En último lugar hay que mencionar la pérdida para la economía del país,
originada por diversos métodos de cometer el fraude y que comprende,
El Fraude en Seguros
Se entiende por fraude todo engaño, acto de mala fe, abuso de confianza, dolo,
trampa, farsa, impostura, etcétera.
Hoy la sociedad padece de este fenómeno que por su magnitud, parecía
impensable hasta no hace tantos años, pero está ahí y desgraciadamente vino
para quedarse. En el mundo y en el tiempo que nos ha tocado vivir nadie está
exento de sufrir hechos como el que nos ocupa, mucho menos en las empresas,
ya sean estatales o privadas.
El fraude al seguro es casi tan viejo como la misma industria del seguro.
Durante mucho tiempo, los aseguradores toleraron la obtención fraudulenta de
la prestación del seguro como factor de riesgo inevitable, pero no obstante,
había de ser tenido en debida cuenta al calcular la prima del seguro.
Mas esta actitud no tuvo grandes consecuencias, en tanto que el fraude al
seguro sólo desempeñaba un papel secundario en el cálculo total desde el
aspecto técnico de éste.
En la actualidad, en cambio, en muchos mercados este delito alcanzó una
dimensión tal que ya no puede hablarse de una leve desviación de la regla.
Para los aseguradores, el fraude se ha convertido en un serio problema que,
como mínimo, puede poner en tela de juicio la asegurabilidad de algunas
categorías de riesgos.
Para el asegurador la liquidación de un reclamo injustificado supone sólo un
aspecto del fraude al seguro. Hay que considerar además, los gastos
proporcionales de administración, peritación y ajuste de siniestro, así como
posibles costas judiciales que probablemente serán muy superiores al costo
medio de siniestros habituales.
además, cargas indirectas tales como prestaciones adicionales de la seguridad
social, la pérdida de puestos de trabajo, quiebras, actividades de índole
criminalística jurídica, medidas de prevención y defensa de siniestros.
El entorno del delito de Fraude en Seguros La Opinión Pública
Mientras en la prensa sensacionalista tienen cierta resonancia los casos
espectaculares de fraude al seguro, la mayoría de los numerosos casos de
menor importancia material no se refleja en ninguna parte, aunque, en su
totalidad, tales pequeños delitos influyen mucho más en el resultado general.
Parece que, particularmente a esta segunda variante, la defraudación al seguro
como un deporte, la opinión pública la considera como un delito de caballero o
delito de exigua relevancia, pues inclusive le concede cierta benevolencia,
integrándola sin mayores objeciones en la serie de otros delitos tolerados por la
sociedad, por ejemplo, el fraude fiscal. Defraudar al seguro se entiende como
medio adecuado para volver a obtener de los aseguradores por lo menos parte
de las primas abonadas durante muchos años. No reconoce el derecho del
asegurador a percibir una remuneración por la aceptación de las costas.
No debe pasarse por alto la jurisprudencia en materia de derecho civil. Hoy en
día, sobre la base de un régimen, a veces extremo en cuanto a la aportación de
pruebas, vienen adjudicándose a favor del asegurado derechos que
anteriormente se hubiesen rechazado como absolutamente irrealistas.
Inclusive, en vista de la evolución observada en algunos sitios de pasar de una
determinación concreta de siniestros a una averiguación ficticia de los mismos,
ocurre que uno u otro asegurado percibe importes a los que no tiene el mínimo
derecho.
Finalmente, cabe mencionar también la persecución penal. A causa de las
pocas posibilidades, su aporte a la lucha contra el fraude al seguro es cada vez
más reducido.
Precisamente en los delitos de masas, pequeños fraudes y robos en los que,
además, falta una víctima identificable (los llamados delitos sin víctima), es de
constatar cierta tendencia en la policía a automatizar ampliamente la
persecución penal e inclusive a abandonarla íntegramente. Por otra parte, ante
la disminución constante de casos esclarecidos en tales delitos, las medidas
policiales escasamente tienen efecto di- suasorio. A ello se suma que cada
fraude perpetrado con éxito puede dar lugar a una reacción en cadena; el autor
y su entorno se ven animados aun más a cometer actos similares en este
ámbito.
