acepta o no los cargos. En el primer caso
se procederá a dictar sentencia reduciendo hasta en la tercera parte la pena a imponer,
conforme lo previsto en el artículo 351. En el segundo caso se continuará con el trámite
ordinario”.
769
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
770
Enrique del Río González
9
Corte Suprema de Justicia. Sala Penal. Sentencia de 7 de diciembre de 2011, identificada
con el radicado 37596, con ponencia del Honorable Magistrado José Luis Barceló
Camacho.
771
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
10
Corte Constitucional. Sentencia C- 209 de 2007, con ponencia del Honorable Magistrado
Manuel José Cepeda Espinosa.
772
Enrique del Río González
773
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
774
Enrique del Río González
11
Artículo 275 de la Ley 906 de 2004. ELEMENTOS MATERIALES PROBATORIOS Y
EVIDENCIA FÍSICA: “Para efectos de este código se entiende por elementos materiales
probatorios y evidencia f ísica, los siguientes:
a) Huellas, rastros, manchas, residuos, vestigios y similares, dejados por la ejecución de la
actividad delictiva;
b) Armas, instrumentos, objetos y cualquier otro medio utilizado para la ejecución de la
actividad delictiva;
c) Dinero, bienes y otros efectos provenientes de la ejecución de la actividad delictiva;
d) Los elementos materiales descubiertos, recogidos y asegurados en desarrollo de
diligencia investigativa de registro y allanamiento, inspección corporal y registro personal;
e) Los documentos de toda índole hallados en diligencia investigativa de inspección o
que han sido entregados voluntariamente por quien los tenía en su poder o que han sido
abandonados allí;
f ) Los elementos materiales obtenidos mediante grabación, filmación, fotograf ía, video
o cualquier otro medio avanzado, utilizados como cámaras de vigilancia, en recinto
cerrado o en espacio público;
g) El mensaje de datos, como el intercambio electrónico de datos, internet, correo
electrónico, telegrama, télex, telefax o similar, regulados por la Ley 527 de 1999 o las
normas que la sustituyan, adicionen o reformen;
h) Los demás elementos materiales similares a los anteriores y que son descubiertos,
recogidos y custodiados por el Fiscal General o por el fiscal directamente o por conducto
de servidores de policía judicial o de peritos del Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses, o de laboratorios aceptados oficialmente.”
775
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
776
Enrique del Río González
777
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
3. Enunciación.
Cuando ya las partes conocen los elementos materiales probatorios y
evidencia f ísica de su contraparte, dan a conocer, conforme su particular
teoría del caso, evidentemente planteada también con base en lo que se sabe
ha recogido esta, cuáles serán las pruebas que aducirán en el juicio —vale
decir, las que allí se practicarán, por lo general de carácter testimonial, y
los elementos materiales probatorios y evidencia f ísica a aportar—, sin
establecer respecto de ello ningún tipo de argumentación de conducencia
o pertinencia, sencillamente porque el objeto de la enunciación no es otro
distinto a permitir el conocimiento de la contraparte, que faculte la etapa
siguiente de estipulaciones probatorias.” (LO RESALTADO NO LO ES EN
EL TEXTO)
12
Providencia identificada con el Radicado 27608.
778
Enrique del Río González
779
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
13
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia de 9 de agosto de 2011, con
ponencia del Honorable Magistrado Augusto Ibañez Guzmán.
14
Artículo 376 de la Ley 906 de 2004.Admisibilidad: “Toda prueba pertinente es admisible,
salvo en alguno de los siguientes casos: a) Que exista peligro de causar grave perjuicio
indebido;b) Probabilidad de que genere confusión en lugar de mayor claridad al asunto, o
exhiba escaso valor probatorio, yc) Que sea injustamente dilatoria del procedimiento.”
15
Artículo 346 de la Ley 906 de 2004. Sanciones por el incumplimiento del
deber de Revelación De Información Durante El Procedimiento De
Descubrimiento: “Los elementos probatorios y evidencia f ísica que en los
términos de los artículos anteriores deban descubrirse y no sean descubiertos,
ya sea con o sin orden específica del juez, no podrán ser aducidos al proceso ni
convertirse en prueba del mismo, ni practicarse durante el juicio. El juez estará
obligado a rechazarlos, salvo que se acredite que su descubrimiento se haya
780
Enrique del Río González
781
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
20
Según el Diccionario de la Real Academia Española, Excluir significa: “descartar, rechazar
o negar la posibilidad de algo”. Extraído desde http://www.rae.es/rae.html
21
Según el Diccionario de la Real Academia Española, Rechazar significa: “denegar algo
que se pide. Extraído desde http://www.rae.es/rae.html
22
Según el Diccionario de la Real Academia Española, Inadmitir significa: “rechazar una
demanda, recurso o petición por motivos formales, sin entrar a considerar el fondo.
Extraído desde http://www.rae.es/rae.html
782
Enrique del Río González
23
Vale aclarar que dentro del trámite procesal civil las expresiones rechazo e inadmisión,
tienen consecuencias procesales distintas, en el primer caso, debe retirarse la demanda
ante la falencia insubsanable de ciertos requisitos, y en el segundo evento, se concede un
término improrrogable para que sea corregida, so pena de ser rechazada.
783
Aspectos controversiales de la audiencia preparatoria (Ley 906 de 2004)
“Artículo 29:
Toda persona se presume inocente mientras no se le haya declarado
judicialmente culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la
asistencia de un abogado escogido por él, o de oficio, durante la investigación
y el juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones injustificadas; a
presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra…”
784
Sexto tema
La Oralidad en Casación en
los Procesos del Trabajo y
la Seguridad Social
* Profesor U. N.
“Los procesos tenderían a multiplicarse de manera espantosa
si las personas no tuvieran temor de ir ante los tribunales y si
tuvieran confianza en encontrarse con una justicia fácilmente
accesible y perfecta. Puesto que el hombre está expuesto a
hacerse ilusiones sobre lo que es bueno para él, las apelaciones
entonces no tendrían fin y la mitad de los súbditos de nuestro
imperio no bastarían para zanjar los litigios de la otra mitad.
En consecuencia, deseo que aquellos que se dirigen a los
tribunales sean tratados sin piedad alguna, de manera tal
que se decepcionen del Derecho y que tiemblen ante la idea
de comparecer ante un magistrado”. (Emperador Chino
K’angHsi que reinó en el imperio Medio en el siglo XVII)1.
Introducción
Es indudable que no estamos en China, ni en el siglo XVII. “Solo acepto la
seguridad jurídica que emana de una sentencia justa” fue una de las típicas
frases del profesor Raúl Tabolari Oliveros, dentro de su prédica de “abrámosle
el paso a la justicia” lanzada en las XXIII Jornadas Iberoamericanas de Derecho
Procesal y el Coloquio de Buenos Aires de la Asociación Internacional de
Derecho Procesal que se realizaron en la primera semana de junio de 2012
en Buenos Aires. A su vez, nuestro Presidente del Instituto Colombiano
de Derecho Procesal, Jairo Parra Quijano, en el mismo módulo de “¿Qué
desaf íos enfrenta el derecho procesal al comenzar el siglo XXI?” insistía en
la renovación del significado de la oralidad dentro del derecho procesal, la
importancia en la educación de la nuevas generaciones de abogados y un
nuevo itinerario con los aportes reconocidos del derecho procesal del trabajo.
1
K’ angHasi – citado por Alain Supiot en el libro ‘Homo juridicus. Ensayo sobre la función
antropológica del derecho – tomado de S. Van de Srenkel, Legal instituciones in Machu
China: A sociologicalantropologicalAnalysis – Lonfres – Athloe – 1966 – pag. 77.
789
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
Figuras, dogmas, principios y paradigmas del derecho, entre ellas los del
procesal, con centurias de trayectoria son puestos nuevamente bajo un
escrutinio severo pues ya la realidad en el siglo XXI ubica como su centro
el valor fundamental de los seres humanos, los de carne y hueso, con su
dignidad y coloca en la pirámide a los derechos humanos que desplazan así
la nociones abstractas de individuo, personas e instituciones y a su eje el
derecho de propiedad, en sismo similar al que sacudió al mundo a partir del
ascenso de la burguesía, con su interiorización a todos los niveles sociales del
heliocentrismo y la noción abstracta de individuo como condición central
para sepultar milenios de sistemas jurídicos basados en el autoritarismo
principesco.
1. Significado de la ‘oralidad’
En las tareas de renovación del derecho procesal del trabajo, que incluye el
traslado a su denominación ‘derecho del proceso social’, como el de mayor
responsabilidad frente a la estabilidad e inquietudes sociales, el tema
prioritario de profundización y aclaración en los momentos actuales es qué se
debe entender por oralidad, pues aceptada muy teóricamente en los foros, en
la docencia y en la doctrina, cuando se trata de efectivizarla aparecen algunas
prácticas guiadas por comprensiones, intereses y comodidades que la aceptan
a regañadientes en la primera instancia, pues nunca superaron la cultura de
apego a la escrituralidad, pero la rechazan en las fases posteriores, tal como
está acaeciendo en muchos sectores con el manejo de las apelaciones y del
recurso de casación, pues se radicalizan con el texto escrito especialmente
de las sentencias para leerlas en audiencia donde deberían escucharse, no
solamente oírse, los alegatos de parte, y que poco a poco, con decisiones
sutiles al desatar la alzada contra autos, van auspiciando la disminución de
la oralidad en las audiencias de primera instancia, dándole cabida a todas las
costumbres que ya hicieron fracasar la montada en el Código Procesal del
Trabajo de 1948.
790
Marcel Silva Romero
Ochoa Moreno se apoya en sus lecturas de Mauro Cappelleti3 donde lee que
la oralidad es primordial en la “…instrucción probatoria y en la valoración
de la prueba no documental y que su importancia se atenúa o desaparece en
las demás etapas del proceso y en aquellos procesos donde baste la prueba
documental”4.
2
Ochoa Moreno, Benjamín - “Implementación de la oralidad en el proceso
laboral Debate en torno a la congestión judicial”, publicado en Diálogos de saberes
- No. 23, segundo semestre de 2005. Revista del Centro de Investigaciones Socio-
Jurídicas de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre, Sede Principal,
Bogotá, D. C.
3
Cappelletti, Mauro La oralidad y las pruebas en el proceso civil, EJEA, Buenos Aires,
1972 – pag. 9.
4
Benjamín Ochoa Moreno. Op. cit.
5
Cappelleti, Mauro – Por una nueva justicia del trabajo – publicado en el libro Proceso,
ideologías y sociedad – Ediciones Jurídicas Europa - América – Buenos Aires 1974.
791
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
6
Michelle Taruffo ha observado la evolución reciente de los sistemas procesales que no
alcanzaron a vivir maestro como Cappelleti: “Los últimos decenios han entonces visto
verificarse varias crisis de los modelos a los cuales tradicionalmente se reconducía la
distinción entre sistemas procesales de common law y de civil law. Las transformaciones
que se han verificado, y que en muchos aspectos están todavía en curso en numerosos
ordenamientos, han provocado una clara fragmentación de los viejos esquemas y han dado
lugar a múltiples fenómenos de “recomposición” del derecho procesal a través del complejo
juego de interferencias entre sistemas diversos, circulaciones de modelos y trasplantes
de instituciones de la naturaleza más variada. Se trata de fenómenos extremadamente
complicados y de dif ícil interpretación, puesto que además están todavía in progress
y no se vislumbra un momento conclusivo (admitiendo que en las transformaciones de
los sistemas jurídicos, y de los procesales en particular, haya una conclusión). Lo único
que se puede afirmar de un modo relativamente seguro es que los habituales y cómodos
modelos descriptivos, que pretendían representar esquemáticamente las características
fundamentales de los procesos de common law y de civil law, aparecen claramente
superados y no resultan ya utilizables como instrumentos de conocimiento y descripción
de varios ordenamientos. - El proceso civil de “civil law”: Aspectos fundamentales - Revista
Ius et Praxis – vol. 12 – Nº 1 – Talca – 2006
7
Pietro Calamandrei – Derecho Procesal Civil . Instituciones de derecho Procesal Civil -
volumen I – Ediciones Jurídicas Europa-América – Buenos Aires -1962 – págs. 90 y 91.
792
Marcel Silva Romero
2. La evolución de la inmediación
Tres fases ha atravesado: (i) inicialmente es la práctica de pruebas
directamente recepcionadas por el juez, posteriormente se reviste como (ii)
identidad f ísica del juez, es decir quien practica las pruebas debe ser el mismo
que sentencia y, finalmente, (iii) la inmediación es diálogo entre el juez, las
partes, sus apoderados y demás intervinientes en el proceso.
8
Cappelletti, Mauro – Aspectos Sociales y Políticos del Procedimiento Civil - publicado
en el libro Proceso, ideologías y sociedad – Ediciones Jurídicas Europa - América – Buenos
Aires 1974.
793
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
9
Eduardo V. Sagüés - El proceso oral en materia civil - www.zapala.com /norpatagonia/
diaria/enero/oral.htm
10
Julio César Cueto Rúa - “Una visión realista del Derecho – Los jueces y los abogados”,
Editorial Abeledo – Perrot, Buenos Aires 2000, p. 307.
11
Mario Pasco Cosmópolis – Fundamentos de Derecho Procesal del Trabajo. Aele. Lima,
1997.
12
Los otros principios del proyecto Arriaga – Mujica son: “1º Predominio de la palabra
como medio de expresión, temperado, sin embargo, por el empleo de la
escritura como medio de preparación y documentación…. 4º La concentración
del tratamiento de la causa en un periodo único. El pleito debe debatirse en una
o en muy pocas audiencias, sin solución cíe continuidad. 5º Inimpugnabilidad
aislada de las providencias que dicte el Juez. Por regla general, sólo junto con
la sentencia puede recurrirse contra sus actuaciones. 6º No puede haber oralidad
ni concentración procesales si se respeta el principio de la autodefensa. Es el
794
Marcel Silva Romero
“2º La, llamada inmediación, que consiste en hacer más cercana y accesible la
justicia para todo el mundo, despojándola de tecnicismos complicados y de
procedimientos onerosos cristalizados en la práctica como fines en sí mismos.
Este principio exige del juzgador que establezca un contacto directo entre él,
las partes, los testigos, los peritos y Ios objetos del litigio.
“3º Identidad f ísica de los funcionarios que integran el Órgano Jurisdiccional
durante el tratamiento de la causa. El Juez que aprehende el conocimiento de
un asunto debe fallarlo porque ninguna otra persona está en condiciones de
hacerlo con mayor acierto y precisión13.
795
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
En la audiencia pública la comunicación casi coloquial del juez con las partes,
testigos y auxiliares y apoderados, sin formalismos ni preminencias, es un
método que permite acercarse a la realidad de los hechos discutidos. En los
observatorios de seguimiento de los juzgados pilotos de oralidad en 2008 y
2010 que coordiné no se pone en duda la utilidad del diálogo.
Una de las críticas que le hacen los tratadistas del derecho procesal laboral a la
solución de los conflictos de trabajo por parte de jueces totalmente extraños a
la vida en los centros de trabajo y, especialmente, cuando se pone a su decisión
interpretaciones sobre las cláusulas individuales o colectivas que rigen allí las
relaciones laborales, es que su sentencia termina destruyendo decenas de años
de una construcción normativa consensuada a nivel empresarial o creando
verdaderos enredos que complican aún más la solución de esos conflictos.
La ayuda de quienes intervinieron en la redacción de las convenciones, de los
reglamentos, incluso de los contratos es indispensable si se quiere realmente
lograr no solo la solución del conflicto sino de dar paz y congruencias a las
relaciones laborales.
14
LÓPEZ, Diego. “Nuevas tendencias en la dirección judicial del proceso” – <Módulo de la
Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla”.
796
Marcel Silva Romero
Y así se entendió en nuestro país durante muchos años tal como queda en el
registro legislativo. En la ley desafortunada ley Arbeláez – 103 de 192315 – en
el trámite del recurso de casación se establece una audiencia para que las
partes sean escuchadas:
ARTÍCULO 486. Surtidos los traslados, se señalará día y hora para dar
principio a la audiencia, día que no será anterior al quinto ni posterior al
décimo. En el intervalo, los Magistrados tienen el deber de leer el expediente.
ARTÍCULO 487. En la audiencia, que no podrá pasar de cinco días, los
litigantes sólo podrán hacer uso de la palabra por dos veces, principiando por
los recurrentes, salvo unánime consentimiento. El Presidente de la Corte hará
la correspondiente distribución del tiempo.
ARTÍCULO 488. Hasta los tres días siguientes al señalado para la audiencia o
a aquel en que éstas terminen, las partes pueden presentar un resumen escrito
de sus alegatos escritos o verbales, transcurridos los cuales el expediente
pasará al despacho para sentencia. La sentencia se proferirá en el término de
sesenta días.
15
Solamente tuvo vigencia durante un año.
797
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
16
Aguilera Rodríguez Miguel - Formulismo procesal colombiano en la historia -
Artículo publicado en la Revista de la Academia No. 188 de 1965
17
Llama la atención algunas disposiciones de la Ley 103 que no fueron reproducidos en
la Ley 105 donde se supone hubo molestia de operadores jurídicos: ARTÍCULO 188.
El Ministro de Gobierno, respecto de la Corte Suprema de Justicia; los Gobernadores,
respecto de los Tribunales que tienen su asiento en la respectiva capital; los Prefectos,
donde existan y los Alcaldes Municipales, tienen el deber de practicar el día último de
cada mes una visita a las oficinas judiciales respectivas, acompañados del correspondiente
Agente del Ministerio Público, de recibir en ella las relaciones de que trata el artículo
115, ordinal 15, y de examinar si en ellas se administra justicia dentro de los términos
judiciales. A esta visita tienen derecho de concurrir los interesados que dentro del mes
anterior hayan denunciado la existencia de demoras.
De dichas visitas debe sentarse acta en libro especial, de la cual se debe sacar copia para
su publicación en el periódico oficial respectivo dentro de los diez días siguientes a la
correspondiente visita.
ARTÍCULO 189. Independientemente de las demás sanciones legales, el empleado que
hace la visita debe imponer breve y sumariamente una multa de diez a cincuenta pesos,
a virtud de queja del interesado, y aún de oficio, al Magistrado o Juez por cada demora
en que haya incurrido en el mes.ARTÍCULO 486. Surtidos los traslados, se señalará día
y hora para dar principio a la audiencia, día que no será anterior al quinto ni posterior al
décimo. En el intervalo, los Magistrados tienen el deber de leer el expediente. En otros no
reproducidos es evidente su desfase técnico: ARTÍCULO 676.- A las personas impedidas
para concurrir al despacho por enfermedad, a las señoras y a los ministros del culto, se
les recibe declaración en su casa de habitación, previo señalamiento de la fecha y la hora
en que se presenta el funcionario a practicar la diligencia.
798
Marcel Silva Romero
18
ARTÍCULO 760.- Vencidos los términos de alegar, se cita para sentencia y se señala fecha
y hora para la audiencia pública. Este señalamiento no puede hacerse para antes de cuatro
días ni para después de ocho.
ARTÍCULO 761.- El ponente debe formular, para el día de la audiencia, un resumen
escrito de las cuestiones materia de la decisión.
ARTÍCULO 762.- El día señalado para la audiencia, se abre ésta leyendo el Secretario el
resumen de que trata el artículo anterior. A continuaciones da la palabra por dos veces a
cada parte, en el mismo orden dispuesto para los traslados.
ARTÍCULO 763.- Surtida la audiencia, las partes pueden presentar por escrito un
extracto de sus alegaciones orales, dentro de los tres días siguientes a la terminación de
aquellas.
Vencido este término empieza a correr el señalado para dictar sentencia.
19
Obsérvese la redacción del Capítulo V del decreto 528 de 1964, en los artículos 50 a 54
se dirigen expresamente a casación en civil, al igual que el 64, mientras que del 55 a 58 va
dirigido a lo penal, del 59 al 61 al recurso en laboral y 62, 63 y 64 a los tres, mientras que
el 66 no tiene dirección alguna.
799
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
800
Marcel Silva Romero
20
Cappelletti, Mauro – Aspectos sociales y políticos del procedimiento civil - publicado
en el libro Proceso, Ideologías, Sociedad - Ediciones jurídicas Europa–América – Buenos
Aires 1974 – pp. 35 y 36
801
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
un verdadero y propio muro erigido entre el Juez y las demás personas co-
implicadas en el proceso. Con ese muro se tornaba inevitable el aislamiento
del juez (que por lo común era usualmente un “doctor”, participe en cuanto tal
del minúsculo segmento dirigente de la sociedad de la época) de los hechos y
de la realidad social”.
21
Devis Echandía, Hernando - Compendio de Derecho Procesal – Tomo I – Editorial
ABC - Bogotá – 1972 - p. 132.
802
Marcel Silva Romero
La Corte Constitucional sí le exige a los jueces el iura novit curia, por ejemplo
cuando en la sentencia T-146 de 2010 precisa:
El principio general del derecho iura novit curia, que significa ‘el juez conoce
el derecho’, es una de las columnas vertebrales de la acción de tutela. En la
medida que la tutela es un recurso judicial informal que puede ser interpuesto
por personas que desconocen el derecho, es deber del juez de tutela, en
principio, analizar el caso más allá de lo alegado por el accionante. La
manera como se ha entendido y reiterado el principio iura novit curia en la
jurisprudencia interamericana de derechos humanos, es que en virtud de éste,
‘el juzgador posee la facultad e inclusive el deber de aplicar las disposiciones
jurídicas pertinentes en una causa, aun cuando las partes no las invoquen
22
Sagüés, Eduardo V. – Op. cit.
23
Guimaraes Ribeiro, Darci - “Audiencia Preliminar y Oralidad en el Derecho
Brasileño” en Revista del Colegio de Abogados de La Plata Enero – Diciembre de 2000 –
Año XL – N° 61.
803
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
expresamente’. Así pues, no es menester que una persona demande del juez
de tutela la aplicación del principio en cuestión, por cuanto es un mandato
general y continuo que se ha de atender en todo proceso de tutela. Ahora
bien, la jurisprudencia constitucional ha sido sensible en la aplicación de este
principio a las condiciones materiales del caso. Así, por ejemplo, se asume y
demanda del juez una actitud más oficiosa y activa en aquellos casos en los
que la tutela la invoca un sujeto de especial protección constitucional o una
persona que, por sus particulares circunstancias, ve limitado sus derechos de
defensa. De igual forma, el juez no puede desempeñar el mismo papel si
el proceso, por el contrario, es adelantado por alguien que sí cuenta con
todas las posibilidades y los medios para acceder a una buena defensa
judicial.
24
Por otra parte, la oralidad es pertinente, también, cuando se trata de aclarar puntos de
derecho como acertadamente se redactó en el Decreto 528 de 1964, pues los jueces,
804
Marcel Silva Romero
5. En el derecho comparado
Sin lugar a discusión en la República Bolivariana de Venezuela es donde
más desarrollo y éxito tiene la administración de justicia en el área laboral.
La oralidad tiene plena cabida y ha contado con una aceptación general en
casación, donde el recurrente debe presentar escrito de su inconformidad en
máximo tres hojas y posteriormente se realiza la audiencia. La conformidad
con el proceso laboral venezolano es casi total, pues tanto abogados de
trabajadores como de empresarios encuentran una reglamentación que
produce satisfacción, no sin antes anotar que como toda obra humana tiene
sus contradictores, principalmente porque se ha revitalizado al máximo la
conciliación ante el juez preliminar y solo en un pequeño porcentaje llegan
las causas que le llegan al juez de conocimiento.
incluyendo magistrados, son seres de carne y hueso, con todas las virtudes y limitaciones
que tenemos todos los seres humanos. Por ello no deja de ser fuera de la realidad la
conocida afirmación de que los ‘jueces saben todo el derecho’ y por el contrario es
obligación de las partes, en la medida de sus capacidades ayudarle al juez a desenredar
los ovillos normativos que cubren un caso concreto.
805
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
806
Marcel Silva Romero
5.2 España
En la ley procesal del trabajo también se prevé lapso para escuchar en casación
a las partes:
Artículo 212.
1. De admitirse parcial o totalmente el recurso, se entregarán los autos por
plazo de diez días a la parte o partes recurridas y personadas, para que
formalicen escrito de impugnación, plazo que empezará a correr, cualquiera
que sea el momento en que se retire, a partir de la fecha en que se las notifique
que están los autos en la Secretaría de la Sala y a su disposición.
2. Si el Ministerio Fiscal no hubiera sido parte en el pleito, pasarán a él
seguidamente los autos para que en el plazo de diez días informe sobre la
procedencia o improcedencia dela casación pretendida.
3. Devueltos los autos por el Ministerio Fiscal, junto con su informe, la Sala,
si lo estima necesario, señalará día y hora para la celebración de la vista o, en
otro caso, para votación y fallo, debiendo celebrarse una u otros dentro de los
diez días siguientes25.
A modo de conclusión
El legislador siempre ha previsto un momento en el trámite del recurso de
casación para que sean escuchadas las partes sobre puntos de hecho y de
derecho.
25
Real decreto legislativo 2/1995, de 7 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de
la ley de procedimiento laboral.
807
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
26
ARTÍCULO 48. EL JUEZ DIRECTOR DEL PROCESO. <Artículo modificado por el
artículo 7 de la Ley 1149 de 2007> El juez asumirá la dirección del proceso adoptando
las medidas necesarias para garantizar el respeto de los derechos fundamentales y el
equilibrio entre las partes, la agilidad y rapidez en su trámite.
808
Marcel Silva Romero
Una de las razones del prestigio de la Corte Constitucional radica en que celebra
audiencias para oir a los representantes de comunidades y de la sociedad sobre
los puntos más importantes de las demandas de inexequibilidad. Ella bien
809
La oralidad en casación en los procesos del trabajo y la seguridad social
podría restringirse a leer los alegatos escritos pero la forma viva de proceder
le deja la sensación al país de que se le escuchó y así sus decisiones tienen un
alto grado de legitimidad. Lo mismo debería hacerse en el trámite del recurso
de casación laboral, al menos en los procesos donde se discute un cambio
jurisprudencial y convocar, porque la ley lo permite, a audiencia no solo a
las partes sino también, bajo la figura del ‘amicus curiae’, sino mínimo a los
sectores sociales que están representados en la Comisión de Concertación de
Políticas Salariales y Laborales, sin que ello signifique, como es obvio, ninguna
limitación a las facultades de los juzgadores y muchos menos pérdida de la
autonomía judicial. Si algún cambio jurisprudencial, como por ejemplo negar
la indexación de mesadas pensionales o sobre la prescripción a los factores
del ingreso base de liquidación de las pensiones, va a incidir fuertemente en
el país, debería asumirse escuchando a las fuerzas vivas de la nación.
810
Sexto tema
Es aceptado que uno de los fines del Estado social de derecho es “garantizar
la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la
Constitución”, que el fin del derecho es la justicia, y que el fin del proceso “es
la efectividad de los derechos reconocidos por la ley sustancial”. Luego, las
instituciones jurídicas, sustanciales y procesales, deben ser coherentes con
esos fines y no obstáculos para lograrlos. Infortunadamente, el recurso de
casación laboral, como ha sido entendido y aceptado y como está regulado en
Colombia, en muchos casos es un obstáculo para lograr esos fines.
1
La Casación Civil. Tomo I: Historia y Legislaciones. Traducción de Santiago Sentís
Melendo, Buenos Aires: Librería El Foro, 2007. p. 29.
2
Bromas y Veras en la Jurisprudencia. Traducción del alemán por Tomás A. Banzhaf,
Buenos Aires: Editorial Jurídica Europa-América, EJEA, 1974. p. 361.
813
La casación laboral justa
pero sé también que no dejará de causar impacto, y por eso acepto esos frutos
ásperos”.
El fin del derecho es la justicia. Según Eduardo Juan Couture4 “…El derecho
no es un fin, sino un medio. En la escala de los valores no aparece el derecho.
Aparece, en cambio, la justicia, que es un fin en sí y respecto de la cual el
derecho es tan solo un medio de acceso. La lucha debe ser, pues, la lucha
por la justicia…”. La Corte Constitucional5 considera: “El principio de justicia
material o verdaderamente eficaz se opone a la aplicación formal y mecánica
de la ley en la definición de una determinada situación jurídica. Exige, por el
contrario, una preocupación por las consecuencias mismas de la decisión y
por la persona que es su destinataria, bajo el entendido de que aquella debe
3
La Corte Constitucional sobre la expresión “social” contenida en el art. 1 de la
Constitución Política, considera: “Lo primero que debe ser advertido es que el término
“social”, ahora agregado a la clásica fórmula del Estado de Derecho, no debe ser entendido
como una simple muletilla retórica que proporciona un elegante toque de filantropía
a la idea tradicional del derecho y del Estado. Una larga historia de transformaciones
institucionales en las principales democracias constitucionales del mundo, esta (sic)
presente para dar testimonio de la trascendencia de este concepto”. Colombia. Sentencia
T-406 del 5 de junio de 1992, M.P. Ciro Angarita Barón.
4
Los Mandamientos del Abogado. 8ª ed., Buenos Aires: Editorial Depalma, 1982. p. 35-36.
5
Colombia. Sentencia T-429 del 29 de septiembre de 1994, M.P. Antonio Barrera Carbonell.
814
Samir Alberto Bonett Ortiz
El fin del proceso “es la efectividad de los derechos reconocidos por la ley
sustancial” (Constitución Política, art. 228; Ley 270 de 1996, art. 1; Código de
Procedimiento Civil, art. 4; y Código General del Proceso6, arts. 2 y 11). Según
Giuseppe Chiovenda7 “El proceso no sirve a una parte o a la otra; sirve a quien
tiene razón…” y la razón la da el derecho sustancial. La Corte Constitucional8
sostiene: “…como quiera que las normas procesales han sido establecidas con
el fin de lograr la realización del derecho material y la efectiva administración
de justicia, no le es dable al funcionario judicial aplicar de manera exegética la
disposición normativa de que se trate, sino que debe analizar la finalidad de la
norma y su integración con el resto de la legislación procesal, de tal manera
que la interpretación que efectúe de la misma responda a los mandatos y
principios establecidos en la Constitución Política y que ella permita hacer
efectiva la protección de los derechos fundamentales de las partes,…”.
Estas ideas son claras y aceptadas, pero el mensaje implícito en las sentencias
de casación que declaran impróspero el recurso por falta de técnica, es que
a pesar que la Constitución Política garantiza la justicia, en el recurso de
casación prevalece el aforismo dura lex, sed lex del tiempo de romanos en
tiempo de colombianos. Sin embargo, la Constitución Política y el Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, en este caso, particularmente
las normas que regulan el recurso de casación, no son norte y sur, pues como
dice Eduardo Juan Couture9 “…el Código de Procedimiento Civil y sus leyes
complementarias son el texto que reglamenta la garantía de justicia contenida
en la Constitución”.
