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Las fracturas del extremo superior del húmero aumentan su frecuencia de forma cons-
tante por el envejecimiento global de la población y la osteoporosis. Son la consecuencia
de traumatismos menores (caída simple) en pacientes ancianos y de traumatismos más
violentos (accidentes de tráfico o deportivos) en las personas más jóvenes. En gene-
ral, el diagnóstico de la fractura presenta pocos inconvenientes, pero hay que descartar
las lesiones asociadas, sobre todo neurológicas, que son muy frecuentes en un estadio
subclínico. La fractura se analiza mejor mediante un estudio radiológico estándar de
buena calidad, completado con una tomografía computarizada (TC) y reconstruccio-
nes 3D cuando se plantea una indicación quirúrgica. Clasificar estas fracturas no es
suficiente para efectuar el tratamiento correcto: también es importante considerar el
desplazamiento de la fractura y si el foco está encajado o no. La mayoría de las fracturas
presenta poco desplazamiento y el tratamiento es básicamente ortopédico. En cambio,
el tratamiento de las fracturas desplazadas del húmero proximal, sobre todo de tres y
cuatro fragmentos, no ha sido motivo de un consenso terapéutico que permita seguir
una línea de conducta fiable. Esta decisión, multifactorial, depende de la propia frac-
tura, del estado del paciente y del hueso y de la experiencia del cirujano. Si se escoge el
tratamiento quirúrgico, la restitución de la anatomía y, sobre todo, de la posición de las
tuberosidades es fundamental para alcanzar un buen resultado. Esto es cierto tanto para
las osteosíntesis como para las artroplastias. Cualquier defecto en la restitución conduce
a la formación de un callo vicioso de tratamiento particularmente delicado.
© 2012 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.
Plan ■ Decisión 9
Elección del tratamiento: ortopédico o quirúrgico 9
■ Introducción 1 Elección del tratamiento quirúrgico: osteosíntesis
o prótesis 10
■ Reseña anatómica para la comprensión Elección del tipo de osteosíntesis 10
de las fracturas y su tratamiento 2 Elección del tipo de prótesis 11
«Partes» o «fragmentos» 2
■ Principios técnicos generales del tratamiento
Referencias morfológicas y biométricas 2
Inserciones musculares 3 quirúrgico 14
Vascularización 3 ■ Postoperatorio 14
Elementos vasculonerviosos 4 ■ Conclusión 14
■ Clínica 4
■ Valoración radiográfica 5
■ Clasificaciones
Clasificaciones descriptivas
5
5
Introducción
Clasificaciones mecanicistas 7 Las fracturas del extremo superior del húmero se limi-
Fiabilidad de las clasificaciones 7 tan a las que se localizan por encima de la inserción del
Elección de la clasificación 7 borde superior del pectoral mayor. Representan el 5% de
■ Elementos de la decisión 7 todas las fracturas [1] . Su incidencia aumenta de forma
Paciente 7 constante: ha pasado de 32/100.000 personas en 1970 a
Estado del hombro afectado 8 105/100.000 personas en 2002, cifra que podría triplicarse
Características de la fractura 8 en las próximas tres décadas [2, 3] . La media de edad a la
Cirujano 9 que se producen estas fracturas también ha aumentado:
Reseña anatómica
para la comprensión “ Punto fundamental
de las fracturas y su Los imperativos anatómicos que deben cumplirse
tratamiento en cualquier intervención por una fractura del
extremo superior del húmero son:
«Partes» o «fragmentos» • la altura del tubérculo mayor con relación a la
El concepto de «partes» o «fragmentos» fue usado ini- cabeza humeral
cialmente por Codman [13] , y retomado por Neer [11] y
• la desviación lateral del tubérculo mayor con
luego por Hertel [14] para describir sus respectivas clasifi- relación a la cabeza humeral
caciones. Esta idea de «partes» procede de tres núcleos de • la retroversión humeral
osificación del extremo superior del húmero (ESH): uno
Figura 2. Morfometría de
Relación epífisis-diáfisis
8 mm
la relación cabeza humeral- Este concepto ha sido especialmente bien estudiado
tubérculo mayor. por Boileau y Walch [24] y ha sido confirmado en otros
18 mm estudios [16] . Hay tres ideas fundamentales: el punto de
transición, la desviación medial y posterior de la cabeza
humeral y la retroversión [24, 25] .
