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Tesina López Salas Luis Ismael UNAM-MERI 2011-1

Taller de contratación internacional Dr. Leonel Pérez-Nieto Castro.

Titulo: La seguridad (aero)espacial en Norteamérica en la importancia de la


definición de una política nacional del espacio para México.
Introducción
El aeroespacio o la denominada región aeroespacial hace referencia al “contorno”
que circunscribe el globo terráqueo, es decir, al conformado por el espacio aéreo y en
principio a el espacio exterior próximo a la Tierra1; en esta demarcación tienen lugar una
serie de actividades que van desde las más triviales hasta las más cruciales; razón por la
cual desde el siglo pasado se le ha ido encumbrando como el tejido conectivo que ha
coadyuvado a potencializar y acelerar los intercambios entre los diferentes conglomerados
sociales. La región aeroespacial y las constantes actividades que en ella se gestan puede ser
vista en primera y básica instancia como una especie de urdido que cubre la superficie
territorial del planeta, es decir, a los suelos, mares y espacio al aéreo de los territorios
nacionales e internacionales. Además es una región que es parte fundamental y en algunos
casos no se le presta la atención que merece lo que no minimiza el hecho de que es justo en
ella donde se llevan tareas que, por un lado, van desde las más rutinarias hasta las más
delicadas para la vida diaria de las personas, las organizaciones y los estados y, por otro;
que representando el segmento aeroespacial un elemento cardinal en la estabilidad de
diversas misiones y procesos que se imbrican con cuestiones de suma importancia (entre
ellos por supuesto el de la seguridad en sus distintos planos) para las funciones más
esenciales tanto de carácter público como privado.
La región aeroespacial tanto el espacio aéreo como espacio el ultraterrestre
representan dominios que si bien son diferentes desde al ángulo que se les observe se
encuentran inexorablemente vinculados. Es decir que dichas parcelas de la misma región
aunque en términos medioambiental, operativos, legales, económicos, militares, político y
estratégicamente hablando son percibidas de manera diferenciada y sin conexión abordadas
desde una perspectiva conjunta e integral aunque poniendo énfasis en lo concerniente al
espacio sideral aunado al hecho de que también este planteamiento se sustenta en el cada
vez es más constante y veloz el desarrollo de los llamados artilugios o ingenios
aeroespaciales y sobre todo de los vehículos híbridos en esta área.
Ya sea para el tráfico aéreo (tanto lícito como ilícito) de personas y mercaderías;
para monitorear el medio ambiente; las fronteras; o los recursos naturales de todo tipo:
agrícolas, fluviales, hidrológicos, y acuíferos (contenidos tanto en el mar patrimonial y la
zona económica exclusiva); los yacimientos de minerales y petrolíferos. Por ejemplo los
servicios satelitales de toda índole como la teleeducación, la telemedicina; para el
posicionamiento, la navegación y la geolocalización; la telefonía; la televisión abierta y de
paga; la convergencia con el internet y demás tecnologías de la información y la
comunicación. En resumen la herramienta aeroespacial es coadyuvante para la paz y
seguridad internacionales, para el avance de la ciencia, la cultura y la educación superior,
sin embargo, también lo es para el espionaje y contraespionaje político e industrial así
como para el despliegue de tropas de combate por tierra, mar, aire y en cierta forma y
sentido en el ciberespacio y el espacio exterior. En este último no se tiene conocimiento de
la puesta en órbita de armamentos sin embargo los usos y aplicaciones pacíficas (concepto
que como se vera resulta poco claro y ambiguo) lleva implícito ciertos usos de carácter
militar teniendo el signo de uso dual de manera inexorable. El espacio exterior, cósmico,

1
Near Earth Space, NES por sus siglas en inglés.

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ultraterrestre, sideral como quiera que se le llame es considerado como un bien público
global ya que su explotación, usos y aplicaciones se han incorporado de manera
La cuestión aeroespacial se ha convertido en actividad estratégica y de seguridad
nacional ya que debido a que el desarrollo de innovación científica y tecnológica en
diversas y variadas aéreas del conocimiento se encuentra vinculado inexorablemente con la
seguridad y debido a la naturaleza de la ciencia y la tecnología aeroespacial hacen
converger varias actividades industriales por lo que fomentan el desarrollo económico, la
competitividad, por todo lo mencionado anteriormente desde hace tiempo las naciones más
versadas en estos avatares y en fechas recientes países en desarrollo han abierto e intentan
abrir la ventana espacial, por lo que nuestro país no debe de quedar a la zaga en esta vital
actividad por lo que el hacer un balance de las capacidades y recursos nacionales en materia
(en donde el análisis de las experiencias de los vecinos norteamericanos resulta
ejemplificador y necesariamente referencia) para conocer los alcances y los límites de una
política nacional del espacio mexicana.
La seguridad aeroespacial es un fenómeno al que no se le debe perder la pista ya
que puede poner en riesgo a los países y las personas en cualquier momento, en este
sentido, el acceso sustentable y sin riesgo a su uso, así como, la ausencia de cualquier
amenaza desde esta zona, en este sentido su uso eventual y contingente explotación deben
de ser gobernados por el principio de herencia común de la humanidad. Tanto uso y
aplicaciones pacíficas en su espíritu y significado en principio deberían de ser el eje rector
de las actividades (aero)espaciales así como las medidas de construcción de confianza
(MCC) sin embargo los enfoques competitivos por parte de los actores hacen que la
seguridad y el dilema de la misma se presenten en apariencia insuperables. Además no sólo
se debe limitar a ponderar las amenazas militares, existen otras, tantas o más importantes,
como las ambientales, comerciales, y de carácter civil o legal.
Así las cosas, desde los primeros pasos en la arena espacial diferentes naciones se
han catapultado por diversas e interdependientes razones en esta odisea moderna que tiene
de trasfondo una de las actividades fuentes de inspiración del espíritu que es la exploración
de los desconocido así como el dominio de un campo tan vasto del cual apenas se empieza
a explorar las cercanías de nuestro vecindario solar, el cual se presenta hostil y adverso para
la vida tal como la conocemos. La empresa de la exploración y eventual explotación del
espacio ultraterrestre se ha encontrado históricamente atrapada en la dicotomía
cooperación-conflicto signo de la competencia o contienda internacional propia de los
afanes de dominar al mundo característica de la política de grandes potencias. En este
sentido y contrastando lo anterior, los prolegómenos de la denominada era espacial
Obberth, Goddard, Tsiolkovsky, von Braun, Aldrin, etc., fueron inspirados por los más
altos principios como la música u otra de las bellas artes que por fuerza no cumplen una
función pragmática si no que son expresiones de la imaginación humana y en la eterna
búsqueda de los seres humanos por trascender así que el eliminar los programas y vuelos
espaciales no solucionarían las carencias de la tierra y es poco probables que los
interminables recursos que demandan sean repartidos para la filantropía y si se cancelase si
se estaría arrebatando una fuente de riqueza material y espiritual.
Sin embargo, como se señalaba, desde los comienzos de la etapa (aero)espacial a
mediados del siglo pasado, en un principio estuvo marcado e imbuida por el enfrentamiento
político-ideológico, militar y estratégico de las superpotencias de la segunda posguerra que
tenían como fachada y válvula de escape de su rivalidad la denominada carrera espacial en
la cual los soviéticos habían tomado la delantera, pero que en la década de los sesenta los

