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Revue des Études Augustiniennes 32 (1986) 108-123

Imágenes de los concilios Africanos


en los códices altomedievales hispánicos :
los concilios de Cartago y el concilio Milevitano

Uno de los aspectos más brillantes del arte altomedieval hispánico lo


constituye sin duda la ilustración de textos y manuscritos llevada a cabo prin­
cipalmente en los scriptoria monacales. Apenas conocida esta actividad en los
períodos visigótico (s. vi-vii) y asturiano (s. viii-ix) a falta de monumentos
conservados1, son numerosos por el contrario los códices y textos del siglo X,
que han llegado hasta nosotros, que han sido ilustrados, algunos, incluso con
largas series de miniaturas, hasta el punto de que puede afirmarse que esta
décima centuria supuso una época de verdadero florecimiento de este arte
miniaturístico2.
El repertorio iconográfico de esta ilustración es muy variado respondiendo a
la diversidad de textos que han sido miniados. No obstante, puede señalarse
ciertas preferencias por ilustrar bien sea determinados textos como lo fue el
Comentario al Apocalipsis de Beato de Líebana del cual conservamos 10
ejemplares miniados en esta centuria, o bien determinados códices, como fue el
caso de la Biblia castellana de Florencio y Sancho, del año 960 (actualmente
en el Archivo de la Colegiata de San Isidoro de León), la cual en contraste con
la escasa ilustración que presentan lás biblias hispánicas coetáneas contiene
abundantes miniaturas en sus libros del Antiguo Testamento. Constituyen estos
temas vetero y neotestamentarios, especialmente los relativos al Apocalipsis,
1. Sobre el problema de la miniatura visigoda es fundamental el trabajo de H. S chlunk ,
« Observaciones en torno a! problema de la miniatura visigoda », en Archivo Español de Arte,
1954, 241-261 ; y respecto a la miniatura asturiana el de C. C id , i Existió miniatura p re ro m à ­
nica asturiana ? en Liño, 1, 1980, 107-142.
2. Una relación reciente de la mayoría de los manuscritos ilustrados en la Peninsula en el
siglo X en las diversas escuelas, puede verse en P. K lein , Der ältere Beatus-Kodex der
Biblioteca Nacional zu Madrid. Studien zur Beatus-Illustration und der Spanischen Buchmalerei
des 10 Jahrhunderts, Hildesheim, 1976.
IMAGENES DE LOS CONCILIOS AFRICANOS 109

los mayormente representados en la miniatura hispánica altomedieval y a ellos


han sido orientados hasta ahora la mayor parte de los estudios iconográficos
sobre esta centuria3. Una exploración en los códices miniados que conservamos
de este siglo nos ha llevado recientemente a poner de relieve la importancia de
la ilustración de otro tipo de textos en la Península, entre los que hemos
destacado fundamentalmente los de la Colección Canónica Hispana, de la cual
poseemos dos ejemplares ricamente miniados en el último tercio de la centuria
y que nos proporcionan una interesante iconografìa conciliar que habrá de ser
tenida en cuenta a partir de ahora entre el repertorio iconográfico característi­
co de la miniatura hispánica altomedieval4.
La ilustración de estos dos ejemplares de la Hispana que conservamos en la
Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, se ajusta en
líneas generales a los contenidos textuales de la Colección y es por esta razón
por la que se insertan en ellos varias imágenes relativas a los concilios
africanos5. Como es sabido la Colección Canónica Hispana es una
recopilación de Concilios y Decretales elaborada en su primera redacción
hacia el año 634 en tiempos de San Isidoro de Sevilla y posiblemente por este
mismo autor. Se recogen en ella las actas de los concilios que se habían
celebrado hasta entonces agrupados en cuatro masas : orientales, africanos,
galicanos e hispánicos, a los que fueron añadiéndoseles en dos ulteriores
recensiones las actas de los que habían tenido lugar posteriormente, a lo largo
del siglo vil6.
Los concilios de Africa recogidos en los manuscritos ilustrados de la
Hispana —codices Vigilano y Emilianense — son siete de los celebrados en la
ciudad de Cartago entre los años 345/348-419 y el concilio Milevitano del año
402. Cada una de las actas de estos sínodos van precedidas en el códice
Vigilano por una imagen que le sirve de ilustración representando diversos
personajes, identificables sus oficios (obispos, otros clérigos, Emperadores...)

