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54. En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua
vernácula, principalmente en las lecturas y en la «oración común» y, según las circunstancias del lugar,
también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución.
Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes
del ordinario de la Misa que les corresponde.
112. La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que
sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las
palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne.
En efecto, el canto sagrado ha sido ensalzado tanto por la Sagrada Escritura, como por los Santos
Padres, los Romanos Pontífices, los cuales, en los últimos tiempos, empezando por San Pío X, han
expuesto con mayor precisión la función ministerial de la música sacra en el servicio divino.
114. Consérvese y cultívese con sumo cuidado el tesoro de la música sacra. Foméntense diligentemente
las "Scholae cantorum", sobre todo en las iglesias catedrales. Los Obispos y demás pastores de almas
procuren cuidadosamente que en cualquier acción sagrada con canto, toda la comunidad de los fieles
pueda aportar la participación activa que le corresponde, a tenor de los artículos 28 y 30.
Formación musical
115. Dése mucha importancia a la enseñanza y a la práctica musical en los seminarios, en los
noviciados de religiosos de ambos sexos y en las casas de estudios, así como también en los demás
institutos y escuelas católicas; para que se pueda impartir esta enseñanza, fórmense con esmero
profesores encargados de la música sacra.
Se recomienda, además, que, según las circunstancias, se erijan institutos superiores de música sacra.
Dése también una genuina educación litúrgica a los compositores y cantores, en particular a los niños.
116. La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de
circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas.
Los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse en
la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica a tenor del
artículo 30.
De Musicam sacram
116. La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de
circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas.
Los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse en
la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica a tenor del
artículo 30.
8. Siempre que pueda hacerse una selección de personas para la acción litúrgica
que se celebra con canto, conviene dar preferencia a aquellas que son más
competentes musicalmente, sobre todo si se trata de acciones litúrgicas más
solemnes o de aquellas que exigen un canto más difícil o se transmiten por radio o
televisión49.
36. Nada impide que en las misas rezadas se cante alguna parte del «Propio» o del
«Ordinario». Más aún, algunas veces puede ejecutarse también algún otro canto al
principio, al ofertorio, a la comunión y al final de la misa; pero no basta que ese
canto sea «eucarístico»; es preciso que esté de acuerdo con las partes de la misa y
con la fiesta o tiempo litúrgico.
51. Teniendo en cuenta las condiciones locales, la utilidad pastoral de los fieles y el
carácter de cada lengua, los pastores de almas juzgarán si las piezas del tesoro de
música sagrada compuestas en el pasado para textos latinos, además de su
utilización en las acciones litúrgicas celebradas en latín, pueden, sin inconveniente,
ser utilizadas también en aquellas que se realizan en lengua vernácula. En efecto,
nada impide que en una misma celebración algunas piezas se canten en una lengua
diferente.
64… Todo instrumento debe callar cuando el sacerdote o un ministro pronuncian en voz alta un texto que
les corresponda por su función propia…
65. En las misas cantadas o rezadas se puede utilizar el órgano, o cualquier otro
instrumento legítimamente admitido para acompañar el canto del coro y del
pueblo. Se puede tocar en solo antes de la llegada del sacerdote al altar, en el
ofertorio, durante la comunión y al final de la misa.
La misma regla puede aplicarse, adaptándola correctamente, en las demás acciones
sagradas.
66. El sonido solo de estos instrumentos no está autorizado durante los tiempos de
Adviento y Cuaresma, durante el Triduo sacro, y en los Oficios o misas de
difuntos.