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Fracturas recientes del extremo


superior del húmero del adulto
L. Favard, J. Berhouet, G. Bacle

Las fracturas del extremo superior del húmero aumentan su frecuencia de forma cons-
tante por el envejecimiento global de la población y la osteoporosis. Son la consecuencia
de traumatismos menores (caída simple) en pacientes ancianos y de traumatismos más
violentos (accidentes de tráfico o deportivos) en las personas más jóvenes. En gene-
ral, el diagnóstico de la fractura presenta pocos inconvenientes, pero hay que descartar
las lesiones asociadas, sobre todo neurológicas, que son muy frecuentes en un estadio
subclínico. La fractura se analiza mejor mediante un estudio radiológico estándar de
buena calidad, completado con una tomografía computarizada (TC) y reconstruccio-
nes 3D cuando se plantea una indicación quirúrgica. Clasificar estas fracturas no es
suficiente para efectuar el tratamiento correcto: también es importante considerar el
desplazamiento de la fractura y si el foco está encajado o no. La mayoría de las fracturas
presenta poco desplazamiento y el tratamiento es básicamente ortopédico. En cambio,
el tratamiento de las fracturas desplazadas del húmero proximal, sobre todo de tres y
cuatro fragmentos, no ha sido motivo de un consenso terapéutico que permita seguir
una línea de conducta fiable. Esta decisión, multifactorial, depende de la propia frac-
tura, del estado del paciente y del hueso y de la experiencia del cirujano. Si se escoge el
tratamiento quirúrgico, la restitución de la anatomía y, sobre todo, de la posición de las
tuberosidades es fundamental para alcanzar un buen resultado. Esto es cierto tanto para
las osteosíntesis como para las artroplastias. Cualquier defecto en la restitución conduce
a la formación de un callo vicioso de tratamiento particularmente delicado.
© 2012 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Fractura del extremo superior del húmero; Osteonecrosis

Plan ■ Decisión 9
Elección del tratamiento: ortopédico o quirúrgico 9
■ Introducción 1 Elección del tratamiento quirúrgico: osteosíntesis
o prótesis 10
■ Reseña anatómica para la comprensión Elección del tipo de osteosíntesis 10
de las fracturas y su tratamiento 2 Elección del tipo de prótesis 11
«Partes» o «fragmentos» 2
■ Principios técnicos generales del tratamiento
Referencias morfológicas y biométricas 2
Inserciones musculares 3 quirúrgico 14
Vascularización 3 ■ Postoperatorio 14
Elementos vasculonerviosos 4 ■ Conclusión 14
■ Clínica 4
■ Valoración radiográfica 5
■ Clasificaciones
Clasificaciones descriptivas
5
5
 Introducción
Clasificaciones mecanicistas 7 Las fracturas del extremo superior del húmero se limi-
Fiabilidad de las clasificaciones 7 tan a las que se localizan por encima de la inserción del
Elección de la clasificación 7 borde superior del pectoral mayor. Representan el 5% de
■ Elementos de la decisión 7 todas las fracturas [1] . Su incidencia aumenta de forma
Paciente 7 constante: ha pasado de 32/100.000 personas en 1970 a
Estado del hombro afectado 8 105/100.000 personas en 2002, cifra que podría triplicarse
Características de la fractura 8 en las próximas tres décadas [2, 3] . La media de edad a la
Cirujano 9 que se producen estas fracturas también ha aumentado:

EMC - Aparato locomotor 1


Volume 45 > n◦ 4 > diciembre 2012
http://dx.doi.org/10.1016/S1286-935X(12)63539-4
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ha pasado de 72 años de promedio en 1970 a 77 años en


2002. Este aumento notable de la frecuencia es producto
del envejecimiento global de la población y de la osteopo-
rosis. En los pacientes mayores de 65 años, las fracturas del
2 1
extremo superior del húmero (FESH) son las más frecuen-
3
tes después de las del cuello del fémur y de la muñeca [4] ,
y casi siempre se producen por una caída. Sólo en las per-
sonas más jóvenes (40-50 años) el mecanismo es de alta
energía, como en los accidentes de tráfico, los accidentes
deportivos o las caídas de altura [3] . Las mujeres se afec-
tan 2,5 veces más que los varones. Estas fracturas, como
las de la muñeca, son indicio de una osteoporosis y, a
veces, predictivas de la aparición de una nueva fractura 4
patológica [5] .
El diagnóstico de una fractura reciente, es decir, de
menos de 3 semanas desde el traumatismo inicial, en A
general plantea pocos inconvenientes. En cambio, la
detección de lesiones asociadas, sobre todo neurológi-
cas, es fundamental en términos de tratamiento y de
aspectos medicolegales. La fractura se analiza mejor con
la tomografía computarizada (TC) y las reconstrucciones
3D. Clasificar las fracturas no es suficiente para indicar
1
un tratamiento correcto, además de que la reproducibi-
lidad interobservadores de estas clasificaciones suele ser 2
baja [6–10] ; también es importante tener en cuenta el des-
plazamiento y el encaje del foco de fractura.
En su mayoría, estas fracturas (75-85%) están poco
o nada desplazadas según los criterios de Neer [11] y su 3
tratamiento es básicamente ortopédico. En cambio, el B
tratamiento de las fracturas desplazadas del húmero pro- Figura 1. Núcleos de osificación del extremo superior del
ximal, sobre todo de tres y cuatro fragmentos, sigue húmero (A, B). 1. Núcleo cefálico; 2. núcleo troquiteriano;
siendo un desafío terapéutico para el cirujano ortopédico. 3. núcleo del tubérculo menor; 4. diáfisis.
Los datos publicados sobre los resultados de las diversas
técnicas son numerosos, pero difíciles de comparar. La para el tubérculo mayor, otro para el tubérculo menor y
mayoría de los estudios son retrospectivos, la elección de otro para la cabeza (Fig. 1). Las zonas de unión entre estos
la clasificación de las fracturas es variable y las evalua- núcleos, así como la unión con la diáfisis, son más frá-
ciones funcionales se hacen con puntuaciones distintas. giles y las predilectas para la aparición de las fracturas.
A menudo las muestras son pequeñas y resulta difícil El momento en que aparecen estos núcleos es variable.
establecer diferencias estadísticamente significativas. La El núcleo cefálico lo hace, por término medio, hacia el
multiplicidad de las técnicas quirúrgicas y la variabilidad 6.◦ mes de vida; el tubérculo mayor, alrededor de los 12
de su eficacia explican este inconveniente. La dificultad meses en las niñas y los 2 años en los varones, y el tubér-
principal reside en la elección de una técnica adecuada culo menor, en torno a los 5 años de edad. En cambio,
a la edad, al capital óseo, al riesgo de osteonecrosis de la la fusión definitiva entre la epífisis y la diáfisis es mucho
cabeza humeral y al número de fragmentos. más tardía, alrededor de los 18 años, lo que puede explicar
No existe un verdadero consenso terapéutico que per- sobre todo los despegamientos epifisarios que se observan
mita seguir una línea de conducta fiable. Además, hasta con bastante frecuencia en los adolescentes. El aspecto
hoy, según la base de datos Cochrane [12] , sólo hay global del ESH va tomando forma, con el crecimiento,
16 estudios aleatorizados que reúnen 801 pacientes; la en función de las fuerzas mecánicas que actúan sobre los
conclusión de este análisis es la falta de elementos de diversos «fragmentos», sobre todo a través de las inser-
prueba que permitan decir cuál es el mejor tratamiento ciones musculares. Esto explica las deformaciones que se
de estas fracturas. observan en los niños afectados por una parálisis del plexo
Sin embargo, de estas series podría deducirse que la res- braquial [15] .
titución de la anatomía y, sobre todo, de la posición de las
tuberosidades es fundamental para obtener un resultado
correcto. Esto es verdad tanto para las osteosíntesis como Referencias morfológicas y biométricas
para las artroplastias; cualquier defecto en la restitución
conduce a la formación de un callo vicioso de tratamiento Este crecimiento conduce a la formación de una epí-
particularmente delicado. fisis humeral superior con características anatómicas que
deben respetarse al efectuar el tratamiento de las fracturas.