6
Colombia. Aprobado por el Congreso de la República el 30 de mayo de 2012, pendiente
de sanción y promulgación. Disponible en la página web del Senado de la República
http://servoaspr.imprenta.gov.co:7778/gacetap/gaceta.nivel_3 Consultado el 3 de junio
de 2012.
7
Principios de Derecho Procesal Civil. Tomo I. Traducción española de la 3ª ed. italiana.
Prólogo y notas del profesor José Casáis y Santoló, Madrid: Editorial Reus SA, 1922. p. 84.
8
Colombia. Sentencia T-907 del 3 de noviembre de 2006, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
9
Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo I. 3ª ed., Buenos Aires: Ediciones Depalma,
1979. p. 19.
815
La casación laboral justa
10
La Casación Civil. Tomos I a III. Traducción de Santiago Sentís Melendo, Buenos Aires:
Librería El Foro, 2007.
11
Técnica de Casación Civil. 1ª ed., Bogotá DE: Ediciones Lerner, s.f.
12
Recurso de Casación Civil. 5ª ed., Santa Fe de Bogotá DC: Ediciones Jurídicas Gustavo
Ibáñez C. Ltda, 1999.
13
Calamandrei. El Hombre y la Obra. Prólogo a Instituciones de Derecho Procesal Civil.
Volumen I. Traducción de Santiago Sentís Melendo, Buenos Aires: Librería El Foro SA,
1996. p. 43.
14
El pie editorial es de 1920, o sea cuando CALAMANDREI tenía treinta años; pero todavía
ha de añadirse que esa obra, publicada después de la guerra, hubo de escribirse, si no en
su totalidad, al menos en su mayor parte, antes de que CALAMANDREI, en 1915, se
incorporase al ejército, según él mismo refiere en el Prefacio al primero de los tomos. Esta
nota es de la cita.
15
CALAMANDREI relata en ese prólogo su conversación con un magistrado de la Corte
de Casación de Viena, en la que comparaban instituciones procesales de ambos países; y
el asombro del magistrado austríaco ante “la unidad pluralizada”. Esta nota es de la cita.
16
La Relevancia Social de la Casación: la Importancia del Ius Litigatoris. Ponencia
presentada en el XXVII Congreso Colombiano de Derecho Procesal, Cartagena de
Indias, 2006. Memorias. pp. 587-614.
816
Samir Alberto Bonett Ortiz
las decía, han influido muchísimo en la doctrina, que, como suele ocurrir,
las ha exacerbado y han resultado en parte devastadoras para la utilidad del
recurso”.
2.1 definición
Según Piero Calamandrei17, “El instituto de la Casación, tal como hoy lo
encontramos en los Estados modernos, resulta de la unión de dos institutos,
que recíprocamente se compenetran y se integran: de un instituto que forma
parte del ordenamiento judicial-político, la Corte de Casación, y de un
instituto que pertenece al derecho procesal, el recurso de casación”.
2.2 fines
Según Piero Calamandrei21, la casación cumple dos fines: uno público y
otro privado, el fin público, a su vez tiene dos aspectos: uno negativo y otro
positivo, el negativo es la “finalidad de nomofilaquia” o defensa de la ley, y
el positivo es la “finalidad de unificación jurisprudencial”; el fin privado es
que el recurrente tenga “…la posibilidad de obtener, en un ulterior examen
17
CALAMANDREI, Piero. La Casación Civil. Tomo I. p. 26.
18
Manual de Derecho Procesal Civil. Tomo II. Parte General. 5ª ed., Santa Fe de Bogotá:
Editorial Temis SA, 1997. p. 327.
19
Colombia. Sentencia C-372 del 12 de mayo de 2011, M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
Ver Calamandrei, Piero La casación civil. Madrid: Editorial Bibliográfica Argentina,
20
1945, Tomo II, capítulos II y III, pp 4º y ss. Esta nota es de la sentencia citada.
21
CALAMANDREI, Piero. La Casación Civil. Tomo III: Bosquejo General del Instituto. pp.
101-180.
817
La casación laboral justa
(…)
Podemos, por tanto, concluir que el litigante, el cual no tiene, como el Estado,
un interés primario en la exacta interpretación del derecho objetivo por
parte del juez, puede tener, sin embargo, un interés secundario en la misma,
puesto que la exacta interpretación de la norma abstracta, que en sí misma
no representa para el particular un bien final, puede, sin embargo, constituir
para él un bien instrumental para la obtención de una sentencia favorable
en la parte dispositiva” (cursiva del texto), (subrayado fuera de texto). Esta
explicación de Piero Calamandrei la resume Santiago Sentís Melendo26 en la
22
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 151.
23
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 102.
24
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 102.
25
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 148-149.
26
El Juez y el Derecho. Buenos Aires: Editorial Jurídica Europa-América, EJEA, 1957. p. 36.
818
Samir Alberto Bonett Ortiz
cita que hace de Carlos Lessona: “…los litigantes van al campo del proceso «a
luchar por sus derechos, no por el Derecho»”.
La comparación de los fines del recurso de casación laboral con los recursos
de casación civil y penal deja ver el atraso del laboral; atrás se citó el Código
de Procedimiento Civil (art. 365); a su vez el Código de Procedimiento Penal
establece: “Finalidad. El recurso pretende la efectividad del derecho material,
el respeto de las garantías de los intervinientes, la reparación de los agravios
inferidos a estos, y la unificación de la jurisprudencia” (Ley 906 de 2004,
art. 180). El Código General del Proceso avanza en los fines, así: “Fines del
recurso de casación. El recurso extraordinario de casación tiene como fin
defender la unidad e integridad del ordenamiento jurídico, lograr la eficacia
de los instrumentos internacionales suscritos por Colombia en el derecho
interno, proteger los derechos constitucionales, controlar la legalidad de los
fallos, unificar la jurisprudencia nacional y reparar los agravios irrogados a las
partes con ocasión de la providencia recurrida” (art. 333). Siguiendo a Piero
27
MORALES MOLINA, Hernando. Op. cit., pp. 40-42.
28
MURCIA BALLÉN, Humberto. Op. cit., pp. 73 a 97.
29
Decreto Legislativo 2158 del 24 de junio de 1948, adoptado como legislación permanente
por el Decreto Legislativo 4133 del 16 de diciembre de 1948.
30
Antes de la Ley 712 de 2001 se llamaba Código Procesal del Trabajo.
819
La casación laboral justa
Para cumplir los fines de la casación, la Corte ejerce dos funciones en el trámite
del recurso de casación: una como tribunal de casación y otra como tribunal
de instancia; en la primera, la labor de la Corte es confrontar la sentencia
impugnada con la ley y decidir si casa, total o parcialmente la sentencia, o
no la casa, y si la casa, la sentencia impugnada desaparece del proceso y la
Corte cumple la segunda función, que es como tribunal de instancia, es decir,
reemplaza al tribunal de segunda instancia y resuelve sobre la sentencia de
primera instancia, decidiendo si la confirma, revoca o modifica, y en los dos
últimos casos, resolviendo lo pertinente.
31
Colombia. Sentencia del 15 de julio de 1948, citada por JIMÉNEZ DÍAZ, Ernesto. El
Recurso de Casación y sus Reformas. En: El Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.
Discusiones y Debates. Bogotá DC: Editorial Universidad del Rosario, 2009. p. 310.
32
Colombia. Sala de Casación Laboral, sentencia del 4 de noviembre de 2004, exp. 22.581,
M.P. Isaura Vargas Díaz.
33
Colombia. Sentencia C-372 del 12 de mayo de 2011, M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
820
Samir Alberto Bonett Ortiz
2.3 Naturaleza
La naturaleza de la casación consiste en que: 1) es un recurso extraordinario,
2) no es una tercera instancia, y 3) se rige por el principio dispositivo.
34
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 244.
35
Ibídem, p. 245.
36
Ibídem, p. 252.
37
Ibídem, pp. 172-174.
CHIOVENDA, Principii, p. 1054. Esta nota es de la cita.
38
821
La casación laboral justa
CHIOVENDA, Principii, p. 180; Azione, n. 13. Más adelante, n. 84. Esta nota es de la cita.
39
CHIOVENDA, Azione, p. 109, enumera sin distinción entre los derechos potestativos “los
40
822
Samir Alberto Bonett Ortiz
virtud del principio Iura novit curia. Pero la especial función que este error
de derecho ejercita en casación –esto es, la de ser el elemento constitutivo
de un derecho de impugnación– obliga al juez, en esta sede, a considerarlo
como un hecho, esto es, a ver en él cuando sea denunciado por el recurrente,
la causa petendi de la acción deducida en juicio, mientras otros errores de
derecho que el juez de casación estaría en situación de poner de relieve de
oficio en la sentencia impugnada no pueden ser considerados aquí como
motivos de anulación, porque constituyen tantas causae petendi de otras
tantas acciones de impugnación que el recurrente habría podido ejercitar,
pero que no ha ejercitado42” (cursiva del texto), (subrayado fuera de texto).
Advierto que para Piero Calamandrei, el principio dispositivo sólo se
fundamenta en ser la acción de impugnación de casación un derecho
potestativo, y no deriva de la naturaleza extraordinaria de la casación o de
que no es una tercera instancia.
En Colombia, Hernando Morales Molina43 y Humberto Murcia Ballén44,
siguiendo a Piero Calamandrei, reiteran la naturaleza mencionada de la
casación.
El Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social no establece
expresamente que la casación sea un recurso extraordinario. Tampoco lo
hace el Código de Procedimiento Civil, como explica Hernán Fabio López
Blanco45. Sin embargo, el Código de Procedimiento Penal (art. 190) y el Código
General del Proceso (art. 333) si consagran su naturaleza extraordinaria.
Como efecto de ser extraordinario, el recurso de casación sólo procede
por estas causales o motivos expresos: “Causales o motivos del recurso. En
materia laboral el recurso de casación procede por los siguientes motivos:
1. Ser la sentencia violatoria de ley sustancial, por infracción directa,
aplicación indebida o interpretación errónea.
Si la violación de la ley proviene de apreciación errónea o de falta de
apreciación de determinada prueba, es necesario que se alegue por el
recurrente sobre este punto, demostrando haberse incurrido en error de
derecho, o en error de hecho que aparezca de modo manifiesto en los
42
CHIOVENDA, Principii, p. 285; GATTI, Autorità del giudicato civile, n. 19. Esta nota es
de la cita.
43
MORALES MOLINA, Hernando. Op. cit., pp. 38-40.
44
MURCIA BALLÉN, Humberto. Op. cit., pp. 51-72.
45
Instituciones de Derecho Procesal Civil Colombiano. Tomo I. Parte General. 10ª ed.,
Bogotá DC: Dupré Editores Ltda, 2009. p. 809.
823
La casación laboral justa
La Corte Suprema de Justicia46 considera: “…quiere una vez más reiterar la Corte
el carácter extraordinario del recurso de casación, e insistir que este medio de
impugnación no le otorga competencia para juzgar el pleito a fin de resolver a
cuál de los litigantes le asiste razón, pues su labor, siempre que el impugnante
sepa plantear la acusación, se limita a enjuiciar la sentencia para así establecer
si al dictarla el juez observó las normas jurídicas que estaba obligado a aplicar
para rectamente solucionar el conflicto y mantener el imperio de la ley. Por
ello se ha dicho que en el recurso de casación se enfrentan la ley y la sentencia,
no quienes actuaron como contrapartes en las instancias”. Asimismo, la Corte
Suprema de Justicia47, sobre el principio dispositivo, sostiene: “…la Corte debe
ceñirse por completo al discurso argumentativo del censor y al alcance que éste
le haya dado a la impugnación, sin que le sea permitido ir más allá o apartarse
de ese estricto marco de referencia”.
46
Colombia. Sala de Casación Laboral, sentencia del 2 de septiembre de 2004, exp. 22.369,
M.P. Isaura Vargas Díaz.
47
Colombia. Sala de Casación Laboral, sentencia del 4 de noviembre de 2004, exp. 23.122,
M.P. Carlos Isaac Nader.
48
Colombia. Sentencia C-372 del 12 de mayo de 2011, M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
824
Samir Alberto Bonett Ortiz
3. Críticas
En Colombia, la doctrina procesal del trabajo no crítica el recurso de casación,
sólo lo explica, entre ellos, Luis Lagos Pantoja49, Fabián Vallejo Cabrera50,
Gerardo Botero Zuluaga51 y Víctor Julio Usme Perea52.
49
El Recurso Extraordinario de Casación Laboral. 1ª ed., Santa Fe de Bogotá DC: Librería
Doctrina y Ley, 1993.
50
La Oralidad Laboral. Teoría–Práctica y Jurisprudencia. Derecho Procesal del Trabajo y
de la Seguridad Social. 5ª ed., Medellín: Librería Jurídica Sánchez R. Ltda., 2008. pp. 218-
231.
51
Guía Teórica y Práctica de Derecho Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social. 3ª ed.,
Bogotá DC: Grupo Editorial Ibáñez, 2008. pp. 243-274.
52
Recurso de Casación Laboral. Bogotá: Grupo Editorial Ibáñez y otros, 2009.
825
La casación laboral justa
obstante que por razones de técnica la acusación no tuvo éxito, la Corte hace la
corrección doctrinaria al Tribunal, en la medida en que debió considerar que,
pese a que el actor llevaba más de 15 años de servicio a la fecha de expedición
de la Ley 33 de 1985, también lo era que tenía laborados más de 20 años al
estado, en condición de empleado oficial, de donde resultaba beneficiario de
la pensión de jubilación en los términos previstos por el inciso primero de
la mencionada norma” (subrayado fuera de texto); el caso no terminó ahí: 5)
Florentino Enrique Méndez Espinoza presentó petición de tutela contra la
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, y el tribunal para que se
protegieran sus derechos fundamentales al debido proceso y mínimo vital, 6)
por sentencia del 5 de marzo de 2001, el Consejo Seccional de la Judicatura
de Cundinamarca, Sala Jurisdiccional Disciplinaria, negó la petición de
tutela contra la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, pero
la concedió contra el tribunal ordenando proferir otra sentencia, 7) por
sentencia del 24 de julio de 2001, el Consejo Superior de la Judicatura, Sala
Jurisdiccional Disciplinaria, revocó la sentencia impugnada y ordenó a la
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, proferir una nueva
sentencia según la corrección doctrinaria hecha al tribunal, 8) por sentencia
T-1306 del 6 de diciembre de 2001, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra,
la Corte Constitucional confirmó la sentencia del 24 de julio de 2001 del
Consejo Superior de la Judicatura, Sala Jurisdiccional Disciplinaria, y dejó sin
efecto la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral,
y le concedió el término de 30 días para que profiriera una nueva sentencia
casando la sentencia del tribunal y confirmando la del juzgado, 9) por decisión
del 19 de marzo de 2002, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Laboral, se negó a cumplir la orden de la Corte Constitucional: “En defensa
de la Constitución Política y de la ley mantiénese la sentencia ejecutoriada de
18 de octubre de 2000, que resolvió el recurso extraordinario de casación…”,
10) por decisión del 22 de mayo de 2002, el Consejo Seccional de la Judicatura
de Cundinamarca, Sala Jurisdiccional Disciplinaria, en cumplimiento de
la sentencia T-1306 de 2001 de la Corte Constitucional, declaró “vigente
formal y materialmente” la sentencia del juzgado que reconoció el derecho
a la pensión de jubilación de Florentino Enrique Méndez Espinoza, 11) el
demandado presentó petición de tutela contra la anterior decisión porque
consideró que el Consejo Seccional de la Judicatura de Cundinamarca, Sala
Jurisdiccional Disciplinaria, era incompetente para decidir sobre el derecho a
la pensión de jubilación, que fue negada por sentencia del 17 de julio de 2003
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala de Decisión Penal,
sentencia que fue revocada por sentencia del 4 de septiembre de 2003 de la
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, que protegió el derecho
826
Samir Alberto Bonett Ortiz
Lo primero por decir, es que de las citas de Piero Calamandrei sobre los fines
de la casación y su influencia en la normativa, la jurisprudencia y la doctrina
colombianas, considero que tradicionalmente se ha hecho una lectura
equivocada de la obra de Piero Calamandrei, pues éste no dijo que el fin privado
es secundario, sino que lo secundario es el interés del recurrente en el aspecto
negativo de la casación (finalidad de nomofilaquia), porque “…el litigante
no aspira a tener una sentencia correctamente motivada, sino una sentencia
favorable en la parte dispositiva…”54, “…puesto que la exacta interpretación de la
norma abstracta, que en sí misma no representa para el particular un bien final,
puede, sin embargo, constituir para él un bien instrumental para la obtención
de una sentencia favorable en la parte dispositiva”55. Y es que en Colombia, la
normativa56, la jurisprudencia57 y la doctrina58 dan mayor importancia al fin
público de la casación de “unificar la jurisprudencia nacional” (“El recurso
53
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 151.
54
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 148.
55
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 149.
56
Colombia. Código de Procedimiento Civil, art. 365.
57
Colombia. Sala de Casación Laboral, sentencia del 4 de noviembre de 2004, exp. 22.581,
M.P. Isaura Vargas Díaz.
58
MURCIA BALLÉN, Humberto. Op. cit., p. 80; y MORALES MOLINA, Hernando. Op.
cit., p. 40.
827
La casación laboral justa
59
MURCIA BALLÉN, Humberto. Op. cit., p. 80.
60
Colombia. Sala de Casación Laboral, sentencia del 4 de noviembre de 2004, exp. 22.581,
M.P. Isaura Vargas Díaz.
61
MURCIA BALLÉN, Humberto. Op. cit., p. 76-80; y MORALES MOLINA, Hernando.
Op. cit., p. 40.
62
La Falacia de la Función Nomofiláctica de la Casación. Ponencia presentada en el XXV
Congreso Colombiano de Derecho Procesal, Cartagena de Indias, 2004. Memorias. p.
745-751.
828
Samir Alberto Bonett Ortiz
A las anteriores críticas se puede sumar otra: si el fin del recurso es la defensa
del ordenamiento jurídico, ¿por qué la Corte, a pesar de advertir su violación
declara impróspero el cargo, cuando la demanda tiene errores de técnica,
como en el caso de Florentino Enrique Méndez Espinoza? Si la casación
laboral tiene como fin público la defensa del ordenamiento jurídico (aspecto
negativo), como dice la teoría clásica –normativa, jurisprudencia y doctrina–,
63
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 423.
64
FEUERBACH, Betrachtungen, págs. 100-101; HOLZSCHUHER, Rechtsweg, p. 124 y
nota. Esta nota es de la cita.
65
Véanse los escritos citados en el vol. I, n. 220. Esta nota es de la cita.
66
El salario mínimo legal mensual vigente del 1 de enero al 31 de diciembre de 2012 es
$566.700 (Decreto 4919 de 2011), por lo que el interés jurídico para recurrir en casación
debe exceder de $68.004.000.
67
Colombia. Sentencia C-372 del 12 de mayo de 2011, M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
829
La casación laboral justa
68
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 172.
69
CALAMANDREI, Piero. Op. cit., p. 173.
830
Samir Alberto Bonett Ortiz
70
Nociones Generales de Derecho Procesal Civil. 2ª ed., Bogotá DC: Editorial Temis SA,
2009. p. 191-192.
71
Ibídem, p. 84. Esta nota es de la cita.
72
CARNELUTTI, Sistema, t. II, núm. 356. Esta nota es de la cita.
831
La casación laboral justa
73
SENTÍS MELENDO, Santiago. Op. cit., p. 33.
74
DAVID, René. Los Grandes Sistemas Jurídicos Contemporáneos. Edición, traducción y
notas de Jorge Sánchez Cordero. México DF: Universidad Nacional Autónoma de México
y otros, 2010. p. 4. “El derecho comparado es útil para alcanzar un mejor conocimiento de
nuestro derecho nacional y para enriquecerlo”.
832
Samir Alberto Bonett Ortiz
75
Venezuela. Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Social, sentencia del 16 de
junio de 2005, num. 630, exp. 04-1826, M.P. Omar Alfredo Mora Díaz. Disponible en
la página web del Tribunal Supremo de Justicia http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/
Junio/0630-160605-041826.htm
76
Colombia. Sala de Casación Laboral, sentencia del 5 de noviembre de 2008, exp. 28.158,
M.P. Francisco Javier Ricaurte Gómez.
833
La casación laboral justa
77
Colombia. Sala de Casación Laboral, sentencia del 13 de marzo de 2002, exp. 17.440, M.P.
José Roberto Herrera Vergara.
834
Samir Alberto Bonett Ortiz
Esta norma está vigente, sin ninguna modificación, desde el Decreto Legislativo
2158 del 24 de junio de 1948, adoptado como legislación permanente por el
Decreto Legislativo 4133 del 16 de diciembre de 1948.
835
La casación laboral justa
78
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 4 de noviembre de 2004, exp.
23.122, M.P. Carlos Isaac Nader.
79
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 20 de agosto de 2008, exp.
33.376, M.P. Eduardo López Villegas.
80
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 10 de febrero de 2009, exp.
30.568, M.P. Francisco Javier Ricaurte Gómez.
81
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 25 de marzo de 2009, exp.
36.534, M.P. Eduardo López Villegas.
82
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 25 de marzo de 2009, exp.
35.196, M.P. Luis Javier Osorio López.
83
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 25 de marzo de 2009, exp.
35.174, M.P. Luis Javier Osorio López.
836
Samir Alberto Bonett Ortiz
84
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 30 de julio de 2007, exp.
30.189, M.P. Luis Javier Osorio López.
85
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 10 de noviembre de 2004,
exp. 23.199, M.P. Camilo Tarquino Gallego.
86
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Laboral, sentencia del 8 de mayo de 2007, exp.
29.195, M.P. Eduardo López Villegas.
87
Venezuela. Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Social, sentencia del 2 de
junio de 2006, num. 894, exp. 05-1568, M.P. Juan Rafael Perdomo. Disponible en la
página web del Tribunal Supremo de Justicia http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/
Junio/0894-020606-051568.htm
88
Venezuela. Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Social, sentencia del 24 de
mayo de 2000, num. 129, exp. 99-616, M.P. Omar Alfredo Mora Díaz. Disponible en la
página web del Tribunal Supremo de Justicia http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Mayo/
a129-240500-99616.htm
837
La casación laboral justa
89
Instituciones de Derecho Procesal Civil. Volumen I. p. 322.
La Relazione Grandi es la exposición de motivos del Código de Procedimiento Civil de
90
1940, de Italia, hecha por el Ministro Guardasellos, Dino Grandi, el 28 de octubre de 1940.
Puede consultarse la Relación completa y traducida al español en PARRA QUIJANO,
Jairo. Racionalidad e Ideología en las Pruebas de Oficio. Bogotá DC: Editorial Temis SA,
2004. p. 159-224.
91
RAMOS MÉNDEZ, Francisco; y ANZIZU FOREST, Antonio de. Citados por FAIRÉN
GUILLÉN, Víctor. Teoría General del Derecho Procesal. 1ª ed., México DF: Universidad
Nacional Autónoma de México, 1992. p. 35.
92
Instituciones de Derecho Procesal Civil. Volumen III. p. 249-250.
838
Samir Alberto Bonett Ortiz
5. Propuestas
Sería coherente con el Estado social de derecho, una casación laboral
justa, oficiosa e informal, igual para los recursos de casación civil y penal.
Para ello, la casación debe avanzar en tres puntos principales: el aspecto
negativo (finalidad de nomofilaquia) del fin público, el papel de la Corte y la
simplificación del recurso. Para esto, propongo:
839
La casación laboral justa
93
Colombia. C.S. de J., Sala de Casación Civil y Agraria, auto del 30 de abril de 2010, exp.
11001020300020100024700, M.P. Edgardo Villamil Portilla: “…parámetro según el cual,
cuando existe un dilema sobre la concesión, tramitación o decisión de cualquier medio
de impugnación, debe preferirse la interpretación que mejor convenga a la eficacia del
recurso, con prescindencia de cuál ha de ser la resolución de fondo”.
840
Samir Alberto Bonett Ortiz
así: 2.1) Pensiones, 2.2) Salud y 2.3) Riesgos Profesionales, como lo hace
en secciones y subsecciones el Consejo de Estado (Ley 270 de 1996, art.
36). La extensión y complejidad de la Seguridad Social justifica jueces
especializados, en cada una de sus áreas, incluso en la Corte.
Conclusiones
1. Siguiendo a Piero Calamandrei, el recurso de casación es extraordinario y
no es una tercera instancia. Asimismo, la cuantía o summa cassationis sólo
se fundamenta en una razón práctica: hacer posible el funcionamiento de
la Corte, y no deriva de la naturaleza extraordinaria de la casación, de que
no es una tercera instancia o del principio dispositivo.
Bibliografía
AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de Derecho Procesal Civil. Tomo II.
Parte General. 5ª ed., Santa Fe de Bogotá: Editorial Temis SA, 1997.
841
La casación laboral justa
842
Samir Alberto Bonett Ortiz
843
Sexto tema
Introducción
En el año 2012 entró en operación en todo el país la Ley 1149 de 2007,
cuya implementación fue gradual, y se ha pasado de la sentencia escrita a
la sentencia oral, cuya elaboración y pronunciación es producto de diversas
prácticas en los Tribunales del país, que dependen de la innovación de los
magistrados como directores del proceso y son producto de la experiencia
judicial, siendo la más difundida la de llevar un proyecto de sentencia
elaborado, por escrito, previamente a la realización de la audiencia de alegatos
de segunda instancia, lo cual es cuestionado por algunos abogados litigantes
que consideran que hay un prejuzgamiento que hace inútil, irrelevante o
innecesaria su intervención pues ya se ha decidió, sin escucharlos, el resultado
del recurso de apelación, lo cual cuestionan y piden que los magistrados
acudan a la audiencia y luego de oírlos es cuando elaboren la sentencia,
situación que han planteado en diverso foros sin lograrse un acuerdo entre
los litigantes y magistrados, persistiendo el problema o incomodidad lo cual
847
La segunda instancia laboral y el recurso de casación
Para su trámite la Ley 1149 de 2007 consagra que ejecutoriado el auto que
admite la apelación de la sentencia o la consulta, se fijará la fecha de la
1
Entrevistas realizadas en el marco del XXX Congreso Nacional del Colegio de Abogados
del Trabajo realizado en Barranquilla en mayo 4 y 5 de 2012.
848
Manuel Ramón Araujo Arnedo
audiencia para practicar las pruebas que en la primera instancia y sin culpa
de la parte interesada se hubieren dejado de practicar y las demás pruebas
que considere necesarias para resolver la apelación o la consulta, luego se
oirán las alegaciones de las partes y en la misma audiencia se resolverá la
apelación. Cuando se trate de apelación de un auto, no hay lugar a practicar
pruebas, por lo que en la audiencia se oirán los alegatos de las partes y a
continuación se resolverá el recurso.2
2
Ibídem. Artículos 82 y 83.
3
Ibídem. Artículo 117.
4
Ibídem. Artículo 66a.
5
Corte Constitucional, sentencia C-968 de 2003 que declaró exequible el artículo 66ª
condicionado. que las materias objeto del recurso de apelación incluyen siempre los
derechos laborales mínimos irrenunciables del trabajo
6
Vallejo Cabrera Fabián. La Oralidad Laboral, Edición actualizada con la Ley 1395
de 2010, Sánchez 2011, p.218
849
La segunda instancia laboral y el recurso de casación
7
Ley Orgánica del Trabajo, artículos 162 y 166.
850
Manuel Ramón Araujo Arnedo
Código General del Proceso tendrá sustento jurídico preciso, pues el artículo
280 consagra que la motivación de la sentencia deberá limitarse al examen
crítico de las pruebas con explicación razonada de las conclusiones sobre
ellas y los razonamiento constitucionales, legales, de equidad y doctrinarios
estrictamente necesarios para fundamentar las conclusiones, exponiéndolas
con brevedad y precisión, con indicación de las disposiciones aplicadas.
8
CPTSS, artículo 48.
9
LÓPEZ MEDINA, Diego Eduardo. Nuevas Tendencias en la dirección del proceso: modulo
de formación de la Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla. 2004. Imprenta Naciona.p.171.
851
La segunda instancia laboral y el recurso de casación
Ante ese lapso, una hora, en los procesos de temática reiterada, de puro
derecho y con una línea jurisprudencial claramente definida es suficiente
para sin llevar un proyecto previo elaborar la sentencia. Pero en los procesos
grises u oscuros, de temática de derecho complicada o muchas pruebas
contradictorias, cuentas complicadas o trascendencia por implicar cambio
10
VILLAMIL PORTILLA, Edgardo. Estructura De La Sentencia Judicial, modulo del
Consejo Superior de la Judicatura, Escuela Judicial “Rodrigo Lara Bonilla”. Segunda
edición. 2008. p.174
11
Ibídem. p .176
12
Ibídem. p .177
13
CPTSS, artículo 80.
852
Manuel Ramón Araujo Arnedo
853
La segunda instancia laboral y el recurso de casación
14
JAIME MARTÍNEZ, Héctor Armando. “La oralidad en el proceso laboral venezolano”,
ponencia presentada en el XXIX Congreso del Colegio de Abogados del Trabajo,
Bogotá,2011.
854
Manuel Ramón Araujo Arnedo
2. El recurso de casación
2.1 Duración de la casación, estado actual
Los abogado litigantes han expresado en diversos foros y escenarios que el
actual cuello de botella de la justicia laboral se traslado de la duración larga de
la primera instancia a la resolución de la Casación, lo cual podemos constatar
quienes tenemos la experiencia de ser magistrados de Tribunal, en donde
apreciamos la demora en regresar los expedientes de la Corte Suprema.
15
Información suministrada por ex magistrados y magistrado de la Corte Suprema en
conversaciones sostenidas en el marco del XXX Congreso del Colegio de abogados del
Trabajo, Barranquilla, mayo 2012.
855
La segunda instancia laboral y el recurso de casación
856
Manuel Ramón Araujo Arnedo
y los tribunales, se haga una amplia descongestión con medidas como las
siguientes:
Conclusiones
Ante el alto número de recursos de casación en trámite ante la Sala Laboral
de la Corte Suprema de Justicia producto de la descongestión de los juzgados
y tribunales del país, puesta en marcha desde el 2008, con ocasión de la
implementación de la Ley 1149 de 2007, amerita ampliar el número de
magistrados permanente al menos a nueve, pensar en dividir en secciones
la sala, crear una o varias Salas de descongestión, la creación de magistrados
adjuntos o las Salas unipersonales de manera transitoria para superar el
insostenible estado actual de congestión y la duración del trámite, de 4 a
6 años, que triplica o cuadruplica en algunos casos los tiempos procesales
sumados de la primera y segunda instancia en vigencia de la oralidad de la
Ley 1149 de 2007.
