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Evaluación de la Fortaleza Yoica en Agresores Sexuales Infantiles a través del Cuestionario Desiderativo

Evaluación de la Fortaleza Yoica en Agresores Sexuales


Infantiles a través del Cuestionario Desiderativo
Ego Strength Assessment in Child Sexual Offenders
trough Desiderative Questionnaire*
Pool, Alejandro1

1
Psicólogo Universidad de Chile. Diplomado en Psicodiagnóstico Pontificia Universidad Católica de Chile. Desempeño
como psicólogo en Gendarmería de Chile. Docente Cátedras de Evaluación Socio-afectiva y de la Personalidad y
Psicodiagnóstico en la Universidad Santo Tomás, Arica, Chile.
E-Mail alejandropoolb@yahoo.com

*Agradezco la inestimable ayuda de Rodrigo González Varas, Profesor Ayudante de la Cátedra de Psicodiagnóstico de
la Universidad Santo Tomás, Arica, en el análisis estadístico del material.
Investigaciones en Psicología, 2012, 17, 1, 119-138 119
Evaluación de la Fortaleza Yoica en Agresores Sexuales Infantiles a través del Cuestionario Desiderativo

RESUMEN: ABSTRACT:

EVALUACIÓN DE LA FORTALEZA YOICA EN EGO STRENGTH ASSESSMENT IN CHILD


AGRESORES SEXUALES INFANTILES A TRAVÉS SEXUAL OFFENDERS TROUGH DESIDERATIVE
DEL CUESTIONARIO DESIDERATIVO QUESTIONNAIRE
La presente investigación tuvo por objetivo evaluar This study aimed to assess the ego strength of child
la fortaleza yoica de los agresores sexuales infanti- sexual offenders through the Desiderative Ques-
les a través del Cuestionario Desiderativo. La tionnaire. The sample was composed by 22 men
muestra estuvo constituida por 22 sujetos encarce- who had been sentenced for these crimes and were
lados condenados por este tipo de delitos en el imprisoned in the Penitentiary Complex of Arica,
Complejo Penitenciario de Arica, Chile. Chile.
De un total de 26 indicadores asociados a baja for- Out of 26 indicators related to diminished ego
taleza yoica, 11 resultaron significativos: Respues- strength, 11 resulted significant: Self Response, In-
ta de Sí Mismo, Respuesta Inducida, Respuesta duced Response, Generic Response, Shortened Re-
Genérica, Tiempo de Reacción Acortado, Mezcla action Time, Cathexis Mix, Liability of Identifica-
de Catexias, Labilidad en la Adhesión de Identifi- tion Adhesion, Idealization, Devaluation, Rational-
caciones, Idealización, Devaluación, Falla en la ization Failure, Positive Cathexis Sequence Altera-
Racionalización, Alteración de la Secuencia de Ca- tion and Negative Cathexis Sequence Alteration.
texias Positivas y Alteración de la Secuencia de The obtained results suggest child sexual offenders
Catexias Negativas. have important indicators related to ego weakness
Los resultados obtenidos sugieren que los agreso- in the Desiderative Questionnaire.
res sexuales infantiles presentan importantes ele-
mentos asociados a debilidad yoica en el Cuestio- Key words: Child sexual offenders - Desiderative
nario Desiderativo. questionnaire - Ego Strength

Palabras clave: Agresores sexuales - Cuestionario


desiderativo - Fortaleza Yoica

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Alejandro Pool

Antecedentes

Aproximación al mundo interno de los agresores sexuales infantiles


El conocimiento actual respecto a los agresores sexuales infantiles y su mundo interno es parcial y re-
quiere de mayor investigación y clarificación. La literatura especializada no sugiere la existencia de un
perfil de personalidad único, aunque sí de algunas características personales y biográficas comunes. Los
agresores sexuales parecen no constituir un grupo homogéneo, ya que las relaciones interpersonales tem-
pranas de los agresores sexuales de adultos se parecen más a las de los delincuentes violentos que a las
de los ofensores sexuales infantiles. Estos en comparación con los ofensores sexuales de adultos experi-
mentaron menos maltrato físico y tuvieron padres más respondientes y menos rechazantes, que ejercie-
ron mayor supervisión y disciplina. Sin embargo los agresores sexuales infantiles reportaron haber sufri-
do más frecuentemente agresiones sexuales en su niñez que los agresores sexuales de adultos y tendieron
a evaluarse de forma más negativa, lo que se reflejaría en relaciones vinculares menos autónomas, con
estilos de apego temerosos y preocupados, mientras que los ofensores de adultos tenderían a establecer
vínculos desdeñosos (McCormack, Hudson & Ward, 2002).
En relación a experiencias sexuales tempranas con otros niños, los agresores sexuales infantiles reporta-
ron significativamente un mayor índice de sentimientos positivos respecto de experiencias sexuales con-
sensuales y mayores niveles de actividades sexuales no consentidas que los agresores sexuales de adultos
y delincuentes no sexuales. Refirieron también mayores sentimientos negativos y de confusión retrospec-
tivos respecto de la actividad sexual mantenida de niños con adultos (Connolly & Woollons 2008).
Por otra parte, las explicaciones respecto a su propia actividad delictual difieren entre los agresores
sexuales infantiles y los agresores sexuales de adultos. Mann y Hollin (2007) evaluaron a través de un
cuestionario las explicaciones que ambos grupos daban de sus ofensas sexuales. Los resultados hallados
sugieren que los agresores sexuales infantiles explican más frecuentemente sus transgresiones sexuales
debido a satisfacción sexual (43.1%), deseo de aliviar estados emocionales negativos (23.1%) o deseo de
intimidad (21.5); mientras que los agresores sexuales de adultos atribuyeron sus agresiones sexuales más
frecuentemente a venganza (que incluye el deseo de humillar y degradar) (25.7%), impulsividad (22.9%)
y satisfacción sexual (20%).
Las agresiones sexuales infantiles se incluyen en el concepto más amplio de perversión, que puede ser
entendido como la forma erótica del odio caracterizada por la crueldad y el deseo de humillar al otro y a
sí mismo, además de la evitación de una relación emocional duradera (Stoller, 1975, 1985; citado en Ga-
bbard, 2002). Es así que para los agresores sexuales infantiles el acto sexual con niños puede implicar
tanto una sensación de triunfo y venganza que acompaña a la transformación de víctima a victimario
como la fantasía inconsciente de fusión con un objeto ideal, que protege de la angustia del envejecimien-
to y muerte (Gabbard, 2002).

