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Esta totalidad ha considerado a través de la historia, que para ser hombre hay que encajar en
determinado arquetipo. Así, los griegos y sus herederos, los romanos, negaron la
racionalidad, el logos, al esclavo, para justificar su dominación, explotación y exterminio en
caso de rebelión. A todos los que no pensaban de acuerdo con el modelo de la cultura
grecorromana, le llamaron bárbaro, es decir, no hombre o en el mejor de los casos sub-
hombre, pero en todos los casos discriminado.
Los hombres de la periferia, los discriminados, elaboraron la justificación de su racionalidad,
de su humanidad, patentizaron su logos, y sólo así, pudieron dejar su condición de
discriminados y llegaron a ser discriminadores o dominadores, con derecho a exigir a otros la
justificación de su humanidad si deseaban ser admitidos como plenamente hombres en la
nueva cultura.
Esto fue lo que hicieron los estoicos y los epicúreos y, más tarde, los cristianos dentro del
Imperio Romano. Fue entonces, cuando ser humano se convirtió en sinónimo de cristiano. La
discriminación se ha proyectado hasta nuestros días y bajo diversos arquetipos: Occidente
considera que lo europeo y, sólo lo europeo, es lo humano; la civilización occidental de hoy es
sinónimo de humanidad, lo demás es barbarie.
El desarrollo, cuyos portadores actuales son el grupo de los ocho países industrializados, con
Norteamérica a la cabeza, es el nuevo arquetipo propuesto para la imitación como máxima
expresión de lo humano; lo demás es subdesarrollo, es decir, la esfera de lo sub-humano, de
lo infra-humano. En la misma línea, la democracia, la libertad, la competencia, el poder, el alto
nivel de vida, deben ser monopolio de los países industrializados de Occidente y las
carencias de todo tipo el patrimonio de los sub-humanos, de los sub-desarrollados.
De esta forma, piensan los que pertenecen a los centros de poder de Occidente, a las
metrópolis y los que en los países latinoamericanos fueron formados en los centros de poder
y tienen como misión la defensa de los intereses del capital extranjero en detrimento de los
intereses de sus propios países. Para ellos es un hecho natural y aceptable que lo
subdesarrollado o “sub-humano”, sea dominado por lo humano o desarrollado; las metrópolis
justifican su dominación, discriminación y explotación aniquiladora frente a la periferia.
La filosofía latinoamericana como filosofía de la “periferia” es la filosofía de la identificación
del hombre consigo mismo y con su cultura; en este sentido, afirman los
filósofoslatinoamericanos, que ser hombre, no implica necesariamente pertenecer a culturas
que tienen elementos tecnológicos suficientes para ser considerados “desarrollados”.
Tampoco, ser hombre es sinónimo de ser europeo, norteamericano o asiático, sino que ser
hombre es ser lo que somos, latinoamericanos con todo lo que eso implica: rompimiento de la
dependencia con respecto a los centros de poder, necesidad de elaborar un discurso
filosófico que nos permita alcanzar la emancipación mental, económica, política, cultural, que
posibilite la destrucción de las nuevas formas de subordinación implementadas en los
órdenes anteriormente mencionados.
Negar la filosofía latinoamericana es como queda demostrado, negarnos como seres
humanos. Claro está que hay sectores sociales e intelectuales cuyos intereses, por diversas
razones, que no es el caso considerar, están unidos a los intereses de las metrópolis
discriminatorias y se convierten en defensores de las mismas. Estos sectores sociales e
intelectuales se convierten en representantes de la filosofía de la metrópoli y exigen a los
latinoamericanos la justificación de su ser cuando éstos intentan hacerlo pronunciando su
logos, se adelantan a afirmar prepotentes “no existe una filosofía latinoamericana, la única
filosofía posible es la europea, es la filosofía de Occidente”.