Inserciones musculares
El conocimiento de las inserciones musculares es fun-
damental para entender el desplazamiento de la fractura y
puede ser útil como punto de referencia para la colocación
de una prótesis. El desplazamiento de la diáfisis difiere
dependiendo de si la cabeza humeral está o no impactada
en ella. La impactación no afecta a las tuberosidades, pero
pueden estar conservadas las uniones periósticas con la
diáfisis que las mantienen en posición correcta con rela-
Relación tubérculo mayor-cabeza ción a ésta. Es, por ejemplo, el caso de la mayoría de las
humeral (Fig. 2) fracturas encajadas en valgo.
Esta relación tiene dos conceptos fundamentales: la En el tubérculo menor se fija el músculo subescapular,
altura del tubérculo mayor con relación a la cabeza hume- que lo tira hacia dentro y dificulta el diagnóstico de las
ral y la desviación lateral del tubérculo mayor con relación fracturas aisladas de dicho tubérculo. Éste no se visualiza
al centro de la cabeza humeral. con facilidad y se proyecta sobre las demás estructu-
La altura del tubérculo mayor: para Pearl et al [16] , la dis- ras óseas. En cambio, aunque siempre es contiguo a la
tancia vertical entre el vértice de la cabeza humeral y el del cabeza (lo que representa la mayoría de las fracturas de
tubérculo mayor es, por término medio, de 8 ± 1,2 mm tres fragmentos), el subescapular, potente rotador medial,
(6-10 mm). El tubérculo mayor nunca se encuentra por inducirá la rotación medial de la cabeza humeral, posición
encima del vértice de la cabeza humeral y la altura no que deberá corregirse durante la reducción.
correlaciona con el tamaño de la cabeza humeral. Esta En el tubérculo mayor se fijan el supraespinoso, el
característica debe respetarse sin excepción en el caso de infraespinoso y el redondo menor. La inserción de estos
una osteosíntesis o una artroplastia. Sin embargo debe músculos y, sobre todo, del supra y el infraespinoso, ha
recordarse que, en este ajuste, un tubérculo mayor dema- sido particularmente bien analizada por Mochizuki [26] .
siado bajo (o una cabeza demasiado alta) es siempre más Este estudio anatómico revela el gran predominio de la
perjudicial para el manguito de los rotadores que lo con- zona de inserción del infraespinoso y la limitación de la
trario [17] . del supraespinoso, que es muy anterior. Así, aparte de un
trazo de fractura en esta tuberosidad o de una fractura
operculada, el desplazamiento siempre se produce más
Lateralización del tubérculo mayor bien hacia atrás que hacia arriba. Ahora bien, este des-
Para Pearl et al [16] , la desviación lateral del tubérculo plazamiento posterior es difícil de analizar en las placas
mayor con relación al eje diafisario es, por término medio, simples y pone de relieve el interés de la TC. Para Boi-
de 18 ± 2 mm (1-22 mm). Es fundamental restituir esta leau [27] , el tubérculo mayor es la clave de la reconstrucción
variable anatómica para devolver su eficacia al manguito del ESH. Es el que da inserción a los rotadores laterales,
de los rotadores y al deltoides [18] . Ahora bien, la con- esenciales para la función del hombro; es una guía para
minución y el carácter a menudo osteoporótico de las la reducción de la cabeza humeral nativa o protésica y
tuberosidades fracturadas les confiere un aspecto de cás- favorece la revascularización cefálica.
