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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS

DE LA JUSTIFICACIÓN EPISTÉMIC.A

VOLUMEN!
TEORÍAS DE LAJUSTIFICACIÓN
EN LA EPISTEMOLOGÍA AI\TALÍTICA

Compilación y textos introductorios:


Claudia Lorena García,
Ángeles Eraña y Patricia King Dávalos

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉ,XICO


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN FILOSOFÍA
Colección: FILOSOFÍA CONTEMPORANEA
Serie: ANTOLOGÍAS MÉXICO 2013
BD212
T46
Teorías contemporáneas de la justificación epistémica / com-
pilación y textos introductorios: Claudia Lorena García,
Angeles Eraii.a y Patricia King Dávalos. -México: UNAM, INTRODUCCIÓN GENERAL
Instituto de Investigaciones Filosóficas : Programa de
Maestría y Doctorado en Filosofía, 2013.
CLAUDIA LORENA GARCL!\
474 p.- (Colección Filosofía Contemporánea. Serie An-
tologías)
Contenido: v.l. Teorías de la justificación en la epistemo-
logía analítica Esta antología, cuya publicación hemos concebido en dos vo-
ISBN 978-607-02-3614-3
lúmenes, reúne ensayos representativos de las corrientes filo-
sóficas más sobresalientes en el ámbito de las teorías de la jus-
l. Justificación (Teoría del conocimiento). l. García, Clau-
dia Lorena, comp. II. Eraii.a, Angeles, comp. III. King Dáva- tificación epistémica de la segunda rnitad del siglo XX. El eje
los, Patricia, comp. IV. Ser. en torno al cual gira la mayoría de estos ensayos es la pregunta
sobre la mejor manera de entender el concepto de justificación
epistémica, es decir, el concepto normativo central del análisis
Cuidado de la edición: tripartito del conocüniento y, por ende, uno de los más impor-
Laura E. Manríquez
tantes de la episte1nología. Desde el Teeteto de Platón, el cono-
Composición y formación tipográfica: cirniento se ha equiparado con la creencia verdadera justifica-
J. Alberto Barraii.ón C. y Leonardo Castillo Me di na
da. Esto se conoce como "análisis tripartito del conocimiento";
Agradecemos al Posgrado en Filosofia de la Ciencia de la UNAM el apoyo
financiero otorgado para la traducción de los textos incluidos en esta
según este análisis, afirmaciones de la forma "S sabe que p"
antología. (donde "S" refiere a un sujeto y "p" a una proposición) son
DR © 2013 Universidad Nacional Autónoma de México analizables, por lo menos parcialmente, de la siguiente mane-
Primera edición: 15 de febrero de 2013. ra: S sabe que p sólo si (1) "p" es verdadera; (2) S cree que p; y
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio (3) S está episternológicamente justificado en creer que p. 1
sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales. Los ensayos contenidos en esta antología no sólo tocan la
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS justificación epistémica, sino también otros temas fundamen-
Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, tales que competen a la teoría del conocilniento: el papel que
C.P. 04510, México, Distrito Federal la verdad debe o no desernpeñar en la epistemología; la exis-
Tels.: 5622 7437 y 5622 7504; fax: 5665 4991
tencia o no de criterios que todo epistemólogo debe aceptar al
Correo electrónico: libros@filosoficas.unam.mx
Página web: http://www.filosoficas.unam.mx construir una explicación filosófica de conceptos epistémicos
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN FILOSOFÍA 1 Edmund Gettier escribió, en 1963, un ensayo titulado "Is Justified True
Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, Belief Knowledge?", en el cual argumenta que estas tres condiciones no son
C.P. 04510, México, Distrito Federal suficientes para la verdad de afirmaciones de la forma "S sabe que p". Re-
Tel.: 5622 1820 cientemente, algunos filósofos han negado que el concepto de conocimiento
Todos los derechos reservados se pueda analizar en términos de la noción de justificación, y sostienen, en
Impreso y hecho en México consecuencia, que en epistemología esta noción no tiene la importancia que
la mayoría de los epistemólogos le atribuyen. Véase, por ejemplo, la introduc-
ISBN 978-607-02-3614-3
ción del libro de Timothy Williamson, Knowledge and Its Lirnits (2000).
¿puEDE EL CONOCIMIENTO EMPÍRICO
TENER UN FUNDAMENTO?

LAURENCE BüNJOUR

La idea de que el conocirniento ernpírico tiene, y debe tener,


un fundamento ha sido un principio común de la mayoría de
los epistemólogos tanto en el pasado como en el presente. Han
existido, como se verá más adelante, muchas variantes signifi-
cativamente diferentes de esta idea. Pero el cornún denomina-
dor entre ellas, la tesis central del fundacionismo epistemoló-
gico como lo entenderé aquí, es la afirmación de que ciertas
creencias empíricas poseen un grado de justificación episté-
mica o respaldo que no depende, ni inferencialmente ni de
otra manera, de la justificación de otras creencias empíricas,
ya que, más bien, es inmediato o intrínseco. Son estas creen-
cias no inferencialmente justificadas -los motores inmóviles (o
que se mueven a sí mismos) del reino epistémico, como Chis-
holm las ha llamado- 1 las que constituyen el fundamento so-
bre el cual supuestamente descansa el resto del conocimiento
empírico.
En los últimos años, las perspectivás fundacionistas más co-
nocidas han sido blanco de un ;:ttaque continuo y severo. Pero
este ataque rara vez se ha dirigido directamente contra la pro-
pia tesis central del fundacionismo, y con rapidez han surgido
nuevas versiones del mismo, a rnenudo propuestas por anti-
guos críticos. Por lo tanto, el fundacionismo se ha convertido
en una hidra filosófica, difícil de enfrentar y aparentemente
irnposible de matar. Los propósitos de este trabajo son, en pri-
mer lugar, distinguir y aclarar las principales variantes dialéc-
ticas del fundacionismo, considerándolas como respuestas a
un problema fundamental que es, al1nisrno tiempo, la motiva-
ción principal y el obstáculo primordial del fundacionismo; en
1
Chisholm 1966, p. 30.
82 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 83

segundo lugar, como consecuencia de esta discusión ofreceré principal base y apoyo argumentativo, un exa1nen cuidadoso
razones esque1náticas que ponen en duda si cualquier versión de éste también constituirá una exploración de la propia po-
del fundacionismo es finalmente aceptable. sición fundacionista. Las principales variantes dialécticas del
La principal razón de la impresionante durabilidad del fun- fundacionismo pueden entenderse mejor como intentos que
dacionisnlo no es alguna verosimilitud abru1nadora de la prin- difieren al resolver el problema del regreso, y la o~jeción 1nás
cipal tesis fundacionista en sí misn1a, sino más bien la exis- básica al enfoque fundacionista es que es incierto que cualquie-
tencia de un argumento aparenten1ente decisivo que parece ra de estos intentos pueda tener éxito. (En este texto me ocu-
descartar todas las alternativas no escépticas al fundacionis- paré del argumento del regreso episté1nico y del problema del
mo, con lo cual se muestra que alguna versión del fundacio- regreso epistémico sólo en lo que concierne al conocüniento
nismo debe ser verdadera (si se asu1ne que el escepticis1no es empírico. Es obvio que surja también un problema análogo
falso). En un planteamiento reciente de Quinton, este argumen- para el conocilniento a j1riori, pero en este caso parece proba-
to se fonnula así:
ble que el argumento tome un curso diferente. En particular,
un enfoque fundacionista podría ser inevitable en una explica-
Si cualquier creencia ha de estar de alguna manera justificada,
[... ] tiene que haber algunas creencias terminales que no de han
ción del conocimiento a priori.)
su[ ... ] credibilidad a otras. Para que una creencia esté justificada
no es suficiente que se la acepte, y mucho menos que simplemen- I
te se la considere: tiene que haber también una buena razón para
que se la acepte. Además, para que una creencia inferencia! esté El problema del regreso epistémico surge directamente de la
justificada, las creencias que la apoyan tienen ellas mismas que concepción tradicional del conocimiento como una creencia
estar justificadas. Por lo tanto, tiene que haber una especie de verdadera adecuadamente justificada 3 -se considere esto como
creencia que no deba su justificación al apoyo que otras le den. una definición completamente adecuada del conocimiento o,
A menos que esto sea el caso, ninguna creencia estaría justifica-
a la luz de los aparentes contraejemplos que Gettier descu-
da en lo absoluto, pues justificar cualquier creencia requeriría la
justificación precedente de una serie infinita de creencias. Las
creencias [... ] terminales que se necesitan para poner fin al re- 3 "Adecuadamente justificada" porque una creencia podría estar justifica-

