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Dialogo

Ninguna edad escapa a la depresión, sin embargo, en la infancia y en la adolescencia hay unas
notas diferenciales con respecto a la manifestación de este trastorno del estado del ánimo en
la edad adulta. Desde hace pocas décadas ha aumentado el interés por la depresión en los
primeros tramos vitales. Con anterioridad, se negaba, por ejemplo, la posibilidad de su
presentación en los niños: la infancia era, por fuerza, una "etapa feliz". Aún cuando la dolorosa
evidencia se ha abierto paso, a veces surgen los desacuerdos teóricos y las desigualdades en
los informes acerca de su frecuencia en este periodo del ciclo vital. En la adolescencia,
aproximadamente entre los 12 y los 20 años, no siempre es fácil detectar la depresión; pero
los problemas familiares, la disminución del rendimiento escolar, los delitos, el abuso de
drogas, los trastornos de la conducta alimentaria, etc., pueden hacernos sospechar que el
adolescente sufre un estado depresivo.

De las tres variables consideradas, las diferencias más relevantes en depresión se registran en
relación con el género. No nos sorprende este dato, ya que desde la adolescencia el
predominio de la depresión en la mujer es notorio. Es sabido que la mayor frecuencia de la
depresión en el género femenino es atribuible a factores de índole biopsicosocial. Sin perder
de vista el impacto de las causas hormonales y personales, hay que hacer todo lo posible para
evitar las negativas situaciones sociales que todavía gravitan sobre las mujeres, incluso desde
la etapa adolescente. Las mayores presiones y las menores posibilidades de realización
personal explican, en gran medida, el incremento de las depresiones femeninas respecto a las
masculinas.

En cuanto a la mayor presencia de sintomatología depresiva en adolescentes inmigrantes con


respeto a los autóctonos, hay que pensar, entre otras causas, en la vivencia del desarraigo y en
los problemas de inadaptación y exclusión en nuestro país. Los inmigrantes están expuestos al
estrés del asimilacionismo y a situaciones de rechazo de tonalidad racista y xenófoba. La
ausencia o falta de consistencia en los programas interculturales en los centros escolares deja
a los alumnos inmigrantes en situación de vulnerabilidad a la segregación y a la hostilidad, con
las consiguientes consecuencias psicopatológicas. Estos negativos efectos aumentan en los
casos en que los adolescentes carecen del necesario soporte socio familiar y económico.
Cuando los adolescentes disponen en su entorno extraescolar de suficientes recursos
psicológicos y materiales, es más fácil preservar la salud mental.

Es un trastorno que se presenta en niños, adolescentes y adultos, hombres y mujeres, y se


considera que será en un futuro el estado de ánimo de los seres humanos. Es por ello que es
importante tener claridad de que si se presentan cinco de los siguientes síntomas, es
recomendable acudir a un profesional para la valoración psicológica correspondiente quien a
su vez y dependiendo de la severidad del caso hará equipo multidisciplinario con personal
médico. Los síntomas primordiales son: Pesar, tristeza o ánimo deprimido la mayor parte del
día (a veces irritabilidad en niños o adolescentes), disminución importante del interés en la
mayoría de las actividades diarias, aumento o disminución importante del apetito, insomnio o
sueño excesivo, cansancio inexplicable o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o
culpabilidad, indecisión o capacidad disminuida para pensar o concentrarse, pensamientos
recurrentes de muerte, abandono o suicidio.

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