3. Para el estado de la cuestión de los estudios iconográficos de la miniatura española


altomedieval vid. nuestro trabajo, « La miniatura en la Rioja. Estado de la cuestión », en
Cuadernos de Investigación. I Coloquio sobre Historia de la Rioja, Logroño, IX, 1983.
4. Vid. S. de Silva y Verastegui, Iconografía del siglo X en el reino de Pamplona-Nqjera,
Pamplona, 1984.
5. Estos códices son denominados Vigilano (d.1.2) y Emilianense (d.1.1) y proceden
respectivamente de los monasterios riojanos de San Martin de Albelda y San Millán de la
Cogolla. El primero fue terminado en el año 976 y el segundo h. el año 992.
6. Nos abstenemos de rectificar en este trabajo los errores que la Colección Canónica
Hispana comete respecto a los miembros y cronología de los Concilios de Cartago IV, V, VI,
VII y el Milevitano del año 402, sobre lo cual nos remitimos a las obras que indicamos al final
de esta nota. Por ello hay que tener en cuenta que los miniaturistas riojanos del siglo x, que
tratan de reproducir en sus ilustraciones los datos proporcionados por la Hispana, recogen los
errores de aquélla. Para la correcta cronologia de estos concilios africanos, Vid. C. Munier,
Les Statuta Ecclesiae Antiqua, Paris, 1960 ; Idem, Concilia Africae a. 345-a. 525, en Corpus
Christianorum, Series Latina, CXLIX, 1974 ; G. Martínez D iez , La Colección Canònica
Hispana I, Madrid, 1966, pp. 286-287 ; Idem/F. Rodriguez , La Colección Canònica Hispana,
Madrid, 1982 (edición crítica).
110 SOLEDAD DE SILVA Y VERASTEGUI

por su indumentaria y atributos, y especificados sus nombres personales


(Gratus episcopus, Felix episcopus, Romulus episcopus, Valentiniano Augusto,
...) por medio de inscripciones, adquiriendo así estos personajes carácter de
retratos, pues aunque evidentemente sus rasgos no imitan los de la persona
retratada —los rostros de todos ellos son iguales, construidos con los mismos
trazos — sus nombres los identifican como tales. Se trata pues de un tipo de
retrato —el retrato tipológico — que como ha señalado A. Grabar constituye
precisamente la cualidad esencial del retrato desde la Antigüedad tardía y
pasará a la Alta Edad Media7. En el códice Emilianense predominan las
figuraciones de obispos fácilmente identificables por su indumentaria y
atributos, especialmente las mitras y los báculos8.
Describimos a continuación brevemente cada una de estas ilustraciones de
los concilios africanos en uno y otro manuscrito. Dado que todos ellos han
sido ilustrados, son dos las imágenes relativas a cada concilio que estos códices
nos han deparado :
1. En el códice Vigilano figura como ilustración del Concilio de Cartago I,
un obispo sentado en su sede frente a otros tres personajes, también obispos, en
pie. Todos ellos han sido identificados por las inscripciones correspondientes.
El primero es el obispo Grato, primado de Cartago, bajo cuya presidencia se
había celebrado el sínodo en 345-348. Le siguen Felix, obispo Bayanense,
Rómulo de Tebesca y Gaudencio, los tres expresamente nombrados en las
actas del concilio entre otros prelados (Lámina 1).
En el códice Emilianense la escena representada adquiere aspecto de
coloquio entre varios obispos (cinco) reunidos en torno al primado (de Car­
tago) que sentado en su sede preside la asamblea. Un clérigo transporta el
analogium con el códice acercándolo a este último. No hay inscripciones
identificando los personajes como en el códice Vigilano, y se obtiene la impre­
sión de haber querido figurarse aquí de algún modo la reunión sinodal
(Lámina 2).
2. La ilustración del Concilio de Cartago I I (16 junio a. 390) presenta
algunas novedades en cuanto a su iconografía en el códice Vigilano. Figura en
primer lugar el retrato de un Emperador, identificable por su indumentaria y
atributos —sobre todo la corona imperial — pero también por la inscripción. Se
trata de Valentiniano Augusto, mencionado igualmente en las actas del
concilio, las cuales como era práctica habitual al menos en los sínodos
romanos, solían mencionar tras el número de Padres participantes, la fecha de
celebración del mismo aludiendo al año del consulado del gobernante a la
sazón. Es muy frecuente la utilización de frases como estas « imperantibus
dominis nostris Lothario et Ludovico », que quiere expresar, durante el reinado