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Kernberg (1997) sostiene que en las perversiones en general existen diferencias radicales en sus precon-
diciones dinámicas y estructurales. Es así, que en la organización de personalidad neurótica, la perver-
sión es una defensa contra la angustia de castración propia del Complejo de Edipo irresuelto, mientras
que en la organización limítrofe, la agresión preedípica es responsable de la distorsión paranoide de las
imágenes parentales tempranas bajo la forma de una atemorizante combinación padre-madre que condu-
ce a que las relaciones sexuales se vean infiltradas de agresión. El incremento de agresión en el Complejo
de Edipo conduce a que la angustia de castración y envidia del pene se vuelvan tremendamente exagera-
das, con lo que el Superyó adquiere un carácter persecutorio. Por otra parte, dentro de la organización
limítrofe se encuentra el espectro narcisista, en el que el sexo y el amor se reclutan al servicio de la agre-
sión y el Superyó opera de manera muy regresiva y permite la emergencia de perversiones sádicas vio-
lentas. A este respecto, cabe señalar que muchos agresores sexuales infantiles padecen de trastorno de
personalidad narcisista o psicopático (Gabbard, 2002). Por último, en la organización psicótica, la pérdi-
da del juicio de realidad contribuye a que la agresión intrapsíquica intolerable se proyecte en un objeto a
destruir ya que no se mantiene una diferenciación de éste.
Diversas investigaciones sugieren que un número importante de agresores sexuales infantiles fue vulne-
rado sexualmente en su infancia, aunque la estimación de su porcentaje varía ampliamente según dife-
rentes estudios (Connolly & Woollons, 2008; Proeve &Reilly, 2007). Por otra parte, McCormack, Hudson
& Ward (2002) hallaron que el maltrato físico, abuso sexual, pérdida de cuidadores y conflictos familiares
fueron habitualmente reportados como parte de las experiencias tempranas en este tipo de población.
En un estudio en que se revisaron los expedientes de 324 agresores sexuales infantiles y de adultos, se
encontró que los ofensores que sufrieron de agresiones sexuales infantiles reportaron más frecuentemen-
te experiencias de maltrato físico, permanencia en casas de acogida y mantención de relaciones homo-
sexuales que los ofensores no agredidos sexualmente. A la vez presentaron un mayor porcentaje de deli-
tos no sexuales, mayor frecuencia de agresiones sexuales a víctimas masculinas, mayor cantidad de víc-
timas y versatilidad abusiva (víctimas de ambos sexos, intrafamiliares y extrafamiliares y de distintos
rangos etáreos) que los ofensores no agredidos sexualmente (Proeve &Reilly, 2007).
El agravamiento del funcionamiento psíquico y relacional de los agresores sexuales infantiles víctimas de
ofensas sexuales tempranas puede entenderse desde la perturbación del apego con las figuras primarias que
este tipo de agresiones y la violencia física pueden producir. La perturbación en los patrones de apego re-
dunda en la reducción de la capacidad para regular estados negativos y en el establecimiento de vínculos
teñidos de desconfianza hacia los demás (McCormack, Hudson & Ward, 2002). Estos autores reportaron que
la mayoría de los ofensores sexuales describieron a sus cuidadores como poseedores de altos índices de
negligencia y rechazo y con bajos niveles de supervisión, disciplina y consistencia. Estos agresores que se
evaluaron a sí mismos negativamente, mostraron un patrón defensivo o evitativo en relación a la búsqueda
de soporte externo y presentaron secuelas traumáticas como confusión y ansiedad sobre su identidad se-