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estadounidenses alcanzaron y tomaron la ventaja que el día de hoy conservan en esta vital e
importantísima área para sus intereses. De igual forma en esta década y en esta crucial
arena tanto los países que conformaban los bloques político e ideológicos de la esfera de
influencia norteamericana y soviética así como los que conformaban la división entre el
norte desarrollado y el sur subdesarrollado, en un ambiente de relajamiento de tensiones
comenzaron a delinear un marco normativo que gobierna las actividades y usos del espacio
exterior, el cual irremediablemente acomodó los equilibrios e intereses de los actores de la
sociedad internacional de su tiempo (caracterizado por el duopolio soviético-
estadounidense) que se retrataron en las negociaciones internacionales en los diversos foros
multilaterales y en el andamiaje institucional que para tal efecto se había creado. En la
actualidad con el creciente número de países que detentan un paquete de actividades
aeroespaciales con desarrollo autóctono cualificado hacen que el acceso y la sustentabilidad
del medio ambiente espacial se ponga en entredicho acarreando nefastas consecuencias
para el bienestar y vida diaria de las poblaciones de tal modo que es urgente poner al día el
actual Régimen Espacial Internacional (REI) respetando los principios que le dieron vida
pero haciendo pronunciamiento claro en contra del armamentismo y la no proliferación; las
medidas de transparencia y construcción de confianza, la configuración de la fuerza de
defensa entre otros que se irán desarrollando.
De este modo, en el eterno debate de la seguridad al finalizar la guerra fría y a la luz
de fenómenos como el terrorismo, el cambio climático y el calentamiento global, crisis
financieras internacionales y un largo etc., se ha aceptado aunque sea de facto que la
seguridad va mucho más allá de lo militar y la seguridad del estado o nacional sino que se
ha ampliado a cuestiones que van desde las medioambientales, económicas, sociales, y
políticas. En el plano regional la seguridad ha cobrado la importancia como dimensión de la
seguridad internacional que en el periodo de aparente bipolaridad no se apreciaba con
claridad, por lo que el desarrollo de nuevos enfoques analíticos desde una óptica de RR. I.,
para aproximarnos a la seguridad y su cruzamiento con lo aeroespacial conformando el
binomio seguridad aeroespacial. En este sentido como se desarrollara en su apartado
particular en el presente protocolo de tesis se propone la construcción de la categoría del
complejo de seguridad aeroesapcial (CSAE) como núcleo duro lo que ha hecho que la
SAE se convierte en una constelación de seguridad compleja y variada atrapada en la
disyuntiva de convertirse en un océano de cooperación con innumerables beneficios para la
seguridad humana o en un “campo” del conflicto global en ciernes así como un tema
ineludible en el debate y en la agenda de seguridad nacional.
De igual forma, en Norteamérica y en particular con proceso de
conformación de la comunidad de seguridad la cuestión de la defensa y seguridad
aeroespacial es cardinal para la región en su conjunto ya que es el primer perímetro de la
seguridad nacional de los Estados Unidos de América (EUA). Canadá ha desarrollado un
entramado institucional para manejar sus relaciones bilaterales en diferentes rublos con los
EUA por medio del NORAD es coparticipe en esta importante y fundamental tarea de
brindar la defensa y la seguridad del territorio, de la población y de las corporaciones
aeroespaciales canadienses. Nuestro país que de jure no forma parte de este mecanismo de
defensa y seguridad aeroespacial en la práctica ha sido vía un proceso de fagocitosis
imbuido en la esfera del primer perímetro de la seguridad nacional de los EUA. México,
por su parte, apenas comienza a retomar la actividad (aero)espacial y con problemas de
seguridad regional que comparte con sus vecinos a la par de que enfrenta los propios en
materia de seguridad nacional en este sentido la carencia de tecnología propia es alarmante

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ya que lo deja en una situación de dependencia y vulnerabilidad aunque ya se han tomado
los primeros pasos para abatir tal estado de cosas hay que ser mesurados y cuidadosos para
poder desarrollar las capacidades propias de innovación en ciencia y tecnología que junto
con la educación superior son elementos claves para mitigar los problemas de marginación
y coadyuvantes para la elevación de la calidad de vida de la población cuestión que en sí es
una de seguridad nacional en donde la agenda de la SAE debe ser contemplada y vinculada
como herramienta coadyuvante a la solución de los problemas más acuciantes que enfrenta
el estado y la sociedad mexicana. De este modo, la correcta lectura e implementación de
una política nacional del espacio resulta un ejercicio necesario en aras de potencializar
nuestras capacidades, potencialidades y recursos
De este modo la presente tesina tiene por objeto presentar ensayos en los
diferentes capítulos y subapartados una aproximación a un tema complejo del mundo
globalizado en la primera década del siglo XXI, en donde están en juego una multitud de
intereses de toda índole (comerciales, políticos, militares, científicos, etc.) de los diferentes
países en donde nuestros socios Norteamericanos (EUA y Canadá se encuentran a la
vanguardia) en un sector estratégico.

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Planteamiento y delimitación del problema:
La historia de la conquista y el dominio del aeroespacio o región aeroespacial no
son para nada reciente y se debe a una concatenación de eventos fortuitos de una larga data.
Desde ésos primeros pioneros que se aventuraban a surcar el cielo sin más referencia que
los accidentes geográficos o las estrellas hasta todos aquellos mamíferos, roedores e
insectos2 que han pavimentado el camino para que los seres humanos hoy sean los
protagonistas junto a los astronautas de silicio (sondas espaciales y robots) de los capítulos
más significativos de la exploración humana.
En dicha historia de exploración espacial; el desarrollo de tecnología y la
consolidación como actividad industrial se consolidan con los avances en diferentes y
variados enfrentamientos armados pero es en plena guerra fría a mediados del siglo pasado
en donde la región Norteamérica se vio seriamente involucrada con la región
(aero)espacial. En este sentido y de esta forma el asalto del ser humano en esta novel arena
se da como un proceso en donde:
La historia de los vuelos por el espacio no empieza sino a finales del siglo XVIII (1783)
cuando Pilatre de Rozier y el marqués de Arlandes hacen su primera ascensión en globo construido
por los hermanos Montgolfier (…) Sin embargo, estas maravillosas consecuciones no surgieron
como por arte de magia y en un instante dado si no como culminación de esfuerzos dilatadísimos en
el tiempo que los hombres venían llevando a cabo a lo largo de las diversas civilizaciones y en todo
los ámbitos del mundo.3
De este modo, el aeroespacio se va surcando y explorando a lo largo de los últimos
300 años pasando por la fase aeroestática, la aeronáutica y la astronáutica inaugurada esta
última con el mítico lanzamiento del Sputnik aquél 4 de octubre de 19574 considerado como
el banderazo de salida simbólico de la celebre Carrera espacial, principal fachada de la
guerra fría; que tuvo como clímax la llegada del hombre a la luna en 1969. De igual forma,
en la segunda mitad del siglo pasado el espacio exterior se elevó a la categoría de la
Seguridad Nacional con la Space Act que dio vida a la NASA (por sus siglas en inglés
Agencia Nacional de Aeronáutica y el Espacio) y dotándolas de ciertas facultadas que
mediados de la década de los ochenta del siglo pasado y desde comienzos del nuevo siglo
XXI están siendo trasladadas hacia la comunidad de inteligencia y algunos actores privados
con la intención de consolidar y aumentar la ventaja sobre sus competidores que en materia

2
Ruvinsky Jessica; 2007; The real space pioneers; “Discover presents the history of space travel”; impreso
hasta el 31 de diciembre de 2007; pp. 58-64.
3
Navarro Marquez, Ernesto, et. Al; Historia de la navegación aérea; Alianza Edit. Madrid, 1976; p. 7.
También se puede consultar el homónimo de Gordon, Arthur; Historia de la navegación aérea; Barcelona;
Ed. Labor; 1966; 432 pp.
4
De hecho, ese acontecimiento provoco el asombro y la consternación a todos los niveles en los Estados
Unidos de América (EE. UU. a tal grado que en ese año se reportaron 1,118 avistamientos de objetos
voladores no identificados (OVNI) 701 el 60% entre octubre y diciembre. Acerca de la búsqueda de vida
inteligente extraterrestre han existido esfuerzos serios (ya que en torno a este fenómeno se enraizado el
sensacionalismo y la charlatanería propia de la pseudociencia). Vid Sagan, Carl¸ 1997; El mundo y sus
demonios. La ciencia como una luz en la obscuridad; Edit. Planeta, España; 483 pp. En una reciente
entrevista el astrofísico parapléjico del Reino Unido Stephen Hawking al respecto menciono en una entrevista
transmitida en el Discovery Chanel que el auguraba que en caso de que en efecto se hiciera contacto con
alguna civilización alieniegina y éstos llegarán a la Tierra sería motivado en parte por la búsqueda de recursos
naturales y materia prima estratégica al igual que sucedió hace más de 500 años con la colonización europea
de América y corriendo la humanidad la misma suerte que los nativos americanos. Quizá esto último junto
con las implicaría un objeto de referencia de la seguridad en un futuro no muy lejano.

