VIEJAS LUCHAS, NUEVAS ESTRATEGIAS: EL ESCRACHE VIRTUAL COMO HERRAMIENTA DE
ACCIÓN Y RESISTENCIA Referencia bibliográfica (Bonavitta, Presman, & Camacho Becerra, 2020) Objetivo Aspectos metodológicos Metodología cualitativa para analizar representaciones sociales, para hacerlo utilizaron entrevistas focalizadas y análisis de contenido del discurso mediático sobre 500 escraches realizados por grupo cerrado de Facebook. Aspectos fundamentales “La idea que sustenta el escrache es señalar y/o apuntar a algo o alguien. Los escraches son del texto conductas no convencionales, actuaciones o mecanismos que están dentro de unos canales establecidos. (p.159) “Las Tic permiten acceder y ubicar a los usuarios como productores de información. Estas permiten crear canales de comunicación multidireccionales, así como territorios de construcción de subjetividades, narrativas y representaciones del mundo” (p.160) “Hanna Arendt adujo que el mundo de las máquinas se transformó en sustituto del mundo real” (p.161) Pese al auge del ciberfeminismo en las redes sociales, estas siguen siendo espacios patriarcales atravesados además por otros tipos de opresiones como la clase y la raza. (p.163) Según Sánchez Kuri, el escrache es un juicio público. Según Alejandra Zani, se trata de la intersección entre el avance del movimiento de las mujeres y la creciente influencia de las redes sociales en nuestras vidas, de esta forma se habilitaron nuevos discursos ante una violencia machista e implacable. El escrache es el producto de una urgencia. (p.166) Métodos y técnicas de análisis Según Díaz y Navarro, el análisis de contenido mediático es un procedimiento destinado a mostrar aspectos que no son directamente intuibles y que, sin embargo, están ahí. El objetivo es identificar creencias, valores y deseos, en concreto se analizaba lo que denunciaban, la manera en la que lo hacían y las emociones que reflejaban. Este análisis se hizo resguardando la identidad de los denunciantes. (p.167) En el caso de estudio las administradoras habilitaron canales para hacer escraches de manera anónima o personalmente, algunos buscaban ser difundidos más allá del grupo o simplemente para alertar a las demás integrantes del mismo. (p.168) El escrache es “una acción de combate, pero también de sororidad y compañerismo”, pues se revisa el perfil del acusado y se avisa a las integrantes del grupo que tienen una amistad virtual con él. (p.169) “Desde su origen, el escrache es un discurso no hegemónico. Emerge de este modo porque no encuentra espacio en las estructuras institucionales para ser resuelto. (p.169) Las autoras identificaron las expresiones más recurrentes y las clasificaron en las siguientes categorías: a. Dolor, vergüenza, temor: la culpa muchas veces se traslada a la víctima en estos tipos de violencia, tal y como lo dice Segato “la víctima es expropiada del control sobre su espacio- cuerpo”. En los escraches el dolor y miedo de ser revictimizadas se presenta como el principal obstáculo para hablar, pero el poder expresar el dolor permite transformarlo y liberarse. (p.170) El miedo al agresor, a realizar el escrache, a vivir y revivir el hecho. (p.175) b. Machismo reiterado: denota una sistematicidad por parte de los agresores y en la vida de las víctimas. La violencia contra las mujeres señala Segato, alimentan el poder que siente el victimario y va de la mano de la anulación de la víctima. (p.171) c. Sororidad: las mujeres quieren alertar, crear redes de cuidad. Como dice Segato, los agresores actúan convencidos de la impunidad de sus actos. (p.172) d. Machismo en la militancia progresista: se evidencia que incluso los lugares de militancia progresista están imbuidos en la lógica machista y violenta. Los escraches se escriben en primera persona, provienen de la emocionalidad, desde el dolor profundo y desde la indignación. No solo hablan de lo que pasó con detalles precisos, también de cómo se sintió. “El escrache es efectuado como un compromiso compartido que supone enfrentar a un sistema violento, machista y patriarcal que se expresa en el ámbito privad y desde la individualidad pero que es, ante todo, un problema social y por lo tanto colectivo” (p.174) “El escrache desafía a las otras violencias más micro: las normas que marcaban lo decible y lo indecible en una sociedad y lo aceptable e inaceptable. Además, desafía al miedo, al temor, a la culpa y permite la liberación: las víctimas se expresan y en ese decir encuentran la posibilidad de recuperar su poder, el poder entendido en términos colectivos y no individuales exclusivamente” (p.178)