 Reseña anatómica
para la comprensión “ Punto fundamental
de las fracturas y su Los imperativos anatómicos que deben cumplirse
tratamiento en cualquier intervención por una fractura del
extremo superior del húmero son:
«Partes» o «fragmentos» • la altura del tubérculo mayor con relación a la
El concepto de «partes» o «fragmentos» fue usado ini- cabeza humeral
cialmente por Codman [13] , y retomado por Neer [11] y
• la desviación lateral del tubérculo mayor con
luego por Hertel [14] para describir sus respectivas clasifi- relación a la cabeza humeral
caciones. Esta idea de «partes» procede de tres núcleos de • la retroversión humeral
osificación del extremo superior del húmero (ESH): uno

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Figura 2. Morfometría de
Relación epífisis-diáfisis
8 mm
la relación cabeza humeral- Este concepto ha sido especialmente bien estudiado
tubérculo mayor. por Boileau y Walch [24] y ha sido confirmado en otros
18 mm estudios [16] . Hay tres ideas fundamentales: el punto de
transición, la desviación medial y posterior de la cabeza
humeral y la retroversión [24, 25] .

Inserciones musculares
El conocimiento de las inserciones musculares es fun-
damental para entender el desplazamiento de la fractura y
puede ser útil como punto de referencia para la colocación
de una prótesis. El desplazamiento de la diáfisis difiere
dependiendo de si la cabeza humeral está o no impactada
en ella. La impactación no afecta a las tuberosidades, pero
pueden estar conservadas las uniones periósticas con la
diáfisis que las mantienen en posición correcta con rela-
Relación tubérculo mayor-cabeza ción a ésta. Es, por ejemplo, el caso de la mayoría de las
humeral (Fig. 2) fracturas encajadas en valgo.
Esta relación tiene dos conceptos fundamentales: la En el tubérculo menor se fija el músculo subescapular,
altura del tubérculo mayor con relación a la cabeza hume- que lo tira hacia dentro y dificulta el diagnóstico de las
ral y la desviación lateral del tubérculo mayor con relación fracturas aisladas de dicho tubérculo. Éste no se visualiza
al centro de la cabeza humeral. con facilidad y se proyecta sobre las demás estructu-
La altura del tubérculo mayor: para Pearl et al [16] , la dis- ras óseas. En cambio, aunque siempre es contiguo a la
tancia vertical entre el vértice de la cabeza humeral y el del cabeza (lo que representa la mayoría de las fracturas de
tubérculo mayor es, por término medio, de 8 ± 1,2 mm tres fragmentos), el subescapular, potente rotador medial,
(6-10 mm). El tubérculo mayor nunca se encuentra por inducirá la rotación medial de la cabeza humeral, posición
encima del vértice de la cabeza humeral y la altura no que deberá corregirse durante la reducción.
correlaciona con el tamaño de la cabeza humeral. Esta En el tubérculo mayor se fijan el supraespinoso, el
característica debe respetarse sin excepción en el caso de infraespinoso y el redondo menor. La inserción de estos
una osteosíntesis o una artroplastia. Sin embargo debe músculos y, sobre todo, del supra y el infraespinoso, ha
recordarse que, en este ajuste, un tubérculo mayor dema- sido particularmente bien analizada por Mochizuki [26] .
siado bajo (o una cabeza demasiado alta) es siempre más Este estudio anatómico revela el gran predominio de la
perjudicial para el manguito de los rotadores que lo con- zona de inserción del infraespinoso y la limitación de la
trario [17] . del supraespinoso, que es muy anterior. Así, aparte de un
trazo de fractura en esta tuberosidad o de una fractura
operculada, el desplazamiento siempre se produce más
Lateralización del tubérculo mayor bien hacia atrás que hacia arriba. Ahora bien, este des-
Para Pearl et al [16] , la desviación lateral del tubérculo plazamiento posterior es difícil de analizar en las placas
mayor con relación al eje diafisario es, por término medio, simples y pone de relieve el interés de la TC. Para Boi-
de 18 ± 2 mm (1-22 mm). Es fundamental restituir esta leau [27] , el tubérculo mayor es la clave de la reconstrucción
variable anatómica para devolver su eficacia al manguito del ESH. Es el que da inserción a los rotadores laterales,
de los rotadores y al deltoides [18] . Ahora bien, la con- esenciales para la función del hombro; es una guía para
minución y el carácter a menudo osteoporótico de las la reducción de la cabeza humeral nativa o protésica y
tuberosidades fracturadas les confiere un aspecto de cás- favorece la revascularización cefálica.
cara de huevo. Cuando esta cáscara se adhiere a la prótesis En la diáfisis, la parte esencial de las inserciones muscu-
o a la cabeza humeral, la desviación lateral del tubérculo lares está representada por los músculos aductores (dorsal
mayor desaparece. ancho, pectoral mayor, redondo mayor), aunque cual-
Por esta razón, algunas prótesis tienen un aspecto volu- quier desimpactación entre la cabeza y la diáfisis se
minoso (bulky de los anglosajones) que permite reproducir manifiesta más bien por una traslación medial de la diáfi-
el efecto de lateralización. De igual modo, algunos ciru- sis.
janos recomiendan un injerto [19] y otros llegan a sugerir Además, la inserción del pectoral mayor es una refe-
jaulas de lateralización. rencia que puede ser útil para apreciar a qué altura debe
colocarse una prótesis, ya que el vértice de la cabeza se
encuentra, por término medio, a 5,6 cm [28, 29] por encima
Relación tubérculo mayor-tubérculo menor del borde superior del tendón del pectoral mayor.
La unión entre estas dos estructuras es, en realidad, el
surco intertuberositario por donde pasa la cabeza larga Vascularización (Fig. 3)
del bíceps. La mayoría de las veces, el trazo de fractura
intertuberositario se localiza por fuera del surco [20] . Éste La vascularización de la epífisis humeral superior
es entonces contiguo al tubérculo menor y ayuda a la depende, de modo compartido, de las dos arterias cir-
reducción con la diáfisis. En cambio, mucho más discu- cunflejas: anterior y posterior. Los estudios de Gerber [30]
tida es su contribución para evaluar la retroversión que se y Laing [31] han permitido destacar la importancia de las
ha de imponer a la diáfisis. Así, Angibaud et al [21] y Kon- ramas intraóseas de la arteria ascendente lateral. Ésta,
takis et al [22] estiman que se trata de una referencia fiable rama de la arteria circunfleja anterior, sigue el borde lateral
para determinar la retroversión que se dará al implante. del surco intertuberositario antes de ingresar en el tubér-
En cambio, Balg et al [23] creen lo contrario por el cambio culo mayor, donde se convierte en la arteria arqueada.
de orientación del surco, en sentido distal-proximal. Hay Esto permitiría explicar fácilmente la diferencia considera-
que recordar también que sobre el borde lateral de este ble que existe entre las fracturas de tres fragmentos, poco
surco transcurre la arteria ascendente, rama de la circun- expuestas al riesgo de necrosis, y las de cuatro fragmen-
fleja anterior, principal fuente de irrigación de la cabeza tos, que interrumpen esta vascularización (Fig. 4). A priori,
humeral. la desvascularización cefálica es entonces obligatoria y la

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de penetración intraósea y la abundancia de sus ramas


intracapsulares inferiores la convierten en una aferencia
arterial epifisaria muy importante. Por tanto, esto pone
en tela de juicio la idea de un predominio básicamente
anterior.
1 En conclusión, un tratamiento conservador a modo de
osteosíntesis no debe, en ningún caso, aumentar el riesgo
2 de desvascularización cefálica, ya sea debido a la vía de
acceso, a la reducción o al propio material pues, aun en
3
caso de lesión de la arteria circunfleja anterior, es posi-
ble preservar la vascularización. Además, Hertel et al [14]
han demostrado la posibilidad de revascularizar la cabeza
humeral en siete de cada 10 casos cuando ésta estaba
isquémica en el período peroperatorio.