857
Sexto tema
Apuntaciones
sobre la casación laboral
“Este recurso, en efecto, tiene por fin primordial mantener el imperio de la ley,
que es la característica esencial del Estado de Derecho, mediante la revisión
por la Corte Suprema de Justicia de las sentencias judiciales, susceptibles de tal
recurso, para conocer si quebrantan o no preceptos sustanciales de la legislación
correspondiente a cada especie de procesos. Se enfrentan pues en casación el
fallo judicial y la ley y no las personas que actuaron como contenedores en el
transcurso de las instancias.
Se desprende de allí que los extremos de este recurso extraordinario están
delimitados definitivamente por las cuestiones de hecho y derecho que fueron
controvertidas en las instancias, y no es posible, dentro de su campo ya
predeterminado, estudiar nuevos puntos que intenten plantear ante la Corte
las personas que intervinieron en un debate que ya se clausuró para siempre al
agotarse aquellas instancias”
861
Apuntaciones sobre la casación laboral
hecho debatido, siempre y cuando sean necesarios como temas para llevar a
decisiones superiores en desarrollo de la primacía del interés general.
Y es que dejar de lado ciertos problemas laborales y de la seguridad social que
pueden ser relevantes para la legislación colombiana por el hecho de que no
puedan ser sometidos al recurso extraordinario de Casación, se convierte en
un concepto de estaticidad de la jurisprudencia nacional legislación laboral y
se pierde la necesaria y continua evolución que se debe tener atendiendo los
cambios sociales que se presenten dentro del país.
En la concepción de Estado Social de Derecho, debe darse aplicación a
la constitución y a la ley y en el proceso judicial (sin importar la atapa) se
debe buscar la verdad real de los hechos que son objeto de debate, si bien
en algunos casos dicha verdad está cuantificada, en cierto casos no es dable
otorgar dicha cuantía, como es el caso de algunas condenas a pagar sumas
de dinero que son de mínima cuantía pero que por su perdurabilidad en
el tiempo hace la condena cuantiosa, como son los fallos condenatorios a
asignaciones periódicas o indemnizaciones moratorias y a pesar de que la
erogación para el demandado es de altísima cuantía a futuro, al haberse
proferido la sentencia recurrida dentro de un término judicial maracado
por el decurso procesal, se inhibe la jurisdicción de conceder el recurso de
casación en criterio de algunos tribunales.
En estos casos, si bien se puede haber presentado alguna o algunas de las
causales que originan el recurso de casación, al no cumplir con el requisito
exigido en el artículo 86 del Código de Procedimiento Laboral, no se puede
conceder el recurso a un proceso de esta índole, generando de esta manera
una situación por lo menos contradictoria, pues el hecho de que un proceso
determinado en aras a su cuantía se le conceda el recurso de casación y ello
porque la cuantía del interés para recurrir se cuenta de acuerdo al tiempo de
duración del proceso (lo que depende ordinariamente del impulso procesal
oficioso) y a otro proceso no, cuando en ambos se debaten aspectos de derechos
sustancial o relevantes para la legislación laboral o para la interpretación de
la norma o que simplemente pueden servir para ayudar con la unificación a
la jurisprudencia laboral o mantener el imperio de la ley.
En el ordenamiento jurídico colombiano la cuantía de la casación en materia
laboral la encontramos en el artículo 86 del Código de Procedimiento Laboral
que en su tenor literal dispone:
Artículo 86 Modificado por la Ley 712 de 2001 art. 43. Sentencias susceptibles
del recurso. A partir de la vigencia de la presente ley y sin perjuicio de los
recursos ya interpuestos en ese momento, sólo serán susceptibles del recurso
de casación los procesos cuya cuantía exceda de ciento veinte (120) veces el
salario mínimo legal mensual vigente”
862
Juan Guillermo Herrera Gaviria
1
Artículo 365 del Código de Procedimiento Civil.
2
FÁBREGA Ponce, Jorge . La falacia de la función nomofilactica de la casación, en
Memorias Xxv Congreso Colombiano De Derecho Procesal. Icdp, Bogotá.
863
Apuntaciones sobre la casación laboral
864
Juan Guillermo Herrera Gaviria
865
Apuntaciones sobre la casación laboral
866
Juan Guillermo Herrera Gaviria
4. De la técnica
Es igualmente necesario tocar temas como la técnica del recurso de casación
en la legislación Colombiana, cómo está concebido y cómo opera en la
práctica. Baste decir que hay voces interesadas en atacar el uso excesivo el
tecnicismo, por considerar que lo que ha hecho esa exigencia es que el acceso
a este recurso sea una verdadera excepción.
Se plantea entonces que con la regulación de la casación, no se trata solo de
preservar el interés privado que cada una de las partes procesales demanda
de la administración de justicia, sino además, el interés supremo colectivo
que tiene el Estado y la comunidad en la conservación, respeto y garantía
de la norma jurídica, con el fin de asegurar, conforme al preámbulo
de la constitución un marco de justicia material efectiva, concreta y
comprometida con el anhelo de orden y paz, que le asiste como derecho a
todas las personas.
Debe revisarse si el rigor que se exige en la técnica para la formulación de
este recurso puede sacrificar en ocasiones el derecho de acceso a la justicia, al
venir aparejado de unas formalidades que se requieren para el trámite de los
867
Apuntaciones sobre la casación laboral
868
Juan Guillermo Herrera Gaviria
869
Apuntaciones sobre la casación laboral
6. De la casación y la oralidad
A no dudarlo, hay hoy una aprehensión mayor frente a la oralidad en la
casación, la cual tiene su origen en las críticas que se profieren por algún
sector judicial y de la doctrina que plantean que la oralidad entorpece el
actuar de la magistratura pues la “escucha” hace más lento el actuar que la
lectura y que, ese “modo de ser” del proceso es eminentemente formal, pues
no conduce a la realización de la oralidad efectiva, pues simplemente se
toman los elementos del antiguo sistema para efectuar una audiencia en la
cual ya el fallo está programado por escrito incluso..
870
Séptimo tema
El principio de precaución y
sus efectos en los procesos
Séptimo tema
Principio de precaución
y la probabilidad de la prueba
875
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
Son los países más desarrollados, los que han tomado inicialmente conciencia
del peligro que se corre al no tener certeza científica en la gestión del riesgo, de
ahí, que se han visto obligados a abrir debates internacionales y a positivizar
el principio de precaución como una cautela a esos riesgos.
876
Rodolfo Pérez Vásquez
1
Revista Luna Azul No. 28, enero - junio 2009, Universidad de Caldas
877
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
2
www.glifocidio.org/docs/principio%20de%precaucion/pp5pdf
3
Riechmann, Jorge. Introducción al principio de precaución.
878
Rodolfo Pérez Vásquez
Así las cosas, debemos aceptar que no podemos esperar que los daños se
produzcan de manera irreparable para poder tomar las medidas del caso,
cuando utilizando la inteligencia se pueden tomar medidas antes que ese
daño llegare a ocurrir para proteger la salud y el medio ambiente.
879
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
880
Rodolfo Pérez Vásquez
Se recuerda por ejemplo, como para los años 60, en los Estados Unidos, la
organización pro defensa del medio ambiente, hizo público que el cáncer de
mama en la mujer entre 35 y 54 años es la primera causa de muerte y que ésta
está relacionada con el medio ambiente y las condiciones de vida.
881
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
4
Ley 99 de 1993.
5
Arcila Salazar Beatriz El principio de precaución y su aplicación judicial.
6
Ver Corte Constitucional, Sentencia SU-383 de 2003. M.P. Alvaro Tafur Galvis.
882
Rodolfo Pérez Vásquez
que consideró que los derechos al medio ambiente y salubridad pública son
derechos colectivos amparados por esta vía. Por eso, en esa sentencia, la
Corte protegió solamente el derecho a la consulta previa, que ordenó que se
realizara en los siguientes tres meses para el Programa de Erradicación de
Cultivos Ilícitos. No obstante, los magistrados Alfredo Beltrán Sierra y Clara
Inés Vargas salvaron el voto pues consideraron que en este caso debió darse
plena aplicación el principio de Precaución. Según su criterio:
“Sorprende entonces que ante la claridad de las disposiciones constitucionales
mencionadas, y haciendo caso omiso de la legislación vigente y de convenios
internacionales suscritos por Colombia, en esta acción de tutela no se haya
impartido la orden de suspensión inmediata de la fumigación aérea de los
denominados cultivos ilícitos en la Amazonía Colombiana, pese a la existencia
de abundantes pruebas que en la propia sentencia se mencionan y analizan
según las cuales no se encuentra demostrado que el glifosato no causa daño
a los seres humanos, ni a la vida animal, ni a la vida vegetal, ni a los recursos
hídricos, sino que por el contrario lo que aparece es que existen daños a la
salud de la niñez y de la población adulta con manifestaciones tales como
enfermedades de la piel, afectación de las vías respiratorias, alteración de la
función digestiva, pérdidas de cosechas de cultivos de pan coger, muerte de
animales domésticos, alteración de las aguas para el consumo humano y de
los animales.
Siendo ello así, sólo una decisión era posible: la orden de suspender la aspersión
aérea con glifosato, mientras no se adujera una prueba que demostrara de
manera absoluta que esa sustancia no tenga las consecuencias anotadas sobre
la salud de los seres humanos, sobre la vida vegetal y animal, sobre los recursos
hídricos y, en general, sobre el medio ambiente cuya sanidad es un imperativo
constitucional garantizar por parte de las autoridades colombianas, que en
este punto no tienen alternativa distinta a la de cumplir con la Constitución y
con los convenios internacionales para la protección del medio ambiente en
condiciones que no menoscaben la soberanía colombiana y hagan efectivo
el principio de la cooperación con otros estados o personas de derecho
internacional “sobre bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional”,
como imperativamente lo ordena el artículo 226 de la Carta Política”.
La Corte consideró en esta decisión que el medio ambiente, por ser un derecho
colectivo, solo puede protegerse a través de la acción popular. No obstante,
en otros casos, la Corte ha expresado que el derecho al medio ambiente sano
“no se puede desligar del derecho a la vida y a la salud” de tal forma que “es un
derecho fundamental para la existencia de la humanidad”7 Incluso, la Corte
ha determinado que el derecho al agua es un derecho fundamental. 8
7
Corte Constitucional, Sentencia T-092 de 1993. M.P. Simón Rodríguez Rodríguez.
8
Corte Constitucional, Sentencia T-055 de 2011. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.
883
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
9
Corte Constitucional, Sentencia T-299 de 2008. M.P. Jaime Córdoba Triviño
884
Rodolfo Pérez Vásquez
Por último, la Corte expuso la crítica de que al ser los beneficios del PP solo
potenciales, los costos de lo que se deja de hacer son demasiado altos. Frente
a ello, la Corte propuso un examen de proporcionalidad, es decir que “las
decisiones deben ser idóneas para la protección del medio ambiente y la salud;
necesarias, en el sentido de que no se disponga de medidas que causen una
menor interferencia; y los beneficios obtenidos de su aplicación, deben superar
los costos (constitucionales) de la intervención”.
Con base en estos planteamientos, la Corte analizó el riesgo de los campos
electromagnéticos en la salud y concluyó que no hay vulneración a este
derecho en el presente caso, dado que hay muchas otras fuentes generadoras
de campos que puedan afectar la salud. No obstante, la Corte determinó
que sí existen riesgos de incendios no controlados y del paso de corriente
en electrodomésticos de cocina. En esta medida, estableció que sí hay
vulneración de los derechos a la salud y la integridad f ísica, aunque no
exista certeza absoluta de su causalidad en la instalación eléctrica. Para
estas alteraciones, la Corte ordenó tomar medidas con base en el PP, como
medidas de mitigación, mantenimiento de las instalaciones eléctricas y las
correcciones necesarias.
En el año 2010, la Corte asumió nuevamente un caso en el que consideró
y aplicó el principio de precaución10. Se trató del caso de una señora de
edad avanzada con una enfermedad coronaria que consideraba que la alta
radiación de una torre de telecomunicaciones cercana a su hogar generaba
un riesgo para su salud y su vida, por lo que solicitaba retirar la torre de
telecomunicaciones. La Corte indagó sobre la conexión entre los riesgos en
la salud de la demandante y la torre.
Concluyó que además de la torre, existen varias otras fuentes de radiación
que podrían generar el mismo daño. No obstante, en aplicación del principio
de precaución, la Corte ordenó al Ministerio de Tecnologías de Información y
Comunicaciones y a la Comisión de Regulación de Comunicaciones medidas
generales para prevenir daños posibles causados por las ondas y para informar
a la comunidad sobre los posibles efectos negativos de la exposición a este
tipo de radiaciones.
Además de la consideración del principio de precaución en estos casos
concretos vía tutela, la Corte se ha expresado sobre el principio en varias
sentencias de constitucionalidad sobre distintas normas.
10
Corte Constitucional, Sentencia T-360 de 2010. M.P. Nilson Pinilla Pinilla
885
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
11
Corte Constitucional, Sentencia C-293 de 2002. M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
886
Rodolfo Pérez Vásquez
12
Corte Constitucional, Sentencia C-988 de 2004. M.P. Humberto Sierra Porto.
13
Corte Constitucional, Sentencia C-595 de 2010. M.P. Jorge Iván Palacio.
887
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
14
Orduz Salinas Natalia - Uprimny Yepes Rodrigo Documento de consultoría para
el proyecto AMAZONIA POSIBLE Y SOSTENIBLE “El principio de precaución y la
Amazonia”.
888
Rodolfo Pérez Vásquez
peso que pueda tener la defensa de los derechos cuya protección se pretende
amparar, lo cual puede hacerse visible con el principio de proporcionalidad.
889
Principio de precaución y la probabilidad de la prueba
890
Séptimo tema
El principio de precaución y
las acciones populares
Dentro de este contexto los derechos que protegen el entorno para tener una
vida de calidad ocupan un lugar privilegiado dentro del contexto mundial,
bajo la denominación genérica de derechos al medio ambiente, siendo los
principales derechos colectivos, a tal punto que nuestra constitución los
denomina “Derechos Colectivos y del ambiente”. Y en la construcción de este
derecho ambiental cobra vida el principio de precaución como uno de los
principios rectores que gobiernan esta moderna disciplina jurídica.
893
El principio de precaución y las acciones populares
894
Juan Francisco Pérez Palomino
1
Leyton Donoso. Fabiola Ética Ecológica y Bioética: Algunos Apuntes.)
895
El principio de precaución y las acciones populares
896
Juan Francisco Pérez Palomino
2
arcila Salazar. Beatriz. El principio de precaución y su aplicación judicial.
897
El principio de precaución y las acciones populares
“el principio de precaución exige que cuando surja una duda razonable
en relación con la peligrosidad de cualquier actividad con repercusiones
ambientales, se evite la misma, o se tomen las medidas pertinentes
para que ese eventual daño, todavía no comprobado científicamente,
no llegue a producirse”.
Podemos señalar que los elementos que definen y le dan entidad al principio
de precaución son los siguientes:
• El principio de precaución tiene una dimensión itertemporal, en el sentido
de que su dimensión va más allá de los problemas asociados a los riesgos
a corto o mediano plazo. Puesto que se refiere también a riesgos de largo
plazo, los cuales, podrían incluso, afectar a las generaciones futuras.
• El principio de precaución se basa en la falta de certidumbre científica
absoluta del riesgo ecológico. Puesto que si el riesgo es probable que
se produzca, no debe aplicarse el principio de precaución, sino el de
prevención.
• El principio de precaución debe limitarse a riesgos no de cualquier
naturaleza, sino a los graves e irreversibles.
• El principio de precaución exige seguir un modelo anticipativo, es decir,
actuar sobre la base de medidas de precaución, pero en función de los
costos y conforme a sus capacidades. En relación a los costos deberán ser
utilizados de un modo progresivo en atención a la gravedad del riesgo
3
JIMÉNEZ DE PARGA Y MASEDA, Patricia. Departamento de Derecho
Internacional Público y Privado Universidad Complutense de París.
898
Juan Francisco Pérez Palomino
899
El principio de precaución y las acciones populares
900
Juan Francisco Pérez Palomino
901
El principio de precaución y las acciones populares
Así como también en el desarrollo legal, la Ley 472 de 1998 al enumerar los
derechos colectivos hace relación a los ya mencionados.
“ARTÍCULO 4o. DERECHOS E INTERESES COLECTIVOS. Son derechos e
intereses colectivos, entre otros, los relacionados con:
a) El goce de un ambiente sano, de conformidad con lo establecido en la
Constitución, la ley y las disposiciones reglamentarias;
b)…
c) La existencia del equilibrio ecológico y el manejo y aprovechamiento
racional de los recursos naturales para garantizar su desarrollo sostenible,
su conservación, restauración o sustitución. La conservación de las especies
animales y vegetales, la protección de áreas de especial importancia ecológica,
de los ecosistemas situados en las zonas fronterizas, así como los demás
intereses de la comunidad relacionados con la preservación y restauración del
medio ambiente;
d) …
e) ….
f) …
g) La seguridad y salubridad públicas;
h) El acceso a una infraestructura de servicios que garantice la salubridad
pública;
i) ….
j) ….
k) La prohibición de la fabricación, importación, posesión, uso de armas
químicas, biológicas y nucleares, así como la introducción al territorio
nacional de residuos nucleares o tóxicos;
l) El derecho a la seguridad y prevención de desastres previsibles técnicamente;
m) La realización de las construcciones, edificaciones y desarrollos urbanos
respetando las disposiciones jurídicas, de manera ordenada, y dando
prevalencia al beneficio de la calidad de vida de los habitantes;
n) Los derechos de los consumidores y usuarios.”
902
Juan Francisco Pérez Palomino
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El principio de precaución y las acciones populares
La Corte en Sentencia C-988 del doce (12) de octubre de dos mil cuatro
(2004), con ponencia del Magistrado Humberto Sierra Porto, declaró
exequibles las disposiciones, indicando que constitucionalmente está
establecido el principio de precaución, el cual permitía evitar los riesgos
graves e irremediables. Dijo la Corte lo siguiente:
“la Constitución y los tratados de derechos humanos imponen a las autoridades
el deber de prevenir los daños a la vida, a la salud y al medio ambiente. Así, el
artículo 77 de la Carta ordena a la ley “regular el control de calidad de bienes y
servicios ofrecidos y prestados a la comunidad”, obviamente, entre otras cosas,
para prevenir los daños a la salud y al medio ambiente. Por su parte, el artículo
78 superior impone el deber al Estado de proteger la diversidad e integridad del
ambiente y conservar las áreas de especial importancia ecológica. Igualmente,
el artículo 80 indica que el Estado debe prevenir y controlar los factores de
deterioro ambiental. Estas normas son suficientes para concluir que la ley
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Juan Francisco Pérez Palomino
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El principio de precaución y las acciones populares
906
Juan Francisco Pérez Palomino
907
El principio de precaución y las acciones populares
Conclusiones
El derecho moderno que debe responder a la estructura del Estado Social de
Derecho debe procurar no sólo por la protección efectiva de los derechos
individuales, sino además y sobre todo, de los intereses y derechos colectivos,
por ser derechos de todos, y porque en la medida que se protejan, se benefician
cada una de las personas.
908
Juan Francisco Pérez Palomino
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El principio de precaución y las acciones populares
910
Séptimo tema
Riesgo
y principio de precaución
*
Abogado de la Universidad de Cartagena, especialista en Derecho Administrativo de la
Universidad Libre. Magister en Responsabilidad Contractual y Extracontractual Civil y
del Estado de la Universidad Externado de Colombia, docente universitario. Presidente
del Capítulo Sucre del ICDP.
Introducción
Uno de los aspectos más característicos de la vida en las sociedades modernas
industrializadas, es el vertiginoso incremento y la omnipresencia del riesgo,
entendido éste como amenaza a ciertos bienes, concretamente la vida y la
salud, que son las más inherentes al ser humano, provocada por el propio
hombre y no por fuerzas o elementos naturales que escapan de su control.
Sin exageración se viene utilizando comúnmente el término “Sociedad de
riesgo” para referirse a este fenómeno, fruto del sorprendente desarrollo
tecnológico experimentado en el mundo occidental, especialmente desde
el siglo pasado y que presenta como rasgos definitorios un cambio básico
del potencial de peligros, la gran complejidad organizativa de las relaciones
de responsabilidad y el aumento de las sensaciones de falta de seguridad y
orientación.1
Es cierto que los RIESGOS forman parte de la vida y que no puede pensarse
en su eliminación completa, pero en cualquier caso deberían ser los expuestos
a posibles daños quienes decidieran si aceptan o no tal exposición.2 Eso en un
plano ideal, pero no es así, ni creemos que será así, ya que la toma de esa clase
de decisiones está en manos de los gobernantes o de los grupos económicos
que controlan el mercado de capitales.
1
Ormazábal Sánchez, Guillermo, Carga de la Prueba y Sociedad de Riesgo, Madrid,
Marcial Pons Ediciones jurídicas y sociales S.A., 2004, p.10.
2
Riechmann Jorge y Tickner, Joel (Coords), El Principio de Precaución, Barcelona,
Icaria editorial s.a., mayo de 2002, p.21.
913
Riesgo y principio de precaución
3
Riechmann Jorgé y Tickner, Joel (Coords), El Principio de Precaución, Barcelona, Icaria
editorial s.a., mayo de 2002, p.8.
4
Ibídem, p.9.
5
Ibídem, p.15
6
Para una revisión de los Acuerdos, Directivas, leyes internas y sentencias que se han
referido o han acogido el principio de precaución, véase BERGEL, SALVADOR Darío, La
introducción del principio precautorio en la responsabilidad civil, y El principio precautorio
y los riesgos en cultivos de variedades transgénicas, inédito y en la Revista de Derecho
914
Dairo Pérez Méndez
El Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, del año 2000, señala que sus
objetivos se formulan “de conformidad con el enfoque de precaución que
figura en el Principio 15 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y
el Desarrollo”.
Todas estas invocaciones del principio de precaución deben entenderse en
el contexto de la acentuación de riesgos, a veces de efectos desastrosos, que
caracterizan a nuestro tiempo. El fin del Siglo XX y los inicios del Siglo XXI
se han caracterizado por la producción de daños cuantiosos, que han sido a
veces consecuencia de decisiones humanas.
Dice Bergel a este respecto que “en forma sostenida a lo largo de las últimas
décadas, se han privilegiado sistemas y tecnologías de producción que
han conducido al planeta a una situación límite (contaminación del aire y
del agua, erosión de los suelos, recalentamiento de la Tierra, disminución
de la capa de ozono y aumento de las radiaciones, pérdida de la diversidad
biológica, etc.)”. Como consecuencia, “el principio se inscribe en una nueva
modalidad de relaciones del saber y del poder. La edad de la precaución -se
ha señalado- es una edad en la que se reformula la exigencia cartesiana de la
necesidad de una duda metódica. Revela una ética de la decisión necesaria en
un contexto de incertidumbre”7.
y Genoma Humano Nº 16 (en prensa). Con el mismo objetivo, véase también ROMEO
CASABONA, CARLOS MARIA, Aportaciones del principio de precaución al Derecho
Penal, separata del libro Modernas tendencias en la Ciencia del Derecho Penal y en la
Criminología, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid 2000, págs. 88 y 89.
7
BERGEL, SALVADOR Darío, El principio precautorio..., Op. cit., p. 6.
915
Riesgo y principio de precaución
basa en las siguientes ideas: el riesgo de daño ambiental no puede ser conocido
anticipadamente porque no podemos materialmente conocer los efectos a
medio y largo plazo de una acción. La posibilidad de anticipación es limitada
e imperfecta al estar basada en nuestro grado o estadio de conocimientos
científicos, los cuales son limitados e imperfectos. En consecuencia, no es
posible adoptar anticipadamente medidas para neutralizar los riesgos de
daños, porque éstos no pueden ser conocidos en su exactitud.
[…] Es necesario situar el principio de precaución en el actual clima de
relativismo del conocimiento científico en el que vivimos, el cual nos está
llevando a cuestionarnos acerca de nuestra propia capacidad de prevención,
más entendida ésta desde un perspectiva dinámica o activa, es decir, tras haber
agotado incluso las medidas constitutivas de lo hemos denominado acciones
preventivas. […] El principio de cautela o precaución con ser importante, no
puede ser ensalzado o cuando menos entendido como una fase superior o más
avanzada que la prevención desde una perspectiva estrictamente jurídica, sino
que debemos circunscribirlo por completo a los riesgos de daños ambientales
muy significativos o importantes, o más estrictamente, a los irreversibles, luego,
como un principio, no tanto superior, más avanzado e incluso sustitutivo del
principio de prevención, sino complementario (y por tanto, actuante en su
ámbito propio de aplicación) del principio de prevención.
916
Dairo Pérez Méndez
8
La Directiva Comunitaria N° 85/374 establece en el artículo 7 e) lo siguiente: “En
aplicación de la presente Directiva, el productor no será responsable si prueba: que, en
el momento en que el producto fue puesto en circulación el estado de los conocimientos
científicos y técnicos no permitía descubrir la existencia del defecto”. Sin embargo, esta
misma norma en el artículo 15 b) que cada Estado miembro podrá: “no obstante lo
previsto en la letra e) del artículo 7, mantener o, sin perjuicio del procedimiento definido
en el apartado 2 del presente artículo, disponer en su legislación que el productor sea
responsable incluso si demostrara que, en el momento en que él puso el producto en
circulación, el estado de los conocimientos técnicos y científicos no permitía detectar la
existencia del defecto”. La libertad concedida a los estados miembros para incluir o no
en sus legislaciones los riesgos de desarrollo, ha sido ejercida de diferente manera. Así
por ejemplo, España en su Ley 22/1994 ha establecido en el artículo 6.1. “El fabricante o
el importador no serán responsables si prueban: c) que, el estado de los conocimientos
científicos y técnicos existentes en el momento de la puesta en circulación no permitía
apreciar la existencia del defecto. Y, asimismo, introducir un régimen de responsabilidad
reforzada en el artículo 6.3. “En el caso de medicamentos, alimentos o productos
alimentarios destinados al consumo humano, los sujetos responsables de acuerdo con
esta Ley no podrán invocar la causa de exoneración de la letra e) del apartado 1 de este
artículo”. Y, en el Code Civil Francés, en el artículo 1386-11 se señala que “El productor es
responsable de pleno derecho a menos que pruebe: 4°. Que el estado de los conocimientos
científicos y técnicos, en el momento de la puesta en circulación del producto, no le
permiten descubrir la existencia del defecto”. Pero, en el artículo 1386-12, se establece
una excepción a la aplicación de la disposición citada: “El productor no puede invocar
la causa de exoneración prevista en num. 4° del artículo 1386-11 cuando el daño ha sido
causado por un elemento del cuerpo humano o por los productos derivados de éste. El
productor no puede invocar las causas de exoneración previstas en los num. 4° y 5° del
artículo 1386-11 si, en presencia de un defecto que se revela en un período de 10 años
después de la puesta en circulación del producto, el no ha adoptado las disposiciones
pertinentes para prevenir las consecuencias dañosas”. En Inglaterra, la sección 4.1. e)
de la Consumer Protection Act, señala expresamente que es un medio de defensa para
el productor la prueba de que “el estado del conocimiento científico y técnico en el
momento relevante no permitía esperar que un fabricante de productos del mismo tipo
que el producto causante del daño descubriera el defecto si éste hubiera existido en sus
productos cuando éstos estaban bajo su control”. De otro lado, la Product Liability Act
(Act N° 85-1994) dispone en el artículo 4, que el productor no será responsable si prueba,
“que el estado de los conocimientos científicos o técnicos en el momento que el productor
lanzó el producto, no permitían conocer la existencia del defecto en el producto (...)”.
917
Riesgo y principio de precaución
esperar un poco hasta tanto se despejen las dudas fundadas que existan, ya
que puede resultar catastrófico para una sociedad humana, que no merece
asumir un riesgo de tal magnitud, cualquiera que fueren los supuestos
beneficios.
Siempre que haya en juego vidas humanas debe valorarse la magnitud de la
utilidad de seguir adelante con proyectos que muchas veces pueden resultar
peores que el problema a resolver.
9
Ibídem, p.29.
918
Dairo Pérez Méndez
Basta con que el riesgo exista, con que se hayan expresado vivas preocupaciones
al respecto en la literatura científica y en los informes de diversos congresos
y organismos y con que las consecuencias derivadas de esa transmisión, si se
produjera realmente, puedan tener graves repercusiones en la salud humana.
El hecho de que aún no se haya acreditado claramente la magnitud del riesgo
y de que existan divergencias al respecto entre los especialistas científicos
carece de importancia. En efecto, exigir que no se tomen medidas hasta que
el riesgo se haya materializado resulta absurdo y contrario a la obligación de
las instituciones comunitarias de garantizar un alto nivel de protección de la
salud pública.10
Para tal efecto, debe constatar que se cumplan los siguientes elementos: 1.
Que exista peligro de daño; 2. Que éste sea grave e irreversible; 3. Que exista
un principio de certeza científica, así no sea ésta absoluta; 4. Que la decisión
que la autoridad adopte esté encaminada a impedir la degradación del medio
ambiente. 5. Que el acto en que se adopte la decisión sea motivado.”
10
Carretero García, Ana, Estudio sobre la aplicación del Principio de Precaución por
el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
919
Riesgo y principio de precaución
Muchas veces las medidas adoptadas por las autoridades en materia del
principio de Precaución se han quedado cortas y le ha correspondido a los
ciudadanos o a organizaciones no gubernamentales acudir a los tribunales,
bien internacionales o nacionales, a instaurar acciones donde se aplique el
principio de precaución, pretendiendo que conminen a los responsables,
generalmente los Estados, quienes directamente son los generadores del
riesgo por ser permisivos u omisivos en la utilización de productos, realización
de proyectos o actividades generadoras de riesgos potenciales desconocidos,
por la incertidumbre científica, pero que pueden resultas nefastos para la
población.
Un caso típico fue la demanda instaurada en el año 2004 por algunas mujeres
que participaron en un estudio realizado en el Ecuador y que concluyó que
“la totalidad (100%) de mujeres estudiadas que recibieron el impacto de
las fumigaciones y sufrieron síntomas de intoxicación, presentan lesiones
genéticas en el 36% de sus células”, las cuales presentaron una Acción de Amparo
Constitucional contra el Estado ecuatoriano con apoyo de la Federación
de Organizaciones Campesinas del Cordón Fronterizo Ecuatoriano de
Sucumbíos (FORCCOFES), la Confederación de Nacionalidades Indígenas
del Ecuador (CONAIE) y el Comité Interinstitucional contra las Fumigaciones
(CIF - Ecuador).12
11
Sunstein, Cass R. Leyes de Miedo, más alla del principio de Precaución, Katz editores,
Madrid, 2005, p.28.