greso de la justificación no tienen que ser por necesidad estricta- da hasta cierto punto sin estar lo suficientemente justificada para que valga
mente autoevidentes en el sentido de que éstas de alguna manera como conocimiento (si es verdadera). Pero no queda muy claro exactamente
se justifiquen a sí mismas. Todo lo que se requiere es que no de- cuánta justificación se necesita para la adecuación. Prácticamente todos los
episte~ólogos recientes están ele acuerdo en que la certeza no es necesaria.
ban su justificación a ninguna otra creencia. 2
Pero la paradoja de la lotería muestra que no se puede entender la adecuación
simplemente en términos ele algún nivel específico de probabilidad. (Para una
Llamaré a este argumento el argumento del regreso ej1istémico, y al explicación útil de la paradoja de la lotería, véase Ackermann 1972, pp. 39-
proble1na que lo genera, el j1roblema del regreso epistémico. Como 50.) Armstrong, en Belief, Truth and Knowledge (1973) argumenta que lo que
éste es el argumento que proporciona al fundacionismo su hace falta es que nuestras razones para la creencia sean "concluyentes", pero
el significado exacto de esto no es muy claro. En última instancia, puede ser
2
Quinton 1973, p. 119. Éste es un argumento extremadamente venerable, que el concepto de conocimiento sea simplemente demasiado rudimentario
que ha desempei'i.ado un papel central en la discusión epistemológica por lo para una discusión epistemológica refinada, y entonces en su lugar podría ser
menos desde que Aristóteles lo planteó en Analz'ticos segundos, libro I, capí- necesario hablar de grados de creencia y grados correspondientes de justifica-
tulos 2-3. (Algunos han descubierto una anticipación del argumento en el ción. Supondré (quizá esto sea polémico) que la solución apropiada para este
Teeteto, 209e-210b, pero la preocupación de Platón en ese pasaje parece ser problema no afectará los temas que se discuten aquí, y hablaré meramente ele
que la definición del conocimiento propuesta es circular, y no que conduce a las razones o la justificación que convierten la creencia en muy jnobablemente
un regreso dejustificación infinito.) verdadera, sin tratar de decir exactamente lo que esto significa.
84 LAURENCE BONJOUR CONOCii\IIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 85

brió, 4 siinplernente con1o una condición necesaria más no sufi- la creencia. 6 Parece claro que rnuchas creencias lo suficiente-
ciente-. (Asurniré, de principio a fin, que los elernentos de la rnente justificadas para satisfacer el criterio de justificación del
concepción tradicional son por lo rnenos necesarios para el conocimiento dependen, para su justificación, de inferencias
conocin1iento.) Ahora bien, la forma rnás natural de justifi- que no han sido explícitarnente formuladas y que, de hecho, no
car una creencia es produciendo un argurnento justificador: podrían fonnularse sin aplicarse a fondo en la reflexión (por
la creencia A está justificada al citar alguna otra creencia B ejernplo, rni creencia actual de que ésta es la misma hoja de
(tal vez conjuntiva), a partir de la cual A se puede inferir de papel sobre la que estaba escribiendo ayer). 7
una manera aceptable y que, por lo tanto, se ofrece como una Asurnarnos entonces que la creencia A está (supuestarnente)
razón para aceptar A. 5 Llamemos a esto justificación inferencia[. justificada a través de la inferencia, y entonces surge la pregun-
Está claro, como Quinton lo señala en el pasaje citado pági- ta de cómo la creencia-premisa justificadora B está justificada.
nas antes, que para que A esté genuinamente justificada en Aquí nuevarnente la respuesta puede darse en ténninos infe-
virtud de dicho argumento justificador, B misma debe estar renciales: B puede estar (supuestarnente) justificada en virtud
justificada de algún modo; el sünple hecho de que pueda in- de que puede inferirse de alguna otra creencia C. ~ero, enton-
ferirse a partir de una suposición o presentüniento sin funda- ces, se plantea la misma pregunta sobre la justificación de e,
mento, por ejernplo, no le concedería una justificación genui- y así sucesivamente, lo cual arnenaza con un regreso al infini-
na a A. to y aparenternente vicioso de la justificación epistérnica. Cada
Debo seíi.alar brevernente dos asuntos más sobre la justifica- creencia está justificada solarnente si una creencia epistémica-
ción inferencia!, como la entiendo aquí. Primero, no se tiene mente previa está justificada, y esa creencia epistémicamente
que haber llegado a la creencia en cuestión como resultado de previa está justificada solarnente si una creencia todavía previa
una inferencia para que esté justificada inferencialrnente. Esto está justificada, etc., con el resultado patente de que la justi-
es obvio, ya que una creencia a la que se llegue de algún otro ficación nunca puede cmnenzar -y, por lo tanto, que no hay
nwdo (por ejernplo, cmno resultado de un pensamiento de- justificación ni conocimiento-. Lo que el fundacionismo recla-
siderativo) puede posterionnente llegar a sostenerse solarnen- ma es que sólo adoptando alguna versión del fundacionismo
te porque ahora se considera justificable inferenciahnente. Se- se puede evitar esta consecuencia escéptica.
gundo, y rnenos obvio, una persona para quien una creencia Prima jácie, parece que sólo existen cuatro posibilidades bási-
está justificada inferencialmente no necesita haber formulado cas en relación con el resultado final de este regreso potencial
explícitan1ente a otros ni siquiera a sí misrna el argumento jus- de la justificación epistérnica: (i) el regreso puede detenerse
tificador en cuestión. Es suficiente con que la inferencia esté con creencias para las cuales ninguna justificación de ningún
disponible y pueda echar mano de ella si otros o ella nlisma tipo está disponible, aunque hayan sido ofrecidas antes como
ponen en duda la creencia (y la posibilidad de recurrir a ella premisas justificatorias; (ii) el ,regreso puede continuar hacia
tal vez no sea con1pletarnente explícita), y que la disponibilidad atrás hasta el infinito introduciendo cada vez más creencias-
de la inferencia sea, en el análisis final, su razón para sostener 6 Es .difícil ofrecer criterios exactos para definir cuándo una razón dada

es la razón para que una persona sostenga una creencia. Gilbert Harman, en
4 Véase Gettier 1963, pp. 121-123. También Ackermann 1972, capítulo V, Thought ( 1973 ), argumenta que para que una persona crea por una razón dada
y las referencias correspondientes. es que esa razón explica por qué sostiene esa creencia. Pero esta propuesta,
5 Por simplicidad, hablaré de relaciones de inferencia como relaciones en- aunque es útil desde un punto de vista heurístico, difícilmente ofi:·ece un
tre creencias más que, con mayor precisión, entre las proposiciones que se criterio que se pueda utilizar.
creen. "Inferencia" se entiende aquí en un sentido muy amplio; se considera- 7 Por lo tanto, es un error concebir el regreso como un regreso temporal,

rá inferencia! cualquier relación entre dos creencias que permita que una de como sería si hubiera que dar explícitamente cada argumento justificador
ellas, de ser aceptada, sirva como una buena razón para aceptar la otra. antes de que la creencia en cuestión estuviese justificada.
86 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 87

premisa nuevas que, a su vez, requieren justificación; (iii) el incierta excepción de Peirce, 9 parezca haber apoyado dicha
regreso puede volver en círculo sobre sí mismo, de modo que postura.
en algún punto se invocan nuevamente como premisas creen- La alternativa (iii), la perspectiva de que la justificación se
cias que aparecieron previamente en la secuencia de argumen- mueve en última instancia en una curva cerrada, es histórica-
tos justificadores; (iv) el regreso podría finalizar porque se lle- mente más sobresaliente, aunque a rnenudo sólo como un coin-
ga a creencias que están justificadas -a diferencia de las de plemento dialéctico del fundacionismo. A primera vista, esta
la opción (i)-, pero cuya justificación no depende inferencial- alternativa parecería incluso m_enos atractiva que la segunda.
mente de otras creencias empíricas y, por lo tanto, no suscita Aunque ya no esté presente el proble1na de que el que cono-
ningún otro problema de justificación en relación con dichas ce tenga que tener un nú1nero infinito de creencias, el r~~reso
creencias. 8 El fundacionista se inclina por la última opción. Su mismo, todavía infinito, parece ahora sin lugar a dudas VICioso,
argumento es que las otras tres conducen inexorable1nente al porque la justificación de cada una de las creencia~ ~tte ?gu-
resultado escéptico, y que la segunda y la tercera tienen, ade- ran en el círculo parece ahora presuponer su propza JUStifica-
más, defectos fatales adicionales, de manera que una versión ción epistémicamente anterior: paradqjicamente, dicha creen-
de la cuarta alternativa, la fundacionista, debe ser correcta (si cia debe estar justificada antes de que pueda estar justificada.
se asume que el escepticismo es falso)~ Los defensore~ de posiciones sem~jantes a la alternativa (iii)
En lo que toca a la opción (i), parece evidente que el funda- en general han tendido a responder a este tipo de objeción
cionista está en lo correcto. Si esta alternativa fuese correcta, adoptando una concepción holística de la justificación en la
el conocimiento empírico descansaría, en última instancia, en que la justificación de creencias individuales está subordinada
creencias que, al menos desde un punto de vista episté1nico, a la de los sistemas cerrados de creencias que dicha perspec-
serían completamente arbitrarias y, en consecuencia, incapaces tiva implica; la propiedad de dichos sisteinas a los que por lo
de conceder justificación genuina. ¿Qué pasa con las otras dos regular recurrimos como fundamentos para la justi~c~ción es
alternativas? la coherencia interna. Dichas teorías de la coherencia Intentan
El argumento de que la opción (ii) conduce a un resulta- evadir el problema del regreso abandonando la idea de que
do escéptico ya ha sido esbozado en la formulación original la justificación esencialmente supone un orden lineal de de-
del problema. Alguien que optara por esta alternativa tendría pendencia (aunque nunca se ha elaborado en detalle una pers-
la esperanza de evitar el escepticismo sólo afirmando que el pectiva no lineal de la justificación). 10 Más aún, dicha teoría
regreso, aunque es infinito, no es vicioso; sin embargo, no pa- de la coherencia del conocilniento einpírico está sujeta a va-
rece haber una forma razonable de defender dicha afirmación. rias otras objeciones conocidas y al parecer decisivas. 11 Así, la
Más aún, una defensa de la tesis del regreso infinito como ex- alternativa (iii) parece inaceptable, y d<:;ja únicainente la alter-
plicación de cómo está realmente justificado el conocimien-
9 Peirce parece sugerir una concepción virtuosa del regreso en "Questions
to empírico -a diferencia de cómo podría en principio estar
Concerning Certain Faculties Claimed forMan", en Peirce 1931-1958, v~l.,':,
justificado-, tendría que involucrar la aparente1nente dudo-
pp. 135-155. Pero la perspectiva se presenta metafóricamente, y es difiCil
sa tesis de que un conocedor ordinario sostiene realmente asegurar con exactitud a qué llega o hasta qué punto tiene relación con la
un número infinito de creencias distintas. Por eso, no es sor- cuestión presente. . .
prendente que ningún filósofo importante, con la más bien 10 Bernard Bosanquet hizo la primera afirmación de la perspectiva no lmeal