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xual, dificultad para asumir la masculinidad y reactualización de experiencias abusivas tanto como vícti-
mas como perpetradores (Watkins & Bentovin, 1992, citado en Proeve &Reilly, 2007).
Existen variadas taxonomías que diferencian a los agresores sexuales según se consideren variables como
la utilización de fuerza física, edad o sexo de la víctima, presencia de sadismo o parafilias, motivación
subyacente a la ofensa, etc. Una de las clasificaciones de más amplia aceptación es la desarrollada por
Knight y Prentky (1990). Estos investigadores distinguen cuatro tipos de agresores: el oportunista, que
comete asaltos oportunistas y predatorios donde la motivación para la ofensa es la gratificación sexual
inmediata y la violencia es usada instrumentalmente. El rabioso generalizado, que se caracteriza por la
existencia de rabia generalizada e indiferenciada en todos los aspectos de su vida, por lo que tiende a
tener una larga historia de conductas antisociales y en que la agresión sexual expresa de manera directa
su agresión por lo que puede causar daño físico severo a la víctima. El tipo sexual, se caracteriza por la
existencia de fantasías sexuales y se subdivide en el tipo sexual sádico (abierto u oculto) que sexualiza
sus impulsos agresivos; y tipo sexual no sádico que mantiene un constante sentido de inadecuación y
necesidad de dominio. Por último, el tipo misógino/vindicativo dirige su rabia contra las mujeres y se
caracteriza por un alto grado de daño físico y la instrumentación de conductas que buscan denigrar y
humillar a sus víctimas.
De la clasificación anterior, se hace evidente que el sadismo es una característica que está presente en
distinta cuantía en los agresores sexuales infantiles. La mayoría de los investigadores concuerda en que
el poder, control y dominación sobre la víctima y la degradación, crueldad, tortura, mutilación sexual y
excesiva violencia caracterizan al sadismo sexual donde además el ofensor experimenta excitación se-
xual (Marshall & Yates, 2004).
Lev-Wiesel & Witztum (2006) compararon agresores sexuales de adultos con agresores sexuales infantiles
encarcelados a través del Test del Dibujo de Sí Mismo. Estos investigadores hallaron más indicadores
gráficos de agresividad en los agresores sexuales de adultos, mientras que indicadores de sexualización
fueron hallados más frecuentemente en los agresores sexuales infantiles, hecho concordante con que la
mayor parte de los agresores sexuales infantiles no utiliza la fuerza sino la manipulación psicológica y la
progresión de las transgresiones para involucrarse sexualmente con niños (Hall & Hall, 2007).
Sheldon & Howitt (2008) evaluaron las fantasías sexuales a través de cuestionarios autoadministrados en
una muestra de 51 agresores sexuales infantiles encarcelados, entre los que distinguieron ofensores que sólo
tuvieron contacto con sus víctimas a través de Internet, agresores cuyas ofensas consistieron en establecer
contacto físico con sus víctimas y agresores mixtos. Los resultados hallados por estos autores sugieren que
en general las fantasías más comunes en estos ofensores son las fantasías típicas heterosexuales, aunque
fantasías pedófilas fueron también comunes. Los agresores que mantuvieron contacto con sus víctimas re-
portaron menos fantasías relativas a la agresión sexual que los agresores a través de internet.
Una importante herramienta clínica que arroja luz sobre las dinámicas inconscientes del mundo interno

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de los agresores sexuales infantiles es la contratransferencia del terapeuta, que en estos casos tiende a ser
compleja debido a que contiene las identificaciones proyectivas de elementos muy primitivos. Friedrich
& Leiper (2006) realizaron un estudio cualitativo de la contratransferencia en terapeutas que trataban con
agresores sexuales incestuosos a través de entrevistas semi-estructuradas. Sus hallazgos sugieren la exis-
tencia de reacciones negativas tales como rabia, hostilidad, crítica y frustración vinculadas principal-
mente a la condenación moral por parte de los terapeutas a la falta de empatía con la víctima exhibida
por los agresores y su tendencia a engañar y ser resistentes a la intervención. Llama la atención el parale-
lismo observable, por una parte, entre los procesos experimentados por los terapeutas y las víctimas:
sentimientos de vergüenza, ausencia de emociones (que podría vincularse al uso defensivo de disocia-
ción y negación), alteración de sus vidas personales (sueños y relaciones de pareja) y sensación de ser
controlados, invadidos y manipulados; mientras que por otra parte, se produce una identificación de los
terapeutas con los agresores al considerar al paciente como objeto (agresor sexual) o como persona, de la
misma forma en que fluctúa la percepción de éste respecto a la víctima. Sin embargo, es posible que a
medida que el tratamiento progrese el terapeuta pueda contactarse con los aspectos más carenciados y
sufrientes de este tipo de población. Así, por ejemplo, Colebank (2004) reporta sentimientos transferen-
ciales cariñosos, protectores y maternales luego de un arduo psicoanálisis con un paciente vulnerado
sexualmente en su infancia y que se caracterizaba por una persistente rabia, arrogancia narcisista y nece-
sidad de control.
Por último cabe mencionar someramente un tema que reviste profunda importancia para el sistema penal
y de rehabilitación delictual: la tasa de reincidencia criminal que presentan los agresores sexuales en
general. Esta oscila entre 10-15% en 5 años, aunque podría ser mayor debido a casos no detectados (Han-
son & Bussiere, 1998, citados en Hanson y Morton-Bourgon, 2005). Un estudio metaanalítico de 82 inves-
tigaciones de reincidencia de delitos sexuales halló que las preferencias sexuales desviadas (delitos
sexuales y parafilias) y la orientación antisocial (personalidad o rasgos antisociales) son los mayores
predictores de reincidencia en delitos sexuales (Hanson y Morton-Bourgon, 2005).

El Cuestionario Desiderativo y la Evaluación de la Fortaleza Yoica

El Cuestionario Desiderativo o Test Desiderativo (CD) es un test proyectivo de estimulación verbal que
junto con otros instrumentos clínicos integra la batería psicodiagnóstica.
La autoría de esta técnica psicodiagnóstica se debe a los psiquiatras españoles Pigem y Córdoba quienes
la propusieron en 1946. Posteriormente Jaime Bernstein introdujo modificaciones al test y sentó las bases
para una interpretación psicoanalítica de éste en la década de los 60s. Sin embargo, la investigación con
esta prueba ha sido esporádica y aislada (Celener & Guinzbourg, 2004).