cara de huevo. Cuando esta cáscara se adhiere a la prótesis En la diáfisis, la parte esencial de las inserciones muscu-
o a la cabeza humeral, la desviación lateral del tubérculo lares está representada por los músculos aductores (dorsal
mayor desaparece. ancho, pectoral mayor, redondo mayor), aunque cual-
Por esta razón, algunas prótesis tienen un aspecto volu- quier desimpactación entre la cabeza y la diáfisis se
minoso (bulky de los anglosajones) que permite reproducir manifiesta más bien por una traslación medial de la diáfi-
el efecto de lateralización. De igual modo, algunos ciru- sis.
janos recomiendan un injerto [19] y otros llegan a sugerir Además, la inserción del pectoral mayor es una refe-
jaulas de lateralización. rencia que puede ser útil para apreciar a qué altura debe
colocarse una prótesis, ya que el vértice de la cabeza se
encuentra, por término medio, a 5,6 cm [28, 29] por encima
Relación tubérculo mayor-tubérculo menor del borde superior del tendón del pectoral mayor.
La unión entre estas dos estructuras es, en realidad, el
surco intertuberositario por donde pasa la cabeza larga Vascularización (Fig. 3)
del bíceps. La mayoría de las veces, el trazo de fractura
intertuberositario se localiza por fuera del surco [20] . Éste La vascularización de la epífisis humeral superior
es entonces contiguo al tubérculo menor y ayuda a la depende, de modo compartido, de las dos arterias cir-
reducción con la diáfisis. En cambio, mucho más discu- cunflejas: anterior y posterior. Los estudios de Gerber [30]
tida es su contribución para evaluar la retroversión que se y Laing [31] han permitido destacar la importancia de las
ha de imponer a la diáfisis. Así, Angibaud et al [21] y Kon- ramas intraóseas de la arteria ascendente lateral. Ésta,
takis et al [22] estiman que se trata de una referencia fiable rama de la arteria circunfleja anterior, sigue el borde lateral
para determinar la retroversión que se dará al implante. del surco intertuberositario antes de ingresar en el tubér-
En cambio, Balg et al [23] creen lo contrario por el cambio culo mayor, donde se convierte en la arteria arqueada.
de orientación del surco, en sentido distal-proximal. Hay Esto permitiría explicar fácilmente la diferencia considera-
que recordar también que sobre el borde lateral de este ble que existe entre las fracturas de tres fragmentos, poco
surco transcurre la arteria ascendente, rama de la circun- expuestas al riesgo de necrosis, y las de cuatro fragmen-
fleja anterior, principal fuente de irrigación de la cabeza tos, que interrumpen esta vascularización (Fig. 4). A priori,
humeral. la desvascularización cefálica es entonces obligatoria y la
Nervio axilar
Sus íntimas relaciones con la diáfisis humeral deben
hacer sospechar de modo prioritario su lesión en las FESH,
sobre todo cuando están desplazadas. La valoración mus-
cular del deltoides suele ser difícil e incluso imposible en
tales circunstancias. Al respecto, es esencial recordar que
el ramo sensitivo puede estar intacto y el ramo anterior
A motor, lesionado [35] . En otros términos, la sensibilidad
conservada del muñón del hombro no es sinónimo de
ausencia de lesión motriz del deltoides.
“ Punto fundamental
La conservación de la sensibilidad del muñón del
hombro no significa que no exista una lesión
motriz del deltoides.
El dolor es el síntoma dominante y a menudo es difuso. Esto permite un análisis fiable del desplazamiento,
La impotencia puede ser total o bien relativa si la fractura sobre todo posterior para el tubérculo mayor o medial
es parcial o no desplazada. para el tubérculo menor, ya que la existencia de un trazo
Durante la inspección, la deformación no siempre es de fractura secundario cefálico o de una luxación poste-
marcada, pero sí correlaciona con la morfología de los rior puede pasar inadvertida en las radiografías simples de
pacientes. La presencia de un voluminoso hematoma mala calidad. Además, la reconstrucción 3D, cuya práctica
toracobraquial de rápido desarrollo debe hacer buscar una se ha simplificado, permite analizar la fractura más fácil-
complicación vascular mediante la palpación de los pulsos mente y contribuye a escoger e instaurar el tratamiento.