en Bosanquet 1920. Para discusiones más recientes, véanse Barman 1973 Y


8
Obviamente estas posiciones podrían combinarse, mant;jando de dife- Rescher 1974.
rentes maneras distintos t;jemplos del regreso. Aquí no examinaré esas com- 11 He intentado mostrar cómo podría defender una perspectiva coheren-

binaciones. En general, éstas simplemente heredarían todas las o~jeciones tista contra las más usuales de estas objeciones en Bonjour 1976 ["La teoría
relacionadas con las perspectivas más simples. coherentista del conocimiento empírico", pp. 125-166].
88 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 89

nativa (iv), la alternativa fundacionista, corno aparentemente La posición que se acaba de esbozar es, de hecho, una ver-
viable. sión bastante 1nodesta del fundacionismo fuerte. Los fundacio-
Formulado de esta manera, el argurnento del regreso episté'7 nistas fuertes típicamente han hecho afirmaciones notablernen-
mico hace una defensa innegablernente convincente del fun- te más fuertes en favor de las creencias básicas. Han afirmado
dacionismo. Sin embargo, co1no sucede con cualquier argu- que las creencias básicas no sólo tienen la suficiente justifica-
mento que procede por eliminación, no puede ser concluyente ción no inferencia! para que se las considere conocimiento,
hasta que la propia alternativa sobreviviente haya sido cuida- sino también para ser ciertas~ infalibles, indubitables, o incor"Tegi-
dosamente exarninada. La posición fundacionista puede resul- bles ( térrninos que por lo general no se diferencian cuidadosa-
tar vulnerable a objeciones igualmente serias, y así obligaría a rnente).13 En su mayoría, los principales ataques al fundacionis-
volver a examinar las otras opciones, a buscar otra alternativa mo se han centrado en estas afirrnaciones fuertes. Por lo tanto,
no escéptica, o posiblemente a aceptar con renuencia la con- es importante señalar que nada sobre la respuesta fundacionis-
clusión escéptica. 12 En particular, no queda claro hasta ahora, ta básica fuerte al problema del regreso exige que las creencias
con base en este argumento, si el fundacionismo mismo puede básicas estén más que adecuadamente justificadas. Por supues-
resolver el problema del regreso, y cómo lo haría; y en conse- to, podrían existir otras razones para pedir que las creencias
cuencia existe la posibilidad de que el argumento del regreso básicas tengan un nivel epistémico más elevado o para pen-
epistémico resulte ser una espada de dos filos, tan letal para el sar que de hecho lo tienen. Podría incluso existir algún tipo
fundacionista como para sus oponentes. de argumento indirecto que muestre que dicho nivel es una
consecuencia de los tipos de propiedades epistémicas que se
II
requieren directamente para solucionar el problema del regre-
La interpretación más inmediata de la alternativa (iv) conduce so. Pero mientras no se dé un argumento así (y es dudoso que
directarnente hacia una perspectiva que aquí llamaré fundacio- esto se logre), la cuestión de si las creencias básicas son o pue-
nismo fuerte. De acuerdo con el fundacionismo fuerte, las creen- den ser ciertas, infalibles, etc., permanecerá como un asunto
cias fundacionistas que ponen fin al regreso de la justificación secundario relativamente sin importancia.
poseen suficiente respaldo episténüco, independientemente de En efecto, muchos fundacionistas recientes han pensado que
cualquier tentativa de apelar a la inferencia a partir de otras incluso la versión relativamente moderada del fundacionismo
creencias empíricas (o a la coherencia que guarde con éstas), fuerte esbozada anteriormente es aún demasiado fuerte. Su al-
para satisfacer la condición de justificación del conocimiento ternativa, todavía bajo los auspicios generales de la posición
y contar como premisas aceptables justificadoras para otras fundacionista, es una perspectiva a la que puede llamarse fun-
creencias. Puesto que la justificación de estas creencias básicas, dacionismo débil. El fundacionismo débil acepta la idea cen-
como se ha llegado a llamarlas, supuestamente no depende tral del fundacionismo -a saber, que ciertas creencias empí-
entonces de la justificación de ninguna otra creencia empíri- ricas poseen un grado de justificación o respaldo epistémico
ca, entonces son las únicas capaces de proporcionar puntos de independiente que no proviene de relaciones de inferencia
partida sólidos para la justificación del conocimiento empírico o coherencia-. Pero el fundacionista débil sostiene que estas
y puntos en los que se detiene el regreso de la justificación. creencias fundacionales sólo tienen un grado muy bajo de res-
12
La suposición en contra de un resultado escéptico es fuerte, pero creo paldo, muy inferior al que les atribuyó el fundacionismo fuerte
que es un error tratarla como si fuera absoluta. Si no se puede encontrar nin- moderado, e insuficiente por sí rnismo para satisfacer la condi-
guna teoría no escéptica, lo cual es por lo menos razonablemente admisible ción de justificación del conocimiento o para que valgan como
por derecho propio, el escepticismo podría convertirse en la única alternativa
racional. 13
Para unas distinciones útiles entre estos términos, véase Alston 1971.
90 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 91

premisas justificadoras aceptables de otras creencias. Enton- sola idea de una creencia empírica episté1nica1nente básica es
ces, este respaldo independiente de algún 1nodo debe aumen- en extremo paradqjica. Pues, ¿sobre qué base se ha de justifi-
tar si el conocimiento ha de alcanzarse, y aquí la referencia car dicha creencia, una vez que se descarta la posibilidad de
habitual es a la coherencia con otras creencias mínimamente apelar a otras creencias empíricas? La analogía teológica de
respaldadas. Al combinar tales creencias en sistemas coheren- Chisholm, citada antes, es más apropiada: una creencia básica
tes cada vez más grandes -sostienen algunos-, su grado de es de hecho un primer motor episte1nológico inmóvil (o que se
respaldo mínimo e inicial puede aumentar gradualmente has- n1ueve a sí mismo). É.ste puede conceder justificación a otras
ta obtener finalmente el conocimiento. Así, el fundacionismo creencias, pero aparentemente no tiene necesidad de que se
débil, como las teorías de la coherencia puras que se mencio- le confierajustificación. Pero, ¿es acaso más fácil entender ese
naron antes aquí, abandona la concepción lineal de la justifi- estatus en epistemología que en teología? ¿cómo puede una
cación.14 creencia conferir "movüniento" epistétnico a otras creencias si
De modo que el fundacionismo débil representa un tipo de no está ella misma en "movimiento"? Y lo que es aun más para-
híbrido entre el fundacionismo fuerte y las perspectivas cohe- dójico, ¿cótno puede una creencia "1noverse" epistémicamente
rentistas que se discutieron con anterioridad, y a menudo se a sí misma?
cree que expresa las virtudes de ambas pero ninguno de sus Esta dificultad intuitiva con el concepto de creencia etnpíri-
vicios. Sin embargo, independientemente de que esto sea así o ca básica puede explicarse con mayor detalle y aclararse cuan-
no en otros aspectos relacionados con el problema del regre- do se reflexiona un poco sobre el concepto de justificación
so, el fundacionismo débil finalmente es vulnerable a la Inisma epistémica. La idea de justificación es genérica, y ad1nite en
objeción básica que se plantea contra el fundacionismo fuer- principio muchas variedades específicas. Por lo tanto, la acep-
te, y básicamente tiene las mismas opciones a su alcance para tación de una creencia empírica puede estar justificada mo-
enfrent;:trla. Como veremos, el problema clave para cualquier ralmente, esto es, justificada como obligatoria moralmente en
versión del fundacionismo es si por sí mismo puede resolver el relación con principios y normas morales; o puede estar justi-
problema del regreso, el cual motiva su existencia, sin recurrir ficada pragmáticamente, esto es, justificada en relación con las
a la estipulación esencialmente ad hoc. La distinción entre las consecuencias prácticas deseables que generará su aceptación;
dos principales fonnas de enfrentar este reto va más allá de o estar justificada religiosamente, por ejemplo, justificada en
la distinción entre el fundacionismo fuerte y el fundacionismo referencia a textos religiosos especificados o a dogmas teológi-
débil y, al mistno tietnpo, es 1nás básica. Siendo esto así, basta- cos, etc. Pero ninguna de estas otras variedades de justificación
rá aquí con que nos concentremos en el fundacionismo fuerte, puede satisfacer la condición de justificación del conocimien-
dejando en gran parte implícita la aplicación de la discusión al to. El conocimiento requiere justificación epistémica, y la carac-
fundacionismo débil. terística distintiva de esta especie particular de justificación es
El concepto fundamental del fundacionismo fuerte es ob- -sostengo yo- su relación esencial o interna con la meta cog-
viamente el concepto de creencia básica. Recurriendo a este nitiva de la verdad. Las tareas cognitivas están epistémicamen-
concepto se evita la amenaza de un regreso infinito, y se le da te justificadas, según esta perspectiva, sólo si están dirigidas a
un fundamento sólido al conocimiento empírico. Pero, ¿cón1o esta meta y en el grado en que lo están -lo cual significa, a
puede haber creencias empíricas que sean básicas en este sen- grandes rasgos, que aceptamos todas y solamente las creencias
tido? De hecho, aunque esto no siempre se haya señalado, la de las cuales tenernos una buena razón para pensar que son
verdaderas-. 15 Aceptar una creencia en ausencia de dicha ra-
14 Para discusiones sobre el fundacionismo débil, véase Russell 1948, par-
zón, por atractiva o incluso obligatoria que dicha aceptación
te II, capítulo II, y parte V, capítulos 6 y 7; Goodman 1952, pp. 160-167;
15
Scheffler 1967, capítulo V; y Firth 1964, pp. 545-557. ¿Qué tan buena debe ser la razón? Supuestamente una justificación au-
CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 93
92 LAURENCE BONJOUR