El Entorno Social
No cabe duda de que las causas autenticas del fraude al seguro no surgen del
entorno social, si no, particularmente en el cambio del sistema de valores.
Como la sensibilización al valor ha sufrido un cambio, también se alteró la
responsabilidad moral de una parte cada vez mayor de la población. Este
cambio afectó, y no en último lugar, al concepto de propiedad.
En el sector de seguros, este cambio cualitativo del concepto de seguridad, de
la demanda y mentalidad hacia la seguridad, ha tenido como consecuencia que
el hombre se esfuerce no sólo en protegerse contra catástrofes que amenazan
su existencia, sino en asegurarse contra cualquier pérdida de prosperidad, e
inclusive contra las pequeñas o mínimas restricciones del disfrute que le han
venido muy bien ante esta vertiginosa demanda de protección del seguro
surgida de esta forma.
La transmisión a otros de casi todos los riesgos financieros, hasta los siniestros
de mínima cuantía, ha modificado la actitud adoptada hasta entonces por el
asegurado frente al peligro, y consecuentemente también su comportamiento
declamatorio, particularmente en aquellos casos en que la ocurrencia del
siniestro está relacionada con la conducta del hombre, pudiendo incluirse
fácilmente en la cuantía del siniestro. Esta evolución ha dado lugar a una
avidez que no tiene que ser necesariamente delictiva, pero sí
una base idónea para poder satisfacer las demandas y pretensiones
individuales, desconsiderando la propiedad colectiva.
Los Aseguradores
Los mismos aseguradores, desgraciadamente, han contribuido a que el fraude
al seguro se haya propagado como una epidemia. El reproche fundamental en
este contexto es la circunstancia de que, frecuentemente, puede observarse que
las compañías aseguradoras sostienen una posición muy conservadora frente a
la lucha contra este fraude. En tanto el asegurado honesto y leal, no se vea
separado claramente del defraudador; aun más, en tanto deba estar consciente
de que contribuye a financiar a este último, intensificará su tentación de sacar
una ventaja para sí de la situación. Esta tendencia va acentuándose más por la
aversión de muchos aseguradores a acusar a sus asegurados ante los tribunales
como defraudadores sorprendidos en flagrante delito.
Sucede de vez en cuando que en caso de siniestros los asegurados se sienten
engañados, pues, desde su punto de vista, los aseguradores muy a menudo
tratan de declinar el pago de una indemnización vencida, remitiendo a los
reclamantes a las condiciones del seguro. Es por ello que en el ajuste del
siniestro o inclusive ya desde un principio, tales asegurados suelen reaccionar
con la presentación de reclamaciones exageradas, dando la impresión de
carecer, a veces total o parcialmente, del sentido de lo que es injusto.
Además de la cuestión de la racionalización, los aseguradores están
renunciando en medida creciente a mecanismos de control que, en tiempos
anteriores, se consideraban como imprescindibles, tales como la revisión de la
situación financiera y social del solicitante, consultas al asegurador anterior,
interrogatorio exacto en caso de siniestro, no realizándose desde hace mucho
tiempo inspección “in situ” a los defraudadores, todo ello por economizar
costos. Los aseguradores se ven obligados a emplear un plantel amplio de
personas que tramitan, dentro de sus posibilidades, muchos ramos de los que
no poseen suficientes conocimientos especiales en la materia.
Tampoco deben pasarse por alto, aquellos casos en los que algunos integrantes
del plantel de compañías de seguros perpetran el fraude.
 Se exageran los daños para obtener una indemnización mayor.
Modalidades de Fraudes más frecuentes Se modifica la mecánica del hecho para cubrir daños anteriores.

Automóviles Se modifica la mecánica del hecho para beneficiar a un tercero.

Préstamo de la póliza a un tercero.