distales o su estudio con Doppler en todos los casos. Esta Así, para Foruria et al [20] y para Resch [37] , este análisis es
complicación, infrecuente, debe tenerse siempre presente fundamental e incluso permite esbozar el pronóstico de
para poder diagnosticarla lo antes posible [36] . Al contrario, la fractura.
la típica equimosis toracobraquial de Hennequin aparece
más tarde, 24-48 horas después del traumatismo, y no es
otra cosa que la difusión del hematoma de la fractura. Clasificaciones
Debe efectuarse una exploración neurológica minu-
ciosa de manera sistemática y metódica debido al riesgo Una buena clasificación es la que permite describir la
de lesiones nerviosas, a menudo subclínicas pero frecuen- fractura, orientar el tratamiento y evaluar el riesgo de
tes [34] . Las lesiones del nervio axilar suelen detectarse necrosis, esencial para la indicación terapéutica.
secundariamente y hay que recordar que la conser- Se han creado numerosas clasificaciones en función de
vación de la sensibilidad del muñón del hombro no la localización de los trazos de fractura, el número de par-
permite afirmar la ausencia de una lesión motriz. Un tes, el desplazamiento y la asociación o no a una luxación
problema medicolegal relevante es establecer si la lesión glenohumeral.
existía antes del traumatismo o si es secundaria al trata- Primero se hicieron clasificaciones esencialmente des-
miento efectuado (osteosíntesis, maniobras de reducción, criptivas que, según algunos, eran útiles para apreciar
inmovilización ortopédica). De todas formas, cualquier el riesgo de necrosis. De manera más reciente surgieron
exploración debe consignarse de forma precisa, con la clasificaciones más mecanicistas sobre el desplazamiento
fecha y la hora de su práctica. de las «partes», que influyeron en el tratamiento, la
estrategia quirúrgica (reducción y osteosíntesis) y el
pronóstico.
Valoración radiográfica
Clasificaciones descriptivas
Las incidencias radiográficas que permiten estudiar el
extremo superior del húmero son numerosas y, hoy día, de Codman [13] ya había desbrozado el problema complejo
nada sirve multiplicarlas. Basta con tomar buenas placas de estas fracturas basándose en las cuatro partes principa-
simples con control radioscópico, lo que por desgracia es les e identificando las zonas de fractura.
infrecuente y difícil de conseguir. Hay que pasar luego Neer [11] retomó este concepto para distinguir las varie-
a la TC para analizar con más precisión la fractura y los dades de fracturas y presentar su clasificación, que al
desplazamientos. parecer es la que más se usa hoy en día. Separó seis gru-
El estudio estándar incluye una radiografía anteropos- pos, entre los que el grupo I, a menudo olvidado, era
terior, con doble oblicuidad, en la línea de los espacios el de las fracturas poco o nada desplazadas (cualquiera
glenohumeral y subacromial, y una placa en proyección que fuese el número de «fragmentos»), en las que nin-
lateral, idealmente axilar. Sin embargo, la fractura difi- gún fragmento presentaba un desplazamiento angular
culta su realización, aun cuando en algunos países (por mayor a 45◦ o lineal de más de 1 cm. En 1975 modificó
ejemplo, Suiza) se indica de manera sistemática. Después, la clasificación e incluyó sólo las fracturas desplazadas.
en la mayoría de los casos se indica la proyección lateral La utilidad de esta clasificación reside sobre todo en la
del omóplato, de Neer o de Lamy. El análisis minucioso separación en columnas, con la columna de las fractu-
de las placas, con la condición de que sean técnicamente ras de dos fragmentos y muy bajo riesgo de necrosis
irreprochables, permite formular todos los diagnósticos, (excepto las excepcionales fracturas del cuello anató-
incluido el de la luxación posterior del hombro. mico), la columna de las fracturas de tres fragmentos y
En realidad, de nada sirve multiplicar las proyecciones bajo riesgo de necrosis y, por último, la columna de las
convencionales, ya que en la actualidad la TC debe formar fracturas de cuatro fragmentos, en las que dicho riesgo es
parte del estudio radiológico sistemático de una fractura. máximo (Fig. 5).