7. A. G rabar , Christian Iconography. A study o f its origins, Princeton University Press,


1980, pp. 63-64.
8. O.K. W ercmeister , Das bild zur liste des bistümer im codex Aemilianensis, en Madrider
Meitteilungen, 1968, pp. 933-967.
IMAGENES DE LOS CONCILIOS AFRICANOS 111

de los augustos Lotario y Ludovico9. Es decir que aquí Valentiniano figura


por ser el Emperador en cuyo tiempo tuvo lugar la celebración del Concilio de
Cartago II. Dos obispos, esta vez sin inscripciones, han sido colocados al lado
(Lámina 3).
En el códice Emilianense cuatro obispos, dos a cada lado, rodean a otro
situado en medio de ellos sosteniendo el códice en sus manos. La escena reviste
aquí también el carácter coloquial comentado en el concilio precedente y con
éste coincide igualmente la ausencia de inscripciones identificando personal­
mente a cada uno de los personajes (Lámina 4).
3. La imagen que ilustra el Concilio de Cartago III (28 Agosto a. 397) sigue
en el códice Vigilano caracteres parecidos a los del sínodo anterior. El retrato
del emperador Valentiniano es sustituido aquí por los de los cónsules a los
que se refiere genéricamente la inscripción pudiéndoseles identificar con
Cesario y Atico en cuyo consulado se habia celebrado este concilio. Ambos
son nombrados expresamente en las actas sinodales. Figura a su lado un
obispo a quien podemos identificar con Aurelio, primado de Cartago (Lámina
5).
En el códice Emilianense se han representado tres obispos. El primero figura
sentado en el trono episcopal y los otros a su lado en pie. Pudieran ser éstos
los obispos Aurelio, de la iglesia de Cartago, Epigonio obispo de la plebe de la
región Búlense y Agustín, obispo de la plebe de las regiones Hiponenses, tal
como se especifica en las actas. Son éstos los únicos nombres que se mencionan
expresamente en ellas añadiendo a su suscripción las de los otros 44 obispos
restantes pero de los cuales no se consigna ningún dato personal (Lámina 6).
4. La iconografia alusiva al Concilio de Cartago IV celebrado el año 398,
responde en el códice Vigilano a los caracteres señalados. La ilustración de este
sínodo es muy parecida a la del anterior. De nuevo figuran representados los
dos cónsules, aunque solamente uno de ellos, Honorio Augusto, es identificado
por la correspondiente inscripción. El otro puede ser identificado con
Eutiquiano pues a él hacen mención las actas al consignar la fecha de la
celebración del concilio : « habitum ab episcopis numero ducentis
quatuordecim, era ccccxxx VI. Honorio Augusto quarto et Euthychìano consu-
libus, VI idus novembris ». Dos obispos figuran al lado (Lámina 7).
En el códice Emilianense únicamente se representan tres obispos en pie
llevando uno de ellos el códice ¿ Podría identificárseles también con Aurelio,
primado de Cartago, con Donaciano, obispo de la sede Teleptense y con
Agustín de Hipona ? Como en el caso del concilio anterior son éstos los únicos
nombres de los que se hace expresa mención en las actas sinodales, aludiendo
éstas brevemente después al hecho de la suscripción de las mismas por parte de
todos los demás obispos asistentes sin que sean referidos sus nombres y sus
sedes (Lámina 8).