12
http://www.mamacoca.org/octubre2004/comunicados%20%20fallo%20en%ecuador%20
mayo_2005.htm
13
Tribunal Distrital No. 1 de lo Contencioso Administrativo de Quito. Sentencia del 30 de
marzo de 2004.
14
Esta acción fue interpuesta en consideración a que por el incontrolable “efecto deriva”
de las fumigaciones –que se realizaron en el departamento del Putumayo (Colombia)
a finales de 2000, entre enero y marzo de 2001, entre julio y octubre de 2002 y en julio
de 2003–, la mezcla con la que se asperja en la frontera ha generado impactos graves en
la población ecuatoriana expuesta, especialmente mujeres, niños, pueblos indígenas y
personas de la tercera edad.
920
Dairo Pérez Méndez
15
http://www.mamacoca.org/octubre2004/comunicados%20%20fallo%20en%ecuador%20
mayo_2005.htm
16
Artículo publicado en Internet, autora: Adriana Bestani de Saguir, título: El principio
de precaución en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, fecha
28/2/2011, Abeledo Perrot S.A. on line.
921
Riesgo y principio de precaución
17
Ibídem.
922
Dairo Pérez Méndez
18
Lorenzetti, Ricardo L., Teoría del derecho ambiental. Ed. La Ley, Buenos Aires, 2008,
p. 82.
19
Artículo publicado en internet: www.bch..org.co/.../Fallo.Consejo%20Est.Licencia%Amb.
fin.29.03...
20
Ibídem.
923
Riesgo y principio de precaución
Por otro lado, el Consejo de Estado afirmó que los demandantes para este
caso específico del algodón Bt no demostraron la existencia de una amenaza
ni la vulneración de los derechos colectivos.
21
Consejo de Estado, Sección Primera, M.P. Dra. Olga Inés Navarrete Barrero.
22
Ibídem.
924
Dairo Pérez Méndez
23
Ibídem.
24
Ver Sentencia SU – 383 de 2003.
925
Riesgo y principio de precaución
25
Ver Sentencia Tribunal Administrativo de Cundinamarca Junio 13 de 2003. Expediente
02 –022. Actor: Claudia Sampedro y otros. Negrillas dentro del texto.
26
Ibídem.
926
Dairo Pérez Méndez
27
Consejo de Estado. Sala Plena de lo Contencioso Administrativo. Consejero Ponente:
Nicolás Pájaro Peñaranda. 19 de octubre de 2004. Expediente IJ-25000-23.25-000-2001-
00022-02.
28
Salvamento de Voto de la Consejera Ruth Stella Correa Palacio.
29
Salvamento de Voto del Consejero Alier Hernández Enríquez.
30
Salvamento de Voto de la Consejera Olga Inés Navarrete Barrero. Negrillas en el texto.
927
Riesgo y principio de precaución
Conclusiones
Este tema es inagotable, por lo menos por ahora, pues mientras existan
avances tecnológicos, como en efecto sucederá, estarán siempre latentes los
riesgos para nuestra sociedad. Somos sin dudas una “Sociedad de Riesgo”.
Creemos que las acciones públicas en procura de la protección de los derechos
colectivos como el medio ambiente, la salubridad y la seguridad, van a seguir
aumentando, de allí que serán muchos los avances en el manejo de la prueba
en esa clase de procesos judiciales, sobre todo por el tema de la certeza de la
prueba.
Los Estados democráticos, que pregonen ser Estados sociales de derecho,
tendrán como faro el respeto de los derechos humanos, en todas sus catego-
rías, de allí que esperamos adopten medidas precautorias para evitar nefastas
decisiones que pueden ser catastróficas para nuestra humanidad, desde luego
siempre y cuando resulten fundadas desde el punto de vista científico.
Los gobernantes tienen la obligación de actuar diligentemente en la toma de
decisiones de carácter general, dándole toda la prelación sobre los marcados
intereses económicos en nuestras sociedades capitalistas. Deben anteponer
sus intereses personales o de grupo sobre los de la colectividad.
928
Octavo tema
1
BLASCO SOTO, M.C., La sentencia en la cuestión de inconstitucionalidad, Barcelona,
1995, p. 13: “Acometer el estudio de los efectos temporales de la sentencia estimatoria
comprota trabajar en uno de los capítulos acaso más dif íciles del Derecho Procesal-
Constitucional”.
2
Vid. NOGUEIRA ALCALÁ, H., “Consideraciones sobre las sentencias de los tribunales
constituícionales y sus efectos en América del Sur”, Revista Iberoamericana de Derecho
Procesal Constitucional, núm. 2, 2004.
933
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
3
Tenemos claro que no es el lugar adecuado para consideraciones más profundas de orden
filosófico acerca de la propia fenomenología o de la ontología del tiempo, que tal vez
tuvieran también sentido y consecuencias para el Derecho procesal. Baste simplemente
recordar que a lo largo de la historia de la filosof ía no ha habido una única concepción
al respecto. Al margen de una mayor o menor referencia a aspectos de trascendencia
(“intemporalidad” o “eternidad”), predominantes en tiempos antiguos y medievales
(Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona), se ha destacado la relación entre el tiempo y el
movimiento –el avanzar (“procedere”)- (Aristóteles, Plotino) y, por supuesto, la relación
entre el tiempo y el ser (Heidegger). Todo ello nos lleva a la intuición de que el tiempo es
una realidad escurridiza y dif ícil de explicar, aunque se trate justamente de un presupuesto
inaprensible de cualquier actividad, que en el proceso aparece en primer lugar como
requisito o condición simultánea de validez de los actos procesales y plantea un abanico
de cuestiones específicas, entre las cuales no es la menor la de la delimitación temporal
de los efectos de la decisión irrevocable que resulte de la actividad jurisdiccional.
934
Lorenzo M. Bujosa Vadell
935
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
No creo que esté fuera de lugar, por tanto, hablar de efectos de cosa
juzgada material respecto a las sentencias de constitucionalidad (o de
inconstitucionalidad)5. Alguno o algunos de los sujetos legitimados habrán
iniciado un proceso que, dependiendo del tipo de pretensión ejercitada, será
de una u otra naturaleza y cuya sentencia tendrá unos u otros límites. Y los
4
Desde el ámbito de los especialistas en Derecho constitucional se ha matizado que la
aplicación de estos conceptos procesales generales sufre alteraciones cuando estamos
ante procesos constitucionales, en especial cuando se trata de cuestiones prejudiciales
de constitucionalidad, como la llamada cuestión de inconstitucionalidad del Derecho
español (art. 163 de la Constitución Española, en adelante CE), pues el planteamiento
de una de estas cuestiones no obsta para el planteamiento de otra en el mismo sentido,
incluso por el mismo juez o tribunal. Sin embargo, en nuestra opinión, nada alteran estas
consideraciones a los conceptos acrisolados del Derecho procesal: no puede olvidarse que
la cuestión de inconstitucionalidad es un incidente de un proceso principal, por mucho
que siguiendo las exigencias constitucionales deba ser resuelto por el máximo intérprete
de la Constitución y no por el órgano a quo. La identificación, por tanto, de los límites
subjetivos y de la pretensión ejercitada, parte de las circunstancias concretas del proceso
principal, como se deriva de manera diáfana del propio tenor del artículo 163 CE, aunque
de la resolución del Tribunal Constitucional puedan derivarse efectos erga omnes, pues
no en balde se está discutiendo precisamente sobre el adecuado ajuste de una norma con
rango de ley a la Constitución.
5
Nos parecen muy atinentes a este respecto las consideraciones de NIEVA FENOLL, J., La
cosa juzgada, Barcelona, 2006, pp. 82 y ss. acerca de la relación de la cosa juzgada con la
coherencia del propio ordenamiento jurídico.
936
Lorenzo M. Bujosa Vadell
Hace ya más de medio siglo que GUASP6 incidió en este último aspecto,
destacando la importancia del tiempo respecto a la extensión de los efectos de
la cosa juzgada. Por un lado, se planteó la cuestión de la llamada “retroactividad
de la sentencia”, pudiendo en principio operar hacia atrás indefinidamente, o
bien de manera limitada en un ámbito temporal concreto. Por otro lado, hacia
delante, resaltó la eficacia temporal del fallo, normalmente sin limitación
expresa, pero sí sometida al cambio de las circunstancias fácticas en las que
se basó la decisión7. En realidad, sin embargo, el cambio de circunstancias
fácticas en el futuro supone, más que un cambio temporal, un cambio que
atañe al objeto del proceso anterior: el proceso anterior está basado en unos
hechos determinados y enmarcados en un espacio y un tiempo concreto.
Si se altera alguna de esas circunstancias básicas, ya estaremos ante una
pretensión distinta, con lo que pro futuro los cambios temporales en relación
con la cosa juzgada no son más que una expresión de los límites de la cosa
juzgada respecto del objeto del proceso8.
6
GUASP, J., “Los límites temporales de la cosa juzgada”, Anuario de Derecho Civil, tomo I,
fasc. II, págs. 435-472.
7
Por cambio, afirma GUASP, J., “Los límites..”, Op. cit., p. 24: “Por cambiose entiende aquí
una butacón, alteración o transformación de las circunstancias de que se trata, tanto si
las anteriores desaparece íntegramente para dejar el paso a otras nuevas (cambio total
o sustitutivo) como si se mantienen, pero con diferente estructura o función que no
autoriza a hablar de sustitución total entre ellas (cambio parcial o transformativo)”.
8
Respecto al claro ejemplo del proceso de incapacitación vid. SERRA DOMÍNGUEZ, M..
“Reflexiones sobre la naturaleza jurídica del juicio sumario de incapacitación”, Justicia,
1982, p. 47.
937
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
9
GIMENO SENDRA, V.,”Eficacia de las sentencias constitucionales”, Diario La Ley, núm.
7547, de 14 de enero de 2011.
10
Vid. al respecto FERNÁNDEZ SEGADO, F., “El Tribunal Constitucional español como
legislador positivo”, www.revistasconstitucionales.unam.mx/pdf/1/art/art2.pdf
11
Paradigmático de esta valiosa labor del Tribunal Constitucional es el acervo jurisprudencial
en materia procesal penal, que implica en muchos casos la inaplicación de normas de la
todavía vigente Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1882, o su interpretación en sentido
absolutamente contrario al que muestra la literalidad de algunos de sus artículos. Se trata
obviamente de una labor a medias, pues aunque no se haya dicho expresamente, es el
938
Lorenzo M. Bujosa Vadell
939
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
14
Vid. al respecto GOZAÍNI, O.A., “Sobre sentencias constitucionales y la extensión erga
omnes”, en www.iidpc.org/revistas/8/pdf/205_233.pdf, p. 204.
940
Lorenzo M. Bujosa Vadell
941
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
15
La misma argumentación es aplicable a los casos en que se trata de conflictos entre
órganos constitucionales (art. 75.2 LOTC: “La sentencia del Tribunal determinará a qué
órgano corresponden las atribuciones constitucionales controvertidas y declarará nulos
los actos ejecutados por invasión de atribuciones y resolverá, en su caso, lo que procediere
sobre las situaciones jurídicas producidas al amparo de los mismos”.). También a los
conflictos en defensa de la autonomía local (ex art. 75 quinque.5) y a la impugnación de
disposiciones sin fuerza de ley y resoluciones de las Comunidades Autónomas prevista
en el artículo 161.2 CE (ex art. 77 LOTC).
942
Lorenzo M. Bujosa Vadell
Podría llevar a esa conclusión la interpretación literal del artículo 38.1 LOTC
cuando afirma que “Las sentencias recaídas en procedimientos de inconstitu
16
Esta es la posición de GIMENO SENDRA, V., “Eficacia…”, Op. cit.
17
Aplicando categorías propias del proceso administrativo podría pensarse que en algunos
casos es necesaria la suspensión de los efectos de la norma impugnada con el fin de
asegurar la efectividad de la sentencia que en su día se dicte. Así el artículo 130 de la
Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa contempla la valoración
circunstanciada de todos los intereses en conflicto y el criterio de que la ejecución del
acto o aplicación de la disposición puede hacer perder la finalidad legítima al proceso,
añadiendo un criterio corrector que exige la denegación de la medida cautelar cuando de
ésta pudiera seguirse perturbación grave de los intereses generales o de tercero que el Juez
o Tribunal ponderará en forma circunstanciada. Sin embargo, estas ponderaciones serían
de aplicación muy limitada en los procesos de constitucionalidad pues expresamente
el artículo 30 de la LOTC dispone que “La admisión de un recurso o de una cuestión
de inconstitucionalidad no suspenderá la vigencia ni la aplicación de la Ley, de la
disposición normativa o del acto con fuerza de Ley, excepto en el caso en que el Gobierno
se ampare en lo dispuesto en el artículo 161.2 de la Constitución para impugnar, por
medio de su Presidente, Leyes, disposiciones normativas o actos con fuerza de Ley de
las Comunidades Autónomas”. Por tanto sólo cuando el Gobierno central pretenda la
declaración de inconstitucionalidad de un acto o disposición normativa autonómica
cabe valorar la posibilidad de suspender la norma. El legislador limita la suspensión
cautelar de la disposición normativa o del acto con fuerza de Ley a los casos en que
puedan extralimitarse los órganos de las Comunidades Autónomas –ni siquiera en el
caso contrario en que la extralimitación pueda provenir del Gobierno central-. Esto es
así como aparece claramente en la LOTC, pero ha sido muy discutido en el propio seno
del Tribunal Constitucional español, como se refleja en el Auto 90/2010, de 14 de julio
de 2010 que deniega la suspensión de diversos preceptos de la Ley Orgánica 2/2010, de
3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo
solicitada en el recurso de inconstitucionalidad 4523-2010, promovido por setenta y un
Diputados del Grupo Parlamentario Popular del Congreso. Son los numerosos votos
particulares los que destacan la particularidad de la ley cuya constitucionalidad se debate
y las situaciones irreversibles que se pueden producir durante la tramitación y resolución
del recurso de inconstitucionalidad, lo cual justificaría una inaplicación del artículo 30
LOTC en virtud de la preponderancia de otros valores constitucionales.
943
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
ed., Coimbra, 2002, p. 895, distingue entre unos “efeitos prospectivos” y unos “efeitos
retroactivos”.
19
Como dice GARCÍA DE ENTERRÍA, E., Curso de Derecho Administrativo, t. I, 9.ª
ed., Madrid, 1999, esta doctrina “funciona de hecho como un estímulo a la declaración
de inconstitucionalidad de las Leyes, con la finalidad de que estas declaraciones de
inconstitucionalidad no se traduzcan en catástrofes sociales y políticas si hubieran
necesariamente de proyectarse sobre miles y aun millones (como en los casos de Leyes
tributarias) de actos dictados durante los largos años pasados en su aplicación”.
944
Lorenzo M. Bujosa Vadell
20
Sobre la regulación en Italia, puede verse DI VERGOTINI, G., Diritto costituzionale, 7.ª
ed.,l Padova, 2010, p.. 702-703.
21
Vid. ALONSO GARCÍA, R., “El Tribunal Constitucional y la eficacia temporal de sus
sentencias anulatorias”, Revista de Administración Pública, núm. 119, mayo-agosto, 1989,
p. 263.
22
El apartado segundo del artículo 2 CP establece: “No obstante, tendrán efecto retroactivo
aquellas leyes penales que favorezcan al reo, aunque al entrar en vigor hubiera recaído
945
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
946
Lorenzo M. Bujosa Vadell
valorar en cada caso las circunstancias específicas a fin de adoptar la decisión que mejor
se ajuste a los mandatos supremos”.
25
Vid. FERNÁNDEZ SEGADO, F., “El Tribunal Constitucional…”, Op. cit., p. 10.
26
Ejemplos de ello es la conocida STC 45/1989, sobre la inconstitucionalidad de la
obligación de declaración conjunta del los cónyuges en el Impuesto sobre la Renta de
las Personas Físicas: “los preceptos de la Ley 44/1978 declarados inconstitucionales
formaban parte de un sistema legal cuya plena acomodación a la Constitución no puede
alcanzarse mediante la sola anulación de aquellas reglas, pues la sanción de nulidad,
como medida estrictamente negativa, es manifiestamente incapaz para reordenar el
régimen del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas en términos compatibles
con la Constitución. La infracción del principio constitucional de igualdad no podría
ser reparada, en este caso, mediante la pura y simple extensión a los contribuyentes
integrados en unidades familiares del régimen legal establecido para la tributación de
quienes no lo están, pues, como es obvio, tal hipotética equiparación no solo desconocería
la legitimidad constitucional, repetidamente afirmada en esta Sentencia, que en principio
tiene la sujeción conjunta al impuesto, sino que también habría de provocar, en el actual
marco normativo, resultados irracionales e incompatibles, a su vez, con la igualdad, en la
medida en que otras piezas del sistema legal (destacadamente, el sistema de deducciones)
no han sido afectadas por el fallo de inconstitucionalidad y permanecen, por consiguiente,
en vigor, una vez depurada la Ley de las disposiciones viciadas.
Le cumple, pues, al legislador, a partir de esta Sentencia, llevar a cabo las modificaciones
o adaptaciones pertinentes en el régimen legal del impuesto, sirviéndose para ello de
su propia libertad de configuración normativa que, como hemos venido señalando, no
puede ser ni desconocida ni sustituida por este Tribunal Constitucional, al que en un
proceso como el que ahora concluye solo le corresponde apreciar la conformidad o
disconformidad con la Constitución de los preceptos enjuiciados (art. 27.1 de su Ley
Orgánica), cuya ilegitimidad constitucional, seacual sea la fórmula utilizada (nulidad o
simple inconstitucionalidad) hace jurídicamente imposible su aplicación al ejercicio de
1988, puesto que el impuesto a él correspondiente, aunque ya devengado, no puede ser
liquidado y exigido de acuerdo con preceptos contrarios a la Constitución.
(…) Por último, y para concluir, conviene precisar que tampoco en lo que se refiere a los
pagos hechos en virtud de autoliquidaciones o liquidaciones provisionales o definitivas
acordadas por la Administración puede fundamentar la nulidad que ahora acordamos
pretensión alguna de restitución. También en este supuesto, en efecto, esa nulidad
provoca una laguna parcial en un sistema trabado que, como tal, no es sustituido por otro
sistema alguno.”.
947
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
948
Lorenzo M. Bujosa Vadell
27
Manifestación de este supuesto es, obviamente, el ya mencionado artículo 40 LOTC,
cuando afirma que las sentencias declaratorias de la inconstitucionalidad de Leyes,
disposiciones o actos con fuerza de Ley no permitirán revisar procesos fenecidos
mediante sentencia con fuerza de cosa juzgada en los que se haya hecho aplicación de las
Leyes, disposiciones o actos inconstitucionales –con la excepciones de las disposiciones
más favorables en procedimientos sancionadores–, pero también la ampliación que hizo
el Tribunal Constitucional español en su sentencia 45/1989, de 20 de febrero, al incluir
también los actos que habían agotado la vía administrativa sin haber sido recurridos: “”La
segunda de las mencionadas precisiones es la de que entre las situaciones consolidadas
que han de considerarse no susceptibles de ser revisadas como consecuencia de la
nulidad que ahora declaramos figuran no solo aquellas decididas mediante Sentencia
con fuerza de cosa juzgada (art. 40.1 LOTC), sino también por exigencia del principio
de seguridad jurídica (art. 9.3 C.E. (LA LEY 2500/1978)), las establecidasmediante las
actuaciones administrativas firmes; la conclusión contraria, en efecto, entrañaría –como
con razón observa el representante del Gobierno– un inaceptable trato de disfavor para
quien recurrió, sin éxito, ante los Tribunales en contraste con el trato recibido por quien
no instó en tiempo la revisión del acto de aplicación de las disposiciones hoy declaradas
inconstitucionales.
28
Sería aplicable, así pues, aquí la misma doctrina que ha sostenido nuestro Tribunal
Constitucional al resolver recursos de amparo: p. ej. en la STC 96/1984: “la necesidad
siempre presente de procurar conservar la eficacia jurídica de aquellos actos cuya
anulación afectaría a legítimos derechos de terceros generados en su día por la presunción
de legalidad de los mismos, conduce en este caso, en aplicación del artículo 66 LOTC, a
que la declaración de nulidad no implique alteración alguna de las situaciones de hecho
o de derecho que hayan podido crearse al amparo de la Orden en cuestión”.
949
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
29
Vid. RUIZ ZAPATERO, G.G., “¿Es posible tomar la Constitución en serio?: Los efectos
favorables a los contribuyentes derivados de declaraciones de inconstitucionalidad de
leyes tributarias y de procedimientos de revisión en materia tributaria”, Noticias Jurídicas,
diciembre de 2005.
30
En otros casos han sido razones más presupuestarias que tributarias: así, por ejemplo, en
la STC 13/1992: “La anulación de tales partidas presupuestarias podría suponer graves
perjuicios y perturbaciones, también en Cataluña, a los intereses generales, afectando a
situaciones jurídicas consolidadas y particularmente a la política económica y financiera
del Estado. Por otra parte, dichas partidas presupuestarias se refieren a ejercicios
económicos ya cerrados y que han agotado sus efectos”.
950
Lorenzo M. Bujosa Vadell
31
Vid. GONZÁLEZ-VARAS IBAÑEZ, S., “Los efectos de las sentencias anulatorias de los
tribunales constitucionales”, Revista de Administración Pública, núm. 178, enero-abril,
2009, pp. 363-364.
32
Vid. ampliamente, MARTÍNDE LA VEGA, A., La sentencia constitucional en Italia,
Madrid, 2003.
951
La eficacia temporal de las sentencias de las Cortes Constitucionales
Conclusiones
Desde hace unos años, en España, está sometida a la decisión del Tribunal
Constitucional la ley que permitió que parejas del mismo sexo pudieran
contraer matrimonio. Un grupo de diputados entendió que esa reforma
de determinadas normas de Código Civil no se ajustaban al concepto de
matrimonio reconocido por la Constitución y de ahí dedujeron directamente
su inconstitucionalidad. El asunto está todavía sub iudice, pero obvio es
decir que ha habido numerosos casos en que esa reforma legislativa ha sido
aplicada, creándose situaciones jurídicas con base en ella que pueden alcan
zar gran complejidad: desde cuestiones de legítimas en herencias, hasta
pensiones de viudedad, pasando por la posibilidad de adopciones.
Es probable que la sentencia del Tribunal Constitucional sea desestimatoria.
Pero en caso contrario, la pregunta es evidente: ¿qué ocurriría con los
matrimonios homosexuales contraídos durante la apariencia de legitimidad
constitucional de la ley declarada inconstitucional? ¿Qué ocurriría con las
situaciones y las relaciones jurídicas creadas a su amparo? Si se declarara la
eficacia ex tunc ¿deberían entenderse nulos todos los matrimonios contrarios
a la Constitución? Parece que la preeminencia de la norma suprema así lo
exigiría, e incluso el principio de igualdad, respecto a quienes a partir de la
publicación de la sentencia ya nos podrían casarse. Pero hasta al observador
más imparcial le pueden parecer descabelladas todas las consecuencias
concretas que de ello se pudieran derivar, complicando de manera
desmesurada el tráfico jurídico. Si la eficacia fuera meramente ex nunc es
todavía más clara la lesión del principio de igualdad: los casados durante la
vigencia de la ley inconstitucional seguirían estando casados –en contra de la
Constitución–, mientras que pro futuro no podría haber nuevos matrimonios
entre personas del mismo sexo.
Como decía, estamos ante una problemática de complejas aristas teóricas,
pero también con inmediatas consecuencias prácticas. En casos como estos
es donde los tribunales constitucionales deban extremar su prudencia y
deban demostrar sus habilidades decisorias. Sería deseable que el legislador
aportara claridad a través de la plasmación legal de los criterios atendibles,
pero aún en caso de que no lo haga, es necesaria la directa ponderación de
los valores, principios y derechos constitucionales para evitar soluciones
extremadas que menoscaben la justicia material.
Villares de la Reina (Salamanca), a 30 de mayo de 2012
952
Octavo tema
Derecho fundamental a la
tutela judicial efectiva
955
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
956
Luiz Guilherme Marinoni
1
STF, RE n 172.084, 2ª Turma, Rel. Min. Marco Aurélio, DJU 03.03.1995
2
Art. 5o, XXXV, CF Brasilera: “la ley no excluirá de la apreciación del Poder Judicial, lesión
o amenaza del derecho”.
957
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
3
(STF, Representación de Inconstitucionalidad nº 1.077/RJ, Pleno, Rel. Min. Moreira
Alves, DJU 28.09.1984). Ver, además, STF, Pleno, ADI nº 1.651/PB – MC, Rel. Min.
Sydney Sanches, DJU 11.09.1998; STF, Pleno, ADI nº 1926/PE – MC, Rel. Min. Sepúlveda
Pertence, DJU 10.09.1999; STF, Pleno, ADI nº 948/GO, Rel. Min. Francisco Rezek, DJU
17.03.2000.
4
Decidió el STF en Plenario, relató la Min. Ellen Gracie, que “condicionar la posibilidad
de acceso al Poder Judicial a un pre-recurso administrativo, equivalía a excluir de la
apreciación del Poder Judicial una posible lesión a un derecho individual, en ostensivo
gravamen a la garantía del art. 5º, XXXV, de la Constitución Federal” (STF, MS 23.789/PE,
Pleno, Rel. Min. Ellen Gracie, DJU 23.09.2005. El STJ, al respecto, tiene la Súmula n. 89:
958
Luiz Guilherme Marinoni
Sin embargo, se sabe que, cuando las libertades públicas empezaron a ser
consideradas como privilegios de algunos pocos, el Estado dio un nuevo
ropaje y dimensión a los antiguos derechos e instituyó derechos pensados
como fundamentales para una organización justa e igualitaria de la sociedad,
abriendo también la oportunidad para que al derecho de acción le fuesen
agregados otros contenidos.
“La acción accidental prescinde del agotamiento de la vía administrativa”. Ver, además,
STJ, 4ª Turma, Resp nº 4.250/SP, Rel. Min. Sálvio de Figueiredo Teixeira, DJU 13.05.1991.
5
Rudolf Wassermann, Der soziale Zivilprozess, Neuwied/Darmstadt: Luchterhand, 1978,
p. 45.
6
Cappelletti, Mauro. Los derechos sociales de libertad en la concepción de Piero
Calamandrei, Proceso, ideologías, sociedad, Buenos Aires: EJEA, 1974, pp. 120 y ss.
959
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
7
Mauro Cappelletti, Fundamental guarantees of the parties in civil proceedings (general
report), Fundamental guarantees of the parties in civil litigation, Milano: Giuffrè, 1973,
p. 726-727.
8
Según Jacques Commaille, la función de justicia como meta-garante de lo social es
exigencia de su representación a los ojos de los ciudadanos (Territoire de justice – Une
sociologie politique de la Carte Judiciaire, Paris: PUF, 2000, p. 40).
9
Sobre los derechos fundamentales como derechos a prestaciones, ver Ingo Wolfgang
Sarlet, A eficácia dos direitos fundamentais, Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2006,
6ª. ed., p. 215 y ss.
960
Luiz Guilherme Marinoni
10
Art. 461 (CPC). “En la acción que tenga por objeto el cumplimiento de la obligación de
hacer o no hacer, el juez concederá la tutela específica de la obligación o, si el pedido es
fundado, determinará providencias que aseguren el resultado práctico equivalente al del
cumplimiento.
1° La obligación solamente se convertirá en daños y perjuicios si el autor requiriera o si
fuese imposible la tutela esepecífica o la obtención del resultado práctico correspondiente.
2° La indemnización por daños y perjuicios se dará sin perjuicio de multa (art. 287).
3° Siendo relevante el fundamento de la demanda y habiendo justificado temor de
ineficacia del proveimiento final, es lícito al juez conceder tutela liminarmente o mediante
justificación previa, una vez citado el demandado. La medida liminar podrá ser revocada
o modificada, a cualquier tiempo, en decisión fundamentada.
4° El juez podrá, en hipótesis del párrafo anterior o en la sentencia, imponer multa diaria
al demandado, independientemente del pedido del autor, si fuere suficiente o compatible
con la obligación, fijándole un plazo razonable para el cumplimiento del precepto.
961
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
962
Luiz Guilherme Marinoni
12
Ver Luiz Guilherme Marinoni, Derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva,
Lima: Palestra Editores, 2007, p. 41 y ss.
963
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
13
Ver Luiz Guilherme Marinoni, Derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva,
Op. cit., pp. 236 y ss.
964
Luiz Guilherme Marinoni
14
La tutela inhibitoria objetiva impedir la práctica, repetición o continuación del acto
contrario al derecho. Se trata de una tutela preventiva, que exige, como técnica ejecutiva,
orden bajo pena de coerción patrimonial. Ver Luiz Guilherme Marinoni, Tutela específica
de los derechos, Lima: Palestra Editores, 2007, p. 29 y ss.
965
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
15
STF, Pleno, ADI nº 223/DF – MC, Rel. p/Acuerdo Min. Sepúlveda Pertence, DJU
29.06.1990; STF, Pleno, ADI nº 975/DF – MC, Rel. Min. Carlos Velloso, DJU 20.06.1997;
STF, Pleno, ADI nº 295/DF - MC, Rel. p/Acuerdo Min. Marco Aurélio; DJU 22.08.1997;
STF, Pleno, ADC nº 4/DF - MC, Rel. Min. Sydney Sanches, DJU 21.05.1999; STF, Pleno,
ADI nº 1576/DF - MC, Rel. Min. Marco Aurélio, DJU 06.06.2003.
16
Voto del Min. Celso de Mello en la ADI nº 223/DF - MC (STF, Pleno, Rel. p/Acuerdo
Min. Sepúlveda Pertence, DJU 29.06.1990). Se registra, en el mismo sentido, el voto del
Min. Carlos Velloso en la ADI nº 295 – MC: “Conviene no olvidar que la Constitución,
al preservar el principio de inapartabilidad del conocimiento del Poder Judicial de
cualquier lesión a un derecho, establece, también, que la amenaza a un derecho no puede
ser sustraída del conocimiento del Poder Judicial (CF, art. 5º, XXXV.” (STF, Pleno, Rel. p/
Acuerdo Min. Marco Aurélio; DJU 22.08.1997).
17
Voto del Min. Moreira Alves en la ADI nº 223/DF – MC (STF, Pleno, Rel. p/Acuerdo Min.
Sepúlveda Pertence, DJU 29.06.1990).
18
Voto do Min. Moreira Alves en la ADI nº 1576/DF – MC (STF, Pleno, Rel. Min. Marco
Aurélio, DJU 06.06.2003).
