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Este síndrome está adquiriendo tal relevancia que despierta el interés de los científicos, de
las organizaciones, los departamentos de Recursos Humanos e incluso los Gobiernos. La
Agency for Healthcare Research and Quality U.S. aporta evidencia científica que relaciona
el número trabajadores con el malestar en el trabajo. En este estudio se pone de
manifiesto la estrecha asociación entre una deficiente dotación de recursos humanos y la
consecuente aparición de estrés, burnout, síntomas psicosomáticos, pérdida de bienestar e
insatisfacción.
Otro estudio, en este caso sobre la incidencia de las reestructuraciones en las empresas y en
la salud de los trabajadores, elaborado por Labour Asociados para el Ministerio de Empleo
de España y que incluye datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pone
de manifiesto que “la crisis ha hecho que los trabajadores afronten con miedo y estrés la
posibilidad de perder sus empleos”.
Además, se concluye que “pueden producirse más accidentes, lesiones e incluso muertes en
el trabajo debido a los recortes de personal”.
¿Qué pueden hacer las empresas para ayudar a los
supervivientes?
Los expertos recomiendan que se promueva una mayor comunicación, una mayor
participación de los empleados y el reconocimiento de las emociones que hierven en el
lugar de trabajo para ayudar a los supervivientes a reducir o eliminar sus síntomas y
mejorar el ambiente de trabajo. "Ese miedo, provocado por la falta de comunicación de
parte de la empresa hacia el empleado, puede acabar generando ansiedad, angustia, ataques
de pánico y episodios de llanto", cuenta el psicólogo Roger Puigdecanet de la Unidad de
Atención Psicológica.
Tras la crisis, muchas empresas son conscientes de los efectos que esta situación puede
generar en la productividad, y cada vez más se esfuerzan por contratar a profesionales
especializados en motivar a las personas que sobreviven al reajuste de personal. La
directora de Advantage Consultores, Sylvia Taudien, comenta que “las empresas nos piden
acciones de coaching individual o grupal para volver a cohesionar al equipo, enseñar a
asimilar el cambio y a gestionar el miedo".
Además, Taudien lamenta que "nos estamos encontrando con casos sorprendentes de
directivos muy formados y bien pagados que en momentos difíciles no saben liderar y
transmitir confianza a su equipo y en lugar de eso se sumergen en su propio dolor por la
situación de la empresa".
Conclusión
Si las empresas están dispuestas a realizar despidos (sobre todo a gran escala), es más que
probable que los empleados sufran algunos efectos del síndrome del superviviente. De
todos modos, el impacto de este síndrome puede ser reducido si se adoptan medidas
para entenderlo y redirigir las posibles consecuencias negativas que pueda causar en el
bienestar de los trabajadores.