Auto robo total. Siniestro ocurrido antes de cobertura.
Auto robo con aparición y daños de piezas o incendios total o parcial del Remises-fletes
mismo. Se simula un choque cambiando partes sanas por otras dañadas.
Choque fraguado mediante cambio de partes sanas por dañadas. Produce daños intencionales contra otros vehículos o contra otro elemento
Choque fraguado mediante daños producidos a propósito. (poste, árbol, pared, volquete, etcétera).
Préstamo de póliza a un tercero para posibilitar su reclamo falso.
Daños previos al aseguramiento. Modalidades especificas en seguros generales
Multiplicidad de un mismo siniestro en varias compañías.
Remises-fletes (algunas compañías). Casas. Departamentos,
Lesiones Incendios intencionales, bien asegurado.
Cambio de las circunstancias del siniestro. Inmobiliario.
Testigos falsos, lesiones inexistentes o exageradas en siniestros reales o Daños intencionales.
fraguados. Auto robo de objetos valiosos.
Préstamo de póliza. Hundimientos y desapariciones.
Lesiones autoinferidas. Aseguramientos múltiples.
Lesiones inferidas por terceros.
Modalidades especificas en seguros de vida
Seguros Generales
Incapacidades no justificadas (afecciones y enfermedades
Incendio intencional. exageradas).
Auto robo de objetos valiosos, electrónicos y de computación. Ingreso al seguro con enfermedades terminales
Daños. Accidentes producidos fuera del ámbito laboral.
Adulteración del certificado de defunción-nacimiento,
Seguros de Vida Aseguramiento con falsa identidad (de un fallecido).
Adulteración designación beneficiario.
Falsificación-adulteración de certificado de defunción. Falsa muerte documentada por tomadores.
Muertes inexistentes.
Adulteración de beneficios. Accidentes de Trabajo (ART)
Accidentes no laborales como de trabajo “in itinere” Modalidades especificas
en Automotores Falsos accidentes in initinere, especialmente en días de semana
Lesiones y muerte no emergentes del trabajo.
Préstamo de nómina de empleados.
Gastos médicos excesivos.
Seguros de vida
Fallecimiento (seguro de vida colectivo/individual)
Siniestro de póliza nueva o renovación.
Reciente endoso por incremento de capital.
Solicitud de indemnización presentada muy rápido (15 días).
Se adjunta excesiva documentación.
Presiones tempranas por un pago.
Cartas pedido de compasión apelando a emociones.
Términos médicos con faltas de ortografía o terminología.
Modificaciones en originales o fotocopias (suelen ocultarse con fotos).
Monto de seguro alto en relación con el trabajo o condición social.
Discrepancias en descripción física.
Cremación del cadáver.
Cambios de beneficiarios recientes.
Incapacidades (seguro de vida colectivo):
Varios siniestros presentados casi simultáneamente (misma póliza).
Repetición de diagnósticos (misma póliza-mismo médico).
Siniestros provenientes de profesionales con antecedentes
de fraudes.
Siniestros con diagnósticos similar (cónyuge o familiares).
Falta de documentación o documentación excesiva.
Póliza de una empresa con problemas o en reestructuración.
Presión pronto pago.
Términos médicos con errores de ortografía o escritura.
Siniestro ocurrido en fin de semana o feriado,
In itinere, ocurridos día lunes o siguientes a feriados.
Forma de ocurrencia dudosa.
Antecedentes de enfermedad o lesión del siniestrado.
Siniestro proveniente de empresa con problemas
económico- laborales.
El siniestrado no puede ser hallado en su domicilio.
El denunciante parece desconocer detalles del siniestro (hora, lugar, forma).
Fallecimientos.
Forma de ocurrencia no concuerda con tipo de tarea del empleado.
La investigación del Fraude en Seguros
La investigación de siniestros cubiertos por seguros constituye una actividad
bien conocida, no empleada totalmente en nuestro mercado, pero de práctica
permanente e ineludible en mercados europeos, asiáticos y norteamericanos.
