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La flexibilidad en la elección/utilización

de los estilos de enseñanza es clave para


abarcar las distintas corrientes de la
EFI según el contexto.

Nombre: Andrea Vega Castellón.


Asignatura: Didáctica 1 (EFI1310-1).
Docentes: Galia Vidal – Rosita Abusleme – Sofía Follegati.
Las prácticas corporales se han realizado de diversas formas desde el origen del ser
humano, y mediante la evolución de este, la actividad física ha variado en su finalidad
(supervivencia/salud y calidad de vida) permitiendo aproximadamente el siglo XVIII el
nacimiento de la educación física como materia educativa en las escuelas. La educación
física es una práctica pedagógica que tiene como consigna principal educar el movimiento,
así como a través de él, a lo largo de su historia ha contado con diversas corrientes que han
sido influenciadas por distintos campos de conocimiento, y que permiten a los profesores
sustentar sus decisiones. Estas corrientes, se presentan como formas opuestas respecto a sus
concepciones del cuerpo humano, que varía desde la simple consideración biológica a la a
la concepción de una entidad expresiva, con diversas valorizaciones y significados. Aun
así, se puede tomar una posición en la que el complemento de estas sea enriquecedor a fin
de cubrir todas las necesidades posibles mediante la integración de los diversos procesos de
educación del movimiento, ampliando la gama de posibilidades para los estudiantes, según
el contexto en que se encuentren. Para lograr esto, es vital ser flexible en la utilización de
los estilos de enseñanza, pues le permite al docente tomar distintos posicionamientos,
dependiendo del contexto que se presente en cada situación de clases. Es por esto que el
presente ensayo tiene como propósito confirmar la importancia de manejar los distintos
estilos de enseñanza y ser flexible en cuanto a su utilización, tanto para pasar de uno a otro,
como para mezclarlos y complementarlos según sea necesario, en pos de que el docente
realice la elección más útil sobre las distintas corrientes, y logre adaptarse a los diversos
contextos que se pueden presentar. Para llevar a cabo el propósito del presente ensayo en
primer lugar se definirán los conceptos de estilos de enseñanza y corrientes de la educación
física. Para luego continuar con la explicación sobre la visión del cuerpo que tiene cada una
de las tres corrientes a tratar, y a través de que contenidos abarcados por la educación física
se expresa cada una de estas concepciones. Por último, se pretende relacionarlas con el
estilo de enseñanza que por sus características es más óptimo para llevar al aula cada una.