La filosofía latinoamericana tiene como objetivo básico interpretar nuestra realidad; ir al
encuentro de nuestras raíces culturales, étnicas, científicas, etc., para identificarnos con ella,
conocerla y hacerla progresar. La identidad de los pueblos de América Latina y la búsqueda
de solución a sus problemas, al igual que el conocimiento de las formas de ser del hombre
latinoamericano, su tradición cultural, la historia de sus pueblos, sus tradiciones, sus
expresiones folclóricas, científicas, técnicas, artísticas, lingüísticas, etc., son una de las
temáticas prioritarias del pensar latinoamericano.
Además, la filosofía latinoamericana, como un pensar que interpreta una realidad específica,
la realidad de América Latina, es un re-pensar nuestra realidad; la realidad de América Latina,
ha sido pensada por los europeos, desde la realidad europea. Por esto es necesario re-
pensar desde el horizonte latinoamericano nuestra historia, nuestra filosofía, nuestro arte,
nuestra religión, nuestra ciencia, nuestra pedagogía, nuestro ejercicio de la sexualidad,
nuestra concepción política, nuestro folclor, nuestras expresiones lingüísticas, etc.
En este campo, se han elaborado trabajos de re-lectura y re-planteamiento de lo
latinoamericano en las áreas mencionadas. Los trabajos que en el pasado elaboraron José
Martí y Simón Bolívar, sobre la política y el destino de estos pueblos, así como el compromiso
y lucha por la libertad de los mismos; la idiosincrasia de América Latina, etc., temas éstos
tratados por los escritores mencionados con profundidad filosófica y proyección histórica.
En este siglo se han realizado re-lecturas de nuestra teología por Leonardo Boff, Gustavo Gu-
tiérrez y en materia de historia de la iglesia católica, Enrique Dussel quien descuella con su
obra Historia de la iglesia en América Latina. El mismo autor ha elaborado estudios de antro-
pología, arte, filosofía y ética con un enfoque liberador; Dussel es creador del Método Analéc-
tico. Fernando González, en Colombia, ha trabajado el tema de la autenticidad y la identifica-
ción con lo nuestro en su obra los negroides; la ética del intelectual y del pequeño aristócrata
es estudiada por José Ingenieros en su obra el hombre mediocre. Igual cosa sucede con Gus-
tavo Gutiérrez y Leonardo Boff en teología sacramental desde América Latina dentro del con-
texto de la teología de la liberación. Todo lo anterior no es más que una muestra de lo más
representativo que se ha hecho y se está haciendo en América Latina en el campo filosófico,
y no es más que una comprobación de que la filosofía latinoamericana es una realidad y no
una aspiración o un deseo como algunos creen.
Por lo anterior, ahora que he hecho algo de filosofía latinoamericana, puedo definir la filosofía,
puedo definir la filosofía latinoamericana como una explicación racional del universo, desde el
punto de vista del origen, sentido y finalidad, del hombre, el mundo y lo trascendente en orden
a construir nuestro propio destino.
ACTIVIDAD:
Con base en la lectura del artículo "¿Existe una filosofía latinoamericana?", responda las si-
guientes cuestiones:
1. ¿Por qué algunos intelectuales afirman que no existe una filosofía propia en América Lati-
na?
2. ¿Por qué se le considera a la filosofía latinoamericana como filosofía de la “periferia” ?
5. Leer muy bien, realizar varias lecturas si es necesario para que pueda dar su opinión en los
encuentros virtuales del 4 cuarto período.
4. CRITERIOS DE EVALUACIÓN:
Se tendrá en cuenta la entrega puntual del taller en el tiempo establecido del 13 de
octubre al 23 de noviembre.
Taller resuelto. 60%
Organización y puntualidad en la entrega del taller 30%
Ortografía 10%
Si no cuenta con computador y resolvió el taller a mano, tome una foto clara del ta-
ller resuelto, debe aparecer en la foto nombre del estudiante y el curso y envíela al
correo del docente de Filosofía,
Keyner Martínez 10°( A, B) al correo: kmartinez@lasgardenias.edu.co
5. RECURSOS:
1.https://www.youtube.com/watch?v=oemdXWHQH3c