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En el cuestionario, el evaluado es sometido a las siguientes preguntas: “Si no pudiera ser persona, qué es
lo que más le gustaría ser”. Se esperan respuestas (catexias positivas) que cubran los tres reinos: animal,
vegetal e inanimado. Posteriormente se interroga: “Si no pudiera ser persona, qué es lo que menos le gusta-
ría ser”. Se esperan símbolos (catexias negativas) de los mismos reinos mencionados precedentemente.
Esta prueba supone enfrentar al Yo del evaluado a una muerte fantaseada, ya que supone la aniquilación
al dejar de ser persona y tener que realizar una elección no humana, poniendo en marcha el proceso de
identificación-desidentificación (Maladesky & Veccia, S/F). García Arzeno (2003) señala que el CD pone
al evaluado en una situación ambivalente ya que, por una parte, le enfrenta con la muerte y la castración
y por la otra le permite fantasear con la omnipotencia de la resurrección. A este respecto, este test permi-
te la emergencia de identificaciones proyectivas por acción tanto de la fantasía de muerte como por la
libido. En este último caso se buscan objetos ideales o se intenta recobrar mágicamente partes perdidas
en los objetos (Brodesky, Madanes & Ravinovich, 2003).
Las catexias positivas informan de los aspectos valorizados, del ideal del yo, de lo que falta para lograr la
completud y omnipotencia y de las defensas empleadas, mientras que las catexias negativas remiten tan-
to a la fantasía de lo que el Yo teme que ocurra si fracasan las defensas como a las consecuencias negativas
de la utilización de tales defensas (De Schust & Grassano, 2003; García Arzeno, 2003).
La información sobre el evaluado que entrega el CD es comprensible desde y dentro el marco teórico dado
por el Psicoanálisis, ya que lo que este test permite visualizar es la configuración intrapsíquica a través
de las angustias predominantes y sus defensas a partir de la aniquilación del yo-falta-castración. De esta
manera, se exploran tanto los conflictos inconscientes, fantasías de relaciones de objeto y punto de fija-
ción del desarrollo psicosexual, como la fortaleza yoica y el funcionamiento e integración de las distintas
instancias psíquicas, todo lo cual permite inferir la estructura de personalidad (Celener & Guinzbourg,
2004; Maladesky & Veccia, S/F).
La interpretación de los resultados del test contempla el análisis de la triple significación del símbolo:
universal, cultural y personal. El símbolo elegido representa los deseos, ya que la tramitación de las fan-
tasías desiderativas es comunicada en forma simbólica e intelectualizada. Por esta razón, en la psicopa-
tología existe un alejamiento del proceso secundario que redunda en la falla en la simbolización y confu-
sión en la respuesta (Maladesky & Veccia, S/F).
Celener y Guinzbourg (2004), abordan en profundidad los mecanismos necesarios para una efectiva cap-
tación de la consigna del test. En éste se necesita un manejo del pensamiento simbólico con predominio
del proceso secundario, solo así se puede reconocer la consigna como una situación lúdica. El fracaso en
la disociación instrumental primaria se expresa al no poder elegir un símbolo ya que se vivencia la con-
signa como una ataque concreto a la integridad. Por otro lado, para discriminar dentro de cada símbolo
los aspectos valorizados de los rechazados, el evaluado debe utilizar la disociación instrumental secun-
daria, indicador de un Yo diferenciado. Si falla esta defensa es probable la confusión en la elección de

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símbolos positivos y negativos. La disociación patológica se expresa en una marcada distancia entre los
símbolos valorizados y los rechazados.
Un segundo mecanismo necesario para contestar eficazmente el CD es la identificación proyectiva en la
que el Yo deposita un aspecto de sí mismo en un símbolo con el cual se identifica. Es signo de adaptación
el apelar al repertorio de representaciones verbales ya que el individuo es capaz de mediatizar la acción
a través del pensamiento. Los fracasos de este mecanismo se manifiestan en la pérdida de distancia entre
el símbolo y los aspectos representados, evidenciando una falla en la represión, confundiendo el objeto
con el símbolo originario. También es signo patológico de fragmentación el elegir más de un símbolo en
la misma catexia, en tanto ningún objeto es suficientemente valioso para elegirlo únicamente, así como
la perseveración en la elección del reino indica rigidez en la utilización de la identificación proyectiva.
La última defensa necesaria para abordar el CD es la racionalización, la cual permite dar una explicación
coherente desde el punto de vista lógico y moral del símbolo elegido. La racionalización implica adecua-
ción del pensamiento a la realidad consensual y su fracaso alude a la pérdida de la directriz del pensa-
miento, fragilidad del criterio de realidad e incapacidad de reflexionar en torno a la propia conducta. El
sobredimensionar la racionalización es signo de sobrecompensación que evidencia la necesidad de refor-
zar los procesos lógicos para compensar la debilidad yoica.
La Fortaleza Yoica alude al grado de estructuración del Yo y al grado de indemnidad o compromiso de
sus funciones. Entre éstas destacan (Freud, 1923, 1924, 1937; Klein, 1952, 1952a):