En dichos mercados tardaron décadas en determinar la importancia de
diferenciar profesionalmente al investigador del liquidador de siniestros,
todavía en duda en nuestro país, ya que se confunde al investigador con el
liquidador.
El investigador en esta especialidad debe ser idóneo en la legislación que
regula este rubro, ser un esclarecido intérprete de los contratos de seguros y
por ende conocer los límites de las respectivas coberturas, de la misma manera
que un liquidador de siniestros.
De la misma manera en que el liquidador tradicionalmente se especializa en
ramas específicas de los de riesgos a cubrir por las aseguradoras, el
investigador lo hace en siniestros de mercaderías en tránsito, incendios,
accidentes de trabajo (ART), lesiones, vida, robo de automotores, accidentes
de tránsito, generales, etc.
El papel de Investigadores y Liquidadores de Siniestros
Tener la sospecha de que hay fraude es una cosa, probarlo es otra. Esa es la
tarea de los investigadores. Gran parte de su trabajo es revisar varias veces los
hechos básicos. A menudo, lo que el área de siniestros de una compañía de
seguros sospecha que puede ser fraude se puede explicar como una conducta
perfectamente inocente. Algunas veces el investigador realmente encuentra
pruebas de que un siniestro es exagerado o totalmente falso. Pero rara vez se
sienta en un auto, vigilando la casa del sospechoso y listo para hacer saltar la
trampa.
Los investigadores de fraudes en seguros pueden ser empleados por diversas
organizaciones. Pueden trabajar en forma directa para la aseguradora, para un
liquidador de siniestros o para una agente de investigaciones especiales.
Pueden formar parte de una unidad de investigaciones establecida en forma
conjunta por distintas aseguradoras y puede inclusive trabajar directamente
para el gobierno.
Relación entre investigadores y liquidadores
Aunque parte de su trabajo se puede superponer, es importante establecer las
existen le entre liquidadores de siniestros e investigadores especiales. Los
límites entre los dos trabajos algunas veces se pueden tornar confusos, en
especial debido a que la mayor parte de las compañías líderes liquidadoras de
siniestros también dirigen unidades de investigación.
El liquidador de siniestros es empleado por una aseguradora para facilitar la
liquidación de un siniestro de la manera más eficaz. Ciertamente, parte de ese
proceso de liquidación involucra asegurarse de que el reclamante sea la
persona que dice ser y verificar la naturaleza exacta de la pérdida.
Pero el papel del liquidador de siniestros va más allá de simplemente
asegurarse de que un siniestro no es “falso”. El liquidador también es
responsable de poner las cosas en orden, en especial cuando las acciones
rápidas realmente minimizarán el valor de la pérdida. El liquidador que
contribuye a que una empresa se reubique en un lugar temporario después de
un incendio ayudará a disminuir las pérdidas por lucro cesante y pérdida de
beneficio.
No se puede negar que los liquidadores de siniestros desempeñan un papel
importante en la lucha contra el fraude. Actúan como segundo filtro en el
proceso de manejos de siniestros, separan y alertan sobre siniestros
sospechosos. Más aun, al liquidar con rapidez y cortesía los siniestros
genuinos, el liquidador puede minimizar las oportunidades de fraude. También
pueden reducir la oportunidad de fraudes al desarrollar sistemas para liquidar
siniestros por medio de la reposición del bien o servicios que se facturan en
forma directa a la aseguradora en lugar de en efectivo.
Por otra parte, los investigadores se centran únicamente en determinar qué es
lo que realmente sucedió. Pueden mirar más allá del siniestro en particular,
buscando patrones o coincidencias que enlace este caso con otros.
Otra diferencia clave entre investigadores y liquidadores es que los primeros
no están limitados a examinar sólo los siniestros que fueron denunciados. En
los casos en que los fondos lo permitan, pueden ser proactivos y apuntar a
personas que sospechan que pueden estar dedicadas al fraude.