9. Cfr. C. Walter , L ’Iconographie des conciles dans la tradition byzantine,' Paris, 1970,
p. 155.
112 SOLEDAD DE SILVA Y VERASTEGUI

5. La ilustración del Concilio de Cartago V (año 400) presenta en el códice


Vigilano alguna variante con respecto a lo señalado hasta ahora. Todos los
personajes representados parecen ser de condición eclesiástica. Figura a la
izquierda, en primer término, un obispo identificado por la inscripción con
Aurelio, primado de Cartago. Nos parece interesante observar que es el único
firmante con su nombre propio en las actas. De los otros personajes que figuran
a su lado es fácilmente identificable el del medio quien, sin duda, se trata de
un diácono por llevar la característica estola sobre el hombro izquierdo. Mas
difíciles de precisar son los otros dos al no llevar la consabida mitra episco­
pal que ha sido sustituida en uno de ellos por un tocado en forma de disco
mientras que el otro presenta la cabeza descubierta. Unicamente el diácono
tiene justificada su presencia en este lugar por cuanto las actas sinodales de
este concilio mencionan expresamente su asistencia al mismo (Lámina 9).
En el códice Emilianense figura el obispo de mayor dignidad sentado en su
sede recibiendo el códice de manos de un personajillo representado a escala
muy inferior el cual lo transporta sobre el analogium. Otro obispo figura a la
izquierda en pie (Lámina 10).
6. La iconografía del Concilio de Cartago VI (año 419) nos ofrece de
nuevo en el códice Vigilano la representación de los Emperadores esta vez
Honorio y Teodosio tal como lo indican las inscripciones colocadas junto a
ambos y el texto mismo de las actas sinodales. A su lado figuran tres obispos
identificados también por las correspondientes inscripciones con Aurelio,
presidente de la asamblea conciliar y primado de Cartago, y con Faustino y
Alipio, legados respectivamente el primero de la iglesia romana y el segundo de
la de Numidia. Ambos han sido igualmente mencionados en las actas de este
sinodo (Lámina 11).
Mas simplificada es la imagen de este concilio en el códice Emilianense
donde exclusivamente han sido representados tres obispos, uno de ellos sentado
en su sede (el primado de Cartago) y los otros dos a su lado en pie (Lámina
12).
7. La ilustración del Concilio de Cartago VII (419) reviste caracteres
similares en uno y otro manuscrito, al mostrarnos en cada uno las imágenes de
cuatro personajes todos en pie, excepto el primero del códice Vigilano que
figura sentado en la sede episcopal. Por otra parte este es el único personaje
que ha sido identificado por una inscripción. Se trata del obispo Aurelio,
primado de Cartago, el cual a su vez figura como primero de los obispos
firmantes de las actas sinodales, pues a él había incumbido la presidencia de
este sínodo (Láminas 13 y 14).
8. Finalmente nos queda por describir la ilustración del último de los
concilios africanos recogidos en la Colección Canónica Hispana, el denomi­
nado Milevitano por haber tenido lugar su celebración en la ciudad de Milevi el
año 402 también bajo la presidencia del obispo Aurelio, primado de Cartago.
El códice Vigilano se limita por toda representación de este sínodo a la
figuración de este obispo en pie con el báculo en una mano y el códice en la
IMAGENES DE LOS CONCILIOS AFRICANOS 113