Figura 3. Vascularización de la cabeza humeral. 1. Rama ante- Elementos vasculonerviosos


rolateral ascendente; 2. arteria circunfleja posterior; 3. arteria
circunfleja anterior. Plexo braquial
Su proximidad explica sin duda las lesiones neurológi-
cas comprobadas en las FESH. Se ha señalado un 67% de
lesiones electromiográficas [34] en los traumatismos de baja
energía con fractura del extremo superior del húmero. Esta
lesión atañe sobre todo a los nervios axilar y supraesca-
pular. Estas lesiones son más frecuentes en las fracturas
desplazadas. Aun cuando en su mayoría son subclínicas o
se recuperan de manera espontánea, hay que buscarlas de
forma sistemática.

Nervio axilar
Sus íntimas relaciones con la diáfisis humeral deben
hacer sospechar de modo prioritario su lesión en las FESH,
sobre todo cuando están desplazadas. La valoración mus-
cular del deltoides suele ser difícil e incluso imposible en
tales circunstancias. Al respecto, es esencial recordar que
el ramo sensitivo puede estar intacto y el ramo anterior
A motor, lesionado [35] . En otros términos, la sensibilidad
conservada del muñón del hombro no es sinónimo de
ausencia de lesión motriz del deltoides.

“ Punto fundamental
La conservación de la sensibilidad del muñón del
hombro no significa que no exista una lesión
motriz del deltoides.

La arteria axilar puede lesionarse con el desplazamiento


medial de la cabeza luxada o de la diáfisis, por lo que la
palpación de los pulsos debe ser sistemática.
B
Figura 4. Estado de la arteria ascendente (flecha) en caso de
fractura de tres (A) o cuatro (B) fragmentos, lo que explica el
mayor riesgo de necrosis en las fracturas de cuatro fragmentos.  Clínica
supervivencia cefálica sólo puede considerarse si persis- Los pacientes suelen consultar por la aparición de una
ten algunas uniones capsulares sobre un fragmento de impotencia funcional dolorosa del hombro después de
cuello solidario con la cabeza humeral o algunas uniones una caída. Se presentan con la actitud típica de los afecta-
tendinosas sobre un fragmento de tuberosidad solida- dos por un traumatismo del miembro superior.
rio con la cabeza [32] . Sin embargo, el papel primordial Mediante la anamnesis se precisa la edad, el lado
que se le atribuye a las arterias procedentes de la arte- dominante, las circunstancias del traumatismo, posibles
ria circunfleja anterior no explica todas las osteonecrosis antecedentes locales y las necesidades funcionales. Aparte
y, al contrario, la ausencia de osteonecrosis en algunas de los traumatismos deportivos o los politraumatismos,
fracturas-luxaciones conduce a atribuir un papel más rele- el traumatismo suele ser mínimo, sobre todo en ancia-
vante a la red arterial nacida de la arteria circunfleja nos osteoporóticos. Además, hay que pensar en las crisis
posterior, una idea bien analizada por Duparc [33] . En este convulsivas, las electrocuciones y los electroshocks, que
sentido, el diámetro de la última es tres veces mayor que inducen a presumir una luxación o una fractura-luxación,
el de su homóloga anterior y, aunque la mitad se des- la mayoría de las veces posterior y, a veces, anterior o
tina al músculo deltoides, la extensión de sus puntos bilateral.

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El dolor es el síntoma dominante y a menudo es difuso. Esto permite un análisis fiable del desplazamiento,
La impotencia puede ser total o bien relativa si la fractura sobre todo posterior para el tubérculo mayor o medial
es parcial o no desplazada. para el tubérculo menor, ya que la existencia de un trazo
Durante la inspección, la deformación no siempre es de fractura secundario cefálico o de una luxación poste-
marcada, pero sí correlaciona con la morfología de los rior puede pasar inadvertida en las radiografías simples de
pacientes. La presencia de un voluminoso hematoma mala calidad. Además, la reconstrucción 3D, cuya práctica
toracobraquial de rápido desarrollo debe hacer buscar una se ha simplificado, permite analizar la fractura más fácil-
complicación vascular mediante la palpación de los pulsos mente y contribuye a escoger e instaurar el tratamiento.
distales o su estudio con Doppler en todos los casos. Esta Así, para Foruria et al [20] y para Resch [37] , este análisis es
complicación, infrecuente, debe tenerse siempre presente fundamental e incluso permite esbozar el pronóstico de
para poder diagnosticarla lo antes posible [36] . Al contrario, la fractura.
la típica equimosis toracobraquial de Hennequin aparece
más tarde, 24-48 horas después del traumatismo, y no es
otra cosa que la difusión del hematoma de la fractura.  Clasificaciones
Debe efectuarse una exploración neurológica minu-
ciosa de manera sistemática y metódica debido al riesgo Una buena clasificación es la que permite describir la
de lesiones nerviosas, a menudo subclínicas pero frecuen- fractura, orientar el tratamiento y evaluar el riesgo de
tes [34] . Las lesiones del nervio axilar suelen detectarse necrosis, esencial para la indicación terapéutica.
secundariamente y hay que recordar que la conser- Se han creado numerosas clasificaciones en función de
vación de la sensibilidad del muñón del hombro no la localización de los trazos de fractura, el número de par-
permite afirmar la ausencia de una lesión motriz. Un tes, el desplazamiento y la asociación o no a una luxación
problema medicolegal relevante es establecer si la lesión glenohumeral.
existía antes del traumatismo o si es secundaria al trata- Primero se hicieron clasificaciones esencialmente des-
miento efectuado (osteosíntesis, maniobras de reducción, criptivas que, según algunos, eran útiles para apreciar
inmovilización ortopédica). De todas formas, cualquier el riesgo de necrosis. De manera más reciente surgieron
exploración debe consignarse de forma precisa, con la clasificaciones más mecanicistas sobre el desplazamiento
fecha y la hora de su práctica. de las «partes», que influyeron en el tratamiento, la
estrategia quirúrgica (reducción y osteosíntesis) y el
pronóstico.
 Valoración radiográfica
Clasificaciones descriptivas
Las incidencias radiográficas que permiten estudiar el
extremo superior del húmero son numerosas y, hoy día, de Codman [13] ya había desbrozado el problema complejo
nada sirve multiplicarlas. Basta con tomar buenas placas de estas fracturas basándose en las cuatro partes principa-
simples con control radioscópico, lo que por desgracia es les e identificando las zonas de fractura.
infrecuente y difícil de conseguir. Hay que pasar luego Neer [11] retomó este concepto para distinguir las varie-
a la TC para analizar con más precisión la fractura y los dades de fracturas y presentar su clasificación, que al
desplazamientos. parecer es la que más se usa hoy en día. Separó seis gru-
El estudio estándar incluye una radiografía anteropos- pos, entre los que el grupo I, a menudo olvidado, era
terior, con doble oblicuidad, en la línea de los espacios el de las fracturas poco o nada desplazadas (cualquiera
glenohumeral y subacromial, y una placa en proyección que fuese el número de «fragmentos»), en las que nin-
lateral, idealmente axilar. Sin embargo, la fractura difi- gún fragmento presentaba un desplazamiento angular
culta su realización, aun cuando en algunos países (por mayor a 45◦ o lineal de más de 1 cm. En 1975 modificó
ejemplo, Suiza) se indica de manera sistemática. Después, la clasificación e incluyó sólo las fracturas desplazadas.
en la mayoría de los casos se indica la proyección lateral La utilidad de esta clasificación reside sobre todo en la
del omóplato, de Neer o de Lamy. El análisis minucioso separación en columnas, con la columna de las fractu-
de las placas, con la condición de que sean técnicamente ras de dos fragmentos y muy bajo riesgo de necrosis
irreprochables, permite formular todos los diagnósticos, (excepto las excepcionales fracturas del cuello anató-
incluido el de la luxación posterior del hombro. mico), la columna de las fracturas de tres fragmentos y
En realidad, de nada sirve multiplicar las proyecciones bajo riesgo de necrosis y, por último, la columna de las
convencionales, ya que en la actualidad la TC debe formar fracturas de cuatro fragmentos, en las que dicho riesgo es
parte del estudio radiológico sistemático de una fractura. máximo (Fig. 5).
Duparc [38] presentó una clasificación, ampliamente uti-
lizada en Francia, que se basa en una división en fracturas
extraarticulares y fractura articulares. Esta clasificación
“ Punto fundamental tiene varias ventajas y ha permitido, sobre todo, insistir
en algunas formas que es importante conocer, como las
fracturas impactadas en valgo, las fracturas infratubero-
Efectuar una TC es útil para: sitarias con fractura del tubérculo mayor y las fracturas
• determinar si una fractura es de tres o cuatro cefalometafisarias.
fragmentos
• apreciar el desplazamiento posterior del tubér-
culo mayor o el desplazamiento medial del Fracturas impactadas en valgo
tubérculo menor Es la fractura conocida como CT2 (cefalotuberosita-
• buscar un trazo intracefálico ria de tipo 2), correspondiente a las fracturas «de cuatro
• investigar si una de las tuberosidades está par- fragmentos» impactadas en valgo, descritas también por
tida en caso de fractura del cuello quirúrgico Jakob [39] y después por otros autores que hicieron hin-
capié en su carácter particular [40] . En estas fracturas, el
fragmento cefálico impacta en la diáfisis. La horizontali-
zación cefálica se manifiesta por un ensanchamiento de la
Es la mejor manera de apreciar el número de parte superior de la interlínea glenohumeral. El tubérculo
«fragmentos» y, sobre todo, de ver si el tubérculo menor mayor parece estar más arriba, pero en realidad se trata
sigue siendo contiguo a la cabeza humeral. de un ascenso relativo con relación a la cabeza impactada

