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22/04/2020

LOS EFECTOS DEL CONTRATO


Art. 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por
causas legales.
     Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente
obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella.
Esas, en principio serían las dos primeras disposiciones que ya nos dan
la matriz del efecto de los contratos.
Estas disposiciones aparecen a propósito del título XII del Libro Cuarto
del Código Civil, titulado “El Efecto de las Obligaciones”.
Pregunta, por qué tenemos que recurrir al efecto de las
obligaciones, cuando queremos revisar el efecto del contrato, el título
es mucho más genérico y amplio.
R. La doctrina ha identificado que Bello no solamente ha sido víctima en
la conceptualización de contrato, más bien definiendo la obligación. Sino que
también en el título XII, cuando quiso regular el efecto de las obligaciones,
mayoritariamente reguló el efecto del contrato, de forma tal, que estaríamos
ante una confusión del legislador. Por tanto, el título XII regula el efecto del
contrato.
Entonces, es correcto decir que los efectos de los contratos están
regulados en los siguientes artículos: 1546, 1546, 1547, 1552, 1554 y 1558
del Código Civil y sobre aquellos se ha estructurado la denominada
responsabilidad contractual.
De la lectura de los artículos 1545 y 1546 podemos deducir la siguiente
regla (especialmente del artículo 1545): por regla general los contratos sólo
afectan a las partes que han concurrido con su voluntad a la celebración del
mismo. (Efecto relativo de los contratos).
En la parte del 1545 del C.C. que señala “Todo contrato legalmente
celebrado es una ley para los contratantes”, uno puede encontrar consagrado
el denominado efecto relativo de los contratos. La expresión relativa se
distingue de absoluto y erga omnes. En realidad lo que quiere señalar es que el
contrato afecta interpartes, sólo los contratantes serían por R.G. afectados por
el contrato, afectados quiere decir que sobre ellos nacerán derechos y
obligaciones que tienen por base el instrumento contractual.
Lo anterior es la regla general, luego entonces, lo que queda por
despejar son las situaciones de excepción. Cuándo un contrato podría afectar a
personas distintas de los contratantes.
Las personas que no son parte en el contrato son terceros en la relación
contractual y podremos distinguir entre terceros absolutos y terceros relativos
Relativos: no concurren con su voluntad a la celebración del contrato,
pero que posteriormente entran en relación jurídica con una de las partes
contratantes.
Absolutos: son aquellos que no han concurrido con su voluntad a la
celebración del contrato y posteriormente no entrarán en relación jurídica con
las partes contratantes, sin perjuicio de las excepciones legales.
Síntesis: Para revisar el efecto de los contratos uno debe estudiar el
título XII del libro IV del C.C., y advertir que en realidad bajo este título se
regulan preferentemente efectos contractuales, y que sobre las disposiciones
1546 y 1546 y especialmente en el 1545 se ha encontrado acogido o
implícitamente expresado el denominado efecto relativo de los contratos. Y,
respecto de los contratantes podrán existir otras personas, los terceros, los
que pueden ser relativos y absolutos.

EFECTOS DEL CONTRATO.

En cuanto a los efectos del contrato para los contratantes:

1. El contrato es una ley para las partes, esto es, vincula y obliga
jurídicamente a las partes contratantes con posibilidad de coacción
judicial o cumplimiento forzado en el evento de incumplimiento
2. A las partes le son oponibles o exigibles los efectos, es decir, los
derechos y obligaciones que de él surgen. (Efecto relativo del contrato).
3. No pueden ser invalidados por la sola voluntad de una de las partes,
sino por el consentimiento mutuo de ambos contratantes o por causas
legales, esto es lo que se llama intangibilidad del contrato.
La intangibilidad del contrato hace esencialmente el punto de que el
contrato vincula y no pude ser desconocido o dejado sin efecto en forma
unilateral de los contratantes. A la base se encuentran distintos principios
jurídicos de derecho privado que serían inspiradores de la norma, puede
observarse el principio de la autonomía de la voluntad, el respeto a los actos
propios, el principio de la protección de la buena fe contractual.
4. Los contratos deben ejecutarse de buena fe. (En el íter contractual
encontramos una fase pre contractual, una fase propiamente de
formación del consentimiento y posteriormente una fase de
cumplimiento del contrato, en estos tres momentos contractuales, la
buena fe es relevante).
5. El incumplimiento de lo pactado podrá acarrear responsabilidad
contractual del deudor. En principio, la responsabilidad contractual
encuentra su fundamento en la culpa contractual o en el dolo
contractual. Hay una parte de la doctrina que se ha ido separando de
esta idea de ligar el incumplimiento con el elemento volitivo, culpa o
dolo del deudor, sino que más bien han recogido la teoría de el
incumplimiento como neutro, separado del dolo y la culpa, más bien
como la ausencia de la prestación debida, y sobre ello han ido
estructurando una teoría semejante en algunos puntos, pero muy
distante en otras y más bien cercana a los sistemas anglosajones de los
remedios contractuales. Teoría moderna, cuyos exponentes son Hugo
Cárdenas, Álvaro Vidal e Íñigo de la Maza, quienes se muestran
abiertamente partidarios de esta concepción neutra.
6. El artículo 1552, la mora purga la mora o excepción de contrato no
cumplido. Sería un remedio puramente dilatorio, no ataca el fondo de la
acción.
7. El incumplimiento daría derecho a una indemnización de perjuicios
cuando estos fuesen ocasionados por el incumplimiento culpable o
doloso, debiendo concurrir los demás requisitos propios de la
responsabilidad contractual. El daño debe ser indemnizable.

