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::: Nuestra Palabras deben ser un Aliento de Vida.

Como Hijos de Dios debemos ser semejantes al Padre, la Biblia nos enseña que tan solo con la
Palabra de Dios fueron hechas todas las cosas estos lo encontramos en el Génesis y nos revela el gran
poder de las Palabra de Dios, hay otra parte en la Biblia donde mediante el Profeta Ezequiel a unos
Huesos Secos les ordeno con la Palabra de Dios, se unieran y brotaran tendones, carne y piel, pero aún
seguían sin vida, entonces se le dio Aliento de Vida y tuvieron vida.
Nuestra Palabras jamás tendrá un poder igual que el Dios pero deben ser un Aliento de Vida para
aquel que está en necesidad o está pasando una dificultad, hace tiempo compartía un pequeño devocional
donde escribía en parte lo que sentía y lo que estaba enfrentando en la “Tormenta” en donde estaba, en
mi necesidad escribía como podía ver a Dios obrando aun en esa tormenta, y lo terminaba animándome a
mí mismo en seguir Confiando en Dios, me sentía muy Bendecido y el deseo de mi corazón es que esas
palabras bendijeran y animaran a otros, por eso las compartía, algunos comentaron “amen” y hay unos
que me dieron palabra de ánimo, pero alguien comento algo de “La Enfermedad Espiritual” donde decía
que pasamos enfermedad física porque estamos enfermos espiritualmente, tan solo al comenzar a leer
esas palabras me sentí en ese momento triste y desanimado, entro duda y me preguntaba ¿y si estoy
enfermo espiritualmente, por eso estoy pasando por esto?, después de sentirme Confiado y Bendecido en
Dios esa palabra me trago duda y desanimo en ese momento, tal vez mucho dirán es un simple
comentario sin importancia, pero hay veces que una palabra equivocada o dada en el momento
inadecuado puede ser un gran desastre o sumamente dañina para una persona que está peleando con
diversas situaciones de necesidad o de enfermedad, una palabra puede aniquilar la Fe a la que esa
persona se está aferrando con sus débiles fuerzas, con su débil aliento, así que debemos pensar como
usamos nuestras palabras, nuestras palabras debe ser un Aliento de Vida para aquel que esta necesidad,
nuestra palabras no tiene poder de dar vida como las de Dios, pero si pueden infundir Confianza y Fe en
Dios, y Dios opera Milagros mediante de la Fe, debemos ser sabios y analizar en que utilizamos nuestra
palabras, días después al ir a mi trabajo escuche a una persona decir “se siente muy mal, Dice que se va a
Morir”, y pude haber dicho lo mismo que me dijeron a mi “Es por tener una Enfermedad Espiritual”,
pude haber juzgado y dado un juicio de “seguro está en pecado o anda mal”, y empezar a sacar un monto
de conclusiones del porque está en esa situación, pero Dios en ese instaste me hizo recorra como me sentí
al escuchar una palabra que te trae desánimo y que no creo que pueda venir de Dios, en ese instante me
decidí a no decir nada solo seguí mi camino hacia mi trabajo, y al llegar me acomode en mi lugar y me
puse a orar pidiendo por esa persona enferma, fue una oración corta y seguí con me día, con esto no
quiero quedar como un santo y orador ferviente, solo hice lo que yo creo que es necesario para estar en
paz con uno mismo y más que nada con Dios, y esto último es lo más Importante en la Vida Cristiana,
porque hay veces que no terminamos de comprendemos lo que afirmamos, afirmamos la Omnipresencia
de Dios pero no la comprendemos, afirmamos que Dios está en todos lados, y que nos ve y nos escuchas
todo lo que decimos y hacemos, pero se nos olvida que al dar un juicio o condenación, murmurar, o al dar
una palabra que trae desanimo, Dios está ahí viendo y escuchando nuestras obras, al dar estas cosas que
desagradan a Dios solo demostramos que no conocemos realmente a Dios y no tenemos Temor a Dios.
Recalco nuestra Palabras siempre deben ser un Aliento de Vida para el Necesitado que le traiga
Animo y Fortalezca a su Fe, Dios ve y escucha la murmuración, el juicio o condenación que damos, y no
se agrada, así que no es conveniente ni necesario gastar tiempo ni saliva en cosas desagradables a Dios, lo
mejor sería antes de decir estas cosas, usar la sabiduría y recordar y hacer lo que le agrada a Dios, que es
la Oración.

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