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2 fragmentos 3 fragmentos 4 fragmentos Superficie articular

Cuello anatómico

Cuello quirúrgico

b
c

a B

Tuberosidad mayor

C D

Tuberosidad menor

E F G
anterior

H I J K
Fractura - Luxación
posterior

L M N O

Trazo secundario
cefálico

Figura 5. Clasificación de Neer.

en la diáfisis que, en la mayoría de los casos, mantiene responden al mismo mecanismo que las fracturas impac-
sus uniones periósticas con la diáfisis. La particularidad tadas en valgo, la deformación se localiza en la cabeza
de esta fractura es que, a pesar de tener cuatro fragmen- humeral (Fig. 6).
tos, está menos expuesta al riesgo de necrosis (el 26%
para Jakob [39] ) que las otras fracturas de cuatro «partes»
y responde a una estrategia terapéutica bien definida [41] . Fracturas cefalometafisarias
Estas fracturas asociadas a luxaciones proceden de la
Fracturas infratuberositarias con fractura muesca posterior en caso de luxación anterior y de
la muesca anterior en caso de luxación posterior. Hay
del tubérculo mayor (IT + T) que distinguirlas bien de las fracturas cefalotuberosita-
Son fracturas de tres fragmentos cuyo tratamiento es rias luxadas, de pronóstico mucho más desfavorable. Estas
muy distinto al de las fracturas impactadas. En las fractu- fracturas han sido bien analizadas en el simposio de la
ras IT + T, como en las infratuberositarias, la deformación Société Française de Chirurgie Orthopédique et Traumati-
se localiza a menudo en el cuello quirúrgico, mientras que (SOFCOT) sobre las fracturas del extremo superior del
que en las fracturas impactadas de tres fragmentos, que húmero [42] .

6 EMC - Aparato locomotor


Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto  E – 14-672

Figura 6. Esquema que ilustra la diferencia entre los dos


tipos de fracturas.
A. Desplazamiento predominante en el cuello quirúrgico,
como una fractura infratuberositaria con trazo secundario
troquiteriano; el troquíter no está desplazado con relación
a la cabeza.
B. Desplazamiento predominante en la impactación de la
cabeza, como una fractura impactada en valgo; el troquíter
no está desplazado con relación a la diáfisis.

A B

Clasificación de la Association for Osteosynthesis de las fracturas de tres partes, porque hay que apreciar
En 1987, Muller [43] presentó la clasificación de la Asso- si el tubérculo menor es o no solidario con la cabeza, lo
ciation for Osteosynthesis/Association for the Study of que explica la necesidad de la TC. Para la de la AO, la
Internal Fixation (AO/ASIF), que define tres grupos prin- reproducibilidad no es buena, excepto con relación a las
cipales (A, B y C) con un riesgo de necrosis que aumenta A1.2, y para la de Resch la fiabilidad es mala en lo que
del grupo A al C. Cada grupo está dividido a su vez en tres se refiere a la apreciación del desplazamiento en flexión o
subgrupos de gravedad creciente, según un código alfanu- extensión.
mérico que hace posible una clasificación informática.
Clasificación de Hertel Elección de la clasificación
Hertel [14] presentó una clasificación basada también
en los estudios de Codman y que permite, de manera A la vista de las publicaciones recientes, lo mejor sería
didáctica usando el juego Lego, considerar todas las posi- usar la clasificación descriptiva de Hertel de 12 posibi-
bilidades de fractura (12 en total), incluidas las que lidades (debido a su mayor fiabilidad) porque permite
asocian una fractura de tres fragmentos en la que los tubér- identificar los fragmentos y, después, precisar en cada
culos mayor y menor se mantienen juntos. Así, hay seis posibilidad el desplazamiento según la clasificación de
posibilidades para las fracturas de dos fragmentos, cinco Resch: encajada o no, en varo o valgo y en flexión o exten-
posibilidades para las fracturas de tres fragmentos y una sión. Sin duda, hay que agregarle las singulares fracturas
sola posibilidad para las fracturas de cuatro fragmentos. cefalometafisarias.
Más recientemente todavía (2004), Edelson [44] propuso
una clasificación basada en un análisis 3D, es decir,
mediante TC de las fracturas.  Elementos de la decisión
Para la decisión terapéutica hay que tener en cuenta
Clasificaciones mecanicistas cuatro elementos principales: el paciente, el estado del
Las clasificaciones mecanicistas se basan en el desplaza- hombro afectado, el tipo de fractura y el cirujano.
miento que separa las fracturas encajadas y no encajadas,
las deformaciones frontales en varo y en valgo y las defor-
maciones sagitales en flexión y extensión. Para Resch [37] ,
Paciente
estas informaciones primordiales permiten anticipar la Edad
estrategia quirúrgica y el riesgo vascular. Así, presentó
una clasificación HCTS referida a la cabeza (Head), al Si se decide efectuar una intervención quirúrgica, este
calcar (Calcar), a las tuberosidades (Tuberosities) y a la parámetro es esencial para escoger entre la osteosíntesis
diáfisis (Shaft). La relación cabeza-diáfisis permite distin- y la artroplastia y para determinar el tipo de artroplas-
guir lo que está encajado (impacted) de lo que no lo está tia. Siempre que sea posible, por debajo de los 60-65 años
(disrupted). es preferible hacer una osteosíntesis, tal vez con excep-
El desplazamiento de la cabeza humeral con relación a ción de los casos en que el riesgo de necrosis es elevado.
la diáfisis define el varo y el valgo en el plano frontal y la Incluso en esta situación, Gerber [49] ha demostrado que
flexión y la extensión en el plano sagital. la reconstrucción anatómica confiere una buena toleran-
El calcar permite apreciar la calidad de la bisagra interna cia funcional a la necrosis. Después de los 75 años, los
y la conminución medial. resultados obtenidos con las hemiartroplastias suelen ser
moderados, sobre todo debido a las dificultades de conso-
lidación de las tuberosidades [17, 50] . Es una de las razones
Fiabilidad de las clasificaciones actuales para orientarse más bien hacia la colocación de
una prótesis invertida.
Los diversos estudios no han permitido encontrar
una reproducibilidad inter o intraobservadores muy fia-
ble [6–9, 45] . Esto se debe a varios factores, sobre todo a la
Calidad ósea
interpretación por personas con poca experiencia en ciru- La calidad ósea está directamente relacionada con la
gía del hombro [46] . La TC y la reconstrucción 3D serían edad, pero no únicamente. Este criterio influye sobre todo
una ayuda menor para algunos [46, 47] y útil para otros [48] . en el tipo de material, teniendo en cuenta que la osteo-
Recientemente, Majed et al [10] han hecho un estudio porosis muy avanzada expone a complicaciones mucho
interesante con cirujanos expertos, a partir de las clasi- más frecuentes con cualquier tipo de osteosíntesis, pero
ficaciones de Neer, AO, Hertel y Resch, y llegaron a la más aún en caso de osteosutura o de osteosíntesis percu-
conclusión de que la más reproducible es la de Hertel. tánea [51] . Las placas con clavos bloqueados proporcionan
En la clasificación de Neer, el problema es sobre todo el más estabilidad, pero en este contexto exponen a un