966
Luiz Guilherme Marinoni
Por otro lado, la posición del Min. Pertence no distingue entre el derecho
a la técnica anticipatoria y el derecho a la obtención de la anticipación de
tutela. Es claro que no hay un derecho abstracto a la anticipación de tutela,
toda vez que ésta depende de la constatación de la verosimilitud del derecho
y del peligro de daño frente al caso concreto, los cuales son presupuestos
para la concesión de la tutela anticipada. El Ministro Pertence sostiene que
la restricción por ley a la concesión de una liminar puede resultar abusiva (y,
ahí, la ley sería considerada inconstitucional) en determinado caso concreto y
no en otro. Sin embargo, como la utilización abusiva de la restricción estaría
relacionada con las necesidades presentes en el caso concreto, la eventual
19
STF, Pleno, ADI nº 223/DF – MC, Rel. p/Acuerdo Min. Sepúlveda Pertence, DJU
29.06.1990.
967
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
De modo que, entre las distintas posiciones adoptadas por la Suprema Corte
(STF), es correcta la liderada por el Min. Celso de Mello, para quien “el
acceso a la jurisdicción, proclamado en la norma constitucional de garantía,
significa la posibilidad de una irrestricta invocación de la tutela jurisdiccional
cognitiva, de la tutela jurisdiccional ejecutiva y de la tutela jurisdiccional
urgente del Estado”21
20
Marinoni, Luiz Guilherme. Derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva,
Op. cit., pp. 248-260.
21
Voto del Min. Celso de Mello en la ADI nº 223/DF - MC (STF, Pleno, Rel. p/Acuerdo Min.
Sepúlveda Pertence, DJU 29.06.1990). En el mismo sentido: votos de los Ministros Celso
de Mello y Carlos Velloso en la ADI nº 295/DF – MC; votos de los Ministros Celso de
Mello y Néri da Silveira en la ADI nº 1576/DF – MC. En la ADC nº 4/DF – MC no hubo
voto en igual sentido, no obstante que la norma objeto de apreciación era idéntica a la
que había sido analizada en la ADI nº 1576/DF - MC, habiéndose los Ministros limitado
a afirmar la decisión tomada anteriormente. En sentido contrario: ADI nº 223/DF – MC,
ADI nº 295/DF – MC, ADI nº 1576/DF – MC (parcialmente) y ADC nº 4/DF – MC.
Ver, además, ADI nº 975/DF – MC, del 09.12.1993, que entendió inconstitucional la
norma prohibitiva de concesión de liminares contra actos de la Administración Pública
sin previa audiencia de su representante; ADI nº 1.576/DF – MC, que decidió que era
inconstitucional que se condicionara a caución la concesión de la liminar, o de cualquier
otra medida de naturaleza anticipatoria, sin perjuicio de que la concesión pudiese
ocasionar un daño a persona jurídica de derecho público.
968
Luiz Guilherme Marinoni
Acontece que, con el pasar del tiempo, se hizo necesario otorgar a los
litigantes y al juez una mayor amplitud de poder, sea para permitir que los
justiciables pudieran utilizar el proceso de acuerdo con las nuevas situaciones
de derecho material y con las realidades concretas, sea para dar al juez la
efectiva posibilidad de tutelarlas.
22
Ver Marinoni, Luiz Guilherme. Derecho fundamental a la tutela jurisdiccional
efectiva, Op. cit., pp. 27 y ss.
969
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
Si antes el control del poder jurisdiccional era hecho a partir del principio de
la tipicidad, o de la definición de los instrumentos que podían ser utilizados,
hoy ese control es más complejo y sofisticado. La legitimidad del uso de los
instrumentos procesales del art. 461, que abre a los ciudadanos y al juez un
abanico de técnicas procesales destinadas a viabilizar la denominada «tutela
específica», depende de la identificación de la especie de tutela específica
(tutela inhibitoria, tutela resarcitoria en la forma específica23, etc.) objeto del
caso concreto, de la consideración de las reglas del medio idóneo y de la menor
restricción posible y, obviamente, de la racionalidad de la argumentación
expresa en la fundamentación de la decisión.
El art. 461 del CPC brasilero afirma que el juez podrá imponer multa diaria
al demandado para constreñirlo al cumplimiento de una orden de hacer o
de no hacer, sea en la concesión de la tutela anticipada, sea en la sentencia
concesoria de la tutela final (art. 461, §§ 3º y 4º), o aun determinar, para dar
efectividad a cualquiera de esas decisiones, las «medidas necesarias», que son
ejemplificadas por el § 5.º del art. 461, como la remoción de personas y cosas,
la demolición de obras y el impedimento de actividad nociva. El legislador
dio al juez el poder de imponer el medio ejecutivo adecuado (art. 461, §§ 4º y
5º), adoptar la sentencia idónea y conceder la tutela anticipada (art. 461, § 3º),
haciendo referencia sólo a las técnicas procesales que pueden ser utilizadas,
pero no precisando en qué situaciones de derecho material, y mucho menos
en qué casos concretos, ellas pueden ser aplicadas.
De forma que, para la adecuada aplicación de la norma del art. 461, el juez
es obligado a identificar y precisar las necesidades de derecho material
particularizadas en el caso concreto. O sea, no hay cómo el juez ordene
un hacer o un no hacer bajo pena de multa o conceda la tutela anticipada
(siempre, por ejemplo) sin que anteriormente comprenda la razón por la
cual está actuando, o mejor, sin que antes identifique la especie de tutela
específica solicitada (inhibitoria, de remoción de ilícito, resarcitoria, etc.) y
sus presupuestos (amenaza de ilícito, práctica de acto contrario al derecho,
daño, etc.)24.
23
Luiz Guilherme Marinoni, Tutela específica de los derechos, Op. cit., p. 258 y ss.
24
Luiz Guilherme Marinoni, Tutela específica de los derechos, Op. cit., p. 34 e ss.; p. 55 y ss.
970
Luiz Guilherme Marinoni
25
Ver TARUFFO, Michele, «Funzione della prova: la funzione dimostrativa», en
Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, 1997, pp. 553-554; «Il controllo di
razionalità della decisione fra logica, retorica e dialettica», en <www.studiocelentano.it/
lenuovevocideldiritto>; «La motivazione della sentenza», en Revista de Direito Processual
Civil, vol. 30, pp. 674 y ss.
971
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
La ampliación del poder de ejecución del juez, producida para dar mayor
efectividad a la tutela de los derechos, posee, como contrapartida, la necesidad
de que el control de su actividad sea hecho a partir de la comprensión del
significado de las tutelas en el plano del derecho material, de las reglas
del medio idóneo y de la menor restricción y mediante su indispensable
complemento, la justificación judicial. En otros términos: por el hecho de que
el juez tenga poder para la determinación de la mejor manera de efectivización
de la tutela, se exige de él, por consecuencia, la adecuada justificación de sus
decisiones. En ese sentido, se puede decir que la justificación es la otra cara
del incremento del poder del juez.
En la justificación, el juez debe decir la razón por la cual prefirió una
modalidad de ejecución y no otra. Por qué prefirió, por ejemplo, ordenar la
instalación de un equipamiento anticontaminante en vez de ordenar el cese
de las actividades de la empresa. Tal opción debe configurar el medio más
idóneo o sólo necesario a la tutela del derecho, concretizando el medio que,
además de obviamente capaz de dar tutela efectiva al derecho, es el menos
restrictivo al demandado.
Las reglas de la proporcionalidad, aunque formen parte del razonamiento
decisorio, pues viabilizan la decisión, obviamente no pueden ser ignoradas
en la justificación. Además, porque tales reglas no sirven sólo para facilitar
la decisión, sino mucho más para que pueda justificarla de modo racional,
permitiéndose su control por las partes26.
El crecimiento del poder de actuación del juez y la consecuente necesidad de
otros criterios de control de la decisión judicial no son más que reflejos de las
nuevas situaciones de derecho substancial y de la toma de conciencia de que
el Estado tiene el deber de dar protección efectiva a los derechos.
26
Ver Luiz Guilherme Marinoni, Curso de Processo Civil, v. 1 (Teoria Geral do Processo),
6ª. ed. São Paulo, Ed. RT, 2012, p. 122 y ss; Luiz Guilherme Marinoni et alli, Fundamentos
del Proceso Civil, Santiago: Abeledo Perrot, 2010, p. 115 y ss.
972
Luiz Guilherme Marinoni
Nótese que aquí, al contrario de lo que sucede en otros casos - como, por
ejemplo, ante la insuficiencia de protección al derecho al medio ambiente
973
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
27
Ver Claus-Wilhelm Canaris, Direitos fundamentais e direito privado (tradução de Ingo
Wolfgang Sarlet e Paulo Mota Pinto), Coimbra: Almedina, 2003.
28
Ver Luiz Guilherme Marinoni, Curso de Processo Civil, v. 1 (Teoria Geral do Processo),
Op. cit., p. 125 e ss; Luiz Guilherme Marinoni et alli, Fundamentos del Proceso Civil, Op.
cit., p. 119 y ss.
29
Canaris, Claus-Wilhelm Direitos fundamentais e direito privado, cit.
Ver Marinoni, Luiz Guilherme. Curso de Processo Civil, v. 1 (Teoria Geral do Processo),
30
Op. cit., p. 83 e ss; Luiz Guilherme Marinoni et alli, Fundamentos del Proceso Civil, Op.
cit., pp. 80 y ss.
31
Ibídem. p. 138.
974
Luiz Guilherme Marinoni
32
Ibídem.
33
Ibídem. pp. 138-139.
34
Por ejemplo, la Constitución de 1988 garantiza a los empleados urbanos y rurales
remuneración del servicio extraordinario superior, como mínimo, en cincuenta por
ciento a la normal (art. 7.º, XVI). Eso significa que en caso no haya ninguna ley laboral
infraconstitucional que regule la remuneración de las horas extras de trabajo, o haya
una ley que establezca valores remuneratorios inferiores al cincuenta por ciento, cabe al
Poder Judicial reconocer la insuficiencia de la protección legal del trabajador y asegurar
el mínimo de protección jurídico-constitucionalmente exigido – remuneración de la hora
extra con cincuenta por ciento a más que la hora normal. Nada más, nada menos. No
puede la Judicatura, por ejemplo, determinar, en ausencia de norma infraconstitucional,
que el pago deba ser setenta por ciento superior. No cabe a los jueces dar aquella
protección que ellos consideren ser la mejor para el trabajo extraordinario, sino sólo
garantizar el mínimo de protección determinado por la Constitución. La situación es
diferente, sin embargo, en lo que concierne al legislador. Éste puede ampliar la protección
constitucional, siempre que no alcance el extremo de la intervención excesiva.
35
El derecho a la tutela jurisdiccional debe ser visto como «un derecho de protección del
particular a través de tribunales del Estado en el sentido de que éste lo proteja ante
975
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
relación del juez con los derechos fundamentales debe ser vista de manera
distinta cuando son considerados los derechos fundamentales materiales y los
derechos fundamentales procesales, especialmente el derecho fundamental a
la tutela jurisdiccional efectiva. Cuando el juez tutela un derecho fundamental
material, supliendo la omisión del legislador, el derecho fundamental tiene
eficacia horizontal mediada por la jurisdicción. Sin embargo, el derecho
fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva incide sólo sobre la jurisdicción,
procurando conformar su propio modo de actuación.
La jurisdicción toma en cuenta el derecho fundamental material para que
él incida sobre los particulares, pero considera el derecho fundamental a la
tutela jurisdiccional efectiva para que su actividad sea cumplida de modo que
efectivamente tutele los derechos, sean ellos fundamentales o no. El derecho
fundamental material incide sobre el juez para que pueda proyectarse sobre
los particulares, mientras el derecho fundamental a la tutela jurisdiccional
incide sobre el juez para regular su propia función.
La decisión jurisdiccional establece el puente entre el derecho fundamental
material y los particulares, mientras que los derechos fundamentales
instrumentales o procesales son dirigidos a vincular el propio procedimiento
estatal. O mejor, en el primer caso el derecho fundamental incide
mediatamente sobre los particulares, mientras que, en el último, como
el derecho fundamental no es material (como, por ejemplo, el derecho
ambiental), no se puede pensar en su incidencia -ni siquiera mediata- sobre
los particulares. Tal derecho fundamental se destina únicamente a regular
el modo del proceder estatal y, por eso, su única eficacia es sobre el Estado,
evidentemente directa e inmediata.
Percíbase que el contenido de la decisión jurisdiccional incide en relación
a los particulares. En esa hipótesis, el derecho fundamental se proyecta
sobre los sujetos privados. Se trata, por lo tanto, de una eficacia sobre los
particulares -y, así, horizontal- mediada por el juez. En el caso hay eficacia
vertical en relación al juez y eficacia horizontal sobre los particulares, pero
eficacia vertical derivada del derecho fundamental material, que confiere
al juez deber de protección y acaba teniendo eficacia horizontal cuando se
proyecta, mediante la decisión, sobre los privados.
Sin embargo, algo distinto acontece cuando se piensa en la incidencia del
derecho fundamental frente a los órganos estatales -que también es eficacia
vertical–, para el efecto de vincular su modo de proceder y actuar. En esa
la violación de sus derechos por terceros (deber de protección del Estado y derecho
del particular de exigir esa protección)» (Gomes Canotilho, José Joaquim, Direito
constitucional e teoria da constituição, Coimbra: Almedina, 2002, p. 463).
976
Luiz Guilherme Marinoni
36
Ver Luiz Guilherme Marinoni, Curso de Processo Civil, v. 1 (Teoria Geral do Processo),
Op. cit., p. 85 y ss; Luiz Guilherme Marinoni et alli, Fundamentos del Proceso Civil, Op.
cit., p. 82 y ss.
977
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
37
Ibídem. p. 464.
38
Adoptándose la terminología de Hohfeld, Wesley Newcomb, Fundamental legal
conceptions as applied to judicial reasoning (originalmente publicado en 1919).
978
Luiz Guilherme Marinoni
Si existe más de una forma posible por la cual el Estado pueda afectar a un
particular, alcanzando el mismo beneficio, obviamente la única forma no
arbitraria de afectación, de entre éstas, es aquélla que impone el menor daño
a la esfera jurídica del particular.
39
Ver Luiz Guilherme Marinoni, Curso de Processo Civil, v. 1 (Teoria Geral do Processo),
6ª. ed. São Paulo, Ed. RT, 2012, p. 122 y ss; Luiz Guilherme Marinoni et alli, Fundamentos
del Proceso Civil, Santiago: Abeledo Perrot, 2010, p. 115 y ss.
979
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
Bibliografía
AARNIO, Aulis. Lo racional como razonable. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales, 1991.
ALEXY, Robert. The special case thesis. Ratio Juris, Oxford, Blackwell, v. 12,
n. 4, 1999.
40
El amparo colectivo también objetiva la protección de derechos difusos y colectivos. Según
el art. 5.º, LXX, de la CF brasilera, el amparo colectivo puede ser interpuesto por “partido
político con representación en el Congreso Nacional” (art. 5.º, LXX, a) y “organización
sindical, entidad de clase o asociación legalmente constituida y en funcionamiento hace
por lo menos un año, en defensa de los intereses de sus miembros o asociados” (art. 5.º,
LXX, b).
41
Ver art. 82 del CDC y art. 5º de la Ley da Acción Civil Pública.
42
De acuerdo con el art. 1.º, caput, de la Ley de Acción Popular (Ley 4.717/65), está
legitimado para la acción popular “cualquier ciudadano”. El § 3.º de este artículo afirma
que “la prueba de ciudadanía, para iniciar el juicio, será hecha con el título electoral, o con
el documento que a él le corresponda”.
43
Ver José Joaquim Gomes Canotilho, Direito constitucional, Coimbra: Almedina,
1992, p. 665.
980
Luiz Guilherme Marinoni
981
Derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
982
Luiz Guilherme Marinoni
SUNSTEIN, Cass. Legal reasoning and political conflict. New York: Oxford
University Press, 1996.
TARUFFO, Michele. Funzione della prova: la funzione dimostrativa. Rivista
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TOULMIM, Stephen. The uses of argument. Cambridge: Cambridge
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WASSERMANN, Rudolf, Der soziale Zivilprozess, Neuwied/Darmstadt:
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WRÓBLEWSKI, Jerzy. Legal syllogism and rationality of judicial decision.
Rechtstheorie. Berlin: Duncker & Humblot, 1974. v. 5, parte 1.
983
Octavo tema
A. Naturaleza
Aun cuando dicho derecho claramente se relacione con el derecho
fundamental a la «intimidad» (y de aquí que no en vano sea el mismo art. 18
CE el que, en su primer párrafo, proteja también este derecho fundamental),
no se identifica absolutamente con él, sino que posee un contenido mucho
más amplio. Mediante el art. 18.3 el constituyente no ha querido proteger
exclusivamente el secreto de las comunicaciones «íntimas», sino cualquier
clase de comunicación, y ello con independencia de su contenido material,
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
B. Objeto de la intervención
El objeto material, a través del cual puede vulnerarse este derecho funda-
mental es cualquier medio de comunicación, sea escrito, oral, radioeléc-
trico, telemático, en soporte magnético o electrónico. Nuestra Constitu-
ción ha reservado a la autoridad judicial todo tipo de intervención de las
comunicaciones, sea una carta postal, se efectúe a través del cable o del
espacio radioeléctrico (telefonía digital y por satélite incluida), consista en la
intervención de una cinta magnetofónica, de vídeo o DVD, de un disco duro
de ordenador, de sus elementos reproductores o de la fiscalización del correo
electrónico, lo que impide distinguir, como sucede en otros países de nuestro
entorno europeo, las escuchas administrativas (sometidas a otros tipos de
control, como el parlamentario) de las judiciales o procesales penales. En este
sentido, si bien la STC 127/1996 de 11 de marzo no alcanzó esta conclusión,
afirmó que respeta el principio de legalidad la extensión de la conducta típica
contenida en el todavía vigente art. 497 bis a la interceptación de las escuchas
inalámbricas.
988
Vicente Gimeno Sendra
D. Exclusividad jurisdiccional
Finalmente, este derecho al secreto de las comunicaciones, y también a
diferencia del derecho a la inviolabilidad del domicilio que permite la entrada
policial en caso de «delito flagrante» (art. 18.2 CE), tal y como declara el
art. 84.a) del Reglamento para la prestación de servicios de comunicaciones
electrónicas, aprobado por RD 424/2005, de 15 de abril, sólo puede ser
limitado mediante resolución judicial, sin que nuestra Constitución autorice
a la autoridad policial o administrativa, fuera de los supuestos de terrorismo
(art. 55.2 CE), a restringir dicho derecho fundamental con respecto al cual la
Jurisdicción ostenta el más amplio monopolio.
Y, así, a diferencia de la RFA, en donde el MF puede disponer, por razones
de urgencia, esta resolución o en Francia, país en el que «Ley 91-646 de
10 julio 1991 relativa al secreto de la correspondencia emitida a través de
las telecomunicaciones», permite, para garantizar la seguridad nacional,
las patentes de invención y la prevención de la criminalidad organizada
989
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
E. Clases de intervención
La Ley de Enjuiciamiento Criminal, con arreglo a la tecnología de la época,
sólo pudo contemplar, en sus arts. 579-588, las intervenciones postales y
telegráficas. Pero la LO 4/1988 incorporó en sus párrafos segundo a cuarto
del art. 579 las intervenciones o escuchas telefónicas y la Ley 25/2007,
de 18 de octubre, de conservación de datos relativos a las comunicaciones
electrónicas y a las redes públicas de comunicaciones, ha efectuado otro tanto
con la intervención de los datos electrónicos de tráfico, con lo que, en el
momento actual, hemos de distinguir la regulación legal de las intervenciones
postales y telegráficas, de las demás.
990
Vicente Gimeno Sendra
991
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
992
Vicente Gimeno Sendra
B. Concepto
De conformidad con la referida doctrina jurisprudencial mayoritaria, por
intervención telefónica, puede entenderse todo acto de investigación,
limitativo del derecho fundamental al secreto de las comunicaciones, por
el que el Juez de Instrucción, en relación con un hecho punible de especial
gravedad y en el curso de un procedimiento penal, decide, mediante auto
especialmente motivado que, por la policía judicial, se proceda al registro
de llamadas y/o a efectuar la grabación magnetofónica o electrónica de las
conversaciones telefónicas del imputado durante el tiempo imprescindible
para poder preconstituir la prueba del hecho punible y la participación de su
autor.
993
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
a. Comunes
Un presupuesto común para todo acto procesal limitativo de algún
derecho fundamental lo constituye el principio procesal de legalidad.
A él se refiere el art. 8.2º del CEDH al requerir que toda injerencia de la
autoridad pública en la esfera privada ha de estar «prevista por la ley»,
lo que exige que el ordenamiento interno expresamente autorice a la
autoridad judicial disponer tales medios de investigación11).
11)
SSTEDH «Malone», de 2 de agosto de 1984; Huvig, de 4 de abril de 1990.
Dicho presupuesto, exigido también por el art. 84.a) del Reglamento para
la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas, aprobado por
RD 424/2005, de 15 de abril, se encuentra, como se ha dicho, parcialmente
cumplido por el art. 579, que debiera contener una mejor y más minuciosa
regulación.
b. Especiales
Junto al cumplimiento de los principios de jurisdiccionalidad y de legalidad, la
doctrina sobre la proporcionalidad exige también la más estricta observancia
del principio de necesidad, pues no basta con que la medida esté prevista
en la Ley y se adopte por un Juez, sino que es también imprescindible
que objetivamente se justifique para obtener el cumplimiento de los fines
constitucionales que la legitiman (art. 8.2 CEDH), debiéndose adoptar, en
cualquier otro caso, la alternativa menos gravosa para el derecho fundamental.
En el ámbito de las escuchas telefónicas, la doctrina mantiene que una
medida restrictiva del derecho al secreto de las comunicaciones sólo puede
entenderse constitucionalmente legítima, desde la perspectiva de este
derecho fundamental, si se realiza con estricta observancia del principio de
proporcionalidad (últimamente SSTC 202/2001 de 15 octubre, 81/1998, de
994
Vicente Gimeno Sendra
995
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
a. Material
Desde un punto de vista jurídico sustantivo la adopción de una
intervención telefónica exige que el objeto de la instrucción lo
constituya un delito grave12), el cual ha de determinarse en la solicitud
de la intervención13).
12)
SSTEDH «Kruslin» y «Huvig» y ATS 18 de junio de 1992.
13)
STS 12 de enero de 1995 y ATC 344/1990, de 1 de octubre; SSTC 85/1994, de
14 de marzo; 181/1995, de 11 de diciembre; 49/1996, de 26 de marzo; 54/1996,
de 26 de marzo; 123/1997, de 1 de julio; 49/1999, 166/1999 y 14/2001 de 29
enero.
El problema, sin embargo, que suscita el art. 579.2 LECrim, en este extremo,
es que no contiene un criterio cualitativo o de listado de delitos graves que
habría de autorizar la práctica de este acto instructorio (sistema secundado por
países como Alemania, Bélgica, Finlandia o Grecia), ni siquiera otro criterio
cuantitativo expreso que pudiera atender a la necesidad de la intervención
según un «quantum» de pena a imponer por el delito imputado (este es el caso
de ordenamientos tales como los de Francia, Holanda, Reino Unido, Irlanda,
Austria, Portugal, Luxemburgo, Italia y Dinamarca), por lo que el precepto
ha suscitado el mantenimiento de dos antitéticas tesis: de conformidad con
la primera, la circunstancia de que el art. 579 esté ubicado dentro del proceso
penal común para delitos muy graves y que su párrafo segundo contemple
como destinatario de la medida al «procesado» (esto es, al sujeto pasivo de
un «auto de procesamiento» que, como es sabido, tan solo puede dictarse en
la fase instructora del proceso penal para delitos muy graves) y no al mero
imputado, obligan a concluir en que las intervenciones telefónicas tan solo se
justifican para la investigación de delitos castigados con una pena privativa de
libertad superior a los nueve años de privación de libertad (LÓPEZ BARJA);
según la segunda, el término procesado es aquí sinónimo de «imputado»,
por lo que debiera reclamarse el ámbito de aplicación de estas medidas para
cualquier clase de delito (LÓPEZ FRAGOSO).
La polémica anterior fue zanjada por el Tribunal Supremo en su Sentencia de
14 de junio de 1993 en la que no secundó ninguna de las dos tesis maximalistas
o, para ser más exactos, combinó adecuadamente las dos, conjugando tanto
el criterio cuantitativo como el cualitativo: de conformidad con esta doctrina,
las intervenciones telefónicas, en principio, tan sólo se justifican para la
investigación de delitos muy graves; pero (consciente nuestro Tribunal de
casación de que nuestro viejo Código Penal mantenía penas irrisorias,
996
Vicente Gimeno Sendra
sobre todo, para la represión de los delitos cometidos por funcionarios) las
autoriza también para los ilícitos penales leves «con trascendencia social»,
como es el caso de dichos delitos de funcionarios, los que afecten «al buen
funcionamiento y al crédito de la Administración del Estado» y, en general
(añadimos nosotros), los relativos a la «corrupción política», contra el orden
económico o el patrimonio social colectivo.
Y a estos efectos, «si, pese a la inexistencia de una Ley que satisficiera las
genéricas exigencias constitucionales de seguridad jurídica, los órganos
judiciales, a los que el art. 18.3 de la Constitución se remite, hubieran actuado
en el marco de la investigación de una infracción grave, para la que de modo
patente hubiera sido necesaria, adecuada y proporcionada la intervención
telefónica y la hubiesen acordado respecto de personas presuntamente
implicadas en el mismo, respetando, además, las exigencias constitucionales
dimanantes del principio de proporcionalidad, no cabría entender que el Juez
hubiese vulnerado, por la sola ausencia de dicha Ley, el derecho al secreto de
las comunicaciones telefónicas» (SSTC 49/1999, de 5 de abril; 47/2000, de 17
de febrero; 184/2003 de 23 de octubre).
La intervención de las comunicaciones telefónicas sólo puede entenderse
constitucionalmente legítima si está legalmente prevista con suficiente
precisión, si se autoriza por la autoridad judicial en el curso de un proceso
y si se ejecuta con observancia del principio de proporcionalidad; es decir,
si su autorización se dirige a alcanzar un fin constitucionalmente legítimo,
como acontece cuando se adopta para la prevención y represión de delitos
calificables de infracciones punibles graves y es idónea e imprescindible para
la investigación de ellos (SSTC 166/1999, de 27 de septiembre; 171/1999, de
27 de septiembre; 126/2000, de 16 de mayo; 299/2000, de 11 de diciembre;
14/2001, de 29 de enero, 138/2001, de 18 de junio, 202/2001, de 15 octubre).
b. Procesal
Junto a este presupuesto material, resulta imprescindible también cumplir
con otro de carácter procesal, cual es la exigencia de que la petición de la
intervención telefónica se efectúe dentro de una instrucción judicial en
curso, esto es, dentro de un «sumario ordinario», en la instrucción del Jurado
o en unas «diligencias previas» del proceso penal abreviado.
997
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
998
Vicente Gimeno Sendra
D. Requisitos formales
Debido a la vigencia del principio de exclusividad jurisdiccional, corresponde
al Juez de Instrucción competente su adopción en el seno de una instrucción y
mediante resolución motivada en la que se determine el teléfono intervenido,
el destinatario de la medida y el hecho punible investigado, todo ello en orden
a garantizar el necesario control judicial que el art. 18.3 CE garantiza, de tal
suerte que, cuando pueda inferirse que no ha existido dicho control efectivo,
se habrá vulnerado el referido derecho fundamental14).
14)
SSTC 166/1999, 202/2001, 167/2002; STS 1191/2004, de 21 de octubre.
Excepcionalmente, desde un punto de vista constitucional, puede legitimarse
que un juez incompetente, en el marco de las primeras diligencias o «diligencias
de prevención», pueda disponer esta resolución, siempre y cuando obre
en su poder el material de hecho necesario para efectuar el indispensable
«juicio de ponderación» y, desde luego, dicha resolución no sea fruto de una
manipulación de juez legal tendente a que un Juez más proclive a la adopción
de la escuchas entienda de una determinada sin ostentar competencia. La
STS 20 de febrero de 1995 permitió estas resoluciones dictadas por jueces
incompetentes, siempre y cuando se respete el derecho al juez legal, el cual
no puede ser otro sino el predeterminado en la Constitución, esto es, el juez
independiente y sometido al imperio de la Ley.
El TS ha venido estableciendo los requisitos que debe reunir toda intervención
telefónica, para que pueda reputarse ajustada al paradigma de legalidad
constitucional y ordinaria:
999
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
a. El deber de motivación
La obligación de la autoridad judicial de motivar la resolución por la que
dispone una intervención telefónica constituye otra exigencia del principio
de «proporcionalidad», según el cual toda resolución limitativa de un
derecho fundamental ha de ser minuciosamente motivada por la autoridad o
funcionario que la practique a fin de que, en ella, se plasme el indispensable
«juicio de ponderación» sobre la necesidad de la medida15), sin que pueda,
en principio, legitimarse la motivación «por remisión» a la solicitud de la
policía, ni las fórmulas estereotipadas o de programa informático, en las que
no se valore o compruebe la prueba indiciaria (STS 223/2010, de 1 de marzo).
15)
SSTC 26/1981, 62/1982, 37/1989, 85/1994 -F. 3–, 181/1995, 54/1996 y, sobre
todo, 49/1999; SSTS 12 de enero de 1995, 229/2008, de 15 de mayo, 197/2009,
de 28 de septiembre, de 20 de septiembre de 2011 (RJ 2011, 6601).
1000
Vicente Gimeno Sendra
1001
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
1002
Vicente Gimeno Sendra
b. Objetivos
Y, de entre los segundos, se hace necesario reflejar en el auto, de un lado, el
número de teléfono objeto de la intervención y, de otro, el delito o delitos
cuyo esclarecimiento constituyen la causa y finalidad de la intervención, sin
que le sea dado a la policía acumular a la investigación nuevos delitos, que
puedan aparecer ocasionalmente en conexión, sin solicitar inmediatamente
una ampliación de la resolución judicial de intervención. Son, pues,
inconstitucionales las denominadas «licencias de cobertura».
«En la resolución judicial en que se acuerda la medida judicial de escucha
telefónica, deberán constar: 1) los hechos investigados, o al menos, la parte de
ellos respecto de los que es precisa la medida judicial; 2) la calificación jurídica
de dichos hechos, esto es, el delito de que se trata. Sólo cabe la adopción de la
medida cuando la investigación sea por un delito; 3) la imputación de dichos
hechos y delito a la persona a quien se refiere la escucha; 4) la exteriorización
de los indicios que el Juez ha de tener tanto sobre la persona como sobre el
acaecimiento de los hechos constitutivos de delito; 5) el teléfono (o teléfonos)
respecto del que se acuerde someter a escucha; 6) la relación entre el teléfono
(o teléfonos) y las personas citadas en el anterior apartado 3); 7) el tiempo que
habrá de durar la escucha, esto es, el plazo máximo de la intervención; 8) el
período en los que se le debe dar cuenta al Juez del desarrollo de la escucha
y de los resultados que se vayan obteniendo; 9) la persona o autoridad que
solicita la medida o si se acuerda de oficio; 10) la persona o autoridad que
llevará cabo la intervención telefónica » (STS 22 de junio de 2005 [RJ 2005,
5516]).