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espacial proviene de Asía de China, India y Japón con una renovada Federación Rusia y
con Brasil consolidándose en el hemisferios.
Las cuestiones arriba enunciadas de manera aleatoria e introductoria tienen como
telón de fondo o escenario lo que se denominará como región del aeroespacio o
aeroespacial que; siendo este segundo el vocablo más utilizado y que de acuerdo con la
edición en línea de la Real Academia Española es un adjetivo el cual se emplea para
referirse al ámbito formado por la atmósfera terrestre y el espacio exterior próximo a la
tierra o NES (por sus siglas en inglés Near Earth Space). En esta región aeroespacial, la
cual es adyacente o contigua a todas las regiones del planeta, tienen lugar variadas tareas de
las cuales dependen misiones fundamentales para la seguridad entendida como un proceso,
así como, para brindar estabilidad a los estados y las personas. Dichas tareas van desde el
traslado aeronáutico de pasajeros y mercaderías, pasando por misiones vitales de las
principales fuerzas aéreas hasta las telecomunicaciones, la telemedicina, la teleeducación,
la utilización de cajeros automáticos, el monitoreo del medio ambiente, el escudriñamiento
del espacio geográfico y exterior así como de algunos cuerpos celestiales. De igual forma,
el cada vez más esencial ciberespacio y las complicadísimas misiones espaciales tripuladas
por humanos en donde los cosmonautas, astronautas y taikonautas son los que se
encuentran a la vanguardia y con una aeropausa5 determinada de considerable altura y
visión, ahora sí, que en lo más alto de la lista de países que cuentan con los medios propios
para realizar estas misiones, es decir, básicamente cohetes y lanzaderas espaciales que
aunadas a las cargas útiles propias o arrendadas las cuales pueden ser, como ya se
adelantaba seres humanos (nacionales propios, asimilados o de aliados) los cuales pueden ir
o no (o en su lugar tal vez) acompañados de astronautas de silicio, sondas espaciales,
autómatas capaces de realizar complicadísimas tareas ya sea en Marte, Saturno o algún otro
cuerpo de nuestro vecindario solar. Además el aeroespacio puede ser surcado en cualquier
momento por cohetes balísticos o aquellos lanzados para poner a orbitar satélites artificiales
o por aeronaves tripuladas o no para diversos propósitos. En resumen se puede decir que
cuando de dominar y explotar el espacio aéreo o exterior se trate va de la mano, con el
desarrollo de la tecnología y el conocimiento científico así como, de la convergencia de
distintas ramas industriales de alta tecnología y mano de obra intensiva.
5
En los prolegómenos de la Guerra Fría Stefan Possony y Leslie Rosenzweig sentenciaron que el hecho de
que el hombre haya penetrado en la atmósfera exterior suscitaron nuevos problemas políticos debido a que las
relaciones entre las naciones y las fuerzas militares estaban determinadas por la superficie curva del esferoide;
sin embargo, ahora las relaciones internacionales se verán, engranadas a la geometría mucho más complicada
de todo el interior de un esferoide que contiene en su centro otro esferoide más pequeño e impenetrable que es
la tierra. Y que lo que produce confusión es el radio del esferoide exterior que coincide con la aeropausa, es
decir, la altura alcanzada por los seres humanos en un momento dado. Las naciones más avanzadas en
tecnología funcionaran con una aeropausa más elevada mientras los esferoides que circunscriben las
actividades de las naciones más atrasadas tendrán radios más cortos. Por tanto en el futuro la geometría del
poder se describirá por medio de una serie de esferoides concéntricos de diferente tamaño en Geography of
the air citado por Ploman Edward W.; Satélites de comunicación: inicio de una nueva era; Edit. Gustavo Gili,
México 1985; p. 221. En este mismo sentido Krippendorf Ekkehart en referencia a la a los impactos de la
revolución en la transportación o movilidad vertical en las RR. II. señala que desde los globos aeroestáticos
hasta los alunizajes del programa espacial estadounidense en los gloriosos años del Apollo han traído consigo
consecuencias que impactan las relaciones y al sistema internacionales en su conjunto a saber: las relativas al
problema de derecho de las distintas naciones al espacio conquistado o la posible explotación de los
minerales y materia prima estratégica en la luna de igual forma las ventajas geoestratégicas y militares de las
naciones derivadas de lo anterior cuestiones ya presentes desde 1985. Krippendorff Ekkehart; El sistema
internacional como historia: introducción a las relaciones internacionales; FCE, México; 1985, pp. 11-12.

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El espacio exterior es el ambiente operativo de los vehículos e ingenios espaciales y
no hay, como ya se señalaba, acuerdo legal en torno a dónde comienza empero, se
considera desde el punto de vista jurídico como Inter Alia (Williamson 2001: 350). En el
caso del espacio exterior, en la práctica, se mueve en las nociones del Res comnunis y Res
nullius, es decir, que mientras sobre el espacio aéreo el estado ejerce soberanía y mediante
la firma de acuerdos o convenciones internacionales garantiza la libre navegación, a su vez
el espacio ultraterrestre es un bien público global, es decir, que el espacio exterior
incluyendo la Luna y otros cuerpos celestes no están sujetos a ningún beneplácito nacional
que reivindique soberanía por medio del uso, ocupación u otros medios la exploración y
uso del espacio exterior deberá desarrollarse en beneficio e interés de todos los países
aunado al hecho de que tanto el libre acceso, así como, la ausencia de amenazas que
emerjan de él debiesen convertirse en garantías y medios para los estados y las personas.
De esta forma en lo que concierne al ámbito legal, el régimen internacional del
espacio aéreo esta cimentado en la llamada Convención de Paris y Chicago principalmente
mientras que el régimen legal sui generis del espacio exterior está fundado en el tratado de
1967 sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y
utilización del espacio ultraterrestre, la luna y otros cuerpos celestiales, base jurídica
general para la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, el cual ha
proporcionado un marco para el desarrollo del derecho del espacio sideral, cósmico o
ultraterrestre del cual puede y debe emerger una definición holística e integral de la
seguridad espacial. Se puede decir que los otros cuatro tratados tratan específicamente de
ciertos conceptos incluidos en el Tratado de 1967 aunado a otros instrumentos legales
internacionales pilares de los consensos construidos en torno del espacio aéreo y
ultraterrestre por todo lo anterior, se puede hablar del régimen internacional del
aeroespacio, es decir, el conformado por la decodificación y el desarrollo progresivo de
normas, mecanismos, acuerdos y la cooperación internacional en lo concerniente al espacio
aéreo y espacio exterior que se insertan en el derecho internacional. 6
Empero, se debe señalar que el único vínculo entre el derecho aéreo y el derecho
espacial es que establecen la regulación de un espacio físico distinto al de la tierra y el mar.
Sin embargo, por la utilización y características específicas de esos espacios, la
normatividad aplicable es sumamente distinta. El problema se presenta cuando se busca
regular los objetos espaciales que cruzan ambos espacios físicos (el espacio aéreo y el
exterior), como son los artilugios o ingenios aeroespaciales, y en el caso de que no se
aplique un régimen especial al efecto. Por lo tanto, es necesario aplicar normas de los
distintos espacios según el lugar en donde se encuentre el objeto. Las podemos resumir en
cuestiones concernientes al paso inocente, libre navegación, el registro de los objetos y la
responsabilidad principalmente.
De igual forma, infraestructural y operacionalmente hablando, este carácter
diferenciado del aeroespacio también se observa cuando por ejemplo; de alcanzar el espacio
exterior se trata la atmósfera terrestre se vuelve un impedimento u obstáculo ya que debido
a la fuerza de gravedad que la tierra ejerce sobre los objetos esto se manifiesta en aumento
en la potencia y por ende también de los costos para poder escapar de ella. En este mismo
sentido y una vez más, el espacio aéreo y exterior se relacionan inexorablemente con las
6
Para lo concerniente al denominado derecho internacional cósmico o sideral ver; Sepulveda, Cesar; Derecho
Internacional; Edit. Porrua, México, 2004 y los textos de Seara Vázquez, Modesto; Derecho y política en el
espacio cósmico; UNAM-FCPyS, 1981; Introducción al derecho internacional cósmico, UNAM-FCPyS,
1961 y; Derecho Internacional Público; Edit. Porrua, México,2004.