TERCEROS.

Son aquellos que no han concurrido con su voluntad a la celebración del


contrato.
1. Relativos: no concurren con su voluntad a la celebración del
contrato, pero posteriormente entran en relación jurídica con una de
las partes contratantes.
Éstos quedan circunscritos a los herederos o sucesores universales de
alguno de los contratantes y también al legatario o sucesor a título singular de
alguno o ambos contratantes.
Ej. Si la cosa legada es un bien sobre el cual recae una hipoteca, para el
evento de que el acreedor decida realizar su derecho, entonces ese legatario
entrará en una relación jurídica con el acreedor.
2. Absolutos: son aquellos que no han concurrido con su voluntad a la
celebración del contrato y posteriormente no entrarán en relación
jurídica con los contratantes. Sin embargo hay ciertos contratos que
podrían afectar a aquellos, es decir, estaríamos en situación de
contratos que no generan efectos relativos, sino que más bien
efectos erga omnes.

¿Qué contrato es oponible a la sociedad toda?


Ej.
a. El matrimonio. (Recordar discusión acerca de si el matrimonio es
un contrato).
b. Los contratos colectivos.
c. Estipulación a favor de otro, y
d. La promesa de hecho ajeno.

Estipulación a favor de otro.

Art. 1449. Cualquiera puede estipular a favor de una tercera


persona, aunque no tenga derecho para representarla; pero sólo esta
tercera persona podrá demandar lo estipulado; y mientras no
intervenga su aceptación expresa o tácita, es revocable el contrato por
la sola voluntad de las partes que concurrieron a él.
Constituyen aceptación tácita los actos que sólo hubieran podido
ejecutarse en virtud del contrato.

El profesor Barcia la define de la siguiente manera: La estipulación


a favor de otro es un contrato celebrado entre dos partes, una de ella
denominada estipulante y la otra promitente, para hacer nacer un derecho
favor de un tercero ajeno al contrato, denominado tercero beneficiario.
Para tener clara esta institución, habrá que determinar las partes que
intervienen en el contrato de estipulación:
Por un lado, el estipulante, por otro, el promitente.
El estipulante es aquel que favorece con su contratación a el tercero.
Mientras que el promitente es aquel que se obliga respecto a este tercero
beneficiario, y el tercero, para que nazca el derecho a favor de él, basta con la
mera celebración del contrato estipulación, sin perjuicio que, para su legítimo
ejercicio tendrá que previamente aceptarlo.
¿Por qué puede ser visto como una excepción al efecto relativo
de los contratos?
El contrato sólo se celebra entre el estipulante y el promitente, aun
cuando las ventajas, derechos y beneficios alcanzan al tercero.