• La función sintetizadora del Yo que permite la transformación de los objetos internos y externos
parciales a objetos totales más realistas que a su vez contribuyen a la integración de esta instancia
psíquica.
• La utilización de defensas psíquicas (tipo y flexibilidad) para enfrentar la angustia y permitir el
desarrollo psicológico. Evolutivamente se espera el paso de la utilización de la escisión a la represión
como mecanismo fundamental.
• La capacidad de establecer relaciones de objeto a través de los procesos de introyección y proyección.
De cómo sean estos objetos internos y de la capacidad de repararlos dependerá en gran parte el tipo de
vínculo establecido.
• La tramitación de la descarga de los contenidos pulsionales de acuerdo al Principio de la Realidad en
oposición al Principio del Placer, hecho que implica la capacidad de sublimación y simbolización.
• La prueba de realidad. Su alteración alude a la pérdida y sustitución de la realidad tanto en las psicosis
(delirio y alucinación) como en las neurosis (fantasías evitativas de la realidad).
El CD al no proporcionar al evaluado ningún soporte para responder, somete al Yo a un mayor esfuerzo
que otras técnicas proyectivas, por lo que entrega una información rica sobre la fortaleza y recursos adap-
tativos de esta instancia psíquica (Celener & Guinzbourg, 2004). Cabe destacar que las secuencias defen-

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sivas organizativas o desorganizativas de las respuestas dan cuenta también de la integración yoica (de
Schust & Grassano, 2003; Grassano, 2004). Por otra parte, el CD evalúa la capacidad de simbolización, que
entraña el desarrollo de la capacidad de discriminación, juicio de realidad, reparación y sublimación y
que permite el pasaje del proceso primario al secundario y del predominio de la identificación proyecti-
va a la represión (Grassano, 2004). A continuación se exponen brevemente los principales indicadores
que permiten evaluar la fortaleza yoica en el CD (Celener & Guinzbourg, 2004; Friedenthal & Siquier de
Ocampo, 2003; García Arzeno, 2003; Maladesky & Veccia, S/F; Siquier de Ocampo, 2003):

• Fracasos/Fallas. Un Yo muy débil queda paralizado ante la consigna, ya que la muerte simbólica es
tratada como si fuera real, quedando establecida la ecuación simbólica. De esta manera, aparecen
fracasos o fallas (respuestas de hacer, de atributo, genéricas, abstractas, etc.) en las respuestas. Por otra
parte, un Yo menos débil se reorganiza a través de la negación maniaca de la angustia de muerte
(respuestas de sí mismo, antropomórficas y objetos eternos). Un grado mayor de fortaleza yoica permite
responder al CD sin recurrir a la negación maniaca, presentando menor distancia entre la producción
manifiesta y latente.
• Tiempo de reacción (TR). El TR esperado varía entre 10 y 30 segundos. Un TR excesivamente alargado
se asocia a shock debido a que el impacto de la consigna ha sido intenso y se relaciona con mecanismos
de evitación. Un acortamiento del TR da cuenta de la instrumentación de defensas maniacas al intentar
desembarazarse rápidamente de toda fuente de angustia.
• Fracaso en discriminar la catexias positivas de las negativas. Pueden aparecer diferentes alteraciones
como dar en una catexia positiva un símbolo negativo o viceversa u otorgar racionalizaciones de
valencia contraria a una catexia determinada. Pueden aparecer también mezclas de catexias positivas
y negativas ya sea en la misma respuesta o en respuestas sucesivas o elección del mismo símbolo en
ambas catexias.
• Inadecuada adhesión a las identificaciones: Un Yo débil efectúa identificaciones débiles o lábiles al
cambiar de idea, dar respuestas alternativas o aferrarse rígidamente a una elección.
• Idealización y Devaluación: Se refiere al grado de idealización de las catexias positivas y devaluación
de las negativas, es decir, el monto de omnipotencia respecto a la bondad o maldad del objeto. A mayor
distancia entre idealización y devaluación, más precaria es la estructuración yoica debido a la
utilización excesiva de la escisión. La idealización y devaluación se vinculan estrechamente con el
Superyó. Un Superyó maduro se expresa en símbolos dotados de integridad y consistencia, sin
sobredimensión de cualidades, con una distancia aceptable entre objetos valorados y rechazados y con
racionalizaciones consistentes con el criterio de realidad. Por el contrario, un Superyó primitivo se
manifiesta en símbolos omnipotentes en las catexias positivas y denigrados en las negativas.
• Estructura del objeto elegido: La fragilidad yoica puede observarse tanto por la estructura misma del

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símbolo como por el nivel de las racionalizaciones, ya que es esperable que objetos frágiles, débiles o
indefensos aparezcan sólo en las catexias negativas.
• Racionalización: pueden aparecer fallas en la lógica formal, sobreelaboración o ausencia de
justificación que dan cuenta de la disminución del proceso secundario del pensamiento.
• Secuencia: La secuencia esperada en las catexias positivas son los reinos animal, vegetal e inanimado,
invirtiéndose dicha secuencia en las catexias negativas. Los símbolos elegidos y/o sus racionalizaciones
pueden ir empeorando, pudiendo llegar a elegir algo desintegrado, lo que se vincula a un aumento de
la angustia persecutoria y confusional. Por otra parte, puede que uno o más reinos no sean dados o se
persevere en alguno.

