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¿QUE PASO CON LOS CULTOS DE HORACION ?

«Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye Mi voz y abre la


puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (Ap. 3:20).
¡Imagínese a Cristo Mismo fuera de la puerta del corazón de Su iglesia,
preguntando que si puede entrar para poder cenar con esos por los que
murió! ¿Qué tanto significado tiene este predicación, enseñanza y
estudio bíblico si no da a las iglesias un deseo y apetito por el Mismo
Dios? ¿De que sirve tener al evangelista y al maestro que visiten la
iglesia, si cuando ellos se marchan, la iglesia está todavía en bancarrota
en cuanto a la oración?
Jesucristo no es una verdad, una fórmula doctrinal o un sermón para
que nuestras mentes puedan analizarlo y disfrutarlo. El Señor es la
Persona Divina quien llama vez tras vez, y aun ruega para que los
hombres no sólo oigan acerca de Él, sino aún más importante, que
vengan a Él.

Recientemente yo discutía con un pastor la necesidad de nuestras


iglesias de regresar a la simple oración. El era dirigente de una iglesia
grande en un área del país donde «súper» iglesias abundan. El me dijo
que en su área entera las juntas de oración se habían extinguido casi
por completo, y que solamente se hablaba del poder de la oración.
Esto fue una descripción terriblemente correcta, aún entre iglesias que
se consideraban modelos de «éxito» en su denominación por sus
grandes membresías y los muchos programas. El confesó honestamente
que se tomaba tiempo para predicadores visitantes que les ayudaran a
«madurar,» conciertos evangélicos, noches para los jóvenes, noches de
compañerismo, etc., pero que no había un lugar prominente para que la
iglesia se reuniera a buscar a Dios de todo corazón.
Con mucha perspicacia y vergüenza admitió la razón principal por la cual
la mayoría de las iglesias (incluyendo la suya) no tenían en el horario, ni
anunciaban, un verdadero culto de oración. ¿Por qué? Porque nunca se
reuniría gente, y la asistencia sería muy poca.
¿Cómo explicarían todos esos pastores llenos de vergüenza, lo vacío de
sus grandes auditorios en días de oración mientras un mero puñado de
gente hambrienta esperaba en Dios – cuando la noche anterior cientos
habían asistido a un concierto evangélico o escucharon a un famoso
predicador cristiano? Imagínese esto, si puede – ¡Dios no puede
«atraer» multitudes por Sí sólo! ¡Tienen que haber pláticas, diversión, o
actividad humana de alguna clase; de otra manera la congregación
regularmente no se interesa!
Muchos otros hombres respetables que conozco, confirman la triste
verdad 
– las iglesias desean enseñanzas acerca de Dios, música acerca de Dios,
doctrinas correctas acerca de Dios – ¡pero el contacto espiritual
prolongado y la comunión con el verdadero Dios del universo, no son
populares en la propia iglesia de Cristo! Hemos logrado cumplir la
misma Escritura de la cual muchos están negando que se puede aplicar
a esta era de la iglesia cuando estamos experimentando tanto «éxito,»
una supuesta madurez, y grandes números de gente:
«Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye Mi voz y abre la
puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (Ap. 3:20).
¡Imagínese a Cristo Mismo fuera de la puerta del corazón de Su iglesia,
preguntando que si puede entrar para poder cenar con esos por los que
murió! ¿Qué tanto significado tiene este predicación, enseñanza y
estudio bíblico si no da a las iglesias un deseo y apetito por el Mismo
Dios? ¿De que sirve tener al evangelista y al maestro que visiten la
iglesia, si cuando ellos se marchan, la iglesia está todavía en bancarrota
en cuanto a la oración?
El ministerio en cualquier forma, que se convierte en el punto principal y
no meramente una guía de comunión actual con el Salvador que cambia
la vida, no es nada más que una forma sutil de idolatría espiritual. 
Nos hemos dedicado por completo a palabras acerca de Dios, junto con
una gran adulación de hombres y mujeres que el Señor usa, pero Dios
Mismo está siendo olvidado. El ministerio de cualquier hombre, no
importa que tan ungido esté por Dios, solamente puede crear hambre y
alborotar el corazón. Dios nunca ha renunciado Su lugar, y desea ser el
gran Compañero y Fortaleza de nuestras almas.
El ministerio que no nos guía directamente a Cristo en nuevas
profundidades de oración y revelaciones del Señor en el corazón, no es
solamente una falla, sino también es extremadamente peligroso.
Multitudes viajan grandes distancias, o aún pagan dinero, para oír
«ministerios cristianos,» pero no cruzan las calles para esperar unas
pocas horas en la Presencia de Él que tiene la respuesta a todas
nuestras necesidades.
Lo más pronto posible, debemos ser librados del engaño que alguien
siempre tiene que estar hablando, enseñando, «compartiendo» o
cantando; que para tener a la gente interesada, tenemos que tener
cosas «moviéndose» a menos que haya una tregua cuando Dios pueda
atraernos fuera de nosotros mismo hasta una comunión espiritual.
Jesucristo no es una verdad, una fórmula doctrinal o un sermón para
que nuestras mentes puedan analizarlo y disfrutarlo. El Señor es la
Persona Divina quien llama vez tras vez, y aun ruega para que los
hombres no sólo oigan acerca de Él, sino aún más importante, que
vengan a Él.
La religión falsa de Sus días en la tierra, está reviviéndose otra vez hoy
en día en el mismo disfraz de ser «doctrina pura» – «Ustedes estudian
con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida
eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en Mi favor! Sin embargo,
ustedes no quieren venir a Mí para tener esa vida» (Juan 5:39-
40). ¡Hombres estudian diligentemente Su Palabra, y sin embargo de
alguna manera nunca llegan a conocerlo personalmente en una unión
espiritual vital!
Hagamos evaluación de las perspectivas reales para un renacimiento de
los cultos de oración. De acuerdo a Pablo, es posible llevar otra vez a la
iglesia a las prioridades de Dios.

«Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones,


súplicas y acciones de gracias por todos» (1 Tim. 2:1).
¡Avivamiento real significa orar primero!
Ya sea en preparación para un poderoso movimiento del Espíritu Santo o
como una señal de un continuo avivamiento del Espíritu Santo – el culto
de oración será de mayor importancia en la vida de la iglesia. Hombres
hambrientos y sinceros buscarán a Dios, derramando los deseos de sus
corazones a Dios en una oración colectiva. La adoración y la alabanza
ascenderán espontáneamente de los espíritus de hombres y mujeres
quienes han visto a Él quien es invisible.
«Si Mi pueblo, que lleva Mi nombre, se humilla y ora...» (2 Cr.
7:14), junto con muchas otras Escrituras, demuestra lo que ya sabemos
por instinto espiritual – que la oración por un avivamiento ¡debe
preceder el mismo avivamiento! Ese factor es elemental y así debe
ser por la misma naturaleza de Dios y Su Palabra. ¿Investirá Dios con
poder a las iglesias que están tan despreocupadas y carnales que ni
siquiera se reúnen para orar? En efecto Él ha prometido privar de lo
mejor de Sus bendiciones y de Su gracia a la gente que le es indiferente
en su orgullo y autosuficiencia. «Pedid, buscad, y llamad» (Mt. 7:7), son
los únicos terrenos bíblicos en los cuales una iglesia puede permanecer
si espera que Dios obre esas maravillas las cuales traerán gloria a Su
Nombre.
Durante el curso de un continuo y presente avivamiento, la vida de
oración de la iglesia se intensificará y será liberado por Dios dentro de
áreas – aún más profundas – de intercesión por hombres sin Cristo.
Profundidades nuevas de la alabanza espiritual que el Padre busca,
serán encendidas por el fuego del Espíritu Santo. La Biblia claramente
demuestra, y toda la historia de la iglesia lo confirma, que una iglesia
avivada y «ardiente» arderá intensamente en oración y súplica.
¿Puede una iglesia sin oración clamar por un gran
«renovamiento» o avivamiento por parte del Espíritu Santo? 
Cada cristiano sincero sabe que la marca de gracia del Espíritu de Dios
en nosotros es ese hermoso espíritu de oración que Él concede para que
podamos tener impacto en situaciones y en almas por medio de asirnos
poderosamente de Dios en nuestra fe.
Dios visita a la iglesia que ora
¡La historia de la iglesia en el libro de los Hechos, demuestra que el
secreto del poder dinámico, el testimonio glorioso y la exacta dirección
de eventos importantes de la iglesia, todos vinieron de Dios como
respuesta a un pueblo que oró y esperó en Su Presencia!
Sectas como los mormones y los testigos de Jehová pueden
experimentar solamente estudios intelectuales, pero la iglesia del Señor
Cristo Jesús puede hacer contacto con la gloria, y esperar que Dios
intervenga en su favor. 
¿Cuándo Dios le ha fallado a una iglesia que en verdad ora?
¿Entendemos completamente las implicaciones y el procesamiento que
este mandamiento de Dios hace? 
¡La iglesia de Cristo no nació en un seminario de enseñanzas o en un
evento evangelístico, sino en un simple culto de oración! El poder divino
que más tarde sacudió el reino de las tinieblas, no fue concedido
durante un estudio intelectual de doctrinas importantes, sino que
mientras hombres y mujeres hambrientos esperaron con corazones
abiertos hasta que Dios vino en todo su esplendor. La verdadera fe
cristiana no es esencialmente o primariamente una «enseñanza»
religiosa, aunque no negamos que el estudio e instrucción son factores
importantes del que camina espiritualmente.
La lista de prioridades de Dios ha quedado sin cambio a pesar de lo
último o del énfasis que pueda haber en los círculos religiosos. Nosotros
podemos inventar cualquier fórmula que queramos para lo que