EMC - Aparato locomotor 7


E – 14-672  Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto

Apreciación del riesgo de necrosis


Fracturas con bajo riesgo de osteonecrosis
Fracturas de dos fragmentos. El riesgo es bajo tanto
en las fracturas aisladas de una tuberosidad, a menudo
asociada a una luxación glenohumeral, como en las del
a b
cuello quirúrgico. Sólo las excepcionales fracturas aisladas
del cuello anatómico están expuestas a este riesgo.
Fracturas de tres fragmentos y de cuatro fragmentos
2 cm con tubérculo menor no desplazado. Estas fracturas
c d
producen pocas osteonecrosis cefálicas: el 11% según el
simposio de la SOFCOT de 1998 [42] . En este sentido, si el
tubérculo menor no ha sufrido fractura o desplazamiento,
la vascularización de la cabeza humeral está preservada en
Figura 7. Determinación de la densidad mineral de la cabeza la mayoría de los casos (Fig. 4).
humeral a partir del grosor de las corticales, según Tingart [53] . Fracturas de cuatro fragmentos, encajadas, con
Hay que elegir el lugar en el que ambas corticales son paralelas impactación de la cabeza en valgo (CT2 de Duparc).
y luego otro sitio más distal a 2 cm. Se mide el grosor de las El riesgo de necrosis de estas fracturas es bastante bajo,
corticales (a, b, c, d) y, si la mediana (a + b + c + d / 4) es superior aunque varía entre los estudios (el 26% para Jakob [39] y
a 4 mm, se considera que la densidad es suficiente. el 40% en el simposio de la SOFCOT de 1998 [42] , con un
seguimiento más prolongado). La osteosíntesis no debe
mayor riesgo de salida de material intraarticular [52] . Por
acompañarse de desperiostización ni desvascularización.
último, no hay duda de que los sistemas centromedula-
De manera global, en estas fracturas impactadas en valgo,
res son más estables, con la condición de que el bloqueo
sobre todo si la bisagra medial está conservada, hay con-
sea eficaz, lo que también es problemático en caso de
senso respecto al hecho de privilegiar la osteosíntesis.
osteoporosis. Hay que estimar, pues, la densidad mine-
Características morfológicas. Hertel [14] ha analizado
ral ósea. Ésta puede calcularse por la densidad cefálica, la influencia de algunas características morfológicas sobre
por el grado de conminución de las tuberosidades (lo el riesgo de necrosis.
que no siempre es fácil) y, de manera más fiable, por Observó que un espolón metafisario medial de más de
el grosor de las corticales según las recomendaciones de 8 mm, todavía contiguo a la cabeza humeral, y una bisagra
Tingart [53] . El grosor cortical es la mediana del grosor cor- medial conservada son factores que minimizan el riesgo.
tical medial y lateral medido en dos niveles, allí donde Por el contrario, las fracturas de cuatro fragmentos con
las corticales diafisarias son paralelas (Fig. 7). Se considera un espolón metafisario medial de menos de 8 mm o un
suficiente una densidad mineral con un grosor promedio desplazamiento de la bisagra medial de más de 2 mm están
de 4 mm. expuestas a un riesgo de isquemia en el 97% de los casos.

Comorbilidad y estado general Fracturas con alto riesgo de osteonecrosis


[54]
En un estudio prospectivo, Olsson ha demostrado
Son todas las fracturas de cuatro fragmentos no encaja-
que el 40% de los pacientes con una comorbilidad consi-
das. En cambio, la luxación no se revela como un factor
derable o una alteración de las funciones superiores fallece
predictivo de necrosis [56] .
dentro del año siguiente a la fractura. Además, en muchos
de los que sobreviven, el resultado a largo plazo es desfa-
vorable. Es importante tener en cuenta estos elementos
en la decisión terapéutica.
“ Punto fundamental
Estado del hombro afectado
Las fracturas con riesgo bajo o moderado de necro-
La herida cutánea, excepcional, es una urgencia quirúr- sis son:
gica. • las fracturas de dos y tres «partes»
Hay que buscar una lesión vascular y sobre todo neuro- • las fracturas de cuatro «partes» impactadas en
lógica, tal como se ha dicho anteriormente. valgo
En lo que se refiere a la troficidad muscular y a la infil- • las fracturas cefalometafisarias
tración adiposa, a menudo es difícil decir cuál es el estado • las fracturas con preservación de la bisagra
del manguito de los rotadores restante en ancianos, pero
el riesgo de ruptura es más elevado cuanto mayor es la medial entre la cabeza y la diáfisis
edad. Basarse en los datos de la anamnesis es poco fiable, • las fracturas en las que el fragmento cefálico se
pues muchas rupturas son asintomáticas. Por esto, el aná- prolonga a nivel del calcar por un espolón metafi-
lisis de la infiltración grasa suele ser un buen indicio del sario de más de 8 mm
estado funcional del manguito de los rotadores y permite
orientar la elección terapéutica, sobre todo con relación
al tipo de artroplastia.
Conminución metafisaria medial
Características de la fractura La existencia de una conminución medial expone al
riesgo de seudoartrosis [57] . Al igual que en el extremo supe-
Las características de la fractura permiten estimar el rior del fémur, esta falta de consola medial impone al
riesgo de que se desarrolle una osteonecrosis de la cabeza material de osteosíntesis compresiones considerables en
humeral, lo que aún está mal dilucidado, sobre todo a la flexión, aunque debe considerarse la colocación de otra
vista de los resultados del estudio de Bastian [55] . placa en un plano ortogonal o incluso el empleo de placas
Además del análisis del número de fragmentos y del con tornillos bloqueados o de sistemas centromedulares,
desplazamiento de cada uno, en la decisión terapéutica que oponen más resistencia a las compresiones en fle-
influyen varios parámetros: la apreciación del riesgo de xión. La conminución medial es una contraindicación a
necrosis, el análisis de la conminución medial y las frac- las osteosuturas y a la síntesis percutánea, sobre todo con
turas «especiales». clavos.