¿Al mediar o exigirse aceptación del tercero, para la exigibilidad


del beneficio, entonces estaríamos en realidad de un tercero relativo y
no absoluto?
De la celebración de esta estipulación, nace inmediatamente un derecho,
que es el derecho de optar por aceptar o rechazar el beneficio que se ha
pactado a favor del tercero. Entonces, es un tercero absoluto desde el punto
de vista que no participa en ningún modo en la relación jurídica, y desde el
momento que se celebra el contrato, ya provoca efectos en su patrimonio. La
doctrina más seguida señala que es el derecho de opción el que nace de la
estipulación y que por el sólo hecho de la estipulación ya se radica
inmediatamente en el patrimonio activo del beneficiario y que sin perjuicio a ya
encontrarse radicado en su patrimonio, tendrá que necesariamente aceptarlo
para poder exigir el beneficio, por cuanto nadie puede adquirir derechos ni
siquiera en contra de su voluntad.
Hay que distinguir claramente entre el derecho que nace de la
celebración en favor de otro, que es el derecho de optar, ese inmediatamente
se radica en el patrimonio del beneficiario, para exigirlo, tendrá que ejercer el
derecho de opción y cuando acepte, podrá exigir el beneficio a que se ha
obligado el promitente a su favor. No debe confundirse entre el beneficio de la
estipulación y el derecho de opción. Estamos en presencia de un tercero
absoluto y estaríamos en una excepción al efecto relativo de los contratos.
Si uno logra entender cómo funciona la institución, entenderá por
ejemplo que bastará para que se radique en el patrimonio del beneficiario el
derecho, que, al tiempo de la contratación, éste tenga sólo capacidad de goce,
mas no requiere capacidad de ejercicio, sin perjuicio de que, al momento de
poder aceptar el beneficio y exigir el derecho, tendrá que hacerlo a través de
las formalidades habilitantes o eventualmente si ha adquirido el pleno ejercicio
de sus derechos, entonces podrá hacerlo en términos personales, sin
autorización de otro.
Como el derecho que se radicó en el patrimonio del beneficiario, es el
derecho de optar, si es que éste fallece, se provoca la apertura de su sucesión,
antes de que haya aceptado el beneficio, entonces transmitirá a sus herederos,
y qué transmite, directamente el beneficio: No. Lo que transmite es el derecho
de optar. Y queda reforzada la idea de que estamos en presencia de un tercero
absoluto porque incluso antes de que medie la aceptación, podrá el estipulante
y el promitente dejar sin efecto el contrato y revocar el beneficio, todo esto
antes de que se provoque la aceptación.
Queda más claro cuando se ve un contrato cotidiano, por ejemplo, el
contrato de seguro. En el ejemplo, desde que se suscribe el contrato de seguro
de vida, ya se radica en el patrimonio del beneficiario el derecho a poder optar,
pero para exigir el beneficio, esto es, el pago de la indemnización cuando se
cumpla el plazo “muerte”, necesariamente tendrá que aceptar el beneficio.
En relación a la cláusula penal, como no existe relación jurídica
obligacional respecto del beneficio entre el estipulante y el promitente,
entonces es perfectamente posible que el promitente no cumpla, si el
promitente no cumple, el estipulante nada podrá exigir respecto de éste.
Entonces, la doctrina ha aconsejado que se pacte una cláusula penal en este
tipo de relaciones jurídicas entre el estipulante y el promitente, y que quede
sujeta a la condición de que el promitente incurra en un incumplimiento
respecto del tercero beneficiario.
En cuanto a la aceptación, ésta puede ser expresa o tácita.
Cuándo es expresa en este caso: es la que se realiza en términos
formales y explícitos.
Cuándo es tácita en este caso: un ejemplo sería que derechamente
se inicie la acción judicial para pedir el cumplimiento forzado del beneficio.
PROMESA DE HECHO AJENO.

Art. 1450. Siempre que uno de los contratantes se compromete a


que, por una tercera persona, de quien no es legítimo representante,
ha de darse, hacerse o no hacerse alguna cosa, esta tercera persona
no contraerá obligación alguna, sino en virtud de su ratificación; y si
ella no ratifica, el otro contratante tendrá acción de perjuicios contra
el que hizo la promesa.

¿Cómo es la relación jurídica en este caso?


Las partes son el promitente y el prometido.
El promitente es aquel que compromete una conducta de un tercero a
favor del prometido y el prometido es quien tiene la legítima expectativa de
que este tercero le otorgue un beneficio. Y el tercero es absolutamente extraño
a la relación jurídica, y ningún derecho, ni menos una obligación se radica en
su patrimonio por la celebración de este contrato, en consecuencia, no
estamos a diferencia de lo anterior, en una situación de excepción del efecto
relativo de los contratos, porque la ley exige en este caso, que, para obligarse
el tercero, requiere de su ratificación (la ley debió haber expresado
confirmación), entonces, si confirma la promesa el tercero queda obligado, si
no la confirma, ninguna obligación tendrá y por tanto el prometido, ningún
derecho tampoco.
Lo importante es entender que el prometido, para el evento de que el
tercero no confirme el hecho, tendrá sin embargo una acción indemnizatoria en
contra del promitente, por tanto, quedará indemne de los perjuicios que le
hubiere ocasionado la falta de confirmación del tercero. Desde este punto de
vista, debe quedar claro que la relación contractual tiene alcances sólo para el
promitente y el prometido y que sólo entrará en relación jurídica el prometido
con el tercero absoluto, cuando este confirme con su voluntad y exista
convención entre ellos para efectos de hacer exigible el hecho prometido.

Ejemplo: Yo prometo, que Patricia dará un concierto a favor de Juan


Pérez. Yo sería el promitente, Juan Pérez el prometido, el tercero absoluto
sería patricia, si Patricia no confirma que dará el concierto, entonces el
prometido no tendrá cómo exigirle que preste la obligación, y para ese evento,
el prometido tendrá acción indemnizatoria contra el promitente. Pero si Patricia
ratifica y confirma la promesa que hizo el promitente, queda obligada a dar el
concierto.

29 de abril de 2020.
CLASE ASINCRÓNICA.
6 de mayo de 2020.
CONTRATO DE PROMESA

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