que la creencia es verdadera. Si "cj;" representa esta caracterís-


pueda ser desde otros puntos de vista, significa abandonar la
tica, entonces para que una creencia B pueda ser considerada
búsqueda de la verdad; dicha aceptación es -podríamos decir-
básic.a e~ una explicación fundacionista aceptable, las premisas
irresponsable epistémicamente. Mi tesis es que la idea de ser res-
del siguiente argumento justificador deben ellas mismas estar
ponsable epistémicamente es el meollo del concepto de justifi-
al menos justificadas. 17
cación epistérnica. 16
Un corolario de esta concepción de la justificación episté-
Inica es que una defensa satisfactoria de una norma particular (i) La creencia B tiene la característica cj;.
de justificación epistémica debe consistir en mostrar que con-
(ii) Es muy probable que las creencias que tienen la caracte-
duce a la verdad, esto es, mostrar que aceptar creencias según
rística cjJ sean verdaderas.
sus dictados probablemente conduzca a la verdad (y con más
probabilidad que cualquier alternativa propuesta). Sin dicha
1netajustificación, una norma propuesta de justificación epis- Por lo tanto, es muy probable que B sea verdadera.
téinica carece de base subyacente. ¿Por qué, después de todo,
el investigador epistémicamente responsable debería preferir
Nótese, además, que si bien cualquier premisa que se tome por
las creencias justificadas a las injustificadas, si no es porque
separado podría resultar justificable a priori (dependiendo de
las primeras tienen más probabilidades de ser verdaderas? In-
la ,elección particul.ar ~e cjJ ), parece claro que arribas no po-
sistir en que cierta creencia está epistérnicamente justificada,
d~Ia,n s~r entonces JUStificables de esa manera, pues B es por
y al mismo tiernpo confesar de una sola vez que este hecho
hipotesis una creencia empírica, y es difícil entender cómo una
no brinda una buena razón para pensar que es verdadera, sig-
creencia empírica particular podría estar justificada rneramen-
nificaría volver nimio todo el concepto de justificación epis- . . 18 y SI. ah ora asumimos, de manera suficientemente
t e a Pnon.
térnica. razo.nable, que para que B esté justificada para una persona
Estas observaciones generales sobre la justificación episté-
partiCular (en. un tiernpo particular) es necesario no simple-
mica se aplican completamente a cualquier posición fundacio-
mente que exista una justificación de B en lo abstracto, sino
nista fuerte y a su explicación constituyente de las creencias
que la persona en cuestión posea cognitivamente esa justifica-
básicas. Si las creencias básicas han de proporcionar un funda-
ción, entonces obtendremos el resultado de que, después de
Inento seguro al conocimiento empírico, si la inferencia a par-
todo, B no es básica porque su justificación depende de por
tir de éstas ha de ser la única base para la justificación de otras
lo rnenos otra creencia empírica. Si esto es correcto el funda-
creencias ernpíricas, entonces esa característica, cualquiera que
cionisrno fuerte es insostenible como solución al pr;blema del
ésta pueda ser, en virtud de la cual una creencia se considera
básica también debe constituir una buena razón para pensar 17 De hecho, las premisas probablemente tendrían que ser también verda-
~eras para evitar los contraejemplos tipo Gettier. Pero ignoraré aquí esta su-
menta si hay razones que hacen que la creencia tenga más probabilidades de tileza.
ser verdadera que de no serlo, por mínimo que sea el aumento, pero hace ~ 8 Por supuesto, en una teoría de probabilidad a priori estilo Carnap po-
falta mucho más que esto para hacer que la justificación sea adecuada para el dna ser: ~1 caso que las proposiciones empíricas muy generales tuvieran más
conocimiento. (Véase la nota 3, antes.) (La controversiaJames-Clifford acerca probabilidades de ser verdaderas que falsas, esto es, que las descripciones
de la "voluntad de creer" también es pertinente aquí. Estoy de acuerdo con de estados posibles en las que éstas son verdaderas sobrepasan en número
Clifford hasta el punto de decir que la justificación epistémica requiere una a aquellas en las que son falsas. Pero evidentemente esto no hace que sean
razón positiva en favor de la creencia y no sólo la ausencia de razones en probab~eme~t~_verdadera~ _en un sentido que permita la afirmación objetiva
contra.) ~e la P.I~pos1c1o~ en. cues~I-on (so pena de contradicción), y este hecho parece
16 Para un uso similar de la noción de irresponsabilidad epistémica, véase
nnpedn que esa JUSUficacwn sea adecuada para el conocimiento.
Sosa 1974, p. 117.
94 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 95

regreso (y un argu1nento análogo mostrará que el fundacionis- and Knowledge, 19 Armstrong presenta una versión del proble-
mo débil también es insostenible). ma epistémico del regreso (aunque formulada en términos de
El argumento anterior es, sin duda, excesiva1nente obvio. conocimiento más que de justificación), y defiende lo que él
Pero, ¿de qué n1anera debe el fundacionismo fuerte contes- llama una solución "externista".
tarlo? Prima jacie parece que sólo hay dos tipos generales de
respuestas que son incluso remotamente admisibles, siempre De acuerdo con las explicaciones "externistas" del conocimiento
no inferencia!, lo que hace que una creencia verdadera no in-
que el fundacionista fuerte permanezca en los confines de
ferencia! sea un caso de conocimiento es alguna relación natural
la concepción tradicional del conocüniento, evite tácitan1ente
existente entre el estado de creencia [ ... ] y la situación que hace
abrazar el escepticismo, y no se imponga el heroico cometido a la creencia verdadera. Es una cuestión de cierta relación que
de argu1nentar que ul)a creencia empírica podría estar justifi- existe entre el s~jeto de la creencia y el mundo. [p. 157]
cada meramente a priori. Prünero, él podría argumentar que
aunque en realidad es necesario para que una creencia esté El propio candidato de Annstrong para esta "relación natural"
justificada y, a fortiori, para que sea básica que un argumen- es "que debe haber una conexión legaliforme entre el estado de
to justificatorio del tipo esbozado anteriormente esté en prin- cosas BajJ [esto es, el que a crea que p] y el estado de cosas
cipio disponible en la situación, no siempre es necesario que que hace que 'jJ' sea verdadera tal que, dado Bap, tiene que ser
la persona para quien la creencia es básica (o para cualquier el caso que jJ'' [p. 166]. Una perspectiva similar parece estar
otra) sepa o incluso crea justificadamente que ese argumento implícita en la explicación de Dretske sobre el conocilniento
está disponible; en cambio, al menos en el caso de las creen- perceptual en Seeing and Knowing (1969), con la variación de
cias básicas, es suficiente que simplemente las premisas de ese que Dretske exige para el conocimiento no sólo que la relación
argumento de tipo general (o de alguna variedad particular fa- en cuestión exista, sino también que el supuesto conocedor
vorecida por dicho argu1nento) sean verdaderas, independien- crea que ésta existe -aunque no que esta creencia esté justi-
temente de que esa persona (o cualquier otra) crea o no jus- ficada-. 20 Además, parece probable que diversas perspectivas
tificablemente que son verdaderas. Segundo, el fundacionista de un tipo de lenguaje ordinario que recurren a hechos sobre
podría conceder que es necesario que dicha justificación exis- cómo se aprende el lenguaje, ya sea para justificar la creencia
ta y que la persona para quien la creencia es básica esté en básica o para respaldar la afirmación de que no se necesita jus-
posesión cognitiva de ella, pero podría insistir en que su comp- tificación, resultarían ser, bajo presión, posturas de este tipo
rensión cognitiva de las pre1nisas requeridas para esa justifica- general. Aquí me limitaré principalmente a Armstrong, el úni-
ción no entraña más creencias empíricas que luego necesita- co de estos filósofos que explícitan1ente se ocupa del problema
rían justificación, sino que más bien entraña estados cognitivos del regreso.
de un tipo más rudimentario que en sí mis1nos no requieren
19
justificación: intuiciones o percepciones inmediatas. Consideraré Armstrong 1973, capítulos 11-13. Las referencias que aparecen entre
corchetes en esta sección pertenecen a ese libro.
una por una estas alternativas. 20
Dretske 1969, capítulo III, especialmente las pp. 126-139. Sin embargo,
es difícil estar muy seguro de la perspectiva de Dretske, pues en ese libro no se
III ocupó de ofrecer una explicación general del conocimiento. Las perspectivas
que de alguna manera son similares a las de Armstrong y Dretske son las
El filósofo D.M. Annstrong es quien más se ha acercado a ha-
que ofrecen Goldman y Unger. Véanse Goldman 1967 y Unger 1968. Tanto a
cer una defensa explícita de la perspectiva de que las creencias Goldman como a Unger les interesa explícitamente el problema de Gettier,
básicas pueden estar justificadas aunque la persona para quien pero no les interesa nada el problema del regreso, por lo tanto, es difícil
éstas son básicas de ninguna 1nanera posea cognitiva1nente el saber de qué manera se relacionan sus perspectivas con el tipo de perspectiva
argumento justificatorio apropiado. En su libro, Belief, Truth externista que se está tratando aquí.
LAURENCE BONJOUR
CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 97
96

