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¡Amén! -! ¡Así sea! -Exclamo Zaratustra con gran asombro- ¡allá arriba esta el camino a mi
caverna!, Venerable de buena gana te llevaría Yo mismo porque amo a todos los hombres piadosos.
Pero ahora me llama con apremio lejos de ti un grito de angustia .
2. ¿Qué lugar ocupa Dios en la trama del film, en el discurso, en las conversaciones entre los
personajes…y en de forma particular en el nuevo Papa? ¿Está Dios allí con toda su potencia, su
presencia… o se trata de un Dios más ausente que presente? ¿En el film, qué lazo mantiene el
nuevo Papa con Dios? ¿Ora el nuevo Papa? ¿Le pide ayuda y fortaleza para encarar su misión,
conducir la Iglesia? ¿De qué manera afronta el nuevo Papa su angustia? ¿A quién pide ayuda?
Argumentar a partir de estas pistas y otras aportadas por el film, como por las lecturas comentadas
en la clase.
Desarrollo
La iglesia según Max Weber se caracteriza por ser: un instituto “hierocrático de actividad
continuada, cuando y en la medida en que su cuadro administrativo mantiene la
pretensión al monopolio legítimo de la coacción hierocrática” (Weber, M:2002. pp. 44). A su
vez, Por asociación hierocrática debe entenderse “una asociación de dominación, cuando y
en la medida en que aplica para la garantía de su orden la coacción psíquica, concediendo
y rehusando bienes de salvación” (Weber, M:2002. pp. 44).
Me parece acertado traer a colación las anteriores definiciones del célebre Sociólogo
Alemán puesto que las mismas son categorías útiles para abordar el especial carácter de
una iglesia como institución social; y a partir de ello comprender las incidencias que tiene
para su funcionamiento un suceso inesperado, como lo es el que su máximo líder terrenal
sufra una crisis que evite el ritualismo del proceso de su elección y ungimiento en el cargo.
En vista a lo anterior, es preciso destacar que el carácter de instituto de las iglesias implica,
supeditándome a la rigurosa conceptualización de Weber el que es “una Asociación cuyas
ordenaciones estatuidas por la costumbre y han sido otorgadas y rigen de hecho con
respecto a toda acción que con determinadas características dadas este bajo el ámbito de su
poder” (Weber, M:2002. pp. 44).
Lo dicho redunda en que las iglesias, en especial la católica y las cristianas en general, sean
Instituciones estrechamente ligadas en sus actuaciones por la costumbre. Por esto, la
iglesia tiene una natural tendencia a evitar el cambio y solo transformarse mediante
progresivos y largos procesos, La sola idea de lo inesperado no es factible dentro de un
dogma de fe en el que el destino está regido por ser supremo omnipotente y omni
cognoscente que desea lo mejor para su iglesia puesto que la ama. Así, un hecho humano,
pero del todo inesperado como lo es un ataque de pánico si se da dentro del marco de la
ritualidad más sacra y misteriosa de la Iglesia católica, como lo es el rito de elección de un
nuevo Papa, es un fenómeno que genera desconcierto, incertidumbre y angustia en todos
los pertenecientes a la iglesia.
Es notorio que en el filme el Papa nunca hace referencia exacta a que es lo que le causa
temor, solo atiende a decir que le preocupa no tener la capacidad (el carisma) que Dios ve
en él dada cuenta que la voluntad divina a través de los Cardenales le ha designado como
Jerarca de la iglesia. Este miedo del Papa no es descrito verbalmente, parece ser un miedo
fuera de lo simbólico, se puede decir que es angustia que dada cuenta que es un desborde
de lo real en lo imaginario, lo cual destaca al estar fuera del lenguaje. Así, es necesario
advertir que el hecho que provoca el ataque de pánico viene acompañado de una aparente
perdida de los recuerdos personales, parece que el que el ungimiento como Sumo Pontífice
aparta al hombre de si mismo para advocarlo a su nueva condición.