Los equipos de investigaciones especiales también pueden justificar la
inversión en tecnología de avanzada para ayudarlos en su trabajo. Cada vez
que hay sospecha de fraude, el investigador debe estar decidido a reunir
pruebas de fraude que sean lo suficientemente sólidas como para tener validez
ante un tribunal.
En la mayoría de los casos, la decisión de investigar la toma un analista de
siniestros o personal de la gerencia de siniestros de la aseguradora. Según
como la empresa esté estructurada, luego se envía un expediente del siniestro a
la unidad de investigaciones especial propia de la compañía o a una agencia
externa.
La cantidad de información que se le da al investigador en el expediente varía
enormemente. En los casos en que un sistema de calificación computarizado
ha marcado un expediente como sospechoso, a menudo hay muy pocos datos
más allá los registros de la póliza y quizás un formulario de siniestro. Y a
medida que los sistemas de denuncia telefónica se tornan habituales, puede
inclusive no haber un formulario; sólo se consignan datos de la denuncia, sin
firmas.
A fin de lograr un buen desempeño en el cumplimiento de sus tareas,
investigadores y liquidadores, deben cumplir con los siguientes requisitos:
Sus resultados serán precisos y confiables.
Se preocupará por entender las expectativas de los clientes internos- externos
de una compañía de seguros.
Tendrá ineludiblemente preparación profesional e idoneidad
para realizar las investigaciones asignadas.
Tendrá que dominar los procesos y técnicas inherentes a su tarea profesional.
Se preocupará por incrementar conocimientos.
Se identificará con los intereses de la compañía a la cual presta sus servicios.
Generará aportes extras que excedan su responsabilidad.
Asumirá claro compromiso laboral con su tarea.
Tendrá que resolver adecuadamente los problemas de su tarea
Trabajará autónomamente.
Elaborará sugerencias realistas y prácticas a quien corresponda.
Tendrá que demostrar capacidad analítica.
Cooperará con los componentes del grupo con quien trabaja.
Aceptará cooperación de los demás cuando lo requiera.
Establecerá una buena comunicación con compañeros de su grupo.
Estará siempre alerta a frenar rumores solicitando la información clara y
precisa a quien corresponda.
Será un buen planificador de su tarea.
Cumplirá en tiempo y forma los plazos establecidos para cada tarea asignada.
Mantendrá ordenados los elementos y la documentación de los casos a
investigar.
Mantendrá una actitud práctica a los cambios.
Se adaptará fácilmente a los cambios de tareas asignadas:
El resultado eficiente de lo descrito evidenciará las habilidades y el potencial
de la excelencia del investigador/liquidador.
Concepto de Dolo y culpa Grave en Seguros
El artículo 70 de la Ley de Seguros de la República Argentina establece que el
asegurador queda liberado de responsabilidad si el asegurado provoca el
siniestro por dolo o culpa grave. Dicho artículo dice:
"El asegurador queda liberado si el tomador o el beneficiario provoca el
siniestro dolosamente o por culpa grave. Quedan excluidos los actos
realizados para precaver el siniestro o atenuar sus consecuencias, o por un
deber de humanidad generalmente aceptado"
El concepto de dolo no genera dificultad ya que sería la provocación
intencional del siniestro, por ejemplo causar deliberadamente un incendio.
El problema radica en que para la Ley de Seguros existe y es aplicable la
división de la Culpa, hecho que no sucede en nuestro Código civil y Comercial
(ley 26994) donde se repudia las categorías de culpa reconocidas por otras
leyes como la romana y de partidas, además define el concepto de dolo.
Las leyes de Partida reconocen tres grados de culpas: grave, leve y levísima. El
derecho romano reconoce solo las dos primeras: grave y leve.
En el artículo 1724 del Código Civil y comercial menciona: Factores
subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa
consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la
obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar.
Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o
profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.
El Art 114 de la ley de seguros dice: El asegurado no tiene derecho a ser
indemnizado cuando provoque dolosamente o por culpa grave el hecho del
que nace su responsabilidad.