Duparc [38] presentó una clasificación, ampliamente uti-
lizada en Francia, que se basa en una división en fracturas
extraarticulares y fractura articulares. Esta clasificación
“ Punto fundamental tiene varias ventajas y ha permitido, sobre todo, insistir
en algunas formas que es importante conocer, como las
fracturas impactadas en valgo, las fracturas infratubero-
Efectuar una TC es útil para: sitarias con fractura del tubérculo mayor y las fracturas
• determinar si una fractura es de tres o cuatro cefalometafisarias.
fragmentos
• apreciar el desplazamiento posterior del tubér-
culo mayor o el desplazamiento medial del Fracturas impactadas en valgo
tubérculo menor Es la fractura conocida como CT2 (cefalotuberosita-
• buscar un trazo intracefálico ria de tipo 2), correspondiente a las fracturas «de cuatro
• investigar si una de las tuberosidades está par- fragmentos» impactadas en valgo, descritas también por
tida en caso de fractura del cuello quirúrgico Jakob [39] y después por otros autores que hicieron hin-
capié en su carácter particular [40] . En estas fracturas, el
fragmento cefálico impacta en la diáfisis. La horizontali-
zación cefálica se manifiesta por un ensanchamiento de la
Es la mejor manera de apreciar el número de parte superior de la interlínea glenohumeral. El tubérculo
«fragmentos» y, sobre todo, de ver si el tubérculo menor mayor parece estar más arriba, pero en realidad se trata
sigue siendo contiguo a la cabeza humeral. de un ascenso relativo con relación a la cabeza impactada
Cuello anatómico
Cuello quirúrgico
b
c
a B
Tuberosidad mayor
C D
Tuberosidad menor
E F G
anterior
H I J K
Fractura - Luxación
posterior
L M N O
Trazo secundario
cefálico
en la diáfisis que, en la mayoría de los casos, mantiene responden al mismo mecanismo que las fracturas impac-
sus uniones periósticas con la diáfisis. La particularidad tadas en valgo, la deformación se localiza en la cabeza
de esta fractura es que, a pesar de tener cuatro fragmen- humeral (Fig. 6).
tos, está menos expuesta al riesgo de necrosis (el 26%
para Jakob [39] ) que las otras fracturas de cuatro «partes»
y responde a una estrategia terapéutica bien definida [41] . Fracturas cefalometafisarias
Estas fracturas asociadas a luxaciones proceden de la
Fracturas infratuberositarias con fractura muesca posterior en caso de luxación anterior y de
la muesca anterior en caso de luxación posterior. Hay
del tubérculo mayor (IT + T) que distinguirlas bien de las fracturas cefalotuberosita-
Son fracturas de tres fragmentos cuyo tratamiento es rias luxadas, de pronóstico mucho más desfavorable. Estas
muy distinto al de las fracturas impactadas. En las fractu- fracturas han sido bien analizadas en el simposio de la
ras IT + T, como en las infratuberositarias, la deformación Société Française de Chirurgie Orthopédique et Traumati-
se localiza a menudo en el cuello quirúrgico, mientras que (SOFCOT) sobre las fracturas del extremo superior del
que en las fracturas impactadas de tres fragmentos, que húmero [42] .
A B
Clasificación de la Association for Osteosynthesis de las fracturas de tres partes, porque hay que apreciar
En 1987, Muller [43] presentó la clasificación de la Asso- si el tubérculo menor es o no solidario con la cabeza, lo
ciation for Osteosynthesis/Association for the Study of que explica la necesidad de la TC. Para la de la AO, la
Internal Fixation (AO/ASIF), que define tres grupos prin- reproducibilidad no es buena, excepto con relación a las
cipales (A, B y C) con un riesgo de necrosis que aumenta A1.2, y para la de Resch la fiabilidad es mala en lo que
del grupo A al C. Cada grupo está dividido a su vez en tres se refiere a la apreciación del desplazamiento en flexión o
subgrupos de gravedad creciente, según un código alfanu- extensión.
mérico que hace posible una clasificación informática.