Los estilos de enseñanza según González-Peiteado (2013) son las formas de llevar al aula la
praxis de la docencia, los cuales varían en su tradición histórica, y sus configuraciones
político-sociales, existenciales, y culturales. El estilo de enseñanza que se utiliza, alude a la
tendencia/preferencia que tiene el docente con respecto a su visión de la praxis educativa y
el rol que cumple cada parte (profesor-alumno) en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por
lo tanto, la elección del estilo, alude también a su modo de interactuar con los estudiantes
en función de la demanda específica de la tarea.
Asimismo, las corrientes de la educación física,
“son construcciones sociales que se han ido construyendo, en el tiempo, a partir de
los conocimientos, creencias, formas de pensar y de sentir en relación a esa área de
estudios. En el caso particular de la educación física escolar estas construcciones
socioculturales representan diferentes maneras de ver y entender el cuerpo y el
movimiento.” (Moreno. 2010. p.1).
Esto generalmente provoca una dicotomía interna sobre que posicionamiento tomar, la cual
varía dependiendo de las experiencias de cada persona, y genera diferencias entre docentes
en cuanto a la percepción del enfoque que debería tomar la asignatura. Pero la educación
física al ser tan amplia y abarcar tantos contenidos, permite que a pesar de estas ser
contrarias en cuanto a sus concepciones, en el currículum escolar no sean excluyentes, por
lo que lo más óptimo es ser flexible en la utilización de estas, así el contenido a enseñar lo
requiera pues influyen de forma directa al momento de llevar la asignatura a las aulas.
Es por esto que conocer y comprender tanto los estilos de enseñanza como las corrientes de
la educación física se vuelve vital para posicionarse de forma consciente, y utilizar las
herramientas en favor del proceso enseñanza-aprendizaje. Las tres corrientes que se
mencionarán en este ensayo serán la que comprende el cuerpo humano como una máquina
(biomédico), la corriente psicosomática, y la expresiva. Además, se relacionarán los
distintos estilos de enseñanza con la corriente a la que más se asocian, sin obviar que todos
los contenidos de la educación física se complementan de forma constante, por lo tanto,
estaremos mencionando aquello que predomina, pero no quiere decir que es lo único que se
requiere.
El concepto mecanicista del cuerpo se basa en una postura filosófica planteada por
Descartes, la cual establece un dualismo en el ser humano, separando la psiquis (mente,
ideas, espíritu, etc.) del cuerpo, reduciendo la concepción del último a lo biológico de este,
y a la biomecánica y funcionalidad de sus movimientos. Según González, A y González, C
(2010) en la corriente del cuerpo máquina este es entendido como un conjunto de
estructuras biológicas que servirán como un instrumento para la mente, homogeneizando
los cuerpos a un mismo prototipo de máquina, que funciona en todos de la misma manera.
“El cuerpo es asimilado a una máquina y el movimiento al producto de ésta. En esa
época era necesaria la formación de un cuerpo productivo, fuerte, saludable y, al
mismo tiempo, obediente y disciplinado, todo lo cual se garantizaba a través de
estructuras de poder del Estado, la escuela y la clínica” (González & González.
2010. p.175)
Es esta la explicación y la utilización que hasta el día de hoy se le otorga a esta corriente, y
si bien esta podría ser negativa cuando se utiliza en exceso, y/o en situaciones que requieren
de otra perspectiva, es una concepción útil al momento de la enseñanza de los deportes, la
condición física, y el entrenamiento, en la educación física. Debido a la importancia que
tienen las técnicas para lograr la eficacia, y los objetivos personales, e implícitos que estos
contenidos traen consigo, ya que requieren de una visión y un análisis mecánico y biológico
del cuerpo, priorizando un conocimiento de la fisiología y la biomecánica de este junto con
los movimientos a realizar, para lograr una eficiencia y funcionalidad en la ejecución de
estos movimientos, logrando así un cuerpo enseñado.
Ya comprendiendo esta corriente, podemos asociar como estilo de enseñanza más funcional
al momento de trabajar estos contenidos, es el estilo tradicional, el cual se caracteriza por el
protagonismo del profesor en la toma de decisiones, la centralización en los contenidos, y
por la homogeneización de los aprendices, además según Retamal, Quiroz, Morales y
Salinas (2016) mediante este estilo se da un aprendizaje por repetición constante de
estímulo-respuesta, el cual es rápido, preciso, masivo y generalizado, es por esto que parece
ser extremadamente eficaz en las tareas que buscan un rendimiento técnico. Y el estilo
tradicional, si bien es bastante diferente se podría complementar a la vez con el estilo
participativo, caracterizado por fomentar la participación activa del estudiante desde la
corrección, ayuda (observador), y colocación de material. Y/o el estilo socializador por los
contenidos valóricos, actitudinales, y de cumplimiento de reglas, además de las tareas
colaborativas y de resolución de problemas en forma grupal que fomenta su utilización.
Desarrollando una creación positiva y única de una especie de híbrido, en la cual
predomine el primer estilo mencionado, pero que a la vez se equilibre y beneficie con lo
más característico del segundo y/o tercero para lograr un proceso enseñanza-aprendizaje
eficaz.
La visión del ser humano como una unidad psicosomática tiene sus raíces en la filosofía
cartesiana, por lo tanto, continúa con una concepción dualista del ser, separando
alma/mente – cuerpo, pero que, según Lemos, Restrepo y Richard (2008) a diferencia de la
corriente mecanicista, esta es consciente de que existe una relación entre estos dos mundos,
la cual les permite funcionar a partir de la información que ambos se transmiten, pero por
sobre todo considera la influencia de la mente sobre el cuerpo, y cómo lo que sucede en la
primera puede afectar al segundo a través de la somatización. En la educación física esto se
ve reflejado en la práctica psicomotriz y sociomotriz, las cuales según Le Boulch (1992)
tienen como finalidad que el ser humano se adapte a su medio físico, y entorno social, a
través del cuerpo y la destreza física. Si bien es la infancia la etapa en donde el desarrollo
de la psicomotricidad y sociomotricidad son fundamentales, también se pueden encontrar
de forma implícita durante toda la etapa escolar, mediante la práctica de juegos individuales
o colectivos, orientados a desarrollar la coordinación, el equilibrio y la orientación espacio-
temporal.
Por las características de esta corriente, se prefieren metodologías y estilos más bien
abiertos o libres, siendo vital el protagonismo de quien aprende, es por esto que el estilo
cognitivo caracterizado según Retamal, Quiroz, Morales y Salinas (2016) por fomentar un
desarrollo integral del individuo mediante un descubrimiento guiado y la exploración
motriz, fomentando al alumno a encontrar las respuestas o soluciones adecuadas para él,
provocando así una internalización de estas, además de la estimulación constante de
capacidades cognitivas para luego ser traspasadas a situaciones reales. Junto con el estilo
individualizador el cual fomenta un aprendizaje automotivado e individual, y se asimila al
primero en cuando al rol del profesor como un guía que decide lo que se enseña,
considerando que “el alumno tiene cierta liberta en cuanto a la ejecución, ritmo de trabajo y
tarea a realizar dentro de los estilos individualizadores encontramos trabajos por grupos
(niveles, intereses), programas individuales entre otros.” (Retamal, Quiroz, Morales y
Salinas. 2016. p.48). Permitiendo que el estudiante decida el cómo, cuándo y dónde,
realizara su proceso de aprendizaje. Serán útiles para el desarrollo de los contenidos
abarcados por esta concepción del ser humano, ya sea cada una por separado, o mediante la
fusión de ambas, permitiendo así al docente tomar lo que más le acomode de cada una
según el contexto en el que se encuentre, en pos de que el aprendizaje sea significativo.
La corriente expresiva, se diferencia de las dos anteriores debido a su concepción unicista
del ser humano, considerándolo como un ser indivisible, un cuerpo sujeto, siendo
básicamente el reconocimiento de la condición humana del ser. Según Moreno (2010) la
concepción expresiva del cuerpo se focaliza en el carácter expresivo del movimiento,
comprendiendo que no existen modelos que predeterminen este, pues tanto el cuerpo como
el movimiento son construcciones personales influenciadas por el contexto social, las
experiencias, y las emociones. Haciendo énfasis en el valor expresivo del cuerpo y
movimiento, evitando poner el foco en el rendimiento y competición de este, se comprende
el movimiento como un instrumento de comunicación, y la expresión corporal como central
en esta corriente. Esta concepción se materializa mediante la corporeidad, explicada por
Gallo como
“ser-cuerpo se expresa ontológicamente en el hecho de que yo soy un ser encarnado.
No sólo un ser corporal en un sentido descriptivo, sino que ‘yo soy’ con la
connotación metafísica de que mi yo ‘es’, en cuanto yo humano, gracias a su
corporalidad. ‘Yo soy mi cuerpo’ quiere decir, mi yo es encarnado, mi ser-
encarnado es mi propia existencia. (…) mi cuerpo es experimentado como mío en
cuanto que lleva mis acciones (…) el cuerpo es vivenciado, intuido y
experimentado, es un ser-situado-corporalmente-en-el-mundo” (Gallo. 2006. p.51)
Así como también a través la motricidad humana la cual se conoce por ser la
exteriorización de la corporeidad,
“La motricidad es concebida como la forma de expresión del ser humano, como un
acto intencionado y consciente, que además de las características físicas, incluye
factores subjetivos, dentro de un proceso de complejidad humana. En esta
perspectiva el cuerpo no es objeto, sino conciencia de sí como sujeto.” (González y
González. 2010)
Ambas abarcadas también por la educación física escolar. Estas se relacionan
estrechamente y se pueden llevar al aula mediante la realización de actividades que pueden
ser tanto individuales como colectivas que fomenten y guíen el autoconocimiento, el
desarrollo del esquema corporal, y la expresión.
Según Moreno (2010) esta corriente se asocia con una enseñanza no directiva de los
contenidos, en donde lo fundamental es la experiencia vivida por el alumnado. Es por esto
que sería ideal para llevar al aula los contenidos abarcados por la concepción expresiva, una
mezcla entre el estilo creativo, que desde el análisis de Retamal, Quiroz, Morales y Salinas
(2016) se distingue por fomentar un papel activo y espontáneo del estudiante, asi como
también el pensamiento divergente, la creación motriz y la creatividad durante el proceso y
como producto de este, facilitando la libre expresión del alumno. Y el estilo cognitivo ya
descrito con anterioridad, el cual se basa principalmente en la actuación del docente como
guía, para que el alumno logre el aprendizaje mediante la experimentación motriz y el
descubrimiento de las respuestas y/o soluciones a lo propuesto por el profesor. Asimismo,
se podrían utilizar por separado, manteniendo sus características propias y de todas maneras
lograr lo esperado.

