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OBSERVACIÓN

“Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.”


(1 Timoteo 3:1)
Pregunte a su discípulo (a) qué piensa del contenido de este versículo.

VINCULACIÓN
¿Quién pronunció esta frase? Saulo de Tarso, el eminente judío que reunía en sí,
características y atributos que llenarían de orgullo a cualquier hombre: su conocimiento de la
naturaleza del hombre, su habilidad natural para la estrategia, sus dotes en táctica militar y su
reconocido talento para influir ideológicamente en otros, le permitieron convertirse, sin lugar a
dudas, en el hombre más importante del primer siglo, más conocido en el mundo occidental como
Pablo. Pero este hombre que gozaba de grandes talentos, no se fio de sí mismo cuando tuvo que
desarrollar su ministerio, especialmente a los gentiles. Por el contrario, su autoconcepto y su
confianza los basó en la identificación con Cristo Jesús. Él escribió:

“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más
alto concepto de sí que el que debe tener sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida
de fe que Dios repartió a cada uno.” (Romanos 12:3)

“Y me ha dicho: bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de


buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”
(2 Corintios 12:9)

Y hay otros pasajes como estos, que nos indican cómo su autoconcepto y su confianza como líder,
los desarrolló sobre la base del concepto que Dios tenía de él, en Cristo Jesús.

Hemos venido hablando del visionario que cumple la visión y sabe de dónde viene su
provisión, Pablo es un ejemplo claro de este tipo de hombres, aprendió a conocerse a la luz
de Dios y supo dirigir a muchos a Dios y a cumplirle a Él.

Las siguientes son algunas características del hombre o mujer que desarrolla liderazgo sobre la base
de un sano autoconcepto, acrecentado en su identificación en Cristo Jesús.

1. Desarrolla profundas convicciones personales (1 Timoteo 4:16)


16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás
a ti mismo y a los que te oyeren.
Estas profundas convicciones se desarrollan al dedicar tiempo a solas con Dios, aprendiendo a estar
en silencio para escuchar la voz del Señor; desde luego, con un estudio bíblico consistente y regular.
Nos volvemos seguros cuando, como modo de vida, buscamos la dirección continua del Señor.

2. Mantiene una agenda rigurosa (Efesios 5:16)


16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Esto implica vivir por prioridades y no por presiones; dejar las cosas buenas para dedicarse a las
óptimas, y alejarse de todo aquello que nos aparta del objetivo. La agenda es totalmente personal,
y se debe ajustar a nuestros planes, incluyendo sólo lo que nos ayude a lograr los objetivos.

3. Subordina todos los aspectos de su vida a la meta (1 Corintios 3:9)


9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de
Dios.
Como líderes con autoconfianza, no podemos hacerlo todo, pues estaríamos rechazando a los
colaboradores que Dios nos ha dado, para coronar nuestras metas. Por otro lado, un buen líder sabe
decir “no”, pues no tiene conflicto entre las responsabilidades y las metas, ya que sabe atender
ambas cosas.

4. Está dispuesto a tomar decisiones radicales (Filipenses 3:8)


8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento
de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para
ganar a Cristo,
Es tal vez la tarea más difícil de un líder. Debe tener una voluntad enérgica, robusta y dinámica, para
afrontar cualquier situación por dramática que sea. Y son las metas y los objetivos los que
determinan la validez y el momento crucial en que el líder toma una decisión; no son los
sentimientos, ni la lógica.

La Palabra de Dios es una fuente de este tipo de dirección e instrucción, que muestra la voluntad
firme: “Andad en el Espíritu”; “Haced discípulos en todas las naciones”. Por esto, alguien dijo que la
Biblia es “el cayado del peregrino”, el “manual de vida del dirigente”.

5. Abraza un sentido de misión y destino (Filipenses 3:14)


14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Debemos visualizar la misión y el destino, marchando hacia delante, sabiendo que los problemas y
las dificultades no son sino oportunidades para llevar a feliz término lo que tenemos en las manos.

En lugar de escapar, de desmoronarnos, cuando se presentan las dificultades y la batalla es cruenta;


en lugar de ver gigantes y vernos como enanos, debemos visualizar la misión y el destino; debemos
volar como águilas y marchar hacia delante, impulsados por nuestro compromiso con Dios y con la
comunidad.

Nadie va a seguir a una persona que se siente insignificante y que, ni siquiera sabe a dónde va. Si
estamos convencidos de nuestra misión, lograremos que otros nos acompañen.

6. Aprende a vivir con la tensión (Filipenses 3:13)


13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
Donde están los más grandes problemas, también están las más grandes oportunidades. Por eso,
debemos aprender a vivir con los problemas. La presión y la tensión siempre estarán presentes a
medida que caminemos hacia la meta.

Pablo, en la carta a los Filipenses, capítulo 3, versículo 13, dice: “Hermanos, yo mismo no pretendo
haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante”. En este versículo, enfatiza tres verbos: Olvidando,
extendiéndome y, por último, lo más importante: prosigo. Vemos el perfil de un hombre que
aprendió a vivir con la tensión. Necesitamos meditar en las enseñanzas que nos deja el pasado, pero
ya no vivir en él, ni de los triunfos, ni de las derrotas.

7. Trabaja duro, disciplinada e inteligentemente (1 Corintios 9:26-27)


26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como
quien golpea el aire,
27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo
para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
Hay diferentes clases de líderes: El que trabaja como “loco”, del amanecer al anochecer, sin ver los
frutos. El que trabaja con reflexión: no se ve agotado, tenso, neurótico, pero produce, rinde, porque
trabaja estratégicamente. Debemos elegir la alternativa de hacer las cosas, de tal manera que rindan
los mejores resultados.

APLICACIÓN TEOTERÁPICA

Muchas veces crecemos en circunstancias difíciles que no nos permiten desarrollar confianza en
nosotros mismos. De la misma manera, si hemos enfrentado fracaso tras fracaso, o quizá un golpe
devastador, como un fracaso familiar, estudiantil o laboral, es muy probable que se dañe o destruya
nuestro sentido de competencia.

El sentido de competencia se puede reconstruir y transformar, a medida que lleguemos a


comprender y a experimentar una íntima comunión con el Espíritu Santo. Él nos guía y nos
proporciona talentos, aptitudes y dones espirituales que necesitamos para vivir una vida de
realización en Cristo Jesús.

La opinión que Dios tiene de nosotros debe prevalecer sobre cualquier otra opinión. En la actual
crisis de liderazgo que azota a Colombia y al mundo, se necesitan esos hombres y mujeres que,
fruto de descubrirse a sí mismos, a la imagen y semejanza de Dios, se enciendan en coraje y, de
este modo, persuadan a otros a unir sus vidas, para traer el reino de Dios a esta tierra.

DETERMINACIÓN

A la luz de lo estudiado complete el siguiente cuadro

Característica Cómo estoy yo hoy Acciones de mejoramiento

Desarrolla profundas
convicciones personales

Mantiene una agenda rigurosa


Subordina todos los aspectos
de su vida a la meta

Está dispuesto a tomar


decisiones radicales

Abraza un sentido de misión y


destino

Aprende a vivir con la tensión

Trabaja duro, disciplinada e


inteligentemente

CONSAGRACIÓN

Llevar al discípulo(a) a orar con base a lo estudiado y pedirle a Dios que lo lleve a ser ese
visionario que sabe dirigir, pensando en lo que dice Hebreos 12: 2: “Puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando
el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Llevarlo a hacer su propio compromiso con
Dios.

REPRODUCCIÓN

Compartir este tema con sus discípulos.

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