Clasificación de Hertel Elección de la clasificación
Hertel [14] presentó una clasificación basada también
en los estudios de Codman y que permite, de manera A la vista de las publicaciones recientes, lo mejor sería
didáctica usando el juego Lego, considerar todas las posi- usar la clasificación descriptiva de Hertel de 12 posibi-
bilidades de fractura (12 en total), incluidas las que lidades (debido a su mayor fiabilidad) porque permite
asocian una fractura de tres fragmentos en la que los tubér- identificar los fragmentos y, después, precisar en cada
culos mayor y menor se mantienen juntos. Así, hay seis posibilidad el desplazamiento según la clasificación de
posibilidades para las fracturas de dos fragmentos, cinco Resch: encajada o no, en varo o valgo y en flexión o exten-
posibilidades para las fracturas de tres fragmentos y una sión. Sin duda, hay que agregarle las singulares fracturas
sola posibilidad para las fracturas de cuatro fragmentos. cefalometafisarias.
Más recientemente todavía (2004), Edelson [44] propuso
una clasificación basada en un análisis 3D, es decir,
mediante TC de las fracturas. Elementos de la decisión
Para la decisión terapéutica hay que tener en cuenta
Clasificaciones mecanicistas cuatro elementos principales: el paciente, el estado del
Las clasificaciones mecanicistas se basan en el desplaza- hombro afectado, el tipo de fractura y el cirujano.
miento que separa las fracturas encajadas y no encajadas,
las deformaciones frontales en varo y en valgo y las defor-
maciones sagitales en flexión y extensión. Para Resch [37] ,
Paciente
estas informaciones primordiales permiten anticipar la Edad
estrategia quirúrgica y el riesgo vascular. Así, presentó
una clasificación HCTS referida a la cabeza (Head), al Si se decide efectuar una intervención quirúrgica, este
calcar (Calcar), a las tuberosidades (Tuberosities) y a la parámetro es esencial para escoger entre la osteosíntesis
diáfisis (Shaft). La relación cabeza-diáfisis permite distin- y la artroplastia y para determinar el tipo de artroplas-
guir lo que está encajado (impacted) de lo que no lo está tia. Siempre que sea posible, por debajo de los 60-65 años
(disrupted). es preferible hacer una osteosíntesis, tal vez con excep-
El desplazamiento de la cabeza humeral con relación a ción de los casos en que el riesgo de necrosis es elevado.
la diáfisis define el varo y el valgo en el plano frontal y la Incluso en esta situación, Gerber [49] ha demostrado que
flexión y la extensión en el plano sagital. la reconstrucción anatómica confiere una buena toleran-
El calcar permite apreciar la calidad de la bisagra interna cia funcional a la necrosis. Después de los 75 años, los
y la conminución medial. resultados obtenidos con las hemiartroplastias suelen ser
moderados, sobre todo debido a las dificultades de conso-
lidación de las tuberosidades [17, 50] . Es una de las razones
Fiabilidad de las clasificaciones actuales para orientarse más bien hacia la colocación de
una prótesis invertida.