«Es claro que la resolución judicial en la que se acuerda la medida de
intervención telefónica o su prórroga debe expresar o exteriorizar, como
1003
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
E. Objeto
El objeto de esta diligencia lo integran todas las comunicaciones,
alámbricas e inalámbricas20), radioeléctricas y telemáticas, ya que todas
ellas aparecen previstas en el art. 18.3 CE y el art. 579 no excluye las
que puedan efectuarse a través del espacio radioeléctrico. Asimismo,
requiere también autorización judicial las conversaciones verbales entre
detenidos en el seno de una Comisaría (STS 513/2010, de 2 de junio).
20)
STC 34/1996; SSTS 27 de septiembre de 2006 y 8 de febrero de 1999.
1004
Vicente Gimeno Sendra
F. Procedimiento de intervención
Una vez adoptada por el Juez la intervención telefónica, la policía judicial
efectuará el seguimiento de la escucha y su grabación en los correspondientes
soportes magnéticos o electrónicos, cuyos originales han de ser trasladados
al Juzgado a fin de que puedan ser oídos por el Tribunal o transcritos bajo la
fe del Secretario. La violación de estas prevenciones ocasionará la violación,
no del art. 18.3, sino del derecho «a un proceso con todas las garantías» del
art. 24.2 CE21).
21)
SSTC 126/2000, 14/2001, 202/2001, 167/202; STS 1191/2004, de 21 de octubre.
Pero el art. 579 de la LECrim, al igual como sucede con la mayoría de los
presupuestos y requisitos de este acto procesal, olvidó regular también todo
el procedimiento de intervención telefónica, ocasionando una importante
laguna que, una vez más, tuvo que ser colmada por la jurisprudencia del TS
(fundamentalmente por el ATS 18 junio 1992 y STS 25 junio 1993).
Por lo demás, tampoco regula expresamente y, por tanto, con la precisión
requerida por las exigencias de previsibilidad de la injerencia en un derecho
fundamental las condiciones de grabación, custodia y utilización frente
a ellos en el proceso penal como prueba de las conversaciones grabadas
de los destinatarios de la comunicación intervenida, pues el art. 579
LECrim sólo habilita específicamente para afectar el derecho al secreto
de las comunicaciones de las personas sobre las que existan indicios de
responsabilidad criminal en el momento de acordar la intervención de las
comunicaciones telefónicas de las que sean titulares o de las que se sirvan para
realizar sus fines delictivos, pero no habilita expresamente la afectación del
derecho al secreto de las comunicaciones de los terceros con quienes aquéllos
se comunican. A estos efectos resulta conveniente señalar que al legislador
corresponde ponderar la proporcionalidad de la exclusión, o inclusión, y en su
caso bajo qué requisitos, de círculos determinados de personas en atención a la
eventual afección de otros derechos fundamentales o bienes constitucionales
concurrentes al intervenirse sus comunicaciones, o las de otros con quienes se
comunican, como en el caso de Abogados o profesionales de la información el
derecho al secreto profesional [arts. 24.2, párrafo 2, y 20.1.d CE] o en el caso de
Diputados o Senadores el derecho al ejercicio de su cargo de representación
1005
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
a. Procedimiento tradicional
En síntesis, el procedimiento a seguir era el que a continuación sucintamente
se describe: en primer lugar, y como regla general, la intervención sólo podía
y ha de ser también en la actualidad acordada por el Juez de Instrucción
objetiva y territorialmente competente; en segundo, dicho órgano judicial
disponía que, por los funcionarios de policía judicial o empleados de la
Compañía Telefónica o concesionaria, se procediera, durante el plazo
indicado en el auto, a la intervención y grabación de las escuchas; en tercero,
una vez practicadas y documentadas en los correspondientes soportes, había
la policía de entregar en su integridad al Juzgado la totalidad de los originales
de los soportes magnéticos o electrónicos, los cuales, finalmente, con la
intervención de todas las partes comparecidas en el proceso, eran transcritos
en un acta bajo la fe del Secretario22).
22)
cfr.: SSTS 21 de febrero de 1991, 2 de junio de 1992, 22 de septiembre de 1993,
12 de enero de 1995, 6 de febrero de 1995, 26 de octubre de 1995, 229/2008,
de 15 de mayo, STS 513/2010, de 2 de junio
b. El Procedimiento de SITEL
En la actualidad, sin embargo, la mayoría de las intervenciones telefónicas
se realiza a través del polémico sistema SITEL, instaurado por el RD
4247/2005 y Ley 25/2007, cuya legalidad ha proclamado el TS en diversos
pronunciamientos23). Dicho sistema ha venido a sustituir, a las anteriores
audiciones personales e individualizadas que realizaban los agentes policiales,
por un archivo centralizado en el Ministerio del Interior, mediante un
mecanismo «moderno, automatizado, simplificados y garantista» (STS 5 de
noviembre de 2009) que sustituye las anteriores cintas magnetofónicas por
uno o varios DVD, en los que se contiene la totalidad de las grabaciones, más
1006
Vicente Gimeno Sendra
La elaboración del acta del Secretario no significa que sobre ella pueda el
Tribunal sentenciador extender de oficio, sin más, su conocimiento (al amparo
de lo dispuesto en el art. 726 LECrim), ni siquiera que, dada su naturaleza
de prueba documental preconstituida (STS 17 de febrero de 1995), su
contenido pueda ser introducido en el juicio oral a través de la «lectura de
documentos» (art. 730 LECrim).
1007
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
marzo de 2001 (RJ 2001, 1914); 15 de junio de 1999 (RJ 1999, 3888); 14 de
mayo de 2001 (RJ 2001, 5507).
G. Plazo de duración
De conformidad con lo dispuesto en el art. 579.3 el plazo de duración de las
intervenciones telefónicas, salvo solicitud de prórroga, no puede ser superior
a «tres meses».
«De la lectura del trascrito precepto legal resulta la insuficiencia de su
regulación sobre el plazo máximo de duración de las intervenciones, puesto
que no existe un límite de las prórrogas que se pueden acordar; la delimitación
de la naturaleza y gravedad de los hechos en virtud de cuya investigación
1008
Vicente Gimeno Sendra
Sin embargo, dicho plazo es más teórico que real, pues, al devenir en nuestro
ordenamiento la intervención del defensor necesaria tras el primer acto de
imputación (arts. 118.1 y 788.1) y, siendo la regla general en nuestro proceso
la «publicidad» de la instrucción para el imputado (art. 302.I), a fin de
evitar la frustración de la escucha telefónica, el Juez de Instrucción ha de
verse obligado a dictar con simultaneidad a la adopción de la intervención
telefónica, otra resolución de declaración del secreto instructorio.
Debido a que el secreto sumarial tan sólo puede permanecer durante “un
mes”, la utilidad de las escuchas quedaría reducida, en el sumario o en las
Diligencias Previas, a dicho plazo. Por ello, en la práctica forense, las escuchas
se adoptan dentro de las atípicas “Diligencias Indeterminadas”.
Ahora bien, dicha declaración de secreto del sumario o de las diligencias
previas no puede extender sus efectos por un plazo superior a «un mes» (art.
302.2), pues, cumplido dicho plazo, debe el Juez permitir que el imputado
tome conocimiento de todas las actuaciones practicadas, razón por la cual
la utilidad práctica de la medida queda teóricamente reducida al plazo de
un mes, sin que tenga sentido alguno solicitar prórrogas a la intervención
telefónica, aun cuando, según el tenor literal del art. 579.3, podrían ser
ilimitadas.
De aquí que, para obviar tales inconvenientes, la práctica forense recurra a
las «Diligencias Indeterminadas», que se efectúan a espaldas de la defensa y
que permiten prórrogas automáticas cada tres meses. Esta corruptela debiera
conllevar una reforma legislativa que armonizara ambos plazos de secreto
sumarial y de intervención de las comunicaciones.
1009
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
H. Valoración de la prueba
Si dicho control judicial efectivo no existiera o, en general, la intervención
telefónica se hubiera adoptado con vulneración de lo dispuesto en el art.
18.3º de la Constitución o de cualquier otro derecho fundamental, surge el
problema consistente en determinar cuál sea la extensión de la prohibición de
valoración de este resultado probatorio: si ha de quedar ceñido al contenido
fáctico de la grabación magnetofónica y a las pruebas que directamente se
deriven de ella o si, por el contrario, ha de extenderse a todas las pruebas que
directa o indirectamente tengan como causa aquella prueba de valoración
prohibida.
A este respecto, debe tenerse muy en cuenta que las sentencias condenatorias
sustentadas en escuchas telefónicas inconstitucionales, no sólo infringen el
art. 18.3 CE, sino también la presunción de inocencia o el derecho «a un
proceso con todas las garantías» del art. 24.2, ya que una de las garantías
de este derecho fundamental consiste en no ser condenado mediante una
prueba obtenida con violación de las normas tuteladoras de los derechos
fundamentales.
1010
Vicente Gimeno Sendra
1011
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
28)
Utilizada, como es sabido, por vez primera en la Sentencia de la Corte Suprema
de los USA NARDONE v. United States, 60 S. Ct. 266 y secundada por otras
resoluciones, como GOLDSTEIN, 62 S. Ct. 1000, GIORDANO, 94 S. Ct. 1820
o ALDERMANN, 89 S. Ct. 961.
1012
Vicente Gimeno Sendra
1013
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
31)
SSTC 14/2001, de 29 de enero; 136/2000 29 mayo; 8/2000, de 17 de enero;
161/1999, de 27 de septiembre; 94/1999, de 31 de mayo; 49/1999, de 5 de
abril; 151/1998, 121/1998, 81/1998, de 2 de abril y SSTS de 24 de abril de 2003
(RJ 2003, 4231); 18 de julio de 2002 (RJ 2002, 7997); 3 de junio de 2002 (RJ
2002, 8792); 28 de mayo de 2002 (RJ 2002, 8579); 18 de julio de 2002 (RJ 2002,
7997); 19 de junio de 2002 (RJ 2002, 8798); 29 de noviembre de 2002 (RJ 2002,
10525); 28 de enero de 2002 (RJ 2002, 1855); 20 de noviembre de 2001 (RJ
2002, 1281), 3 de abril de 2001 (RJ 2001, 3342); 20 de abril de 2001 (RJ 2001,
3565); 26 de diciembre de 2000 (RJ 2000, 10470); 7 de julio de 1995 (RJ 1995,
5436); 21 de septiembre de 1998; 2 de abril de 1998, 19 de enero de 1998, 23
de marzo de 1997.
32)
SSTS 3 de noviembre de 2003 (RJ 2004, 1695); 17 y 22 de enero (RJ 2003, 926,
1130), Ponente de las tres ANDRÉS IBÁÑEZ, y 24 de febrero de 2003 (RJ
2003, 2510), Ponente JIMÉNEZ VILLAREJO.
d. La conexión de antijuridicidad
En el momento actual, la construcción del TC, desde la STC 81/1998 hasta
esta fecha, descansa sobre la «conexión de antijuridicidad», doctrina que
la STC 167/2002 resume con acierto: «en aquella Sentencia (la STC 81/1998)
el Tribunal Constitucional estableció un criterio básico para determinar
cuándo las pruebas derivadas de otras constitucionalmente ilegítimas podían
ser valoradas o no, que cifró en determinar si, además de estar conectadas
desde una perspectiva natural, entre unas y otras existía lo que denominó
conexión de antijuridicidad. Para tratar de determinar si esa conexión de
antijuridicidad existe o no, se ha de analizar, en primer término, la índole y
características de la vulneración del derecho al secreto de las comunicaciones,
materializadas en la prueba originaria, así como su resultado, con el fin de
determinar si, desde un punto de vista interno, su inconstitucionalidad se
trasmite o no a la prueba obtenida por derivación de aquélla; pero, también,
hemos de considerar, desde una perspectiva que pudiéramos denominar
externa, las necesidades esenciales de tutela que la realidad y efectividad del
derecho al secreto de las comunicaciones exige. Estas dos perspectivas son
1014
Vicente Gimeno Sendra
33)
STC 11/1981 (RTC 1981, 11) F. 8 y 4; también, SSTC 49/1999, de 5 de abril
(RTC 1999, 49), F. 14; 166/1999, de 27 de septiembre (RTC 1999, 166), F. 4;
299/2000, de 11 de diciembre (RTC 2000, 299), F. 9.
34)
SSTC 166/1999, de 27 de septiembre (RTC 1999, 166), F. 4; 171/1999, de 27
de septiembre (RTC 1999, 171), F. 4; 299/2000, de 11 de diciembre (RTC 2000,
299), F. 4, 167/2002, de 18 de septiembre, 66/2009, de 9 de marzo.
1015
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
1016
Vicente Gimeno Sendra
1017
La intervención de las comunicaciones telefónicas y electrónicas
1018
Octavo tema
El proceso monitorio
Una visión española y europea
pensando en Colombia
1
Datos extraídos de la Memoria del Consejo General del Poder Judicial aprobada por el
Pleno el 21 de mayo de 2011 (cfr. http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder_Judicial;
fecha de la consulta: el 29 de mayo de 2011).
2
Cfr. La Justicia dato a dato. Año 2010, en www.poderjudicial.es (Memoria del CGPJ en
pdf. p. 61).
3
En un 7,7 %.
4
En un 35,8 %.
1021
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
5
Como puede comprobarse, las cifras de procesos monitorios en Europa son mucho más
altas que en España, pero ello se debe al límite económico de 30.000 euros que existió en
España (imperante hasta el 2009), y respecto al caso alemán, al modelo puro de proceso
monitorio ahí existente.
6
Para un estudio de las regulaciones alemana, francesa e italiana, vid. CORREA
DELCASSO, El proceso monitorio, edit. J.Mª. Bosch editor, Barcelona, 1998, pp. 37 a
210; y PÉREZ RAGONE, Entorno al procedimiento monitorio desde el derecho procesal
comparado europeo: caracterización, elementos esenciales y accidentales, en “Revista de
Derecho (Valdivia)”, vol. 19, 2006, pp. 205 a 235 (puede consultarse en forma electrónico
en http://www.scielo.cl).
1022
Joan Picó i Junoy
7
Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2001, p. 567.
8
En el “Código Modelo para Iberoamérica” se prevé el “proceso de estructura monitoria”
(arts. 311 a 316) si bien con un ámbito de aplicación y presupuestos muy distintos a los
existentes en Europa. Lo mismo sucede con el caso de Brasil, donde fue introducido en
su sistema procesal en 1995, mediante la Ley nº 9.079, de 14 de julio de 1995, pasando a
formar parte del Código de Processo Civil en sus arts. 1.102 a a 1.102.c.
9
Con el título El proceso monitorio: una visión española y europea de la tutela rápida del
crédito, pp. 103 a 135.
1023
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
1024
Joan Picó i Junoy
10
Società Editrice Unitas, Milano, 1927 (existe una magnífica traducción al castellano
realizada por SENTÍS MELENDO, con el título “El procedimiento monitorio”, publicada
por la Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1946).
1025
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
11
Desaparece así el problema del uso fraudulento del proceso monitorio para reclamar una
cantidad superior a la legalmente establecida consistente en dividir dicha cantidad en
tantas partes como cuantías puedan encajarse dentro del tope de cuantía máxima exigido
en la ley (este problema lo analicé en mi trabajo pp. El proceso monitorio …, cfr. p. 109).
1026
Joan Picó i Junoy
1027
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
el “recibo” que refleja el pago de dicho precio por el deudor, o el “albarán”, que
refleja la entrega de la mercancía (ambos enumerados en el art. 812.1.2 LEC).
Sin embargo, el listado de documentos del art. 812 LEC es abierto, rigiendo
así la regla del antiformalismo, por lo que la doctrina judicial admite la
validez de documentos análogos a los citados en dicha norma considerando,
acertadamente, que no estamos ante una lista cerrada sino ante un numerus
apertus. Buena prueba de que no es una enumeración cerrada, la tenemos
en el art. 815 LEC que ordena al Juez requerir el pago al deudor no sólo
cuando los documentos aportados sean los previstos en dicha norma, sino
también cuando constituyeren, a juicio del Tribunal, un principio de prueba
del derecho del peticionario, confirmado por lo que se exponga en la petición
inicial. Se deja abierta la vía para que el propio Juez estime si los documentos
aportados constituyen o no un principio de prueba, con independencia de
que no sean de los recogidos explícitamente en el art. 812. En función de ello,
por ejemplo, se admite la petición monitoria basada en una grabación, un
e-mail, un documento electrónico, etc.
1028
Joan Picó i Junoy
en gran medida con copias, derivadas, en su mayor parte, tanto de los medios
informáticos utilizados para constatar y registrar las transacciones, como
del uso, absolutamente ya normalizado y generalizado, de los modernos
sistemas de telecomunicación. En segundo lugar, porque la utilización
de dichas tecnologías, tanto a nivel de constatación y registro de las
transacciones económicas, como a nivel de comunicación, han difuminado
la identificación y diferenciación entre lo que sea formalmente original y lo
que sea copia, hasta extremos, en muchos, absolutos. Y, finalmente, porque
en una economía globalizada y tecnificada como la actual, exigir al acreedor
que aporte el original del documento, no es ni realista ni práctico: pensemos,
por ejemplo, en una empresa canadiense que reclame una pequeña deuda
en España utilizando el monitorio, pretendiendo, por tanto, que se realice
la simple reclamación al deudor. Lo más normal es que pueda remitir el
documento que acredita prima facie dicha deuda mediante fax o e-mail, sin
que sea razonable, en aras a los principios de rapidez, eficacia y simplicidad
que fundamentan el presente procedimiento, obligarle a que deba remitir
por correo el documento original, como si nos encontráramos ante un
procedimiento declarativo o ejecutivo, procedimientos éstos que nada que
ver tienen con la naturaleza y finalidad del procedimiento monitorio. Además,
ninguna indefensión se causa al deudor, pues si éste no está conforme con
la deuda reclamada, simplemente con oponerse obligará al actor a exigirla
necesariamente a través del juicio ordinario que corresponda por razón de
la cuantía.
1029
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
813 LEC, esta cláusula no será operativa en el juicio monitorio. Esta norma
imperativa tiene su razón de ser tanto en el logro de una mayor celeridad en
la obtención del título de ejecución, y en el deseo de facilitar al deudor su
defensa (oposición).
12
Ad exemplum, cfr. sus autos de 26 de febrero, 31 de marzo de 2004, 20 y 22 abril de 2004;
o 1 de abril, 17 de mayo y 14 de marzo de 2005.
1030
Joan Picó i Junoy
1031
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
A) Pagar
Si el deudor atienda el requerimiento de pago dentro de los veinte días dados
al efecto, se entregará el dinero al acreedor y se archivarán las actuaciones.
En este caso, no hay condena en costas, siendo ello coherente con la
intervención totalmente voluntaria del abogado.
13
Reformado mediante la Ley 4/2011, de 24 de marzo (Boletín Oficial del Estado núm. 72,
de 25 de marzo de 2011).
14
Reformado mediante la Ley 4/2011, de 24 de marzo (Boletín Oficial del Estado núm. 72,
de 25 de marzo de 2011).
1032
Joan Picó i Junoy
B) No comparecer
Si el deudor no comparece en los veinte días que se le da para pagar u oponerse
al requerimiento de pago, el Secretario judicial dicta un decreto danto por
terminado el proceso monitorio y da traslado al acreedor para que pueda
instar el despacho de la ejecución, bastando para ello con la mera solicitur
(art. 816.1 LEC). Los procesos de ejecución en 2010 fueron 696.276, lo que
supone más del doble de 2004 (que sólo fueron 339.968), y el 43,71 % de estas
ejecuciones provinieron de un proceso monitorio.
Antes de la reforma de la Ley 13/2009, la incomparencia del deudor originaba
que el juez dictase automáticamente auto despachando ejecución. Ello
provocó en la práctica dos complejos interrogantes que en la actualidad ya no
se dan pero que resultan interesantes plantear: ¿Cuál debía ser el contenido
del auto judicial? y ¿Debía esperarse a que el actor presentase demanda
ejecutiva por mandato del art. 549.1 LEC antes de iniciar la ejecución?.
Con referencia al primer interrogante, el auto despachado ejecución debía
concretar los máximos extremos posibles y, cuando menos, los referentes a la
persona y cantidad por la que se despachaba ejecución. El resto de extremos
previstos en dicha norma (bienes del ejecutado susceptibles de embargo que
tenga conocimiento el ejecutante, cantidad prevista para futuros intereses
y costas, medidas de localización de bienes del ejecutado, etc,) podían
integrarse bien mediante requerimientos al ejecutante o bien a través de
escritos que éste podía presentar al respecto.
Y respecto del segundo interrogante, no era necesaria la presentación de una
demanda ejecutiva para iniciar la ejecución, básicamente por los siguientes
dos motivos: en primer lugar, porque la LEC no lo exigía, sino todo lo
contrario, el art. 816 LEC establecía con claridad que la incomparencia del
deudor daba lugar directamente a despacharse ejecución; y en segundo lugar,
porque el 816.2 LEC expresamente ordenaba que dictado el auto despachando
ejecución, ésta debía proseguir conforme a lo dispuesto para la de sentencias
judiciales, pudiendo formularse oposición prevista en estos casos. Así,
el uso del verbo “proseguir” era incompatible con exigir la presentación
de la demanda de ejecución como requisito sin el que no habría lugar a la
prosecución prevista en dicha norma.
1033
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
C) Oponerse
El carácter especial del proceso monitorio, en el que se requiere de pago al
deudor sin audiencia previa, no le generá indefensión alguna, pues el derecho
de defensa y contradicción lo puede ejercer, con posterioridad, en el trámite
de oposición a dicho requerimiento de pago.
El último artículo regulador del proceso monitrio -el 818 LEC- prevé la tercera
de las tres posibles posturas del demandado: oponerse al requerimiento de
pago dentro de los veinte días dados al efecto. Esta oposición debe efectuarse
por escrito, que deberá ir firmado por abogado y procurador cuando la deuda
reclamada supere los 900 euros.
1034
Joan Picó i Junoy
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El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
1036
Joan Picó i Junoy
1037
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
1038
Joan Picó i Junoy
Sin embargo, por otro lado, también existen multitud de resoluciones judiciales
que permiten la alegación de nuevos motivos de oposición. Así, se afirma
que la oposición al requerimiento de pago efectuada en el juicio monitorio,
tal como viene prevista en el art. 815 LEC, consiste en que el demandado
alegue sucintamente las razones por las que, a su entender no debe, en todo
o en parte, la cantidad reclamada. El carácter sucinto de las alegaciones es
una prueba evidente de la posibilidad de desarrollar la estrategia defensiva
del demandado más allá de lo alegado en la oposición monitoria. Y, además,
cuando el art. 818 LEC remite la resolución definitiva del asunto al juicio
que corresponda, lo cierto es que no pone límite alguno a la tramitación de
ese juicio ni a la defensa del demandado que puede deducir la oposición que
considere procedente. Y ello también debe ser así incluso en el supuesto de
transformación al juicio verbal: la vista que ordena convocar el art. 812.2 LEC
se desarrolla conforme a lo previsto en el art. 443 LEC para la vista del juicio
verbal donde “el demandado podrá formular las alegaciones que a su derecho
convengan”, por lo que en este tipo de procesos es normal que hasta el acto
de la vista la parte actora no conozca los argumentos que la parte demandada
va a utilizar en su defensa, siendo por ello correcto que el debate y la prueba
versen sobre los hechos que surgen como controvertidos en dicho acto.
1039
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
1040
Joan Picó i Junoy
15
Al respecto, la Ley 4/2011, de 24 de marzo, al objeto de facilitar la aplicación en España
del proceso monitorio europeo introduce en la LEC una nueva disposición final (la
vigésimo tercera) que viene a precisar aquellas disposiciones de las normas de la Unión
Europea que lo requieren y, en concreto, los temas de competencia judicial, tipo de
resoluciones a adoptar por el juez o el secretario judicial y su enlace con el formulario del
Reglamento europeo que corresponda al trámite de que se trate, los recursos procedentes
con arreglo a nuestro Derecho, y normas procesales supletorias en cada caso. Normas
necesarias que, en todo caso, permiten la plena aplicación del Reglamento comunitario
por los tribunales españoles y que aclaran la tramitación de este nuevo procedimiento
judicial caracterizado por el uso de formularios y reservado exclusivamente para litigios
transfronterizos. Este uso de formularios justifica que una de las nuevas disposiciones
finales de la Ley de Enjuiciamiento Civil establezca la obligación de las Administraciones
públicas españolas competentes de poner a disposición tanto de los tribunales como del
1041
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
público los formularios que se puedan prever en cualquiera de las normas que integran
ese Derecho procesal europeo.
1042
Joan Picó i Junoy
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El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
1044
Joan Picó i Junoy
B) No comparecer
Pasados los treinta días desde la notificación del requerimiento europeo de
pago sin que se presente un escrito de oposición ante el órgano jurisdiccional
de origen, éste se hará ejecutivo sin que sea necesaria una previa declaración
de ejecutividad.
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El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
C) Oponerse
El demandado que recibe un requerimiento europeo de pago puede
presentar escrito de oposición, dentro del plazo de treinta días, ante el órgano
jurisdiccional que haya expedido dicho requerimiento. Para presentar tal
escrito, el demandado posee el formulario F (anexo VI) que se le remite
adjunto al requerimiento europeo de pago, y debe indicar únicamente que
impugna la deuda, sin que esté obligado a motivar su escrito.
1046
Joan Picó i Junoy
16
Para formular estas reflexiones he consultado el Proyecto de Ley publicado en la página
web del Instituto Colombiano de Derecho Procesal (http://www.icdp.org.co/esp/
descargas/cgp/PROYECTO_CODIGO_GENERAL_DEL_PROCESO.pdf ) -fecha de
consulta el 28 de mayo de 2012-.
1047
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
17
Así por ejemplo se pronuncia Ulises Canosa Suáres en el video-conferencia que, sobre los
procesos especiales, se encuentra en la página web del Instituto Colombiano de Derecho
Procesal en el apartado “Lanzamiento del Proyecto de Código General del Proceso” –
fecha de consulta el 28 de mayo de 2012-.
1048
Joan Picó i Junoy
de hacer en tan poco tiempo. Por ello, en la mayoría de los países europeos
–muchos de los cuales ni tan sólo se exige una oposición completa- el plazo
para la oposición es bastante mayor: dos semanas en Alemania, 15 días en
Portugal, 20 días en España, un mes en Austria, Francia y en el Reglamento
Europeo (CE) nº. 1896/2006, e incluso 40 días en Italia.
No podemos ser tan ingénuos de pensar que reduciendo los plazos procesales
se va a acelerar la acción de la Justicia. Todos sabemos que los plazos que se
incumplen sin efecto procesal alguno son siempre los dirigidos al juez o su
personal auxiliar, y nunca los dirigidos a las partes y sus abogados, que están
plenamente sujetos al principio de preclusión. Sin duda alguna, la ampliación
de dicha plazo a 20 días no comportará una excesiva dilación del proceso
monitorio, y en cambio garantizará en mayor medida el debido ejercicio del
derecho de defensa de la persona requerida de pago.
1049
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
A) Respecto a la cuantía
Debería preverse qué sucede con la fragmentación de la deuda y la
posibilidad de utilizarse fraudulentamente el proceso monitorio para
créditos de cuantía superior a la legalmente prevista: así, por ejemplo,
¿es posible que una deuda de 35 veces el salario mínimo legal mensual
pueda dividirse en dos reclamaciones monitorias y dar lugar a un proceso
monitorio para exigir el pago de 20 salarios y otro de 1518?. La respuesta
afirmativa no abocaría al uso fraudulento de este proceso previsto para
tutelar judicialmente sólo hasta una determinada cuantía dineraria. Por
ello, debería solucionarse este problema indicando que la deuda de cuantía
superior a la legalmente prevista puede reclamarse a través del proceso
monitorio pero sólo hasta el límite legal permitido, entendiéndose que
se renuncia al resto de la misma o que éste podrá reclamarse a través del
procedimiento ordinario correspondiente.
18
Ello para el caso de que el límite de cuantía exigible en el proceso monitorio fuese de 20
veces el salario mínimo legal mensual.
1050
Joan Picó i Junoy
19
En Alemania existen dos razones que justifican la inexistencia de vulneración del derecho
de defensa del requerido: por lado, no podemos olvidar que en este país existe un proceso
monitorio puro, por lo cual la simple oposición –sin motivación alguna- del requerido
es ya suficiente para exteriorizar su oposición; y por otro lado, la gran mayoría de estos
procesos se realizan telemáticamente rellenando un simple formulario ya preconstituido,
por lo que la posibilidad de defensa es inmediata con independencia de las distancias
territoriales entre los domicilios del requirente y del requerido.
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El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
8. Reflexiones finales
Vista las experiencias española y europea del proceso monitorio pueden
formularse las siguientes tres reflexiones finales:
PRIMERA: El proceso monitorio es una forma de tutela rápida del crédito
altamente eficaz. Las cifras no engañan: más del cincuenta por ciento de las
peticiones monitorias acaban eficazmente, bien con el pago del deudor, bien
con la creación de un título ejecutivo. Esto origina un problema ulterior: el
aumento significativo de los procesos de ejecución, por lo que la eficacia del
proceso monitorio debe venir acompañado de un sistema igualmente eficaz
de proceso de ejecución, en el que debe prevalecer especialmente el interés
del acreedor, quien debe poder confiar en la efectividad de la tutela judicial.
En consecuencia, la nueva regulación colombiana del proceso civil deberá
ofrecer instrumentos eficaces de tutela del acreedor igualmente en el proceso
de ejecución, con el único límite de no eliminar derechos procesales al deudor
ejecutado. En España, la nueva LEC ha introducido un sistema de ejecución
provisional automático contra las sentencias recurridas, esto es, ope legis, en
el que la mera petición del ejecutante comporta que se dicte despacho de
ejecución sin necesidad de prestar caución alguna, y con una muy limitada
posibilidad de oposición por el ejecutado; también ha introducido el deber
de manifestación de bienes del deudor ejecutado –si bien con algún defecto
normativo que, en la práctica, está desactivando la virtualidad práctica de esta
figura novedosa–; prevé expresamente multas periódicas coercitivas para
evitar la actuación maliciosa del ejecutado –y de terceras personas que se
niegan a colaborar en la ejecución procesal–; en la etapa del procedimiento de
apremio ha introducido procedimientos de desjudicialización para alcanzar
la máxima rentabilidad económica de los bienes obtenidos en la ejecución,
etc. Y debería pensarse en introducir nuevas figuras: así, por ejemplo, para
1052
Joan Picó i Junoy
9. Orientación bibliográfica
El proceso monitorio es el punto de la Ley 1/2000, de Enjuiciamiento Civil,
que ha merecido mayor atención en la doctrina española. A la novedad que
ha supuesto su introducción en las decimonónicas leyes procesales, como he
indicado, actualmente es el proceso más utilizado en los tribunales de justicia.