El Cuestionario Desiderativo en la Evaluación de Agresores Sexuales Infantiles


La aproximación al entendimiento del mundo interno de los agresores sexuales infantiles a través del CD
ha sido escasa. Destaca una investigación brasileña (Pinto Junior, Tardivo, da Matta Silva, Dos Santos,
Azevedo y Guerra, 2008) en que se evaluó a través del CD a tres agresores sexuales incestuosos encarce-
lados. Estos agresores tenían entre 46 y 53 años y eran padres o padrastros de las víctimas. A cada uno de
ellos le fue aplicada una entrevista semiestructurada y dos técnicas proyectivas: El CD y el Dibujo de la
Figura Humana. Los resultados fueron los siguientes en cada caso:
Caso 1: El individuo presentó dificultad para aceptar la consigna e incapacidad para simbolizar. Dio res-
puestas ilógicas y racionalizaciones cargadas de ideas delirantes con defensas primitivas como la omini-
potencia y negación. Los indicadores psicopatológicos apuntarían a psicosis.
Caso 2: El evaluado logró captar el sentido simbólico de la consigna, siendo exitosa la utilización de la
primera disociación instrumental. En las catexias positivas se encontraron respuestas adecuadas, lo que
indicaría buen nivel de sublimación y simbolización. Las elecciones desiderativas valoran la docilidad y
demuestran fragilidad. Los símbolos incluyen a los otros (relación objetal), haciendo referencia y mos-
trando preocupación por no herir al otro, hecho que a la vez indicaría fragilidad en el esquema defensivo.
Los indicadores psicopatológicos estarían vinculados a un nivel neurótico con aspectos depresivos, no
habiéndose podido comprobar la hipótesis de trastorno de carácter.
Caso 3: El sujeto evaluado mostró dificultad para discriminar entre lo malo y lo bueno. En las racionali-
zaciones se aprecia incapacidad para discriminar lo que es de él y lo que es del otro, evidenciando un uso
masivo de proyección en niños. La hipótesis apunta a una personalidad primitiva indiferenciada donde
se asume el acto pero se proyecta en los niños el deseo.
Si bien la muestra del estudio precedentemente descrito es pequeña, permite inferir importantes elemen-
tos asociados a fortaleza yoica disminuida, es decir de debilidad yoica en este tipo de población.

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Método

Esta investigación tuvo como objetivo evaluar la fortaleza yoica de los agresores sexuales infantiles a
través del Cuestionario Desiderativo.

Diseño
Estudio transversal descriptivo. Diseño no experimental. Se evaluaron los protocolos del Cuestionario
Desiderativo de acuerdo a los elementos que la literatura especializada vincula al concepto de fortaleza-
debilidad yoica (Celener & Guinzbourg, 2004; Friedenthal & Siquier de Ocampo, 2003; García Arzeno,
2003; Maladesky & Veccia, S/F; Siquier de Ocampo, 2003).

Participantes
El conglomerado del que se extrae la muestra lo conforman los condenados por delitos sexuales cometi-
dos contra menores de edad recluidos en la Unidad Especial de Alta Seguridad del Complejo Penitencia-
rio de Arica, Chile. Debe mencionarse que estos reclusos no mantienen trato directo con condenados por
otro tipo de delitos, por lo que el contagio criminógeno estaría relativamente controlado. El tiempo de
reclusión de los sujetos previo a la evaluación no fue considerado así como tampoco la extensión de la
condena. Como criterios de exclusión, se consideraron tanto el haber sido condenado por algún delito de
connotación sexual distinto a abuso sexual, violación o estupro como la existencia de una condena adi-
cional por un delito no sexual. Sólo un 13.63% de la muestra registró reincidencia legal, es decir la exis-
tencia de una condena adicional por un delito sexual. Respecto al nivel educacional de los evaluados,
estos declararon haber alcanzado en el medio libre: Primaria Incompleta: 36.36%, Primaria Completa:
13.63%, Secundaria Incompleta: 4.54%, Secundaria Completa: 22.72%, Superior Incompleta: 13.63% y
Superior Completa: 9.09%.
Los protocolos del grupo de estudio fueron recolectados durante el proceso de evaluación psicológica
llevado a cabo por el autor. La administración del test fue individual y se efectuó tras una entrevista se-
miestructurada breve.
El grupo de estudio quedó constituido por 22 sujetos. Las edades de los evaluados fluctuaron entre los 27
y los 72 años de edad (media= 50.04; DS=12.38).

Instrumento
El Cuestionario Desiderativo es una prueba proyectiva de estimulación verbal que permite evaluar la
configuración de personalidad, fortaleza yoica, angustias predominantes, fantasías inconscientes y meca-
nismos defensivos. Esto lo logra ya que la consigna produce un ataque a la integridad del Yo. El CD pue-
de ser aplicado a partir de los 4-5 años de edad. No existen estudios de validez ni confiabilidad del test.

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Evaluación de la Fortaleza Yoica en Agresores Sexuales Infantiles a través del Cuestionario Desiderativo

Análisis de datos
Se operacionalizó el concepto de Fortaleza Yoica en las siguientes dimensiones, compuestas a su vez de
distintos indicadores:

a. Fracaso/falla: Fracaso, Respuesta Inducida, Respuesta de Hacer, Respuesta de Atributo, Respuesta


Genérica, Respuesta Abstracta, Respuesta de Sí Mismo, Respuesta Antropológica y Objeto Eterno.
b. Tiempo de Respuesta: TR acortado y TR alargado.
c. Discriminación de Catexias: Símbolo Invertido, Racionalización Invertida y Mezcla de Catexias.
d. Adhesión a las Identificaciones: Labilidad y Rigidez.
e. Idealización-Devaluación.
f. Estructura del Objeto: Objeto Debilitado y Objeto Desintegrado.
g. Racionalización: Sobrerracionalización, Ausencia de Racionalización y Falla en la Racionalización.
h. Alteración de Secuencia: Alteración en Catexias Positivas, Alteración en Catexias Negativas y
Perseveración de Reino.
Se procedió a traspasar los resultados del test a una planilla del paquete estadístico SPSS a fin de efectuar
un análisis de las frecuencias asociadas a los indicadores de fortaleza yoica disminuida.