llamamos «éxito,» pero el corazón de Dios llora y manda ecos a través
de todas; las épocas: «Quiero, pues, que en todas partes los hombres
levanten las manos al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni
contiendas» (1 Tim. 2:8).
Tiempo para Dios
Estoy preguntando – ¿Cuántas iglesias conoce usted donde se toma
tiempo, mucho tiempo, para esperar en Dios, derramando delante de Él
los deseos más profundos y las peticiones de su corazón? Considere, por
ejemplo, su propia ciudad o pueblo. ¿Cuántas iglesias evangélicas,
fundamentalistas, carismáticas u otras iglesias tienen una noche
dedicada especialmente a la oración?
Todos nosotros decimos creer en la Biblia. Muchos argumentan con
vehemencia que su iglesia es la verdadera «iglesia del Nuevo
Testamento» con nada más que una doctrina sana y ortodoxa. Otros
señalan a manifestaciones carismáticas, «profunda» enseñanza, o
grandes membresías como la señal de que todo marcha bien. Pero,
¿cómo puede una iglesia ser verdaderamente una «iglesia del Nuevo
Testamento,» o incluso cristiana verdadera, cuando con intención ha
omitido la primera de todas las prioridades de Dios?
Nosotros impartimos clases acerca de la oración; vendemos libros sobre
la oración; y ministros engrandecen el «poder de la oración.» Tenemos
conferencias y congresos donde discutimos la oración, un muy bien
publicado «Día nacional de oración,» y aún manuales sobre la oración
con todas las Escrituras relevantes claramente explicadas. ¡Pero el
factor triste es que en «súper» iglesias e iglesias chicas igualmente, el
culto de oración casi se ha acabado! ¡Nos juntamos para muchas cosas
menos orar!
La iglesia cristiana que nació con poder en un simple tiempo de esperar
en Dios, ha olvidado su verdadero origen y poder de vida. ¿Por qué no
se dedican tardes completas para hablar con Dios y esperar Él cumpla
las muchas promesas que Él nos ha dado? ¿De qué sirve tener doctrinas
ortodoxas cuando Dios Mismo ha venido a ser tan impopular que
nuestras iglesias no toman tiempo para conversar con Él y recibir de Él?
¿Qué de la iglesia a la que usted asiste? 
Una pregunta simple pero importante: ¿Tienen un culto regular de
oración? ¿Hay en verdad una noche importante cada semana cuando
toda la iglesia se reúne para practicar el mandamiento más
elemental:  «Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas,
oraciones . . .»?
El Señor no dijo, «Ante todo, enseñen,» o «Ante todo, estudien» – sino
«Ante todo oren,» para que todos nuestros estudios, enseñanzas y
actividades sean bendecidos y ungidos por la Gloria.
Si Dios es tan grande como decimos, ¿por qué no lo demostramos
haciendo tiempo con Él nuestra primera prioridad en la iglesia? Nosotros
nos engañamos a nosotros mismos cuando nuestros servicios tienen que
parecerse a «una reunión hiperdinámica» con algo siempre en
movimiento para hacer de los cultos frívolos algo «interesante.» Para
tener comunión con Cristo, tiene que haber algo más que meras
excursiones intelectuales dentro del significado de palabras y frases.
Es absurdo tratar de persuadir por meras palabras que estamos
experimentando un avivamiento, o clamar algo grandemente espiritual
cuando el latido del pulso del poder del Espíritu Santo en nosotros no lo
hay en nuestras iglesias. Es también pura fantasía cuando clamamos
que queremos que Dios haga nuevas y grandes cosas entre nosotros
cuando ni siquiera hablamos con Él. Si el Apóstol Pablo pastoreara una
iglesia en nuestra ciudad o pueblo, saben qué clase de cultos él
sugeriría, «primero que todo.» ¿Por qué otros no piensan o sienten igual
hoy en día? ¿Es que nadie quiera a Dios por Sí Mismo?
