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Refrigerados
1 huevo
Repostería y especias
1 cucharadita de vainilla
Lácteos
Precaliente el horno a 350 grados. Microondas la mantequilla durante unos 40 segundos para
apenas derretirla. No debe estar caliente, pero debe estar casi por completo en forma líquida.
Usando una batidora de pie o batidores eléctricos, bata la mantequilla con los azúcares hasta que
esté cremosa. Agrega la vainilla y el huevo; batir a baja velocidad hasta que se incorpore, 10-15
segundos más o menos (si bate el huevo durante demasiado tiempo, las galletas estarán rígidas).
Agregue la harina, el bicarbonato de sodio y la sal. Mezclar hasta que se desmorone. Usa tus
manos para presionar las migajas en una masa. Debe formar una bola grande que sea fácil de
manejar (justo en la etapa entre la masa "húmeda" y la masa "seca"). Agregue las chispas de
chocolate e incorpore con sus manos.
Déjelos enfriar en la sartén durante unos 30 minutos (es decir, está bien, coma cuatro o cinco,
pero luego deje que el resto se enfríen). Se hundirán y se convertirán en estas galletas densas,
mantecosas y suaves que son las mejores de toda la tierra. Deben permanecer suaves durante
muchos días si se mantienen en un recipiente hermético. También me gusta congelarlos.
es importante que la mantequilla esté suave y que el huevo esté a temperatura ambiente. Antes
de empezar, encendemos el horno a 160º C, y mientras se calienta preparamos la masa de
nuestras galletas.
Iniciamos cremando la mantequilla junto con el azúcar en un tazón, con ayuda de la batidora, para
luego agregar el huevo y la vainilla hasta obtener una mezcla tersa.
Aparte, mezclamos la harina con la sal, el polvo para hornear, el bicarbonato de sodio, y la canela.
Poco a poco agregamos estos ingredientes a la mezcla de ingredientes líquidos. En seguida
agregamos la avena y las pasitas y revolvemos con ayuda de una espátula. Por último, añadimos la
zanahoria rallada, con movimientos envolventes.
Ayudándonos de una cuchara para helado, colocamos porciones de la masa sobre una bandeja
para horno ligeramente engrasada, cuidando de dejar dos pulgadas de espacio entre cada una
para que expandan correctamente las galletas.
Horneamos durante 10 a 14 minutos, hasta que nuestras galletas estén doradas en la parte
inferior. Tras apagar el horno, las dejamos reposar cinco minutos antes de sacarlas y transferirlas a
una rejilla para que se enfríen. Como con la mayoría de galletas, no debemos preocuparnos si al
sacarlas del horno están muy suaves, pues al enfriarse irán endureciendo, aunque no demasiado.
Para el glaseado, revolvemos todos los ingredientes hasta lograr la consistencia deseada, si es
necesario, agregamos un poco más de leche, cucharada por cucharada. Una vez frías las galletas,
las cubrimos con el glaseado.