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Esta oficina se encuentra ubicada dentro de la Jefatura de Gobierno del País, la PCM que
es la entidad que tiene como misión el promover, coordinar y articular políticas nacionales
con el sector privado, ejerciendo rectoría sobre los procesos que el Estado ejecuta, para
lograr un mejor gobierno e inclusión.
La ONDS es un área técnica que depende en forma directa del Presidente del Consejo de
Ministros-PREMIER y tiene a su cargo el seguimiento, solución y monitoreo de los
conflictos en el país. Ha desarrollado una serie de conceptos que es interesante conocer y
a continuación resumimos la información que esta Oficina pone a disposición en su
página web institucional.
El Conflicto social: se entiende como un proceso social dinámico en el que dos o más
partes interdependientes perciben que sus intereses se contraponen (metas
incompatibles, escasez de recursos e interferencia de la otra parte para la consecución de
sus metas u objetivos), adoptando acciones que pueden constituir una amenaza a la
gobernabilidad y/o el orden público, y para cuya resolución, se requiere la intervención
del estado en calidad de mediador, negociador o garante de derechos.
Es posible establecer una secuencia que comienza en las diferencias y evolucionan hacia
la controversia y, finalmente, el conflicto, aunque desde luego ese no es el camino que
siguen todos los casos. Algunos pueden arreglarse en sus inicios, sin llegar a convertirse
en conflictos; otros pueden no visibilizarse mucho y pasar casi inadvertidos en sus etapas
iniciales. Para la ONDS, es esencial poder detectar las diferencias y controversias como
parte de su trabajo de prevención.
a) Por el tipo de demanda que reclaman los actores sociales (económica, productiva,
social, cultural, ambiental); en cuya resolución se compromete la participación de una o
más de las autoridades del Ejecutivo o de las instituciones públicas;
b) Por su pertenencia a una actividad productiva; en cuyo caso, su resolución
corresponde a uno o más sectores del Ejecutivo o de los niveles de gobierno;
c) Por la afectación a los derechos de los actores sociales y al medio ambiente;
d) Por las disputas entre pueblos o regiones por recursos, definición de límites; o por
disputas en la gestión de Gobierno Local o Regional.
o Minería: Conflictos ligados a la presencia de actividad minera en una zona (ya sea
por el impacto de dicha actividad o por el incumplimiento de acuerdos o
insatisfacción de la comunidad afectada).
o Energéticos: En torno a actividades de producción de energía, en los últimos
años principalmente hidroeléctrica, debido a los posibles impactos de dichos
proyectos.
o Hídricos: Se desencadenan en torno al uso y distribución del agua para riego y/o
consumo doméstico.
Estos conflictos son fruto de un complejo conjunto de causas, entre las que se pueden
mencionar los temores de la población ante los posibles impactos negativos de la minería
y los hidrocarburos; las acciones de las empresas, el comportamiento de algunos de sus
funcionarios, la débil fiscalización en materia ambiental, entre otras. En un marco en
donde la presencia del Estado y los principales partidos es débil y ciertos grupos políticos
con agenda propia intentan capitalizar el descontento y las legítimas demandas de la
población, el estallido de conflictos ha ido en avance gradual, volviéndose en ciertos
períodos, incontenible.
El Estado ha respondido a estos estallidos con medidas urgentes, que incluían la
negociación y, en ciertos casos, la represión cuando las protestas se han convertido en
una amenaza para el orden público y la gobernabilidad. En su inmensa mayoría, éstas
han sido medidas reactivas y puntuales destinadas a mitigar la crisis. En este contexto, si
bien la conflictividad podía declinar temporalmente, el resurgimiento de tensiones ha sido
recurrente y las respuestas por parte de los operadores políticos ha sido la misma, con lo
cual de hecho se conformaba una suerte de “círculo vicioso” del cual ha sido difícil
escapar.
Si bien las distintas administraciones estatales que se han sucedido en estos años han
captado la importancia de tratar los conflictos, estableciendo algunas medidas que lleven
a su tratamiento y gestión, las respuestas han estado orientadas a “poner paños fríos” a la
situación, avanzando muy poco en políticas integrales formuladas expresamente para la
prevención.
En un país donde las capacidades estatales para gestionar los conflictos están en
construcción, lo más adecuado es abordarlos en etapas preliminares, cuando las
posibilidades de controlarlos y, sobre todo, de resolverlos pacíficamente son más altas y
seguras.
Se debe precisar que la prevención no es una ciencia exacta y por tanto es difícil “predecir
con exactitud”, debido a la complejidad del “objeto” (seres humanos), pero es posible
establecer un rango de probabilidades que permita tomar decisiones oportunas para el
tratamiento de situaciones conflictivas.
Una de las actividades de esta fase ha sido la organización de un primer taller con
representantes de cada sector de gobierno9, espacio en el cual se identificó la necesidad
de seguir fortaleciendo (y creando) oficinas o unidades de gestión de conflictos en cada
sector. Asimismo, se consideró crucial un trabajo consensuado para ir definiendo los
procedimientos para la respuesta y el manejo de conflictos.
Otro nivel de información, estará conformado por los registros provenientes de los
gobiernos locales y regionales, los sectores del gobierno nacional, las organizaciones de
la sociedad civil, Defensoría del Pueblo, medios de comunicación, entre otras (ver
diagrama).
Una vez recibida la información proveniente de estas redes, la ONDS se encargará de dar
diversos reportes, los cuales serán remitidos a los sectores y niveles de gobierno de
acuerdo a su competencia e interés.
1) reportes diarios, que brindarán información de manera resumida del detalle de las
diferencias, controversias y conflictos, clasificadas por orden de prioridad (Rojo, Ámbar y
Verde) en un determinado ámbito territorial;
Las herramientas para la identificación de las zonas de riesgo son los instrumentos
usados frecuentemente por las ciencias sociales y políticas como: los mapeos de actores,
matrices de escenarios prospectivos, los mapas geo-referenciales, de vulnerabilidad
ambiental, los análisis de redes sociales, diagramas de flujo, etnografías, mapas
mentales, entre otros. Una herramienta fundamental para esta tarea será el ya
mencionado catálogo de metadatos especializado, que almacenará información espacial y
documental de las acciones que los diferentes sectores de gobierno desarrollan en
distintas regiones del país (proyectos, programas, estudios, monitoreos ambientales, entre
otros).