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actividades que realizamos a diario ya que por ejemplo los satélites geoestacionarios, de
telecomunicaciones o los experimentos en la Estación Espacial Internacional (EEI) están
transformando la manera en que se relacionan los seres humanos y las naciones. Pero el uso
eficaz y eficiente de este importante recurso natural se encuentra en función de su
utilización racional y en esquemas de cooperación del mismo.
Ahora bien, en cuanto a la dimensión histórica la navegación por medios
aeroestáticos, aeronáuticos y aeroespaciales respectivamente ha modificado a lo largo del
tiempo y el espacio la vida en la superficie terrestre y la interacción e intercambio entre las
sociedades en tiempos de guerra, en tiempos de paz ni hablar de los usos y aplicaciones
(inexorablemente con carácter dual en el caso de los ligados al espacio exterior) de las
soluciones provistas por los aviones, helicópteros, cohetes balísticos, vehículos de
lanzamiento espacial y los satélites artificiales estos últimos junto con las computadoras,
los teléfonos fijos, móviles, la televisión, los contenidos de audio y video en plena
convergencia tecnológica han contribuido al incremento exponencial de la interacción y a la
modificación de la vida en sí, por lo que es difícil y sería casi imposible pensar la vida sin
ellos por lo tanto lo anterior ha contribuido a que en apariencia el mundo se haya encogido,
sin embargo, todavía subsisten las grandes brechas políticas, comerciales, digitales y
tecnológicas entre las países y las personas que vistas a través de la óptica de la seguridad
también generan una serie de amenazas necesariamente de distinta naturaleza que ponen en
riesgo la convivencia social y la pluralidad democrática en países que al igual que México
en el recorrido de la interminable senda del desarrollo la apuesta en esta temática podría
representar una especie de atajo hacia la meta, alentando la pasión por la investigación en
ciencias básicas y matemáticas lo que los convierte en una cuestión de seguridad nacional.
En tiempos de la alianzas para la seguridad, la prosperidad y el progreso en
Norteamérica, principalmente los Estados Unidos de América (EUA) y en Canadá se han
desarrollado y arraigado estructuras en torno a la defensa, el gobierno, el comercio, las
finanzas, la innovación en ciencia y tecnología cabe señalar que existen notables
diferencias de forma principalmente en las cuestiones estratégicas, sin embargo, ello no les
impide conformar y compartir el NORAD (por sus siglas en inglés Comando de Defensa
Aeroespacial de América del Norte del cual México todavía no forma parte) el mecanismo
de cooperación institucional. Además de ser complementarios en aspectos comerciales en la
industria aeroespacial han aceptado que en el fondo comparten un destino común que junto
a un rezagado México (en ésta y otras materias) en la región Norteamericana. México por
su parte debe seguir desarrollando una infraestructura y aunque todavía existe una brecha
amplia máxime cuando se habla de desarrollar el sector así como de clusters aeroespaciales
e incluso ya se ha aprobado la ley que da vida a la agencia de exploración espacial empero
ello no garantiza el verdadero desarrollo de capacidades de innovación científica y
tecnológica. De igual forma, se están realizado foros en donde participan representantes de
la academia, de la industria, organismos públicos, sociedad civil que a manera de una
consulta con los sectores interesados en la temática para la elaboración de una política
nacional del espacio acorde con las demandas y necesidades domésticas pero adecuadas y
en consonancia con los requerimientos foráneos.
Pero antes de ello, vale la pena enfatizar que para el dominio y explotación del
aeroespacio y mucho más marcado para el espacio ultraterrestre, las dos parcelas de una
misma región, son solo un puñado de naciones (entre las cuales se encuentran Canadá y los
EUA) versadas en ciencia y tecnología aeroespacial dotados con importantes reservas de

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capital financiero, comercial y humano, enarbolan literalmente empresas políticas de altura
propios de países con un proyecto de nación a largo plazo.
En la posguerra fría y sobre todo después de los atentados terroristas de Nueva
York, Washington, Londres y Madrid la seguridad se ha dejado de verse a través de las
galimatías ofrecidas por la aparente bipolaridad del periodo de guerra fría ahora en plena
guerra contra el terror y el crimen transnacional organizado, en donde ya se adelantaba que,
la seguridad del estado entendida como seguridad nacional dejo de ser el principal referente
para ampliarse a cuestiones que van desde aspectos comerciales, pasando por lo social,
hasta las medioambientales, político-diplomáticas las cuales tienen imbricaciones
geoestratégicas importantes, en donde los procesos de seguritización se incrementan
exponencialmente a otras dimensiones de la realidad rebasando la cuestión militar que ya
no tiene la misma preponderancia con la que contaba antes. Dicho en otras palabras una
abrumadora fuerza militar ya no es una garantía de victoria, seguridad o supremacía, de
hecho, en el pasado el desarrollo de los ejércitos regulares para su enfrentamiento contra las
fuerzas armadas de otra nación se erigió como una cuestión cardinal en el desarrollo de las
doctrinas militares y con el arribo de la tecnología aeroespacial ha puesto a los principales
ejércitos del mundo en una situación de dependencia estratégica con relación a ella su
aporte es de tal magnitud que ha venido modificando de una manera constante las
diferentes concepciones. Hoy día cuando se habla de conflictos de cuarta generación en los
cuales las fuerzas armadas se enfrentan a nuevas amenazas encarnadas, como se ha venido
señalando, por células u organizaciones terroristas7 (que por ejemplo secuestró vuelos
comerciales para golpear los símbolos del poder militar y financiero de los EUA el 11 de
septiembre de 2001) o del crimen organizado transnacional, en otras palabras, conflictos
asimétricos que dan pie a reflexionar sobre nuevas dimensiones de la batalla como la guerra
en el ciberespacio, la guerra en el espacio exterior sin que lo anterior signifique que el
enfrentamiento entre fuerzas armadas de países se encuentre descartado por completo.
Debido a cuestiones literalmente de “espacio” y de la estructura predispuesta del
presente texto no es mi intención presentar un manual o catalogo pormenorizado sobre la
seguridad aeroespacial en Norteamérica (el cual se podrá deducir o inferir del presente
trabajo), región en donde se ha estado de manera programática avanzando en la integración
entre socios dispares y vecinos cercanos como Canadá y México al ritmo que les marca los
EUA, sino el objetivo principal es atisbar y enunciar una serie de variables claves que vistas
en su conjunto permite realizar el presente esfuerzo de síntesis con el objeto de desarrollar
y analizar la seguridad aeroespacial en Norteamérica, haciendo un especial énfasis en lo
concerniente al espacio ultraterrestre dadas sus peculiaridades y relación con la seguridad y
sus procesos.

7
De hecho, se ha analizado como tópicos de seguridad espacial el hecho de que otros actores no estatales y
células terroristas en particular ataquen o saboteen infraestructura, principalmente desplegada en tierra o en el
espacio como estaciones terrenas de recepción-transmisión por medios radioeléctricos o electroópticos o; el
supuesto de que intentasen secuestrar el transbordador espacial o una de las naves de empresas privadas que
para el turismo espacial se están desarrollando para por ejemplo atacar satélites o la propia EEI o; hackear e
interferir las transmisiones de satélites de telecomunicaciones como ha pasado con los tigres tamiles de Sri
Lanka o el Falung Gong de China. Para cuestiones acerca de la relación entre la seguridad espacial y los
actores no estatales ver: Lewis, Jefrey; The role of non-state actors in outer space security; en “Building the
architecture for sustainable Space Security-Conference Report”; United Nations Institute for Disarment
Research (UNIDIR), Ginebra y Nueva York, 2006; pp. 31-38

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Los conflictos modernos tienen como telón de fondo la tierra, el mar, el espacio
aéreo que aunado al espacio exterior conforman las cuatro dimensiones del moderno campo
de batalla8 en donde el ciberespacio cada vez cobra mayor importancia como una
dimensión más del conflicto. De este modo, dejando claro que la región aeroespacial, en
este caso la norteamericana, que por contar con los EUA es de proyección global, se
encuentra conformada por los espacios aéreos de Canadá, México y los EUA. Por lo menos
la franja del espacio exterior próximo a la tierra y que debido a sus aplicaciones duales, las
particularidades de los usos y utilidades en ciencia y tecnología conlleva que las cuestiones
de seguridad se tornen más delicadas.
De este modo, un buen punto de partida para comprender la seguridad
(aero)espacial implica el tener una definición la cual podría comenzar con: el acceso
sustentable y sin riesgo a su uso, así como, la ausencia de amenazas desde el aeroespacio.
Además no sólo se limitaría a ponderar las amenazas militares, existen otras, tantas o más
importantes, como las ambientales, comerciales, y de carácter civil o legal.
Por lo tanto, en el plano político y militar (es decir en el estratégico) la SAE es un
factor importante dado que la defensa del aire y del espacio resulta clave para garantizar la
estabilidad estratégica y prevenir adversarios potenciales contra la apertura de un conflicto
armado de ahí que la defensa aeroespacial sea una cuestión de primer orden tanto para los
estados como para las sociedades.
Ahora bien y dicho lo anterior, una de las principales amenazas del espacio exterior
es la gran cantidad de desechos y basura en el espacio exterior, producto de satélites que se
destruyen y que pueden colisionar9 en cualquier momento, el vacío legal que prevalece
sobre el armamentismo convencional y su probable despliegue en el espacio, el auge y
dominio de los programas espaciales civiles realizados por potencias mundiales y el apoyo
espacial para operaciones militares terrestres son algunas de las actuales amenazas a la
seguridad espacial que encaran los países. De igual forma, el proteccionismo comercial en
el sector aeronáutico, las crisis financieras que impactan a las líneas aéreas, el uso de vuelos
comerciales para actos terroristas y el constante aumento de medidas de seguridad en los
aeropuertos son parte del mismo fenómeno o guardan una relación con: la seguridad
aeroespacial que en el titulo del presente trabajo y a lo largo del mismo (esperando no
desconcertar al lector) se ha de manera intencionada y provocativa divido entre paréntesis
queriendo adelantar su naturaleza y carácter a la par de resaltar el hecho de que se centrará
el análisis en lo concerniente al espacio exterior, es decir, a la seguridad espacial en
particular y en Norteamérica en concreto, la cual desde los comienzos de la era espacial el 4
de octubre de 1957 con el mítico lanzamiento del Sputnik, ha interactuado mucho y de
manera constante tanto en el espacio aéreo como en el espacio exterior.
En este sentido y para ir concluyendo esta sección se debe señalar que es una
obviedad que de los diferentes indicadores, nociones y categorías desprendidos de los