1053
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1054
Joan Picó i Junoy
1055
El proceso monitorio. Una visión española y europea pensando en Colombia
1056
Octavo tema
Osvaldo A. Gozaíni*
1
Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 1989, pp. 286 y ss. con la opinión de Palacio; pp. 484
y ss. con la de Alvarado Velloso.
1059
Los terceros en el proceso
derechos que se atribuyen como propios, los que se deben esclarecer y aplicar.
En consecuencia, el centro de gravedad de las controversias invariablemente
se ha ocupado de la persona individual y reconocida, que afectada en su
derecho de propiedad, debe recurrir a los jueces para mitigar la injusticia que
padece.
El juicio tradicionalmente ha sido eso, un análisis del problema singular que
se resuelve con una visión individualista, donde todo el sistema juega con
premios y castigos: solo puede demandar quien es directamente perjudicado
por el hecho, de modo tal que el “simple interesado” en restablecer la
situación de derecho no tiene posibilidades porqué no tiene un daño directo
e inmediato, aunque lo posea en forma tangencial; el que afirma debe probar,
y por eso instala una obligación a veces de cumplimiento imposible; la
sentencia se dictará según lo alegado y probado por las partes, de manera que
solo se resuelve para ellas sin dar sentido trascendente al fallo que se emite;
la cosa juzgada no alcanza a terceros que no han estado en el proceso, porque
ello afecta la sagrada bilateralidad y el derecho de defensa en juicio.
El método es sencillo: la persona debe acreditar legitimación, emplazar al
demandado y dominarlo en la etapa probatoria. Con ello, seguramente el
premio será una sentencia favorable, única y exclusivamente para él. Será el
vencedor, y el otro, un derrotado que tiene que pagar todo lo que se encontró
obligado a soportar el ganador.
3. La legitimación para obrar del tercero se colige desde el interés que
acredita y, en consecuencia, por la calidad de parte que puede reclamar. En
sentido técnico, aplicado por tanto únicamente al proceso jurisdiccional, se
es tercero mientras no se tenga la calidad de parte, pues una vez adquirida,
la condición para actuar se confunde con los supuestos de litisconsorcio.
Por eso, creemos inteligente y apropiada la regulación que hace el “Código
General del Proceso”, al incorporar en un capítulo común las cuestiones del
litisconsorcio e intervención de terceros (arts. 60 a 72).
Para tener en claro el conflicto obsérvese que la forma como históricamente
se analiza el proceso judicial es como un debate dialéctico entre dos partes,
no entre tres, de forma que, con esa idea, también los intereses debieran
estar posicionados en uno u otro sector, jamás podría existir una situación
intermedia.
En Latinoamérica esta ideología se cuestiona en los códigos, y hay poca
semejanza en los modos y sistemas que lo resuelven. En Argentina, por
ejemplo, no hay “intervención excluyente”, porque de aceptarla, entiende
que la controversia desvía el objeto que las “justas partes” han planteado con
la pretensión y la resistencia. De allí que el tercero con “intereses propios”
1060
Osvaldo A. Gozaíni
contrarios o antagónicos con el de las partes en litigio, debe recurrir a una vía
autónoma o incidental para tratar de forzar que se lo escuche.
En cambio Colombia regula en el art. 53 la intervención “ad excludendum”,
conocida como “intervención principal”, donde se ha dicho que […] “por
economía procesal se permite a los terceros intervenir en el proceso para
pretender para sí la cosa o el derecho controvertido, con tal que su pretensión
sea incompatible con el derecho de las partes, y no solamente a la cosa, sino
también el derecho sobre la misma”2.
Lo cierto es que el tercero que al proceso se incorpora tiene situaciones
diferentes respecto a la dualidad de intereses que en el litigio se debate. Esta
distinción es importante en la medida que, quien no tiene “interés” está fuera
de las proyecciones y efectos que emanan del juicio, aun cuando la sentencia
pueda alcanzarlo. Es decir, el proceso civil tiene titulares de derechos y
obligaciones que no asume quien no es parte.
La intervención del tercero, a modo de simplificación, puede ser: voluntaria
o forzada, de acuerdo con el interés que ostente quien se encuentra fuera
del proceso. Estos intereses, a su vez, pueden darse bajo las modalidades
siguientes:
2
SC, 05.03.90, M.P. Rafael Romero Sierra, en: Parra Quijano, Jairo, Derecho Procesal
Civil, tomo I, Temis, Bogotá, 1992, p. 199.
1061
Los terceros en el proceso
La posibilidad de actuar por adhesión exige una relación jurídica previa, y ella
debe ser real y concreta, materializada en un derecho sustancial, no hipotético
ni sujeto a expectativa. Cuando se encuentran esas situaciones, el adherente
persigue ayudar a que se obtenga una sentencia favorable a su parte; de allí
que, una vez aceptada la incorporación del interviniente adhesivo, adquiera
la condición de parte, perdiendo así la calidad de tercero4.
3
En la Exposición de Motivos que acompañó al proyecto luego convertido en Ley 17.454, se
expresa al respecto: “Hemos creído conveniente no contemplar la intervención excluyente,
por cuanto su funcionamiento puede ser fuente de situaciones extremadamente complejas,
inconciliables con la mayor celeridad que se persigue imprimir al proceso. Por lo demás,
pensamos, que gran parte de los problemas a que da lugar ese tipo de intervención pueden
ser obviados mediante la acumulación de procesos, institución que el Proyecto reglamenta
con toda minuciosidad”.
4
Para Parra Quijano [
] “una vez que el interviniente adhesivo es admitido en el
proceso, adquiere la calidad de parte. Quienes sostienen que el interviniente adhesivo
no es parte confunden las partes en litigio (noción de derecho material) con las partes
en sentido procesal; si bien el interviniente adhesivo, por definición y por esencia, no es
parte en el derecho material que se discute en el proceso, sí actúa como parte en él, y
como no tiene prácticamente nada que ver con el derecho en litigio, su legitimación es
menos importante que la de la parte principal. El interviniente adhesivo tiene un interés
tutelado implícitamente por el derecho a otorgarle legitimación para intervenir, pero dicha
legitimación es menos plena que la de la parte principal” (Op. cit., p. 193).
1062
Osvaldo A. Gozaíni
De forma tal que el tercero, según haya sido citado por las partes o de oficio
por el juez, debe comparecer a la causa, de lo contrario, podría ser afectado
por los efectos de la sentencia.
5
cfr. Gozaíni, Osvaldo A., Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, tomo I,
comentarios al art. 94, editorial La Ley, Buenos Aires, 2011 [3ª edición], p. 595.
1063
Los terceros en el proceso
1064
Osvaldo A. Gozaíni
1065
Los terceros en el proceso
1066
Osvaldo A. Gozaíni
6
Devis Echandía, Hernando, Compendio de Derecho Procesal, tomo I, ABC, Bogotá,
1978 (6ª edición), p. 433.
1067
Los terceros en el proceso
1068
Osvaldo A. Gozaíni
1069
Los terceros en el proceso
7
.CNCiv., Sala D, 1998/05/14, “Wedling, Arnaldo V. c. Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires”, La Ley, 1999B, 855, J. Agrup., caso 13.720. Toda vez que la citación de
tercero fue solicitada por la parte demandada, con consentimiento de la parte actora a la
que se le rechazó la acción, y ante la falta de reserva de la citada en garantía al contestar
el traslado de la citación de aquél, corresponde que las costas del juicio las soporte la
accionante perdidosa y se haga extensiva dicha condena a quien pidió la intervención y
1070
Osvaldo A. Gozaíni
1071
Octavo tema
La proyección equivocada
de la decisión judicial
* Magistrada de la Sala Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Buga,
Valle, Colombia; docente del programa de Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Humanísticas de la Unidad Central del Valle del Cauca de Tuluá. Investigadora acreditada
en Colciencias, directora de semilleros de investigación en materia procesal; especialista
en Comercio Internacional, Derecho de Familia, Procesal Civil, Contratos y Daños y
con Maestría en Filosof ía del Derecho Contemporáneo de la Universidad Autónoma de
Occidente en cooperación con la Universidad Carlos III de Madrid; presidenta fundadora
del Instituto Colombiano de Derecho Procesal Capítulo de Buga y actualmente cursa
programa de doctorado en Ciencias Sociales y Jurídicas en la Universidad de Jaén-
España.
Introducción
Considerando que la práctica judicial consiste en dar razones de las decisiones
desde la realización del Derecho vigente, mientras que el legislador pretende
lograr ciertos resultados en el mundo social modificando el sistema jurídico,
la noción de racionalidad debe modularse, para precisar que la racionalidad
teleológica– que muchos teóricos ubican en el espacio del legislador –no es
ajena a la esfera de los jueces, cuando es tan evidente que no siempre los
argumentos legislativos se dirigen objetivamente a alcanzar un fin social
válido, encontrándose que los parlamentos no pocas veces dejan abandonado
el espacio de progreso del Derecho, el cual no entienden como un medio
adecuado para alcanzar la justicia y bajo esta concepción –sin justificación
válida– ceden sus facultades a partir de actitudes silentes o de particular
indiferencia; en otras, fluyen omisiones legislativas sorprendentes; y es así
como en el contexto de su aplicación, son los jueces los llamados a dinamizar
la esfera de eficacia del Derecho, creándolo para el caso concreto, lo que
torna menos nítida la diferencia entre el legislador y el juzgador.
Algunos doctrinantes hacen exigencias a los tribunales constitucionales,
especialmente a la corte colombiana –entendiendo que las consecuencias
jurídicas de sus fallos en diversos ámbitos de la realidad social comprometen
el espectro de las políticas públicas y el presupuesto nacional– en punto
de extremar la prudencia en sus decisiones, respetando la distribución de
potestades otorgadas a cada rama del poder público en la Constitución,
pero es preciso entender que todo juicio que se cumpla debe recaer sobre
cada caso concreto, superando la visión tradicional del legislador negativo
promovida por Kelsen
Como se observa, el fundamento del poder de los jueces incide de manera
real y eficaz en el desarrollo político, social y cultural de un Estado en la
medida en que la fuerza comunicativa de su ejercicio al aplicar el Derecho,
se nutra de la legitimidad1* que la misma sociedad les brinda desde sus
1
Legitimidad entendida desde la definición de Suchman como una percepción o suposición
generalizada de que las acciones de una entidad son deseables, correctas o apropiadas
1075
La proyección equivocada de la decisión judicial
1076
María Patricia Balanta Medina
2
TARUFFO, Michelle. Páginas sobre Justicia Civil. Madrid: Marcial Pons, 2009. pp. 5l5 y ss.
1077
La proyección equivocada de la decisión judicial
3
ORTELLS RAMOS, Manuél. Origen Histórico del Deber de Motivar las Sentencias.
Madrid: Revista de Derecho Procesal Iberoamericano, no. IV octubre-diciembre 1997,
pp. 899 y ss.
4
NIETO, Alejandro. El Arbitrio Judicial. Barcelona: Ariel 2000, p. 169
5
ASIS ROIG, Rafael De, El Juez y la Motivación en el Derecho, Madrid: Dykinson, 2005.
pp.73-74.
6
ZERPA, Levis Ignacio. La motivación de la Sentencia: Criterios de la Sala de Casación
Civil. En: Jornadas de Derecho Procesal, no. 53, Puerto La Cruz, 1998, pp. 99 y ss.
1078
María Patricia Balanta Medina
7
REPÚBLICA DE COLOMBIA, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Casación Penal,
Proceso N° 31273 M.P. Sigifredo Espinosa Pérez, sentencia de 10 de marzo de 2010.
1079
La proyección equivocada de la decisión judicial
8
TARUFFO, Michele, El Proceso Civil Adversarial en la Experiencia Americana, Editorial
Temis, Bogotá, 2008, p. 177
9
PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique. Nuevos Retos del Estado Constitucional: Valores,
Derechos, Garantías. En: Cuadernos Democracia y Derechos Humanos, serie 2, Alcalá de
Henares: Universidad de Alcalá, 2010. p. 83-84
10
MACCORMICK, N y WEINBERGER, O. Límites de la racionalidad en el pensamiento
jurídico. En: An Institutional Theory of Law, Reidel, Dordrecht, 1986, traducción: Cast.
De M. Atienza y J. Ruiz Manero incluida en volumen a cargo de J. Betegón y J.R. de
Páramo, Derecho y Moral, Ensayos analíticos, Barcelona: Ariel, 1990, pp. 9 y ss.
1080
María Patricia Balanta Medina
11
CARRIÓ, Genaro R. Los Jueces crean Derecho. En: Notas sobre Derecho y Lenguaje, 6 ed.
Buenos Aires. Abeledo-Perrot, 1976. p. 80-81.
1081
La proyección equivocada de la decisión judicial
“un medio mediante el cual la voluntad del pueblo asegura su propio ejercicio
responsable”. (…)
Muy diferente es la situación en el caso de sociedades que experimentan
un proceso de transición hacia la democracia o que carecen de tradición
democrática o el proceso de transición ha conducido a un régimen de
democracia imperfecta o deficitaria (…). Si en las sociedades democráticas
afianzadas existe (en mayor o menor medida) una cultura cívica, los regímenes
de transición suelen moverse en un ambiente que conserva no pocos rasgos de
la cultura política totalitaria: identificación del poder político con impunidad
y práctica generalizada de comportamientos corruptos (…).12
12
GARZÓN VALDÉS, Ernesto El papel del Poder Judicial en la transición a la democracia.
En: La Función Judicial. Ética y Democracia. Compilación de MALEM, Jorge; OROZCO,
Jesús y VASQUEZ, Rodolfo. Barcelona: Editorial Gedisa, 2003. p. 132 -135
13
Ibídem., pp. 110 y 180.
1082
María Patricia Balanta Medina
está bajo su competencia, y que ese poder e imperium que ejerce procede de la
misma sociedad que, a través de los mecanismos constitucionales establecidos,
lo escoge para tan trascendente y necesaria función social, con base en haber
acreditado ciertas idoneidades específicas. El poder que se confiere a cada
juez trae consigo determinadas exigencias que serían inapropiadas para el
ciudadano común que ejerce poderes privados; la aceptación de la función
judicial lleva consigo beneficios y ventajas, pero también cargas y desventajas.
Desde esa perspectiva de una sociedad mandante se comprende que el juez no
sólo debe preocuparse por “ser”, según la dignidad propia del poder conferido,
sino también por “parecer”, de manera de no suscitar legítimas dudas en la
sociedad acerca del modo en el que se cumple el servicio judicial. El Derecho
ha de orientarse al bien o al interés general, pero en el ámbito de la función
judicial adquieren una especial importancia ciertos bienes e intereses de
los justiciables, de los abogados y de los demás auxiliares y servidores de la
justicia, que necesariamente han de tenerse en consideración. La ética judicial
debe proponerse y aplicarse desde una lógica ponderativa que busca un punto
razonable de equilibrio entre unos y otros valores: si se quiere, entre los valores
del juez en cuanto ciudadano y en cuanto titular de un poder, cuyo ejercicio
repercute en los bienes e intereses de individuos concretos y de la sociedad
en general.
1083
La proyección equivocada de la decisión judicial
14
BARRAGÁN, Julia, “Decisiones judiciales y desempeño institucional”. En: La función
judicial. Ética y Democracia. Compilación de MALEM, Jorge; OROZCO, Jesús y
VASQUEZ, Rodolfo, Editorial Gedisa, Barcelona 2003, p. 182
1084
María Patricia Balanta Medina
Explica la misma doctrinante, que las decisiones de los jueces se les considera
asociadas a la resolución de conflictos entre partes antagónicas y las mismas
quedan sometidas, tanto en los aspectos sustantivos como de procedimiento,
a las restricciones establecidas por el marco del denominado proceso que
se rige por patrones de formación y se desarrolla mediante el cumplimiento
de una secuencia de pasos que deben satisfacerse en espacios de tiempo
predeterminados y bajo reglas específicas. De esta manera puede decirse que
queda protegido el respeto por la cadena de legalidad, la cual garantiza que la
decisión sea válida desde el punto de vista jurídico. Así se expresa esta autora:
En efecto, si las restricciones sustantivas y de procedimiento son debidamente
acatadas por el juez, su decisión deberá ser a su vez acatada por las partes,
independientemente de que la compartan o no; es decir que en sus funciones
de resolver conflictos entre partes en litigio, los jueces cuentan con el auxilio
y cobertura del sistema de normas, por lo que sus sentencias constituyen
“razones protegidas”.
15
Ibídem., p.193.
1085
La proyección equivocada de la decisión judicial
obedece a razones fundamentales. Por una parte, está claro que este tipo de
decisiones poseen la capacidad de atribuir estatus deóntico a las acciones de
los sujetos de un colectivo, u esta atribución es hecha necesariamente desde
un punto de vista valorativo, lo cual incorpora una dimensión dif ícilmente
justificable desde la sola legalidad; por otra parte, tales atribuciones deónticas
afectan a actores que no son los productores directos de las decisiones, pero
que están igualmente obligados a acatarla. Esta respuesta no es controvertible
en el terreno legal, pero resulta insuficiente cuando se trata de determinar
si tal decisión contribuye positivamente a generar confianza colectiva en las
instituciones.16
Desde esta perspectiva, se observa que las decisiones de los jueces no son meras
piezas formales que se encuentran protegidas por el principio de legalidad,
sino que constituyen el vehículo de la convivencia colectiva mediante el
uso de mecanismos racionales. En esta medida los fallos deben basarse en
la aceptación de un código que sea considerado normativamente correcto
porque expresa las preferencias del colectivo social, el cual debe validarse
mediante un análisis de solidez, cobertura y versatilidad capaz de generar
en los destinatarios de la decisión, no solo sentimientos de acatamiento sino
de adhesión y confianza. Como se observa, es necesario que la sentencia
transmita de manera eficiente una sensación de corrección normativa,
de transparencia decisional y de mecanismo eficaz en la resolución de los
conflictos, al punto de que sea aceptable como tal, aun por quienes no han
resultado favorecidos por la decisión17.
16
Ibídem., pp. 193 -194.
17
Ibídem., pp. 194-197.
18
ESTÉVEZ ARAUJO, José Antonio, La Constitución como Proceso y la Desobediencia
Civil. capítulo 4: “El pueblo como opinión pública” Editorial Trotta, 1994, p. 149.
1086
María Patricia Balanta Medina
19
Ibídem., p. 202
20
HABERMAS, Jürgen, Historia y Crítica de la Opinión Pública, Barcelona: Editorial
Gustavo Gili, 2004. pp.102 y ss.
1087
La proyección equivocada de la decisión judicial
21
ESTÉVEZ ARAUJO, José Antonio, Op. cit.,. p. 120
22
HABERMAS Jürgen. Teoría de la acción comunicativa, Madrid: Taurus, 1987, Tomo I,
p. 367.
23
ESTÉVEZ ARAUJO, José Antonio, Op. cit., p. 148.
24
Ibídem., pp. 141-142
1088
María Patricia Balanta Medina
El mismo autor25, elabora con suficiente precisión las ideas que terminaron
dándole contenido y alcance al presente trabajo y es determinante destacarlo
en los siguientes párrafos:
Una procedimentalización suficiente de la defensa de la Constitución
significaría el establecimiento de mecanismos y procedimientos de
participación de los ciudadanos y grupos de la sociedad civil en esa tarea.
Estos mecanismos podrían consistir en el reconocimiento a los ciudadanos
de la posibilidad de cuestionar directamente la constitucicionalidad de las
leyes26*, en un incremento de las posibilidades de personarse o presentar
alegaciones en los procesos ante el juez constitucional, en el establecimiento de
mecanismos que permitieran instar al Tribunal Constitucional a que revisara
su propia doctrina y en el establecimiento de mecanismos de responsabilidad
política de los miembros del Tribunal Constitucional (…).
La idea de la Constitución como proceso, significa, por un lado, una apertura
de la defensa de la Constitución a la opinión pública. Se trata de considerar
como criterios relevantes de interpretación constitucional las concepciones y
puntos de vista existentes en la esfera pública acerca de los valores, derechos,
principios, etc., contenidos en el texto constitucional. Ello confiere carácter
dinámico al contenido material de la Constitución. En segundo lugar, la
idea de la Constitución como proceso supone un anclaje de la legitimidad
democrática de los procedimientos estatales de toma de decisiones en la
apertura de los procesos sociales de formación de opinión pública (…).
Sin embargo, el juez constitucional no puede interiorizar directamente la
opinión pública en sus decisiones, pues carece de los sensores que le permitan
realizar esa operación y de la legitimidad para llevarla a cabo. La única forma
de vincular legítimamente las decisiones del juez constitucional con la opinión
pública sería instaurar los procedimientos que convirtieran la defensa de la
Constitución en un proceso participativo (en cuyo caso, el órgano encargado
de la defensa de la Constitución perdería su naturaleza de tribunal)
En la situación actual, si el juez constitucional cumple su función actúa
ilegítimamente y si no se extralimita, no puede cumplir su función. La única
solución posible a este dilema es que el Tribunal Constitucional declare
inconstitucionales o inste al legislador a reconsiderar aquellas leyes en las que
no se hayan podido expresar todos los puntos de vista o no hayan sido tenidos
en cuenta. Es decir, que se convierta al juez constitucional en un garante de
la apertura de los procesos en la esfera institucional y en la esfera pública.
Por ello, el último componente de la idea de Constitución como proceso es
que el contenido de la Constitución es fundamentalmente procedimental. Lo
esencial de la Constitución son los procesos que establece y garantiza para la
adopción de decisiones colectivas.
25
Ibídem., pp 142-143
26
Con el control constitucional difuso que se tiene en Colombia, esta posibilidad ya se le ha
brindado a los ciudadanos.
1089
La proyección equivocada de la decisión judicial
27
ESTÉVEZ ARAUJO. Op. cit., pp. 144-150.
28 *
Esta concepción se refiere a la concentración del poder –en este caso de generación de
opinión pública– en manos de determinadas organizaciones privadas, especialmente los
consorcios financieros o industriales que controlan las empresas periodísticas, y, por otro
lado, en las instituciones estatales.
29
DUQUE SANDOVAL, Oscar y TOVAR, Luis Freddyur (Comp.) Justicia Constitucional
y Democracia En El Siglo XXI, ponencia de MORALES DE SETIÉN RAVINA, Carlos
F. La Corte Constitucional colombiana: ¿Una institución verdaderamente Progresista?.
En: Memorias del primer Congreso Internacional de Derecho Constitucional. Cali:
Universidad Autónoma de Occidente y el Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de
las Casas, octubre de 2007. p. 57.
WOLKMER,Antonio Carlos. Pluralismo Jurídico: Nuevo Marco Emancipatorio en
30
1090
María Patricia Balanta Medina
trata del antiguo sujeto privado, abstracto y metaf ísico, de tradición liberal
individualista, que se adaptaba a las condiciones de una realidad global ya
establecida, sino que el enfoque moderno se centra sobre un sujeto vivo,
actuante y libre, que participa, se autodetermina y modifica lo mundial
del proceso histórico-social. Esos sujetos inertes, dominados, sumisos
y espectadores deben pasar a ser sujetos emancipados, participantes y
creadores de su propia historia. Aquí surgen movimientos sociales como
sujetos de una vigorizada ciudadanía que se revelan como auténticas fuentes
de una nueva legitimidad que justifica la existencia de todo un complejo
sistema de necesidades que se articula en modelos de desatención a las
necesidades básicas de sobrevivencia, que terminan agitando la producción
de reivindicaciones que exigen y afirman derechos, articulándose en un
pluralismo comunitario descentralizado y participativo, que rompa con
estructuras de tradición centralizadora, dependiente y autoritaria, donde
se descubre entonces una naciente sociedad marcada por la convivencia de
los conflictos y de las diferencias –en términos de Wolkmer31– que propicia
otra legalidad apoyada en las necesidades esenciales de los nuevos sujetos
colectivos.
31
Ibídem., p. 256
32
Ibídem. p. 256
1091
La proyección equivocada de la decisión judicial
contenidos éticos de democracia y civilidad es que se construyen las bases de justicia que
Pierre Rosanvallon ha denominado “democracia contestataria”
1092
María Patricia Balanta Medina
En este entendido, el mismo autor –Arango35– nos precisa que los límites de
la razón pública no sólo rigen en los foros oficiales, pues la democracia lleva
consigo, una relación política entre ciudadanos dentro de la estructura básica
de la sociedad y también implica una porción igual para cada uno, del poder
político que los ciudadanos ejercen unos sobre otros. En este sentido –explica
el autor en cita– es el tribunal constitucional el que debe reinterpretar los
principios para lograr una sociedad bien ordenada y se puede decir que en un
Estado Social de Derecho, los procedimientos adquieren fuerza legitimadora,
en la medida que se presenten mediados por un procedimiento de consenso y
discusión que ha definido previamente su dimensión ideal.
34
ARANGO, Rodolfo, Derechos, Constitucionalismo y Democracia, Serie de Teoría Jurídica
y Filosof ía del Derecho N. 33, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2004. p. 65.
35
Ibídem.
1093
La proyección equivocada de la decisión judicial
1094
María Patricia Balanta Medina
Romper el mito del ciudadano pasivo es el llamado que se hace hoy desde la
parcela de la razón pública, cuando en el espacio de toda democracia y en
especial en la contestataria, no solo es viable manifestarse y votar, sino también
posicionar con lucidez colectiva actitudes que permitan arbitrar, decidir y
construir un futuro común a largo plazo, organizando institucionalmente
debates, perfeccionando canales de expresión de la sociedad, bajo el marco
de una actividad ciudadana práctica y no solo institucional; deshojando las
responsabilidad del Estado y sus funcionarios en un marco de moralidad, a
partir de la proyección equivocada, errada e irresponsable, según se califique
la indiferencia marcada hacia las metas funcionales de calidad, como se
analizará seguidamente.
36
ROSANVALLON, Pierre. La Contrademocracia. La Política en la Era de la Desconfianza.
Buenos Aires: Manantial, 2007. p. 281-303.
1095
La proyección equivocada de la decisión judicial
37
EZQUIAGA GANUZAS, F. Javier, Aciertos y fallos Judiciales, En: MALEM SEÑA, Jorge
F.; EZQUIAGA GANUZAS, F. Javier e IBAÑEZ, Perfecto Andrés, El error judicial. La
formación de los jueces, Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 45
1096
María Patricia Balanta Medina
Estado-Juez–, el error debe analizarse, desde una perspectiva objetiva, toda vez
que se trata de un desarrollo de la cláusula general de responsabilidad contenida
en el artículo 90, campo éste en el cual, se prescinde del juicio de disvalor de
la conducta, para centrar la atención, en el daño antijurídico padecido por
la víctima; a lo cual debe agregarse que, el desarrollo legal contenido en el
artículo 66 de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia de la noción
de error judicial, también excluyó la consideración del aspecto subjetivo, como
que tal error, es el que se materializa en una providencia contraria a la Ley, sin
más exigencias. Es por esta razón que, las orientaciones jurisprudenciales y
doctrinarias que apuntan a la configuración y caracterización del denominado
error inexcusable o culposo, de la vía de hecho, de la providencia arbitraria y
desprovista de toda juridicidad, y otras expresiones habituales de la noción de
culpa grave cometida por el agente jurisdiccional, únicamente son de recibo y
aplicación tratándose de la responsabilidad personal del funcionario, campo
en el cual, se debe advertir que el error puede ocurrir, tanto en la actividad
de la constatación y valoración probatoria, como en la interpretativa, esto es,
puede el error de hecho y de derecho, dar lugar a la responsabilidad personal
del funcionario, cuando quiera que, la providencia parezca manifiestamente
contraria a los hechos acreditados en la instancia, o dicho en otros términos,
no puede el funcionario escudarse en su autonomía e independencia, para
fundamentar de cualquier manera y contra la objetividad que muestran
los hechos, una determinada resolución jurisdiccional, como que pese a la
singularidad de la actividad interpretativa, la fundamentación de las decisiones
debe edificarse dentro de presupuestos objetivos y bajo criterios razonables
que no contradigan elementales principios que informan la actividad de
interpretación de los hechos y el derecho a los cuales están sujetos todos los
operadores jurídicos. Está, por lo demás, la orientación doctrinaria, en materia
del denominado error de concepto, doctrina o interpretación, que se reitera,
adquiere relevancia y utilidad práctica, en tratándose de la responsabilidad
personal del funcionario. A contrario sensu, existe responsabilidad personal
del funcionario, cuando desatiende una norma de sentido claro, o pretermite
la consideración de una prueba, o supone la misma, sin justificación atendible,
con lo cual se quiere significar que, aún dentro del campo de la responsabilidad
personal del funcionario, éste compromete su propia responsabilidad, cuando
desatiende las directrices generales y las exigencias que deben presidir la labor
de la administración de justicia en lo tocante a la función específicamente
jurisdiccional, tanto en su proyección frente a los hechos de la instancia, como
frente al derecho que ha de aplicarse al caso concreto38.
38
Se impone aclarar en punto de esta decisión, que si bien es cierto, el Consejo de Estado ha
estimado que la responsabilidad es objetiva y no es necesario que se pruebe arbitrariedad
del funcionario, la corte constitucional colombiana en sentencia C-037 de 1996, dejó
dicho que sólo se configura responsabilidad patrimonial del Estado cuando la conducta
es abiertamente arbitraria. De igual manera la decisión transcrita reclama una precisión
menor, en el sentido de aclararse que frente a la nueva cláusula constitucional –artículo
90 de la Carta Política– la responsabilidad personal del funcionario hoy no se predica
1097
La proyección equivocada de la decisión judicial
Debe decirse que somos coincidentes con la exposición que hace esta
Corporación al advertir la tipología más común que en el plano del error
judicial maneja la jurisprudencia en el contexto nacional, para efectos de
hacer determinaciones en el campo de la responsabilidad y con el profesor
Ezquiaga Ganuzas41, en punto de no ser necesario adentrarse con detalle
en el estudio de otras clasificaciones de error en las que los jueces pueden
incurrir, ante todo cuando el sistema jurídico reconoce expresamente al
juez un margen de discrecionalidad en el que suele moverse, apreciándose
el error, cuando esos márgenes son sobrepasados –como bien lo apunta
también el Consejo de Estado en el caso analizado– sin embargo, por un lado,
la fijación de esos límites de discrecionalidad en ocasiones es el resultado
de la interpretación y pueden variar de un intérprete a otro en función de
los inevitables valores presentes a la hora de determinar el significado de los
enunciados normativos; y, por otro lado, lo que diferencia la discrecionalidad
de la arbitrariedad no es tanto (ó no sólo) que sean superados márgenes de
movimiento, sino también que la opción que se adopte dentro de esos límites
esté adecuadamente justificada.
frente al ciudadano, sino que el mismo debe demandar al Estado y el Estado llama en
garantía o repite contra el funcionario siempre que éste haya obrado bajo culpa grave o
dolo, de conformidad con lo reglamentado en la Ley 678 de 2001.