La culpa grave es conocida también como negligencia extrema.
A continuación veremos los conceptos de:
Dolo: intención de causaron daño ( es un delito y por lo tanto no está cubierto
por la póliza de RC, lo que no anula la responsabilidad del sujeto)
Culpa: se manifiesta por la imprudencia, negligencia, impericia o
inobservancia de reglamentos o deberes.
Imprudencia: emprender actos fuera de lo común causando hechos dañosos.
Ejecutar actos que se realizan sin la diligencia debida y que son previsibles
desde un punto de vista objetivo.
Impericia: falta del empeño necesario para evitar o atenuar un hecho dañoso.
Omisión consciente o no, descuido por impericia o dejar de cumplir un acto
que el deber funcional exige.
Inobservancia: falta del sujeto que omite cumplir los deberes impuestos por
leyes o reglamentos.
Culpa Grave: Se manifiesta por la imprudencia, negligencia, impericia o
inobservancia de reglamentos o deberes en grado extremo, se asimila al dolo.
Daño: Entendemos por daño a la lesión que recae sobre los bienes que
constituyen el patrimonio de una persona (daño patrimonial) o a la lesión que
recae sobre los sentimientos o el honor de una persona (daño moral).
La culpa en sentido estricto es definida como la falta de intención del sujeto de
provocar las consecuencias que el acto que emprende suscita (se dice que no
represento mentalmente el resultado de su accionar), mientras que el dolo es la
intención de cometer el acto en cuestión y consecuentemente, causar
consecuencias (por lo que previamente se represento mentalmente el resultado
de su acto).
La culpa en sede civil, obliga a reparar el daño económico ocasionado por el
obrar imprudentemente; y en sede penal puede ser causa de atribución de una
pena si el hecho está considerado delito.
La Culpa Grave en la Doctrina
Ya la Exposición de Motivos de la Ley de Seguros dice que "el siniestro debe
ser ajeno a la actuación del asegurado" Halperin sostenía que la norma ratio
legis busca proteger al asegurador del proceder doloso o gravemente
negligente del asegurado pues ello implica eliminar el riesgo y convertirlo en
certeza, con lo que, sin duda, se afecta la esencia misma del contrato.
Tal como enseña Barbato el tema de la culpa grave en el seguro es sumamente
trascendente ya que altera las bases de la contratación.
Dice el autor citado: "La culpa grave no constituye, en el Derecho de Seguros,
aspecto relativo al incumplimiento de obligaciones, sino que, por el contrario,
está formulada como una función que responde a la técnica específica del
seguro, que requiere la delimitación del riesgo para poder funcionar
eficazmente ".
Continúa diciendo Barbato: "la culpa grave constituye una de esas situaciones
excluidas ab initio de la cobertura asegurativa y, por ello, muestra un carácter
objetivo", para luego, citando a La Torre agrega: "El asegurado no” incumple”
sus obligaciones cuando actúa con culpa grave; simplemente, se sale del
contrato”.
La Culpa Grave en la Jurisprudencia
Enunciemos criterios fijados en algunos fallos judiciales:
La culpa grave debe consistir en una manifiesta y grave despreocupación en la
que no se hubiera incurrido de no contarse con un seguro, debiendo
identificarse más con la voluntad consciente que con el simple descuido.
La culpa grave como causal de exoneración de la responsabilidad del
asegurador, excede la regular graduación de negligencia -que sí se encuentra
amparada por el contrato de seguro- y por su magnitud resulta cercana a la
intencionalidad en la producción del evento dañoso, o por lo menos, trasunta
una actitud de grave despreocupación ante el eventual resultado perjudicial,
aunque éste no haya sido buscado deliberadadamente.
La culpa grave del asegurado configura una conducta violatoria del
comportamiento "antisiniestral" que el asegurador presupone en el asegurado y
que ha computado a los fines de la cobertura y para establecer la prima,
originada en la falta de adopción de las mínimas diligencias exigibles en
función de la naturaleza de la obligación y de las circunstancias de tiempo,
lugar y persona.