8
Cfr; Daxue, Wang; Security in outer space: do not duplicate historical mistakes, en UNIDIR “Security in
Space: Next Generation” Conference Report 31 de marzo-1 de abril de 2008, Ginebra, pp 13-19.
9
Esta destrucción de satélites puede ser de manera accidental o intencionada como ya ha venido ocurriendo
reiteradamente con los ejercicios antisatélitales (con tecnología hit to kill) chino de 2007 y estadounidense del
2008 en demostraciones soberanas de tecnología y poder con nefastas consecuencias para el medioambiente
espacial así como también la paz y la seguridad internacionales. Y en febrero del 2009 nuevamente
colisionaron satélites en esta ocasión un estadounidense Iridium y el Cosmos 33 de la Federación Rusa en la
órbita baja terrestre encima del norte de Siberia resultando en aproximadamente 700 piezas más de escombros
espaciales.

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documentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) como la Conferencia sobre
Desarme (CD), la Comisión de Naciones Unidas para el Uso pacífico del Espacio
Ultraterrestre (COPUOS por sus siglas en inglés) o la UNOSA (por sus siglas en inglés
United Nations Office for Outer Space Affairs) y los trabajos del grupo PAROS (por sus
siglas en inglés Preventing Arms Race in Outer Space), así como de otros mecanismos y
convenios de carácter universal vienen a ser la fuente primaria de donde se abrevaría para
conformar una definición común para todos los actores con capacidades (aero)espaciales
para lo cual se han de crear consensos. En este sentido, la propuesta de la organización
canadiense Space Security ha condensado de manera magistral diferentes indicadores para
año con año entregar el índice de seguridad espacial. Estos indicadores vistos en su
conjunto arrojan luz sobre el estado de la seguridad espacial entre los que se destacan y
explican los siguientes:
• El aspecto ambiental del espacio.
• Leyes de seguridad espacial, doctrinas y políticas.
• Soporte espacial a operaciones militares terrestres.
• Protección de sistemas satelitales.
• Negación y/o incapacitación.
• Comercio espacial
En cuanto a la cuestión medioambiental del espacio exterior se puede decir que es
una de las más acuciantes y que más riesgo encarna ya que desde el principio de la era
espacial en octubre de 1957 hasta 2007 ha habido 4,457 lanzamientos espaciales en la
actualidad se encuentran 660 satélites operativos lo que representa el 5% de los
aproximadamente 12,500 objetos rastreados de 10 centímetros o mayores, se habla de 300
mil objetos de entre 1 y 10 centímetros aunado a varios millones de restos en el rango
milimétrico. El número de objetos en órbita terrestre ha aumentado de manera constante y
debido a su extrema velocidad la basura sideral pone en riesgo los bienes espaciales 10 ya
que en cualquier momento pueden colisionar entre sí provocando una reacción en cadena
de catastróficas consecuencias para los activos que ahí se encuentran calculando que se
podría dejar inutilizable por un siglo el espacio exterior de hecho un día sin él sería un
desastre. Aquí la noción de space situational awareness (SSA) que en su sentido más
básico es la conciencia de la situación espacial o dicho de otro modo es la capacidad de
conocer no sólo la información en bruto de lo que está sucediendo en el espacio, sino
también cómo afecta el uso del mismo. De lo anterior, se infiere que el tener conciencia de
la cambiante situación que ahí se gesta es una cuestión de una sensibilidad crítica ya que el
monitorear el espacio para poder abortar catástrofes es una cuestión de primer orden muy
sensible y por ende se reserva mucha opacidad.
Me parece que aquí es pertinente señalar el hecho de que la tierra se expone al
peligro de colisionar con uno de los casi 7,000 objetos espaciales que avanzan actualmente
en su dirección, consta en un informe presentado por Boris Shústov, director del Instituto
de Astronomía anexo a la Academia de Ciencias de Rusia. Entre los 6,960 objetos
potencialmente peligrosos que se aproximan a nuestro planeta se encuentran 6,070
asteroides de 100 metros de diámetro. Representan el 87,2% del total y, por consiguiente,
constituyen la mayor amenaza. Les siguen 806 asteroides (11,6%) cuyo diámetro ronda mil
metros. Los cometas son apenas 84 (1,2%). Conscientes del peligro que estos objetos
10
Cfr; Brachet Gerard; “Long-term sustainability of space activities”; en UNIDIR “Security in Space: Next
Generation”; Op. Cita; pp. 121-126

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implican para la humanidad, científicos de Europa, Norteamérica y Rusia preparan varias
misiones de investigación, entre ellas, la canadiense NEOSSat, prevista para 2011, y la
alemana Asteroid Finder, que se pondrá en marcha en 2012. El informe de Shústov señala
que los humanos no tienen al día de hoy recursos específicos para contrarrestar objetos
espaciales potencialmente peligrosos. De momento, sólo se barajan diversos conceptos.
(Kosirev, 2010: Ria Novosti)
De hecho, se ha analizado como tópicos de seguridad espacial el hecho de que otros
actores no estatales y células terroristas en particular ataquen o saboteen infraestructura,
principalmente desplegada en tierra o en el espacio como estaciones terrenas de recepción-
transmisión por medios radioeléctricos o electroópticos o; el supuesto de que intentasen
secuestrar el transbordador espacial o una de las naves de empresas privadas que para el
turismo espacial se están desarrollando para por ejemplo atacar satélites o la propia EEI o;
hackear e interferir las transmisiones de satélites de telecomunicaciones como ha pasado
con los tigres tamiles de Sri Lanka o el Falung Gong de China. Para cuestiones acerca de la
relación entre la seguridad espacial y los actores no estatales ver: (Lewis, Jefrey; 2006: 31-
38)
En lo referente a las leyes de seguridad espacial, doctrinas y políticas como ya se
señalo se creó un Régimen Espacial Internacional que ha experimentado un desarrollo
progresivo del marco jurídico que gobiernan las actividades espaciales. En la actualidad
existen cinco tratados espaciales en vigor, empero, no existe ningún instrumento
jurídicamente vinculante que prohíba el uso y despliegue de armas en el espacio exterior.
De este modo, la ecuación desarme-armamentismo se encuentra en constante tensión en la
eterna dicotomía cooperación-conflicto. En la actualidad existen 10 actores que cuentan con
capacidad de lanzamiento independiente. Este panorama tan diverso y plural es terreno
fértil para las contradicciones las vulnerabilidades y ventajas entre dichos actores los cuales
se imbrican con cuestiones geoestratégicas ya que por un lado, las desconfianzas y las
dobles caras sean moneda de cambio corriente y, por otro, las tecnologías espaciales
coadyuvan a la paz y la seguridad internacionales en tareas como la supervisión y
verificación de acuerdos. Doctrinas y políticas tales como el dominio total del espectro;
control y dominio dual del espacio proporcionan, como lo ha demostrado Nancy Gallagher
y que más adelante estudiaremos, inestabilidad e inseguridad a sus promotores haciendo
que los complejos militares industriales de las diferentes potencias se sientan intranquilos lo
que provoca tensión al sistema y las relaciones internacionales en su conjunto.
En lo tocante al soporte espacial para operaciones militares como ya se ha señalado
la relación con las principales fuerzas armadas del orbe es de dependencia o adicción
estratégica a los sistemas espaciales, ya que aplicaciones como la navegación,
comunicación, alerta temprana, reconocimiento, vigilancia, la denominada “imaginería”, y
la observación remota son misiones muy importantes dado que proporcionan herramientas
muy valiosas para el despliegue de operaciones en el terreno economizando las fuerza
limitando los daños colaterales brindando estabilidad. Los Estados Unidos de América
(EUA) y la Federación Rusa se encuentran en la cima en este rubro contando los EUA con
el 90% del gasto militar espacial en el mundo, en las últimas décadas países como China,
India, Israel, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido se han dotado de una importante
paquete de capacidades en este campo particularmente en el ámbito de vigilancia. La
adicción y dependencia estratégica a la herramienta espacial se encuentra más marcado en
los casos de los Estados Unidos y Rusia ya que tanto para las comunicaciones, alerta
temprana, la navegación y el posicionamiento por medio de sistemas de posicionamiento