otra, acompañado de su correspondiente inscripción identificando al perso­


naje : Aurelius episcopus (Lámina 15).
En el códice Emilianense la escena representada adquiere aspecto de
coloquio entre varios obispos (cinco) reunidos en torno al primado de Cartago
el cual figura en pie sobre un basamento algo destacado de los demás y
llevando el códice en sus manos (Lámina 16).
Vemos pues que la ilustración de los concilios africanos que precede a cada
una de las actas de los mismos no se ajusta al contenido dogmático o
disciplinar en ellas expresado, sino que siguiendo una fórmula tradicional en la
iconografía conciliar se representa cada uno de estos concilios mediante la
figuración, en líneas generales, de los obispos asistentes a los mismos y
firmantes de las actas, y por tanto principales responsables de las decisiones
sinodales. La iconografía viene de este modo a remarcar la validez y
ortodoxia de las mismas al haber sido emanadas por aquellas personas consti­
tuidas en autoridad10. Es precisamente esta idea —la de la autoridad — la que
preside la ordenación iconográfica de estos concilios africanos como la que
inspira, a nuestro juicio, la ilustración de la Colección Canónica Hispana en la
cual estos sínodos se insertan11.
Sin embargo, existe un aspecto en la iconografía de estos concilios de no
fácil explicación sobre el cual queremos llamar la atención de los estudiosos.
Se trata de la difícil justificación de las imágenes de los Emperadores y
cónsules insertas en los concilios de Cartago II, III, IV y VI en el códice
Vigilano. Como es sabido la imagen de Emperador junto a la de los obispos
asistentes es habitual en la iconografía de los primeros concilios ecuménicos,
y así ha sido representado en el arte, encontrando plena justificación en el
hecho de que era el Emperador quien convocaba estos concilios, los presidía
e intervenía directamente en los asuntos eclesiásticos12. A título de ejemplo
basta mencionar aquí cómo las ilustraciones relativas al I concilio de Nicea
presentan casi invariablemente la imagen de Constantino sentado en su trono
presidiendo juntamente con la autoridad eclesiástica el sínodo, tal como
aparecen, entre otras representaciones, en el manuscrito de la Bibliothèque
Capitulaire de Verceil, cod. CLXV, del segundo cuarto del siglo IX, o en el

10. Sobre la iconografia de los concilios son obras fundamentales : S. Salaville,


L ’I conographie des sept conciles œcuméniques, en Échos d ’Orient, XXV, 1926, 144-76 ; P. de
M eester , Il Concilio di Nicea nella liturgia e nell’iconogrqfia dell’oriente cristiano, en Bulletino
per la commemorazione dell X V I Centenario del Concilio di Nicea, Roma, 1925, pp. 128-32 ;
A.M. Schneider , Die Ikonographie des konzils von Chalkedon, en Das K onzil von Chalkedon,
ed. A. G rillmeier et H. Bacht, Würzburg, 1953, II, pp. 757-60 ; L. von Matt et A.M. Schnei­
d er , Histoire des Conciles par l’image, Paris, 1960 ; A. G rabar, L'Empereur dans l'art
byzantin, Paris, 1936 ; idem, l’Iconoclasme byzantin. Dossier archéologique, Paris, 1957 ; idem,
Le portrait dans l'iconographie chrétienne, en Revue des Sciences religieuses, 36, 1962, 92 ;
C. W alter, L'iconographie des conciles dans la tradition byzantine, Paris, 1970.
11. S. de Silva y Verastegui, Iconografìa..., op. cit., pp. 411-412.
12. Ch. J. Hefele -H. Leclercq , Histoire des Conciles d ’après les documents originaux,
Paris, 1907-1909, vol. I-IIL.
114 SOLEDAD DE SILVA Y VERASTEGUI