39
Referidos a las hipótesis contempladas en el artículo 414 del Decreto 2700 de 1990.
40
En la sentencia C-037 de 1996, la Corte constitucional colombiana, dejó dicho que el
mentado artículo 66 de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia, en principio no
merece objeción alguna, pues su fundamento constitucional se encuentra en los artículos
6, 28, 29 y 90 de la Carta. No obstante aclara que el término “injustamente” se refiere a
una actuación abiertamente desproporcionada y violatoria de los procedimientos legales,
de forma tal que se torne evidente que la privación de la libertad no ha sido ni apropiada,
ni razonada ni conforme a derecho, sino abiertamente arbitraria.
41
Ibídem., Op. cit. p. 64
1098
María Patricia Balanta Medina
42
Ibídem., Op. cit. p. 118
1099
La proyección equivocada de la decisión judicial
43
SANTOS, Boaventura de Sousa y RODRIGUEZ GARAVITO César A. (Editores) El
derecho y la globalización desde abajo, Hacia una legalidad cosmopolita. México:
Editorial Anthropos, Universidad Autónoma Metropolitana, Cuajimapa, 2007. p. 10
1100
María Patricia Balanta Medina
En este contexto, debe decirse que los jueces no pueden seguir adoptando
decisiones lejos de la mirada del grupo social, imposibilitando que la opinión
pública se informe y cumpla con su función y es menester posibilitar la
accesibilidad a las decisiones proyectándolas en un lenguaje que viabilice la
comprensión a las capas menos ilustradas de la población para que no se
pierda la posibilidad de instrucción y sean perceptibles los efectos de los
fallos, lamentando que los medios de comunicación hayan perdido la función
social que les atribuía la doctrina clásica, como instrumentos funcionales
para la configuración de un público raciocinante y crítico, despojados de
todo condicionamiento propio de esferas principalmente económicas, como
lo destaca Estévez46. Esto conduce también a que se manipule la información,
la que se posiciona en estudios de opinión que se basan en datos estadísticos
generados por encuestas y se desencadenen reacciones inconscientes en los
individuos aisladamente considerados.
44
ESTÉVEZ ARAUJO, José Antonio, Op. cit. p. 435
45
Ibídem., p.435
46
Ibídem., p. 132
47
MALEM SEÑA, Jorge F., Los saberes del Juez, En: MALEM SEÑA, Jorge F.; EZQUIAGA
GANUZAS, F. Javier e IBAÑEZ, Perfecto Andrés, El error judicial. La formación de los
jueces, Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 114
1101
La proyección equivocada de la decisión judicial
para operar con ciertos argumentos interpretativos en los que sin duda
esté dispuesta la adecuación de las normas a la realidad. Expone el mismo
autor, que si el juez desconoce su entorno, no le es dado saber cuáles son los
efectos de la aplicación del Derecho y esta indiferencia tampoco le permitiría
blindarse contra las presiones impuestas por el contexto social48.
Conclusiones
Como lo expone Couture, el deber de motivar las decisiones judiciales se
le impone al juez, como una manera de fiscalizar su actividad intelectual
frente al caso, a efectos de poderse comprobar que su decisión es una acto
reflexivo, emanado de un estudio de las circunstancias particulares y no un
evento discrecional de su voluntad autoritaria, porque una sentencia sin
motivación priva a las partes y al colectivo del más elemental de sus poderes
de fiscalización sobre los procesos reflexivos del juzgador.
48
Ibídem., pp.114-115
1102
María Patricia Balanta Medina
Bibliografía
ASIS ROIG, Rafael De, El Juez y la Motivación en el Derecho. Madrid: Editorial
Dykinson, 2005.
ARANGO, Rodolfo, Derechos, Constitucionalismo y Democracia, Serie de
Teoría Jurídica y Filosof ía del Derecho No. 33, Bogotá: Universidad Externado
de Colombia, 2004.
1103
La proyección equivocada de la decisión judicial
CARRIÓ, Genaro R., Los Jueces crean Derecho, en sus Notas sobre Derecho y
Lenguaje, 6ª reimpresión, Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 1976.
CONSEJO DE ESTADO, República de Colombia, Sección Tercera, expediente
No 14399. Ponente, Daniel Suárez Hernández, fallo de 28 de enero de 1999.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, República De Colombia, autos de octubre
25 de 2001, casación Penal de enero 19 de 2005 y de mayo 11de 2005.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, República De Colombia, Sala de Casación
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La proyección equivocada de la decisión judicial
1106
Octavo tema
* Magistrado Sala Civil Familia Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué. Docente
universidad de Ibagué. Presidente del Instituto Colombiano de Derecho Procesal, capítulo
Tolima. Candidato a Doctor en Derecho Universidad Externado de Colombia.
Introducción
La ley 1448 de 2011, publicada en el Diario Oficial 48.096 de 10 de junio de
2011, conocida como Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras, en su título
IV capítulo III, creó un procedimiento legal para restituir y formalizar la tierra
de las víctimas del despojo y abandono forzoso que se hubieren presentado
desde el 1º de enero de 1991 con ocasión del conflicto armado interno. El
procedimiento es mixto en cuanto se compone de una etapa administrativa y
luego de una judicial.
La primera, ha sido confiada a la Unidad de Gestión de Restitución de Tierras
Despojadas, adscrita al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y será
la encargada de diseñar y administrar el Registro de Tierras Despojadas y
Abandonadas, en donde además del predio, se inscribirán las personas sujeto
de restitución, su relación jurídica con la tierra y su núcleo familiar. De la
misma manera, dicha entidad llevará, a nombre de las víctimas, las solicitudes
o demandas de restitución ante los funcionarios judiciales de Restitución de
Tierras y, en el caso que no sea posible la restitución, y previa orden judicial,
compensará a la víctima y a los terceros de buena fe exenta de culpa. Para
estos efectos, la Unidad contará con un Fondo a través del cual cumplirá sus
funciones y las órdenes judiciales. En lo pertinente, esta fase fue reglamentada
por el Decreto 4829 de 2011.
Referente a la segunda, se llevará a cabo en única instancia ante los Juzgados
Especializados en Restitución de Tierras o ante los Magistrados especializados
en dicha materia, y serán los responsables de conocer y decidir los procesos
de manera definitiva. Asimismo conservarán la competencia hasta tanto se
garantice la restitución material del bien despojado, esto es, el goce efectivo
del derecho restituido. La sentencia constituirá pleno título de propiedad.
Este proceso de restitución de tierras despojadas y abandonadas se hace
bajo los postulados de la justicia transicional1, los cuales buscan que la
sociedad colombiana pase de un contexto de violencia a uno de paz con
una democracia vigorosa e incluyente, teniendo como marco de referencia
1
Artículo 8º Ley 1448 de 2011
1109
El proceso de restitución de tierras. Ley 1448 de 2011
1. Acciones de restitución
Dispone el artículo 72 que las acciones de reparación de los despojados
son: la restitución jurídica y material del inmueble despojado. En subsidio,
procederá, en su orden, la restitución por equivalente o el reconocimiento de
una compensación.
En el caso de bienes baldíos, debe procederse con la adjudicación del derecho
de propiedad del inmueble a favor de la persona que venía ejerciendo su
explotación económica si durante el despojo o abandono se cumplieron las
condiciones para la adjudicación.
La restitución jurídica del bien despojado se realizará con el restablecimiento
de los derechos de propiedad o posesión, según el caso, y para el efecto se
exigirá el registro de la medida en el folio de matrícula inmobiliaria. En el
caso del derecho de posesión, su restablecimiento podrá acompañarse con la
declaración de pertenencia, en los términos señalados en la ley.
En los casos en los cuales la restitución jurídica y material del inmueble
despojado sea imposible o cuando el despojado no pueda retornar al mismo,
por razones de riesgo para su vida e integridad personal, se le ofrecerán
alternativas de restitución por equivalente para acceder a terrenos de
similares características y condiciones en otra ubicación, previa consulta con
el afectado. La compensación en dinero sólo procederá en el evento en que no
sea posible ninguna de las formas de restitución.
2
ONU, Consejo Económico y Social. Principios sobre la restitución de viviendas y
patrimonio con motivo del regreso de los refugiados y desplazados internos. Comisión
de Derechos Humanos. Subcomisión de promoción y protección de los Derechos
Humanos. Relator especial Paulo Sergio Pinheiro. 57º período de sesiones. ONU Doc. E/
CN.4Sub.2/2005/17.28 de junio de 2005.
3
ONU. Informe del Representante del Secretario general, Sr. Francis M. Deng, presentado
con arreglo a la Resolución 1997/39 de la Comisión de Derechos Humanos. Adición:
Principios Rectores de los Desplazamientos Internos. ONU Doc. E/CN.4/1998/53/Add.2
1998
1110
Ricardo Enrique Bastidas Ortiz
1111
El proceso de restitución de tierras. Ley 1448 de 2011
3. Titulares de la acción
Las personas que fueran propietarias o poseedoras de predios, o explotadoras
de baldíos cuya propiedad se pretenda adquirir por adjudicación, que hayan
sido despojadas de estas o que se hayan visto obligadas a abandonarlas como
consecuencia directa e indirecta de los hechos que configuren las violaciones
de que trata el artículo 3º de la Ley 1448 de 2011, entre el 1º de enero de
1991 y el término de vigencia de la Ley, pueden solicitar la restitución jurídica
y material de las tierras despojadas o abandonadas forzadamente, en los
términos establecidos en el capítulo III del título IV de la citada normatividad.4
4
Artículo 5º Ley 1448 de 2011
1112
Ricardo Enrique Bastidas Ortiz
4. Procedimiento administrativo
1. Tal como se destacó en la introducción de esta ponencia, la Ley 1448 de
2011 definió un procedimiento mixto para acceder a la restitución y a
la formalización de los predios despojados y abandonados forzosamente.
Así, la primera etapa tiene un carácter administrativo y se adelantará
ante la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Restitución, la
cual, de oficio o a solicitud de parte, certificará si un predio es inscrito o
no, en el Registro de Tierras Presuntamente Despojadas y Abandonadas
Forzosamente. Una vez la Unidad emita la certificación, la víctima podrá
acudir a la etapa judicial a través de la acción de restitución.
Con este procedimiento de carácter mixto, se pretende que el Juez
o Magistrado al momento de dictar sentencia, cuente con un acervo
probatorio sólido y suficiente, construido desde la etapa administrativa,
para que de esta manera su decisión esté dotada de certeza y seguridad
jurídica.
Este proceso mixto, se desarrolla bajo los postulados del debido proceso,
las garantías judiciales y una acción judicial efectiva.
1113
El proceso de restitución de tierras. Ley 1448 de 2011
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Ricardo Enrique Bastidas Ortiz
5. Procedimiento judicial
1. Competencia para conocer de los procesos de Restitución5: Los
Magistrados de los Tribunales Superiores de Distrito Judicial Sala Civil,
especializados en restitución de tierras, decidirán en única instancia los
procesos de restitución de tierras, y los procesos de formalización de
títulos de despojados y de quienes abandonaron en forma forzosa sus
predios, en aquellos casos en que se reconozcan opositores dentro del
proceso. Así mismo, conocerán de las consultas de las sentencias dictadas
por los Jueces Civiles del Circuito, especializados en restitución de tierras.
Ha de entenderse que la sustanciación del proceso le corresponde al
Magistrado a quien por reparto se le asignó el asunto, empero la sentencia
deberá ser proferida por la Sala de Decisión.
Los Jueces Civiles del Circuito, especializados en restitución de tierras,
conocerán y decidirán en única instancia los procesos de restitución
de tierras y los procesos de formalización de títulos de despojados y de
quienes abandonaron en forma forzosa sus predios, en aquellos casos en
que no se reconozcan opositores dentro del proceso.
5
Artículo 79 Ley 1448 de 2011
1115
El proceso de restitución de tierras. Ley 1448 de 2011
6
Artículo 84 Ley 1448 de 2011.
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7
Artículo 86 Ley 1448 de 2011.
1117
El proceso de restitución de tierras. Ley 1448 de 2011
8
Artículo 87 Ley 1448 de 2011.
9
Artículo 88 Ley 1448 de 2011.
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10
Artículo 90 Ley 1448 de 2011.
11
Artículo 95 Ley 1448 de 2011.
12
Artículo 91 Ley 1448 de 2011.
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1121
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13
Artículo 92 Ley 1448 de 2011.
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6. Actividad probatoria
1. Son pruebas admisibles todas las reconocidas por la ley. En particular el
Juez o Magistrado tendrá en cuenta los documentos y pruebas aportadas
con la solicitud, evitará la duplicidad de pruebas y la dilación del proceso
con la práctica de pruebas que no considere pertinentes y conducentes.
Tan pronto el Juez o Magistrado llegue al convencimiento respecto de
la situación litigiosa, podrá proferir el fallo sin necesidad de decretar o
practicar las pruebas solicitadas.
El valor del predio lo podrá acreditar el opositor mediante el avalúo
comercial elaborado por una Lonja de Propiedad Raíz de las calidades que
determine el Gobierno Nacional. Si no se presenta controversia sobre el
precio, se tendrá como valor total del predio el avalúo presentado por la
autoridad catastral competente.
Se presumen fidedignas las pruebas provenientes de la Unidad
Administrativa Especial de Gestión de Restitución de Tierras despojadas
en el Registro de Tierras Despojadas y abandonadas forzosamente a que
se refiere la Ley 1448.
Los Magistrados del Tribunal Superior del Distrito Judicial Sala Civil,
especializados en restitución de tierras, podrán decretar de oficio las
pruebas adicionales que consideren necesarias, las que se practicarán en
un término no mayor de veinte (20) días.
14
Artículo 77 Ley 1448 de 2011.
1123
El proceso de restitución de tierras. Ley 1448 de 2011
o delitos conexos, bien sea que estos últimos hayan actuado por sí mismos
en el negocio, o a través de terceros. La ausencia de consentimiento en
los contratos y negocios mencionados genera la inexistencia del acto o
negocio de que se trate y la nulidad absoluta de todos los actos o negocios
posteriores que se celebren sobre la totalidad o una parte del bien.
Presunciones legales en relación con ciertos contratos: Salvo prueba en
contrario, para efectos probatorios dentro del proceso de restitución,
se presume que en los siguientes negocios jurídicos hay ausencia de
consentimiento o de causa lícita, en los contratos de compraventa y demás
actos jurídicos mediante los cuales se transfiera o se prometa transferir un
derecho real, la posesión o la ocupación sobre inmuebles, en los siguientes
casos:
a. En cuya colindancia hayan ocurrido actos de violencia generalizados,
fenómenos de desplazamiento forzado colectivo, o violaciones graves
a los derechos humanos en la época en que ocurrieron las amenazas o
hechos de violencia que se alega causaron el despojo o abandono, o en
aquellos inmuebles en donde se haya solicitado las medidas de protección
individuales y colectivas relacionadas en la Ley 387 de 1997, excepto en
aquellos casos autorizados por la autoridad competente, o aquellos mediante
el cual haya sido desplazado la víctima de despojo, su cónyuge, compañero
o compañera permanente, los familiares o mayores de edad con quienes
convivía o sus causahabientes; b. Sobre inmuebles colindantes de aquellos
en los que, con posterioridad o en forma concomitante a las amenazas,
se cometieron los hechos de violencia o el despojo se hubiera producido
un fenómeno de concentración de la propiedad de la tierra en una o más
personas, directa o indirectamente; sobre inmuebles vecinos de aquellos
donde se hubieran producido alteraciones significativas de los usos de la
tierra como la sustitución de agricultura de consumo y sostenimiento por
monocultivos, ganadería extensiva o minería industrial, con posterioridad
a la época en que ocurrieron las amenazas, los hechos de violencia o el
despojo; c. Con personas que hayan sido extraditadas por narcotráfico o
delitos conexos, bien sea que estos últimos hayan actuado por sí mismos
en el negocio, o a través de terceros; d. En los casos en los que el valor
formalmente consagrado en el contrato, o el valor efectivamente pagado,
sean inferiores al cincuenta por ciento del valor real de los derechos cuya
titularidad se traslada en el momento de la transacción; e. Cuando no se
logre desvirtuar la ausencia de consentimiento en los contratos y negocios
mencionados, el acto o negocio de que se trate será reputado inexistente y
todos los actos o negocios posteriores que se celebren sobre la totalidad o
parte del bien estarán viciados de nulidad absoluta; f. Frente a propiedad
adjudicada de conformidad con la Ley 135 de 1961 y el Decreto 561 de
1124
Ricardo Enrique Bastidas Ortiz
15
Artículo 78 Ley 1448 de 2011
1125
El proceso de restitución de tierras. Ley 1448 de 2011
Bibliografía
Aunque se encuentra abundante bibliografía en materia de justicia transicional
civil y dirección del proceso, recomendamos para mayor ilustración las siguientes
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1126
Octavo tema
1129
Los derechos fundamentales y su protección
Así, bajo esa nueva concepción y en virtud del solidarismo social del
Leon Duguit se abrió paso el concepto de la propiedad como función
social que se inscribió como tal en la Constitución de Weimar de 11 de
agosto de 1919, lo cual implicó reinterpretar las viejas normas imperantes
todavía y consagradas en el Código Civil de Napoleón un siglo antes;
así mismo el influjo de la revolución político-social de Francia de 1848
y las luchas sociales introdujeron como derecho nuevo el del sufragio
universal en lugar del voto censitario y el derecho de asociación de los
trabajadores, complementado más tarde con el derecho de huelga; a la
educación como privilegio se sucedió entonces su establecimiento como
un derecho de carácter social, la conservación de la salud y la prevención
de las enfermedades se inscribió como un deber social del Estado en vez
de confiarla a la caridad pública o el derecho a obtenerla en función de
la capacidad económica; el trabajo considerado como arrendamiento de
servicios se concibió entonces como un derecho que merecería la especial
protección del Estado, derechos estos que, en suma, fueron entendidos
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Los derechos fundamentales y su protección
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Los derechos fundamentales y su protección
86, sino que también por primera vez en nuestra historia constitucional
consagró las acciones populares y de grupo y la acción de cumplimiento,
cuya reglamentación la defirió al legislador.
16. Por lo que hace a las acciones populares la Ley 472 de 1998, en armonía
con el artículo 88 de la Carta, expedida seis años después de que entró en
vigencia la Constitución de 1991, circunscribe su ejercicio a la protección
de los derechos e intereses colectivos y en su artículo 2 define que ellas
se ejercen “para evitar el daño contingente, hacer cesar el peligro, la
amenaza, la vulneración o agravio sobre los derechos e intereses colectivos,
o restituir las cosas a su estado anterior cuando fuere posible”.
1136
Alfredo Beltrán Sierra
19. Dadas las nefastas consecuencias sociales y éticas que para una sociedad
tiene el incumplimiento de la ley y de las decisiones contenidas en actos
administrativos, el Constituyente de 1991 se vio forzado a establecer la
acción de cumplimiento a que se refiere el artículo 87 de la Carta para
que cualquier persona pueda acudir a la autoridad judicial con el objeto
que se cumplan la ley y los actos administrativos, lo que en un Estado
de Derecho debería ocurrir sin necesidad de que el constituyente debe
establecer una norma específica para el efecto.
1137
Los derechos fundamentales y su protección
En los demás aspectos, el trámite previsto por la Ley 393 de 1997 se asimila
al modelo que para los procesos ordinarios se previó por la legislación,
por lo que no se ha obtenido la finalidad prevista por la Constitución.
1138
Octavo tema
El proceso monitorio en el
Código General del Proceso
* Docente de la Universidad Libre - Seccional Cúcuta. El Presente trabajo hace parte del
proyecto de investigación adelantado por el autor y el tratadista Rodrigo Rivera Morales
titulado “El Proceso ejecutivo y su estructura monitoria”.
Introducción
Sin duda alguna, la novedad en el proyecto de Código General del Proceso
presentado por el Ministerio de Justicia y del Derecho (antes Ministerio
del Interior y de Justicia) el 29 de marzo de 2011 ante el Congreso de la
República, para su trámite legislativo respectivo, el cual fue publicado en la
Gaceta No. 119 de 29 de marzo de 2011, es el llamado “Proceso Monitorio”, el
cual fue destacado en la exposición de motivos, así: “Se establece un proceso
monitorio, casi formulario para los asuntos de mínima cuantía, con el objetivo
de conseguir un título ejecutivo”. (procesal, 2011)
1141
El proceso monitorio en el Código General del Proceso
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Carlos Alberto Colmenares Uribe
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
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Carlos Alberto Colmenares Uribe
1. Entrega de la cosa.
2. Entrega efectiva de la herencia.
3. Pacto comisorio.
4. Escrituración forzada.
5. Resolución de contrato de promesa.
6. Separación de cuerpos y divorcio.
7. Cesación de condominio de origen contractual.
1145
El proceso monitorio en el Código General del Proceso
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
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Carlos Alberto Colmenares Uribe
Luego del recorrido por varios países vecinos y teniendo información del
éxito del proceso monitorio en la comunidad europea, la regulación expresa
del monitorio en la legislación colombiana, será indiscutiblemente un
instrumento procesal efectivo para la protección de aquellas relaciones de
crédito huérfanas de título ejecutivo.
1149
El proceso monitorio en el Código General del Proceso
Estas son las bases históricas del proceso monitorio que actualmente rige en
Alemania, Italia, Francia, Venezuela, España, Honduras y próximamente en
Colombia.
El profesor, j.p. Correa Delcaso (Correa, 2008, Pag 213), ilustra la clasificación
pregonada constantemente por la doctrina procesal, señalando: “Según el
ilustre procesalista italiano, existen en las legislaciones extranjeras dos tipos
bien diferenciados de proceso monitorio: el proceso monitorio que denomina
«puro» y el proceso monitorio «documental». El proceso monitorio puro
presenta según este autor dos características fundamentales: «1.”, que la
orden condicionada de pago se libra por el juez a base de la sola afirmación,
unilateral y no probada, del acreedor; 2. que la simple oposición no motivada
del deudor hace caer en la nada la orden de pago, de manera que el juicio
en contradictorio, que puede eventualmente desarrollarse en mérito de
tal oposición, no se dirige a decidir si la orden de pago debe ser revocada
o mantenida, sino a decidir ex novo sobre la originaria acción de condena,
como si la orden de pago no hubiera sido nunca emitida».
1150
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
El día 9 de mayo de 1872 fue aprobado por el Congreso de los Estados Unidos
de Colombia, el Código Judicial (Colombia, 1873), redactado por el Honorable
Magistrado de la Corte Suprema Federal, Doctor JUAN MANUEL PEREZ,
que rigió durante varias décadas y en su artículo 924 señalaba: “Cuando a
un Juez competente se le presente por parte legítima un documento o acto
judicial de los que, conforme a este Código, traen aparejada ejecución i se
pida que se decrete la de la obligación que el expresa, el juez, sin citar ni oir
al deudor, debe decretarla dentro de veinticuatro horas”.
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
Sobre la naturaleza del proceso monitorio el tratadista Joan Pico I Junoy (Junoy,
2006, pgs 24,25) ilustra el tema con la jurisprudencia española de alto interés,
razón que obliga a la transcripción completa. En efecto, dice “La naturaleza
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
El Maestro Juan Pablo Correa Del Casso (Correa, 1998, Pag 225, quien ha
emprendido uno de los más completos estudios sobre el proceso monitorio
de que se tenga conocimiento en los últimos años, dice: “El proceso monitorio
presenta, como hemos visto, cuatro caracteres esenciales, dos de los cuales
pueden ser calificados de fundamentales: la finalidad que persigue, como
es la rápida creación de un título ejecutivo con efectos de cosa juzgada en
aquellos casos que determina la ley (y que como hemos dicho repetidamente
a lo largo del presente estudio, son casos especialmente cualificados por el
objeto –deudas de carácter pecuniario o de carácter fungible aparentemente
incontrovertidas–), y la técnica de que se vale para conseguir este objetivo,
como es la inversión de la iniciativa del contradictorio”.
El profesor Rivera Morales (Rivera, 2001, Pag 133), determina las siguientes
características del proceso monitorio venezolano:
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
De la lectura de los artículos 420 y 421 del Código General del Proceso, se
desprende la ritualidad en su esencia por prescindir desde un comienzo de la
clásica bilateralidad que rige en nuestro sistema procesal y a la que estamos
acostumbrados en todo proceso de tipo contencioso. Vemos que en el caso
de estudio, se rompe el método dialéctico y en su lugar se aplica la inversión
del contradictorio el cual se desplaza al deudor. En palabras sencillas, el
acreedor requiere únicamente del acompañamiento del Juez para cobrar, no
le interesa discutir. Este procedimiento no puede entenderse como proceso
porque como quedó señalado en renglones anteriores, puede terminar
archivado, o tornarse en un proceso de ejecución o convertirse en un proceso
declarativo.
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El proceso monitorio en el Código General del Proceso
MONEDA
Cuando se habla de moneda, se está haciendo referencia a la expresión o
representación material del dinero. Esta representación incluye el papel
moneda, constituido por los billetes y las monedas metálicas que utilizamos
en todas las transacciones con dinero que realizamos a diario. Estas monedas
y billetes están hechas de materiales que no tienen un gran valor. En ellos,
generalmente, se aprecian dibujos y diseños con diferentes representaciones
propias del país, los cuales permiten diferenciarlos de las falsificaciones. La
fabricación de los billetes y las monedas está a cargo de los bancos centrales
de los diferentes países del mundo. Para el caso colombiano, ésta está a cargo
del Banco de la República, que desde el año 91 funge como banco central.
El verdadero valor de una moneda, al no tener ésta valor por sí misma, está
influenciado por la aceptación y confianza que las personas tengan en ella
como medio de pago. Aceptación y confianza que se mostrará a través de su
oferta y su demanda (la oferta y demanda monetaria).
Cuando se habla de temas monetarios, se está haciendo referencia a temas
relacionados con el dinero, particularmente con la moneda. Existen políticas
que desarrollan los gobiernos para controlar la cantidad de dinero que circula
en la economía y, por lo tanto, evitar efectos adversos como la inflación o
la desaceleración de la economía. De la misma forma, al existir muchas
monedas que cumplen las funciones del dinero en los diferentes países del
mundo, también existirán unas condiciones de oferta y demanda por cada
una de ellas, condiciones que modificarán el valor de éstas, haciendo que
unas se vuelvan más o menos costosas en relación con otras. Esta relación se
mide a través de la tasa de cambio.
La autoridad monetaria de cada país es, habitualmente, el banco central, el
cual se encarga de controlar todos estos efectos y procurar el buen desempeño
de la economía (en el caso colombiano es el Banco de la República)”.
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15.
Trámite y naturaleza de la audiencia como
consecuencia de la objeción y el traslado que se
corre al acreedor
a. El Juez citará al acreedor y deudor a la audiencia consagrada en el proceso
verbal sumario.
b. En la audiencia inicial si ambas partes concurren el juez exhortará a las
partes para conciliar. Igualmente en caso de no lograrse la conciliación
el Juez oficiosamente interrogará a las partes. Estas podrán formular
el interrogatorio a su contraparte, y se acudirá al careo en caso de ser
necesario. En este procedimiento el proceso tiene dos audiencias, la
inicial y la audiencia de instrucción y juzgamiento, la cual solo tiene lugar
cuando se requiera la práctica de pruebas.
c. Luego el Juez decreta las pruebas solicitadas por ambas partes y las que
considere necesarias para el esclarecimiento de los hechos. Practicadas las
pruebas, se corre traslado para alegar por el término de veinte minutos,
comenzando por la parte demandante, vencida dicha etapa procesal en
la misma audiencia profiere sentencia, salvo que se requiera la práctica
de las pruebas.
d. existe un sola audiencia
e. no podrán decretarse más de dos testimonios por cada hecho, ni las
partes podrán hacer más de diez preguntas a su contraparte en los
interrogatorios
f. que la sentencia no es apelable por ser de única instancia en atención a
la cuantía.
g. Siempre se impondrá multa a cargo de una de las partes. Si la objeción es
infundada se le impondrá al demandado una multa del 10% de la deuda a
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18. Prohibiciones
En el proyecto inicial y en todas las modificaciones siempre se mantuvo la
prohibición de intervención de terceros, excepciones previas, reconvención,
el emplazamiento del demandado y el nombramiento de curador ad litem.
Conclusiones
Si bien existe en Colombia el monitorio para la ejecución de obligaciones
claras, expresas y exigibles que consten en documentos que constituyan plena
prueba en contra del deudor, también es cierto que para los acreedores que
no poseen el título ejecutivo o un documento que no alcanza la alcurnia de
título ejecutivo o sencillamente carecen de cualquier documento por tratarse
de una obligación verbal (D´ORS, 1975) como la llamaban los romanos,
el ofrecimiento del legislador de un nuevo instrumento para obtener con
prontitud la existencia de un título ejecutivo sin intervención de abogado
y con un procedimiento eficaz, es un reconocimiento de las garantías
constitucionales para la tutela efectiva de unos derechos, la simplificación
de los procedimientos y la concreción práctica del valor de la justicia, sin
que pueda pensarse en que se hace con sacrificio o en perjuicio del deudor,
pues lo que se presenta es una inversión del contradictorio que, finalmente,
garantiza también un debido proceso.
Si bien siempre reclamé que el procedimiento monitorio debía tramitarse
sin límite de cuantía por constituir una manera novedosa, sencilla y fácil
de hacer justicia y en consecuencia permitirle a todos los colombianos que
disfrutaran de ese beneficio, entiendo también que en la medida en que el
“Proceso Monitorio” muestre en la práctica todas sus bondades y la sociedad
así lo perciba y sienta, el legislativo no dudará un segundo en utilizar la
misma estructura monitoria para otras pretensiones y piense también en
establecer el monitorio puro sin límite de cuantía. Antes del 91 la mayoría
de los Colombianos no conocía el vocablo tutela ni el instrumento de la
tutela; hoy la adoptaron y la defienden. Eso mismo puede y ojalá suceda
con el procedimiento monitorio que como ya he repetido varias veces está
instituido para obtener el título ejecutivo con inversión del contradictorio
para lograr una idea de justicia, como la que pregona Amartya Sen, premio
nobel de economía en su obra “La idea de la justicia” cuando al hablar de las
instituciones sostiene: “Cualquier teoría de la justicia tiene que otorgar un
papel importante a las instituciones, de suerte que la elección de instituciones
constituye un elemento central en cualquier descripción plausible de la
justicia. Sin embargo, por razones ya examinadas, tenemos que buscar
instituciones que promuevan la justicia, en lugar de tratar a las instituciones
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