Existe, sin embargo, cierta incertidumbre sobre cómo se fundacionismo. Sin embargo, lo que bien puede ponerse en
han de interpretar adecuadamente las perspectivas de este tipo duda es si esta evasión merece ser considerada una solución,
en general y la perspectiva de Annstrong en particular. Por más que una evasión esencialmente ad hoc, del problema. Cla-
un lado, podría considerarse que AnTlstrong ofrece una expli- ramente el tipo de relación "externa" que Armstrong tiene en
cación sobre córno satisfacen las creencias básicas (y tal vez mente proporcionaría, si se conociera, un fundarnento para un
otras también) la condición de justificación adecuada del co- argumento justificatorio a grandes rasgos en los términos antes
nocirniento; mientras que, por otro lado, podría considerarse esbozados:
que simplemente repudia la concepción tradicional del cono- (i) La creencia Bes un ejemplo del tipo K.
cinliento y el concepto asociado de justificación epistémica, y
en su lugar ofrece una concepción sustituta -una concepción (ii) Las creencias del tipo K están conectadas de una mane-
que va 1nás de acuerdo con la cos1novisión "naturalista" que ra legaliforme con los tipos de estados de cosas que las
Armstrong prefiere-. 21 Pero sólo cuando se entiende el exter- harían verdaderas y, por lo tanto, tienen altas probabili-
nismo de la primera n1anera (para adoptar el útil término de dades de ser verdaderas.
Armstrong) tiene algún interés inmediato aquí, pues sólo de
acuerdo con esa interpretación constituye una versión del fun- Por lo tanto, es altamente probable que B sea verdadera.
dacionismo y ofrece una respuesta directa al argumento anti-
fundacionista presentado anteriorn1ente. Así que me concen- Pero precisamente lo que de entrada genera el problema del
traré principalmente en esta interpretación del externismo, y regreso es el requisito de que, para que una creencia B esté jus-
con1entaré sólo de manera breve, al final de esta sección, la tificada epistémicamente para una persona determinada P, es
interpretación alternativa. necesario, no sólo que haya premisas justificables o incluso pre-
Entendida de este 1nodo, la solución externista al problema misas verdaderas disponibles en la situación que, en principio,
del regreso es 1nuy sencilla: la persona que tiene una creen- podrían ofrecer una base para una justificación de B, sino que
cia básica no necesita poseer ninguna razón justificada para P misma sepa o al menos crea justificadarnente algún conjunto
su creencia y, es más, excepto en la versión de Dretske, no de premisas y, en consecuencia, esté en posición de emplear
necesita ni siquiera pensar que existe dicha razón; el estatus el argumento correspondiente. La posición externista parece
de su creencia como constitutiva de conocimiento (si es ver- simplemente abandonar este requisito general en casos donde
dadera) depende exclusivamente de la relación externa y, de la justificación adquiere cierta forma, y la pregunta es por qué
ningún modo, de su visión subjetiva de la situación. De modo esto debe aceptarse en estos casos cuando no se acepta en ge-
que no hay 1nás creencias e1npíricas que necesiten justificación neral. (Si en general fuese aceptado, entonces parecería que
y no hay regreso. cualquier creencia verdadera estaría justificada para cualquier
Ahora bien, queda claro que esa posición externista logra persona, y la distinción entre el conocimiento y la creencia ver-
eludir el problema del regreso y el argumento en contra del dadera se vendría abajo.) Dicho movimiento parece más bien
análogo a solucionar un regreso de causas con la simple esti-
2l Por un lado, Armstrong parece argumentar que no es un requisito para el
conocimiento que el stüeto de la creencia tenga "evidencia suficiente" para
pulación de que si bien la mayoría de los acontecimientos debe
su creencia, lo cual suena como un rechazo de la condición de la justifica- tener una causa, hay acontecimientos de cierto tipo que no lo
ción adecuada. Por el otro, parece querer decir que la presencia de la relación necesitan.
externa hace que sea racional para una persona aceptar una creencia, y parece Cualquier verosimilitud del externismo parece provenir del
(aunque esto no es claro) tener en mente una racionalidad epistémica; y al hecho de que si la relación externa en cuestión realmente su-
parecer no existe una diferencia sustancial entre decir que una creencia es
racional epistémicamente y decir que está justificada epistémicamente.
cede, entonces P no se equivocará al aceptar la creencia, y, de
98 LAURENCE BON.JOUR
CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 99

cierto rnodo, no es un accidente que esto resulte así. Pero sigue se obtenga la relación requerida entre el sujeto de la creencia
siendo confuso cómo se supone que estos hechos justifiquen y el rnundo, a la versión superficialmente menos radical que,
que P acepte B. Queda claro, por supuesto, que un observador según parece, sostiene Dretske, la cual requiere que P también
externo que supiera que P había aceptado B y que tan1bién crea que la relación externa se da, pero que no exige que esta
supiera que había una conexión legalifonne entre dicha acep- última creencia esté justificada. Esta perspectiva puede parecer
tación y la verdad de B estaría en condiciones de construir un un poco menos inadrnisible, pues al menos requiere que la per-
argumento que justifique su jlropia aceptación de B. De esta sona tenga alguna idea, si bien injustificada, de por qué B es
manera, P podría servir como un instrumento epistérnico útil, probablemente verdadera. Pero este carnbio no es suficiente
una especie de tennómetro cognitivo, para dicho observador
para salvar al externismo. Una manera de ver esto es supo-
externo (y, de hecho, el ejernplo del termórnetro es exactamen-
ner que la persona cree que la relación requerida se obtiene
te la analogía que Armstrong utiliza para ilustrar la relación
sobre una base totalmente irracional e irrelevante, e.g., como
que se supone que existe entre la persona que tiene la creencia
resultado de la lectura de h~jas de té o de estudiar las cartas
y el estado de cosas externo [pp. 166 y ss.]). Pero P misrna no
astrales. Si B fuera una creencia ordinaria, no básica, dicha
tiene ninguna razón para pensar que B es probablernente ver-
situación segurarnente impediría que estuviera justificada, y es
dadera. Desde su perspectiva, es un accidente que la creencia
difícil entender por qué el resultado debería ser diferente para
sea verdadera.--99
Y, por lo tanto, que .p. acepte B no es mas ra- >

una supuesta creencia básica.


