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Síntesis siglo XVI

Isabella Moreno Morales

11B

Filosofía

Colsaf 2020
En el siglo XVI, el influjo cultural y artístico del centro
de Europa, y comienza a percibirse en los edificios tanto
civiles como religiosos estos nuevos aires. Es una
circunstancia que convierte a Toledo en un foco de
atracción de enorme interés a nivel religioso, político y
cultural. La creciente presencia de clérigos y nobles en la
ciudad estimula la demanda de productos de todo tipo,
lo cual favorece el aumento del crecimiento del sector
comercial y de artesanos que venía de un periodo de
anterior de también de crecimiento, durante el siglo XV,
que gira en torno al suministro de dicha demanda.
Se cuentan por un lado los sectores productivos que
dinamizan la actividad como son los artesanos,
comerciantes y productores (agrupados en gremios bien
organizados) que suministran a una clase social elevada,
compuesta por nobles y gentes vinculadas al clero, y por
otro los que pertenecen a la clase humilde, atraída por
este movimiento de creciente actividad. El auge que se
experimenta se traduce en un aumento poblacional
muy notable que a larga terminó generando
desequilibrios sociales muy importantes.

Un hecho importante fue el traslado de la capitalidad


del reino a Madrid en el año 1561. Las primeras décadas
tras la marcha de la Corte a Madrid aún fueron de
prosperidad para la ciudad gracias a la inercia adquirida
por un siglo XV y primera mitad del siglo XVI de gran
impulso económico. Junto a los edificios conventuales,
en el siglo XVI se levantan complejos hospitalarios que
se construyen conforme a las influencias renacentistas
del momento y que convierten a Toledo en una ciudad
referente en materia de asistencia sanitaria porque no
sólo cuenta con grandes edificios que acogen enfermos,
sino que además también existen edificios que sirven
como sanatorios mentales y casas de recogidas para
mujeres de la calle. El siglo XVI será el momento del
cambio del viejo concepto urbanístico de la villa
medieval por los nuevos valores promulgados por el
humanismo, en los que la ciudad se entenderá como
marco de la vida del hombre, donde calles y edificios
serán el reflejo de los nuevos factores ideológicos,
simbólicos y estéticos, convirtiéndola en un centro
urbano monumental y original de primer orden, modelo
del urbanismo de la Edad Moderna. Destacarán los
edificios culturales, los religiosos, con más una treintena
de fundaciones, y los institucionales.

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