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global como el GPS estadounidense, el GLONAS ruso, el todavía inconcluso Galileo
europeo o el Beiduo chino son herramientas indispensables para las operaciones terrestres
de las fuerzas armadas y por supuesto la reconversión de procesos militares a aplicaciones
civiles tiene un fuerte impacto económico y comercial que no hay que minimizar.
Ahora bien desde la óptica del punto anterior donde se menciona lo referente a las
políticas públicas, doctrinas nacionales y estrategias como el dominio total del espectro y el
control y uso dual del espacio lo cual inexorablemente se liga con el problema aquí tratado
de la negación al acceso, uso y explotación del (aero)espacio incluso para usos pacíficos al
término de la guerra fría se incremento la dependencia al espacio y los enfoques
cooperativos o competitivos estuvieron guiando los principales movimientos de los
programas espaciales de las grandes potencias y la paulatina “democratización” del uso del
espacio propiciaron debates de la cooperación y el conflicto en torno de este vita recurso
natural (López Salas, 2007: 200-218). Al respecto como ya señalábamos al principio de
este estudio, Nancy Gallagher de la universidad de Maryland; que ha analizado el caso de
los EUA argumentando que la mayoría de los actores espaciales parten de la percepción
de que el espacio es el terreno natural para la cooperación la cual debe ser la norma, para
contener por ejemplo el grave problema ya tratado del aumento de la basura espacial, del
tráfico y los recursos para alcanzar a través de herramientas informales, tales como códigos
de conducta objetivos compartidos. Por otra parte, una importante minoría de actores
espaciales piensan que el espacio es el ambiente propicio para la competencia en donde el
aseguramiento de los bienes e infraestructura espacial debe de ser lograda por medio del
dominio del medio. La pregunta obvia es ¿Cuál de éstos dos enfoques proveerá la mejor
ruta hacia la seguridad (aero)espacial? Una metodología propuesta para tal empresa es
examinar los resultados logrados por la minoría que busca la dominación espacial ¿cuál
será el costo y los medios que están dispuestos a pagar aquéllos que buscan tal fin? En
principio, pues vastas sumas de dinero aspiradas por un barril sin fondo para desarrollar las
capacidades que les permitiese el dominio (aero)espacial. Lamentablemente para su causa
ninguna esta siquiera cerca de lograr tal objetivo. Se han realizado avances incrementales
en las tecnologías actualmente disponibles sin embargo, ninguno ha logrado alcanzar una
innovación disruptiva en tecnología aeroespacial. El verdadero progreso siguiendo a
nuestra autora ha sido en términos de intencionalidad política socavando el potencial
cooperativo en la cuestión (aero)espacial. ( Nancy Gallagher; 2008: 135-142).
Lo anterior nos lleva a una segunda pregunta ¿Si a pesar de los resultados éstos
actores espaciales se empecinarían en conseguir el dominio (aero)espacial, tendrán el
potencial para lograrlo y por tanto alcanzar la seguridad (aero)espacial? Lo anterior no
parece ser el caso. Maniobrando por mantener la libertad de acción en el espacio incólume,
se ataca de manera frontal la protección política y legal de los bienes e infraestructura
espacial. Lo anterior genera un serio problema de negación e incapacitación para con otros
actores en la arena (aero)espacial. El resultado sería un ambiente espacial en el cual seria
más peligroso y difícil operar mucho más de lo que ahora es ya de por sí difícil. La
reflexión es que el buscar el dominio del (aero)espacio por medio propios es una muy
probable y segura derrota en la seguridad (aero)espacial.
Así las cosas, las estrategias negociadas para alcanzar la seguridad (aero)espacial
que incluyan los intereses de todos aplicando expectativas comunes y reglas a todos los
actores. De esta manera, las cuestiones claves son la protección del ambiente operativo
particularmente lo que concierne a la chatarra espacial dada la diversificación y
proliferación de actores y tecnologías (aero)espaciales concentrándose no en las segundas

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sino en los comportamientos de los primeros teniendo códigos de conducta o tratados claros
y acordes a la coyuntura actual. En orden de reducir el miedo y la desconfianza se debe
respaldar políticamente a la cooperación internacional y la transparencia de los sectores
militares, civiles y comerciales los cuales ya se están fusionando haciéndolos
indistinguibles por lo que es una tarea urgente y el COPUOS esta llamado a ser uno de los
foros centrales del debate.
Ahora bien y en lo concerniente a la protección de sistemas espaciales es obvio que
la capacidad para prevenir, resistir y sobreponerse de ataques contra activos situados tanto
en el espacio exterior como en la tierra es una cuestión que se torna vital, nuevamente los
EUA y la Federación Rusa se encuentran a la vanguardia para detectar lanzamientos de
cohetes siendo los estadounidenses los que se encuentran en la cima de su desarrollo de
tecnologías para la detección de ataques directos contra satélites. Por otra parte, pero ligado
a lo anterior la protección de las redes de comunicación es escasa así como la protección a
estaciones satelitales terrestres por lo que pueden ser blancos de ataques, sabotaje o actos
terroristas a escala doméstica e internacional como ya se ha señalado.
Ahora bien y en lo concerniente a la protección de sistemas espaciales es obvio que
la capacidad para prevenir, resistir y sobreponerse de ataques contra activos situados tanto
en el espacio exterior como en la tierra es una cuestión que se torna vital, nuevamente los
EUA y la Federación Rusa se encuentran a la vanguardia para detectar lanzamientos de
cohetes siendo los estadounidenses los que se encuentran en la cima de su desarrollo de
tecnologías para la detección de ataques directos contra satélites. Por otra parte, pero ligado
a lo anterior la protección de las redes de comunicación es escasa así como la protección a
estaciones satelitales terrestres por lo que pueden ser blancos de ataques, sabotaje o actos
terroristas a escala doméstica e internacional como ya se ha señalado.
Ahora bien aquí el derecho internacional tiene mucho que aportar ya que el
denominado derecho espacial ultratrerrestre, cósmico jugará un papel trascendental ya que
parece que ya comienzan a gestarse los consensos en lo referente a reconocer que el
problema radica, al entender de Ben Baseley-Walker de la Secure World Foundation, en
tratar de encontrar paralelismos entre el derecho espacial y el derecho no espacial con
respecto a la guerra. En primer lugar no existe legalmente el concepto de guerra en el
espacio y en segundo lugar no hay una definición de territorio en el espacio así que no se
sabe cuando fue “ocupado”, dado que una definición del espacio exterior lo señala como el
continente de lo contenido. En este sentido, Massami Onoda examina de manera
innovadora los paralelismos entre el derecho cósmico y el derecho medioambiental con el
afán de encontrar puntos de referencia para el derecho sideral. El análisis es realizado en
términos de enfoque, principios y procedimientos. El principal paralelismo surge del hecho
de que el espacio exterior y el medio ambiente ambos son tópicos internacionales que
tienen al largo plazo efectos potenciales que alcanzan tanto al mundo desarrollado como al
mundo en desarrollo. En segundo término los mismos principios se aplican a ambos medios
internacionales. El derecho consuetudinario convencional afirma que los países pueden
hacer lo que gusten con sus estados siempre y cuando no afecten negativamente a sus
vecinos. El derecho medioambiental afirma que los estados tienen la obligación de
proteger al medio ambiente de amenazas así como contribuir a su monitoreo en aíre y
tierra. Los procedimientos detrás del derecho medioambiental a escala internacional están
basados en métodos de verificación y supervisión: fotografía, vigilancia y monitoreo
geológico. El monitoreo es clave para detectar las conductas negativas de los estados y para
la transparencia internacional una regulación conductual ha probado ser más efectiva que