8 EMC - Aparato locomotor


Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto  E – 14-672

Figura 8. Árbol de decisiones. Tratamiento de las


Fractura del extremo superior del húmero fracturas del extremo superior del húmero.
Radiografía + tomografía computarizada

Desplazamiento

Sí No
= =
tratamiento quirúrgico tratamiento ortopédico

Riesgo de necrosis
> 60 años

Calidad del hueso


Conminución medial
Sí = artroplastias No = osteosíntesis
=
tipo de osteosíntesis

Edad, manguito del rotador,


tuberosidades, cavidad glenoidea
=
tipo de artroplastia

Fracturas «especiales» en las cuales ningún fragmento presentaba un despla-


zamiento angular mayor a 45◦ o uno lineal de más de
Las fracturas cefalometafisarias deben reconocerse
1 cm. Después, este criterio fue puesto en tela de juicio.
y diagnosticarse sin confundirlas con las fracturas-
El desplazamiento tolerable de las tuberosidades es más
luxaciones: su tratamiento consiste en la osteosíntesis y
bien de 0,5 cm y los desplazamientos angulares deben ser
no en la artroplastia.
inferiores a 20◦ , sobre todo en varo [37, 42] .
No hay duda de que las fracturas de tres fragmentos
(Fig. 4) son las que menos se han analizado. Se pueden
distinguir dos entidades muy distintas: Paciente
• la fractura infratuberositaria con trazo secundario tro- Si se formula una indicación «teórica» de tratamiento
quiteriano, que es una fractura extraarticular en la que quirúrgico, el elemento determinante de la decisión defi-
la parte esencial del desplazamiento se localiza en el nitiva será el criterio «paciente», ya sea porque cualquier
cuello quirúrgico; anestesia implica un riesgo mayor, porque el paciente
• la fractura impactada sin desprendimiento del tubér- rechaza la intervención o, por último, debido al estado
culo menor, que es una fractura articular con del paciente: comorbilidad mayor que expone a un riesgo
horizontalización de la cabeza, como en las fracturas elevado de mortalidad en el año siguiente, falta total de
impactadas en valgo de cuatro fragmentos. observancia terapéutica del paciente, etc.

Cirujano Datos de las publicaciones


Zyto [59] ha efectuado un estudio prospectivo entre tra-
El tratamiento quirúrgico de las FESH es difícil y tamiento ortopédico y osteosutura para fracturas de tres
depende tanto de la experiencia del cirujano como de o cuatro fragmentos desplazadas y no encontró ninguna
la complejidad del centro de salud en el que trabaja. El diferencia significativa en el resultado, aunque observó
número de casos tratados al año parece ser un factor rele- muchas más complicaciones en el grupo sometido a
vante de la calidad del tratamiento, que debería efectuarse cirugía. Den Hartog [60] , a partir de un metaanálisis con
en un centro asistencial especializado [50, 58] . 1.096 pacientes afectados por una fractura de tres o cua-
tro fragmentos, comparó los resultados del tratamiento
ortopédico con los de las hemiartroplastias. Obtuvo una
 Decisión puntuación de Constant más favorable (66,5 frente a 55,5)
con el tratamiento conservador, pero sobre todo atribuyó
Al término de un estudio radiológico, casi siempre com- la diferencia a un sesgo de selección. Olerud [61] hizo lo
pletado con una TC, la primera cuestión se refiere a la mismo con las fracturas de cuatro fragmentos y com-
indicación quirúrgica y, si la hay, al tipo de tratamiento paró el tratamiento ortopédico con las hemiartroplastias.
quirúrgico (Fig. 8). Encontró una diferencia significativa en términos de dolor
y de calidad de vida, mejor en los pacientes del grupo
hemiartroplastia, pero no en términos de movilidad. Hizo
Elección del tratamiento: ortopédico o lo mismo con las fracturas de tres fragmentos, desplaza-
quirúrgico das, comparando tratamiento ortopédico y osteosíntesis
mediante placa con tornillo bloqueado [62] . Sólo observó
Tres elementos influyen en la elección entre un trata-
una ventaja moderada de las placas, pero con un índice
miento ortopédico y uno quirúrgico: el desplazamiento,
de complicaciones que necesitó reintervenciones, mayo-
el paciente y los resultados de los tratamientos conserva-
res en el 13% de los casos y menores en el 17%. Así, si se
dores.
duda entre la cirugía debido al desplazamiento y el trata-
miento ortopédico a causa del estado del paciente, estos
Desplazamiento resultados pueden ser útiles para tomar la decisión.
En su primera clasificación, Neer había separado el Por último, no hay duda de que el análisis de Foruria [20]
grupo I, correspondiente a las fracturas no desplazadas, es uno de los más interesantes y útiles, pues proporciona

EMC - Aparato locomotor 9


E – 14-672  Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto

1 2 1 2
3 4

A B C

1
1 1

3
3 4 2

2 3

D E F
Figura 9. Factores de pronóstico desfavorable en caso de tratamiento ortopédico según Foruria [20] .
A. Impactación posteromedial con aumento de la distancia acromiohumeral. 1. Medial; 2. lateral.
B. Impactación posteromedial con aumento de la distancia acromiohumeral. 1. Anterior; 2. posterior.
C. Impactación en valgo. Vista anterior. 1. Tuberosidad mayor; 2. tuberosidad menor; 3. anterior; 4. posterior.
D. Impactación en valgo. Vista anterosuperior. 1. Tuberosidad mayor; 2. tuberosidad menor; 3. medial; 4. lateral.
E. Desplazamiento posterior del tubérculo mayor a la altura de la interlínea articular. 1. Tuberosidad mayor; 2. medial; 3. lateral.
F. Desplazamiento posterior del tubérculo mayor a la altura de la interlínea articular. 1. Tuberosidad mayor; 2. anterior; 3. posterior.

al cirujano los resultados que puede esperar de un trata- de un resultado favorable. Gerber [63] ha demostrado que
miento ortopédico en función del desplazamiento. Así, a menudo la reducción anatómica se toleraba bien y
las impactaciones en valgo producen malos resultados y Boileau [64] , que la conversión en prótesis era fácil y los
las posteromediales, mal resultado si la distancia acromio- resultados, satisfactorios. Si la reconstrucción anatómica
humeral está reducida, mientras que las fracturas aisladas no parece posible, es mejor optar por una artroplastia.
del tubérculo mayor dan mal resultado en caso de un Por el contrario, en el paciente anciano (>75 años) con
desplazamiento medial hasta la altura de la interlínea bajo riesgo de necrosis pero con mala calidad ósea o una
(Fig. 9). En resumen, la orientación de la cabeza humeral, conminución de tal magnitud que dificulte la osteosínte-
la impactación del cuello quirúrgico y el desplazamiento sis, puede indicarse una artroplastia.
tuberositario tienen mucho que ver con el resultado.
Elección del tipo de osteosíntesis
Elección del tratamiento quirúrgico: Hay varias posibilidades.
osteosíntesis o prótesis
Osteosutura [51]
Esta elección depende básicamente del riesgo de osteo-
Este tipo de osteosíntesis, de la cual se han descrito
necrosis y de la edad.
múltiples modalidades, se indica sobre todo en las fractu-
Ya se ha hablado aquí del riesgo de osteonecrosis. Si es
ras aisladas de las tuberosidades o como complemento de
elevado, hay que optar por una artroplastia y si es redu-
otros tipos de osteosíntesis. Esto evita dejar material resi-
cido, por una osteosíntesis. Sin embargo, en el paciente
dual. La tendencia es usar cada vez más anclas o arpones
menor de 60 años se puede indicar una osteosíntesis, aun-
de sutura.
que el riesgo de osteonecrosis sea considerable, con la
condición de que la anatomía se reconstruya lo más per-
fectamente posible, pues esto ha de garantizar un mejor
Osteosíntesis percutánea
resultado funcional en caso de necrosis y una reinter- Puede consistir en el enclavado en haz a distancia (Hac-
vención más fácil mediante artroplastia con la esperanza kethal, Kapandji), que se usa sobre todo en las fracturas