cional o responsable desde un punto de vista epistémico de lo
Así que finahnente parece posible entender el externismo
que sería la aceptación de una creencia subjetivamente similar
sólo si pensamos que el externista simplemente abandona la
para la cual la relación externa en cuestión no existe. 23
noción tradicional de la justificación epistémica y junto con
Ni tampoco pa1 ;;ce de gran ayuda que las cosas pasen de
ella cualquier cosa que se asemeje a la concepción tradicional
la versión externista de Armstrong, la cual só]o necesita que
del conocimiento. (Como ya lo comenté, esto puede ser preci-
22
Una forma de plantear esto es decir que si una creencia tiene probabilida- samente lo que los partidarios del externismo piensan hacer,
des de ser verdadera o si, en contraste, es un accidente, el que sea verdadera aunque muchos de ellos no sean claros en este punto.) Con-
dependerá considerablemente de cómo se describa la creencia. Así, puede
siderernos entonces el resurnen final de Annstrong sobre su
ser verdadero de una o la misma creencia que sea "una creencia conectada
de una manera legaliforme con el estado de cosas que describe" y también concepción del conocimiento:
que sea "una creencia adoptada sin tomar como base ninguna evidencia pa-
tente''; y podría probablemente ser verdadera según la primera descripción e El conocimiento de la verdad sobre cuestiones de hecho particulaTes es
improbablemente ser verdadera en la segunda. La afirmación aquí es que es la una creencia que debe ser verdadera, donde el "debe" es una
propia concepción del sujeto de la creencia lo que se debería considerar para
cuestión de necesidad legaliforme. Dicho conocimiento es una re-
decidir si la creencia está justificada. (Algo análogo parece ser verdadero en
presentación fidedigna o "mapeo" de la realidad. (Armstrong
la ética: es correcto que el valor moral de la acción de una persona se juzgue
sólo en términos de la concepción subjetiva de esa persona sobre lo que está 1973,p.220)
haciendo, y no a la luz de lo que, al final, resulte de esto.)
2
:.¡ Obsérvese, sin embargo, que si resultara que las creencias que se encuen- Nada se menciona aquí sobre razones o justificación o eviden-
tran en la relación externa adecuada poseen alguna característica subjetiva-
cia o de tener derecho a estar seguro. De hecho, la idea misma
mente distintiva (tal como ser espontánea y demasiado convincente para el
stúeto de la creencia), y si el stúeto de la creencia notara empíricamente que del conocirniento como en esencia producto de la investiga-
las creencias que tienen esta característica son verdaderas la mayor parte del ción reflexiva, crítica y racional -central en la tradición epis-
tiempo, entonces él estaría en posición de construir una justificación para una temológica occidental- ha desaparecido aparentemente sin de-
creencia nueva del tipo esbozado al final de la sección II. Pero, por supuesto, jar rastro. Por supuesto que es posible que dicha concepción
una creencia justificada de esa manera ya no sería básica.
modificada del conocimiento pueda ser ineludible o incluso de
100 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 101

algún modo conveniente, sin embargo, constituye una solución directa1nente al mundo de lo no cognitivo; la diferencia crucial
al problerna del regreso o a algún otro problema que surja de es que para el partidario de la teoría de lo dado, a diferencia
la concepción tradicional del conocimiento sólo en el sentido del externista, el estado de cosas justifica torio en el mundo es
radical y relativamente poco interesante de que rechazar esa supuestamente aprehendido de alguna forma por el st~eto de la
concepción significa también rechazar los problernas que sur- creencia.
gen de ella. En este artículo me limitaré a soluciones rnenos La postura de lo dado que examinaré aquí es significativa-
radicales. mente más débil que las versiones más conocidas de la doc-
trina de la teoría de lo dado, por lo menos en dos aspectos
IV diferentes. En primer lugar, la presente versión no afirma que
La solución externista que acabarnos de discutir representa un lo dado (o, mejor dicho, la aprehensión del mismo) sea cierto
enfoque reciente de la justificación de las creencias básicas. La o incluso incorregible. Como se discutió antes, estas afirmacio-
segunda perspectiva que consideraré es, en contraste, tan vene- nes más contundentes no son esenciales para la solución del
rable que merece llamarse la solución fundacionista estándar al fundacionismo fuerte al problema del regreso. Si tienen algu-
problema en cuestión. Me refiero, por supuesto, a la doctrina na importancia en este contexto es sólo porque, como veremos,
tradicional de lo dado [givenness] cognitivo, que ha desempe- se puede pensar que el único y muy obvio panorama intuitivo
ñado un papel importante en las discusiones epistemológicas respecto de cómo se supone que funciona la perspectiva las
al menos desde Descartes. En años recientes, sin embargo, el implica. En segundo lugar, la teoría de lo dado, como se la
concepto de lo dado, corno el fundacionismo mismo, ha sido entiende aquí, no entraña la estipulación usual que sólo puede
objeto de ataques serios. Uno de los resultados finales de la darse a nuestros estados mentales privados y sensoriales. Es
discusión generada ha sido comprender que existen muchas posible que existan o no otras razones que nos hagan pensar
nociones diferentes de la teoría de lo dado, relacionadas unas que éste efectivamente es el caso, pero dicha restricción no for-
con otras de 1naneras complicadas, las cuales muy seguramen- Ina parte de la posición misma. Por lo tanto, posturas como la
te hacen agua o se vienen abajo. Por lo tanto, estaría bien co- de C.I. Lewis, para quien lo dado se limita a estados privados
menzar por formular la noción exacta de la teoría de lo dado, la aprehendidos con certeza, y posturas co1no la de Quinton, para
cual es pertinente en este contexto, y diferenciarla de algunas quien los estados de cosas físicos ordinarios son dados sin que
concepciones relacionadas. intervenga ninguna afirmación de certeza o incorregibilidad,
En el contexto del problema del regreso epistémico, la teoría serán consideradas como versiones de la teoría de lo dado.
de lo dado equivale a la idea de que las creencias básicas están Como ya vin1os, la idea de lo dado ha sido criticada rotun-
justificadas por referencia, no a otras creencias, sino más bien a darnente en la discusión filosófica reciente, y ha sido rechazada
estados de cosas en el mundo que "se perciben inmediatamen- como pieza de la mitología filosófica. Pero, por lo menos, gran
te" o "se presentan directamente" o "se intuyen". Esta justifica- parte de esta crítica tiene que ver con la afirmación de certeza
ción por referencia a estados de cosas no cognitivos supuesta- en favor de lo dado o con la restricción a los estados privados y
mente evita así la necesidad de cualquier otra justificación y, subjetivos. Y algunos de ellos por lo menos tienen que ver con
por lo tanto, detiene el regreso. De alguna forma, la estrategia temas de filosofía de la mente, los cuales están poco relacio-
básica de la teoría de lo dado (como llamaré a las posturas de nados con nuestras inquietudes epistemológicas actuales. Por
este tipo) se asemeja entonces a la de las posturas externistas lo tanto, aun si las objeciones que se ofrecen son eficaces en
consideradas anteriormente. En ambos casos, se evita apelar a contra de otras versiones rnás fuertes de la teoría de lo dado,
otras creencias en busca de justificación para las creencias bá- todavía no queda claro si se aplican a la versión más modesta
sicas, que es lo que genera el problema del regreso, apelando que se discute aquí ni cómo se aplican. Se plantea la posibili-
102 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO E1\t1PÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 103

dad de que probablemente la teoría modesta de lo dado no sea mente aprehendido no es él Inisino una creencia u otro estado
un mito, aun cuando otras variedades ambiciosas lo sean, re- cognitivo.)
sultado que daría al fundacionista epistemológico todo lo que Considérese entonces una supuesta creencia básica que-p, la
realmente necesita, incluso si a menudo, en un estado de co- cual se supone que está justificada por referencia a lo dado o
dicia filosófica, ha buscado mucho más. En lo que sigue, sin a un estado de cosas inmediatan1ente aprehendido que-p. Cla-
embargo, esbozaré un argu1nento que, si está en lo correcto, ranlente, lo que justifica la creencia no es el estado de cosas
mostrará que incluso la teoría modesta de lo dado es una pos- sirnjJliciter, pues pensar eso sería tanto cmno regresar a una for-
tura insostenible. 24 ma de externis1no. Para el partidario de la teoría de lo dado, lo
El argumento que me propongo desarrollar depende de un que justifica la creencia es la aprehensión inmediata o la intuición
problema dentro de la postura de lo dado que es sorprenden- del estado de cosas. Así, parece que tenernos tres elementos en
temente fácil de ignorar. Por lo tanto procederé de la siguiente la situación: la creencia, el estado de cosas que es el o~jeto de
manera. Primero estableceré el problema de manera inicial, la creencia, y la intuición o la aprehensión inmediata de ese
después lo ilustraré mostrando cómo surge en una versión re- estado de cosas. El problema que se plantea gira en torno a
ciente de la teoría de lo dado, y, por último, consideraré si es la naturaleza del últiino de estos elen1entos, la intuición o la
posible alguna solución convincente. (Para los propósitos de aprehensión in1nediata (de aquí en adelante utilizaré principal-
esta discusión, será útil establecer dos supuestos sencillos, sin mente el primer término). Parece haber un estado cognitivo,
los cuales el argumento sería 1nás complicado, pero que no lo tal vez de algún modo de un tipo 1nás rudimentario que una
alteran de un n1odo esencial. En primer lugar, supondré que la creencia, el cual involucra la tesis o la afirmación que-p. Ahora
creencia básica que estaría justificada por referencia a lo dado, bien, si esto es correcto, es bastante fácil entender en términos
o al estado de cosas inmediatamente aprehendido, es sólo la generales cómo puede servir una intuición para justificar una
creencia de que este n1ismo estado de cosas existe. En segun- creencia con este mismo contenido asertivo. El proble1na es
do lugar, asumiré que lo dado o el estado de cosas inmediata- entender por qué la intuición, que involucra co1no lo hace la
24
tesis cognitiva de que-p, no requiere ella rnisrna justificación.
Sospecho que algo parecido al argumento que expondré aquí está escon-
dido en alguna parte de "Empiricism and the Philosophy of Mind" (1963)
Si se re~ponde que la intuición está justificada por referencia
de Sellars (reimpreso en Sellars 1991, pp. 127-196), pero es difícil asegu- al estado de cosas que-p, entonces la pregunta será por qué
rarlo. Un argumento más reciente de Sellars, bastante más cercano en apa- esto no requeriría una segunda intuición u otra aprehensión
riencia al argumento que se ofrece aquí, está incluido en "The Structure of del estado de cosas para justificar la original, pues, de otra
Knowledge", las conferencias para la Fundación Machette que impartió en rnanera, uno y el Inisino estado cognitivo debe constituir, de
la Universidad de Texas en 1971, y que aparecen en Castaüeda 1975, Confe-
rencia III, secciones III-IV. También Neurath y Hempel plantearon una argu-
algún 1nodo, tanto una aprehensión del estado de cosas, como
mentación similar. Véase Otto Neurath, "Protocol Sentences", traducido en una justificación de esa nlisn1a aprehensión, con lo cual estaría
Ayer 1959, pp. 199-208; y Hempel 1934-1935. El artículo de Hempel es, en intentando no echar 1nano 1nás que de sus propios recursos
parte, una respuesta a la crítica fundacionista de Neurath que hizo Schlick cognitivos. Esto nos recuerda la afinnación de Chisholn1_ sobre
en "The Foundation of Knowledge", también traducido e incluido en Ayer que ciertos estados cognitivos se justifican a sí 1nismos, 2 ::> pero
1959, pp. 209-227. Schlick respondió a Hempel en "Facts and Propositions",
ese cmnentario su1na1nente paradójico difíciln1ente constituye
y Hempel respondió en "So me Remarks on 'Facts' and Propositions", ambos
textos incluidos en Analysis, vol. 2, 1934-1935, pp. 65-70 y 93-96, respecti- una explicación de cón1o es posible esto.
vamente. Aunque el argumento Neurath-Hempel fusiona temas que tienen Si, por otro lado, una intuición no es un estado cognitivo y,
que ver con la verdad y temas que tienen que ver con la justificación de una por consiguiente, no involucra una aprehensión cognitiva del
manera enredosa y confusa, saca a relucir la oqjeción fundamental a la teoría
de lo dado. 25
Chisholm 1964, pp. 270 y ss.
LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 105
104