códice Vat. Lat 1339 del siglo XI, por citar algunas de las imágenes más
antiguas13.
Algo parecido ocurrirá en Hispania a partir del primer tercio del siglo VII.
También en la celebración de los concilios de Toledo, y precisamente debido a
la influencia bizantina, se introdujo esta costumbre : a semejanza de lo que
ocurría en los grandes concilios de Oriente, era aquí el rey (como allí el
Emperador) la autoridad que convocaba el concilio. El monarca solía acudir
a la apertura y entregaba a los padres el tomo, relación de los asuntos que
sometía a la deliberación sinodal. Los cánones conciliares eran confirmados
además por una ley real —la lex confirmation concilii — que les confería
fuerza legal en el orden civil14. Las representaciones pictóricas de estos
sínodos que conservamos nos han transmitido estas imágenes del rey
visigodo, figurando en los concilios toledanos al lado del prelado que los presi­
día y juntamente con los demás obispos asistentes, como puede verse en
estos mismos códices canónicos que estamos considerando15. Imágenes
parecidas nos proporciona otro manuscrito posterior de 1253 que procedente
de Toledo se conserva actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid
(Vitr. 15-5)16.
La inserción pues de la imágenes del Emperador Valentiniano en el concilio
de Cartago II, de Honorio en el IV y de este mismo y de Teodosio en el VI,
así como la de los cónsules Cesario y Atico en el III, tendrían justificación
en la iconografia de estos concilios en el caso de que hubieran ellos
intervenido en su celebración. Pero las actas nada dicen al respecto. Como
hemos dicho más arriba los textos sinodales únicamente mencionan los nom­
bres de estos Emperadores y cónsules para consignar el tiempo en el que fueron
celebrados los respectivos concilios. Ahora bien, ¿ cabría ver en estas
imágenes una posible influencia de esta clase de textos, es decir, que se
hubiesen representado las autoridades civiles que aparecen expresamente
mencionadas en ellos ? Una respuesta afirmativa a esta pregunta no satisfa­
cerla del todo a quien tuviese en cuenta que no son únicamente los
concilios II, III, IV y VI de Cartago los que se fechan por medio de estas
referencias a la autoridad civil entonces à la sazón, sino que también lo hacen
el concilio V celebrado « post consulatum Flayii Stiliconis nn cc, ... », el
concilio VI habido « post consulatum gloriosissimorum imperatorum Honorii
dudecies et Theodosii octies augustorum » y el Milevitano « gloriosissimis
imperatoribus Arcadio V et Honorio Augusto V conss » sin que las imágenes
de ninguno de ellos hayan sido figuradas en las correspondientes miniaturas17.
13. C. W alter, op. cit., pp. 50 y 63.
14. J. O rlandis , Historia de España. La España visigótica, Madrid, 1977, pp. 240-246.
15. S. de Silva y Verastegui, E l neovisigotismo iconográfico del siglo X : el ORDO D E
C ELE B R AN D O Concilio visigótico », en Goya, 160-165, 1981, pp. 70-76 ; idem, Iconografía,
op. cit., pp. 405-411.
16. Sobre este códice, A. G rabar, Trônes d'évêques en Espagne du M oyen Age, en l’A rt de
la fin de l’antiquité et du Moyen Age, I, 1968, pp. 393-402 ; C. W alter , op. cit., p. 67.
17. Hemos tomado los textos de Colección de Cánones y de todos los Concilios de la Iglesia
IMAGENES DE LOS CONCILIOS AFRICANOS 115