Los diversos estudios no han permitido encontrar
una reproducibilidad inter o intraobservadores muy fia-
ble [6–9, 45] . Esto se debe a varios factores, sobre todo a la
Calidad ósea
interpretación por personas con poca experiencia en ciru- La calidad ósea está directamente relacionada con la
gía del hombro [46] . La TC y la reconstrucción 3D serían edad, pero no únicamente. Este criterio influye sobre todo
una ayuda menor para algunos [46, 47] y útil para otros [48] . en el tipo de material, teniendo en cuenta que la osteo-
Recientemente, Majed et al [10] han hecho un estudio porosis muy avanzada expone a complicaciones mucho
interesante con cirujanos expertos, a partir de las clasi- más frecuentes con cualquier tipo de osteosíntesis, pero
ficaciones de Neer, AO, Hertel y Resch, y llegaron a la más aún en caso de osteosutura o de osteosíntesis percu-
conclusión de que la más reproducible es la de Hertel. tánea [51] . Las placas con clavos bloqueados proporcionan
En la clasificación de Neer, el problema es sobre todo el más estabilidad, pero en este contexto exponen a un
Desplazamiento
Sí No
= =
tratamiento quirúrgico tratamiento ortopédico
Riesgo de necrosis
> 60 años
1 2 1 2
3 4
A B C
1
1 1
3
3 4 2
2 3
D E F
Figura 9. Factores de pronóstico desfavorable en caso de tratamiento ortopédico según Foruria [20] .
A. Impactación posteromedial con aumento de la distancia acromiohumeral. 1. Medial; 2. lateral.
B. Impactación posteromedial con aumento de la distancia acromiohumeral. 1. Anterior; 2. posterior.
C. Impactación en valgo. Vista anterior. 1. Tuberosidad mayor; 2. tuberosidad menor; 3. anterior; 4. posterior.
D. Impactación en valgo. Vista anterosuperior. 1. Tuberosidad mayor; 2. tuberosidad menor; 3. medial; 4. lateral.
E. Desplazamiento posterior del tubérculo mayor a la altura de la interlínea articular. 1. Tuberosidad mayor; 2. medial; 3. lateral.
F. Desplazamiento posterior del tubérculo mayor a la altura de la interlínea articular. 1. Tuberosidad mayor; 2. anterior; 3. posterior.
al cirujano los resultados que puede esperar de un trata- de un resultado favorable. Gerber [63] ha demostrado que
miento ortopédico en función del desplazamiento. Así, a menudo la reducción anatómica se toleraba bien y
las impactaciones en valgo producen malos resultados y Boileau [64] , que la conversión en prótesis era fácil y los
las posteromediales, mal resultado si la distancia acromio- resultados, satisfactorios. Si la reconstrucción anatómica
humeral está reducida, mientras que las fracturas aisladas no parece posible, es mejor optar por una artroplastia.
del tubérculo mayor dan mal resultado en caso de un Por el contrario, en el paciente anciano (>75 años) con
desplazamiento medial hasta la altura de la interlínea bajo riesgo de necrosis pero con mala calidad ósea o una
(Fig. 9). En resumen, la orientación de la cabeza humeral, conminución de tal magnitud que dificulte la osteosínte-
la impactación del cuello quirúrgico y el desplazamiento sis, puede indicarse una artroplastia.
tuberositario tienen mucho que ver con el resultado.
Elección del tipo de osteosíntesis
Elección del tratamiento quirúrgico: Hay varias posibilidades.
osteosíntesis o prótesis
Osteosutura [51]
Esta elección depende básicamente del riesgo de osteo-
Este tipo de osteosíntesis, de la cual se han descrito
necrosis y de la edad.
múltiples modalidades, se indica sobre todo en las fractu-
Ya se ha hablado aquí del riesgo de osteonecrosis. Si es
ras aisladas de las tuberosidades o como complemento de
elevado, hay que optar por una artroplastia y si es redu-
otros tipos de osteosíntesis. Esto evita dejar material resi-
cido, por una osteosíntesis. Sin embargo, en el paciente
dual. La tendencia es usar cada vez más anclas o arpones
menor de 60 años se puede indicar una osteosíntesis, aun-
de sutura.
que el riesgo de osteonecrosis sea considerable, con la
condición de que la anatomía se reconstruya lo más per-
fectamente posible, pues esto ha de garantizar un mejor
Osteosíntesis percutánea
resultado funcional en caso de necrosis y una reinter- Puede consistir en el enclavado en haz a distancia (Hac-
vención más fácil mediante artroplastia con la esperanza kethal, Kapandji), que se usa sobre todo en las fracturas
80 mm 50 mm
80 mm
A B C
Figura 10. Ejemplo de osteosíntesis mediante placas con tornillos bloqueados (A-C).