Resultados
Los resultados arrojados por esta investigación se ilustran a continuación

Investigaciones en Psicología, 2012, 17, 1, 119-138 131


Alejandro Pool

Figura 1
Tabla de los indicadores asociados a debilidad yoica
hallados en los agresores sexuales infantiles

Indicadores Asociados
%
A Debilidad Yoica
Fracaso 31.81
R inducida 72.73
R de Hacer 18.18
R de Atributo 27.27
R Genérica 59.09
R Abstracta 27.27
R Sí Mismo 86.36
R Antropológica 27.27
Obj. Eterno 18.18
TR Acortado 77.27
TR Alargado 36.36
Símbolo Invert. 9.09
Racionalizac. Invert. 22.72
Mezcla Catexias 54.54
Labilidad 54.54
Rigidez 50
Idealización 54.54
Devaluación 77.27
Obj Debilitado 40.90
Obj. Desintegrado 13.63
Sobreracionalización 40.90
Ausencia Racionaliz. 27.27
Falla Racionalización 59.09
Alteración Sec.+ 68.18
Alteración Sec. - 81.81
Perseveración Reino 50

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Evaluación de la Fortaleza Yoica en Agresores Sexuales Infantiles a través del Cuestionario Desiderativo

En la dimensión de fracaso/falla, resultan frecuentes las Respuestas de Sí Mismo con un 86.36% (3+
“nada, ni una cosa…nada porque no me gusta, me gusta estar en actividad, estar regando las plantas”; 1+
“viento, porque es libre, es inalcanzable, viaja por todos lados, anda en el cielo, da vida, uno puede ver
hacia abajo, tener un control sobre, lo que estoy acostumbrado en la calle”) y de Respuestas Inducidas
(72.72%). Las Respuestas Genéricas fueron dadas por un 59.09% de los sujetos (2- “no sé vegetal, está
como estático en un solo lugar, el animal no, tiene más vida, más movimiento… una maleza porque no
presta utilidad, sale de cualquier lado y no tiene utilidad”; 1+ “animal…por ejemplo conejo que es amo-
roso, bonito, es manso, que…me inclinaría por el conejo”).
En cuanto a los Tiempos de Reacción, un 77.27% de los participantes presentó un TR acortado.
Respecto a la Discriminación de Catexias, un 54.54% del grupo de estudio presentó la variable Mezcla de
Catexias (1- “león, hace daño, puede ser muy fiero, pero si uno lo domestica puede estar al lado de uno”;
3- “ maleza, porque cuando plantaba plantitas, no faltaba la matita que empezaba a carcomer, matar. Unas
flores, se ven bonitas, que mataban a las otras plantas, hacían daño, llaman a los bicharracos que suben a
las plantitas”).
En la dimensión Adhesión a las Identificaciones, un 54.54% de los sujetos presentó Labilidad (2+ “¿algo
sólido o verdoso?...sol, mirar para arriba, saber lo que sucede abajo, porque hay muchas cosas malas que
suceden abajo y uno no las ve”; 2- “como un objeto, yo me considero una persona, no me gustaría ser un
objeto, un adorno de una casa o una piedra porque ahí queda, está en verano, en invierno, todo el tiempo
botado ¿? Piedra porque el adorno está al menos en la casa, la persona lo cuida”).
Por otra parte, en la dimensión Idealización-Devaluación, ambos polos fueron frecuentes: un 77.27% de
Devaluación (1- “en lo que es animal, un ratón porque es cochino, anda…comen lo que encuentran y no
se cuidan ¿? No saben dónde está el peligro”; 3- (inducida) “…no sé que es vegetal (se le explica)…un
árbol, un natre porque es muy amargo. De niño siempre me daban, lo aborrecía, me lo daban para la fie-
bre. Es amargo, llega a ser veneno, me daban siempre de cabro chico”) y un 54.54% de Idealización (3+
“no quedaría más que una idea ¿? que sea buena, lo más típico es amor, porque es noble, el sentimiento
más noble que hay, aunque suene cursi”; 1+ “el aire, el sol, algo que de vida ¿? Me gusta todo lo positivo,
el aire, la naturaleza, con la creación del hombre”).
En la dimensión Estructura del Objeto, sólo un 40.90% de los evaluados presentó Objeto Débil (2- “flor,
se marchita si no tiene agua, con el sol se seca. Hay personas que le hacen daño, así como hay poca gente
que también las cuida”; 2+ “un ave, sentirse libre, poder ir donde yo quiera, un ave tiene…está más cerca
de Dios, viaja en el cielo. La figura de las aves es majestuosa y también frágil, la forma estructural del ave
es delicada, parecida a mi parte sentimental”).
En cuanto a Racionalización, un 59.09% de la muestra produjo alguna Falla en la Racionalización (2+
“ahí si que no sé, son palabras (inducción)… como un árbol plantado porque no se mueve, siempre está
quieto, pienso yo por sus raíces, absorbe el oxígeno, pienso que sobreviviría, algo sano, natural”; 3+ “una