estado de cosas en cuestión, entonces se vuelve innecesaria una La dificultad con la explicación de Quinton sale a la luz más
justificación para la intuición, pero al alto costo de no. ent~n­ claramente en su discusión sobre la relación que guarda con la
der cómo se supone que la intuición justifica la creenna. Sr la teoría de la correspondencia de la verdad:
persona en cuestión no tiene una aprehen~ión cognitiva de. ese
La teoría de los enunciados básicos está conectada estrechamen-
estado de cosas (o de cualquier otro) en vrrtud de tener drcha
te con la teoría de la correspondencia de la verdad. En su forma
intuición, entonces ¿cómo la intuición le da una razón para pen- clásica, esa teoría sostiene que a cada enunciado verdadero, sea
sar que su creencia es verdadera o probablemente verdad~ra? cual sea su forma, corresponde un hecho de la misma forma. La
Parece que regresamos nuevame~te a una postura ~xter~rst~, teoría de los enunciados básicos indica el punto en el cual se esta-
que era todo lo que se buscaba evrtar con la categona de rntur- blece la correspondencia, en el cual el sistema de creencias crea
ción o de lo dado. su contacto justificatorio con el mundo. (Quinton 1973, p. 139)
Para ilustrar este problerr1a, considérese la versión de Quin-
ton sobre la teoría de lo dado, esbozada en su libro The Nature Y posteriormente observa que la verdad de los enunciados bá-
of Things (1973). 26 Como se observó ante:iormente, las cre.e/n- sicos "está determinada directamente por su correspondencia
cias básicas pueden, de acuerdo con Qurnton, tener rela~ron con el hecho" (p. 143). (Está claro que aquí "determinado" sig-
con estados de cosas perceptibles y ordinarios, y no necesrtan nifica "determinado epistémicamente".) Ahora bien, una cono-
ser ciertas o incorregibles. (Quinton utiliza la frase "creencia cida objeción idealista aunque todavía con fuerza que se plan-
intuitiva" como equivalente de "creencia básica", que yo he es- tea a la teoría de la verdad como correspondencia es que, si la
tado usando, y llama "enunciado básico" a la expresión lingüís- teoría fuera correcta, nunca podríamos saber si alguna de nues-
tica de una creencia intuitiva; también parece que pone poca tras creencias era verdadera, pues no tenemos una perspectiva
atención en la diferencia que hay entre creencias y enuncia- externa a nuestro sisterna de creencias desde la cual ver si co-
dos, términos que utiliza indistintamente. En general, yo haré rresponden o no corresponden. Sin embargo, Quinton parece
lo mismo que él.) Entonces, "este libro es rojo" podría ser, en suponer un tanto despreocupadamente que la intuición o la
un contexto apropiado, una afirmación básica que expres~ una conciencia directa proporciona justo dicha perspectiva, desde
creencia básica o intuitiva. Pero, ¿cómo se supone que diChos la cual podemos, en algunos casos, aprehender tanto las creen-
enunciados básicos (o las creencias correlativas) están justifica- cias como el mundo, y juzgar si corresponden o no. Además
dos? Aquí la explicación de Quinton, por encima de la insisten- ostensiva y afirmando, de hecho, que el tipo de conciencia involucrada en la
cia en que no están justificados por referencia a otras creen- justificación intuitiva de una creencia básica es la misma que la involucrada
cias, es seriamente confusa. Explica más bien vagamente que en una situación de definición ostensiva. Pero esa comparación no ayuda mu-
la persona está "consciente" (p, 129) o está "directamente cons- cho, al menos por dos razones. En primer lugar, como Wittgenstein, Sellars, y
otros han argumentado, la noción de definición ostensiva es en sí misma bas-
ciente" (p. 139) del estado de cosas apropiado, o que la persona
tante problemática. De hecho, una objeción completamente análoga a ésta en
tiene "conocimiento directo" (p. 126) de éste, pero no da una contra de la noción de creencia básica podría surgir en contra de la noción de
explicación real de la naturaleza o el estatus epistemológico de definición ostensiva; y esta objeción, si acaso refutable, sólo podría contestarse
este estado de "conciencia directa" o "conocimiento directo", si se interpretara la conciencia involucrada en la ostensión de tal manera que
aunque parece claro que se está suponiendo que se trata de un no fuera de ayuda para el fundacionista en la presente discusión. En segundo
estado cognitivo de algún tipo. (En particular, no queda claro lugar, más directamente, incluso si la noción de la definición ostensiva fuera
27 completamente inobjetable, no sería necesario para este tipo de conciencia el
el significado de "directo", más allá de "no inferencia!" .) que estuviera justificada. Si de lo que se trata es de aprender el significado de
26 En esta sección, las referencias que aparecen entre paréntesis son a este una palabra (o adquirir un concepto), entonces la justificación es irrelevante.
Por consiguiente, la existencia de definiciones ostensivas no mostraría cómo
libro.
27 Quinton nos aclara un poco aquí, recurriendo a la noción de definición
podría haber creencias básicas.
106 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO E:MPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 107

supone de algún modo que el terna de la justificación no surge pero no necesitan ser causados; semiexjJlanatia, los cuales pue-
para las aprehensiones hechas desde esta perspectiva, aunque den explicar, pero no necesitan ser explicados; y sernicreencias,
no da ninguna explicación de cómo o por qué es así. las cuales pueden justificar, pero no necesitan estar justificadas.
Mi propuesta aquí es que no se puede dar esa explicación. La cuestión no es que un movimiento así siempre esté equivo-
Corno se indicó antes, el partidario de la teoría de lo dado cado (aunque sospecho que lo está), sino simplemente que la
está atrapado en un dilema fundamental: si sus intuiciones o naturaleza y la posibilidad de un conveniente freno para el re-
aprehensiones inmediatas se interpretan corno cognitivas, en- greso necesite corno rnínilno establecerse y explicarse clara y
tonces ambas serán capaces de dar justificación y ellas mismas conYincenten1ente antes de que pueda constituir una solución
la necesitarán; si son no cognitivas, entonces no necesitan jus- satisfactoria para cualquier problema del regreso.
tificación, pero también son, aparentemente, incapaces de pro- La principal explicación que a menudo ofrecen los partida-
porcionarla. É.sta, en el fondo, es la razón por la que la teoría rios de la teoría de lo dado sobre dichos estados sernicognitivos
epistemológica de lo dado es un mito. 28 está bien planteada por los términos en los que se describen las
aprehensiones inmediatas o intuitivas: "inrnediato", "directo",
Una vez que se entiende el problema claramente, la única
"presentación", etc. La idea subyacente aquí es la de confronta~
solución posible parece ser establecer la diferencia afirrnando
ción: en la intuición, la n1ente o la conciencia se confronta di-
que una intuición es un estado sernicognitivo o cuasicogniti-
~ectarnen~e ~on su o~jeto, sin la intervención de ningún tipo de
vo, 29 el cual se parece a una creencia en su capacidad de pro-
rntern1edrano. Es en este sentido que el o~jeto se da a la mente.
porcionar justificación, mientras que difiere de una creencia
La metáfora fundarnental que subyace en todo este panorama
porque ella rnisrna no requiere justificación. De hecho, una
~s la vis.ión: la mente o la conciencia se compara con un ojo
concepción así parece estar implícita en la mayoría de las pos-
rnn;at~nal, y el o~jeto de la conciencia intuitiva es aquel que
turas de lo dado, si no es que en todas. Pero cuando se plantea
esta d1rectan1ente frente al qjo mental y abierto a su mirada.
de una manera tan llana, esta "solución" al problema parece
Si tornáramos en serio esta metáfora, se volvería relativamen-
irremediablemente artificiosa y ad hoc. Si ese movimiento es
te simple explicar cómo puede haber un estado cognitivo que
aceptable -nos inclinarnos a protestar- entonces una vez más
pueda justificar, pero que no requiera justificación. (Si la rne-
cualquier tipo de regresión podría resolverse de una manera si-
t~fora se tmna lo suficiente1nente en serio corno para hacer un
milar. Simplemente postular un término final en el regreso que
b1en real al fundacionista, se vuelve admisible sostener que los
sea lo suficientemente parecido a los ténninos previos en cuan-
estados cognitivos intuitivos resultantes tendrían, después de
to a satisfacer, en relación con el penúltimo término, el tipo
todo, que ser infalibles. Porque si se va a excluir toda necesi-
de necesidad o ímpetu que originalmente generó el regreso;
dad de justificación, al parecer la relación prevista de confron-
pero que sea suficientemente distinto de los términos previos
tación debe concebirse corno demasiado interna para pennitir
corno para no requerir él mismo satisfacción de otro término.
cu~lquie1~ posibilidad de error. En la medida en que esto sea
Por lo tanto, tendríamos sernisucesos, los cuales podrían causar
as1, los diferentes argurnentos que se han dado en contra de la
28 Obsérvese, sin embargo, que rechazar lo dado epistemológico no nece-
noción de estados cognitivos infalibles tarnbién valen en contra
sariamente descarta otras versiones de la teoría de lo dado que pueden ser de esta versión de la teoría de lo dado.)
importantes para otros problemas filosóficos. En particular, todavía puede Sin embargo, parece claro que, por desgracia, la metáfora
haber versiones factibles de la teoría de lo dado que representen un obstáculo del qjo rnental no resistirá un escrutinio serio. La mente, cual-
para las perspectivas materialistas de lo. filosofía de la mente. Para distinciones quier otra cosa que pueda ser, no es un qjo ni, hasta donde sa-
útiles entre distintas versiones de la teoría de lo dado, y para una discusión
bernos, nada parecido a un ojo. En última instancia, la metáfora
sobre su importancia en la filosofía de la mente, véase Cornman 1972.
29 Compárese la noción husserliana de "conciencia pre-predicativa". es den1asiado silnple corno para ser siquiera n1ínirnarnente ade-
108 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 109

