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El futuro del capitalismo es uno de los tópicos más discutidos desde que
existe, hay debates sin fin entre economistas e historiadores por su origen
en el fin de los sistemas feudales, sus constantes transformaciones y hasta
si un día será sustituido por algo más. La naturaleza contingente de los
sucesos en la historia hace particularmente difícil dilucidar su destino.
Dicho esto, probablemente nunca hemos tenido un momento en que
reflexionar sobre el futuro del modo de producción capitalista sea tan
necesario, pues en ella subyace una discusión sobre los problemas más
importantes que el mundo enfrenta.
Ricardo Peláez
La diferencia con sus antecesores es que hoy no sólo los individuos más
ricos derivan su fortuna de las ganancias de capital, también lo hacen del
ingreso laboral y de un sistema que, aunque se dice meritocrático en
principio, en realidad está diseñado para reproducir a las élites económicas,
segregarlas, cortándolas de la vida común de las mayorías a través de
educación superior excluyente, de comunidades cerradas, el abandono de
los servicios públicos, del emparejamiento selectivo y del mito de que
existe igualdad de oportunidades sólo porque existe igualdad ante la ley.
Lo que para Milanovic son dos muy distintos tipos de capitalismo en su tipo
ideal, en mi opinión son muy parecidos en sus extremos. Cuando el
capitalismo liberal meritocrático se transforma esencialmente en una
oligarquía no es muy distinto del capitalismo político y el capitalismo
político es en muchos sentidos parecido al capitalismo del siglo XIX. Las
diferencias del liberal-meritocrático con el político radican en el valor que
se le da a la democracia liberal en el primero. La diferencia del capitalismo
del siglo XIX con el capitalismo político es que en el segundo existe un
interés por el bienestar material de las mayorías.
La última parte del libro, sobre todo su último capítulo, llega por fin a la
pregunta inicial sobre el futuro del capitalismo, una vez que nuestra
esperanza de encontrar alternativas parece agotarse y que el único destino
es capitalista. En esta parte Branko Milanovic imagina algo parecido a una
distopía, pero con más realidad que ficción. Nos lleva al futuro muy
cercano casi presente, o más bien un presente en proceso de
manifestarse; sea donde sea que vivamos, algún país en desarrollo como
México, en el primer mundo como Suecia o Estados Unidos o China, ya no
sólo nuestro modo de producción es capitalista, también lo es nuestra vida
cotidiana.
Diego Castañeda
Economista por la University of London. Historiador económico por la
Universidad de Lund.