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las sanciones coercitivas. El control de armamentos se ha derramado en el derecho
medioambiental ahora es tiempo de que el modelo medio ambiental se derrame sobre el
derecho cósmico en donde la clave será encontrar el mejor modelo institucional y las
tecnologías optimas para monitorear y administrar la seguridad espacial (Massami Onoda,
2009: 16).
Tanto los trabajos Onoda, Walker entre otros que se han realizado en el seno del
United Nation Institute for Diasrment Reaserch (UNIDIR) uno de los principales foros de
discusión que vincula a diferentes sectores de la sociedad internacional insertándose en una
discusión amplia y vasta para tratar de alcanzar la meta de impedir una carrera
armamentista en el espacio e incluso vínculandolas con otras obligaciones internacionales
por ejemplo en lo referente a la Seguridad Nuclear al poner por encima principios como la
herencia común de la humanidad y seguridad común en el espacio ultraterrestre en el
contexto del Derecho Internacional Público. (Wolter Dotlev; 2006; 200-205). De este
mismo modo y en consonancia con lo anterior el rol de la transparencia y las medidas de
construcción de confianza (TCBM`s por sus siglas en ingles) que encuentran sus ejes
rectores, objetivos e implementación en la resolución de la Asamblea General de la ONU
43/78H y en el reporte de 1993 del Grupo de Expertos Gubernamentales en la Aplicación
de Medida para la Construcción de Confianza en el Espacio Ultraterrestre y que de acuerdo
con Andrey Makarov las TCBM vienen a representar una parte integral del Régimen
Espacial de la Seguridad Internacional, la prevención de conflictos armados y el progreso
en el campo del desarme reconociendo que a pesar de su inmenso aporte en la búsqueda de
la seguridad (aero)espacial no pueden ser substituto de las comprensibles obligaciones
legales sobre la prevención de una carrera armamentista en el espacio exterior. La TCBM´s
pueden jugar un rol independiente para brindar seguridad (aero)espacial y se mantienen
como parte integral de los mecanismos de control en el espacio exterior de un tratado que
prohíba el despliegue de armas en el espacio exterior. En el desarrollo de las TCBM´s se
debe de tomar en consideración la necesidad de reforzar la confianza internacional y
proteger los intereses de la seguridad nacional teniendo presente las diferentes capacidades
espaciales de los estados y las medidas deben de ser claras para todos y factibles.
El entender de los especialistas hay cuatro categorías de cosas que amenazan el uso
seguro, sostenido y sustentable del espacio exterior “el primero es el despliegue de armas
en el espacio que conlleva armas ofensivas terrestres, defensa antibalística y sistemas
antisatelitales (ASAT por sus siglas en inglés), la segunda son las armas ASAT que
incluyen aquéllas armas que interfieren o ponen en riesgo satélites sin importar si estas
armas son desplegadas en tierra o en el espacio. Estas dos categorías son muy provocativas
y requieren especial atención. La tercera categoría compuesta por tecnologías de usos
duales y capacidades latentes son sistemas desarrollados para tareas pacíficas o defensivas
pudiendo funcionar cualquiera de ellas como de base espacial o arma ASAT. Satélites
inspectores y satélites defensores son ejemplos de esta categoría y por último hay más cosas
que no son armas del todo, pero pudiesen incrementar tensiones y hacer más costoso y
difícil el uso del espacio exterior lo que incluye interferencia natural o intencionada y las
lagunas legales en el régimen internacional del espacio exterior. Ejemplos de esta categoría
incluyen interferencia en satélites, generación de basura espacial y dejar satélites
inservibles en órbitas en ves de enviarlas órbitas cementerio” (Grego, Laura; 2006: 67-72)
Negación y/o incapacitación hace referencia a que los sistemas espaciales pueden
ser negados o incapacitados temporal o permanentemente mediante engaños, disrupción,
degradación y destrucción por armas explosivas, electrónicas, cinéticas o de energía directa.

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Aquí los ya mencionados usos duales se tornan altamente críticos ya que en cualquier
momento pueden convertir cualquier uso o aplicación en el caballo de Troya ya que en el
caso de los satélites artificiales para fines civiles sólo con cambiar el software también
puede cambiar de aplicaciones civiles o científicos hacia fines militares y convertirse en un
arma antisatelital por ejemplo.
El hecho de que la cuestión espacial vista como una actividad industrial y
comercial más en constante crecimiento y con cada vez mayor importancia en nuestra vida
diaria debido a actividades tales como la manufacturación de bienes espaciales, los
servicios de lanzamiento, los productos y servicios del espacio aunado a los seguros de
explotación representaron un estimado de $2,100 millones de dolores (mdd) en ganancias
en 1980, multiplicándose a $97,200 mdd en 2004 y creciendo a un estimado de $145 mil
mdd en 2008. La actividad comercial también es responsable de aproximadamente un tercio
de los lanzamientos espaciales. El dinamismo de la industria se ha vinculado a la
disminución de los costos de acceso al espacio donde algunos países en desarrollo
encuentran importantes nichos de mercado como para los ya mencionados servicios de
lanzamiento. Por ejemplo, los costos de enviar un satélite a la órbita geoestacionaria se
redujo de $40 mil dólares por kilo a $26 mil dólares por kilo entre los años 1990 y 2000.
Los gobiernos continúan desempeñando un papel importante en el sector espacial comercial
a través de subsidios y controles de exportación del sector (aero)espacial11 en lo mercantil
como industria y servicio es muy sensible y cooperativa pero a la vez competitiva debido a
que los satélites requieren que se les asigne una posición orbital y una porción del espectro
de frecuencias de radio con el fin de llevar a cabo eficazmente sus funciones en la órbita y
garantizar la comunicación. La expansión de las aplicaciones de los satélites está
impulsando la demanda creciente de frecuencias de radio escasas. Del mismo modo, la
creciente demanda de espacios orbitales ha dado lugar a una mayor competencia entre los
operadores de satélites. Por otra parte la privatización del desarrollo de vehículos espaciales
11
La industria aeroespacial desglosada por lotes nos permite ver la polarización que hay ya que por ejemplo
en los casos del sector aeronáutico en torno al desarrollo y fabricación de aeronaves para el tráfico aéreo de
pasajeros civiles es ampliamente conocido los contenciosos entre Washington y Bruselas en torno a Boeing y
Airbus respectivos campeones nacionales. De hecho algunos avizoran que ambos gigantes aeronáuticos,
Airbus y Boeing, están afilando lanzas para una guerra que se calcula durará veinte años y en la que está en
juego un negocio de 2.6 mil mdd apuntando al mercado asiático con el inminente boom de China que se prevé
será espectacular. Además de la apertura económica que ha acercado sus negocios a la empresa occidental, en
el año 2020 se espera que China sea el mayor destino turístico del mundo, con 180 millones de turistas al año.
Para hacerse a una idea del potencial del mercado chino basta compararlo con el estadounidense. La flota en
el país asiático pasará de los 1,030 aviones en 2005 a los 3,900 en 2025. Dentro de veinte años se alcanzarán
los 13,590. En EUA ahora hay 7,420 aviones. También se tiene que tomar en cuenta los mercados emergentes
como Rusia, Brasil, India. Ver, Gavira, Miguel Angel; Airbus vs Boeing: el combate del siglo; en “El
financiero”, España 24 de noviembre de 2006 disponible en
http://www.eleconomista.es/empresasfinanzas/noticias/108589/11/06/Airbus-vs-Boeing-el-combate-del-
siglo.html. Revisado abril 2009. Ahora bien, en lo concerniente el uso y explotación del espacio exterior en
cuanto a sistemas satelitales se refiere que conllevan operaciones técnicas en las cuales no hay que perdernos,
el hecho es que la diplomacia espacial desplegada para las negociaciones entre el sistema satelital Galileo y el
GPS son manifestaciones del rompimiento del vasallaje que los EUA ejercía sobre Europa en sectores
económicos estratégicos muy ligados a la soberanía y seguridad nacionales por lo que tiende hacia la
geopolitización y a la tirantez de las relaciones nordatlánticas. México y Canadá también han presentado
conflictos en materia satelital por la supuesta interferencia al SATMEX 6, dada la mayor potencia de éste y
por el hecho que se encuentra en medio de dos posiciones orbitales canadienses dicho conflicto fue
solucionado bajo el auspicio de la UIT.