del cuello quirúrgico, o en la colocación de clavos o torni- sobre todo en caso de conminución medial. Usar tor-
llos percutáneos, ampliamente indicada y difundida por nillos bloqueados los expone a los mismos riesgos de
Resh [41] , que permite obtener buenos resultados aunque perforación que las placas. En cambio, en los casos
debe ajustarse a una técnica muy rigurosa de reducción más simples, se pueden colocar de modo mínimamente
de la fractura y colocación de los clavos. Respetando estos invasivo. Son sobre todo la indicación de elección del
principios, las fracturas de tres fragmentos y las de cua- tratamiento de las fracturas del cuello quirúrgico, en
tro fragmentos impactadas en valgo pueden tratarse con ocasiones asociadas a un trazo troquiteriano. Se les repro-
éxito. Se trata de una técnica apenas invasiva y, por tanto, cha el hecho de atravesar el manguito de los rotadores
poco desvascularizante. En cambio, el resultado mecá- cerca de su inserción, lo que ocurre sobre todo con los
nico de la osteosíntesis suele ser de mediana calidad. clavos con soporte [27] , y los dolores subacromiales si
Una osteoporosis marcada, una conminución considera- están insuficientemente impactados. Así, se ha comuni-
ble de los fragmentos y una conminución medial que no cado hasta un 24% de complicaciones. Para Cuny [69] ,
permite tener una consola medial constituyen contrain- los mejores resultados se consiguen en las fracturas
dicaciones a esta técnica [27, 51] . También existe un riesgo del cuello quirúrgico y en las fracturas impactadas en
de penetración articular de los clavos [65] y, por último, valgo.
un riesgo para los nervios, tal como lo demuestran los
estudios anatómicos de Rowles [66] y Kamineni [67] , aunque Implante en balero
los estudios clínicos no corroboran estos hechos. Esta téc-
Se menciona esta técnica, confidencial y típicamente
nica debe reservarse al paciente joven con hueso de buena
francesa, desarrollada por Doursounian [70–72] .
calidad.
A B C
Figura 11. Ejemplo de osteosíntesis mediante clavo centromedular (A-D).
• la eficacia es baja con relación a las movilidades, con y aunque los resultados de las hemiartroplastias sue-
una elevación anterior promedio de 90◦ . Sólo el 42% len ser decepcionantes en el aspecto funcional, siguen
de los pacientes presenta una elevación anterior activa siendo buenos con relación al dolor.
superior a 90◦ [50] . La rotación externa activa es, en pro-
medio, de 21◦ ;
• el índice de consolidaciones de las tuberosidades es Artroplastia total invertida
insuficiente, incluso con prótesis específicas para las La artroplastia total invertida, que suele indicarse en la
fracturas. Ahora bien, la consolidación de las tuberosi- omartrosis con ruptura masiva del manguito de los rota-
dades en buena posición es fundamental para conseguir dores, también tiene sus indicaciones [76] . En este sentido,
un buen resultado funcional; los resultados decepcionantes de las hemiartroplastias
• la ruptura secundaria del manguito de los rotadores en las personas mayores de 75 años, la alta prevalencia
y el despegamiento [75] son complicaciones frecuentes. de las rupturas masivas del manguito de los rotado-
Por tanto, la selección de los pacientes es fundamental res por encima de esta edad, la consolidación azarosa
A B C
D E F
Figura 12. Ejemplos de indicaciones de prótesis invertida.
A-C. Fractura asociada de la cavidad glenoidea.
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G. Bacle.
Service d’orthopédie 1, CHU Trousseau, 37044 Tours cedex, France.
Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Favard L, Berhouet J, Bacle G. Fracturas recientes del extremo
superior del húmero del adulto. EMC - Aparato locomotor 2012;45(4):1-16 [Artículo E – 14-672].
Disponibles en www.em-consulte.com/es
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complementarias Animaciones legales al paciente complementarias evaluación clinico