10 EMC - Aparato locomotor


Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto  E – 14-672

80 mm 50 mm

80 mm

A B C
Figura 10. Ejemplo de osteosíntesis mediante placas con tornillos bloqueados (A-C).

del cuello quirúrgico, o en la colocación de clavos o torni- sobre todo en caso de conminución medial. Usar tor-
llos percutáneos, ampliamente indicada y difundida por nillos bloqueados los expone a los mismos riesgos de
Resh [41] , que permite obtener buenos resultados aunque perforación que las placas. En cambio, en los casos
debe ajustarse a una técnica muy rigurosa de reducción más simples, se pueden colocar de modo mínimamente
de la fractura y colocación de los clavos. Respetando estos invasivo. Son sobre todo la indicación de elección del
principios, las fracturas de tres fragmentos y las de cua- tratamiento de las fracturas del cuello quirúrgico, en
tro fragmentos impactadas en valgo pueden tratarse con ocasiones asociadas a un trazo troquiteriano. Se les repro-
éxito. Se trata de una técnica apenas invasiva y, por tanto, cha el hecho de atravesar el manguito de los rotadores
poco desvascularizante. En cambio, el resultado mecá- cerca de su inserción, lo que ocurre sobre todo con los
nico de la osteosíntesis suele ser de mediana calidad. clavos con soporte [27] , y los dolores subacromiales si
Una osteoporosis marcada, una conminución considera- están insuficientemente impactados. Así, se ha comuni-
ble de los fragmentos y una conminución medial que no cado hasta un 24% de complicaciones. Para Cuny [69] ,
permite tener una consola medial constituyen contrain- los mejores resultados se consiguen en las fracturas
dicaciones a esta técnica [27, 51] . También existe un riesgo del cuello quirúrgico y en las fracturas impactadas en
de penetración articular de los clavos [65] y, por último, valgo.
un riesgo para los nervios, tal como lo demuestran los
estudios anatómicos de Rowles [66] y Kamineni [67] , aunque Implante en balero
los estudios clínicos no corroboran estos hechos. Esta téc-
Se menciona esta técnica, confidencial y típicamente
nica debe reservarse al paciente joven con hueso de buena
francesa, desarrollada por Doursounian [70–72] .
calidad.

Placas (Fig. 10) Elección del tipo de prótesis


No hay duda de que alcanzar el foco de fractura permite Hay dos posibilidades protésicas: la hemiartroplastia
hacer una reducción más anatómica. Los montajes sue- con prótesis anatómica y la artroplastia total invertida.
len ser más estables, sobre todo en los pacientes jóvenes,
debido a su buena reserva ósea. La rehabilitación precoz Hemiartroplastia [17, 50]
es posible. Sin embargo, para colocar la placa es necesario
efectuar una disección más amplia de los tejidos blandos, El resultado funcional de las artroplastias anatómi-
hecho que puede comprometer la vascularización cefá- cas depende directamente del estado del manguito
lica. Los pacientes ancianos y osteoporóticos presentan de los rotadores, de la consolidación de las tubero-
un riesgo elevado de desmontaje, en especial a la altura sidades en posición anatómica y de la ubicación del
de los tornillos epifisarios, sobre todo si no están bloquea- implante. En este sentido, la restauración de la longi-
dos. Por último, las placas estándar están contraindicadas tud humeral, de la anatomía de las tuberosidades y de
en caso de conminución medial, a menos que se coloquen la orientación de la cabeza protésica proporciona mejores
dos, y en dos planos perpendiculares. Por eso, la tendencia resultados [17, 73] .
es emplear placas con tornillos solidarios. Además de las La hemiartroplastia es eficaz sobre el dolor y, en las
ventajas de la osteosíntesis con placa, usar tornillos epifi- fracturas con alto riesgo de necrosis, produce resultados
sarios solidarios con la placa reduce claramente los riesgos significativamente mejores que la osteosíntesis o que el
de desmontaje y refuerza la estabilidad del montaje, sobre tratamiento ortopédico [61] .
todo ante la ausencia de una consola medial. Su principal Sin embargo:
inconveniente, debido a la frecuencia de la osteoporosis, • los resultados funcionales son variables y menos favo-
es que el material sale de la articulación y es, por tanto, un rables en las personas mayores de 75 años, sobre todo
factor de resultados desfavorables [68] . En un metaanálisis, con relación a las movilidades [74] ;
Thanasas [52] comunicó un 11,6% de perforaciones cefáli- • la puntuación de Constant es relativamente baja y
cas por los tornillos, ya sea debido a la osteoporosis o a las sólo supera el 85% en el 36% de los casos [72] . Ade-
necrosis secundarias, un 13,7% de reintervenciones y un más, los resultados definen dos poblaciones: la de los
7,9% de osteonecrosis. buenos resultados y la de los malos resultados. La
segunda a menudo correlaciona con una complicación
vinculada con las tuberosidades, que se observan en
Clavos centromedulares (Fig. 11) el 53% de los casos. En cambio, los resultados son
Debido a su carácter centromedular, es la osteosín- excelentes tanto respecto a las movilidades como al
tesis que mejor resiste las compresiones en flexión, dolor [74] ;

EMC - Aparato locomotor 11


E – 14-672  Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto

A B C
Figura 11. Ejemplo de osteosíntesis mediante clavo centromedular (A-D).

• la eficacia es baja con relación a las movilidades, con y aunque los resultados de las hemiartroplastias sue-
una elevación anterior promedio de 90◦ . Sólo el 42% len ser decepcionantes en el aspecto funcional, siguen
de los pacientes presenta una elevación anterior activa siendo buenos con relación al dolor.
superior a 90◦ [50] . La rotación externa activa es, en pro-
medio, de 21◦ ;
• el índice de consolidaciones de las tuberosidades es Artroplastia total invertida
insuficiente, incluso con prótesis específicas para las La artroplastia total invertida, que suele indicarse en la
fracturas. Ahora bien, la consolidación de las tuberosi- omartrosis con ruptura masiva del manguito de los rota-
dades en buena posición es fundamental para conseguir dores, también tiene sus indicaciones [76] . En este sentido,
un buen resultado funcional; los resultados decepcionantes de las hemiartroplastias
• la ruptura secundaria del manguito de los rotadores en las personas mayores de 75 años, la alta prevalencia
y el despegamiento [75] son complicaciones frecuentes. de las rupturas masivas del manguito de los rotado-
Por tanto, la selección de los pacientes es fundamental res por encima de esta edad, la consolidación azarosa

12 EMC - Aparato locomotor


Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto  E – 14-672

A B C

D E F
Figura 12. Ejemplos de indicaciones de prótesis invertida.
A-C. Fractura asociada de la cavidad glenoidea.
D-F. Fractura con gran infiltración adiposa del infraespinoso.