cuada para la complejidad de los fenórnenos mentales y para la nar. N o parece haber una manera de explicar cómo un estado
diversidad de condiciones de las cuales dichos fenómenos de- cognitivo básico, llámese creencia o intuición, puede estar di-
penden. Esto no equivale a negar que existe un atractivo intui- rectamente justificado por el mundo sin caer nuevamente en
tivo considerable hacia el modelo de la confrontación, especial- el externismo -y de allí, en el escepticismo-. Concluiré con
mente cuando se aplica a la conciencia perceptual, sino sólo a tres con1entarios adicionales cuyo objeto es evitar ciertos tipos
insistir en que este atractivo es demasiado vago en su contenido posibles de malos entendidos. El prin1ero: es natural, en este
como para respaldar adecuadan1ente a los tipos muy específi- sentido, tratar de justificar las creencias básicas recurriendo a
cos de resultados epistemológicos que necesita el fundacionista la experiencia. Pero hay una ambigüedad común en el término
fuerte. En particular, incluso si el conocimiento empírico en "experiencia", que de hecho desdibuja la distinción crucial en
algún mon1ento involucra algún tipo de confrontación o apa- la cual descansa el argumento anterior. Entonces "experiencia"
rente confrontación, esto en sí misnw no proporciona ninguna puede significar experimentar ( i. e., un estado cognitivo) o algo
razón clara para atribuir justificación o fiabilidad epistémica, experimentado (i.e., un objeto de la cognición). Y una vez que
menos aún certeza, a los estados cognitivos resultantes, como se resuelve esta ambigüedad, el concepto de experiencia pare-
sea que se los llame. ce no servirle particularmente al partidario de la teoría de lo
Además, aparte de las vicisitudes de la metáfora del ojo men- dado. El segundo: me he enfocado, por n1era simplicidad, en
tal, existen poderosas razones independientes para pensar que la versión de la teoría de lo dado propuesta por Quinton, en la
intentar defender la teoría de lo dado haciendo uso de la idea cual los estados de cosas físicos ordinarios están entre las cosas
de un estado semicognitivo o cuasicognitivo es algo básicamen- que son dadas. Pero la lógica del argumento sería esencialmen-
te equivocado. La idea básica, después de todo, es distinguir te la misma si se aplicara a una versión más tradicional como
entre dos aspectos de un estado cognitivo, su capacidad para la de Lewis, en la que son las experiencias privadas lo dado, y
justificar otros estados y su propia necesidad de justificación, y no veo que el resultado final sea diferente -aunque tal vez se-
después tratar de encontrar un estado que posea sólo el primer ría difícil discernir, especialmente en casos donde la supuesta
aspecto y no el segundo. Pero al reflexionado parece claro que creencia básica es una creencia sobre otro estado cognitivo-. El
estos dos aspectos no pueden separarse, que es una y la mis- tercero: obsérvese cuidadosamente que el problema planteado
ma característica de un estado cognitivo, a saber, su contenido aquí con respecto a la teoría de lo dado es un problema lógico
asertivo, el cual le permite conceder justificación a otros esta- (en un sentido amplio de "lógico"). Por lo tanto, sería un error
dos y le exige que él mismo esté justificado. Si esto es correcto, pensar que puede resolverse simplemente señalando algún tipo
entonces no sirve de nada introducir estados semicognitivos en de estado que intuitivamente parecería tener los tipos adecua-
un intento por justificar las creencias básicas, ya que en alguna dos de características; el problema es entender cómo es posible
medida dicho estado es capaz de conceder justificación, y en que un estado tenga esas características. (El error sería análogo
esa misma medida requerirá justificación. De modo que aun si al que ocasionalmente se comete en relación con el problema
dichos estados existen, no le son útiles al partidario de la teoría del libre albedrío: el error de tratar de resolver el problema ló-
de lo dado para tratar de contestar la objeción que aquí está en gico de cómo una acción puede no estar determinada, pero
discusión. 30 tampoco ser meramente aleatoria, señalando un acto subjetivo
Por lo tanto, la respuesta que da el partidario de la teoría de esfuerzo o un estado similar, que parece satisfacer intuitiva-
de lo dado al argumento antifundacionista parece no funcio- nlente esa descripción.)
30
Por consiguiente, el fundacionismo parece estar condenado
Es interesante observar que Quinton parece ofrecer una crítica análoga
por su propio ímpetu interno. Parece no haber ninguna ex-
de la teoría de lo dado en un trabajo previo, "The Problem of Perception",
reimpreso en Swartz 1965, pp. 497-526; cfi: especialmente la p. 503. plicación disponible en cuanto a cómo una creencia ernpírica
110 LAURENCE BONJOUR CONOCIMIENTO EMPÍRICO Y FUNDAMENTACIÓN 111

puede estar justificada genuinamente en un sentido epistémico Chisholm, R.M., 1966, Theory ofKnowledge, Prentice-Hall, Englewood
Cliffs.
y, al mismo tie1npo, evitar cualquier referencia a más creencias
Cornman, J.W., 1972, "Materialism and Sorne Myths about Sorne
empíricas o cogniciones que requerirían ellas mismas justifica-
Givens", The Monist, vol. 56, no. 2, pp. 215-233.
ción. ¿cómo se resolverá entonces el problema epistémico del Dretske, F.I., 1969, Seeing and Knowing, Routledge and Kegan Paul,
regreso? La dirección natural en la cual hay que buscar una res- Londres.
puesta es la teoría de la coherencia del conocimiento e1npírico Firth, R., 1964, "Coherence, Certainty, and Epistemic Priority", The
y la concepción de justificación no lineal asociada, que breve- jouTnal of Philosophy, vol. 61, no. 19, pp. 545-557.
mente mencioné con anterioridad. 31 Pero los argumentos por Gettier, E.L., 1963, "Is Justified True Belief Knowledge?", Analysis,
eliminación son, en el m~jor de los casos, peligrosos: puede vol. 23, no. 6, pp. 121-123.
haber otras alternativas aún no formuladas; y todavía amenaza Goldman, A.I., 1967, "A Causal Theory of Knowing", The ]manal of
la posibilidad de que el problema del regreso epistémic? a la PhilosojJhy, vol. 64, no. 12, pp. :)57-372.
larga pueda servir de ayuda y consue1o so/1 o a 1 escept1co.
/ . 39- Goodman, N., 1952, "Sense and Certainty", Philosophical Review,
vol. 61, no. 2, pp. 160-167.
[Traducción de Claudia Chávez Aguilar] Barman, G., 1973, Thought, Princeton University Press, Princeton.
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31 Para una discusión sobre dicha teoría de la coherencia, véase Bonjour Philosophy, vol. 65, no. 6, pp. 157-170.
1976.
32 Estoy agradecido con mis amigos Jean Blumenfeld, David Blumenfeld,

Hardy.Jones,Jeff Pelletier y Martin Perlmutter por sus comentarios extrema-


damente útiles a una versión anterior de este artículo.

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