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para vuelos tripulados (como en el caso de los EUA) puede también ser considerado como
un tópico relacionado con la seguridad. De esta misma forma, estamos asistiendo a la
consolidación del turismo espacial, lo que viene a confirmar la cuestión espacial como una
industria más, es del conocimiento público que diversos magnates de otros sectores
industriales han desembolsado cantidades ingentes de dinero por realizar vuelos
suborbitales o llegar incluso a la EEI además existen planes para desarrollar hoteles
espaciales. No se debe dejar de señalar que en 2004 el SpaceShipOne ganador del premio
de 10 mdd Ansari X Prize por realizar dos vuelos espaciales (a más de 100 km.) con tres
tripulantes en menos 15 días marcando un hito en los vuelos espaciales tripulados privados
con un panorama bastante prometedor con mucho trabajo por hacer para brindar la
seguridad correspondiente.
Justificación:
El tema del espacio visto de manera general y particularizado sobre la seguridad, es
un tema que pese a tener más de 40 años de actividad real por parte de los Estados y la
importancia que representa en los distintos ámbitos, no sólo en cuanto a seguridad nacional,
sino en campos tan diversos como el medio ambiente, energéticos y otros; sino también en
lo que se refiere a la actividad del ser humano en el ámbito espacial y los beneficios que
aporta a la humanidad; ha sido poco estudiado y mucho menos ha tenido repercusión en
obras escritas de reciente creación. La poca literatura que hay sobre el tema hace que se
aspirar al carácter de valiosa aportación al realizar un análisis serio y sustentado con
criterios propios, sino también en el hecho de que se evita adentrarse en tecnicismos o en
un metalenguaje que dificulte el acceso de la información a aquellos interesados en el
tópico y tal vez con pocos conocimientos.
Hablar de tema de seguridad en un ámbito específico, requiere un trabajo de
investigación serio, basado en criterios metodológicos estrictos para evitar caer en la
tentación de diseminar resultados alejados de los objetivos planteados, bajo esta premisa se
puede afirmar que la coherencia debe de ser clara para fijar desde el inicio del trabajo,
durante su desarrollo a lo largo de su investigación, con el afán de fijar los retos y
oportunidades que presenta, así como; los medios con que se cuenta para su desarrollo
armónico, como se plantea sin adentrarnos en afirmaciones fantasiosas o incongruentes.
Para facilitar la lectura y la comprensión del tema el trabajo se estructura
ordenadamente, introduciendo en las generalidades (lo observable) del tema, para ir
abordando las posturas particulares e inobservables, conforme.
Principalmente el trabajo está dirigido por lo especializado del tema, a los
estudiosos de la SAE tanto a aquellos ya inmersos en el proceso de enseñanza e
investigación, como aquellos que apenas están iniciando sus estudios, al igual que a todos
aquellos que intervienen de manera directa e indirecta en la operación de organismos
públicos o privados relacionados; se piensa que un valor adicional es que por lo interesante
del tema, la actualidad que presenta, puede dirigirse al público en general como tema de
cultura general o aliciente para que se interesen en el tema aquellos que no lo conocen
El fundamento doctrinal y normativo, la actualidad del tema como se observa con la
reciente aprobación de la Ley para la creación de la Agencia Espacial Mexicana, junto con
el desconocimiento de cuales son las actividades que debe realizar que ha llevado a severas
críticas de la opinión pública, lo hacen un tema relevante digno de ser analizado por la
aportación que representa. Así como de la formulación e implementación de una política
nacional del espacio mexicana igualmente se puede considerar su valor académico ya que
la información que se maneja y el sustento legal y doctrinal en que se bas.

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Conclusiones.
Al término de la guerra fría se incrementó la dependencia al espacio y los enfoques
cooperativos o competitivos estuvieron guiando los principales movimientos de los
programas espaciales de las grandes potencias y la paulatina “democratización” del uso del
espacio propiciaron debates de la cooperación y el conflicto en torno de este vita recurso
natural (López Salas, 2007). Al respecto Nancy Gallagher de la universidad de Maryland ha
argumentado que la mayoría de los actores espaciales parten de la percepción de que el
espacio es el terreno natural para la cooperación la cual debe ser la norma, para contener el
aumento de la basura espacial, del tráfico y los recursos para alcanzar a través de
herramientas informales, tales como códigos de conducta objetivos compartido. Por otra
parte, una importante minoría de actores espaciales piensan que el espacio es el ambiente
propicio para la competencia en donde el aseguramiento de los bienes e infraestructura
espacial debe de ser lograda por medio del dominio del medio. La pregunta obvia es ¿Cuál
de éstos dos enfoques proveerá la mejor ruta hacia la seguridad (aero)espacial? Una
metodología propuesta para tal empresa es examinar los resultados logrados por la minoría
que busca la dominación espacial ¿cuál será el costo y los medios que están dispuestos a
pagar aquéllos que buscan tal fin? En principio, pues vastas sumas de dinero aspiradas por
un barril sin fondo para desarrollar las capacidades que les permitiese el dominio
(aero)espacial. Lamentablemente para su causa ninguna esta siquiera cerca de lograr tal
objetivo. Se han realizado avances incrementales en las tecnologías actualmente
disponibles sin embargo, ninguno ha logrado alcanzar una innovación disruptiva en
tecnología aeroespacial. El verdadero progreso siguiendo a nuestra autora ha sido en
términos de intencionalidad política socavando el potencial cooperativo en la cuestión
(aero)espacial.12.
Lo anterior nos lleva a una segunda pregunta ¿Si a pesar de los resultados éstos
actores espaciales se empecinarían en conseguir el dominio (aero)espacial, tendrán el
potencial para lograrlo y por tanto alcanzar la seguridad (aero)espacial? Lo anterior no
parece ser el caso. Maniobrando por mantener la libertad de acción en el espacio incólume,
se ataca de manera frontal la protección política y legal de los bienes e infraestructura
espacial. Lo anterior genera un serio problema de negación e incapacitación para con otros
actores en la arena (aero)espacial. El resultado sería un ambiente espacial en el cual seria
más peligroso y difícil operar mucho más de lo que ahora es ya de por sí difícil. La
reflexión es que el buscar el dominio del (aero)espacio por medio propios es una muy
probable y segura derrota en la seguridad (aero)espacial.
Así las cosas, las estrategias negociadas para alcanzar la seguridad (aero)espacial
que incluyan los intereses de todos aplicando expectativas comunes y reglas a todos los
actores. De esta manera, las cuestiones claves son la protección del ambiente operativo
particularmente lo que concierne a la chatarra espacial dada la diversificación y
proliferación de actores y tecnologías (aero)espaciales concentrándose no en las segundas
sino en los comportamientos de los primeros teniendo códigos de conducta o tratados claros
y acordes a la coyuntura actual. En orden de reducir el miedo y la desconfianza se debe
respaldar políticamente a la cooperación internacional y la transparencia de los sectores
militares, civiles y comerciales los cuales ya se están fusionando haciéndolos

12
Cfr; Nancy Gallagher; From space dominance to equitable rules and mutual restraint en UNIDIR;
“Security in Space: The Next Generation”; op. Cita; pp. 135-142.

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indistinguibles por lo que es una tarea urgente y el COPUOS está llamado a ser uno de los
foros centrales del debate.
Por último en Norteamérica se ha visto la asimetría en potencialidades y amenazas
para el trió compuesto por Canadá, los EUA y México siendo este último el más rezagado
por una serie de circunstancias estructurales propias de sus condiciones socioeconómicas y
sociopolíticas de país en vías de desarrollo aunado a una serie de atavismos y tabúes en
torno a nuestra relación con nuestros vecinos del norte en la cual es cierto que la prudencia
y el escepticismo deben de ser la norma en un terreno tan serio como el aquí tratado pero
sirva de ejemplo la experiencia canadiense (o de otros países del hemisferio) que han
sabido equilibrar su dispar relación con su vecino norteamericano en organismos como la
ONU o la OTAN además de participar en el NORAD ejercitando su soberanía ante el
proceso de fagocitosis de los EUA en el cual México también se encuentra compartiendo
un (aero)espacio el cual casi no conocemos baste con observar la tragedia de la industria
satelital y de la práctica inexistencia de la investigación y desarrollo aunque se insista en
presentar lo contrario. Canadá y EUA también juegan y comparten las ligas del baloncesto,
el beisbol y el hockey sobre hielo ¿podrá México algún día también jugar en el
(aero)espacio en Norteamérica? Ojala y si para cuando se presente un inesperado seamos
capaces de prevalecer y no luchar a ciegas.
Una Política Nacional en materia de Espacio para seguridad y desarrollo debe
contribuir a los objetivos nacionales de
• Seguridad
• Nacional (gabinete de seguridad)
• Alimentaria, salud, reducción de desastres naturales, protección del
medio ambiente
• Científicos
• Económicos
• Sociales
• Culturales y así como reportar los siguientes beneficios a saber:
• Base para una legislación espacial
• Planificación ordenada de actividades nacionales e internacionales
• Desarrollo por incrementos de una práctica de comportamiento
• Acciones predecibles a los niveles nacional e internacional (confianza en
socios)

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