de las tuberosidades en los ancianos y la osteoporosis


son algunos argumentos que hacen preferible la artro-
plastia total invertida a partir de los 75 años. Alivia
ostensiblemente el dolor, aumenta la fuerza y mejora
“ Punto fundamental
la elevación anterior [77] . Las puntuaciones de Constant
Si está indicada una artroplastia, la elección recae
son algo mejores que las de las artroplastias anatómicas
en las mismas indicaciones. Además, no se observa la en una prótesis invertida en las condiciones
dispersión de los resultados, lo que la convierte en la inter- siguientes:
vención de resultados más predecibles [78] . Por último, si • paciente mayor de 75 años
fracasa la reconstrucción de las tuberosidades, no hay • infiltración adiposa superior a II del infraespi-
riesgo de excentración progresiva de la cabeza humeral noso o del subescapular
protésica. • tuberosidades demasiado frágiles o demasiado
Sin embargo: conminutas
• la rotación externa activa es menos eficaz que en las • fractura-luxación con riesgo de inestabilidad de
hemiartroplastias [79] ; una hemiartroplastia
• las complicaciones son frecuentes (el 28% según Buf- • fractura asociada de la cavidad glenoidea
quin [77] );
• a más largo plazo, el riesgo de muescas es considera-
ble [80] .
La prótesis invertida suele indicarse para las artropa-
tías con ruptura extensa del manguito de los rotadores,
por lo que es lógico imaginar que la reinserción de Teniendo en cuenta las ventajas y los inconvenientes
las tuberosidades resultará poco útil si se coloca dicha de cada tipo de artroplastia, se considera que siempre
prótesis. debe preferirse la hemiartroplastia, salvo en las situaciones
Algunos cirujanos prescinden de esta etapa quirúr- siguientes:
gica [76] . Sin embargo, parece que su reinserción sería • pacientes mayores de 75 años;
indiscutible [78] , ya que produce mejores resultados sobre • signos evidentes de ruptura del manguito de los rotado-
la rotación externa activa. En cambio, es verdad que las res o una infiltración adiposa avanzada de los músculos
complicaciones debidas a la falta de consolidación o a la del manguito (Fig. 12);
ausencia de síntesis son menos perjudiciales para el resul- • conminución u osteoporosis de gran magnitud que no
tado que las hemiartroplastias. permite esperar una síntesis fiable de las tuberosidades;

EMC - Aparato locomotor 13


E – 14-672  Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto

• riesgo de luxación glenohumeral, sobre todo después


de fracturas-luxaciones;
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En caso de fractura no desplazada o estable, la recu- Neer classification of fractures of the proximal humerus.
peración con la rehabilitación inmediata suave es mejor An assessment of interobserver variation. Skeletal Radiol
que con la movilización diferida. Se trata básicamente de 1988;17:420–2.
una movilización pendular y pasiva durante las primeras [7] Sallay PI, Pedowitz RA, Mallon WJ, Vandemark RM, Dalton
3 semanas, seguida de un aprendizaje de la automoviliza- JD, Speer KP. Reliability and reproducibility of radiographic
ción y de la reanudación progresiva de un trabajo activo. interpretation of proximal humeral fracture pathoanatomy. J
Si la rehabilitación es diferida, el trabajo activo suele Shoulder Elbow Surg 1997;6:60–9.
comenzar en torno a la 3.a semana, pero antes de empezar [8] Sidor ML, Zuckerman JD, Lyon T, Koval K, Cuomo F,
el trabajo activo es preferible asegurarse con una radiogra- Schoenberg N. The Neer classification system for proximal
fía de la ausencia de un desplazamiento secundario y de humeral fractures. An assessment of interobserver reliability
que ya se ha producido la consolidación. and intraobserver reproducibility. J Bone Joint Surg [Am]
Tras una hemiartroplastia, la calidad de la fijación de 1993;75:1745–50.
las tuberosidades es fundamental para la evolución pos- [9] Bahrs C, Schmal H, Lingenfelter E, Rolauffs B, Weise K,
toperatoria. La consolidación en buena posición y un Dietz K, et al. Inter- and intraobserver reliability of the MTM-
resultado anatómico prevalecen sobre la velocidad de classification for proximal humeral fractures: a prospective
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la recuperación. Por tanto, es preferible inmovilizar al
[10] Majed A, Macleod I, Bull AM, Zyto K, Resch H, Hertel R,
paciente el período necesario si se considera que una reha-
et al. Proximal humeral fracture classification systems revi-
bilitación inmediata expone al riesgo de ser perjudicial sited. J Shoulder Elbow Surg 2011;20:1125–32.
para la reconstrucción. Agostarides [81] no ha encontrado [11] Neer 2nd CS. Displaced proximal humeral fractures. I.
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inmovilización, excepto un índice de desmontaje de las 1970;52:1077–89.
tuberosidades en caso de movilización inmediata. Esta [12] Handoll HH, Ollivere BJ. Interventions for treating proxi-
inmovilización debería hacerse en rotación neutra, tal mal humeral fractures in adults. Cochrane Database Syst Rev
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Además, la observancia terapéutica de los pacientes es En: Codman EAe, editor. The shoulder, rupture of the supras-
muy variable. En la práctica, las instrucciones deben ser pinatus tendon and other lesions in or about the subacromial
específicas para cada caso en función de la estabilidad del bursa. Malabar (FL): Krieger Publishing; 1934. p. 313–31.
montaje. [14] Hertel R, Hempfing A, Stiehler M, Leunig M. Predictors
Para la mayoría de los autores, la recuperación se pro- of humeral head ischemia after intracapsular fracture of the
duce en un período de 6-12 meses. proximal humerus. J Shoulder Elbow Surg 2004;13:427–33.
[15] Clarke SE, Chafetz RS, Kozin SH. Ossification of the proxi-
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Las FESH son fracturas de tratamiento difícil. La humerus relevant to prosthetic arthroplasty. J Shoulder Elbow
elección entre tratamiento ortopédico y tratamiento qui- Surg 1996;5:320–6.
rúrgico no es sencilla. En este sentido, este tratamiento [17] Boileau P, Krishnan SG, Tinsi L, Walch G, Coste JS, Mole
quirúrgico no produce resultados suficientemente fiables D. Tuberosity malposition and migration: reasons for poor
como para que la indicación sea fácil de formular a par- outcomes after hemiarthroplasty for displaced fractures of the
tir de simples criterios de desplazamiento o de riesgo de proximal humerus. J Shoulder Elbow Surg 2002;11:401–12.
necrosis. La poca fiabilidad es producto de diversos pará- [18] Gagey O, Hue E. Mechanics of the deltoid muscle. A new
metros: approach. Clin Orthop 2000;375:250–7.
• interpretación deficiente del estudio inicial con nece- [19] Levy JC, Badman B. Reverse shoulder prosthesis for acute
sidad de efectuar una TC sistemática al plantearse la four-part fracture: tuberosity fixation using a horseshoe graft.
J Orthop Trauma 2011;25:318–24.
indicación;
[20] Foruria AM, de Gracia MM, Larson DR, Munuera L,
• valoración deficiente del estado clínico del paciente, de
Sanchez-Sotelo J. The pattern of the fracture and displa-
la calidad ósea, de la observancia del tratamiento y de cement of the fragments predict the outcome in proximal
la motivación; humeral fractures. J Bone Joint Surg [Br] 2011;93:378–86.
• dificultad para elegir el material de osteosíntesis o deci- [21] Angibaud L, Zuckerman JD, Flurin PH, Roche C, Wright T.
dir el tipo de artroplastia; Reconstructing proximal humeral fractures using the bicipital
• sobrestimación de las posibilidades quirúrgicas en un groove as a landmark. Clin Orthop 2007;458:168–74.
sector difícil; aquí cobran mucha importancia la expe- [22] Kontakis GM, Damilakis J, Christoforakis J, Papadakis A,
riencia y el número de casos tratados; Katonis P, Prassopoulos P. The bicipital groove as a landmark
• muchas publicaciones, en las que se encuentran datos a for orientation of the humeral prosthesis in cases of fracture.
favor y en contra, al final con un bajo nivel de prueba. J Shoulder Elbow Surg 2001;10:136–9.

14 EMC - Aparato locomotor


Fracturas recientes del extremo superior del húmero del adulto  E – 14-672

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L. Favard (favard@med.univ-tours.fr).
J. Berhouet.
G. Bacle.
Service d’orthopédie 1, CHU Trousseau, 37044 Tours cedex, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Favard L, Berhouet J, Bacle G. Fracturas recientes del extremo
superior del húmero del adulto. EMC - Aparato locomotor 2012;45(4):1-16 [Artículo E – 14-672].

Disponibles en www.em-consulte.com/es
Algoritmos Ilustraciones Videos/ Aspectos Información Informaciones Auto- Caso
complementarias Animaciones legales al paciente complementarias evaluación clinico

16 EMC - Aparato locomotor

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