Así las cosas, es razonable argumentar que el temor del Pontífice radica en el sentimiento
de impotencia por no encontrar en él las aptitudes necesarias para emprender lo que Dios
y los Cardenales ven y exigen de él. Sin embargo, lo dicho no queda plenamente
esclarecido dentro de la película en tanto el Papa no hace referencia directa al objeto de
temor, en ultimas tal como se señalo en el primer párrafo de esta reflexión, el temor del
Papa es una “angustia cuyo anclaje debe verse a partir de Lacan en el objeto” (Soler, C:
2007). En este objeto que para Lacan es “objeto del deseo” entendido como la causa de este
u álgama que buscamos en el otro (Evans:2007) debe establecerse la angustia como
acontecimiento de lo real y por ende es un fenómeno del particular viviente que desea.
Puede ser entonces que el deseo reprimidos de ser actor por parte de Melville sea la
tendencia a la que se ve dirigido el objeto, pero no es en últimas la causa de este, es decir
que el objeto anclaje de la angustia queda vedado. Sin embargo, algo de estas inferencias
se puede validar por el fenómeno de la superación del temor a pasar al balcón en la escena
final, ocasión íntimamente ligada con la puesta en escena en el balcón del teatro y el
aplauso dado al Pontífice en su calidad de espectador. Para terminar por sustentar esta
visión vedada del miedo encuentro oportuno traer a colación la definición de este
esgrimida por Bauman como “el nombre que le damos a nuestra incertidumbre a nuestra
ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que hay que hacerse- para detenerla en seco, o
para combatirla, si pararla es algo que esta más allá de nuestro alcance.” (Bauman: 2007
pp. 10)
5) ¿Es la huida un recurso para el Papa? ¿Qué sucede con él en los días en que, solo, deambula por
Roma? ¿Vemos allí a un Papa… o más bien a un hombre en profunda soledad, que luego al ser
“acorralado” por el Colegio de cardenales en la sala de cine, deberá enfrentar la Iglesia toda… salir
al balcón papal… y pronunciarse sobre su elección? ¿Qué dirá? ¿Son sus palabras las esperadas o
tomarán ellas por sorpresa a quienes lo escuchan, provocando desconcierto, angustia a su vez a los
otros? Argumentar.
Uno de los Factores más recurrentes a lo largo del presente escrito consiste en la constante
referencia al rol de la elección Papal como expresión de la voluntad Divina, de ese Otro
enigmático pero irresistible al cual la voluntad del hombre de fe se ve doblegada y
subsumida. Una de las características principales de este fenómeno es la imposibilidad de
réplica, Dios no razona ni da cuenta de sus decisiones en tanto que como perfección y
absoluto el es en si mismo la verdad. Basta lo categórico de esta visión religiosa el famoso
pasaje Bíblico del Éxodo en el que Dios al verse requerido a identificarse ante Moisés dice
de forma contundente ¡Soy el que soy! (Yahvé) ese Gran Otro es insondable e inefable.
Debido a esto es posible entrever una dicotomía entre el Papa como representante de Dios
en la tierra y el hombre que asume este cargo. Es así necesario acotar que para la visión de
un creyente esta dicotomía no es posible, hecho que se destaca en una de las
conversaciones entre el psicoanalista y los Cardenales, cuando uno de estos últimos ante la
distinción subrayada por el primero entre el hombre que funge como Papa y el Papa;
afirma ¡para mí no hay tal distinción!, Por lo tanto, desde un plano de fe no existe manera
de que el Sumo Pontífice evada su destino en cuanto ningún ser puede evadir la voluntad
divina, es sencillamente inconcebible. Por otra parte, para el hombre es posible no desear
ser Papa, es posible para él querer ser actor o cualquier otra cosa, el ámbito de su albedrio
es inextinguible.
Por esto, el hombre que vemos deambular por Roma en soledad es eso, un hombre y no el
Papa. Recibe gritos (como los que le da el actor), ayuda, debe usar el trasporte público,
etc… es en últimas el reflejo del carácter simplemente humano del sujeto investido fuera
de su voluntad para un cargo que no era por él esperado ni deseado.
BIBLIOGRAFIA