Nuestras iglesias tienen noches para dar enseñanzas en cómo crecer en
el Señor, conciertos espirituales, y reuniones sociales de toda estas
cosas tienen sus respectivo lugares – ¿pero dónde están las prioridades
«antes que todo» de Dios? Casi todas nuestras enseñanzas y
predicaciones terminan con mero conocimiento acerca de Dios, ¡pero
muy pocos quieren proseguir para conocer al Señor (Os. 6:3), en una
comunión real y actual con Él que vive! Los calendarios en las iglesias
están llenos con todo, menos con un horario para dedicar un tiempo a
solas con Dios para aquietar sus espíritus en Su Presencia y esperar un
fresco ungimiento de poder y amor.
Vuelta a casa
No importa cuántas fantasías tengamos de las cuales necesitamos
despertarnos, seguramente vale la pena para que nuestras iglesias
puedan convertirse en vibrantes «casas de oración» en las cuales Dios
será glorificado. El culto de oración es el barómetro de la iglesia, e
indica exactamente dónde están nuestras congregaciones con Dios.
Debemos encarar eso, aunque nos guíe a una profunda humildad y
confesión de pecado y falla.
¿Qué clase o marca de cristiano estamos produciendo si hay muy
poquito o nada de hambre por Dios? Piense en el poder divino de Dios,
disponible y aún prometido a nosotros si oráramos juntos a Dios. Si
solamente un pequeño porcentaje realmente quiere buscar a Dios,
entonces debemos admitir que algo malo sucedió en algún lugar.
No importa cuál sea la asistencia en los servicios dominicales, una
iglesia fría y sin oración, no puede ser lo que Cristo pensaba para Su
Novia. Él nos ha llamado a Sí Mismo, y no solamente a asistir a
reuniones controladas por humanos los cuales raramente nos permiten
llegar al mero corazón del problema. La mayor parte de nuestras
mentes están ya saturadas con «enseñanzas verdaderas» acerca de
Dios, ¡pero tan lejos que nuestros corazones se quedan en semejanza a
Cristo y en poder! La necesidad de la hora es para que la iglesia ore.
Nadie sabe orar. Todos tenemos luchas y titubeamos, ya que la oración
es tanto la más alta como la más difícil de todas las prácticas
espirituales. Pero Dios nos va a ayudar si solamente le damos una
oportunidad. «Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a
ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras» (Rom.
8:26).
Esa clase de culto de oración puede ser arriesgada. Satanás será
incitado a oponerse a nosotros en muchas formas cuando nosotros el
pueblo de Dios realmente oramos. Pero no hay otro remedio. Tenemos
que llegar al punto que hemos resuelto tener a Dios y la oración
sincera... ¿o de qué sirve el continuar?
«Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes» (St. 4:8).
El Espíritu Santo puede y guiará toda la congregación en esferas de la
oración intercesora, junto con una adoración profunda del corazón hacia
el «Alto y Sublime» (Is. 57:15).
El Espíritu Santo puede y hará más transformación de vidas en cinco
minutos mientras que Su pueblo rodea la gloria, que lo que hiciera 50
pequeños cultos programados de oración, los cuales nunca se
profundizan dentro del corazón humano. «Cuando lo oyeron, alzaron
unánimes la voz en oración a Dios...después de haber orado, tembló el
lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno» (Hch. 4:24, 31).
No es demasiado tarde para cualquier iglesia. ¡Todavía podemos tener a
Dios Mismo como nuestra Porción! Él es el que corteja y nos lleva a Sí
Mismo, y a experiencias en oración que van más allá de todo lo que
podamos imaginar. Mire si Dios no va a honrar a esos que claman a Él.
Regresemos «primero que todo» a nuestro lugar propio de privilegio y
poder en la Presencia del Señor.

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