A modo de conclusión, la educación física es una práctica pedagógica que abarca una
enorme gama de contenidos para llevar al aula, los cuales son fundamentados bajo distintas
corrientes, y por lo tanto bajo distintas concepciones del cuerpo. Estas si bien son contrarias
en su visión del ser humano, y como individuos se puede elegir una por sobre las otras, es
necesario lograr visualizarlas como herramientas que nos permitirán englobar en su
totalidad lo saberes que comprende la educación física, y posicionarnos según el contenido
lo requiera. Para el logro de esto, se vuelve indispensable evitar aferrarse tanto a una
corriente como a un estilo de enseñanza, priorizando la adaptación a las corrientes, y al
contexto que están en constante cambio. Por lo mismo se debe preferir una postura de
adaptación ante la elección y utilización de los diferentes estilos de enseñanza, ya sea
referida al cambio del estilo en concreto, o a la fusión de estos para adaptarlas a las
preferencias del docente, así como a las necesidades del contexto. En palabras de Muros,
Som, Leyva y Zabala (2010) un docente para ser eficaz y eficiente debería comprender y
dominar diferentes estilos de enseñanza, y junto con esto tener la capacidad de combinarlos
adecuadamente a su favor (y al de la situación), para poder elegir cual utilizar luego de
analizar previamente el contexto en el que se va a encontrar, siempre teniendo en presente
que no existen estilos de enseñanza buenos o malos, sino que estos siempre serán
dependientes del contexto y de la adecuada utilización. Este tema es de vital importancia
para la praxis de la docencia, porque permite replantear los posicionamientos y visiones
estrictas sobre la concepción del ser humano, y los procesos de enseñanza-aprendizaje,
fomentando una flexibilidad en cuanto a la utilización de las herramientas pedagógicas, que
favorecerán el proceso antes mencionado, tanto para los alumnos, como para los docentes.
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