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Alejandro Pool

mesa, pa no tener problemas con mi familia ¿? En una mesa podimos estar comiendo, tomando desayuno
y ahí se genera problemas, que no fuiste al colegio, etc., se conversa mucho en familia”).
Por último, respecto a la Alteración de la Secuencia, un 81,81% y un 68.18% de los sujetos presentaron
Alteración de la Secuencia en las Catexias Negativas y Catexias Positivas, respectivamente.
En la figura 2 se grafican los indicadores asociados a baja fortaleza yoica evaluados en el presente estudio

Figura 2:
Gráfico de los principales indicadores asociados a debilidad yoica
hallados en los agresores sexuales infantiles

100

90 86,4
81,8
80 77,3 77,3
72,7
70 68,2

59,1 59,1
60 54,5 54,5 54,5
50
40,9
40

30

20

10

0
R R R TR Mezcla Labilid Ide De- Obj Falla Ca Ca
In- Si Ge- Acortado Catexia val Débil en la t+ t-
du- Mis- né- Raciona-
ci- mo ri- lización
da ca
Adhesión a las
Tiempo de Discriminación Identificaciones Idealización- Estructura Alteración de
Reacción Catexias Devaluación del Objeto la Secuencia
Racionalización
Fracaso/Falla

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Evaluación de la Fortaleza Yoica en Agresores Sexuales Infantiles a través del Cuestionario Desiderativo

Conclusión

A partir de los resultados obtenidos es posible hipotetizar que los agresores sexuales infantiles presentan
un índice significativo de debilidad yoica que podría vincularse con una estructuración predominante-
mente limítrofe de la personalidad (Kernberg, 1996,1997). Estos resultados son concordantes con los
hallazgos reportados por Pinto Junior et al. (2005).
Es así que en la dimensión Fracaso/Falla, aparecen indicadores que dan cuenta de merma en la capacidad
simbólica (disociación instrumental primaria) pudiendo llegar incluso a la ecuación simbólica como en
el caso del Fracaso. La relativa baja en los Fracasos (31.81% de los sujetos) podría estar dando cuenta de
que la mayoría de los agresores sexuales infantiles no funciona en un nivel psicótico de organización. Sin
embargo, las Fallas en la simbolización dan cuenta de precariedad en esta función (Respuestas Inducidas
72.72% y Respuestas Genéricas 59.09% de los sujetos). La falla en la capacidad simbólica, y por tanto del
proceso secundario se ve reflejada también en la Falla en la Racionalización (59.09% de la muestra).
Por otra parte se ve que un porcentaje importante logra sobreponerse maniacamente a la angustia de
muerte, por lo que tenderán a presentar dificultades en la elaboración realista de las situaciones doloro-
sas (Respuestas de Sí Mismo 86.36% de los sujetos). Esta última información es corroborada por la pre-
sencia de TR acortados (77.27%).
Otro elemento que da cuenta de debilidad yoica en esta población es tanto la falla en la escisión o diso-
ciación instrumental secundaria (Mezcla de Catexias 54.54%) como la falla en la identificación proyecti-
va (Labilidad en la Adhesión a las Identificaciones 54.54%), por lo que los agresores sexuales infantiles
podrían presentar dificultades para discernir entre valores opuestos como bueno y malo, justo-injusto,
prevaleciendo una orientación paranoide por proyección de los elementos agresivos intolerables. Esta
idea se ve reforzada por el aumento defensivo de la Devaluación e Idealización (77.27% y 54.54% respec-
tivamente) que perpetúa este funcionamiento psíquico.
En la dimensión Estructura del Objeto, sólo un 40.90% de los evaluados presentó Objeto Debilitado,
mientras que la variable Objeto Desintegrado apareció en un 13.63% de los evaluados. Teóricamente se
habría esperado un aumento en la primera de estas variables, aunque la baja en la segunda se explica por
el grado de compromiso del aparato psíquico que ésta implica.
Por último, la alteración de la Secuencia observada en los protocolos de CD en los agresores sexuales
infantiles, tanto en las Catexias Negativas (81.81%) como en las Catexias Positivas (68.18%), podría tra-
ducirse en la dificultad de éstos para discernir entre los diversos elementos de su mundo interno, en
tanto fallan en el proceso de introyección-proyección.
El hecho de que los agresores sexuales infantiles presenten una organización yoica precaria debe ser con-
siderado en las políticas de tratamiento y reinserción de este tipo de población. En este sentido, se debe-
ría prestar atención no solo a cuestiones psicoeducativas y de reducción de la probabilidad de reinciden-

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Alejandro Pool

cia, sino fundamentalmente al abordaje de los aspectos intrapsíquicos inconscientes a fin de dotar de
mayor capacidad de elaboración simbólica al Yo de los agresores sexuales infantiles. De este modo éstos
podrían encauzar de mejor manera los contenidos pulsionales sexuales y agresivos preedípicos.
Es a todas luces necesario seguir profundizando en el entendimiento del psiquismo de los agresores
sexuales infantiles a través del CD y otros test proyectivos a fin de sobrepasar el nivel de comprensión e
intervención sintomático predominante.

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Evaluación de la Fortaleza Yoica en Agresores Sexuales Infantiles a través del Cuestionario Desiderativo

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