La gravedad de la culpa debe apreciarse en relación a las circunstancias y
particularidades de cada situación.
En resumen, cuando un asegurado provoca un siniestro dolosamente, la
materialización de ese riesgo (al ser causado por el propio asegurado) pierde
esa característica de eventual que singulariza a las contingencias que ampara el
seguro.
Por lo tanto, un evento dañoso provocado deliberadamente escapa a la
mecánica del amparo asegurativo y no constituye realmente un siniestro
conforme la definición de tal que se conoce en materia de Derecho de Seguros,
por lo cual no obliga al asegurador y en consecuencia, este no debería tener de
qué desobligarse. Se trataría de una situación de “no siniestro”.
A diferencia del siniestro provocado dolosamente, cuando media en un evento
de esas características la culpa grave el asegurador, para liberarse, debe dar
probanzas ciertas de que en el caso, se configuró esa situación
Así pues, es menester demostrar que si bien el asegurado no tuvo una
deliberada intención de provocar el hecho dañoso (caso contrario, nos
encontraríamos ante un supuesto del título anterior), no le importaron las
consecuencias.
Por consiguiente, debe analizarse cuál hubiese sido la conducta de ese sujeto
en caso de no contar con una cobertura de seguros, patrón de razonamiento que
actualmente priva en nuestros Tribunales, tal como así lo demuestra la
siguiente jurisprudencia:
“...Culpa grave a tenor de la esencia que hace a la naturaleza del contrato de
seguro, es la exteriorización de una conducta de inclinada intensidad de
negligencia y despreocupación, en el actual común, impropia de la
“generalidad”, que genéricamente equivale al abandono del deber jurídico de
sujetar las acciones dentro de la normal convivencia social y, específicamente
por acción y omisión en el quehacer que ha presupuesto la integración del
vínculo jurídico contraído con el asegurador, manifestar indiferente a la suerte
de los bienes asegurados..”
En otras palabras, debe quedar perfectamente demostrado que el asegurado
hubiese tenido una conducta diametralmente opuesta si no hubiese contado con
una póliza que lo amparase y que en realidad aquella (la garantía)
contrariamente a la naturaleza del seguro y a los comportamientos de deber y
cuidado que se le imponen al asegurado se transmutó en el respaldo que le
permitió adoptar esa postura desinteresada y que no hubiese adoptado el
hombre común y poco previsor.
Es ése parámetro de conducta el que debe primar por sobre todos al momento
de establecer la concurrencia de una culpa grave: El comportamiento del
individuo en una circunstancia de riesgo similar, sin el amparo del seguro.
Si se acredita que efectivamente en el siniestro influyó esa circunstancia
particular de obrar displicente por contar con una cobertura, el asegurador se
encuentra en posición de liberarse del siniestro.
El Nuevo Código Civil y Comercial no modifica la Ley de Seguros
Los Dres. Alberto Alvarellos y Enrique Quintana, expusieron sus puntos de
vista respecto de la reforma del Código Civil actual, que entrará en vigencia a
partir del día 1 de Agosto del presente año, en el Foro Nacional del Seguro.
El Nuevo Código Civil y Comercial cuenta hoy en día con un descontento
generalizado en algunos temas y opiniones a favor con respecto a otros,
suscitando importantes discusiones en todos los ámbitos, y el seguro no es
ajeno a ello. La pregunta que debemos realizarnos a esta altura es,
¿realmente modifica sustancialmente el Código Civil y Comercial a la ley de
seguros? ¿Otorgará este nuevo código mayor seguridad jurídica? Lo cierto es
que hay opiniones disímiles en casi todos los temas y artículos, que a seguros
se refieren o que podrían llegar a tener influencia en ellos de una manera
indirecta. Hay quienes opinan incluso que no era necesaria una modificación
tan sustancial al Código Civil actual, lo cierto es que fue una reestructuración
total, nada del anterior código se mantiene, ni siquiera el articulado o el orden
de las normas.