Tampoco los estudios sobre la historia de los concilios africanos nos


proporcionan datos que nos permitan justificar la presencia de estos retratos de
emperadores y cónsules en las ilustraciones de estos sínodos ya que lo que se
deduce de ellos es que estas reuniones eran exclusivamente eclesiásticas y las
convocaba el primado de Cartago, a quien como hemos visto se le representa
en estas miniaturas destacado del resto de los obispos. No parece ser que el
Emperador convocase ninguno de estos concilios como sin duda lo hacía en
Oriente. Africa en esta época pertenecía a la parte Occidental del Imperio18.
Se nos plantea por tanto una problemática difícil de dirimir. Hemos
señalado una primera vía de solución viendo en estas imágenes una posible
influencia de los textos sinodales, los cuales sin duda la han ejercido en la
concepción iconográfica general de estos concilios al ofrecernos los retratos de
los prelados asistentes y firmantes de estos documentos. No obstante, ha
quedado indicada una objección y es que esta hipotética influencia de hecho no
ha sido verificada en la representación de todos los concilios en cuyas actas se
menciona expresamente el nombre del Emperador. Otra solución posible
habría que radicarla en una influencia no ya de los textos, sino de la
iconografia de los concilios ecuménicos que incluyen el Retrato del
Emperador, pues es principio artístico conocido aquél de que « el arte en
general se nutre en parte del arte mismo ». Quizá también la misma iconogra­
fía de los concilios hispánicos toledanos que figuran al soberano visigodo en
los manuscritos que nos ocupan, haya determinado la inserción en ocasiones de
estas imágenes de la autoridad civil que vemos repetirse en la iconografía
conciliar de la Hispana, aunque de hecho ésta no haya intervenido en la
celebración de los sínodos en cuyas ilustraciones figura. Cabría pensar
igualmente en la existencia de alguna razón —que hoy día se nos escapa —,
por la cual los miniaturistas riojanos que elaboraron estas ilustraciones de los
concilios africanos en el último tercio del siglo X, tuvieron expresa voluntad de
realzar al lado de la autoridad eclesiástica, la civil, ya que no en vano
reunieron en un mismo códice —en el Vigilano y en el Emilianense — las dos
legislaciones por las que se regía la vida de la nación que como demuestra la
repetida frase de diplomas y documentos medievales lo hacia « secundum
legem gothicam (Liber Iudiciorum) et canonicam (Hispana) ». Ambas, como
decimos, han sido transmitidas juntas en estos manuscritos. Pero es esta
última una cuestión compleja que excede los límites que nos proponíamos
en este trabajo y que queda emplazada para futuras investigaciones, ya que a
nuestro juicio, es en el contexto de la iconografía de la autoridad en el que
estas imágenes han de ser explicadas.
Soledad d e S il v a y V e r a s t e g u i
Universidad de Navara
P a m plona

de España y de América en latin y castellano, con notas e ilustraciones de J. T ejada y R amiro,


I, Madrid, 1859, pp. 92-330 ; y de C. Munier, Concilia Africae a.345-a. 325, en Corpus
Christianorum, Series latina, CXLIX, 1974, pp. 323-369.
18. Cfr, Ch. J. H efele -H. Leclercq , op. cit., vol. I, 1, pp. 1088-1118.
Lamina 1. Codice Vigilano. Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, d. 1.2. Concilio
de Cartagol.

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Lamina 2. Codice Emilianense. Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial, d. 1.1. Concilio de


Cartago I.
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Lamina 3. Codice Vigilano. Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, d. 1.2. Concilio
de Cartago IL

L amina 4. Codice Emilianense. Biblioteca del Monasterio de El Escoriai, d. 1.1. Concilio de


Cartago II.
L amina 5. Codice Vigilano. Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, d. 1.2. Concilio
de Cartago III.

L amina 6. Codice Emilianense. Biblioteca del Real Monasterio de El Escoria!, d. 1.1. Conci­
lio de Cartago III.
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Lamina 7. Codice Vigilano. Biblioteca del Monasterio de El Escorial, d. 1.2. Concilio de


Cartago IV.

L amina 8. Codice Emilianense. Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial,


d. 1.1. Concilio de Cartago IV.
Lamina 9. Codice Vigilano. Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, d. 1.2. Concilio
de Cartago V.
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L amina 11. Codice Vigilano. Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial,
d. 1.2. Concilio de Cartago VI.
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L amina 13. Codice Vigilano. Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial,
d. 1.2. Concilio de Cartago VII.

L amina 14. Codice Emilianense. Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El
Escorial, d. 1.1. Concilio de Cartago Vil.
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-n et ut nru £& -fn ei u m
I afeite^
afeli ce ttrfuif
í a mu
6ct^cafnxt< ^im f lh Lamina 15. Codice Vigilano. Biblioteca
del Real Monasterio de El Escorial, d. 1.2.
Concilio Milevitano.
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L amina 16. Codice Emilianense. Biblioteca


del Real Monasterio de San Lorenzo de El
Escorial, d. 1.1. Concilio Milevitano.

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